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Molino San Pablo

Cuando a fines del siglo XIX el Estado de Chile dispuso la fundación de


fuertes con el fin de tomar posesión definitiva de las tierras de La
Frontera y la posterior creación de poblados anexos a estos fuertes,
surgió la necesidad de que comerciantes e inversionistas ayudaran a
hacerlas prósperas y atrayentes.

Es así como tempranamente surgen capitalistas como José Bunster,


quien invierte fuertemente en la región, obteniendo suculentas
ganancias en la siembra y manufactura del trigo, dando trabajo a un
millar de obreros, que distribuidos en diversos pueblos producen el
alimento esencial para la población: la harina cruda para la diaria
producción de pan.
Por aquellos primeros años la tierra se vendía a dos pesos la hectárea, en tanto un
quintal de harina se pagaba a cuatro pesos, lo que dio origen a que pequeños
propietarios instalaran molinos en sus propiedades urbanas o en sus fundos, dando
inicio así a una industria molinera que habrá de ser conocida en todo el país por la
calidad de sus productos.

Es en este marco comercial que surge en Valparaíso la sociedad formada el 28 de


Julio de 1896, por José Nixon y Juan Fowler; cuya sociedad comercial en
comandita simple quedó estipulada mediante escritura pública con el fin de
establecer y explotar un molino de harina en el pueblo de Curacautín,
Departamento de Mariluán. Siendo el giro de la sociedad correspondiente al rubro
de molinería, se acordaba que éste se haría extensivo a los rubros de producción de
madera, compra de frutos del país y otros que pudieran surgir en el desarrollo de
las actividades. De los dos socios que formaban la sociedad Juan Fowler era socio
comanditario y pasivo, siendo Nixon el socio activo y gestor. La razón social
acreditada era “José Nixon y Compañía” quedando acreditado que sólo la podía
usar José Nixon.

Nixon aportó a la sociedad el dominio de media manzana de terreno que poseía en


Curacautín, que incluía siete sitios cerrados, en cuyos terrenos se instaló el molino
y las dependencias, una turbina, un par de piedras para moler; que ya estaban
depositadas en el mismo pueblo a cuyas instalaciones se agregó el uso de las aguas
necesarias del canal de su propiedad situado en el poblado y que en 1894 había
adquirido a Arturo Nogueira, correspondiente a una aducción que extraía aguas del
Río Negro, lo que garantizaba la eficiencia para impulsar las máquinas y permitir
el correcto funcionamiento del molino en toda época del año.

El 18 de Abril de 1899 se disolvió la sociedad José Nixon y Compañía, quedando


Juan Fowler como único propietario. El 29 de Mayo de ese mismo año, en
Valparaíso, mediante escritura pública se forma una nueva sociedad comercial
llamada “Ruedi y Compañía” cuyos socios eran Juan Fowler y Cristian Ruedi,
siendo este último el socio gestor y activo. El socio comanditario aportó el
usufructo del establecimiento y las existencias de créditos del molino y el socio
gestor aportó $5.000 en dinero efectivo, la industria y servicios personales.

El 20 de Octubre de 1904, Pablo Ruedi otorga un poder amplio en Victoria a su


hermano Cristian para la formación de una nueva sociedad. Por ello el 14 de
Noviembre de 1904 se disolvió y formó una nueva sociedad entre Pablo Ruedi,
Juan Fowler y Cristian Ruedi, siendo ambos hermanos los socios gestores. La
empresa continúa con su razón social como “Ruedi y Compañía”.
Juan Fowler aportó el dominio del establecimiento con los sitios número 1, 2, 3, 5,
6, 7 y 8 con todo lo edificado y plantado más las maquinarias del establecimiento y
el fundo río Blanco.
La sociedad Ruedi y Compañía se liquidó el 02 de Noviembre de 1906. A su
disolución los hermanos Ruedi adquirieron las dependencias y el canal a Juan
Fowler, cuya deuda se terminó de pagar recién en 1921.

Disuelta la sociedad con Fowler, los hermanos Ruedi formaron una nueva sociedad
comercial y colectiva en Curacautín, cuya escritura pública se firmó en Victoria el 3
de diciembre de 1906, dejando establecidos que giraría en los siguientes negocios:
explotación de la hacienda y molino Curacautín, elaboración de madera, compra y
venta de mercaderías y frutos del país y del extranjero y cualquier otro ramo que
acordaran entre ambos, exceptuando las especulaciones riesgosas las cuales
quedaron absolutamente excluidas de la esfera de los negocios sociales. La razón o
firma social será Ruedi Hermanos que podrían usar indistintamente ambos socios
como encargados de la administración de la sociedad.
Las propiedades de esta sociedad eran los sitios 1, 2, 3, 5, 6, 7 y 8 de la manzana 44
con todo lo indicado y plantado, incluso las maquinarias del establecimiento, canal
y derechos de agua, el fundo río Blanco formado por diversas hijuelas, pero
también eran de la sociedad las cuentas e hipotecas por cobrar de la primera
sociedad Ruedi y Compañía, la cual se había disuelto.

El 21 de Enero de 1913 se disolvió Ruedi Hnos. Los socios retiran parte del capital y
se mantiene un capital común con una nueva sociedad.

En 1916 Pablo Ruedi compra sus derechos de la sociedad a Cristian Ruedi, aunque
legalmente dicha sociedad se disolvió en 1921 y continuó con el giro solamente
Pablo Ruedi Branger.

Hasta el año 1925 el molino contaba sólo con tres pisos, pero luego se construyeron
2 pisos más. Esta nueva construcción quedó lista en 1927 incluida maquinaria y
turbina nueva.

En 1966, con el fallecimiento de Pablo Ruedi, el molino es administrado por su


sucesión, cuyos integrantes cedieron sus derechos a Elena Ruedi, pasando luego a
su hermana Cristina. Esta última formó una sociedad con su hija Paz Pizarro y lo
trabajó hasta el año 2000.

Posteriormente el molino fue vendido a su actual propietaria, María Elena Sola


Ruedi, quien lo arrendó a Emilio Saavedra por un periodo de 10 años.

Actualmente el Molino San Pablo, ubicado en calle Sargento Aldea, entre Yungay e
Iquique, se encuentra fuera de servicio, permaneciendo con todas sus instalaciones
dependencias y maquinarias en las mismas condiciones que el último día de
funcionamiento.

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