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Exp. 2010-0810
CS-2010-0116
Adjunto al oficio Nº 01436 del 2 de noviembre de 2010, el Juzgado de
Sustanciación remitió a esta Sala Político-Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia,
el cuaderno separado abierto con ocasión de la solicitud de medida cautelar innominada
formulada por el abogado Luis Gerardo Ascanio Esteves, inscrito en el INPREABOGADO
bajo el Nro. 14.317, actuando con el carácter de apoderado judicial de la CÁMARA
VENEZOLANA DE LA EDUCACIÓN PRIVADA (CAVEP), asociación civil inscrita
ante la Oficina Subalterna de Registro del Distrito Sucre del Estado Miranda, en fecha 9 de
noviembre de 1992, bajo el No. 46, Tomo 26, Protocolo Primero; en el recurso contencioso
administrativo de nulidad incoado por la referida asociación contra los actos
administrativos contenidos en las Resoluciones conjuntas Nos. DM/No. 056 - DM/No. 045
y DM/No.057-DM/No. 046, s/f, emanadas del MINISTERIO DEL POPULAR PARA
EL COMERCIO y el MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA
EDUCACIÓN, publicadas en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela
No. 39.460, de fecha 7 de julio de 2010, “así como de las actas sancionatorias dictadas
por un supuesto incumplimiento de tales Resoluciones y que se acompañan en copias
marcadas 1,2,3,4 y 5”.
Por otra parte el apoderado actor denuncia que los actos impugnados adolecen de
los siguientes vicios:
Indica que conforme a lo previsto en el artículo 102 eiusdem, toda persona tiene
derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y
oportunidades, y debe garantizarse en todos los niveles tanto en los centros educativos
públicos como en los privados, en razón de lo cual establece el artículo 106 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela “que quien desee fundar y
mantener instituciones educativas privadas, y quienes así lo soliciten, deben demostrar
capacidad e igualmente tener requisitos éticos, académicos, científicos, económicos, de
infraestructura y los demás que la Ley establezca”.
Que cuando a los establecimientos educativos privados se les reconoce que cumplen
los requisitos exigidos y obtienen la aprobación para funcionar e impartir educación
pública, se integran al sistema educativo y “luego no pueden ser tratados por el Ministerio
de Educación como establecimientos diferentes a los públicos, y menos como la actividad a
la que están dedicados no fuera la misma que la de las instituciones públicas…”.
Arguye que los centros educativos privados, si bien son el producto de la iniciativa
privada, ofrecen e imparten educación en los términos establecidos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, “y es por ello que el ministerio encargado
(Ministerio del Poder Popular para la Educación) debe y tiene que considerar a estos
centros como integrantes del sistema y no como intrusos o impostores del mismo”.
Que la asunción por parte del Estado venezolano de la titularidad del servicio
público educativo, no supone que tenga que administrarlo siempre de forma directa “y en
régimen de monopolio de gestión”.
Señala que para coadyuvar a satisfacer el derecho a la educación de toda persona,
“concurren los particulares y se incorporan al sistema educativo los establecimientos que
estos funden y mantengan”.
Arguye que en el caso bajo análisis, resulta necesario tener acceso al estudio
económico realizado por el Ejecutivo Nacional que sirvió de fundamento a las resoluciones
impugnadas, para poder conocer las razones que llevaron a “fijar el techo del porcentaje de
aumento en un 20% como efectivamente lo estableció la Resolución conjunta”.
Arguye que al fijar un tope máximo en las matrículas y las mensualidades de los
colegios privados por debajo de los índices de inflación y prohibir cualesquiera otros pagos,
se viola el derecho a fundar y sostener económicamente a las instituciones educativas y el
derecho de los padres y representantes a contribuir con el mantenimiento de las
instituciones privadas.
f. Ilegalidad por abuso de poder y por violación de las garantías del debido
proceso, del derecho a la defensa y el derecho a la presunción de inocencia.
Que los actos impugnados adolecen del vicio de abuso de poder, “por cuanto los
Ministerios accionados han modificado el régimen aplicable a los servicios de primera
necesidad, desconociendo la facultad atribuida a los dueños de los institutos educativos
privados y de las comunidades, delegando sin base legal las atribuciones de regular y
controlar precios y establecer políticas educativas, haciendo uso irrazonable y arbitrario
del poder al imponer límites a las actividades de los particulares (…) iniciando en forma
inmediata y abrupta centenas de procedimientos administrativos violando la garantía de la
presunción de inocencia…”.
Señala que las Resoluciones recurridas “al omitir ciertas garantías y ciertas
formalidades exigidas por la Ley, repugnan los principios de legalidad, de equidad, y por
consiguiente amenaza el funcionamiento regular y seguro de los servicios educativos que,
en un Estado de Derecho como el que garantiza nuestro ordenamiento jurídico, ha de
construir meta invariable y genuina de Democracia”.
Denuncia que los actos objeto de impugnación “trasladan a una organización
privada -constituida por padres, representantes o responsables (…)- funciones que estos
ministerios consideran les competen, y por ello traspasan la potestad de dictar actos
administrativos en su nombre. Los conoce la doctrina y la jurisprudencia como actos de
autoridad”.
Por otra parte, sostienen que la Resolución conjunta que fija el límite porcentual
máximo de aumento de matrícula y mensualidades “es anual y anterior a la fecha en que se
inicia el procedimiento…”; sin embargo, “es el caso [las resoluciones impugnadas] fueron
publicadas el 7 de julio de 2010 y el periodo durante el cual los establecimientos
educativos pueden realizar actividades educativas (…) se inicia el 15 de julio de cada año
hasta el 30 de julio”, por lo que estima que es absolutamente imposible aplicar las
resoluciones impugnadas para el año escolar 2010-2011.
Que los actos impugnados violan los tres ámbitos de la legalidad administrativa toda
vez que: i) crean obligaciones, cargas y controles no establecidos en las leyes; ii) atribuyen
competencias que no están contempladas en alguna norma legal; y iii) disponen la
aplicación de sanciones a infracciones que no están tipificadas en ninguna Ley.
Denuncia que ninguna de las normas invocadas por los Ministerios autores de los
actos recurridos, les atribuyen la potestad para regular y mucho menos restringir la
actividad educativa privada.
Aduce que se viola el contenido del artículo 5 de la Ley para la Defensa de las
Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios, pues ni el Ministerio del Poder Popular
para la Educación ni el Ministerio del Poder Popular para el Comercio, están facultados
para establecer las tarifas de los servicios educativos sino que corresponde al Presidente de
la República, en Consejo de Ministros, “cuando las circunstancias económicas y sociales
así lo requieran, a fin de garantizar el bienestar de la población, dictar las medidas de
carácter excepcional, destinadas a evitar el alza indebida de los precios de bienes y las
tarifas de servicios, declarándolos de primera necesidad…”.
Que la Resolución No. DM/No. 056 - DM/No. 045 incurre en la violación del
principio de legalidad de las infracciones y sanciones, dado que en su artículo 17 establece
que los infractores a las disposiciones en ella contenidas serán sancionados de conformidad
con lo dispuesto en la Ley Orgánica de Educación y en la Ley para la Defensa de las
Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios, “por tanto se otorga a los órganos
competentes la facultad de imponer las sanciones establecidas en leyes que nada
establecen en relación a estos supuestos incumplimientos…”.
j. Nulidad de los actos dictados por el Instituto para la Defensa de las Personas
en el Acceso de los Bienes y Servicios (INDEPABIS).
Que es evidente que los únicos destinatarios de las Resoluciones recurridas “que
pueden tomar la decisión (…) sobre el aumento de la matrícula y las mensualidades de
cada plantel educativo privado [son] las Asambleas de padres y representantes de ese
respectivo establecimiento educativo…”.
Que la referida Ley recae sobre todo acto jurídico existente entre el proveedor de
bienes y servicios con personas organizadas o no, con ocasión de la adquisición o
arrendamiento de bienes, la contratación de servicios y cualquier otro negocio jurídico de
interés económico.
Sobre la base de lo expuesto y de conformidad con los artículos 585 y 588 del
Código de Procedimiento Civil y “31” de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa el apoderado actor solicita se decrete medida cautelar innominada
“acordándose la suspensión provisional de las R056/045 y R057/046 cuya nulidad ha sido
demandada y cuya aplicación amenaza con ocasionar graves daños irreparables a las
personas naturales o jurídicas cuyos establecimientos educativos privados están
afectados…”.
Con relación al fumus bonis iuris, indica que está conformado por las resoluciones
recurridas y “[por] los procedimientos sancionatorios por parte de INDEPABIS…”.
II
MOTIVACIONES PARA DECIDIR
Corresponde a la Sala pronunciarse respecto a la solicitud de medida cautelar
innominada de suspensión de efectos, peticionada por el apoderado judicial de la Cámara
Venezolana de Educación Privada (CAVEP). En tal sentido, se observa:
Ahora bien, bajo la vigencia de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de
la República Bolivariana de Venezuela, publicada en la Gaceta Oficial No. 37.942, de fecha
20 de mayo de 2004, esta Sala determinó con relación a la solicitud de suspensión de
efectos de los actos administrativos de efectos generales lo siguiente:
En efecto, la diferencia que existe entre las medidas cautelares nominadas -incluida
la suspensión de los efectos del acto impugnado- y las innominadas, consiste en que las
primeras se encuentran expresamente previstas en el ordenamiento jurídico, mientras que
las segundas constituyen un instrumento procesal a través del cual el órgano jurisdiccional
adopta las medidas cautelares que en su criterio resultan necesarias y pertinentes para
garantizar la efectividad de la sentencia definitiva. (Vid. sentencias de esta Sala
Nros.02957, 00555, 00141, 00589, 00674 y 00752 de fechas 20 de diciembre de 2006, 7 de
mayo de 2008, 4 de febrero de 2009, 7 de mayo de 2009, 8 y 22 de julio de 2010,
respectivamente).
Así, la decisión del Juez debe fundamentarse no sobre simples alegatos de perjuicio,
sino en la argumentación y acreditación mediante elementos probatorios fehacientes, de los
hechos concretos que permitan crear en el Juzgador, al menos, una presunción grave de la
existencia de un posible perjuicio material y procesal para la parte solicitante.
En este sentido, dada la necesaria concurrencia de los requisitos del fumus boni iuris
y el periculum in mora para otorgar la suspensión de efectos requerida, verificada como ha
sido la inexistencia del periculum in mora, resulta innecesario el análisis del otro
requerimiento para la procedencia de la medida, la cual debe declararse improcedente. Así
se decide.
III
DECISIÓN
Con fundamento en los razonamientos antes señalados, esta Sala Político-
Administrativa del Tribunal Supremo de Justicia, administrando justicia en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara IMPROCEDENTE la medida cautelar
solicitada por el apoderado judicial de la asociación civil CÁMARA VENEZOLANA DE
LA EDUCACIÓN PRIVADA (CAVEP), en el recurso contencioso administrativo de
nulidad incoado contra los actos administrativos contenidos en las Resoluciones conjuntas
Nos. DM/No. 056 - DM/No. 045 y DM/No. 057 - DM/No. 046 emanadas del
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA EL COMERCIO y el MINISTERIO
DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN, publicadas en la Gaceta Oficial de
la República Bolivariana de Venezuela No. 39.460, de fecha 7 de julio de 2010.