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Alejandra Pizarnik

Nota del 01/11/96

"Bicho aquí/ aquí contra esto/ pegada a las palabras te reclamo." Un reclamo sin
respuesta de Julio Cortázar que homenajea a su "Bicho" -la poetisa argentina Alejandra
Pizarnik, muerta el 26 de setiembre de 1972- en su poema Aquí Alejandra - Se habían
conocido un día entre 1960 y 1964, cuando Pizarnik viajó a París, al encuentro de su
patria literaria.

Desde el primer momento los unió la pasión por Rimbaud, por Janis Joplin, por la
literatura... Cortázar admiraba su labor poética y se convirtió en algo así como su ángel
protector, al punto de entregarle los manuscritos de Rayuela para que ella ganara algo de
dinero pasándoselos a máquina. Sin embargo, según relata la docente universitaria,
crítica literaria y traductora Cristina Piña en su libro Alejandra Pizarnik, Cortázar esperó
en vano la transcripción y, finalmente, tuvo que recuperar los manuscritos.

El poeta Fernando Noy recuerda que no fue sencillo rescatar esos papeles porque la
Pizarnik, sumergida en su propia poesía, no podía encontrarlos: "A veces la llamaba Julio
a eso de las dos de la mañana. Yo atendía el teléfono y temblaba cuando la telefonista me
decía que era una llamada persona a persona de Cortázar para Alejandra Pizarnik. Y ella,
tartamudeando me pedía: "Decíle que acabo de salir... porque todavía... no los encontré".
Alejandra tenía un fervor impresionante por su amado Cortázar pero andaba con cola de
paja porque no encontraba los manuscritos, que, finalmente, Cortázar recuperó en un
viaje a Buenos Aires".

Alejandra Pizamik, Fito Páez y Tanguito, a la hora en que todos duermen


Fernando Noy, el presidente de la noche
Nota del 31/08/94

Fernando Noy es un personaje en el que se resumen los últimos 30 años de la noche, ese
territorio al que define como "el desierto de la luna, el de las sombras ....".Admirable
poeta, amigo de artistas diversos, desde Alejandra Pizarnik hasta Fito Páez, pasando por
Osvaldo Lamborghini, Tanguito o Caetano Veloso, cualquier intento de entrevistarlo se
convierte en un monólogo apasionante, un viaje nocturno por distintos escenarios y
ambientes. Las que aquí se publican son sólo algunos de la infinidad de historias que lo
tuvieron por protagonista, más algunos pensamientos, apuntes e ideas sobre ese
"miserable milagro": la noche.

La noche es como una patria aparte del mundo, que tiende a incentivar todo lo que sea la
creación. Ya lo digo en mi poema Cacería: "Salir desde la boca de la noche hacia la boca
del león y no encontrar ni la boca del perro ni la boca del gato, ni la boca de tu boca." Y lo
que viene ahora es de la Pizarnik: "La noche, la magistral sapiencia de lo oscuro". Porque
es el único momento de libertad absoluta, no en vano la pasión y el placer están
supeditados a la noche. Lo bueno está en la noche a pesar de esa oscuridad, de esa
sombra.

La pálida

Recuerdo cómo nació la palabra pálida. Ya habíamos probado el ácido, nos dijeron que
había una pasta nueva, el Artane, y tomamos todos, Tanguito, Silvia Washington y un
grupo de los célebres hippies. Entonces nos fuimos al Obelisco y había una luna llena muy
grande. Y Tango empezó: "Se nos viene la pálida encima". La pálida era la luna que estaba
ahí arriba. Tanto era el miedo que nos daba el maldito Artane que no lo probé nunca más.
Frente a la luna nena los locos empezaron: "Qué pálida está, está cada vez más pálida".
Era un enorme espejo y después empezaron a ver todas esas transparencias
fantasmagóricas, que provoca el Artane. Les pido que no tomen Artane, Yo lo hice por
ustedes y miren como quedé.
Desayuno

Nosotros desayunábamos a la medianoche para salir y para vivir. Un café con circo y con
todo lo que fuera maquillaje mental y salíamos.

Alejandra

No puedo dejar de nombrar a Alejandra Pizamik, porque Alejandra era la cultora de la


noche. Una noche con Alejandra terminaba cuatro días después. Con ella hemos batido
records de permanencia despiertos. Yo tenía toda la energía de la adolescencia y ella
estaba despidiéndose de esta vida, porque ya no le interesaba el achanchamiento de la
Argentina de ese momento. Yo creo que ella fue un crimen perfecto, como mucha belleza
que ha muerto suicidada. Se dio que se tenía que morir o morir, porque no podía vivir
más. Y la patria que encontró, su patria nocturna, era justamente el único momento en
que estaba en paz, porque no se inmiscuían en su secreto mundo. Entonces las noches con
ella pasaban tipo una semana de noche eterna que era más allá de la noche y del día,
porque dormíamos de día, de noche vivíamos, Ella escribió el libro Las palabras y las
noches, que habla también del peso de lo nocturno. Estábamos en su casa y decía: "Los
viejos de arriba me molestan". Porque los vecinos de arriba iban y venían al baño y hacían
ruido con los zapatos. Entonces decidirnos asustarlos, atamos en dos palos de escoba un
par de zapatos y caminábamos al revés por el techo, y a los tres minutos la mujer gritaba
espantada: '¿Quién anda ahí?". Al final logramos librarnos del taconeo de los viejos. La
noche era siempre eso: ella escribiendo, leyendo sus poemas...
Las noches duraban los días que te permitía tu energía. Todo ese mundo quedó en su
obra, porque cuando Alejandra escribía se volvía parte del poema. Había que verla. Una
noche llegó Olga Orozco, con una botella de Norton blanco. Alejandra dijo: "Te voy a
presentar a la más grande poeta de la Argentina". La Orozco con su botella leía poemas
como nadie y Alejandra se arrodillaba como una especie de novicia ante el relato.

Cortázar

A veces la Llamaba Julio Cortázar y Alejandra me decía: "Decile que no estoy, que salí,
que ahora vuelvo". Porque estaba muy concentrada escribiendo su poesía. Ella le había
pasado a máquina el original de Rayuela y Cortázar quería recuperar el manuscrito y la
llamaba a su casa, tipo a las dos de la mañana. Yo atendía, me temblaba la mano, me
ponía eléctrico, por que la telefonista decía: 'De persona a persona con Alejandra Pizarnik
de parte del señor Julio Cortázar'. Yo temblaba y la otra tartamudeando me decía: "Decile
que acabo de salir... porque todavía... no los encontré". Había perdido los originales de
Rayuela y se los tenía que devolver. Cortázar la llamaba a esas horas porque sabía que
Alejandra era una habitante de la noche. Era una rehén de esa zona oscura que ella
necesitaba, una especie de gitana del lenguaje. Ella tenía el manuscrito porque se lo pasó
en limpio a Julio como un agradecimiento a que él le había conseguido el departamento
en donde vivía y la ayudó a mudarse. Hicieron como un canje energético.
Al final, por suerte, encontró los originales y volvía a tener una relación menos tensa.

Cemento

La noche inaugural de Cemento fue impresionante. Abrió a medianoche y yo le dije a


Katja Alemann: " ¿A qué hora llegás vos Katja?", " ¿Para que querés saber a qué hora llegó
yo?" "Porque cuando llegué yo te voy a sacar todos los fotógrafos." Ella llegó a las 11 y yo
llegué a la 12. Con la banda de Genial, el B.O de y tres jeeps llenos de punks. Hicimos una
especie de círculo de punkies en tomo de mi figura, que estaba punkeizada al extremo.
Sabía que el look, y la onda y todo el ambiente de carnaval era fuerte. Y se lo dije como en
jada a Katja, pero cuando llegué fue verdad: todos los periodistas venían a sacar fotos a la
calle, Entonces Katja, con un peinado tipo torre Eiffel gigante, una especie de enorme
cucurucho de frutillas en llamas, vino corriendo y me saludó.

Noches de mierda
Son mis que te toca estar esperando veinticuatro horas para que te suelten en las
comisarías. Noches de mierda son cuando oís el ulular de la sirena y no podés hacer más
nada. Noches de mierda también es ver tan solamente y nada más que dormidos a los
eternos dormidos. Hay otro poema de la Pizarnik que habla de este tema: "Todas las
pestes y las maldiciones esta noche Para los que duermen en paz". Noche de mierda fue
cuando clausuraron Cemento. Las noches de mierda es cuando matan a la noche, la
regimentan, la uniformar, la vigilan. Si la noche es el desierto de la luna, el de las
sombras...

Jóvenes

Los nuevos teenagers ya no tienen ni el mínimo atisbo de aquella vieja cosa caretona que
escondían los viejos iracundos. La automatización de la juventud por la influencia del
poder del capitalismo me hace pensar que son todos muy similares entre sí. Hay como un
nuevo paradigma en el que la mina se le tira al tipo y el tipo pasa a ser la vedette.
Yo soy un caso aparte porque yo puedo salir una noche con tacos altos dorados, vestirme
como quiero y llevar mi excentricidad al extremo.

Osvaldo Lamborghini

A veces íbamos a comer a Pippo con Osvaldo y bebíamos sin parar porque yo era
adolescente y al culminar a las cinco de la mañana nos sacaban porque nos habíamos
tomado toda la bodega. En un momento dado él me preguntó: "¿Y vos te creés que sos tan
revolucionario? ¿A ver? Demostrá que sos capaz de desnudarte acá mismo". Y yo lo hice,
empecé a sacarme toda la ropa y cuando llegaba a sacarme el pantalón, Llegaron los
mozos y me taparon con los manteles de papel. Osvaldo, o Lamba como le decía yo, por
lamer, lamida, porque estaba siempre son sus manitos para arriba apuntando a los bultos
de todos los que se acercaban. Era tina Oscar Wilde de las pampas y yo era como un
André Gide, a los 17 años haciendo strip-tease en el Pippo. Esa fue una noche infernal, la
noche contraria a mi poema Cacería, porque esa vez sí se encontraba algo al final. Todo
era al fin y al cabo para decir: "Hoy nací. Me tocó hacerlo a mí, en el póquer de la noche
me vino el as de oro".

Estirpe

La gente de la noche es una estirpe de aparente quebranto y no es así. No es tan maldita


esa estirpe. Es el lugar donde el sufrimiento se puede llenar de distintas parábolas: 1º del
maldito y la del santo. La noche es una contraseña, un guiño.

Es necesario un espacio para el amor, un amódromo, un sexódromo donde se pueda ir a


coger tranquilo y nadie moleste a hombres o mujeres o lo que fuere. En este país el sexo
ha perdido residencia fija. Esto es lo que nunca le pediría a Carlos Saúl Menem, pero sí se
lo pediría a alguien en el futuro, que trate de posibilitar una zona de placer, de exclusión
del riesgo para el maravilloso y torturado fruto del deseo.

Muerte

Una noche muy loca en Francia tomé una superdosis, me di como siete veces más de lo
previsible. Me echaron del lugar, porque estaba reloco. No me di cuenta, había entrado en
un lugar y me dieron un poquito, después fui a otro, y era primero un pico, después otro...
Quedé tan loca, tan dada vuelta que miré para un costado y vi a Tango que venía
caminando con las manos en el suelo y me decía: "Salgamos de acá". "Pero, ¿con quién
estás?", le pregunté. "Estoy con Jimi", me contestó. Miré y estaba Hendrix en el delirio.
Entonces Tango me dijo: "Tenéis que salir de acá porque esta gente te quiere echar". Y yo
tenía necesidad de estar con él, que ya habla muerto. De algún modo me quería matar
para estar con él. Pero Tango me controlaba, decía: "No, no no vengas" y de pronto tuve la
alucinación de ver a Janis Joplin que se volvía árbol. Morir de drogas no es lo mismo que
morir en un accidente de autos, quedás encerrado en ese universo. Si a mí me preguntan
de qué manera me gustaría morir yo creo que me tomaría una sobredosis, es la mejor
manera de morir. No le temo a muerte, porque me he muerto más de una vez. Vino muy
hermosa, espléndida, con una cara tan bella que ni la María Schneider. Era una rusa fría,
con unas pieles negras hermosas. Un poco lo que creo que yo soy, que es mentira, porque
soy un viejo verde charlatán y con pie plano. La vi y dije: "Qué divina mujer". Y lo decía
yo, que nunca pude tener deseo por una mujer, es más, últimamente las repelo un poco a
las minas. La muerte me venía a buscar y sus manos estaban tapadas por un mitón
espléndido. Cómo vio que yo estaba impertérrito aguardándola y queriendo irme con ella,
mi muerte se sintió medio arisca porque me vio feliz por verla tan bella. Se sacó
lentamente su mitón y cuando se lo sacó ahí sí me asusté porque sus dedos eran todos
huesos. Dejó de ser tina imagen maravillosa, de pronto me hizo sentir el "stop, parate,
hasta acá llegamos". No morí, no m e llevó. Es increíble porque yo realmente me había ido
al carajo. Y bueno, hay que cuidar los límites. La muerte está siempre. Así como Dios, la
muerte. "Fuerte como la muerte es el amor", dice El cantar de los cantares del rey
Salomón. Bueno, fuerte como la muerte, la noche y el amor.

(Entrevista de Sergio Ranieri y Daniel Riera)

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