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Introducción
Un punto inicial en esta materia es comprender a tres pensadores clásicos de la sociología: Karl
Marx, Emile Durkheim y Max Weber. En la siguientes lecturas usted podrá verificar que ellos
fueron los fundadores de las principales corrientes en sociología, y que de acuerdo al lugar
donde usted se sitúe para mirar a la sociedad podrá dar diferentes nociones sobre la
sociedad, la cultura, el cambio social, etc.
Al conocer las tres perspectivas podremos comprender que no hay una única manera de entender
a esta ciencia, y que la multiplicidad de miradas que presenta se constituyen en una particularidad
que brinda riqueza a al disciplina.
Por eso es importante que cada vez que aborde un nuevo concepto reflexione. Usted podrá
cuestionarse: “¿Y si esto lo abordáramos desde el punto de vista de Marx, qué sucedería?
¿Qué pensaría Durkheim sobre este punto? ¿Hablaría Weber sobre este tema o no sería
elemento de su análisis? Esta claro que también estudiaremos la posición teórica de otros
autores, pero en cada unidad volveremos sobre las tres perspectivas de análisis básicas.
En las primeras páginas del libro encontramos una breve definición de esta ciencia. Según
Macionis y Plummer, “sociología es el estudio sistemático, riguroso y científico de la sociedad
(Macionis y Plummer 2000: 4)” Sin embargo, esta definición parece ser demasiado general como
para quedarnos conformes con ella. Es decir, si siguiéramos esta caracterización al pie de la letra,
entonces no podríamos distinguir con precisión cual es el límite entre la Sociología y la Ciencia
Política, por ejemplo, o entre estas y la Antropología y la Historia. Intuitivamente podría decirse
que existen algunos puntos claros que diferencian a unas de otros; así por ejemplo, cualquier
persona podría describir a la Ciencia Política como una disciplina que se ocupa de cuestiones
relativas al Estado y al sistema político, con preocupaciones específicas que tocan a los partidos,
la representación, el poder y el conflicto; igualmente, podría indicar que la Antropología se orienta
al estudio y comprensión de la diversidad cultural, y la Historia analiza la cronología de los eventos
con una mirada hacia el pasado.
Sin embargo, estas descripciones no solo resultan ser sumamente escolares, sino que además
son incompletas e imprecisas. Lo que sucede es que, por una parte, cada una de estas disciplinas
es mucho más compleja de lo que usualmente se supone. Por otro parte, las ciencias sociales han
tendido en general hacia una convergencia de enfoques y campos de investigación; se han
enriquecido mucho a lo largo de los años, y por esto no han permanecido estancas ni en su forma
ni en su contenido. Así por ejemplo, hoy puede hablarse de una Antropología urbana, que en
mucho se diferencia de la Antropología clásica, y de hecho tiene algunos puntos de contacto con
lo que se denomina Sociología urbana; igualmente, podemos referirnos a la Sociología histórica,
que supone un eje de convergencia con la propia historia; y tal ves sea necesario recordar que
algunas ramas de la Sociología se han preocupado por los aspectos de la vida política en
sociedad, y especialmente por las dimensiones del conflicto y el poder.
Entonces, mas allá de la metáfora que se utilice, debemos acordar en que la sociología se
caracteriza por una forma de mirar a la sociedad y por una manera particular de formular
problemas. Y precisamente por esto es que los autores que trabajamos en la materia se
preocupan por definir ya en el primer capítulo lo que se ha dado en llamar la perspectiva
sociológica. Ellos mencionan en principio dos características generales de esta perspectiva:
Ahora bien, es importante dejar en claro que esas pautas de las que hablamos no son leyes del
tipo de las que formulan las ciencias naturales o la física; la ley de la gravedad se da siempre bajo
ciertas circunstancias (incluso es posible ensayarla y violarla en condiciones de laboratorio), pero
en sociología y en ciencias sociales esto no se cumple: es imposible predecir el suceso de un
evento social o la forma en que se desarrollara. Además, si fuera posible establecer leyes,
igualmente perderíamos de vista aquello que es característico y único en los hechos sociales, y
que es de particular interés para los investigadores: el sentido de la acción, los motivos y razones;
el aspecto significativo o simbólico de los procesos y sucesos. Para poner un ejemplo, digamos
que si existiera una ley social que explicarla el cambio tecnológico, por ejemplo, ésta podría
decirnos porque ese cambio ha sucedido, pero no diría nada acerca de cómo lo viven o sienten
las personas.
Por otra parte, es importante tener en cuenta que los postulados de la sociología muchas veces
contradicen al sentido común (prejuicios, creencias y tabúes que inconscientemente orientan
nuestro pensamiento y nuestra conducta) e incluso entran en conflicto con los postulados de la ley
del derecho y los dogmas religiosos. Esto sucede porque la sociología, en tanto ciencia, presenta
una perspectiva diferente sobre aquellos hechos que consideramos naturales o familiares,
mostrándonos por otra parte que la sociedad influye en nuestras acciones, decisiones y
sentimientos.
“[R]ecordemos que el poder del sentido común sobre la manera en que entendemos el
mundo y nos entendemos a nosotros mismos (la inmunidad del sentido común rente al
cuestionamiento, su capacidad para la autoconfirmación) depende de la índole
aparentemente autoevidente de sus preceptos. Esto descansa, a su vez, en la
naturaleza rutinaria y monótona de la vida cotidiana, que informa nuestro sentido común
y es al mismo tiempo informada por él. Mientras realicemos los movimientos habituales
y rutinarios que constituyen la mayor parte de nuestra actividad cotidiana, no
necesitamos demasiado autoexamen ni autoanálisis. Cuando se las repite mucho, las
cosas se tornan familiares, y las cosas familiares son autoexplicativas; no presentan
problemas ni despiertan curiosidad. En cierto modo, son invisibles1”
Llegada la parte final de esta lectura refirámonos ahora a lo que se entiende por una perspectiva
global en sociología. Debido a los cambios que se han producido durante el último cuarto de siglo
en nuestras sociedades, las ciencias sociales han tendido a incorporar en muchos de sus análisis
una mirada amplia sobre lo social, que busca reconocer los aspectos de influencia y
determinación mas haya de lo local; es decir, de las comunidades asiladas, los países o las
1
Zygmun Bauman: Pensando sociológicamente. Buenos Aires. Ediciones Nueva Visión. 1990. pp. 20
Claro que, en algún sentido, esta forma de mirar es solo una extensión lógica de lo que hemos
llamado la perspectiva sociológica. Las personas, los países y las sociedades se han modificado
profundamente por los efectos de la tecnología; de hecho, hoy se encuentran fuertemente
interconectados, por lo que el esfuerzo por comprender o explicar determinados hechos sociales
exige tener en cuenta estos vínculos y mutuas determinaciones. De esta manera, hoy la
perspectiva sociológica exige entender como este contexto global afecta al hombre, sus
decisiones y sus experiencias.
Esta ciencia trata con problemas de la realidad. El sociólogo y la sociología no se apartan del
mundo; no se sumergen en una biblioteca, sino que salen a la calle y se empapan de la realidad;
de hecho, la mayor parte del conocimiento social se produce no gracias a la lectura, sino a través
del contacto con la gente: mediante encuestas, entrevistas y observación. Claro que para saber
sobre sociología también hay que leer...
Y no debemos pensar que se trata de una disciplina para unos pocos. Cada uno desde su
profesión o carrera puede hacer uso de ella, a su modo. Existen muchos campos de investigación
e intervención con los cuales nos podemos sentir identificados. Por ejemplo, podemos hablar de
cierta sociologías que estudian: la ley y la sociedad, y dentro de este campo la criminalidad y la
delincuencia; algunos sociólogos investigan sobre el tiempo libre, el deporte y la recreación; otros
sobre el comportamiento colectivo, la protesta y los movimientos sociales. Existe una sociología
de las religiones, una sociología política, e incluso una sociología matemática y una sociología
militar.
Esto demuestra que de una u otra forma la mayoría de las profesiones o carreras universitarias
pueden incluir conocimientos de sociología, y que la razón de ello es que – en tanto ciencia social
– nos ayuda a entender mejor la realidad cotidiana en que vivimos.
Pero para incorporar este tipo de saber, tenemos que tomar el riesgo de dar “un paso atrás”; dejar
a un lado nuestros prejuicios y concepciones previas, para interpretar lo social NO desde lo que
nosotros creemos, sino desde el análisis y los conceptos. Lo importante, ante todo, es buscar un
ángulo distinto al que nos es familiar: desnaturalizar lo real; de-construir el saber; objetivar lo
objetivado.
Para cerrar este apartado, quisiéramos brindar un texto para la reflexión. Se trata de una cita en
extenso que aunque se refiere directamente a la filosofía se aplica de manera exacta al tópico al
cual nos estamos refiriendo.
“Ya Friedrich Waismann, pensador ligado al positivismo lógico, lo decía: “el filósofo es
un hombre que percibe grietas ocultas en la estructura de nuestros conceptos donde
otros no ven ante ellos más que la llana senda del lugar común.” Es cierto que
semejante actitud no es exclusiva de la filosofía; también la ciencia supone un alejarse
del lugar común, del conocimiento ordinario; solo que en la filosofía –inclusive en la
La verdad es que no existe una sola sociología. Es decir: no todos los que
se consideran sociólogos conciben a esta ciencia de la misma manera.
Hay quienes la estudian desde un plano contemplativo, plenamente
teórico, sin preguntarse ni cuestionarse acerca del uso que pueden darle; hay quienes en el otro
polo del continuo la piensan como una pura herramienta práctica, y en este sentido pretenden
utilizarla para realizar gestiones y tomar decisiones, ya sea en el nivel político, organizativo o
económico. Existen quienes por otro lado desean intervenir a través de la sociología, pero
2
Claudio Troncoso Baria, “Mundo y conciencia. Algunos aspectos de la fenomenología de Husserl”.
Conferencia en la Universidad de Concepción, Chile, 2005. El texto completo se encuentra disponible en:
http://www.gceis.cl/index.php?option=com_remository&Itemid=49&func=fileinfo&id=16
Puesto que se trata de diferentes formas de comprender a la sociología, esta claro que cada una
de estas miradas arroja sospecha sobre las otras; si nos paramos en una de las orillas, es
inevitable pensar que las demás formas de entenderla son incorrectas. En este sentido, estas
diversas concepciones compiten entre sí e incluso en ciertas instancias establecen puntos de
oposición.
Y sin embargo, la Sociología debe ser apreciada por nosotros precisamente por la riqueza que
presenta. Riqueza que no solo reside en los múltiples enfoques que ofrece para pensar lo social, o
en las dimensiones en que descompone al mundo cotidiano. La riqueza proviene también del uso
diverso que le podemos otorgar: sea como marco de reflexión, acción, transformación o
investigación.
De esta manera, vemos que la pregunta por la utilidad no puede darse a-priori (es decir, no puede
darse con anticipación, como si se tratara de una verdad definitiva). La utilidad de la sociología
debe caer en cada uno de nosotros. Entre tanto, personalmente preferimos valorarla desde un
punto de vista ético, reconociendo el valor que supone su visión reflexiva y el potencial
transformativo que a la vez posee.
Lo invitamos ahora a continuar con estas reflexiones a partir de la próxima lectura; recuerde
también ver el video que corresponde a esta fase de su estudio.
Emilio J. Seveso