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El Amor

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Contenidos
Artículos
Amor 1
Autoestima 35
Enamoramiento 44
Narcisismo 46
Pirámide de Maslow 53
Psicoanálisis 57

Referencias
Fuentes y contribuyentes del artículo 75
Fuentes de imagen, Licencias y contribuyentes 76

Licencias de artículos
Licencia 78
Amor 1

Amor
El amor es un concepto universal relativo a la afinidad entre
seres, definido de diversas formas según las diferentes ideologías
y puntos de vista (científico, filosófico, religioso, artístico).
Habitualmente, y fundamentalmente en Occidente, se interpreta
como un sentimiento relacionado con el afecto y el apego, y
resultante y productor de una serie de emociones, experiencias y
actitudes. En el contexto filosófico, el amor es una virtud que
representa toda la bondad, compasión y afecto del ser humano.
También puede describirse como acciones dirigidas hacia otros
(o hacia uno mismo) y basadas en la compasión,[1] o bien como
acciones dirigidas hacia otros y basadas en el afecto.[2]

En español, la palabra amor (del latín, amor, -ōris) abarca una


gran cantidad de sentimientos diferentes, desde el deseo pasional
y de intimidad del amor romántico hasta la proximidad
emocional asexual del amor familiar y el amor platónico,[3] y
hasta la profunda unidad o devoción del amor religioso.[4] En
este último terreno, trasciende del sentimiento y pasa a
considerarse la manifestación de un estado de la mente o del
alma, identificada en algunas religiones con Dios mismo y con la
fuerza que mantiene unido el universo.

Las emociones asociadas al amor pueden ser extremadamente


poderosas, llegando con frecuencia a ser irresistibles. El amor en
Le printemps («La primavera», 1873), pintura de Pierre
sus diversas formas actúa como importante facilitador de las
Auguste Cot.
relaciones interpersonales y, debido a su importancia psicológica
central, es uno de los temas más frecuentes en las artes creativas
(música, cine, literatura).
Desde el punto de vista de la ciencia, lo que conocemos como amor parece ser un estado evolucionado del primitivo
instinto de supervivencia, que mantenía a los seres humanos unidos y heroicos ante las amenazas y facilitaba la
continuación de la especie mediante la reproducción.[5]
La diversidad de usos y significados y la complejidad de los sentimientos que abarca hacen que el amor sea
especialmente difícil de definir de un modo consistente, aunque, básicamente, el amor es interpretado de dos formas:
bajo una concepción altruista, basada en la compasión y la colaboración, y bajo otra egoísta, basada en el interés
individual y la rivalidad. El egoísmo suele estar relacionado con el cuerpo y el mundo material; el altruismo, con el
alma y el mundo espiritual. Ambos son, según la ciencia actual, expresiones de procesos cerebrales que la evolución
proporcionó al ser humano; la idea del alma, o de algo parecido al alma, probablemente apareció hace entre un
millón y varios cientos de miles de años.[6]
A menudo, sucede que individuos, grupos humanos o empresas disfrazan su comportamiento egoísta de altruismo; es
lo que conocemos como hipocresía, y encontramos numerosos ejemplos de dicho comportamiento en la publicidad.
Recíprocamente, también puede ocurrir que, en un ambiente egoísta, un comportamiento altruista se disfrace de
egoísmo: Oskar Schindler proporcionó un buen ejemplo.
A lo largo de la historia se han expresado, incluso en culturas sin ningún contacto conocido entre ellas, conceptos
que, con algunas variaciones, incluyen la dualidad esencial del ser humano: lo femenino y lo masculino, el bien y el
mal, el yin y el yang, el ápeiron de Anaximandro.
Amor 2

El yin y el yang: dos formas de entender el amor


Los seres humanos podemos desarrollar en esencia dos tipos de actitudes: bajo una de ellas somos altruistas y
colaboradores, y bajo la otra somos egoístas y competidores. Existen personas totalmente polarizadas hacia una de
las dos actitudes por voluntad propia; por ejemplo, los monjes budistas están totalmente volcados hacia el altruismo,
y los practicantes del objetivismo, hacia el egoísmo. Y también existen personas que combinan ambas formas de ser,
comportándose, unas veces, de forma altruista y colaboradora, otras, de forma egoísta y competitiva, y otras, de
forma parcialmente altruista y colaboradora. En algunas partes del mundo predomina el altruismo (Tíbet), de modo
que el egoísmo se ve en general como algo negativo. Y existen grupos humanos donde sucede lo contrario (Tea
Party Movement). Todas las guerras de la historia nacieron del egoísmo por parte de, al menos, uno de los dos
bandos; todas las situaciones conflictivas del ser humano proceden del egoísmo.

Enfoque científico
Richard Dawkins interpreta ambas actitudes
como las expresiones del instinto de
conservación del individuo (egoísmo) y de
la especie (altruismo). Explica que, según
una teoría aceptada por algunos biólogos,
heredamos los genes responsables de tales
actitudes de especies antecesoras, y que,
antes de nuestra llegada, la evolución
biológica estuvo probablemente controlada
por un mecanismo denominado «selección
de grupos»; en virtud de este mecanismo, los
grupos de individuos en los que hubiese más
miembros dispuestos a sacrificar su vida por
el resto tendrían mayor probabilidad de
sobrevivir que los que estaban compuestos
por individuos egoístas; esto daría como
resultado que el mundo terminase poblado
por individuos altruistas. Es una teoría que,
por contradecir directamente la teoría
Representación simplificada de la teoría de Dawkins acerca del «egoísmo» de la
darwinista, genera gran controversia en el información genética. Todos los genes, como unidades de supervivencia, son en sí
mundo científico, aunque proporciona una mismos «egoístas», compitiendo entre sí y con los de otros individuos. Una vez
explicación para el hecho de que alcanzado cierto grado de organización durante el proceso evolutivo de las
especies, la información genética que produzca un fenotipo egoísta será a la larga
actualmente el altruismo predomine en el
autodestructiva a nivel del grupo humano, mientras que la que produzca un
mundo. La explicación personal del autor fenotipo altruista (de egoísmo altruista a nivel de gen) facilitará la supervivencia de
acerca de la supervivencia del altruismo en dicha información. Con los genes actuando irracionalmente, y bajo la «ley natural
el marco darwinista del egoísmo individual, del más fuerte», se producirá inevitablemente una supremacía del «gen de egoísmo
altruista». El intercambio de la reproducción sexual a su vez repartirá dicha
es que la unidad de supervivencia no es el [7]
información genética entre toda la población.
individuo, sino el gen; es decir, bajo este
punto de vista, los seres humanos somos
«máquinas de supervivencia» «creadas» por los genes en su propio beneficio.[7]

Por otro lado, Dawkins explica que la observación de otras especies animales nos lleva a la conclusión de que
normalmente son los machos los que compiten entre sí para conseguir a la hembra. El macho vencedor
probablemente tendría los genes que garantizarían a su descendencia mayores posibilidades de supervivencia. El
Amor 3

cualquier caso, argumenta, por el hecho de ser la primera especie racional, también somos la primera especie en la
historia de la evolución capaz de elegir entre ambos tipos de comportamiento de forma voluntaria, actuando por lo
tanto de forma «independiente» a nuestra propia programación genética.[7]
La evolución parece producirse mediante procesos solapados entre sí y progresivamente refinados. A un nivel
inmediato, funciona mediante un simple, gigantesco e irracional proceso de ensayo y error; los éxitos de determinado
estado de organización facilitan su continuación. No obstante, a medida que la organización se va desarrollando cada
vez más, aparecen de forma espontánea métodos de predicción estratégica, que eligen caminos indirectos que, a
corto plazo, incluso pueden parecer un error, pero que, considerados en conjunto, constituyen un acierto; este tipo de
«conductas» han podido observarse en modelos virtuales de evolución programados en una computadora; la conducta
agresiva y egoísta constituye un primer nivel de superorganización, en virtud de la cual el individuo «comprende»
que para su supervivencia debe «atacar» a sus rivales antes de acudir directamente a la recompensa, y la conducta
altruista es un segundo nivel que surge en el momento en que los individuos desarrollan la capacidad de comunicarse
entre sí; en modelos computacionales se ha observado el desarrollo completamente espontáneo de combinaciones de
ambos mecanismos, de tal modo que un individuo se comunica con otros varios y «miente» al resto en beneficio del
grupo. El egoísmo, de este modo, aparece desde la perspectiva del grupo como un comportamiento táctico, y el
altruismo como un comportamiento estratégico.
Nótese, pues, la falacia que constituye interpretar el egoísmo como una ventaja genética a promover desde el punto
de vista humano, ya que los beneficios de tal ventaja únicamente aparecerían si se mantuviese dicho egoísmo en
todos los individuos y de forma irracional durante miles o millones de años, y ello contando con el hecho de que, con
el uso de la tecnología, la especie no se hubiese autodestruido antes, por no citar los vergonzosos episodios para
nuestra especie que se produjeron durante el nazismo.
La inteligencia se constituye como un nivel adicional de superorganización que permite el análisis de la situación
global y la predicción del mejor camino a seguir mediante la sustitución en buena medida del método físico del
ensayo y error por un proceso paralelo y «virtual», también sujeto a evolución, que se desarrolla íntegramente en el
cerebro de los individuos y que se transmite de forma igualmente «virtual» a las generaciones siguientes mediante la
educación. Por el hecho de ser racionales, todo parece indicar que pronto tendremos la posibilidad de programar de
forma «artificial» nuestra propia evolución de la forma más beneficiosa para todos.[8]

Concepción altruista
El altruismo puede entenderse como altruismo puro, donde no
existen apego ni deseo, como en el caso del budismo, o bien como
«egoísmo altruista», como en el caso del cristianismo, donde
existen apego a un ser superior y el deseo de obtener la salvación.
En la práctica, en ambas religiones existen apego y deseo, y en el
budismo existe una última etapa previa a la iluminación que
consiste en la renunciación a todos los logros conseguidos a
cambio de nada, con el objetivo de destruir el ego completamente.
Para el llamado «altruismo puro», no existe posibilidad de
Trabajadora humanitaria medicando a un niño en
negociación; las relaciones no son competitivas, sino
Léogâne (Haití), tras el terremoto.
colaborativas: uno procura el bienestar de los demás sin esperar
nada a cambio, y los demás procuran el bienestar de uno.

El budismo sitúa al apego y al deseo como emociones negativas que también producen ira y, en definitiva,
sufrimiento. Apego, deseo, ira, miedo e ignorancia (por ejemplo, falta de comprensión del sufrimiento ajeno)
contribuyen a reforzar el ego. En la filosofía budista, el amor real es el amor compasivo, y el amor y el ego son
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incompatibles.[9] Recientes estudios científicos han demostrado que la meditación produce un incremento de la
actividad en las zonas cerebrales relacionadas con las emociones positivas y una disminución de la actividad en las
zonas relacionadas con la ira y la depresión.[10] [11]
El «egoísmo altruista» es la filosofía de las relaciones humanas predicada por Jesucristo («ama a Dios sobre todas las
cosas y al prójimo como a ti mismo»).
El altruismo es la forma de entender el amor para Leibniz, quien cree que, si uno realmente entiende y busca el amor,
siempre obtendrá placer en la felicidad de otro.[12]
Amar verdaderamente, y de un modo desinteresado, no es otra cosa que encontrar placer en las perfecciones o en la
felicidad del objeto.[13]
Gottfried Leibniz
La psicología humanista considera que el amor es indispensable para conseguir una autoestima saludable.
Es imposible la salud psicológica, a no ser que lo esencial de la persona sea fundamentalmente aceptado, amado y
respetado por otros y por ella misma.[14]
Abraham Maslow
Abraham Maslow sitúa al amor en el estrato de afiliación, entre el de seguridad y el de
reconocimiento, dentro de su jerarquía de las necesidades humanas.[15]
Matthieu Ricard, doctor en bioquímica y monje budista, pone como ejemplo los
comportamientos altruistas que existieron entre judíos desconocidos entre sí durante la
ocupación ocupación nazi para ilustrar el hecho de que los seres humanos somos
altruistas por naturaleza. «¿Cómo cabe pensar que actuasen por egoísmo en esa
situación?», argumenta.

Matthieu Ricard en el Foro


Económico Mundial de
2009.
Amor 5

El amor compasivo desde el punto de vista científico

Matthieu Ricard se sometió a un exhaustivo estudio mediante


escáneres cerebrales bajo un estado especial de meditación en el
que se genera un estado de amor y compasión puros y no
enfocados hacia nada ni nadie en particular. Los resultados
mostraron un aumento sin precedentes en la actividad del córtex
prefrontal izquierdo del cerebro, relacionado con las emociones
positivas, mientras que la actividad en la zona del lóbulo derecho
relacionada con la depresión disminuía, como si la compasión
fuese un buen antídoto contra la depresión. Y también disminuía la
actividad de la amígdala, relacionada con el miedo y la ira. Por
otro lado, un grupo de empleados de una empresa realizaron 30
minutos diarios de meditación durante 3 meses. A lo largo del
estudio, reportaron un descenso en sus niveles de ansiedad, y se
pudo ver que también se incrementaba la actividad de su córtex
prefrontal izquierdo.[10] [11]
Gran Pirámide de Guiza. Las pirámides de Egipto son
monumentos al narcisismo.
Concepción egoísta
La concepción anterior es diametralmente opuesta a la del capitalismo, que promueve el llamado «egoísmo inherente
al ser humano», y sobre el cual se basa.[16] Ayn Rand defiende que el egoísmo es en esencia un sentimiento noble, y
que cada persona es responsable de su propia felicidad y no de la de los demás. Este pensamiento está íntimamente
ligado al capitalismo puro.[17]
Juro, por mi vida y por mi amor por ella, que nunca viviré por el bien de otro hombre, ni pediré a otro hombre que
viva por el mío.[18]
Ayn Rand
Tanto El manantial como La rebelión de Atlas, las dos últimas obras de ficción de Ayn Rand, siguen apareciendo en
la lista de clásicos más vendidos de Barnes and Nobles, mientras guionistas están trabajando en adaptaciones al cine
de ambas obras. Según una encuesta realizada a los lectores del Club del Libro del Mes de la Biblioteca del
Congreso, La Rebelión de Atlas ocupaba el segundo lugar, siendo considerado, después de la Biblia, como «el libro
más influyente para los estadounidenses hoy en día». Estudiantes universitarios, profesores, hombres de negocios,
Alan Greenspan, la banda de rock Rush y el principal asesor económico del presidente ruso Vladimir Putin, todos se
proclaman fans de Ayn Rand.[19] En su película de 1948 Rope, y probablemente influido por los recientes sucesos
del nazismo, Alfred Hitchcock ilustró mediante un ejemplo ficticio los peligros que supone llevar una idea teórica a
la práctica hasta sus últimas consecuencias y sin reparar en otras consideraciones.
El amor sexual, en cualquiera de sus variantes, constituye asimismo un amor marcadamente egoísta; lo que se
manifiesta como un altruismo hacia la pareja constituye una manifestación de puro egoísmo respecto al resto de la
sociedad; el propio acto sexual se desarrolla bajo un estado de egoísmo personal en el que el individuo busca su
propio placer, ya sea de forma directa o por la gratificación que le produce el placer de su pareja. En la misma línea,
Sigmund Freud consideraba que todas las motivaciones humanas tenían un trasfondo libidinoso, y, por lo tanto,
egoísta. Al considerar el amor compasivo sublimado, describe al amor como un comportamiento exclusivamente
narcisista; para él las personas solo aman lo que fueron, lo que son, o lo que ambicionan ser; distingue, incluso, entre
grados saludables y patológicos de narcisismo. Escribió, entre otras cosas, que el amor incondicional de una madre
lleva a una perpetua insatisfacción: «Cuando uno fue incontestablemente el hijo favorito de su madre, mantiene
durante toda su vida ese sentimiento de vencedor, mantiene el sentimiento de seguridad en el éxito, que en realidad
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raramente se satisface». Es una forma de entender las relaciones humanas que se ha extendido durante el siglo XX
desde Estados Unidos a otros países occidentales, y actualmente existe una dura pugna entre sus defensores y
detractores. Francia y Argentina son los dos países que más se resisten a abandonar la cultura del psicoanálisis. En
España, más del 9% de los psicólogos siguen ya este paradigma.[20] [21]

El amor en la sociedad capitalista

El capitalismo sitúa a la sociedad dentro del marco de un proceso


de producción. Con este marco, el amor se convierte en un
elemento más de dicho proceso. Las empresas analizan al ser
humano y buscan la forma de extraer de él la mayor cantidad de
consumo, no dudando en utilizar el amor y el sexo como reclamo
de un modo desnaturalizado y grotesco: la empresa evoca en el
consumidor sentimientos amorosos y de deseo, pero su fin último
no es buscar el amor ni el sexo por parte del consumidor, sino su
dinero y su trabajo. Como consecuencia, se produce
deshumanización al identificarse el amor a otro ser humano con el
El capitalismo se basa en el egoísmo. El altruismo no
amor a un producto, ya que dicha asociación trae, inevitablemente, tiene cabida en el capitalismo puro.
la asociación del propio ser humano con un producto. Gilles
Deleuze y Félix Guattari consideran que el capitalismo produce
una perversión del concepto natural del amor, situando al ser humano como parte de una máquina productora y
destruyendo el concepto del cuerpo y el alma. [22] Escriben, en Anti-Edipo: «el capitalismo recoge y posee la
potencia absurda y no poseída de la máquina. [...] en verdad, no es para él ni para sus hijos que el capitalista trabaja,
sino para la inmortalidad del sistema. Violencia sin finalidad, alegría, pura alegría de sentirse en un engranaje de la
máquina, atravesado por los flujos, cortado por las esquizias.»[23] Michel Foucault, refiriéndose a la sociedad
capitalista, insiste en su prefacio de 1977 para la edición inglesa de Introducción al esquizoanálisis que se opone «no
solo al fascismo histórico, sino también al fascismo que hay en todos nosotros, en nuestras cabezas y en nuestro
comportamiento diario, el fascismo que nos hace amar el poder, desear esa misma cosa que nos domina y
explota».[24] Podemos encontrar una abierta declaración de muchos de los actualmente tácitos valores del
capitalismo agresivo en el Manifiesto futurista, escrito por Filippo Tommaso Marinetti, en 1909.

Dentro de la cadena productiva, o, como se la conoce en el mundo anglosajón, «cadena de comodidad», la mentira
también es un elemento válido; de hecho, es un elemento recurrente y necesario para que el sistema no sucumba. Es,
literalmente, lo que en política se conoce por demagogia; se miente al consumidor con propósitos egoístas, y ello
lleva, según los autores anteriormente citados, a una «esquizofrenia» de las relaciones humanas a todos los niveles,
haciendo imposible el amor real.[22]
Werner Sombart consideraba la desnaturalización del amor en la sociedad como una última etapa de un proceso
destructivo de evolución que no es privativo de la cultura occidental: En primer lugar, el amor perdió su
individualidad con el cristianismo, que lo unificó y teocratizó: ningún amor era genuino si no provenía de Dios, si no
era aprobado por la Iglesia. Le siguió un período de «emancipación de la carne», que comenzó con tímidas tentativas
y que se continuó, con los trovadores, con un período de sensualidad más acentuada, de desarrollo pleno del amor
libre e ingenuo. Por último, aparecieron una etapa de gran refinamiento y, como colofón, la relajación moral y la
perversión.[25]
Amor 7

Manifestaciones del amor


En las relaciones de la persona con su medio, el amor se ha
clasificado en diferentes manifestaciones; en virtud de ello, pueden
aparecer una o más de las siguientes:
• Amor autopersonal: El amor propio, amor compasivo, es,
desde el punto de vista de la psicología humanista, el sano amor
hacia uno mismo. Aparece situado como prerrequisito de la
autoestima y, en cierto contexto, como sinónimo de ésta. Es
algo positivo para el desarrollo personal e indispensable para
las buenas relaciones interpersonales,[15] y no debe confundirse
con el narcisismo, que conlleva egocentrismo y que coincide
con una autoestima baja.[26] Para el budismo, que califica al ego
como una mera ilusión de nuestra mente, el amor real, amor
compasivo, sólo existe cuando se dirige hacia otra persona, y no
hacia uno mismo. Para el psicoanálisis, que, de forma
completamente opuesta al budismo, califica al ego como la
única realidad, el amor autopersonal siempre es narcisismo, que
puede ser, a su vez, saludable o no saludable. Admiration maternelle («Admiración maternal», 1869).
Óleo de William-Adolphe Bouguereau.
• Amor incondicional: Es el amor compasivo, altruista, que se
profesa sin esperar nada a cambio. El amor espiritual, predicado por las diferentes religiones, es el amor
incondicional por antonomasia. El amor maternal, o amor de madre a hijo, se reconoce también como amor de
este tipo, y, por tradición, se considera motivado por un fuerte instinto que lo hace especialmente intenso; no
obstante, hay también quien cuestiona la existencia de dicho instinto.[27]
• Amor filial: Entre hijos y padres (y, por extensión, entre descendientes y ancestros).
• Amor fraternal: En su sentido estricto, es el afecto entre hermanos, aunque puede extenderse a otros parientes
exceptuados los padres y los descendientes. Nace de un sentimiento profundo de gratitud y reconocimiento a la
familia, y se manifiesta por emociones que apuntan a la convivencia, la colaboración y la identificación de cada
sujeto dentro de una estructura de parentesco. Desde el punto de vista del psicoanálisis, el fraternal es, al igual que
el amor filial, sublimado, ya que está fundado en la interdicción del incesto.
• Amistad: Cercano al amor fraternal, es un sentimiento que nace de la necesidad de los seres humanos de
socializar. El amor al prójimo nace a su vez del uso de la facultad de la mente de empatizar y tolerar, y constituye
la abstracción de la amistad. Para Erich Fromm, dicho amor al prójimo equivale al amor fraternal y al amor
predicado en la Biblia mediante la frase «amarás al prójimo como a ti mismo».[28]
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• Amor romántico: Nace en la expectativa de que un ser humano


cercano colme a uno de satisfacción y felicidad existencial. Este
sentimiento idealiza en cierto grado a la persona objeto de dicha
expectativa, definida en la psiquis.
• Amor confluente: Amor entre personas capaces de establecer
relaciones de pareja, definido a mediados del siglo XX. Aparece por
oposición al amor romántico: no tiene que ser único, no tiene que
ser para siempre, no supone una entrega incondicional, etc.[29]

Amor fraterno (figurillas prehispánicas de barro, • Amor sexual: Incluye el amor romántico y el amor confluente. El
250-900 d. C.). Pueblos indígenas del Centro de deseo sexual, según Helen Fisher, es diferente del amor romántico y
Veracruz. Museo de Antropología de Xalapa, del afecto (véase su estudio al respecto). Desde el punto de vista de
México).
la psicología humanista, el amor romántico —y el amor
interpersonal en general— está relacionado en gran medida con la
autoestima.

• Amor platónico: Con propiedad, es un concepto filosófico que


consiste en la elevación de la manifestación de una idea hasta
su contemplación, que varía desde la apariencia de la belleza
hasta el conocimiento puro y desinteresado de su esencia. Para
Platón, el verdadero amor es el que nace de la sabiduría, es
decir, del conocimiento.[30] Vulgarmente, se conoce como una
forma de amor en que no hay un elemento sexual o éste se da
de forma mental, imaginativa o idealística y no de forma física.
• Amor a los animales y a las plantas: Nace de un sentimiento
protector.
• Amor hacia algo abstracto o inanimado: A un objeto físico,
una idea, una meta, a la patria (patriotismo), al lugar de
nacimiento, al honor, a la independencia (integridad). Puede
considerarse amor platónico en su sentido filosófico. El Representación del amor(erastés y erómeno, Siglo V a.
patriotismo puede ir asociado a la heroicidad, en cuyo caso C.Siglo V a. C.).

constituye un comportamiento de altruismo respecto a su grupo,


que en esencia es un comportamiento de egoísmo respecto a otro grupo en la medida en que no se considera al
otro grupo de la misma condición.
• Amor hacia un dios o una deidad (devoción): Suele nacer de la educación recibida desde la infancia, y se basa
en la fe. Se considera a Dios como la fuente de todo amor. En la mayoría de los casos, existe la creencia de que,
tras la muerte, Dios premiará de alguna forma a las personas que la correspondiente religión considere virtuosas.
• Amor universal: Amor espiritual que, según diferentes religiones, todas las personas pueden llegar a profesar al
medio natural y que los grandes místicos experimentan como expresión del nirvana, éxtasis o iluminación,
estados de conexión absoluta con el universo o con Dios. Es una manifestación sublime en la que se eclipsan o
confluyen el resto de las manifestaciones. Eckhart Tolle sostiene que el amor, como estado continuo, aún es muy
raro y escaso, tan escaso como un ser humano consciente.[31]
Amor 9

Simbología
Desde tiempos inmemoriales, el amor y todo lo relacionado con él se ha asociado con símbolos e iconos. De los que
han sobrevivido hasta la actualidad, unos son autóctonos de las diferentes culturas o ligados a las costumbres de
determinados lugares geográficos, y otros, con el paso de los siglos, se han convertido en interculturales o incluso
universales en el mundo civilizado. Las flores, el color rojo, determinados perfumes o la música romántica,
ensoñadora o erótica, son elementos que se repiten en una buena parte de las relaciones amorosas. En el caso de
Occidente, los bombones, entre otros detalles, se interpretan en ocasiones con un significado amoroso. De todos los
símbolos utilizados, los más característicos en la cultura occidental son el cupido, y, sobre todo, el corazón.

Cupido
La figura de Cupido en forma de putto es una imagen recurrente. En el caso
del amor romántico, suele representarse con un arco y unas flechas, las
cuales, a menudo con los ojos vendados, dispara sobre las personas,
produciéndoles así el enamoramiento.
El origen de Cupido se remonta a la mitología romana, si bien su figura ya
existía en la mitología griega bajo el nombre de Eros, el dios primordial
responsable de la atracción sexual, el amor y el sexo, venerado también
como un dios de la fertilidad.
La flecha de Cupido también posee orígenes grecolatinos, y su influencia se
hizo notar claramente en la poesía española desde la época medieval, aun
sin la aparición del dios Amor. Bajo múltiples nombres (vira, asta, flecha,
saeta, tiros, arpón, dardo, espina...), aparece en la literatura medieval,
renacentista y posrenacentista con un sentido amoroso que se repite
indefinidamente con pocos matices diferentes y mucha retórica. Sin
embargo, el tema de la flecha alcanza un plano más elevado, teñido de Cupido en la página 708 de la revista Die
toques conceptuales nuevos con dimensión trascendente y expresión Gartenlaube (El cenador, Leipzig, 1894).

paradójica, cuando se desarrolla en versiones a lo divino. De éstas, es


significativa la narración de Santa Teresa de Jesús en un pasaje del Libro de su vida, en el que cuenta su
transverberación en presencia de Serafín.[32]

A partir del Renacimiento, la figura de los putti llegó a confundirse con los querubines, confusión que perdura en la
actualidad. Tanto los putti como los cupidos y ángeles pueden encontrarse en el arte religioso y secular desde la
década de 1420 en Italia, desde finales del siglo XVI en los Países Bajos y Alemania, desde el período manierista y
el Renacimiento tardío en Francia, y a lo largo del Barroco en frescos de techos. Los han representado tantos artistas
que presentar la lista de estos sería poco útil, aunque entre los más conocidos se encuentran el escultor Donatello y el
pintor Rafael; dos putti en actitud curiosa y relajada que aparecen a los pies de su Madonna Sixtina son reproducidos
con frecuencia.[33]

Experimentaron una revitalización importante en el siglo XIX, y comenzaron a aparecer retozando en obras de
pintores académicos, desde las ilustraciones de Gustave Doré para Orlando Furioso, hasta anuncios. Actualmente son
un motivo muy utilizado como representación del amor en imágenes destinadas a la mercadotecnia; tal es el caso de
muchas postales de San Valentín.
Amor 10

Corazón
El símbolo del corazón es el que más frecuentemente se relaciona con el amor.
Cuando aparece atravesado por la flecha de Cupido, simboliza el amor romántico,
y es la forma común en la que las parejas adolescentes lo dibujan en los más
variopintos lugares para dejar constancia de su amor. También se hace alusión al
corazón real o al pecho de los amantes como fuente y receptáculo del amor, y son
comunes expresiones como «partir» o «romper el corazón» como sinónimo de
crear desamor, «robar el corazón» como sinónimo de producir enamoramiento,
Forma de la vaina de
«abrir el corazón» como sinónimo de ofrecer amor, y una larga lista con
silphium según su
representación en monedas significados en los que los elementos comunes son el amor y el alma.[34]
de Cirene del siglo VII a.C.
El origen del corazón del amor parece ser incierto, y existen diversas teorías. La
idea del corazón como fuente de amor se remonta como mínimo a hace varios
milenios en la India, China y Japón, con el concepto de chakras como centros de
la «energía vital universal», de los cuales el que se encuentra a la altura del
corazón se manifiesta, según se afirma, en forma de amor y compasión.
Respecto al símbolo propiamente dicho, hay quien lo atribuye a una planta
originaria del norte de África, conocida como silphium[35] (generalmente
considerada un hinojo gigante extinto, aunque algunos afirman que la planta es
realmente Ferula tingitana;[36] no confundir con el género actual Silphium).
Durante el siglo VII a. C., la ciudad-estado de Cirene tenía un lucrativo negocio
con dicha planta. Aunque se usaba principalmente como condimento, tenía la
reputación de poseer un valor adicional como método anticonceptivo. La planta
era tan importante para la economía de Cirene que se acuñaron monedas con la
imagen de la vaina o cáscara,[37] la cual tenía la forma del símbolo del corazón
Postal de San Valentín de 1910. que conocemos actualmente. Según esta teoría, dicho símbolo se asoció
inicialmente con el sexo, y, posteriormente, con el amor.[38]

La Iglesia católica sostiene que la forma del símbolo no apareció hasta el siglo
XVII, cuando Santa Margarita María Alacoque tuvo una visión del mismo
rodeado de espinas. Este símbolo se hizo conocido como el Sagrado Corazón de
Jesús, se asoció con el amor y la devoción, y empezó a aparecer a menudo en
vidrieras y otros tipos de iconografía eclesiástica. No obstante, aunque el Sagrado
Corazón probablemente popularizase el símbolo que hoy conocemos, la mayoría
de los eruditos coinciden en que ya existía desde mucho antes del siglo XV.[38]

Existen otras ideas menos románticas acerca del origen. Algunos afirman que la
Primer diseño del Sagrado
Corazón de Jesús (Santa forma actual del símbolo surgió simplemente de burdos intentos de dibujar un
Margarita María corazón humano real, el órgano que los antiguos, entre ellos Aristóteles, creían ser
Alacoque). el contenedor de todas las pasiones. Un importante erudito sobre la iconografía del
corazón sostiene que la imprecisa descripción anatómica que hizo el filósofo,
como un órgano de tres cámaras con la parte superior redondeada y la inferior puntiaguda, pudo haber inspirado a los
artistas medievales a la hora de crear lo que hoy conocemos como la «forma de corazón».[39] A su vez, la tradición
medieval del amor cortés pudo haber reforzado la asociación del símbolo con el amor romántico.[38]
Amor 11

Los corazones proliferaron cuando el intercambio de postales de San Valentín


ganó popularidad en Inglaterra en el siglo XVII. En un principio, las cartas eran
simples, pero los victorianos hicieron que fuesen más elaboradas, empleando el
símbolo del corazón en conjunción con cintas y lazos.[38]
Actualmente, el símbolo está extendido por todo el mundo civilizado, y puede
encontrarse en los más diversos ámbitos, lugares y momentos, incluyendo los
naipes de diversas barajas, como la inglesa, la francesa o la bávara, tapices,
pinturas,[38] y como elemento decorativo en objetos cotidianos. También
El conocido y peculiar corazón
constituye el emblema de la Cardiología.[40] actual.

Superstición
El carácter irracional e indescriptible de la
atávica experiencia amorosa y,
probablemente, la existencia de un instinto
religioso natural, hacen que otro aspecto
íntimamente relacionado con el amor sea la
superstición. El horóscopo, la adivinación, o
la utilización de sustancias, objetos y
rituales con cualidades pretendidamente
mágicas o milagrosas, son, entre otras,
creencias y prácticas que persisten desde la Mapa de las religiones predominantes en el mundo.

antigüedad, algunas de las cuales, como las


religiones, están fuertemente arraigadas desde hace milenios (véase la sección Perspectiva espiritual en este mismo
artículo). El advenimiento del Racionalismo en el siglo XVII y el vertiginoso desarrollo de la ciencia en el último
siglo contribuyeron en gran medida a reducir el impacto de la superstición sobre el pensamiento. No obstante, aún
existen determinadas culturas, como las de tribus africanas por ejemplo, donde es posible encontrar el pensamiento
puramente mágico, así como significativos sectores de la población del mundo civilizado que, al margen de las
religiones, aceptadas y asumidas socialmente, todavía relacionan el amor con lo sobrenatural, y testimonio de ello
son las ventas de libros sobre la Nueva Era o el lucrativo negocio de los adivinadores y cartomantes a través de
medios de comunicación como la televisión o la radio. En palabras de Helen Fisher, el amor es el resultado de
reacciones químicas, y el conocimiento de tal hecho no es óbice para su disfrute:

Yo tengo que decirles que sí, que todo es química. Cada vez que producimos un pensamiento, o tenemos una
motivación, o experimentamos una emoción, siempre se trata de química. Sin embargo, es posible conocer todos y
cada uno de los ingredientes de un pastel de chocolate, y que aún nos guste sentarnos y comerlo. De la misma
manera, podemos conocer toda la química que hay detrás del amor romántico –todavía no la conocemos toda, pero
estamos empezando a conocerla en parte- y aun así ser capaces de captar toda su enorme magia.
Helen Fisher, en una entrevista.[41]
Amor 12

Perspectivas sobre el amor

Perspectiva popular
Popularmente, el amor se considera un sentimiento. En los casos más
comunes, dicho sentimiento se basa en la atracción y la admiración de
un sujeto hacia otro.
Habitualmente se asocia el término con el amor romántico, una
relación pasional y sexual entre dos personas que produce una
influencia muy importante en sus vidas; el amor romántico intensifica
las relaciones interpersonales entre ambos sujetos, quienes, partiendo
de su propia insuficiencia, desean el encuentro y unión con aquel que
han juzgado ser el complemento para su existencia.

Sin embargo, se aplica también a otras relaciones diferentes, tales


como el amor platónico o el amor familiar, y, en un sentido más
amplio, se habla de amor hacia Dios, la humanidad, la naturaleza, el
arte o la belleza, lo que suele asociarse con la empatía y otras
capacidades. En la mayoría de los casos implica un gran afecto por Courtship (Cortejo, 1903). Óleo sobre
lienzo de Edmund Blair Leighton.
algo que ocasiona felicidad o placer al que ama.

Es un concepto con frecuencia en contraste con el odio, el desprecio o


el egoísmo. No obstante, también está relativamente extendida la idea
de que «solo hay un paso del amor al odio (o viceversa)», y son típicas
las «peleas de enamorados», así como, en algunas personas, las
relaciones patológicas de amor-odio, producidas estas últimas, según
un estudio de la Universidad de Yale, por una autoestima baja.[42] Para
Helen Fisher, la convivencia del amor y el odio en las relaciones
amorosas es algo que, hasta cierto punto, tiene sentido, ya que lo
sugiere el hecho de que, en muchos aspectos conductuales y
fisiológicos, las respuestas del amor y el odio son análogas (ver la
Pareja ante el mar durante una puesta de sol. La
sección Aspectos antropológicos de este mismo artículo). naturaleza constituye un poderoso inspirador del
amor.
Culturas como la budista consideran al apego y al deseo emociones
negativas que producen ira y sufrimiento; el amor y el ego son
incompatibles. En la filosofía budista, el amor real es el amor compasivo. Con independencia de su origen —incluso
en el caso del amor—, el apego produce sufrimiento (espiritual). El movimiento hippie que surgió en los años 60
presentaba en sus inicios un acercamiento similar al apego. Asimismo, este movimiento utilizó el amor como uno de
los principales baluartes de la contracultura de los 1960, ejemplificado en el eslogan make love, not war («haz el
amor, y no la guerra»).
Amor 13

Cabe resaltar el uso actual de la palabra amor para designar tanto el


amor espiritual y el amor romántico como el propio acto sexual
—mediante la expresión «hacer el amor». Hasta mediados del siglo
XX, esa expresión estaba reservada para el galanteo.[43]
Las personas tienden a aplicar el concepto del amor de un modo
intuitivo desde y hacia otros animales (normalmente próximos en la
escala evolutiva o que muestran signos interpretables como
inteligencia) y hacia otros seres vivos como las plantas. En el primer
caso, a menudo es debido a que los signos externos al ser humano son
Cachorros de perro en «actitud amorosa».
interpretados de forma antropocéntrica; por ejemplo, el gesto de un
perro que acude a lamer la mano del dueño se interpreta como una
demostración de amor; sin embargo, los procesos psicológicos que producen ese tipo de comportamientos en el perro
responden, según los conocimientos científicos actuales, a otro tipo de motivaciones mucho menos complejas que las
de los seres humanos, como lo puede ser, por ejemplo, la necesidad de mantenimiento de la manada, heredada de su
ancestro evolutivo, el lobo.[44] En el caso de las plantas, es el hecho de que sepamos que la planta también es un ser
vivo, como nosotros, lo que la hace objeto de nuestro amor. En ciertos casos, se llega al extremo de pensar que el
amor en sí mismo beneficia a la planta. Y, realmente, la beneficia, aunque de forma indirecta, a través de nuestras
acciones.

Perspectiva mística y esotérica


En Psicología de la posible evolución del
hombre y en Cuarto Camino, George
Gurdjieff y Piotr Uspenski distinguen entre
«sentir» y la «función emocional superior» y
«función cognitiva superior». El primer caso
es el que está accesible para la mayoría de
las personas, y es el que se suele incluir en
los diccionarios, que definen el amor como
un sentimiento. No obstante, ese mundanal
sentimiento de apego y deseo difiere mucho
de lo que constituye el verdadero amor, al
que sólo se accede escalando en el nivel de
conciencia desde el ordinario hasta uno
presente en pocas personas, y aún en menos
de forma permanente, y que en la mayoría Cuento de hadas, Toronto.
de las personas que lo experimentan sólo
sucede una vez en la vida.

La subida del nivel de conciencia produce cambios a nivel de la percepción: de repente se comienzan a encontrar
significados donde antes no se veían, el encuentro con el ser amado «parece» estar rodeado de una atmósfera de
cuento de hadas (no sólo lo parece, realmente lo está), y el sentido de la vista se vuelve más atractivo; por ejemplo,
«da la impresión» de que se perciben más y mejor los colores, las texturas, las formas. El ingenio se acentúa, de
repente «uno» se sorprende a sí mismo con expresiones artísticas que por momentos no reconoce como propias, y el
ego se disipa: uno pasa a ver el mundo como si viese una película de cine, de tal modo que se olvida de sí mismo y

de su pareja como cuerpos y los acontecimientos parecen fluir de un modo más suave, más grácil, el espíritu florece
como un manantial compasivo hacia todas las cosas, y en algunos casos se llega a la producción de experiencias
Amor 14

«milagrosas» (realmente, sin comillas), en las que se dan coincidencias sorprendentes (amigos que casualmente
aparecen en lugares totalmente inesperados, canciones que comienzan a sonar en el momento adecuado, y, en
general, la «sensación» de que el mundo se adapta a los enamorados a su paso), lo cual a su vez refuerza el amor y
contribuye a profundizar en el estado aún más. Tal vez por el implacable escepticismo del ego, y por las numerosas
experiencias microtraumáticas y estresantes que, sobre todo en ausencia del ser amado, experimentamos en el
trabajo, en el hogar, en la calle, termina por aparecer una «masa crítica» que de forma irreversible e inevitable gana
la batalla a la fe creada en torno a la magia de la relación amorosa, que era precisamente lo que mantenía el nivel de
conciencia elevado. No obstante, son experiencias que, al evocarlas, y debido a que se fijaron con fuerza en la
memoria, aparecen en el recuerdo, aunque como si procediesen de la nada, como sucedidas en otro universo
inalcanzable. Es lo que los enamorados suelen describir como la «magia del amor», que suele aparecer de forma más
generosa con el primer amor verdadero de la vida, y que generalmente no dura más de unos pocos días, y de forma
discontinua, para ser sustituida por la experiencia del ego, de la personalidad: el apego y el deseo. El individuo deja
de ser creativo y se vuelve rutinario y predecible. Desde su nuevo punto de vista en una conciencia disminuida, y
debido a que ha olvidado completamente su reciente vivencia en un plano superior de la conciencia, él cree continuar
viviéndolo como amor verdadero, pero ya es simplemente un conjunto limitado de emociones, experiencias y
actitudes. La magia (sin comillas) se pierde y lo que antes eran dos almas en una fundidas con el universo (o con
Dios, si se quiere) ahora son vacío interior, y lo que antes era una visión paisajística, brillante, colorida, de
transparencia en el aire, donde en ocasiones, incluso, se mezclaban los sentidos entre sí, ahora es la percepción de lo
que se cree ser el «yo», que realmente es la de un animal homínido sujeto a respuestas mecánicas, un «yo» engañoso,
pobre y fragmentado en decenas o cientos de «yoes» desconectados entre sí.
En cuanto al sexo, en estados evolucionados de la conciencia se produce lo que llamaremos «sexo espiritual». Es una
entrega compasiva al ser amado, donde la unión carnal constituye un elemento de máxima sacralidad: es, de hecho,
el origen de la creación de la vida. El ego no existe, y como consecuencia se pierden todos los elementos morbosos,
que son sustituidos por sentimientos de pureza e inocencia. La tensión emocional que existe en el sexo ordinario es
sustituida por una sensación de fluidez, de flotar en el vacío, acompañada por un flujo suave y sin límites de amor
compasivo que energetiza los cuerpos y que se expande de forma explosiva en el orgasmo, liberándose finalmente
gran parte de la energía acumulada.
Lo que para un nivel de conciencia bajo constituye placer, para un nivel elevado constituye sufrimiento, en ocasiones
casi insoportable. Todo ese sufrimiento, producido por la violencia física del acto sexual y, sobre todo, por el
intercambio de energía agresiva, y que se manifiesta en las expresiones faciales desencajadas y los cuerpos en
tensión de los «amantes», es interpretado como placer por el ego, que, en una espiral sadomasoquista, termina por
aumentar considerablemente tras cada relación sexual. La aparente relajación que se siente tras el acto es en realidad
adormecimiento de las facultades perceptivas. De tanto sufrir, el cuerpo termina bloqueado. Si a ello le sumamos el
sufrimiento cotidiano, el ego que una «persona normal» con una «vida sexual sana» acumula es impresionante, difícil
de eliminar en meses o incluso años.
El amor como energía se experimenta de un modo físico. En presencia del ego, se manifiesta como una especie de
«picor agradable» que recorre el cuerpo, sobre todo por la parte de la cabeza, en dirección ascendente, y que no es
otra cosa que nuestro propio sufrimiento acumulado que abandona nuestro cuerpo energético, y que el ego, en su
ignorancia, interpreta como placer. En ausencia de ego, se manifiesta como un estremecimiento acompañado de la
sensación que experimentamos típicamente por la médula espinal, el cuello y la nuca, llegando en ocasiones a
extenderse a todo el cuero cabelludo, cuando alguien nos hace caricias el tiempo suficiente como para «purgar» el
poco sufrimiento que nos pueda quedar. De hecho, las caricias desatan el paso de energía a través de nuestro cuerpo,
que es la que en tales casos experimentamos. El amor, o mejor, la energía positiva, puede transmitirse sin necesidad
de contacto físico, y es posible que el lector haya experimentado en alguna ocasión la sensación descrita con las
caricias al sentarse junto a otra persona, incluso sin conocerse y hasta dándole la espalda. A medida que con el paso
del tiempo la persona se va deshaciendo del sufrimiento acumulado, se desbloquean los chakras en sentido
descendente y la sensación se termina expandiendo al cuerpo entero, desde las puntas de los dedos de los pies hasta
Amor 15

la coronilla. Es una sensación que puede ir acompañada de otra de frialdad, como si fuese alcohol frío que nos
recorriese.
En la novela Las Nueve Revelaciones, James Redfield explica muchos de los fenómenos que se producen en el
Cuarto Camino, incluyendo la aparición del amor real.

Perspectiva espiritual
En la cultura religiosa monoteísta, el amor suele mencionarse y ser apoyado por Dios, como es el caso del Islam, el
judaísmo y el cristianismo. Aquellas personas cuyo amor está o se supone que está cercano al Amor Universal, o a
Dios, reciben el nombre de santos. Tanto en el budismo como en el cristianismo, el Islam, el hinduismo o el
judaísmo suelen representarse con una aureola alrededor de su cabeza. Los budas presentan aureolas adicionales
alrededor de todo su cuerpo.

Judaísmo

En hebreo, ahavá es el término más comúnmente usado tanto para


el amor interpersonal como para el amor de Dios.
El judaísmo emplea una definición amplia del amor, tanto entre
personas como entre los seres humanos y la deidad. Respecto al
primer caso, en la Torah se afirma: «Ama a tu prójimo como a ti
mismo» (Levítico 19:18). Respecto al segundo, a los seres
humanos se les manda amar a Dios «con todo el corazón, con toda
el alma y con todas las fuerzas» (Deuteronomio 6:5), tomado de la
Mishná (un texto central de la tradición oral judía) para referirse a Escultura análoga a la escultura de arte pop LOVE de
los buenos actos, la buena voluntad para sacrificar la vida en lugar Robert Indiana (1977) que sustituye la palabra «love»
de cometer ciertas transgresiones graves, la buena voluntad para por ahava, en el Museo de Israel.

sacrificar todas las posesiones, y el agradecimiento al Señor a


pesar de la adversidad (tratado de bərākhāh 9:5). La literatura rabínica se diferencia de lo anterior en cómo este amor
puede desarrollarse: por ejemplo, mediante la contemplación de los bienes divinos o la observación de las maravillas
de la naturaleza.

En lo concerniente al amor entre compañeros de matrimonio, éste está considerado un ingrediente esencial de la
vida: «Observa la vida con la esposa que amas» (Eclesiastés 9:9). El libro bíblico Cantar de los Cantares se considera
una metáfora romántica del amor entre Dios y su pueblo, pero, en su lectura literal, aparece como una canción de
amor.
El rabino del siglo XX Eliyahu Eliezer Dessler es citado frecuentemente como definidor del amor desde el punto de
vista judaico, de «dar sin esperar nada a cambio» (Michtav me-Eliyahu, Vol. 1).
Amor 16

Cristianismo

En el cristianismo se entiende que el amor proviene de Dios. El


amor de hombre y mujer —eros en griego— y el amor
desinteresado por los demás (agape) se contrastan a menudo como
amor «ascendente» y «descendente», respectivamente, aunque en
última instancia son una misma cosa.[45]
Existen varias palabras griegas para el «amor» que se utilizan con
frecuencia en ámbitos cristianos.
• Agape: En el Nuevo Testamento, agapē es caritativo,
desinteresado, altruista e incondicional. Es el amor de los
padres, visto como creador del bien en el mundo; es el modo en
el que se ve a Dios amar a la humanidad, y es la clase de amor
que los cristianos aspiran a tener por sus semejantes.
• Phileo: También usado en el Nuevo Testamento, es una
respuesta humana a algo que se ha encontrado muy agradable.
También conocido como amor fraternal.
• Las palabras eros (amor sexual) y storge (amor entre hijos y
padres) nunca se usaron en el Nuevo Testamento. La Virgen y su hijo, de Isaac Oliver (f. 1617). Aparecen
Los cristianos creen que amar a Dios con todo el corazón, mente y la Virgen y su hijo representados con rasgos europeos y
con la aureola de santos.
fuerza (sobre todas las cosas) y amar al prójimo como a uno
mismo son las dos cosas más importantes en la vida (el mayor
mandamiento de la Torah de los judíos, según Jesús);[46] San Agustín resumió este pensamiento al escribir «ama a
Dios, y haz lo que quieras».
El apóstol San Pablo glorificó el amor como la mayor de las virtudes. Describiéndolo en el famoso poema Primera
epístola a los corintios, escribió:
«El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta».
1 Corintios 13:4-7.
En la Primera epístola de Juan, capítulo 4, se dice:
«Queridos míos, amémonos los unos a los otros, porque el amor procede de Dios, y el que ama ha nacido de Dios y
conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor».
1 Juan 4:7-8.[47]
El apóstol San Juan también escribió:
«Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga
Vida eterna».
Juan 3.16.
San Agustín dijo que uno debe ser capaz de descifrar la diferencia entre el amor y el deseo sexual. También dijo que
el único que puede amar real y plenamente es Dios, porque el amor entre seres humanos permite la aparición de
defectos como los celos, la desconfianza, el miedo, la ira y la disputa.
Benedicto XVI escribió su primera encíclica con el título «Dios es amor». En ella expresa que un ser humano, creado
a imagen y semejanza de Dios, que es amor, es capaz de practicar el amor, de darse a Dios y a otros (agape) y de
Amor 17

recibir y experimentar el amor de Dios en la contemplación (eros). Esta vida de amor, según el pontífice, es la vida
de santos como la Madre Teresa de Calcuta y la Bienaventurada Virgen María y es la dirección que deben tomar los
cristianos cuando creen que Dios les ama.[45]

El Islam y otras creencias árabes


En cierto sentido, el amor abarca la visión islámica de la vida como una hermandad universal que se aplica a todos
los que mantienen la fe. No existen referencias directas que afirmen que Dios es amor, pero entre los 99 nombres de
Dios (Allah), existe el nombre de Al-Wadūd (‫)دودولا‬, o «el Amante», que se encuentra en la Azora 11:90 y en la
Azora 85:14. Se refiere a Dios como «pleno de amorosa amabilidad». Todos los que tengan fe tendrán el amor de
Dios, aunque el grado de amor recibido y el esfuerzo puesto para conseguirlo depende del individuo en sí mismo.
Ishq, o el amor divino, es el tema principal del sufismo. Los sufís creen que el amor es una proyección de la esencia
de Dios sobre el universo. Dios desea reconocer la belleza, de modo que, cuando, por ejemplo, alguien se mira en un
espejo, es Dios quien se «mira» a sí mismo dentro de la dinámica de la naturaleza. Ya que todo es un reflejo de Dios,
la escuela del sufismo practica ver la belleza dentro de la aparente fealdad. El sufismo se refiere a menudo a ello
como la religión del amor. Dios aparece en tres términos principales, que son el Amante, el Amado y el Amor,
pudiéndose encontrar el último de estos términos frecuentemente en la poesía sufí. Un punto de vista común es que,
a través del amor, la humanidad puede volver a su pureza y gracia inherentes. Los santos sufistas son tristemente
célebres por estar «borrachos» debido a su amor divino; por lo tanto, es constante la referencia al vino en la poesía y
la música sufís.
La palabra «amor» aparece en el Corán más de 80 veces en diferentes formas y significados; todas las aleyas que
incluyen la palabra «amor», sean positivas o negativas, aseguran la grandeza del valor del amor en establecer las
relaciones en sus diferentes formas y círculos.[48]
Algunos ejemplos:
«Al·lâh traerá a otros a los que amará y por los que será amado»
TSQ[49] La sura de Al-Ma’ida «La Mesa Servida», aleya 54.
«Di: Si amáis a Al·lâh, seguidme, que Al·lâh os amará y perdonará vuestras faltas. Al·lâh es Perdonador y
Compasivo».
La sura de ‘Al ‘Imrân, «La Familia de ‘Imrân», aleya 31.
«Y pedid perdón a vuestro Señor y volveos a Él, pues es cierto que mi Señor es Compasivo, Afectuoso».
La sura de Hûd, aleya 90.
En el Islam, existe una poderosa imbricación entre las leyes de Alá y las leyes de los hombres. Dentro de este marco,
el amor se manifiesta en diversos círculos: El amor hacia Al·lâh, El amor hacia el Mensajero de Al∙lâh, El amor del
musulmán hacia el musulmán, El amor dentro de la familia musulmana, El amor hacia el no musulmán, El cariño
entre el gobernante y el gobernado.[48]

El quinto círculo: el amor hacia el no musulmán


Según el Corán, Al∙lâh es El Afectuoso, El Muy Misericordioso y El Que ama a los equitativos y detesta a los
injustos. La justicia es el mejor pilar para el amor entre la gente. La misericordia de Al∙lâh y los valores islámicos
grandes y sublimes hacen del amor un espacio amplio que abarca a toda la gente. El primer paso que conduce a este
amor es abrir las puertas del reconocimiento de los unos a los otros. Al·lâh, Enaltecido y Glorificado dice [lo que
podemos traducir como]: «¡Hombres! Os hemos creado a partir de un varón y de una hembra y os hemos hecho
pueblos y tribus distintos para que os reconocierais unos a otros. Y en verdad que el más noble de vosotros ante
Al·lâh es el que más Le teme. Al·lâh es Conocedor y está perfectamente informado».[48] [50] En otra azora aparecen
estas palabras: «Y no te hemos enviado sino como misericordia para todos los mundos».[51]
Amor 18

Al∙lâh permite al musulmán casarse con una cristiana o una judía aunque una parte de sus creencias contradice al
Islam y a los hábitos de los musulmanes. Y subraya que los cristianos son una gente digna de cariño: «...mientras que
encontrarás que los que están más próximos en afecto a los que creen, son los que dicen: Somos cristianos».[48] [52]
Existen otras aleyas que avisan de que los casos de rechazo hacia el otro (los no musulmanes) no son comunes, y que
tampoco se aplican todo el tiempo. No se permite tratar como enemigos a los que no ejercen enemistad contra los
musulmanes, tampoco se permite clasificarles como enemigos. Más bien, merecen otro tipo de tratamiento: «Al·lâh
no os prohíbe que tratéis bien y con justicia a los que no os hayan combatido a causa de vuestra creencia ni os hayan
hecho abandonar vuestros hogares. Ciertamente, Al·lâh ama a los equitativos».[48] [53]
El Corán abre las puertas del bien, del cariño y del afecto ante los que se enemistan con los musulmanes: «Puede ser
que Al·lâh ponga afecto entre vosotros y los que de ellos hayáis tenido como enemigos. Al·lâh es Poderoso y Al·lâh
es Perdonador y Compasivo». Y entre los comentarios sobre esta aleya está la siguiente: «El afecto después del
rechazo, el cariño después del odio, y la concordia después de la discordia. Al∙lâh es El Que Puede unir las cosas
esparcidas y dispersas. Es El Que concilia entre los corazones después de la enemistad y la dureza y los reemplaza
por el encuentro y la concordia».[48]
Escribe Mahmud Nacua: «El origen en las relaciones entre la gente, por diferentes que sean sus nacionalidades y
creencias, es el hecho de reconocerse, de tener misericordia mutua, la cooperación, la amistad y la paz. La excepción
es el estado de guerras y los combates, que son asuntos que producen odio. Esta excepción es temporal porque el
odio no permanece entre la gente sean cuales sean las huellas de las guerras. El mundo experimentó tanto en las
pasadas épocas como en las recientes muchos ejemplos de guerras que tuvieron lugar entre las tribus, los pueblos y
las naciones. Entre un pueblo y otro, entre una nación y otra en una cierta época, pero fueron seguidos por acuerdos
de paz, pactos y cooperación… Así es la naturaleza de la vida, unos ciclos consecutivos. El mejor de la gente es el
que utiliza los ciclos del bien, de los acuerdos y de la paz para el desarrollo de los factores del bien y del amor
inculcándolos entre los individuos y los pueblos. Este es el camino del Islam y este es el fundamento en el Islam».[48]

Budismo

En el budismo, kāma es amor sensual, sexual. Es un obstáculo en


el camino hacia la iluminación, ya que constituye egoísmo.
Karuṇā es compasión y misericordia, y reduce el sufrimiento de
otros. Es complementario de la sabiduría y necesario para la
iluminación.
Adveṣa y mettā son amor benevolente. Este amor es incondicional
y requiere una autoaceptación considerable. Es bastante diferente
del amor ordinario, que normalmente se basa en el apego y el sexo
y que raramente ocurre sin interés propio. En su lugar, este amor
se refiere al desprendimiento y la ausencia de intereses egoístas en
beneficio de los demás.

Desde el punto de vista del budismo, el amor «puro» proviene de


un estado de pureza espiritual al que los seres humanos pueden
llegar mediante la liberación de las llamadas emociones
perturbadoras (deseo y apego, odio e ira, ignorancia, orgullo,
envidia), inherentes al mundo material o samsara. Mediante la
Buda Gautama pintado sobre una roca en el Tíbet. Se
compasión, el desapego del mundo material, y la meditación,
aprecian las aureolas alrededor de su cabeza y de su
cuerpo. puede aumentarse paulatinamente la capacidad de funcionamiento
de todos los chakras, incluyendo el chakra del corazón, de tal
Amor 19

modo que es posible amar conscientemente y eliminar el sufrimiento asociado al amor ordinario hasta alcanzar el
llamado estado de iluminación, en el que existe un amor incondicional hacia todos los seres sintientes, equiparable al
que, por ejemplo, puede sentir una madre por su hijo. Según esta corriente de pensamiento, el amor mantiene unidas
todas las cosas, y nuestra conciencia crea el propio universo. Para el budismo, todas las religiones son válidas si se
basan en el amor espiritual y la compasión.[54] [55] [56] [57]
El ideal de bodhisattva en el budismo Mahāyāna implica la completa renunciación a uno mismo con el objeto de
soportar la carga de un mundo de sufrimiento. La mayor motivación que uno tiene para tomar el camino del
bodhisattva es la idea de salvación que existe dentro del amor altruista y falto de egoísmo por todos los seres
sintientes, idea que, como deseo que es, emoción perturbadora, deberá abandonarse también en última instancia para
lograr la iluminación.

Hinduismo

En el hinduismo, kāma es el amor placentero, sexual,


personificado por el dios Kāmadeva. Para muchas escuelas
hinduistas, es el tercer final (artha) de la vida. Kāmadeva se
representa a menudo sosteniendo un arco de caña de azúcar y una
flecha de flores, y montado en ocasiones sobre un gran loro. Está
normalmente acompañado por su consorte Rati y su compañero
Vasanta, señor de la primavera. Pueden verse imágenes grabadas
en piedra de Kaama y Rati en la puerta del templo de Chenna
Keshava en Belur, en Karnataka, India. Maara es otro nombre
para kāma.

En contraste con kāma, prema —o prem— se refiere al amor


elevado. Karuna es la compasión y misericordia, que impulsa a
uno a reducir el sufrimiento de otros. Bhakti es un término del
sánscrito, que significa «devoción amorosa hacia el supremo Los siete chakras. El cuarto, empezando por arriba, es
el del corazón.
Dios». Una persona que practica bhakti se conoce como bhakta.
Escritores, teólogos y filósofos hindúes han diferenciado nueve
formas de bhakti, que pueden encontrarse en el Bhagavatha-Purana y en las obras de Tulsidas. La obra filosófica
Sutras de Narada Bhakti, de autor desconocido (presumiblemente Narada), distingue once formas de amor.

Apego y deseo en las religiones orientales


La filosofía oriental presenta una aproximación al amor espiritual diferente de la occidental: El sufrimiento en sí
mismo no es lo que nos hace virtuosos, sino que es un medio para alcanzar la virtud, de tal modo que acercarse a la
iluminación o el nirvana implica el cese paulatino del sufrimiento y el aumento del gozo. Al igual que en el
cristianismo, el sufrimiento es un catártico (o vía de expiación) que nos conduce al estado iluminado (o a Dios en el
cristianismo). Sin embargo, para la concepción oriental, preocuparse por conseguir un objetivo constituiría un modo
de sufrimiento adicional (el apego y el deseo), de modo que deberíamos limitar nuestro sufrimiento no
preocupándonos por el propio sufrimiento —incluyendo el deseo de conseguir metas—. En palabras de Osho:
El amor es algo fácil, el odio es algo fácil, pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a amar, no voy a odiar». Así todo se
vuelve difícil. ¡Así ni siquiera puedes amar! Inspirar es fácil, espirar es fácil. Pero tú eliges. Dices: «Sólo voy a
inspirar, no voy a espirar». De esta forma todo se vuelve difícil. La mente puede decir: «¿Para qué espirar? La
respiración es vida. Simple aritmética: inspira, no expulses el aire; estarás cada vez más vivo. Acumularás más vida.
Tendrás grandes reservas de vida. Inspira solamente, no espires porque espirar es morir». [...] El amor es inspirar, el
odio espirar. ¿Qué hacer entonces? La vida es fácil si no decides, porque entonces sabes que inspirar y espirar no son
dos cosas opuestas; son dos partes de un mismo proceso. Y estas dos partes son orgánicas, no puedes dividirlas. ¿Y
Amor 20

si no espiras...? La lógica se equivoca. No vivirás; sencillamente, te morirás inmediatamente.


Osho, El libro de la Nada.[58]

La religión frente al amor homosexual

Cristianismo, judaísmo y homosexualidad


El judaísmo y el cristianismo no conciben el amor sexual entre personas homosexuales. En la Biblia se hace mención
expresa del rechazo, no solo al amor homosexual, sino a la homosexualidad en sí misma. Tres ejemplos:
No te acuestes con un hombre como si te acostaras con una mujer. Eso es un acto infame.
Levítico 18:22[59]
Si alguien se acuesta con un hombre como si se acostara con una mujer, se condenará a muerte a los dos, y serán
responsables de su propia muerte, pues cometieron un acto infame.
Levítico 20:13[60]
¿No sabéis que los malvados no tendrán parte en el reino de Dios? No os dejéis engañar, pues en el reino de Dios
no tendrán parte los que cometen inmoralidades sexuales, ni los idólatras, ni los que cometen adulterio, ni los
afeminados, ni los homosexuales, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los difamadores, ni los
tramposos.
1 Corintios 6:9-10.[61]
La Iglesia católica actual mantiene dicho rechazo. Según unas polémicas declaraciones pronunciadas en diciembre
de 2008 por el papa Benedicto XVI, «constituye una grave amenaza para la humanidad la confusión de los
sexos».[62]

Islam y homosexualidad
El islam, al igual que el cristianismo y el judaísmo, no concibe el amor homosexual y rechaza la homosexualidad en
sí misma. En el Corán existe constancia de tal rechazo, como puede verse en los siguientes ejemplos, donde Lot
critica a los hombres de Sodoma por su comportamiento sexual:
Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: «¿Cometéis una deshonestidad que ninguna criatura ha cometido antes?
Ciertamente, por concupiscencia, os llegáis a los hombres en lugar de llegaros a las mujeres. ¡Sí, sois un pueblo
inmoderado!». Lo único que respondió su pueblo fue: «¡Expulsadles de la ciudad! ¡Son gente que se las da de
puros!». Y les salvamos, a él y a su familia, salvo a su mujer, que fue de los que se rezagaron. E hicimos llover sobre
ellos una lluvia: ¡Y mira cómo terminaron los pecadores!
Azora 7:80-84[63]
Y a Lot. Cuando dijo a su pueblo: «¿Cometéis deshonestidad a sabiendas? ¿Os llegáis a los hombres, por
concupiscencia, en lugar de llegaros a las mujeres? Sí, sois gente ignorante». Lo único que respondió su pueblo fue:
«¡Expulsad de la ciudad a la familia de Lot! Son gente que se las dan de puros». Les preservamos del castigo, a él y
a su familia, salvo a su mujer. Determinamos que fuera de los que se rezagaran. E hicimos llover sobre ellos una
lluvia. ¡Lluvia fatal para los que habían sido advertidos...!
Azora 27:54-58[64]
Los países de religión mayoritariamente islámica mantienen actualmente penas legales contra los homosexuales,
como multas y prisión, llegándose incluso a la pena de muerte en 5 países: Irán, Mauritania, Arabia Saudita, Sudán y
Yemen, y algunas partes de Nigeria y Somalia.[65]
Amor 21

Perspectiva filosófica
Si la actitud del amor ha de formar parte, en algún momento, de las descripciones que siguen las tendencias de la
ciencia experimental, deberá definirse de manera tal que pueda ser observada y cuantificada con cierta precisión.
Baruch de Spinoza estableció una definición que puede cuadrar con los requerimientos de las ciencias humanas y
sociales. Escribió al respecto: «El que imagina aquello que ama afectado de alegría o tristeza, también será afectado
de alegría o tristeza; y uno y otro de estos afectos será mayor o menor en el amante, según uno y otro sea mayor o
menor en la cosa amada».[66]
La definición de Spinoza, en la que la actitud del amor implica compartir alegrías y tristezas de otras personas, no
difiere esencialmente de la definición bíblica del amor, ya que el mandamiento sugiere «compartir las alegrías y
tristezas de los demás como si fuesen propias», tal el «amarás a tu prójimo como a ti mismo».
No sólo esta definición se refiere a aspectos observables y contrastables con la realidad, sino que también presenta
aspectos cuantificables, ya que indica que en mayor o menor medida serán compartidos los afectos, mientras mayor
o menor sean la alegría o la tristeza asociada a la persona amada.
De la definición mencionada Spinoza extrae algunas conclusiones inmediatas, tales como los sentimientos que
surgen hacia un tercero. Según sus propias palabras: «Si imaginamos que alguien afecta de alegría a la cosa que
amamos, seremos afectados de amor hacia él. Si imaginamos, por el contrario, que la afecta de tristeza, seremos,
por el contrario, afectados también de odio contra él».[67]
Observamos, en esta expresión, que el odio aparece como una actitud opuesta al amor, como una tendencia a
intercambiar (respecto del tercero mencionado) los papeles de tristeza y alegría como afectos compartidos.
Para Leibniz, la felicidad es al hombre lo que la perfección es a los entes, y esa felicidad radica fundamentalmente en
el amor. El amor a Dios, según el filósofo, debe ser con ternura, y debe tener el ardor combinado con la luz. Así
pues, la perfección humana consiste en amor luminoso, un amor en el que se combina la ternura con la razón.[68]
Amor 22

Perspectiva científica
Enfoque propio de disciplinas tales como biología y psicobiología, llamadas en su conjunto neurociencias, así como
de la psicología y la antropología.

Aspectos biológicos

El concepto de amor no es una noción técnica en


biología sino un concepto del lenguaje ordinario que es
polisémico (tiene muchos significados), por lo cual
resulta difícil explicarlo en términos biológicos. Sin
embargo, desde el punto de vista de la biología, lo que
a veces se llama amor parece ser un medio para la
supervivencia de los individuos y de la especie. Si la
supervivencia es el fin biológico más importante, es
lógico que la especie humana le confiera al amor un
sentido muy elevado y trascendente (lo cual contribuye
a la supervivencia). Desde la psicobiología sí tiene
sentido encontrar las bases orgánicas de estados
mentales concretos (como la sensación subjetiva de
amor).

Sin embargo, en la mayoría de las especies animales


parecen existir expresiones de lo que se llama «amor»
que no están directamente relacionadas con la
supervivencia. Las relaciones físicas con individuos del
mismo sexo (equivalentes a la homosexualidad en el
ser humano) y las relaciones sexuales por placer, por Leones en ritual de apareamiento. Zoológico de Louisville
(Kentucky).
ejemplo, no son exclusivas de la especie humana, y
también se observan comportamientos altruistas por
parte de individuos de una especie hacia los de otras
especies (las relaciones milenarias entre el ser humano
y el perro son un ejemplo). Algunos biólogos tratan de
explicar dichos comportamientos en términos de
cooperación para la supervivencia o de conductas
excepcionales poco significativas. A partir de los años
1990 psiquiatras, antropólogos y biólogos (como
Donatella Marazziti o Helen Fisher) han encontrado
correlaciones importantes entre los niveles de
hormonas como la serotonina, la dopamina y la
oxitocina y los estados amorosos (atracción sexual,
enamoramiento y amor estable).

Modelo tripartito del amor romántico

Los modelos biológicos del sexo tienden a contemplar Base química del amor; visión general simplista.

el amor como un impulso de los mamíferos, tal como el

hambre o la sed.[69] Helen Fisher, investigadora del Departamento de Antropología de la Universidad de Rutgers,
Nueva Jersey, y experta mundial en este tema, describe la experiencia del amor en tres etapas parcialmente
Amor 23

superpuestas: lujuria, atracción y apego, en cada una de las cuales se desarrolla un proceso cerebral distinto, aunque
interconectado, y regulado hormonalmente.[70]
1) El impulso sexual indiscriminado o excitación sexual. Este proceso está regulado por la testosterona y el
estrógeno en la mayoría de los mamíferos y casi exclusivamente por la testosterona en el ser humano, y es detectable
neurológicamente en el córtex cingulado anterior. De breve duración (raramente dura más de unas pocas semanas o
meses), su función es la búsqueda de pareja.
2) La atracción sexual selectiva, pasión amorosa o enamoramiento, regulada por la dopamina en los circuitos
cerebrales del placer. Esta segunda etapa es inusualmente prolongada en el ser humano frente a otras especies (hasta
18 meses). Consiste en un deseo más individualizado y romántico por un candidato específico para el apareamiento,
que se desarrolla de forma independiente a la excitación sexual como un sentimiento de responsabilidad hacia la
pareja. Recientes estudios en neurociencia han indicado que, a medida que las personas se enamoran, el cerebro
secreta en crecientes cantidades una serie de sustancias químicas, incluyendo feromonas, dopamina, norepinefrina y
serotonina, que actúan de forma similar a las anfetaminas, estimulando el centro del placer del cerebro y llevando a
efectos colaterales tales como aumento del ritmo cardíaco, pérdida de apetito y sueño, y una intensa sensación de
excitación. Las investigaciones han indicado que esta etapa generalmente termina al cabo de un año y medio a tres
años.[71]
Otra sustancia que el cerebro libera en estado de enamoramiento es la feniletilamina, que actúa sobre el sistema
límbico y provoca las sensaciones y sentimientos comunes en dicho estado, además de que es un precursor de la
dopamina, de ahí que esta última también se encuentre en grandes cantidades. Una pequeña modificación química
puede hacer que se transforme en un estimulante (anfetamina y metilfenidato) o un antidepresivo (bupropión y la
venlafaxina). La feniletilamina puede encontrarse también en alimentos como el chocolate y quesos fermentados.
Según Helen Fisher, es por ello que el amor romántico es —al igual que el chocolate— adictivo.
La molécula proteínica conocida como factor de crecimiento nervioso (NGF) presenta niveles elevados cuando las
personas se enamoran por primera vez, aunque ésta vuelve a sus niveles previos al cabo de un año.[72]
Tras las etapas de lujuria y atracción, es necesaria una tercera etapa para establecer relaciones a largo plazo:
3) El cariño o apego, lazo afectivo de larga duración que permite la continuidad del vínculo entre la pareja, regulado
por la oxitocina y la vasopresina, que también afectan al circuito cerebral del placer; su duración es indeterminada
(puede prolongarse toda la vida). El apego implica la tolerancia de la pareja (o de los hijos) durante un tiempo
suficiente como para criar a la prole hasta que ésta pueda valerse por sí misma. Se basa generalmente, por lo tanto,
en responsabilidades tales como el matrimonio y los hijos, o bien en amistad mutua basada en aspectos como los
intereses compartidos. Se ha relacionado con niveles de las sustancias químicas oxitocina y vasopresina a un nivel
mayor del que se presenta en relaciones a corto plazo.[71]
El equilibrio de los tres procesos controla la biología reproductiva de muchas otras especies, por lo que se cree que
su origen evolutivo es común. La etología interpreta que el amor humano evolucionó a partir del ritual de
apareamiento o cortejo de los mamíferos (despliegue de energía, persecución obsesiva y protección posesiva de la
pareja y agresividad hacia los potenciales rivales).[73]

Aspectos antropológicos
En una entrevista con motivo de la publicación de su libro Por qué amamos, Fisher comenta que, en la elección de la
pareja, y aunque aún no se conocen los motivos concretos, se sabe que intervienen de forma importante la cultura y
el momento en que se produce dicha elección (por ejemplo, debemos estar dispuestos a enamorarnos). La gente
tiende a enamorarse de alguien que tiene alrededor, próximo; nos enamoramos de personas que resultan misteriosas,
que no se conocen bien. Los hombres se enamoran más deprisa que las mujeres, y tres de cada cuatro personas que
se suicidan cuando una relación acaba son hombres. En cuanto a la pasión, ambos sexos presentan el mismo grado,
pero en los hombres se ha descubierto una mayor actividad en una pequeña región cerebral asociada con la
integración de los estímulos visuales. Es algo que tiene sentido, pues [en general] el negocio de la pornografía se
Amor 24

apoya en los hombres y las mujeres intentan constantemente agradar con su aspecto a los hombres. La investigadora
refiere que, durante millones de años, el hombre ha tenido que mirar bien a la mujer y tomarle la medida para ver si
ella le daría un hijo saludable. En las mujeres, se ha descubierto una mayor actividad en una de tres áreas diferentes,
asociadas con la memoria y la rememoración, y no simplemente con la capacidad de recordar. También durante
millones de años, una mujer no podía mirar a un hombre y saber si podría ser un buen padre y un buen marido. Para
saberlo, tenía que recordar. Y actualmente las mujeres recuerdan cosas como lo que había dicho su pareja el último
día de San Valentín, o su comportamiento con anterioridad. Según Fisher, es un mecanismo de adaptación que las
mujeres probablemente han poseído durante cuatro millones de años, para conseguir al hombre adecuado.[41] [70]
El amor romántico es más fuerte que el impulso sexual. Promueve el apareo, pero, ante todo, promueve el deseo de
consecución de un nexo emocional (queremos que nuestra pareja nos llame por teléfono, que se acuerde de nosotros,
queremos agradarla y deseamos que ambos tengamos los mismos gustos). Una de las características principales del
amor romántico, además del deseo de contacto sexual, es el de exclusividad sexual. Cuando tenemos relaciones
sexuales con alguien y no lo amamos, no nos importa realmente si también las tiene con otros. Pero cuando nos
enamoramos, pasamos a ser realmente posesivos, algo que en la comunidad científica llaman «vigilancia de la
pareja». Por ello, el amor romántico es un arma de doble filo, pues, dependiendo del desenlace de la relación, puede
derivar en una gran felicidad o una gran tristeza, la cual a su vez puede llevar, en casos extremos, al suicidio y/o al
asesinato.[41] [70]
El amor y el odio son muy parecidos, con la indiferencia como el opuesto de ambos. Normalmente hacemos ambas
cosas: amamos y odiamos al mismo tiempo a la persona. De hecho, el amor y el odio tienen muchas cosas en común:
cuando odiamos, concentramos nuestra atención tanto como cuando amamos; cuando amamos o cuando odiamos,
nos obsesiona pensar en ello, tenemos una gran cantidad de energía y nos cuesta comer y dormir.[41] [70]

Aspectos psicológicos

Para presentar el punto de vista de la


psicología sería preciso presentarlo de cada
uno de sus enfoques/escuelas.
Desde un punto de vista de la terapia
cognitivo-conductual, el amor es un estado
mental orgánico que crece o decrece
dependiendo de cómo se retroalimente ese
sentimiento en la relación de los que
componen el núcleo amoroso. La
retroalimentación depende de factores tales
como el comportamiento de la persona
amada, sus atributos involuntarios o las
Noonday heat («Calor del mediodía», 1902). Pintura de Henry Scott Tuke.
necesidades particulares de la persona que
ama (deseo sexual, necesidad de compañía,
voluntad inconsciente de ascensión social, aspiración constante de completitud, etc.).

Desde la psicología cognitiva y psicología social, destacan las investigaciones efectuadas acerca del amor de Robert
J. Sternberg, quien propuso la existencia de 3 componentes en su teoría triangular del amor:
1. La intimidad, entendida como aquellos sentimientos dentro de una relación que promueven el acercamiento, el
vínculo y la conexión.
2. La pasión, como estado de intenso deseo de unión con el otro, como expresión de deseos y necesidades.
3. La decisión o compromiso, la decisión de amar a otra persona y el compromiso por mantener ese amor.
Estos tres componentes pueden relacionarse entre sí formando diferentes formas de amor: intimidad y pasión, pasión
y compromiso, intimidad y compromiso, etc.
Amor 25

Dentro de la psicología social, algunos autores proponen una serie de arquetipos amatorios, como por ejemplo John
Lee: ludus, storge, eros, ágape, manía y pragma.
Desde corrientes psicoanalíticas, para Erich Fromm el amor es un
arte y, como tal, una acción voluntaria que se emprende y se
aprende, no una pasión que se impone contra la voluntad de quien lo
vive. El amor es, así, decisión, elección y actitud. Según Fromm, la
mayoría de la gente identifica el amor con una sensación placiente.
Él considera, en cambio, que es un arte, y que, en consecuencia,
requiere esfuerzo y conocimiento. Desde su punto de vista, la
mayoría de la gente cae en el error de que no hay nada que aprender
sobre el amor, motivados, entre otras cosas, por considerar que el
principal objetivo es ser amado y no amar, de modo que llegan a
valorar aspectos superficiales como el éxito, el poder o el atractivo
que causan confusión durante la etapa inicial del pretendido
enamoramiento pero que dejan de ser influyentes cuando las
personas dejan de ser desconocidas y se pierde la magia del misterio
inicial.

L'enlèvement de Psyché («El rapto de Psique», 1895),


pintura de William-Adolphe Bouguereau en la que
Psique aparece raptada por Cupido.

Así pues, recomienda proceder ante el amor


de la misma forma que lo haríamos para
aprender cualquier otro arte, como la
música, la pintura, la carpintería o la
medicina. Y distingue, como en todo
proceso de aprendizaje, dos partes, una
teórica y otra práctica.[28]

Desde el punto de vista de la psicología


humanista, la definición de amor más
delimitada que aporta el humanismo es la de
Carl Rogers, también considerada por
Abraham Maslow: «amor significa ser
plenamente comprendido y profundamente Le sommeil («El sueño», 1866). Óleo sobre lienzo de Gustave Courbet.
aceptado por alguien». Según Maslow, «el
amor implica una sana y afectuosa relación entre dos personas». Partiendo de estas dos definiciones, la necesidad de
amor se basa en algo que incita a las personas a ser aceptadas y adheridas a una relación. Dice Maslow: «La

necesidad de amor implica darlo y recibirlo […], por tanto, debemos comprenderlo; ser capaces de crearlo,
detectarlo, difundirlo; de otro modo, el mundo quedará encadenado a la hostilidad y a las sombras». Para Maslow,
Amor 26

así como para muchos teóricos de la psicología, las necesidades o pulsiones-deseo descritas por el psicoanálisis
nunca llegan a una satisfacción completa o son acompañadas por el surgimiento de una nueva necesidad, por lo cual
siempre permanecerá en la persona un estado de requerimiento.[74]
Cuando en las relaciones sentimentales existe cierto grado de egoísmo, se producen situaciones en las que uno de los
amantes, por miedo al fracaso, por la inseguridad que le produce su falta de autoestima, polariza su egoísmo en una
muestra extrema y desesperada de altruismo, que a modo de ultimátum se manifiesta por un amor desmedido sin
pensar en los límites de uno mismo, pudiendo incluso llegar a poner en peligro su propia existencia o la de la otra
persona por estar experimentando un estado polarizado de obsesión. En este caso, el que ama, desea y anhela el bien
y la felicidad del ser amado, y lo hace por encima de todas las cosas, pero, en última instancia, esperando obtener
algo a cambio. Desde el punto de vista del budismo, es un amor con apego. En estos casos, el dar sin recibir a
cambio, el sacrificarse y anteponer las necesidades del ser amado por encima de las de uno mismo, suele
considerarse, para las personas que no han cultivado suficientemente el altruismo, es decir, para las personas que no
son capaces de amar sin apego, una antesala al desequilibrio emocional, ya que la persona objeto de la obsesión no
tiene por qué responder tal como se había premeditado; o puede incluso que, bajo una actitud igualmente egoísta, no
agradezca el esfuerzo y exija aún más. No obstante, algunos confunden esa polarización con amor «verdadero» o
«sano», y exigen de la otra persona el mismo comportamiento, pudiendo manifestar frustración extrema y, como
salida a dicha frustración, violencia. Por los resultados evidentes en las noticias a diario, observamos una creciente
tendencia a la violencia de género, en la que los psicólogos actuales apuntan a esta patología de obsesión polarizada
(desencadenada por una baja autoestima) como principal desencadenante de estos conflictos.
Recuérdese que cada uno de los enfoques en psicología tienen su propia aportación a este respecto, congruente con
su propio marco teórico.

Diferentes visiones histórico-culturales


Si bien el amor está fundado en capacidades y necesidades biológicas así como el placer sexual y el instinto de
reproducción, tiene también una historia cultural. A veces se atribuye su invención a alguna tradición particular (a
los sufis, a los trovadores,[75] al cristianismo, al movimiento romántico, etcétera), pero los vestigios arqueológicos de
todas las civilizaciones confirman la existencia de afecto hacia los familiares, la pareja, los niños, los coterráneos,
entre otros, por lo cual las interpretaciones que postulan que el amor en general es una construcción cultural
específica no parecen fundadas.
Desde el punto de vista cultural, el amor sexual se ha manifestado históricamente hacia las personas del sexo opuesto
como hacia aquellas del mismo sexo. Para los griegos y durante el Renacimiento, los ideales de belleza eran
encarnados en particular por la mujer y por los adolescentes de sexo masculino.
La palabra española «amor» puede tener múltiples significados, aunque relacionados, distintos entre sí dependiendo
del contexto. A menudo, otros idiomas usan diferentes palabras para expresar algunos de los variados conceptos. Las
diferencias culturales al conceptualizar el amor hacen aún más difícil establecer una definición universal.[76] En la
cultura maya no existía la palabra amor para con los hijos. En piamontés no existe la palabra amor.[77]
Amor 27

Cultura persa
Incluso tras todo este tiempo
El Sol nunca dice a la Tierra «estás en deuda conmigo».
¡Observa lo que ocurre con un Amor como ese!
—Ilumina todo el Cielo.
Hafiz
Rumi, Hafiz y Sa'di son iconos de la pasión y el amor en la cultura y el lenguaje persas. La palabra persa para el
amor es eshgh, que deriva de la árabe ishq. En la cultura persa, todo es abarcado por el amor y todo es por amor,
empezando por el amor a los amigos y a la familia, a los maridos y esposas, y llegando eventualmente al amor
divino, que constituye la meta última de la vida. Hace alrededor de siete siglos, Sa'di escribió:
Los hijos de Adán son miembros de un cuerpo
Habiendo sido creados de una sola esencia.
Cuando la calamidad del tiempo aflige a un miembro
Los otros miembros no pueden continuar su descanso.
Si no tienes compasión por los problemas de otros
No mereces ser llamado por el nombre de «hombre».
Sa'di

Cultura china y otras culturas sínicas


En el idioma chino y la cultura china contemporáneos, se
usan varios términos o palabras raíz para el concepto de
amor:
• Ai (愛) se usa como verbo (p. ej., wo ai ni, «te amo») o
como nombre, especialmente en aiqing (愛情), «amor» o
«romance». En la China continental, y desde 1949, airen
(愛人, originalmente «amante», o, más literalmente,
«persona de amor») es la palabra dominante para
«esposo» (habiendo sido desenfatizados originalmente
los términos separados para «esposa» y «marido»); la
palabra tuvo una vez una connotación negativa, que
permanece, entre otros lugares, en Taiwán.

• Lian (戀) generalmente no se usa de forma aislada, sino


como parte de términos tales como «estar enamorado»
(談戀愛, tan lian'ai —que también contiene ai),
«amante» (戀人, lianren) u «homosexualidad» (同性戀, El carácter chino para el amor (愛) consiste en un corazón (en
medio) dentro de «aceptar», «sentir» o «percibir» que muestra
tongxinglian). En el confucianismo, lian es un amor
una emoción llena de gracia.
benevolente y virtuoso que deberían buscar todos los
seres humanos, y refleja una vida moral. El filósofo
chino Mozi desarrolló el concepto de ai (愛) como reacción al lian confucianista. Ai, en el mohismo, es un amor
universal hacia todos los seres, no sólo hacia los amigos o familia, sin consideración de la reciprocidad. La
extravagancia y la guerra ofensiva son hostiles hacia ai. Aunque el pensamiento de Mozi tuvo influencia, el
término confucianista lian es el que la mayoría de los chinos usan para el amor.

• Qing (情), que comúnmente significa «sentimiento» o «emoción», generalmente indica «amor» en varios términos.
Está contenido en la palabra aiqing (愛情). Qingren (情人) es un término usado con el significado de «amante».
Amor 28

• Gănqíng (感情) es el «sentimiento» de relación, vagamente similar a la empatía. Una persona expresará amor
construyendo buen gănqíng, conseguido por medio de ayuda o trabajo prestados a otras personas y apego
emocional hacia otra persona o hacia cualquier otra cosa.
• Yuanfen (緣份) es la conexión de destinos vinculados. Una relación significativa es generalmente concebida
como dependiente de un fuerte yuanfen. Consiste en buena suerte a la hora de hacer un descubrimiento afortunado
e inesperado. Conceptos similares en español son: «Estaban hechos el uno para el otro», o el «destino».
• Zaolian (simplificado: 早恋, tradicional: 早戀, pinyin: zǎoliàn), literalmente, «amor temprano», es un término
contemporáneo usado frecuentemente para los sentimientos románticos o el apego entre niños o adolescentes.
Describe tanto la relación entre novio y novia adolescentes como el enamoramiento de la adolescencia temprana o
la niñez. El concepto indica en esencia la creencia prevalente en la cultura china contemporánea consistente en
que, debido a la demanda de los estudios (derivada sobre todo del sistema educativo altamente competitivo de
China), los jóvenes no crean apego romántico y por lo tanto ponen en peligro sus oportunidades de éxito futuro.
Han aparecido informes en periódicos y otros medios chinos que detallan la prevalencia del fenómeno, los
peligros observados en los estudiantes y los temores de sus padres.

Qì xi: el «San Valentín» chino


Existe una leyenda china que se dice tiene miles de años de antigüedad, que, con diversas variaciones, cuenta la
historia de un joven arriero llamado Niulang (chino: 牛郎; pinyin: niú láng; literalmente «[el] arriero», o «pastor de
vacas», Altair) se encontró en su camino con siete hadas bañándose en un lago. Alentado por su travieso compañero
el buey, hurtó sus ropas, esperando después a ver qué sucedía. Las hermanas hadas, para recuperarlas, eligieron a la
hermana menor y más bella, de nombre Zhinü (chino: 織女; pinyin: zhī nǚ; literalmente, «[la] tejedora», Vega). Ella
lo hace, pero, como Niulang la había visto desnuda, se ve obligada a aceptar la propuesta de matrimonio de Niulang,
que se había enamorado de ella (en otras versiones de la historia, Zhinü había escapado del aburrido cielo para
divertirse y fue ella la que se enamoró de Niulang). Eran felices juntos, pero, en el reino de las hadas, la «Diosa del
Cielo» (que en algunas versiones es la madre de Zhinü), tras enterarse de la impura unión, tomó su alfiler y formó un
ancho río para separar a los dos amantes para siempre, creando así la Vía Láctea, que separa a las estrellas Altair y
Vega. (En otra versión, la Diosa obliga al hada a volver a su tarea de tejer coloridas nubes en el cielo, ya que no
podía hacerlo mientras estuviese casada con un mortal).
Zhinü permanece para siempre a un lado del río, hilando tristemente su telar, mientras Niulang la ve desde lejos, y
cuida de sus dos hijos (las dos estrellas que lo rodean, Beta Aquilae y Gamma Aquilae, o, por sus nombres en chino,
Hè Gu 1 y Hè Gu 3).
No obstante, una vez al año, todas las urracas del mundo, aves místicas en la cultura china, se compadecen de ellos y
vuelan hasta el cielo para formar un puente (chino: 鵲橋, Que Qiao, «el puente de las urracas») sobre la estrella
Deneb en la constelación del Cisne, para que los amantes puedan reunirse por una sola noche, en la séptima noche de
la séptima luna, el día del amor en China.
A finales del verano, las estrellas Altair y Vega se elevan en el cielo nocturno, y los chinos cuentan y celebran esta
leyenda durante el Qi xi (chino: 七夕 pinyin: qī xī, «la noche de los sietes»).
La historia presenta algunas variaciones más:
• La Diosa del Cielo, por compasión al ser tocada por el amor que existía entre ambos, decidió unirlos una vez el
séptimo día del séptimo mes lunar.
• El Emperador del cielo, padre del arriero, fue quien los separó para que se concentrasen en su trabajo en lugar de
en el romance.
• La estrella Deneb es un hada que actúa como carabina cuando los amantes se encuentran en el puente de las
urracas.
• Los amantes pueden reunirse una vez al mes.
Amor 29

• Durante la noche de los sietes, en cierto momento las dos estrellas Altair y Vega se reúnen realmente a un mismo
lado de la Vía Láctea.

Cultura japonesa
En el budismo japonés, ai (愛) es un amor de cariño pasional, y un deseo fundamental. Puede desarrollarse hacia el
egoísmo o el altruismo y hacia la iluminación.
Amae (甘え), una palabra japonesa que significa «dependencia indulgente», es parte de la cultura de la educación de
los hijos en Japón. Se espera de las madres japonesas que abracen y mimen a sus hijos, y se espera de los hijos que
recompensen a sus madres aferrándose a ellas y sirviéndolas. Algunos sociólogos han sugerido que las interacciones
sociales de los japoneses en la vida de adultos se modelan en el amae entre madre e hijo.

Cultura griega
El idioma griego distingue varios sentidos diferentes en los que se usa la palabra «amor». Por ejemplo, el griego
antiguo presenta las palabras philia, eros, storge y xenia. Sin embargo, con el griego (al igual que con muchos otros
idiomas) ha sido históricamente difícil separar totalmente los significados de estas palabras. Al mismo tiempo, el
texto en griego antiguo de la Biblia contiene ejemplos del verbo agapo con el mismo significado que phileo.
• Agape (ἀγάπη agápē) significa amor en griego actual. El término s'agapó significa «te amo» en griego. La
palabra agapó es el verbo «amo». Generalmente se refiere a un tipo ideal de amor «puro», más que a la atracción
física sugerida por eros. No obstante, hay algunos ejemplos de agape usados con el significado de eros. También
se ha traducido como «amor del alma».
• Eros (ἔρως érōs) es un amor pasional, con deseo sensual y duradero. La palabra griega erota significa
enamorado. Platón creó su propia definición. Aunque eros se siente inicialmente por una persona, con la
contemplación se convierte en una apreciación de la belleza que existe dentro de esa persona, o incluso llega a ser
la apreciación de la belleza en sí misma. Eros ayuda al alma a recordar el conocimiento de la belleza y contribuye
a la comprensión de la verdad espiritual. Los amantes y los filósofos están todos inspirados para la búsqueda de la
verdad por medio de eros. Algunas traducciones lo muestran como «amor del cuerpo».
• Philia (φιλία philía), un amor virtuoso desapasionado, fue un concepto desarrollado por Aristóteles. Incluye la
lealtad a los amigos, la familia y la comunidad, y requiere virtud, igualdad, y familiaridad. Philia está motivado
por razones prácticas; una o ambas partes se benefician de la relación. También puede significar «amor de la
mente».
• Storge (στοργή storgē) es un afecto natural, como aquel que sienten los padres por sus hijos.
• Xenia (ξενία xenía), hospitalidad, era una práctica extremadamente importante en la Antigua Grecia. Era una
amistad casi ritualizada formada entre un anfitrión y su huésped, quienes podían haber sido previamente
desconocidos. El anfitrión alimentaba y proporcionaba alojamiento al huésped, de quien se esperaba recompensa
únicamente con gratitud. La importancia de este amor puede verse a través de toda la mitología griega, en
particular, en la Ilíada y la Odisea de Homero.

Reseña mitológica sobre el amor: el mito del andrógino


En la mitología griega, eran tres los sexos: lo masculino era en un principio descendiente del sol; lo femenino, de la
tierra, y lo que participaba de ambos, de la luna. Estos tres sexos, y su manera de avanzar, eran, precisamente como
la luna, circulares. Así pues, eran terribles por su fuerza y su vigor y tenían gran arrogancia, hasta el punto de que
atentaron contra los dioses. Ante esta situación, Zeus y los demás dioses deliberaron, y se encontraron ante un
dilema, ya que no podían matarlos o hacer desaparecer su raza fulminándolos con el rayo como a los gigantes
—porque entonces desaparecerían los honores y sacrificios que los hombres les tributaban—, ni permitir que
siguieran siendo altaneros.
Amor 30

Tras mucho pensarlo, al fin Zeus tuvo una idea y dijo: «Me parece que tengo una estratagema para que continúen
existiendo estos seres y al mismo tiempo dejen de ser insolentes, al hacerse más débiles. Ahora mismo —continuó—
voy a cortarlos en dos a cada uno, y así serán al mismo tiempo más débiles y más útiles para nosotros, al haber
aumentado su número». Así pues, Zeus llevó a cabo su plan, y una vez que la naturaleza de estos seres quedó cortada
en dos, cada parte empezó a echar de menos a su mitad, a reunirse con ella y rodearla con sus brazos, a abrazarse la
una con la otra anhelando ser una sola por naturaleza. Desde entonces, el amor de unos a otros es innato en los
hombres y mujeres y aglutinador de la antigua naturaleza, y trata de hacer un solo individuo de dos. Por eso, cuando
se tropiezan con aquella verdadera mitad de sí mismos, sienten un maravilloso impacto de amistad, de afinidad y de
amor, de manera que no están dispuestos a separarse.
De El Banquete de Platón.

Cultura árabe
En árabe, que es una lengua muy rica en palabras sinónimas, existen numerosos sinónimos de la palabra «amor».
Entre ellos, se encuentran: «Al Hobb» («el amor») , «Al Mawadda» («el afecto»), «Al ‘ishq» (una muy fuerte pasión),
«Al Hayâm» (amor que llega a la locura), «As·sabâba» (ternura de la pasión), «Ash·shawq» (inclinación por amor
hacia otra persona o algo concreto), «Al-Hawâ» (amor que domina el corazón), «Ash·shahwa» (amor mezclado con
deseo), «Al Waÿd» (amor muy intenso), «Al-Gharâm» (amor que domina a la persona, y la pasión que tortura),
«At-tîm» (llegar a la locura de tanto amor, amor que domina completamente a la persona).[48]
El amor se manifiesta en diversos círculos: El amor hacia Al·lâh, El amor hacia el Mensajero de Al∙lâh, El amor del
musulmán hacia el musulmán, El amor dentro de la familia musulmana, El amor hacia el no musulmán, El cariño
entre el gobernante y el gobernado.[48]
En un tercer círculo figura el amor entre los musulmanes; este amor se cristaliza en el intercambio de sentimientos de
afecto sincero y en traducirlo en dichos y hechos, en lo malo y en lo bueno. Es una relación íntima y estrecha en la
que los corazones y los espíritus se sienten atraídos unos hacia otros; de este modo, se consigue la satisfacción y el
goce del amor entre las partes que están en armonía.[48]
Ibn Al Qayyem enumera los tipos de amor en el marco social diciendo: «Entre ellos figura el amor que se manifiesta
en un acuerdo acerca de una manera, una religión, una doctrina o un método, una proximidad, un producto o un
objetivo. Existe también el amor con el objetivo de lograr algún beneficio del amado, de su potencia, riqueza,
educación o para satisfacer un deseo. Este tipo es efímero y acaba una vez que se haya logrado el objetivo. El que te
ama para lograr una meta, te abandona al conseguirla. El amor armonioso o el que emana de un acuerdo entre dos
personas es duradero y sólo acaba cuando ocurre algo que ponga fin a este amor. El amor de gran afecto es: “una
aprobación espiritual y una combinación entre las almas”».[78]
Amor 31

Cultura turca (chamánica e islámica)


En turco, la palabra «amor» aparece con varios significados. Una persona puede amar a un dios, a una persona, a sus
padres, o a la familia. Pero esa persona sólo puede «amar» (aşk) a una persona del sexo opuesto. Los turcos usaban
esta palabra solamente para sus amores en un sentido romántico o sexual, que indicasen un enorme
encaprichamiento. Esta palabra también es común para las lenguas turcas, tales como el azerbaiyano (eşq) y el
kazajo (ғашық).

Antigua Roma (latín)


El idioma latín tiene varios verbos diferentes que se
corresponden con la palabra española «amor».
• Amāre es la palabra básica para «amar», y aún lo es en
el italiano actual. Los romanos la usaban tanto en un
sentido afectivo como en un sentido romántico o
sexual. De este verbo deriva amans —un amante,
amador, «amante profesional», generalmente con la
noción accesoria de lujuria— y amica, «novia»,
palabra generalmente usada de forma eufemística para
una prostituta. El nombre correspondiente es amor,
que también se usaba en la forma plural para indicar
enredos amorosos o aventuras sexuales. La misma raíz
produce además amicus —«amigo»— y amicitia,
«amistad» (por lo general basados en el provecho
mutuo, y correspondientes a veces más exactamente a
«deuda» o «influencia»). Cicerón escribió un tratado
llamado Sobre la amistad (De amicitia), que discute la
noción hasta cierta profundidad. Ovidio escribió una
guía para las relaciones amorosas llamada Ars
Agnolo Bronzino, Alegoría del triunfo de Venus, hacia 1540-1545.
Amatoria que trata en profundidad el amor desde las Londres, The National Gallery. El amor representado por los dos
relaciones extramaritales hasta los padres dioses acompañados por los «celos» (centro-izquierda), el
sobreprotectores. «engaño» (centro-derecha), la «necedad» (arriba a la izquierda) y
el «tiempo» (arriba a la derecha).

En latín a veces se usaba amāre con el sentido que


damos en español a «gustar». Esta noción, no obstante, se expresa de forma mucho más generalizada con
placere o delectāre, que son de uso más coloquial, siendo el último usado frecuentemente en la poesía
amorosa de Catulo.
• Diligere a menudo presenta la noción de «tener afecto por», «estimar», y raramente, si no nunca, se usaba para el
amor romántico. Esta palabra sería apropiada para describir la amistad de dos hombres. El nombre
correspondiente, diligentia, sin embargo, tiene el significado de «diligencia» o «dedicación», y tiene cierta
superposición semántica con el verbo.
• Observare es un sinónimo de diligere; este verbo y su correspondiente nombre, observantia, denotan a menudo
«estima» o «afecto».
• Caritas se corresponde con el griego agape (empatía, altruismo), y se usó en traducciones de la Biblia cristiana al
latín con el significado de «amor caritativo»; este significado, no obstante, no se ha hallado en la literatura clásica
romana pagana. Como resultado de la combinación con una palabra griega, no existe el verbo correspondiente.
• Cupiditas se corresponde con el término griego eros (deseo sexual).
Amor 32

• Algunas terminologías vulgares en español, como por ejemplo filito, originado de filia, generan jerarquías de
seriedad o duración de la pareja.

Cultura anglosajona
En la cultura anglosajona la palabra «amor» (love) presenta, al igual que en español, múltiples significados. Pero, a
todos aquellos que existen en el mundo hispanohablante, los angloparlantes añaden un significado adicional, más
relacionado con el simple gusto por algo: I love dancing (literalmente, «amo el baile») corresponde en español a «me
encanta bailar» o «me gusta mucho bailar»; he's a great actor, I love him (literalmente, «es un gran actor, le amo»)
corresponde a «es un gran actor, me encanta», o «es un gran actor, me gusta mucho».[79] El psicoanálisis sitúa al
amor como un comportamiento narcisista, de tal modo que el amor interpersonal es realmente amor a uno mismo en
última instancia. En Estados Unidos, el psicoanálisis ha ocupado durante el siglo XX un lugar preponderante en el
ámbito de la psicología, aunque actualmente existe una dura pugna entre sus detractores y defensores, que se conoce
como the Freud wars. La cultura del psicoanálisis se ha extendido ampliamente por otros países, y actualmente los
dos países que más se resisten a la extinción de esta corriente psicológica son Francia y Argentina.[80]

Véase también
• Amor líquido
• Afecto
• Emoción
• Sentimiento
• Teoría triangular del amor
• Pasión
• Compasión
• Enamoramiento
• Misericordia

Notas y referencias
[1] Fromm, Eric; "The Art of Loving", Harper Perennial (1956), Original English Version, ISBN-10: 0060958286 ISBN-13: 978-0060958282
[2] Fromm, Eric; "The Art of Loving", Harper Perennial (1956), Original English Version, ISBN-10: 0060958286 ISBN-13: 978-0060958282
[3] Kristeller, Paul Oskar (1980). Renaissance Thought and the Arts: Collected Essays. Princeton University. ISBN 0-691-02010-8.
[4] Mascaró, Juan (2003). The Bhagavad Gita. Penguin Classics. ISBN 0-140-44918-3. (J. Mascaró, translator)
[5] Helen Fisher. Why we love: the nature and chemistry of romantic love. 2004.
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[8] Eduardo Estrada. «El transhumanismo y la singularidad tecnológica» (http:/ / dialnet. unirioja. es/ servlet/
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[10] Redes 60: La ciencia de la compasión (http:/ / www. redesparalaciencia. com/ 2871/ redes/ 2010/ redes-60-la-ciencia-de-la-compasion).
Entrevista a Matthieu Ricard realizada por Eduardo Punset. Programa emitido el 16 y 19 de mayo de 2010.
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Amor 33

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[22] Gilles Deleuze, Félix Guattari. El anti Edipo (http:/ / books. google. es/ books?id=FQe7w8psqfQC& printsec=frontcover&
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[23] Gilles Deleuze, Félix Guattari. El anti-Edipo (http:/ / books. google. es/ books?id=FQe7w8psqfQC& pg=PA357#v=onepage& q& f=false).
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[24] Gilles Deleuze, Eugene W. Holland. Deleuze and Guattari's Anti-Oedipus: introduction to schizoanalysis (http:/ / books. google. es/
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[25] Werner Sombart. Lujo y capitalismo (http:/ / www. sequitur. es/ wp-content/ uploads/ 2010/ 09/ lujo-y-capitalismo. pdf). 1928.
[26] Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima. José-Vicente Bonet. 1997. Editorial Sal Terrae. ISBN 978-84-293-1133-4.
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[40] Armin Dietz. Herzsymbol & Herzbestattung: Eine Kulturgeschichte des menschlichen Herzens. (http:/ / www. heartsymbol. com/ )
[41] Entrevista a Helen Fisher (http:/ / www. eduardpunset. es/ 427/ charlas-con/ la-quimica-del-amor) en el blog de Eduard Punset.
[42] The mystery behind love-hate relationships. Science blog. (http:/ / www. scienceblog. com/ cms/
the-mystery-behind-love-hate-relationships-10767. html)
[43] Entrada «amor» en el DRAE (http:/ / buscon. rae. es/ draeI/ SrvltGUIBusUsual?LEMA=amor); ver apartado «hacer el amor».
[44] www.centropsicologicocanino.com. (http:/ / www. centropsicologicocanino. com/ )
[45] Pope Benedict XVI. « papal encyclical, Deus Caritas Est. (http:/ / www. vatican. va/ holy_father/ benedict_xvi/ encyclicals/ documents/
hf_ben-xvi_enc_20051225_deus-caritas-est_en. html)».
[46] Evangelio de Marcos capítulo 12, versos 28–34).
[47] Nuevo Testamento. Epístolas - Primera epístola de San Juan: Dios es amor (4:7 - 4:21)
[48] Mahmud Nacua. «El amor y la belleza en el Islam» (http:/ / www. webislam. com/ ?idt=16090). Webislam.
[49] Traducción de los significados del Corán.
[50] TSQ, Sura 49, Al-Hoÿorât «Los Aposentos Privados»: Aleya 13
[51] TSQ, Sura 21, Al-Anbiyâ´ «Los Profetas»: Aleya 107
[52] TSQ, Sura 5, Al-Mâ´ida «La Mesa Servida»: Aleya 82
[53] TSQ, Sura 60, Al-Mumtahana «La Examinada»: Aleya 8
[54] Lama Tsongkapa. El Gran Tratado de los Estadios en el Camino a la Iluminación (Vol. 2). 2007. 270 pp. Librería Bohindra. CIF:
50.042.974-K.
Amor 34

[55] XVI Dalai Lama. Introducción al budismo tibetano. Editorial Paidós. España. 2004. ISBN 978-84-493-1554-1.
[56] Lama Ole Nydahl. Las cosas como son (Wie die Dinge Sind). 2005. pp. 56-72. ISBN 970-94105-6-3.
[57] Pema Cödrön. La sabiduría de la no-evasión. La senda del amor compasivo que lleva a la liberación. Ediciones Oniro. ISBN 84-89920-31-1.
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[58] Osho. El libro de la Nada (Hsin Hsin Ming). 2004. Ediciones Gaia. ISBN 84-8445-096-1.
[59] Levítico 18,1-30 en Biblija.net. (http:/ / www. biblija. net/ biblija. cgi?biblia=biblia& m=Lv+ 18,1-30& id22=1& pos=0& set=13& l=es)
[60] Levítico 20 en Biblija.net. (http:/ / www. biblija. net/ biblija. cgi?biblia=biblia& m=Lv+ 20& id22=1& pos=0& set=13& l=es)
[61] 1 Corintios 6 en Biblija.net. (http:/ / www. biblija. net/ biblija. cgi?biblia=biblia& m=1+ Co+ 6& id22=1& pos=0& set=13& l=es)
[62] Periódico digital El Nuevo Diario. (http:/ / www. elnuevodiario. com. ni/ internacionales/ 35856)
[63] Conoce el Corán, capítulo 7. (http:/ / es. knowquran. org/ coran/ 7/ )
[64] Conoce el Corán, capítulo 27. (http:/ / es. knowquran. org/ coran/ 27/ )
[65] ILGA State Sponsored Homophobia 2010 (situación de legal de la homosexualidad en el mundo, en inglés). (http:/ / old. ilga. org/
Statehomophobia/ ILGA_State_Sponsored_Homophobia_2010. pdf)
[66] «Ética demostrada según el orden geométrico» (pág.120) de Baruch de Spinoza – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-0497-0
[67] «Ética demostrada según el orden geométrico» (pág. 121) de Baruch de Spinoza – Fondo de Cultura Económica – ISBN 968-16-0497-0
[68] Julián Marías. Conferencia del curso «Los estilos de la Filosofía», Madrid, 1999/2000 (transcripción) (http:/ / www. mercaba. org/ Filosofia/
leibniz. htm). Edición de Jean Lauand.
[69] Lewis, Thomas; Amini, F., & Lannon, R. (2000). A General Theory of Love. Random House. ISBN 0-375-70922-3.
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[71] Winston, Robert (2004). Human. Smithsonian Institution.
[72] Emanuele, E. (2005). « Raised plasma nerve growth factor levels associated with early-stage romantic love (http:/ / www. biopsychiatry.
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[73] Experimentos de imagen cerebral (por resonancia magnética funcional) de Helen Fisher, antropóloga de la Universidad de Rutgers en Nueva
Jersey, citada por Javier Sampedro El amor es química... y algo de amistad. Las hormonas definen el calendario amatorio: la testosterona
dispara el deseo y la oxitoscina mantiene la fidelidad (http:/ / www. elpais. com/ articulo/ sociedad/ amor/ quimica/ algo/ amistad/ elpepusoc/
20090118elpepisoc_2/ Tes), El País 18/01/2009.
[74] Cheroky Mena Covarrubias. «Una óptica humanista y conductista de la sustentabilidad» (http:/ / 74. 125. 155. 132/
scholar?q=cache:tr0B1Z-2dpIJ:scholar. google. com/ ).
[75] En su caso, se trata de un tipo particular de amor: el «amor imposible» encarnado por una mujer lejana o un caballero que ha partido a las
cruzadas.
[76] Kay, Paul (March 1984). «What is the Sapir-Whorf Hypothesis?». American Anthropologist. New Series 86 (1):  pp. pp. 65–79. doi:
10.1525/aa.1984.86.1.02a00050 (http:/ / dx. doi. org/ 10. 1525/ aa. 1984. 86. 1. 02a00050).
[77] Artículo en Página|12. (http:/ / www. pagina12. com. ar/ diario/ suplementos/ espectaculos/ subnotas/ 11218-3488-2008-09-09. html)
[78] Ibnu Al Qayyem. La medicina profética y Zâd Al Ma’âd.
[79] Entrada love en Word Reference. (http:/ / www. wordreference. com/ es/ translation. asp?tranword=love& B10=Buscar& dict=enes)
[80] «El psicoanálisis va a desaparecer, dice Mikkel Borch-Jacobsen» (http:/ / www. lanacion. com. ar/
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de septiembre de 2005).

Bibliografía relacionada
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ed. 1991).
• José Pedro Manglano Castellary (2007). El amor y otras idioteces. Editorial Planeta. ISBN 978-84-08-07567-7.
• Carmen Martín Gaite Usos amorosos de la postguerra española. 1ª edición, 1987. 7ª edición, 1988. Anagrama.
Barcelona. ISBN 84-339-0085-4.
• Publio Ovidio Nasón (1995). Amores; Arte de amar; Sobre la cosmética del rostro femenino; Remedios contra el
amor. Madrid: Editorial Gredos. ISBN 978-84-249-1392-2.
• C. S. Lewis (2007). Los cuatro amores. Rialp. ISBN 978-84-321-2749-6.
• Octavio Paz (1993). La llama doble - Amor y erotismo. Seix Barral. ISBN 978-968-6005-80-6.
• Conchita Ramón Delgado. Diccionario del amor. 1936. Gráficas "RECORT", Barcelona.
Amor 35

Enlaces externos
• Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Amor.Commons
• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Amor. Wikiquote
• Wikcionario tiene definiciones para amor.Wikcionario

Autoestima
La autoestima es un conjunto de actitudes
que dependen de las percepciones,
pensamientos, evaluaciones, sentimientos y
tendencias de comportamiento dirigidas
hacia nosotros mismos, hacia nuestra
manera de ser y de comportarnos, y hacia
los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro
carácter. En resumen, es la percepción
evaluativa de uno mismo.[1]

La importancia de la autoestima estriba en


que concierne a nuestro ser, a nuestra
manera de ser y al sentido de nuestra valía
personal. Por lo tanto, no puede menos de Les noisettes («Avellanas», 1882).Pintura de William-Adolphe Bouguereau. Los
afectar a nuestra manera de estar y actuar en humanistas consideran que las artes tienen un papel importante en la psicología.

el mundo y de relacionarnos con los demás.


Nada en nuestra manera de pensar, de sentir, de decidir y de actuar escapa a la influencia de la autoestima.[1]

Abraham Maslow, en su jerarquía de las necesidades humanas, describe la necesidad de aprecio, que se divide en
dos aspectos, el aprecio que se tiene uno mismo (amor propio, confianza, pericia, suficiencia, etc.), y el respeto y
estimación que se recibe de otras personas (reconocimiento, aceptación, etc.). La expresión de aprecio más sana
según Maslow es la que se manifiesta «en el respeto que le merecemos a otros, más que el renombre, la celebridad y
la adulación».[2]
Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso que la raíz de los problemas de muchas personas
es que se desprecian y se consideran seres sin valor e indignos de ser amados; de ahí la importancia que le concedía a
la aceptación incondicional del cliente.[1] En efecto, el concepto de autoestima se aborda desde entonces en la
escuela humanista como un derecho inalienable de toda persona, sintetizado en el siguiente «axioma»:
Todo ser humano, sin excepción, por el mero hecho de serlo, es digno del respeto incondicional de los demás y de sí
mismo; merece estimarse a sí mismo y que se le estime.[1]
En virtud de este razonamiento, incluso los seres humanos más viles merecen un trato humano y considerado. Esta
actitud, no obstante, no busca entrar en conflicto con los mecanismos que la sociedad tenga a su disposición para
evitar que unos individuos causen daño a otros—sea del tipo que sea— .[1]
El concepto de autoestima varía en función del paradigma psicológico que lo aborde (psicología humanista,
psicoanálisis, ó conductismo). Desde el punto de vista del psicoanálisis, radicalmente opuesto, la autoestima está
relacionada con el desarrollo del ego; por otro lado, el conductismo se centra en conceptos tales como «estímulo»,
«respuesta», «refuerzo», «aprendizaje», con lo cual el concepto holístico de autoestima no tiene sentido. La
autoestima es además un concepto que ha traspasado frecuentemente el ámbito exclusivamente científico para formar
parte del lenguaje popular. El budismo considera al ego una ilusión de la mente, de tal modo que la autoestima, e
incluso el alma, son también ilusiones; el amor y la compasión(simpatía) hacia todos los seres con sentimientos y la
Autoestima 36

nula consideración del ego, constituyen la base de la felicidad absoluta. En palabras de Buda, «el budismo no es el
camino hacia la felicidad, la felicidad es el camino».[3]

Fundamentos de la autoestima
La capacidad de desarrollar una confianza y un respeto saludables por uno mismo [y por los demás] son propios de
la naturaleza de los seres humanos, ya que el sólo hecho de poder pensar constituye la base de su suficiencia, y el
único hecho de estar vivos es la base de su derecho a esforzarse por conseguir felicidad. Así pues, el estado natural
del ser humano debería corresponder a una autoestima alta. Sin embargo, la realidad es que existen muchas personas
que, lo reconozcan o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al teóricamente natural.[4]
Ello se debe a que, a lo largo del desarrollo, y a lo largo de la vida en sí, las personas tienden a apartarse de la
autoconceptualización [y conceptualización] positivas, o bien a no acercarse nunca a ellas. Los motivos por los que
esto ocurre son diversos, y pueden encontrarse en la influencia negativa de otras personas, en un autocastigo por
haber faltado a los valores propios [o a los valores de su grupo social], o en un déficit de comprensión o de
compasión por las acciones que uno realiza[4] [y, por extensión, de las acciones que realizan los demás].
John Powell, conocido divulgador de psicología,[5] confiesa en uno de sus libros que, cuando alguien le alaba
sinceramente, él, en lugar de atenuar sus propios méritos, como suele hacerse, responde: «extiéndase, por favor,
extiéndase». Respuesta que, por insólita, suele hacer reír a la audiencia cuando se cuenta en público. Y también hace
pensar.[1]
José-Vicente Bonet

Grados de autoestima
La autoestima es un concepto gradual. En virtud de ello, las personas pueden presentar en esencia uno de tres
estados:
• Tener una autoestima alta equivale a sentirse confiadamente apto para la vida, o, usando los términos de la
definición inicial, sentirse capaz y valioso; o sentirse acertado como persona.[4]
• Tener una baja autoestima es cuando la persona no se siente en disposición para la vida; sentirse equivocado
como persona.[4]
• Tener un término medio de autoestima es oscilar entre los dos estados anteriores, es decir, sentirse apto e inútil,
acertado y equivocado como persona, y manifestar estas incongruencias en la conducta —actuar, unas veces, con
sensatez, otras, con irreflexión—-, reforzando, así, la inseguridad.[4]
En la práctica, y según la experiencia de Nathaniel Branden, todas las personas son capaces de desarrollar la
autoestima positiva, al tiempo que nadie presenta una autoestima totalmente sin desarrollar. Cuanto más flexible es
la persona, tanto mejor resiste todo aquello que, de otra forma, la haría caer en la derrota o la desesperación.[4]
Autoestima 37

Importancia de la autoestima positiva


Es imposible la salud psicológica, a no ser
que lo esencial de la persona sea
fundamentalmente aceptado, amado y
respetado por otros y por ella misma.[1]
Abraham Maslow
La autoestima permite a las personas
enfrentarse a la vida con mayor confianza,
benevolencia y optimismo, y por
consiguiente alcanzar más fácilmente sus
objetivos y autorrealizarse.[4]
Permite que uno sea más ambicioso respecto
a lo que espera experimentar emocional,
creativa y espiritualmente. Desarrollar la
autoestima es ampliar la capacidad de ser
felices; la autoestima permite tener el
convencimiento de merecer la felicidad.[4] Pirámide de Maslow.

Comprender esto es fundamental, y redunda


en beneficio de todos, pues el desarrollo de la autoestima positiva aumenta la capacidad de tratar a los demás con
respeto, benevolencia y buena voluntad, favoreciendo así las relaciones interpersonales enriquecedoras y evitando las
destructivas.[4]
El amor a los demás y el amor a nosotros mismos no son alternativas opuestas. Todo lo contrario, una actitud de
amor hacia sí mismos se halla en todos aquellos que son capaces de amar a los demás.
Erich Fromm
Permite la creatividad en el trabajo, y constituye una condición especialmente crítica para la profesión docente.[6]
[nota]

José-Vicente Bonet,[7] en su libro Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima, recuerda que la importancia de la
autoestima es algo evidente:
La importancia de la autoestima se aprecia mejor cuando cae uno en la cuenta de que lo opuesto a ella no es la
heteroestima, o estima de los otros, sino la desestima propia, rasgo característico de ese estado de suma infelicidad
que llamamos «depresión». Las personas que realmente se desestiman, se menosprecian, se malquieren..., no suelen
ser felices, pues no puede uno desentenderse u olvidarse de sí mismo.[1]
José-Vicente Bonet
Autoestima 38

Falsos estereotipos

La comodidad no es autoestima
A una persona con la autoestima baja —o «equivocada», según la
terminología de Branden—, cualquier estímulo positivo, a lo más
que podrá llegar, será a hacerla sentir cómoda o, a lo sumo, mejor
con respecto a sí misma únicamente durante un tiempo.[4] Por lo
tanto, los bienes materiales, o las relaciones sexuales, o el éxito, o
el aspecto físico, por sí solos, producirán sobre esa persona
comodidad, o bien un falso y efímero desarrollo de la autoestima,
pero no potenciarán realmente la confianza y el respeto hacia uno
mismo.

La autoestima no es competitiva ni comparativa


Paradójicamente, la mayoría de las personas buscan la
autoconfianza y el autorrespeto fuera de sí mismas, motivo por el
cual están abocadas al fracaso. Según Nathaniel Branden, «la
autoestima se comprende mejor como una suerte de logro
espiritual ó mental, es decir, como una victoria en la evolución de
la conciencia». Así, la autoestima proporciona serenidad espiritual,
la cual a su vez permite a las personas disfrutar de la vida.[4]

El estado de una persona que no está en guerra ni consigo misma La autoestima no tiene nada que ver con la cultura, la
ni con los demás es una de las características más significativas de clase social, los bienes materiales o incluso el éxito. En
los países civilizados y ricos, y específicamente en las
una autoestima sana.
sociedades capitalistas, es frecuente sentirse
Nathaniel Branden «incompleto», peor que otros. El propio sistema fuerza
a la gente a sentirse así.
La verdadera autoestima no se expresa mediante la
autoglorificación a expensas de los demás, o por medio del afán de
ser superior a otras personas o de rebajarlas para elevarse uno mismo. La arrogancia, la jactancia y la
sobrevaloración de las propias capacidades revelan una autoestima equivocada, y no un exceso de autoestima.[4] [1]

La autoestima no es narcisismo
Un error común consiste en pensar que el amor a uno mismo es equivalente al narcisismo. Sin embargo, el
narcisismo es un síntoma de baja autoestima, lo cual significa desamor por uno mismo. Una persona con una
autoestima saludable se acepta y ama a sí misma incondicionalmente. Conoce sus virtudes, pero también sus
defectos. A pesar de ello, es capaz de conocer y aceptar tanto las virtudes como los defectos y vivir amándose a sí
misma. Por el contrario, una persona narcisista no es capaz de conocer y/o aceptar sus defectos, que siempre trata de
ocultar, al tiempo que intenta amplificar sus virtudes ante los demás para, en el fondo, tratar de convencerse a sí
misma de que es una persona de valor y tratar de dejar de sentirse culpable por sus defectos.
Autoestima 39

Indicadores de autoestima

Indicios positivos de autoestima


(Adaptados de D.E. Hamachek, Encounters with the Self, Rinehart, Nueva York, 1971).
La persona que se autoestima suficientemente:
1. Cree con firmeza en ciertos valores y principios, y está dispuesta a defenderlos incluso aunque encuentre
oposición. Además, se siente lo suficientemente segura de sí misma como para modificarlos si la experiencia le
demuestra que estaba equivocada.[1]
2. Es capaz de obrar según crea más acertado, confiando en su propio criterio, y sin sentirse culpable cuando a otros
no les parezca bien su proceder.[1]
3. No pierde el tiempo preocupándose en exceso por lo que le haya ocurrido en el pasado ni por lo que le pueda
ocurrir en el futuro. Aprende del pasado y proyecta para el futuro, pero vive con intensidad el presente.[1]
4. Confía plenamente en su capacidad para resolver sus propios problemas, sin dejarse acobardar fácilmente por
fracasos y dificultades. Y, cuando realmente lo necesita, está dispuesta a pedir la ayuda de otros.[1]
5. Como persona, se considera y siente igual que cualquier otro; ni inferior, ni superior; sencillamente, igual en
dignidad; y reconoce diferencias en talentos específicos, prestigio profesional o posición económica.[1]
6. Da por sentado que es interesante y valiosa para otras personas, al menos para aquellos con los que mantiene
amistad.[1]
7. No se deja manipular, aunque está dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.[1]
8. Reconoce y acepta en sí misma diferentes sentimientos y pulsiones, tanto positivos como negativos, y está
dispuesta a revelárselos a otra persona, si le parece que vale la pena y así lo desea.[1]
9. Es capaz de disfrutar con una gran variedad de actividades.[1]
10. Es sensible a los sentimientos y necesidades de los demás; respeta las normas sensatas de convivencia
generalmente aceptadas, y entiende que no tiene derecho —ni lo desea— a medrar o divertirse a costa de otros.[1]

Indicios negativos de autoestima


(Adaptados de J. Gill, Indispensable Self-Esteem, en Human Development, vol. 1, 1980).
La persona con autoestima deficiente suele manifestar algunos de los siguientes síntomas:
• Autocrítica rigorista, tendente a crear un estado habitual de insatisfacción consigo misma.[1]
• Hipersensibilidad a la crítica, que la hace sentirse fácilmente atacada y a experimentar resentimientos
pertinaces contra sus críticos.[1]
• Indecisión crónica, no tanto por falta de información, sino por miedo exagerado a equivocarse.[1]
• Deseo excesivo de complacer: no se atreve a decir «no», por temor a desagradar y perder la benevolencia del
peticionario.[1]
• Perfeccionismo, o autoexigencia de hacer «perfectamente», sin un solo fallo, casi todo cuanto intenta; lo cual
puede llevarla a sentirse muy mal cuando las cosas no salen con la perfección exigida.[1]
• Culpabilidad neurótica: se condena por conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la
magnitud de sus errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar a perdonarse por completo.[1]
• Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de estallar aun por cosas de poca importancia;
propia del supercrítico a quien todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.[1]
• Tendencias defensivas, un negativo generalizado (todo lo ve negro: su vida, su futuro y, sobre todo, su sí
mismo) y una inapetencia generalizada del gozo de vivir y de la vida misma.[1]
Autoestima 40

Conceptos análogos
autoconcepto, autorrespeto, autoaceptación.

Autoaceptación
Por autoaceptación se entiende:
1. El reconocimiento responsable, ecuánime y sereno de aquellos rasgos físicos y psíquicos que nos limitan y
empobrecen, así como de aquellas conductas inapropiadas y/o erróneas de las que somos autores.[1]
2. La consciencia de nuestra dignidad innata como personas que, por muchos errores o maldades que perpetremos,
nunca dejaremos de ser nada más y nada menos que seres humanos falibles.[1]
En palabras de Albert Ellis:
'Autoaceptación' quiere decir que la persona se acepta a sí misma plenamente y sin condiciones, tanto si se comporta
como si no se comporta inteligente, correcta o competentemente, y tanto si los demás le conceden como si no le
conceden su aprobación, su respeto y su amor.[1]
Albert Ellis

Breve reseña histórica


• La autoestima, como vivencia psíquica, ha acompañado al ser humano desde sus comienzos.[1]
• El constructo psicológico de autoestima (o autoconcepto) se remonta a William James, a finales del siglo XIX,
quien, en su obra Los Principios de la Psicología, estudiaba el desdoblamiento de nuestro «Yo-global» en un
«Yo-concedor» y un «Yo-conocido». Según James, de este desdoblamiento, del cual todos somos conscientes en
mayor o menor grado, nace la autoestima.[1]
• Ya entrado el siglo XX, la influencia inicial de la psicología conductista minimizó el estudio introspectivo de los
procesos mentales, las emociones y los sentimientos, reemplazándolo por el estudio objetivo mediante métodos
experimentales de los comportamientos observados en relación con el medio. El conductismo situaba al ser
humano como un animal sujeto a reforzadores, y sugería situar a la propia psicología como una ciencia
experimental similar a la química o a la biología. Como consecuencia, se descuidó durante bastante tiempo el
estudio sistemático de la autoestima, que era considerada una hipótesis poco susceptible de medición rigurosa.[1]
• A mediados del siglo XX, y con la psicología fenomenológica y la psicoterapia humanista, la autoestima volvió a
cobrar protagonismo y tomó un lugar central en la autorrealización personal y en el tratamiento de los trastornos
psíquicos. Se empezó a contemplar la satisfacción personal y el tratamiento psicoterapéutico, y se hizo posible la
introducción de nuevos elementos que ayudaban a comprender los motivos por los que las personas tienden a
sentirse poco valiosas, desmotivadas e incapaces de emprender por ellas mismas desafíos.[1]
• Carl Rogers, máximo exponente de la psicología humanista, expuso su teoría acerca de la aceptación y
autoaceptación incondicional como la mejor forma de mejorar la autoestima.
• Robert B. Burns considera que la autoestima es el conjunto de las actitudes del individuo hacia sí mismo. El ser
humano se percibe a nivel sensorial; piensa sobre sí mismo y sobre sus comportamientos; se evalúa y los evalúa.
Consecuentemente, siente emociones relacionadas consigo mismo. Todo ello evoca en él tendencias conductuales
dirigidas hacia sí mismo, hacia su forma de ser y de comportarse, y hacia los rasgos de su cuerpo y de su carácter,
y ello configura las actitudes que, globalmente, llamamos autoestima. Por lo tanto, la autoestima, para Burns, es la
percepción evaluativa de uno mismo. En sus propias palabras: «la conducta del individuo es el resultado de la
interpretación peculiar de su medio, cuyo foco es el sí mismo».[1]
• Investigadores como Coopersmith (1967), Brinkman et al. (1989), López y Schnitzler (1983), Rosemberg y
Collarte, si bien exponen conceptualizaciones de la autoestima diferentes entre sí, coinciden en algunos puntos
básicos, como que la autoestima es relevante para la vida del ser humano y que constituye un factor importante
Autoestima 41

para el ajuste emocional, cognitivo y práctico de la persona.[6] Agrupando las aportaciones de los autores citados,
se obtendría una definición conjunta como la siguiente:
La autoestima es una competencia específica de carácter socio-afectivo que constituye una de las bases mediante las
cuales el sujeto realiza o modifica sus acciones. Se expresa en el individuo a través de un proceso psicológico
complejo que involucra a la percepción, la imagen, la estima y el autoconcepto que éste tiene de sí mismo. En este
proceso, la toma de conciencia de la valía personal se va construyendo y reconstruyendo durante toda la vida, tanto a
través de las experiencias vivenciales del sujeto, como de la interacción que éste tiene con los demás y con el
ambiente.[6]

La autoestima en el mundo real


En la práctica, la autoestima, al depender en parte de la heteroestima, se ve intensamente influida por las condiciones
sociales.[8] El concepto que una persona tiene de sí misma y de los demás, y lo que una persona siente por sí misma
y por los demás, son la base de las relaciones humanas, y por lo tanto, decisivos para las contigencias del ser
humano. Lejos del concepto ideal de autoestima que la psicología humanista propugna, desligada completamente del
ego, las personas normalmente conviven con éste, debiendo lidiar continuamente con sus consecuencias, o, dicho de
otro modo, el altruismo puro, salvo en personas de gran bondad y dedicadas íntegramente al desarrollo espiritual,
raramente se encuentra. La cultura, la política, la economía, la sociedad, la historia misma, están determinadas por la
autoestima de las personas, y al mismo tiempo son determinantes. Nada escapa a la influencia de la autoestima, ni
siquiera la propia concepción de la autoestima. Por ello, y para evitar confusiones, deberá valorarse el concepto de
autoestima de forma diferente según cada ideología.

Autoestima en el capitalismo
El capitalismo está basado en el individualismo y la competición. Ayn Rand postula que el altruismo nos envilece,
Sigmund Freud identifica el amor con el narcisismo, y Nathaniel Branden considera el egoísmo como algo que
puede ser saludable. Según Branden, el egoísmo entendido como un sentimiento noble es algo positivo, ya que
constituye la chispa que hace que la gente mejore su autoestima; es decir, bajo esta concepción la autoestima
equivale al propio ego. Sin embargo, las sociedades y la justicia están lejos de ser perfectas; no todos son nobles, no
todos tratan de mejorarse a sí mismos sin degradar a los demás; en pocas palabras, no todo el mundo consigue al
mismo tiempo éxito y autoestima positiva, con lo cual el resultado en la práctica es injusticia social. Es decir, existe
gente muy rica y gente muy pobre, y los ricos no se preocupan de los pobres, o incluso tratan de evitar en su propio
beneficio que estos suban en la escala social, al tiempo que los pobres sienten envidia de los ricos y consideran el
sistema injusto. Desde el punto de vista humanista, encontramos tanto a ricos como a pobres con baja autoestima.
Según Lenin, la fase de acumulación capitalista lleva de forma inherente un tipo de fascismo que adopta como
ideología la «defensa del mundo libre», la cultura occidental, y el hemisferio, es decir, el mantenimiento del sistema
capitalista mundial.[9]
Albert Ellis, psicólogo humanista, escribe respecto al fascismo: «¿Cuál es el propósito de valorarse a sí mismo,
conseguir un engrandecimiento del ego o una mayor autoestima? Obviamente, para sentirnos mejor que otra gente:
para deificarnos a nosotros mismos, para santificarnos más que otros, para “elevarnos al cielo en una carroza dorada”.
Bonito trabajo, ¡si se pudiera hacer! Pero desde el momento en que la autoestima parece correlacionarse altamente
con lo que Bandura (1977) llama la autoeficacia, solamente se puede tener un ego fuerte y estable cuando a) Trabaja
uno bien, b) sabe que continuará haciéndolo bien, y c) tiene la garantía de que siempre será igual o mejor que los
demás en trabajos importantes tanto en el presente como en el futuro. Bien, a menos que sea uno absolutamente
perfecto, ¡se necesitan montañas de suerte para esas aspiraciones!»[10]
Según Nathaniel Branden, la autoestima es una experiencia íntima, que reside en el núcleo de nuestro ser. Es lo que
uno, y no los demás, piensa y siente sobre sí mismo.[4]
Autoestima 42

Según Branden, durante la niñez, el grado de respeto, amor, reconocimiento y, en definitiva, educación emocional
que se recibe, va influyendo sobre la autoestima, aunque, no obstante, las elecciones y decisiones propias del niño
son un factor crítico en cuanto a la autoestima que éste cosecha en su camino hacia la vida adulta. No somos, por lo
tanto, meros depositarios de las opiniones ajenas. Del mismo modo, también depende de los adultos el desarrollo de
su autoestima independientemente del pasado que hayan podido tener. Es decir, nadie puede pensar por otro, o
imponerle la fe y el amor propio. Una persona puede recibir amor de todos los que la rodean y seguir sin amarse a sí
misma, puede ser admirada y no encontrar sus valores, puede aparentar seguridad y sentir inseguridad, satisfacer las
expectativas de los demás y no las propias, tener éxito y no reconocerlo.[4]
Alcanzar el éxito sin alcanzar una autoestima positiva es estar condenado a sentirse como un impostor que espera
con angustia que lo descubran.
Nathaniel Branden
No es necesario llegar a odiarnos para poder aprender a querernos más; no tenemos que sentirnos inferiores para
desear tenernos más confianza. No hemos de sentirnos infelices para querer ampliar nuestra capacidad de alegría.
Nathaniel Branden

Autoestima en el comunismo
Por otro lado, el comunismo está basado en la comunidad y la colaboración. Teóricamente es un sistema puramente
altruista basado en el amor bajo la concepción de Leibniz («amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia
felicidad»), y, según autores, «está basado en la promoción de la honra, pero no entendida como un sentimiento
individual, sinónimo de honor, sino como valoración de lo colectivo, el impulso de la autoestima y la ruptura de la
sumisión a intereses oligárquicos».[11] En este caso, el egoísmo se manifiesta como un sentimiento colectivo
compartido por todos los miembros: uno desea lo mejor a los demás, y los demás desean lo mejor a uno. La
autoestima mejora cuando la comunidad en conjunto funciona, y especialmente cuando esta avanza. Uno se siente en
armonía consigo mismo como parte importante del grupo, con el grupo como entidad, y con la naturaleza. Pero,
como sucede con el capitalismo, la imperfección de la sociedad y la justicia lleva fácilmente a efectos indeseados.
Algunas personas pueden no seguir las reglas, y la ausencia absoluta de competición en la sociedad puede hacer que
algunas personas egoístas acumulen una increíble cantidad de poder, o incluso que una sola persona se haga con el
control total de un país. Eso es lo que se conoce como dictadura comunista, a menudo justificada como necesidad
coyuntural. La autoestima, desde el punto de vista humanista, es, en este caso, baja para el líder narcisista y baja para
los trabajadores oprimidos, que ni siquiera tienen la posibilidad de sentirse responsables del grupo.
Desde el punto de vista opuesto, Carlos Alberto Montaner, vicepresidente de la Internacional Liberal, y defensor del
capitalismo, considera que las razones del fracaso del comunismo son: el colectivismo y la represión al ego, el
altruismo universal abstracto contra el altruismo selectivo espontáneo, la desparición de los estímulos materiales
como recompensa a los esfuerzos, la falsa solidaridad colectiva y el debilitamiento del «bien común», la ruptura de
los lazos familiares, las instituciones estabularias, el paso del ciudadano indefenso al ciudadano parásito, el miedo
como elemento de coacción y la mentira como su consecuencia, la desaparición de la tensión competitiva, y la
necesidad de libertad.[12]

Autoestima en el socialismo
El socialismo, sistema ideal para Albert Einstein,[13] tiene individualismo y competición, comunidad y colaboración.
Es un sistema práctico. El individualismo y la competición son menores que en el capitalismo, y el sentido de
comunidad y colaboración son menores que en el comunismo. Como resultado, los ricos son más pobres y los pobres
son más ricos que en el capitalismo y el comunismo prácticos, respectivamente. El sistema garantiza mayor justicia
económica para el grupo mientras la economía funciona, a expensas de individualidad y sentido de comunidad, y con
la autoestima centrada en el desarrollo personal y cultural más que en el escalado social. Cuando no funciona, el
sistema involuciona hacia el capitalismo de estado, donde tanto los ricos como los pobres se vuelven más pobres,
Autoestima 43

siendo normalmente los pobres los que se llevan la peor parte, ya que la falta de dinero constituye un mayor
porcentaje de sus bienes totales. La autoestima, por lo tanto, tiende a volverse baja para los ricos y muy baja para los
pobres mientras el sistema no funcione.

El concepto capitalista de la autoestima: críticas y controversia


El concepto de autoestima, tal como se entiende en la sociedad norteamericana, donde, con fundamentos
psicoanalíticos, se rinde culto al ego y se admite en gran medida el narcisismo (incluso se habla de «narcisismo
saludable»),[14] ha sido criticado desde diferentes campos, y especialmente por figuras como el Dalái Lama, Carl
Rogers, Paul Tillich y Alfred Korzybski.[15] [16] [17] [18] [19]
Tal vez las críticas teóricas y operativas más duras provengan del psicólogo estadounidense Albert Ellis, quien en
numerosas ocasiones ha calificado la filosofía de la autoestima como esencialmente autofrustrante y destructiva en
última instancia.[20] Ellis considera que, aunque la propensión y tendencia del ser humano hacia el ego es innata, la
filosofía de la autoestima aparece en un análisis definitivo como irreal, ilógica y destructiva para el individuo y para
la sociedad, proporcionando más daño que beneficio. Cuestiona los fundamentos y la utilidad de la fuerza del ego, y
afirma que la autoestima está basada en premisas definitorias arbitrarias, y sobre un pensamiento sobre-generalizado,
perfeccionista y ostentoso.[20] Admite que la consideración y valoración de los comportamientos y características son
funcionales e incluso necesarios, pero ve la consideración y valoración de la totalidad de los seres humanos y la
totalidad de uno mismo como irracionales, antiéticas y absolutistas. Según Ellis, la alternativa más saludable es la
autoaceptación y aceptación de los demás de forma incondicional.[21] Utiliza una psicoterapia denominada Rational
Emotive Behavior Therapy («terapia de comportamiento emotivo racional»).[22]

Notas
A.↑  A pesar de ello, y aunque existen numerosos estudios sobre la autoestima, son pocos los que se centran
específicamente sobre este grupo de población.

Referencias
[1] José-Vicente Bonet. Sé amigo de ti mismo: manual de autoestima (http:/ / books. google. es/ books?hl=es& lr=& id=iTwVTnXcuBcC&
oi=fnd& pg=PA11#v=onepage& q& f=false). 1997. Ed. Sal Terrae. Maliaño (Cantabria, España). ISBN 978-84-293-1133-4.
[2] Cheroky Mena Covarrubias. «Una óptica humanista y conductista de la sustentabilidad» (http:/ / 74. 125. 155. 132/
scholar?q=cache:tr0B1Z-2dpIJ:scholar. google. com/ ).
[3] Juan José Bustamante. «El despertar y la felicidad en el budismo» (http:/ / dialnet. unirioja. es/ servlet/ dcfichero_articulo?codigo=2916796&
orden=0).
[4] Nathaniel Branden. Cómo mejorar su autoestima (http:/ / books. google. es/ books?hl=es& lr=& id=psvHFOqRuhkC& oi=fnd&
pg=PA9#v=onepage& q& f=false). 1987. Versión traducida: 1990. 1ª edición en formato electrónico: enero de 2010. Ediciones Paidós Ibérica.
ISBN 978-84-493-2347-8.
[5] Página web personal de John Powell (http:/ / www. durbinhypnosis. com/ powell. htm)
[6] Miranda, Christian (2005). « La autoestima profesional: una competencia mediadora para la innovación en las prácticas pedagógicas (http:/ /
redalyc. uaemex. mx/ pdf/ 551/ 55130179. pdf)» (PDF). Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación 3 (1). .
[7] Página personal de José-Vicente Bonet (http:/ / perso. wanadoo. es/ e/ jvbonetm/ )
[8] Ovidio D'Angelo Hernández. Desarrollo de la autoestima y la conciencia moral en las contradicciones de la sociedad contemporánea (http:/
/ 74. 125. 155. 132/ scholar?q=cache:mTASEyIQMHUJ:scholar. google. com/ ).
[9] Helgio Trindade. El tema del fascismo en América Latina. (http:/ / 74. 125. 155. 132/ scholar?q=cache:JutRGgrKX64J:scholar. google. com/
) P. 120 (P. 8).
[10] Albert Ellis. Fascismo intelectual. (http:/ / users. servicios. retecal. es/ jureba/ fascismo. htm)
[11] Ángel Luis López Villaverde, Isidro Sánchez Sánchez. Honra, agua y pan: un sueño comunista de Cipriano López Crespo (1934-1938). P.
14. (http:/ / books. google. es/ books?hl=es& lr=& id=Q_hB5VGMVF4C& oi=fnd& pg=PA14#v=onepage& q& f=false)
[12] Carlos Alberto Montaner. El totalitarismo y la naturaleza humana: Cómo y por qué fracasó el comunismo (http:/ / www. ilustracionliberal.
com/ 23/ el-totalitarismo-y-la-naturaleza-humana-como-y-por-que-fracaso-el-comunismo-carlos-alberto-mont. html).
[13] Albert Einstein. ¿Por qué socialismo? (http:/ / dialnet. unirioja. es/ servlet/ dcfichero_articulo?codigo=233264& orden=63165) Monthly
Review, Nueva York, mayo de 1949. http:/ / laberinto. uma. es.
Autoestima 44

[14] Paul Wink. Two faces of narcissism (http:/ / 74. 125. 155. 132/ scholar?q=cache:ZBh1hMDVqUEJ:scholar. google. com/ ).
[15] Godfrey T. Barrett-Lennard. Carl Rogers' helping system: journey and substance. P. 65. (http:/ / books. google. es/
books?id=Es6pQy6ZUT4C& pg=PA65).
[16] Daniel Goleman. Healing emotions. (http:/ / books. google. es/ books?id=sjFYFE_OFzAC& printsec=frontcover&
source=gbs_ge_summary_r& cad=0#v=onepage& q& f=false)
[17] Paul Tillich. The Eternal Now.
[18] M. Editor Kending. Alfred Korzybski: Collected Writings, 1920-1950. P. 425. (http:/ / books. google. es/ books?id=Liup07h3fbIC&
pg=PA425)
[19] Paul Tillich. A History of Christian thought.
[20] Ellis, A. (2001). Feeling better, getting better, staying better. Impact Publishers.
[21] Ellis, A. The Myth of Self-esteem. 2005.
[22] Albert Ellis, Windy Dryden. The Practice of Rational Emotive Behavior Therapy. (http:/ / books. google. es/ books?id=pPeFALg673MC&
printsec=frontcover#v=onepage& q& f=false)

Véase también
• Pirámide de Maslow
• Trastorno narcisista de la personalidad
• Inteligencia emocional
• Amor

Enlaces externos
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Enamoramiento
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El enamoramiento es un estado emocional surcado por la alegría y la satisfacción de encontrar a otra persona que es
capaz de comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida. Desde el punto de vista bioquímico se trata
de un proceso que se inicia en la corteza cerebral, pasa al sistema endocrino y se transforma en respuestas
fisiológicas y cambios químicos ocasionados en el hipotálamo mediante la segregación de dopamina.
Según Yela (2002), a diferencia de la creencia generalizada de que el enamoramiento es un fenómeno impredecible y
aleatorio, un número creciente de científicos sociales han construido diferentes modelos teóricos que describen y
explican el enamoramiento. Las principales características del enamoramiento según la mayoría de autores son:
• Intenso deseo de intimidad y unión física con el otro (tocarlo, abrazarlo, relaciones sexuales…).
• Intenso deseo de reciprocidad (que el otro también esté enamorado de nosotros).
• Intenso temor al rechazo.
• Pensamientos frecuentes e incontrolados sobre el otro que interfieren la actividad normal de la persona.
• Pérdida de concentración.
• Fuerte activación fisiológica (nerviosismo, aceleración cardíaca, etc.) ante la presencia (real o imaginaria) del
otro.
• Hipersensibilidad ante los deseos y necesidades del otro.
• Atención centrada en el otro.
• Idealización del otro, percibiéndolo sólo características positivas en la otra persona.
Enamoramiento 45

El proceso de enamoramiento suele comenzar con una atracción física inicial hacia otra persona. A continuación, se
potencia con una atracción personal hacia ella y se dispara definitivamente cuando existe un conocimiento o una
sospecha de que existe reciprocidad de atracción (que esa persona se siente también atraída física y personalmente
hacia nosotros). El estudio científico de los factores psicosociales y biológicos implicados en el enamoramiento y el
amor no sólo ha generado la aparición de intervenciones cada vez más eficaces en el ámbito de las relaciones de
pareja, sino también la difusión de métodos para atraer y conquistar al sexo opuesto (véase a modo de ejemplo el
método conductual de seducción).

Elementos
• Psiquiatría: Los psiquiatras apuntan a que el amor, por lo menos en sus primeras fases, se abastece
fundamentalmente de química. Una sustancia en nuestro cerebro denominada feniletilamina obliga la secreción de
la dopamina o la norepinefrina, que por sus efectos se parecen a las “anfetaminas”, las cuales producen un estado
de euforia natural cuando estamos con nuestra pareja.
• Genética: Al igual que el resto de animales, los humanos llevamos en nuestros genes el instinto de "procreación",
aunque los individuos pertenecientes al homo sapiens y muchas otras especies se relacionan sexualmente para
mostrar su amor o para satisfacer su impulso sexual, no necesariamente para procrear. Científicos revelan que las
sustancias químicas cerebrales se disparan en las primeras fases del amor, generando atracción y el deseo de estar
juntos.

Teorías del enamoramiento


• Imagen de pareja: Afirman que nuestro aparato psíquico tiene guardada la imagen de la pareja que buscamos y
que ésta despierta como una alarma cuando nos topamos con la persona que encaja con estos rasgos.
• Correspondencia: Buscamos a una persona de parecidos rasgos físicos, sociales, culturales, intelectuales, etc.
con nuestra propia familia imaginaria.
• Espejo: Nos enamoramos de quien anhelamos ser o bien de lo que tiene el otro, es decir, nos sirven de espejo y
por eso nos enamoramos.
• Perpetuar la especie: La defienden algunos biólogos afirmando que buscamos a la pareja adecuada para
perpetuar la especie y esto se hace después de una evaluación por "instinto" y buscamos a la mejor persona con la
cual nuestros genes se mezclen de la mejor manera. Esta hipótesis tiene en cuenta la realidad animal de la persona
humana, que, aunque sea sólo la parte corporal, es real. A pesar de ello, esta teoría excluye a los homosexuales y
bisexuales.
• Creación de gustos: Es cuando la persona durante la infancia empieza a cuadrar sus gustos y, conforme va
creciendo, los va haciendo más sólidos. Entonces, encontramos a una persona que se asemeja a lo que se creó
desde esa infancia, como por ejemplo: el color del cabello; si un niño ve a alguna niña y le gusta, y esa niña tiene
un cabello de color rojo, ese color de cabello va a buscar, siempre y cuando esa persona le haya causado el
impacto suficiente para crear un gusto de ese momento y desde ahí va a buscar ese estilo de cosa que le impactó.
Ya cuando vamos creciendo, todas esas pequeñas cosas van armando un rompecabezas y llegamos a un punto
donde ya sabemos cómo buscamos a una persona. Así pues, nos enamoraremos de la persona que más se asemeje
a ese rompecabezas que nosotros tenemos de la persona que buscamos.
Enamoramiento 46

Características
• Las personas más sensibles ante la persona amada reaccionan con sudoración, pulso acelerado, tartamudeo,
aumento de la presión arterial, risa floja, taquicardia, alteración de la percepción del tiempo, dolor o ansiedad en
el estómago.
• Idealización de la persona.
• Admiración de la persona.
• Atribución de cualidades positivas evitando la crítica.
• Necesidad de estar con la persona.
• Agradar a la persona amada se convierte en la mayor ilusión.
• Distorsión en la percepción del tiempo. La ansiedad da la idea de un paso más lento y el júbilo, de un paso más
rápido.
• Cualquier situación o circunstancia le recuerda la persona amada.
• Ansiedad de estar junto a ésta y al estarlo, no querer separarse.

Referencias
[1] http:/ / en. wikipedia. org/ wiki/ Enamoramiento?action=history

Narcisismo
Narcisismo es en alusión al mito de Narciso, amor a la
imagen de sí mismo.[1] Amor que dirige el sujeto a sí
mismo tomado como objeto.[2]
Sigmund Freud introdujo dicho concepto en el área del
psicoanálisis a través de su obra Introducción del
narcisismo, noción que ya había utilizado con
anterioridad en su obra, pero con una definición más
difusa.
Si bien se puede aludir a una serie de rasgos propios de
la personalidad normal, sin embargo el narcisismo
puede también manifestarse como una forma patológica
extrema en algunos desórdenes de la personalidad,
como el trastorno narcisista de la personalidad, en que
el paciente sobreestima sus habilidades y tiene una
necesidad excesiva de admiración y afirmación.

Estos desórdenes pueden presentarse en un grado tal,


que se vea severamente comprometida la habilidad de
la persona para vivir una vida feliz o productiva al
Narciso de Caravaggio.
manifestarse dichos rasgos en la forma de egoísmo
Un héroe beocio cuyo mito precavía a los muchachos a evitar ser
agudo y desconsideración hacia las necesidades y crueles con sus amantes.
sentimientos ajenos.
En su uso coloquial designa un enamoramiento de sí mismo o vanidad basado en la imagen propia o ego. La palabra
procede del antiguo mito griego sobre el joven Narciso, de especial hermosura, quien se enamoró insaciablemente de
su propia imagen reflejada en el agua.
Narcisismo 47

La psicología humanista considera que el narcisismo patológico coincide con autoestima baja o errónea.[3]

Aspectos conceptuales
Desde el punto de vista psicológico, se puede distinguir un significado psicogenético o psicoevolutivo: el narcisismo
como un escalón necesario y ubicuo del desarrollo de la personalidad. Andrew P. Morrison, profesor de Psiquiatría
de la Facultad de Medicina de Harvard, defiende que en los adultos, una razonable cantidad de narcisismo sano
permite balancear la percepción individual de las propias necesidades en relación con los otros.[4]
Existe además el narcisismo patológico, diagnóstico de uso habitual en psiquiatría y de connotaciones negativas.
Éste designa un rasgo de la personalidad, caracterizado por una baja autoestima acompañada de una exagerada
sobrevaloración de la importancia propia y de un gran deseo de admiración por los demás. En la DSM-IV (manual
diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Psiquiátrica Americana, cuarta edición) existe
un subapartado dentro de los trastornos de personalidad denominado Trastorno narcisista de la personalidad, (NPD),
entendiéndose tal como una disfunción grave de personalidad.
Fuera del ámbito psicológico, los términos "narcisismo" y "narcisista" son frecuentemente utilizados
peyorativamente denotando vanidad, presunción, egocentrismo o simple egocentría. Aplicado a un grupo social es
frecuentemente utilizado para denotar elitismo o indiferencia a la difícil situación de los demás. En las situaciones de
discusión, sin embargo, estos términos se utilizan para dibujar paralelismos entre las quejas sobre comportamientos
centrados en uno mismo y el trastorno de personalidad narcisista más que hacia la autoestima sana.

El mito de Narciso
El relato más conocido sobre el mito de Narciso es el que Ovidio relató en su tercer libro de Las Metamorfosis en el
año 43 a. C. La tragedia comienza a gestarse ya desde la concepción del niño Narciso, puesto que él es fruto de la
violencia sexual. El dios-río Cefiso, después de raptar y violar a la náyade Liriope, engendró en ella a un joven de
espléndida belleza, a quien dieron por nombre Narciso. Preguntado sobre si el recién nacido tendría una larga vida,
Tiresias, el sabio capaz de predecir el futuro, contestó cripticamente «Sí, siempre y cuando nunca se conozca a sí
mismo.»
A lo largo de su vida, Narciso, va a provocar en hombres y mujeres, mortales y dioses, grandes pasiones, a las cuales
no responde por su incapacidad para amar y para reconocer al otro. Según el relato de Ovidio, entre las jóvenes
heridas por su amor estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta le había condenado a repetir
las últimas palabras de todo cuanto se le dijera. Eco fue, por tanto, incapaz de hablarle a Narciso de su amor por él,
pero un día, cuando él estaba caminando por el bosque, acabó apartándose de sus compañeros. Cuando Narciso
preguntó «¿Hay alguien aquí?», Eco contenta respondió: «Aquí, aquí». Incapaz de verla oculta entre los árboles, él le
gritó: «¡Ven!». Después de responder: «Ven, ven», Eco salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Narciso
cruelmente se negó a aceptar su amor. Tentado por Afrodita, al contemplar su imagen en el espejo de la superficie
del agua, sintió una fascinación por su propia imagen de la que no pudo sustraerse. No podía tocar ni abrazar al ser
que veía reflejado en el agua, pero tampoco podía apartar su vista de él. En otra versión del mito, uno de los
menospreciados por Narciso se queja a los dioses y Némesis, la diosa de la venganza, se encarga de castigar su
orgullo.
De cualquier modo, Narciso, subyugado por la bella imagen de sí mismo que le devolvía el río, se retrajo de toda
posible relación amorosa con otros seres, e incluso de atender sus propias necesidades básicas, y su cuerpo se fue
consumiendo para terminar convertido en la flor narciso, una flor tan hermosa como maloliente. Mientras tanto, Eco,
consumida de melancolía, se retiró a una cueva donde su cuerpo también se consumió, quedando de ella solo una voz
sin forma que repite, en la lejanía, la última frase o sílaba que se pronuncie.
Narcisismo 48

El narcisismo en el psicoanálisis
El neurólogo austríaco Sigmund Freud (1856-1939) y padre del psicoanálisis, introdujo el concepto de narcisismo en
su ensayo de 1914 Introducción del narcisismo.[5]
En psicoanálisis se entiende por narcisismo una forma de estructuración de la personalidad, y una etapa del
desarrollo del ser humano. Distinguen los psicoanalistas dos tipos: el narcisismo primario de los primeros meses de
la existencia y donde el niño dirige toda sus energías a la satisfacción de sus necesidades. De una manera general, se
refiere, con el término de narcisismo primario, al momento en que el niño se toma a sí mismo como objeto de amor,
antes de elegir objetos externos. Todo su erotismo y/o energía libidinal es autodirigida y el mundo exterior no existe.
El narcisismo secundario, es un concepto que refiere en la extensa obra freudiana a dos ideas distintas:
• a) Una forma de designar estados mentales patológicos (narcisismo esquizofrenico, por ejemplo, o en la «neurosis
narcisista», que es modo como Freud denominó inicialmente las psicosis, también a lo que hoy se llamaría
depresiones mayores o endógenas) donde la investidura libidinal que previamente estaba puesta en objetos recae
ahora, regresivamente sobre el yo;
• b)Una estructura estable (Yo realidad definitivo), donde no hay psicosis, porque existe equilibrio desde el punto
de vista económico (flujo de energía psíquica libidinal). Las investiduras (catexis) estarían repartidas
armónicamente entre los sistemas y los objetos; desde el punto de vista tópico se puede afirmar que el
componente estructural «ideal del yo» y superyó definitivo, se generan a partir del llamado sepultamiento del
Complejo de Edipo.

Narcisismo patológico

Epidemiología
Se estima que en la población general la prevalencia a lo largo de la vida es del 1%, y en las poblaciones clínicas
está entre el 2 y el 16%. Entre el 50 y 75% de las personas diagnosticadas son varones.

Fisiopatología clínica
Resulta desconcertador para muchos el hecho de que el narcisista suele exhibir una aparente autoestima formidable,
y socialmente aparece como una persona muy segura, sabedora de lo que quiere y completamente resuelta. En
realidad con ello el narcisista está camuflando su vacío interno, su carencia real de autoestima. En la infancia
temprana de estos individuos se encuentra a menudo una actitud indiferente o minusvaloradora por parte de sus
progenitores, lo cual les deja una inseguridad que tratan de compensar por medio de una autoevaluación exagerada,
irreal e inflada, (Baumeister, 1996). Algunos clínicos explican la personalidad narcisista sobre la base de una
carencia emocional temprana producida por una madre emocionalmente fría o indiferente, o con una agresividad
encubierta hacia su hijo, (Piñuel, 2007). La consecuencia es que los narcisistas necesitan mirarse continuamente en el
espejo de los demás para saber quiénes son, y al descubrir una pésima imagen de ellos mismos se ven en la
necesidad de ocultarla y esconderla. Desarrollan entonces en compensación una imagen artificialmente
sobrevalorada hasta lo patológico. Las personas inteligentes, sanas, que se percatan de la artimaña, o que
simplemente son más valiosas o agraciadas que ellas se convierten entonces para el narcisista en una amenaza para
esa imagen artificial con la que el narcisista sustenta su autoestima, por lo que su comportamiento con ellos es
manipulativo, y cuando la manipulación no surte efecto, perseguidor.
Los sujetos narcisistas poseen una autoestima muy vulnerable, siendo por esto muy sensible al "ultraje" de la crítica
o la frustración; en relación con esto, las críticas pueden llegar a obsesionarles y hacer que se sientan hundidos y
vacíos. Otro síntoma es el deterioro de sus relaciones sociales como consecuencia de su pretenciosidad y necesidad
constante de admiración. Otro síntoma es la incapacidad para arriesgar nada por la posibilidad de frustración que ello
conlleva.
Narcisismo 49

En el ámbito social los narcisitas naufragan. Las demás personas sólo cuentan para ellos como posible fuente de
gratificación, devolviéndoles la imagen de sí mismos cuya carencia les atormenta y que anhelan insaciablemente. Por
ello suelen elegir profesiones que les proporcionen notoriedad social, reconocimiento o incluso fama.

Interpretación psicoanalítica
Desde el punto de vista freudiano de la psico-patología, la estructuración de una personalidad narcisística, implica
una detención o fijación del desarrollo de la persona a etapas infantiles de profunda gratificación, o en una regresión
del individuo a estos períodos, por su incapacidad para tolerar y enfrentar los retos y fracasos que la maduración y la
vida le imponen (cf. André Green).

Rasgos de la personalidad narcisista


La personalidad narcisista se caracteriza por un patrón grandioso de vida, este se expresa en fantasías o modos de
conducta que incapacitan al individuo para ver al otro. Su visión de las cosas es el patrón al cual el mundo debe
someterse. Para los narcisistas el mundo se guía y debe obedecer a sus propios puntos de vista, los cuales considera
irrebatibles, infalibles, auto-generados. Las cosas más obvias y corrientes, si se le ocurren a él o ella, deben ser vistas
con admiración y se emborracha en la expresión de las mismas. Hay en el Narcisista una inagotable sed de
admiración y adulación. Esta necesidad lo incapacita para poder reflexionar tranquilamente y valorar serenamente la
realidad. Vive más preocupado por su actuación, en cuanto al efecto teatral y reconocimiento externo de sus
acciones, que en la eficacia real y utilidad de las mismas. En resumen, las personas narcisistas, aún cuando pueden
poseer una aguda inteligencia, esta se halla obnubilada por esa visión grandiosa de sí mismas y por su hambre de
reconocimiento. Llama la atención, entonces, cómo muchas personas pudiendo ser exitosas, productivas y creativas,
someten su vida a aduladoras mediocridades. Cuando los narcisistas ejercen posiciones de poder, se rodean de
personas, que por su propia condición, son inferiores a él o ella, y de otras, que le harán la corte solo en función de
un interés mezquino. Ellas, drogadas por su discurso auto-dirigido, no son capaces de reflexionar y escuchar lo que
el mundo externo les grita.
En la otra cara de la moneda, la personalidad narcisista es, en sí misma, una forma de supervivencia. Hemos visto en
el mito cómo Narciso es el producto de una acción terrible. La personalidad narcisista nace de una violencia, de un
terrible trauma, de una herida inferida al individuo en sus primeras etapas del desarrollo o antes, cuando la herida es
la madre y ella trasmite al hijo su resentimiento, su dolor, su rabia y su temor. Se refugia, el traumatizado, en su
propia imagen de grandiosidad, ello le permite elevar su maltrecha auto-estima y sentirse un poco mejor consigo
mismo. Su hambre insaciable de reconocimiento se asila en la admiración y la adulación de quienes lo circundan.
El narcisista es una persona que puede ser muy exitosa, en cuanto al brillo externo se refiere. Él no se plantea dudas
en cuanto a la realidad de sus ideas, sean estas brillantes o no. Así vemos cómo personas con una inteligencia
mediocre y una cultura pobre, escalan posiciones sorprendentes, para ellas el recapacitar no existe. Aún las más
insulsas ideas son expresadas con un espíritu mesiánico, se enamoran de las ideas de otros y las hacen propias sin la
más mínima consideración moral ni ética. Estos últimos logran capitalizar a una horda de Narcisistas depresivos que
creen, ingenuamente, en la verdad expresada por el pseudo-maestro. Ellos lo seguirán fielmente, no importa cuán
errado esté:
"Sobre la pena duermo solo y uno, pena es mi paz y pena mi batalla, perro que ni me deja ni se calla,
siempre a su dueño fiel pero importuno."
escribe Miguel Hernández, retratando esta suerte de personalidad del narcisista depresivo, siempre fiel, signada por
la tristeza derrotada, que busca, con más ahínco que éxito, alguien en quién creer, alguien en quien confiar el
remedio a sus miserias. De estas melancólicas soledades esperanzadas se nutre el Narcisismo. La simbiosis se
completa con la satisfacción a medias, con un hueco de hambre y sed, que nunca se llega a colmar.
El recurso de la mitología nos brinda la imagen para la comprensión de la conducta y el mito de Narciso es
concluyente en la terrible frase del oráculo: "El niño tendrá larga vida si nunca se observe a sí mismo." Así en la no
Narcisismo 50

reflexión es donde puede sobrevivir este personaje. Sin embargo, Narciso, en castigo a su ser desalmado, es
transformado en una planta que da unas flores muy bellas, de olor nauseabundo, y estéril de fruto y nos dice el mito
que en este tipo de personas hay, a pesar de su apariencia, algo que huele muy mal.

Criterios diagnósticos del trastorno narcisista de la personalidad (TNP)


La DSM-IV divide los trastornos de la personalidad en tres grupos basándose en la similaridad de los síntomas. Esta
agrupación categoriza al trastorno narcisista de la personalidad dentro del grupo B,(trastornos o desórdenes
dramáticos, emocionales, o erráticos), de trastornos de la personalidad. Estos trastornos de personalidad tienen en
común un sentimiento excesivo de la propia importancia. Así se incluyen también en este grupo el trastorno límite
de la personalidad, el trastorno histriónico de la personalidad y el trastorno antisocial de la personalidad.
Sin embargo, la ICD-10 (Clasificación Internacional de Trastornos Mentales y de Comportamiento, publicada por la
OMS en Ginebra, en 1992) considera al Trastorno Narcisista de la personalidad(TNP) como "un trastorno de
personalidad que no encaja en ningún subapartado específico", y relega a la categoría conocida como "Otros
trastornos específicos de personalidad", que incluye también a los trastornos de personalidad excéntrico, "inquieto",
inmaduro, pasivo-agresivo, y psiconeurótico.
El TNP se caracteriza por un patrón generalizado de grandiosidad (en la fantasía o en el comportamiento), necesidad
de admiración y carencia de empatía, con un comienzo en la adultez temprana y presente en una variedad de
contextos, indicado por cinco (o más) de los siguientes:
1. Tiene un sentido grandioso de su propia importancia
2. Le absorben fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza, o amor ideal
3. Se considera especial y único, y sólo puede ser comprendido, y sólo debería asociarse con otras personas
especiales o de alto estatus personal o institucional.
4. Requiere excesiva admiración (Es un síntoma que denota una baja autoestima y una gran preocupación por hacer
bien el trabajo y por cómo son vistos por los demás).
5. Tiene un gran sentido de sus propios derechos. Piensa que se le debe todo. Tiene un sentido de "categoría" con
irrazonables expectativas de un trato especialmente favorable o de una aceptación automática de sus deseos.
6. En sus relaciones interpersonales es explotador. Se aprovecha de los demás para conseguir sus propios fines
(esperan que se les dé todo lo que deseen, sin importar lo que ello suponga para los demás, y pueden asumir que
los demás están totalmente interesados en su bienestar).
7. Carece de empatía y es reacio a reconocer o identificar las necesidades y sentimientos de los demás.
8. Es frecuentemente envidioso de los demás o cree que los demás le tienen envidia (pueden llegar a devaluar a
personas que hayan recibido una felicitación al pensar que ellos son más merecedores de la misma).
9. Muestra actitudes y comportamientos arrogantes y altivos o prepotentes.
Wyatt y Hare, en 1997 establecen:
"Clínicamente hablando, cualquier persona socialmente disfuncional que se siente autorizada a
usar su poder para controlar a otras personas por las que se siente amenazada, o que vive una
fantasía pretenciosa, en lugar de en la realidad, y que se ve a sí misma consistentemente como
superior a sus compañeros y anhela ser reconocido como tal, reúne los requisitos del denominado
trastorno narcisista de la personalidad"
Por su parte Roy Baumeister, (1996), en su estudio sobre la violencia psicológica, estableció que en la raíz de la
mayoría de las agresiones psicológicas se encuentran, de manera sistemática, individuos que presentan rasgos de una
personalidad narcisista.
Narcisismo 51

Teorías sobre el Trastorno Narcisista de la Personalidad y la vergüenza


Se ha sugerido que el TNP puede estar relacionado con mecanismos de defensa de la persona frente a la vergüenza[6]
Gabbard sugiere que el TNP puede ser subdividido en dos subtipos.[7] Observó los del tipo "inadvertido", (oblivious)
con un comportamiento caracterizado por grandiosidad, arrogancia e inmutabilidad frente a la crítica ajena como a
los sentimientos de los demás. Distinguió, además, un subtipo "hipervigilante", como vulnerables, hipersensibles y
avergonzados. Sugirió que los sujetos del tipo inadvertido presentan un ego grande, poderoso y grandioso en espera
de ser admirado, envidiado y apreciado, lo cual está en antítesis con el ego debilitado e internalizado que se esconde
en un estado general de vergüenza, del cual el sujeto quiere defenderse. Sin embargo, en el subtipo hipervigilante, el
sujeto, en lugar de defenderse contra el sentimiento de devaluación, está obsesionado con él, neutralizando esta
sensación viendo a los demás como abusadores injustos.
Jeffrey Young, que acuñó el término "Terapia de los Esquemas", (encuadrada en la Terapia racional emotiva
conductual) una técnica originalmente desarrollada por Aaron T. Beck (1979), también relaciona la vergüenza con el
TNP. Él ve al llamado Esquema Defectivo como un esquema nuclear en el TNP, próximo a los Esquemas de
Deprivación Emocional y de Derechos, (Entitlement).[8] El Esquema Defectivo se compensa con tres modos de
esquema:(estrategias de emulación):
• Rendición: Escoge acompañantes críticos o significativos. Esto le coloca en una situación de inferioridad.
• Evitación: Evita compartir pensamientos y sentimientos "vergonzosos" con los acompañantes o personas
significativas por temor al rechazo.
• Sobrecompensación: Se comporta de una forma crítica o superior con los demás. Trata de superarlo mediante el
perfeccionismo.
Debe notarse que un individuo con este esquema puede no emplear los tres esquemas.

Aspectos sociales e implicaciones sociopolíticas de la patología narcisista


En psicología, la ontogenia remeda a la filogenia, y lo que es del individuo puede ser trasladado sin mayores
dificultades a la sociedad; ya decían los alquimistas que "lo que está arriba está abajo" y que"lo que está adentro está
afuera." Así podemos especular que lo que ocurre en el desarrollo del individuo también ocurre en el proceso de
formación de las sociedades.
Siguiendo nuestra línea de pensamiento, las sociedades pasan por una etapa de narcisismo primario, como cuando las
hordas bárbaras, invadiendo a Europa, se interesan sólo en sus necesidades instintuales, no reconocen al otro o a los
otros y pasando a fuego y cuchillo por encima de pueblos y civilizaciones, las destruyen. Siendo estos últimos
pueblos, posiblemente más sofisticados, se plantean dudas y son incapaces de entender la violencia desatada por las
necesidades aniquilatorias de los más primitivos, esto signará su destino.
Por otra parte, diversos filósofos y sociólogos, han caracterizado la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI
como una época 'narcisista'. Esta caracterización se refiere a algunas características de lo que también ha dado por
ser llamado 'posmodernidad': ante el fracaso de la mayoría de las estructuras sociales de la modernidad, y
especialmente después de las 2 guerras mundiales, parece que Occidente entró en un proceso de metamorfosis,
conducido por un proceso de personalización, en el que el narcisismo juega un papel clave.
Especialmente, sociólogos como Christopher Lasch o Gilles Lipovetsky, han dedicado libros enteros a las nuevas
características sociales de la posmodernidad, entre las cuales están: cultura del yo, expresivismo y énfasis en la
exteriorización de la persona, desierto social y pérdida del sentido, indiferencia ante cualquier realidad que implique
tomar postura, apatía total de la juventud, disolución de la política y preferencia por el ámbito privado en todos los
sentidos, sobreinformación, consumo, democratización del conocimiento, y muchos otros factores que hacen posible
hablar de la posmodernidad como una época 'narcisista' pues, a través del excesivo culto al yo, la identidad personal
y su afirmación está muriendo: en la medida en que todos los procesos se democratizan y se da un énfasis tan terrible
a la afirmación del yo genuino, éste temrina por diluirse en una multitud de 'yoes'.
Narcisismo 52

Narcisismo colectivo
Freud, en "La civilización y sus descontentos" enuncia: "Es posible reunir a un considerable número de gente en
amor mutuo, siempre que haya otra gente dejada fuera para recibir las manifestaciones de su agresividad"
Y Erich Fromm, en "Anatomía de la destructividad humana" dice:
"El narcisismo colectivo es una de las fuentes más importantes de agresión humana y sin embargo,
como todas las demás formas de agresión defensiva, es reacción a un ataque contra intereses vitales.
Difiere de otras formas de agresión defensiva en que el narcisismo intenso en sí es un fenómeno
semipatológico. Considerando las causas y la función de sangrientas y crueles matanzas en masa como
las ocurridas entre hindúes y musulmanes en el momento de la partición de la India o recientemente
entre los musulmanes bengalíes y sus gobernantes paquistaníes, vemos que el narcisismo colectivo
desempeña ciertamente un papel considerable, cosa nada sorprendente si tomamos en cuenta que nos
las habemos con las poblaciones virtualmente más pobres y miserables del mundo entero."
En su libro "Desórdenes de la personalidad en la Vida Moderna", Theodore Millon y Roger Davis afirman que el
narcisismo patológico está reservado a "los nobles y los ricos", y que "parece haber ganado prominencia sólo en el
siglo XX". De acuerdo con ellos, el narcisismo podría estar asociado con niveles superiores en la escala de
necesidades de Maslow. Según ellos "Los individuos de naciones menos adelantadas.... están demasiado ocupados
tratando (de sobrevivir)...para comportarse de una forma arrogante y grandiosa".Sin embargo, en opinión de Sam
Vaknim (Malignant self-love) el narcisismo es un fenómeno ubicuo debido a que cada ser humano,
independientemetne de la naturaleza de su sociedad y su cultura, desarrolla un narcisismo sano tempranamente en su
vida. El narcisismo sano se convierte en patológico cuando se produce el abuso, y el abuso es un comportamiento
humano universal. Por "abuso" entiende el rechazo a reconocer las fronteras emergentes del individuo. La represión,
la hiperprotección, y las expectativas excesivas son conductas tan abusivas como el maltrato físico o el incesto.

Véase también
• Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci
• Introducción del narcisismo
• Trastorno psicológico
• Soberbia

Referencias
[1] Laplanche, Jean & Pontalis, Jean-Bertrand (1996), Diccionario de Psicoanálisis, traducción Fernando Gimeno Cervantes. Página 228.
Barcelona: Editorial Paidós. ISBN 978-84-493-0256-5.
[2] Roland Chemana y Bernard Vandermersch (1998, 2004), Diccionario de Psicoanálisis. Página 438. Buenos Aires: Amorrortu Editores. ISBN
978-950-518-105-6.
[3] Nathaniel Branden. The psychology of self-esteem: a new concept of man's psychological nature. 1981.
[4] Morrison, Andrew. Shame: The Underside of Narcissism, The Analytic Press, 1997. ISBN 0-88163-280-5
[5] Freud, Sigmund, Introducción al narcisismo en: Obras Completas, Vol. XIV, Amorrotu, B. Aires, 9ª Edición, 1996. (Traducción del alemán
por José Luis Etcheverry, título original: Zur Einfuhrung des Narzissmus(1914) ISBN 950-518-590-1.
[6] Wurmser L, Shame, the veiled companion of narcissism, in The Many Faces of Shame, Nathanson DL. New York, Guilford, 1987, pp 64–92
[7] Gabbard GO, subtypes of narcissistic personality disorder. (http:/ / jppr. psychiatryonline. org/ cgi/ external_ref?access_num=2819295&
link_type=MEDTwo) Bull Menninger Clin 1989; 53:527–532
[8] Young, Klosko, Weishaar: Schema Therapy - A Practitioner's Guide, 2003, Page 375
Narcisismo 53

Bibliografía
• Sigmund Freud. Obras completas. Volumen XIV: Trabajos sobre metapsicología, y otras obras (1914-1916),
«Contribución a la historia del movimiento psicoanalítico». Capítulo II: Introducción del narcisismo (1914).
Buenos Aires/Madrid: Amorrortu, 1979. ISBN 978-950-518-590-0
• André Green. Narcisismo De Vida, Narcisismo De Muerte. Amorrortu, 1999. ISBN 950-518-478-6
• Gilles Lipovestky. La era del vacío. Editorial Anagrama, 1986. ISBN 84-339-6755-X
• Christopher Lasch. La cultura del narcisismo. Editorial Andrés Bello, 1999. ISBN 84-89691-97-5
En inglés
• Baumeister, R. F. et al, (1996) "Relation of threatened egotismo to violence and agression: the dark side of high
self-esteem" Psichological Review, 103, (1), pp 5-33
• Jean M. Twenge and W. Keith Campbell, The Narcissism Epidemic. Living in the Age of Entitlement. Free Press.
New York (2009). 339 págs.

Enlaces externos
• Wikimedia Commons alberga contenido multimedia sobre Narcisismo. Commons

Pirámide de Maslow
La Pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica propuesta por
Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana (en inglés, A Theory of Human Motivation) de
1943, que posteriormente amplió. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que
conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan
necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).

Jerarquía de necesidades
de Maslow
La escala de las necesidades de
Maslow se describe a menudo como
una pirámide que consta de cinco
niveles: los cuatro primeros niveles
pueden ser agrupados como
«necesidades de déficit» (deficit needs
o D-needs); al nivel superior lo
denominó «autorrealización»,
«motivación de crecimiento», o
«necesidad de ser» (being needs o
B-needs). «La diferencia estriba en que
Pirámide de Maslow: jerarquía de necesidades.
mientras las necesidades de déficit
pueden ser satisfechas, la necesidad de
ser es una fuerza impelente continua».

La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han
satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento
ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la
jerarquía. Según la pirámide de Maslow dispondríamos de:
Pirámide de Maslow 54

Necesidades básicas
Son necesidades fisiológicas básicas para mantener la homeostasis (referente a la salud); dentro de estas, las más
evidentes son:
• Necesidad de Bañarse
• Necesidad de respirar, beber agua, y alimentarse.
• Necesidad de mantener el equilibrio del pH y la temperatura corporal.
• Necesidad de dormir, descansar y eliminar los desechos.

Necesidades de seguridad y protección


Estas surgen cuando las necesidades fisiológicas se mantienen compensadas. Son las necesidades de sentirse seguro
y protegido, incluso desarrollar ciertos límites en cuanto al orden. Dentro de ellas se encuentran:
• Seguridad física y de salud.
• Seguridad de empleo, de ingresos y recursos.
• Seguridad moral, familiar y de propiedad privada.

Necesidades de afiliación y afecto


Están relacionadas con el desarrollo afectivo del individuo, son las necesidades de:
• Asociación
• Participación
• Aceptación
Se satisfacen mediante las funciones de servicios y prestaciones que incluyen actividades deportivas, culturales y
recreativas. El ser humano por naturaleza siente la necesidad de relacionarse, ser parte de una comunidad, de
agruparse en familias, con amistades o en organizaciones sociales. Entre estas se encuentran: la amistad, el
compañerismo, el afecto y el amor. Estas se forman a partir del esquema social.

Necesidades de estima
Maslow describió dos tipos de necesidades de estima, una alta y otra baja.
• La estima alta concierne a la necesidad del respeto a uno mismo, e incluye sentimientos tales como confianza,
competencia, maestría, logros, independencia y libertad.
• La estima baja concierne al respeto de las demás personas: la necesidad de atención, aprecio, reconocimiento,
reputación, estatus, dignidad, fama, gloria, e incluso dominio.
La merma de estas necesidades se refleja en una baja autoestima y el complejo de inferioridad.

Autorrealización o autoactualización
Este último nivel es algo diferente y Maslow utilizó varios términos para denominarlo: «motivación de crecimiento»,
«necesidad de ser» y «autorrealización».
Son las necesidades más elevadas, se hallan en la cima de la jerarquía, y a través de su satisfacción, se encuentra un
sentido a la vida mediante el desarrollo potencial de una actividad. Se llega a ésta cuando todos los niveles anteriores
han sido alcanzados y completados, al menos, hasta cierto punto.
Pirámide de Maslow 55

Personas autorrealizadas
Maslow consideró autorrealizados a un grupo de personajes históricos que estimaba cumplían dichos criterios:
Abraham Lincoln, Thomas Jefferson, Mahatma Gandhi, Albert Einstein, Eleanor Roosevelt, William James, entre
otros.
Maslow dedujo de sus biografías, escritos y actividades, una serie de cualidades similares; estimaba que eran
personas:
• centradas en la realidad, que sabían diferenciar lo falso o ficticio de lo real y genuino;
• centradas en los problemas, que enfrentan los problemas en virtud de sus soluciones;
• con una percepción diferente de los significados y los fines.
En sus relaciones con los demás, eran personas:
• con necesidad de privacidad, sintiéndose cómodos en esta situación;
• independientes de la cultura y el entorno dominante, basándose más en experiencias y juicios propios;
• resistentes a la enculturación, pues no eran susceptibles a la presión social; eran inconformistas;
• con sentido del humor no hostil, prefiriendo bromas de sí mismos o de la condición humana;
• buena aceptación de sí mismo y de los demás, tal como eran, no pretenciosos ni artificiales;
• frescura en la apreciación, creativos, inventivos y originales;
• con tendencia a vivir con más intensidad las experiencias que el resto de la humanidad.

Metanecesidades y metapatologías
Maslow también aborda de otra forma la problemática de lo que es autorrealización, hablando de las necesidades
impulsivas, y comenta lo que se necesitaba para ser feliz: verdad, bondad, belleza, unidad, integridad y trascendencia
de los opuestos, vitalidad, singularidad, perfección y necesidad, realización, justicia y orden, simplicidad, riqueza
ambiental, fortaleza, sentido lúdico, autosuficiencia, y búsqueda de lo significativo.
Cuando no se colman las necesidades de autorrealización, surgen las metapatologías, cuya lista es complementaria y
tan extensa como la de metanecesidades. Aflora entonces cierto grado de cinismo, los disgustos, la depresión, la
invalidez emocional y la alienación.

Características generales de la teoría de Maslow


• Sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de las personas, pues la necesidad satisfecha
no genera comportamiento alguno.
• Las necesidades fisiológicas nacen con la persona, el resto de las necesidades surgen con el transcurso del tiempo.
• A medida que la persona logra controlar sus necesidades básicas aparecen gradualmente necesidades de orden
superior; no todos los individuos sienten necesidades de autorrealización, debido a que es una conquista
individual.
• Las necesidades más elevadas no surgen en la medida en que las más bajas van siendo satisfechas. Pueden ser
concomitantes pero las básicas predominarán sobre las superiores.
• Las necesidades básicas requieren para su satisfacción un ciclo motivador relativamente corto, en contraposición,
las necesidades superiores requieren de un ciclo más largo.
Pirámide de Maslow 56

Ciclo de proceso
Maslow definió en su pirámide las necesidades básicas del individuo de una manera jerárquica, colocando las
necesidades más básicas o simples en la base de la pirámide y las más relevantes o fundamentales en la cima de la
pirámide, a medida que las necesidades van siendo satisfechas o logradas surgen otras de un nivel superior o mejor.
En la última fase se encuentra con la «autorrealización» que no es más que un nivel de plena felicidad o armonía.

Críticas a su teoría
Acorde con Manfred Max-Neef, Antonio Elizalde y Martin Hopenhayn en el libro Desarrollo a escala humana
publicado en 1986, y también con Paul Ekins en Riquezas sin límites, Atlas Gaia de la economía verde, a esta
concepción de Maslow se le atribuye la legitimación de la "piramidalidad" social. Si las necesidades están
jerarquizadas y son infinitas, la sociedad se configurará también "naturalmente" como una pirámide donde sólo la
cúspide accede a más y a más a costa de mantener abajo a una base cuanto más amplia y desposeída más
conveniente. Esto se contrapone a la visión del desarrollo a Escala Humana, donde se esgrime que las necesidades
son pocas, finitas, clasificables y universales. Forman un sistema de 9 necesidades con cuatro formas de realización:
Subsistencia, Protección, Afecto, Comprensión, Participación, Creación, Recreo, Identidad y Libertad, mediante el
Ser, el Tener, el Hacer y el Relacionarse.
Wabha y Bridwell (1976), en una revisión extensa utilizando la teoría de Maslow, encontraron escasas evidencias de
que este orden de necesidades de Maslow fuese así o de que existiera jerarquía alguna.

Véase también
• Abraham Maslow
• Psicología humanista
• Psicoterapia

Bibliografía
• George Boeree (2003) Teorías de la personalidad, de Abraham Maslow. Traducción: Rafael Gautier. [1]
• Abraham Maslow A Theory of Human Motivation, en books.google.es [2]
• Abraham Maslow A Theory of Human Motivation, en emotionalliteracyeducation [3]
• Abraham Maslow (1943) A Theory of Human Motivation, en psychclassics.yorku.ca [4]
• Abraham Maslow A Theory of Human Motivation, en altruists.org [5]

Enlaces externos
• Abraham Maslow, más allá de la pirámide, artículo en Materiabiz.com [6]

Referencias
[1] http:/ / webspace. ship. edu/ cgboer/ maslowesp. html
[2] http:/ / books. google. es/ books?id=vdvXOxzbiNwC
[3] http:/ / www. emotionalliteracyeducation. com/ abraham-maslow-theory-human-motivation. shtml
[4] http:/ / psychclassics. yorku. ca/ Maslow/ motivation. htm
[5] http:/ / www. altruists. org/ f62
[6] http:/ / www. materiabiz. com/ mbz/ gurues. vsp?nid=22721
Psicoanálisis 57

Psicoanálisis
El psicoanálisis (del griego ψυχή
[psyque], alma o mente; del alemán
Seele, alma -según definición del
propio Freud en su artículo de 1883
Tratamiento psíquico; y ἀνάλυσις
[analysis], análisis, en el sentido de
examen o estudio) es una práctica
terapéutica fundada por el neurólogo
vienés Sigmund Freud alrededor de
1896. A partir del psicoanálisis se han
desarrollado posteriormente diversas
escuelas de psicología profunda o de
orientación dinámica y analítica.
Asimismo, la teoría ha influenciado a
muchas otras escuelas psicológicas y
Freud y otros psicoanalistas en 1922. De izquierda a derecha sentados: Sigmund Freud,
de terapias no necesariamente Sándor Ferenczi y Hanns Sachs. De pie: Otto Rank, Karl Abraham, Max Eitingon y
psicoanalíticas. Ernest Jones.

El concepto de «psicoanálisis» designa,


por una parte, aquel modelo téorico descriptivo y explicativo de los mecanismos, procesos y fenómenos implicados
en la vida anímica humana. Este modelo se basa en la experiencia de Sigmund Freud en el tratamiento clínico de
casos de neurosis, fobias y diversos padecimientos psíquicos. Por otra, «psicoanálisis» se refiere también a la terapia
psicoanalítica misma, es decir, a un conjunto de procedimientos y técnicas terapéuticas para el tratamiento de
conflictos psíquicos. Finalmente, «psicoanálisis» puede referirse además al método psicoanalítico: un método de
investigación que ha sido aplicado más allá de la psicología clínica individual, al análisis de fenómenos culturales,
por ejemplo en etnología y antropología (entre otras disciplinas). El desarrollo del psicoanálisis es permanente en
estos tres aspectos por parte de investigadores y clínicos, si bien cabe remarcar que tal segmentación del campo
psicoanalítico no puede ser otra cosa que una esquematización descriptiva, y que en ningún caso da cuenta de la
estructura propia del psicoanálisis donde teoría y práctica se encuentran ligadas sin poderse dar la una sin la otra.
Freud sostuvo que una de las glorias del psicoanálisis era la coincidencia de investigación y tratamiento,[1] si bien
aclara que la técnica de ambas difiere. El psicoanálisis moderno se caracteriza por el pluralismo teórico, metódico y
terapéutico. Si el psicoanálisis puede ser considerado una teoría científica es un asunto que en círculos académicos y
profesionales continúa siendo controvertido.
[2]
La definición clásica de Freud incluye, según resumen Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis, los siguientes
tres aspectos:
A) Un método de investigación que consiste esencialmente en evidenciar la significación inconsciente de las
palabras, actos, producciones imaginarias (sueños, fantasías, delirios) de un individuo. Este método se basa
principalmente en las asociaciones libres del sujeto, que garantizan la validez de la interpretación. La interpretación
psicoanalítica puede extenderse también a producciones humanas para las que no se dispone de asociaciones libres.
B) Un método psicoterápico basado en esta investigación y caracterizado por la interpretación controlada de la
resistencia, de la transferencia y del deseo. En este sentido se utiliza la palabra psicoanálisis como sinónimo de cura
psicoanalítica; ejemplo, emprender un psicoanálisis (o un análisis).
C) Un conjunto de teorías psicológicas y psicopatológicas en las que se sistematizan los datos aportados por el
método psicoanalítico de investigación y de tratamiento.[3]
Psicoanálisis 58

Definiciones derivadas de los tres aspectos

El psicoanálisis como teoría científica


El psicoanálisis es una teoría sobre los procesos psíquicos inconscientes, que presenta una concepción ampliada de la
sexualidad, de sus relaciones con el acontecer psíquico y su reflejo en lo sociocultural. El supuesto de que existen los
procesos, fenómenos y mecanismos psíquicos inconscientes junto al papel de la sexualidad y del llamado complejo
de Edipo, que resulta en una diferenciación entre instinto y pulsión; así como la aceptación de la teoría de la
represión y el papel de la resistencia en el análisis constituyen para Freud los pilares fundamentales de su edificio
teórico, al punto que sostiene que «quien no pueda admitirlos todos no debería contarse entre los psicoanalistas».[]
Esta definición de Freud ha tenido amplia aceptación entre los psicoanalistas, así como también la necesidad de la
transmisión del saber a través del análisis didáctico y los análisis de control o supervisados. Esta amplia aceptación
general o identificación con los pilares centrales de la teoría y el método, se dio en medio de controversias.
Refiriéndose a la definición de Freud de 1922, la historiadora Élisabeth Roudinesco comenta:
«Freud proporcionó la definición más precisa del marco psicoanalítico, al subrayar que sus "pilares" teóricos eran el
inconsciente, el complejo de Edipo, la resistencia, la represión y la sexualidad (...) Si bien los freudianos de todas las
tendencias siempre aceptaron reconocerse en esta definición de psicoanálisis, no han cesado de combatir entre ellos a
dividirse acerca de la cuestión de la técnica psicoanalítica y el psicoanálisis didáctico».[4]
En efecto, los psicoanalistas de las generaciones que siguieron a Freud desarrollaron la teoría en diversas
direcciones, en parte reforzando y complementando sus ideas, en parte distanciándose de ellas o criticando algunos
puntos más o menos centrales. Estos movimientos de diferenciación e integracíón, han dado lugar a la existencia de
varias escuelas, con diversas concepciones u orientaciones. Por ejemplo, la Psicología del yo, la teoría de las
relaciones objetales (de Melanie Klein, Donald Winnicott), el psicoanálisis relacional, el psicoanálisis lacaniano.
Asimismo, escisiones tempranas y divergencias en aspectos decisivos dieron lugar a escuelas completamente
independientes, como la psicología analítica de Carl Gustav Jung.

El psicoanálisis como método de investigación


El psicoanálisis incluye también una serie de métodos para la investigación de la experiencia, el pensamiento y la
conducta humana, tanto de sujetos individuales como de grupos y culturas. Esta última aplicación se ha llamado
también etnopsicoanálisis.
La idea central de esta aplicación del psicoanálisis consiste en que tras la superficie en la que se representan las
formas de comportamiento perceptibles (en la conducta individual y en la de los grupos y culturas) así como también
tras las normas sociales y valores de una comunidad cultural, con frecuencia se esconden contenidos y motivaciones
inconscientes que no son de acceso fácil al Yo y que pueden develarse y hacerse comprensibles con la ayuda de los
conceptos y métodos del psicoanálisis.
En las décadas siguientes a Freud, diversos psicoanalistas desarrollaron otras técnicas para la exploración e
interpretación psicoanalítica de diversas manifestaciones culturales: desde los cuentos de hadas y mitos hasta el
análisis de obras literarias mayores, del cine o de las artes plásticas.

El psicoanálisis como terapia


En el sentido estricto, el psicoanálisis puede ser definido como un método y técnica de tratamiento psicoterapéutico
basada en la exploración del inconsciente a través de la asociación libre. A diferencia de los métodos que se basan en
ejercicios, entrenamiento o aprendizaje (como las técnicas conductuales) o de las explicaciones en el plano
cognitivo, el psicoanálisis se cuenta entre las técnicas de descubrimiento o develación que intentan que el paciente
logre una comprensión profunda de las circunstacias (generalmente inconscientes) que han dado origen a sus
afecciones, o son la causa de sus sufrimientos o malestares psíquicos. Aunque frecuentemente se asocia esto a la
Psicoanálisis 59

introspección, constituye un malentendido esperar como objetivo esencial de la terapia psicoanalítica una
comprensión racional acerca de las relaciones causales. Se trata más bien de lograr una reestructuración de más
amplio alcance de la personalidad, muy especialmente de la vida afectiva y particularmente en aquellas áreas que
contribuyen y mantienen la formación de síntomas, o de formas defensivas que causan daño o malestar.
El psicoanálisis clásico se desarrolla durante algunos años con una frecuencia de tres a cinco veces por semana. En el
setting clásico el paciente se recuesta en un diván y habla, en lo posible sin censura, sobre todo lo que siente, piensa,
poniendo en palabras toda ocurrencia que le venga a la mente. Esta técnica se denomina asociación libre y constituye
la regla fundamental. El analista que está sentado tras él, escucha manteniendo una atención parejamente flotante y
comunica al paciente sus interpretaciones, hechas en base al material que va apareciendo durente el proceso
analítico. El analista entrega estas interpretaciones a su paciente tantas veces como considere conveniente y en las
situaciones que decida. En particular el analista captará e interpretará los patrones emocionales y de funcionamiento
psíquico, los mecanismos típicos que el paciente repite en la relación con él en forma de transferencia y,
básicamente, las formaciones del inconsciente que surjan en el discurrir del analizante a lo largo de su análisis.
Independientemente de las variaciones que existen en las diferentes escuelas posteriores a Freud, donde muchas de
ellas modifican este setting o encuadre clásico, el eje central del psicoanálisis como técnica terapéutica es la
asociación libre. Desde la época de Freud y hasta la actualidad se le asigna a la llamada "regla técnica fundamental"
un carácter demarcatorio entre lo que se llama psicoanálisis y lo que es una terapia diversa de éste.[]

Historia del psicoanálisis


La historia del psicoanálisis en gran
parte corresponde a la historia de su
fundación, elaboración, revisión y
difusión por parte de su máxima figura,
el médico y neurólogo vienés Sigmund
Freud.
Se considera un antecedente clave para
el nacimiento del psicoanálisis que
Freud llegase a ser alumno de Jean
Martin Charcot en el hospital
Salpêtrière de París entre los años 1885
y 1886.[5] Freud se familiarizaría así
con las investigaciones llevadas a cabo
sobre la histeria las cuales mostraban Jean-Martin Charcot enseñando en el Salpêtrière de París: mostrando a sus estudiantes
que mediante la hipnosis se podían una mujer ("Blanche" (Marie) Wittman) en "estado histérico".
inducir, suprimir e intercambiar toda
clase de síntomas presentes en los cuadros histéricos, sugiriendo una etiología psicológica y no orgánica.[6] Las
histéricas que eran sometidas a tal experiencia no conservaban en la conciencia lo sucedido, es decir, no recordaban,
aunque la sugestión hipnótica seguía actuando una vez deshecho el trance hipnótico. Ya de vuelta a Viena y en
colaboración con su amigo y colega, el fisiólogo Joseph Breuer,[7] aplicó el método catártico descubierto por este,
que más tarde modificaría paulatinamente hasta dar forma al psicoanálisis.[8]

Tras años de experiencia clínica, Freud propuso la teoría de que los síntomas histéricos y neuróticos tenían como
causa núcleos traumáticos reprimidos en el inconsciente por ser moralmente inaceptables para el Yo del sujeto.[9]
Freud postuló que estos núcleos patológicos consistían en «uno o varios sucesos de precoz experiencia sexual,
perteneciente a la más temprana infancia».[10]
Psicoanálisis 60

En su artículo de 1914 Recordar, repetir, reelaborar, Freud expone brevemente la historia de su método, desde su
antecesor, la hipnosis. Al referirse a ésta, en particular la «catarsis breueriana», menciona que la misma se enfocaba
en la reproducción de los procesos psíquicos de la situación en la que se adquirieron los síntomas neuróticos "para
que tuvieran su decurso a través de la actividad consciente".[11] Se partía del supuesto de que los síntomas remitían a
esos procesos reprimidos. Junto a la rememorción, la abreacción era otra de las metas a que se apuntaba mediante
esta técnica para lo cual se inducía al paciente a un estado hipnótico.
En un momento posterior, Freud decide abandonar la hipnosis, lo cual suele ser explicado diciendo simplemente que
no era una técnica con la que él estuviera particularmente cómodo, así como que no es de por sí susceptible de ser
aplicada en todos los casos. Por otra parte, se le adjudica como falencia el que tras un período de recuperación, luego
de haber sido aplicada, los síntomas retornaban nuevamente, imponiendo la tarea de repetir el tratamiento. Por otra
parte, también se dice que este método no permite acceder al trabajo analítico a las «resistencias» del paciente. En
cualquier caso, la técnica apuntaba, entonces, a "colegir desde las ocurrencias libres del analizado aquello que él
denegaba recordar. Se pretendía sortear la resistencia mediante el trabajo interpretativo y la comunicación de sus
resultados al enfermo".[12]
En tercer lugar, Freud abandona la focalización sobre un problema determinado, conformándose con "estudiar la
superficie psíquica que el analizado presenta cada vez, y se vale del arte interpretativo, en lo esencial, para discernir
las resistencias que se recortan en el enfermo y hacérselas conscientes".[12]
En 1897, coincidiendo con la muerte de su padre, Freud, aplicó a su propia persona la experiencia clínica acumulada
y comenzó un estudio profundo de sus recuerdos, deseos y emociones que le permitieron reconstruir su infancia. Este
sistemático escrutinio de su psiquismo, considerado acto fundador del psicoanálisis,[13] es conocido como su
autoanálisis.
En el período aproximadamente
comprendido entre 1895 y 1905 Freud,
atravesó por un intenso aislamiento
profesional y personal provocado por la
oposición y a menudo indignación que sus
teorías suscitaban. A pesar de ello, Freud se
mostró particularmente fructífero en estas
circunstancias adversas publicando las que
se consideran dos obras cardinales del
psicoanálisis, La interpretación de los
sueños y Tres ensayos sobre teoría sexual.
El aislamiento de esta época, que el mismo
Freud denominaría «espléndido
aislamiento», fue remitiendo paulatinamente
y ya en otoño de 1902 nació modesta e Sala de espera del consultorio en la casa de Freud, donde tenían lugar las reuniones
informalmente la Psychologische de la "Sociedad Psicológica de los Miércoles".

Mittwoch-Gesselschaft (literalmente:
«Sociedad Psicológica de los Miércoles»). Los médicos vieneses Max Kahane, Rudolf Reitler, Alfred Adler y
Wilhelm Stekel se empezaron a reunir, a iniciativa de este último, en la casa de Freud cada miércoles por la
noche.[14] Este pequeño grupo formó el núcleo de lo que se convertiría, en 1908, en la Asociación Psicoanalítica
Vienesa (Wiener Psychoanalytische Vereinigung).[15]

A lo largo de su historia el psicoanálisis no ha dejado de evolucionar conforme nuevos hechos eran descubiertos.
También, debido a los diferentes puntos de vista e interpretaciones de diversos autores, se ha ramificado en varias
escuelas y técnicas de intervención. Entre los colaboradores y sucesores más representativos de Freud, aparte de los
más arriba mencionados, se cuentan, Otto Rank, Wilhelm Reich, Paul Federn, Hanns Sachs, Oskar Pfister, Max
Psicoanálisis 61

Eitingon, Abraham Brill, Sándor Ferenczi, Karl Abraham, Ernest Jones, Marie Bonaparte, Lou Andreas-Salomé,
Karen Horney, Anna Freud, Melanie Klein, Donald Winnicott, Wilfred Bion, Jacques Lacan, Erich Fromm, Erik
Erikson y muchos otros que han refinado las teorías freudianas e introducido las propias. Mención especial, por su
importancia e impacto en el movimiento psicoanalítico, merecen los autores Carl Gustav Jung y Alfred Adler.
Ambos se distanciaron del psicoanálisis, discrepando en especial de la tesis freudiana de la etiología sexual de las
neurosis, y propusieron ideas, conceptos y teorías alternativas.

Técnica psicoanalítica

El abandono de la hipnosis
La técnica analítica tiene lugar con el abandono de la hipnosis. En su
prólogo a la segunda edición de los Estudios sobre la histeria, Freud
asegura que "a quien se interese por la evolución que condujo de la
catarsis al psicoanálisis, no podría darle mejor consejo que el de
comenzar con los Estudios sobre la Histeria, recorriendo así el mismo
camino que yo hube de seguir".[16] Esta indicación, proveniente del
fundador y principal figura del psicoanálisis, muy probablemente no se
deba al azar ni constituya una ocurrencia aislada, sino que porta en sí Diván usado por Freud en las sesiones de
una consideración valiosa respecto a la introducción en el psicoanálisis.

psicoanálisis, ya que el mismo, sus conclusiones y los corolarios de sus


interrogaciones e investigaciones, no podrían sintetizarse en una fórmula desprovista del problema que están
llamadas a resolver, así como los pasos intermedios, incluyendo aquellos realizados en falso. Un ejemplo de esto
último es la importancia de la teorización inicial de la represión, en la cual la misma se suponía agente causal de la
angustia, para llegar a aquella otra que invierte los términos, debido a que separada de aquella resulta un postulado
vacío. Por otra parte, esto resulta convergente con la conocida indicación lacaniana que promueve el retorno a la
lectura de Freud, en este caso proviniendo de Freud mismo.

Uno de los conceptos presentes en dicho estudio es el de trauma psíquico cuyo valor para el abordaje de los síntomas
trascendía el campo de las neurisis traumáticas y permitían una extensión del concepto histeria traumática.[17] De
este modo, los síntomas histéricos desaparecían en cuanto era despertado el recuerdo que formaba parte del proceso
provocador de él, haciendo lo mismo con el afecto correspondiente, siendo el proceso postulado como provocador
del síntoma referido con claridad y dando expresión verbal del afecto. Descartada, luego, la hipótesis de la “sugestión
inintencionada” no queda sino suponer que el histérico padece principalmente de reminiscencias. Ahora bien, el
trauma comprende cualquier afecto que provoque los efectos del miedo, la angustia, la vergüenza, el dolor psíquico,
y en el síntoma histérico resulta que dichos traumas corresponden a recuerdos cuyo componente afectivo perdura
largas extensiones de tiempo, incluso años. Más tarde, Freud define a la represión como un modo de coservar, aquí
observa como en un número de casos la supresión de la reacción es lo que mantiene ligados recuerdo y afecto,
circusntancia que provee al recuerdo de una ofensa castigada, aunque sólo fuese con la palabra, una naturaleza bien
distinta de la que fue tolerada sin protestas.[18]
Pero no es la descarga por reacción (o abreacción, según otras traducciones) el sólo medio de la debilitación del
afecto del recuerdo en cuestión: su comercio asociativo, su yuxtaposición a otros –opuestos quizá-, o diversas
correcciones efectuadas por diversas representaciones podrían obtener un efecto similar. Sin embargo, sucede que la
experiencia muestra el modo en que los enfermos están lejos de tener a su disposición tales sucesos, faltando a su
conciencia.
En cuanto al método catártico, Freud consigna al final del ensayo donde se lo presenta las limitaciones que lo
caracterizaban: no era capaz de curar la histeria en tanto disposición, no lograba evitar las recidivas, ni,en el estado
Psicoanálisis 62

productivo de una histeria aguda, evitar la rápida sustitución de los fenómenos suprimidos por otros equivalentes. El
paso siguiente en lo concerniente al método fue descripto en un agregado de 1895 a los Estudios..., donde figura una
dificultad que se suma a las precedentes, procedente de la inhipnotizabilidad de ciertos pacientes, y consistía en un
pequeño artificio técnico, en el cual se aseguraba al sujeto que surgiría para él una imagen cualquiera, la que se le
pedía comunicara, pasando luego a ejercer una presión sobre su frente, señal que podría haberse reemplazado por
cualquiera. Lo que ocurre entonces no es la emergencia –como se esperaba cuando se aplicaba la hipnosis- de la
representación patógena, pero se mostraba una apta para orientar la dirección del análisis por ser una mediación entre
el punto de partida y la representación buscada. Esa formación de compromiso, diríamos ahora, es ejemplificada con
un recuerdo que no obstante ser familiar al paciente, no le ahorra la sorpresa que le depara al revelarle su relación
con la representación inicial, la cual había sido olvidada y que es evidenciada por el análisis.
Según Freud, lo que lo movió a apartarse del método catártico en tanto provocó sobre él su escepticismo fue un caso
que combinaba la más absoluta indocilidad terpéutica, junto a la más completa obediencia en todo otro orden de
cosas en estado de sonambulismo, que luego fue reforzado por una paciente que, tras haber recibido en estado
hipnótico la sugestión de deshacerse del paraguas que había gastado de tanto andar apoyada en él y prescindir en
adelante de su auxilio termina por romperlo contra las losas de la calle al marcar con él el compás de la melodía que
iba cantando, procurado, al decir de Freud, “un completo éxito a una sugestión desatinada”.

Resistencia y Asociación Libre


Según el psicoanálisis, los síntomas histéricos y neuróticos tienen un origen ligado a conflictos inconscientes,
aspectos de los cuales, pese a ser ajenos por completo al consciente del analizado, pugnan por emerger a la
conciencia. El retorno de lo reprimido, resultado de una represión fallida ante la fuerza emergente del material
reprimido, es una formación de compromiso, ejemplo de lo cual constituye el síntoma histérico y, en general, el
neurótico. El objetivo de la terapia es vencer las resistencias para que el analizado acceda a las determinaciones
inconscientes de sus sentimientos, actitud o conducta. Freud, en una de las oportunidades en las que describe la
operación que lleva a cabo la terapia analítica, lo hace en estos términos: "la rectificación con posterioridad del
proceso represivo originario".[19]
La «regla fundamental» de la técnica psicoanalítica es la asociación libre.[20] El analista introduce al paciente en la
técnica solicitándole que le comunique todos los pensamientos, ocurrencias, ideas o imágenes que se le pasen por la
mente, independientemente de que estos le parezcan absurdos, irrelevantes o comprometedores, «sin criticarlos o
seleccionarlos».[21] Al comunicar estos contenidos, el analizado no debe tener en cuenta cuan insignificante, trivial o
desagradable le resulten, ya que esto sólo expresaría la acción de las resistencias».
El analista por su parte, también debe respetar reglas, particularmente las tres siguientes:
• Escuchar al analizado con una atención parejamente flotante, es decir, sin privilegiar ningún elemento de su
discurso, lo que implica que el analista «deje funcionar lo más libremente posible su propia actividad inconsciente
y suspenda las motivaciones que habitualmente dirigen la atención».[22] En palabras de Freud, «el analista debe
escuchar y no hacer caso de si se fija en algo».[23]
• Mantener una actitud neutral, en cuanto a los valores, es decir, no dirigir la cura en función de un ideal religioso,
moral o social, no juzgar, no aconsejar. La posición debe ser igualmente neutral frente a las manifestaciones
transferenciales y frente al discurso, es decir, «no conceder a priori una importancia preferente, en virtud de
prejuicios teóricos, a un determinado fragmento o a un determinado tipo de significaciones».[24]
• Observar una actitud de estricta abstinencia, lo que implica que el analista «no satisface las demandas del paciente
ni desempeña los papeles que éste tiende a imponerle».[25] El sentido de este principio es que la cura debe
transcurrir de tal forma que el analizado no se sirva de ella para obtener satisfacciones sustitutivas de sus
síntomas.
Psicoanálisis 63

Interpretación
En cuanto a la interpretación, su función no es propuesta como un enunciado que refiera el material que ofrece el
caso a una teoría (como el Complejo de Edipo, la nosología psicoanalítica, las tópicas que representan el aparato
psíquico, etc.), sistematizada o no, que incluya la experiencia propia del analista y el consenso de la comunidad
analítica, sino algo que se acercaría mucho más a un desciframiento. En este sentido, el psicoanalista Donald
Winnicott comenta la importancia de «que el analista no conozca las respuestas, excepto en la medida en que el
paciente dé las claves. El analista recoge las claves y hace las interpretaciones».[26]

Formaciones del Inconsciente


Los lapsus son actos erróneos para la conciencia, en los que se manifiesta una descarga del inconsciente. Para Freud,
expresa un motivo personal relevante, desconocido para la personalidad consciente. A menudo el lapsus no es obvio
y se revela sólo después de una larga cadena de asociaciones.
Una segunda área explotada por la asociación libre es la de los sueños, considerada la «vía regia al inconsciente».
Para el psicoanálisis los sueños son siempre (al menos esto es lo postulado en La Interpretación de los sueños)
realizaciones de deseos,[27] los cuales generalmente se disfrazan por ser inaceptables para la organización consciente
del individuo. Freud distingue en la estructura del sueño: el contenido manifiesto, que generalmente parece
incoherente y sin sentido pero que presenta algún tipo de historia narrativa; y el contenido latente, que se refiere a las
asociaciones que se despliegan a partir del sueño manifiesto. El sueño (la ilación de sus contenidos manifiestos) es
una formación producida por el trabajo del sueño que transforma el material latente mediante la condensación, el
desplazamiento, el trastorno en su contrario y diversos tratamientos que las representaciones inconscientes reciben,
en virtud de su estructura, y que Freud designó como desfiguración onírica.[28] La dirección del trabajo del análisis
es precisamente en sentido contrario al del trabajo del sueño ya que obtiene el contenido latente donde era lo
manifiesto. Los sueños son figuraciones capaces de acceder a la conciencia, ya que en esta situación de reposo (el
dormir) es cuando la censura se encuentra más relajada y la resistencia se encuentra debilitada. Los anhelos y deseos
que tienen prohibido el acceso en los estados conscientes tienen una oportunidad de escaparse tras el velo de la
desfiguración onírica.
También en el chiste (Witz en alemán) encuentra el psicoanálisis una de las manifestaciones paradigmáticas del
inconsciente.

Transferencia
Freud afirmó que el individuo neurótico, cuyas necesidades eróticas infantiles permanecieron insatisfechas, podrá
orientar sus requerimientos libidinosos hacia una nueva persona que surja en su horizonte, siendo muy probable que
las dos porciones de su libido (la consciente y la inconsciente) participen en este proceso. Es por lo tanto
perfectamente normal y comprensible que una carga de libido se oriente también hacia el psicoanalista. Este proceso
da lugar a lo que en psicoanálisis se denomina transferencia.
Cuando se habla de «transferencia» en la terapia, se considera que el paciente transfiere o reedita sobre la figura del
analista demandas libidinales experimentadas en la infancia en relación a personas que entonces fueron importantes
o significativas. La transferencia ofrece la oportunidad para poner en acto los conflictos infantiles y estructuras
cognoscitivas que condujeron a las represiones y a las distintas formaciones de sus neurosis; y asimismo proporciona
al sujeto las condiciones para rectificar esos hechos que tuvieron lugar en la infancia y que, por permanecer
inconscientes, se habían mantenido refractarios a sus intentos previos de influir en ellos.[29]
La contratransferencia será aquel conjunto de reacciones inconscientes del analista frente a la persona del analizado y
frente a la transferencia. Se le considera un elemento muy importante en el trabajo analítico porque cada uno posee
en su propio inconsciente un instrumento con el cual puede interpretar las expresiones del inconsciente en los demás.
Psicoanálisis 64

Las tópicas
Tal y como aclaran Jean Laplanche y Jean-Bertrand Pontalis en su "Diccionario de Psicoanálisis" Tópica hace
referencia a una "Teoría o punto de vista que supone una diferenciación del aparato psíquico en cierto número de
sistemas dotados de características o funciones diferentes y dispuestos en un determinado orden entre sí, lo que
permite considerarlos metafóricamente como lugares psíquicos de los que es posible dar una representación espacial
figurada. Corrientemente se habla de dos tópicas freudianas, la primera en que se establece una distinción
fundamental entre inconsciente, preconsciente y consciente, y la segunda que distingue tres instancias: el ello, el yo,
el superyó".[30]

Primera Tópica: consciente, preconsciente e inconsciente


La conciencia es la cualidad momentánea que caracteriza las percepciones externas e internas dentro del conjunto de
los fenómenos psíquicos. El término inconsciente se utiliza para connotar el conjunto de los contenidos no presentes
en el campo actual de la conciencia. Está constituido por contenidos reprimidos que buscan regresar a la conciencia o
bien que nunca fueron conscientes y su cualidad es incompatible con la conciencia. El 'preconsciente' designa una
cualidad de la psique que califica los contenidos que no están presentes en el campo de la conciencia pero pueden
devenir en conscientes. Los estados reprimidos son aquellos que no se les puede acceder sin una hipnosis,
generalmente son revelaciones a través de imágenes retenidas durante el tiempo de vida de cada individuo.

Segunda tópica: el Ello, el Yo y el Superyó

El Ello es la instancia más antigua y original de la personalidad y


la base de las otras dos. Comprende todo lo que se hereda o está
presente al nacer, se presenta de forma pura en nuestro
inconsciente. Representa nuestros impulsos o pulsiones más
primitivos. Constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el
comportamiento humano. Opera de acuerdo con el principio del
placer y desconoce las demandas de la realidad.

El Superyó es la parte que contrarresta al ello, representa los


pensamientos morales y éticos recibidos de la cultura. Consta de
dos subsistemas: la "conciencia moral" y el ideal del yo. La
"conciencia moral" se refiere a la capacidad para la
autoevaluación, la crítica y el reproche. El ideal del yo es una
autoimagen ideal que consta de conductas aprobadas y
recompensadas.

El Yo es una parte del ello modificada por su proximidad con la Diagrama del modelo estructural de tres instancias
realidad y surge a fin de cumplir de manera realista los deseos y (Ello, Yo y Superyó) y de su superposición con el
demandas del ello de acuerdo con el mundo exterior, a la vez que modelo espacial de la psique en la primera tópica de S.
Freud (consciente, preconsciente, inconsciente).
trata de conciliarse con las exigencias del superyó. El yo
evoluciona a partir del ello y actúa como un intermediario entre
éste y el mundo externo. El yo sigue al principio de realidad, satisfaciendo los impulsos del ello de una manera
apropiada en el mundo externo. Utiliza el pensamiento realista característico de los procesos secundarios. Como
ejecutor de la personalidad, el yo tiene que medir entre las tres fuerzas que le exigen: las del mundo de la realidad,
las del ello y las del superyó, el yo tiene que conservar su propia autonomía por el mantenimiento de su organización
integrada.

Los papeles específicos desempeñados de las entidades ello, yo y superyó no siempre son claros, se mezclan en
demasiados niveles. La personalidad consta según este modelo de muchas fuerzas diversas en conflicto inevitable.
Psicoanálisis 65

Mecanismos de defensa
Freud define la represión como un mecanismo de defensa cuya esencia consiste en rechazar y mantener alejados de
la consciencia determinados elementos que son dolorosos o inaceptables para el yo. Estos pensamientos o ideas
tienen para Freud un contenido sexual. La represión se origina en el conflicto psíquico que se produce por el
enfrentamiento de exigencias internas contrarias entre un deseo que reclama imperativamente su satisfacción y las
prohibiciones morales. El yo se defiende del dolor que causa la incompatibilidad reprimiendo el deseo.
En los sueños opera la condensación. Varios elementos presentes en el sueño latente se conjugan, se unen en un
mismo elemento; pueden ser fragmentos de imágenes, frases o trozos de ideas. Estos fragmentos de vivencias
siempre estarán unidos de alguna forma por elementos comunes, que los relacionan y aparecen durante el análisis
por medio de la asociación libre. Un ejemplo de condensación se da cuando soñamos con una persona que reúne
rasgos de diferentes personas, a veces se presenta como una persona determinada y de pronto se convierte o
desempeña el papel de alguna otra más.
El desplazamiento, que también se presenta en los sueños, consiste en que la intensidad, la importancia y la cantidad
de afecto de algunas ideas se desplaza hacia otras de manera que puede mostrar como importante algún elemento que
en realidad es superfluo y, por el contrario, mostrar como imprecisos y sin importancia elementos importantes que
por lo general corresponden a recuerdos de la infancia. El desplazamiento es el proceso que más influye en ocultar el
sentido latente del sueño. Cuanto más confuso y oscuro es un sueño, más ha sido influido por el desplazamiento.

El desarrollo libidinal
El psicoanálisis emplea el término pulsión (impulso que tiende a la consecución de un fin) para el estudio del
comportamiento humano. Se denomina pulsión a las fuerzas derivadas de las tensiones somáticas en el ser humano, y
las necesidades del ello; en este sentido las pulsiones se ubican entre el nivel somático y el nivel psíquico.
La pulsión es un impulso que se inicia con una excitación corporal (estado de tensión), y cuya finalidad última es
precisamente la supresión de dicha tensión.
Hay dos tipos de pulsiones, la pulsión sexual o de vida (Eros) y la pulsión de muerte (Thánatos). Para el psicoanálisis
el impulso sexual tiene unas acotaciones muy superiores a lo que habitualmente se considera como sexualidad. La
libido es la energía pulsional, y puede presentar diferentes alternativas según esté dirigida a los objetos (libido
objetal), o bien se dirija al propio Yo (libido narcisista).
El psicoanálisis establece una serie de fases a través de las cuales se verifica el desarrollo del sujeto. Desde el punto
de vista de dichas fases, los conflictos psíquicos - y su posibilidad de resolución- dependerán del estancamiento de
una fase (fijación) o del retorno a una fase precedente (regresión).
Freud distinguió a partir de 1915 diversos momentos y "dimensiones" de una pulsión:
1. La fuente que tiene su origen en lo somático y que se traduce por una tensión, una suerte de impulso (en alemán:
Drang).
2. El Drang mismo, es decir la tensión interior que se traduciría en Trieb (pulsión).
3. La meta que se puede encontrar en un estado pasivo o activo.
4. El "objeto" de la pulsión, que en lo real es un medio, un medio bastante accesorio ya que sólo sirve para
disminuir temporalmente la tensión inherente a la pulsión.
Psicoanálisis 66

Desarrollo sexual infantil


La teoría plantea que conforme crecen los niños su deseo se enfoca en diferentes áreas del cuerpo, en los que se
busca la satisfacción libidinal. Siguiendo una secuencia de etapas psicosexuales en las que son importantes diferentes
zonas erógenas, los niños pasan del autoerotismo a la sexualidad reproductora y desarrollan sus personalidades
adultas:
1. Fase oral (desde el nacimiento hasta los 12 ó 18 meses): la boca es la zona erógena preeminente y procura al bebé
no sólo la satisfacción de alimentarse, sino, sobre todo, el placer de chupar. Es decir, de poner en movimiento los
labios, la lengua y el paladar en una alternancia rítmica.
2. Fase anal (12-18 meses hasta 3 años): en esta época la fuente principal de placer y conflicto potencial son las
actividades en las que interviene el ano. Con frecuencia representa el primer intento del niño por convertir una
actividad involuntaria en voluntaria. Los niños pueden experimentar dolor o placer ya sea al retener o al expulsar
sus desechos fisiológicos. Debemos separar aquí el placer orgánico de defecar, aliviando una necesidad corporal,
del placer sexual consistente en retener las heces y los gases para después expulsarlos bruscamente.
1. Fase fálica (3 a 6 años): el órgano sexual masculino desempeña un
papel dominante. En esta fase, las caricias masturbatorias y los
tocamientos ritmados de las partes genitales proveen al niño un
placer autoerótico. Freud considera que el clítoris es considerado
por la niña como una forma de falo inferior. Al comienzo de la fase
fálica, los niños/as creen que todas las personas poseen falo y la
diferencia entre tener o no falo se percibe como una oposición por
castración. Cada uno toma rumbo diferente al entrar en lo que Freud
denomina Edipo, o complejo de Edipo, en el cual primero se da una
identificación con la madre en ambos casos. El niño siente deseos
sexuales hacia su madre, y al percibir a las niñas como castradas
abandona sus deseos por temor a que le ocurra lo mismo, creándose
en el varón la angustia de castración que lo lleva a renunciar a sus
deseos incestuosos e identificarse con su padre. La niña abandona a
la madre porque la cree culpable de su castración y surge la envidia Carta de Sigmund Freud a una madre en relación
del pene. Sin embargo, se da cuenta de que si es como su madre a la homosexualidad de su hijo. La carta fue mas
puede acceder a un pene (véase el concepto psicoanalítico de falo), tarde enviada anónimamente "De una madre
agradecida" a Alfred Charles Kinsey. Página 1. 9
a lo cual reacciona identificándose con ella y aparece el deseo de
de abril de 1935.
engendrar un hijo de su padre.

La homosexualidad es definida como una perversión causada por una interrupción del desarrollo libidinal en esta
etapa. Para Freud se produce por una fijación en una etapa temprana del desarrollo psicosexual o una resolución
incorrecta del complejo de Edipo. Esta interrupción no permite alcanzar la madurez sexual (heterosexualidad). Un
conflicto de homosexualidad inconsciente puede ser un núcleo constituyente de esquizofrenia o paranoia. Más
adelante, Freud describe el narcisismo como un componente común a la homosexualidad, la esquizofrenia y las
perversiones. Sin embargo, Freud llegaría a reconsiderar su posición con el tiempo, hasta el punto de que en su
conocida Carta a una madre americana, Freud no dudó en afirmar que la homosexualidad «no es un vicio ni un
signo de degeneración, y no puede clasificarse como una enfermedad».[31] Señaló que perseguir la homosexualidad
era una «gran injusticia y una crueldad», y que el análisis, a lo sumo, serviría para devolver la armonía a una persona
si se sentía infeliz o neurótica, independientemente de si era homosexual o no.

1. Período de latencia (desde los seis años hasta la pubertad): en este período se desarrollan fuerzas psíquicas que
inhiben el impulso sexual y reducen su dirección. Los impulsos sexuales inaceptables son canalizados a niveles de
actividad más aceptados por la cultura. Freud lo llamaba «período de calma sexual». No lo consideraba una etapa,
Psicoanálisis 67

ya que no surgía nada dramáticamente nuevo.


2. Fase genital (desde la pubertad hasta la adultez): surge en la adolescencia cuando maduran los órganos genitales.
Hay un surgimiento de los deseos sexuales y agresivos. El impulso sexual, el cual antes era autoerótico, se busca
satisfacer a partir de una interacción genuina con los demás. Freud creía que los individuos maduros buscan
satisfacer sus impulsos sexuales sobre todo por la actividad genital reproductora con miembros del sexo opuesto.

Alternativas y escuelas del psicoanálisis


Desde poco después de su aparición el
psicoanálisis se ramificó en varias teorías
alternativas. Por una parte surgieron las
teorías de autores que, aunque partiendo del
psicoanálisis freudiano, discrepaban con
ciertas concepciones clave de la teoría de
Freud y formaron escuelas alternativas:
• Carl Gustav Jung: discrepaba sobre el
origen y destino sexual de la libido, en la
interpretación de los sueños, el concepto
de inconsciente y la manera de tratar las
neurosis. En su teoría destacaron los
conceptos de inconsciente colectivo y
arquetipo. Su escisión tuvo un carácter
traumático, tanto para el psicoanálisis
como disciplina, como para las partes
implicadas personalmente. La salida de
Fotografía frente a la Universidad de Clark en septiembre de 1909. Sentados:
Jung de la Asociación Psicoanalítica Sigmund Freud, Stanley Hall, C. G. Jung; de pie: Abraham A. Brill, Ernest Jones,
Internacional y del movimiento Sándor Ferenczi.
psicoanalítico, el cual estaba destinado a
liderar tras Freud, tuvo connotaciones de 'cisma'.

• Alfred Adler: difería con respecto a la importancia que daba Freud al factor sexual. Adler hipotetizó un complejo
de inferioridad que explicaría las neurosis y creó un método alternativo para tratarlas. Fue la primera disidencia
importante en la historia del psicoanálisis (1908) al crear una teoría paralela que sustituía la libido por el instinto
de poder.
• Otto Rank: manifestó diferencias con la función del Complejo de Edipo.
• Karen Horney: disentía de las ideas de Freud sobre la sexualidad femenina (criticó el que Freud considerase la
envidia del pene como un fenómeno universal), el origen de las neurosis (a las que atribuía causas culturales), los
mecanismos de defensa y la aplicación de los conceptos de Ello, Yo y Superyó en otras sociedades distintas de las
que analizó Freud.
• Anna Freud: plantea una teoría alternativa acerca del desarrollo, las funciones y los mecanismos de defensa del
yo.[32] Se le considera, junto a Heinz Hartmann y otros, fundadora de la "psicología del yo".
Por otra parte, se crearon escuelas que ampliaron el psicoanálisis freudiano:
• la escuela francesa de Jacques Lacan;
• la escuela inglesa de Melanie Klein: desarrolló conceptos como el complejo de Edipo temprano, el Superyó
temprano, la posición esquizo-paranoide, la posición depresiva, los mecanismos de defensa y la envidia primaria;
• el psicoanálisis interpersonal de Harry Stack Sullivan y sus derivados ulteriores como el psicoanálisis relacional;
Psicoanálisis 68

• el psicoanálisis latinoamericano, entre cuyos pioneros cabe destacar a Enrique Pichon-Rivière en Argentina, a
Durval Marcondes en Brasil y a Ignacio Matte Blanco en Chile.
Aunque todas mantienen los principios básicos de la teoría de Freud sobre el inconsciente, otras partes de las teorías
son ampliadas y reinterpretadas por cada escuela.
Aparte de las grandes escuelas mencionadas aquí, existen innumerables otras orientaciones, institutos y agrupaciones
que se pueden considerar derivadas del enfoque analítico.
Además se ha creado la corriente de la psicoterapia psicoanalítica que, aceptando los presupuestos psicoanalíticos,
utiliza una concepción y una técnica diferente a la del psicoanálisis propiamente dicho.

El psicoanálisis en la universidad
En las universidades el psicoanálisis no suele estudiarse como una carrera independiente, y su ejercicio profesional
requiere estudios especializados, generalmente de quienes han tenido formación en los campos de la Psiquiatría y la
Psicología y que optan por esta corriente de pensamiento como paradigma para el desarrollo de su estilo particular de
psicoterapia. En algunos países existe legislación asociada al tema, pero generalmente los criterios respecto a los
créditos que debe poseer un profesional para interiorizarse en el psicoanálisis provienen de la propia doctrina de este.
En países como Argentina y Francia el psicoanálisis sigue ocupando un lugar central en las facultades de psicología
y humanidades. El psicoanálisis en Chile también tiene cierta presencia académica. En general, sigue vigente en
países de habla hispana y algunos países europeos como método terapéutico y de introspección, pero su vigencia en
otros países disminuyó considerablemente desde mediados del siglo XX.[cita requerida]

Eficacia en el tratamiento de trastornos psicológicos


Para muchos psicoanalistas la eficacia del
tratamiento no debe medirse en términos
estadísticos, sino en términos singulares.
Los detractores del psicoanálisis consideran
que no es efectivo en el tratamiento de
trastornos psicológicos. Se apoyan en
estudios estadísticos (ver referencias) que
comparan la eficacia clínica de distintas
formas de terapia (psicoanalíticas,
gestálticas, conductuales, cognitivas, etc.)
con una terapia placebo o con la ausencia de
Comparación del tamaño del efecto de la terapia psicodinámica. Smith, Glass and
terapia.[33] [34] [35] [36] Los estudios Miller. 1980.
muestran que en promedio las psicoterapias
aportan beneficios y algunas de las terapias cognitivas están a la par de los tratamientos farmacológicos y su
efectividad se potencia cuando son empleadas en conjunto. En cambio, la efectividad del psicoanálisis en el
tratamiento de enfermedades (depresión, trastornos de ansiedad, trastornos de la alimentación, adicciones, trastornos
de la personalidad...) está por debajo del promedio y no supera la efectividad de un tratamiento placebo; y puede, en
consecuencia, retrasar o impedir en algunos casos la cura. Sin embargo, los abordajes estadísticos que apuntan a
medir la eficacia de los tratamientos terapéuticos no tienen en cuenta la singularidad de cada caso a la hora de
evaluarlo, como así tampoco un criterio neutral de eficacia, identificada generalmente con determinadas exigencias
sociales propias de la época actual, que no tenían vigencia en tiempos pretéritos, y probablemente deje nde tenerla en
el futuro. Por otra parte, los enfoques de corte estadístico no contemplan en sus evaluacionesde eficacia los
Psicoanálisis 69

resultados a mediano y largo plazo, casualmente aquellos donde el psicoanálisis muestra sus méritos más
importantes.
La Asociación Psicoanalítica Internacional publicó en 1999 un trabajo (Fonagy y otros) en el que se revisan los
principales casos clínicos documentados y estudios sobre la eficacia del psicoanálisis. Los resultados indican que la
efectividad es mayor en los pacientes más jóvenes, que los tratamientos largos tienen mejores resultados, que el
psicoanálisis puede reducir el uso de medicación psicotrópica y que el psicoanálisis se asocia con una mejora en la
capacidad laboral, entre otras conclusiones. Aunque la misma publicación reconoce que los estudios estadísticos
presentan deficiencias metodológicas serias, haciendo notar que "los estudios no pueden demostrar de manera
inequívoca que el psicoanálisis sea efectivo en relación a un placebo activo u otras formas de terapia" y que "la
mayoría de los estudios tienen limitaciones graves que pueden llevar a los críticos de la disciplina a desacreditar los
resultados".[37]
Por su parte, el psicoanalista Robert Galatzer-Levy recopiló y analizó 4 estudios en pacientes adultos y varios
estudios en niños y adolescentes, y estudios en grupos pequeños, en el libro Does Psychoanalysis Work?[38] Galatzer
concluye que el psicoanálisis demuestra ser eficaz para muchos pacientes y hace hincapié en la necesidad por parte
del psicoanálisis de seguir recopilando más datos empíricos.

Críticas al psicoanálisis
Si bien los partidarios del psicoanálisis y algunos autores
postmodernos como Jacques Lacan consideran al psicoanálisis una
forma de ciencia o de conocimiento diferente a las ciencias modernas,
su estatus científico es muy cuestionado. Algunas de las críticas son las
siguientes:
• En su modelo de demarcación de la ciencia, Karl Popper tomó al
psicoanálisis como ejemplo de pseudociencia, porque violaba el
principio de falsabilidad, en contraste con la teoría de la relatividad
de Albert Einstein. Popper observó que, mientras las condiciones de
refutación de las hipótesis de Einstein estaban determinadas con
precisión y Einstein estaba dispuesto a empezar de nuevo si la
evidencia no las sustentaba, las teorías de Sigmund Freud eran
infalsables y le permitían reinterpretar la evidencia cuando no
confirma las hipótesis. Aunque Popper calificaba al psicoanálisis
como pseudociencia no sugiere que no sea racional o que no sea
valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: "Constituye una
interesante metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay
Sigmund Freud en 1926.
alguna verdad en él, como sucede tan a menudo en las ideas
metafísicas)".[39]

• Adolf Grünbaum considera que la teoría sí puede ser falsada y, de hecho, resulta ser falsa.[cita requerida]
• Alan Sokal y Jean Bricmont explican, en imposturas intelectuales, cómo Jacques Lacan usa el lenguaje
matemático en su teoría del psicoanálisis de forma incorrecta y totalmente fuera de contexto para aparentar un
carácter científico.[40] Otros autores, sin embargo, explican que el uso por parte de Jacques Lacan de un lenguaje
matemático significó no el intento de demostrar matemáticamente las afirmaciones del psicoanálisis, sino una
representación simbólica de algunas de tales afirmaciones, con la intención de transmitir la estructura misma en
su funcionamiento y vaciada de las argumentaciones de las llamadas "novelas" de cada sujeto. La respuesta de
Sokal es que tal uso simbólico de conceptos matemáticos, muy probablemente desconocidos por la gran mayoría
de los lectores de Lacan, es de dudosa utilidad. Arkady Plotnitsky (matemático y profesor de la Universidad de
Psicoanálisis 70

Purdue de teoría literaria) ha señalado que también Sokal y Bricmont se equivocan en su libro, puesto que
«algunas de sus aseveraciones concernientes a objetos matemáticos y especialmente sobre los números complejos
son incorrectas».[41]
• El epistemólogo Mario Bunge, en su modelo de demarcación de la ciencia, sostiene que el psicoanálisis es un
ejemplo de pseudociencia porque carece de consistencia externa. Mientras las diferentes disciplinas científicas
interactúan apoyándose las unas en las otras, tanto en sus aspectos teóricos como empíricos, el grave problema del
psicoanálisis, consistiría según sostiene Bunge, en que se trata de una disciplina aislada del resto del
conocimiento, que no interactúa con disciplinas obviamente pertinentes, tales como la psicología experimental, la
neurociencia cognitiva y las ciencias biológicas. Más aún, según este autor, el psicoanálisis es incongruente con
los descubrimientos de estas disciplinas.[42] [43] [44]
Sin embargo, el presidente actual de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Andrés Rascovsky, aclara que la
opinión de Bunge es parte de "una línea" de epistemólogos y filósofos, que no coincide con la de otros colegas,
como el epistemólogo argentino Gregorio Klimovsky. Según Rascovsky, "con Freud, fue justamente el
psicoanálisis el que bregó por un campo científico en medio de una psicología ideologizada". Y explica: "No
necesariamente el desarrollo de la ciencia de la subjetividad pasa por la empirismo, por ciencias duras, como dice
Bunge. No podemos reducir el psiquismo humano a una combinación biológica ni a una química".[45]
• Autores como Van Rillaer recopilaron ejemplos sobre la forma en que Freud y otros psicoanalistas descalifican a
sus críticos empleando argumentos de autoridad y falacias ad hominem.[cita requerida]
• El psicoanálisis es considerado una pseudociencia por la psicología cognitiva, la psicología evolucionista, la
biología molecular, la neurobiología y la psiquiatría actual. Le critican el hecho de que se basa en teorías
obsoletas e hipótesis que carecen de apoyo empírico. Ejemplo de ello son sus construcciones metapsicoanalíticas:
el complejo de Edipo, el complejo de castración, la Envidia del pene o la Pulsión de muerte, no poseen base
empírica o científica.[cita requerida]
• B.F.Skinner criticó a los psicoanalistas y psicólogos cognitivos de especular con procesos internos cuando no
disponen de los medios de observación apropiados.[cita requerida]
• Hans Eysenck recopiló y criticó todos los estudios existentes sobre la efectividad del psicoanálisis en su libro
Decadencia y Caída del Imperio Freudiano y concluye afirmando que el tratamiento psicoanalítico no supone
ninguna mejora sobre la tasa de remisión espontánea (sin tratamiento) de las neurosis.[46]
• Freud es criticado por varios autores por haber fraguado sus investigaciones. Historiadores y periodistas
mostraron que hay una gran divergencia entre la evolución de los casos clínicos tal como Freud la relata en sus
textos y los casos reales. Uno de los casos más famosos es el de Sergei Pankejeff (llamado "el hombre de los
lobos"), investigado por la periodista Karin Obholzer. Pankejeff sufría de una grave neurosis y pesadillas
recurrentes que le impedían valerse por sus propios medios. Freud interpretó los sueños del paciente, concluyendo
que estaban relacionados con un trauma sexual de su infancia. Según Freud, al comunicarle el origen de su
problema, Pankejeff se curó completamente. Sin embargo, las investigaciones mostraron que la historia fue muy
distinta. No sólo Pankejeff nunca se curó, sino que siguió siendo tratado por otros psicoanalistas hasta su muerte y
su estado durante ese transcurso empeoró considerablemente. Pankejeff cobraba un sueldo mensual a cargo de la
Fundación Sigmund Freud, con el propósito de mantenerlo oculto en Viena, para que el fraude no se hiciera
público.[47]

Cine y psicoanálisis
La relación entre el cine y el psicoanálisis ha sido en las últimas décadas cada vez más estrecha. Una muestra de ello
es el hecho de que prácticamente todos los congresos y conferencias internacionales de psicoanálisis cuentan con
participaciones de destacados psicoanalistas especializados en el análisis del cine. Por otra parte, la apreciable
cantidad de largometrajes de calidad cuyo tema central es el psicoanálisis, sus principales autores o hasta sus
pacientes famosos da cuenta de una relación recíproca.
Psicoanálisis 71

Aunque el cine y el psicoanálisis nacen juntos (Sigmund Freud publicó junto a Josef Breuer los Estudios sobre la
Histeria en el mismo año en que los hermanos Lumière presentaron su primera película) Freud se mostró muy
escéptico respecto de las posibilidades, significación y alcance de este nuevo medio para el psicoanálisis. Según
consta en su correspondencia con Ferenczi, sabía, sin embargo, que nada podría evitar que se filmara sobre la técnica
y la teoría psicoanalítica, pero mantuvo su posición crítica y llegó a negarse a ser vinculado personalmente con
alguna representación fílmica. Pensaba que no existía una posibilidad seria y respetable de mostrar de manera
plástica las abstracciones a las que había arribado la teoría psicoanalítica. En 1925, a pesar de ello y en medio de una
polémica al respecto con Freud, Karl Abraham y Hanns Sachs entregaron su apoyo técnico y asesoría científica para
la primera película psicoanalítica El misterio de un alma (Geheimnisse einer Seele), del director Georg Wilhelm
Pabst.[48]
En las décadas que siguen y hasta la fecha, el psicoanálisis, la vida de Freud o el contexto histórico de sus desarrollos
han sido temas recurrentes en el cine:
• John Huston llevará al cine la vida de un joven Freud en el biopic Freud, pasión secreta (Freud, también Freud:
The Secret Passion, 1962), interpretado por Montgomery Clift.[49] [50]
• La historia de la relación entre Sigmund Freud y la princesa Marie Bonaparte, incluyendo la asistencia a la huida
de la familia de Freud al exilio, sería llevada a la pequeña pantalla y estrenada en 2004. Princesse Marie fue
dirigida por Benoît Jacquot y protagonizada por Catherine Deneuve como la princesa Marie Bonaparte, y Heinz
Bennent como Freud.[51]
• La película "Mahler auf der Couch" (Mahler sobre el diván, 2010) de los cineastas Percy y Félix Adlon aborda la
conflictiva vida sentimental de Gustav Mahler y evoca con humor los encuentros con su contemporáneo, el
explorador del alma Sigmund Freud.[52]
• El director de cine David Cronenberg tiene previsto estrenar en 2011 A Dangerous Method, la adaptación al cine
de una obra de teatro de 2002 de Christopher Hampton. Sigmund Freud será interpretado por el actor Viggo
Mortensen, compartiendo reparto junto a Keira Knightley (Sabina Spielrein) y Michael Fassbender (Carl Gustav
Jung).[53]
• Un buen ejemplo del tratamiento de Hollywood al psicoanálisis, aunque en la forma de serie de televisión, es la
serie Frasier, protagonizada por el psicoanalista Frasier Crane (freudiano), cuyo hermano Niles Crane (jungianio)
también es psicoanalista, así como los muchos giros cómicos de la serie respecto al psicoanalista. Uno de ellos la
tensa relación de Frasier con su ex esposa que es conductista.

Notas
[1] Freud, S. Consejos al médico.
[2] Freud definió el psicoanálisis de diferentes maneras en muy distintos contextos a lo largo de su obra. Laplanche y Pontalis se refieren aquí a
la definición enciclopédica de 1922 (publicada en 1923) y que es la más ampliamente citada en toda la literatura secundaria sobre el
psicoanálisis: «Dos artículos de enciclopedia: 'Psicoanálisis' y 'Teoría de la libido'».Laplanche, Jean & Pontalis, Jean-Bertrand (1996).
Diccionario de psicoanálisis. Traducción Fernando Gimeno Cervantes. Barcelona: Editorial Paidós. p. 316. ISBN 84-493-0255-2/ ISBN
84-493-0256-0.Freud, Sigmund (1923). Dos artículos de enciclopedia: 'Psicoanálisis' y 'Teoría de la libido' (1923/1922). Obras completas de
Sigmund Freud. Volumen XVIII (1920-1922). Traducción José Luis Etcheverry. Buenos Aires & Madrid: Amorrortu editores. pp. 231 (a), 242
(b), 234-235 (c). ISBN 978-950-518-594-8.
[3] Jean Laplanche & Jean-Bertrand Pontalis, op.cit. p.316-319.
[4] Roudinesco, Elisabeth; Plon, Michel (2008) [Primera publicación (Dictionnaire de la Psychanalyse), 1997]. «Artículo:Psicoanálisis».
Diccionario de Psicoanálisis. Traducción: Jorge Piatigorsky y Gabriela Villalba. Buenos Aires: Paidós. pp. 864. ISBN 978-950-12-7399-1.
[5] Sigmund Freud, Escritos sobre la Histeria. Biblioteca Freud. Alianza Editorial. ISBN 84-206-7208-4. p. 143.
[6] Ibid. p. 157.
[7] Jean-Michel Quidonoz, Reading Freud. A Chronological Exploration of Freud's Writings. The New Library of Psychoanalysis. Routledge.
ISBN 1-58391-746-2hbk. p. 10.
[8] Ibid., p. 141.
[9] Sigmund Freud, Tres Ensayos sobre Teoría Sexual. Biblioteca Freud. Alianza Editorial. ISBN 84-206-3699-1. p. 49.
[10] Ibid., p. 123.
[11] Freud, S., Recordar, repetir, reelaborar. En. O.C., A.E., T.XII, Bs. As. ISBN 950-518-588-8
Psicoanálisis 72

[12] Ibíd.
[13] Peter Gay (1998). A Life for our Time. Ed. W. W. Norton, London, New York. p. 96.
[14] Peter Gay (1998). A Life for our Time. Ed. W. W. Norton, London, New York. p. 173.
[15] Idem. p. 174.
[16] Freud, S. Estudios sobre la histeria.
[17] Ídem
[18] Ídem
[19] Freud, S., Conferencias de introducción al psicoanálisis. En O.C., A.E. T. XVI, ISBN 978-950-518-592-4
[20] Sigmund Freud. On Beginning the Treatment. (1913c), Standard Edition, vol. 12, p. 134.
[21] Sigmund Freud. Recommendations to Physicians Practising Psycho-Analysis.(1912e), Standard Edition, vol. 12, p. 112.
[22] Jean Laplanche & Jean-Bertrand Pontalis, op.cit. p.37.
[23] Freud, Sigmund, Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico en Obras Completas, Vol. XII, Amorrotu, B.Aires 9ª. Edición 1996,
p. 112, ISBN 950-518-588-X (Título original: Ratschläge für den Arzt bei der psychoanalytischen Behandlung, 1937).
[24] Ibid. p.3
[25] Ibid. p.3.
[26] Cf. Winnicott, La teoría de la relación entre progenitores-infante, En Los procesos de maduración y el ambiente facilitador, Ed. Paidós.
ISBN 950-12-4174-2
[27] Freud, Sigmund: La interpretación de los sueños en: Obras Completas, Vol. IV, Amorrotu, B.Aires 9ª. Edición 1996, Cap. III: El sueño es
un cumplimiento de deseo, pág. 142, ISBN 950-518-575-4 (Traducción del alemán por José Luis Etcheverry, título original: Die
Traumdeutung, 1912).
[28] Ibid. Cap. IV: La desfiguración onírica, pág. 153.
[29] "El psicoanalista francés Jacques Lacan, quien retomó los conceptos de Freud, definió la transferencia como «la puesta en acto de la realidad
sexual del inconsciente»" (Cf. Lacan, J., El Seminario, Libro 11, Caps. 11 y 12, Paidós, Bs. As. ISBN 950-12-3981-0)
[30] Jean Laplanche & Jean-Bertrand Pontalis, op.cit. p.430-435.
[31] Archivos Identidades (http:/ / www. identidades. org/ fundamentos/ freud_carta. htm) Consultado el 12-4-2008
[32] Anna Freud: El yo y los mecanismos de defensa (1936)
[33] Guía de tratamientos psicológicos eficaces. Ed. Pirámide.
[34] Hans Eysneck (1961). The effects of psychotherapy.
[35] Smith, Glass, and Miller (1980). The benefits of psychotherapy. Baltimore: The Johns Hopkins University Press. Metaanálisis de estudios
sobre 47 psicoterapias en 25 mil casos.
[36] Smith & Glass, (1977). Meta-analysis of psychotherapy outcome studies. American Psychologist, Vol 32(9). Metaanálisis de estudios sobre
psicoterapias.
[37] Peter Fonagy (1999), An Open Door Review of Outcome Studies in Psychoanalysis. IPA.
[38] Robert Galatzer-Levy (2000), Does Psychoanalysis Work?
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Enlaces externos
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