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LOS PRIMEROS CONCIERTOS

DE ANDRÉS SEGOVIA EN MADRID

Por Ignacio Ramos Altamira (2ª edición actualizada. Julio 2009)

En los últimos meses, el trabajo constante de digitalización de publicaciones


periódicas históricas llevado a cabo por la Biblioteca Nacional ha puesto a disposición de
cualquier interesado ejemplares de nuevos diarios y revistas madrileñas de finales del siglo
XIX y principios del XX, cuya consulta nos ha permitido encontrar información adicional a
la ya utilizada en la primera edición de este artículo, que intentaba reconstruir lo más
detalladamente posible el registro cronológico de las primeras actuaciones del guitarrista
Andrés Segovia en Madrid, en los meses de mayo y junio del año 1913. Además, el reciente
estudio de Javier Suárez-Pajares sobre el también guitarrista Quintín Esquembre, publicado
en la revista de la Sociedad Española de la Guitarra Roseta,1 ha sacado a la luz el que
realmente fue el primer recital como solista de Segovia en la capital española, que tuvo lugar
en el prestigioso salón musical del Ateneo el día 6 de mayo, lo que corrige nuestra
información anterior, que señalaba como debut del joven intérprete andaluz en la capital
española su concierto ofrecido también en el Ateneo el 9 de junio. Esta valiosa aportación de
Suárez-Pajares, documentada con la reproducción del programa de mano que se encontraba
en el archivo privado de Esquembre, nos permite conocer el repertorio completo
interpretado por Segovia en ese importante evento musical y, por tanto, disponer de una
muestra de la selección musical configurada por el artista en estos primeros años de su
carrera, aunque la prensa madrileña no se molestara siquiera en reseñar este primer concierto
del guitarrista. Al menos, sí contamos para esta segunda edición, y gracias a los nuevos
archivos de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional, de crónicas más extensas de
otros de sus conciertos en Madrid y de información sobre una nueva velada musical en la
que participó Segovia a finales del mes de junio. Por todo lo expuesto, hemos considerado
necesario actualizar y completar el artículo, para mejor conocimiento de este periodo
importante de la inicios artísticos del artista andaluz.

En la primavera de 1913, el joven guitarrista Andrés Segovia (Linares,Jaén,1893-


Madrid,1987), con veinte años recién cumplidos, se trasladó a Madrid con el objetivo de
conseguir una mayor proyección de su carrera como concertista de guitarra, después de
ganarse cierto nombre con sus recitales en Sevilla y otras ciudades andaluzas. Su llegada a la
capital española, llevando consigo numerosas cartas de recomendación de artistas y músicos
de su tierra, podemos situarla a principios del mes de abril, con tiempo suficiente para
gestionar y preparar su debut ante el público madrileño, que se produciría finalmente el 6 de
mayo en el salón del Ateneo.
Una vez en Madrid, mientras se concretaba su recital en el Ateneo, una de las
principales preocupaciones de Segovia en sus primeros días en la ciudad fue conseguir una
guitarra de concierto adecuada para su actuación ante el selecto auditorio que a buen seguro
se iba a encontrar en tan prestigiosa institución. Según contaría el propio Segovia en su
artículo “Mi guitarra y yo”, reproducido en la revista de la Sociedad Española de la Guitarra
en su número de 1974 (pags.17 a 20):

1
Suárez-Pajares, Javier: “Quintín Esquembre (1885-1965). Vida y obra de un maestro independiente” (Roseta, n.º 2
de mayo de 2009. Pags. 54-99)
“Una de mis primeras salidas fue para ir al taller del constructor de guitarras Manuel
Ramírez, a quien se había conferido, no hacía mucho, el pomposo título de Luthier del Real
Conservatorio de Música y Declamación de Madrid [...] La guitarra que aún usaba en aquellos días
era la adquirida, años atrás, en el taller de Benito Ferrer, de Granada. Había sido construida con
mano experta y cuidadosa, pero empleando maderas pobres y poco curadas y sus voces “aniñadas”,
confidenciales, no la hacían apta sino para el estudio solitario; todo lo más, para el coloquio musical
con pocos oyentes, en la intimidad de un recinto pequeño. Yo anhelaba poseer otra de sonoridad
más “adulta”, potente y sostenida, que cuadrase mejor a mi presente artístico y al porvenir que ya
vislumbraba. Solamente conocía de fama las que llevaban la etiqueta de don Antonio Torres. Hasta
qué punto me parecía que Tárrega y Llobet habían exagerado el mérito de estas guitarras es cosa que
aclararé más tarde. Sobre todo tratándose de Miguel Llobet, que captó, andando el tiempo, la
ingenua admiración de un norteamericano por tales instrumentos y le vendió ocho o diez, con
pingües beneficios. Ni qué decir tiene que la parquedad de mis recursos no me permitían aspirar a
ninguna de estas Torres-Stradivarius. Me contentaba con volver los ojos a las de Manuel Ramírez,
que ya gozaba de excelente renombre. Con tales pensamiento, encaminé mis pasos hacia la estrecha
y corta calle de Arlabán.”

El resto de la historia es harto conocida. Después de presentarse en la tienda de


Manuel Ramírez y probar una de sus guitarras, el legendario guitarrero acabaría regalando
al joven Segovia el instrumento que había sido encargado en principio por Antonio Jiménez
Manjón, cuyo desacuerdo con Ramírez para su adquisición se relata en el mismo artículo.
No sabemos sin embargo, si Segovia aclaró más tarde las insinuaciones sobre los intereses
de Tárrega y Llobet con las guitarras de Torres que vierte en el párrafo anterior.
En estas mismas fechas, o poco después, sería cuando Segovia se acercó también al
guitarrista Daniel Fortea, residente en Madrid desde 1911, para pedirle la cesión de
partituras de Tárrega, a lo que el castellonense se negó, aduciendo que las tenía en Castellón
y debía pedir permiso a la familia del fallecido maestro. Fortea actuaría el 21 de abril en el
Salón Alier, acompañándose en algunas obras para dos guitarras por su discípula Aurelia
Juan, un día después del concierto de Manjón en el Gran Teatro, en el que el guitarrista
invidente presentó su arreglo de la Chacona de Bach.2
Pero finalmente llegó el día del debut de Segovia en el Ateneo Científico y Literario

2
Para detalles de este concierto de Manjón, ver nuestro artículo “Antonio Jiménez Manjón en Madrid (1913)”,
disponible también en la web Crónicas de la guitarra clásica (www.siganmelosbuenos.wordpress.com)
de Madrid, organizado por la sección de Música de esta institución, que tuvo lugar el
martes 6 de mayo, a las diez de la noche, con el siguiente programa:3

PARTE PRIMERA
Capricho árabe – Tárrega
Minuetto – Tárrega
Mazurka – Chopin
Nocturno - Chopin
PARTE SEGUNDA
Au soir – Schumann
Dos bourrées – Bach
Andante en Re menor – Haydn
Sonata op.13, adagio - Beethoven
PARTE TERCERA
Deuxième arabesque – Débussy
Serenata – Malats
Granada – Albéniz
Sevilla – Segovia

Aunque el recital debió sin duda gustar al público asistente, entre los que se
encontraban reputados colegas como Emilio Pujol y Quintín Esquembre, según referencia
de Juan Riera en su biografía de Pujol,4 la prensa madrileña pasó por alto el evento y no
hemos encontrado hasta ahora ninguna reseña de esta histórica actuación en los diarios de
días siguientes.
Del resto del mes de mayo, poco o nada se conoce de la actividad de Segovia, que no
volvería a actuar en la ciudad hasta un mes después. Mientras tanto, el 16 de mayo Manjón
se despedía del público madrileño con un último concierto celebrado en el Conservatorio de
Música, y pocos días después, el 20, actuaba también el guitarrista catalán Emilio Pujol en el
Círculo de Bellas Artes.
Por fin, el 5 de junio el diario Heraldo de Madrid ofrece una información sobre
Andrés Segovia, después del recital privado que ofreció en la sede de este rotativo, ilustrada
3
Según aparece en la reproducción del programa de mano en la página 66 del artículo de Suárez-Pajares (ibid)
4
Juan Riera: Emilio Pujol (CSIC, Instituto de Estudios Ilerdenses, 1974). Mencionado por Suárez-Pajares en su
artículo sobre Esquembre (pág.65, art.cit.)
con la primera fotografía del artista en la prensa madrileña y con el título de “Un gran
artista”. En un breve al pie de la fotografía, Heraldo de Madrid elogia al artista andaluz con
estas palabras: “Para no agraviar a nadie y dar medida justa de la impresión que nos ha
producido escucharle, diremos que como concertista de guitarra, jamás oímos otros que le
superen en mecanismo, buen gusto, expresión y repertorio. Pronto, para confirmar nuestra
aseveración, dará en varios Círculos conciertos públicos”.

Heraldo de Madrid, 5 Junio 1913

Dos días después, se anuncia en el diario ABC la intervención del “extraordinario


concertista de guitarra Sr. Segovia” en un concierto de canto y piano celebrado en el Palacio
de Cristal del Parque del Retiro esa misma tarde, con motivo de los últimos días de la
Exposición de Artes Decorativas que se exhibía en el céntrico parque madrileño. Al día
siguiente (8 de Junio), Heraldo de Madrid publica una fotografía de los artistas en el
escenario dispuesto en el Palacio de Cristal, en el que aparecen las señoritas Causade,
Velarde, Domínguez y Crehuet, y los señores Velo, Segovia, Alonso, Gaztambide y Roldán,
que fueron finalmente los artistas que participaron en este concierto fundamentalmente
lírico, con la ausencia de Emilio del Valle en la instantánea, que también actuaría
acompañando al piano. Andrés Segovia aparece de pie, el segundo empezando por la
izquierda. En la crónica del concierto, se incluye una breve referencia al guitarrista que dice
lo siguiente: “El admirable concertista de guitarra señor Segovia, que mañana dará una
velada en el Ateneo, alcanzó una ovación estruendosa en obras de Tárrega, del gran maestro
español Tárrega, y de Chopin”.

Segovia y los artistas del concierto del Palacio de Cristal del Retiro
(Heraldo de Madrid, 8-06-1913)

Efectivamente, el 9 de Junio de 19135 Andrés Segovia tendrá una segunda


oportunidad en el Ateneo de Madrid, actuando en lo que fue un recital muy comentado en
todas las biografías del artista y que, como el día de su debut en esta institución, tampoco
obtuvo demasiado eco en los medios periodísticos de la ciudad, que ni siquieran anunciaron
el programa del mismo. Tan sólo el diario El País ofrecerá el 12 de junio una breve aunque
elogiosa reseña de la actuación, con estos comentarios:

“Andrés Segovia, guitarrista de mérito y gran artista, dió anoche una sesión de guitarra en el
Ateneo, que resultó admirable. Interpretó prodigiosamente varias obras de Tárrega, Bach, Schubert
y Albéniz. También se dió a conocer como compositor con su Sevilla y Jota, que se aplaudieron
mucho. Repitió algunas obras que figuraban en el programa y tocó de gracia una “Romanza sin
5
Según las crónicas periodísticas (ver el Heraldo de Madrid del 8 de junio y ABC del 9 de junio) el concierto se
celebró en esta fecha, aunque en la Memoria de Actividades del Ateneo madrileño del año 1913, presentada por su
secretario primero Manuel Azaña, se dice que el concierto tuvo lugar el 6 de junio.
palabras”, de Mendelshon, y un minueto. El público no se cansaba de admirar la labor de Andrés
Segovia como ejecutante y como artista, digno sucesor de los Tárregas, Sor, Aguado y otros
célebres maestros de la guitarra, como Manjón, Llobet y Fortea. Fue aplaudido el esclarecido
concertista de guitarra y muy felicitado.” 6

Tras este segundo concierto como solista, y durante el resto del mes de junio que
permaneció el guitarrista en Madrid, la actuación de Segovia se producirá en diferentes
veladas musicales colectivas a las que fue invitado, compartiendo escenario con reconocidos
cantantes y músicos clásicos.
Así por ejemplo, el 14 de junio ABC informa de las nuevas veladas musicales que se
iban a celebrar en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro, y entre las actuaciones
previstas se citan el concierto del cuarteto Español ese mismo día 14, un concierto de canto
de la señorita Velarde y los señores Velo y Gaztambide, “..con la participación de
instrumentistas tan prestigiosos como la señorita Crehuet, los maestros Alonso y Segovia y
alguno más” el día 15, y un concierto de la Orquesta Sinfónica en el acto de clausura del día
16. Imaginamos que el concierto en el que participó de nuevo Segovia tuvo las mismas
características que el anterior del día 7 de junio, con una selección de piezas de óperas y
zarzuelas acompañadas al piano y la actuación en algún entreacto del guitarrista andaluz.
El 25 de junio, Segovia participa en un nuevo concierto vocal e instrumental, en esta
ocasión en la sala madrileña Casa Navas, con la actuación de las señoritas Crehuet,
Campiña, Velarde y de los señores Vidal, Gaztambide, Velo, Segovia y Santamaría,
acompañados al piano por el prestigioso director y compositor Arturo Saco del Valle. Al
día siguiente del concierto, ABC ofrece una fotografía a media página en la que aparecen
todos los artistas del concierto de la Sala Navas (excepto el señor Santamaría), que es la que
ofrecemos en la primera página de este artículo. De pie, el tercero por la izquierda, se
encuentra Andrés Segovia. El diario El Liberal sería el único que ofrecería una crónica del
concierto,7 aunque cita brevemente a Segovia, del que dice “fue ovacionado en un Capricho
de Tárrega y en un buen nocturno de Chopin”, que son por lo que parece las mismas piezas
que interpretó en sus intervenciones en el Palacio de Cristal del Retiro.
Por fin, el 29 de junio se produce la última aparición pública conocida de Segovia en
Madrid, según la información recientemente obtenida en los archivos de la Hemeroteca
Digital, interviniendo el guitarrista andaluz en un concierto musical celebrado en el Gran
6
El País, 12 de junio de 1913
7
El Liberal, 26 de junio de 1913
Teatro en honor de la aplaudida soprano Fidela Campiña. Además de la propia Campiña y
de Segovia, actuaron la soprano Rodríguez Jaén y los músicos Terán, Urio y Gaztambide. En
la reseña del diario El País, encontramos el 30 de junio esta referencia a Segovia: “El
público salió muy complacido del concierto y haciendo elogios justísimos de todos los
artistas que tomaron parte, y muy especialmente del pianista Terán, del violinista Urio y del
guitarrista Segovia, tres concertistas notabilísimos”. 8

La repercusión de la actuación de Segovia en los círculos musicales madrileños en


estos tres meses de estancia en la ciudad no fue tan grande como esperaba el ambicioso y
joven artista, a pesar de las excelentes cualidades musicales y técnicas de las que hizo gala, y
tras su última aparición pública en la capital española a finales de junio de 1913, regresaría a
Sevilla con el ánimo algo contrariado, aunque seguiría actuando en meses siguientes en
diferentes capitales andaluzas, además de en la provincia cercana de Ciudad Real. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que entonces Segovia contaba con apenas veinte años y
sólo era cuestión de tiempo el que alcanzara la consagración como uno de los grandes
valores de la guitarra de la generación posterior a Tárrega y sus discípulos. Por otra parte, la
buena impresión causada por sus recitales en Madrid dieron a conocer su nombre entre sus
colegas y aficionados a la guitarra de la ciudad, que años después le recibirían con todos los
honores en su reaparición en la ciudad a principios del año 1917, después de ganarse un
enorme prestigio en los círculos guitarrísticos de Barcelona.
Tenemos que señalar no obstante, que el guitarrista haría una fugaz visita a Madrid en
el mes de mayo de 1915, para actuar en el aristocrático Hotel Ritz el día 29, obteniendo un
sonoro triunfo hasta ahora desconocido. El diario El Liberal publicaba la siguiente reseña
del recital, en cuyos encomiásticos comentarios se muestra cómo Segovia comenzaba a
vencer los prejuicios sobre la guitarra que todavía existían en los círculos musicales más
selectos:

“Un concierto de guitarra, cosa es que, por lo general, no inspira gran simpatía y hasta se
mira con cierta prevención, no injustificada. Pero oyendo tocar la guitarra al joven concertista
Andrés Segovia tales prejuicios desaparecen rápidamente y el más aficionado al arte lírico, en sus
puras manifestaciones, experimenta extraordinario deleite. Es porque Segovia es un artista
extraordinario, en cuyas manos desaparece por completo lo que la guitarra puede tener de poco

8
El País, 30 de junio de 1913
grato, para convertirse en instrumento agradabilísimo, en el que los compositores clásicos y de más
difícil interpretación la obtienen perfecta. En obras de Tárrega, Schumann, Coste, Albéniz, Malats,
Chopin, Bach y Mendelsshon, Andrés Segovia estuvo realmente maravilloso. No solamente su
maestría es enorme, sino que, además, el joven concertista posee un temperamento artístico
excepcional. Sabe sentir hondamente, ser delicado y dar a cada obra el carácter y el claro obscuro
adecuados. ¡Qué modo delicioso de matizar y de expresar algunas frases con ternura que conmueve,
con intensidad emotiva extraordinaria, sin recurrir jamás a latiguillos ni efectos de mal gusto! El
triunfo de Segovia fue ayer colosal, y para corresponder a los aplausos entusiastas que se le
otorgaron, interpretó varias piezas fuera de programa, y dará pronto otro concierto” 9

No hemos encontrado referencia periodística a un nuevo concierto de Segovia en


Madrid en fechas siguientes, como apunta el final de el artículo, por lo que ésta sería su
única actuación en la ciudad entre su debut de 1913 y su definitiva consagración en los
primeros meses de 1917.

Madrid, 25 julio de 2009

9
El Liberal, 30 de mayo de 1915

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