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Campamento de naciones.

Cuento sobre alimentación

Campamento de naciones.
Campamento de naciones.
Pablo gana un concurso de pintura en su colegio, el premio, asistir a un campamento de
naciones.
Pablo tenía 8 años y vivía en España.
En el campamento había niños de diferentes lugares del mundo.
Francia, Méjico, Brasil, Italia, china, África, Finlandia, EE.UU.
A Pablo, no le sorprendió que entre todos formaban una ensalada de rasgos y colores ,
además de que hablaban distintos idiomas. La maestra se lo había explicado en clase y
sus padres en casa.
Lo que sí le sorprendió es que cada niño añoraba la comida de su tierra. Cada vez que
iban al comedor alguno se quejaba de lo que le servían y otros se alegraban, al día
siguiente se invertían los papeles. Sin dudas cada país estaba representado por una
bandera, como Pablo había aprendido en el colegio. Pero descubrió que también se
diferenciaban por la comida.
Pablo le preguntó a la monitora del comedor porque comían diferente todos los niños y
ella le contentó que cada país tenía una cultura alimentaria, que dependía de las
tradiciones, recursos, clima y geografía.
Pablo intentó comprender que quería decir la monitora, pero esas palabras le sonaban a
chino.
Entonces decidió observar y anotar lo que veía en el comedor.
Como al regreso del campamento, debía presentar en el colegio, un trabajo sobre su
experiencia, decidió que lo haría sobre las comidas preferidas de cada niño.
Al niño que bailaba zamba al ritmo de cualquier sonido, lo relacionó con las frutas, que
era lo que el niño comía con más gusto. Le preguntó de donde era y le contestó: –
Brasil.
Buscó en Internet sobre Brasil y pudo comprobar que su clima era tropical, por lo que
comprendió la locura del niño brasileño por las frutas frescas. ¿Qué más delicioso que
una fruta en verano?
También averiguó que las frutas aportaban fibras al organismo al comerlas. El niño
brasileño bailaba bien la zamba, sin dudas porque estaba en forma, era flexible como un
atleta….
Otro niño deliraba con las pastas y era italiano. Era un niño con mucha energía y
averiguó que la energía se debía a la ingesta de hidratos de carbono, las pastas aportaban
hidratos de carbono al cuerpo. ¡Era un niño muy ágil el italiano!….
Los chinos comían arroz con devoción, el arroz también es fuente de energía a través de
los hidratos de carbono. Además al arroz lo acompañaban con muchas verduras. ¡Los
niños Chinos siempre estaban atentos a todo!.
El niño de Finlandia comía mucho bacalao, los pescados tienen grasas que ayudan a
soportar el frío.
El niño de Méjico adoraba las legumbres y se lo veía muy sano. Averiguó que era
gracias al aporte de proteínas, que la gran variedad de legumbres le aportaban a su dieta.
Al de Francia le enloquecían los quesos y se enteró que los lácteos y sus derivados
también eran muy sanos, porque ayudan a crecer y fortificar los huesos gracias al calcio.
Pablo, era del mediterráneo y todo lo que le servían le gustaba y estaba acostumbrado a
comer. ¡El se sentía sano!…..
El niño de EE.UU. y el otro de África no parecían muy saludables.
Tom, el niño americano solo quería comer hamburguesas y patatas fritas, estaba gordito
y nunca tenía ganas de hacer nada. Se lo veía siempre cansado y con pereza. Descubrió
que se debía a las grasas saturadas de sus hamburguesas.
El niño de África, contaba que casi nunca comía variado. Tampoco se lo veía del todo
sano.
¿Pero que conseguía con todos estos datos Pablo?. ¡Además de saber más sobre los
alimentos y las comidas del mundo!
Pensó, leyó como 100 veces lo que había anotado y ¡PUM!. Se le encendió la lamparita.
Tuvo la respuesta: Cuanto más variado comamos más sanos estaremos. Por ello él se
sentía sano, porque su dieta era muy variada.
Conclusión de Pablo: Comer sano y variado es saludable.
Llevó su trabajo al colegio al regresar del campamento y la maestra lo felicitó.
Pablo estaba muy contento de su hallazgo y de lo bien que lo había pasado en el
campamento de verano, de lo mucho que había aprendido en el intercambio con otros
niños de otras naciones. Además de comprender las palabras de la monitora (que le
habían sonado a chino en su momento), a través de su experiencia e inquietudes.
Cada país tenía una cultura alimentaria, que dependía de las tradiciones, recursos, clima
y geografía.

Cuento extraido con el buscador de google

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