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En el principio fueron la sentencia y el

valor y la
sentencia y el valor instruyeron la luz.
GeneXsys

Máquina Virtual y realidad: ayer temor, hoy


tranquilidad

En un microprocesador de cualquier parte de la magna Vía Láctea fluyen


instrucciones energéticas, circulan yendo y viniendo datos
electromagnéticos que persisten o desaparecen en el fluir que instruyen
otros datos que instruyen otros datos, pero aunque real este sistema no
está vivo ni mucho menos: se trata de la cien mil veces conocida dupla
inseparable hardware-software; fuertemente entrelazados, uno no puede
operar sin el otro, son cuerpo-alma para la concepción cristiana y en el
cuerpo se fabrica el alma que puede viajar a otros cuerpos, rescribirse y
volver a “reencarnar”; para alcanzar el nirvana basta con desenchufar.
Ahora bien, el cuerpo sí puede existir desalmado, para existir solo precisa
de sus manufactureros antesepultureros y se autocontiene bastándose a sí
mismo, mientras que el alma necesita a sus programadores, necesita el
corpóreo sostén en el que expresarse o manifestarse aunque solo sea
numéricamente, necesita los electrones que la mueven por todo el cuerpo,
que le mueven alfabeto y matemática por todo el “tejido nervioso”. A
simple vista la realidad es el hardware y lo virtual, lo que solo existe “allí
dentro” es irreal ¿podemos afirmar y demostrar empíricamente esto? ¿hay
parte real y parte no real dentro de lo real? ¿podríamos demostrar
contrariamente que no existe cuerpo como tal y que solo existe software?
¿podríamos demostrar que el software vive en otro tipo de software
continente y que forma y contenido son la misma substancia accidentada?
Leeré Metafísica de Aristóteles antes de convertirme en la nada que todo
lo absorbe.

Máquinas virtuales: en un microprocesador un sistema operativo de


disco o estado sólido, dentro software virtualizador y dentro de este o ‘en’
este una máquina virtual, un computador que es todo software
parasitando la savia o sangre o potencia de cálculo que el computador
“real” le puede brindar con las complejas instrucciones de programación
en virtualización total o parcial (llamada paravirtualización) desde que otra
de las “geniales” ideas sesentistas IBM prosperó a principios de este siglo
sobre genéricos núcleos x86. El modelo teórico para explicar estas
simulaciones es el de la cápsula: encapsulamiento en virtualización, en
emuladores, pero también en la máquina Java, Flash, Parrot, Smalltalk,
Lina, Cedega, Crossover, Wine y un largo etcétera que conviene revisar; el
encapsulamiento en técnicas de programación y en los nuevos frameworks
para bytecode: .NET, Mono, Real Basic y otros IDE para desarrollo
multiplataforma. Esta tecnología capsular viaja de cuerpo en cuerpo de
manera más sencilla acelerando la portabilidad que alguna vez iniciaron el
lenguaje C y el sistema Unix. Todas las cápsulas son mecanismos de lo
virtual en un entorno igualmente virtual dentro de un espacio que desde
nuestro nacimiento percibimos real. Percibimos, solo eso, y lo real
continúa inaccesible, entonces continuamos buscando los modelos: la Idea
platónica, el Φ (phi) de todas las pitagóricas mensuras, métodos de Bacon
o Descartes enmohecidos el nuevo paradigma que nos saque de la
parálisis conceptual: el decodificador de lo absoluto.

Miedo del Yahvé2k y serenidad 2010: en el año 2000 se acababa el


mundo .txt, confieso que me lo creí porque ni siquiera fui capaz de
examinar mejor las estupideces que informaban en los meses previos al
temible crash los loros masivos de comunicación con la fuerza de la
repetición convincente; sucede también que en el año 2000 odiaba las
computadoras por su distorsión de la realidad social y nunca había usado
esos cachivaches que me fascinaban cuando tenía 12 o 13 años pero no
podía comprar mientras las imaginaba respondiendo mis orígenes
genealógicos sin chances a responderme lo que ya sabía: tus ancestros
son los monos, los trilobites y los aminoácidos; las pensaba como
ilustradoras de dinosaurios y respondiendo a todo como hoy lo hacen
Google y Wikipedia y mañana lo hará mejor la web semántica (sistema
experto distribuido actualmente en construcción y que llegará mas lejos
que Babel) si Dios quiere. Ahora hace 6 años que uso Intel-Windows para
interactuar con todo ese universo que detestaba (y en mis entrañas
seguiré detestando, con masoquista docilidad crítica observando) y puedo
pasar a retiro mi miedo fóbico y tan infundado como el cuento del Y2K en
el datamundo ciberiano.
Temía que con el tiempo toda esta gente que usa computadoras ya no
pudiera distinguir el mundo real de las tareas imbecilizantes dentro del
mundo real que realizan con ellas: llenar planillas, consultar tablas, jugar
videojuegos y chatear con el de al lado, a medida que avanzaran las
interfaces gráficas más peligro se corría; está bien a la vista que hoy
estamos enchufados a una visión constante de algo que aunque irreal es
parte de lo real ¿nuevamente la misma percepción? Y sin embargo hasta el
niño que nació mirando a la pantalla sabe dónde está su mundo preferido
y dónde el mundo que no quiere o que le gusta menos, pero VE la
diferencia: la diferencia seguirá estando a la vista por más que nos
absorba aquello que avanza, seguirá estando aunque aquello se mimetice
con lo que siempre conocimos conformando realidades sintéticas.
Entonces mi percepción era que llegará un momento en donde las
concepciones mentales se pongan obtusas aunque siglos tengan que
pasar y lo que se viva no podrá contradecir lo que digan los centros de
cómputo: miedo a las barreras mentales que se van a formar en donde un
stock de objetos no puede desdecir lo que el cómputo dice debe haber y
en donde un scanner regula lo que se movió de un espacio a otro
mediante altas y bajas y hasta que el escáner del centro de cómputos no
lo autoriza el objeto real no se mueve, no cambia su posición dentro del
mundo que el cómputo crea y destruye. Recién comenzaba a usar el
computador y hoy estoy descubriendo que caigo en la propia trampa que
no debía enredarme a mí sino solo a los sujetos de conciencia limitadita.
Me da mucha tranquilidad saber que no hay ninguna diferencia entre
realidad y virtualidad, que la diferencia es solo nuestra miope ilusión de
separación e identificación. El modelo buscado ahora se convierte en la
realidad misma que no podemos siquiera imaginar, ya no hay porque
temer. El Logos se deja entender.

Lo esencial es invisible a todo sentido, a toda sensación:

Que somos humanos, somos de carne y hueso, somos los reyes de la


creación, somos la evolución, somos lo mejor que Dios podía lograr, ya
mejoraremos, habrá valido la pena cuando pasen milenios y lleguemos a la
condición de seres lumínicos y semidioses cuasieternos. Somos código
genético y energía que nos recorre ¿entonces somos? Software somos
¿cómo demostrar que no lo somos? ¿que no estamos escritos? ¿que
incluso nuestros protocolos de comunicación para poder transmitirlo no
son parte de esa misma escritura que se transfiere? Nuestra historia,
nuestro universo de sustancias químicas codificadas con energía externa y
nuestro universo de partículas físicas cuasieternas con energía ondulatoria
y vibrante en su interior, todo eso es solamente software, código y energía
en toda la materia existente desde el principio de los tiempos ¿dónde
queda la correcta apreciación de lo que denominamos realidad si
terminamos aceptando esto? ¿el Big Bang escribió todo este software
desde una singularidad constructora de esta colosal máquina virtual? Si el
Big Bang solo contenía los datos para la instrucción de tipo INIT ¿en que
pliegue fuera del espacio-tiempo venían escritas las instrucciones de
infinita densidad que se fueron dando? ¿acaso de la máquina virtual-
universal anterior? En pocos años lograremos simulaciones climáticas en
cualquier multicore hogareño, en los laboratorios podrían hacerse
simulaciones de proteínas combinándose aceleradamente en la formación
de organismos pluricelulares de medio acuoso, convirtiéndose cientos de
miles de años a semanas con algún muy potente computador cuántico. En
un futuro mucho más lejano detonamos un Big Bang en una cápsula y
dejamos que sus criaturas vivan sus insignificantes vidas de código y
energía para ver como se matan entre ellas siempre que renunciemos a
toda pretensión de intervenir nuestra obra multidimensional pletórica en
pico agujeros negros y femto agujeros de gusano ¿si existiéramos en
simultaneidad con aquellos microaconteceres podríamos acaso interactuar
en tiempo real con la cápsula? ¿no es el tiempo en nada absoluto? ¿acaso
nuestro creador puede y no se molesta en intentarlo? Solo es cuestión de
aprender a programar y simular mejor de lo que lo hacemos ahora con la
IA. Ese será entonces el nuevo paradigma computacional, la IU
(Inteligencia Universal); la última pregunta de Asimov resuena con más
fuerza que antes. Que se haga la luz.

Universos que estuvieron antes que este, universos que vendrán mucho
después de la contracción del actual feneciendo, universos dentro de
otros, universos simultáneos separados capsularmente. Lo que el
hinduismo ya sabía y nosotros sin poder conceptuar: eternidades,
simultaneidad y proporcionalidad cosmológicas, ciclos infinitos y espirales
evolutivas, expansiones e implosiones, autoprogramación determinista
desencadenada. Todo solo siendo otra expresión de la nada.
¿Y dónde está el demiurgo, el Sumo Hacedor, el Programador Universal?
¿no está? En nosotros es: software es. Autoejecutándose la IU marca sus
propios tiempos al compás del metrónomo cósmico mientras escribe la
música de las esferas. Música como software.

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