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21
El último aliento
de la industria
del carbón
AirClim
Air Pollution & Climate
Secretariat
Contenidos
Resumen 5
1. Introducción 9
2. La promesa 9
3. La tecnología 10
3.1. Límites de captura 12
4. Campo de acción 15
5. Los riesgos 16
5.1. ¿Un almacenamiento geológico seguro y sólido? 16
6. ¿Quién quiere la CAC? 20
6.1. El grupo industrial 20
6.2. Una alianza desafortunada 22
6.3. Vattenfall 24
7. La dimensión política 27
7.1. Los grandes fósiles 27
7.2. La CAC y el PICC 29
7.3. La CAC y la investigación 30
74. El movimiento medioambiental 32
8. Afirmaciones comunes por la CAC 33
8.1. Argumento 1: La CAC es un peldaño hacia el desarrollo sostenible 33
8.2. Argumento 2: El carbón se utilizará durante mucho más tiempo 36
8.3. Argumento 3: China seguirá quemando carbón hagamos lo que
hagamos 37
8.4. Argumento 4: Las energías renovables no lo conseguirán porque
son demasiado caras 37
Referencias y notas 40
Versión en castellano, febrero 2010: Ecologistas en Acción. Marqués de Leganés 12, 28004
Madrid (España) Telefono: +34-91-5312739. El informe en castellano está disponible en
formato pdf en: http://ecologistasenaccion.org/spip.php?article16653
2
Prólogo a la edición en castellano
L
a posición de Ecologistas en Acción, compartida por otras organizaciones eco-
logistas, es contraria a los proyectos de captura y almacenamiento del dióxido
de carbono (CO2), pues seguimos pensando que aceptar este tipo de opciones, de
“barrer bajo la alfombra”, es aceptar propuestas que únicamente tratan de esconder
los problemas, sin garantía alguna de resolverlos, y dejando a generaciones futuras
una hipoteca ambiental más, esperando que sean ellas las que encuentren la solución
adecuada.
Por tanto, la búsqueda de soluciones que no sean la reducción de emisiones de gases
de efecto invernadero no nos parece en absoluto adecuada y mucho menos presentar
esta tecnología como si fuese de uso común y en la que todos los problemas estuviesen
resueltos, ya que, si bien es cierto que existen varios programas de investigación, cabe
señalar que la CAC aún no se ha aplicado a una central eléctrica de combustibles fósiles
de grandes dimensiones.
Y es que, aunque hace mucho que se vienen utilizando técnicas para separar y cap-
turar rutinariamente el CO2, como subproducto de procesos industriales, para que este
gas se pueda capturar de las centrales termoeléctricas y otras fuentes puntuales, ha de
ser capturado como un gas relativamente puro por lo que, en estos momentos, los tres
únicos proyectos existentes para el almacenamiento geológico a escala industrial, es
decir, de más de 1 Mt de CO2/año dos no están relacionados, con procesos de combus-
tión, sino con la eliminación del CO2, como impurezas en el gas natural, y uno con la
recuperación forzada de petróleo, a partir del CO2 capturado en una central de carbón
gasificado.
Con estas premisas y usando la actual tecnología, las estimaciones de los costes del
secuestro están en la gama de 100 a 300 dólares la tonelada de emisiones de carbono
evitadas y si bien la meta de este tipo de programas de investigación es reducir el coste
del secuestro a los 10 dólares por tonelada, hablamos de unos objetivos a lograr a largo
plazo, en torno al año 2015. Además, y según las estimaciones realizadas, la captura del
CO2 únicamente supone las tres cuartas partes del coste total, al que ha de añadirse
el almacenamiento, transporte y sistema de secuestro. Todo esto supone un consumo
energético adicional importante, que implica mayores emisiones de CO2 y, según diver-
sos análisis realizados, un incremento en el coste de generación de electricidad que
supone, en estos momentos, doblar dicho coste de generación.
Nos encontramos, por tanto, muy lejos de que las técnicas y prácticas de secuestro de
carbono cumplan los requisitos que se le exigen, ya que, además de demostrar que
tienen suficiente capacidad de almacenamiento, han de demostrar que son estables a
largo plazo y que serán económicamente viables, en unos momentos, en lo que ni si-
quiera han demostrado que son medioambientalmente aceptables.
Quisiéramos denunciar por último, la estafa que supone la instalación de nuevas cen-
trales térmicas de carbón que se hacen llamar “listas para capturar”, lo que sugiere que
las centrales se modernizarán. Nadie sabe cuándo pasará eso, si es que pasa. El factor
clave para la CAC es si las opciones comerciales de captura estarán disponibles para las
centrales de carbón y a qué coste. Lo más sencillo para evitar el abuso del término “lista
para capturar” y con independencia de la posición sobre la aplicación de la tecnología
de captura de carbono, sería decir no a todas las centrales térmicas de carbón, SIN un
sistema real y funcional de CAC.
Paco Ramos
Ecologistas en Acción
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Sobre los autores
La autora, la Dra. Gabriela von Goerne, es geóloga, experta y consultora en políticas climáticas residente
en Alemania. Obtuvo un doctorado en Geología en la Universidad Técnica de Berlín en 1996. Ha participado
como experta en CAC en un gran número de instituciones científicas incluyendo el PICC, y en reuniones del
CMNUCC, la UE, Australia y Alemania.
Coautor: Fredrik Lundberg, es especialista en políticas energética y periodista científico residente en Suecia.
Ha trabajado durante muchos años como consultor e investigador para ONGs y organismos gubernamen-
tales.
Resumen
El mensaje es simple: capturar CO2 de grandes fuentes puntuales, transportarlo y al-
macenarlo en formaciones geológicas (Captura y Almacenamiento de Carbono, o CAC)
ofrece la posibilidad de continuar usando combustibles fósiles a la vez que se reducen
en gran medida las emisiones de dióxido de carbono. La solución está cerca; poner en
marcha algunos proyectos piloto y las centrales térmicas de carbón equipadas con CAC
se convertirán en una opción, comercialmente viable de mitigación..
Suena demasiado bonito para ser cierto, y probablemente así sea. Este informe echa un
vistazo tras la luminosa visión de la CAC aportada por sus proponentes, y muestra cómo
la perspectiva de la CAC es usada para construir hoy nuevas centrales térmicas de car-
bón, acelerando así el cambio climático continuamente. El informe no está pensado para
condenar la CAC, sino que es una llamada a una toma de decisiones meditada.
Las diferentes técnicas de captura en desarrollo, el alcance de la CAC y los riesgos
potenciales del almacenamiento de CO2 se describen en los capítulos 3 a 5. El capítulo 6
discute la cuestión de quién quiere CAC, mientras que la dimensión política se perfila
en el capítulo 7. El capítulo 8 remata destacando cuatro argumentos comunes respecto
a la CAC.
Límites de captura
Se elija el sistema de captura de CO2 que se elija, la tecnología de captura es cara en
términos de pérdida de eficiencia, demanda de combustible fósil y agua, y en costes.
Comparado con plantas sin CAC, la eficiencia de una planta con sistema de captura se
reduce de 8 a 12 puntos porcentuales. Esta pérdida de eficiencia implica una pérdida
notable de producción eléctrica: para producir la misma cantidad de energía habrá que
quemar mucho más carbón. El incremento de demanda de combustible se estima entre
un 21 y un 27%, pero podría llega a un 40%, y esto implica más cantidad de CO2 que debe
ser capturada, procesada, comprimida y almacenada. Las técnicas de captura de carbo-
no incrementan la demanda de agua de las centrales térmicas de carbón: dependiendo
de la tecnología usada para la central térmica en cuestión, el consumo de agua para
sistemas de refrigeración puede incrementarse entre un 10 y un 20% para centrales de
ciclo combinado con gasificación integrada. Si las necesidades de agua y refrigeración
no pueden ser satisfechas, la CAC no puede ni plantearse.
Se podría argumentar que los impactos del cambio climático son mayores que los im-
pactos ambientales debidos al uso de tecnología CAC. Sin embargo, esto podría ser un
argumento solo si no hubiese otras soluciones disponibles. Pero las hay: las fuentes de
energía renovable (en combinación con mejoras de eficiencia y reducción de la deman-
da de energía) han demostrado ser tecnologías ambientalmente seguras y sólidas, algo
que la CAC aún debe demostrar.
Emisiones de CO2
En comparación con las centrales convencionales de carbón, las emisiones de CO2 se
5
pueden reducir significativamente mediante técnicas de captura. Mientras que el dióxi-
do de carbono emitido en las centrales se reduce un 88%, un análisis de ciclo de vida
muestra reducciones notablemente menores de gases de efecto invernadero, totalizan-
do de un 65 a un 79%. Eso se traduce en unas emisiones de hasta 274 g CO2 -eq/kWh. Las
centrales de carbón equipadas con CAC, por lo tanto, no son en absoluto “libres de CO2 ”
como algunos políticos y representantes de la industria nos quieren hacer creer.
Costes
Cada uno de los componentes del coste varía bastante dependiendo de la tecnología
usada en la central, de la tecnología de captura y de la distancia de transporte. Compa-
rado con una central sin captura, los costes de inversión para un sistema de captura se
incrementan de un 30 a un 50%. Para carbón pulverizado con post-combustión el coste
de capital se incrementa hasta un 77% comparado con una central sin captura. Además,
el coste de la electricidad prácticamente se duplica. Los costes previstos son del mismo
orden que el de la mayoría de las energías renovables. Un coste asociado con la CAC
que es especialmente difícil de calcular es la cuestión de la responsabilidad por daños.
La cuestión de quién carga con la responsabilidad en el caso de un escape en el futuro
es un problema legal peliagudo y probablemente caro.
La denominada estrategia de “recolectar los frutos que están en las ramas bajas”, es
decir, las oportunidades de CAC aparentemente baratas, como mejorar la extracción de
crudo mendiante inyecciones de CO2 (CO2 EOR) han mostrado ser menos rentables de lo
que se esperaba. Dos proyectos se detuvieron en 2007 por su alto coste. Sin la promesa
de éxito económico es muy difícil que se encuentren inversores para avanzar en la
tecnología de la CAC.
Hasta ahora y tras un periodo de más de diez años, se han inyectado alrededor de
un millón de toneladas de dióxido de carbono al año en arenisca bajo el lecho marino
del campo de gas noruego de Sleipner, en el Mar del Norte, con el sencillo objetivo de
reducir emisiones de gases de efecto invernadero para proteger el clima. Un millón de
toneladas anuales puede parecer mucho, pero no es nada comparado con la cantidad
total que se necesitaría. Si se le añaden cinco ceros al problema, éste adquiere una di-
mensión gigantesca. Es posible que la mayoría del gas pueda mantenerse en ese lugar
para siempre, pero un escape nunca se puede descartar totalmente.
Riesgos
De momento, la información sobre los efectos potenciales negativos que el almace-
namiento de dióxido de carbono podría tener sobre el medio ambiente externo dista
mucho de estar completa. Almacenar grandes cantidades de CO2 en el subsuelo podría
resultar en modificaciones de capas geológicas subterráneas. Estas modificaciones, jun-
to con el proceso de la inyección de CO2 , podría causar actividad sísmica. La filtración
de CO2 a sistemas freáticos más someros puede ocurrir a través de fallas o fracturas
geológicas, tal vez facilitada por sobrepresurización de los fluidos asociada a la inyec-
ción. La filtración también podría ocurrir a través de rutas creadas por el hombre tales
como pozos. Algunos incluso afirman que la cuestión no es si un pozo tendrá fugas,
sino cuándo.
Aparte de los impactos locales, la gran pregunta es por supuesto si el dióxido de car-
bono podría volver a la atmósfera en una proporción significativa, provocando así el
incremento del calentamiento global retardado. Si se almacenan grandes cantidades de
CO2 , con sólo una pequeña cantidad de filtrado desde un lugar de inyección se podrían
comprometer los esfuerzos a largo plazo hacia la estabilización del CO2 atmosférico. Se
necesitan fuertes pautas y una entidad independiente, capaz de supervisar todas las
actividades de almacenamiento, para minimizar este riesgo.
6
¿Quién quiere la CAC?
Los que presionan a favor de la CAC son principalmente la industria del carbón y los
gobiernos de países que tienen muchísimo carbón y centrales térmicas de carbón, así
como algunas naciones gasísticas y petroleras. La quema de carbón es el peor método
para producir energía eléctrica desde una perspectiva climática. Una política climática
seria impactaría duramente a la industria del carbón y la industria energética en la
que predomine éste. No obstante, la industria energética está bien organizada en todos
los países y están poniendo sus esperanzas en la CAC, o para ser más exactos, espe-
ran que el entusiasmo por la CAC les haga ganar tiempo para continuar extrayendo y
usando carbón.
En muchos sentidos, la CAC no es un complemento a las energías renovables, a las
medidas de eficiencia energética y a los cambios de hábitos, como a menudo se la re-
presenta, sino una alternativa a ellas que obviamente no es para siempre, sino para el
futuro político inmediato. O bien invertimos unos cuantos billones de euros en energía
eólica, paneles solares, biomasa y medidas de eficiencia energética y hacemos los cam-
bios de hábitos necesarios para cumplir con los objetivos de emisiones, o bien hacemos
de la preservación de nuestro estilo de vida nuestra meta más importante e invertimos
tanta cantidad en CAC y energía nuclear como nos piden las grandes compañías. O lo
uno o lo otro. El mismo dinero no se puede gastar dos veces.
No resulta sorprendente que haya una amplia red industrial que teme un cambio ra-
dical. Vattenfall, por ejemplo, no es sólo una compañía aislada en un pequeño rincón
del planeta. Vattenfall es la coordinadora del proyecto 3C Combate el Cambio Climático.
La alianza entre la industria del carbón, los países productores de petróleo y algunas
compañías petroleras es muy evidente en las reuniones del sector sobre la convención
del clima. De la misma forma que presionan constantemente para que se reconozca a
la energía nuclear como una opción aceptada para la mitigación del cambio climático,
también presionan por la CAC. Nunca los oímos presionar por las energías renovables.
Un 63% de la producción de electricidad de Vattenfall en Alemania procede del lignito
y menos de un uno por ciento de las energías renovables. Entre 2007 y 2011 Vattenfall
va a invertir un total de 11.000 millones de euros en sus sistemas de producción y dis-
tribución de energía. La mayoría de estas inversiones se destinarán al objetivo a largo
plazo de reducir a cero las emisiones de dióxido de carbono de las plantas propias, por
ejemplo con captura. Los proyectos actuales consisten en una única planta con CAC de
30 MW lista para iniciar la producción en 2008, comparado con 3.155 MW de potencia
instalada con centrales convencionales de carbón en proyecto o construcción, pero no
incluyen CAC. Seguir el camino de Vattenfall significa quedar atrapado en una estruc-
tura de energía fósil sin otra salida que almacenar todo el CO2 .
La dimensión política
En muchos de los países desarrollados, en la OCDE y en la Agencia Internacional de
la Energía (AIE), también hay una visión consolidada del carbón como un recurso es-
tratégico en oposición al petróleo y al gas, que se producen principalmente fuera de
la OCDE. La razón de ser de la AIE es “asegurar el suministro”, con lo que se refieren
a que “nosotros” deberíamos tener tanta energía como creamos necesitar a un precio
que creamos razonable. Todos los gráficos del a AIE apuntan hacia arriba, y si creemos
en las predicciones para el carbón debemos creer de forma natural en la CAC, pues de
otra forma todo se desbarata.
¿Qué escogeríamos si tuviésemos capacidad y presupuesto para un solo proyecto pero
tres o más para elegir? Echemos un vistazo al Panel Intergubernamental del Cambio
Climático (PICC), probablemente la organización global con más aceptación que se ocupa
de asuntos del cambio climático. El perdedor en el pasado ha sido la energía renovable.
En cambio, el mundo obtuvo un Informe Especial sobre Captura y Almacenamiento de
7
Dióxido de Carbono, hecho público en 2005.
No hay mucha crítica científica publicada sobre la CAC, pero tampoco es especialmente
sorprendente. La industria energética da su propio dinero a investigación para la CAC
y presiona para que el dinero público sea usado con el mismo propósito.
El papel que finalmente jugará la CAC está abierto al debate. De momento, una canti-
dad creciente de dinero está fluyendo hacia la investigación de CAC para responder
muchas de las cuestiones. Este dinero no debería fluir en detrimento de otras áreas de
investigación, como definitivamente sucederá si los presupuestos de investigación no
se incrementan o si la CAC se valora más que otras opciones realmente más sostenibles
de mitigación.
El movimiento ecologista está profundamente dividido en torno a la cuestión de la CAC.
Se teme que el mundo no sea capaz de lograr el objetivo de los 2°C; que las energías re-
novables y las mejoras de eficiencia no puedan conseguir suficiente energía. El carbón
está aquí para quedarse, y tenemos que escoger entre la amenaza del cambio climático
y la CAC, con la CAC tomando el papel del comodín. En el debate nuclear, el principio
de elegir el “mal menor” fue abandonado en favorde una crítica más profunda de la
“sociedad de alta energía” junto con una desconfianza más pragmática sobre los es-
cenarios que predecían un crecimiento rápido y continuo del consumo de energía. Tal
vez pase lo mismo con la CAC.
8
1. Introducción
El cuarto informe del PICC sobre cambio climático ha dejado una cosa más clara que
nunca. Si el mundo quiere tener una posibilidad razonable de evitar el peligroso cam-
bio climático, el incremento de temperatura debe ser limitado a 2°C de incremento
respecto a niveles pre-industriales. Esto quiere decir que las emisiones globales deben
llegar a su máximo antes de 2020 para disminuir hasta un 50-85% a mediados de siglo
en relación a los niveles del año 2000. No sabemos con certeza a qué temperatura se
llega a un cambio climático peligroso ni cuán bajo es el nivel de emisiones que se debe
mantener. Los avances científicos recientes señalan que debemos de avanzar aún más
en el camino de reducciones que ya estamos encarando.
Los esfuerzos de mitigación durante las próximas dos o tres décadas influirán mucho
en la posibilidad de lograr niveles de estabilización más bajos [1].
Una de esas tecnologías de mitigación que se está investigando, desarrollando y des-
plegando es la captura y almacenamiento de carbono (CAC), proceso que consiste en la
separación del dióxido de carbono (principalmente de fuentes de generación de energía
tales como centrales térmicas de carbón), el transporte hasta un lugar de almacena-
miento y el aislamiento de forma duradera de la atmósfera.
La CAC representaría un cambio de paradigma, un alejamiento radical de la estrategia
de limitar la producción de emisiones perjudiciales hacia un camino de producir aún
más emisiones de esa clase para luego enterrarlas. No hay duda de que las energías
renovables triunfarán en el futuro, pero de momento la dependencia del carbón es el
mantra de los gobiernos y de la industria del carbón. Utilizar la CAC comprará tiempo;
la CAC es la tecnología puente para la transición hacia un sistema de energías renova-
bles libre de carbón.
Casi suena como si la tecnología ya estuviera a mano y como si no hubiera preguntas
sin responder o riesgos asociados a su uso. Sin embargo, hasta 2007 ningún proyecto
a escala real (consistente en una central térmica capturando, transportando e inyec-
tando CO2 en un lugar de almacenamiento) se había puesto en marcha en ningún lugar
del planeta. Con todo, algunas compañías y gobiernos están poniendo sus esperanzas
en que esta tecnología se convierta en económicamente viable para 2020. Hasta ahora
no hay garantía de que esto pase. Incluso según las proyecciones más optimistas, la
CAC no será viable a una escala convincente hasta bastante después de 2030, y no se
sabe tampoco cuánta energía adicional ni dinero se necesitará para posibilitar su uso
a escala mundial.
2. La promesa
El mensaje es simple: la CAC ofrece la posibilidad de continuar usando combustibles
fósiles reduciendo las emisiones de dióxido de carbono. Hacer el carbón limpio y res-
petuoso con el clima es la promesa que se oye siempre que el problema de mitigar el
cambio climático está en el orden del día. La solución está cerca, se ponen en marcha
unos cuantos proyectos piloto y las centrales de carbón equipadas con CAC se volverán
una opción de mitigación comercialmente viable. Los que proponen esta tecnología
hacen hincapié en que la integración de captura de CO2 en centrales donde se quema
carbón implica beneficios ambientales, no sólo a través de la reducción de emisiones de
gases de efecto invernadero, sino también a través de la reducción de otras emisiones
dañinas, reduciendo así la contaminación del aire.
Sin embargo, incluso si algunas tecnologías de CAC ofrecen beneficios complementarios a
través de la captura de algunos contaminantes del aire, el incremento en el consumo es-
9
pecífico de combustible, uso de reactivos, uso de agua y residuos sólidos es significativo.
Con la llegada de la CAC, el carbón se convierte en el nuevo producto milagroso. No
sólo permite la producción de energía limpia; también puede ser licuado y a partir de
él se puede obtener hidrógeno, para fabricar carburante de vehículos que no produce
emisiones de dióxido de carbono. Con una infraestructura de distribución de hidrógeno
establecida se eliminarían las emisiones de dióxido de carbono del tráfico, de la indus-
tria y de la generación de energía. El carbón está aquí para quedarse.
Suena demasiado bonito para ser cierto, y probablemente así es.
Así que echemos un vistazo tras esa visión luminosa dada por los que proponen esta
tecnología.
3. La tecnología
La captura y almacenamiento de carbono consiste en tres pasos, captura–transporte–
almacenamiento. El CO2 se captura desde una corriente de gas, se transporta y se inyec-
ta en formaciones geológicas para almacenarlo de forma segura y permanente.
Hay diferentes estrategias propuestas para el almacenamiento de dióxido de carbono,
incluyendo el depósito de CO2 libre en las profundidades marinas. El almacenamiento de
CO2 en las profundidades marinas no se contempla como una opción adecuada, pues el
impacto ambiental en los océanos y sus organismos sería demasiado grande. Por eso,
este informe trata únicamente del almacenamiento geológico, donde el gas es inyectado,
por ejemplo, en formaciones geológicas con acuíferos salinos, o en campos petrolíferos
o gasísticos agotados. Estas formaciones pueden estar localizadas tanto en tierra como
en el mar, muy por debajo del lecho marino.
La captura de CO2 es la parte técnica más complicada de toda esta historia. Hay tres
tecnologías en desarrollo:
Separación de los gases de chimenea, donde el CO2 se separa del flujo de gases pro-
ducido por la combustión de un combustible primario (carbón, gas natural, petróleo o
biomasa) en el aire (post-combustión).
La captura de CO2 implica la separación de CO2 y la recuperación desde los gases de
chimenea, a baja concentración y baja presión parcial. El método óptimo de separación
en la actualidad es la absorción química con aminas tales como la monoetanolamina
(MEA). El CO2 absorbido debe ser extraído de la solución de amina. El CO2 recuperado
debe ser enfriado, secado y comprimido hasta convertirlo en un fluido supercrítico, y
es entonces cuando está listo para transportarlo a su almacén.
La extracción de CO2 del flujo de gases de la chimenea requiere energía, básicamente en
forma de vapor a baja presión para la regeneración de la solución de amina. Esto redu-
ce el suministro de vapor a la turbina y la generación neta de energía de la planta [2].
A causa del gran parque de generadores de energía basados en el carbón y de la capa-
cidad adicional que puede ser construida en las próximas dos décadas, la cuestión de
modernizar para capturar CO2 es importante de cara al manejo futuro de las emisiones
de CO2. Sin embargo, modernizar centrales con tecnología de post-combustión es el
modo más ineficiente de capturar CO2 comparado con las otras dos tecnologías en fase
de desarrollo y despliegue. A pesar de todo, la post-combustión es probablemente la
única tecnología con la que se podrían modernizar las centrales actuales.
La oxicombustión (Oxy-fuel) usa oxígeno en lugar de aire para la combustión, produ-
ciendo un flujo de gas compuesto principalmente por H2O y CO2.
Esta estrategia para capturar CO2 implica quemar el carbón con oxígeno de pureza ~95%
en vez de usar aire como oxidante. Como resultado, el flujo de gases consiste princi-
10
palmente en dióxido de carbono y vapor de agua. Se recicla gran cantidad del flujo de
gases para mantener las temperaturas proyectadas y los flujos de calor requeridos en
la caldera, así como las condiciones de sequedad de las cenizas de carbón. La oxicom-
bustión requiere una unidad de separación de aire (USA) para proporcionar el oxígeno.
El consumo de energía de la USA es el factor que reduce de forma más importante la
eficiencia de las centrales de oxicombustión.
Gasificación u oxidación parcial con vapor (CCGI), donde un hidrocarburo gaseoso, lí-
quido o sólido se somete a reacción para producir dos flujos separados, uno de CO2, que
sera almacenado, y otro de hidrógeno (H2). (Pre-combustión).
La tecnología de Ciclo Combinado con Gasificación Integrada (CCGI) produce electrici-
dad gasificando primero carbón para producir gas de síntesis, una mezcla de hidrógeno
y monóxido de carbono (CO). El gas de síntesis, tras limpiarlo, se quema en una turbina
de gas que mueve un generador. Aplicar a la captura de CO2 a la CCGI requiere tres
unidades de procesamiento adicionales: reactores de conversión, un proceso adicional
de separación de CO2 y compresión y secado de CO2. En los reactores de conversión, el
CO en el gas de síntesis reacciona con el vapor mediante un catalizador para producir
CO2 e hidrógeno.
A pesar de los avances recientes, una de las percepciones más significativas respecto
a la CCGI es que es compleja y poco fiable. La oficina de políticas del Departamento
de Energía menciona la poca fiabilidad como el factor número uno por el que la CCGI
(sin captura de CO2) no ha logrado hacer incursiones significativas en el campo de la
energía. La CCGI con captura de CO2 es significativamente más compleja que la CCGI sin
captura de CO2 ; una complejidad extra exacerbará probablemente la desconfianza de la
industria respecto a la fiabilidad. Fassbender [3] llega a la conclusión de que la serie de
procesos químicos altamente integrados en las plantas de CCGI es donde la complejidad
debilita la fiabilidad.
De momento no existe ninguna central de carbón de demostración que esté equipada
con tecnología de captura, un sistema de transporte y un método de almacenamiento
de CO2. Los líderes mundiales de la industria eléctrica cada vez entienden mejor que
tal vez el llamado carbón limpio no sea capaz de tratar las crecientes emisiones pro-
cedentes de la generación de energía durante al menos una década. La tecnología de
carbón limpio, que implica atrapar carbono en en la emisión de gases provenientes de
plantas de combustión de carbón y eliminarlos poniéndolos bajo tierra, podría no ser
comercialmente viable hasta 2025 [4].
Tabla: Pérdida de rendimiento de las centrales eléctricas equipadas con tecnología CAC
comparadas con el mismo tipo de centrales sin CAC (tabla de Viebahn et al., 2006).
12
sobre los mercados dando lugar a un precio cada vez más alto del carbón. La captura
de CO2 dará lugar a un aumento del uso del carbón lo cual conllevará un aumento en la
cantidad de CO2 que será necesario capturar, procesar, comprimir y almacenar.
3.1.5. Costes
Los costes generados por la tecnología CAC se calculan como la suma de la captura de
CO2 (que suponen el mayor gasto), su transporte y almacenamiento. Se puede dividir el
componente de almacenamiento entre la etapa de inyección y la de post-inyección/cierre,
que es cuando aumentan los costes como consecuencia de la vigilancia y reparación de
fugas. El coste generado por cada uno de estos elementos puede variar considerablemente
atendiendo a la tecnología con la que está equipada la central eléctrica, la tecnología de
captura empleada y la distancia de transporte. Resulta casi imposible aportar una estima-
ción exacta del gasto real generado por la tecnología de CAC, debido a que esta tecnología
aún está en desarrollo y su puesta en marcha tampoco se ha aplicado. El informe especial
realizado por el PICC (2005) afirma que el gasto generado por las centrales termoeléctricas
de carbón o de gas se sitúa en una escala entre los 15-75 dólares americanos por tonelada,
donde los gastos relacionados por el transporte son de 1-8 dólares americanos y los del
almacenamiento (incluida la vigilancia) se sitúan entre los 0,6-1,1 dólares americanos. La
mayoría de los estudios económicos se centran en la parte de las centrales eléctricas debi-
do a que el componente económico de la captura es el mayor en la ecuación de costes.
Los costes de inversión en un sistema con tecnología de captura aumentan de un 30% a un
50% comparado con una central eléctrica sin esta tecnología. Para el carbón pulverizado
con post-combustión el coste de capital aumenta hasta un máximo de un 77% comparado
con una central sin la tecnología de captura. Además el coste de la electricidad casi se
dobla pasando de 4,6 a 8,2 centavos/kWh para las centrales con carbón pulverizado y de
4,8 a 7,0 centavos/kWh para las centrales con CCGI [14]. Los costes son similares a los de
la energía eólica actual. Sin embargo, estos costes pueden aumentar considerablemente
si la central eléctrica no es de carga base. Es discutible si una central eléctrica de carbón
equipada con tecnología CAC podría ser usada para acompañar energías renovables que
fluctúan como la eólica, por ejemplo para equilibrar las necesidades eléctricas.
Por lo tanto, debido a los altos costes, la tecnología CAC se adapta mejor a centrales eléctri-
cas de gran envergadura o a instalaciones industriales centralizadas como las dedicadas
a la fabricación de aceros o cementos. Por el contrario, la mayoría de las centrales de
cogeneración de electricidad-calor o centrales de biocombustible tienen un menor tamaño
y por tanto es más caro separar el dióxido de carbono en 25 centrales pequeñas que geo-
gráficamente están aisladas, que de una central eléctrica de carbón de gran envergadura.
Sería necesaria una restricción tan enorme en la emisión de dióxido de carbono para
hacer funcionar la tecnología CAC a gran escala, lo cual se traduciría en un aumento de
los precios de permisos de emisión o tasas, que el problema se solucionaría si las centrales
eléctricas de carbón perdiesen protagonismo en favor de la energía renovable o de me-
joras en el rendimiento de las mismas. Un análisis de este escenario realizado por Sme-
kens y Swan (2004) [15] llegó a la conclusión de que el uso de las centrales eléctricas por
combustión de combustibles fósiles se ve principalmente afectado con una internalización
de los costes externos climáticos,. La aplicación de los procesos de captura de carbono
contribuye a estos altos costes. Parece que los costes adicionales asociados al uso de com-
14
bustibles fósiles son demasiado altos en comparación con aquellas opciones no basadas en
estos fósiles y que por tanto están libres de emisiones de CO2.
La responsabilidad por los daños ocasionados en el futuro es una de las cuestiones más
espinosas relacionadas con la implementación de la tecnología CAC, y es que en caso de que
en el futuro se ocasione una fuga, la cuestión de quien tiene la responsabilidad es un com-
plejo, y probablemente caro, problema legal.. En futuros acuerdos la posibilidad de renunciar
a esta responsabilidad está muy presente.
Explosión de costes
Han surgido una serie de reveses a la posibilidad de que la tecnología CAC despegue a
tiempo para asegurar para antes de 2020 el máximo de emisiones y el comienzo de la
reducción. Esta oportunidad de oro, tal y como se la ha querido considerar a estas baratas
oportunidades de implementar la tecnología CAC, como la de recuperación mejorada de
petróleo con CO2, no ha resultado ser lo rentable que se esperaba. En 2007 BP abandonó
los planes con los que pretendía inyectar el CO2 generado por la central eléctrica Peterhead
en Escocia en el yacimiento agotado de petróleo y gas de Miller bajo el Mar del Norte. BP
estimó que el bombeo de CO2 desde Peterhead hasta el antiguo yacimiento aumentaría las
reservas de petróleo recuperable hasta llegar a 60 millones de barriles, lo cual hacía el
proyecto muy atractivo. La decisión del consorcio de abandonar el proyecto de Peterhead
a finales de 2007 se debió a las limitaciones técnicas que encontraron en el yacimiento
de Miller donde se quería almacenar el CO2. Se esperaba que las ayudas económicas del
Gobierno Británico reportasen una reducción de los costes, sin embargo éste no estaba
dispuesto a conceder semejante ayuda. Otro ejemplo visible es el de Noruega donde Statoil
y Shell desecharon la idea de la recuperación mejorada de petróleo a partir del almacena-
miento de CO2. Sería necesario parar la exploración petrolífera durante al menos un año
para que el índice de recuperación del petróleo alcanzase tan solo un tres por ciento [16],
con lo cual la pérdida sería mayor que el beneficio.
El último ejemplo lo encontramos en la compañía FutureGen de los Estados Unidos, que fue
el buque insignia del programa de tecnología de CAC desarrollado por la administración
Bush y que fracasó en enero de 2008 porque los costes se doblaron y todo ello a pesar de
la inyección de dinero público de 1.300 millones de dólares y de la protección garantizada
en caso de responsabilidad legal.
Será difícil encontrar inversores que inviertan en la tecnología CAC si no existe un ante-
cedente con éxito.
4. Campo de acción
Lo que hace que sea tan apremiante la posición que se ha asumido en torno a la tecno-
logía de CAC es la naturaleza de la cuestión. Se estima que las formaciones salinas tienen
una capacidad de almacenamiento de dióxido de carbono entre los 1.000 y los 10.000
millones de toneladas, mientras que las emisiones anuales se sitúan en torno a los 30 mil
millones de toneladas. Por tanto, el enorme interés de estos datos reside en la necesidad
de ganar tiempo.
Si de esto se trata, entonces se tiene que barajar una gran cantidad de tiempo, como cinco
años de emisiones globales, como por ejemplo el 25% de las emisiones globales durante 20
años. Esto se traduciría en 150 mil millones de toneladas, y quienes están a favor incluso
mencionan cifras bastante superiores. De esta manera los científicos australianos del
CSIRO afirman que serían necesarios 3.500 lugares de almacenamiento de gran tamaño
para realizar este secuestro en todo el mundo y así poder reducir las emisiones de gases
de efecto invernadero en mi millones de toneladas de dióxido de carbono al año [17].
El CO2 es un gas, y la cantidad total de la que estamos hablando es un millón de veces
mayor que los residuos radiactivos, y el CO2 seguirá teniendo el mismo potencial como
15
gas de efecto invernadero de aquí a un millón de años o a un billón de años.
Hasta el momento, se han inyectado durante un período de diez años un millón de tonela-
das de dióxido de carbono al año bajo la arenisca en el yacimiento de gas Sleipner situado
en el Mar del Norte, simplemente para reducir las emisiones de gases de efecto invernade-
ro y así proteger el clima. El dióxido de carbono no proviene de una central termoeléctrica
de carbón, sino que se separa del gas natural, ya que este contiene demasiado dióxido de
carbono como para venderlo en el mercado. Un millón de toneladas al año puede parecer
bastante, pero es insignificante comparado con la cantidad total de almacenamiento que
sería necesario. El problema es de mayor envergadura si se añaden cinco ceros, ya que
hablaríamos de 100 mil millones de toneladas de dióxido de carbono almacenadas po-
tencialmente en todo el planeta. Es probable que mucho de este gas se pueda almacenar
eternamente, pero no se puede asegurar completamente que quede libre de fugas.
La formación de Utsira también sirve como ejemplo para ilustrar la enorme capacidad
de almacenamiento del CO2. Sin embargo, al igual que pasaba con el ejemplo de la ca-
pacidad de inyección, no es posible comparar la situación geológica de un lugar, con
otro próximo. La experiencia con la energía geotérmica, que también tiene un gran
potencial, nos ha enseñado lo dificil que es alcanzar ese potencial.
5. Los riesgos
5.1. ¿Un almacenamiento geológico seguro y sólido?
Por el momento, la información sobre los efectos medioambientales externos potencial-
mente perjudiciales del almacenamiento de dióxido de carbono está muy lejos de estar
disponible. Tan sólo observando análogos naturales se puede extraer una idea del posi-
ble impacto sobre la salud y la seguridad humanas. No obstante, tenemos que tener pre-
sente que los análogos naturales no son iguales que los yacimientos de almacenamiento
geológicos. La acumulación natural de CO2 se produjo a lo largo de diferentes etapas
geológicas, mientras que la inyección de CO2 representa un incremento de presión en
el sistema rocoso y por tanto muy diferente a nivel térmico, hidrológico, geoquímico y
geomecánico. Como consecuencia del secuestro de carbono subterráneo pueden tener
lugar cambios estructurales en las formaciones geológicas, así como modificaciones de
las propiedades termodinámicas, e incluso la disolución de las capas geológicas sub-
terráneas. Tanto estos procesos de modificación geológica como la inyección de CO2
16
podrían conllevar una actividad sísmica con cierto impacto en la superficie, todo ello
dependiendo de la opción y de los lugares escogidos [12].
El impacto sobre la salud y la seguridad humanas está dictado por factores como si la
emisión de CO2 es localizada o dispersa y por si el índice de emisión es catastrófico o
crónico. Independientemente del índice de emisión, existe un alto riesgo para la salud
y seguridad humana si el CO2 aumenta en las zonas pobladas, habitadas, u otro tipo
de espacios cerrados o huecos naturales en la superficie. El dióxido de carbono puede
resultar mortal para los humanos y animales en altas concentraciones (por encima del
cinco por ciento). Debido a que el dióxido de carbono es más pesado que el aire, una
liberación enorme de este gas podría desplazar el aire en un valle dando lugar a una
catástrofe. Existe un caso bien documentado de un desastre provocado por el dióxido
de carbono en Lago Nyos en Camerún en 1986, donde murieron 1.700 personas ade-
más del ganado, a más de 25 km del punto de origen de emisión. La posibilidad de que
ocurran semejantes desastres es muy baja, sobre todo en comparación con otro tipo de
riesgos potenciales en el contexto global. No obstante, desde un punto de vista medio-
ambiental podría suponer una preocupación importante a nivel local.
Un estudio realizado por la Agencia Internacional de la Energía, Perspectiva para la
captura y almacenamiento de CO2 (2004), destaca orgullosamente que no se ha detecta-
do ninguna fuga en el yacimiento de Sleipner, donde se deposita, desde 1996 el dióxido
de carbono. Claramente resulta insatisfactorio basar una decisión estratégica en el
hecho de que en la última década no ha habido fugas en un determinado punto o al
menos que nadie lo haya notado. No obstante, existen fuertes argumentos indirectos
que indican que el gas permanecerá en el lugar a lo largo de períodos geológicos, por
ejemplo el hecho de que el gas natural no se ha filtrado y aún permanece bajo tierra.
Existen yacimientos naturales de almacenamiento y sin alterar. Sin embargo, la inyec-
ción de CO2 es un factor que altera su condición natural puesto que se perforan pozos.
Aunque se ha demostrado que el gas y el petróleo no sufren fugas, la inyección para la
recuperación de petróleo mejorado en Rangely, Colorado (EE UU) ha demostrado que sí
que existen micro-fugas a la atmósfera. La cantidad anual de CO2 y metano (CH4) que
se dispersa a la atmósfera varía de 170 a 3.800 toneladas en el caso del CO2 y de 400
toneladas de CH4 a lo largo de los 78 km² del yacimiento [19]. Debido a que la fase libre
de CO2 es más ligera que la de la formación de agua, la posibilidad de que ocurra una
fuga hacia arriba se ve aumentado por la flotabilidad del CO2. Las fugas pueden ocurrir
debido a rasgos naturales geológicos como fallas o fracturas, quizás como consecuencia
de sobre-presurización de fluidos asociados a la inyección, o quizás como resultado de
vías creadas por el hombre como pozos ya existentes.
5.1.1. Pozos
Las perforaciones son críticas. En el Estado de Texas (EE UU) se han perforado más de
1.500.000 de pozos de petróleo y gas. Debido a que más de un tercio han sido abando-
nados algunos hace más de un siglo, es complicado valorar el estado de estos pozos.
En la plataforma continental del Reino Unido la industria ha perforado alrededor de
4.000 pozos, dando lugar a más de 285 yacimientos productivos funcionando durante
38 años[*]. Aunque la mayoría de estos pozos fueron precintados antes de ser abando-
nados aun no están preparados para tratar con CO2, puesto que éste en contacto con el
agua se acidifica. El resultado es que los rellenos de cemento y los revestimientos de las
perforaciones se pueden corroer. Se desconoce el tiempo que pueden mantenerse estas
cubiertas, se pueden descomponer después de 10 años, 100 o quizás 1.000. La cuestión
no es si un pozo tendrá fugas sino más bien cuando exactamente.
[* Mar del Norte: Se estima que la capacidad de almacenamiento geológico de Europa tiene un máximo
de 1.550 Gt de CO2 de los cuales hasta 1.500 Gt pueden almacenarse en formaciones salinas profundas, la
mayoría de las cuales se sitúan bajo el Mar del Norte. Esta capacidad está muy lejos de la de las grandes
agrupaciones de fuentes puntuales en Europa[12]. Por lo tanto, se necesitará una enorme infraestructura
de gasoductos para transportar el CO2 desde las localidades donde se encuentren las centrales eléctricas
y en la mayoría de los casos a través de zonas muy pobladas hasta llegar al Mar del Norte.]
17
5.1.2. Agua
Las aguas subterráneas son un recurso precioso, puesto que se trata de la principal
fuente de agua potable del mundo, pero solamente supone un 0,62% del agua del planeta
[20]. Al igual que las aguas superficiales, las subterráneas son muy vulnerables frente a
la contaminación proveniente de diferentes puntos. Los puntos de almacenamiento de CO2
son una posible fuente desde las que el CO2 y/o aguas saladas desplazadas pueden migrar
hacia arriba a lo largo de las fallas y por tanto estropear los sistemas de aguas subte-
rráneas poco profundos. Las aguas profundas están conectadas con las superficiales a
nivel de ciclo hidrológico, de tal manera que algunos acuíferos alimentan los manantiales
y ríos. La disolución de CO2 en aguas profundas da lugar a la hidrólisis que provoca que
se forme ácido carbónico, lo cual altera el pH del fluido. Debido a la importancia de la
variable del pH en las reacciones químicas (y biológicas) en el agua, un cambio en el pH
provoca cambios en la geoquímica, calidad del agua, y por último en la salud del ecosis-
tema. La movilización de metales (tóxicos), sulfatos, cloruros y de la contaminación puede
llegar a niveles peligrosos haciendo imposible el uso humano y para riego del agua sub-
terránea. El impacto medioambiental podría ser mayor si llegasen a las aguas potables
subterráneas grandes volúmenes de aguas saladas con compuestos orgánicos o metales
tóxicos.
18
res posibilidades del orden de un tanto por ciento menor.
Si se almacenan grandes cantidades de CO2, incluso las pequeñas cantidades de fugas que
ocurran en el lugar de la inyección podrían comprometer los esfuerzos a largo plazo diri-
gidos a la estabilización del CO2 en la atmósfera. Pacala [21] lo describe con un ejemplo: “Si
el uno por ciento del carbono fósil secuestrado se escapase a la atmósfera anualmente, un
billón de toneladas de carbono secuestrado originaría diez mil millones de toneladas de
emisiones anuales, comparado con el total anual actual de siete mil millones de toneladas”.
Las fugas importantes pueden llevar a una reacción violenta que se traduciría en un au-
mento de la temperatura, ciertamente de forma retardada, de más de 1ºC en comparación
con la situación de un almacenamiento perfecto [22].
Aun se debate la definición de lo que se considera “suficientemente pequeño”. Las tasas
de fuga aceptables en todos los estudios varía entre el 0,01 por ciento y el 1,0 por ciento de
fuga anual, donde la proporción porcentual se define como el volumen de fugas globales
ese año, en comparación con el volumen total almacenado. La fuga de CO2 a la atmósfera
a menudo se denomina también “filtración”.
Una fuga aceptable depende enormemente del objetivo de estabilización que se escoja,
variando entre los 350, 450 o 550 ppmv o incluso más. El ritmo de filtración tiene que
situarse por debajo de 0,01 por ciento/año para que se acepte para una estabilización por
debajo de 550 ppmv, mientras que un ritmo de filtración de menos de 0,1 porciento/año
sería aceptable en situaciones con 650 y 750 ppmv.23
No obstante, un estudio ha demostrado que incluso un 0, 01 por ciento no es para nada
aceptable. Haugan y Joos [24] estudiaron el impacto climático provocado por la captura de
un 30% de las emisiones de carbono antropogénicas y su almacenamiento. Debido a las
grandes cantidades de CO2 almacenado, un ritmo de fuga tan bajo como 0,01 por ciento aun
daría lugar al calentamiento global. A largo plazo en el próximo milenio el impacto será
mayor que sin captura y almacenamiento, y pasando directamente a las energías reno-
vables. Para evitar el peligro del cambio climático y prevenir el calentamiento global por
superar los 2ºC por encima de los niveles pre-industriales es necesaria una reducción de
gases de efecto invernadero en un rango de entre 85 y 50% en comparación con las emi-
siones del año 2000 [25]. Los yacimientos de almacenamiento con fugas podrían mermar
las emisiones futuras aceptables. En el peor de los casos el escape de CO2 podría igualar o
incluso anular las emisiones aceptables.
Este estudio realizado por Haugan y Joos indica que la media global de tasas de fugas de-
bería situarse por tanto por debajo de 0,001 por ciento al año, lo cual implica que se tienen
que controlar los depósitos durante largos períodos de tiempo (desde siglos a milenios)
para verificar la efectividad de las emisiones procedentes de la captura y almacenamiento
de carbono. Para minimizar los riesgos es necesario una directriz sólida y una entidad
independiente que vigile todas las actividades de almacenamiento.
La preocupación existe, y es que es relativamente fácil para un personal técnico sin escrú-
pulos alegar que la puesta en marcha de la tecnología CAC puede lograrse de forma segu-
ra. Es imposible “demostrar” que el CO2 se puede almacenar en el subsuelo eternamente.
Independientemente del tiempo que se pruebe, al año siguiente siempre podría fallar en
cuanto se diesen fugas. De tal manera que es imposible demostrar la fiabilidad total del al-
macenamiento de CO2. Por tanto, no es sorprendente que esta industria no quiera asumir
ninguna responsabilidad.
Los líderes de los grandes sectores industriales en todo el mundo son cada vez más cons-
cientes de que el llamado carbón limpio puede no ser capaz de encarar las emisiones
crecientes a partir de la generación de energía durante al menos la próxima década. Hasta
el año 2025 [26] es poco factible que sea viable la tecnología del carbón limpio, que implica
la captura del carbono del flujo de gases residuales de las centrales térmicas de carbón y
su almacenamiento bajo tierra. Y serían necesarios otros 15 y 20 años así como cientos de
millones de dólares para modernizar las centrales eléctricas de carbón y equiparlas con
tecnología para la captura del carbono.
19
6. ¿Quién quiere la CAC?
6.1. El grupo industrial
6.1.1. Carbón
La industria del carbón y los gobiernos de países con grandes reservas de carbón y
centrales eléctricas de carbón, así como aquellos países con reservas de petróleo y gas
como Noruega y Canadá son los principales impulsores de la tecnología de CAC. Una de
las principales razones por las que se está debatiendo la aplicación de esta tecnología en
Suecia, a pesar de que este país no cuenta ni con carbón ni con petróleo, probablemente
se explica por el hecho de que el gobierno posee la compañía eléctrica Vatenfall, que por
medio de las operaciones que lleva a cabo a partir del lignito en Alemania emite mucho
más dióxido de carbono que la totalidad de Suecia. En 2006 Vatenfall emitió 91 millones
de toneladas de CO2, mientras que las emisiones totales de Suecia fueron de 51,5 millones
de toneladas.
El peor método para generar electricidad desde una perspectiva climática es a partir del
carbón. La industria del carbón y la industria energética basada este combustible se vería
muy afectada por una política climática estricta.
En el pasado la industria del carbón de Estados Unidos ha negado a menudo la existencia
de un problema climático y para cuestionar la ciencia dominante ha realizado donacio-
nes a grupos de presión como Climate Coalition, Cooler Heads Coalition, Competitive En-
terprise Institute. Este enfoque generalmente ha fracasado y ahora están dirigiendo sus
esperanzas hacia la tecnología CAC, o de manera más precisa, esperan que el entusiasmo
generado por esta tecnología les haga ganar tiempo para continuar extrayendo y usando
carbón.
En muchos países el carbón es políticamente popular. O siendo más precisos, en mucho cír-
culos resulta altamente impopular tomar medidas que pueda poner en peligro la industria
del carbón, y es que esta industria está muy bien organizada en todo el planeta.
La imagen que aparece abajo pertenece a una exposición llevada a cabo por Lars G.
Josefsson, director ejecutivo de la compañía eléctrica Vattenfall el 13 de octubre de 2005
en un seminario sobre el clima organizado por la Agencia de Protección Medioambiental
Sueca, cuyo principal orador fue Al Gore.
20
Describe perfectamente la visión del futuro de Vatenfall y de otras compañías eléctricas
con enormes intereses en la energía eléctrica de carbón y la nuclear. El período de
tiempo que se marcan implica esperar hasta por lo menos 2075 antes de que comience
la transición a la energía renovable.
Vatenfall y otras compañías aliadas en la industria de la energía a partir del carbón y
la nuclear se han opuesto firmemente a la que se efectúen otros objetivos climáticos
para Alemania y la UE, destacando las oportunidades que la tecnología CAC ofrece si se
posponen las grandes reducciones hasta 2040 en vez de para 2020 [27].
En muchos sentidos la CAC no se trata de un complemento a las energías renovables,
como a menudo se lo describe, así como a las medidas de eficiencia energética y cam-
bios de estilo de vida, sino más bien se trata de una alternativa a ellos; obviamente no
eternamente sino para un futuro político previsible.
O bien invertimos unos cuantos miles de millones de euros en energía eólica, paneles
solares, biomasa y medidas energéticas eficientes y efectuamos los cambios necesarios
en nuestro estilo de vida para cumplir con el objetivo de reducción de emisiones y así
alcanzar el objetivo acordado por la UE, de limitar a 2 grados el incremento de tempe-
ratura por encima del que se daba en la época preindustrial..
O bien nos empeñamos en preservar nuestro estilo de vida y por tanto invertimos la
misma cantidad de dinero en el desarrollo de la tecnología CAC y energía nuclear. En el
seminario que ya mencionamos Lars G. Jofesson también expresó su apoyo al manteni-
miento del “estilo de vida Estadounidense”, lo cual obviamente irritó a Al Gore.
Se trata de apoyar una opción u otra, puesto que no se puede gastar el mismo dinero
dos veces.
Una política climática estricta no sólo supone una amenaza para Vattenfall y otras com-
pañías eléctricas como RWE basadas principalmente en el lignito y la hulla. La Comisión
Europea dejó claro en noviembre de 2006 su sólido compromiso en cuanto al comercio
de emisiones recortando de forma importante la asignación de permisos de emisión.
Por lo tanto existe una amenaza real de que los precios de emisión aumenten, mientras
al mismo tiempo las compañías eléctricas se ven forzadas a comprar una gran canti-
dad de los permisos que necesitan. En junio de 2008 la Comisión Europea publicó su
Paquete sobre la Energía, que se trata de un borrador de su intención para el comercio
de emisiones a partir de 2012 [28]. El sector eléctrico se tendría que olvidar a partir de
ese momento de la época en la que disfrutaban de asignaciones gratuitas. Dentro de
los planes se plantea que los permisos de emisión se concedan por medio de subastas.
Como consecuencia, los precios de la factura eléctrica podrían aumentar entre un 10 a
un 15% [29]. Si, por ejemplo, suponemos que el precio de los permisos de emisión será de
25 euros en 2013 y que Vatenfall planea generar 90 millones de toneladas ese año y que
además tiene que comprarlas en vez de que se le asigne gratuitamente, conllevaría un
coste adicional de más de dos mil millones de euros al año para esta compañía. Como
resultado, el valor de las operaciones realizadas por Vattenfall y RWE a partir del ligni-
to se vería considerablemente reducido. Se trata por tanto de una cuestión importante,
puesto que esta pérdida de valor acontecerá bastante pronto.
6.1.2. Petróleo
El petróleo aun es un gran mercado. El aumento de los precios del petróleo reportan
enormes beneficios para algunos, pero a la vez está impulsando la necesidad de efec-
tuar un cambio. Los gigantes empresariales como Shell, BP y Exxon tienen la opor-
tunidad de elegir su camino. En el futuro próximo está garantizada la demanda de
productos petrolíferos y las petrolíferas, que cuentan con capital y conocimientos muy
diversos en áreas que van desde la investigación hasta el marketing, serán capaces de
adaptarse gradualmente a las necesidades del cambio climático y dirigir sus esfuerzos
hacia el desarrollo de los biocombustibles, biomasa, energía eólica y solar o hidrógeno.
21
No obstante, esto no se puede aplicar a los países productores de petróleo. La petrolera
puede sobrevivir en un futuro “Más allá del petróleo”, pero Arabia Saudí tan dependien-
te del petróleo no podría, de la misma manera, acertadamente o no, Exxon considera
que tampoco podría sobrevivir.
A diferencia de la industria del carbón, la petrolífera no está obligada a creer en la
tecnología de CAC, sin embargo, sí que se inclina hacia su desarrollo. En parte se debe
a que la inyección de dióxido de carbono en las perforación se ve como una forma de
extraer más petróleo y conseguir beneficios a partir de las emisiones existentes o por
medio de los proyectos de mecanismo de desarrollo limpio (MDL) de los países en desa-
rrollo, y al mismo tiempo ganar prestigio por los esfuerzos medioambientales puestos
en práctica. Sin embargo, lo que también esperan es poder obtener beneficios a partir
de las reservas menguantes de petróleo al producir petróleo a partir del carbón, arenas
y pizarras bituminosas.
22
u NRG (compañía eléctrica estadounidense principalmente de carbón).
u Siemens (fabricante de centrales nucleares, de energía de carbón, etc).
u Sistemas de energía unificada de Rusia (El segundo mayor generador de electricidad
del mundo con un rendimiento eléctrico de 635 TWh, controlado por el gobierno, principal
suministrador de electricidad y calefacción de Rusia).
u Suez, importante compañía de gas y electricidad internacional con base en Bruselas.
En apariencia, el mensaje de Combate el Cambio Climático resulta razonable. Suena
como si pudieran comprender bien los problemas y proponen medidas con una visión
global a largo plazo. Pero cuando se trata del margen de tiempo, hablan del año 2100, y
en cuanto al objetivo para la estabilización, hablan de equivalentes a 550 ppm de dióxi-
do de carbono. Esto es incompatible con el objetivo de los dos grados, que probablemen-
te requiera estabilización a nivel de 440-450 ppm. En su nuevo informe “La amenaza
climática” [30], Vattenfall ha tomado el objetivo de 450 ppm, que implica una reducción
de 27.000 millones de toneladas de CO2 de forma global hacia el año 2030.
Muchas de las compañías arriba mencionadas son también miembros de otra iniciativa
conocida como Mesa Redonda Global sobre Cambio Climático, y también se incluyen
“buenos chicos” como el Consejo Mundial de Iglesias, grandes compañías de reaseguros,
representantes de energías renovables, Ricoh y un número de instituciones académi-
cas, así como unos cuantos más de los peores contaminantes globales, incluyendo la
compañía de aluminio Alcoa, y el gigante del carbón y las minas, Río Tinto.
Su mensaje es numéricamente más vago, pero ofrece un claro apoyo a la Captura y Alma-
cenamiento de Carbono (CAC) y las centrales térmicas junto con la energía renovable.
La alianza entre la industria del carbón, los países productores de petróleo y ciertas
petroleras es muy clara en los encuentros del sector para la convención climática.
Siempre abogan por el reconocimiento de la energía nuclear como una opción aceptada
para mitigar el cambio climático. También se inclinan por la inclusión de la CAC en el
Mecanismo de Desarrollo Limpio (CDM). Se espera una decisión en la próxima Confe-
rencia sobre el Clima de Naciones Unidas, prevista para finales de 2008 en Polonia.
La CAC en el MDL
El Protocolo de Kioto, con su Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), propone una manera de
animar a los países industrializados a que se comprometan con los proyectos más rentables y
respetuosos con el medio ambiente en los países en desarrollo para conseguir la sostenibili-
dad. El hecho de que la CAC pueda ser parte del MDL aún se encuentra bajo discusión.
Mientras los países industrializados esperan reducir los costes de esta tecnología mediante
el desarrollo, prueba y despliegue de proyectos en los países en desarrollo, cierto número
de ONGs y países como Brasil, están en contra de la CAC en el MDL. Los motivos son, por
ejemplo, que la CAC no es sostenible ya que incrementa las pérdidas de recursos fósiles y
el impacto medioambiental. También carga a las futuras generaciones con la necesidad de
hacer un seguimiento del CO2 almacenado por seguridad y razones climáticas, y para poner
remedio en caso de fugas [31].
En lugar de incluir la CAC en el MDL, que no beneficiaría al clima sino que permitiría que
los países industrializados se desprendieran de sus propias emisiones, la CAC debería sus-
tituirse por una nueva tecnología en el futuro acuerdo de Copenhague.
23
comprensible en proteger las inversiones. No puede ser fácil enfrentarse a la posibi-
lidad de cerrar centrales térmicas que llevan en activo de diez a veinte años y que
podrían funcionar de veinte a treinta.
6.3. Vattenfall
Vattenfall32, una de las compañías más grandes que pertenecen al estado sueco, pa-
rece ser una empresa particularmente activa. Su carismático director general, Lars
G. Josefsson, es consejero de gobierno de Suecia y Alemania en cuestiones de cambio
climático. Esto es impresionante. ¿Cómo puede el líder de una compañía cuyas activida-
des están basadas principalmente en el lignito, convertirse en consejero del Gobierno
alemán en cuestión de cambio climático?
24
perdieron sus puestos35. Una gran campaña publicitaria no ayudó a reconstruir la
imagen dañada. Más de 200.000 clientes les abandonaron el año pasado.
A pesar de los contratiempos, los beneficios aumentaron en los primeros ocho meses
de 2007 para la rama alemana de Vattenfall, mientras que los beneficios en general
cayeron. Los analistas dicen que el aumento en Alemania se debió principalmente al
aumento de las tarifas para las energías renovables (sobre todo energía eólica de otras
compañías) por conectarse a la red eléctrica propiedad de Vattenfall.. Esto no significa
que vaya a respetar más al medioambiente, por lo menos no en Alemania, donde el
porcentaje de energía renovable (si excluimos las viejas centrales hidroeléctricas) es
menor del 1%. El 63 % de la potencia eléctrica instalada de Vattenfall en Alemania está
basada en el lignito, un total de 7.420 MW. Si observamos los planes de inversión, la bre-
cha entre las energías renovables y el carbón aumenta, incluso si se tienen en cuenta
las actividades de energía eólica planeadas en Suecia (como en febrero de 2008).
Centrales térmicas previstas en Alemania
Boxberg [36], Sachsen (lignito) – 675 MW (5.0 Mt CO2/año37)
Lichtenberg, Berlin (hulla y antracita) – 800 MW (4.5 Mt CO2/año)
Moorburg, Hamburg (hulla y antracita) – 1,680 MW (8.5 Mt CO2/año)
Parque eólico previsto en Alemania
Alpha Ventus [38], norte de Borkum – 60 MW (33% acciones = 20 MW)
Parques eólicos previstos en Suecia
Lillgrund, Suecia – 48 aerogeneradores 110 MW
Kriegers Flak, Suecia – 128 aerogeneradores 640 MW
Dan Tysk, Suecia – 80 aerogeneradores 400 MW (extensión posible)
A largo plazo (hasta 2030) Vattenfall Europa planea cubrir el 10% de su producción
eléctrica con energías renovables en Alemania [39]. Esto no contribuye a la protección
climática esperada de la empresa como luchador comprometido por mantenerse bajo
los 2ºC. En contraste, el Gobierno alemán planea incrementar el porcentaje de parti-
cipación de las energías renovables en la generación eléctrica de Alemania en un 25%
para el 2020. Intentar conseguir sólo el 10% hacia 2030 también contradice los propios
estudios de Vattenfall, en los que las energías renovables se encuentran entre un 15% y
un 20% de la producción de energía [40].
Entre 2007 y 2011 Vattenfall invertirá un total de once mil millones de euros en desa-
rrollo y renovación de su producción de energía y sistemas de distribución. Esto in-
cluye mejoras de las centrales existentes, extensiones de la actividad de los reactores
de las centrales y centrales térmicas nuevas y más eficientes, CAC, nuevos métodos de
producción de electricidad sin combustibles fósiles, investigación y desarrollo41. En un
comunicado de prensa en abril de 2007, la empresa se mostró un poco más precisa
sobre sus inversiones: “una gran suma de estas inversiones será para reducir a cero
las emisiones de dióxido de carbono de las plantas de Vattenfall [42]”.
25
6.3.2. A por el lignito
Vattenfall extrae casi 50 millones de toneladas de lignito para alimentar sus centrales
en Alemania. El gobierno sueco, haciendo gala de que el estado posee la empresa, ya ha
destrozado la ciudad de Wend de Horno en la región de Lausitz. Ya están sobre la mesa
los nuevos planes para abrir minas a cielo abierto y continuar destrozando parajes y
desplazando a la gente:
u Reabrir Reichwalde (cerrado desde 1999) – desde 2010 en adelante, se necesitarán
15.000 toneladas de lignito al día para alimentar la nueva unidad Boxberg. La mina de
Nochten seguirá suministrando a las unidades que ya existen (1.900 MW) con 50.000
toneladas al día.
u Se planea la apertura de una nueva mina de lignito a partir de 2025. El nuevo campo
de Welzow II reubicaría a 1.200 personas a partir de 2015.
u Se planea la apertura de una mina a cielo abierto en Janschwald-Nord, de la que
se extraería lignito durante 20 años, empezando en 2028. Sería necesario el desplaza-
miento de 900 personas a partir de 2020.
u Como segundo paso se planea lo mismo con otras dos minas a partir del año 2035.
Estos dos campos, Bagenz-Ost y Spremberg-Ost podrían funcionar sin que fuera nece-
sario el desplazamiento de la gente.
Se llegó a un acuerdo con el estado de Brandenburgo en septiembre de 2007 para tres
nuevas minas: Janschwald-Nord, Bagenz-Ost y Spremberg-Ost. Las quejas locales, las
organizaciones medioambientales, así como los partidos (de izquierdas y a favor del
medio ambiente) han puesto en marcha una queja pública contra estos planes.
26
su punto álgido y donde sería necesario que la emisiones comenzaran a bajar. Es muy
poco probable que viejas centrales de un tamaño similar se cierren.. Por ejemplo, en el
caso de Moorburg (1.680 MW) solo se espera que se cierren 300 MW de capacidad.
Con las nuevas centrales no hay otra salida que no sea la CAC, tanto si la tecnología esta
lista comercialmente como si no. Lo que importan son las afirmaciones y los proyectos
coartada. El gobierno alemán se muestra más que satisfecho de creer en Vattenfall y
en sus proyectos de CAC. Pero algo debe quedar claro: seguir el camino de la empresa
significa quedarse atrapado en la estructura de la energía fósil sin más salida que al-
macenar todo el CO2. Las grandes compañías energéticas no se harán responsables si
la CAC no consigue satisfacer las necesidades técnicas, comerciales y económicas (ni
estarían dispuestos a responsabilizarse de los lugares de almacenamiento de CO2 ni a
medio ni a largo plazo). Sin embargo, aún quedarán centrales térmicas que destruirán
el medio ambiente. Esta es la respuesta de Josefsson a lo que pasaría si la CAC no se
pusiera en marcha a tiempo:
“Entonces tendríamos un problema. Habría que construir diques más altos” [47].
7. La dimensión política
7.1. Los grandes fósiles
La UE se muestra muy positiva hacia la CAC, y Estados Unidos incluso más, especial-
mente bajo la administración de Bush. De acuerdo con el Departamento de Energía de
EE UU, el futuro se prevé en la siguiente tabla:
Secuestro = Estabilización
Escenario verosimil para detener el crecimiento de los GEI
Millones de toneladas equivalentes de carbono
Reducción de emisiones de GEI
En este diagrama vemos claramente que la CAC pretende ser el método principal para
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Este anuncio ha sido bien reci-
bido en EE UU, que cuenta con una industria del carbón grande y políticamente muy
influyente. También ha tenido éxito en Japón, que depende en gran medida del carbón,
en Australia, que es el mayor exportador del mundo, y en Canadá, que también es un
gran productor. En la UE el sector del carbón está claramente en declive, pero no hay
planes para abandonarlo. En Alemania disfruta de numerosos subsidios gubernamen-
tales y tiene un gran apoyo político.
Se admite que el carbón no es un gran factor de empleo en EE UU ni en Alemania, pero
27
para ciertas comunidades y regiones es aún un tema muy emotivo. La CAC supone una
oportunidad muy buena para que los políticos den largas a los problemas.
Aunque la administración de Bush no ha ratificado el protocolo de Kioto, dentro de la
CMNUCC y no está dispuesta a aceptar objetivos de reducción vinculantes, se muestra
muy activa en lanzar todo tipo de iniciativas cuyo objetivo sea mejorar y transferir las
tecnologías del carbón para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La
Sociedad Asia-Pacífico o el Foro de Liderazgo en Secuestro de Carbono (CSLF) es un
foro en el que se promociona mucho la CAC. En gran parte de los países desarrollados,
en la OCDE y en la Agencia Internacional de la Energía (AIE), también existe una visión
establecida del carbón como un recurso estratégico, en oposición al petróleo y al gas,
que se producen principalmente en los países que no son de la OCDE.
Tabla: combustible utilizado para producir electricidad en Gran Bretaña, Alemania y Noruega
28
operativa en 2011. La decisión de construir una a escala comercial no se tomará hasta
2012, después de analizar los resultados de la central de prueba. La central a escala co-
mercial no estará operativa hasta por lo menos 2014 [51]. La CAC es parte del plan del
Gobierno noruego para cumplir con las obligaciones de Kioto (junto con la compra de
créditos de emisión del extranjero, lo que explica su interés en incluir la CAC en el MDL) y
en algún tiempo, convertirse en neutral en lo que se refiere al carbono. Esto dista mucho
de explicar el gran interés que el país muestra actualmente en la CAC [52].
7.1.2. La AIE
La AIE se formó en 1974 como homóloga al cártel de la OPEP, y desde entonces ha pro-
mocionado la energía térmica y nuclear, y más recientemente la eficiencia energética
y las energías renovables. La razón de ser de la AIE es la seguridad de suministro, lo
que significa que “nosotros” deberíamos tener la energía que necesitemos a un precio
razonable. Por eso existe. Por eso los estados miembros financian la organización. El
mismo espíritu se refleja en todo lo que hace la agencia, en sus estudios regulares de
energía en sus estados miembro, en la situación energética mundial y las revisiones
sobre su tecnología. Mucha de la información que publica la agencia es válida, útil, pero
su perspectiva es incompatible con la visión de que la Tierra es un planeta de recursos
limitados. Todos los gráficos de la AIE tienden a subir, y a pesar de que muchas veces
se han equivocado, las previsiones de la agencia normalmente se tratan con respeto.
En el escenario de referencia de la AIE sobre la situación energética de 2006, se asumió
que el consumo de carbón crecería de 2.773 millones de toneladas de equivalentes del
petróleo (Mtep) en 2004 a 4.441 Mtep en 2030, con un ratio de crecimiento similar de
petróleo, gas y energía hidroeléctrica, y algo menos de biomasa y energía nuclear.
Esto nos conduce derechos al abismo, pero el público aún lo ve como la pura verdad. Si
cree en las previsiones sobre el carbón, tendrá que creer también en la CAC, porque de
otra forma todo se desmorona.
La AIE (mediante la coordinación y el desarrollo de la investigación) ha fomentado la
producción de combustibles líquidos a partir del carbón y de combustibles fósiles “no
convencionales” como la arena bituminosa. Dicha tecnología es ahora viable en térmi-
nos económicos debido al aumento de los precios del petróleo en los últimos años. En
cuanto al medio ambiente es, como poco, problemático, y las emisiones de dióxido de
carbono serían incluso mayores que si se utilizara petróleo en su lugar.
Sin embargo, este pequeño problema se puede solucionar si se asume que la CAC es
el camino. Lo mismo sucede con la extracción de hidrógeno del carbón. Esta tecnología
está aun más lejana.
Pero por otra parte ofrece una visión completa de cómo podemos ir más allá del petró-
leo. Si se construye una infraestructura sobre una base de combustible fósil, después
puede convertirse en una central térmica, de fusión o alguna solución de energía solar
futurista, sin cambiar por ello nuestra estructura social o nuestro estilo de vida.
La CAC nos propone una elección clara: usar las herramientas de las que disponemos
para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero; desarrollar lo que tenemos
a la vista pero no al alcance y asumir la consecuencia que ello tenga en nuestro estilo
de vida y en nuestra estructura social o invertir todo lo que tenemos en la esperanza
de que la CAC funcionará.
29
ción fue publicado en 2007.
Establecida por la Organización Metereológica Mundial (OMM) y el Programa de Nacio-
nes Unidas sobre el Medio Ambiente en 1988, el PICC es tanto un cuerpo interguberna-
mental como una red científica mundial. No se encarga de nuevas investigaciones, si
no que su labor consiste en llevar a cabo evaluaciones políticamente relevantes (y no
políticamente prescriptivas) sobre la información de un tema en concreto. Cientos de
expertos de todo el mundo escriben informes globales. Todos estos informes contienen
el llamado Resumen para Responsables de Políticas que aprueban los representantes
gubernamentales.
Los gobiernos no sólo aprueban el resumen. También proporcionan el dinero para el
trabajo del PICC. Además deciden qué tipo de informes se preparan. Tales decisiones son
muy políticas. ¿Qué elegiría si tuviera la capacidad y el dinero para un único proyecto y
hubiera dos o tres sobre la mesa? El que ha salido perdiendo en este juego en el pasado
ha sido la energía renovable. Así pues, el mundo contó con un Informe Especial sobre
la Captura y el Almacenamiento del Dióxido de Carbono, publicado en 2005. No cabe
duda de que llegó a tiempo, ya que la CAC se hacía cada vez más popular, pero faltaba
información muy importante. Desde entonces se ha utilizado el informe para presionar
por la CAC; mientras tanto no disponemos de informes globales sobre las posibilidades
y los potenciales de las energías renovables. No fue hasta hace poco, a comienzos de
2008, cuando tuvo lugar un encuentro para decidir el objetivo de la preparación de un
documento especial sobre el tema. Y otra vez los interesados en el carbón sucio y las
grandes naciones con combustibles fósiles, como EE UU, bloquean información vital que
podría cuestionar el sistema energético actual.
30
Esto no significa que se vaya a encontrar una solución al problema. Los estudios sobre
la fusión han consumido cantidades ingentes de dinero durante un periodo de 50 años
sin producir ni un único kWh. de energía útil. Es un fiasco científico, un fiasco tecnoló-
gico incluso mayor y un increíble fiasco económico, pero nada de esto ha impedido que
el dinero siga entrando. Durante mucho tiempo el sueño de la fusión jugó un importante
papel ideológico, y ahora, que esto ha provocado que existan miles de expertos en el
tema, defendiendo sus ingresos, y su modo de vida, y políticos que no están dispuestos a
admitir que han tirado el dinero. Por otra parte, si es usted político de una gran nación
industrial y le dicen que la investigación de la fusión podría producir mucha energía
barata, sería muy difícil que dejara de contribuir a dicha investigación. El país tendría
que comprar acceso a otros para esta tecnología, o peor, verse aislado y ser objetivo
de la presión política de quienes controlan la tecnología. El dominio sobre los recursos
vitales supone un control político masivo. Las descaradas amenazas de Rusia y su con-
fianza en la política extranjera es un ejemplo actual.
El papel que la CAC jugará finalmente está claro. Por ahora, cantidades grandes de
dinero están cayendo en la investigación de la CAC para responder a muchas de las
preguntas formuladas. Este dinero no debería salir de otras investigaciones, lo que
finalmente pasará si no se aumentan los presupuestos para ello o si la CAC se valora
más que otras opciones de mitigación realmente sostenibles.
Figura del Informe Especial del PICC sobre el Secuestro y el Almacenamiento de Dióxido de Car-
bono. (2005) SPM. Fig. 5 pág.7 Imagen sobre conceptos de almacenamiento del océano.
31
La fertilización del océano con hierro o nitrógeno sirve para estimular el crecimiento
del fitoplancton. Esto conlleva el riesgo de que aumente el número de organismos que
viven de él. Si el plancton no se consume y llega al fondo marino, consumiría mucho
oxígeno y podría causar la muerte del fondo, un fenómeno de sobra conocido durante
la fertilización de nitrógeno intencionada.
La fotosíntesis mejorada es más difícil de conseguir. Es más probable que el aumento
del nivel de CO2 favorezca al menos eficiente grupo de plantas del tipo C3 en detrimento
del grupo C4. Las ideas arriba mencionadas aún son polémicas en las sociedades de
investigación, pero han sido aceptadas desde la década de los 80 y el gobierno de EE
UU las toma en serio.
32
El cambio de paradigma duraba. En el movimiento medioambiental siempre ha existido
una tensión entre la visión radical y el contacto directo con el poder establecido que
sea necesario para conseguir objetivos concretos. Tiene que ser así, pero casi todos
los movimientos medioambientales del mundo han sido críticos con la energía nuclear
durante mucho tiempo.
Quizá suceda lo mismo con el CCS.
33
Una vez más, la CAC tampoco significa un primer peldaño en el progreso de los biocom-
bustibles. Claramente, todavía se necesita un gran desarrollo, por ejemplo, en la gasifi-
cación de licor negro, en una segunda generación de biocombustibles, en técnicas de
cultivos, en la cosecha y refinamiento de los cereales como fuente de energía y en tecno-
logías y agentes químicos ecológicos. Mejorar los aspectos económicos de la biomasa como
fuente de energía y mejorar su potencial también requiere otras soluciones de sistema
y una mayor integración con otras áreas de la industria. No obstante, todavía es difícil
concebir qué tipo de progreso puede lograrse en 70 años que no pueda lograrse en 20.
Esto también se aplica a la energía geotérmica y a sus usos y a cientos de otros tipos
de medidas de eficiencia energética. No existe ninguna razón convincente para afirmar
que algo que no tenga solución en 20 años, no la pueda tener en 70.
¿Por qué esperar?
El informe de la AIE [55] sobre las tecnologías que podrían ser importantes después de
2030 también incluye los edificios de energía cero. Sin embargo, ya existen edificios
autosuficientes que no necesitan sistemas de calefacción. Gran parte de esta tecnología
puede utilizarse para reducir la necesidad de refrigeración en países calurosos.
Es cierto que, consideradas de manera individual, la energía eólica, solar y geotérmica,
e incluso la biomasa como fuente energética, no tienen el potencial suficiente para re-
emplazar a los combustibles fósiles y a la energía nuclear. Pero en combinación, junto
a una mejora en el rendimiento y ciertos cambios en nuestro estilo de vida, pueden
encargarse de la mayor parte del trabajo reduciendo las emisiones en más de un 50%
para el año 2050, en comparación con los niveles de 1990, o hasta un 80%, en compa-
ración con los niveles del año 2000, tal como demuestra la [R] Evolución Energética de
Greenpeace [56].
La energía solar, por otro lado, tiene un potencial casi ilimitado. Las células fotoeléc-
tricas funcionan desde las década de los 50 y han mejorado mucho desde entonces.
Actualmente, las células fotoeléctricas que capturan la energía solar y la convierten
en electricidad se producen a gran escala, lo que traduce en miles de megavatios al
año. La producción mundial de células fotovoltaicas en 2007 fue un 62% mayor de la de
2006. El ritmo de desarrollo también es rápido y existen competitividad entre muchas
tecnologías y sistemas de paneles solares. Es decir, existe un potencial en una curva
de aprendizaje bastante brusca en la que los costes caen cada vez que se dobla la ca-
pacidad de producción. Hoy en día, las mejoras en el rendimiento y en la tecnología de
producción se están fomentando con subvenciones resultado de decisiones políticas,
etc. ahora que este tema se está convirtiendo en un “mercado político”. Sin embargo,
esto también ocurre con su principal competidor: la energía térmica a partir de la com-
bustión de carbón.
El precio de la energía térmica a partir de la combustión de carbón también se deter-
mina por decisiones políticas en áreas tales como las leyes en el comercio de permisos
de emisión.
Las células fotovoltaicas podrían adelantarse a la CAC
Lo que tarden las células fotovoltaicas en ser competitivas con la energía térmica a
partir de la combustión de carbón a gran escala en las latitudes soleadas dependerá
fundamentalmente de las decisiones políticas que se tomen, aunque también existe el
factor de la oportunidad. En España, grandes centrales solares ya están en funciona-
miento. En la región mediterránea una mezcla equilibrada de tecnologías en energías
renovables, incluyendo las centrales solares, pueden modificar el flujo piramidal tradi-
cional de electricidad y por tanto, contribuir a un desarrollo sostenible real [57]. Gracias
a las mejoras efectuadas, al volumen de producción y al progreso de la tecnología, el
coste de generación en centrales solares termoeléctricas de concentración se espera
que caiga a menos de 0,05 $/kWh en 2012 [58].
Parece razonable asumir que, dadas las tendencias políticas y económicas actuales, las
34
células fotovoltaicas puedan convertirse en una alternativa comercial al carbón en 10-
15 años. En el caso de “fracasar”, no existe ninguna razón para creer que 50 años vayan
a suponer una gran diferencia.
La energía undimotriz es una energía por desarrollar con un gran potencial en caso
de tener éxito, pero requiere una inversión sin precedentes. Como consecuencia, se ha
convertido en una especie de comodín para el desarrollo de las energías renovables.
Si funciona, funciona. No obstante, el factor que decidirá si funciona o no, no serán los
años que pasen sino la inversión que se haga. Una vez más: lo que se puede lograr en
70 años, también puede lograrse en 20.
¿Una oportunidad para la energía nuclear y la fusión?
Para encontrar unos buenos candidatos para las tecnologías de cero emisiones que
puedan beneficiarse realmente de los avances de la CAC, tenemos que mirar más allá
de las fuentes de energía renovables.
La fusión encaja a la perfección, por ejemplo. Ya sabemos que la fusión no rendirá un
kWh útil antes de finales de la década de 2030. Se podría empezar por la construcción
de la instalación experimental del ITER en 2008, y se planea que sea totalmente opera-
tivo (produciendo energía de fusión) en 2021 [59]. Todavía llevará 10 años en funciona-
miento para producir las bases de diseño para la siguiente instalación, la primera que
pueda generar electricidad. Siendo optimistas, esto podría estar hecho para el año 2040.
Sin embargo, esta central difícilmente podrá ser optimizada para su uso comercial, así
que se necesitarán algunos pasos intermedios más. En caso de que la investigación de
la fusión tenga éxito a la hora de producir un suministro útil de energía a gran esca-
la (muchas centrales eléctricas), probablemente esto no ocurra antes de la década de
2070.
El desarrollo de la fisión nuclear, tal y como se utiliza en las centrales nucleares ac-
tuales, podría seguir un curso similar. La energía nuclear existente no es una solución
sostenible por varias razones, incluyendo el hecho de que la fuente base (el uranio) es
demasiado pequeña como para expandirse mucho más del nivel actual. La próxima ge-
neración de centrales nucleares (“generación IV”) podría aumentar radicalmente el uso
de esta fuente utilizando el uranio de una forma 60-80 veces más eficiente o utilizando
elementos diferentes que estén disponibles en mayores cantidades como el torio. Los
grandes tiempo de carga, la necesidad de una seguridad demostrable en la ejecución y
los aspectos económicos suponen que llevará mucho tiempo desarrollar esta tecnología,
en caso de que sea viable.
Por supuesto, puede concebirse el descubrimiento de una tecnología completamente
nueva pero, naturalmente, no es una buena idea jugarse el futuro de la humanidad
apostando a esta posibilidad.
Todavía queda un largo camino para la “sociedad de hidrógeno”
La “sociedad de hidrógeno” también tardará en ser una realidad, si es que puede o
debe serlo alguna vez. Todavía no existen celdas de combustible prácticas disponibles
y cuando lleguen, los fabricantes de automóviles se tomarán su tiempo para realizar
el cambio, especialmente si esto requiere la construcción simultánea de centrales de
producción de hidrógeno, sistemas de distribución y estaciones de combustible. Si el hi-
drógeno se produce a partir de cualquier tipo de energía nuclear o a partir de carbono
en centrales CCGI-CAC requerirá una infraestructura compleja y enorme para ajustar la
producción a la demanda. Esta necesidad será todavía mayor si el hidrógeno se produce
a partir de células fotovoltaicas a miles de kilómetros de los consumidores. Un avance
a gran escala del hidrógeno no tendrá por tanto lugar hasta después de 2030.
En términos más generales, tener una sociedad sostenible o acercarnos a ello no será
una realidad hasta dentro de muchas décadas. Lleva tiempo convertir o reemplazar
los sistemas de transporte, las ciudades y los hogares, expandir la calefacción y la re-
frigeración locales, etc. Pero el ritmo de transformación también dependerá en gran
35
medida de los recursos que sean aplicados y en la efectividad del control político. Pase
lo que pase, no podemos esperar que la CAC suponga, a corto, medio o largo plazo, la
reducción automática del número de centros comerciales en las afueras, una calidad
mayor en la construcción o un mejor transporte público.
36
no es posible cerrar todas las centrales térmicas de combustión de carbón de la noche
a la mañana. Y aquí es donde la fórmula “el carbón ha venido para quedarse” se hace
realidad, al menos durante un tiempo. Pero es posible cerrar muchas centrales térmicas
de combustión de carbón antiguas y convertir el suministro de muchas otras de básico
a de reserva.
En la mayoría de los casos, las centrales térmicas de combustión de carbón existentes
no estarán equipadas con la tecnología CAC. Por tanto, tiene sentido reemplazar estas
centrales por centrales de ciclo combinado, por ejemplo, o con energía eólica, pero tam-
bién mejorar su rendimiento. Si esto puede ocurrir ¿por qué reintroducir la combustión
de carbón con la CAC?
37
Existen muchas incógnitas alrededor de la energía nuclear. Un accidente o un incidente
dramático pueden cambiar las reglas del juego en un sólo minuto.
Las incógnitas sobre el carbón son, sobre todo, políticas. Si existe un compromiso serio
sobre el clima, la energía termoeléctrica saldrá cara incluso si el carbón es barato. La
electricidad probablemente se encarezca según aumenten los precios de las emisiones.
Pero mientras que los gobiernos sigan vendiendo licencias, el contribuyente ganará lo
que pierda el consumidor.
No existen grandes incógnitas alrededor de la energía eólica. La tecnología puede me-
jorar y abaratarse pero no va a deteriorarse ni a ser más cara.
Las células fotovoltaicas producen electricidad durante el día, que es cuando la mayoría
de las escuelas y las oficinas están abiertas. Y la solar térmica, que puede utilizarse en
refrigeración, produce más cuando el aire acondicionado gasta más energía.
La combinación de calor y electricidad a partir de biocombustibles no sale cara y puede
utilizarse para estabilizar el sistema energético.
Algunas energías renovables tienen costes de sistema extraordinarios. La energía eó-
lica necesita un respaldo que no es gratis. Pero en casi todo el mundo esto es un pro-
blema muy lejano. El sistema energético puede absorber mucha energía eólica.
En todo caso, la eficiencia es siempre lo más barato. Las bombillas de bajo consumo
cuestan unos 3 dólares en Ikea y ahorran 49 vatios por 6.000 horas en comparación
con las bombillas incandescentes a las que reemplaza.
La sostenibilidad cuesta lo que cuesta. Todo lo demás es como la política pesquera de la
UE: se come más de lo que hay.
Con unas políticas sobre el clima más estrictas y con la aparición de objetivos como la
reducción de los gases de efecto invernadero, ya no es útil comparar las energías re-
novables con las centrales térmicas tradicionales. Tienen que compararse con la CAC.
Un estudio de Viebahn et al. (2006) muestra que las energías renovables serán compe-
titivas en electricidad frente a las centrales con CAC desde el principio de la tecnología
CAC en 2020 (energía eólica) o a partir del periodo 2030-2040 (mezcla de todas las
energías renovables), dependiendo del aumento del precio de los combustibles fósiles63.
Otros factores, incluyen la vida media de las centrales eléctricas, la disponibilidad de la
tecnología CAC y el desarrollo de la demanda de energía a lo largo del tiempo. Aunque
todo el mundo habla sobre la capacidad de la tecnología CAC para comercializarse (lo
que no significa que sea opción ecológica viable) para 2020, esto seguirá siendo una
38
incógnita hasta que las plantas piloto demuestren que pueden cumplir el plazo.
39
REFERENCIAS Y NOTAS
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desde la Comisión al Ayuntamiento, el Parlamento Europeo, el Comité Europeo Económico y Social de las
Regiones)
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European emissions by 20 per cent as early as 2020. “In 20, 30 years new technologies will be able to
reduce CO2 emissions fast and drastically without high costs”, said Joseffson to the “Frankfurter Rundschau”. A
Vattenfall report says that the consequences of a later emissions peak in 2040 are neglectable to the climate
development. (Translated from German) (…Josefsson señala que no sera necesario reducir las emisiones
europeas en un 20 por ciento para 2020. “En 20, 30 años habrá nuevas tecnologías capaces de reducir
las emisiones rápido y drásticamente sin altos costes”, dijo Joseffson a “Fransfurter Rundschau”. Un informe
Vattenfall indica que las consecuencias de un pico de emisión en 2040 sobre el desarrollo del clima son
despreciables)
28. COM(2008) 16 final: proposal for a Directive of the European Parliament and of the Council amending
Directive 2003/87/EC so as to improve and extend the greenhouse gas emission allowance trading system
of the Community. (Propuesta para una Directiva al Parlamento Europeo y al Consejo de la Directiva
2003/87/EC corregida para mejorar y extender el sistema de permisos comerciales de las emisiones de gases
invernadero)
29. http://www.euractiv.com/en/climate-change/eu-emissions-trading-scheme/article-133629
30. Vattenfall (2008): The climate threat. Can humanity rise to the greatest challenge of our times? www.
vattenfall.com/climate (La amenaza del clima. ¿Puede la humanidad alzarse ante el mayor reto de nuestro
tiempo?)
31. Official documents, reports and submissions from countries and observer organisations can all be obtained
from the official UN website http://www.unfccc.int (Los documentos, informes y propuestas oficiales de
países y organizaciones observadoras se pueden obtener en la página web oficial http://www.unfccc.int
32. Vattenfall is the 4th biggest utility in Europe, producing 20% of electricity in the Scandinavian countries
(excl. Norway and Island), 14% of electricity in Germany, and 27% in Poland. (Vattenfall es la cuarta empresa
energética más grande en Europa produciendo el 20% de la electricidad que se consume en los países
Escandinavos (excluyendo Noruega e Islandia), 14% de la electricidad de Alemania, y el 27% de Polonia)
33. Vattenfall kurzgefasst, Junio 2006
34. Baer P., Athanasiou T. (2007): Curbing Climate Change? A critical appraisal of the Vattenfall proposal for a
fair climate regime. Global Issue Papers No. 31 (¿Dominando el cambio climático? Una evaluación crítica a la
propuesta de Vattenfall para un régimen climático justo)
35. Hans-Jürgen Cramer successor of Klaus Rauscher was replaced by Tuomo Hatakka (former CEO of
Vattenfall Poland after four month end of 2007) [Hans-Jürgen Cramer successor de Klaus Rauscher fue
sustituido por Tuomo Hatakka (anterior Gerente General de Vattenfall Polonia después de cuatro meses a
finales de 2007)]
36. The new block will be added to the already existing blocks III and IV with 1,900MW in total (http://www.
vattenfall.de). (El Nuevo bloque será añadido a los ya existents bloques III y IV con 1,900MW en total)
37. Emissions calculated by assuming: base load, 8,000h/yr (Emisiones calculadas asumiendo un factor de
8,000h/yr)
38. Alpha ventus is a joint venture between E.ON, EWE and Vattenfall Europe. (Alpha ventus es una empresa
conjunta entre E.ON, EWE y Vattenfall Europa)
39. Dow Jones Unternehmen Deutschland (25.06.2007): Vattenfall investiert in erneuerbare Energien (Vattenfal
invierte en energías renovables)
40. Vattenfall (2007): Global mapping of Greenhouse Gas abatement opportunities up to 2030. (Mapa global
de las oportunidades para la reducción de los Gases Invernadero hasta 2030)
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Beispiel Vattenfall. (Presentación de Lars G. Josefsson en Zúrich, 28 de septiembre de 2007: La protección del
clima desde la perspectiva de la economía – El ejemplo de Vattenfall)
42. Vattenfall press office on 26 April 2007 at the occasion of Vattenfall AGM meeting. (Vattenfall oficina de
prensa el 26 de Abril de 2007 en occasion de la reunión del grupo Vettenfall AGM)
43. 18.9.2007 – Lars G. Josefsson explaining his coal plans in Potsdam: Perspektiven für einen klimafreundlichen
Erhalt der brandenburgischen Braunkohlewirtschaft; http://www.stk.brandenburg.de/cms/detail.
php?gsid=bb2.c.431398.de (Lars G. Josefsson explicando sus planes para el carbón en Postdam: Perspectivas
para una preservación de la economía del lignito de Brandenburgo respetuosa con el clima)
44. Strömberg L., Lindgren G., Anheden M., Simonsson N., Köpcke M. (2006): Vattenfall`s 30 MWth oxyfuel
pilot plant project. (Proyecto piloto de una planta de oxy-combustible de 30MWth por Vattenfall)
45. Tagesspiegel (17.10.2007): Vattenfall speichert CO2 in der Altmark. (Vattenfall almacena CO2 en el Altmark)
http://www.tagesspiegel.de/wirtschaft/;art271,2400832
41
46. Vattenfall (2007): Global mapping of Greenhouse Gas abatement opportunities up to 2030. (Mapa global
de las oportunidades para la reducción de los Gases Invernadero hasta 2030)
47. Die Zeit (Nr.16, p.28 from 12.04.2007): Ein Mann macht Kohle. Josefsson: “Dann haben wir ein echtes
Problem. Dann müssen wir die Dämme höher bauen.” (Un hombre hace carbón [coloq. “dinero”]. Josefsson:
“Entonces tendremos un problema serio. Entonces tendremos que elevar las presas.”)
48. Digest of United Kingdom energy statistics 2008
49. Nationmaster country table (http://www.nationmaster.com/country/no-norway/ene-energy)
50. BDEW (http://www.bdew.de/bdew.nsf/id/DE_20080410_PM_Energiemix_verringert_Risiken?open)
51. http://www.regjeringen.no/nb/dep/oed/tema/CO2 /CO2 -handtering-pa-mongstad.html?id=502210 Read 15
April 2008
52. Tore Braend: CCS in Norway. (unpublished draft 15.04.2008)
53. Brussels European Council 19/20 June 2008 Presidency Conclusions (para 45, p.12): “The European
Council calls on the Commission to bring forward as soon as possible a mechanism to incentivise Member
State and private sector investment to ensure the construction and operation by 2015 of up to 12
demonstration plants of commercial power generation with carbon capture and storage, as agreed by the
European Council in spring 2007.” (Bruselas Consejo Europeo 19/20 de Junio 2008, conclusiones de la
Presidencia (párrafo 45, p.12): “El Consejo Europeo llama a la Comisión para llevar adelante tan pronto como
sea posible un mecanismo para incentivar las inversiones de los Estados miembros y del sector privado y así
asegurar la construcción y operación en 2015 de hasta 12 plantas de demostración para la generación eléctrica
comercial con captura de carbono y almacenamiento, tal y como fue acordado por el Consejo Europeo en
primavera 2007”)
54. International Institute for Applied Systems Analysis (Instituto Internacional de Sistemas de Análisis Aplicado)
55. World Energy Outlook 2006, part 2, p263
56. Greenpeace energy [r]evolution (2005), download under: http://www.greenpeace.org/international/press/
reports/energy-revolution-a-sustainab
57. MED-CSP (2005): Concentrating solar power for the Mediterranean region. http://www.dlr.de/tt/med-csp
(Concentrando energía solar para la región Mediterránea)
58. Arvizu D. (2008): Potential role and contribution of direct solar energy to the mitigation of climate
change. From: Proceedings of the IPCC scoping meeting on renewable energy sources. (Papel potencial y
contribución de la energía solar directa en la mitigación del cambio climático. Conferencia del alcance de la
reunión del IPCC en las fuentes de energías renovables)
59. http://www.iter/org/a/index_nav_1.htm
60. Data Bundesverband Erneuerbare Energie e.V. (BEE), as of 08.01.2008
61. COM (2008) xxx (23.01.2008): Proposal for a Directive of the European Parliament and of the Council
on the geological storage of carbon dioxide and amending Council Directives 85/337/EEC, 96/61EC,
2001/80EC, 2004/35/EC, 2006/12/EC and regulation (EC) No 1013/2006
(Propuesta para una Directiva del Parlamento Europeo y del Consejo en el almacenamiento de dióxido de
carbono y correcciones a las Directivas 85/337/EEC, 96/61EC, 2001/80EC, 2004/35/EC, 2006/12/EC y la
regulación (EC) No 1013/2006)
62. Los proyectos de referencia de Siemens se pueden encontrar en: www.siemens.se/sbt/BuildingAutoma
tion_HVAC/tjn/tjn_pfc_ref.asp, TACs at www.tac.com/se/Navigate?node=1948
63. Viebahn P., Edenhofer, O., Esken A., Fischedick M., Nitsch J., Schüwer D., Supersberger N., Zuberbühler U.
(2006): Comparison of carbon capture and storage with renewable energy technologies regarding structural,
economical, and ecological aspects. GHGT-8. (Comparación de la captura de carbono y almacenamiento con
ayuda de las Energías Renovables desde el punto de vista estructural, económico y ecológico)
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AirClim
Secretariado de Contaminación del Aire y Clima
(Antigua ONG Secretaría sobre la Lluvia Ácida)
El objetivo principal de la Secretaría es promover la concienciación sobre los problemas
relacionados con la contaminación atmosférica y el cambio climático, y por tanto, en
parte como consecuencia de la presión pública, conseguir las reducciones necesarias
de emisiones de contaminantes atmosféricos y de gases de efecto invernadero. Nuestro
objetivo es lograr que estas emisiones se reduzcan a un nivel tolerable para el medio
ambiente.
Para fomentar estos objetivos, la Secretaría:
u Lleva un seguimiento de las tendencias políticas y de los avances científicos.
u Actúa como un centro de información, principalmente para organizaciones
medioambientales europeas pero también para medios de comunicación, autoridades
gubernamentales e investigadores.
u Produce material informativo.
u Apoya a los organismos medioambientales de otros países en sus objetivos
comunes.
u Participa como grupo de interés y en las campañas de las organizaciones
medioambientales en lo referente a las políticas europeas sobre la calidad del aire
y el cambio climático. Asimismo, asiste a las reuniones de la Convención sobre la
Contaminación Atmosférica Transfronteriza a Larga Distancia y de la Convención
Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Ecologistas en Acción
Marqués de Leganés 12 - 28004 Madrid (Spain)
Teléfono: +34-91-5312739 Fax: +34-91-5312611
http://www.ecologistasenaccion.org/
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COLECCIN CONTAMINACIN DEL AIRE Y CLIMA
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Este informe va más allá de deslumbrante imagen que sus partidarios han dado a la
captura y almacenamiento de carbono (CAC). Muestra cómo las perspectivas de la CAC
se están utilizando hoy en día para construir más centrales térmicas de combustión
de carbón, fomentando así el cambio climático. Este informe no tiene la intención de
condenar la CAC pero hace un llamamiento para que se tomen decisiones de manera
inteligente.
Este informe describe las diferentes tecnologías de captura en desarrollo, el alcance de
la CAC y los riesgos potenciales del almacenamiento de dióxido de carbono. Además,
discute la cuestión sobre quién quiere la CAC y perfila su dimensión política.
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