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“IMPUTABILIDAD Y PERSONALIDADES PSICOPÁTICAS -

LA CONDUCTA DEL SECUESTRADOR EXTORSIVO”


por Alfredo Daniel Gómez

CONSIDERACIONES:

La presente monografía posee la característica de contener tres ejes fundamentales a saber:


a- Psicopatología y Personalidades Psicopáticas.
b- Imputabilidad e Inimputabilidad y
c- Conducta del Secuestrador Extorsivo.
Así, fue menester ir desarrollando cada uno de estos temas, profundizando en un
pormenorizado estudio de sus componentes.
Me enfrenté a la difícil tarea, para un estudiante de Abogacía, de intentar subsumir la
conducta de los "Secuestradores Extorsivos" en un tipo de conducta psicopatológica
predeterminada.
En este camino, plagado de un nuevo lenguaje, se irán desarrollando conceptos de las
ciencias médicas en concordancia con conceptos jurídicos, buscando su interrelación. Claro
ejemplo lo constituye el ítem referido a la imputabilidad e inimputabilidad, donde para
establecerla, es menester traer al campo jurídico conocimientos y conceptos propios de las
ciencias médicas.
A lo largo del desarrollo del presente trabajo abordaré algunas conclusiones, y tomaré
afirmaciones propias de los teóricos del derecho y del arte de curar, para ir transitando, luego de
una breve explicación sobre los secuestros extorsivos, el camino a una conclusión respecto del tema
en cuestión.

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IMPUTABILIDAD Y PERSONALIDADES PSICOPATICAS
INTRODUCCION

Imputabilidad es el vocablo que nuestro derecho utiliza como concepto de responsabilidad, y


del que se desprende la ejecución de un acto delictivo llevado a cabo por el agente con intención,
discernimiento y libertad. Está dada por la capacidad de delinquir que tiene una persona, por su
facultad de obrar normalmente, y que conforma todo el conjunto de condiciones que desde el punto
de vista psicológico debe reunir para que se le pueda atribuir la comisión de un delito.
Si bien el principio científico que inspira nuestra ley penal es el de imputabilidad, el código
penal enuncia la no imputabilidad o inimputabilidad y para establecerla, adopta un criterio mixto,
resolviendo la cuestión con criterio moderno y dejando de lado los problemas exclusivos de la
psicología. Genéricamente establece que el autor de un delito debe ser penado, pero la ley debe
determinar las excepciones a tal principio. Con igual criterio sustituyó el término
"responsabilidad" por el de "imputabilidad", adecuándolo a la evolución jurídica del tema. El
criterio biológico sólo se utiliza para establecer el límite mínimo de edad.

CONSIDERACIONES PSICOLOGICAS

Las excepciones al principio genérico de la imputabilidad, a las que me acabo de referir, son
de carácter psicológico y habida cuenta de la importancia decisiva que las mismas revisten al
actuar como límite o barrera en la reprochabilidad de una conducta típica, entendiendo que la

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metodología correcta de la presente monografía obliga a detallar en primer término la estructura
de las ramas de las ciencias médicas que se ocupan del tema, para luego de esclarecidas, abordar
los conceptos jurídicos de imputabilidad.

MEDICINA LEGAL - PSIQUIATRIA CRIMINAL - PSICOPATOLOGIA

El subtítulo enuncia las disciplinas médicas que se encargan del tema y aportan los
conceptos que deben ser tenidos en cuenta por el derecho penal para decidir la imputabilidad o
inimputabilidad de una persona.
A- Medicina Legal: Según Marc: "Es la aplicación de los conocimientos médicos a aquellos casos
que pueden ser aclarados por ellos".
Según Uribe Cualla: "Es la rama de las ciencias médicas que interviene en
las cuestiones sociales prestando a la justicia su auxilio científico".
Según Bonnet: "La disciplina que utiliza la totalidad de las ciencias médicas

para dar respuestas a definiciones jurídicas".

Finalmente, Touldes le dio un enfoque social al considerarla como "la

aplicación de los conocimientos médicos a las cuestiones que conciernen a los derechos y deberes

de los hombres reunidos en sociedad".

B- Psiquiatría Criminal y Psicopatología: Estas dos denominaciones son usadas por los autores

indistintamente, creando ello confusión a los que no estamos adentrados en las ciencias médicas.

En su cátedra de Psiquiatría Criminal de la Universidad de El Salvador, el Dr. Cabello precisó

claramente sus alcances y aclaró la confusión conceptual, explicando que ella proviene de la

estrecha relación que une a ambas disciplinas.

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Atento a sus explicaciones, la psicopatología se encarga de las manifestaciones de la

anormalidad psíquica y de detectarlas en las esferas intelectual, afectiva y volitiva, para establecer

sus causas y condiciones determinantes, todo ello dentro de un orden general, no individual.

A su vez, la psiquiatría criminal actúa más prácticamente, proporcionándole al ordenamiento

jurídico y al magistrado el auxilio científico a través de sus pericias, y aclarándole los aspectos de

la personalidad del individuo sometido a proceso.

Entonces, a diferencia de la psicopotología, la psiquiatría criminal tiene en cuenta al hombre

en forma individual y se interrelaciona con aquella para obtener sus aportes que recibe en forma de

postulados científicos.

LA PERSONALIDAD

Las personalidades a que se refiere el trabajo seleccionado pertenecen a la vida psíquica

anormal. Antes de entrar en su análisis considero conveniente referirme preliminarmente a la

personalidad normal, para luego de conocida, ocuparme de las que hacen específicamente de las

enfermizas.

a- Noción: Si bien en el párrafo anterior me refiero a "una personalidad normal" y ahora intento

explicarlas, creo que conviene destacar que, plenamente, nadie la posee. Como decía Dorado

Montero: "No hay un solo hombre perfecto y absolutamente normal, pues todos tenemos

anomalías, rarezas, excentricidades y desviaciones más o menos acentuadas". Creo que

debemos coincidir con este autor, pues es el grado de intensidad de tales anomalías lo que hace

que ciertas personas sean tenidas o no como normales.

La personalidad aglutina los elementos que nos conforman psíquicamente y nos hacen aptos

para solucionar las contingencias de nuestra vida de relación, permitiendo adaptarse al

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medio social, a las cosas que nos rodean y a nuestros semejantes. Su importancia es vital en él

hombre, pues, permite considerarlo como una individualidad dentro del conglomerado social y

actuar en él con autonomía y diferenciación a pesar de las semejanzas propias de la especie

humana.

b- Caracteres: Los caracteres de la personalidad son: unidad, identidad, vida, (dinamismo en

reacciones a estímulos exteriores o interiores), conciencia (representación mental de todas las

actividades psíquicas y somáticas perceptibles) y relaciones con el mundo exterior.

c- Elementos Constitutivos: De lo dicho en "sub a" se desprende que la personalidad abarca

intrincados problemas del quehacer científico, llegando a lo metafísico. Pero siendo objeto del

trabajo su enfoque bajo el aspecto de su tratamiento en la ley penal, y en razón de la extensión

de la monografía, dejo de lado toda consideración sobre sus misterios y posiciones filosóficas

que indagan sobre su origen, evolución y futuro histórico, para pasar el análisis de sus

elementos primordiales.

>Instinto: Se lo considera como "el conjunto de apetencias, deseos, inclinaciones y tendencias

innatas, que permiten la ejecución de actos específicos comunes a la especie; los que son

perfectos desde su origen, sin necesidad de aprendizaje previo".

Su valor para el hombre radica en que a través de él se preserva de los peligros que le depara

su camino por la vida, permitiéndole su supervivencia a través de los siglos; a la vez que le

sirve de base para elaborar la personalidad.

>Temperamento: Se ha dicho que se forma a través del instinto modificado por lo psicológico y nos

da nuestra forma de ser según reacciones del instinto ante la función somática.

El temperamento no es genérico como el instinto, sino propio de cada ser humano y algunas de

sus formas pueden degenerar en patologías y desde ellas formular un pronóstico sobre

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proclibidad delictiva.

>Carácter: Es más evolucionado que el temperamento aunque a veces se los confunde. Es la etapa

más desarrollada de los tres elementos, pues el instinto es común al género humano, el

temperamento es propio de cada persona; mientras el carácter, si bien también es propio de

cada individuo, esta moldeado por la naturaleza social propia de cada hombre y el proceso de

socialización que recibió.

>El Medio Social: En el párrafo anterior me refiero al proceso de socialización de cada individuo,

indispensable para su vida en relación, pues sin él la sociedad no podría perpetuarse más allá

de una generación ni tampoco existir cultura. Efectivamente el hombre para desarrollar todos

los recursos con los que ha sido dotado necesita un medio ambiente adecuado y rodearse de

sus

semejantes; es decir vivir en sociedad. Aristóteles decía que solamente una bestia o un semidiós

podía vivir fuera de la sociedad.

Conforme a su naturaleza social, toda persona se ve influida por el mundo que lo rodea y en el

cual nace, crece, se educa y desarrolla culturalmente; por ello, en sus manifestaciones

culturales, jamás debemos dejar sin consideración el medio socio-cultural del que proviene y le

aporta su influencia.

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IMPUTABILIDAD

1- LA ESCUELA CLASICA Y EL POSITIVISMO

Los clásicos, tomando como base el ejercicio del libre albedrío, consideraron la
imputabilidad como la relación causal existente entre el agente y el delito por él cometido.
Imputabilidad e imputación, oral no requieren otra condición que la de que el hombre que fue
causa material de un hecho haya sido también su causa moral.
Decía Carrara en su "Programa" que "El juicio mediante el cual un magistrado imputa
civilmente a un ciudadano una acción declarada ya antes por la ley como políticamente imputable,
encuentra en aquel individuo la causa material del acto y le dice: TÚ LO HICISTE (imputación
física). Encuentra que aquel individuo ejecuto el acto con voluntad inteligente y le dice: "TÚ LO
HICISTE VOLUNTARIAMENTE" (imputación moral). Encuentra que el hecho está prohibido por
la ley del Estado y le dice: "TU LO HICISTE EN CONTRA DE LA LEY ", (imputación legal).
Es solo como resultado de estas tres posiciones que el juez puede decir al individuo: "yo te
imputo este hecho como delito".

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El presupuesto esencial de la imputabilidad legal es el libre albedrío, doctrina que Carrara
consideró acertada y que, como requisito de la imputabilidad moral se puede resumir y consretar
diciendo: desde que el hombre comete delitos sigue con voluntad inteligente y libre una conducta
contraria a ley, deben ponerse a su cargo las consecuencias establecidas en esta.
La escuela positivista opone al principio de la responsabilidad moral el de la responsabilidad
legal o social sostenida por Ferri desde su tesis doctora publicada en 1878. Ferri considera
desmentido por la psicología positiva los postulados de la escuela clásica, entendiendo la
imputabilidad como "la facultad de atribuir a alguno un dado efecto como la causa productora del
mismo". A su vez entiende por "responsabilidad" la posibilidad de considerar obligado a alguno a
resarcir un daño dado y a sufrir una pena dada, con motivo de aquel efecto. Vale decir que hay
imputabilidad material por ser agente autor del acto de que se trata e imputabilidad social y
jurídica por estar obligado a soportar las consecuencias sociales y jurídicas de su acto.

2- LAS ESCUELAS ECLECTICAS

Las escuelas transaccionales intentaron componer las diferencias entre los clásicos y los
positivistas afirmando que la solución se halla en el conjunto de las circunstancias subjetivas que
deben encontrarse en el autor de un delito para considerarlo pasible de responsabilidad legal. A
partir de la elaboración de este concepto surge la distinción entre delincuentes imputables y
delincuentes inimputables, pero subsistiendo el interrigante sobre cual debe ser el presupuesto de la
imputabilidad, punto sobre el cual los autores transaccionales no lograron acuerdo.
Las siguientes reflejan algunas opiniones:
MAZZINI: Decía que la persona es imputable cuando la capacidad de entender y querer se ha
exteriorizado con una manifestación actuada de voluntad consciente contraria a derecho.
Para este autor la personalidad y la capacidad son los presupuestos de la imputabilidad.
IMPALLOMENI: Sostenía que el hombre es imputable porque la la pena puede actuar sobre él
como coacción psicológica en sus dos momentos, en el de la amenaza y en el de la irrogación del
mal que le es propio.

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Los positivistas rebaten esta teoría apoyándose en las afirmaciones de Ferri quien entendía
que si un hombre comete un delito es porque no fue intimidado. De modo tal que la consecuencuia
de la teoría de Impallomeni, afirman los positivistas, sería la de considerar que solamente son
imputables los hombres que no cometen delitos.
DUBUISSON: Este médico francés publicó en 1888 una monografía titulada "Theéorie de la
Responsabilité" en la que consideraba a todos los hombres imputables y tenidos como responsables
de sus actos.
Hoy en día tales aseveraciones no tienen ya predicamento, puesto que para aceptarlas
deberíamos admitir a la pena con carácter intimidatorio, cuando esa finalidad ya fue descartada
definitivamente por la criminología.
No faltaron quienes afirmaban que para considerar imputable a una persona es menester
que el agente al obrar esté en plena posesión de sus facultades habituales y características, o sea
que no debe encontrarse fuera de su estado normal y que debe existir identidad personal del autor
consigo mismo antes y después del delito.
Otros negaron la posibilidad de exigir como presupuesto de la imputabilidad la identidad del
agente consigo mismo pre y pos delictual, basándose en Ribot, quien en sus estudios psicológicos
del delincuente sostenía que existía cohesión y unidad del yo normal y, además, psicológicamente
no aparece el agente idéntico a sí mismo antes y después del ilícito.
VON LISTZ: Fue quien trajo un poco de claridad entre tantas opiniones distintas. En su tratado
afirmó que la imputabilidad es la capacidad de conducirse socialmente. Así también lo entendió el
Senado de la Nación al tratar el Proyecto Moreno convertido en Código Penal en 1921.
Conforme a ello, Von Listz afirmaba que se debía observar una conducta que responda a las
exigencias de la vida política común a los hombres. Por consiguiente, siendo la imputabilidad la
facultad de determinación normal, ha de ser imputable todo aquel que posea un desarrollo mental
normal, se halle mentalmente sano y con conciencia sin perturbaciones.
El contenido normal y la ciencia motivadora normal de las representaciones, constituyen
para este autor "la esencia de la imputabilidad".
Von Listz también definió la imputabilidad en un sentido puramente formal, diciendo que
"consiste en la capacidad de obrar en derecho penal, es decir, la capacidad de realizar actos que
llevan consigo las consecuencias penales de la infracción.

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Relacionando las dos definiciones se puede determinar que para él, solamente cuando tal
capacidad exista, puede ser imputada como culpable la conducta social.

ANTECEDENTES NACIONALES:

El art. 34 del Código Penal registra varios antecedentes nacionales y extranjeros que
conforman su doctrina. Entre los nacionales podemos mencionar:

A- TEJEDOR: Su proyecto de código penal trataba la imputabilidad en los incisos 2,3,4 y 5 del
artículo 2º del Título III. En ellos detallaba meticulosamente las causas de imputabilidad,
incluyendo a los individuos afectados por la locura, pérdida de inteligencia, imbéciles, y
sordomudos que hayan recibido educación suficiente para conocer la criminalidad de sus actos
y a las personas seniles.
Disponía para ellos su encierro en establecimientos médicos adecuados y para los sordomudos,
además de esta medida, dejaba abierta la posibilidad de ser sancionados con las mismas penas
que se establecía para los menores de 18 años de edad.
Consagraba la no punibilidad de una persona cuando hubiese resuelto y realizado el ilícito
hallándose sus sentidos o inteligencia perturbados, siendo tal estado no imputable al autor. La
perturbación debería ser de tal magnitud que no le debía permitir conciencia del acto y de su
magnitud.
B- PROYECTO DE VILLEGAS, URQUIZA Y TEJEDOR: El art.93 del Proyecto decía "quedan
exentos de responsabilidad penal quienes hayan cometido el hecho en estado de demencia,
sonambulismo, enajenación mental o imbecilidad absoluta".
C- CODIGO PENAL DE 1886: Para fundamentar la imputabilidad la obra se basó en el Proyecto
de Tejedor, pero le dio al instituto una forma más reducida.
El art. 81, inc. 1º disponía: "Está exento de pena el que ha cometido el hecho en estado de
locura, sonambulismo, imbecilidad absoluta o beodez completa e involuntaria y, generalmente,
siempre que el acto haya sido resuelto y consumado en una perturbación cualquiera de los

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sentidos o de la inteligencia, no imputable al agente y durante el cual éste no ha tenido
conciencia de dicho acto o de su criminalidad.
D- PROYECTO DE 1891: En los incisos 1, 2 y 3 del art.59 declaraba exentos de responsabilidad
penal a aquellos que cometían un delito bajo la influencia de enajenación o enfermedad mental
o bajo un estado de embriaguez completa y accidental sobrevenida sin culpa o actuando bajo
sugestión hipnótica a la que se prestó sin consentimiento".
E- PROYECTO DE 1906: Consideraba inimputable a la persona que ejecutara el hecho en estado
de enajenación mental cualquiera, que no le fuera atribuible. En tales casos, el juez debía
ordenar la internación del agente en un manicomio del cual solo podía salir por resolución
judicial, previa audiencia del Ministerio Público y dictamen pericial que declarase
desaparecido el peligro para si mismo y para terceros.
F- El CODIGO PENAL DE 1921: Como ya dije en el punto 1, Moreno optó por el criterio mixto,
apartándose de problemas de exclusiva índole psicológica.
Al efectuar la revisión del Proyecto, la Cámara de Diputados colocó la palabra
"Imputabilidad" en lugar de "responsabilidad", por entender que aquella precisa más
acabadamente el pensamiento moderno. Afirmaron que "responsable" es la persona obligada a
responder por sus actos o a satisfacer alguna carga. Por lo tanto, "responsabilidad" es un
concepto genérico que se aplica a todos como consecuencia de sus actos; "imputar", en cambio,
es atribuir a una persona un delito o una acción.
Por su parte el Senado, al analizar el mencionado Proyecto, sostuvo sobre la imputabilidad que
" la sociedad, al castigar, reprime y previene. La sanción, siempre ejemplarizadora, tiene por
objeto evitar el crimen o su repetición; peor para que ello proceda debe recaer sobre un sujeto
normal, que comprenda el hecho que comete y sus consecuencias. Si por el contrario, ese
individuo es anormal o no puede en el momento del hecho tener conciencia del mismo, la
sanción resulta ineficaz, aunque puedan y deban tomarse medidas de precaución para que los
hechos no se repitan".
El Senado entonces entendió la imputabilidad en el sentido dado por Von Listz, es decir, como
capacidad de conducirse socialmente y afirmó con él que "sólo cuando esta capacidad existe
puede ser imputada como culpable, la conducta antisocial. Allí donde la facultad de adaptación

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social falta completa y permanentemente, no tiene ningún sentido encontrar móviles de
conductas social en las motivaciones contenidas en la amenaza y la ejecución de la pena".
G- PROYECTO DE 1971: Ampliando el contenido de los supuestos de inimputabilidad, este
proyecto adoptó en su art. 34 inc. 1 la fórmula ideada por el Dr. Julio Herrera, quien propuso
el texto del Código Penal Ruso de 1903 cuyo art. 35, según la traducción francesa, decía: "No
es punible el hecho cometido por un individuo que, sea por insuficiencia de sus facultades
mentales, sea por actividades morbosas de la actividad de su alma, sea en un estado de
inconsciencia, no podía, en el momento de la acción, comprender la naturaleza y el sentido de
lo que hacía o dirigir sus acciones".
Se señaló al respecto que "no basta que exista una enfermedad psíquica cualquiera, sino que
ella debe ser tal que en el momento de la acción impida comprender la naturaleza y el sentido
de lo que se hace, esto es, priva del discernimiento necesario a la imputabilidad o, aunque él
exista, priva del poder de conformar la conducta a las claras indicaciones de la razón".

CONCEPTO DE IMPUTABILIDAD

Imputabilidad es le conjunto de condiciones que debe reunir una persona, que le han de
permitir en el momento del hecho, comprender la criminalidad del acto que realiza y dirigir sus
acciones. Tales requisitos son establecidos por el ordenamiento jurídico y están condicionados por
un estado normal de salud mental pues el agente debe hallarse sin perturbaciones profundas de su
conciencia y sin alteraciones psíquicas.
Todo sujeto debe cumplimentar esas exigencias legales para ser considerado imputable, es
decir, para que se le pueda reprochar plenamente su conducta y aplicarle una pena.

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Nuestro código penal, en su título V del libro I lleva como epígrafe la palabra
"IMPUTABILIDAD", pero no la define. Como la generalidad de los códigos, no tiene una norma
que exprese su concepto, sino que se limita a establecer las causas de no imputabilidad. Por tal
motivo, luego de entrar en vigencia, los autores le atribuyeron un error de técnica, pues decían que
agrupa bajo la denominación común de imputabilidad las causas de inimputabilidad y las de
justificación como si fueran de igual naturaleza y produjeran similares efectos, cosa que no es así
pues las causas de inimputabilidad están incitas en el sujeto y en él radican.
Admite la distinción entre imputabilidad e inimputabilidad, estableciendo penas para los
primeros y medidas de seguridad para los segundos, pero no usa la expresión "medidas de
seguridad", solamente en la exposición de motivos se habla de "medidas precautorias y medidas
especiales".
De los tres criterio tradicionalmente utilizados para establecer la imputabilidad, se optó por
el mixto, y como todo código mixto, está integrado por dos formulas; la primera nos da las causas
biológicas o psiquiátricas de inimputabilidad, que son la insuficiencia de las facultades mentales,
sus alteraciones morbosas y los estados de inconsciencia; la restante nos aporta los efectos
psicológicos necesarios e imprescindibles para determinar la imputabilidad y que son la no
comprensión de la criminalidad del acto y el no dirigir sus acciones, lo cual exige del juez, para
determinar la capacidad delictiva del agente, una actividad que excede holgadamente los conceptos
naturalísticos.
Tal como está legislada la imputabilidad penal, sobrepasa los conceptos puramente médicos
y los psicológicos y requiere del juzgador la valoración de los casos en concreto, adecuada a
criterios normativos establecidos por el derecho penal.
Es indudable que el diagnóstico psiquiátrico constituye la base de la decisión judicial, pero el
juez no debe sujetarse solo a él como si fuera la ley misma, sino que el dictamen pericial le servirá
de substráctum a su decisión, la que deberá elaborar con los otros elementos de juicio que posee en
la causa. Y aquí se plantea el eterno dilema de la valorización de la pericia y la decisión final del
juez.
Es menester entonces armonizar los conocimientos de ambas ciencias y el juez debe, una vez
producida la pericia psiquiátrica, determinar su valor procesal. Claro está que, lo ideal sería que el
juez esté en condiciones de entender lo que dice el experto y que alguna vez será necesario

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establecer como condición indispensable que el juez realce estudios de psiquiatría a nivel
universitario, aunque sea con carácter informativo o meramente elemental.

MOMENTO DE LA IMPUTABILIDAD

El art. 34 inc. 1 del código penal exige que la imputabilidad debe existir en el momento del
hecho, pues solamente a él se refiere la exigencia legal de que la conducta del autor sea la
adecuada a sus deseos y al conocimiento de lo que hace; además, una capacidad posterior al delito,
pero no tenida en el momento del mismo, no puede hacer responsable al agente.
La situación contraria, tal como lo dice Nuñez, hace al autor imputable. Por ejemplo, si
gozaba de capacidad en el momento de realizar la conducta punible, aunque la pierda
inmediatamente después de producirse el resultado delictivo, no escapará al reproche penal.

CAUSAS DE INIMPUTABILIDAD: Breves conceptos sobre Alteraciones Morbosas e


Insuficiencia de las facultades.

La alteración morbosa de las facultades y la insuficiencia de las mismas, al igual que los
estados de inconsciencia no imputables, excluyen la imputabilidad cuando por su naturaleza o
magnitud producen el efecto psicológico al autor de no permitir comprender la criminalidad del
acto o dirigir sus acciones.
La anormalidad debe afectar la capacidad de gobierno de la conducta o a la capacidad de
inteligencia. Por lo tanto, siguiendo a Nuñez, podemos decir que el trastorno debe, necesariamente,
excluir las aptitudes mentales normales que posibilitan la inteligencia de las circunstancias
determinantes de la delictuosidad material del hecho o la dirección del propio comportamiento,
según las advertencias de esa inteligencia.

1- Alteraciones Morbosas:
Son trastornos de las facultades, anomalías psíquicas que el perito debe comprobar. Al
referirse a "facultades", la ley alude a la potencia intelectual, a la mente, en la que se desenvuelve

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el mecanismo psicológico que gobierna las acciones del hombre, tanto en su elaboración como en
su determinación.
Por consiguiente, son estados morbosos o de enfermedad de la mente, pero en sentido
amplio, ya que no debemos entender que se queda solamente en los trastornos de la personalidad
normal que poseía una persona, (demencia) sino que abarca también aquellos otros motivados en
procesos físicos, anímicos y también en trastornos de la inteligencia y en los que atañen a la
voluntad.
La naturaleza de la enfermedad es indiferente, siempre que motive una alteración morbosa de
las facultades de tal magnitud que prive al sujeto de comprender la criminalidad del acto o de
dirigir sus acciones.
No es preciso que sea una enfermedad crónica o de tipo constitucional para que el sujeto sea
inimputable; si bien es cierto que por lo común son duraderas, no debemos caer en el error de
exigir esas características.

2- Insuficiencia de las facultades:


Al igual que las alteraciones morbosas, son estados morbosos de enfermedad de la mente que
afectan las facultades de las personas.
Según Nerio Rojas, "Insuficiencia de las facultades quiere decir insuficiencia mental
congénita o de la primera época de la vida", lo que equivale a decir: los distintos tipos de
alienación mental por detención del desarrollo cerebral".
Insuficiencias entonces serían la imbecilidad y el idiotismo, llamadas por De Santis
"frenastenia mayor". Si la debilidad es de grado leve, no es tomada por el eximente del art. 34 inc 1
al que nos referimos, si no aparece combinada con otras.
Para Atilio Ascarelli los frenasténicos forman una categoría de enfermos mentales
caracterizados por una detención del desarrollo fisiológico y psicológico y por sus desviaciones
somáticas.
A su vez, Moselli- Ottolenghi clasifican a los frenasténicos en idiotas, cretinos, imbéciles y
macrocéfalos.

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La jurisprudencia ha establecido que la insuficiencia o la alteración de las facultades no
determinan la inimputabilidad, sino cuando constituyen un cuadro clínico capaz de motivar la
incomprensión de la criminalidad del acto o la incapacidad de dirigir las acciones.

LAS PERSONALIDADES PSICOPATICAS

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Presentan un agudo problema no solamente al psiquiatra, sino también al jurista; Mezger,
refiriéndose a ellas, decía que pertenecen sin disputa de ningún género a las cuestiones más
difíciles del total derecho positivo.
Psicopatía o psicosis menor es la denominación actual de la semialienación y el problema
que plantea en derecho se relaciona con el tema de la imputabilidad e inimputabilidad del
psicópata. El motivo esta en el hecho de encontrarse un gran número de ellos incursionando en el
plano delictivo.
Para Schneider, siguiendo la tesis clásica, las personalidades psicopáticas son anomalías
constitucionales del carácter y se enrolan dentro de las personalidades anormales que se distinguen
por su acentuada desviación de la norma, siendo lo determinante que la alteración esencial, propia
y distintiva de los psicópatas, recae sobre el conjunto de sus sentimientos y valoraciones, de sus
tendencias y voliciones; conjunto que para este autor conforma la personalidad del individuo.
Las características que presenta son:
a origen: congénito o adquirido.
b conscientes: parcial o total.
c Dificulta la adaptación al medio social: sufren por su anormalidad o hacen sufrir por ella a la
sociedad.
La tesis clásica fue revisada y rebatida en el transcurso del tiempo. Mezger incluyó a las
personalidades psicopáticas dentro de las personalidades morbosas y juzgaba un límite preciso
entre esta personalidad y la normal.
En los Estados Unidos, país donde existe mayor número de delitos cometidos por psicópatas,
se estudió a fondo el tema, destacándose los trabajos de Joan y W. Mc Cord, quienes confirman el
carácter asocial del psicópata y agregaron que en él tiene excluyente importancia sus primeras
relaciones familiares y sociales, y que generalmente en la infancia encontramos en el psicópata un
contorno de rechazo o aislamiento. Su conducta lo coloca en conflicto con la sociedad; presentan
deseos primarios y una vehemente sed de excitación. En esta egocéntrica búsqueda del placer,
ignora las restricciones de su cultura; es altamente impulsivo y agresivo. El psicópata es un hombre
para el cual cada momento es un segundo del tiempo separado de todos los demás y ha aprendido
muy pocas formas socializadas de hacer frente a la frustración; siente poca o ninguna culpa, por lo

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que puede cometer los actos más espantosos y contemplarlos sin remordimientos; además tiene una
capacidad de amor desviada y sus relaciones afectivas, cuando las tiene, son escasas, efímeras y
tendientes a satisfacer sus propios deseos. La carencia de amor y de culpa demuestran que el
psicópata es distinto a los demás hombres.
Para el instituto de la imputabilidad, el psicópata constituyó durante mucho tiempo un tema
espinoso y la justicia fue adecuando sus fallos y la doctrina sus opiniones conforme a la evolución
de la psiquiatría. Con la tesis clásica se sostenía su imputabilidad penal. A medida que la
psiquiatría fue cambiando sus conceptos se negaron las opiniones de los constitucionalistas y
paulatinamente el mundo entero fue cambiando su enfoque, primero varió la doctrina y luego, la
jurisprudencia.
La revisión en nuestro país de la tesis alienista o tradicional es obra del Dr Cabello quien, a
diferencia de los tradicionalistas, pone en un mismo plano la vida afectiva, intelectual y volitiva y
considera que el criterio sustentado por aquellos no admite siquiera la posibilidad de realizar un
estudio de factibilidad de inimputabilidad del psicópata, pues cierra las puertas a los
semialienados. Rechazando que la enfermedad mental se circunscriba al intelecto, Cabello afirma
que dentro de la fórmula de nuestro código penal, las personalidades psicopáticas deben ser
admitidas pacíficamente en el criterio de dicha fórmula, puesto que bien pueden motivar en un
individuo, en el momento del hecho, la no comprensión de la criminalidad del acto o no permitirle
dirigir sus acciones.
En igual forma, Frias Caballero, sostiene que debe ser rechazada de manera terminante la
tesis apriorística y generalizante que todavía subsiste en amplios círculos jus-penalistas, según la
cual las personalidades psicopáticas son imputables exactamente como si se tratara de sujetos
normales, cualquiera sea la índole, profundidad y extensión de sus anomalías.
Contrariamente a ello, con arreglo a la evolución actual de las investigaciones psiquiátricas
y de las ideas penales, ha de afirmarse que de manera excepcional las psicopatías pueden
ocasionar un situación de inimputabilidad.
No se opone a tal opinión el que algunos consideren que la psicopatía no es una enfermedad
mental ya que enfermedad e inimputabilidad no se identifican. En todo caso, vastos sectores de la
psiquiatría actual consideran que se trata de enfermedades incrustadas entre la neurosis y la
psicosis.

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PSICOPATIAS Y DELITO

Lo primero que hay que valorar en una persona sometida a proceso es si es deficitaria o no,
o sea si tiene o no un nivel inferior y en que grado; pues hay individuos aparentemente normales
que al enfrentar un problema de difícil solución para nosotros, se muestran desesperados por la
falta de caudal mental para resolverlos, y son en estas situaciones especiales en las que se
explicaría también la resistencia que ofrecen a todo tratamiento médico educativo y penológico.
Constituyen un verdadero rompecabezas tanto para la psiquiatría como par la criminología,
porque no se sabe ubicarlos ni que hacer con ellos.

CARACTERISTICAS CLINICAS DE LAS PERSONALIDADES PSICOPATICAS

Quizá podamos resumirlas diciendo que adquieren el tipo de los graves trastornos de la
conducta que sin menoscabo intelectual se vinculan a profundas alteraciones de la vida afectiva y
volitiva.
Hay falta de maduración de los componentes constitucionales que les suprime o disminuye la
capacidad para dar una solución racional y apropiada a los problemas existenciales; hay quienes
dicen que tienen vocación para los conflictos, dentro de los cuales se hallan como "pez en agua".
En efecto, están hechos para la disconformidad, la discordia, la beligerancia, el vicio, el
desarreglo, las pasiones sobre todo malsanas, y suelen constituirse en fuente de tribulaciones para
todos los que tienen la desgracia de convivir con ellos. Se constituyen así en agentes de
perturbación social, no se adaptan a las normas de convivencia y sin embargo los encontramos en
la cúspide de los movimientos críticos, a veces exaltados por la sublime y lo heroico, pero casi
siempre fieles exponentes de los que se presentan como eternos disconformes.
Por todo ello es que los psicópatas se presentan como sujetos casi incorregibles, refractarios
a la persuasión, a la educación, al castigo y también a la amenaza penal.

CLASIFICACION Y DELITOS CORRESPONDIENTES AL TIPO

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Las mismas dificultades que ofrecen las personalidades psicopáticas para identificarlas
dentro del panorama psiquiátrico aparecen en cuanto pretendemos ordenarlas en especies, no son
muchos los autores que se hayan resistido a crear una clasificación para su propio uso, lo que nos
indica que ninguna de ellas responde a las exigencias de la clínica.
Morel, Koch, Magnan, Kraepelin, Schneider, Khan, Hamburger, Kretschmer, Mira y López, son
algunos de aquellos que se decidieron por efectuar su propia clacificación.
Para la presente monografía usare la clasificación más difundida en nuestro medio, aunque
no la más actual, que atiende a un criterio sistemático-clínico y que individualiza los siguientes
tipos: mitómano, histérico, epileptoide, paranoico, esquizoide, ciclotímico, hiperemotivo, asténico,
perverso. Paso a su desarrollo:

A - Personalidad Psicopática Mitómana:


Es la personalidad conocida por la escuela alemana como "confabulatoria o pseudóloga". Ha sido
muy bien analizada por Dupre, quien la define como una tendencia patológica más o menos
voluntaria y consciente a la mentira y a la creación de fábulas imaginarias.
La alteración de la verdad, la mentira, la simulación y la fabulación constituyen en el mitómano
una forma natural de actuar, de vivir y de relacionarse con el mundo, desconociendo los valores
morales, la sinceridad, la lealtad, la honradez y la propiedad, por cuya causa son socialmente
peligrosos. Generalmente tienen un gran don de simpatía y persuasión; interpretan como actores el
libreto consumado por su imaginación para embaucar, engañar y estafar a sus víctimas,
aprovechándose de un lucro fácil, de sus apremios o simplemente de su ingenuidad. La galería de
delincuentes mitómanos recorre desde el timador hasta los grandes estafadores que unen a su fértil
imaginación una inteligencia poco común.
Otra variante criminológica del mitómano es el acusador imaginario, capaz de inventar una
historia de robo, agresión, atentados contra la moral y las buenas costumbres, violaciones o
secuestros, con la escenografía correspondiente, lo que ha dado lugar a varias y lamentables
confusiones judiciales. Refiriéndose a ello Dupre decía: "Pese a que el tipo de peligrosidad de los
mitómanos es conocida, como lo es su personalidad, siempre conviene poner a buen recaudo las
acusaciones de niños, mujeres jóvenes que saliendo fuera de lo común tienen a veces un fondo
sexual o una finalidad vanidosa, maligna o perversa.

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B - Personalidad Psicopática Histérica:
La experiencia médica nos informa que se da con frecuencia en las personas de sexo femenino y
generalmente conlleva el abandono familiar, prostitución y sufrimiento.
So proclives a alterar el orden públicos con actos que pueden o no ser delictuales y privadas de su
libertad, caen en profundas depresiones y/o estados ansiosos. En la mayoría de los casos revisten
poca peligrosidad y, como dice Echazu: "Quizá el mal mayor se lo caucen a si mismos". Pero a
través de los estados de teatralización que produce la histeria, y la necesidad de estima, suelen
cometer, o al menos son proclives, a cometer hurtos o fraudes.
Las personalidades psicopáticas histéricas no presentan altos índices delictivos porque su finalidad
estriba en procurar soluciones mediante la utilización de reacciones tempestuosas psicomotoras,
cargadas de un tono emocional que puede llegar incluso al estupor, la inconsciencia y la catalepsia
como recursos inconscientes para simular una enfermedad somática o psíquica. Desde el punto de
vista criminológico lo que tiene importancia es que en ciertos delitos pueden descubrirse
mecanismos de realización subconscientes o automáticos, semejantes a las reacciones histéricas.

C - Personalidad Psicopática Epileptoidea:


Lo primero que debemos aclarar es que no es lo mismo que epilepsia, que es una enfermedad. Aquí
estamos frente a un trastorno psíquico de personas que denotan inteligencia lenta, distracción,
irascibilidad inmotivada y además son impulsivos y agresivos.
Pueden llegar al delito, entre otras formas, motivadas por un buen instigador y su peligrosidad
depende de la intensidad de los síntomas. Los hechos más comunes a los que llegan son: agresiones
falsas denuncias e incendios.
A través de la vida se muestran: como niños difíciles en la edad escolar; arrebatados e impulsivos
en la juventud; en la adultez como esposos y padres severos, obstinados e intransigentes que
imponen a sus hijos férrea disciplina y duros castigos, causándoles grave daño a su formación
caracterológica; recién en la etapa de la vejez se ablandan y comienzan a comprender sus
equívocos.

D - Personalidad Psicopática Paranoica:

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Se dice que es una personalidad esquizoide agresiva con exaltación del yo, que lleva a no admitir
errores y atribuirlos a otros.
Hay exagerado amor propio, temperamento indomable y carácter dominador. Si bien, al igual que
el esquizoide, tiene falta de afectividad, los demás aspectos lo hacen fríamente más agresivo,
encontrando entre ellos frecuentemente a homicidas.
Conviene aclarar que el término "paranoico" es utilizado de distintas maneras según se trate de un
mecanismo normal de orden psicológico; una manera de ser anormal; una personalidad
psicopática o una enfermedad delirante.
Las tendencias paranoicas forman parte del montaje psicológico en el que el yo afianza su
integridad y poderío frente a la lucha por la vida, ya sea en actitudes de defensa o de ataque.
Defender su yo evitando ser avasallado, anulado o despojado por los demás o en sentido inverso
pero con la misma finalidad de aumentar y extender la conquista de cosas y valores; hacerse fuerte
incrementando la fórmula de poder.
Mientras estos elementos psicológicos no traspasen los límites compatibles con la relación
armónica en el medio ambiente, estaremos dentro del terreno de lo normal y quizá en este sentido
hasta podamos llegar a decir que todos tenemos algo de paranoicos y que, además, es bueno
tenerlo, porque sin amor propio y dignidad nos anularíamos como personas.
Las estadísticas no muestran un elevado número de personalidades psicopáticas paranoicas dentro
del mundo del delito y esto se debe a que su excesivo orgullo los inhibe hacia lo ilícito, salvo
cuando se trata de una venganza, reivindicación o estado pasional. Por ello ya hemos dicho que
podemos encontrar homicidas entre ellos, primordialmente pasionales o amorosos, lo que obedece
al despecho, al amor propio herido por los celos, el desdén o abandono del objeto. Ante un fracaso
sentimental prefiere eliminar a su pareja antes de admitir tal fracaso.

E - Personalidad Psicopática Esquizoide:


Denotan inadaptación social, de ahí la denominación, pues "esquizoides" significa "separados".
Estas personalidades son más proclives al delito pues su trastorno es afectivo, lo que los une a los
demás y los ubica en el plano económico social. Ahí está ubicado su trastorno.

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Generalmente un frío refinamiento, cinismo despótico y tozudez irascible. Las estadísticas informan
que su tendencia delictiva apunta mayoritariamente a los delitos contra la honestidad. Su
estructura psíquica los torna peligrosos, máxime cuando asocia tipos paranoicos.
Tienen consciencia de su situación pero no la pueden solucionar y por ello reaccionan fácilmente
contra la ley y el orden. Las corrientes clásicas los habían considerado imputables y esta opinión
aún hay quienes la sostienen.
Por lo general son sujetos introvertidos que guardan celosamente su intimidad y cuyo
temperamento oscila, según la proporción psicoestética de Kretschner, entre el polo sensitivo y el
insensible. El poeta Stringber, que fue un esquizofrénico declarado, quizá refiriéndose a si mismo,
los definió como: "tiernos como una paloma y fríos como una barra de hielo".
Son tipos psíquicos muy interesantes entre los que se encuentran idealistas, delicados, soñadores y
románticos, con una fina comprensión del arte, de las cosas bellas y de los sentimientos puros; se
apartan de lo vulgar y alguna vez se dijo que son "hombres de raza".
En la vida activa se muestran dotados de gran energía y tenacidad, consecuentes consigo mismo y
con las metas previstas que conquistan indiferentes al medio. En la consecución de sus ideales son
capaces de sacrificios y renunciamientos propios de los héroes.
En el polo anestésico, insensible, encontramos hombres sumergidos en el mutismo, en el
ensimismamiento e introversión, pero dando muestras de una marcada frialdad afectiva o de una
inercia pasiva o de una calma inquebrantable.
Ante los estímulos que hieren unas veces su extrema sensibilidad y otras los deja indiferentes y
apáticos, existe una notable falta de correspondencia entre su receptividad y la facultad de
expresión o ejecución; nunca se sabe como reaccionará un esquizoide. Este rasgo caracterológico
es muy importante en criminología, pues recién varias horas o días después de ser ofendido o
agraviado un esquizofrénico responderá agrediendo o matando a su ofensor. La actividad delictiva
se dirige contra las personas, - suelen ser rencorosos y vengativos a largo plazo- y actúan tanto
solos como en parejas o bandas, movidos por ideologías políticas, fines utilitarios o sentimientos
rencorosos; matan a sangre fría y en ciertos aspectos se aproximan al psicópata perverso pero con
ellos se diferencias por los antecedentes autísticos, poblados de un mundo de frustraciones y metas
inalcanzables.

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F - Personalidad Psicopática cicloide:
En estas personalidades no hay trastornos en lo afectivo como lo hay en los esquizoides, pero
tienen falencias para mantener el equilibrio en lo afectivo y su adecuación a las circunstancias. No
revisten gran peligrosidad salvo en estados depresivos y no son proclives a hechos específicos,
aunque en líneas generales se puede decir que esos estados depresivos que aumentan su
peligrosidad, suelen cometer delitos violentos, pues entre este tipo de personalidad psicopática se
han dado casos de homicidios colectivos, lesiones y también suicidios.
Están ubicados en los extremos de la escuela diatésica, oscilando entre el ánimo alegre y el triste,
lo que conforma la base constitucional de la psicosis maníaco depresiva.
En su faz maníaca los vemos como fácilmente excitables, sintónicos, extravertidos, sociables y
jocosos. En esta faz, el cicloide cuando delinque contra la propiedad, lo hace al modo de
"caballero de la industria", pseudólogo o estafador. Si atentan contra las personas, por ser
fácilmente coléricos, suelen hacerlo en medio de un raptus explosivo, fugaz pero violento.
En su faz depresiva aparece como el hombre que pasa por la vida difundiendo tristeza y pesimismo,
no es feliz ni hace feliz a nadie; la desesperanza y el suicidio rondan continuamente sus ideas y
sentimientos. Por ello llega muchas veces al homicidio altruista, ultimando generalmente a sus
hijos para evitar los males y desgracias que le afligen.

G - Personalidad psicopática Emotiva:


Se caracteriza por lo repentino de sus respuestas anímicas y lo repentino de ellas. Son proclives a
cometer delitos violentos tales como homicidios, lesiones, agresiones, amenazas, exceso de legítima
defensa, etc. Como así también hechos pasionales.
Son de dos tipos:

1 PUROS: Presentan tres etapas; la primera, anterior al hecho, en la que el individuo


sobredimensiona la situación y la emotividad lo tensiona y lo angustia. En la segunda etapa se
entabla en él un conflicto valorativo entre sus frenos inhibitorios y los estímulos que tratan de
sobrepasar tales frenos. Es en este período en el que puede caer en el delito, dado que en ese estado
se produce el "raptus" o arrebato pasional; pero llega a la conducta típicamente antijurídica,
notoriamente perturbado, y por ello los exámenes forenses deben ser muy meticulosos, pues la

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perturbación que padece no le permite discernir con claridad la criminalidad del acto, y hasta
puede llevarlo a no dirigir sus acciones, que es lo que tiene que probar el perito actuando con
cautela y eficiencia, cuando el agente no llega a alcanzar el grado de una alienación mental.
La tercera y última etapa, - pos consumación-, nos muestra a un individuo lúcido, que por lo
general confiesa amplia y detalladamente el hecho ( aquí observamos la diferencia con la emoción
violenta), y suele denotar arrepentimiento, llegando muchas veces al suicidio.

2 TIPO IMPURO: A diferencia de los anteriores, se actúa movido por odio, rencor y con
perversidad.
En las tres etapas ya detalladas procede con indignidad, predeterminación, sin lucha interior para
vencer los frenos inhibitorios.
Consumado el ilícito no hay "raptus", suelen presentar confusión mental o amnesia simulada.
Contrariamente al tipo puro, no manifiestan la verdad, y buscan ubicarse en una buena situación
jurídica.
El arrepentimiento es simulado y la tentativa de suicidio real en el puro, es falsa en el impuro.
Quedaría un tercer tipo por analizar, que la mayoría de los autores colocan dentro de las
personalidades emotivas o "delirantes" por las que también se puede llegar al delito, pero ya no
por las sobrevaloraciones, sino a través de interpretaciones celosas, eróticas, reivindicatorias,
hipocondríacas, etc., las que progresivamente se van transformando en un delirio que los decide a
hacer justicia por su mano propia con aquella persona que causa sus tormentos.
Una vez que ha tomado su decisión planea el hecho minuciosamente sin descuidar ningún detalle;
seleccionando el lugar y el arma a utilizar. Consumado el hecho no siente arrepentimiento pues "ha
hecho justicia".
Las personalidades emotivas, tanto en su tipo puro como en el impuro, fueron consideradas
imputables, antes de la evolución conceptual que se esta produciendo en los últimos años sobre el
concepto de enfermedad mental, y también del concepto normativo de la culpabilidad penal; en
cambio, cuando estamos frente a una alienación psicótica, propia del delirio interpretativo, siempre
se habló de inimputabilidad y de medidas de seguridad; pero estos ya son casos de psicosis que
escapan a la finalidad de este trabajo.

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H - Personalidad Psicopática Perversa:
Pocas entidades psiquiátricas gozan del privilegio de tener una sinonimia tan profusa; por lo
menos doce, entre ellas las más difundidas son: "loco moral" de Paritchard; "degenerados con
perversiones instintivas", de Dupre; "psicópatas desalmados", de Schneider; "delincuente nato", de
Lombroso, etc.. Todos calificativos de un solo trastorno, la ausencia de sentido moral.
Este grupo psicopático tiene un enorme interés criminológico, ya que le son propios los delitos más
graves, despiadados y sangrientos.
Desde el punto de vista jurídico penal conforman una de las cuestione más difíciles tal como lo es
en el campo médico, donde los psicópatas perversos no tienen ubicación definida, transitando la
línea divisoria de lo amoral con lo patológico.
Cabello decía que una visión integral de las personalidades perversas debe admitir clínicamente
tres categorías en relación con su etiología:

1- Personalidad psicopática perversa, innata o pura: que reconoce un origen constitucional,


manifestándose desde el momento en que el sujeto comienza a integrarse al medio ambiente.

2- Personalidad perversa adquirida: En estos casos el individuo nace bien, pero como secuela de
un traumatismo craneano, una encefalitis o un factor tóxico cambia de carácter y desde ese
momento las desviaciones del instinto gregario lo convierten en un perverso.

3- Personalidad perversa sintomática: Exponente de una enfermedad mental en actividad, -


esquizofrenia, epilepsia, etc.- forma parte del cuadro clínico y por consiguiente constituye un
agregado más a la sintomatología del proceso morboso.

El perverso se anuncia en edad temprana, abarcando sus actos el terreno familiar, escolar,
social y laboral. Por lo general, ya de niños muestran agresividad y son proclives a la simulación y
a la mentira; se complacen en dar muerte o maltratar animales domésticos, aves, gatos, etc.. Son
sexualmente precoces e incursionan rápidamente en este tipo de delitos. Ya aparecen en las listas
de delincuentes juveniles, pues su tendencia al delito es también precoz.

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En líneas generales, no se aparta de las características generales de las personalidades
psicopáticas en lo que se refiere a los trastornos de la conducta, pues los mismos son
independientes del mayor o menor caudal intelectual, que puede ser brillante inclusive, pues dichos
trastornos se vinculan a profundas alteraciones de la vida afectiva volitiva.
La desadaptación social de estas personas es continua y permanente, pues es psicópata
perverso por toda una vida y no solamente para cometer un delito; son incorregibles, refractarios a
la persuasión, a la educación, al castigo y a la amenaza penal. En esta zona psicológica, la
coincidencia con el criminal nato de Lombroso es perfecta. Su no reacción ante la educación, la
persuasión y el castigo se debe a que el perverso carece de principios morales, de sensibilidad
necesaria para asimilar los consejos de bien común, y de la capacidad de recepción y reacción
para alcanzar el nivel ético del común de la gente.
De todo lo dicho se infiere que su característica dominante es la carencia total de
sensibilidad ética, sin la concurrencia necesaria de un desmedro en las funciones intelectuales. Si
bien conocen perfectamente las leyes morales, el rasgo peculiar es la ausencia de sentido moral, y
por consiguiente, la incapacidad irreversible en las valoraciones morales y ético - sociales de la
comunidad social en que vive.
"Son individuos", dice Schneider, "carentes de compasión, de vergüenza, de pudor, de
arrepentimiento y de conciencia moral".
Para Mira y López, la característica del perverso es "la total inversión de su fórmula afectivo
- ética, en virtud de lo cual todo cuanto hace sufrir o repugna a las personas normales, despierta en
ellos un deseo o placer morbosos. Teniendo todas sus funciones psíquicas aparentemente normales
y poseyendo una inteligencia normal e incluso superior, se comportan de un modo contrario a las
normas morales premeditadamente y sin necesidad".
Regis, los señala con rasgos de amoralidad, inafectividad, inadaptabilidad e impulsividad.
Para este autor, a los perversos "no les produce mella alguna actos que poseen crueldad o causan
horror a la mayoría de los hombres, pues están afectados en lo sentimental, ético y moral".
De acuerdo a lo expuesto, la característica deficitaria y dominante del psicópata perverso
sería entonces el déficit profundo, o anulación de sus sentimientos morales, lo que motiva una
progresiva y creciente agresividad, deseos de destrucción contra si mismos y todo lo circundante,
todo ello como consecuencia de la liberación de sus bajos instintos y tendencias.

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Siempre se negó la inimputabilidad del psicópata perverso; no obstante ello, dos valiosos
estudios se han publicado en nuestro país sobre la cuestión.
El primero, de Germán Alfredo Marracino, en 1961, donde se sostiene la eventual
inimputabilidad del psicópata perverso. El segundo pertenece a Norberto Spolansky, quien salió en
apoyo de la misma tesis.
Ambos ensayos fundan la inimputabilidad del perverso en las expresiones "comprender la
criminalidad del acto" consagrada en el artículo 34 del código penal, coincidiendo también en
considerar la personalidad perversa como enfermedad, la que, para Spolansky, es conceptualmente
amplia y comprensiva de lo psiquiátrico y lo jurídico.
Una valiosísima opinión vino en apoyo de la tesis expuesta, en efecto, Frias Caballero
también entiende que en estos casos, cuando "se trata de un verdadero perverso, congénito o
adquirido, cuya personalidad es morbosamente trastornada por una carencia total de sensibilidad
ética y, por consiguiente, por una incapacidad insuperable e irreversible para participar en las
valoraciones morales y ético - sociales de la comunidad social en que vive, existirán motivos más
que suficientes para reputarle inimputable".
En otras consideraciones, este prestigioso autor, entiende que la imputabilidad exige del
autor no sólo una actuación como individuo biopsicológico, sino una auténtica participación como
ser espiritual, como persona humana, en aquellas valoraciones ético - sociales, lo que está vedado
al psicópata perverso como característica inmodificable de su personalidad morbosa.
Para Frias Caballero, entonces, el psicópata perverso auténtico es inimputable, pues su total
carencia psicológica de sensibilidad moral y social, deviene, si es efectiva, en verdadera ceguera de
valores que le impide comprender la antijuridicidad o criminalidad del acto.

I - Personalidad Psicopática Anacástica:


Es propia del cleptómano. Habiéndose profundizado su conocimiento a fines del siglo XIX.
En 1816 Matthew le da el nombre de "Klopemanía" (del griego Klopos, que significa robar),
a aquellos que eran proclives a sustracciones sin necesidad alguna.
En 1840 Marc denomina "Kleptomanía" a la propensión instintiva y casi irresistible al robo,
pero conservando el agente la razón.

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Estas personas, que no pueden liberarse de sus fijaciones, presentan para Schneider perdida
del libre albedrío o de la conciencia de la libertad frente a los actos psíquicos.

J - Personalidad Psicopática Inmadura:


Presentan una exageración de la emotividad difícil de controlar. Por lo general trasuntan
problemas que arrastran desde la niñez o desde la adolescencia.
Se muestran proclives a delitos emocionales que son la expresión de sus trastornos, pero vale
aclarar que nada tiene que ver con los delitos que se cometen en estado de emoción violenta.

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SECUESTOS EXTORSIVOS

Este tipo de delitos sin lugar a duda, es uno de los más importantes, dado que, además del
grave perjuicio patrimonial que produce, conlleva una serie e circunstancias afines que afectan las
fibras más íntimas del ser humano, dado que lo ataca no solo en su patrimonio, sino también en el
único aspecto en que las personas se encuentran indefensas: los sentimientos.
Presenta también la particularidad de tener una víctima y un damnificado, que no siempre es
la misma persona. La víctima es el privado de la libertad por el cual se reclama el pago del rescate;
el damnificado es aquel que será afectado su patrimonio por la prestación pecuniaria que deberá
efectuar a favor de los raptores, para poder así lograr la liberación de la víctima.
Otro aspecto particular, es que a diferencia de otros delitos en éste se agrega la tarea de
recuperar sana y salva a la persona privada de su libertad.
También la diferencia la da el distinto nivel económico de las víctimas potenciales, dado que
un empresario próspero no está en condiciones de contratar el mismo servicio de seguridad que
puede lograr un embajador de una potencia, o el presidente de una corporación.

LOS MOIVOS DEL SECUESTRO

Comúnmente interpretamos el secuestro como el medio que utilizan los delincuentes para
apropiarse de un considerable botín, pero si bien esto fue así hasta no hace muchos años atrás, el
aumento de la violencia política racial y religiosa que se ha producido en el mundo y la enorme
repercusión social que causa un hecho de estas características, ha tornado multifacético el móvil de

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este delito y nadie esta exento de padecerlo, convirtiéndonos todos así en víctimas potenciales, aún
aquellos que poseen escasos recursos económicos, como puede ser:
1) Con el fin de impedir la celebración de un acto judicial o ejercer coacción sobre el tribunal
actuante para su abstención.
2) Para provocar un estado de tensión entre distintos países.
3) Conseguir la libertad o canje de prisioneros.
4) Para obtener del rehén información vital para los secuestradores (Terrorismo de Estado).
5) En apoyo de reivindicaciones sociales.
6) Para forzar a aceptar a un gobierno determinadas indicaciones de los secuestradores.
7) Para atraer la atención mundial sobre la existencia de pequeños grupos guerrilleros.
8) Utilizar el secuestro con fines de venganza sea cual fuere el motivo.
Como vemos, en todos estos casos, es absolutamente indiferente que la víctima del secuestro
tenga grandes recursos económicos.

El auge de esta operatoria delictiva se vio también estimulada por la gran difusión que los
medios periodísticos dan a estos hechos, que no solo instruyen y preparan al delincuente potencial,
sino que extienden su influencia a personas de escasa cultura y formación moral y a los
“desesperados sociales”, despertando en ellos la idea de lanzarse a la ejecución de esa naturaleza,
movidos por el sensacionalismo que provocan en sus mentes la información recibida. De ahí que
las policías del mundo optan por no dar publicidad de las investigaciones que se practican sobre
estos delitos, salvo en aquellos casos en que los mismos hayan trascendido a la opinión pública.

LA INVESTIGACION DEL SECUESTRO

Es también importante señalar el papel protagónico que juega el secuestrado en la


investigación del delito que se ha perpetrado en su perjuicio, pues no siempre la pesquisa concluye
con la detención de los autores antes del cobro del rescate o de la liberación de la víctima. Es más,
en muchas oportunidades los familiares de la víctima formulan la denuncia pero pide expresamente
que la policía se abstenga de intervenir hasta que, una vez pagado el recate, la víctima recupere su
libertad; y recién entonces comienza la verdadera actividad investigativa.

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Desde el momento mismo de su secuestro y durante el cautiverio la persona privada de
libertad podrá captar numerosos detalles que facilitan la investigación, y que, llevan directamente
al esclarecimiento del hecho.
Por ello, aunque no lo parezca, quienes mayores datos brindan al agente investigados son los
mismos que fueron secuestrados, aún los de cierta edad.
Los niños pueden prestar inestimable cooperación a la detención de los autores, como por
ejemplo el conocido caso de Eric Peugeot de sólo cuatro años de edad, secuestrado en 1960 en
Saint Cloude, Francia. Cuando se lo liberó contó sobre el ruido de aviones desde el lugar de su
encierro, muy cerca y frecuentemente. Tal dato resultó ser cierto; el ruido procedía del aeropuerto
de Cormeilles, donde los pilotos de Air France realizaban los entrenamientos.
ACTITUD GENERAL DE LOS SECUESTRADORES

Producido el secuestro, sus autores se comunican con familiares de la víctima y de ahí en


más comienzan las tratativas para el pago del rescate.
Excepto delincuentes ultraprofesionales, o movimientos guerrilleros como las FARC (Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Colombia), el mantener secuestrado a una persona representa un
verdadero problema para el secuestrador y le urge culminar rápidamente el trato, cobrar el rescate
y liberar a la víctima. Es así que, generalmente esta situación se torna desgastante para el
delincuente y lo hace incurrir en errores que luego se convierten en indicios valiosos para el
investigador.
Comunmente los secuestradores formulan las condiciones precisas para el pago del rescate
enumerando las exigencias destinadas a la persona encargada de pagar el rescate, por ejemplo:
- el medio de transporte que debe utilizar
- indicación de día y hora
- indicación del recorrido y su itinerario
- el tipo de moneda y el objeto para transportarlo
- la señal característica que permita identificar a la persona encargada del pago del rescate
- otros.

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Después del secuestro, los secuestradores pueden utilizar diferentes procedimientos elegidos
según las circunstancias y especialmente en función del secuestro o la posición social y familiar de
la persona para la liberación de la víctima.

CONCLUSION:
Consideraciones sobre: Psicopatología y Personalidades Psicopáticas - Inimputabilidad - La
conducta del secuestrador extorsivo.

A través del desarrollo de la presente monografía, creo que, se puede concluir afirmando que
el concepto de "psicopatía" es bastante discutido en la nosotaxia psiquiátrica; por ello es frecuente
que en los peritajes no se afirme que se está frente a un psicópata, y sólo se den los caracteres de su
psiquismo.
Del estudio realizado me surgió un interrogante frente al concepto de psicopatía, ¿hablamos
de una personalidad psíquica anormal? ó ¿hablamos de una enfermedad psicopática?; dado que de
ser afirmativo el primer interrogante no podríamos hablar de imputabilidad o inimputabilidad,
mientras que en el segundo caso debería verificarse si existe o no inimputabilidad. Atento a ello,
cuando un sujeto con esa personalidad no puede comprender la criminalidad del acto que realiza,
no es por su personalidad, sino que por el hecho de que sobre su personalidad se desarrollo un
cuadro psicopático congénito o sobreviniente. ¿Estaríamos hablando de una enfermedad
psicopática?

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Creo también que, no puede hablarse de síntomas en los psicópatas en el mismo sentido que
pudiera hacerse, por ejemplo, en los neuróticos, porque aquellos no perciben sus conductas como
síntomas; ya que, cubren su personalidad con una aparente "máscara" de salud psíquica
(egosintonía sintomatológica); mientras que el neurótico vive sus síntomas de manera egodistónica.
En general, la forma en que se conduce su conducta no obedece a ningún plan
establecido, son irresponsables y llaman la atención por la despreocupación de las consecuencias
de sus actos.
También es notorio en ellos la falta de consideración real de la dimensión temporal, ya sea
del presente, del vínculo con el pasado o de la progresión hacia el futuro.
La motivación básica de sus episodios es un impulso vindicatorio que hace que su conducta
sea imprevisible, y que abandone esfuerzos comunes que están a punto de ser coronados por el
éxito.
Todo su comportamiento busca una venganza en la que la víctima sustituye a figuras
parentales que fueron frustradoras de su niñez, y cree que los otros también se manejan
vindicativamente, presentando a la vez un gran vacío interior.
Una de las características más notables del psicópata es su intolerancia a la frustración, y su
incapacidad para adaptarse a la realidad. Ello le motiva contenidos persecutorios, y de allí surgen
esos impulsos vindicativos a los que hacía mención, que fortalecen su actuar sorpresivo.
No obstante todo lo expuesto sobre las enfermedades psicopáticas, ni hasta la doctrina
opuesta a la tradicionalmente seguida por nuestra jurisprudencia, acepta que se incluya la
totalidad de las psicopatías dentro del concepto psiquiátrico de alteración morbosa de las
facultades mentales, entendiendo que no resulta posible afirmar dogmáticamente, que por el solo
hecho de ser un psicópata se lo debe considerar inimputable. Por el contrario, sostienen que en
cada caso en particular habrá que analizar específicamente si el sujeto es o no inimputable.
Quizá, la mayor dificultad en determinar la inimputabilidad del psicópata radica en los
numerosos casos en que estos llegan al delito a través de alteraciones que solamente afectan su
esfera intelectual, planteándose así, la antinomia conceptual y jurídica entre los verbos "saber" y
"comprender".

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Entiendo que a los efectos del artículo treinta y cuatro inciso primero de nuestro Código
Penal, debemos diferenciar claramente ambos verbos, pues, la antijuridicidad de una conducta es
el disvalor.
Pretender una valoración jurídica no es solamente tener la posibilidad de reconocer el
disvalor de la acción, pues los valores no se conocen solamente, sino que se internalizan o se
introyectan; y nuestro código al exigir la posibilidad de internalizar el valor jurídico, pretende que
la capacidad intelectual del agente vaya más allá del mero conocimiento y llegue a la comprensión
del disvalor de su acción.
Además, considero que tan afectado está aquel que padece una disfunción de su esfera
intelectual, como el que la sufre en su esfera afectiva; y por ello, por mucho que una persona
conozca el disvalor jurídico de una conducta, no puede exigírsele que se adecue a su pauta cuando
es incapaz de internalizarla.
Por lo tanto, conforme al actual concepto de enfermedad mental y a los aportes de
las ciencias de la conducta, y frente a un concepto normativo de la culpabilidad penal, el
psicópata queda fuera de la órbita de la imputabilidad, y también fuera de la órbita
de
la inimputabilidad, ya que, de acuerdo a sus características no es pasible de aplicación y
cumplimiento de una pena, sino, por lo contrario, sólo merece la aplicación del tratamiento
adecuado a la índole de su enfermedad, pero nunca una pena.
No obstante lo expuesto, la mayor dificultad que presentó esta monografía fue el intento
fallido de subsumir la conducta del secuestrador, en algunas de las tipologías de personalidades
psicopáticas. Es decir, que el primer desafío al que me debatí, fue ver los patrones de conducta de
los secuestradores extorsivos; así, por una cuestión de confrontación entre distintos tipos de
secuestro, pero con un objetivo común a todos ellos, "La extorsión" (con cualquier finalidad),
comprendí el inconveniente de no poder adecuar su conducta a una conducta psicopatológica
única, y más aun, tal vez la posibilidad de no subsumirla en ninguna.
En principio consideré que encuadraba cuasi perfectamente en la conducta del psicópata
asocial, caracterizado por su ubicuidad reaccionaria frente a lo impuesto, en donde podría
ubicarse a las guerrillas, y por ello, a los secuestros que estas realizan al efecto de, por ejemplo,
coersionar a un gobierno para obtener alguna reivindicación. Pero en este esquema de

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pensamiento quedan afuera varios tipos de variantes de secuestros extorsivos, como aquellos que
realiza un particular, al solo efecto de alzarse con una considerable suma de dinero.
Además, consideré que un secuestrador podía o no poseer una conducta psicopática, pero
también más de una. Así, siguiendo la clasificación de Schneider, la personalidad psicopática
esquizoide, que significa "separados", y que denota en quien la padece; entre otras cosas,
inadaptación social, cualidades rencorosas y vengativas, etc., demostrando que su actividad
delictiva, según describe el mismo autor, la realizan tanto solos como en bandas, movidos por
ideologías políticas, fines utilitarios o sentimientos rencorosos; figura que se asemeja a la del
psicópata perverso y que acrecienta su peligrosidad si se asocia además a tipos paranoicos. Este
tipo de personalidad descrita podría ser directamente establecida como una cualidad típica del
secuestrador, lo que creo sería un error, porque nuevamente se dejaría fuera otras variables de
secuestros extorsivos que no se adecuan a lo descrito; por ejemplo aquellos motivados por las
pasiones o sentimientos, donde la conducta psicopatológica a encuadrar podría ser la Emotiva de
la clasificación de Schneider.
Otra cuestión importante que merece consideración especial, es la forma en que ha concluido
el secuestro, y no me refiero al hecho del pago, fuga, entrega, desistimiento; sino a si este fue
seguido de muerte o violación del secuestrado; hechos que se vincularían con la personalidad
psicopática perversa el primero (muerte del secuestrado), y esquizoide el segundo (violación de la
secuestrada/o).
Una característica que debe resaltarse, es el accionar, generalmente, en banda. Esta
característica se reitera continuamente casi como patrón en la mayoría de los secuestros, inclusive
en el lamentable terrorismo de Estado que nos tocó padecer, con el aditamento especial de la
sistematicidad institucional con que se llevo a cabo, y refugiándose en "leyes" inconstitucionales
( como lo declarara el Juez Cavallo), como la ley de Punto final y la de obediencia debida, tema
que merecería una monografía aparte, y que escapa al presente trabajo.
Así la conclusión arriba en forma directa a la imposibilidad de subsumir la conducta del
secuestrador extorsivo en un tipo de conducta psicopatológica específica, es decir que es imposible
realizar una asociación directa entre secuestrador y un tipo de personalidad psicopática. Por ello,
considero menester para establecer si la conducta del secuestrador extorsivo se adecua o no a una
conducta psicopatológica determinar:

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1- Móvil del secuestro
2- Conducta desarrollada por el secuestrador
3- Consecuencias del hecho (muerte, violación, tortura, etc.)
4- Reconstrucción del hecho
5- Ubicación geográfica y lugar físico.
Estos son los parámetros que a mi criterio obran como testimonio descriptivo del acto de
privación de libertad, y se erigen como fuentes de información para le perito encargado de
dilucidar el enigma que representa la difícil tarea de determinar la real conducta y la adecuación
de la misma al imputado del secuestro.

Indice General

Consideraciones .........................................................................................................................I

Personalidades Psicopáticas:
Introducción - Consideraciones Psicológicas - Medicina Legal - Psiquiatría
Criminal - Psicopatología ........................................................................................................1

La Personalidad:
Noción - Caracteres - Elementos Constitutivos .......................................................................3

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Imputabilidad:
La Escuela Clásica y El Positivismo - Las Escuelas Eclécticas - Codificación, Antecedentes
Nacionales .................................................................................................................................6

Concepto de Imputabilidad - Momento de la Imputabilidad - Causas de la Imputabilidad -


Alteraciones Morbosas - Insuficiencia de las Facultades......................................................11

Personalidades Psicopáticas:
Psicopatía y delito - Características Clínicas de las Personalidades
Psicopáticas..............................................................................................................................15

Clasificación y Delitos Correspondientes al Tipo:


Personalidad Psicopática Mitómana - Personalidad Psicopática Histérica - Personalidad
Psicopática Epileptoidea - Personalidad Psicopática Paranoica - Personalidad Psicopática
Esquizoide - Personalidad Psicopática Cicloide - Personalidad Psicopática Emotiva -
Personalidad Psicopática Perversa - Personalidad Psicopática Anacástica - Personalidad
Psicopática Inmadura..............................................................................................................17

Conclusión................................................................................................................................3
1

CONSIDERACIONES:

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