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(F | PRE-TEXTOS | Respondan oralmente y conversen en clase: eleane Conocenalos personajes? © (Quéles sugieren las imagenes? # Leanel primer parrafo del texto, «Cudl.es el Aflicto je se plantea? {Qué sucederd con esos Ariadna y Teseo (Versién de Guillermo CAcharo). playa de Creta una vez mas. Cada afio ocurre lo mismo, Fgeo, Rey de Atenas, debe enviarle a Minos como tributo una nave con siete jévenes y siete doncellas para ser devorados por el Minotaurc*. La proa* roja del barco que se distingue en el horizon te parece una herida de sangre que brota del negro casco, un anticipo sombrio de lo que va a ocurrir cuando los catorce jévenes penetren en el Laberin- to, para no salir jamAs. Por fin comienza el desembarco, Una vez en la arena, los siete muchachos y las siete doncellas comienzan a caminar lentamente hacia la ciudad, escoltados por la guardia cretense. La hija del rey Minos, Ariadna, observa los cuerpos y los rostros desfallecidos y desanimados de los atenienses. De todos menos de uno. El primero en pisar tierra, el primero en empren: derel camino, delante dela fila acongojada que losigue, es diferente de todos los que han llegado antes, distinto de cuantos jévenes ha conocido Ariadna. En su manera de mirar a los cretenses reu’ L a nave proveniente de Atenas se acerca ala nidos allf no hay ningzin temor, sino mas bien und ee serenidad desafiante. Su paso es sefial de una fuerte Guillermo Cécharo (Buenos Aires, 1961) s licenciado y profesor en Letras. Etecbis premios en Francia y la Ar zgentina por cuentas de st libro No habia Tuna esa noche, Ademds de narrativa ha escrito poesia y teatro (en 2009 fueron estrenadas sus obras Memordndum y Sivia ‘encl espa). conviccién, Ariadna miraa ese joven y entiendelo que el joven sabe: que no ha venido a Creta a morir, En ese momento un bramido* feroz, siniestramente humane, va ganando el aire hasta cubrirlo por com- pleto, Todos enmudecen; nadie puede evitar estreme- cerse cuando el Minotauro reclama por sus victimas, cuando empieza a impacientarse. Minos también lo haescuchado; el sonido lo enfurece y descarga contra los objetos que tienea su alcance su ira, quees tam- bign su culpa y su oprobio*. Alrey le pesa atin mésel castigo que Poseidn le ha enviado por su ingratitud. El dios habfa ayudado a Minos a convertirse en el rey de Creta, y este en vez de cumplir con el sacrificio solicitado, quiso engaiiar al dios. Poseidén, enfure- cido por la afrenta, decidi6 vengarse: la presencia del ‘Minotauro, una criatura cruel y monstruosa, serfa el ‘mejor castigo para tan terrible falta, Escaneado con CamScanner ardia encierraa los atenienses, los vis- para el sacrificio y los abandonaen una fifa itacién a la espera del funesto encuentro con el Minotauro, De pronto, se escucha con mayor ferocidad el rugido de la fiera abominable. Los caw tivos comienzan a sollozar al ofrlo, Se abrazan unos ‘on otros en el interior de la habitacién para darse ‘omsuelo, Teseo se pasea con firmeza de un lado a otro, tratando de calmar a sus compaiieros de in fortunio*. Alacercarse a la puerta, descubre unos ojos que lo observan por la abertura que utilizan los guardias para vigilarlos, Pero esos ojos no son de ningtin guardia. Son los de una mujer. -jQuién eres? —pregunta Teseo, una dulce voz responde desde el otro lado: -Mi nombre es Ariadna, soy la hija del rey. No me agrada saberlo —dice Teseo—, Sivienes a bur- larte de nuestra desgracia, -No se trata de eso —lo corta Ariadna—. Sécudn te- ble es lo que ha hecho mi padre. Lo lamento masde o que puedes imaginar, Me duele ver tanta muerte para complacer ‘aun monstruo. Querefa que todo esto terminara de una vez Quiero irme de aqut. Teseo escruta la mirada de Ariadna y ve que sus ojos no mienten. Entonces dice: Sitermino con el monstruo, gvendrds conmigo? Lamuchacha siente que el Destino esta de su parte, que Teseo ha venido a salvarla de su suerte y por eso ella quiere ayudarlo: le entrega una peque- fia espada y un ovillo. —Esto te ayudard a cumplir tu voluntad. Escondelo en tu ropa, Si atas el extremo del hilo en la entrada del Laberinto, sabrés cémo salir después de matar al Minotauro. Los jévenes se despiden con la promesa y la espe- ranza de volverse a ver luego del enfrentamiento entre Teseo y la bestia. Momentos después, el eco deun nuevo rugido lejano y ansioso del Minotauro cruza la noche. Lamaiiana ha llegado, Los atenienses son conduci: dos hasta las puertas gigantescas del Laberinto. Teseo es el primero en atravesar, con decision, las puertas que han tenido que mover cuatro hombres juntos. Apenas transpone el umbral, Teseo ata un extre- mo del hilo en una saliente de la pared y busca en- tre sus ropas la pequefia espada. Sin soltar el ovillo, desenrollandolo lentamente avanza por el primer pasadizo hacia su derecha. Betras de él se oyen los ‘gemidos de los otros jévenes atenienses. Teseo avanza con cautela. Los corredores s¢ de dénde llega la luz del sol, El Laberinto es inmenso. Falta poco para que el ovillo llegue su fin cuando Teseo presiente que ya no esté solo con sus compaiieros, Se da vuelta rapidamente. Desde el final del pasillo en el que se encuentran, una figura espanto- sa corre hacia ellos Echando vapor porla nariz de toro y espuma porla boca, bramando con los ojos como fuego, el ‘Minotauro llega hasta Teseo y se abalanza sobre él. ‘Teseo calcula el movimiento con cuidado, yen el momento preciso, salta hacia el costado, lonecesa- rio para esquivar la embestida*. Con furor, descarga toda la potencia de su pun sobre la cabeza dela bestia. El Minotauro tambalea un poco, Frena y se vuelve con rabia. Repite la acometida, Otra vez Te- seo consigue saltar de lado y descarga sobre la bestia uuno, dos, tres golpes, como si su brazo fuera la pode- rosa maza de un hertero, El monstruo tropieza. Esta apenas atontado, pero de su sien brota ya un hilo de sangre. Teseo aprovecha la situacién. Antes de que recupere fuerzas, salta hacia el Minotauro y Je hun de la espada en la garganta, El Minotauro cae sobre su espalda, Sus ojos van perdiendo brillo, hasta que por fin los apaga la sombra de la muerte, Cuando estan todos convencidos del triunfo, los: atenienses corren aabrazar a Teseo, a besarle las manos, Varios se hincan* ante él. No perdamas un segundo, amigos —los incita Teseo—. Todavia debemos alr del Laberinto y deestaisla aborrecida. Recoge entonces el pequefio resto del ovillo, que ha caido a tierra durante la lucha, y con premura lo va enrollando para deshacer el camino de entrada, ‘Una vez afuera, se encuentra con Ariad- na, se abrazan e inmediatamente salen corriendo hacia la playa. —iNo hay tiempo! —grita el héroe—. ;Debemos zarpar antes de que leguen las fuerzas de Minos! Unos instantes después, la negra nave de proa roja vuelve a cortar el agua rumbo a casa. Ariadna’ se abraza a Teseo en la cubierta y mira el horizonte, donde una nueva vida la aguarda, es --GLOSARIO-~--- hoc Minotauro: ser mitologi- co, con cabeza de toroy ‘cuerpo de hombre. roa: partedelantera de la embarcacion. bramido: la voz del toro eneste caso. vergilenza, culpa infortunio: desgracia, bifurcar: dividirse en dos ramales, ‘embestir: ir con impet sobre alguien oalge. hincarsesarrodilarse: Escaneado con CamScanner sea como fuere, Teseo hace el resto de| hundido en su tristeza. Que no hade Durante varios dias, el rey Egeo, padre ha escrutado el horizonte desde un acantilad co da indicaciones pata que la nave se dirija In isla de Naxos, donde buscardn provisiones y dlescansaran para luego continuar Viaje a Atenas, anden fuegos 0 ‘uego del arribo, los hombres encienden fueg : ts de Bian) recorren las cercanfasen procura de del extremo sur de Atica*. Al naval ena playa y recorre agua y viveres pata el resto de la travesfa. Con las ae ae ee ma otras mujeres, Ariadna busca algiin lugar donde mientaS ae 7 puedan pasar la noche, Tan cansada se siente, que cuando encuentra un sitio de pasto mullido, repa- rado por unas rocas, se recuesta y se queda profun: damente dormida. Aldespertar, Ariadna comprueba que ya es de mafiana. Se incorpora y aguza el ofdo en busca de las voces de sus compaiieros de viaje, Nada, antes de partir. Entonces corre hacia la costa, Hamando y gritando: Eley, desesperado frente a la supuesta m —jTeseo! del hijo, se arroja desde la altura de un acant No obtiene respuesta. En los lugares donde los y muere en las azules aguas del mar. Elmarq hombres encendieron los fuegos solo quedan ceni- desde ese dia, lleva su nombre. 22s, Hay rastros de movimiento en la arena, pero allfno estan las mujeres ni los hombres. Ariadna gira hacia todos lados para cerciorarse. Y con terror ‘Teconoce su situaci6n: ya no estd alli la nave, Otra vez busca, hurga® el espacio con sus ojos, Finalmen- tela ve. Lejos, muy lejos, rambo a Atenas, sin ella. de En Mitos en acci6n 2, Buenos: Laestacién, 2009. (Adapt revisar, En lacubierta de su barco, Teseo esta sombrio*, sabizbajo. No ha respondido a las preguntas de sus compatieros. Temerosos de enojarlo, de provocar suira, ellos han decidido no preguntar mas, Nadie sabrd nunca por qué el héroe abandoné a Ariadna ena isla de Naxos, Algunos dicen que no estaba enamorado de ella, sino de otra mujer. Hay quienes suponen, son losmenos, queal no poder encontrarla la dio por perdida, y resignado reemprendi el via- in dios se le apareci sfe sombrio: melancético, > Atica: region de la peninsula griega donde se encuentra Atenas afliccién: que causa tristeza, inquietud Escaneado con CamScanner Un mito quechua Jo a clilzacion quechua, D1osEs Y HOMBRES DE HuAROCHIRI edad, se decia que los hombres volvian al quinto dta después de haber os de escribir 1 los tiempos muy antiguos, cuando un home bre morfa, dejaban su cadaver, asi nomas, tal como habla muerto, durante cinco dias. Al térmi- no de este plazo se desprendia su anima “{Sio!", diciendo, como si fuera una mosca pequefia, Entonces la gente hablaba: “Ya se va a contem- plar a Pariacaca, nuestro hacedor y ordenador”, Pero algunos afirman, ahora, que en aquellos tiempos no existia atin Pariacaca y que el anima de los muertos volaba hacia arriba, hacia Yaurillancha. ¥ que, antes de que existieran Pariacaca y Carhuincho, los hombres apare- cieron en Yaurillancha y Huichicancha. Dicen también que, en aquellos tiempos, los muertos regresa- ban a los cinco dias. ¥ eran esperados con bebidas y comidas que preparaban especialmente para celebrar el retomo. “Ya regresé”, decfa el muerto, a la vuelta. Y se sentia feliz en compafiia de sus adres, de sus hermanos. “Ahora soy eterno, ya no moriré jamés”, afirmaba. Por esta causa, los hombres aumentaron, se multiplicaron con exce- so. ¥ era muy dificil encontrar alimentos. Tuvieron que sembrar en los Precipicios, en los pequefios andenes de los abismos. Vivian sufriendo. Y cuando era asi, tanto el padecer, murié un hombre. Su padre, sus hermanos y su mujer lo esperaron, Se cumpli6 el plazo, llegé el quinto dia y el hombre no se pre- sent6, no volvi6. Al dia siguiente, en el sexto, lleg6. Su padre, sus hermanos, su mujer lo esperaban muy enojados. Viendolo, su mujer le habl6 con ira: “Por qué eres tan perezoso? Los demas hombres llegan Goccncccocmm: ‘tiga. To, de este modo, inatilmente me has hecho esperar ; y la arrojé sobre el Y siguid mostrandose enojada. Alzo una coronta Paleo onal anima que acababa de llegar. Apenas recibi6 el galpe: “Si!” di- tien 1063 Behan es ciendo, zumbando, desapaecié, Se fue de nuevo, Desde entonces, otras obras, las novelas Los rios hasta ahora, los muertos no vuelven mas. . Profurdos, El sexto y Todas las san- 972s. El bro Dioses y hombres de Huarochiri es tn rm ce sh Bt bro Capitulo roel, en Dioses y hombres de Huarochif, “so tie, spins em traduccién del quechua de José Maria a, los mitos, doses y culto a lo el pueblo de Huarochi 2 ls dioses lication ett erteneciente a lacie ‘Andén: especie de escalén o descanso que, en la ladera de un monte, se prepar Pala ctivar Coronta: palabra quechua que designa a la mazorca del maiz que ya ha sido Escaneado con CamScanner

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