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Conferencia dictada por el Lic. H. Galván1 en el marco del encuentro” La juventud Dominicana y
el Rumbo del Pais” como parte de la celebración del Día Nacional De la Juventud.
La actividad fue convocada por la Fundación de Desarrollo Loma y Salud (FUNDELOSA) y la Red
Ambientalista por la Libertad, la Educación y la Salud (REALESA) 31 de enero de 2007, Centro
Bonó.
Seis de cada 10 dominicanos son pobres, 1 de cada cuatro niños menores de 5 años
es indigente. El 30% de los dominicanos no tiene suficiente ni siquiera para
alimentarse adecuadamente.
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Economista, investigador del CIECA, Editor de economía del Periódico Iniciativa
triunfaremos@gmail.com
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Hay 88 millones de jóvenes sin trabajo en el planeta. En nuestro país encontrar un
empleo de calidad resulta casi imposible al margen del clientelismo o de las
“relaciones”.
Además, los jóvenes no consiguen buenos trabajos. El sector informal registra hasta
el 93% de todos los puestos de trabajo disponibles para los jóvenes, los salarios en
este sector son un 44% más bajo que los de la economía formal y la protección
laboral y los otros beneficios sencillamente no existen.
Los jóvenes, sin oportunidades, con familias que se desintegran, sin atención
ninguna, son las victimas más propicias para caer en las redes de la delincuencia
menor, que se alimenta de la crisis social y económica y de la pérdida de los valores
morales. Los grandes delincuentes de saco y corbata, amparados en sus
multinacionales, sus partidos o sus iglesias, quedan siempre impunes.
De la educación no hay que hablar mucho, es una situación que todos aquí
conocemos.
Mientras tanto, nuestros niños estudian sentados en blocks y bajo árboles, mientras
nuestros desvergonzados gobernantes, se dan la gran vida de viaje en viaje, de
seminario en seminario, de fiesta en fiesta. ¡Apaga y vamonos.!
La falta de salud y seguridad social afecta sensiblemente a los más jóvenes y a los
niños. La falta de transporte y de energía eléctrica les impide estudiar con calidad.
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los medios de comunicación se les imponen gustos, rutinas, hábitos de consumo,
formas de operar tecnología y discursos, ajenos y muchas veces dañinos.
Pero entonces aparecen las subculturas juveniles, como el punk, el metal, el hiphop,
etc. como una forma de resistencia ante este fenómeno, que a su vez son
penalizadas y discriminadas.
Casi todo eso lo sabemos. Lo que no sabemos es cómo carajo vamos a salir de este
círculo vicioso al que nos han hecho entrar hace 5 siglos, y seguimos igual.
Lo que necesitamos saber ahora es la fórmula para salir de la trampa, para romper
el cerco, para superar el atraso, para matar lo viejo para que nazca lo nuevo.
Cuando se fundó la Sociedad Secreta “La Trinitaria”, Juan Pablo tenía apenas 25
años, para abril, Caamaño tenía 33.
Jesús Cristo, también. Murió de treinta y tres, y antes logró cambiar el mundo. ¿O
no?
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Y Allende, en la Alameda, una vez dijo: “Ser joven y no ser revolucionario es hasta
una contradicción biológica”. Y lo es.
La necesidad de abrirse un futuro por delante, sin tener que recordar o estar atados
a episodios tristes o vergonzosos hace también de esa etapa de la vida el elemento
apropiado para los cambios.
Pero el joven no está atado al pasado, mira al futuro con cierta esperanza, con cierta
ingenuidad. La vida lo espera y necesita entonces que sea cada vez mejor.
Faltan las limitaciones, las fronteras impuestas por los otros, faltan los respetos, y
que bueno.
Por conservador que sea el joven o la joven, tiene en su esencia algo de soñador,
algo de esperanza, de ansias de libertad. Le faltan penas, le faltan los pesares, las
angustias del pasado, las desesperanzas que tienen los viejos.
Le sobran las angustias del futuro, las incógnitas. Sabe que tiene el futuro por
delante; sabe que deberá enfrentarlo, se preguntará cómo.
Sabe que el futuro que viene le pertenece, necesita que sea mejor cada vez.
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Por esas y otras cosas, la juventud tiene un compromiso. A diferencia de las
generaciones anteriores, que tienen un compromiso con el pasado, las juventudes
tienen un compromiso con el futuro.
Cada generación tiene su tiempo y su espacio. Cada persona le toca una época, un
tiempo que debe aprovechar.
Corresponde a los jóvenes de ahora cumplir su papel histórico, su rol. El rol que una
vez cumplieron Duarte y los trinitarios, Luperón y los Restauradores, Los Gavilleros,
Los Expedicionarios y el 14 de Junio, Las Mirabal, los jóvenes coroneles y oficiales
constitucionalistas, la resistencia heroica de los 60’s y 70’s, en fin… El rol de la vida.
Vivir la vida dejando un rastro, y que sea una huella de dignidad y amor.
Por eso lo primero que les propongo es transformar la lógica si queremos cambiar la
realidad. Debemos pensar menos en lo posible y lo permitido, y más en lo necesario
y lo justo. En lo que queremos.
La clave para despertar está en nosotro/as mismo/as. Pero, para que nos decidamos,
primero hay que tener esperanza, y eso es lo que falta. Si el pueblo dominicano
despierta su esperanza malherida por tantas traiciones, y comienza a soñar y a
marchar tras sus sueños e ideales, justo como lo hizo tantas veces antes, no hay
nada, ni nadie que lo detenga.
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Creamos en que se puede y no temamos en cometer errores.
Durante la Conferencia
Mesa principal
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Vista parcial del público