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2004
¿POPULISMOS RECICLADOS O
NEOLIBERALISMO A SECAS?
EL MITO DEL “NEOPOPULISMO” LATINOAMERICANO1
Carlos M. Vilas
RESUMO
Nos anos recentes difundiu-se a expressão “neopopulismo” para referir-se a alguns governos que
implementaram as políticas recomendadas pelo chamado “Consenso de Washington”. O artigo discute a
pertinência dessa caracterização, que reduz a análise a determinados aspectos instrumentais ou parciais
dos respectivos governos em detrimento de seus objetivos e, em geral, o projeto político que implementaram
ou procuraram implementar. Argumenta-se que falar nesses casos de “neopopulismo” implica uma caracte-
rização ruim das experiências a que se refere, confundindo a natureza, os objetivos e as estratégias políticas
e sócio-econômicas do populismo latino-americano. Assim, inicialmente se resumem os traços principais do
populismo latino-americano. Em seguida, analisa-se a hipótese neopopulista em suas principais dimensões
e por fim realiza-se a discussão da hipótese neopopulista.
PALAVRAS-CHAVE: Populismo; neopopulismo; neoliberalismo; clientelismo; Argentina; México; Peru;
Menem; Salinas de Gortari; Fujimori.
Recebido em 12 de junho de 2003 Rev. Sociol. Polít., Curitiba, 22, p. 135-151, jun. 2004
Aprovado em 16 de outubro de 2003
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tica y el entramado institucional, entre otras dova), el populismo tuvo como rasgos constitu-
cuestiones. tivos principales una amplia movilización social;
la integración de las clases populares principal-
Desde una perspectiva teórico-metodológica,
mente pero no exclusivamente urbanas en un es-
la cuestión del supuesto neopopulismo va mucho
quema de articulación política multiclasista; la pro-
más allá del caso particular del populismo y de la
moción de una mayor diferenciación económica
mayor o menor proximidad de algunos regímenes
capitalista con énfasis industrializador, impulsada
políticos recientes a las experiencias históricas
desde un estado intervensionista dentro de una
consideradas hasta ahora como populistas. Alude
estrategia de economía mixta y no alineamiento
a la pertinencia, rigor y alcances de la llamada
internacional; de resonancias ideológicas nacio-
“elasticidad conceptual” (“conceptual stretching”)
nalistas; con una conducción fuertemente perso-
y a la relevancia de la transposición de un concepto
nalizada. El carácter policlasista constitutivo de
históricamente situado, con características cons-
los regímenes populistas no les impidió impulsar
titutivas bien definidas, a fenómenos enmarcados
políticas de fuerte sesgo popular, tanto por su
en escenarios que poco tienen que ver con aquéllos
contenido y alcances como por contraste con los
y cuyos rasgos constitutivos son presentados con
regímenes que les precedieron; políticas que con-
una llamativa ambigüedad. La hipótesis de un
tribuyeron a dotar de particular activismo el apoyo
neopopulismo latinoamericano también está direc-
proveniente de estos sectores, con el Estado actu-
tamente emparentada con la caracterización de los
ando como árbitro de las relaciones entre clases y
procesos llamados de transición a la democracia
grupos sociales.
por gran parte de la literatura respectiva, y a sus
dificultades para conceptuar adecuadamente la El populismo latinoamericano correspondió a
relación entre organización socioeconómica, un momento determinado del desarrollo capitalis-
procesos políticos y matrices institucionales. ta – predominio de la producción orientada hacia
el consumo final, industrialización sustitutiva de
De innegable relevancia, estas cuestiones
importaciones, mercados regulados, distribución
quedan fuera de los alcances del presente trabajo,
progresiva de ingresos, gestión estatal de variables
que se centrará en la discusión de la hipótesis
macroeconómicas consideradas estratégicas – que
neopopulista como pretensión de descripción y
poco tiene que ver con el capitalismo actual y en
conceptualización de los fenómenos referidos.
general con el de los últimos treinta o cuarenta
Lynch (2000) y Franco (1998) han llevado a cabo
años. Como todo fenómeno complejo – y no hay
certeras críticas al “estiramiento conceptual” y a
régimen social o político que no lo sea – el populis-
las limitaciones de los enfoques “transitológicos”,
mo tuvo dimensiones e ingredientes políticos, ide-
respectivamente; la calidad de estos trabajos me
ológicos, discursivos, estructurales, estilos de lide-
releva de mayores desarrollos sobre esos asuntos.
razgo, etc. que posiblemente no fueron originales
El artículo enfoca a los regímenes populistas en sí mismos o aisladamente considerados, pero
y a los pretendidamente neopopulistas como pro- cuya peculiar combinación dio origen a nuevos
yectos de poder y de conducción política. Presta rasgos y definió la caracterización específica del
atención a las características, instrumentos y conjunto.
procedimientos de gestión y al tipo de políticas
La lealtad popular al Estado estuvo alimentada
públicas implementadas por determinados gobier-
por políticas que promovieron la redistribución de
nos, pero lo hace prestando particular atención a
los ingresos y una disminución (y metamorfosis)
los objetivos perseguidos en materia de desarrollo,
de las disparidades sociales. La redistribución
bienestar y dominación social.
obedeció tanto a las demandas sociales (muchas
II. EL POPULISMO LATINOAMERICANO2 de ellas preexistentes al populismo y sistemá-
De acuerdo a su caracterización predominan- ticamente reprimidas o ignoradas hasta entonces)
como a las necesidades de acumulación del capi-
te en la sociología y la ciencia política latinoame-
ricanas (Germani, di Tella, Weffort, Quijano, Cór- talismo local. La distribución del ingreso y el estí-
mulo al consumo popular y a la producción para
alimentar ese consumo – en síntesis, la promoción
2 Lo que sigue es una síntesis apretada de Vilas (1988;
del mercado interno – correspondieron a una eta-
1994).
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general vinculados a los organismos financieros Al contrario, parte central de sus textos se refiere
multilaterales que desde la década de 1980 tuvieron a las “insospechadas afinidades” (WEYLAND,
gravitación en las políticas de ajuste macroeco- 1996) entre populismo y neoliberalismo. A partir
nómico en varios países de la región – redujeron de esto resulta posible extender el nuevo concepto
el populismo a un conjunto de políticas monetarias a cualquier tipo de escenarios (WEYLAND,
y de gasto público. De acuerdo a este reduccio- 1999)4.
nismo fiscalista el populismo sería un régimen
Dresser (1991) fue posiblemente la primera en
económico que, al enfatizar el crecimiento y la
denominar como neopopulistas a algunos ingre-
distribución del ingreso, descuida los peligros de
dientes políticos de las reformas neoliberales im-
inflación y déficit fiscal, las restricciones exter-
pulsadas en México durante la presidencia de Car-
nas y las reacciones de algunos actores del mer-
los Salinas de Gortari. Dresser puso la mira en el
cado a la regulación estatal (por ejemplo, SACHS,
Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL)
1989; DORNBUSCH & EDWARDS, 1990; 1991).
– un conjunto de políticas y acciones de contención
El populismo sería, de acuerdo a esto, una mala
y promoción social de fuerte focalización en los
política macroeconómica. El parcelamiento
grupos más vulnerables ejecutadas directamente
conceptual de un “populismo económico” dife-
por el Presidente de la República – y a su relevancia
rente y de hecho sin relación necesaria con un
para fortalecer la legitimidad de un gobierno cues-
“populismo político” refleja la separación entre
tionado por denuncias generalizadas y verosímiles
política y economía típico de la teoría neoclásica
de fraude electoral. El alto perfil de Salinas en este
que también fue adoptada por los estudios
programa, que dependía directamente de la Presi-
“transitológicos”. Este reduccionismo desconoce
dencia de la República, y el sistema de toma y
que la política de flexibilidad fiscal y “presupuesto
daca entre las agencias gubernamentales y los
blando” (en el sentido de Kornai) ni es exclusiva
destinatarios de las políticas, fueron interpretados
del populismo, ni fue implementada por todos los
por Dresser como una reedición de prácticas popu-
regímenes populistas. El manejo de la economía
listas que, además de aquel objetivo, buscaban me-
pública fue equilibrado durante el populismo
jorar la gobernabilidad del proceso de reformas
varguista, mientras que sí incurrió en fuertes
neoliberales. Posteriormente a Dresser, otros au-
desequilibrios el gobierno de la Unidad Popular
tores recurrirían a similar caracterización (por
chilena (1970-1973), erróneamente tildado de
ejemplo, GIBSON, 1997; KNIGHT, 1998).
populista por el reduccionismo de Dornbusch y
Edwards (PEREIRA, 1991, p. 7-9). Es posible La sorpresa que produjo en algunos autores
agregar, en este último caso, que el descalabro vinculados a los estudios sobre “transiciones a la
fiscal no se debió tanto a un mal manejo de las democracia” la victoria electoral de Alberto
variables respectivas sino al clima de intensa Fujimori en Perú en 1990 condujo a un nuevo
confrontación política que signó a esa experiencia. estiramiento conceptual para dar cuenta de lo ines-
La crisis fiscal y económica fue simplemente un perado. Con su marginalidad respecto del sistema
capítulo de una estrategia política impulsada o al político partidario, las manipulaciones
menos avalada por el gobierno de Estados Unidos institucionales a partir del autogolpe de abril 1992,
y que culminaría con un golpe de Estado y la el importante apoyo recibido de manera sostenida
instauración de una dictadura militar. desde prácticamente todos los segmentos de la
sociedad peruana, y la promoción de un drástico
Las concepciones sesgadas o reduccionistas
esquema neoliberal, Fujimori se convirtió en todo
del populismo abonaron el camino para la formu-
un desafío para gran parte de la Sociología Políti-
lación de la hipótesis neopopulista. Los autores
ca. Los rasgos individuales más aparentes de la
que se ubican en esta posición comparten la reduc-
personalidad del dirigente fueron el punto de par-
ción del populismo a su ingrediente de liderazgo
tida para un pastiche conceptual que, curiosamen-
fuertemente personalizado, al que agregan la pro-
te, hizo carrera. La parecida combinación en tres
moción de prácticas clientelistas para abonar el
apoyo que el dirigente reclama, y obtiene, de las
masas populares. El hecho de que los dirigentes a
los que se refieren hayan impulsado estrategias 4 Quince años antes Jessop et alii (1984) habían extendido
macroeconómicas y ejecutado políticas de signo el concepto de populismo al gobierno neoliberal de Margaret
opuesto a las del populismo les resulta irrelevante. Thatcher.
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latinoamericanos (por ejemplo, VILAS 1988; como neopopulistas. En el caso de Salinas de Gor-
NUN, 1995; NOVARO, 1996; QUIJANO, 1998; tari hubo, de ser ciertas las alegaciones, un fraude
LYNCH, 2000). Aunque desde perspectivas vari- electoral que inhibió la victoria de la oposición de
adas y poniendo énfasis en diferentes cuestiones, centro-izquierda que poco después devendría en
estos trabajos coinciden en señalar la deficiente Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ni
comprensión del fenómeno de base – el populismo Salinas renegó de su condición de candidato del
– en la formulación de la hipótesis neopopulista. PRI, ni ésta fue cuestionada por nadie. El recurso
En lo que sigue argumentamos que también está al PRONASOL le permitió recuperar legitimidad
presente una mala caracterización de los regímenes frente a los sectores más empobrecidos que
a los que se considera neopopulistas. No sólo los posiblemente votaron en 1988 por la oposición;
populismos históricamente situados, sino también este programa fue parte de un conjunto más am-
los pretendidos neopopulismos, son mucho más plio de decisiones heterodoxas desde la perspecti-
que un estilo de conducción política personalista, va de la tradición priísta que incluyeron ampliación
un estilo discursivo o una política fiscal del espacio institucional de acción de la Iglesia
sistemáticamente deficitaria. Planteamos asimismo Católica, redefinición de las relaciones con Esta-
que la hipótesis neopopulista practica una dos Unidos, acotamiento del margen de maniobra
generalización excesiva de sus premisas en cuanto de las organizaciones sociales priístas, sanciones
pretende abarcar un número de experiencias que penales iniciales a algunos miembros del
tienen muy poco de sustantivo en común. establishment financiero incursos en maniobras
especulativas fraudulentas.
IV.1. El argumento de la crisis institucional
Tampoco hubo crisis institucional, aunque sí
En el origen de estos regímenes se encuentra,
un tensionamiento de la gobernabilidad, en el caso
según los autores que sustentan la hipótesis, una
de Carlos Menem en 1989. La pérdida de control
crisis de representación, entendiendo por tal la
sobre el comportamiento de las variables macro-
pérdida de caudal electoral de los partidos políti-
económicas y la derrota electoral cuestionaron la
cos tradicionales y el desplazamiento de las
capacidad del gobierno de Raúl Alfonsín de
adhesiones políticas hacia nuevos referentes. Se
conducir el país hasta el momento constitucional-
trata de una simplificación de un tema complejo
mente fijado para la sucesión presidencial; por tal
sobre el cual existe un cuerpo amplio de literatura
motivo, se convino entre las representaciones
(por ejemplo, PITKIN, 1967; COTTA, 1982;
parlamentarias de los partidos políticos reformar
MANIN, 1992; 1995; LEFFORT, 1992; PORRAS
el calendario respectivo y adelantar la iniciación
NADALES, 1996; etc.) y que en sus términos
del mandato del doctor Menem, quien había tri-
modernos se remonta posiblemente a Edmund
unfado encabezando la fórmula presidencial del
Burke y sus debates con algunos contemporáneos.
Partido Justicialista. La crisis financiera e
Referida al Estado en tanto estructura de poder,
hiperinflacionaria que enmarcó esta coyuntura fue
tiene que ver con una pluralidad de cuestiones que
procesada por los actores políticos y partidarios
incluyen los criterios de legitimación del poder
convencionales de acuerdo al funcionamiento
político, sus modalidades de organización, los
institucional previsto en la constitución.
objetivos que se persiguen y el modo en que éstos
se definen, la forma de elegir y renovar a quienes También fue decisiva en el ascenso político
desempeñan determinadas funciones de poder. La inicial de Fujimori la operación de los mecanis-
volatilidad del comportamiento electoral, aún en mos institucionales, y puede incluso afirmarse que
sistemas de democracia representativa, no siempre la relación entre el triunfo de Fujimori y la crisis
es el mejor indicador de la existencia de una crisis del sistema político peruano es inversa a la que
institucional. Una crisis de representatividad plantea la hipótesis neopopulista, bien que con el
partidaria tampoco se proyecta necesariamente telón de fondo de la enorme frustración democrá-
como crisis de la representación política, aunque tica que arrojó como saldo la gestión presidencial
ciertamente pone en cuestión una forma particu- de Alan García. La deslegitimación del sistema
lar de ella. político partidario hizo eclosión después y como
consecuencia de la victoria electoral de Fujimori,
No queda claro que tal cosa haya estado pre-
y no al revés. Varios estudios encontraron niveles
sente en la gestación de los regímenes definidos
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crecientes de participación electoral de los pobres Olfato, espíritu de supervivencia, craso oportu-
urbanos a lo largo de la década de 1980, que ponen nismo o lo que fuere, es algo que se registra
en duda la hipótesis de una deslegitimación amplia siempre que se suscitan estos cambios rápidos en
de la política representativa desde la perspectiva las preferencias de la gente y en las consiguientes
de las clases populares (TUESTA SOLDEVILLA, modificaciones de los escenarios institucionales.
1989; 1994; DURAND, 1996)6 . El triunfo de La ejecución de programas de contención social
Fujimori en el ballotage de 1990 contra la opción y de emergencia orientados hacia los segmentos
derechista de Mario Vargas Llosa fue posible por poblacionales de mayor vulnerabilidad, las altas
las contribuciones electorales del Partido Aprista tasas de crecimiento del producto y la reducción
Peruano (PAP), de Izquierda Unida y de otras de la inflación reforzaron la instalación de la figu-
denominaciones de izquierda. ra presidencial en el mundo de la pobreza.
Es recién a partir de la instalación de Fujimori IV.2. El liderazgo “neopopulista”
en la Presidencia, con la consiguiente redefinición
El tipo de teoría política que se enseña en
de alianzas, que el sistema partidario y el Parla-
muchas universidades de Estados Unidos contri-
mento comienzan el desbarranque. Fujimori se
buye poco a una comprensión adecuada de la po-
quedó con los votos prestados por el PAP y las iz-
lítica tal como ella es en realidad, y en particular a
quierdas y la capacidad de esos partidos para blo-
entender la cuestión del liderazgo. Sea que se
quear desde el Parlamento decisiones del nuevo
enfoque la política como un asunto de elecciones
Presidente sumó descrédito sobre ellos. El auto-
individuales descontextualizadas, o desde un enfo-
golpe de abril de 1992 con la disolución del Con-
que más o menos marxista de conflictos entre
greso y la destitución de la Corte Suprema de
actores colectivos, desde una perspectiva de ges-
Justicia, la autonomía acordada al Ejército en su
tión institucional, desde un paradigma pluralista
enfrentamiento contra el Sendero Luminoso y el
de competencia entre grupos, o a partir del viejo
MRTA, la captura de Abimael Guzmán en septiem-
enfoque conductista, el papel de la conducción
bre de ese mismo año, agregaron créditos a una
no aparece por ningún lado. La fuerte gravitación
gestión de mano dura con el terrorismo y la
de estos enfoques en la Sociología Política latino-
corrupción política tradicional y abonaron el tri-
americana implicó un traslado de estas limitaciones
unfo en las elecciones para un nuevo Congreso a
a un número lamentablemente grande de autores.
fines de ese mismo año7.
La reaparición de dirigentes políticos de gran ar-
El desplazamiento del electorado desde los par- raigo social, su capacidad para alterar las modali-
tidos tradicionales hacia Fujimori involucró simi- dades de desarrollo de los procesos políticos, su
lar mudanza de una cantidad grande de dirigentes habilidad para modificar correlaciones de poder,
de segunda línea, autoridades municipales, cua- fueron recibidos con una mezcla de sorpresa, preo-
dros locales, que vieron en la mutación la posibili- cupación y desconfianza que dificultó la compren-
dad de preservar sus propios espacios de poder. sión de estos personajes y sobre todo de las
condiciones que los hicieron posibles.
Las situaciones de crisis severas provocadas
6 Los estudios se refieren a la ciudad de Lima y destacan la
por causas variadas – guerras, descalabro de la
reducción tanto del ausentismo electoral como del voto en
economía, revoluciones – son proclives a la
blanco en los distritos de mayor pobreza y de trabajadores
asalariados. Cameron (1994) ofrece una perspectiva un poco concentración de la autoridad política – entendien-
más matizada. do por autoridad al poder dotado de legitimidad –
7 No siempre se destaca que las tropelías institucionales en dirigentes que agregan a las facultades y
de Fujimori no le fueron gratuitas en términos electorales. competencias del marco institucional, otras de tipo
Mientras que en la segunda vuelta de las elecciones extraordinario avaladas por el consenso que de
presidenciales de 1990 la coalición fujimorista sumó más diversas maneras obtienen de sectores amplios de
de 62% de los votos emitidos, en la elección para el la población. Es ésta una situación que se registra
“Congreso Constituyente Democrático” en noviembre en una variedad de escenarios, niveles de desarrollo
1992 esa misma coalición recogió poco más de 49%, y
e ideologías. La superación de la crisis y la
52,3% en el referéndum constitucional de diciembre 1993.
Recién en 1995 Fujimori recuperó el nivel de apoyo electoral reanudación de un camino normal está asociada
de 1990; obtuvo la reelección con 64% de los votos y una al surgimiento de un “piloto de tormentas” que se
distancia de más de cuarenta puntos respecto del segundo. haga cargo de los asuntos públicos y saque la nave
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adelante. En diferentes momentos del siglo veinte riormente ganó su candidatura presidencial
se desempeñaron así Churchill y Franklin D. venciendo en las elecciones internas del Partido
Roosevelt, Charles de Gaulle y Konrad Adenauer, Justicialista a quien era Presidente de ese partido
Stalin, Hitler y Mussolini, Kemal, Mao y Fidel y gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Castro... y por supuesto dirigentes populistas Salinas de Gortari debutó en la política electoral
como Perón, Velasco Ibarra o Vargas cuando devino candidato presidencial, pero en las
dos gestiones gubernamentales previas había ocu-
Algunos de estos líderes cuentan con una lar-
pado posiciones de alto nivel, así como cargos
ga trayectoria política en los marcos del sistema
partidarios.
institucional; otros en cambio son de ingreso
reciente a la escena política, en la que se instala IV.3. ¿Clientelismo?
generalmente una pérdida de confianza del públi-
Los estudios sobre el populismo pusieron de
co en los actores políticos más tradicionales. Esto
relieve lo que éste significó como transformación
último tiene lógica: si se afirma la existencia de
del “sujeto popular” desde una situación de masa
una crisis de representación de los partidos políti-
a una condición de clase. El pueblo del populismo
cos y la institución parlamentaria en el origen de
fue un conjunto organizado a partir de coordena-
la hipótesis neopopulista no debería extrañar el
das provenientes del mercado de trabajo: sindica-
surgimiento de nuevos líderes provenientes de
tos, organizaciones campesinas, partidos políti-
otros ámbitos: los medios de comunicación, el
cos de reverberaciones clasistas, u otras. El tipo
deporte, la música, las fuerzas militares o de
de relación que se registró entre esas
seguridad. Si algo es incompatible con una sociedad
organizaciones y varias agencias gubernamentales
organizada, es la ausencia de conducción. Antes
(por ejemplo las secretarías o ministerios de Salud,
o después las crisis de los mecanismos
Asistencia Social, Relaciones Laborales)
institucionales de representación son recompuestas
contribuyeron a dotar al populismo de rasgos que
por la aparición de estos nuevos liderazgos.
algunos observadores emparentaron con el
Algunos autores se han referido a estos exitosos
corporativismo, en cuanto modo de articulación
personajes como outsiders de la política: figuras
entre dinámica social, actores de la economía y
públicas que llegan a competir por el poder a par-
conducción política estatal (PICÓ, 1987; JESSOP,
tir de prestigios construidos en otros ámbitos
1992; SCHMITTER, 1992).
(LANDI, 1995). El mote tiene valor casi exclusi-
vamente metafórico, ya que la mayoría de ellos El fuerte encuadramiento organizativo de un
triunfó como culminación de una carrera política pueblo que adquiría identidad política a partir del
relativamente prolongada (VILAS, 1995). mundo del trabajo y de las políticas estatales
diferenció también al populismo de las variantes
En este punto se revela una de las mayores
tradicionales del clientelismo. La típica relación
fragilidades de la hipótesis neopopulista: preten-
individualizada patrono-cliente de la sociedad
der generar un concepto general a partir de un
oligárquica (por ejemplo, SCHMIDT et alii, 1977;
caso particular – el de Alberto Fujimori. Ni Carlos
MOUZELIS, 1985; ROBLES, 2000) fue sustituida
Salinas de Gortari, ni Carlos Saúl Menem, encajan
por una relación fuertemente mediada por esas
en el caso peruano. Ambos eran veteranos en las
organizaciones; la típica imagen populista del diri-
lides políticas de sus respectivos países cuando
gente hablando desde un balcón a una plaza
accedieron a la máxima conducción política de
saturada de simpatizantes era el instante periódi-
México y Argentina. La crisis fiscal y financiera
camente reiterado de una relación construida ante
argentina de 1989, de la que surgió Menem como
todo con las organizaciones categoriales y políti-
salvador de la patria se procesó y superó por
cas. El discurso del dirigente machacaba en el
mecanismos constitucionales diseñados para
carácter de conquistas de nuevos derechos de los
situaciones de emergencia – como volvería a
beneficios conseguidos: derecho a la organización,
ocurrir tras la crisis de fines de 2001. Carlos
al trabajo, a la educación y la salud, a un salario
Menem había adquirido notoriedad en la política
justo, a la tierra... El populismo contribuyó así a
argentina desde inicios de la década de 1970; fue
la transformación de un pueblo de clientes o de
electo gobernador de su provincia natal (La Rioja)
súbditos en pueblo de ciudadanos, a lo largo de
en 1973 y en 1976 fue encarcelado por la
un proceso de fuerte conflictividad.
dictadura militar. Al concluir ésta volvió a ser electo
gobernador de la provincia de La Rioja; poste- Al contrario, la relación líder-masas carece en
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brindado por los grupos sociales de mayores mínimo de estabilidad y seguridad, y la fantasía
ingresos, y en particular por los vinculados al gran de un futuro menos perverso. Y es también el
poder económico. El voto populista nunca fue precio que entregan gustosos los poderosos del
exclusivamente obrero o popular (en sentido so- mercado, como condición política para el
ciológico amplio), pero lo fue en un sentido clara- restablecimiento de la normalidad de los negocios,
mente mayoritario que se agregó a otras mani- la previsión en las transacciones o la ampliación
festaciones de incuestionable y coincidente senti- de los espacios de acumulación. Como el Leviatán
do9. Las clases medias y altas siempre oscilaron de Hobbes, el Estado es total y todopoderoso, y
entre la desconfianza y la oposición, tomando los no existen defensas respecto de él, ni hay más
beneficios que les reportaba la expansión de la derecho que los designios de quien ejerce el
producción orientada al mercado interno, la polí- poder10.
tica crediticia, el crecimiento del consumo y
En la construcción de ese sistema de poder
agraviándose de las incursiones autoritarias del
algunas organizaciones políticas y sindicales que
régimen, del sistema de precios relativos, de la
habían tenido gravitación importante en las
nueva presencia institucional y social de los de
experiencias populistas del pasado desempeñaron
abajo, del mayor poder negociador de los sindica-
papel estratégico. Tanto en México con Salinas
tos, de la irreverencia de los recién llegados. Lo
de Gortari, como en Argentina con Menem, el PRI
novedoso del pluralismo electoral de los pretensos
y el Partido Justicialista funcionaron como eficien-
neopopulismos fue, al contrario, la entusiasta
tes máquinas electorales que aportaron caudales
adhesión de los sectores más acomodados de la
de votos de decisiva importancia en la aritmética
sociedad, empezando por los que habían cons-
de los respectivos comicios. Las grandes orga-
tituido los encuadramientos electorales de las
nizaciones sindicales (la CGT argentina, la CTM
opciones conservadoras y liberales. Las coalicio-
mexicana) resultaron instrumentos vitales para la
nes electorales de estos regímenes agruparon a
consolidación en el poder y la gestión guberna-
los más pobres junto con los más ricos, algo que
mental subsiguiente de ambas experiencias –
tiene poco que ver con las constelaciones
aunque en ambos casos el impacto de las accio-
electorales del populismo.
nes de gobierno en sus bases sociales incidiría en
Con mayor fuerza en unos casos que en otros, el debilitamiento posterior de estas organizaciones
la falta de mediación institucional o corporativa y en el rápido retroceso de su capacidad tradicio-
en la relación líder-masas – a la que también nal para ejercer influencia en la elaboración de
contribuyó el manejo de los medios masivos de políticas públicas más equilibradas. La burocra-
comunicación – dotó a la experiencia de un cierto tización de estas organizaciones – en el sentido
perfil leviatanesco. Los escenarios emergentes de weberiano del término – y su creciente subordi-
la crisis y del ajuste neoliberal se parecen mucho nación como aparatos del Estado no fue repenti-
al estado de naturaleza descrito por Thomas na. En lo que toca a Argentina, así se comportó la
Hobbes. No tanto por esa especie de “sálvese quien CGT en las postrimerías del primer gobierno
pueda” y “guerra de todos contra todos” que se peronista y durante su regreso de 1970-1973; en
lleva a cabo en situaciones de hiperinflación, crac general, las organizaciones sindicales del
financiero, violencia terrorista y competencia peronismo sólo excepcionalmente desplegaron
despiadada por la captación de recursos básicos enfrentamientos abiertos con los gobiernos,
insuficientes y por el aprovechamiento de oportu- incluyendo a los gobiernos militares del periodo
nidades escasas, sino por la vinculación directa, 1966-1973. En lo que respecta a México, el viraje
carente de mediación institucional que se establece impreso por Salinas de Gortari tiene claros prece-
entre los desposeídos y los poderosos. En estos dentes durante el sexenio de Miguel de la Madrid
escenarios el poder deviene absoluto; es el precio (1982-1988), durante el cual el disciplinamiento
que los de abajo deben pagar a fin de alcanzar un tradicional de las organizaciones sociales respecto
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del Estado no ofreció fisuras relevantes. del Partido Justicialista en México y Argentina,
hasta la derrota de Sendero Luminoso en Perú,
Este conjunto de elementos indica que, además
pasando por el perfil transgresor de algunos de
de los elementos de ruptura y confrontación que
estos dirigentes y su promoción mediática. Se ha
en materia de proyectos políticos, macro-
señalado ya que la estabilidad monetaria o al me-
económicos y macrosociales distinguen al
nos la superación de los episodios hiper-
populismo del llamado neopopulismo, existieron
inflacionarios, así como los programas de com-
algunos ingredientes de continuidad. En particu-
bate a la pobreza, tuvieron impacto electoral posi-
lar el apoyo electoral inicial a este último debe
tivo. Pero es poco más que especulaciones lo que
mucho a la subordinación de aparatos organi-
se puede agregar dada la ausencia de información
zativos y máquinas electorales, y de la simbología
sistemática o de estudios específicos. No puede
tradicional, a una estrategia de acumulación y de
afirmarse sin más que el voto popular estuviera
ejercicio del poder político de claro contraste con
motivado por las reformas – como aseguró con
los referentes históricos del populismo. Al mismo
mucho entusiasmo y pocos datos la literatura vin-
tiempo esta continuidad por encima de contenidos
culada al Banco Mundial (por ejemplo, HAGGARD
ideológicos o doctrinarios permitió sortear las
& WEBB, 1994) – pero es evidente que las refor-
tensiones institucionales provocadas por la crisis
mas y su impacto negativo en materia de distri-
económica y política que enmarcó al surgimiento
bución de ingresos y calidad de vida no fueron
de estas experiencias. Lo mismo que el PAP y las
obstáculo para que los más pobres votaran en el
organizaciones de izquierda en el Perú de 1990,
mismo sentido que los más ricos.
que apoyaron a Fujimori en la segunda vuelta
electoral para prevenir el triunfo de Mario Vargas IV.5. El diseño global del régimen
Llosa, los sindicatos devenidos desde mucho an-
De la mano del reduccionismo, la hipótesis
tes en aparatos de Estado, y las máquinas
neopopulista revela su incapacidad para entender
electorales del PJ y el PRI, fueron el puente
los fenómenos complejos; practica un enfoque
institucional que permitió transitar de un tipo de
descriptivo pero también parcial – una simple
capitalismo en crisis a otro que se prometía más
agregación de aspectos aislados del contexto del
exitoso.
que forman parte y al que el propio régimen
IV.4. Apoyo electoral y reformas neoliberales contribuye a conformar. La jibarización del
populismo a discurso, manipulación y control de
La hipótesis neopopulista esgrime como otro
masas a través de los medios, “deja fuera exacta-
de sus argumentos el voto de los más pobres en
mente lo que debe ser estudiado y debatido: los
apoyo de gobiernos o líderes que ejecutaban drás-
intereses sociales en juego, las relaciones de fuerzas
ticas reformas neoliberales. Mientras que en el
políticas entre tales intereses” (QUIJANO, 1998).
pasado este tipo de reformas había estado
De otro modo carece de sentido llamar neo-
enmarcado por regímenes militares, fraude
populistas a regímenes o liderazgos políticos
electoral, u otras medidas de acotamiento de la
neoliberales que tratan de destruir sistemáticamente
democracia representativa, y unos cuantos
todo aquello que fue conseguido por las luchas
regímenes populistas fueron violentamente
populares y bajo regímenes nacional-populares.
derrocados para dar paso a la ejecución de políti-
En lo que el populismo significó de desarrollo de
cas que hoy llamamos neoliberales, esas políticas
un capitalismo con distribución de ingresos y
son promovidas ahora por regímenes de demo-
amplia organización popular, estos regímenes
cracia representativa.
promueven la concentración del capital, el
La calidad efectiva de estas democracias ha desmantelamiento de servicios públicos estatales,
sido discutida en otros lugares (por ejemplo FRAN- la desmovilización popular y el debilitamiento de
CO, 1998; VILAS, 1999). Simplemente debe las condiciones sociales para el ejercicio de la
señalarse aquí que no existen estudios que avalen ciudadanía. En lo que el populismo fue parti-
con datos que ese apoyo electoral fuera suscitado cipativo, estos regímenes son autoritarios; el efecto
por una intelección ciudadana acerca de las social y políticamente integrador y movilizador del
ventajas y beneficios de una reorganización populismo es en estos regímenes desmovilización,
neoliberal de la economía y de la sociedad, y no marginación y fragmentación; la promoción de
por otros motivos: desde la existencia de un im- grandes organizaciones de clase es ahora
portante núcleo de “voto duro” a favor del PRI y individuación forzosa de las relaciones sociales;
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el capitalismo productivo con distribución de escenarios de crisis, fragmentación del tejido so-
ingresos y crecimiento del empleo fue remplazado cial y desmovilización popular, configuran esos
por la desindustralización, el deterioro de los mer- regímenes políticos que por recurrir periódica-
cados de trabajo y la especulación financiera; el mente a elecciones siguen siendo considerados
Estado regulador fue transformado en Estado democracias, pero por su manipulación de las
privatizador. instituciones y por su infrecuente concentración
de poder son adjetivadas como delegativas –
Podría uno decir: mucho neo y poco popu-
aunque muy a menudo se esté en presencia de
lismo. Pero tampoco mucho de neo, porque los
usurpaciones consentidas más que de delega-
contenidos centrales de las políticas ejecutadas por
ciones.
estos regímenes forman parte desde hace más de
medio siglo del repertorio de preferencias de buena Tampoco hay un sesgo ideológico ineluctable
parte de las élites económicas latinoamericanas y en estas democracias delegativas. Los casos que
de las recomendaciones de los organismos finan- sirvieron de referencia a la elaboración del concepto
cieros multilaterales. Lo interesante del caso es (Salinas, Menem, Fujimori) son claramente de
que esas propuestas hayan podido ser insertadas derechas, pero la política latinoamericana brinda
en los procesos electorales e implementadas por también ejemplos de otro perfil. Tenemos el caso
gobiernos surgidos de ellos, para dar cuerpo a lo de Hugo Chávez en Venezuela, y más reciente-
que ha venido en denominarse democracias de mente, e hipotéticamente, de Lucio Gutiérrez en
mercado. Más allá de lo que indica de sorpresa, el Ecuador. En ambos están presentes los elementos
prefijo neo no refiere a algún rasgo novedoso y formales que definen a este tipo de régimen: res-
diferencial de los regímenes supuestamente neopo- puesta a crisis institucionales prolongadas;
pulistas respecto del populismo “tradicional”. Lo vulnerabilidad y pérdida de representatividad de
novedoso en todo caso correría por cuenta de la los partidos políticos tradicionales; conducción
promoción de un diseño macroeconómico y social política fuertemente personalizada; relación líder-
opuesto al diseño propio del populismo. Es decir: sectores populares no mediada o débilmente me-
de todo lo que es contrario al populismo. El neopo- diada por estructuras organizativas. Pero a dife-
pulismo sería en realidad antipopulismo – como rencia de sus homólogos de derecha, estos otros
plantea, sin eufemismos, la literatura difundida por muestran en las intenciones, ya que no siempre
el Banco Mundial y otras agencias financieras en los resultados, un mayor compromiso con la
multilaterales (por ejemplo, BURKI & EDWARDS, redistribución de ingresos, la movilización y el
1996) – sin perjuicio de algunos ingredientes de potenciamiento de las clases populares, y una po-
continuidad instrumental señalados en páginas lítica exterior de mayor autonomía respecto de
anteriores. las configuraciones predominantes de poder12.
El supuesto neopopulismo de estos regímenes V. CONSIDERACIONES FINALES
resulta una forma diferente de designar a lo que
Ni los escenarios socioeconómicos, ni su arti-
O’Donnell llamó en su momento “democracias
culación en la matriz institucional del Estado, ni el
delegativas”: modalidades de ejercicio de la domi-
tipo de relación dirigentes-seguidores, ni el diseño
nación política que ocuparon, sin poder explicar
global del régimen delegativo o supuestamente
muy bien por qué, el lugar que en el esquema de
neopopulista y los intereses que él promueve,
las transiciones a la democracia debía haber
guardan una relación significativa con el popu-
correspondido a un régimen democrático repre-
lismo. Un régimen político es mucho más que un
sentativo consolidado11. El liderazgo fuertemente
conjunto de elementos determinados susceptibles
personalizado, las transgresiones simbólicas, la
de combinaciones contingentes. Es una estructura
relevancia acordada a la dimensión mediática de
de poder orientada hacia objetivos definidos en
la relación con el público – la política como es-
función de intereses. La política tiene que ver, ante
pectáculo –, el acotamiento o supresión de la auto-
todo, con la organización y la conducción de una
nomía de las organizaciones sociales, todo ello en
sociedad en función de determinados objetivos e
intereses, y por lo tanto con la configuración de
11 Vid O’Donnell (1992; 1993; 1996) y las críticas de
Weffort (1992) y Franco (1998). La identificación entre
ambas cosas es explícita en McClintock (1996). 12 Sobre el caso de Chávez en Venezuela vid Vilas (2001).
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¿POPULISMOS RECICLADOS O NEOLIBERALISMO A SECAS?
las relaciones de poder. En el fondo, la debilidad amistosas al mercado – como es evidente cuando
de la hipótesis neopopulista deriva de ignorar este se compara la benevolente reacción ante el
tipo de cuestiones. “autogolpe” de Alberto Fujimori con el apoyo al
frustrado golpe de Estado contra Hugo Chávez. A
El surgimiento de regímenes políticos de fuerte
la inversa, la legitimación popular de esos mismos
concentración del poder en liderazgos de alto per-
regímenes está en relación directa a su capacidad
fil personal está relacionado con un conjunto va-
para diseñar vías diferentes de desarrollo que
riado de factores, de desigual peso de acuerdo a
aseguren un cierto bienestar, o al menos para
las cambiantes circunstancias. Elemento común
amortiguar el impacto desintegrador de las refor-
a todos los países a los que la hipótesis neopopulista
mas en curso.
se refiere, es la serie de tensiones, conflictos,
acuerdos y enfrentamientos en torno a la En ambos tipos de casos parece claro que el
implementación de la restructuración económica funcionamiento previo del sistema político
y social en clave neoliberal, sea para impulsarla o presentó limitaciones para hacerse cargo de las
para revertirla o para instalar estilos diferentes de demandas e intereses cruzados que le formuló la
desarrollo. Hay, en este sentido, un encuadramiento sociedad. En escenarios de fuerte tensionamiento
histórico y estructural bastante preciso. La y de abierta conflictividad social, de pérdida de
promoción de esas transformaciones o la lucha gravitación institucional de algunos actores – por
contra ellas han sido, en las dos décadas recientes, ejemplo el movimiento obrero, los sectores
el eje central de la política latinoamericana y el empresariales orientados hacia el mercado inter-
marco en que esos regímenes han cobrado vuelo. no o beneficiarios de subsidios y estímulos
gubernamentales, fracciones de las clases medias
En su origen, estos regímenes expresan la
– y surgimiento de actores nuevos que compiten
frustración de amplios sectores de población ante
por posiciones de poder o por lo menos por un
el resultado de algunas experiencias democráticas
lugar bajo el sol – nuevos pobres, sector informal
previas. Las expectativas generadas por los
urbano, empresarios ligados al poder económico
gobiernos de Alan García en Perú, Raúl Alfonsín
externo, a la expansión y la especulación financiera,
en Argentina, o el segundo Carlos Andrés Pérez
nuevos segmentos del sector servicios o de
se desvanecieron ante el deterioro de las
tecnologías de punta... – la preservación de un
condiciones de vida de buena parte de los secto-
mínimo de unidad y de conducción del conjunto
res populares, su incapacidad para enfrentar a los
social incluye normalmente la concentración de
grupos de poder económico, el incumplimiento
los instrumentos y recursos del poder estatal.
de compromisos electorales, e incluso sus
incursiones en hechos de corrupción. Es decir, En conjunto, estos regímenes políticos son
las mismas razones que fundamentaron las masivas respuestas que las sociedades se dan cuando las
movilizaciones y protestas populares en Ecuador instituciones convencionales de la democracia re-
contra los gobiernos de Abdalá Bucaram y de Jorge presentativa se muestran ineficaces para procesar
Jamil Mahuad, que llevaron a la renuncia de el conflicto generado en torno a los embates del
Fernando de la Rúa en Argentina, que pusieron en capitalismo globalizado. Sobre todo, para respon-
jaque la segunda presidencia de Sánchez de Losada der, en esas coyunturas, a las demandas de las
en Bolivia, y forzaron la huída del propio Alberto clases populares. Porque lo que está en el fondo
Fujimori y el fin de su aventura. de la cuestión es la insoslayable participación de
las clases populares en cualquier régimen político
Estos regímenes también dan testimonio de la
que hoy por hoy aspire a un mínimo de estabilidad.
tensión entre las demandas populares de bienestar
Esa participación puede ser como actor protagó-
e integración por un lado, el impacto marginador
nico o como masa de maniobra; puede expresarse
del ajuste por el otro, y la necesidad de mantener
como cuerpo electoral o como clientela de pro-
algunas formas democráticas por razones de po-
gramas de contención social. Pero no puede ser
lítica internacional. Desde la perspectiva de los
ignorada, y las modalidades que en definitiva ella
grupos de poder económico y de los gobiernos de
asume, sus alcances y contenidos, gravitan en el
los países en los que las grandes corporaciones
diseño institucional del Estado, en la configuración
tienen sus matrices, el criterio que legitimó o
de los escenarios políticos y en los modos de
deslegitimó a esos regímenes fue su eficacia para
desenvolvimiento de las relaciones de poder.
impulsar reformas económicas e institucionales
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