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y ese tiempo se divide entre los supervivientes de la generación y se tiene la

esperanza
de vida.
Por ejemplo en Bolivia, un niño nacido en 1993 puede aspirar a vivir 57.8 años y al
llegar
a su primer año puede esperar vivir 61.7 años (CELADE 94), esto por que el niño
superó
su primer año de vida de alto riesgo de muerte, en cuanto en Bolivia la mortalidad
infantil
es muy alta.
Siendo que la esperanza de vida sintetiza el riesgo de muerte (tasa de mortalidad
por
edades), constituye el indicador de síntesis por excelencia para medir las
condiciones de
vida de las personas. La Esperanza de Vida es el número promedio de años que se
espera
pueda vivir una persona de edad x, de acuerdo a las tasas de mortalidad por edad
de la
población en estudio. Cuando la edad es 0 se denomina esperanza de vida al nacer.
Las siguientes son algunas de las características relacionadas con el
comportamiento de
la mortalidad para el quinquenio 2000 – 2005 en Bolivia y sus nueve
departamentos,
considerando que la tasa bruta de mortalidad Latinoamericana promedio para el
mismo
período es 7.7 muertes por mil habitantes al año, índices calculados a partir de las
estimaciones de población elaboradas por el INE/CELADE 1996, (LC/DEM/R.260
Serie OI
Nro. 113)
* Médico Salubrista, Profesional Nacional en Epidemiología, OPS/OMS.
ANUARIO EPIDEMIOLÓGICO 2000

Añ Tasa de mortalidad infantil Posición Cambio Porcentual Fecha de la Información


o
2003 56,05 64 2003 est.
2004 53,11 62 -5,25 % 2004 est.
2005 53,11 61 0,00 % 2005 est.
2006 51,77 61 -2,52 % 2006 est.
2007 50,43 58 -2,59 % 2007 est.
2008 49,09 59 -2,66 % 2008 est.

Definición: Esta variable da el número de muertes de niños menores de un año de edad en un


año determinado por cada 1000 niños nacidos vivos en el mismo año. Se incluye la tasa de
mortalidad total, y las muertes por género, masculino y femenino. Esta tasa se utiliza a menudo
como un indicador del nivel de salud de un país

(1989-1994), pero existe una gran variación regional. En el área rural e indígena del Altiplano, la razón es
de 929 muertes por cada 100.000 nacidos vivos.

El 75 por ciento de las muertes maternas ocurren durante el embarazo o el parto. El 60 por ciento de
todos los partos ocurren en el hogar sin la presencia de un asistente de partos calificado; en zonas
rurales, esta cifra alcanza el 75 por ciento. Aproximadamente la mitad de las mujeres embarazadas
reciben algún tipo de atención prenatal. Las principales causas de muerte materna son la hemorragia, el
aborto inducido y la hipertensión. Entre el 27 y el 35 por ciento de las muertes maternas tienen relación
con el aborto.

Los servicios de salud primaria fueron expandidos en 1999, cuando el Ministerio de Salud y el Banco
Mundial lanzaron Seguro Básico de Salud (SBS), un paquete de servicios de salud gratuitos. SBS abarca
atención prenatal, parto y atención postparto, así como también el

tratamiento de emergencias obstétricas y neonatales, incluida la atención postaborto.Para más


información contacte:

En algunos lugares del mundo, la falta de medios adecuados hace que tener un hijo implique
graves riesgos para la salud de las madres e incluso la muerte. Según datos de la
Organización Mundial de la Salud, cada año más de medio millón de madres mueren antes,
durante o poco después del parto, pese a que la mayoría de esas defunciones pueden
evitarse. Uno de los países donde este índice de mortalidad materna es más elevado es
Bolivia, donde, según datos del PNUD, por cada 100.000 nacidos vivos, fallecen 390 madres.
Esta cifra es 65 veces superior a la tasa española, con 6 fallecimientos por cada 100.000
nacimientos. Para poner freno a esta situación y trabajar en la atención de las madres
durante el embarazo, el parto y el puerperio o postparto, INTERVIDA lleva a cabo en Bolivia
una actividad para fortalecer la formación en salud reproductiva.

En las áreas rurales y dispersas de Bolivia, la mayoría de las mujeres no tienen acceso a
servicios de salud ni realizan los cuidados necesarios durante y después del embarazo y el
parto, situación que incrementa su vulnerabilidad ante las complicaciones que puedan
surgir. Se calcula que un 62% de las muertes maternas tiene lugar durante el embarazo, el
23% ocurre en el parto y el 16% en el puerperio, siendo mayor la incidencia cuando las
madres no son atendidas por personal capacitado.

Los objetivos del estudio son proyectar el valor de la tasa de mortalidad materna por 100,000
nacidos vivos para el año 2015 bajo un escenario de tendencia y encontrar la opción más
costo-eficiente para alcanzar la meta del milenio de reducir esta tasa en ¾, lo que implica, en
el caso de Bolivia, reducirla hasta el valor de 104. Utilizando un modelo construido con
técnicas de dinámica de sistemas, se concluye que Bolivia no alcanzará la meta; por el
contrario, el valor de la tasa de mortalidad materna será de 208 para el año 2015. Asimismo,
se comprueba que la intervención más costo-eficiente es el incremento de la calidad de la
atención durante el puerperio, lo que posibilitaría alcanzar una tasa de 105. Esto significaría
que si se mantiene las actuales políticas de salud publica pero se incrementa la calidad de
puerperio y se cubre totalmente tanto atención de puerperio como atención prenatal en las
áreas urbana y rural de Bolivia con un costo adicional de 105 millones de dólares del 2003
sobre el escenario base esto para el periodo 2007-2015

El país ha encontrado en el Seguro Universal Materno Infantil (SUMI) un arma para lograr el compromiso
asumido mundialmente de reducir la mortalidad materna e infantil a cifras mínimas hasta el año 2015.
Según datos divulgados en el taller nacional de análisis de este seguro, que se realiza en Cochabamba,
entre los años 1994 y 2003 la tasa de mortalidad materna se redujo un 41%, mientras que desde 1998
hasta 2003 la tasa de mortalidad de niños menores de cinco años bajó un 47% y los óbitos de neonatos
un 31%.
Si bien las tasas de mortalidad continúan siendo elevadas con respecto a las que registran otros países
en vías de desarrollo, los alcances de este seguro de salud, que el 21 de noviembre cumplirá tres años de
vigencia, son alentadores
Fernando Espinoza, director nacional de Salud, que es uno de los aproximadamente 200 participantes de
este taller nacional, aseguró que una de las conclusiones de este encuentro, que finalizó ayer, es que el
SUMI se ha convertido en una política de Estado ya consolidada y que de continuar avanzando a este
ritmo, la tendencia es que se logre aumentar la cobertura y, por consiguiente, se reduzca aún más las
tasas de mortalida

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