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Primera ec: mayo de 1998 “Tradosi6n de Emil Olina Disetoeuhiersa: Dua Disseny (© BSP, elie, 1996 (© esta edilén: Laenes S.A. de élciones, 1998 ! Montseny 43, jos = 8012 Barcelona ISBN: 847554.49-2 Depésito legal: B. 17.062-1098 Fotocomposicén: Graft, 8. L. ‘Aragén, 127, 4"~1*- 08015 Barcelona Impreso en Romanya/Vall, Verdagur, 1 (08786 Capllades (Barcelona) Printed in UE FRANKENSTEIN EDUCADOR, INDICE INTRODUCCION: HAY GINEBRINOS Y GINEBRI- NOS. o sobre a etmiad den enfoque mil co en educacién FRANKENSTEIN, 0 EL MITO DB LA EDUCACION ‘COMOFABRICACION La educacién necesaria, © por qué jams se ha visto ‘una abeja deméerata Pigmalién, o la fortuna pedagégica de una curiosa historia de amet Pinacho,o las chistosidades inpeviss ‘de una ms neta impertinent Del Golem a Robocop, pasando por Julio Verne, HL. G, Wells, Fitz Lang y muchos otres, ola ex: traia persistencia de un proyecto paraddjico, Mary Shelley, o la creaciGn, por una joven modosita {de 19 anos, de un texto ejemplar: Frankenstein, ‘el moderno Prometeo. Frankenstein y su criturs, o el sorprendente juego de expejos del «no soy yo, es el otra» I pavor del doctor Frankenstein, o el descubrimien- ‘to tardfo de que no siempre hay perdén’para queues «no saben To que hacen» Frankenstein, o la educacién entre praris o poiesis ‘A MITAD DE RECORRIDO: POR UNA VERDADE- RA «REVOLUCION COPERNICANA» EN PEDA- Gosia. ‘Nos ha nacido un nifion, 0 por gué la paternidad ‘no es una casualidad B a a 2% 35 a 49 33 st 61 a 1 «Unser se nos resiste» o de la necesidad de distinguir centre la fabricaciéa de un objeto y la formacién dana persona... n ‘Toda eisetanza es una quimera»,o cémo eseapar a Ia ilusién mégica de la transmision 15 «Sélo el sujeto puede decidie aprender», o la sdmi- sin del no-poder del educador n De una spedaggie de a cave a ia spedagota de Tas condiciones... 80 acia la conguista de «la autonomy 86 Sobre el sujet en educscién, © por qué la pedago- ‘fa es castigada siempre, en el seno de Tas cien- ine humanas, por atreverse a afirmar el earsc- {er no cientific de la obra educativa, 90 {LA PEDAGOGIA CONTRA FRANKENSTEIN, ota pt ‘adojas de una aeci6n sin objet: ut «Hacer como sim, 0 fa educaci6a como eafuerzo Incansable pare srbuir aun sueto Ss actos. 119 Htscer constr In ley», © la necesidad de los 1 UB 12s Hlacer comparts la culturan, 0 Ta modestia de lo universal von 132 STROFA DE CONCLUSION: SOBREPONERSE SIEMPRE A LA PRISA POR TERMINAR won 137 BIBLIOGRAFIA... 141 INTRODUCCION: HAY GINEBRINOS Y GINEBRINOS. © sobre la legitimidad de un enfoque mitolégico en educacin La ciudad de Ginebra se enorgullece, y hace bien, de ser ela Meca de la pedagopia». No le faltan razones. Allfnacié Jean- Jacques Rousseau, en 1712, y af residi6 varias veces en el ‘eurso de su agitada vida. Cierto que, tras la publicacién de Enilio y del Contrato social, ese ciudadano de la reptblica ginebrina tavo problemas con la justicia de su pas: el Consejo Menor de la ctdad ordené que ambos bras fase desgarra- dos y quemados delante de la puerta del ayuntamiento por . Y su acto le terra tanto que eae en postracién y abandona a su suerte al ser fano- minado. Un ser que no es, ni mucho menos, bésicamente malo; lun ser que se aproxima, en sus reacciones iniciales, a ese «es- tado de naturaleza» que Rousseau describ; un ser que te ‘educaré un poco al modo de Enilio..y que caeré ex la violea- cia cuando al absndono de su creador se sume la estupidez de Jos hombres. Frankenstein es, pus, el hombre encarado a la Hegada de «otro», de una de esas eriaturas que, dice Daniel Hameline, ‘empezamos por asostener> antes de ener que «cargarconcllas» «Cargarcon ella» sin saber muy bien qué ha hecho uno y qué puede hacerse con In criatura; deseando conseguir que epros peter lo mejor posible, pero comprendiendo que ese prosperar ‘mpondrfa, sin dud, resticciones contradictorias con sa ibe tad; unas restriceiones que, por lo demas, solemios ser ineapa- ces de imponerle. Hemos «hecho» un nfo y queremos «hacer de lun hombre libre. jcomo si eso fuese cil! Porque, si se Je shace>, no sera libre, 0 al menos nolo seré de vera: y, si es libre, escaparsinevitabiemente ala voluntad y alas veledades de fabricaci6n de eu educador. ‘Veamos:;por qusel acto del doctos Frankenstein aba de ppareceros un verdadero sacilegio, sino Tuese que afecta lo sagrado. es decir, aguello que, 2n nuestro imaginaro, const ‘mye uno de esos interrogantes tan poteates que no se puede intentar davies respuesta sin que se tambaleen nucstrascons- trucciones eoneptuales ordinaiss? «Fabricar» un hombre, si. pensamos en ello, es ya tremendo como formulacién, Pero hacer un cuerpo con troz0s de carne», eso Ya resulta insopor- fable. Vulueea fa constitucién misma de nuestra humanidad originaria, viucra aquelle que hace que no tenganos derecko aalienar nuestro propio cuerpo nia desenterrar un eadaver en lun cementerio se Caspentras, de Toulon o de donde sea, «Fa Dricar un hon sta tareainsensata, Jo sabemos muy bien Y, sien, 1s también una tarea cotidiana, Ia de cada vez bb eeeeee {que nos proponemos , «Fabrica hombre» es una cosa rara que nos ingueta To sufeiente pars ‘que la novela de Mary Shelley tenga el éxito que iene. que nos tocatan de estce, algo tan fatimo, ue su evoeacié estremece. Porque sabemos perfectamente que participnn ‘nese proyecto que, sin embargo, nos da miedo. Ahors hie he ah, precisamente, el verdadero sello del mito, y del hecho

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