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Representaciones sociales de la abeja reina

Representaciones sociales sobre las mujeres por parte de la


Abeja Reina. Una pieza en la estructura de la sociedad androcéntrica.

Laura León Navas


Mauren Ramírez Capera
Estudiantes VII Sem. Universidad Santo Tomas
Facultad de Psicología

RESUMEN. La presente investigación aborda el fenómeno denominado


síndrome de la Abeja Reina, consistente en la tendencia de algunas mujeres que
ocupan posiciones de éxito a considerar que lo han hecho exclusivamente por
méritos propios, razón por la cual no ayudan a otras mujeres a obtener éxitos
similares. A través de una entrevista a profundidad, fue posible establecer como
las representaciones sociales que sobre las otras mujeres tiene la Abeja Reina le
justifican sus patrones de comportamiento respecto a ellas y le permiten
mantenerse en una posición privilegiada que es favorecida por el sistema
androcéntrico. La investigación estuvo orientada desde los postulados y las
antinomias del paradigma emergente, teniendo como referente a Miguel Martínez.
Moscovici y Jodele, desde las representaciones sociales y el fenómeno se estudió
desde la literatura propuesta por Hyde y Staines.

.
PALABRAS CLAVE

Abeja Reina. Representaciones Sociales. Feminismo. Androcentrismo. Poder.

JUSTIFICACIÓN
Desde hace varias décadas, pero con especial fuerza a partir de los años 60, las
mujeres inician una revolución que busca cambiar el estatus de las mujeres en las
sociedades occidentales, permitiendo su inserción en roles considerados hasta entonces
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típicamente masculinos y redimensionando el valor de los roles considerados


típicamente femeninos; revolución que ha sido especialmente efectiva en sus objetivos,
toda vez que ha logrado permear con gran rapidez a la sociedad occidental con su
discurso y que además se ha caracterizado por ser una revolución pacífica.
No han sido pocos los obstáculos que se han presentado en este proceso, pero,
sin lugar a dudas, sorprende encontrar que muchas veces son las propias mujeres las
encargadas de entorpecer la buena marcha de esta revolución. Así, se destaca el
Síndrome de la Abeja Reina que da cuenta de mujeres que acceden a posiciones
privilegiadas de poder en un mundo esencialmente masculino y que se encargan de
impedir el ascenso de otras mujeres a posiciones similares a la suya.
En este contexto resulta interesante comprender que tipo de representaciones
sociales se hace la Abeja Reina sobre las otras mujeres, que le justifican su
comportamiento y actitud.
Sobre el fenómeno como tal, se encuentra alguna literatura extranjera que lo
describe y lo pone de relieve como factor perturbador del movimiento feminista, y
como elemento esencial en el mantenimiento de la sociedad androcéntrica y patriarcal,
pero no se encuentra un análisis desde la perspectiva psicológica, que permita entender
qué hay detrás del sujeto, cómo se percibe y percibe el mundo y cual papel cree estar
desempeñando a nivel social.
Dicha comprensión permite develar los mecanismos intrínsecos que movilizan
estas estructuras que soportan el sistema de dominación masculina y en la medida en
que ellos se hagan visibles, permitirán a su vez, una intervención desde diversos
ámbitos como el psicológico, el sociológico y el antropológico.
El presente ejercicio investigativo no busca establecer los objetivos o las formas
de esas posibles intervenciones, pero sí poner de presente elementos que constituirían
una base importante para el diseño de las mismas.

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA


El denominado Síndrome de la Abeja Reina es una tendencia de las mujeres que
han accedido a posiciones de poder tradicionalmente reservadas a los hombres, a
disociarse y no ser solidarias con su sexo, manteniendo las condiciones que dificultan o
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impiden el acceso de otras mujeres a posiciones similares, aun cuando puedan tener la
posibilidad de cambiar esta situación dada su ubicación privilegiada.
La discusión que plantea el movimiento feminista en torno al fenómeno,
consiste en poner de presente que la Abeja Reina adjudica solo a sus propios méritos el
éxito alcanzado, desconociendo que el sexo es un determinante social cuando se busca
acceder a posiciones de poder. En contravía del movimiento feminista, estas mujeres
insisten en que el problema es de naturaleza interna y no externa, oponiéndose así a
todo movimiento que busque el cambio social. Por esto, no están dispuestas a ahorrar a
otras mujeres los esfuerzos que ellas han tenido que hacer para alcanzar la posición que
ostentan y tratarán de garantizar su posición exclusiva dentro del medio, para mantener
los privilegios y el reconocimiento que de allí derivan (Hyde, 1995)..
Desde una concepción sociológica la Abeja Reina es vista como elegida por el
sistema para garantizar su supervivencia. En efecto, dado que el discurso feminista ha
permeado la sociedad occidental moderna y que sería insostenible mantener grupos
exclusivamente masculinos, pues incluso a nivel legal se han introducido normas que
exigen el reconocimiento de la igualdad a nivel de sexos y la necesidad y obligación de
garantizar la participación de las mujeres en el poder, los hombres se han visto
compelidos a incluir unas pocas mujeres para mostrar su “disposición al cambio”. Lo
importante es que las escogidas no representen una verdadera amenaza para el sistema
androcéntrico y patriarcal, y para ello buscan a mujeres que no estén interesadas en
permitir el ingreso de otras mujeres. Se dimensionan así como las mejores aliadas,
pues son la cuota que calma las exigencias que demanda el movimiento de género, pero
no menoscaban el orden establecido.
Según Moscovici, las Representaciones Sociales dan cuenta de una forma de
conocimiento específico, cuyos contenidos manifiestan una forma de pensamiento
social; de igual manera las representaciones sociales condensan un conjunto de
significados que permiten interpretar lo que sucede, los fenómenos e incluso a las
personas que nos rodean (Jodelet, 1984); Así mismo el conocimiento que poseemos del
mundo y que da elementos para interpretarlo, se construye a través de la experiencia
pero también de la información y tradición que es elaborada y transmitida socialmente
(Jodelet, 1984); resulta entonces de gran utilidad e interés para la psicología social
comprender las elaboraciones sociales que le han permitido a la Abeja Reina justificar
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sus acciones frente a las otras mujeres, lo cual se concreta en dichas representaciones
sociales frente a las mujeres en general.
Estas representaciones le permiten leer a las mujeres en un contexto
determinado y proyectarse a ella misma en ese contexto, con lo cual se podrá entender
que elementos tomó y cuales rechazó del discurso social, que le impide ser solidaria
con su propio género. Se pregunta entonces: ¿La abeja reina es conciente de ser
utilizada por el sistema androcéntrico para perpetuarse? ¿A que adjudica el éxito
propio y el fracaso de las otras mujeres? ¿Qué pasos tuvo que seguir para llegar a su
posición actual? ¿Qué cree ella que la diferencia de las demás mujeres? ¿Cómo ve a los
hombres? ¿Cómo entiende el poder? ¿Qué entiende por igualdad de géneros? ¿Qué
piensa del movimiento feminista? ¿Cómo evalúa los roles típicamente femeninos?
¿Cómo evalúan su desempeño en el hogar como madre y esposa?
¿Que representaciones sociales sobre las mujeres tiene la abeja reina, que le
permite entender el sistema como equilibrado y justo?
El interés por el tema de género ha llevado pues a la exploración del mismo
desde diferentes focos de estudio, teniendo la oportunidad de profundizar en temas
como la manifestación de las emociones, diferencias a nivel biológico y
comportamental, el manejo del lenguaje, la literatura femenina, pautas relacionales
entre hombres y mujeres (León, Barreto, Monroy, Murillo y Camargo, 2003). En una
revisión bibliográfica en que buscábamos acercarnos al fenómeno de la mujer y el
poder, específicamente a través del denominado techo de cristal, que impone a las
mujeres una barrera invisible para su ascenso laboral, encontramos el planteamiento de
un fenómeno que hasta el momento desconocíamos como tal, pero que en nuestra
cotidianidad habíamos identificado en personas cercanas.
Aunado a una sensibilidad especial por la causa femenina y evidenciado el alto
contenido manipulador del sistema patriarcal que escogía formas sutiles de
mantenimiento, surgió la necesidad imperiosa de entender que le permitía a estas
mujeres involucrarse en ese juego de intereses, y mantenerse indiferentes frente a las
necesidades de género. Así pues, desde nuestra subjetividad y con el interés concreto de
evitar en nuestra vida una compresión de la realidad en esos términos y de permear en
lo posible a quienes así lo permitan, buscamos entender en que punto las
representaciones sociales siguen perpetuando los esquemas patriarcales y cuales serían
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los nodos esenciales a intervenir para generar una dinámica de cambio real, que le
permita a la sociedad reformar y reconstruir los imaginarios que le sirven para leer y
dimensionar a las mujeres.

OBJETIVOS

GENERAL
Comprender las representaciones sociales que sobre las mujeres tiene la abeja
reina, que le permiten entender el sistema androcéntrico como equilibrado y justo.

ESPECÍFICOS
1. Entender las representaciones sociales de la Abeja Reina sobre el papel
que desempeñan las mujeres y los hombres en la sociedad.
2. Comprender la forma en que dimensiona el poder en hombres y mujeres,
y la utilidad que le atribuyen a este en el medio social.
3. Advertir la forma como concibe el éxito la Abeja Reina, y los medios
para llegar a él.
4. Evidenciar el valor que la Abeja Reina da a la familia y la forma en que
se dimensiona dentro de esta como esposa y madre.
5. Comprender los alcances que la Abeja Reina da a la Revolución
Feminista.
6. Entender la forma en que evalúa el sistema Androcéntrico.

MARCO CONCEPTUAL

REFLEXIÓN EPISTEMOLÓGICA. Desde los postulados básicos del paradigma


emergente, el presente trabajo abordará el estudio del fenómeno denominado Síndrome
de la Abeja Reina a partir de la tendencia al orden en los sistemas abiertos y de la
Metacomunicación del lenguaje total.
La idea central de la teoría de la tendencia al orden en los sistemas abiertos,
propone que las estructuras disipativas se mantienen por un continuo consumo de
energía, y entre más complejas sean estas, más energía requieren para mantener todas
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sus conexiones. Ello hace que se presente una fluctuación constante en el sistema que
lo mantiene lejos del equilibrio, lo que a su vez facilita su transformación, de manera
que es el desequilibrio lo que le da coherencia al sistema. Si las fluctuaciones alcanzan
un nivel crítico, generan tal perturbación en el sistema que aumentan el número de sus
interacciones, lo cual a su vez demanda más energía. En este proceso, las partes
constituyentes del sistema se reorganizan y generan una estructura de orden superior
(Martinez Frío, 1997).
Así, podemos entender que el movimiento feminista introdujo una fluctuación
crítica, una entropía dentro del sistema androcéntrico, que lo obligó a generar nuevas
conexiones que permitieran su mantenimiento y consolidación, a través de la creación
de figuras sutiles como el de la Abeja Reina, que al permitir la entrada de unas pocas
mujeres a cargos de poder, dinamizo y reorganizo el orden social antes establecido,
pero sin afectarlo en su esencia.
La caracterización que los estudios existentes han hecho de la Abeja Reina,
demuestran que su comportamiento, contrario a lo que podría pensarse, es típicamente
femenino en su prosodia, cuidado y presentación personal, en su forma de interactuar
con los demás y por su puesto, en la gramática que utiliza. Se muestra como una madre
y esposa ejemplar, defendiendo ampliamente la institución familiar tradicional, a punto
de privilegiar el trabajo de su esposo sobre el suyo, y afirma que los hijos que no están
al cuidado de sus madres son inadaptados (Hyde, 1995).
El sistema androcéntrico escoge este tipo de mujer porque necesita dejar en
claro que ha permitido la entrada de una mujer -no de un pseudomacho- y la Abeja
Reina cumple su misión exagerando las características típicamente femeninas. En
este contexto la metacomunicación se postula como una herramienta indispensable para
comprender el valor de los mensajes que envía el sistema y la elegida. “La
metacomunicación generalmente es no verbal (como la que proviene de la expresión
facial, gestual, mímica, de la entonación, del contexto, etc.). Esta comunicación altera,
precisa, complementa y, sobre todo, ofrece el sentido o significado del mensaje”
(Martinez, 1997, Pag 149).
Por su parte, las antinomias del paradigma emergente, específicamente las de
Lenguaje-Realidad y Partes-todo, ponen de presente las limitantes que encontraremos
en el acercamiento a la compresión del fenómeno como sujetos de conocimiento. En
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efecto, la antinomia Lenguaje-realidad muestra claramente como la compresión de la


realidad y su transformación en conceptos, se ve limitada por el uso de un lenguaje que
está ligado a realidades ya existentes, de manera que la vivencia no será comprendida
en toda su dimensión, ya que el contenido verbal no llega a agotar los significados
inmersos en dicha vivencia (Martinez, 1997). Esto a su vez también puede predicarse
del sujeto observado, pues al utilizar un lenguaje consensuado socialmente en aras de la
comunicación, limitará el contenido de su experiencia y solo proyectará lo que pueda
expresar verbalmente.
Finalmente, la antinomia Partes-todo evidencia que la comprensión global del
fenómeno es una construcción que hará nuestra mente como sujetos de conocimiento,
para darle un significado a los elementos observados, construcción que estará mediada
por nuestras estructuras cognitivas previas, que actúan de manera inconsciente y
automática (Martinez, 1997).

REFLEXIÓN DISCIPLINAR. La sociedad patriarcal y racionalista consolidada a


través del pensamiento moderno, plantea que las diferencias en los roles sexuales
dependen casi exclusivamente del hecho biológico de ser mujer u hombre (Eisler.
Riane, citado por Luna, 2003) Los hombres desde esta perspectiva se caracterizan por
poseer una inteligencia superior, fortaleza, habilidad analítica en resolución de
problemas y agilidad. Sus intereses se centran en el planteamiento y desarrollo de
teorías, en la economía y la política. Se destacan como rasgos de personalidad la
independencia, dominancia, liderazgo e inexpresividad, así como una tendencia hacia
una sexualidad muy activa que le impide tener una sola compañera sexual. Las mujeres
por su parte, desde esta perspectiva, se caracterizan por tener un comportamiento
expresivo y especial interés en valores estéticos, sociales y religiosos. Como rasgos de
personalidad se destacan la dependencia, la afectividad, adaptabilidad, expresividad,
empatía y la pasividad en el papel sexual. (Spence.J.T . Helmreich. R, 1975, citados
por Luna, 2003).

Al respecto vale la pena destacar que existe un sinnúmero de estudios que buscan
establecer las diferencias reales entre hombres y mujeres, y que muchos ellos resultan
francamente contradictorios. Con el fin de hacer un análisis en conjunto de los
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múltiples resultados obtenidos en dichos estudios, Janet Sh. Hyde, en su libro


“Psicología de la mujer. La otra mitad de la experiencia humana” acude a la técnica
estadística del metaanálisis, a través de la cual, calcula un estadístico en cada estudio,
que mide la magnitud de la diferencia entre hombres y mujeres y cual es la dirección de
dicha diferencia. (1). Los principales resultados obtenidos a través de esta técnica
fueron los siguientes:

En cuanto agresividad, donde se esperaba encontrar una conducta más violenta


por parte de los hombres o similar en las mujeres en caso de ser una reacción pro
social, se encontró, con base en 143 estudios, que las diferencias consistentes se dan a
nivel individual, pero a nivel de género la diferencia es moderada (d 0.50) (Hyde, 1984)
. En cuanto actividad, en la que se suponía existía un mayor nivel evidente en hombres
que en mujeres, si bien se confirmó que sí es cierta la tendencia planteada, existen
muchas variables que inciden en estos resultados, a puntotal que el estadístico arrojó
una diferencia moderada del 0.50 (Eaton y Enns, 1986).

En influenciabilidad se esperaba que las mujeres fueran más fácilmente


influenciables, sugestionables y conformistas frente a los hombres. El metaanálisis
arrojó un d= -0,26, que corresponde a una magnitud pequeña en la diferencia, siendo
las mujeres algo más influenciables y algo más conformistas que los hombres (Eagl y
Carli, 1981). En cuanto a conducta de ayuda, donde se esperaba comprobar que las
mujeres tienden más ayudar a los otros que los hombres, se encontró una d= 0,34. El
valor positivo indica que los hombres prestan más ayuda que las mujeres y la diferencia
de género corresponde a un valor entre pequeño y moderado. Posteriormente las
mismas investigadoras estudiaron el tipo de circunstancias donde se expresaba la
ayuda, concluyendo que los resultados dependen de estas, pues los hombres tienden a
prestar más ayuda si se trata de situaciones peligrosas, donde puedan ser observados
(tipo heroico) y las mujeres la prestan en situaciones de crianza y cuidado (tipo
cuidado) (Eagl y Crowley, 1986). En liderazgo el d encontrado fue de 0,03,
evidenciando que no existe diferencia de género y que se presenta una pequeña
diferencia en cuanto estilo de liderazgo utilizado, siendo las mujeres más democráticas
y los hombres más autocráticos (d= -0,22) (Eagly y jonson, 1990). Por último en temas
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como sociabilidad, dominancia, confianza en sí mismo, ansiedad y empatía si bien no


se registran metaanálisis, si se encuentran referenciados estudios que en términos
generales no encuentran diferencias significativas entre géneros (Adams y Landers,
1978, Lenney, 1977, 1981, Maccoby y Jacklin, 1974, Eisenberg y Lennon, 1983,
Maccoby y Jacklin, 1974).

Para el movimiento feminista, las diferencias de comportamiento entre hombres


y mujeres y los roles que tradicionalmente les han sido asignados, son producto de la
interacción social y no exclusivamente del factor biológico como lo ha querido hacer
ver por milenios la sociedad patriarcal (Money y A Ehrhard, 1972). En efecto, en sus
inicios el feminismo planteo en términos absolutistas la discusión naturaleza – cultura,
en el sentido que, o bien la mujer era oprimida por su propia naturaleza, o la cultura
exageraba una desigualdad natural que no tenía el dramatismo que se le quería otorgar
(Valcárcel, 1991, pág, ).

Las investigaciones referenciadas en verdad dejan ver que, sin desconocer que
existen diferencias de tipo biológico y que no se pretende el reconocimiento de una
igualdad material, no existen razones para pensar que el desempeño en cualquier área,
difiera sustancialmente en uno y otro sexo. Cualquiera, dependiendo de sus
inclinaciones individuales, podría desempeñarse de manera satisfactoria en cualquier
campo. Es más una elección de tipo personal y en tal punto, lo que se evidencia, es la
necesidad de resignificar los roles considerados tradicionalmente femeninos, para que,
quien decida ejercerlos, no sea subvalorado socialmente.

En el contexto de la reivindicación del papel de la mujer, no todas las mujeres


han apoyado esta lucha. Existen unas, que por su sentido conservador frente a la vida,
se oponen per sé al cambio social. Han sido caracterizadas como mujeres mayores,
muy religiosas, menos educadas y poco interesadas en temas políticos. Pero las que
realmente llaman la atención en su antifeminismo son otro grupo de mujeres, cuyas
características difieren diametralmente de las ya enunciadas, pues son profesionales de
éxito en un mundo totalmente masculino. Y llaman la atención, porque teniendo las
herramientas para dinamizar la lucha femenina, se han convertido en un verdadero
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obstáculo para que otras mujeres ocupen cargos de poder similares a los que ellas
ocupan. Son las denominadas Abejas Reina (Staines, 1974) (Hyde, 1995).

La Abeja Reina no reconoce el mecanismo que ha permitido que ella acceda al


poder. Cree que se debe a méritos propios y que el sexo no es un determinante en dicho
proceso. Como afirma María Antonia garcía de León, las «abejas reinas» ignoran
flagrantemente la historia muy particular de las mujeres y sus conquistas, y parecen
pensar que su buena suerte la deben a cuestiones del destino –por ser las mejores- o del
azar, (García de León . 1999). La Abeja Reina considera que su éxito se debe a
condiciones individuales y manifiesta que no ha encontrado en el sistema obstáculos
que limiten su ascenso al poder. Por el contrario, reconoce al sistema como facilitador,
abierto y justo, que simplemente premia sus condiciones superiores. Por lo tanto, si las
otras mujeres no logran el éxito “solo pueden culparse a sí mismas” y cualquier
estrategia colectiva para el cambio social resulta, a su manera de ver, inocua (Hyde,
1995).

Estas mujeres no están dispuestas a ahorrar a las otras mujeres el camino que
ellas han tenido que recorrer para llegar a su posición. Desean conservar su posición de
exclusividad por los privilegios que de allí se derivan, lo cual las lleva a no ser
solidarias con el género. (García de León . 1999).

La Abeja Reina se caracteriza por desempeñar con especial esmero el papel que
socialmente le ha sido asignado a la mujer a nivel familiar, mostrándose incluso
defensiva y conservadora. Resalta la importancia del papel materno en el cuidado de
los hijos y privilegia las necesidades y la figuración de su esposo sobre ella misma
(Hyde, 1995). Adicionalmente, son mujeres que se muestran físicamente muy
femeninas, son atractivas, se esmeran en el cuidado de su apariencia (Staines, 1974) y
manejan un lenguaje verbal y no verbal típicamente femenino.

En cuanto al lenguaje verbal se ha dicho que para las mujeres hablar es como
pensar en común. “Se apoyan, se comprenden, aportan ideas, afirman la autoestima de
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su interlocutor y expresan mucho más que los hombres su asentimiento y su


solidaridad” (García, 2003. Pag, 27).

Como características propias de la forma de hablar de las mujeres se ha


destacado el uso de pocas oraciones subordinadas, escasez de neologismos y uso de
arcaísmos, preferencia del lenguaje popular y no del erudito, frecuencia de uso de
diminutivos, hipocorísticos y onomatopeyas, uso de superlativos y adjetivos específicos
como encantador, divino, adorable. Estos resultados coinciden en todo, salvo en la
preferencia por el lenguaje popular, con el reciente estudio realizado por García
Mouton (2003), quien por el contrario indica que los sociolingûistas siempre han
afirmado que las mujeres se preocupan más de cómo hablan que los hombres, y que
tienden a copiar las costumbres de la gente más educada. “Las mujeres son más
propensas a admitir cambios en su lenguaje, si es para mejorarlo. Aprenden con
facilidad terminología médica cuando tienen a su cargo niños y ancianos y, del mismo
modo, incorporan con facilidad innovaciones a su léxico” (García, 2003, pag. 125).

Pero hay otras muy interesantes diferencias en la forma de hablar de hombres y


mujeres. Tradicionalmente se ha creído que las mujeres interrumpen más que los
hombres; sin embargo esto no es así, toda vez que la verdadera interrupción es la que
obstruye la intervención del otro. En el caso de las mujeres, más que interrupción hay
una superposición que apoya la intervención del interlocutor y lo anima a continuar,
busca afianzar el desarrollo conversacional. Cuando el hombre interrumpe lo hace
como ostentación de poder y control y busca detener al otro hablante. Igual ostentación
de poder se hace con el uso del tiempo, sin importar que al interlocutor esto le resulte
molesto.

El uso del silencio también es de gran importancia. Las investigaciones indican


que es una estrategia mayoritariamente utilizada por los hombres ante las mujeres para
controlar una conversación en mayor grado (Matud, Rodríguez, Marrero y Carballeira,
2002). Las mujeres por su parte utilizan el silencio como castigo. Si la solidaridad, el
amor, la amistad se expresan a través de la palabra, negarla es una forma de agredir,
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por eso con facilidad interpretan el silencio masculino como una forma de agresión
(García, 2003).

Pero tanto o más contundente que la comunicación verbal es la no verbal, que


incluye la comunicación artefactual, en la que el intercambio de mensajes se produce a
través de los objetos. Este tipo de comunicación informa claramente sobre edad,
estatus, rol, valores y actitudes. Las mujeres buscan con lo que transmiten aprobación
de los demás, los hombres buscan no ser reprobados (Matud, Rodríguez, Marrero y
Carballeira, 2002). Estos últimos, contrario a lo que identificaríamos como actitud de
poder, asumen posturas amplias y relajadas –demuestran con ello mayor seguridad- y
las mujeres gesticulan más, con lo cual incluso le quitan poder a sus argumentaciones.

El contacto físico es un elemento importante en este tipo de lenguaje. Las


mujeres se miran mientras hablan, se sientan más cerca y se tocan mucho más de lo que
harían los hombres en una situación parecida (García, 2003). Desde el punto de vista
de los estereotipos, se espera que las mujeres sean más sensibles y más afectuosas hacia
los demás. Y ello se logra, a través de una reducción de las distancias (Matud,
Rodríguez, Marrero y Carballeira, 2002). Es una forma más de demostrar atención,
interés en lo que expresa el interlocutor.

Otro aspecto que resulta interesante analizar en el lenguaje no verbal es el de la


sonrisa. Las mujeres sonríen más que los hombres como señal de afecto y rara vez la
utilizan como amenaza. Por último, mencionaremos la postura como otro instrumento
importante del lenguaje no verbal, resaltando la actitud más tranquila y orientada a los
demás de la mujer, frente a la actitud indiferente del hombre, que solo se permite el
contacto físico en caso de agresión lúdica o agresión real.1

¿que permite que una mujer de estas características acceda al poder en un


mundo esencialmente patriarcal?, ¿Por qué alguien femenino y no una mujer
masculinizada es la que puede ingresar a este mundo selecto?. La verdad es que la

1
La información relativa a la comunicación verbal y no verbal en mujeres y hombres fue tomada
integralmente del artículo “La expresión Emocional. La conducta iracunda en hombres y mujeres”, de
autoría de León, Barreto, Monroy, Murillo, Camargo, 2003.
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Abeja Reina no es una figura que logre colarse en el sistema androcéntrico; es una
figura elegida por el sistema para permitir su subsistencia. En efecto, en una sociedad
permeada por el discurso feminista resulta prácticamente imposible el desconocimiento
de la mujer en el ámbito laboral, pues una exclusión radical pondría en evidencia los
mecanismos de dominación masculinos y soportaría una presión social que terminaría
por reventarlo. Así las cosas, es necesario dejar entrar unos pocos elementos que
neutralicen la presión, pero dichos elementos no deben representar un peligro real para
el sistema. Si así fuera no obtendría el respaldo, la solidaridad y aceptación del grupo
al que ingresa. De hecho, si en algún momento la solidaridad de la escogida dejara de
ser con los hombres y pasara a ser con sus congéneres, sería inmediatamente
reemplazada por otro elemento distractor que sí cumpla con sus exigencias.

La característica esencial que buscan en el elemento seleccionado es que sea


profundamente femenina, de manera que los halagos provenientes del sistema, que
rescatan su doble condición de exitosa y bonita, hagan que esta mujer busque
mantenerse en el puesto de privilegio donde se encuentra, evitando el ingreso de nuevas
mujeres que disminuyan su poder al dejar de ser la única. “La Abeja Reina recibe
muchas recompensas del sistema. Se la alaba por ser tan femenina, aunque piense
como un hombre. Las recompensas provienen de su solidaridad con los hombres y no
con las mujeres. El statu quo le resulta cómodo y no es concebible que muestre
animosidad contra un sistema que la recompensa tanto.” (Hyde, 1995, pag. 187).

Como es apenas obvio, este es un entramado que no es explícito para ninguno


de los involucrados, y la Abeja Reina debe acudir a Representaciones Sociales que le
justifiquen el rol que le ha sido asignado socialmente, anclando especialmente las
Representaciones que se han creado en torno a las mujeres, que las deslegitiman como
sujetos de poder. En este contexto ella se dimensiona como una mujer excepcional,
respecto de quien no se predican dichas representaciones, pues ha sido capaz de
dominarlas gracias a condiciones enteramente individuales.

Las Representaciones sociales, son entendidas como el conjunto de creencias,


valores y saberes que hemos aprendido sobre los acontecimientos de la vida diaria, de
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las personas que se encuentran en nuestro entorno próximo o lejano y de nuestra


experiencia particular, que en todo caso se encuentra mediada por un lenguaje
socialmente construido. (Jodelet, 1986).

Como lo indica Tomás Ibáñez en su texto de Psicología Social Construccionista,


ciertos autores insisten sobre el carácter estructurado de las representaciones sociales,
de manera que no todo conjunto de opiniones puede ser considerado una representación
social. Para que pueda ser considerada como tal, debe englobar diversos componentes
en forma sistémica, de manera que el conjunto de creencias, valores y saberes presenten
un grado de estructuración suficiente. (Ibáñez, 1994)

Al ser la representación social un pensamiento práctico, generado en la


cotidianidad, orienta la actuación concreta sobre el entorno, sobre las personas y sobre
las cosas, es decir, que no se queda a nivel de especulación o reflexión filosófica, sino
que tiene un efecto concreto y palpable en la persona que ha sido impregnada con el, a
través de sus actos. De esta manera es que puede afirmarse que la representación social
es a la vez pensamiento constituido y pensamiento constituyente, pues si bien se ha
dado como producto de la vida social, al ser puesto en la práctica, contribuye a la
consolidación del objeto del cual son una representación.

Desde esta perspectiva, el conjunto de valores, creencias y saberes que la


sociedad ha construido en torno a la mujer y a sus roles, constituye una verdadera
representación social, pues se evidencia como un todo estructurado, que ha permitido la
consolidación de un sistema androcéntrico, donde la distribución de roles se ve
plenamente justificada, y la dominación se muestra como un producto apenas natural de
dicha distribución.

Así, el pensamiento constituido acerca de las mujeres es anclado por estas y por
los hombres, de manera que pasa a ser un elemento constitutivo de su psique que se ve
reflejado en su actuación, y que termina volviéndose un verdadero constituyente o
reforzador del sistema que determinó esa distribución de roles.
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Esas representaciones sociales en torno a la mujer, le resultan altamente


convenientes a la Abeja Reina, porque se muestran como las razones que justifican que
sean pocas las que puedan acceder a cargos de poder.

REFERENCIAS AL ESTUDIO. Se realizó una revisión sistemática de las tesis


registradas en la biblioteca de la Universidad Santo Tomás, así como de la bibliografía
disponible en la misma, dando como resultado que el fenómeno de la Abeja Reina
como tal, no ha sido abordado específicamente por ninguno de los textos revisados.
También se hizo una revisión de las revistas científicas disponibles en la hemeroteca y
de las bases de información Proquest y Ebscot, sin que se hubiese podido identificar un
debate disciplinar en torno al fenómeno.

Solamente fue posible encontrar unas pocas referencias a través de la


navegación en Internet, donde se registraban dos artículos que ponían de presente el
fenómeno en unos campos específicos.

En efecto, en el artículo “Sindicalismo y Desigualdad de Género”, se tiene en


cuenta el Síndrome de la Abeja Reina como una de las posibles causas de la baja
participación de la mujer en los sindicatos, sin que se entre a profundizar en el
fenómeno. (Celia Darias Gutiérrez, 2005). Sin embargo en el artículo se hacía
referencia un estudio realizado por María Antonia García de León, el cual pudimos
ubicar a través de Internet, en el que efectivamente se ahondaba un poco en la
descripción de la Abeja Reina.

El otro estudio “¿Por qué tan pocas mujeres en ciencia? El Síndrome De la


Abeja De la Reina” (Ellemers, 2004), muestra como uno de los principales factores
para la baja participación de mujeres en la investigación a nivel directivo, el
mencionado fenómeno, poniendo de presente que las pocas científicas que han logrado
destacarse en las mas altas posiciones de la investigación científica, son las primeras en
descalificar el potencial de las investigadoras auxiliares.
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También se identificó por Internet una tesis de Maestría denominada “El


liderazgo Femenino ¿Existe?”, donde se menciona tangencialmente a la Abeja Reina en
el estudio de padrinazgos para el ascenso al poder, pero no se desarrolla ni el concepto,
ni su incidencia en el estudio planteado. (Bradich, Portillo, 2001)

Por último, debemos mencionar, que el principal acercamiento al tema, se hizo a


través del libro “Psicología de la Mujer. La Otra Mitad de la Experiencia Humana”
(Hyde, 1995), donde de manera más extensa se expone el fenómeno, en el capítulo
relativo a Capacidades, Éxito y Motivación. El texto en mención, no solo nos ubicó en
la temática, sino que nos remitió a Travis Staines, quien introdujo el término y la
categorización del fenómeno.

METÓDICA

MÇETODO. El presente ejercicio investigativo se aborda desde la investigación


cualitativa rescatada por la cibernética de segundo orden, que resalta la
conceptualización de lo social como una realidad construida que se rige por leyes
sociales, y que como tal posee unas propiedades muy diferentes a las de las leyes
naturales (Money y Singer, citado por Bonilla, Rodríguez, 1997). En esta
investigación, la aproximación a lo social se hace de manera inductiva, utilizando como
principal herramienta al investigador, quien se encarga de caracterizar la situación
según la interpretación y el conocimiento de los individuos que interactúan y dan forma
a unos determinados tipos de comportamiento (Andrade, Shedlin y Bonilla, Citado por
Bonilla y rodríguez, 1997).

Dicha investigación surge del contraste entre las perspectivas positivista y


fenomenológica que plantean formas diferentes de acercarse al conocimiento. La
primera lo hace a través del inventario, la cuantificación y el análisis estadístico, y la
segunda, a través de la comprensión que se obtiene de la observación profunda de los
participantes. (Taylor y Bogdan, citados por Margarit, 2000).
17

Para el desarrollo de la investigación cualitativa, utilizaremos el método


etnográfico, entendido como el método de investigación a través del cual se conoce el
modo de vida de un grupo social específico, pretendiendo la descripción o
reconstrucción analítica de carácter interpretativo del grupo investigado.

La etnografía se caracteriza por el trabajo con datos no estructurados que se


recogen en conjuntos cerrados de categorías analíticas y por el trabajo con un número
pequeño de casos, o incluso con uno solo. “El análisis de datos implica la
interpretación de los significados y funciones de las actuaciones humanas,
expresándolo a través de descripciones y explicaciones verbales, adquiriendo el análisis
estadístico un plano secundario”. (Atkinson y Hammersley, citados por Quaas y otros,
1994, en Internet 2005).

PROTAGONISTA. La persona que sirvió como sujeto de referencia para este


trabajo, es una mujer de 53 años, quien se desempeña como directora de una
institución sin ánimo de lucro en la ciudad de Bogotá. Actualmente se encuentra
divorciada, tiene dos hijos propios y dos adoptados. De profesión, administradora de
empresas. Es una persona pendiente de su cuidado personal y le gusta llamar la
atención vistiéndose con trajes excéntricos. Su lenguaje, si bien es delicado y muy
femenino, utiliza expresiones coloquiales y a veces vulgares para mostrar desenfado,
sencillez y modernidad. Acude a fórmulas maternales para dar órdenes, poniendo de
presente su situación de autoridad. Su lenguaje gestual es típicamente femenino,
acompañando sus palabras con una prosodia y una gesticulación algo exagerada.
Llamó la atención el hecho que se retrasó dos horas respecto a la hora fijada para el
encuentro, que no manifestó vergüenza por ello, y que una vez terminado el encuentro
se retiró del recinto sin despedirse, todo lo cual contrastó con la actitud amable que
tuvo durante la entrevista.

ESTRATEGIAS, TÉCNICAS E INSTRUMENTOS. Como estrategia se utilizó la


historia de vida, con entrevista a profundidad a un solo sujeto.

Afirman Navarro y Recart (1998) que las entrevistas cualitativas a diferencia de


las estructuradas siguen un modelo de conversación entre iguales, donde lo que importa
18

no es que se ha prediseñado en el papel sino como el investigador la va facilitando. En


el desarrollo de la entrevista es importante establecer un buen rapport, lo cual se logra
planteando preguntas no directivas al comienzo de la misma, que si bien responden a
una semiestructuración de la entrevista, no limitan el tema ni inducen la respuesta.

Las autoras distinguen tres tipos de entrevista en profundidad, una de ellas, la


historia de vida, en la cual el investigador tiene como objetivo recoger experiencias
importantes en la vida del entrevistado y la interpretación que de estos hechos hace.

En este caso, teniendo en cuenta que las limitaciones de tiempo impedían el


abordaje de varios sujetos para el estudio, que los intereses de la investigación estaban
plenamente identificados y bien definidos y que el acercamiento al sujeto de estudio era
difícil de otra forma, la entrevista se evidenció como la herramienta ideal para cumplir
con los propósitos de la investigación.

Es importante tener en cuenta que como lo indica R. Guber (citado por


Margarit, 2000), las preguntas y respuestas no son bloques separados sino parte de la
reflexión y la lógica del investigador, de manera que, independientemente de lo que
conteste el entrevistado, todo será interpretado desde el contexto generado por el
investigador, a partir del marco conceptual que ha guiado su investigación. “Al
plantear sus preguntas, el investigador establece el marco interpretativo de las
respuestas, es decir, el contexto donde lo verbalizado por los informantes tendrá sentido
para la investigación y el universo cognitivo del investigador. Este contexto se expresa
a través de la selección temática y los términos de las preguntas, además de,
obviamente, el análisis de datos”. (Margarit, 2000. pág 209).

En el desarrollo de la entrevista, el investigador debe mostrarse imparcial, de


manera que no parezca que favorece algún tipo de posición o que presta más atención a
unos puntos específicos. También debe promover la asociación libre del informante,
pues solo así podrán surgir libremente los nodos estructurantes del discurso del
entrevistado, desde su propia realidad social. El investigador apenas guiará la entrada a
nuevas áreas relevantes para la investigación, estimulando la confianza para que la
respuesta verbal sea lo más amplia posible.
19

Una vez obtenida la información, el investigador debe vencer la tentación de


categorizar desde su marco referencial el discurso del entrevistado y hacer un esfuerzo
por relativizarlo a fin de ampliar las perspectivas posibles que brindarán nuevas
oportunidades para obtener nueva información.

“En definitiva, cuando el investigador va al encuentro de un informante


concreto y entabla una conversación, marcha con sus herramientas teóricas en base a
las cuales después hará su interpretación, pero esto no es lo único que estructura el
intercambio: intervienen también las intuiciones, los afectos, los hábitos de
pensamiento del sentido común. De modo que se revelaría el carácter provisorio de las
herramientas teóricas y cognitivas del investigador y a la vez, no sería posible partir
desde otro punto que no sea esa provisoriedad” (Guber, citado por Margarit, 2000,
Internet 2005).

DISCUSION DE RESULTADOS

Desde el postulado del paradigma emergente de la tendencia al orden de los


sistemas abiertos, se evidencia que el sistema androcéntrico ha sufrido una crisis por la
entrada del discurso feminista en los últimos cincuenta años, que lo ha obligado a
reorganizarse incorporando nuevos elementos que le proporcionan las generadoras de
la crisis, so pena de destruirse si se acercan al equilibrio. Se han generado entonces,
nuevos esquemas que redinamizan el sistema, proporcionándole la energía necesaria
para garantizar su funcionamiento. Lo que resulta curioso en este nuevo orden, es que
utiliza el mismo instrumento que había venido usando para la dominación. En efecto,
el discurso que se había construido en torno a la mujer, que había adquirido la
categoría de verdadera representación social, y que permitió la distribución de roles,
para garantizar la dominación masculina, es el mismo que el sistema androcéntrico ha
vendido a los elementos que ha incorporado como garantes de su supervivencia.

La Abeja Reina ha anclado perfectamente este discurso que dimensiona a la


mujer como un ser inferior, carente de las capacidades necesarias para aspirar al poder
20

y al éxito profesional, llena de temores, superficialidades y emotividades que la apartan


de las pretensiones de éxito y la limitan en sus campos de acción. En la mujer el
principal valor es la maternidad, el cuidado de los demás, centra su poder en la
posibilidad de brindar satisfacción sexual al hombre y ve limitado altamente su
desempeño social al ciclo biológico que impregna todas las áreas de su vida, marcando
un claro y continuo descenso. Con el objeto de dar mayor claridad al texto se resaltará
en negrillas las expresiones utilizadas por la Abeja Reina, que han servido par la
interpretación del presente ejercicio investigativo

Como se deduce de expresiones: “Las mujeres somos muy solidarias, porque


generamos la vida. En el vientre nuestro se hace la vida, y entonces somos
sublimes”, “El mensaje que yo le mando a las mujeres, el Día de La Mujer, es que
crean en ellas, que somos el vientre del mundo, y para que la raza persista
debemos ser cada día más mujeres”, para la Abeja Reina el protagonismo de las
mujeres está centrado en su capacidad de generar vida y es en este ámbito donde tienen
mayores reconocimientos. Dado que ese es el eje de su desarrollo, el poder que pueden
llegar a tener lo obtienen a través de su desempeño sexual o del cuidado que prodiguen
a los demás “O la cocina, o la cama son los campos donde la mujer domina”.

Afirma también que las mujeres manejan un alto grado de dependencia, sobre
todo a nivel económico, dependencia producto de su inseguridad y falta de autonomía,
“El último obstáculo pero el más importante: la mujer es la peor enemiga de ella
misma, porque siempre piensa que no es capaz, piensa que el marido o el novio
tienen que apoyarla, sino está acompañada no puede”. Para la Abeja Reina las
mujeres se preocupan demasiado por aspectos irrelevantes, que no le permiten
centrarse en asuntos realmente importantes; esto hace que trabajar con las mujeres sea
muy difícil, pues no alcanzan a prever los problemas que se pueden presentar,
problemas además típicamente femeninos “Una mujer ejecutiva, citarla a junta a las
siete de la mañana en las regionales, no se puede, no llega, que dejo los zapatos
que le combinan con el bolso, que no abrieron el salón de belleza”.
21

Las mujeres al apropiar lo que de ellas se ha dicho, asumen ciertas


características que aunque compartidas también con los hombres, son propias de su
naturaleza femenina, “Los hombres también son chismosos, vacíos, frívolos, poco
profundos, pero la fama no la llevamos las mujeres, y tampoco les gusta leer,
también tienen pereza intelectual”. Asumiendo, que si bien estas son creencias
tradicionalmente trasmitidas, las mujeres hacen de estas un obstáculo para su desarrollo
personal. La mujer por lo tanto es incapaz de poner límites claros y manejar su vida a
partir de sus propias creencias, “La sacaba de las mechas de los cócteles. El
problema no es del tipo, es ella que se deja”.

El hecho de anclar todas estas representaciones sociales respecto a la mujer, le


permite a la abeja reina discriminar a las otras mujeres en el campo laboral, pues
encuentra suficientes justificaciones avaladas socialmente para no ser solidaria con sus
congéneres. “Mi experiencia con las mujeres, es que son complicadísimas,
complicadísimas, complicadísimas. Yo lucho por mis congéneres todo el tiempo,
pero es absolutamente imposible”.

Por lo demás, el repertorio claro de lo que le impide a las demás acceder


al poder, le dan un referente para establecer y poner de presente las capacidades
individuales que ella posee, y que justifican que sea la seleccionada por el sistema. “Yo
trato de tener mujeres, pero ponen mucho problema, porque la inseguridad es
terrible, porque la media velada se me rompió…perdemos terreno porque le
damos más importancia a unas cosas que a otras. También la falta de instrucción,
nos quedamos en la piel de la vida, y no tomamos la responsabilidad nosotras
mismas. Yo por ejemplo cargo dos pares de medias”. Esta frase evidencia que lo
que la hace diferente de las otras mujeres, es que ella no se vara en los típicos problemas
femeninos, y por tanto puede concentrarse en lo importante. “Una de las mayores
condiciones del poder, es la tranquilidad. Con el poder no cabe la histeria”, ella no
es histérica y por eso puede acceder al poder, pero como la mayoría de las mujeres no
han logrado dominarla, difícilmente podrán ser poderosas.
22

La Abeja Reina, no puede irse contra el sistema que le ofrece tantos privilegios y
por ello debe respaldarlo y procurar su mantenimiento. La entrada de nuevas mujeres
la despojaría de su lugar preferencial. “Por eso es que yo digo, niñas, el peor enemigo
de ustedes son ustedes mismas, no le echen la culpa al sistema, ni a sus papás. El
que quiere ser es, por encima de todas las circunstancias”. El problema por lo tanto
no es del sistema, es de carencia de condiciones individuales, condiciones que ella si
posee.

Como su éxito se debe a condiciones particulares, nada debe a movimientos


colectivos que propicien la igualdad de la mujer frente a los hombres, y por tanto, la
solidaridad de género no es una preocupación ni una prioridad en su vida. “Para mí el
legado feminista no ha sido determinante…a mí me iba afectando la salida de las
arrugas, el estarme sola, pero después me puse a pensar, y pensé no ¿por que?, los
achaques no vienen con la edad, lo que pasa es que uno pierde la seguridad”. En
este texto se lee claramente que para la Abeja Reina lo único rescatable del feminismo
es la relativización del proceso biológico en la mujer.

Su éxito lo debe a condiciones individuales, como la seguridad que le ha sido


inculcada desde la cuna “No hay condiciones que hagan exitoso a un hombre o una
mujer, depende es de la persona”, “Yo signo el éxito del hombre y de la mujer en
la seguridad”, “Mi primera formación para tener éxito, fue una formación de
Amor”. Si las otras mujeres no son poseedoras de esta cualidad y no contaron con la
fortuna de ser educadas para el éxito, difícilmente pueden pretender, desde la
perspectiva de la Abeja Reina acceder a cargos de poder.

Ahora bien, rescatando el postulado del paradigma emergente de la


metacomunicación del lenguaje total, la Abeja Reina es experta en mandar un mensaje
que si bien parece contradictorio, no solo no lo es, sino es el que le permite ser la
seleccionada por el sistema androcéntrico. En efecto, pareciera contradictorio que
despreciando tanto lo típicamente femenino y encontrando en ello la principal
justificación para el rechazo de sus congéneres, reivindique permanentemente su lado
femenino y lo exalte como una de sus fortalezas.
23

“Reclaman mi presencia, mi calor hacia ellos, me hacen ver que la gente me


necesita”. “Yo soy un poquito exagerada para vestir, un poco loba”, “yo tengo
unas piernas bastante bonitas, que han llamado tantico la atención”. En todas estas
expresiones, se puede observar una preocupación por la imagen que trasmite, que ella
identifica como bonita, femenina y especial, acompañado del calor que brinda la
presencia femenina y que resulta tan reconfortante para los demás. Esto que se deduce
del texto, también se ve claramente en su forma de moverse, de interactuar. Se
evidencia en el lenguaje que utiliza para dar órdenes, y en la utilización de estrategias
típicamente femeninas en la comunicación. Recurre a los acercamientos, al tono
confidente, a la sonrisa cómplice, a la coadyuvancia en el discurso, a los diminutivos, a
los neologismos y en general a todo lo que caracteriza la comunicación en las mujeres.

Adicionalmente, y también de forma bastante contradictoria con el discurso que


soporta su discriminación con las mujeres, la Abeja Reina reivindica permanentemente
la importancia de su papel como madre y del rol que ha tenido y quiere cumplir a nivel
familiar, “A pesar de que no tuve hogares estables, a pesar de que vieron dos y
hasta tres papás, mis hijos valoran a la mujer”, y ella hace derivar este sentimiento
de los hijos por la mujer, del ejemplo que como madre les ha brindado. “Las mujeres
somos muy solidarias, porque generamos la vida. En el vientre nuestro se hace la
vida, y entonces somos sublimes”.

Todo esto que parece contradictorio en verdad no lo es, pues la Abeja Reina
debe ser una representante de las mujeres para que cumpla su objetivo de reorganizar el
sistema abierto, calmando las demandas que impone el movimiento feminista. Ella
debe por tanto realzar lo femenino que en ella se destaca y que además la convierte en
objeto de halagos permanentes. Si fuera una mujer que pareciera un hombre no tendría
el impacto reorganizador que se le atribuye. Pero cuando la Abeja Reina se ve
enfrentada a una disonancia, para resolverla, acudirá a privilegiar sobre la familia, el
campo laboral, “Si una hija mía tuviera que escoger, entre quedarse con los hijos, y
salir a trabajar, yo le diría que saliera, es mucho mejor legado para los hijos y no
quedarse embruteciéndose en el lavadero”.
24

Privilegiado el ámbito laboral la Abeja Reina reacomodará su concepto de


familia y la pondrá a girar en torno suyo, “Yo por fortuna, tuve una familia, que me
colaboró muchísimo, mi papá, mis hermanos, sobre todo el mayor. Tuve los
mejores hijos del mundo……. Mis hijos no me quitaron tiempo, no me
estigmatizaron, me permitieron crecer y ser, no fueron egoístas. Después
paradójicamente, cuando están más grandes, le empiezan a pasar a uno la factura
del tiempo que no les dio, entonces uno se pregunta si hice bien, pero luego pienso
que van a seguir el ejemplo y me reconforto”, si no se puede ser una madre dedicada,
porque al fin y al cabo esto no resulta satisfactorio, se debe ser una madre exitosa que
produzca orgullo en la familia.

La consecuencia necesaria de la resolución de la disonancia es que estas mujeres


renuncian a su estabilidad emocional, lo cual confirma la tendencia real de su discurso,
“Las mujeres que estamos dirigiendo, ya tenemos segundos matrimonios”.

CONCLUSIONES

El estudio de las representaciones sociales que de las mujeres tiene la Abeja


Reina, permite comprender cómo esta ha anclado el discurso del sistema androcéntrico
sobre las mujeres, discurso que además de justificar la distribución de roles, justifica la
opresión y la dominación que sobre ellas se ha impuesto desde hace cientos de años.
Por lo tanto, las mujeres para la Abeja Reina, son incapaces de superar los límites
“imaginarios” que les impiden desarrollarse a plenitud y cuentan además, con un
sinnúmero de defectos asociados a su naturaleza. Dadas estas condiciones, solo en el
hogar y en el desempeño de sus labores como madres, podrán tener algún tipo de
reconocimiento. Así las cosas, ni el sistema ni ella a pesar de múltiples esfuerzos,
podrán hacer nada para que la situación de la mujer cambie, solo se puede dar un
25

cambio real si la mujer quiere hacerlo y es claro, para la Abeja Reina, que las mujeres
no han hecho nada al respecto, pues no cuentan ni con la seguridad en si mismas, ni con
la independencia económica que se requiere para generar tal cambio.

Solo unas pocas mujeres, como la Abeja Reina, que han contado con una
formación privilegiada, que poseen características individuales superiores y que tienen
una gran seguridad en si mismas, según ella, pueden aspirar y acceder al poder; sin
embargo, no por ello dejan de mostrarse como mujeres muy femeninas, excelentes
esposas y madres. Al ser pocas las mujeres que llegan a estos cargos de poder a los
que solo los hombres tenían acceso, el reconocimiento que por ello reciben es alto.
Dadas estas condiciones la Abeja Reina percibe el sistema androcéntrico como justo,
abierto y equilibrado y a los hombres como facilitadores en el proceso de ascenso
hacia el poder.

El éxito para la Abeja Reina por lo tanto, implica racionalidad, sacrificio,


inteligencia, seguridad y una disposición individual y natural hacia él, sin importar si
es un hombre o una mujer quien lo busca. Ella lo ha logrado, ha sacrificado incluso su
estabilidad emocional, por lo tanto no está dispuesta a facilitarle a ninguna mujer el
acceso al éxito y al poder.

Por otra parte, la Abeja Reina desconoce los cambios que a través de la
revolución feminista se han gestado, y por el contrario la entiende como una revolución
sin objetivos claros, que no comprende el verdadero valor de la feminidad, feminidad
que la ha ayudado a permanecer en el lugar de privilegio en el que se encuentra.

APORTES Y RECOMENDACIONES

Este trabajo, constituye un primer acercamiento desde la psicología al fenómeno


denominado Síndrome de la Abeja Reina. La información que desde el enfoque social
se obtuvo, si bien, permitió comprender las representaciones sociales que justifican a la
Abeja Reina su proceder, no dio cuenta del grado de satisfacción real que tiene la Abeja
26

Reina frente a su rol, las disonancias que se pueden presentar en ella a nivel emocional,
las representaciones sociales que tienen otras mujeres y hombres sobre ella y las
incidencias en campos laborales específicos por su presencia. Toda vez que la
entrevista fue la técnica utilizada dentro de la investigación para obtener información,
es importante tener en cuenta que desde la antinomia del paradigma emergente
Lenguaje-Realidad, se hace evidente que, al comprender la realidad de la Abeja Reina
desde sus discursos, existe una limitación mediada por el lenguaje y realidades ya
existentes, no solo para quien dio a conocer su vivencia, sino para el investigador, que
haciendo uso de el mismo lenguaje interpreto las narrativas. Por tanto, estrategias de la
investigación cualitativa como la observación participante, permitiría en próximas
investigaciones un mayor acercamiento al sujeto, desde donde se pueda observar no
solo la narrativa de la persona, sino su interacción con el entorno, la forma en que
soluciona los problemas cotidianos y como se relaciona con otras mujeres y hombres.

Por otra parte, sería interesante adelantar un estudio sobre el fenómeno


denominado Síndrome de la Abeja Reina desde la sociología, que de cuenta del impacto
del fenómeno en la revolución femenina, y estudie si este es un fenómeno que tiende a
desaparecer o que por el contrario se ha consolidado en los últimos años.

CITAS

(1) El estadístico utilizado en los metaanálisis es d = Mv – Mm / s, donde


Mv es la media de las puntuaciones obtenidas por los hombres y Mm la media de las
puntuaciones obtenidas por las mujeres; s, es la media de las desviaciones típicas de las
puntuaciones de los hombres y de las de las mujeres, de manera que se promedian
todos los d de todos los estudios.

(2) Tavriz Staines fue quien introdujo en 1974 el término de Abeja Reina y
quien lo planteó como un síndrome.
27

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