Você está na página 1de 112
MAS CRIANZA MENOS TERAPIA En la actualidad, quienes atravesamos la paternidad padecemos el ideal de ser “buenos padres" de manera aplastante. Queremos que nuestros hijos sean felices todo el tiempo, que no sufran, que no se angustien, que no vivan ningun conflicto. Pero es gracias a esa posibilidad, a esos momentos de crisis, que los vinculos ~y las personas- crecen. En Més crianza, menos terapia, el psicoanalista Luciano Lutereau propone sumarel andlisis personal alo terapéu- tico,lovivencial, e incorporar la angustia de la paternidad como algo intrinseco a ese rol. En este libro, elector no encontraré recetas sino mas bien consejos, descrip ciones de situaciones concretas y comunes, refiexiones y perspectivas para transitar esos momentos naturales, de cualquier crianza: el destete, el ‘no me come’, los, orqué, los caprichos, los berrinches, la dificultad para, dormir, los miedos, el control de esfinteres. Los padresino venimos con un manual bajo el brazoy esta propuesta tampoco pretende ser esa guia, Mas bien se presenta como una posibilidad de afrontar conflictos que en realidad son propios de la crianza, de la angustia, que implica crecer y ser padres. wun VidVUal SONAW ‘VZNVIYD SYW AvVausinioNvioNT 6 MAS CRIANZA MENOS TERAPIA SER PADRES EN EL SIGLO XXI Mas crianza, menos terapia Mas crianza, menos terapia Ser padres en el siglo XXI Luciano Lutereau P PAIDOS uno Ais Babe Méscn Desi cables Dopranents do it do Gripe Edi Pana SA ‘san avessa29670-9 Hecho el epbsto que proven Lay Inpro onagertinn Pontos MPegntna que me ensean... sn perder ts pa ‘Sionspre be tendo buenas relacianes can mis padres Me pegebian inuy poco. De becba, me parece que solo me pega tna vex durante tda mi infencia Enpszaron ef 23 de diciembre de 1942 yy acabaron en da primavera de 1944, Wooy Atuix, Bananas Separarve de la especie por algo saperior noes sberbia es amor Poses decir aii scree: Gustavo Crnant, Adie eo Ue SUSANA Bde suARE rami en Cine inDICE Préloge, Em fr libros soda es muds fii B Por qué Mis rian, menos terapia 0 Capitulo 1 La infancia es un modo de hablar 1, Preguntas que interpelan .....2622000 an 2, zAqué querés jugar? ...sseceecseeseeses 3, Los miedos: hay mis luz cuando alguien habla...... 42 4. gPor quélloran los nis? eee ece eee 30 5. «Ahora no lo quiero» siinestes coxves SD, Capitulo 2 Los nifios no se crian solos nacre de todas ls exlpas . 75 alateta .... cecereeees BB uncia y entrega: el control de esfinteres ........ 91 maps de Faipo ave 8 smo retamios a un nilio se 107 Capitulo 3 Cuestiones de crianza en la vida cotidiana |. No se quiere dormir: Se mete el dedo en la narins. os... - Nose quiere baliatin ves sesecesesesseseeeee No suelta la Play. No acepra los limites... ...... ‘Mami, pap me esti molestando Yo violento ....seeeeeee Ninos trstes Capitulo 4 El saber y sus correlatos 1. La escuela, aprender por amor 2. Dingnostieate y te diré quién eres... 7 +123 ne 136 Mt 146 192 159 Capitulo s La sextialiiad y el fin de la infancia? 1. Flogio de a ternura « . = 183 2. Cuando se acaba la magia de los padres 2192 Capitulo 6 Decir qué hacer 1, Nosotros, los terapeutas 2197 2. Llamaral pediatra ... 208 3. Esos pequetios maestros. £208 Sondtvack a 5 Agrndeciniensos 221 Prologe EN LOS LIBROS TODO ES MAS FACIL ‘Una tarde, mientras jugstbamos al Jenga en el suclo del con= sultotio, Ledn, de 9 aos, me pregunté: «Lu, 2vos de qué ta bajis?> Decidé tomarme en serio su inquictud. Fs claro que, sen- tad en el piso, en plena hora de juogo, yo no parecta um trax bajador convencional. En el consultoria podemos jugar @ que trahajamos , por ejemplo, dlisfrazarnos... pero zde que trabaja alguien que juega? Para Le6n, ambas cosas eran incompatibles. No solo para este nifo, sino para la mayoria de las perso- nas de nuestra sociedad, el trabajo es un suerficio necesato. Peto este no es el punto, porque para mi también es cansador algunas noches termsinar de trabajar después del horatio en que muchos ya han cenado y estén en Ia cama La cuestidn es otra. Para L.eén, yo no era un adulto como Jos dems. O, dicho de otra manera, para Gl... yo no era yo. Cuando jugaba, «Lu» no era un terapeuta formado en psi- coandiss, padre de familia, docente universitario, eseritor de jugar, en la medida en que soy libros, eteétera, Por eso pod ‘una presencia artancada al mundo de los adultos. Alas maestrs y profesores a veces les pasa algo parecido, cuando vemos el efecto extraio que produce en un nino en contrarlos fuera de la escuela. Fs eomo si despues de hacer lo {que nos toca, wolviésemos al eajdn de los juguetes- B ‘Sin embargo, ;no vivimos dentro del consultoria! La vida 1808 acosa como a los demés adultos, padecemos la falta de tiempo del mando contemparsineo, los apremios econdmicos y también sufrimos con las euestiones amorasas, Histo mie re- ccuerda otra anéedota, A medialos del afto pasado, salfa cle la Feria del Libro com. mi hijo Joaqi min que él venga conmigo a este tipo dle eventos, El ao anterior, mientras ua colege elogiaba mi ensayo, yo discurfa con Joaquin por un sindwieh de miga que rho queria compartir con el hijo del editor del libro que estaba presentando. Luego tuvimos que busearlos a ambos, porque n Yas jugaron una escondlida que nos hizo pegar un susto bivbaro. Creo que asi se vengaron de nuestra desatencién. Decfa que fumes la Feria del Libro. Al sali, lovin bastante yo tenia un solo paraguas. Joaquin queria eaminar y yo no queria (que se mojara. Lo empeeé a retar hasta que noté que en el bar de Ja esquina haba una mujer que me miraba de manera desapro- batoria, Imagine usted cual fue mi sorpresa cuando advert! que axquell sefiora vena sobre la mesa un ejemplar de mi libro. No. ppude dejar de sonrei y decitle: «Fin los libros todo es mis fil Por lo tanto, renuncio dese este prélogo a prometer un Libro que sea ficil en a prictica. Quédese tranquilo, entonces, porque no ledité lo que hay que hacery no dejaré de incluirme ‘como padre en Ia crianza de un Este trabajo es una conversacién, la propuesta de un dilogo abierto, Fs el resultado de muchas horas de trahajo con padres ‘que vienen 2 mi consultorio para busear formas de acerearse 2 sus hijos, sin estigmatizarlos ni diagnosticarios de manera abu~ siva. No queremos nombres de patologias, que cariosamente a vyeees sven para tranquilizarnos, sino la expesiencia del mundo tal como ls viven los nifos, para reaprender a verlo desile su punto de vista. Hoy en gen ser padres. A diario encontramos hombres bién nosotros fimnos nis. 1.0 corten buenos tiempos para quienes eli- 2e prefieren 4 postergar o reminciar a la paternidad, a favor del éxito narcisis- ta, mientras que algunas mujeres recién empievan a pensar en In euestién cuando el reo) biol6gico marca la hora. Flay tantas cosas para hacer antes, pensamos. Y los valientes que se animan (0 atreven) a traer un hijo al mundo, al poco tiempo ya se eneventran lidiando con el dleshorde y la angustia que implica hn evianza. Este ¢s wn punto central no hay manera de eriar 2 un nifio sin una cuota de an- ‘gustia, Esta evota no significa necesaviamente algo malo, sino {que es el mejor indicador de que estamos ah eoncernides por esa vida que nos reclama. Fin este libro trabajaremos varias de hs angustiosas fantasti «que acompaiian la erianza, porque no se trata de temores pato- légicas, sino de enerucijadas fundamentales que nos permiten pensar nuestra posicion como padres y las decisones que, en cada momento, nos toea tomar, Para concluir esta presentacién quisiera recordar otra situa- <6, adel nino que al despedirme en la puerta del cansultorio, al ver que yo guardaba el dinero que me entregaba su madre en el boksillo, me pregants: Nos no usis billetera? No, spor que? —le respon — Pero eno 0s vat Coma si Ia masculinidad dependiera de una i «sl vision infantil, para la cual ser vardn es shaver de varéi>, cs decir, jugara set. Mi mayor desea es que este aporte pueda servir para plan- tear preguntas que nos permitan ser los padres que queremos y podemios ser, y no ideales imaginarios que nos hagan creer ‘que podemos jugara ser padres. Podemos jugara pero ya estamos grandes para otras. POR QUE MAS CRIANZA, MENOS TERAPIA ‘Mas erienza, menos teapia recuerda a otro titulo, el del cl deautoayuda de Lou Marinoff Miis Plain y menas Prozac, spor «qué decid parafrasearlo para el titulo de este libro? Esta eleccién parece menos justifcada si fe evento al lector (que existe otro libro, que se lama Gannrias de ftcidad. Esta sobre las fitros de auteayda (2015), en el que Vanina Papelini resume las consignas que conlleva [a literatura de superaeidn personal en las siguientes aciones: comunieacidn transparent; stutoafirmayse y superarse;serefieaz, manejar el estrés,dominar cl tiempo; cambiar para adaptarse... jNada de esto es lo que encontrari en mi libro! Nada de es, al menes no en el sentido de proponer valores con la forma de recetas que le digan a cada vno qué hacer. Un querido amigo, el psicoanalista y profesor Gabriel Lombardi, suele decir que las libros de autoayuda implican un imperativo, aque se expresa en la siguiente frase: «Aci tenés mi libro, leelo y arreglate como pueda gregaria un paso més, una advertencia implicta en est tipo dle ensayos: «¥ i después de leerlo tu vida no es tan feliz como libro teinvitaa seri, es tu problema». Con lo cual volvemos al punto de parti, que expla el motivo por ef cual el lector ‘bused un libro. ¥ ai buseari otro y huego otto, sucesivamente Nada de est, porque si clegi este titulo es para invertir exe tipo de lectura, en el que de manera positiva —como si se 7 tratara de una suma, un paso detris de atro— se prop cscalones para un bienestar que no es mis que we fantas ta paradoja de la socicial en que vivimos, en fa que cada uno Ihusea su verdadero yo (singular y original), pero terminames ‘o menos parecidos (consumidlores con. siend todos mi snenos espiriualidad ‘Mi posicion va a contrapelo de estas inrenciones: para mi €l principio de todo lo bueno que puede legares el conflict. Las relaciones humanas implican confitivida y es gracks a sos momentos de crisis que los vinenlos erecen, Pongamos “un ejemplo staple: toda pareja se inicia con un enamoramien- to que dura cierto tiempo, hasta que llega la primera pelea §, cntonees, ahi recign seri que esa pareja se cansolidari como tal, cuando ambos puedan elegese més alli de a obme primera. ¥ este pasaje implica ver de manera ms reaista al ftro, aprender a aceptarlo incluso cuando haya casas que no ora ien cr pole dl conto no quire dex que haya queue ples Suna pas os consol dapat dela primera discus, ambien oe he Bayo sun peo rejas que se pelean siempre por Io misino tuna cosa como la otra. La salud mental es que los conflictos se vayan transformando con el tempo, pero esto supone admitir {que no puede haber comunicacidn transparente, ni superacion. «que no implique pasar por una inscancia critica, muchos menos adaptaci6n, Fs itrisorio pensar que uma pareja se pelea porque los amantes no se comuniean de manera adecuada, cualquiera —que haya estado en pareja— sabe que el sfntoma mis com- plejo de una relacion radica en que decir algo para lastmar al tro sea mas importante que lo que se tiene para deci ‘Signuund Freud escribis hace muchos aos que su manera de transmitir a otros su descubrimiento era através de «con- sejose. Pienso,entonces, que una primera manera de entender imi stulo podria ser Mas consejos, mena recetas, Antes que un 8 POR QUE ALS CRINNZA, MENON TERA libro basado en la autoayuda,en el que le digo a usted, lector, {qué hacer, prefiero contarle situaciones conereras y el modo en que yo las he atravesado, como terapenta, pero también ‘como padre, para que pueda acompariarme a mi y no sea yo el experto. sal conehuir a leetura no seré yo quien lo deje solo, sino usted quien habri deciddo partir. Espero no me abandone antes de Megara la cima pagina. Seguramente usted leyé la solapa para ver quién soy. Ahora sabe que mi préetica se mutre del psicoanslisis, Le contaré un chiste para explicarie emo pienso mi relacdin eon esta discipli- tun chiste que se atribuye a Woody Allen, quien le ents ‘um amigo que durante muchos aios padecié enuresis (hacerse pis encima) hasta que fue un psicoanalista. Entonces el amigo Fe pregunta si curd su sintoma. La respuesta es: «No, me sigo Insciendo pis encima, pero ya no me importa. “Toda la gracia del chiste radica en el desplazamiento del stoma hacia la enlpa, como si quien se analizara perdiera valores morales bisicos: se vuelve desprejuiciado, ya no tiene ‘vergiienza, no se siente culpable, pero sigue siendo el mismo. Es una imagen prosaica del psicoansliss, que podefa levar a pensar que otros ipos de terapias son mis eieaces para cambiar no solo In mitoayuda se preocupa por los efectos terapéuticos ripidos—, cuando en realidad la pregunta deberia ser buscamos euando buscamos desesperadamente soluciones? «Nada bueno nace del apuro», dice el misico Nahuel Briones —que expresa muy bien eon sus canciones lo que yo pienso del psicoanilisis—. Antes que dominarlo, mejar hacemos amigos del tiempo y dejar de correr; antes que manejar In ansiedad, me jor dejar ie eseaparle porque solo asf se transforma en miedo, Otro miisico que dice con eanciones lo que yo pienso con el psicoanslisis —me refieroa Jorge Drexler—dice en una de sus Tetras: «Uno solo conserva lo que no amarra,es decir, einte ims queremos producir un efecto, mnés entorpecemos las cosas; ‘exnto menos queremas que algo pase, termina ocurriend 9 lo tinico que tenemos es aquello que dejamos que lege. Ya lo dijo también ese otto psicoanalista musical, Fito Piece, cuando escribid en la letra de Cable a tierra: «No dificultes la egadla del amor, Propongo una nueva forma de leer el titulo: Mis canciones, menos tories, Por eso el leetor encontrar varias rele rencias literaria,a peliculas, discos ¢ineluso, como sugerencia para eada capitulo, la reeomendacién de algunas obras para compaiar la Lectura; mejor dicho, para que la letura sea una experiencia, Porque solo nos eambia lo que nos toca profun- dlamente, lo que produce experiencia més allé de los eoncep- tos y teorias —que pueden quedar en un nivel superficial de recepcida si solamente son entendicios de modo intelectual— ‘Tendremos, entonces, menos na bibliograffa que una banda de sonido. De este modo, para mi el psicoanilisis no es una teoria {que compite con otras. No voy a sugerit en estas piginas una valoracidn profesional, sino que tomaré mi disiplina como un saber para producir preguntas es decir que me interesa sobre todo porque sirve para formularlas. «Qué hacemos los psicos- nalistas? Buscamos preguntas profundss, porque ereemas que ya hay demasiadas soluciones. Ms preguntas, amonx soluiones sel psicoanalisis cura, escribi el maestro Juan David Nasio en el titulo de uno de sus dltimes libros. BI psicoansli- sis cura, pero no en el sentido de volver a un estado anterior, no que cura transformanda a quien padece, para que el st imiento no haya sido en vano, pura pena. En este sentido, 1 chiste de Woody Allen muestra su eara verdadera: alguien podria dejar de hacerse pis, pero de que sirve si es0 no fue Ia ‘ocasiGn de pensar eval era la causa del malestar el punto en {que ese sintoma podia estar dirigid a otro, podia servir como excusa para evitar ciertas situaciones, o hiea ser un moro de n pensar la causa de un sintoma, autocomplacencia, eteétera, el conflico del que nace, remaverlo no hari mss que despla ‘arlo hacia otro sintoma. Esta ima observaciéin me reeuerda ome chiste de Woody Alen, aguel com el que concluye la pelicula annie Hall, en el que un hombre vaa ver a un psiquiatra para pedisle que cure a suhermano, ya que este se erce gallina, El psiquiatra le dice que loeve la consulta, y el hermano del enfermo, suisfecho, le responde: «Fantastico, doctor, pero no olvide una cosa: jmi familia necesita los huevas!», Pienso que este ehiste pucl ilus- ‘rar muy bien l situseién de cualquier consulta: todos somos, al mismo -mpo, el hermano sano y el hermano gallina. Por eso cuando em el titulo digo Mas erianza, meno trap los dos términos no estin en el mismo nivel. Por un lado, por- ‘que la terapin se dice de muchas maneras y, mis alla del méto- do elegido, lo importante es que podamos ver en la vocacin terapdutica la isqueda de conflictos que nos transformen y no simplemente respuestas y claves paea vivir. Por Jo tanto, el -menescerapia no es conti la terapia Por otro lado, respecto del me erianza, quisiera desarrollar «sta euestién con una anéedota personal: en los lkimos aos, cada ver, llegan a mi consulta nifos mis pequetios;asimismo, las entrevistas con padres se fueron transformando en verdade- 105 espacios de encuentro, al punto de que me villevadova salir del consultorio para ira reuniones grupales en instituciones, para compartir experiencias relativas In angustia que despier- tan confletos normals (antes que sintomas), etcétera. Fs punto, mas eriaraa remit al desplaramiento de lo patoldgico (que se trata por via terapéutica) a lo normal (que no deja de implicar angustia). Una satisfaceién muy grande de estos afios fe el modo en que me vi levado a reinventar mi prictica, a pensar nuevos dispositivos y formas de encuentro con quienes ‘quieren estar mejor. No porque estén mal no para no estar mal, sino porque es posible estar mejor En definitiva, para concluir esta introduccion, Mis oriunea, ‘moras terapia no implica disyuncion: una cosa 0 a ln otra —de hecho, el lector advertiré en el libro que crtico profundamente el pensamiento binario—jme gusta que sea un titulo que pueda pensarse de muchas maneras. Aqui lo paralraseé de eres for mas: mui comsejs, mtenarrocetas, ms cnaciones, tenes terias, mas preguntas, menue saluciones, Config a usted, querido lector, en- ccontrar s propia manera de decir lo que el libro le diga. Rests (estoy) en sus manos. Las relaciones humanas tmplican conflict 0s gracias a esos momentos de crisis que Jos vinculos erecen, Capitulo 1 LA INFANCIA ES UN MODO DE HABLAR 1 PREGUNTAS QUE INTERPELAN Fue el verano pasado, Fra un fin de semana como cualquier ‘otro, yo acomodlaba la biblioteca. Es lo que hacemos los pro- fesores universitarios ls fines de semana: acomodar libros, Lo mismo que hacemos las psicoanalistas los fines de semana, De testa manera es posible dediearse a clos actividades diferentes de lunes a viernes y descansar por partida doble sabado y domingo. Tenfa en la mano un grueso volumen sobre mitologia grie- ga,citando se acereé Joaquin —en ese momento tenia 4 aitos— Y me pregunt6: «Pap, zpor qué vos y mama se separaron?>, “Tengo que confesar que la pregunta no me toun6 por sor- press. Yosabia que ese dia Megara. Ya habia utilizado la palabra parades pata explicarle el tipo de relacién que mantenta con str mac. Sin embargo, en su boca esta palabra cobré un mati. rovedoso, su vor le imprimia al térmiino un color que para mi tera insospechado, Se lo habia dicho varias veees, pero ahora recibia mi propio mensaje invertido. Mi primera reaccién fue repetir lo que ya sabia, Le conté lo que dicen los especialstas averea de que su paps y su mama ya no eran pareja, pero que siempre sbamos a ser sus padres, {que éramos su familia y que el amor que sentéamos por él era independiente (ji claro!) del amor que pusdimos haber sen do entre nosotros (qué ficil es decirlo!), etoétera, Mi hijo me escuch en silencio y luego pregunté: «Papa; pero gpor qué se separaron?». 25 Las evdencias dels libros el saber acumalado, no me sir vieron de ayuda Tave que eambiar de estate. En este punto tengo que hacer una segunda eontesidn,y la hago con gusto ‘porque leva al tipo deintimiad que quisiera tener con el lector dle estas piginas. Si le cuento un fragnrento angustiose de mi vida, es porque quiero que me conozea mis alli de mis cono- cients, que confie en que le hablaré no pata convencerlo de algo o darme aires de erudici6n, sino para compartir expe riencias que segursmente no le han pasado a una sola persona. Seguramente, esto lo hemos vvido usted, ye... y ots mis Bnonces, ante el reworno de la pregunta de Joag dludé y le conté detalles de su histori, que fue tambign la de sus mana y Ja mia durance el tempo en que estavimos juntos. Le expliqué algo que también deen algunos libros, ya no los anannales, oro que igualmente puede narzarse de una manera particular: la felicidad del da en que mac, la primera east en Ja que vivimos como en wn hogar, l maria de ls primeros pasos, hasta que am dia... mam y paps decidieron no vivir nis juntos porque ya no se querfan tanto como antes. Fin, Y, como usted ya la sabe, del oxro lado de mi diseurso aguardaba Ja misma inquietud, La pregonta que se hacia carne en imi. La interpelacién radical con que, por lo general, nos acosan los niios: «Paps, -por qué vos y mam se separazon?» La PREGUNTAINENNTIC FOR QUE Si tuviera que definir la infancia, dria de un modo sencillo que se trata de um modo de hablar, Mis allé de cualquier precisién cronolégics, I posicién infantil se earacteriza por tm modo particular de relacidn com el adultor la pregunta, As lo afirmé el psicoanalista Jacques Lacan en diferentes ‘exsiones, por ejemplo, en el seminario Lar eaaira concepts fan dannenaes del poiccantisis 96) 26 ‘Todos los porqué del nif no surgen de una avidez por In razén de las eosas —anis bien constituyen: una puesta a pproeba del aduleo, an zpor qué me dices eso? resucitado siempre de lo mis hondo— que es el enigma del deseo del adulto, En la conversacin con in hijo esta situacin se vio de for= sa muy precisa. EI no queria que yo le explicara teorfa psicon- nalitica acerea del amor en la pareja y el amor por los hijos, tampoce quiso que le contara una historia, la suya, en fa que Ja soparacion de sus padres era un eapitulos mis. Mi hijo no su padre le dea saber da rrscin de las wasas, sino por Jo que le deci Una pregunta nos interpela cuando nos toca en lo rondo de nuestro deseo, es0 que es un enigma inchuso para ‘uno mismo. Porque, zquién sabe por qué se separa de otra persona? Es verdad que para una separacién pueden encon~ ‘zarse mil motivos («Para decir adiés nos sobran los mativos», dlice la eaacién de Joaquin Sabina), pero lo cierto es que estos aparecen cuando la decisis ya esti tomada. Con Tos motivos justficamos nuestras decisiones mis fntimas y sentimos que Aactuamos de manera adecuada, que esti bien lo que hacemos. Asi poremos engafiarnos a nosotros mismos... munca 8 un nino, “Hoabitualmente creemas que los chicos no saben, que te- rnemos que educatlos para que aprendan; pero si hay algo que sf saben, eso es preguntar. En efecto, de ningsin modo se trata de que sus preguntas se dirijan de forma concreta (en tanto n indagar dicho, sino que en su.caso el decir tiene la forma de en el deseo del adulto. A veces una simple afira pregunta, Recuerdo que un paciente ya adulto me comenté {que su hijo le pedi la eamputadora pero él se negaba a dirse- fos no sabés acieme la, Entonees, el ntio le dijo: «Lo que pasa es qui compartir». Con angustia, recostado en el divin, este ne pregunté: «Qué me quiso decir euando me dijo que no 6 compartir?», La respuesta estaba al aleance de Ja mano y tra bastante seneilla: que no sabfa compartir. Los ifios saben preguntar. Por esoson muy buenos psicounalistas. Ya veces los psicoanalists parecemos infantis. ‘Otra forma de ubicar esta euestion se verifca en lo dificil ques desdecise con un chico, Kllos mismos suelen inquietarse al respecto: «Pero vos me prometiste...», Fezongan esto es, con ellos lo que decimos toma incluso el estatuto de un acto, ‘como en la promesa. (Vaya usted a disuadir a mi hijo de que xno lo puedo evar ala phiza porque llueve, después de haberle dicho que lo hava) No abstante, mucho més se aprecia este aspecto en una situacida que eas todos hemos vivdo alguna ver: encontramos, 41un nfo en la calle, entusiasmado con algtin juguete, y nos, acercamos, le tocamos I eabeza y preguntamos: «¢Cémo te llamas? 2A qué estésjugando?». Imaginemos por un momento que alguien se acercara a nosotros en un viaje en teanspor- te piblico, nos tacara y preguntara: «gQué estis leyendo?™. Nuestra respuesta seria seguramente la de un rechozo radical. ‘Sin embargo, los nifios no rechazan a los otros, sino que de, forma mis o menos inmediata se instalan en una conversacin animada —y, de hecho, cuando un chico es retraido o timid produce algin tipo de preocupacién—. En ikims instaneia, es a ellos a quienes se les dice: «No hables con extrafios» Los NiR0S, #808 INADAPTADOS Ahora bien, esta éltima indicacin permite ubicar una prime- za forma de responder al modo de hablar que es In infancia. Curiosamente, esta acttud cista mucho de la del pedagogo. s0, por ejemplo en el caso de un paciente nifio que, luego de que le propusira dejar de jugar por exe dia para conch Ja sesi6n, me dijo: «Pelorado», Frente 2 mi sorpresa ante el 28 insulto, agregé: «Bs la primera vex.que digo una mala palabram En este ponto, el insulto vali eomo don o regalo al analisa, ‘Un educador, o bien cualquier figura adulta que cree saber 0 necesita estar seguro de lo que sabe, habia reprendido al nino: «Decir malas palabras no es correcto». Sin embargo, desde la posicién psicoanalitica es notable ubicar una primera condi- cién para eonversar con un nifio (no solo en el andlisis), esto «5, no sancionar moralmente los dichos del nifo, sino advertir su referencia al deci. Aqui un interlocutor mordaz. podria intervenie y argumen- tar que, entonces, eso seria dejar que los nifios hagan (0, mejor dicho, digan) lo que quieran, Fn absoluto. Estas abservaciones, cen todo caso, llevan a distinguir entre educar y cria. La diferen- cia es simple: desde el punto de vista de Ia educacién, espera~ ‘mos que un nif se adapte (se forme, tome forma) a wna pants mientras que desde el punto de vista de la erianz, el propdsito principal es atender a su crecimiento, Por cierto, alguien puede ser muy educado ¢ inmaduro, y lo fundamental es reparar que no hay verdadera adaptacin sin erecimiento madurativo, Por lo tanto, no se trata de permitir (como adultos ires- ponsables) que los nifos digan cuelquier cosa, sino de poder eseucharlos.¥ escucharlos implica dejar que nos hablen de ese ‘modo tan particular con el que nos interpelan, nos ponen en ccuestin, nos dejan sin respuesta. Por lo dems, educar nunca es moralizar. [A partir de lo anterior, eabe una iiltima pregunta: gacaso n padre debe ser un poco eomo un psicoanalista con su hijo? fado lo contrario, En efecto, inieié este libro con una anéedota en la que mostré como, incluso como psicoanalista, no pude Aejar de ser un padre angustiado ante su hijo. No obstante, es posible que el psicoanilisis sea una buena herranitenta para aprencler a escuchar a los nifios. Como terapeuta, creo que todos los chicos tienen derecho una desadapracidn bésica. Llamemos a esta desadaptacién de 29 1 ces posible ubiear ciertas general nvo tales tiico tiene sus formas es preciso estar adver se darin ala hora de quenoescon~ ante, el Hamaedo a ese vineulo deseo. ¥ el deseo Todos fos chicos tienen derecho a una desadaptacin basica. 3 2 éA QUE QUERES JUGAR? por ejemplo, ¢ preguntamos: cierto ianclo ereemos cierto, cuando sea ands gran 2 tun poco 10 sea de paso, ese uso de la espontineamente un «yo», Decirle @ mi pequesio vecino la frase mencionada —habitual entre las que los adultos decimosa los niios —hubierasido alge forzado, porque no hubiese apn tadloa su interés por erecer(inehuso cuando le dijera weuardo sens grande»), sino a que se reconociera eomo alguien con una identidad define, eon un «yo que delibera y elige ames de actuar (mientras que, en los nino, el «yo no est antes, sino aque es resultado a fururo de los actos. Fl yo siempre pone en cortocireuito la capacidad de jugar el easo de los adultos, hasta produce agresividad que se nos interpele dle ese modo. En Ia charla eon mi peqeno janque hablo de mf le estoy hablando a él ‘que una exeusa para continuar con st portal vecino, en eambic Yo (mi yo) no soy i go. Quelle estoy diciendo? Vaya une a saber, (Que ‘Nuestro juego no es més que l parodia de una conversaciéin. No obstante, eso no le quita seriedad A partir de lo anterios, podemos meneionar algunas ab- servaciones en torne ala ficeién en la infancia, Por un Tad a fiecibn inseavra un mundo de irealidad, Lo ireal no debe ser entendido como no real, sino como un completamiento de lo real através de zanas donde To que es ede ser puesto en sus ‘penso, por ejemplo, en vistas del disrute estéticoo el apreneli- zajes Nuestra actividad contemplativa depended poner en su perso lo que existe. Por ejemplo, para ver un cuadro es preciso suspender la percepeidn de la pared, la tela, y otras cuestiones Para entrar en la imagen, los nilios hacen espontineamente «sta operacién que log adultos hacemos de ves en cvandoy un nifto agarra wn hip y dice: «Fs un aviom. Ast también es que aprenden: no a través de ejercicios de abstraceién, sino con la imaginacién quae, por ejemplo, les permite jugar a que Ia Jura # parece una jiafa, lar una casita, etectera or otro lado, una segunda acepeidn de lo fieticio remite 1 fingir y al goce de la sirmulacién, que permite reconocer el jneyi nas alls de Ia diversion y el entretenimiento, El juego u cn la infancia no es una actividad cerrada sobre sf misma, sino angue no estén snplo, ewando nino se hace el dormido, Por imo, la ficcén sambin indica una fsa, a de aquello que ins preocupa «un nifio y que solo puede compartireon alguien sivesa persona esti dispuesta a dejorse engatia. En el easo le mi vecino,a través del juego que reeuperaba una identifieacién con su maclre, en el que buscaba escenifiear conmigo una situaciin serngjante a la que le habia tocado vivir con su pelo. Dejarse engaiiar quiere decir no tomar el jucga como una mentira, sino como una ficcén para la cual la distinekin entre verdad y {alsedad no cuenta: vale fo que se muestra. FI juego infantil, por lo tanto, no es un acto entre otros: Incluso en el marco del psicoaniliss, ln actividad hidiea no es-una técnica especifica 0-una adaptacién del dispositivo con adults para el trabajo.con nitos. I juego es el modo en que los ‘chicos cumplen la regla fundamental del anlisis, I asociacién libre, entendida como tna manera de hablar diferente a la de la vida ordlinara, de cada df, basada en actividades utiiarias. La experiencia Kida se caracteriza por cierta especifici- dad temporal mientras que las diligencia eatidianssimplican un tiempo predeterminado (de alguien que demore wna hora para marillar un clio ditfamos que esté haciendo otra cost), el tiempo del juego escapa a la delimitacion cronologica obje- tiva. «Ahora, cle nuevo posiria sor la frase que mejor exprese «se caricter temporalizante porque, por un lado, eseapa a toda sucesién de instants, por etre do, implia una nocén propia de repeticiin, Esta dobile consideracién poairia dar cuenta de-un hecho trivial, me refiero ala situaciOn corriente en Ia que un adulto Iniscaarrancarle al juego su condieién singular al preguntarle igaste mucho?» La actividad lidien excapa a fa , nos preguntan, lo que demuestra que la formula «Colorin, colo- rado, este euento se ha terminado> (0 la promesa de felicidad en cl faturo) es mis bien una clsusala que usamos los adultos para dletener el poder de altercad —esa capacdad de buscar siempre ‘un poco ms, ota cou— que caracteriza a os nifios, antes que un interés propio de ellos. A veces sino los frenamos de ese modo, ;podriamos quedarnos contando historias toda la noche! or lo denis, esta dimensidn de aetna cor esta inquietamte {nminencia —este «compas de suspensicin»— en que tanseurre 1a infancia, tambiéa se aprecia en ws sintoma fondamental de ‘esta etapa: el miedo. Su estructura se resume en la frase: «Algo ‘voa pasar. Las diversas respuesta, lo diversas miedos que cada no puede tenes, son una forma de interpretar esa estructura e sintomaética fundamental. Fl caballo me va a morder, el lobo me a a comer, eteécera, son mnaneras de ilusirar que lo monstru0s0 esti siempre en el coryzéin de bs historias queairapan a los niios, Los llamados ecuentos de badass no son un tipo especifica de literatura o un género. Fn muchos easos, ni siquieraineluyen thas como personajes, sino que son una forma particular de sartacin, Enel edldbre libro ce Bruno Bettelheim sobre el tema —cayo titulo originales Lar nas del encantamiente, pablicado en 1976 —se reflejan de mexla precio os conflicts que los euentos dle hadas implican para que elnino pueda proyectarsey, sein sus inquietdes, erecr, Cada tno de estos cucntos, el interés «qe por ellos se tenga, habla mide cada nifio que de a histor ‘Convo bien nos recuerda Jonge Luis Borges, a literatura fan esliveratura sin mis, porque el modo en que los nis us clengusjees lo propio de a literatura cuando se ressteaser una simple comuaicacién o un mero intercambio de informacidn. leaqut diversas figuras para cernir es dimensin dela oinr cosa que aignts en ol teretorio de la inanca; algal queen e ani dl sueiio, esa otn oa suele encontrar alin punto de figuracin: por ejemplo enel «Hombre de la bolsa» —o, en su sca version frendiana, el «Hombre de arena>—, la «hols indica es distancia, ese adr al indante que, en otras cireuns- tancias, se nbiea debajo de la eama 0 en algin otra lugar (a vere de enfrente, un jardin del fondo, el placard cetera). La lieracara infantil, se wate de eventos de hadas o de su propio lenguaje, deiita espacios para ese territorio cuyos acontecimientos estén fuera del vempo, en un tierra cle Nana Janis, en el compas pasado del «érase una ver Los primeros juegos (hacerse ef dormico, @! distraido, entre otros) siempre apuntan @ comprobar que ef adulto no sabe tanto como podria creerse 4“ 3 LOS MIEDOS: HAY MAS LUZ CUANDO ALGUIEN HABLA Hay una anéedota hermosa para introduce uno de Tos temas ‘ms importantes en el erecimiento de un nino. La relata el smismisimo Freud, quien en su libro Tres ensayr de teria sexe (1905) recuerd haber ofloa un no de res aos deci, desde Ia habitacién os cen que lo habian encerrado, Tia, hablame, tengo miedo, La ta, mojer adult que, como ta, hizo valer la lgiea del ‘pensamiento racional, contest: Qué gands con es0? De todlos motios no podés verme. —No imports, hay’ més ln enando alguien habla —res- pondii con elocuencis el nif. [La secvencia incluso parece wn chiste, 0 al menos tiene la igracia propia del moda de hablar que sabemos que tiene la in= fancia. Fsa respuesta angustioss nos interpela. Y nada menos que con la cuestién del miedo, que es uno de los mnotivos por Js cuales hoy en dia se consulta mis habitualmente @ un pro- fesional. Taps 10s snebos, ek stE0 Hay varias maneras de trabajar con el miedo de un niio. Que 1a prisa no nos gane. No aleanza con el deseo de que sea algo ‘quese le pase pronto, sino que también se trata de entender su cacién y, nis especialsnente, el valor evolutiva que tiene, ‘Como terapeuta, muchas veces he vista que diversas coleyas seaputan a tratar los miedos, en particularles nocturnos, como, si fueran algo malo, Se tiene la expectativa de que el paciente se libre pronto de ellos, entre otros motives porque som wn in conio para los padres © porque a veces inhiben ciertas salidas como ir a dormir alo de un amigo o irse de campamento. Sin creer que un nino crece para satisfacer la embargo, eso se cexpectativa que se tiene de cl. ¥ ningsin chien erece sin plantear jetien la incomparable responsabilidad de cuidarlo, Hay dlversos tipos de miedos. Entre ellos, los principales son los mieos nocsnrnos, Comenzare por el miedo ala oseut- dad, que es uno de los temores mis significativos de a infancia Su presencia suele ser invatiable, y donde no se lo encuentra como tal se puede rastrear un sustituto (como el miedo a alrura o alo honda). Por lo tanto, es indispensable pensar su func psiquia yen particular, la metamorfoss que sufre en €] tempo, ada su imnportancia para la estructuracién mental don Bn primer lugar, quiero destacar que el miedo a a oseu- ridad no tiene objeto; es decir, se trata de un temor ante To indeterminado, de ahi su earicter pavoroso y restrictivo, ya aque elnino solo puede defenderse de su incidenc de una medida protectors. Las mis de ls veces, se compan de un adulto, enya presencia se soci para dormir 6 bien una luz prendid... Dicho de oeta manera, como en la anexlota freuiana, la presencia del otro ilumina la habitackin yl oscuridad se hace menos pesala, 8 Ahora bien, este temor tiene una primera forma de inserip- ign psiquica através de lo que,a simple vist, parece un ayca- vvamiento, ya que pasa a tener miedo de que le pase algoa quien loacompana: es decir, el miedo a Io indeterminaclo del cual el nito se protege con la presencia del otro, vira a un temor gue esti en relacién con ese otro, Lueyo, el m se transforma en el miedo a quedatse «a sols»; y Ja gravedad de esta modificacién es notable s ese padecimiento restringid a la noche se expande a easi toda la vida cotidiana, Pos decir que la secuencia es la siguiente: primero puede aparecer el miedo a la oscuridad, Inego el temor a que le suceda algo al ‘otro y, ms tarde, a quedarse solo. El pasaje den estado a otro ‘noes lineal, puede haber inversin entre el segundo y el terce- +0, pero es importante entender que en este proceso el niedo puede expandirsea la vida coridiana y, entonces, podemos ver como un agravamiento lo que en realidad es una elaborseién aque saca ese remor de una esfers restringida y permite que se lo pueda empezar a representar en fantasfas een juegos Por esta via, encuentran una explicacién manifestaciones tan diversas como el temor a que les pase algo a los padres, el miedo a estar en una habitacién y que los padres estén, en otra, por poner algunos ejemplos. Lo que le su nitos es que aunque se les dign que los padres estar en otra hrabtacidn de la misma easa,no quieren quedarse solos. Lo que ‘demuestra que aunque estén cerca —cn otro cuarto— pata el nito los pares «no esti». En este caso el niio no canstituys todavia ese espacio ampliadoen el ques puede estar con otros, aunque no los vea, Lo importante agut es notar que a waés de los miedos se va consolidando una separacién respecto de los, padres. FI nifo logra algo fundamental: pensarse como un ser singular en un mundo que lo contiene junto a otros. Con esta explicaciin, se suelven intligiblestemores que no son fico, ysftienen una presencia habitval, come ocurre ccon el miedo alos ladrones, por ejemplo, 0 distintos objetos, vlo.a fa aseuridad ” de los que se podria esperar un dafo (Sobre otros 0 sobre une mismo). Ademé no es poco frecuente que en casos de este Glkimo orden, los nifios se vuelvan controladores de la presencia de sus padres tanto para sentir proteccién como por miedo a que |. Este movimiento subjetivo que les pase algo a ellos tambi solo en apasiencia es un empeoramiento, en realidad implica tun crecimiento basal dada que lo indererminado (miedo a la ‘oscuridad) hu cobrado un perfil definido (ladrones, miedo a la muerte de los padres) 0, con otros términos, un abjeto psiquico se ha constituido, Por iltimo, esta coordenaila del temor encuentra un nuevo momento. La presencia del otro como conilicién efectiva vira hacia una estructura que, segtin una expresién parad6jica de Donald Woods Winnicott, podsiamos llamar «estar solo en presencia de otrom. De aewerda con esta orientacisa, queda habilitado un recurso en el cual el otro ya no solo cuenta por su prese 0 por algiin rasgo que se le supone, por ejemplo alguien con quien hablar, juga, ver una pelicula, Solo cuando lotro «ests, cuando se cuenta con él psiquicamente, se puc- de interrogar su presencia y entonees ir mas alld de ese «solo estar» y, por ejemplo, conversar averca de fo que hizo cuando no estaba all, De esta manera, los miedos han evolucionado desde lo indeterminado (lo oscuro) hacia lo no determinable el tleseo de otro). Es decir, lo indeterminado no puede definirse, como podriamos decir de la sombra que el niio ve moverse cerca de Ia puerta, pero ahora pasamos a.m estado en el que aparece aguello que el ot:0 hizo mientras no estaba, Es algo no determinado que puede evoearse nucvamente, como puede ser uta escena que el padre le euenta al nifo sobre su trabajo ‘una reunigit eon amigos. ara ilustrar esta cuestisn, quisiera recordar el caso le Mi tin (+ afios), un nifio que, en tratamiento, pasé de un severo pavor nocturno a una aevitud que le impedia separarse de ka 45 madre para ingeesaral jardin, este punto, el modo de resol ver esta coyuntura fue recurria una especie de amuleto: evan «do se despeitia de la madre, ella fe dejaba una eadenita eomo -, Lo artificial del reentso, como primera solucion, con el tempo enndescencl sustit tuna elaboracidn mas precisa: In jon progeesiva de la madre se quebrd el dia en que le reproché sw ausencia; aunque, en realidad, a wads de a con- sideracidn de los miedos infantiles, deberfa advertiese que lo contrario de la presencia no es fr auseneia, sino la distaneia, Bs decir, la cadenita sireié hasta que el nifo pudo determinar y expresar el miedo que le provocaba Ia distancia de su madre. En resumidas cventas, la evolucién de los miedos infantiles, permite advertir que su vivencia es parte de la adquisicién de ln capicidad de amar. La elaboracién de los miedos es necesaria, pata la inseripeién psiquica de un otro que ser destinatario de una demanda amsorosa. Pannen La saa A partir de lo anterior, pueste notarse que el miedo es un afee- to privilegiado en la infancia, No obstante, no se trata de. un afecto univoco. ¥, come hemos visto, inchiso un mismo temor puede tener diferentes sentidas. Ahora bien, para completar el desarrollo en torno al miedo a la oscuridad es preciso expliear «qué fantasia es la que se pone en juego en su elaboracién, No es que sea corriente que el primero de los miexios sea el miedo & lo ocuro. Suele ocurrir que tarde o temprano los, nies acusen reeibo de este temo Sin embargo, puede tener derivaciones muy diferentes, En muchos e405, como vimos, el miedo a la oscuridad es esperable incluso natural (algo puede serlo en el ser hummano), Es la expresién de la primera inscripeidn de lo extraio en el nino. Por ejemplo, ros hemos visto a esos nifios qne antes de los tres cuatro ats deambulan de un lado para oto y entran cg cen easas ajenas sin que mingiin reparo funcione eoino un di ‘que. hasta que, Hegado un momento, al entrar en wn hagar deseonocido, no se despeggn de ls picrnas de sus padres. En este punto, la estructura de To extrafio ha comenzado a fon cionar y se manifesta en las mis diversas situaciones, como la de suponer un espacio diferente en que habita una presencia inguierante ()a de aquello que es 930): en lo oscuro puede estar el monstruo del armario, o los duendes debajo de la cama... En tleina instancia, el mieclo a la scuridad suele ser la antesala de na interpretacidn antropoméiea que siti alguna amenaza que, eventualmente, puede devon al nif, De este modo, el miedo a l oxcuridad es una de ls formas de la elaboracin de la angustia oral en In infancia. Yes la ma- nner en que el destete —que no consiste simplemente en dejar ta eta, tema al que dedicaré un capitulo en Ia segunda parte de este ibro— termina de consolidarse Para que un ni sea destetado tiene que atravesar lm 1 ser devorado, que implica la proyeecién de la pulsién oral tl espacio exterior Es algo que puede verficarse —como vimos ene cata amrin-—yen eines por kn cents de as, en que nose trata otra cosa mss que del Tobo, la bruja y otras figuras amenazantes que, desde lugares oscuros y remotos, se edo. hacen presentes para comers alos nies. ‘in embango,cn otras ereunstancias el miedo a la oscuridad tiene otro tenor. Me referiré a un exso que supervisé recien temente. Se trata de Leopoldo que, con 10 aos, odavia tiene miedo a dormir solo y no le gusta quedarse a oscuras ex la cama, En la conversacion con los padres, comentaron un dato fundamental: a pesar de su edad, el nifio no tiene vergitenza al dlesnudo y, por ejemplo, sle de baiarse sin mayores prusitos ante la visin horrorizada de sus padres. Este dato es crucial, ya que muestra que el dique de la mirada ain no se constituys para él; o dicho de otro modo, su cuerpo es.un objeto Centre otros objetos del mundo, que es omrivayenr come Te gustaba a recordar a Lacan), es devi, todavia no constituys el punto cie- g0 de lo invisible (que en-lo-visible haya algo que no puede exhibirse), Ver munca es ver lo que hay, sino lo que no se ve, Es Jo que ocurre con la imagen famosa del Che Guevara, vemos, Ja figura a partie de las sombras, la completamos, Hay un mo- vimiento fundamental en la infaneia: cuando los nifos dejan de mostrarse,¢s decir, dejan de querer ser vstos para pasar a crotizar la funeién visual. Asi, por jemplo, empiezan a jugar a Inescondida, buscar cosas oculta, Inisqueda del tesoro,eteéte- +, Pongamos un ejemplo comin de este pasajerel nino que no encuentra un juguete y lama aun adulto para que lo busque. El adulto pregunta: «Lo buscaste?». A lo que cl nto responde: «Si, pero no esti. Entonces, el adulto va a la habitacion, mira debajo de la eama y lo encuentra “Teniendo esto en euenta, podemos decir que el miedo de Leopoldo no esté relacionado can wn aspecto estructural dela infantil sino con un deficit en esa constraecidn. Entre los destinos pulsionales que Freud descubri6, ademés de Ja cepresidn, se encuentra la vuelta sobre la propia persona. En este caso la falta de represisn de la mirada se convierte en ser ‘bjeto de la mirada, pasar de ser vito a constitur lo invisible El temor a Ia oscuridad de este nifo se refleja en el miedo a ~cotTar los ojos» de nache, porque en la medida en que dea de ver... paddece la mirada, Este es un aspecto que muchos pacien tes comentan: al quedarse a oscuras no pueden cerrar los os y aver lo oscuro no es aver alguna forman, sino «ser visto» por la oscuridad que, e ne forma. Lo oscuro es Jo «informe» por definieién que, al cerrar los ojos, se transfor- ma en aver nada», pero no una «nada que es I falta de un ‘objeto, sino la nada que deja al ito en posicidn de objeto. A «sta posicién pasiva (como objeto y no como sujcto) es lo que Jlamamos «pacer la mirada Fn ilkima instanci, los miedes en a infncia som habicoales 4; por cierto, tienen diferentes derivaciones: cx algunos casos no tal,n0 r comprensibles, mientras a, Lo pueden ser perfectamente esperablesy que en otros requieren Ia intervencién de un terap fandamental es no obvi jentose da atravesand conflictos y, en todo caso, cuando un conflieto no fue lo sufi= ientemente resuelto es que aparece un sintoma, sin que todo conflicto sea por eso sintomitico. No olvidar que el crecimiento se da atravesando contiictos. — 4 éPOR QUE LLORAN LOS NINOS? sla hora dela sada de la escuela. La plaza estérepleta de ni- fos Imagino que a superficie de cemento es un mar enorme, en que diversos eardkimenes transitan en dlferentesdlirecciones. Me divierte pensar Ia eomparacién entre fos niflos y los peces Ambos son escurridizos. Los nis, como los peces, siempre jparecen estar eveapando, Los padres y las madres les gritan para {que tengan cuidado, pero ellos no escuchan. Yo tome café en un banco mientras hago tiemspo antes de volver al consultorio La veniajadeatender cerca ee una plaza es que me facilita, en algunos rates, ir mirar aquello de To que varias tates es- cucho hablar en mi consulta. Me gusta ra ver jayar alos nifis, se aprenade mucho al observarios. No es fo mismo jugar con ‘uno que verlo jugar. Yo prefiero jugar. La mirada es un sentido on pects, los adultos somos paras? zPor jortante pensar cual es I aviror. Silos no ‘qué no? A veces puede ser ms i propia vision antes que tratar de apresar lo que se ve. Mientras divago mentalmente con estas especulaciones, de repente un nifio tropieza y eae al corter tna paloma, Varios adultos miran, n. Solo na mujer se acerea. Fs fa madre, Para estar con un nifio hay que renunciar 3 ser un pi jaro. Quien cuida a un mio no puede ser un espectador, Esti implicado. ¥ puede llegar tarde, cuanclo ya ha ocurrido alzo, ‘comno oon los accidentes, o bien advertir que un nitio Hora, sin «que haya pasado nada, Como puede ser? Los ove se acciperan Eun hugar comin —ineluso entre profesionales—afirmar que Jos ninos que se caen, golpean olastiman con ciertafreeu requieren limites. No es mi interés sostener lp eomtrario —ya habe tiernpo para hablar de los limites, sino indiear que se trata de una afirmaciéin euya verdad! es parcial y que supone ns de To que explien. Por un lado, quienes suclen realizar esta interpretacin de Jos accidentes infantiles se refieren, por lo general, «a tarpesa de los nies, Se dice que son torpes, como a veces también se dice que son erucles tompeza es un rasgo fundamental, Estamos hablando de ‘que rebotan, viven con chichones o también se han realizado cortes profunds sin darse cuenta del dao que sultieron a tal Sedicen muchas cosis sobre ellos, per k ppamto que sue ser un aculto quien advierte la eireunstancia y se aeerea a preguntar: «zQué te pasé abi?» sti eoyntura permite apreciar una primera vertiemte para pensar los aecidentesen Ia infancia; me refiero los easos en aque estos no registran el dolor, es decir, a vivencia de situa~ ciones penosas no imprime un compés de espera en sus aeti~ vidades, Porque el dolor no es una sensacién objetiva, sino un factor variable en las diferentes personas —y, en particular, en losnitos—relacionade con el tiempos el daior inypice wn mo- ‘mento de recogimiento en que reflexivamente volvems sabre nosotros mismos para pensar nuestros actos. De ahi que lo que se encuentra datiado en este tipo de nifioses mucho ms que la imagen corporal o el edleulo de las distanciasal moverse. Estos aspectos, en realidad, dependen de uno mucho mus importan- te, que ¢s la capacidad simblica en sus origenes que permice diseinguie el tiempo para Por eso, es importante no culpabilizarios ni intentar que acusen recibo «le las cansecuencias de lo que hacen a través de reproches u otras medidas mais © menas punitivas, sino st ro invitarlos a detenerse por un momento, introducir la impor- tancia de la pausa. Un nif no empieza a pensar si ances no ‘eorrientes en nuestros dias es considerar que estos habitos son instintivos ‘naturales. Por esta va, entonces, ese tipo de necidentes se explica por cuestiones relatvas a los euidads tempranos, vin- culados principalmente con el uso del tiempo. Sin embargo, este no es el tnico tipo de accidemte que ‘encontramos en los nifos. En muchas otras circunstancias tambign es frecuente que los padres inmediatamente quesden anoticiados por el grito o llmto de que algo ha ocwrridos y, en particular, observen que el accidente se produce en algtin ‘momento pportena sea Cuando aquellos estin por sai ien al dlaralguna ndieacin que propone una distancia con elnino. Se trata de esos easos qe podriamos resumir del siguiente modo: niflos alos que no se les puede quitar Ia mirada, porque si eso ‘carve... algo pasa. En estas situaciones, los padres sienten que Tos aecdentes ‘esti dirigidos ellos, en ocasiones hasta pueden anticiparlos pero una vez ocutridos,piensan o dicen: «Saba que est iba a pasar; y este sentimiento singular es el que permite explicales. ‘Antes que una dificultad con el tiempo, podriamos decir —eon ‘un juego de palabras — que son nis que lesb toma el iempo asus padres, Sin embargo, no es cuestién de suponer una mala voluntad o eapricho, sino la expresisn cramtiea de un dolor ‘que no pueden manifestar més que llamando fa atencién. Lamentablemente, en exsos como estos iiltimos no puede oftecerse una consigna terapéuties que permita orientar a los padres de antemano, ya que en cata easo seria necesario dete- nese a pensir las coordenaclas familiares de este sintorns. En resurnids cuentas, es importante destacar que ls lini- tes que puede busear un nifio cuando se aecidenta no tienen «que ver con la imposividn dle conducts rigidas 6 repeensiones. No es cuestidn de flexibilidad o falta de reglas. En cualquiera de los dos tipos ce easos que he presentado en estas ineas, donde demoste, en prin igo umnivoco, la situaién es mis comple, porque tiene que ver aspectos de ln erianza y no con una cuestin de mala intencidn ‘0 provocneién infan pio, que los aevidentes no son La GRUELDAD EN LA INFANCIA Como comentaba antes se dice que los nifios son erueles. Qui- sera detenerme sobre esta cuestidn. Es certo, veees pueden serlo, pero cabefa preguntar ewindo y no ast como esencial. En todo caso, sihubiera una méxima general poxlria ver ms bien lace que los nifos La torpeca de los ni conducida ala frecuencia con que suelen accdentarse. Morcto- nes en las pietnas, golpes en la cabeza, chichones, ereétera, de- ‘muestran que el cuerpo propio en Ia infaneia es sede de civersos incidentes. No se trata dle que el nifio sea un ser ain inmaduro, que todavia no gobierna la motricidad, ya que incluso despxés de cierta edad mas avanzada puede notarse que esta aptitu para lastimarse se conserva. En iltima instancia, & mejor re- conocer que el nifo hace frente a ciertas desventuras con su propio cuerpo, pone el cuerpo para afrontar los eonfictos lo ‘que puede ser un recurso muy costoso psiquicamente. Fsto es algo que Freud advirtis en su articulo «Pulsiones y destinos de pulsine, de 1915, cuando ubie6 como una de las formas ms primarias de tratamiento de la encrgia del aparato psiquico fa vuelta sobre Ia propia persona. Face destino pulsional precede a la capacidad de reprinie este rasgo n carpe. as, como hemos visto, podria ser re- las pulsiones, y en casos graves puede permanecer como wna forma esponcinea de resolver el sufrimiento, lo eval explica el habito frecuente de enfermarse, No hay moxla mis efieaz de po- er en suspenso ciertos deberes y padecimientas cotidianos que 3 agarrarse una buer gripe que nos deje en cama por unos das. Por es0 es algo que los psicomnalitas eonfirmamios dle manera regular,el hecho de que confoxnne aeanza elanslisis muchos pa~ cientes que padecian sintomas exénicos empiezan a enferiarse ‘menos, o incluso tienen menos accidentes en la vida eotiiana ‘He aqui un gran descubrimiento del psicosnslisis: bi tor peza no es una cireunstancia azarosa, sino quic es una forma de satisfacciGn, En efecto, «soy torpe» sucle ser una excusa vulgar com la que algunas personas evaden sus compromisos on otros. Pero de regreso a los niios ota paricipacion para dar cuenta de la torpeca infantil es ubiear lo que Freud Haanaba pulsié de apoderamiento, Fl ejereicio de la rmusculatura también es una fuente de saisfacedin en la infancia, por es0 muchas nifios disfrutan de los juegos de contacto fisica la pelea, exer uno sobre otro, testers. En este punto, la torpeza cobra un nuevo sentido, ¢ incluso a veces sueleafirmarse que esta condicién es algo privativo de un género: los varones son brutos. Esta brutalidad se eonfuncle muchas veces con la esueldad, pero es.algo muy distinto. Porque de acuerdo con estas formas de satisfaceibn, es corviente que los nifis jueguen sin conside- rar las cansecuencias de sus actos. Por ejemplo, un nif puede cempujar a otro sin tener presente que, al caerse, este itimo puede ramperse wn diente, in embargo, esto no quiere dec {que lo haga de manera deliberada o a propasito. He aqui un aspeeto que los padres y edueadores presente cuando reprenden a un 1 hnubo torpeza puede generar un efecto muy contraproducente, ‘como una inhibicin del erecimentoo de la capacidad de juga Fin todo caso, esa culpa inducida (una fasa responsabilizacién) es una respuesta proyectiva en la que el adulto se desentiende de que deberia haber estado mis atento en el cuilado. ‘Ahora sf de vuelta al eruelda algunas palabras es posible {que algunos niios desarvollen esta forma particular desatsf ion en el dafio del tro, pero:no es lo més comin ni un efecto 10, Inducir culpa donde a espontiineo, Es verdad que podria hablarse de cierto sadismo infantil, pero en estos casos se trata de la aetividad propia de la vida pulsional en ef nifio, su canieter aetiva, no reprimido ain, lo cual es dlstinto @ pensar al nifio come un psiedpata en miniatura. 8 nifios no son unos pervertidos! este respecto Freud fue eategorico: lr «perversidn poli aorta del nifio, conto la land em Ties ensayo de tevin sex no quiere decir que este sea capae ie hacer cualquier cosa, sino «que es una disposieién; una suerte de potencia que bien puede actualizarsey fae msgos desaprensivos en situaciones puntua- les (coma de abuso 0 falta de cuidados, entre otros), pero no cs algo evidente o regular. Este aspecto nes conduce una vez nas ala neoesidad de que los adultos asumamos una posicién responsable en la evianza de la infanca, No es parte del descubrimiento del psicoandlisis develar «que los nitosya no son angeles (asexuadosy tiernos); ampoco aque sean seresdfieitariosa los que les faltaria algo (la adler), sino poner de manifiesto que las operaciones psiquicas que plican of crecimiento son diferentes y especticas, incluso muy ‘complejas,y que los nifios nose crian solos, sino que requieren ‘le vinculos que atiendan a su singulavidad, Por esto es fundamental recuperar fa nocién de erianza y ‘ofrecer elementos que amplien la comprension del mio en un mundo que eada vex mis los desconoce y los piensa como seres incompletos 0, peor, faturas consumnidores. Prcaw a uN Nise En este punto, ecomaré la segunda de las consideraciones que bce al principio: en ciertas ocasiones oeurre que un nifo Hora, ysu llanto parece desproporcionado respecto de la eseena, El Adulto entonces padece el desconcierto, se exéusa ante otros, dice: «Pero, no es para tanto...» Fe llantw podria tener que ver eon que sus padres le hayan «ado una indicacisn que no le gust, peo no se trata de que lo hayan retado, Recuerdo ba situacién en que a un nitio de 3 tos le quitaron el vaso de la mesa antes de que terminara de bebes, rientras €ldistraidamente hacia otra cosa, pero que cuando nnot6 que el vaso ya no estaba se lang a lorar desconsolado y se enojo con quien habie retirado el objet. sta coyuntura,en la que se veriica una desproporeién entre tun neidente y si efecto, invita a suponer que existe un eslabon intermedio que wolveria inteligible por qué (yesalgo cortiente) los nifios Jotan de esa forma tan particular, en la que acusan al ‘otro de haberles hecho un dao... comosi los hubiers golpeade Y,por cierto, es in arrculo de Freud titulado «Pegan am nti» Ge 1919) el que permite esclarecer esta circunstanca. En dicho atc, Fred dfinita un agpecto crucial de a posicin infantil: Ia erotizacién del lazo anvoroso con el adul to, Esta coordenada se comprucha en diversos jueyos, como aquellos que involucran el cuerpo en tanto objeto que puede ser comido (por un lobo u otro anita ficticio), arrojada (en juegos de huchas),descubierto (o espiado, escondido,eteétera), aunque también invocado (con una orden). El cuerpo del nifio establece una relacidn direet ggoce de los adultos, que se permiten sin mayores rodeos las is dinectas transgresioncs —ineluso bajo la forma de jue- gos—sobre esa corporaldad. Dicho de otra manera, nadie se autoriza @ sentar sobre sus rodillas (0 alzar) a la exposa de un amigo cuando se la presentan. A los nifios los acariciamos sin su consentimiento, los despeinamos y hasta es pedimos que nos besen para despedirse... El euerpo del nifio es un cuerpo abusado por defi de cualquier contingencia en {que ese abuso pueda tomar la forma del estupro 0 pedofiia. Ahora bien, la erotizacién del lazo amoroso con el adul- to, que toma el aspecto de una erotizacién «lel ofrecimiento, del cuerpo (por parte del niio) tiene su correlato en que las 56 imencionadas transgvesiones se vuelvan objeto de demanda in- fantl. Los ninos pequeiios no solo piden ser comidos, arro- jados, calzados..., en determinados juegos, sino que también algunos de ellos picden castigos, al busear el limite y el eto, Sin embargo, en funcidn de la situacién mencionada en un comienzo, zqué ocurre evando Ia eoyuntura pareciera inver- tisse y sucede que, sin poner el cuerpo, el nifo declama haber sido golpeado (o retado, o dafado en el sentido mis amplio)? En principio, cabe destacar que se trata en este punto de un importante logro en el erecimiento, porque el nifio ha pasado de lo real a la fantasia, Ahora la queja tiene un fandamento psiquico: sila erotizacién temprana estuvo a cargo de hr madre ‘0 un sustituro materno (que bien podria ser un hombre), en Ia fantasia, en cambio, el golpe queda a cargo del padre (cay fancidn bien podria enearnarl ina mujer); pero zeémo se con- sigue esta sustitucio Siempre el que pega es un sustituto patemno, hasta cuando se lo invoca (aya vas a ver evando venga tu padre»), porque cl padre es una funcién que representa la autoridad. La fan- tasia del golpe es muy importante, entonees, porgne prepara In apticud del nifo para tener relaciones en las que se trate dle ‘obedecer, cumplir o bien transgredi Digainos lo mismo de otro modo. Inicialmente el nti tun objeto, en esto consiste su earicter filico, Es el falo de la rade. Cuando deja de serlo, y se produce Ia desttucién de la seduccién espontinca (est relaeiin directa entre el cuerpo del nitio y el de su made), el nifo vive con culpa esta coyuntura. {Hs daitado a la madre! Por lo tanto, padre es todo aquello que ‘iene a situarse como reparador de esta eulpa fundamental del nifio al perder su poder de ser el filo de Ia madre, Entonces Tama al padre para que la culpa encuentre una claboracién, El castigo, entonces, es «merecidi Fl eslabén intermedio de este pasaje es también el deseu- Drimiento de Ia masturbacin: al abandonar su ser filico, el 57 nifio descubre que puede obtener un goee desu falo, El goce filieo (el «narcisismo del falo», como lo lama Freud) sera por ‘excelencia el gove eulpable o, mejor dicho, el goce de la culpa. Siempre en Ia culpa hay algo musturbatorio. De este modo, para concluir, esto expliea por qué Fread también decia que Io fantasia «pegan a un mini» se encontraba soldada a la mas~ turbacién, El padre no es quien probibe o castiga el yoce masturbato- +o, sino, a Ia inversa, quien pone al no a salvo de la eulpa de hhaber dejado a la madre. Faeilr que no permanezea en una actitud culpose Volveré sobre esta cuestidn en la segunda parte del libro, cuando consideremos el complejo de Edip. Es funciomental recuperar la nocién de crianze (en un mundo que cada vez més desconoce a Jos nifios y fos piensa como seres incampletos © peor, futures consumidores: Yd 5 «AHORA NO LO QUIERO» Me inguieta la expresién de moda «nifio Grano». Creo que snombyra tis dle Io que parece y se utiliza sin saber bien todo lo aque quiere deeie. La encamiramnes seguido en notas periodis- ticas, pero también en libros especiaizados. M tengo frente a mi la imagen de un nite con el cen fruncido ya unos padres que lo miran eon cara asustada, Tustra un areiculo dle actualidad sobre este tema. Ml eer, me pregunto: 2¢stirano cl niio a son los padres los que estin destituidos? Qué clase entras escribo dle mito es este, que ha cobrado tanto valor al punto de que es cra irrellexiva? ceonsamido de ma Curiosamente, quienes hablan del nifo tirano no suelen cexpliea ls condiciones normales de la vida infantil Imaginan ideal y dese ah juagan alos que existen. Yo prefiero 1s de verdad. Y dexentramar el complejo de vivencias ‘en tomo a la culpa y el egofsmo que anudan Ia relacidn entre tun no y un adult, Hiay una actitud corriente en la mis temprana infancia, tuna especie dle gesto espontined que, con el tiempo, incluso se sielve un risgo de caricter en ciertas personalidades, Podnia comentarla con I siguiente situaeién, reconocible en las mis diversas anéedotas: un niio pide algo y el adulto rexpande de ‘manera negativa,a contimacién el no se muestra molesto yel adulto se siente interpelad entonces decide aceder al pedo, pete entonces I respuesta es negativa.. por parte del nif. 39 ~Ahora nolo quiero™, podtian ser sus palabras para el caso. S,porcierto, hay adultos euya vida tanscurrea través dena 2c situd de rechazo. Por o tanto, cabe anaizarla con detenimiento, La cunea DE 19s NINos Desile un primer punto de vista, cabria considerar lo que Jac- «ques Lacan establecié. como un eireuito propio de la pulsién ‘oral: ala demanda del nifio (de seralimentado) le corresponde In contrademanda del adulto (que se deje alimentar: el nifo pide comida, pero el adulto pide también que coma; por lo tanto, 2qué mejor via para un ntio, para hacer sentir su indivi dualidad, que negarse a comer? La negatividad, signo inequivoco de la oraidad incipiente, «una forma preciosa de aparicién del earieter infantil, Ese ahora no», que resignifica el deseo para condueirlo de una ‘mera necesidad a una posicion humana (en la medida en que. sc basa en la relacidn con el otro) da euenta de emo una reae: isn que, primera vista, puede parecer un incordio (para los padres) tiene una fancién capital en el crecimiento. Nunea los padres podremos terminar de entender que aquellos puntos en que un ni defrauda Ia expectativa de aapracién es donde comienzs el ejercicio prapio de su po- siein infantil. Este aspecto ha sido esclarecido por quienes, deseubrieron el hospitalismo o muerte por inanicién: sin amor, ‘no se dejaban alimentar. Bjemplo dramitico, cuya otra cara es, 1a de ln anoresia, intoma que no encontramos en los anima- les. Bl primer alimento, entonces, es el aria, Esto es lo que diferencia al humano de wn animal que puede ser amaestrado. Elnifto,en eambio, esstea fa animalidad. Fs algo notable. F cachorro humano es ms humano que eachorro, Asimismo, el esquera presentalo por Lacan esincompleso ‘en un punto: no permite el esclarecimiento cabal de por qué 60 una contindeman mera senilla qué ¢s u iste: alguien pregunta a su pareja: «¢Qué querés cenar esta noche’, y eta responde: «Lo que vos quieraps; entonces la podria ser aplastante. Para entender de 2 contrademanda, pensemos en un primera persona propone: «Comamos pestas,yla segunda re- plica: «Te parece pastas?» Sigue el dilogo: «Bueno, entonees, qué querés comer?» «Lo que vos quieras.» «Dale, vavamos Ja pausilla» «;'Te parece carc?», y as la conversacion se prolonga hasta que finalmente se come cualquier cosa menos lo que la primera persona queria, De esta manera puede verse como a un pedido le sigue otro que anula la propuesta inicil En conclusin,el deseo se pierde en cl camino y,en el ejemplo, las ganas de comer quedian rebajadas a una simple biisqueda dle satislacer el hambre. En el caso del nifio ocurre algo seme- jante: pide alimentarse, pero este deseo st encuentra con otro pedido, el de sus padres que quieren que coma; por lo tanto, el niflo pasa a relacionarse eon Ia contrademanda de los padres, independientemente de sus ganas de comer. Para dar cuenta de este aspocto es preciso un argument suplementario, Cuando un nifio encuentra que su deseo no se realiza de manera inmediata, vive el verse privado como una frustracin, He aqui una evestion central a privacién es referi- daa una ceién faltante en el otro, es decir, otro «me frustra sta viveneia se interpreta, entonces, como una mala voluntadd del otzo, En el eas0 del nin, lr madre queda ubieada en un Jugar de culpa, Madre es todo a lo que el io le echa ta culpa Este fendmieno puede observarse en conductas oeasionales de Jn infancia,en las que un nifo pide expliesciones al adulto por Jos mas diversos accidentes: se rompi6 un juguete yseleecha la ccalpa ala madre, se cayé una golosina al suelo la culpa es de Jn mace también. Como pude ver en cierta ocasisn, luego dle ‘que una nia se eayeraal piso al hacer una pirmeta al levantarse Te io asu madre: «Vos tendrias que haberme avisido que me ibaa caer, fe tw eulpal>. 6 Ahora bien, esta eulpa es proporeional a a intensidad del deseo del nino y’ «esta atvibucidn le sueede la culpa que, en ‘otra serie de situaciones, se manifesta en el fendmieno por el coal el nitio considera que el adult ests enojado, Por ejemplo, 1 nla quiere comer, pero ante el deseo de los padres de que ‘coma, se rehdsa, En un momento, siete eulpa por rehusarse yy comienza a pensar que sus padres se van a enojar eon él. Fs tun aspeeta observable de manera habitual, dado que frente a ‘exestiones nimias se piensa que cl atta esté enojalo 0 se va a ‘enojar, «Me va a matar>, dicen los adolescentes 0, en ciertos| adultos, se expone a través de diversas conduetaslefensvas que popularmente hemos Hamada , «virtud ensalmadora» —al estilo de «una palabra tuya bastard para sanarme»—), En eso eonsiste Ia magia y no imaginar cosas que contravienen el sentido cor lo tanto, ol egoisma de los rofractario ante el uso instrumental que los adultos hacemos de la palabra (dar érdenes, formulae pedidos). En otras casi nes los eaprichos no son mis que lo que obtenemos cuando hablamos con un nifio como si fuera usa maseota que espera indieaciones. “Todo nino quiere que se le hableen serio,en eso consiste lo infantil; le abt que muchas veces nos cevuelvan nuestro men- sae invertido, cuando ellos mismos comienzan a preguntarnos: ~<2Sabias qué habia en el zookigico hoy? y poco importa fe com inte ‘Travar estas distinciones (entre acto, consecuencis e inten- ci6n) permite evitar muchos sermones y penitencias innecesa- las. No debemos pensar el deseo del nifio, su relaeién com la accion, de la misina manera que en el adulto, En el caso de imi hijo en Ia batiader, fo cierto es que si el fraseo con el que jugaba se cay6, el nico responsable era yo, el adulto, quien me hhabfa ausentado para ira hacer otra cosa. ;Quiere decir esto que tendlria que haberme quedado junto él para que no sucediera? En absoluto. Lo Gnieo que quiere devir es que el responsable ra yo,y no tendria que haber desplazado la responsabilidad a ‘quien atin no esti en condiciones de ejercerla. En muchas de ‘iénono, 6 ‘estas stuaciones, el adulto que zeprende al niio no hace mas qve descargar su frustracién o impoteneia por un ineidente evitable, pero que incluso una vex que ocurrid nes tan grav ‘Antes que decirle a un niio que lo que quiere esti b 1mal, es preferible darle opciones. Por ejemplo, si no quere- nos que moje fray él quiere jugar con un frasco al baiarse, mejor ofiecerle un fasco chico, no lenar tanto lab ‘6 mostrarle otra cosa con la que podria jugar. Fl deseo de los niflos es posesivo (en el sentido de «hacer propio», como ya he dicho), pero no es obstinado; en todo caso si puede volver- se tenz cuando no le ofrecemos una alternativa, Pedirle a un nifio que no juegue con algo, sin poner a sw aleaice otra cos, segueo Hevari a una eeelaracién dle qe quiere jugar con eso solo eso, Nuevamente, lo que los adultos Hamamos eapricho. inlera 2De ov HantaMos cvANDo HARLAMOS DF HEREINCIIES? Ahora pasemos alos lamadls berrinebes. Primero quieto mar- car una sutl diferencia con los eaprichos. Estos tkimos no son exclusivos de los niios y venen que ver con un deseo que se tmanifiesta de manera obstinada y exigencia de inmediatez, Fl boerrinche es el nombre que los adultos le damos al deseo de Jos niios —caprichoso o no—cuanilo sentimos que nos exigen algo, que ese deseo esta dirigido, que lo hacen «a propéisito» para prodhicir un efecto 0, como dicen rmuchos padres «me lo hhace a mi», «me lo dedlica». Sabemos ques frecuente que estas, sitsaciones apareacan y que los adultos nos quejemos de ellas diciendo que son manipataciones, 0 demostraciones de que un nitio deleradamente busearfa torect la vohuntad de sus paces. Sin embargo, una primera aproxinacion a la cuestién pone destacar también que no todos los herrinches son iguales, En particular, a continuscion quisiera detenerme en un tipo particular que suele aparecer entre los 2 0 3 aitos,y que tiene una importante conseeueneia en el crecimiento del niio, 68 Lego del primer aio de vide, después de la istaleidin oral del infante en la relacidn con el otro, ua indice eoncreto de la pulsién anal —ese recorrido de crecimiento que tiene que ver ‘con el control fsiolégico de los exerementos, pero también con los pedidos y las reglas— se verifica en la pregnaneia del nino a las 6rdenes. De un lado hacia otro, el nifto atiende a Jas unis diversas indicaciones de manera obediente, en un cla- +0 ejercicio de su afirmacion a través del apodleramiento (que prepara con el tiempo para el control de esfinteres). Es deci, la primera manera en que el nifio se relaciona con el otro es a través de apoxterarse de sus rags; se identifies con él. Pero esta identificacibn no implica crecimiento, sino mera obediencia.. El control de esfinteres tiene que ver eon pasar de esa abe- dliencia irreflesiva a constituir una posicién diferenciada que incorpore e intermaice los pedidos del otro, Par eso el primer paso dels etapa anal es una ruptura: la cafda de la obediencia ‘espontinea y el surgimiento de la nevesicad de que el nino, cexpube de acuerdo con el pedido de los otros. Asi se entiencle que li retencién es una forma de desobedecer muy importante. [Los padres le piden que haga en el batio, él se rel ruptura con aguella obediencia. Un niio aprende a ir al batio en In medida en que, primero, retiene las heces que, luego, expulsa eonforme a la demanda de sus padres. Para expulsar, cs condieién Ia retenci Ahora bien, este circuito funcional al control de esfinee- tes tiene como correlato un ineremento en las aetitudles de= safiantes, Ese nifio que décilmente iba de un lado para otto obedeciendo a sus padres, en determinaclo momento comienza 4 producir desplantes. ¥ ese tipo de conduera no se vineula con el negativismo propio de la oralidad, sina que tiene como, rasgo especifico ier Pongamos un ejemplo, Ja madre guarda un juguete en un cajén y el niio comienza « Ilorar furioso mientras solicita que ese objeto se cologue en otro lugar. «Se volvid un tianom, dicen algunos padres, 69

Você também pode gostar