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Julio Gambina, ArgenPress

Resulta interesante considerar como se hace visible el debate de ideas sobre el


orden económico mundial en crisis. A los efectos didácticos, digamos que tres son
las posiciones puestas en discusión, que como tales constituyen corrientes
intelectuales y políticas que actúan en la conformación de la realidad.

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Una proviene de la ortodoxia neoliberal, que fue afectada en su credibilidad con la


explosión de la crisis mundial desde la debacle del 2007/8, y especialmente por la
respuesta del salvataje de las grandes empresas con dificultades, que devolvió el
intervencionismo estatal a la consideración pública. Cuatro décadas de prédica
liberalizadora se estrellaron contra la realidad. Si hasta el titular del FMI pontifica
que el Consenso de Washington ha finalizado.

Pese a ello, los herederos de Friedrich Von Hayek (1889-1992 y Nobel de Economía
en 1974) y el programa de máxima del gran capital retornan con su discurso por la
liberalización desde el encuentro que funciona en estos días en Buenos Aires (17 al
20 de abril) y auspiciado por la Sociedad de Mont Pellerín (funciona desde 1947
con su primer encuentro en Suiza y reúne al pensamiento liberal reaccionario
contra el socialismo y el keynesianismo). Se proponen discutir en Argentina ³El
desafío populista para la libertad en América Latina´ y será clausurado por Mario
Vargas Llosa, que tendrá dos momentos estelares en la semana para enarbolar su
propuesta, en este encuentro y en la inauguración de la anual Feria del Libro.
El diagnóstico intelectual de esta corriente político ideológica sugiere la necesidad
de retomar el rumbo hegemónico de los 80 y los 90 , con aperturas,
flexibilizaciones, privatizaciones y un clima favorable al libre movimiento de
mercancías, servicios y capitales.

Entre nosotros serán de la partida varios economistas y pensadores asociados a las


demandas de las clases dominantes locales, coincidentes con el arco político de la
derecha, y no en vano el anfitrión es el Jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires.

Esas ideas son sostenidas en estos días en una columna periodística del inefable
Domingo Cavallo, que a 20 años del comienzo de la convertibilidad, se animó a
sustentar las políticas económicas que lo tuvo como protagonista importante en los
años de la reestructuración regresiva del capitalismo local, en gobiernos
dictatoriales como bajo administraciones peronistas y radicales.

Hay que sumar a varios argentinos en esta cruzada de reinstalación del


pensamiento hegemónico de las últimas décadas del Siglo XX, los cuales serán
expositores en el cónclave del Hotel Sheraton, entre ellos al ex Ministro López
Murphy, de breve paso por la función ante el rechazo de la movilización popular a
su estrategia de ajuste y privatización educativa.

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Una segunda posición con incidencia en la aplicación de las políticas económicas


anti crisis asume la necesidad de regular el capitalismo en crisis. Es la corriente que
se ha impuesto en estos años de crisis, como modo de salvataje del capitalismo. Es
el discurso mayoritario en el G20 y en los cónclaves mundiales que analizan el qué
hacer para superar la crisis sin abandonar el rumbo capitalista.
Eso explica la presencia de Josepf Stiglitz (nacido en 1943 y Nobel de Economía
2001) en el asesoramiento a la reunión de Naciones Unidas que en Junio del 2010
consideró las políticas para resolver la crisis. Aquella reunión pretendía ser
alternativa al antidemocrático G20, en funcionamiento desde fines del 2008 y
producto de la crisis mundial. Se trataba del G129 versus el G20, y que mejor que
formar una comisión técnica para formular propuestas alternativas, liderada por el
Nobel de economía crítico del orden hegemónico hacia la crisis del 2001 y de las
 
ideas dominantes de los 80 y 90 .

Puede ser curioso, pero a comienzos del año y de la presidencia Sarkozy del G20, se
encomendó a Stiglitz, asociado al neo keynesiano francés Jean-Paul Fitoussi, la
coordinación de una reflexión intelectual sobre el qué hacer ante la crisis. Para ello
se convocó a pensadores de diferentes regiones y procedencias ideológicas que
sugirieron un conjunto de necesarias regulaciones, en muchos casos con el objeto
de resolver la crisis dentro del sistema capitalista. La política del ajuste
implementada por Europa era contrarrestada con opiniones tendientes a sostener
en el tiempo la política de intervención y regulación estatal para el salvataje del
capitalismo.

Estas ideas están permeando el clima ideológico en la reunión de primavera del


FMI-BM en desarrollo en Washington y que cuentan con la presencia del Ministro
de Economía de la Argentina y la Presidenta del Banco Central de la República
Argentina.

Desde el fin del Consenso de Washington proclamado por el titular del FMI,
Dominique Strauss Kahn, socialista francés con aspiraciones de disputar el
gobierno de su país, a la preocupación del titular del BM por el posible incremento
de 10 millones de pobres si continúa en la coyuntura el alza de los precios
internacionales de los alimentos. La pobreza se incrementó en tiempos de crisis en
44 millones de pobres por la suba de precios de comodities, especialmente
alimentos, y de continuar esta situación el Presidente del BM Robert Zoellick
destaca que el registro subiría a los 54 millones de personas.

Son opiniones que encarnan en propuestas de regulación estatal de la economía


para evitar una recidiva de la recesión del 2009. Claro que son recetas simultáneas
con ajustes del gasto social en aquellos países que ello sea posible, inclusive en
EEUU, tal como fue anunciado por Obama en estos días para intentar morigerar el
gigantesco déficit fiscal estadounidense, equivalente al 10% de su PBI.

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Una tercera posición ideológica, con menor visibilidad propone ir más a fondo que
con el salvataje del capitalismo, y pensar en las formas de superar la crisis en
simultáneo con la crítica al capitalismo y la sustitución de esa forma del desarrollo
y organización económica de la sociedad por otra sustentada en la satisfacción de
las necesidades.

Algo de ello es lo que ocurre en el Congreso del PC de Cuba a propósito de la


discusión sobre el modelo económico de Cuba y la construcción del socialismo. La
revolución cubana intenta renovarse y reinventar el socialismo bajo extendida
hegemonía capitalista mundial. Algunos pasos relativos a esta posición se asocian a
la experiencia de la región nuestramericana en los años recientes de este comienzo
del Siglo XXI, especialmente en Venezuela, Bolivia y Ecuador, que en sus reformas
constitucionales recientes incorporan, especialmente las dos últimas, categorías
que recuperan pensamiento ancestral, tal como el ³buen vivir´ en las condiciones
de la contemporaneidad. Es una recreación de pensamiento con cultura de pueblos
originarios que incide en la innovación de categorías como el socialismo sugerido
desde las tierras de Bolívar.
En Argentina pasó por estos días un cónclave de pensamiento crítico en el
Parlamento, en torno al debate sobre ³los derechos humanos y la crisis global de la
economía´. La reunión fue animada por parlamentarios de la región junto a redes y
movimientos de todo el mundo que denuncian las políticas hegemónicas y
especialmente el papel dependiente ejercido por el endeudamiento público para los
países del sur del mundo. La búsqueda se orientó en la articulación de propuestas
más allá de la crítica al neoliberalismo, para constituir una opinión y subjetividad
popular para las transformaciones profundas, de carácter anticapitalista.

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De este modo, la discusión que atraviesa el rumbo necesario en nuestramérica está


condicionada por estas tres variantes, opiniones o corrientes de pensamiento.

De un lado la vuelta al programa explícito de la liberalización sustentado en los 80´


y 90´; de otro la crítica a esas políticas, con el impulso de reformas y regulaciones
estatales para el salvataje del sistema capitalista, apuntado como el límite de lo
posible de sectores radicalizados en tiempos recientes.

Finalmente, emerge desde posiciones minoritarias una visión que intenta romper
con el posibilismo y cuestiona a la crisis y las políticas anti crisis en curso para
indagar y proponer un rumbo anticapitalista, incluso por el socialismo.

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Julio C. Gambina es Doctor en Ciencias Sociales de la UBA. Profesor Titular de
Economía Política en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de
Rosario. Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas,
FISYP. Integrante del Comité Directivo del Consejo Latinoamericanos de Ciencias
Sociales, CLACSO.


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