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Jurisprudencia
1. Actual estructura del artículo 1117
Esta norma debe ser interpretada luego de la reforma de la ley 24.830 de 1997 que ha
cambiado diametralmente la regulación de la responsabilidad de los establecimientos
educativos, tanto privados como estatales, abarcando los daños causados o sufridos
por sus alumnos menores con la sola excepción del caso fortuito.
Esto ha despejado definitivamente los problemas y dudas que planteaba la anterior
redacción y por ello se debe optar por prescindir de la jurisprudencia que refería a ella.
Así, sostiene la interpretación jurisprudencial actual que la responsabilidad se ha
volcado sobre los propietarios de los establecimientos privados y estatales y la única
vía de eximición es la prueba acabada del caso fortuito.
Así esta interpretación actual encuentra que hay en la enseñanza una obligación tácita
de seguridad, manifestada como una obligación de resultado cuyo incumplimiento abre
la imputación de responsabilidad de la mano de un factor objetivo de atribución
genéricamente denominado garantía, y así el deber de asegurar la indemnidad de los
alumnos torna esta responsabilidad en objetiva, tanto que la sola circunstancia del
acontecimiento dañoso ha de bastar para generar la obligación de reparar.
También se ha dicho que la nueva redacción ha dado mayor rigor al artículo 1117, y
tanto es así que si no hay caso fortuito se responde, y aun existiendo caso fortuito, si
se prueba la culpa de los guardadores, subsiste su responsabilidad.
Se afirma que estaríamos en el ámbito de la responsabilidad contractual cuando se
demanda al establecimiento educativo, y que la responsabilidad del propietario no
exige demandar a directores y docentes, y si se pretendiera dirigir también contra la
directora del establecimiento, deberá estarse al artículo 1109.
Así se ha reconocido la responsabilidad de los establecimientos educativos por daños
causados por las cosas (garlopa), o por alambres de púas que servían de cerco para
el patio de la escuela", o por lesiones sufridas en las prácticas deportivas de la gestión
educativa, o por los daños derivados de las prácticas natatorias ordenadas por el
establecimiento.