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LA POBREZA EN MEXICO

¿QUÉ ES LA POBREZA?

La pobreza es una situación o forma de vida que surge como producto de la imposibilidad
de acceso, y/o carencia de recursos para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas
básicas humanas que inciden en un desgaste del nivel y calidad de vida de las personas,
tales como la alimentación, educación y la vivienda.

Las diversas interpretaciones elaboradas en torno al estudio de la pobreza y sus


respectivos métodos de medición pueden agruparse en tres grandes perspectivas:

a) Interpretación o enfoque indirecto o de subsistencia.

b) Interpretación enfoque directo o de necesidades básicas.

c) El enfoque de las capacidades.

Enfoque indirecto o de subsistencia

El enfoque indirecto o de subsistencia estudia las causas de la pobreza a partir de la


carencia de recursos, esencialmente ingresos, capital físico y humano. Esta interpretación
centra su atención en el tema distributivo: la insuficiencia de recursos que padece un
individuo u hogar es su preocupación fundamental. Por tanto, la falta de ingresos es
considerada como causa indirecta de la pobreza. Para este enfoque la pobreza se
caracteriza como una condición en la cual el individuo, o la familia, carecen de ingresos
necesarios y suficientes para vivir adecuadamente, conforme a las normas socialmente
establecidas en una comunidad, región o país, en un momento determinado.

Enfoque directo: de manifestaciones de la pobreza o insatisfacción de necesidades


básicas

Esta perspectiva analiza la pobreza a través de sus manifestaciones, centrando por ello
su atención en las formas y condiciones de vida, las costumbres y actitudes de los pobres.
Todo ello para detectar si satisfacen las necesidades básicas. Las necesidades básicas
comprenden una canasta mínima de consumo individual o familiar (alimentos, vivienda,
vestido, artículos del hogar; acceso a servicios básicos como salud, educación, agua
potable, alcantarillado, recolección de basura, energía y transporte público).

El enfoque de las capacidades

El enfoque de las capacidades incorpora la explicación estructural de las causas de la


pobreza, pero la supera conforme introduce en la compleja problemática de este
fenómeno la perspectiva de la libertad a la par que el desarrollo económico.

Se denomina capacidades básicas a un conjunto de funciones básicas que todo individuo


debe tener para participar mínimamente en distintas actividades sociales.

Tales funciones básicas son: adecuada nutrición, buena salud y educación básica. Las
capacidades dependen esencialmente de las funciones cualitativas, esto es, no es
suficiente que una persona culmine el ciclo de educación básica o que formalmente pueda
acceder a servicios públicos de salud, sino que tenga las capacidades de leer, escribir,
pensar analíticamente.

Estar bien alimentado y gozar de buena salud para desempeñar satisfactoriamente sus
actividades familiares, escolares, laborales y sociales.
En suma, este conjunto de capacidades permite a toda persona participar en la vida
económica, social y política de su comunidad en particular, y de su país en general.
Puede apreciarse que el concepto de capacidades rebasa los conceptos de necesidades
básicas, pues no se estanca en el mero disfrute de bienes y servicios (educación, salud,
alimentación) sino en la realización de las funciones que dichos bienes y servicios hacen
posible que una persona adquiera las capacidades para enfrentarse a la competencia de
los mercados de trabajo y a los avatares de la vida cotidiana.

Es importante entender la diferencia entre pobreza como falta de ingresos y pobreza


como falta de capacidades.

Aunque ambos conceptos están sumamente vinculados, en la medida en que el ingreso


es un medio esencial para adquirir capacidades; a su vez el aumento de las capacidades
permite elevar la calificación de una persona para ser más competitiva y poder generar
mayores ingresos.

En México, las investigaciones – y las propuestas de política en ellas inspiradas—se han


dirigido tanto a la falta de ingresos (enfoque indirecto) como a la insatisfacción de las
necesidades básicas (enfoque directo).

La distinción entre tipos de pobreza es de gran trascendencia analítica, sobre todo por las
derivaciones que surgen en el diseño y ejecución de políticas públicas.

Analíticamente, permite distinguir las formas que asume la pobreza en países altamente
desarrollados y en países de menor desarrollo (muchos de ellos ahora clasificados como
economías emergentes, caso de México).

La pobreza extrema, o pobreza alimentaria, es definida a partir de un nivel de ingreso


cuyo monto no permite consumir ni siquiera una cantidad mínima de alimentos que
permita un desempeño personal adecuado. Por su estado de salud, alimentación y
educación carecen de capacidades para llevar una vida sana, con suficiente energía para
desenvolverse satisfactoriamente en sus actividades diarias, en la escuela, en el hogar o
en el trabajo.

La pobreza moderada está definida a partir de un patrón normativo de consumo cuyo


monto de ingresos permitiría vivir a las personas o familias cubriendo satisfactoriamente
varias de sus necesidades básicas, no todas, dado el nivel de desarrollo del país. Así, las
personas u hogares moderadamente pobres pueden desempeñarse en forma aceptable y,
por lo tanto, aprovechar las oportunidades del desarrollo de diversas maneras, logrando
tener cierta movilidad social, competir en el mercado de trabajo, participar en las ofertas
de educación pública, etc.

La pobreza moderada tiene un carácter relativo, a consecuencia de que, quienes la


padecen, son pobres en relación al bienestar que prevalece en el entorno inmediato.

En la pobreza moderada están ausentes uno o varios satis factores que, sin ser
esenciales para la plena realización de un proyecto de vida; deberían ser cubiertos por
toda la población, máxime si el nivel de desarrollo socioeconómico de dicha sociedad
brinda el potencial de recursos para ello.

En la pobreza moderada, las condiciones sociales y económicas circundantes brindan las


oportunidades para superar esa condición, mediante el esfuerzo individual realizado en un
contexto de crecimiento económico y desarrollo social sostenidos.
En la pobreza extrema, no existen oportunidades para remontarla aún si la sociedad en su
conjunto registra progreso económico y social. La condición de marginalidad es tan grave
que quienes se encuentran en pobreza extrema, no están en posibilidades de acceder a
ninguna oportunidad del crecimiento y desarrollo. La evidencia histórico- empírica
demuestra que la pobreza extrema se reproduce generacionalmente.

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social


(Coneval), creado en el 2004 para medir la pobreza, en el 2000 había 24.1 millones de
personas en condición de pobreza alimentaria; en el 2002, 20.0 millones; en el 2004, 17.4
millones; en el 2006, 13.8 millones, pero en el 2008 eran 18.2 millones.
Del 2006 al 2008, por primera vez en los últimos 10 años, el número de las personas en
pobreza alimentaria, el equivalente a la pobreza extrema del Banco Mundial (BM), creció y
pasó de 13.8 a 18.2% de la población del país. Aumentó pues, en 32 % según el Coneval.
Lo ganado en ese tiempo, de manera particular entre el 2004 y el 2006, se vino a tierra.
El Banco Mundial asegura que en América Latina se produjeron 8.3 millones de nuevos
pobres producto de la crisis mundial del 2009; de éstos, la mitad corresponde a México.
Así, el número de mexicanos en condiciones de pobreza alimentaria podría ser, de
acuerdo con esa información, de 22.3 millones.
A partir de 1996, durante el gobierno del presidente Zedillo, empiezan a bajar los niveles
de los distintos tipos de pobreza. En ese año había 37.4 millones de personas en
condición de pobreza alimentaria, 46.9 en pobreza de capacidades y 69 millones en
pobreza de patrimonio.
El gobierno del presidente Fox continuó reduciendo los niveles de pobreza que llegaron a
su punto más bajo cuando se contabilizaron 13.8 millones de personas en condición de
pobreza alimentaria, 20.7 en pobreza de capacidades y 42.6 millones en pobreza de
patrimonio.
Al final del gobierno del presidente Zedillo, 53.7% de mexicanos se encontraba en alguno
de los distintos niveles de pobreza y al término del gobierno del presidente Fox llegaba a
47%, que es el porcentaje más bajo en la historia del país. El número total de mexicanos
en esta condición sumaba 48.9 millones, según el Coneval.
El aumento actual en los índices de pobreza interrumpe un periodo de 10 años (1997-
2006), en los que se había registrado una disminución real y sostenida del número de
pobres. Los niveles de pobreza, como parte de ese esfuerzo de carácter nacional, se
habían reducido de 70% a poco más de 40 por ciento. Una disminución de 30% en sólo
10 años.
Los datos que ahora se conocen sobre la pobreza no contemplan los efectos de la crisis
del 2009. Todo indica que los números van a ser todavía más graves cuando se haga la
medición del 2010, la cual realizará el Coneval con una nueva metodología que va a
registrar ya no sólo el ingreso, sino también los niveles de carencias.
Las que se van a medir a partir del nuevo modelo son:
a) Rezago educativo
b) Acceso a la seguridad social
c) Calidad y servicios básicos en la vivienda
d) Acceso a la alimentación
e) Acceso a la alimentación.
Es, entonces, cuando se va a conocer con precisión el efecto de la crisis mundial del año
pasado que afectó de manera severa a México cuando tuvo un crecimiento negativo de
6.5 % del PIB.
Diferentes organismos internacionales han desarrollado instrumentos de medición de la
pobreza, el método de línea de pobreza, se refiere al nivel de ingreso que un hogar
necesita para satisfacer necesidades de alimento y no alimentarias, existen otros
desarrollados por Organismos especializados de la ONU, que toman en cuenta el nivel de
ingreso y la obtención de medios adecuados para el desarrollo como la alimentación, la
educación, y la salud.
En México, la Secretaría de Desarrollo Social considera que 54% de los mexicanos vive
en pobreza de patrimonio, lo que indica que vive con menos de 4 dólares diarios, mientras
que el 32% lo hace con menos de 2.5 dólares, y 24% con menos de 2. Bajo esta
perspectiva, los Estados de mayor pobreza en el país son Chiapas, Guerrero, Oaxaca,
Tabasco y Durango, y en ellos se concentran altos porcentajes de población indígena.
En México, la desigual distribución de la riqueza ha concentrado los ingresos del comercio
en ciertos sectores como los que se dedican específicamente a la exportación de bienes y
servicios, descuidando a otros como el sector agrícola del que depende en gran medida el
desarrollo de estos Estados del país.

Las zonas indígenas sufren además de marginación en cuanto al número de escuelas y la


distancia entre un centro educativo y otro, ya que dentro de las zonas rurales una escuela
generalmente se integra por alumnos de regiones muy alejadas y de difícil acceso, lo que
promueve el ausentismo. Existen escasamente centros de educación media, y con mucho
menos frecuencia se encuentra de educación técnica y profesional
Los servicios de salud se concentran en las zonas más pobladas, o en la capital de los
Estados, haciendo difícil el traslado, de la población debido a la nula o escasa
infraestructura que permita el transporte de pacientes a los centros de salud, u hospitales
regionales.

La metodología del Gobierno para medir la pobreza en México identifica tres tipos de
pobreza, de acuerdo con el nivel de ingresos, la educación, el acceso a servicios básicos
y de salud, la alimentación y la vivienda de la población:

1. Pobreza alimentaria: es la población que cuenta con un ingreso per cápita


insuficiente como para adquirir una alimentación mínimamente aceptable.
2. Pobreza de capacidades: es la población que si bien puede cubrir sus necesidades
mínimas de alimentación, cuenta con un ingreso per cápita insuficiente como para
realizar las inversiones mínimamente aceptables en la educación y la salud de
cada uno de los miembros del hogar.
3. Pobreza patrimonial: es la población que si bien puede cubrir sus necesidades
mínimas de alimentación, educación y salud, cuenta con un ingreso per cápita que
no le es suficiente para adquirir mínimos indispensables de vivienda, vestido,
calzado y transporte para cada uno de los miembros del hogar.
Las familias mexicanas en condición de pobreza padecen en mayor medida la carencia de
otros satis factores de bienestar que quienes conforman hogares no pobres: muestran
mayores carencias en la dotación de servicios públicos en sus viviendas y su nivel
educativo es inferior al de la media nacional. De igual forma, es mayor el tamaño de los
hogares pobres y el número de niños menores de 12 años, como consecuencia de que
presenta una más elevada tasa de fecundidad.

El reducido crecimiento económico del país se ha reflejado en una insuficiente creación


de empleos formales y en un crecimiento prácticamente nulo de los salarios reales. Lo
anterior ha impedido incrementar de forma sostenida los ingresos de las familias, lo que
ha repercutido de manera determinante en la persistencia e intensidad de la pobreza en
México. De no incrementarse los salarios reales y el empleo en el país, que son los
principales motores del ingreso de la población, la pobreza no podrá reducirse de manera
sustantiva en el mediano y largo plazos.
Por otra parte, la desigual distribución del ingreso tampoco ha mejorado durante los
últimos años, y la desigualdad en el acceso a oportunidades, ha sido un elemento
persistente en la historia de nuestro país.
La desigualdad en la distribución del ingreso y en el acceso a oportunidades también se
expresa a nivel regional entre estados y municipios.
Desde el punto de vista de la distribución de la pobreza a nivel nacional, la entidad con
mayor incidencia de pobreza alimentaria es el estado de Chiapas, donde el 47% de la
población se encuentra en esta situación. Le siguen los estados de Guerrero con 42%,
Oaxaca con 38.1%, Tabasco con 28.5% y Veracruz con 28% Por el contrario, los estados
con menor incidencia de pobreza alimentaria son Baja California con 1.3%, Nuevo León
con 3.6%, Baja California Sur con 4.7%, el Distrito Federal con 5.4% y los estados de
Coahuila y Chihuahua con 8.6%.

La situación de la pobreza de capacidades es prácticamente la misma que para la


alimentaria.
En primer lugar se encuentra Chiapas con 55.9%, le sigue el estado de Guerrero que
reporta 50.2% y Oaxaca con 46.9%. De acuerdo con estas estimaciones, los estados con
mayor pobreza de patrimonio son Chiapas, Guerrero y Oaxaca, con 75.7, 70.2 y 68%,
respectivamente.

Esta información permite apreciar con claridad que el reducir la gran desigualdad que se
observa entre los estados de la República constituye un importante desafío para el país.

A nivel municipal, la mayor incidencia de pobreza se concentra en los municipios de los


estados del sur y sureste del país, tal como puede apreciarse en el siguiente mapa.

También se observa que los municipios con mayor pobreza, sobre todo pobreza
alimentaria, están localizados en zonas montañosas y de difícil acceso. El reto de la
política pública
en materia de desarrollo social es doble: por un lado, la pobreza se concentra en zonas
marginadas y, por el otro, el costo de llevar la ayuda a esos lugares es muy alto. La
pobreza no sólo se concentra en áreas rurales. México presenta dos extremos graves de
alto costo social: una excesiva concentración de cerca de 20 millones de habitantes en el
Valle de México y una enorme dispersión de 185,000 pequeñas localidades rurales, a las
que es extremadamente difícil dotar de infraestructura, equipamientos y servicios
adecuados.
En las ciudades mexicanas reside la mayoría de la población nacional, más del 70% del
total; pero también en ellas se concentra el mayor número de mexicanos en condición de
pobreza: más de 30 millones de personas.

En las ciudades, cerca de 90 mil hogares se asientan cada año en lugares poco aptos
para ser habitados y bajo modalidades precarias; la urbanización en suelo poco apto
cuesta dos o tres veces más al municipio; los costos de edificación en esos lugares se
incrementan hasta un 50%.

La lejanía en que se han construido los nuevos desarrollos habitacionales impone costos
extraordinarios a sus habitantes que los empobrecen severamente: la población urbana
llega a gastar hasta un 50% del ingreso familiar tan sólo en transporte. Alrededor de 3
millones que carecen del servicio de agua potable y más de 6 millones carecen del
servicio de drenaje; además, la mayoría de los núcleos urbanos no brinda tratamiento
alguno a las aguas residuales y dispone de los desechos a cielo abierto; ocho de cada 10
ciudades con una población mayor de 50 mil habitantes tienen una cobertura de
pavimento inferior al 50% de su red vial.
Para afrontar el problema de la pobreza, y en 2012 haber disminuido por lo menos un
30% la población en pobreza alimentaria, se requiere romper el círculo vicioso de la
desigualdad y la exclusión de oportunidades para el desarrollo, que hace que la pobreza
se transmita entre generaciones.
México ha logrado avances importantes en la cobertura de servicios básicos de la
población en general, incluyendo a la población en pobreza alimentaria. Entre 1992 y
2005 se redujo de 9 a 5 el porcentaje de niños entre 8 y 12 años que no asiste a la
escuela, se disminuyó de 21 al 4 el porcentaje de viviendas sin energía eléctrica y se bajó
de 51 al 14 el porcentaje de hogares sin baño, entre la población en pobreza alimentaria.

El país ha registrado estos avances en su conjunto, pero se advierte también que


persisten grandes desigualdades a nivel regional, pues coexisten municipios de alto
desarrollo, con municipios con elevados niveles de pobreza y marginación, lo cual
representa un reto importante para el país en los siguientes años.
El reto más importante es consolidar políticas públicas que continúen fortaleciendo el
acceso a servicios básicos, especialmente en regiones de mayor pobreza, y al mismo
tiempo coordinar la política social y la económica para elevar el ingreso y el empleo de la
población en general, especialmente de aquella que se desenvuelve en condiciones
precarias.
Estrategias que se plantean para reducir la pobreza.
I. Reducir la desigualdad en los municipios con menor índice de desarrollo, mediante
inversiones integrales con propósitos definidos en un plan que se incremente año
con año.
II. Asegurar que los mexicanos en situación de pobreza resuelvan sus necesidades
de alimentación y vivienda digna, con pleno acceso a servicios básicos y a una
educación y salud de calidad.

III. Promover la participación democrática de las comunidades en condiciones de


pobreza en las decisiones sobre las acciones a emprender en los distintos
programas de política social.
IV. Fortalecer y ampliar los programas e instrumentos del los tres ordenes de gobierno
para el combate de la pobreza en las ciudades del país.
V. Promover la participación responsable de la sociedad civil en el combate a la
pobreza.

VI. Ampliar la cobertura y mejorar la calidad de las vías y medios de comunicación y


de transporte para conectar a las regiones menos desarrolladas del país.

VII. Promover proyectos de ecoturismo, turismo de aventura y turismo cultural en las


zonas rurales para que puedan aprovechar sus ventajas comparativas en cuanto a
riqueza cultural y natural y hagan de ésta una actividad que detone su desarrollo
económico y social

VIII. Emprender acciones para propiciar el empleo en zonas donde se genera la


expulsión de personas, procurando convertirlas en receptoras de inversión.
Generar oportunidades regionales de trabajo y producción es clave para resolver
el problema migratorio. Es claro que los estados expulsores de fuerza de trabajo
son aquellos en donde las condiciones económicas y sociales son más precarias.
Conclusión

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