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No hay conocimiento que no sea consecuencia directa de las dudas que surgen
de la interacción del hombre con su medio. La historia y las ciencias sociales
siguen ese mismo movimiento. Las ciencias sociales en su conjunto intentan
interpretar los fenómenos generados a parir de la acción directa del hombre
sobre su entorno y sus semejantes. La acción puede ocurrir tanto por omisión o
acción, y repercute en la manera en que se configura la realidad social. Las
ciencias sociales se encargan de estudiar de manera general a las acciones del
hombre y sus consecuencias, intentándoles dar una explicación lógica y
coherente, alejada de interpretaciones mágicas o de carácter sobrenatural,
ajenas de la propia acción humana.
Se busca pues, con ambas (tanto la historia como las demás disciplinas
sociales) establecer una orientación del hombre en su medio. Reducir el
margen de incertidumbre en su accionar con el medio que le rodea. La
necesidad de indagar en pasado surge de las necesidades que se imponen en
la vida cotidiana. El conocimiento no es fruto del placer por conocer, sino el
intento del hombre por resolver los problemas que lo aquejan en su vida
cotidiana. Según Villoro,la necesidad de comprender el presente es la que
impele a los hombres a indagar en el pasado para la búsqueda de las
respuestas:
La división no termina ahí, entre el mundo natural y el mundo social, sino que
más aun cada una de este gran grupo de ciencias se subdivide a su vez en
diversas disciplinas, como por ejemplo la economía, la sociológica, la política,
la historia, etc. para el caso de las ciencias sociales; mientras que en las
ciencias naturales encontramos a la botánica, la zoología, la biología, etc. Esta
división, como ya he mencionado., nace de la necesidad de aprehender a una
realidad sumamente compleja, para lo cual e hace una disección del objeto de
estudio. Aunque la realidad es una, siendo artificial la división entre el mundo
natural y el social.
• se debe establecer una jerarquía causal que fije las relaciones entre una
y otra debido a la multiplicidad de factores causales que hacen acto de
presencia de acuerdo a su relevancia histórica
• el azar sólo puede acelerar o retardar los acontecimientos pero no puede
alterar de modo alguno su curso
No cabe duda que estos postulados para el manejo de las relaciones causales y
la determinación de los acontecimientos dentro de los procesos sociales
resultan de mucha utilidad para el análisis social también. La necesidad de
comprender que los fenómenos no son de carácter extraordinario y único,
represento un paso muy importante en el desarrollo del las investigaciones
dela realidad social.
Aunque hay que reconocer que muchos de los postulados enunciados por el
nuevo pensamiento histórico ya habían sido formulados con anterioridad por el
materialismo histórico y dialéctico. Lo novedoso, a mi parecer, es que la ciencia
occidental retomara los principios epistemológicos de este método científico
social para intentar renovar las ciencias sociales occidentales.
Ideas como la concreción del mundo real, sobre la realidad como única e
indivisible, los procesos históricos, la interacción entre objeto y sujeto
cognoscente, etc. Eran temas ya abordados con anterioridad por el
materialismo histórico. Sólo la descomposición generalizada de la sociedad y la
incapacidad de las ciencias occidentales por dales siquiera una explicación, no
digamos una solución, obligó a replantear el corpus teórico. La historia fue la
cabeza de playa para la renovación.
La historia era la ciencia dedicada al estudio del hombre más antigua y la que
más mostraba sus limitaciones. Los problemas contemporáneos que afectan a
las ciencias sociales, luego del aparente fin de las ideologías, reproduce la
situación de principios del siglo XX. La solución quizás este en la revalorización
del materialismo histórico como método para la comprensión de la realidad
social.
De esta manera, por ejemplo, si alguien quiere conocer las razones por las
cuales se da sepultura a los muertos en la actualidad (pregunta derivada quizá
de un problema contemporáneo como lo es la sobrepoblación en los
camposantos y en la búsqueda de su solución) no basta con indagar hasta el
siglo XIX, donde se descubre que a los muertos también se les entierra y por lo
tanto concluir que "por una añeja tradición los hombres son enterrados al
morir". En este caso, para poder resolver satisfactoriamente la respuesta,
pensando ya en actuar a partir del conocimiento obtenido, la búsqueda de la
respuesta nos lleva a los orígenes mismos de la concepción sobre la muerte en
el mundo occidental.
A medida que el hombre vaya conociendo aún más sus objeto de estudio,
aparecerán nuevas dudas, nuevas interrogantes ante las cuales se debe
desarrollar la capacidad analítica del investigador para intentar resolverlas.
De esta manera nuestra base empírica no son más que interpretaciones ad hoc
de la realidad. No existe la certeza de que la información que nos llega del
pasado en forma de documentos u obras monumentales sean en sí válidas,
representen realmente la realidad en otros tiempos permitiendo un bosquejo
de este pasado.
Las maneras de utilizar esta información son varias, en el libro de el taller del
historiador se nos muestran distintas aproximaciones a la historia; pero a pesar
de esto se mantienen en todas ellas características comunes, elementales, que
guían las distintas investigaciones. Los principios enarbolados en la
reformulación metodológica de la historia se mantienen y sirven de guía no
sólo para la investigación histórica sino también para la social.
BIBLIOGRAFIA
-----, El Estado absolutista, trad. Sanntos Julia, México, Siglo XXI, 1979.
Bagú, Sergio, Tiempo, realidad social y conocimiento, México, Siglo XXI, 1980.
Pereyra Carlos, Luis Villoro, Arnaldo Córdova, et al. Historia, ¿Para qué?,
México, siglo XXI, 1980