Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
TRABAJO SOCIAL
PRESENTACIÓN
La alumna
2. TIPOS DE INDICADORES:
2.1. Indicadores simples: Por ejemplo, la tasa de analfabetismo y el acceso
al agua potable, ya que se refieren a atributos que se puede constatar su
presencia o nivel calidad en forma simple y empírica.
2.2. Indicadores complejos: Como clase social o prestigio, que requieren
un marco conceptual más complejo al ser un constructo teórico ambos y no
tiene una equivalencia empírica concreta.
ser que haya alternativas productivas; para las hijas, por el contrario, el
costo de la educación aparentemente no se justifica. Es una señal de que
posiblemente persiste la discriminación de género en la educación por
parte de algunas madres de los hogares de pobreza extrema en las
regiones estudiadas.
La inasistencia escolar entre niños y jóvenes de ambos sexos es un serio
problema social, pues crea discapacidades hacia el futuro en dicha
población; probablemente, esta caerá en un ciclo de transmisión
intergeneracional de la pobreza. Es importante insistir que, el problema
no consiste en la ausencia de servicios educativos, sino más bien en la
necesidad de que los hijos trabajen (especialmente los varones en el
medio urbano), y en el bajo valor otorgado a la educación de las niñas y
jóvenes en el medio rural, lo que se expresa en la menor disposición de
los padres a solventar los costos adicionales (por ejemplo, en útiles
escolares) de su educación.
Resulta pertinente analizar es la relación entre la educación (que, como
hemos visto, es muy heterogénea entre los pobres extremos) y los
ingresos. Una primera aproximación revela que el coeficiente de
correlación entre ingresos del jefe de hogar y sus años de educación para
toda la población muestral es de 0.37. Este coeficiente se eleva a 0.39 en
el caso de los varones jefes de hogar, y disminuye a 0.22 para las jefas de
hogar. Asimismo, el coeficiente es mucho mayor en el caso de los hogares
urbanos en pobreza extrema (0.235), que entre los rurales (0.129). Estos
datos indicarían que la educación "paga más" para los varones jefes de
hogares urbanos y "paga menos" para las mujeres jefas de hogares
rurales. Ello es comprensible, pues muchas jefas de hogar no trabajan y
dependen de los ingresos de sus hijos mayores y otros parientes El
trabajo voluntario es desempeñado fundamentalmente por estas, en
especial por quienes poseen mayores niveles educativos; si estas
declarasen trabajar, se tendería a subestimar los ingresos. Asimismo, por
la naturaleza de las ocupaciones en el medio rural, aunque la educación
2º Ocupación
En primer lugar se debe distinguir "empleo" y
"trabajo".
EI empleo alude a un trabajo formal,
dependiente y que debería incluir el acceso a
seguridad y prestaciones sociales (seguro de
salud, vacaciones y jubilación), aunque el
incremento de las contrataciones a destajo y los "service" han
vulnerado el acceso a estos derechos.
Un trabajo, es una actividad que genera un ingreso, pero que se
realiza en forma independiente o al interior de un negocio familiar o
empresa informal, lo que excluye al trabajador del acceso a
prestaciones y seguridad social.
La mayoría de la población en pobreza extrema cuenta con un trabajo,
pero carece de empleo. Esto es, trabaja en forma auto-empleada o
independiente, o es dependiente de una empresa informal, sea esta
familiar o no.
Aunque el concepto ocupación debería incluir ambos casos, se acerca más
al de trabajo, en el sentido de actividad realizada, lo cual no implica
necesariamente una relación con el ingreso.
Figueroa (1996) desarrolla un marco teórico para entender las distintas
3º Ingresos
Como es bien sabido resulta complejo estimar ingresos monetarios en una
población como la nuestra por tener altos niveles de inestabilidad laboral y
el peso del autoconsumo en la economía campesina. Los datos se basan en
los ingresos monetarios promedio del hogar (que incluyen ingreso por
trabajo, ventas y transferencias). Excluyen el autoconsumo y subsidios
(como alimentos y bienes donados u obtenidos sin costo del centro laboral).
Por ello el dato debe interpretarse como el nivel mínimo del ingreso real,
especialmente en el caso de los hogares rurales, donde la subestimación es
mayor.
Las diferencias en el ingreso familiar per cápita por género entre jefes de
hogar no son significativas pues, si bien los ingresos familiares totales son
5º Vivienda
El acceso a una vivienda adecuada no solo es
un reflejo de la capacidad de acumulación de la
familia, sino que constituye un bien básico que
posibilita capacidades y que incide en las
condiciones de salud y el desempeño laboral
de las personas. Dadas las diferencias ecológicas y culturales de las
regiones estudiadas, resulta difícil estandarizar el tipo de techo como un
parámetro comparativo entre los diferentes departamentos.
En Lima, las viviendas de los pobres extremos tienen en su mayoría techos
de estera (casi 40% tanto en las viviendas dirigidas por varones como por
mujeres) y, en segundo lugar, se encuentran los techos de calamina (17% a
18% para varones y mujeres jefas de hogar respectivamente).