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prólogo
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Aho.'l(1... (;4, ¿voL

La antigua filosofía griega se dividía e.I).tres ciencias:


física, ética y lógica. Esta división se compadece cabal-
mente con la naturaleza del asunto en cuestión y no
cabe rectificar nada en ella, salvo quizá explicitar el
l.LL~v--O-· o kJlljoJon'o--: úÍterio aplicado a la misma, para.corroborar por una

Ge-&,~ ® ' parte su integridad y por otra poder definir con exac-
titud las sub divisiones consiguientes.
CualqlliIT...g)nstcimL~ntode la razón es ma~l!..ria1.Y_ '
11 considera algún objeto, o forma.l, y se ocupa simple-
mente de la formacIeI entenJimie;toy-creI~p-roria
[azcn, aSfCD1ño-d-élas=~gJ~-;~lversales-derpeii~-~-
en general, sln-a~~ti~~ir entre-loso'1:>jefOs.-La filoso-
-fía formarse Ü~ma lógica, rriíentrasqueTá material, I
la cual trata con determinados objetos y las leyes a
que se hallan sometidos éstos, se divide a su vez en
dos. Pues esas leyes 10 son de la naturaleza o de la li-
bertad. La ciencia que versa sobre las -primeras reci-
be el nombre de física y la que versa sobre las se-
gundas el de ética; aquélla se denomina también
«teoría de 'la naturaleza>} y ésta «teoría de las cos-
tumbres».
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La lógjca _I2.? _Pll_e.ªe_teneruna part~ empírica, en icual se circunscribe a'ciert~ '4uéhlcer cÚ)fa~~1ipcl~- ~'j "
donCIefás leyes universales y'riecesarias del 'p~ruar'i ción se diférencia sobremanera de los de~ás, pilÍ-a'po.v,r."
descansen sobre fundamentos que hayan sido toma- ~ der eje~utarlo con la mayor perfección y la máxima fa-
dos de la experiencia, pues de lo contrario dicha parte ~ cilidad. Alli donde los quehaceres no están repartidos
no sería lógica, esto es, un canon para el entendimien- ~jy diferenciados, atendiendo cada uno a mil tareas dis-
to y la razón que ha de ser demostrado y resulta válido oÍ tintas, las industrias permanecen todavía inmersas en
para todo pensar. En cambio, tanJ9.la filosofía de la .• 'la mayor barbarie,.l:-.!:1.~acaso mereciera la pena pre-
naturaleza como l~filOsofíam'~~al po;eencada--unas..ii. ..guntarse si la filosofía pur<;lno. exigIría
--",.._--.-.. . . ~
que cada uña
---parte ~~f)ínca']:urque·la-pri..rñ'ef<l tien~~termi- ' de su~artesconTase con un especialIsta propio y no
nar-con sus leyes ~za como un objeto de la ; :-l;iria m~ior arconjunró-d~ la corrnmiCladc1eñfíffcaSC
[Av] -.~xperienciafla segunaa I tiene que determinar con ~~c~ ~sto ~o.."'=e5ta'í'[~.~.
~ll~}eyes~~--=-l~voluñfád·fi.~mana-'encua12!9]~llede ; ,.tumbraci9$-'Lyenderlo empírico entremezclado con lo
a.f~cta.a__
a.p()!F !1':.t_ll~alez~,
siendooertamente las Pii::-I,~racro;ai segú~---~--;-~~'~;Ji~mlas-propotClooes'desco--= ,
<Ak VI, 388> meras leyes con arregloa las cuales todo \ sucede y las : nocidas1~~ra ellos r.i1.iS1ñ.O's (que se proclaman «pen-
segundas leyes con arreglo a las cuales todo debe suce- : sadores por cuenta propia» mientras tildan de «~,o- _,
der, aun cuando también se tomen en consideración I ñadores» a los que simplemente aderezan la parte
las condiciones bajo las cuales muy a menudo no ten- ~f\ racional), fuesen advertidos de no cultivar al mismo
~o que debería suc:.e.d..eI.--..________ ____--" ~ 'tiempo dos ocupaciones cuyo tratamiento es absolu-
r Cabe llam~ toda filosofía 'en~nto éstá'\ ~ tarilente diverso y para cada una de las cuales quizá se
se sustente ~obre f\:lnd~mentos de la experiencia y ··t r~quie~a un I talento específic~, en ta~to que su coin- [A vü]
cabe denommar fIlosofía pura a la que presente sus r:1 CldenClaen una sola persona solo dana lugar a chapu-
t~orías ~cu:tiendo exclusivamente de principios a prio- r'l ce.rí.~s.;con tod.o, aquí sól? ~o lirn~tarme a P!e~~
\~~~ Esta últlilla, cuando es meramente formal, se llama L~I_ta.~§I)a naturaleza de la ClenClano eXIgeseparar Slem-

~l::;::;::~:~i~:~;:eo~~:~~;ft,~~tos·r
,
;¿~é~:~:;,~FR~~~~~J~~
Nace aSIla Idea de una doble mefafísICa,una meta'! l,.·,'una metafíSICade.lª_D..ª.turª,,~~a)l1a9t:I14.9.J~LrJ::t.Q~erJ._~
física de la naturaleza y. una~etafísica de las costum- r '/por-delant~=<ielª.antropología práctica una me!.?li=- _
bres. La física, por lo tanto, tendrá su parte empírica, P ¿iE.~ __ de las c;ostlln:bres, teniendo"q\i~,~,~puiar- esas l
pero tartlbién una parte racional; e igualmente lá ética, ~; ,__l11etafísicasd~cu<L1q~Ú_élem~eJ;itoep1pY-:i<:.9,pA!.~iªDe!~~ \
si bien aquí la parte empírica tenga una denominación k .. ,~uántopúecla brÍ11.darla razón pura \ en aITl.QoscasOs.. <Ak, IV. 389>
especial, cual es la de antropología práctica, y sólo lára- 1; y de qué fuent'~ssaca ella mi~1l1a~sa'ensefi~nzasuya a_
cional pueda ser llamada con toda propiedad moral. ' "P.rJPt0 siendo esto últin~o algo que'~aeñ-lás-pueae-'s~~ \
e,'@),ales..Y. ~~. tratado por todos los moralistas (un nombre que tan- ~
Jod.(l~.,~.actividade.~_]2IOfes.io0.?l~~2_~T.!
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[A vi]
baJo,,::iendoa.srque;-leJóS' de hacerla todo uno, cada fi
artísticas han salido ganan.<1.9.conla.divisiónl deLtra-:.~j ':to abunda) o sólo por unos cuantos que se sientan lla-

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mad:os a ello.
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PARA
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UNA METAFISICA DE LAS COSTUMBRES
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Como mi propósito aquí se concentra específica- davía un discernimiento fortaleCido por la experien-
mente sobre la filosofía moral, dentro de los términos cia, para discriminar por un lado en qué casos tienen
l de la cuestión planteada me ceñiré a lo siguiente: si nó " aplicación dichas leyes y, por otro, procurarles acceso
!
se cre~.eI1.~x:1:~.emo
necesario escribi!_.e..()~fin
una filo- a la voluntad del hombre, así como firmeza para su '
Sofía..IE5~E~~~_~quese halle completamente depura~,é ejecución; pues, como el hombre se ve afectado por
[A vüi] da de cuan!_~~eda ser ~ólo'empírico z.concierna a la" tantas inclinaciones, aun cuando se muestra muy apto
antrop0ogíá; pues que habría de darse una filosofía: para concebir la idea de una razón práctica pura, no es
-semeJ~nte resulta obvio en base a la idea común del ~ tan capaz de materializarla en concreto durante su
deber y de las leyes morales. Cualquiera ha de recono- ',' transcurso vital. .
cer que una ley, cuando debe valer:mor~ep!e, o s~ - Una metafísica de las costumbres es, por lo tanto, (
comO fundamento de, una obligación, tendría que;, absolutamente necesaria, no sólo por un motivo de
\( conl!~va~~l!a nece_~~_<1_da~i~l~t~; ~ualquiera habride . índole especulativa, para explorar \ la fuente de los
! reconocer que un mandato como «no debes mentir», principios a priori I que subyacen:'t nuestra razón
\ o las restantes leyes genuinamente morales, no es algo . práctica, sino porque las propias costumbres quedan
I
que valga tan sólo para los hombres y no haya de ser expuestas a toda suerte de E!!:..versidades,mientras
I tenido en cuenta por otros seres racionales; tendría. falte aquel hilo condiidory norma suprema de su co-
! .9.tl~r~c_o.n.9~~~,.por
lo tanto,gue el~l.m_d_':!l1~~o_C!~a rrecto enjuiciamiento. Pues, en ~ello que debe ser,
, oblig<1ci9I:lDQ_hªbriªde_~~~.!?~~,~ad~~3~í en la natura--.:- moralmente bueno, no basta con que se5:U::'Q1)jQr.~-ª.\
-'ley moral, sil1oq~~_!9Jlll:>~fi~der por mor.eje
·~~~~¿-~~~le~i~~t~~;j~~'G:~~;:~~1~~~·
! zón pura:i que cualquier otra prescripCIón que se fun- ,
la misma;de~no ser así, esa confórmídaa-reswta-h~rto
casual e incierta, porque el fundamento inmoral pro-
t-de sooi~rincipios de la mera experiencia, incluida una, ducirá de vezep cuando acciones legales, perola usual
:prescripción que fuera universal desde cierto punto de es que origine acciones ilegítimas~enuina ley mo-
vista, en tanto que se sostenga lo más mínirrio sobre . ral, en toda su rectitud (10 más importante dentro del
fundamentos empíricos con arreglo a uno solo de sus ámbito práctico), no ha de buscarse sino en una filo-
motivos, ciertamente se la puede calificar de «regla. sofía pura, por lo cual ésta (metafísica) tiene "éJ.ueir
[A Lx] práctica», mas nunca de «ley moral)}.I por delante y sin ella no puede darse ninguna filosofía
Así pues, las leyes morales y sus principios, no sólo ; moral; es más, aquella filosofía que mezcla esos prin-
se diferencian esencialmente de cualquier otro cono- ~ cipios puros con los 'empíricos no merece tal nombre
cimiento práctico que albergue algún elemento empí- ; (pues la filosofía se distingue del conocimiento racio-
rico, sino que toda la filosofía moral descansa entera- , nal común por exponer en ciencias compartimentadas
mente sobre su parte pura y, aplicada al hombre, no ; lo que éste concibe de manera entremezclada) I y me-
toma prestado nada del conocimiento relativo al mis- ' nos aún el de «filosofía moral», porque merced a esa
mo (antropología), sino que le otorga en cuanto ser mezcolanza perjudica la rectitud misma de las costum-
racional leyes a priori; desde luego éstas requieren to- bres y viene a proceder en contra de su propia meta.
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FUNDAMEN1'ACIÓN PARA UNA METAFfSICA DE LAS COSTUMBRES "c';PRÓLOGO '.' r', "
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No se piense que lo requerido aquÍ está ya en la pro- ?~'~llo fieles a su idea sobre l~ Ínism'a;'no diferéi1ci~ los
pedéutica del célebre Wolff a su filosofía moral, bauti- ¡~:motivos que son representados como tales completa-
zada por él mismo como filosofía práctica universal , y I :mente a priori sólo por la razón, y son rigurosamente
que aquí no sea tomado un camino completamente morales, de los motivos empíricos que SOD- converti-
nuevo. Justamente porque debía ser una filosofía -'-dospor el entendimiento en conceptos universales
práctica universal, ésta no tuvo en cuenta ninguna vo- <mediante una simple comparación entre distintas ex-
luntad que fuera de una índole especial, como una que" "":periencias, examinándolos tan sólo con arreglo a la
se determinara enteramente por principios a priori al mayor o menor suma de los mismos (al considerarlos
margen de toda determinación empírica y a la que cu- ~todos homogéneos), sin prestar atención I a la diferen-
_ piera denominar una «voluntad pura», sino que sólo cia de sus fuentes, y se forjan merced a ello su concep-
"tomó en cuenta el querer en general con todas las ac- to de obligación, el cual no tiene desde luego absoluta-
ciones y condiciones que le incumben en esa significa- "mente nada de moral, aun cuando sí esté constituido
ción universal, y por ello s.ediferencia de una metafísi- del único moclo que puede pretenderlo una filosofía
ca delas costumbres, tal como la lógica universal se ' donde no se discierna en absoluto el origen de todos
[A xii] distingue de la filosofía transcendental, I al exponer la los conceptos prácticos posibles, o sea, si éstos tam-
bién tienen lugar a priori o simplemente a posteriori.
.,
primera las acciones y reglas del pensar en general,
mientras que la segunda expone simplemente las ac- Resuelto como estoy a suministrar algún día una
ciones y reglas especiales del pensar puro, esto es, de metafísica de las costumbres2, anticipo de momento
aquel pensamiento merced al cual se conocen objetos esta fundamentación. A decir verdad no existe otra
plenamente a priori. Pues la metafísica de las costum- fundamentación para dicha metafísica que la crítica"
bres debe indagar la idea y principios de una posible de una razón práctica pura, tal como para la metafísi- \
voluntad pura, no las acciones y condiciones del qu~- ca~o es ~aya entregada crítica de la razón pura especu- \,
rer humano en general, las cuales en su mayor parte latlva. Sm embargo, esta segunda crítica no es de una I

son" sacadas de la psicología. Que también se h-able necesidad tan apremiante como la primera, en parte 11
<Al<. IV, 391> , acerca de las leyes morales y el deber \. eilla filosofía porque la razón humana puede ser llevada fácilmente
práctica universal (sin que sea competencia suya) no hacia una enorme rectitud y precisión en lo moral, in-
constituye objeción alguna contra mis afirmaciones. cluso dentro del entendimiento más común, al contra-
Pues los autores de aquella ciencia permanecen con "rio de lo que sucedía en el uso teórico puro, donde se i
mostraba lenteramente dialéctica; por otra parte, (
1. Kant está remitiendo aquí concretamente a la Philosophiapractica uní- para la crític~ de una razón práctica pura, si debe ser \
versalis methodo scientifica pertraetata de Christian Wolff (1679-1754), completa, eXIJOque haya de poder mostrar al mIsmo
obra que apareció en el año 1738. El propio Kant utilizó la expresión de tiempo su continuidad con la especulativa en un prin-
«Philosophia practica universalis» en su Metafísica de las costumbres ~;
(1797) como subtítulo del cuarto apartado de la introducción, el cual reza I·~t
...
como sigue: «Conceptos preliminares para una metafísica de las costum-j 2. Kant sólo publicaría esta Metafísica de las costumbres al fmal de su
bres» (d. Ak. VI, 221). [N. T.} vida, en 1797, [N. T.}
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FVNDAMf,NTACI0!,/ PARA. UNA METAFrSICA DE LAS COSTUMBRES'

f \ cipio común, porque a la postre sólo puede tratarse de; esta relevante cuestión capital, que tanto dista de ha-
una y la misma razón, que simplemente ha de diferen-; ber sido satisfactoriamente ventilada hasta la fecha,
I
ciarse por su aplicación. Pero aquí no podía brindar: recibirían mucha luz aplicando ese mismo principio al
esa integridad sin traer a colación consideraciones de.; conjunto del sistema y obtendrían una gran confirma-
muy otra índole y desorientar a los lectores. Por ello ~ ción al comprobar que resulta satisfactorio por do-
1 no empleo el rótulo de Crítica de la tazón práctica quier; pero hube de renunciar a esa ventaja, más rela-
¡

\\ pura3 y me sirvo del de Fundamentación para una me- ~ cionada en el fondo con mi amor propio que con la
" tafísica de las costumbres. ~ utilidad general, porque la facilidad en el uso y la apa-
En tercer lugar, como quiera que, a despecho de sUf , rente suficiencia de un principio no aporta ninguna
intimidatorio título, una metafísica de las costumbresf: prueba certera sobre su exactitud, suscitando más
es susceptible de un alto grado de popularidad y ade-! bien cierta sospecha de parcialidad el no indagado y
cuación con el entendimiento común, encuentro pro-~ sopesado con toda minuciosidad por sí mismo, sin
vechoso presentar por separado esta preparación de' atender en absoluto a las consecuencias. I --[.'\xvi]
sus rudimentos, para permitirme no agregar en lo ve- • Creo haber adoptado en este escrito el método más
<Ak.IV.392> nidero \ a teorías más asequibles las sutilezas que re- '¡ conveniente, si uno quiere tomar el camino que parte
(A xv] sultan inevitables aquí. I '" analíticamente del conocimiento común y va hasta la
Con todo, esta fundamentación no es sino la bús- '~, determinación de aquel principio supremo, para re-
¡- :queda y el establecimiento del principio supremo de la tornar luego sintéticamente a partir del examen de tal
'_ ,moralidad, lo cual constituye una ocupación que tiene principio y sus fuentes hasta el conocimiento común,
,:pleno sentido por sí sola y aislada de cualquier otra en donde se localiza el uso de dicho principio. Sus ca-
idagación ética. Ciertamente, mis afirmaciones sobre pítulos serán por tanto los siguientes:
1. Primer capítulo: Tránsito del conocimiento mo-
ral común de la razón al filosófico.
2. Segundo capítulo: Tránsito de la filosofía moral
3. Al comienzo de la segunda Crítica Kant explica el cambio que introdu- ','
cirá en este título: «El motivo por el cual esta "Crítica" no se titula "Críti- ¡ popular a una metafísica de las costumbres.
ca de la razón prácticapura", sino sin más "Crítica de la razón práctica"t 3. Tercer capítulo: Paso final desde la metafuica de
en general, aun cuando su paralelismo con la especulativa parezca de-1 las costumbres a una crítica de la razón práctica pura.
mandar lo primero, queda cabalmente dilucidado a lo largo del presente;
tratado. Esta obra debe limitarse a mostrar que hay algo así como una ra-~
zón pura práctica y con ese propósito critica toda su capacidad práctica.~
Una vez logrado ese objetivo, no precisa entonces criticar la pureza de tati
capacidad, para ver si con ella la razón no pretende saltar por encima dei
sí misma (tal como sucede con la especulativa). Pues el hecho mismo de~
que en cuanto razón pura sea efectivamente práctica, viene a demostrarl
por sí solo tanto su realidad como la de sus conceptos y torna estéril el po-J
nerse a sutilizar en contra de su posibilidad» (Crítica de la razón práctica, 1
Ale.V, 3; Alianza Editorial, Madrid, 2000, p. 51). [N. T.] ¡
',' ~
'i~~"
¡primer capítulo
",~Mrránsitodel conocimiento moral común
,~dela razón al filosófico
"~\·l,. .,

,~Noes posible pensar nada dentro del mundo, nid~s- •.


'p_uésde-todoJ~poco fue~a,ª,e~~_síTI.?~j.liip-ü~j_~s.~r·(
tenido--porbue:go sin restrjcci9_I?-,.alguna,_séllvo ..u~a \.
/ ·.buena voZiúitad. Jiiteligencia, ingenio, discerniffilénto
.y corn.cfqmeranllamarse los demás talentos del espíri-
:.tu,o coraje, tenacidad, perseverancia en las resolucio-
:"nes,como.cualidades del temperamento, sin duda son
·todas ellas cosas buenas y deseables en más de un sen-
.tido; pero también pueden ser extremadamente malas
y dañinas, si la voluntad que debe utilizar esos dones
de la naturaleza, y cuya peculiar modalidad se deno-
.lnina por ello carácter, no es buen,;-.Ótro tanto sucede
'con los dones de la fortuna. El pcider, las riquezas,. el
pundonor e incluso la misma salud, así como ese ple-
no bienestar y ese hallarse contento con su estado que
se compendian bajo I el rótulo de felicidad, infunden [A2]
coraje y muchas veces insolencia allí donde no hay
una buena voluntad que corrija su influjo sobre el áni-
. !no, adecuando a 1.mJfu.~lli~ersaLeLp-tins:ipiº_globª-l_:
'A~L~br<3!;huelga(kclI que un especfáCloriffiparciaÍ, ,
.,dotado de razón, jamás puede sentirse satisfecho al I
;",'¡

~~~\
. ,

contemplar cuán bien le van las cosas a quien adolece' pacidad paralle\,~:",~_c~~'?~.U.J?E.<2P.ÓSÜOy dejase de \
por completo de una voluntad puramente buena~sC cumplir en absoluto C_QD_él (no porque se haya limita- I
parece constituir la b~e~ayoll,mtad una_c:ondición do a deseado, sino pese al gran empeño por hacer '
I1
I TmprescTiidiSk inCluso para hacemos dignos de se?
felices. -'... .,
acopio de todos los recursos que se hallen a su alcan-
ce), semejante voluntad brillaQ.a pese a todo por sí L
¡i ,'/ 'AIg~n~ualidag~~l1cluso ~~~]taJ,~_1~yorables3i Iñ1~' ü~'jo~mo aI.gQ_q!¿;~"7pg§~e~),Lrl~[l_Q
{
, .~s,~_J2uena vol~~t~C!-l_Euea~!1filcg,~t'!.rsob~mªI}~La su. -~-,~i:~sLi.i~s~o, A~~,~~2~ pued~adi_r ~i \
<Ak)V, 394> 'labor, pero pese a ello carecen \ de un valor intrínseco ~I1l,g:Jª~utilldad.o_el.JIª-~,ª';;.9jD1Cha utilIdad sena
e incondicion~I, presupoméñaose sie~t:~ u.g,lj?llena' comparable con el engaste qu7se le pone a una joya 1
;;luñtadque'-cir~unscriba la alta estima profesada para manejada mejor al comerciar con ella o atraer la
-con toda razón por lo demás- hacia dichas cualid;:? atención de los inexpertos, mas no para j recomendar- I (A4j
des y no permita que sean tenidas por buenas en~r-: .laa los peritos ni aquilatar su valor. ~ ' " ,
minos absolutos. La moderación en materia de afee::- enntodo, en esta idea defVa.lOra:osolutoaelasim-~' -----:-=-:.=~:
. ~----_._---:--'---,.~._- ---" :'! -- __ o --,-

.t?S y pasiones, elªlltocontrgl y la reflexiÓris'ererta no pIe voluntad sin tener presente ninguna utilidad al
..sói~so~ -~()sas'buenas bajo ~lTItip1es-respectoS:-;ioo' proceder a su estimación hay algo tan extraño que,
-que'Paiéce2---c~i~parre-der-va:loriñtrlñseco_ aun cuando incluso la razón ordinaria muestre su
dé la persoñ~- iinembargo:f<ilta ñlUCfiopara quesé"a:n coincidencia con dicha idea, surge la sospecha de que
"calificadas" e'lJltenasce"ñitrr'"minos aDsóhitos' (tarcomo~ quizá se sustente simplemente sobre un quimérico en-
'. -fúeron'l?bnderada.s'p0rloS-'~~tiguoS)~P-ues, sin los' sueño y la naturaleza pueda ser mal interpretada en su
principios de una buena voluntad, pueden' llegar a ser''- propósito al preguntai-nos por qué ha instituido a \ l~ <Al<. v,395>
sumameiJ.te__iJ.i~a5"""Y'.Ta~s;~g-re-:-rríaª'~_.!_mJ?Ifb-º.n
leC razón como gobemanta cre-nuestra"\roluil!<l..s[:por ~llo,;: .
[A3] hace,L!!º_.sÓlQ.muchomªs,pdigro~o, sino ,también 'vamos a exam1Ílar e'srcí
I dea desde tilimnto de vista.
mucho más despreciable ante nuestr~so)os~4e-fog~,~" En las disposiciones naturales de un ser organiza:--Z
sería tenido sin ella. '~"----' ' , ,-- - do) esto es, teleológicament~ dispuesto para la vida, '),'1,
-:--:==!~-. ¿~LaJ).u~l!a_Yº1~..!lta2LIlº--f~d.aL129.rlo gue produzca o asumimos como principio que, dentro de dicho ser, no
,; log;e, ni por su_~ªoneidaj..Eara conseguir uhfin pro~ se localiza ningún instrumento para cierto fiñ que
;;) .h .~.<?_~.~s. . to!_.~~~~o ~u g,::~~~~~~co 9.~Ea hac: bueg~_dt.. no sea también el más conveniente y má.-umamente
'';;,v ' ~~l::~Y;,consIderada por SImIsma, resulta sm compa- ,: adecuado a tal ~~~r~ ~~E,~_~~~_n ser 9.ueI2-0s~~
I ración alguna mucho más est~able que todo cuanto'; ra~~ una voluntad, su conservación y el que todo le
1 merced a ella pudiera verse materializado en favor de,; ,v~y~b[en! .~~_~~~p"~~b~~lf..c!.etgd' supusi~~_~
( alguna inclinación e incluso, si se quiere, del coinpen-i tentlC.0fiE-Ae.!anaturaleza, cabe mfenr 8!l~..i...sía5e.ha.-
'1 dio de todas ellas. Aun cuando merced a un ~estino; bría mostrado muy desacertada en sus disposiciones
1\ particularmente adver~o, o a causa del mezqulloi' al encomendai---a: la'razólia.edlchacrÍatura
_ ..~--._-_
.. ...•
errealizar
_ -- .-. - -----~.-.-._-----,---
ajuar con que la haya dotado una naturaleza madras-~ este propósito suyo. Pues todas las acciones que la .
• tra, dicha voluntad adoleciera por completo de la·ca"; criat:ura ha delle';'ar a cabo I con miras a ese propósI- [A 5]
. . .. - .,:".
--. - - ;-.-~.
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TRÁNSITO DEL ,CONOCIMIEl'rrO 1yI0l'cAL COMj}N,,: '. ", I

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to, así cQID..a.lcu::egla_ghhaLd_esu com ortamiento, le¡;j De hecho, descubrimos también que ~ü;mto ~'ás
~an sido trazadas con mucha más exactit~3~"<~! e1;vi~ne a ó'éiiparseunarawn cUltivada del propüsifo re-
~,instintc;Vfmcrc:en-a-'ellopüaría vérse alcanzada esa ')atívó' al disfrute de la v~, tan~
_->ñ~ta:~~~i?ii~~~!!1~~'~~E§t~ª!(A~J9<qlfeJ.amá7 "áIelaslj~ que'daeI hombre de la verdadera satlsfacaM,
pueda conseguirse mediante larazón;ysi rues¡t ~
ésta le 10 cual origina en muchos (sobre todo entre los ffiás
otorgada por añ;:ü:lidura'a"tm'-';"~~t~io;~"~riatura, sólo 'avezados en el uso de la razón), cuando son lo sufi-
habría de servirle para reflexionar sobre la dichosa;cientemente sinceros como' para confesarlo, un cier- [A 6]
disposición de su naturaleza, admirarla, disfrutadá y ,to grado de misología u odio hacia la razón, ~ue
quedar agradecida por ello a su benéfica causa; mas .,tras el cálculo de todas las ventaj-ª~u~xtraídas, no diga-
no habría de servirle para someter a esa.~é.9il Y..epga~- 'rnc;sya.' j~]~-so~'
de' los inventos que procuran ordina-
.rj; ;fÍosa directriz su capacidadv9litiva, malversando as{ 'riamente todas las artes, sino incluso de los corres-
élpropósito dela naturaleza. En una palabra, ésta ha-' pondientes a las ciencias (que al cabo les parecen ser
-bría evitado que la razón se desfondara en el uso práe- - ,asimismo un lujo del entendimiento), <ies_~~,rLq'Ll~
tieo y tuviera la osadía de proyectar con su endeble .ge hecho_só19_S~han echado encima muchas.más p~~
comprensión el bosquejo tanto de la felicidad comode 'E.alidades, \ antes que habeLg..anado en felicidad Y;1e- • <Al<. IV, 396>
los medios para conseguirla; la naturaléza misma em- j~s de menospreciarlo, e~ian finalm~Ete aJaestrr- ;
prendería no sólo la elección de los fines, sino también " -E.~I hombre común, el cual se halla más próJSil110
de los medios y con sabia previsión habría confiado 1'. _~ª_~~.s:ic2ndel sÍn!ple ~stinto natural y no concede.a .
•"'. ambas elecciones exclusivamente al instint04• " ~?_Lª.z.ÓD_d.emasiadojDil~ sobre su hacer:. o deJar de
. Júi¿s;~Jja 'de reconocerse sobrada~ente que-la opÍ-
4. Este r'azonamientoserá retornado y desarrollado en el opúsculo que:' nión de quienes atemperan mucho, hasta reducidos a
Kant redacta inmediatamente después de terminar la Fundamentación:jl'! cero, los jactanciosos encomios hacia las ventajas que
«AlfIlósofono le q~eda otro recurso qU,e.intentardescúbrir e,nel absurdo.; la razón debiera procurarnos con respecto a la felici-
decurso de las cosas humanas un proposlto de la naturaleza [... ] La natu- d d '
raleza ha querido que elhombre extraiga por completode sí mismo todo f a yel contento de la vida, no es en modo alguno un
aquelloque sobrepasa la estructuración mecánica de su existenciaanimal, juicio huraño ni desagradecido para con las b,ondades
y que no participe de otra felicidado perfecciónque la que élmismo, libre inherentes al gobierno del mundo, sino que; b<09J:ales
del instinto, se haya procurado por medio de la propia razón. Ciertamen-, juicios' reposa C<?!I2º.tul1ctamento'-i:m:plIcit6í~~idea de.
te la naturaleza no hace nada superfluo ni es pródiga en el uso de los me- uü'piopÓslto. m,u.YO.tm_ymucho más.,:d.igno desu exis-
dios para sus fines.Por ello,el haber dotado al hombre de razón y de la lí-'; ,
bertad de la voluntad que en ella se funda constituye un claro indicio de .~, tencia, propósito para el cual, no y para la felicidad, se
su propósito con respecto a tal equipamiento. Elhombre no debía ser di- t;! halla por entero específicamente determinada la ra-
rigido por elinstinto, sino que debía extraerlo todo de sí mismo [...] Sedi- ~, Zón; un propósito ante el que,~n C~~~t¿'condición su - -
ría que a la naturaleza no le ha importado en absoluto que elhombre viva l1 prerna, tienen que postergarse la mayoríasie las miras
bien, sino que se vaya abriendo camino para hacerse digno, por medio de~ particulares del hombre ..
su ~omportamiento, de la v.iday el bienestaD>(cf. Ideas para ~na historiaii.
'" unzversal en clave cosmopolIta, Ak. VIII, 18-19; Tecnos,Madnd, 1987, pp, I~'., . Pues la razón no es lo bastante aEta para ~~igir cer- >,
5,7 Y 8). [N. T.] ;¿ rerameÍlte aTa volunta,d -eñ,-r.e~ac¡'Ón con sus, objetosy (A 7J
~~, ..'~--'----~-"-------.----......,.- ~--
•..•..
J~ , • ' • • .••• '1 .~

FUNDAMF~'iTAC19N' ?ARA UNA MET¡\F(SrCA DE LAS COSTUMBRES'·


~ " <..... .¿

,
'.
1; satisfacción de todas nuestras necesidades (que en; Para desarroll~l.~ºn:.seI?to de una~ena voluntad_ <Ak. ¡V; J'
parfera:-razÓii-n1ismá~iñ.UIhp!lca),fiD.liaCiael que nos quesea estimable por sí misma sin un propósito ulte-
hubiera conduciCfoinud1o'mejor uriUisliiitü'íiñp[anta:::: rior, como quiera que se da ya en el sano entendimien-
~a naturaleza; sin embargo, en cuanto la razón: to natural y no precisa tanto ser enseñado cuanto más
-ii6sEasícfc>asignada como capaclcracr-p~ctíca)esto es:' bien explicado, para desarrollar -decía- este concepto !i: •
como una capacidad gue debe tener infll;ljos0?,te,E vo-" que weside la estimación del valor global de nuestras
[untad, entonces el auténtico destino__ 1e!.?-razón~--: acciones y constituye la condición de todo lo demás,
.que consistir en ge{leraruna voluf!tad ,buenf-,J!!-=símis1JlfQ _,::a!.::_?lle.xaminar an~.s el concepto de11ebez:, el cual
y no como medio con respecto a uno u otro .propósito,J entraña la noción de una buena voluntad, si bien bajo
afgopara lo c~~~ª_ab~9}~~~e5g;rift~~~ón,si •. ciertas restricciones 'y obstáculos objetivos que, lejos
_ es que-ra:--ila:tu-::~roc~Qi_121ª-~lq&~amente al. de ocultarlo o hacerlo irreconocible, más bien lo resal-
_~s_~~~_sll?_5lispg_;¡kiºl)~P9~d?q~_~~~Aestavor-uDta~·· .tan con más claridad gracias á ese contraste.
no le cabe, desd~,luego,ser el umco bien globaI,~ro SI ~~~~ aguellas accion~ a las gue ya ~"
'tiene que constituir el bien suprem0 y la condición de""" 5 reconoce como contlarias al cleQ~raun cl1..?-nq.9.pue-
cualquier otro, incluyendo el ansia de felicidad)en-cuyo, dan ser provechosas para u1.!.0u()~ro_p_[(:rJ2.~~i~_(),
pues
caso se deja conciliar muy bien con la sabiduría de la na-, en ellas ni siquiera se plantea la cuestión de si pudie-
turaleza, si se perci~_e9ue_ªq~~1cul!iY2.je l<t_~~~_~_P~; ran haber sucedido por deber, dado que incluso lo con-
ciso'-para__ e~e_ESip~E~_Í!ls..qndici ~?_~_40_E~2P~S~!~<r~~=' tradicen. También dejo a un lado aquellas acciones ue
"tringe (Ctl~d.o_!1i~l1g§~fl.~~~~ vid~2Ae_<!.i.:Y~~osrÍl()<!()~ son efectivamente conformes al e er y hacia las
'. ' la Co~secución del segundo y siem~.ndiciQnado. que los nombres no poseen ninguna inclinación inm;;::-
propósito, cual es la feliciqad, re&ciéndola incluso a: dlata;pero las ,eJecutan porque algun; otra inclipa-
,~n;-enosque nada, sin que la naturaleZaproceda inconv~ ción les mueve a ello. Pues.1en estos casos resulta Ekilj{¡ [A 9J
>..: nientemente~ e~azón, que reconoc_~ . -distingüir si la acció~ ¿6ñfor~e~ deber ha t~nido lu-
-máSillto-destii1i5Piáctico en el establecimiento,q~-f gar por deber o en función de un propósito egoísta.
':b~;'~~tad, al al~ropósito sólo es cél:aZ Esta diferencia resulta mucho más difícil de a reciar
~d~-~~~fu-- ~-c~nto .muv-ídIosin2tá~i:~_deL 'cuando la acción es conforme ~.eher.*_eLs.uj..e~º-=-
[A 8J
~." _,' " .,._,_.,.... ~__.~__ .~ .;.•.
~plimiento
..::::::::J .. ._ .._
.~h

d~ un~ metaque a s~ y.:~s_ólo.I_~teE~a


~ ••.••• ~

:s.~~
ademaSüDama~lediata
la razón, aun cuando es.tQd~Ea,y!P~~?!~~)~Ofl_a1gún,. por ejemplo>resUlta sm duaaconforme al deber'que
hac~1J1/lAsí'
\

qu~b~~~?E~~f~s~~~~,~~!~-~~l~.~Ci~~, ", un tendero. no cobre de más a su cliente inexperto y,


allídonde abundan los comercios, el comerciante pru-
dente tampoco lo hace, sino que mantiene un precio
5. Este concepto cobrará un gran protagonismo en la Crítica de la razón!1
fijo para todo el mundo, de suerte que hasta un niño
práctica (cf. Ak. V, 108 Y ss.; ed. cast.: Alianza Editorial, Madrid, 2000,' .
puede comprar en su tienda tan bien como cualquier
pp. 216 Yss.), si bien en esta obra se distinguirá entre un «bien supremo»:; .
(la~virtud.o voluntad buena de suyo) y un «sumo bien» (que sea feliZ.•·...l I.
otro. Por lo tanto, uno se ve servido honradamente,' sin
qmen es digno de serio). [N. T.] "! ' embargo, esto no basta para creer que por ello el co-
,':~
¡:~'(' " .
FUNDAMENTACJÓN PARA UNA METAFfS1CA DE LAS COSTUMBRES ",:0. cTRÁNSITO DEL CON001MJENTd.
.'..

{f.~:
.
MORAL' C<?MÚN...
. .~.
merciante se ha comportado así por mor del deber.y ,deber y de común utilidad, resulta por consiguiente,
siguiendo unos principios de honradez. Su beneficio . 'tan honorable como digna de aliento y encomio, mas
lo exigía; mas tampoco cabe suponer aquí que por '~o merece tenerla en alta estima; pues a la máxima le
añadidura debiera tener una inclinación inmediata ,falta el contenido moral, o sea, el hacer tales acciones
hacia los clientes, para no hacer discriminaciones en- éno por inclinación,sino pordeber. Sólo en el caso de;
tre unos y otros en lo tocante al precio por afecto hacia ,'que aquel filántropo vIer?ñublado su ánimo por la\
ellos. Consi~ntemente, tal acción no tiene lugar :'propia pes~dumbre y é~ta suprim~ese cualquie: I coro- [A 11]
por deber, ni tampoco por una inclillación i~~ata.,.. pasión hacia la suerte ajena quedandole todaVIa capa-
_sino sT~p1einente cOil-urQJropó·0tó]Dteresado. .,cidad para remediar las miserias de los demás, perol/1\ G, <>, (o /.
x .En cambio, coñservar Tapropia vida supone un de-
ber y además cada cual posee una inmediata inclina-
ésa penuria extraña no le conmoviera por estar dema-!' o ¡'{DI I J"'~;
siado concernido por la propia y, u~a vez que ninguna}
ción hacia ello. Pero, por esa causa, el angustioso des- inclinación le incitase a ello, lograra desprenderse de \
. I
velo que tal cosa suele comportar para la mayoría de tan fatal indiferencia y acometiera la acción exclusIva- "¡
los hombres no posee ningún valor intrínseco y su mente por deber al margen de toda inclinación, en- !/
<Ale. IV, 398>"'1. máxima carece de contenido moral \ alguno,: Preser- . tonces y sólo entonces posee tal acción su genuino va- r '.
[A la] . van su vi~a confgrme al deJ7~!.íl.!llª~J1Q por mor dElde- lar moral. Es más, si la naturaleza hubiera depositado \
_ºe.r.;Por contra, cuando los infortunios y una pesa- escasa compasión en el corazón de alguien que, por lo
dumbre ..cl.esesperanzada han hecho desaparecer por demás, es un hombre honrado y éste fuese de tempe-
entero el gusto hacia la vida, si el desdichado desea la ramento frío e indiferente ante los sufrimientos aje-
muerte, más indignado con su destino que pusiláni- nos, quizá porque él mismo acepta los suyos propios
----
me o abatido, pero conserva su vida sin amarla, no
¡-.... por incliIlación o mie~o, sino por deber, ent.onces al.-
"
con el peculiar don de la paciencia y los resiste con
uná fortaleza que presume, o incluso exige, en todos
be~ga su máxima un contenido moral.' ,,' los demás; si la naturaleza -digo- no hubiera configu-
'1"". -~""'Ser caritativo allí donde uno puede serio supone un rado a semejante hombre (que probablemente no se-
deber y además hay muchas ,ilmas tan compasivas . ría su peor producto) para ser propiamente unfilán-
que, sin contar entre sus motivos la vanidad o el inte- tropo, ¿acaso no encontraría todavía en su interior
rés personal, encuentran un íntimo placer en esparcir ! una fuente para otorgarse a sí mismo un valor mucho I

júbilo a su alrededor y pueden regocijarse con ese más elevado que cuanto pueda provenir de un tempe-
contento ajeno en cuanto es obra suya. Pero yo man- ramento bondadoso? ¡Por supuesto! Precisamente ahí
tengo que semejante acción en tal caso, por muy con- " Se cifra el valor del carácter, \ qtiesiñ' parang6E p_()sib1e <Ale. IV, 399>
forme al deber y amable que pueda ser, n,o posee pese ~,. Eep~~selltael surren;; valor ~or~,' a~s~b6er,,;
- a ello ningún valor genuinamente moral, sino que for- ~ haga el bien por deber y no por lllcllllaClOn'., J
¡
que ,s~
, ---
. ---_.---
ma ~na ~isma pareja c~? otras incli,naciones como, 1,,'
verbIgraCIa, esa propenslOn al honor que, cuando por..
fortuna coincide con lo que de hecho es conforme ala 6. A este respecto Schiller escribió estos célebres versos: «Al ayudar con
gusto a los amigos, lo hago por clesgracia con inclinación / Y entonces me
<
~ ',' , , . .¡
~~N[l"'M~~T,\CrCN PARA UNA IYIETAFfSICA DE LAS COSTUMBRES

, As~=g~~,!rs~pía felis:ídad es ®-,-deber (cuando sino por deber, y sólo entonces cobra su conducta un ~~
m'eoos indirecto), pues el descontento I con su propio genuino valor moral.
estado, aLverse:t:II)(Japremiad~EoT IP~h:iRk~2Feocu- Sin duda, así hay que entender también aquellos
':pacion~s en medio'-d;necesidades insatisfech~s:Se pasajes de la Sagrada Escritura donde se manda amar
'convierte ~~rlf~cilidad e~.una-gr~n'-tentación para al prójimo, aun cuando éste sea nuestro enemigo.
/'transgredir los,deberes. Pero, incluso sin atender ~qUí pues el amor no puede ser mandado en cuanto incli- '
'al deber, todos los hombres' tienen ya de suyo una po-: nación, pero hacer el bien por deber, cuando ninguna
derosísima y ferviente inclinación hacia la felicidad, al inclinación en absoluto impulse a ello y hasta vaya en
quedar compendiadas en esta idea todas las inclina- contra de una natural e invencible antipatía, es un
:ciones. Sólo que la prescripción de felicidad está cons- ' amor práctico y no patológico?, quemara en la volun-
tituida, la mayor parte dé las veces, de tal modo que, tad yno en unaten-¿enciicle-la sensación, sustentán-
causa un enorme perjuicio a ciertas inclinaciones,' . dose así en p'rin~io_~ <i~-ªc.<=i-ºp_y no en una tierna
pues el hombre no puede formarse ningún concepto' compasión; este amor es el único qu? puede ser man-
preciso y fiable acerca del compendio donde se satisfa-' da5!o ", '
cen todas ellas bajo el nombre de «felicidad»; por eso
no resulta sorprendente cómo una única inclinación,'
4
segunda t~_s_~ta: una acción por deber tien~
su valor moral, no er!..Ép.-'!2Rósitoque debe ser alcan-
bien definida con respecto a 10 que promete y al mo-' ~zadográcias~:~lla: __~ino.~_nla máxima ~_~ecicj.ió tal
mento en que puede ser obtenida su satisfacción, pue-: t:cc~9.n;J~or10tanto n<?deI?~Iid~\"ª~)a ~ea~da~hklºp- <Ak. !,,~400>
da prevalecer sobre una idea tan variable y el hombre, jeto de la Cicciórl,sinasimple11l~t~ ~e.~principio del
pongamos por caso un enfermo de gota, pueda elegir: querer s~gúI1.eL<:úalha sucedido_,t?l9:~ciÓ}!l.sÍA_'!.~l).-
comer 16que le gusta y sufrir lo que resista, porque se-: de; -aobjeto alguno dela~~p-a~ida~_~e~idez:ª-ti~~ª, Re:-
gún su cálculo al menos no aniquila el goce del mo":!' sulta claro que, ala vista delo-dicho con anterioridad,
mento presente por las expectativas, acaso infunqa-' los propósitos que pudiéramos tener en las acciones,
das, de una dicha que debe hallarse en la salud. Sin así como sus efectos, en cuanto fines y móviles de la
embargo, también en este caso, si la inclinación uni-,: voluntad, no pueden conferir a las acciones ningún
versal hacia la felicidad no determinase su voluntad,: valor moral incondicionado. Así pues, ¿dónde puede
siempre que la salud no formara parte necesariamen"S residir dicho valor, si éste no dehe"subsistir'! en lavo- [A 14)
, te de dicho cálculo, cuando menos para él, aquí camal hlllt~dcon rehici6Í1a'~~fe-¿to-~~E;!~.93 N~-p~~e-í
en todos los demás casos queda todavía una ley, cual; si<i.i:!
sino en el principio d~tE..cl! af margen d~ ,
es la de propiciar su I felicidad, no por inc1inación,:~ Jos
fines que puedan ~rod~_~i~~~Ltales accio- "
~ _I2.e~~.I:?_ues
la voluntad está en meruo de una encrucija-1,
~
.'t
suele corroer la idea de que no soy virtuoso / Así las cosas, no queda otro:
remedio, has de intentar odiados / Y hacerla entonces con aversión, tal' 7. El término «patológico" no tiene para Kant el significado-que ahora ~e
como te demanda el deber}) (Schiller, Werke. Nationalausgabe, Weimar~ damos en castellano y quivale a verse pasivamente afectado por la sensi-
1943, vol. 20, p. 357). [N. T.] ;.~ bilidad. [N. T.]
." .. ;
,
.(.i'i
.•
TRÁNSITO DEL CONOClMIENTO' MORAL' C9MÚN,~,

da, entre su principio a priori, que es formal, y su mó- del efecto aguardado. Pues todos esos efectos (estar"
vil a posteriori, que es material; y como, sin embargo, 'a gusto con su estado e incluso el fomento de la felicidad
ha de quedar determinada por algo, tendrá que verse \~ajena) podian haber acontecido también merced a
determinada por el principio formal del querer en ge-">otras causas y no se necesitaba para ello la voluntad de
neral, si una acción tiene lugar por deber, puesto que ';-~Unser racional, único lugar donde puede ser encontra- ,
se le ha sustraído todo principio material.,,' do el bien supremo e incondicionado., Ninguna otra
~rcera 3!__
~s~cuencia d~er~, "cosa, salvo esa representación de la ley en sí nusma I ue
poana expresarse así:~er sigrI]fj.caque una acción es :solotzene lugar en seres racIOna es, en tanto ue dicha
~~p.2.C rf!Speto__~~!a,~ ~~~tQ;iillPo-', repre;-e;tac16n, y no el efecto es~~! o, es e , oti~o de
efecto de mi a_ccióll.pmyecta~edo tener ciertamen- 13: vo[untáit pue e'§.QDSc tuir se bien tan excelente al
~te inclinac~ó;;, mas nunca niSpéto, precis<Únentépor ~", ?I':,~_l1amamos( -ff.r:_~oJ:~ :eLcy_al,~strpresente ya eñ,_
un mero efecto y no la tare;¿et1Ila voluntadi'rglialiñen ~' ' ~lapersona misma, q. -, , _ actúa de acuerdo con ello,
te, a una incm;ación en general, ya sea mía' o de cual- pero
'no cabe aguardarlo a p~,tir del efecto*. \ I '
quier otro, no puedo tenerle respeto; a lo sumo puedo _"0_'" -- -,---, " •

aprobarla en el primer caso y a veces incluso amarla en . * Se me podría reprochar que tras la palabra respeto sólo bus- •
el segundo, al considerarla como favorable a mi propio cara refugio para un oscuro sentinúento, er: lugar de solventar
provecho. ,~o_aqlJ~l!2-que se vin~e con mi.volunta.si con claridad este asunto mediante un concepto de la razón.
sirnp~e:!!?-,~.Qte
como fundamento, pero nur-!~aco~L' Ahora bien, ~un cuando el respeto es desde luego un senti-
to, aquello que no sir:Y~D.!!iríCÍin¡)..ción,.sino-<iueopreYa::.... miento, no se trata de un sentimiento devengado merced a in-
_,-- flujoalguno, sino de un sentimiento espontáneo que se produce
Ieee
'
sODre ~g<l...Q..~JIlenosJJa..exduye_por cQ.mplet;Q~ graciasa un concepto de la razón y por eso se diferencia especí-
cálculo de la elección, puede ser _~_(),bj~.o_du~~p~ ficamente de todos los sentinúentos del primer tipo, que pue-
'por ello de m'andaié);-,Comouna acción por deber debt: den reducirse a la inclinación o el miedo. Aquello que reconoz-

l -'
'apartir'efúillU}od;la

"..
-

puro
"0

'_,._ respe
'"
Inclinación y con ello todo óbjeto
Ie que~,I1ada 9ue
'~.e,l~Y(Jlu!lt.<l~;-ª-~,sJ<t.nQ
rnmarla ob).et1vament~~alvqE-~.Y.L~bj~tivamente,
t h' 1 ,.
o aCla"oesa 'ey:practlca
.*~---" -:. ' _por
p~~Clacre§~"
.,
- ~ c®,SlllUlente
el
1
éL ~,
"co inmediatamente como una ley para IlÚ, lo reconozco con
respeto,l~ cu~.signifi~asimplemen~eque cobr~ conscie~ci~~e
la subor~znac~on de IT1lv?lunt~d baJOuna ley sm la .rnedia~lOn
" de otros mfluJossobre IT1lsentIdo. Lavoluntad se ve mrnediata-
,mente deterrnmada ,
por la leyy l'a conSCIenCiae
. d t al determma-
'
¡'" maxunad~ ~a:\ b

cumplimi.~~~c:>;-~~,,~q~~eJ'll1te,
':~-'

ción se llama respeto, siempre que éste sea contempl~do como


aun <:~EpelJUlClo d_eto~~ ~ mC~~Clones. : .' efecto de la ley sobre el sujetoy no como causa.]A dem verdad,
, El valor moral de la acción no reside, pues, en el . 'el respeto es la representación de un valor qued6blega mi amor
efecto que se aguarda de ella, ni tampoco en algún propio. Por lo tanto, es algo a lo que no se considera obj~to de
principio de acción que precise tomar prestado su mo- la inclinación ni tampoco del m~edo,a~nque pre~ente CIertas
analogías con ambas cosas al mIsmo tIempo. ASIpues, el ob-
jeto del respeto es exclusivamente la/ey, aquella ley que nos
* Máxima es el principio subjetivo del querer; el principio ob- imponemos a nosotros mismos como necesaria de suyo. En
jetivo (esto es, aquel que también serviría de principio prácti- Cuanto ley nos hallamos sometidos a ella sin interrogar al
co subjetivo a todos los seres racionales) es la ley práctica. ,. amor propio y en cuanto se ve impuesta por nosotros mis-
<Ak. IV, 402> Mas,'¿cuál puede ser_esaley cuya representación, sin '! deber. Sin duda, lo primero puede tener lugar muy a
[A 17] tomar en cuenta~l efe~~o_agtJ~ª<lª<:>_mercea=ae~ menudo. Advierto que no basta con esquivar un apu-
-que determinar la volunta4,P?!_a_queésta pueda...se.Lc:ali-_ ro actual por medio de semejante subterfugio y habría
- • __ - .'_. __ ~~~ ..• _ -:-" o," __ • --......

ficadade«buena>~~~.~~~I!l~os_~~~?l.tJ:~~ y sin p~ativos?;- de meditar cuidaaosamente si luego no podría deri-


-'Comohe despojado a la voluntad de todq§JQ§_.ª¿~; varse a partir de esa mentira una molestia mucho ma-
qt1~p~~~r~~~g'~reapartlr der~'-.l~p~epJQ.d.e Cl,l~E!: yor que aquellas de las cuales me libro ahora y, como
gujer ley,noqueda nada salvola legitimidad ~_iyers~ ci~ las consecuencias no son fáciles de prever con toda mi
las.~C_~~?E_~~eg_ge_~~J:_~~~queª-~~~.~~-~2!!iºjJlÍCQp.rin- ~ presunta astucia, pues una confianza perdida podría
cipio para la voluntad, es decir, yo n~ca debo Dfocederi volverse alguna vez mucho más perjudicial para mí
~-'------_--:l~--~'----~~ ----.---- --,~
de otro modo SalVO que pueda querer .!-ambién ver conVer-;
.tida en ley uniYersa1a -;ni máXtma. Aquí es la simple legi-::
--tiillidád eÍÍ'g~neral(sill~aI'como fundamento para';
~a~;~~;~~~~~:~
¿~~s\~~;~l
. una máxIma umversal y acos-rn-moarse a no prometer
ciertas acciones una determinada ley) lo que sirve de' 'nad~
sin el p~6pósito de mantenerl0r Mas en seguida
principio a la voluntad y así tiene que servirle, si el deber 'meresulta obvio que una máxima seme)iinfesiemp-ie
. . '.- _. __ _.
.'
~~{¿l<;'''~
'.\ - ,.
0:
,\,

no debe ser por doquier una vana ilusión y un concepto tiene como fundamento el miedo a las consecuencias. ""nI ", ,: ",o: ~l

quimérico; con esto coincide perfectamente la r~ón del i Ahora bien, es algo completamente distinto el ser ve-~'
hombre común en su enjuici3p1iento práciiéo,~~ raz por deber que serIo por la preocupación de unas
~..siempreJie!1eante~~ ..?j~el m~o;a-do p~. I consecuencias perjudiciales; en el primer caso, el con-
[A 18~ Valga como ejemplo esta 'cuestlón:-¿Acaso no me cepto de acción ya' entraña en sí misma una ley para
resulta lícito, cuando me hallo en un aprieto, hacer mí y, en el segundo, he de comenzar por sopesar qué;
una promesa con el propósito de no mantenerla? Aquí ~ efectos podría llevar I aparejados tal acción para mí. [A 19]
me resulta sencillo distinguir que la pregunta puedei Pues, cuando me desvío del principio relativo al de-
tener uno u otro significado, según se cuestione si ha-} ber, eso supone algo malo con total certeza; pero si
cer una falsa promesa es algo prudente o conforme al ' traiciono mi máxima de la \ prudencia, eso pu~- <Ax. IV, 403:

me muy provechoso (le vez en cuando, aunque resulte


más fiable perseverar en eU~-:Con-todo,el modo más
mos es una consecuencia de nuestra voluntad; atendiendo a
lo primero presenta cierta analogía con el miedo y tomando; rápido e infalible dealeccionarme paiaresolver este
[A 17] en cuenta lo segundo tiene analogía con la inclinación. I Todo: problema soº.r~sL~na promesam:~-0(razresUlta-¿on-
respeto hacia una persona es propiamente sólo respeto hacia 1 ,forme a'~deb.er espre~t;rrm~-~. m(~is~o:-¿acaso
. esa ley (de la honestidad, etc.) de la cual dicha persona nos~ me contentaría que mi!TI~a (librarme de un apurO.
brinda el ejemplo. Al entender como un deber el aumento det gracias .a_unap~omesa- ficticia) -'debÍera-:ValerCOm9
nuestros talentos, en una persona de talento nos representa-}
una ley uni'¡ersat Uantopara-iñIcomo para Íos de~
mas también, por decirlo así, el ejemplo de una ley (ase me- \
jarnos a ella en' ese aspecto gracias a esa ejercitación) y esto:
--más),diciéndome algo así como: «Cualquiera puede
constituye nuestro respeto. Cualquier interés que se califique hacer una promesa hipócrita, si se halla en un apuro
de moral no consiste sino en el respeto hacia la ley. del que no puede salir de otro modo». En seguida me
rCCl:ts>_ª~que, s!_bi~,npodría_9.l:lererla mentira, no ~zón bajo una forma universal, tampoco deja de te-
dría querer en modo alguno till~~f~y wüversal-ciel :;ncrloSieifiPre aja vista y lo utiliza como criterio de
:ntir; ¡mes con arreglo a una ley tal ~ pro- ,,@ enjui~iamiento.:-\ Res tana senc ?, mo_~~~ar aqUl <Ak. IV; 404>
mente nrngtiñ.aprornesa,porque-~¿ioso ~,; cómo I con esta ti!-~j~sa razón sabría [A21]
gifmrvoluntaa: con respecto a mis futuras acciones ,'·:41~g!:1ir muy bien cuanto es bueno, malo, conforme
:e otros, pues éstos no creerían ese simulacro o, si 'o contrario al deber, cuando sin enseñarle nada nuevo
r precipitación lo hicieran, me pagarían con la mis- 'se l~-h~c~~~pa~-;~SQ~ su propio principi0;tal como
L moneda, con lo cual mi máxima, tan pronto Como hicie~ Sócrates8, no necesitándose-ninguna ciencia ni
convirtiera en ley universal, tendría que auto des- filosofía_p"~~~_s~ber}oqU~I2_? liá.ge ~
irse. -' . ---.. hon~ª([()'y !:'ueno2 e incluso para ser sabio}' virtuoso.
~..uéhe de hacer por lo tanto para que mi querer$ea Bl~~
cabía pr~s;:;:-~i; de'aiitemano'
que 'el cono-cimien- ----
,ralmente-5úen6;'para eso ñoneceSrto-u~ene~ . to sobre cuanto cada hombre se halla obligado a ha-
nte agudezarque sepa calar muy hondo. Sin e~e- cer, y por lo tanto también a saber, sería un asunto
1cÍa conrespectOifcw-soaellTílilldo, -i;cap~-Zde que compete a todo hombre, incluso al más corriente.
Lrcart.~.~oslos aco~tec~;;tos_que~~f:()p~it~;-;; ~uí uno puede contemJ.2lar, ~ admiració~, .,
1;>_ª~!~L<::Qri~que-rri(qJregunte: «¿Puedes quere~ tam- .cuánto aventaja la 3lpacidad judicativa 2I~ a la
-ley
Q.Hue_t~Lm~IE~"s~~2-.ljY:iertae~lúna .ünlver- ."teór,ica en el entendimiento del hombre común. En el
'», De no ~er así, es una máxima r~pr()Dable:no-2or -planoteónco, cuando-la razón ordinaria se atreve a
p.~ri~i~iQ.
:sci-:de. :aXg*I1 ~~Dte~-p~~~.ti;=pª-i;_ apartarse de las leyes empíricas y las percepciones de

~S~:;itjiGi;1~~!~~ee~g~"k':f¡it~~~, ~ossentidos, incurre en misterios incomprensibles y


cae en contradicción consigo misma, sumergiéndose
azón me arranca un respeto inmediato aun antes -cuando menos en un caos de incertidumbre, oscuri-
pasar a examinar en qué se basa (una indagación ,dad e inconsistencia. Sin emb~, en lo prácti<:?la ~a-
:le corresponde al filósofo), si bien llego a entender E,<icidadjudic~tiv~_~~cómTenza a mostrarse conve-
nenos que se trata de una estimación del valor, el niéntemente provechosa cuando el enten imlento co-
._--/' __ o -. __ --...~_~_ ~._

1prevalece largamente sobre todo cuanto es enca- . mun excluye de las leyes practICas todos los moviles
do por la inclinación; la necesidad de mi acción ¡
;eñsfbles.-Ir;cluso~ev-ol-v~~-a-rtOSUtl~a-
~c_e~ puro respeto hac¡;J:;lfeypracfkaE. a~ello- f ~u

I
conciencia moral u otras exigencias lo que

;;~~~,~::'~_;:f~:~~t~~~:~~~~;:-~G:
mtad.Qt!_~p?-_en 51, cuyo valor se halla por encrma :\
debe ser tildado de «justo», o I cuando quiere determi-
'nar con toda franqueza para su propia instrucción el
odo. -----'~----------~---,-, ' :;
8. La mayéutica de Sócrates (470-399 a.e.) fue inmortalizada por Platón
Iem-osrecorrido el conocimiento moral de la' ra- .
en su Apología (20c-24b). Kant alude expresamente al «método dialógico
dd Ilombre ¿~iIn-fíasta_!1!:ga~.1!pññCipill;' que SOcrático) en su Metafísica de las costumbres (cf. Ak. VI, 411; Y también
. cuando no espensa.do aisladamenieporesara- Ak. VI, 376). {N. T.]
..... _ -
.. -_ .. -.-.- -'--'--'
~ ~J ,. ·,.l
. valor de las acciones y, en este últirnQ caso, puede abri-l tú alguno). De aquí emana una dialéctica natural; esto
gar tantas esperanzas de acertar en la diana como pue-I es, una tendencia a sutilizar contra esas severas leyes
1 da prometerse siempre un fIlósofo e incluso la rhayo- '. del deber y a poner en duda su validez, o cuando me-
ría de las veces dará con mayor seguridad en el blanco, nos su pureza y rigor, para adecuarlas cuanto sea po-
pues el fIlósofo no puede tener ningún otro principio sible a nuestros deseos e inclinaciones, echándolas a
del que tenga él, pero sin embargo sí puede fácilmente perder erí' el fondo al privarlas de su íntegra dignidad,
enmarañar su juicio con un cúmulo de consideracio- algo que al fin y al cabo ni siquiera la razón práctica
nes extrañas al asunto en cuestión y dejarse desviar> común puede sancionar.
del rumbo correcto. ¿~~~~~ más ~~~a- 1: Así que por lo tanto la razón del hombre común se
_]:)ledarse p()r satisfechge}].Jasc::Y~~ÜQJ}es.m:Qrales.cºp." ve impelida, no por una necesidad más o menos espe-
~5crci-ª~~!i~a~Ó-~ ~~c:!inariay, a lo sumo, emplear s'ól~';; culativa (algo que no le acecha mientras se conforme
la fIlosofía para expon;¡-;;;'ás cabal y comprensible- . con ser una simple y sana razón), sino por motivos ge-
mente el sistema de las costumbres, haciendo igual- nuinamente prácticos, a salir de su sírculo y avanzar
mente más cómodo el uso de sus reglas (antes que un paso dentro del campo de una filosofía práctica,
disputa sobre las mismas), mas no para desviar al en-" para recibir allí mismo un informe y una clara indica-
tendirniento común del hombre de su venturosa sirn-1 ción I sobre la fuente de.su principio, así como sobre la
plicidad e incluso, con, un propósito práctico, llevarlo ~. correcta determinací'ón del mismo en contraposición
mediante la fIlosofía ]?o(un nuevo camino de investi- "1: con las máximas a que dan pie cualquier necesidad e
• gación y enseñanza? ' inclinación, a fIn de abandonar la perplejidad en que
¡Cuán magnífica cosa es la inocencia! Lástima que a T le sumen esas, pretensiones bilaterales y no correr el
su vez \ no sepa preservarse.y se deje seducir fácilmen-); peligro de que le sean hurtados todos los auténticos
te. Por eso la sabiduría misma (la cual, por otra parte,\' principios morales por la ambigüedad en que incurre
seguramente consiste más en el hacer y dejar de hacer" tan fácilmente. Así pues, cuando se cultiva, en la razón'
que en el saber) necesita de la ciencia, no para apren:' :~ práctica ordinaria se va trabando inadvertidamente
der de ella, sino para procurar I un acceso y una per- ;~ una dialéctica que le fuerza a buscar ayuda en la fIlo-
sistencia a su precepto. El hºmJ:?re siente dentro de sí (. sofía, tal como le ocurre en el uso teórico, y de ahí que
mismo un poderoso co~apes~-1rente--(Ctoaos-i~~ •.•. ambos usos no hallen descanso sino en una crítica ín-
;Danaatosdel deber,,queJ~'r:a.zóri le-repi-esenta:-tan' '( tegra de nuestra razón. \ I
'dignos derespei:6;'é~ sus necesid~deseln~Iill'aCiones;~E
cUy(U,otaCsatíS!~.<:íónco-~p';;n:d{a baJO' elnomDie'd'e"~
~feliciqª-ª~~AílQs,a bf~~~Tá'ra;Ón-orª~E~X~SPE~,scrlp~-'.~
cionesjnexorablemeDte,.~inprometer pada con ello a}i¡
las inclinaciones, postergando irreverente~ent~'~ es~s ~;
p~etensiones tan impetuosas y aparentemente plausi- .~
~~~s(que no consie?ten verse suprimidas por manda- ,tI
;'j{¡¿

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