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ROTURAS TENDINOSA
La rotura tendinosa es la solución de continuidad del tendón por contracción del
músculo correspondiente. Ocasionalmente contribuye a la rotura un golpe directo sobre
el tendón en el momento de contracción muscular. La lesión se localiza en la propia
estructura tendinosa; quedan excluidos de este concepto las roturas del músculo, las
desinserciones tendinosas del hueso y lesiones ocasionadas por las luxaciones y fractu-
ras.
Por los trabajos de Master (1933) se conoce que en la cadena musculotendinosa el
tendón es el eslabón mas fuerte, por lo que una contracción muscular consigue romper
el tendón solo si su resistencia ha disminuido por una alteración en su nutrición o una
degeneración, por microtraumatismos, infiltraciones de corticoides, procesos inflamato-
rios e infecciosos, trastornos metabólicos y enfermedades sistémicas que deterioran el
tejido conjuntivo. En la historia clínica pocas veces faltan antecedentes de una patología
tendinosa:
- Artritis reumatoide.
- Tenosinovitis, especialmente la supurada.
- Fracturas con o sin desplazamiento que lesionen la vascularización del mesoten-
dón, especialmente en los túneles osteofibrosos, donde la vascularización es mas preca-
ria a través de las finas vinculas tendinosas.
- Sobreutilización mecánica, con o sin tenosinovitis mecánica previa.
- Enfermedades sitémicas del colágeno como el lupus eritematoso.
- Enfermedades metabólicas, especialmente de insuficiencia renal crónica.
En los deportistas la rotura coincide con una contracción violenta detenida brus-
camente por una resistencia o bien el tendón, en una situación de máxima tensión recibe
un golpe directo. La causa parece puramente traumática, pero hay suficientes datos ex-
perimentales para aceptar obligadamente que estos tendones tenían una patología pre-
via: un traumatismo previo que afectó la vascularización del tendón en una zona, o una
tendinitis por sobreutilización, a veces tratada con infiltraciones con corticoides que
lesionan la estructura tendinosa.
Anatomía patológica
En cada tendón la rotura se produce en un lugar determinado, generalmente en la
porción mas delgada y menos vascularizada, así el tendón rotuliano se rompe cerca de la
tuberosidad anterior de la tibia, el cuadricipital cerca de la rótula y el de Aquiles 3-4 cm
por encima de la inserción en el calcáneo.
En algunos casos de rotura en deportistas los cabos tendinosos pueden estar apa-
rentemente conservados, pero en la mayoría de los casos, por la existencia de una pato-
logía previa el tendón esta adelgazado y sus cabos muy desflecados. El estudio histoló-
gico suele descubrir una degeneración quística, fibrinoide o hialina. El desflecamiento
de los cabos tendinosos dificulta la sutura directa.
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Manifestaciones clínicas
En muchos casos la rotura viene precedidas por las manifestaciones propias de la
patología tendinosa que ha originado la rotura. En otros tan solo refieren molestias pre-
vias en el recorrido del tendón. En los deportistas pocas veces hay antecedentes.
En el momento de la rotura, durante una contracción muscular, no necesariamente
violenta cuando el grado de deterioro del tendón es importante (a veces una contracción
muscular habitual), se siente un dolor vivo súbito que puede acompañarse de un crujido
seco. Inmediatamente los movimientos dependientes del tendón se tornan imposibles.
Si son tendones superficiales a la inspección se observa que ha desaparecido el re-
lieve del tendón roto y a la palpación se nota una muesca entre los cabos tendinosos,
tanto mas acentuada cuanto mayor es la retracción del cabo proximal. Al cabo de unos
minutos el hematoma traumático rellena la muesca y se sustituye por un ligero abulta-
miento.
Si hay gran retracción importante del vientre muscular aparece una tumoración de
las mismas características que en las roturas musculares.
Tratamiento
Según el tendón roto existen importantes diferencias de tratamiento, pero el pro-
blema común es que los cabos tendinosos en un trayecto mas o menos largo están des-
hilachados y la sutura directa es técnicamente muy difícil, la causa de la rotura perma-
nece y la recidiva es frecuente.
En algunos casos se prefiere el tratamiento conservador mediante inmovilización
con el tendón relajado esperando la cicatrización espontanea. Este tratamiento es ade-
cuado para las roturas de tendones extrasinoviales donde la retracción de los cabos ten-
dinosos está limitada por el paratendón.
El tratamiento quirúrgico mediante sutura cabo a cabo queda limitada a casos es-
peciales de roturas en los deportistas que tienen los cabos bastante respetados permi-
tiendo técnicamente su sutura. En el resto de casos la sutura tendinosa debe ser com-
plementada mediante injertos y plastias tendinosas.
En algunos casos puede recurrirse a transferencia tendinosa, cuando existe un ten-
dón vecino de función semejante y menor importancia funcional.
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Tras la rotura hay una emigración distal del vientre muscular, que se retrae y forma, en
la cara anteroinferior del brazo una tumoración muscular que aumenta con la contrac-
ción. La falta de manifestaciones locales iniciales y la aparición tardía de la tumoración
hacen que muchas veces el diagnóstico de haga varios días después, cuando aparece el
tumor muscular.
Tratamiento
La gran migración del cabo tendinoso distal con el vientre muscular impide cica-
trización espontánea, y no es posible el tratamiento conservador. Si se trata de pacientes
de edad, teniendo en cuenta que el déficit funcional es inapreciable, se recomienda la
abstención terapéutica, aceptando la deformidad de la tumoración.
El tratamiento quirúrgico solo se realiza en gente joven con una finalidad estética
dirigida a la eliminación de la tumoración, o en el sujeto deportista generalmente profe-
sionales de la pelota a mano que si que pueden tener una disminución de su rendimiento
por esta lesión. No se busca la sutura directa por su imposibilidad técnica y malos resul-
tados, ni tampoco una reconstrucción mediante injertos o plastias porque existen solu-
ciones quirúrgicas mas rápidas y con excelentes resultados como es la reinserción del
extremo distal, a la parte proximal del humero o a la coracoides.
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sión del índice no se ve menoscabada porque se mantiene el extensor común de los de-
dos y no se requiere de reeducación funcional.
DESINSERCIONES MUSCULARES
Son roturas tendinosas justo en la inserción ósea producidas por una contracción
violenta del músculo. La mas frecuente es la del tendón bicipital en su inserción dis-
tal.
Se produce en trabajadores jóvenes en una contracción forzada contra resistencia.
Súbitamente aparece un dolor brusco en la fosa antecubital seguido de una impotencia
en la flexión del codo. En los primeros días aparece un importante edema en la fosa
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LUXACIONES DE TENDONES
Es una patología poco frecuente. Se han descrito casos en la porción larga del bí-
ceps, tibial anterior, tibial posterior, extensor del dedo medio y propio del índice, pero
son los tendones peroneos los que se luxan mas frecuentemente.
Mientras que el resto de tendones son puramente traumáticas en algún punto de
inflexión del tendón por rotura de la polea, en los peroneos influye una malformación,
incluso ausencia congénita de la polea.
La luxación de los peroneos, se acompaña de un dolor intenso seguido de impo-
tencia para la eversión del pie y la marcha se hace imposible por dolor. Pronto aparece
tumefacción y equimosis por detrás del maleolo externo. Debajo de la piel se palpan los
tendones.
El tratamiento es quirúrgico y consiste en la confección de un nuevo retináculo
que impida el escape de los tendones, bien mediante plastias con injerto tendinoso o
mediante osteotomias para profundizar el surco retromaleolar.
Las bolsas serosas son cavidades virtuales cuyas paredes están tapizadas por célu-
las semejantes a los sinoviocitos, con escaso contenido de un líquido semejante al arti-
cular, y tienen como función el deslizamiento entre distintos planos anatómicos. Existen
bolsas subcutáneas, como la olecraneana y la prerrotuliana, y bolsas profundas. Se han
descrito hasta 80 en cada hemicuerpo. Es posible además que formen bolsas serosas
accesorias por fricciones anormales sobre zonas duras prominentes, como exostosis,
tumores óseos benignos o material metálico implantado sobre el hueso. La formación de
bolsas serosas y parte de su patología está en relación con factores mecánicos.
Las bolsas serosas son lugar de asiento de la misma patología que afecta al siste-
ma de deslizamiento de los tendones, procesos inflamatorios de cualquier etiología y
excepcionalmente tumores.
BURSITIS
Etiología
Según su etiología podemos distinguir: bursitis traumáticas, infecciosas, micro-
cristalinas y reumáticas.
Las bursitis traumáticas son las mas frecuentes, mas del 50% de los casos. Rara
vez son producidas por un traumatismo único, generalmente la causa es un microtrau-
matismo reiterado por constante deslizamiento de las estructuras vecinas en relación con
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Bursitis retroolecraneana
La bolsa retroolecraneana está situada sobre el olécranon, permitiendo el despla-
zamiento de la piel y tejido celular sobre el plano osteotendinoso. La frecuencia de los
traumatismos y el roce en esa zona hace que sea la bursitis mas frecuente. En la mayoría
de los casos es de origen traumático, por microtraumatismo de fricción en forma de
higromas, y se presentan como una tumoración retroolecraneana blanda, fluctuante,
adherido a planos profundos, apenas dolorosa, sin repercusión en la movilidad del codo.
Las formas reumáticas y cristalinas tienen manifestaciones clínicas semejantes y pueden
alcanzar gran tamaño.
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Bursitis prerrotuliana
Por delante del tendón rotuliano y porción inferior de la rótula hay una importante
bolsa serosa subcutánea para el deslizamiento de la piel sobre el aparato extensor de la
rodilla. Con frecuencia, la bursitis postraumática o higroma está en relación con el apo-
yo en posición de rodilla, de ahí el nombre clásico de “beata”. La etiología, manifesta-
ciones clínicas y tratamiento son muy semejantes a la bursitis retroolecraneana.
Fisiopatología.
El quiste de tipo sinovial puede localizarse en cualquier articulación, pero tiene
preferencia por la rodilla, en el hueco poplíteo y en relación con artropatías degenerati-
vas que cursan con derrame articular. Pocas veces son de origen traumático. La propia
presión del derrame articular o el traumatismo, establecen comunicación con la cápsula
articular y la bolsa serosa entre el gemelo interno y semimenbranoso. Frecuentemente
esta comunicación, por pequeños depósitos de fibrina o su propia morfología tiene un
mecanismo valvular que facilita la salida de liquido de la articulación pero impide su
regreso, aumentando el tamaño del quiste progresivamente, a la vez que aumenta la vis-
cosidad de contenido del quiste.
Los quistes de tipo mucoide son mas frecuentes en la mano y la muñeca. Son
consecuencia de una degeneración mucoide de los tejidos colágenos paraarticular o pa-
ratendinoso. Los traumatismos y microtraumatismos reiterados parecen jugar un papel
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importante, al menos en la muñeca. El quiste suele ser uniloculado, aunque con cierta
frecuencia se ve multiloculado, con pequeñas cavidades comunicadas entre sí. Pueden
encontrarse alejados de la cápsula articular o unido a ella por un pedículo.
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En el tobillo y pie son frecuentes los quistes mucoides paratendinosos, que suelen
ser de pequeño tamaño y asintomáticos. Se tratan con punción evacuadora e inyección
con corticoides, o mediante extirpación quirúrgica si recidivan.
La muñeca es la localización mas frecuente de los quistes sinoviales. Se trata de
quistes seudosinoviales o quistes mucoides. Mas frecuentemente se presentan en ver-
tiente dorsal, sobre semilunar, en forma de tumoración redondeada, bien delimitada,
adherida a planos profundos, de 1-3 cm de diámetro, renitente a la presión. Cuando
asientan en vertiente palmar suelen situarse sobre la zona radial. Por motivos descono-
cidos es frecuente en mujeres jóvenes.
El quiste mucoide de muñeca puede aparecer de forma repentina o progresiva.
Puede ser asintomático o producir molestias intermitentes en los esfuerzos de la muñe-
ca. La ecografía y RM son los mejores métodos para su diagnostico, aunque la explora-
ción clínica es suficiente. Algunos quistes desaparecen espontáneamente, por lo que está
justificada la abstención sin son asintomáticos. La punción y evacuación seguida de la
inyección de corticoides pueden eliminarlos definitivamente. Si recidivan se extirpan
quirúrgicamente.
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