Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
ar
El organigrama del Colegio resulta ser un remedo paródico de los estatutos de los
clubes de barrio y de los organismos internacionales tanto como de las
constituciones nacionales y de las esmerados planes de las sociedades utópicas. A
su vez, el planisferio patafísico enfatiza el carácter espiritual de la ciencia
cartográfica. Unos años antes, en otra proyección cartográfica fruto de la
imaginación surrealista, París es enorme pero Francia pequeña, la isla de Pascua
gigante en relación al tamaño de Australia, Argentina es nula pero Tierra del
Fuego posee un tamaño descomunal y China es importante pero Inglaterra no
califica. Los países y ciudades son considerados entonces desde el punto de vista
de su contribución a la historia del espíritu. Ese planisferio revela la esencia de
las sectas secretas: un puñado de personas dispersas por el mundo y situadas
entre el océano de sus contemporáneos sostienen el mundo. En ocasiones hasta
lo transforman, como lo prueba la historia de las Internacionales Obreras.
Pero más que en la saga ubuésca, fue en Hechos y dichos del doctor Faustroll,
patafísico, novela editada póstumamente, donde Jarry presenta a la ciencia de la
patafísica. El argumento aventurero de la novela se parece a los de Julio Verne
(“el doctor sentóse en la popa sobre su silla de marfil, con la mesa de ónice entre
sus piernas, sobrecargada de brújulas, mapas, sextantes y toda clase de
instrumentos científicos...”) o bien a la odisea de Ulises. En la biblioteca del
propio doctor Faustroll se encuentran obras de Lautremont y Coleridge, de
Cyrano de Bergerac, Baudelaire y Mallarmé, además de Las mil y una noches.
Tanto en esta novela como en las columnas inclasificables que Jarry publicaba en
revistas bajo el título de “Gestas” o “Especulaciones” se hace notoria la
importancia concedida a la cultura de la divulgación científica y de las nuevas
innovaciones técnicas (las “tintas inaparentes de sulfato de quinina por medio de
rayos infrarrojos”, las “islas cinéticas movidas por cuatro hélices”, etcétera). En
el subtítulo del libro se lee “novela neo-científica”. De por sí, el nombre Faustroll
se compone de “Fausto” y de “Troll”, palabra escandinava que significa gnomo:
“el gnomo de la ciencia”.
Es inmensa la libertad con que Jarry observaba los objetos de uso cotidiano,
particularmente las innovaciones técnicas. La anomalía, la excentricidad y la
exageración son las cualidades auténticas de objetos, acontecimientos o
personalidades. La patafísica es esperpéntica: deforma la horma social que nos
deforma a nosotros mismos. Así, Ubú. Decía Ramón del Valle-Inclán, “los héroes
clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el esperpento”. Jarry es grotesco y
bufo más que un trágico, no un revolucionario sino un redentor. A ese gesto
tenemos en cuenta al homenajear al Colegio de ‘Patafísica, a Alfred Jarry, al
Padre Ubú y su monstruosa panza (cuya denominación francesa, gidouille,
resulta intraducible), al doctor Faustroll y a Bosse-de-Nage, su mono de
compañía que sólo puede articular el monosílabo “ha-ha”. Y si bien es cierto que
buena parte de estas provocaciones hoy son erratas en el blanco, la ciencia
inventada por los patafísicos es la única cuya sustancia y vehículo es el humor,
sabiduría y medio de supervivencia en un mundo amenazador.
La Patafísica fue uno de los revulsivos más serenos del siglo. Una suerte de
medicamento vomitivo que alivia allí donde inflama y cura donde congestiona la
zona afectada. Aquí damos a conocer las intenciones y peripecias del Colegio de
‘Patafísica, incluyendo la escasamente conocida historia de su sucursal argentina.
En ella tuvieron participación Juan Esteban Fassio, corrector de originales de
EUDEBA y del Centro Editor de América Latina y además responsable del
Instituto de Altos Estudios ‘Patafísicos de Ubuenos Aires; Albano Rodríguez,
traductor de Alphonse Allais; Francisco Porrúa, dueño de la Editorial Minotauro;
Jaime Rest, crítico literario; y Julio Cortázar, que rindió homenaje a Fassio en su
libro La vuelta al día en ochenta mundos. Hubo más personas vinculados a la
patafísica en este país, entre otros Juan Antonio Vasco, poeta surrealista de las
revistas A partir de Cero y Letra y Línea, y Comandante Exquisito de la Orden
de la Grande Gidouille, o el gordo Fasulo, bohemio y callejero.