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RESUMEN: Se pretende hacer una reflexión crítica sobre la comprensión que se tiene de
la enseñanza de la filosofía en su objetivo más ambiguo que es el filosofar, y el papel del
docente en dicha comprensión. La enseñanza de la filosofía va más allá de exponer y
brindar información sobre problemas de esta disciplina; es una posibilidad de experiencia
vital, de constitución del yo, de la persona, en la que el individuo puede generar conciencia
de sí y por consiguiente, capacidad de decisión, característica de la persona y agencialidad
humana. La enseñanza de la filosofía, como acción del docente-filósofo, debe posibilitar
desaprendizajes y cuestionamientos sobre lo que la escuela formal ha suscitado, legislado
y promovido. La enseñanza de la filosofía es un problema que implica a todo el ser del
hombre y la mujer, va más allá del acto cognoscente de hacerse preguntas y tratar de
responderlas; es un acto vital. Por ello, se tratará de exponer que el docente-filósofo, para
poder posibilitar ese uso libre de la razón llamado filosofar, debe vivir literalmente la
filosofía, y posibilitar vivirla en la mayor medida de los posible, propiciando asombro, crisis,
pasión, duda o temple de ánimo para superar los niveles eminentemente cognoscentes de
hacer la pregunta, y llegar así a niveles existenciales, vitales del estudiante para que éste
tenga la necesidad real de filosofar, es decir, de ser agente autónomo capaz de decidir.
Consiste en: hacer una propuesta sobre la comprensión y quehacer docente en relación al
filosofar, para ir más allá posibilitar ese uso libre de la razón llamado filosofar, debe vivir
literalmente la filosofía, y posibilitar vivirla en la mayor medida de los posible, propiciando
asombro, crisis, pasión, duda o temple de ánimo para superar los niveles eminentemente
cognoscentes de hacer la pregunta, y llegar así a niveles existenciales, vitales del
estudiante para que éste tenga la necesidad real de filosofar, es decir, de ser él mismo.