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A principios del siglo IV había en la cristiandad una gran confusión sobre cuándo había de
celebrarse la Pascua cristiana o día de Pascua de Resurrección, con motivo del aniversario
de la resurrección de Jesús de Nazaret. Habían surgido en aquel momento numerosas
tendencias o grupos de practicantes que utilizaban cálculos propios. Ya en el Concilio de
Arlés (en el año 314), se obligó a toda la Cristiandad a celebrar la Pascua el mismo día, y
que esta fecha habría de ser fijada por el Papa, que enviaría epístolas a todas las iglesias del
orbe con las instrucciones necesarias. Sin embargo, no todas las congregaciones siguieron
estos preceptos.
Es en el Concilio de Nicea I (en el año 325) donde se llega finalmente a una solución para
este asunto. En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada
cumpliendo unas determinadas normas:
Finalmente fue Dionisio el Exiguo (en el año 525) quien desde Roma convenció de las
bondades del cálculo alejandrino, unificándose al fin el cálculo de la pascua cristiana.
En algunos países se suspenden las labores docentes durante dos semanas que abarcan
desde el sábado anterior al viernes santo hasta el segundo domingo después del Viernes
Santo.
La escuela castellana es, por historia y patrimonio, la más relevante.[Ô
En Medina
del Campo (Valladolid), en 1410 San Vicente Ferrer instauró las procesiones de disciplina.
La Corte en Valladolid permitió que los grandes imagineros del Barroco español y de fuera
de sus fronteras se establecieran en la ciudad, como Juan de Juni, Pompeyo Leoni,
Francisco de Rincón o Gregorio Fernández, los cuales tallaron grandes imágenes y escenas
para las Cofradías de la ciudad. En la actualidad, además de tener la consideración de
Interés Turístico Internacional, Valladolid es sede del Museo Nacional de Escultura, y su
Semana Santa es conocida como "el museo en la calle".
Aunque durante la Semana Santa se realizan Cortejos Procesionales en los 334 municipios
del país, especialmente El Santo Entierro, el Viernes Santo por la tarde-noche, son tres
ciudades, las que se destacan por sus celebraciones de Semana Santa o Semana Mayor,
siendo éstas: la Antigua Guatemala, La Ciudad Capital y uetzaltenango. Realizándose en
las primeras dos, procesiones y velaciones durante todos los domingos de la cuaresma, con
la imagen de Jesús con la cruz a cuestas -Jesús Nazareno- acompañado de la imagen de la
Virgen de Dolores, San Juan y María Magdalena. uetzaltenango es la única ciudad de este
país y del mundo, en la que se realizan romerías todos los viernes de cuaresma en las
diferentes iglesias que realizan procesiones durante la Semana Santa. (Un viernes le toca a
cada iglesia). La Semana Santa quetzalteca se caracteriza por el orden, la seriedad y la
disciplina, siendo creadora de este estilo la Hermandad del Señor Sepultado de San Nicolás,
que es la más prestigiosa y la más grande del interior del país, ya que cuenta con un gran
número de socios, su túnica es la más formal del país, se estrenó en 1940, que consiste en
Túnica de Pana, cerrada hasta el cuello y llega hasta el ojo del pie, guantes negros y
"bonete" de pana con cruz al frente, la túnica se va complementada con el uso de "rosetón",
que es la insignia de la hermandad, la cual lleva colores morado y blanco y al centro el
rostro del Señor Sepultado.
En todo el país se elaboran alfombras al paso de las procesiones, siendo las más famosas las
de la Antigua Guatemala. Los cucuruchos que cargan en las procesiones, visten túnica y
bonete (llamado capirote), en la mayoría de ocasiones de color morado, y el Viernes Santo
por la tarde y noche, de color negro, en las procesiones del Santo Entierro. En Guatemala
todas las procesiones van acompañadas de las marchas fúnebres, un género musical
exclusivo de de este país, es el segundo tipo de música más famosa de Guatemala después
de la marimba. Casi todas las marchas fúnebres han sido compuestas por guatemaltecos,
exceptuándose únicamente las marchas fúnebres de Frédéric François Chopin y de
Beethoven (En la actualidad también se interpretan marchas de origen español entre otros,
haciendo los arreglos correspondientes para que sean lo más apegadas al género
interpretativo guatemalteco). Durante la Cuaresma se realizan las procesiones, dando inicio
el Domingo de Ramos, en el cual Jesús monta en el burrito, y el resto de la semana hasta el
Viernes Santo por la mañana, con la imagen de Jesús Nazareno acompañado de la imagen
de la Virgen de Dolores; el Viernes Santo por la tarde y noche se realizan procesiones con
la imagen de Cristo Yacente o Señor Sepultado acompañado de la Virgen Dolorosa, San
Juan, Santa Maria Magdalena y en algunos casos también José de Arimatea y Nicodemo, en
la Procesión del Santo Entierro. El Sábado Santo, más comúnmente llamado Sábado de
Gloria; se realiza la Procesión de Pésame de la Virgen ó Procesión de la Vírgen de la
Soledad, y el Domingo de Resurrección se realizan procesiones con la imagen de Jesús
Resucitado acompañado de la Virgen María.
Guatemala tiene pocas celebraciones colectivas que cohesionen con entereza a todos los
habitantes de este envoltorio mágico. Guatemala no canta, o baila, no danza. En las
conmemoraciones de Cuaresma y Semana Santa se resume todo el espíritu y la
idiosincrasia del guatemalteco, pues el guatemalteco ha hecho de la Pasión y muerte de
Cristo la expresión más genuina de su personalidad colectiva. Es la fiesta que parte en su
esencia de la espiritualidad más profunda, donde se combinan indisolublemente las
ancestrales creencias mayas con el fervor del cristianismo occidental, por lo que el respeto
y el recato pernean todo el espacio sagrado de estos días, que se convierten en el año
completo. Pero a su vez y sin lugar a dudas la Semana Santa, es la gran fiesta del
guatemalteco, se encarga de cohesionar a la familia nuclear, sus amistades espirituales y
sociales, y convierten la convivencia colectiva en un canto a la hermandad. El guatemalteco
ríe, llora, se estremece, canta, bebe y come durante este espacio que lo hace sentir y vivir a
plenitud su ser colectivo único e irrepetible. Guatemala no podría entenderse sin la Semana
Santa; por algo los guatemaltecos inventaron las marchas fúnebres, las procesiones de
Nazarenos, llevaron a su máxima expresión el arte efímero de las alfombras de aserrín e
hicieron una creación inusitada de cada velación. Familias que se unen, que viajan del
exterior sólo para cargar a sus santos. Turnos que se heredan de generación en generación,
Señores y Vírgenes que se convierten en amigos íntimos y entrañables.
Es de citar también que está devoción hacia las diferentes imágenes, devoción que
mantienen los adultos ya que son ellos los que de alguna forma hacen los adornos de las
andas y visten a las imágenes. Los niños y jóvenes también quieren hacer lo mismo que
ellos hacen, pero solo lo pueden hacer mediante sus propias expresiones.
Así que los niños o jóvenes compran o hacen sus ídolos e imágenes, donde cada quién de
esa manera expresa de diferente forma su amor a Jesús o a la Virgen. Por eso dependerá si
solo hacen el anda, si la procesionan...etc. Muy pocos de ellos desean hacerlo visibles,
porque a pesar de ser una tradición que tiene muchos años, generaciones lo hicieron, y
ahora lo siguen haciendo, lo único que les parece muy difícil de comprensión, para las
demás personas(sobre todo porque como nadie lo dice muy pocos lo mencionan, se piensa
que nadie lo hace) y es por eso que muy pocos la muestran como un arte y una
devoción.(Se demostró que muchos niños y jóvenes lo hacen, y aunque fue un concurso la
Asociación Infantil de Candelaria, Jesús Nazareno y Virgen de Dolores, recibió una enorme
cantidad de miniandas fabricadas con todo tipo de materiales y llenos de simbología
propias de un niño o joven).
Sin embargo, ya hubo una exposición de una persona que mostró su obra en el Museo de la
Semana Santa, ha expuesto también en otros sitios. También es importante mencionar al
Oratorio de la Inmaculada Concepción es un oratorio pequeño, que no cabe ni siquiera un
niño, pero a diferencia del primero, este lleva una devoción continua (mantiene una imagen
y su culto lo desarrolla como todos las demás cofradías o hermandades, no es para
exposición) allí se llevan a cabo procesiones, con recorridos todo en miniatura.
Por tanto, la Semana Santa es una fiesta afana que debe entenderse como la máxima
expresión de la nacionalidad y del alma colectiva del guatemalteco, de todas las clases
sociales y de los cuatro pueblos que habitan ese envoltorio mágico del Centro de América.
Guatemala, además de ser un país multiétnico, pluricultural y plurilingüe, también se
caracteriza por ser una nación plurireligiosa desde los tiempos de la colonización y
evangelización, en donde los procesos históricos y culturales llevaron al sincretismo de las
ideas sacras. En tal sentido, hasta el siglo XIX, en Guatemala convivían la religión católica
en su vertiente oficial y popular y la religiosidad maya en forma oculta. A partir del siglo
XX, con la Reforma Liberal, surgen la libertad de cultos y las denominaciones religiosas no
católicas que han ido creciendo hasta nuestros días. La procesiones de Semana Santa
caracterizan el sentir del católico guatemalteco, siendo su mayor expresión de tradición y
fe, los cortejos procesionales de la ciudad capital Ciudad Guatemala y de la Antigua
Guatemala.