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~urante los nueve meses de embarazo el cuerpo de la mujer acusa numerosas transformaciones para poder
atender las necesidades del bebé que crece en su interior y prepararse para el parto.
Te detallamos mes a mes qué cambios se irán produciendo en tu cuerpo, contados a partir de la última menstruación. Si
sabes qué te espera, vivirás esta etapa tan gratificante de tu vida con más tranquilidad.
Es una etapa fundamental en la que se forman los órganos vitales del bebé, aunque la tripa aún está poco abultada.
Primer mes
Unos seis días después de la fecundación, el huevo ( óvulo fecundado) llega al útero y anida en él. En pocos días, una
parte de las células dará origen a la placenta, y la otra, al embrión. A partir de ese momento el organismo materno
empieza a cambiar.
d Los primeros síntomas se confunden con el síndrome premenstrual: cansancio, tirantez en el pecho, aumento de
la secreción vaginal, manía a determinados alimentos, mayor sensibilidad olfativa o un extraño sabor metálico en
la boca...
d El embarazo no suele descubrirse hasta que se produce la primera falta -unas dos semanas después de la
fecundación-, aunque algunas mujeres que ya han sido madres pueden intuir antes la presencia del futuro bebé.
d A partir del sexto día de retraso de la regla se puede realizar un test de embarazo. Si el resultado da positivo,
conviene acudir cuanto antes a la consulta del ginecólogo para confirmar que todo está bien.
îegundo mes
Las alteraciones de ánimo son frecuentes por la revolución hormonal que se está produciendo en la mujer.
d El pecho ha crecido y duele un poco. En la areola se distinguen unos nódulos pequeños, llamados tubérculos de
Montgomery.
d Es probable que aparezcan náuseas y mareos, y que aumente la producción de saliva y la necesidad de orinar.
d Muchas mujeres se sienten cansadas y necesitan dormir más de lo habitual. Es una defensa del organismo, que
se prepara para el sobreesfuerzo que le espera en los próximos meses.
d Algunas embarazadas sienten un gran apetito, otras son incapaces de probar bocado y hasta pierden peso.
Estas sensaciones remitirán a medida que el cuerpo se adapte a la gestación.
ercer mes
El abdomen empieza a abultarse ligeramente. Llega el momento de dar un repaso al armario para seleccionar la ropa
más cómoda.
d Conviene comprar sujetadores más grandes y empezar a echar un vistazo a las tiendas premamá y dar rienda
suelta a la ilusión. Las prendas ajustadas no son aconsejables porque pueden dificultar la circulación sanguínea.
d ~isminuye la producción de la hormona gonadotropina coriónica, causante de las desagradables náuseas y
los cambios en el apetito.
d Las encías pueden inflamarse y sangrar con facilidad debido a los cambios hormonales. Es aconsejable
hacerse una revisión odontológica.
d Al final de este mes se han formado los órganos vitales del futuro bebé, que deja de llamarse embrión para
recibir el nombre de feto. La madre puede estar tranquila. Ha pasado el periodo de mayor riesgo de
malformaciones congénitas.
Las molestias iniciales han desaparecido, se puede lucir la tripa y sentir las pataditas del bebé. Es la etapa más
gratificante.
Cuarto mes
Las náuseas, los vómitos y el cansancio característico de los primeros meses suelen remitir después de la semana 12.
La mujer se siente más vital. La cintura ha desaparecido y las caderas han empezado a redondearse, pero la incipiente
tripa aún no resulta molesta.
ºuinto mes
Llega uno de los momentos más esperados del embarazo: la primera patadita del bebé. Suele notarse hacia la semana
20 de gestación, aunque las mujeres que tienen más hijos pueden percibir los movimientos fetales unos 15 días antes.
d En la mitad del embarazo la respiración se hace más profunda y el ritmo cardiaco se acelera.
d a tripa empieza a resultar evidente y hay que vestirse con prendas premamá.
d Mayor retención de líquidos. Algunas mujeres notan una ligera hinchazón en brazos y tobillos.
d El vello puede hacerse más abundante.
d Mayor riesgo de gases por el estreñimiento.
d Aumentos repentinos de temperatura con exceso de sudoración. Pueden combatirse tomando duchas
frecuentes y vistiendo prendas de algodón.
îexto mes
El volumen de la tripa se acentúa notablemente. El útero sigue creciendo y se extiende por encima del ombligo. La futura
mamá ya no puede disimular su estado.
d La piel de la barriga se estira y pueden aparecer picores. Se alivian aplicando crema hidratante, que también
previene las estrías.
d El ombligo puede sobresalir y quedar así hasta el parto. Luego volverá a normalizarse.
d El niño crece deprisa y cambia de posición con frecuencia. La futura mamá siente sus movimientos.
d El útero ya no cabe en la pelvis. Al extenderse, desplaza los intestinos y presiona ligeramente el hígado y el
diafragma. Eso puede dar lugar a una sensación pasajera de ahogo.
d La vejiga también está más más oprimida. Vuelven las ganas de hacer pis más a menudo.
d Los pezones pueden estar más sensibles, ya que se empieza a producir prolactina, la hormona que prepara los
senos para la lactancia y estimula la producción de leche materna.
El niño continúa creciendo y la tripa es cada vez más voluminosa. En las últimas semanas, el cuerpo de la madre se
prepara para el momento del parto. La preparación a la maternidad ayuda a afrontar mejor la llegada del bebé.
îéptimo mes
Es el momento de empezar a preparar la canastilla por si el parto se adelanta y porque, a medida que avance la
gestación, la madre se sentirá más cansada. Las relaciones sexuales pueden mantenerse mientras no haya
contracciones y el ginecólogo no las desaconseje.
d El Àtero se extiende por encima del ombligo y la barriga empieza a resultar prominente.
d Pueden aparezcan molestias en la espalda.
d La mujer puede sentir dificultades para respirar. El corazón ha de latir más deprisa para bombear la sangre
hacia la placenta. Es normal sentir cansancio a veces.
d Los cambios de humor, los miedos y la ansiedad suelen acentuarse. El parto está cerca y la preocupación
por lo que va a pasar se refleja en los sueños.
Octavo mes
Quizá, el más incómodo. El bebé se ha colocado con la cabeza hacia abajo y cada día tiene menos espacio para
moverse. La futura madre se siente más torpe y cansada.
d Las molestias típicas de los últimos meses (dolor de espalda, acidez, estreñimiento...) se hacen más acusadas
por el sobreesfuerzo. Es posible que la mujer haya engordado alrededor de 11 kilos.
d Hacia la semana 36, el feto suele colocarse en la posición definitiva para el nacimiento: con la cabeza hacia
abajo. Cuando ocurre, la embarazada puede sentir contracciones aisladas o dolores difusos en la parte baja del
abdomen.
d Pueden aparecer hemorroides provocadas por el estreñimiento y por la presión que ejerce la cabecita del bebé
en la pelvis.
d El niño puede nacer en cualquier momento, así que conviene aumentar el reposo y consultar con el
ginecólogo antes de emprender un viaje. Algunos ginecólogos aconsejan tomarse ya la baja laboral.
roveno mes
El embarazo entra en su recta final y los días parecen eternos. ¡Queda tan poco para conocer al bebé...!
d Si el niño que viene en camino es el primer hijo, su cabeza desciende y se encaja en la pelvis preparándose para
el nacimiento; si la mujer no es primeriza, este descenso podría producirse al inicio de las contracciones.
d La tripa baja y disminuye la tensión sobre el tórax y el estómago. La mujer quizás necesite orinar más a menudo,
por la presión que ejerce la cabeza del pequeño sobre la vejiga.
d Algunas mujeres sienten una necesidad imperiosa de limpiar y ordenar. Es el llamado síndrome del nido: un
supuesto instinto ancestral que mueve a las madres a dejarlo todo preparado para la llegada del bebé.
d La fecha prevista del nacimiento es orientativa: puede tener lugar 15 días antes o después. Si en la semana 42 el
niño no ha nacido, es muy probable que se decida provocar el parto.
Los principales cambios respiratorios del embarazo se ocasionan por los efectos mecánicos del mayor tamaño del
útero, el aumento de consumo total de oxigeno del cuerpo y los efectos estimulantes respiratorios de la progesterona
(cuadro 1). A medida que el embarazo progresa, el útero en crecimiento ocasiona presión ascendente en los
pulmones y eleva la posición del diafragma hasta en unos 4 cm., lo cual produce reducción de la presión intratoráxica
y del volumen de los pulmones en reposo, con reducción de la capacidad residual funcional. Las reducciones del
volumen de reserva espiratorio y de volumen residual de los pulmones contribuyen a la reducción de la capacidad
residual funcional. El movimiento del diafragma y los músculos toráxicos no se ve afectado por el aumento de tamaño
del útero, y por lo tanto la capacidad vital permanece sin cambio.
PU OrEî
Durante el embarazo ocurre el desplazamiento de abdomen hacia arriba presionando el diafragma y disminuyendo
levemente la capacidad pulmonar. Se observan mayores necesidades de oxigeno durante el embarazo, sobre todo
debido al útero y su contenido. Se requiere mas oxigeno parque hay mas trabajo renal y cardiaco y también en
pequeña proporción incrementos para el trabajo de los músculos respiratorios y las mamas. El consumo total de
oxigeno del organismo aumenta en 15 a 20%. Durante el embarazo, el aumento de gasto cardiaco y la ventilación
alveolar es mayor de lo necesario para cubrir el aumento de consumo de oxigeno. Por tanto, a pesar del aumento en
el consumo total de oxigeno, se observa una reducción en la diferencia de oxigeno arteriovenosa y descenso de la
PCO2 arterial, lo que indica hiperventilación.
La progesterona aumenta la ventilación, pues hace que el centro respiratorio sea más sensible al CO2. Tal vez a esto
se deba la hiperventilación del embarazo.
Los niveles de oxigeno fetales son mucho mas bajos, 25 a 35 mm Hg. La hemoglobina fetal, por otra parte, tiene una
afinidad para el oxigeno sumamente elevada, y el gradiente de oxigeno materno-fetal aumenta la captación fetal.
Para mantener una leve alcalosis, las concentraciones de bicarbonato sódico se hacen mas bajas en el embarazo,
con un promedio de 18 a 22 mEq/l. El Ph materno permanece estable aproximadamente de 7.40 a 7.42, porque el
bicarbonato es eliminado eficientemente por los riñones.
El revestimiento del aparato respiratorio recibe mas sangre y se produce cierto grado de congestión. En algunas
ocasiones, la nariz y la garganta se obstruyen de forma parcial debido a esta congestión y, por ello, la mujer nota es
ciertos momentos la nariz tapada y bloqueadas las trompas de Eustaquio (que son los tubos que conectan el oído
medio con la parte posterior de la nariz). El tono y la calidad de la voz pueden cambiar de modo sutil. Prácticamente
todas las mujeres embarazadas tienen sensación de ahogo cuando realizan algún esfuerzo y a medida que el
embarazo progresa y debido a la presión del abdomen, es normal que la respiración sea algo mas dificultosa y corta.
Puede ser necesario por ejemplo dormir con la cabecera levantada, de manera de ayudar, por medio de la fuerza de
gravedad, el movimiento respiratorio.
Complicaciones Respiratorias
Los cambios fisiológicos normales del embarazo pueden producir descompensación en la mujer que tiene
antecedentes de trastornos respiratorios. Los resultados en una embarazada y con complicaciones
respiratorias dependen de la suficiencia de la ventilación y de la oxigenación, lo mismo que de la
identificación oportuna de la descompensación. La hipoxia es la amenaza fetal principal.
Durante el embarazo, el sistema renal presenta adaptaciones tanto anatómicas como fisiológicas. La
modificación más importante es la dilatación del sistema colector, cálices, pelvis renal y uréteres, que puede
persistir hasta el final del puerperio; se cree que es debido a la acción relajante de la progesterona sobre el
músculo liso. El riñón aumenta 1 cm su longitud, y también su peso por incremento del volumen intersticial y
vascular. El estado de hiperdinamia renal se debe a un incremento del flujo plasmático renal del 50 al 80%
en el segundo trimestre, disminuyendo al término de la gestación, mientras que el índice de filtración
glomerular aumenta del 30 al 50% en el primer trimestre y se mantiene así hasta la semana 36, se cree que
esto es mediado en parte por la sintasa de oxido nítrico neural y la relaxina. La depuración de Creatinina está
aumentada (120-140 mL/min) esto es 30% que en la no gestante, la Creatinina sérica y el nitrógeno ureico
disminuyen y sus valores promedios durante la gestación son de 0.8 mg/dL y 12 mg/dL, respectivamente.
Cualquier valor superior es anormal. Se modifica el metabolismo ácido-base: el bicarbonato disminuye 4-5
mmol/L y la PCO2 en 10 mmHg. El embarazo se asocia con una alcalosis respiratoria compensada. La
excreción de glucosa se incrementa, por lo que es frecuente la existencia de una glucosuria con valores
normales de glucemia, favoreciendo las infecciones urinarias. La hiperdinamia renal y la modificación en los
poros de los túbulos aumentan la excreción de proteínas y aminoácidos (histidina, glicina, treonina, serina,
alanina); en una paciente embarazada la proteinuria no debe exceder los 500 mg antes de la semana 20. El
ácido úrico sérico disminuye, en el segundo trimestre se encuentra entre 2.5 y 4 mg/dL y durante el tercer
trimestre llega a alcanzar los valores de la no embarazada (4-6 mg/dL); si durante el tercer trimestre
aumenta, se puede sospechar preeclampsia e incluso está relacionado con compromiso fetal. La retención
de sodio es gradual durante el embarazo, aproximadamente de 20 a 30 mEq/semana. Existen múltiples
factores implicados en la retención de sodio como son la aldosterona (sus niveles séricos y urinarios están
notablemente incrementados), el cortisol, estrógenos, lactógeno placentario, prolactina, hormona del
crecimiento, ACTH e incluso la posición supina de la madre favorece la retención de sodio. Pero también hay
factores que favorecen la excreción como son el incremento de la filtración glomerular y la progesterona que
actúa como inhibidor competitivo de la aldosterona. Existe una retención de potasio principalmente en el feto,
útero, placenta, tejido mamario y eritrocitos. En relación al manejo de agua, existe disminución de los
umbrales osmóticos para la secreción de AVP y sed; La osmolaridad sérica disminuye 10 m0sm/kg durante
el embarazo normal; el mayor metabolismo de la AVP puede causar diabetes insípida transitoria durante el
embarazo.
La asesoría preconcepcional es una estratégica importante para prevenir la morbilidad y mortalidad materna
aunque poco promovida por el estado, en este momento existe tres componentes básicos para lograr tal
finalidad: Primero la identificación de riesgos médicos (nefropatías, cardiopatías, etc.), reproductivos,
sociales, entre otros. Segundo la realización
de intervenciones diagnosticas (tamizaje genético, serológico, etc.) y preventivas (suplementación con acido
fólico, valoración nutricional, etc.) Es en este momento donde se determina el pronostico materno perinatal
es por ello un momento trascendental.
Endocrino
Placenta
La placenta, un órgano formado durante el embarazo a partir de la membrana que rodea al feto, asume diversas
funciones endocrinas de la hipófisis y de los ovarios que son importantes en el mantenimiento del embarazo.
La placenta produce progesterona y estrógenos, somatotropina coriónica (una hormona con algunas de las
características de la hormona del crecimiento), lactógeno placentario y hormonas lactogénicas.
Aumentan las concentraciones de gonadotropinas coriónicas en el primer trimestre del embarazo, produciendo
sensación de naÀseas y vómitos. Así mismo, pueden aparecer alteraciones en el sistema del olfato y el gusto;
es por ello, por lo que, aquellos alimentos que nos gustaban tanto, ya no nos parecen tan exquisitos o, aquel perfume
que tenía un olor tan agradable, se transforma en un aroma totalmente detestable.
as digestiones se vuelven lentas, pudiendo aparecer el ardor de estómago. Estos síntomas se producen por el
aumento del tamaño del útero, el cual, desplaza los intestinos hacia los lados y hacia atrás, trasladando el estómago
hacia arriba. También tenemos que nombrar la constante sensación de flatulencia y el estreñimento, provocados
porque se retrasa el vaciamiento gástrico y la movilidad intestinal.
En ocasiones, pueden aparecer hemorroides en el Àltimo trimestre de gestación. Ello es debido a la presión que
ejerce el útero sobre los vasos sanguíneos, que se sitúan por debajo de él.