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XVII

I
II
CUENTO
Rector
III Cuando los pasillos duermen Carlos Ossa Escobar
IV Alejandra García M. 00 Vicerrector Académico
V (escritora invitada) 69 Édgar Ricardo Lambuley Alférez
Yamila Greco 45 Facultad de Ciencias y Educación
El altruista Decano
∙ Yo soñé una ciudad sin sobresaltos Nahash (seudónimo) 70 Boris Bustamante Bohórquez
· La ciudad de la angustia Coordinadores
Omar Ardila 48 Glorias de asno Rolando Franco
Daniel de Cullá 71 Diego Ortiz
∙ Pausas Grupo editorial
∙ Pátina La guerra de 1900 Comité cuento
Catalina Acosta Díaz 49 Jorge Forero 74
Alejandro Hernández (Coordinador)
Angélica Téllez
Danza ritual La historia de Elizabeth Bathory
Alexandra Lozano
Jenny Marcela Prieto Prada 50 Ricardo Abdahllah 81
Fabián Becerra
Santiago Calderón
∙ Tos con sangre
· El triste sueño PALABRAS DE MAS Comité ensayo
Andry Quintero (Coordinadora)
Andrés Barbosa Vivas 51
Diana Gamboa
Carolina
Diego Ortiz
· Ceniza Jaime Andrés Cifuentes Espinosa 91
Mary Luz Guerrero
∙ Paraíso roto
Comité poesía
∙ Cielos artificiales De la voz que se fugó en la sombra:
Luis Armando Botina Castro 52 Carolina Ochoa (Coordinadora)
Eduardo Cote Lamus
Katherine Villalobos Díaz 91 Carlos Fino

Niños de barro Daniel Bohórquez


Julie Paola Rodríguez 54 Pequeño organismo en letras: el David Castro
minicuento Rolando Franco
Suspensión pasadas las 24 Rolando A. Franco H. 97 Comité palabras de más
Carolina Ochoa G. 55 Angélica Téllez
Intérpretes de una música silenciosa, Carolina Ochoa
Dos naturalezas reflexiones sobre Unamuno y Borges Rolando Franco
Juan Andrés Gutiérrez 56 Paul Ricardo Dávila Mateus 100 DIRECCIÓN SECCIÓN DE PUBLICACIONES
María Alexandra Gutiérrez Ojeda
∙ Miel de otoño Reseña. Camus, Albert (1996), CoordinaCIÓN editorial
· Mírame  “Crónicas argelinas”, en Obra, t. I. Matilde Salazar Ospina
· Revivir anhelos Madrid: Alianza [Selección] CARÁTULA y diagramación
Pablo M. Antúnez 57 Carolina Ochoa G. 105 Jorge Andrés Gutiérrez Urrego
Corrección de estilo
· Creciendo Alejandra Pizarnik y Los perturbados Francisco Díaz - Granados
∙ Paraíso en inventario entre lilas (pieza de teatro en un acto) Ilustración portada
∙ La creación Alejandra Hurtado Tarazona 107 Liliana Bonil
Andrés Norman Castro Arévalo 60 Ilustraciones y fotografías
Perspectivas de emplazamiento en la Samanta García
· Yo ya escultura a finales de los siglos XIX y XX Santiago Calderón
· No me hace preguntas Diana Ardila 108 Liliana Bonil
Rolando Revagliatti 61 Natalia Castillo Seta
Tierra roja Camila Bordamalo
El pájaro y la media John Carrillo 111 Producción editorial
Walther Espinal 63 Sección de publicaciones
Tabla de cocteles del bar La Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Biblioteca de Babel Miembro de la Asociación de Editoriales
· Las naves Ricardo Abdahllah 111

g avia
· El puente Universitarias de Colombia (ASEUC)

· Festín
revista
· El viejo Pasolini medita un poco antes
de quemar su pasado p a l a b r a s d e m á s
José Landa 64 DICIEMBRE D E 2 0 10
N Ú M E R O 7
revistagavia@udistrital.edu.co
Los textos presentados en la siguiente
publicación expresan la opinión de
sus respectivos autores y la revista
no se compromete directamente en
la opinión que éstos puedan suscitar.
. .. . . .. .
e d i t o r i a l
OTROS NOMBRES PARA UN MISMO MUNDO

Dentro de mil años no quedará nada


de cuanto se ha escrito en este siglo.
leerán frases sueltas, huellas
de mujeres perdidas,
fragmentos de niños inmóviles,
tus ojos lentos y verdes
simplemente no existirán.
Será como la Antología Griega,
aún más distante,
como una playa en invierno
para otro asombro y otra indiferencia.

Roberto Bolaño

En otro de sus viajes osados, Gavia, Palabras de más… se aventura nuevamente


al interior de las palabras que anhelan develar el mundo a nuestros lectores en
aras de brindar nuevas formas de interpretarlo, de aprehenderlo, de percibirlo,
de vivirlo, de morirlo. Y es que estamos viviendo un momento de la existencia
que nos ha permitido la experiencia de la polisemia, de la resemantización, de la
deconstrucción, camino lleno de espinas y dificultades que nos llevará a otro lugar
que apenas divisamos en la distancia y,con ayuda de la imaginación (de quienes
escriben y quienes leen), amante fiel, dilucidar nuestro lugar de llegada.

El mar está picado y en el horizonte las nubes negras amenazan con fuerte tormenta,
pero no le tememos a nuestra cuna, al territorio de nuestro alimento. Con tesón y una
excelente tripulación nos arrojamos a los siete mares, en busca de esos monstruos
fantásticos que de rumor en rumor nos han llegado noticias de su existencia.

La ciudad, ese enorme animal mitológico que vive en las profundidades de mares
insondables, se erige en estas páginas como el más imponente de todos. Es motivo
de viajes y de observaciones, de reflexiones y de cuestionamientos. La ciudad

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llama a que la recorran, la observen, a que hagan el intento por encontrar sus
secretos. Atrae la atención de escritores e investigadores. La ciudad, como el Grifo
que persigue en la oscuridad de la noche, o como la Quimera que incita con su
lascivia. La ciudad como el lugar de convergencia de muchas vidas que rehúyen,
que desembocan fortuitamente en el anonimato de las noches.

Cerca de las playas divisamos al habitante de los suelos por antonomasia. Bípedo
y lampiño, indefenso, temeroso de dioses y mortales. Hermano de sangre pero
extraño en su actuar. Colmado de dudas sobre el sentido de su vida. En estas
páginas presentamos intentos de solución a varias de esas incógnitas que tanto
les –nos– aqueja. Pero no solamente de respuestas nos alimentamos, también le
brindamos al viajero la experiencia estética de la belleza hecha palabra. Palabras
cinceladas con la pasión de un artesano que quiere entregarle al mundo su mejor
creación, como una ofrenda humilde, imputada de simbología y sentido.

Nuestro viaje es hacia los confines de un universo definido desde el principio de los
tiempos. Leven anclas, las velas a todo dar, los corazones henchidos de excitación.
Permítannos brindarles a ustedes, caros lectores, una nueva experiencia de forma
y sentido, plasmada en estas páginas que acunan entre sus manos. Viajemos juntos
con la estulticia de los surcadores de olas inexpugnables.

Gavia, Palabras de más… los invita a esta nueva aventura de letras e imágenes,
entregada a ustedes con el cariño de quien respeta un arte y valora a quien lo aprecia.

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Escritor
Invitado

La escritura inexpresable del


amor en los cuerpos sociales
–anotaciones al margen de un
libro–
Sergio Díaz Luna1 linimento deportivo, las vendas y las minúsculas trusas.
Es la zona de calentamiento. El primer show se llama
E’ un mondo difficile e vita intensa “Caminando en la cuerda floja”. Es de Susy, una pulga
felicita’ a momento e futuro incerto rancia experta en equilibrio que cruza varias veces la
il fuoco e l’acqua con certa calma cuerda y se baja al escuchar los aplausos. En el segundo
sonata di vento acto aparece “Tony, la pulga motociclista”. Móvil, ágil,
e nostra piccola vita e nostro grande cuore impredecible. Da vueltas y vueltas hasta que la motito
Tonino Carotone, “Me cago en el amor” de apaga. El tercer acto es el mejor. Las pulgas se sien-
tan y el público, la humanidad, suben uno tras otro por
Escribir: Señuelos, debates y callejones la escalera de un metro y se lanzan a la cubeta.
sin salida a los que da lugar el deseo
de “expresar” el sentimiento amoroso Cada día se representa en escenarios menos circenses,
en una “creación” (especialmente de escritura). la experiencia del amor. En la cubeta donde los huma-
Roland Barthes, “Inexpresable amor” nos caemos, se esconden todas las formas de expresión
de la emotividad reducidas a su máxima expresión, el
amor. El deseo sería algo como la energía que el salto
Malabares y retozos de un amoroso circo de pulgas consume. El amor, la razón que obliga al salto. La ne-
cesidad del salto. Ulrich Beck y Elisabeth Beck-Gerns-

U na luz tenue, romanticona, baña el escenario.


Una fila de humanidad se aprieta contra las puer-
tas del circo. Tres escenarios. En el primero, unos tubos
heim subtitulan su trabajo El normal caos del amor con
la frase “Las nuevas formas de la relación amorosa”, y
narran el paso de una situación “donde la regla es la
rígidos que sostienen, arriba, una cuerda floja. No hay familia única para toda la vida, a otra donde se da un ir
escaleras porque las pulgas saltan. En el segundo, una y venir entre diferentes familias temporales o bien entre
jaula del tamaño de una manzana y una pequeña moti- formas de convivencia no familiares”, generando, no
to encendida con un ruido aterrador. En el tercero, una modelos sustitutivos de una alternativa por otra, sino
escalera de un metro de alto que lleva hasta un tram- la “coexistencia de una creciente diversidad de posibi-
polín y abajo, un bonito dedal en forma de corazón, lidades” (p. 12). La articulación de nuevas formas de
lleno de agua. Tras el telón las pulgas saltan entre el diálogo, de reflexión, de negociación y acuerdo relega

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Profesional en Estudios Literarios y Magíster en Estudios Culturales de la Pontificia Universidad Javeriana. Director de la Red Nacional de Estudiantes de
Literatura y Afines Rednel Colombia. Correo: seluna@unal.edu.co

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al epicentro dialógico el establecimiento de las nuevas Aquí las estadísticas hablan, como toda la estadística, un
normas del discurso amoroso; hay, pues, un cambio doble lenguaje, es decir, si mi vecina tiene dos amantes y
respecto al amor; de una relación que debía durar toda yo ninguno, estadísticamente los dos tenemos un amante.
una vida a una relación que se conserva bajo condicio- Los cambios han conquistado los perímetros del papel y
nes establecidas. La forma en que yo veo estas aprecia- la conciencia sin hacerse operativos. Esta mezcla de “nueva
ciones, de algún modo, mi crítica y el lugar que ocupo, conciencia y viejas situaciones, históricamente creada, es
es de lo que trata este texto. explosiva en un doble sentido” (p. 32): la toma de concien-
cia sobre su situación del lado de las falanges femeninas y
su equiparación en el tema de la formación ponen sobre
Sobre la situación de hombres y mujeres el mapa el tema de la cooperación y la igualdad, aspectos
que tropiezan directamente con el comportamiento de los
En el vaporoso campo semántico que envuelve al tema hombres y del mercado laboral. Éste es el panorama del
del amor, coexisten, de alguna manera desequilibrada comienzo de la liberación de aquello que los Beck deno-
y contradictoria, formas que relacionan enunciados so- minan “las adjudicaciones estamentales del género”.
bre la sexualidad, el cariño, la paternidad, el matrimo-
nio, etcétera -digamos, enunciados de primer nivel-,
con formas que hablan de política, economía, desarro- Matrimonio y sexualidad
llo profesional, asignación paulatina de cargos, ruptura
de esquemas sociales y otra vez etcétera -llamaremos Un día de esos en que llovía arroz, la pareja de novios se
a éstos, enunciados de segundo nivel-. Aquí el tema tomó de las manos y dijeron: Yo, “X”, te quiero a ti, “Z”,
de la igualdad/desigualdad entre hombres y mujeres como esposo/a y me entrego a ti y prometo serte fiel en
se desarrolla en un campo de batalla minado, donde las alegrías y en las penas, en la salud y la enfermedad, to-
se abren nuevas trincheras y se invierten toneladas de dos los días de mi vida. Antes de que el viento se llevara
armamento discursivo. Del lado de las mujeres, on- el arroz, los días de la vida se agotaron y, con ellos, la pro-
dean tres banderas: en las esferas mesa de amor se esfumó. Algo
de la sexualidad -bandera de la fórmula o el conjuro
mayor-, el derecho y, por no funcionó y los no-
último, la educación vios ya no volvieron a
-par de banderines tomarse de las manos.
que animan pálida- Después de dirimido
mente su ejército-. el caso, tú con la casa,
Del lado de la es- yo con el carro. No
cuadra oponente, es gratuito. Tú/ella
los hombres avanzan requiere protección,
con una retórica de la un techo para los hijos,
igualdad no dialógica, es un lugar seguro, la mujer
decir, no práctica, que no se tiene útero y merece me-
pone en acto, lo cual se tradu- tonímicamente el hogar;
ce, al atardecer del conflicto, en yo/él soy libre y soy nómada,
una lucha desigual. en lugar de útero llevo un tanque
de gasolina y varios litros de cerveza,
yo sigo mi rumbo recogiendo cuerpos por

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la autopista de las relaciones. Ahora bien, el caso de las nes entre concepto y realidad. Detrás de los conceptos
mascotas es más complejo que el de los hijos. No siempre “familia”, “matrimonio”, “padre”, “madre”, etc., una
los perros son de los hombres y los gatos de las mujeres, multiplicidad creciente de situaciones se tejen al estilo
pero siempre o casi siempre los hijos son de los dos. rizoma.2 Como consecuencia del número creciente de
posibilidades, tenemos la proliferación en los discursos
En las segundas nupcias, por ejemplo, la cosa se vuel- constituyentes de la convivencia, la estoica tendencia a
ve más compleja: están en escena mis hijos, tus hijos y vivir solo y las transformaciones en las conductas sexua-
nuestros hijos, esta experiencia trae consigo “sus corres- les. Este último ámbito es bien interesante porque de al-
pondientes acuerdos, sensibilidades y zonas de conflic- gún modo refleja el panorama general: la ambigüedad.
to para todos los implicados” (p. 34). Esta tendencia Estamos de acuerdo en que durante los últimos años se
creciente a aportar cada vez más nuevos especímenes ha vencido la rigidez en temas como la virginidad o la
emocionales en la jungla de las relaciones paternales, fidelidad o la tendencia sexual, sin embargo el compor-
sumada al aumento de modos de convivencia que se tamiento social y las políticas del cuerpo siguen siendo
ahorran el tema del arroz -recientemente sancionado fuertemente normalizados, aun cuando en la práctica
por el tema de las palomas-, esta estética hippie de las se bifurquen, trifurquen y multifurquen, rueden pre-
relaciones, diríamos, cuestiona directamente los mode- ventivos por las carreteras de la norma y lo público,
los de familia, matrimonio y trabajo que durante los años pero simultáneamente se atropellen en las autopistas
setenta eran opciones poco cuestionadas. de la práctica y lo privado.
Los autores sostienen que ya no está claro si hay que
casarse o convivir, si criar los hijos dentro o fuera de
la familia o en la zona alterna que son los abuelos, si Formación, mercado laboral y trabajo
tenerlos con la persona que se convive o la persona que
se ama pero que convive con otra, si tenerlos antes o En el preámbulo de la Constitución de 1991, donde se
después de la carrera o en medio; tenerlos por encargo, promulga el texto bajo el marco del sagradísimo Corazón
por azar o por pedido a domicilio -recordemos que en de Jesús, con “el fin de fortalecer la unidad de la Nación
este escenario, hacia 1978, nació el primer bebé pro- y asegurar a sus integrantes la vida, la convivencia, el tra-
beta del mundo-, tener los hijos en el agua, un parto bajo, la justicia, la igualdad, el conocimiento, la libertad
natural en casa o en el avión, por eso de que pueden y la paz, dentro de un marco jurídico, democrático y par-
recibir un pasaporte aéreo de por vida. ticipativo que garantice un orden político, económico y
social justo”, se establece como Principio fundamental el
Todas estas son decisiones que implican una institucio- Artículo 5 y como Derecho fundamental el Artículo 13.3 La
nalización de las formas extra de la familia o la convi- igualdad entre hombre y mujer aparece como decreto en
vencia y que requieren una legitimación acerca de las dicha Constitución a lo largo y ancho del papel, sin em-
tensiones que generan en las partes. Este fenómeno bargo, y no sorprende, en las estadísticas y en la acción
llamado por los Beck con el nombre de desacoplamien- de los sectores sociales la cosa es muy distinta.
to y diferenciación se establece en el foco de las relacio-

2
Para citar algunos modos, tenemos por ejemplo los “padres divorciados, padres extramatrimoniales, padres extranjeros, “amos de casa”, padres viviendo en
pisos compartidos, padres de fin de semana, padres con esposa que trabaja”, etcétera (p. 35).

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Artículo 5. El Estado reconoce, sin discriminación alguna, la primacía de los derechos inalienables de la persona y ampara a la familia como institución
básica de la sociedad. Artículo 13. Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de
los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión
política o filosófica.

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naufragan por el mercado o la experiencia del shock de


la realidad, estas gerentes, jefas, presidentes y demás son
fríamente asediadas por ansiosos tiburones machos,
tiburones gay, algunas ballenas asesinas y no pocos pe-
queños tiburoncitos que no siempre se conforman ni se
adaptan al cuidado del “amo de hogar”.

La emancipación de la mujer y el trabajo para la


familia desde la perspectiva de los hombres

Mientras yo viva te estoy queriendo con frenesí,


mi testamento yo estoy haciendo hacia tu favor,
cuando yo muera estás amparada siempre por mí,
para que sepas que yo sí soy de buen corazón.
No pienses tanto, vive contenta y vive feliz
y pon cuidado en esta parodia que dice así:
Todo lo que yo trabaje, todo es para ti,
tú eres quien tiene derecho, todo es para ti.
Diomedes Díaz, “Todo es para ti”

De primera mano, en la lírica del Cacique de la Junta,


se puede trasver el lugar dominante en la tradicional
visión masculina de las funciones propias de los géne-
La “revolucionaria igualación de las oportunidades en ros: el hombre trabaja y la mujer se dedica al hogar.
el ámbito de la enseñanza” (p. 38), bien en el esquema El hombre, en su infinita generosidad y amor, provee
de acceso, bien en el esquema de formación/instruc- a la mujer de cuanto necesita; la mujer, sin pensar ni
ción, que podría responder a un modelo de feminización objetar tan bello gesto, recibe este favor y estos dones.
de la enseñanza en los años setenta, se cierra en el mer- Es muy simple, el hombre es más fuerte, no tiene sazón
cado de trabajo y el sistema de empleo. En Colombia y no sabe sacar las manchas. La mujer sí sabe cocinar,
el panorama es así: tenemos una población fácilmente sí sabe lavar, sí sabe ordenar y mantener el hogar y, por
reproductiva en términos de especie con más mujeres supuesto, no hay como “la mamá” cuidando a los hijos,
que hombres. La tasa de ocupación laboral es casi el claro, con el dinero del hombre.
doble para hombres en relación con las mujeres; el des-
empleo es mayor en la población femenina, y las ramas Pongamos algo más de contexto: “muchacha deja esos
de servicio propias del género dejan en segundo plano pensamientos que a ti te matan / que se me quiere par-
las posiciones claves en política, economía, altos cargos tir el alma cuando te miro / yo soy tu sombra, soy tu
de la justicia, las universidades y los medios de comu- calor, soy tu esperanza / por eso cada paso que doy esta-
nicación. Es probable que un esquema glocal se repro- ré contigo”. Nótese que no hay una discriminación de
duzca en términos de trabajo profesional calificado y la mujer en la visión del hombre, serán uno, sombra,
que las grandes conquistas laborales de algunas mujeres calor y esperanza yuxtapuestos. Es más, si a cada paso
sean barcos piloteados con mucha garra y uñas rojas estarán juntos, hay entonces una forma de aceptación
y muy fuertes pero en peligro de hundimiento. Si no

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implícita de la igualdad de los derechos de las mujeres, revés, esto significa que para cumplir con tantas exigen-
pero con exclusividad del hombre en el papel del pro- cias la capacidad masculina de trabajo debe ponerse al
veedor; recordemos que todo el corazón y toda la vida servicio de la producción, demandando un “lugar armó-
de Él es para Ella, la “morenita consentida”. Qué cosa nico” representado por la mujer -o por las plantas o la
es esa manera de entender la igualdad de las mujeres gata-, y este amparo del género femenino sobre el mas-
al tiempo con la exclusión del trabajo doméstico, por culino tiene raíces en temas como la capacidad de parir
ejemplo. Los Beck llamarían este modelo el de “una ley de la mujer y al tiempo puede signar la responsabilidad
impuesta por los hechos” (p. 41). masculina. Los conflictos entre hombres y mujeres son la
epopeya moderna del desmoronamiento de una estruc-
Modificando los hechos, los hombres que asumen el rol tura social de lo privado, “lo que parece como conflicto
del hogar, visten el delantal y desenvainan la escoba y el de relaciones amorosas, tiene un lado general, teórico-
trapero, entonces los amos de casa, “padecen el síndrome social” (p. 45), desarrollado a partir de tres tesis, grosso
del ama de casa: la invisibilidad del trabajo, la ausencia modo: 1. la responsabilidad de la sociedad industrial en
de reconocimiento y la falta de autoestima” (p. 42). En los roles de género, 2. las contradicciones de los procesos
suma, la contradicción. Los hombres enferman, la mujer de individualización y 3. los conflictos del siglo XX -y
retorna al hogar. El hombre sale, se compra el periódico, XXI- que se visibilizan en la convivencia.
pasa por el médico y éste le aconseja que consiga “tra-
bajo”. La mujer lo cubre en la casa y todo vuelve a ser
“normal”. Por donde se mire: progresos y derrotas. Aun La sociedad industrial es una
cuando las mujeres conquisten nuevos mercados y de- sociedad moderna de estamentos
fiendan su nave, aunque se trate de espacios libres social-
mente precarios, las tendencias del desarrollo masculino Las contradicciones de clase que en el siglo XIX fueron
del mundo anticipan una fase conflictiva, una de cuyas acontecimientos públicos, que se vuelven más privados
resistencias mayores será el tema de la perpetuidad de la en el proceso de destradicionalización de la familia -“la
mujer en el trabajo doméstico. guerra de las trincheras de los géneros”, “la retirada en
lo subjetivo”, “la era del narcisismo”-, pueden ser mo-
Caso aparte, los hombres como yo, que opero tan bien la dos de nombrar ese quebrantamiento hacia lo privado.
lavadora como el PC, soy capaz de sacarle el blanco más Las contradicciones de la familia son contradicciones
blanco a las medias, cuidar de dos plantas y una gata, lim- íntimas, se dan de puertas del núcleo para adentro, tie-
piar del espejo del baño cada quince días las manchitas nen como campo de batalla el hogar, la habitación, el
del dentífrico y rendir en dos trabajos; soy de la segunda comedor, la cama de los hijos. Dicen los Beck que:
generación que rompió con el cliché del “hombre duro”,
genuino modelo de finales de los setentas. … sus síntomas son las eternas discusiones sobre la re-
lación de pareja o la guerra tácita en el matrimonio;
La exhibición de nuevos sentimientos y debilidades “mas- la huída a la soledad o de la soledad; la pérdida de se-
culinas” opera en un desarrollo distinto de la sexualidad. guridad que daba el otro al que, de repente, ya no se
Una vez más, esto es caso aparte, porque, según el este- entiende; el dolor del divorcio; la idolatría de los hijos;
reotipo de los roles adjudicado al género masculino, por la lucha por un trozo de vida propia que se quiere ganar
ejemplo el problema del “éxito”, sigue profundamente al otro y al mismo tiempo compartir con él; el descubri-
vinculado con el tipo de éxito profesional y económico. miento de la represión en las cosas ridículas de la vida
Sólo unos ingresos seguros posibilitan el ideal masculino cotidiana, y de la represión que uno/a mismo/a ejerce
de buen sustentador, buen marido y padre protector. Al (pp. 47-48).

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A diferencia de las contradicciones modernas de clase to pasa. Vienen las inundaciones y los damnificados o
en la sociedad industrial, las contradicciones entre los las alianzas e intercambios para la cooperación.
géneros, si bien son “producto y fundamento de la socie-
dad industrial en el sentido que el trabajo asalariado
presupone al trabajo doméstico” (p. 48); es decir, la adju- ¿Liberación de los roles de la mujer y del hombre?
dicación de las plazas que sigue el esquema que vimos
atrás del hombre al trabajo y la mujer al hogar debe su En las mujeres la situación contempla estos aspectos:
conflictividad a la contradicción entre modernidad y primero, el aumento en la esperanza de vida y el despla-
contramodernidad de la sociedad industrial, dado que zamiento en las secuencias de la fase de vida; segundo,
surgen en su etapa tardía. Las contradicciones estamen- el llamado Estado de Bienestar después de la Segunda
tales de los géneros surgen cuando la sociedad indus- Guerra Mundial que reestructura el trabajo doméstico
trial vence con su golpe contractual en el mercado, las (asilamiento y automatización); tercero, la maternidad
formas comunitarias colectivas de la familia. como la atadura más fuerte al rol tradicional de la mu-
jer es autodeterminada; cuarto, los divorcios traen con-
Se funden las formas de producción destinadas al mer- sigo los “riesgos” de la libertad económica; y, quinto,
cado con las formas de sustento familiar, sistemas de los efectos de la igualdad en la enseñanza. A vuelo de
valores contradictorios y principios de organización pájaro, y espero que mi expresión no provoque una me-
distintos tejidos en la túnica de una modernidad y táfora sexista, las circunstancias que envuelven el desa-
contramodernidad “moderna”. Resultado: separación rrollo de los procesos de individualización en las muje-
entre familia y producción. Consecuencias: un sistema res atraen una serie de contradicciones que replantean
de desigualdades basado en la producción. Diferencias los contextos de la propia vida femenina.
de salarios, profesiones y posiciones frente a los medios
de producción. Del viejo croquis de la sociedad indus- En el caso de los hombres, a vuelo de mosquito, es de-
trial y su ancestro de base feudal queda la asignación cir, deteniéndose en cualquier parte sólo por azar, es fá-
del trabajo familiar, doméstico, no pagado, que maneja cil reconocer que los elementos que “sacan” a la mujer
dinero de segunda mano, porque, recordemos: “todo lo de su tradicional rol, para él no aplican. La paternidad
que yo trabaje, todo es para ti”. Apuntan los Beck que no es un obstáculo para la profesión, por el contrario,
estos destinos de género estamentales son “mitigados, suele ser un motivo; ser mantenidos por una esposa es
superados, agudizados y encubiertos por la promesa del un teatro algo desconocido en la historia del rol, por
amor” (p. 49). Y como el amor es ciego, el punto se lo tanto y en términos generales, la individualización
agudiza hasta invisibilizarse. de los hombres refuerza las actitudes del rol masculino.
Las contradicciones son del tipo: si yo me esfuerzo tan-
Las diferencias entre hombres y mujeres vienen estam- to, ¿por qué no juego como Ronaldinho? o ¿por qué no
padas en estructuras institucionales que presuponen la escribo como Sábato? o ¿por qué no soy Tim Burton? o
desigualdad. Para decirlo como los Beck, no es posible ¿por qué no puedo meterme un lápiz por la nariz como
ubicar a los nuevos seres humanos “redondos” en los Homero Simpson y ser más inteligente?, en otras pala-
viejos cajones “cuadrados” del mercado laboral, la es- bras, son contradicciones particularmente vinculadas a
tructura social, etcétera. El amor es una suerte de ilegal, la fijación del trabajo y el sacrificio por el trabajo.
de okupa, que va y viene de un género a otro o salta en
uno solo negociando o desplazando momentáneamen- Los conflictos, explican los Beck, “hacen que las contra-
te las diferencias, traficando formas, haciendo malaba- dicciones entre hombres y mujeres se vean con más clari-
res narcóticos, ensoñaciones. Después del viaje su efec- dad” (p. 56), con dos “temas catalizadores” en el centro:

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los hijos y la seguridad económica. Primer round: esquemáti-


camente en el caso de los divorcios, la mujer se queda con
hijos y sin ingresos, mientras que el hombre se queda con
ingresos pero sin hijos. Por su condición biológica y por
ley, en principio los hijos son de la madre; pero, segundo
round: debido a la disminución de la desigualdad laboral
entre hombres y mujeres, se ha hecho más evidente el
caso de la discriminación del padre, lo cual apunta a que en
el proceso de distanciamiento de los roles cada vez más
padres se empeñen en ganar la potestad sobre sus hijos,
inclinando peligrosamente la balanza. ¿Peligrosamente
para quién?

La individualización es como Cupido: divide las situacio-


nes entre hombres y mujeres, pero también los lleva a la
vida en pareja. Con “la pérdida de las tradiciones crecen
las promesas de las relaciones amorosas” (p. 56). Las ve-
cindades crean los encuentros; los encuentros sucesivos,
los intercambios, y de los intercambios salen los recuer-
dos. Te conozco, no te conozco. En la medida en que el
abanico de contactos se amplía, se vuelven más efímeros.
Te doy mi e-mail, te acepto en mi facebook, te encuentro tiempo; todas estas fases revelan el modo de individualiza-
en el msn, te paso mi celu, te mando un emoticón con un ción de la familia, de mi familia y, en el corte longitudinal
smuack, pero nunca estoy solo. Y aun si tú me faltaras y de las convivencias, de mi biografía singular.
me quedara sin tecnología, tengo mis plantas y un leve
cuadro esquizofrénico. Si el miedo a la soledad es lo que En todas las dimensiones de la biografía surgen posibili-
mantiene unidas a las familias, por encima del amor y de dades y obligaciones de elegir. El mercado laboral exige
lo económico, todo lo que se teme o se augura más allá sujetos móviles sin considerar las circunstancias labo-
de ese matrimonio, o sea, de la soledad, quizá constituya rales: “Empresa multinacional requiere los servicios de
la base más estable de una relación. profesional, bilingüe, disponibilidad para trabajar de
inmediato en horarios rotativos, diurnos, nocturnos y
El fin del individuo o el renacimiento fines de semana con posibilidad de viajes”. Hay que de-
de una inmensa subjetividad cidir sin considerar las circunstancias personales, “fami-
liares”. El modelo de mercado moderno presupone una
Mi biografía singular, esa manera de alternar mi vida entre sociedad sin familia ni matrimonio. “Excelente presen-
familias o esquemas de convivencia a los que me aco- tación, buena actitud, tiempo completo, con posibili-
modo, siempre marginal, se complica en la medida en dad de viajar a lugares cercanos o lejanos”. La sociedad
que circulo, partiendo desde mi núcleo, por una serie de del mercado “llevada hasta el final es, por consiguiente,
familias temporales; las vacaciones largas en casa de los una sociedad sin niños” (p. 60). Sin plantas, sin gatos, a
tíos, la convivencia con los abuelos, las chicas que se han no ser que los niños, las plantas y los gatos crezcan con
venido a vivir conmigo, hasta la gata que a veces cuido madres y padres solteros y móviles. En consecuencia,
y para quien soy su padre y su madre y sus hermanos al el número de nacimientos disminuye, en parte por el

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E N S A Y O

terror a la dictadura de las necesidades que instauran los En el cofre de mi querer guardo, en primer lugar, a mis
hijos, los costos, los tiempos, la vida. ¿Qué significa esta padres, mis dos hermanos, mi hermana; por su parte,
liberación del contexto estamental de los géneros de mis sobrinos/as, mis primas y primos y las demás exten-
la sociedad industrial para la discusión sobre el fin del siones consanguíneas del lazo familiar se guardan con
individuo? ¿Se abre de esta manera el interior de los menor cuidado. Vivo solo hace diez años en una ciudad
seres humanos a las industrias florecientes de la aventu- diferente a donde nací, mi familia quedó allí y yo es-
ra, los movimientos religiosos y las doctrinas políticas? toy acá. Han nacido varios sobrinos y se han vinculado
¿Se disolverán las últimas competencias del Yo y serán nuevas personas al grupo familiar, sin embargo mi acer-
sometidas a las modas de las cambiantes estandarizacio- camiento es mínimo. Por eso en mi cofre debí meter
nes interiores? (p. 63). “mis cosas”, las que hacen mi hogar. Me individualicé.
Entonces guardo también libros, tatuajes, fotografías,
Lo que es, significa, debería y podría ser la familia, el una colección de juegos de palabras y otros “objetos”
matrimonio, la paternidad, la sexualidad, el erotismo que me relatan una historia de afectos. Hay otros espa-
y el amor ya no puede ser presupuesto, preguntado cios para lo nuevo, para lo inesperado, para lo contin-
o anunciado de forma obligatoria, sino que varía en gente… pero no hay lugar para “mi propia familia”. “No
cuanto a contenidos, delimitaciones, norma, moral y tendré hijos” es una frase que me he repetido cuando
posibilidades incluso de individuo a individuo, de rela- pienso en el tema. “No tendré hijos y tampoco me voy
ción a relación, y tiene que ser disfrazado, negociado, a casar” es la oración completa. Adicionalmente, no
acordado y fundamentado en todos sus detalles del me importa la presión social o familiar al respecto. Me
cómo, qué, por qué y por qué no, aunque de esta mane- puedo quedar “para vestir santos” y no me preocupa.
ra se despierten y desaten los demonios que duermen El amor es el bienestar, y como la sociedad presenta
en todos los detalles (p. 20). nuevas alternativas y requiere nuevas prácticas, mi bien-
estar está en solitario y se acompaña de ocio. Para sobre-
vivir sin saltar a la cubeta, he aprendido las estrategias
de los personajes en los circos de pulgas: mantener el
equilibrio sobre la cuerda floja y no bajarme nunca de
la motito que recorre la jaula a toda velocidad. Ahí les
va con todo mi amor.

Referencias Bibliográficas

Beck, Ulrich y Elisabeth Beck-Gernsheim (2001). El


normal caos del amor. Barcelona: Paidós.

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El poema en prosa en
Rimbaud y Baudelaire
Winston Williamson Ramírez1 tanto la temática como la forma de los Pequeños poemas
en prosa de Baudelaire serán un diálogo con su tiempo,

L a poesía en prosa nace en Francia en los siglos XVIII


y XIX; algunos críticos sitúan los comienzos de la poe-
sía en prosa en las primeras traducciones de la Biblia o las
con la ciudad, con la París moderna, con sus cruelda-
des, enfermedades, intolerancias, oscuridades y belleza
oculta. Baudelaire instaurará al poema en prosa como
traducciones francesas de los clásicos italianos como Tasso género autónomo, como forma propia de expresar la
y Ariosto e ingleses como Milton, Pope u Ossian. Dentro experiencia del hombre moderno.
de las letras francesas, los precursores son Charles Nodier
con Samarra y Louis Bertrand con Gaspar de la Nuit. Ya en 1886 se publican las Iluminaciones de Rimbaud jun-
to con L’Avant Dire de Mallarmé y el Traité du Verbe de
Jesse Fernández, en su libro El poema en prosa en Hispa- René Ghil, que sentarían las bases para las posteriores
noamérica, dice con respecto a los orígenes del poema expresiones de poesía en prosa, que tendrá leves varia-
en prosa: “Bertrand en su libro pretende interrelacio- ciones como aquellas de autores como Villier de l’Isle-
nar la poesía con la pintura; busca por medio de recur- Adam en Contes Cruel, cuyo marcado hilo narrativo lo
sos formales y agudeza conceptual crear imágenes fan- acercará más al relato breve que al poema en prosa.
tasmagóricas y alucinantes del mundo de los sueños [...]
El sentido rítmico de la prosa se logra mediante la orga- Diferenciar al poema en prosa de otros géneros litera-
nización en párrafos que asemejan coplas a la manera rios no es una tarea fácil y ha suscitado gran contro-
de las baladas o canciones populares.” (p. 18). Aunque versia. Establecer una diferenciación formal o temáti-
la belleza formal preocupaba a Bertrand, su principal ca con géneros como el minicuento, el relato breve, la
objetivo y deseo era crear un universo poético nuevo, viñeta o el ensayo lírico, implica una serie de proble-
basado en el encantamiento de un lenguaje afectivo y máticas, las cuales, según la forma en que definamos
sugerente. Baudelaire (1994) es deudor de este autor, el poema en prosa, pueden llegar a amalgamarse. Para
y en la carta a Arséne Houssaye dice: “Fue al hojear mi acercamiento al tema seguiré los planteamientos de
por vigésima vez al menos el famoso Gaspard de la Nuit Jesse Fernández (he de aclarar que, aunque este autor
de Aloysius Bertrand […] que se me ocurrió la idea de se centra en la expresión hispanoamericana del poema
intentar algo análogo, y de aplicar a la descripción de en prosa, basa sus estatutos en las definiciones france-
la vida moderna y más abstracta, el procedimiento que sas del género) e intentaré complementarlo con mis
él aplicara a la pintura de la vida antigua, tan extraña- observaciones: mientras que los géneros ligados con la
mente pintoresca” (pp. 9-10), pero Baudelaire no será narrativa –como el minicuento o la viñeta– se carac-
un simple imitador del estilo de Gaspard aplicándolo a terizan por su relación referencial con la anécdota; o
otro ámbito, sus poemas en prosa no buscarán un mun- aquellos como el ensayo lírico se centran en la crítica
do inventado, ni su lenguaje se suscribirá a lo popular; formal escrita con un lenguaje lírico, el poema en prosa

1
Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Universidad Javeriana. Correo: winstonwar@hotmail.com

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o “proema”, como lo llama Octavio Paz recuperando Souzanne Bernard (1959), una de las grandes teóricas
el término de Francis Ponge, se centra en la tensión del poema en prosa, habla sobre él de esta manera: “El
entre la referencia hacia el mundo empírico y el mundo poema en prosa supone […] una voluntad consciente de
interior, no siendo una narración pero tampoco una ex- organizar [el discurso] en forma de poema; debe ser un
hortación meramente subjetiva. En el poema en prosa todo orgánico, autónomo, de modo que permita dis-
el autor busca evidenciar una realidad personal o empí- tinguirlo de la prosa poética –la cual no es más que un
rica a partir de lo que llama Baudelaire (1994) “los mo- “matiére”, una forma, de primer grado si se prefiere, a
vimientos líricos del alma” (pp. 10-11): hay una fusión partir de la cual se pueden realizar tanto ensayos como
(y tensión) de lo exterior y lo interior, son valoraciones novelas o poemas” (p. 14). Este planteamiento muestra
crítico-reflexivas con cierto toque de ironía. cómo el poema en prosa es un ejercicio del intelecto y
la imaginación (entendida como lo hace Coleridge) y
Sigo los planteamientos de Tzvetan Todorov (1991) en no uno meramente subjetivo; su construcción depende
que empieza definiendo el género literario como “una de un esfuerzo formal por unir figuras retóricas y musi-
agrupación de textos con propiedades comunes, una cales en la obra manteniendo la movilidad de la prosa
codificación de propiedades discursivas, codificación en un texto breve. Pero su diferenciación con otros gé-
históricamente constatada”. Este teórico, para quien el neros similares, como la prosa poética o el ensayo lírico,
género “es un lugar de encuentro de la poética gene- no radica sólo en el exterior formal; el poema en prosa
ral y de la historia literaria”, sostiene que “cada época es también instante lírico como la poesía versificada,
tiene su propio sistema de géneros, que está en relación se proyecta “afectivamente” centrándose en sí mismo
con la ideología dominante. Como cualquier institu- (su ritmo interno) mostrando una voluntad de estilo;
ción, los géneros evidencian los rasgos constitutivos de es una tensión casi oximorónica, un género híbrido, no
la sociedad a la que pertenecen”. Puesto que los dis- uno que toma elementos prestados de otro.
cursos e instituciones mutan a partir de una serie de
amalgamas y transformaciones, lo mismo pasa con los Debo aclarar que Baudelaire no pertenece al género
géneros literarios, que, como los hombres que los pro- del poema en prosa, es anterior a él y su quehacer lite-
ducen, son dinámicos y se mueven a través del tiempo rario se diferencia del movimiento simbolista. Lo que
combinándose y generando otros nuevos. Con los plan- sí es cierto es que muchos de sus planteamientos y el
teamientos de Todorov podemos pensar en el poema en lenguaje que desarrolla serán de gran influencia en los
prosa como algo totalmente moderno, que responde a postulados del simbolismo, y su figura será exaltada por
circunstancias de época, tanto en el caso de Baudelaire, todos los integrantes de este movimiento. Así, sin que-
quien busca “sacar oro del fango” de la ciudad, como rer ahondar en la problemática sobre la vinculación de
en el de Rimbaud, en su búsqueda personal de conoci- Baudelaire al simbolismo, voy a hacer referencia a él
miento y genialidad inmanente. En los dos autores hay cuando hable del poema en prosa como género más
una gran ambición de ruptura: el poema en prosa ataca por conveniencia a la hora de establecer una relación
los presupuestos de diferenciación entre prosa, como con Rimbaud y ciertos elementos del lenguaje. En el
lenguaje destinado a las ciencias y a la novela, y lírica, caso de Rimbaud, algunos críticos profieren que su en-
como lenguaje exclusivo de la poesía y del diálogo inte- lazamiento al simbolismo sólo se debe a su relación per-
rior versificado. El poema en prosa es provocador con sonal con Verlaine, pero tampoco pretendo ahondar en
respecto a las instituciones hegemónicas académicas y, este tema, sólo deseo relacionarlo con el simbolismo
aunque de manera diferente, en su uso particular res- en cuanto actitud ante el lenguaje y la modernidad, y
ponde a los planteamientos de ruptura modernos que por conveniencia clasificatoria. Ya hechas estas aclara-
buscan estos dos autores. ciones, podría agregar por último que el concepto de

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simbolismo que manejo en este texto tiende a ser per- va siendo hábil se desprende de toda liturgia, de toda
sonal y que mi objetivo es establecer las relaciones con regla, de toda medida; abandona la épica por la novela,
el manejo que supone la poesía en prosa. el verso por la prosa; no tiene ya ninguna ortodoxia y es
libre como cada voluntad que la produce.
En el simbolismo francés hay una nueva actitud hacia la
palabra, se busca su extrañamiento (sacarla de su uso co- Hay un desprendimiento de la rigidez de la versificación
rriente) para resemantizarla: cargarla de sentido y sonido; el rimada, este desprendimiento nace de una búsqueda de
poema en prosa nace también de la necesidad de darle un libertad y de individualidad, es una respuesta del mun-
lenguaje a la modernidad, a esta ciudad (Baudelaire) que do moderno al clásico. Asimismo, el poema en prosa se
debe ser expresada y renombrada. Esta actitud supone una liga con mayor facilidad al cosmopolitismo: la libertad
provocación, una renovación, es un tipo de vanguardia. de su forma lo desliga de las formas estrictas de versi-
ficación regionales. El verso en prosa se desarrolla en
En relación con el verso y el romanticismo, la poesía en París, ciudad en donde se reúnen artistas anglosajones,
prosa nace también como un intento de dejar de lado alemanes, estadounidenses y franceses que interactúan
la “emoción subjetiva” para darle cabida a las imágenes activamente, y aunque en Los pequeños poemas en prosa o
como vehículo poético: en el caso de Rimbaud puede ha- Spleen de París Baudelaire hable y establezca relaciones
ber una búsqueda interior y subjetiva, pero se trata de re- con su París actual, su visión de la modernidad y del
flexión, no de sentimentalismo; en Baudelaire es parte de hombre moderno se vinculan no simplemente a una
su visión poética de la poesía como trabajo, como esfuerzo realidad local, sino a un sentimiento de época; Bau-
reflexivo e intelectual para expresar la situación moderna. delaire habla del arte en dos mitades, una contingen-
te, transitoria, y otra eterna, que responde al hombre
El poema en prosa nace con la necesidad de desubjetivar como ser, más allá de lo regional y la moda.
el verso, pero también de una necesidad de ligar el acto
poético con la música, la sonoridad; se liga con el verso Es la ciudad como símbolo de la modernidad la que per-
libre, pero va un paso más allá, dejando del todo la versi- mite el surgimiento de la poesía en prosa como la cono-
ficación sin perder el ritmo interno; la prosodia toma un cemos hoy en día; el movimiento, la masa, las relaciones
matiz nuevo, la armonía debe ser repensada; no es verso, interculturales, la naciente globalización son los factores
pero tampoco es prosa, toma la musicalidad y fuerza de que llevan al desarrollo de este género. Tanto Baudelaire
las imágenes del verso y las une con la libertad e intelec- como Rimbaud tienen dentro de sus temas principales la
tualidad (en cuanto es el lenguaje propio de la filosofía y ciudad, y aunque lo abordan de distinta manera, es mues-
de las ciencias) de la prosa. Flaubert, en la carta a Louise tra clara de la influencia de ésta en su quehacer poético,
Colet, dice con respecto al verso libre algo que podemos en una dicotomía entre fascinación y repudio, llegando a
relacionar con la poesía en prosa: producir la necesidad (o maldición) de la alienación.

Las obras más bellas son las que tienen menos materia; Por otra parte, el poema en prosa puede llegar a ser místico
cuanto más se aproxima la expresión al pensamiento, en Baudelaire o Rimbaud, pero nunca trascendentalista;
cuanto más se funde con éste la palabra y desaparece, los sucesos o ideas se desarrollan en un plano inmanente.
más bello resulta. Creo que el futuro del arte está en es- La poesía deja de lado la alegoría y el lenguaje directo para
tas vías. Lo veo a medida que crece etereizándose todo hablar mediante la sugerencia; el lenguaje juega con el
lo que puede, desde los pilones egipcios hasta las agujas lector, y entre hermetismos y musicalidad nace un nuevo
góticas, y desde los poemas de veinte mil versos de los acercamiento al lenguaje: en lo cifrado, en el extrañamien-
indios hasta los borbotones de Byron; cuando la forma to, en el caos aparente se esconde una búsqueda interior.

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En carta a Georges Izambard, Rimbaud habla del obje- después del suicidio del príncipe Rimbaud introduce
tivo del poeta: “Se trata de alcanzar lo desconocido por una sentencia clave: “Le falta música sabia a nuestro
medio del desarreglo de todos los sentidos, […] De Ennio a deseo” (p. 20). Esta frase reformula el poema en prosa
Turoldus, de Turoldus a Casimir Delavigne, todo es prosa como instante, intuimos algo más allá de algún propósi-
rimada, mero juego, apolotronamiento y gloria de innu- to edificante: la música, el deseo y la sabiduría parecen
merables generaciones idiotas”. El poeta se hace vidente decirnos algo más que la anécdota; ésta incluso parece
por medio de un razonado desarreglo de los sentidos, articularse sólo como excusa para llegar a esta frase, con
inspecciona en su interior y en su vida todas las formas el objetivo de establecer una reflexión con respecto al
de sufrimiento y de locura para quedarse con sus quin- sacrificio necesario, a la autodestrucción del poeta para
taesencias; por esta razón será el gran maldito, el Supremo lograr el desorden de los sentidos que le proporcionará las
Sabio, porque alcanza lo desconocido. Consecuentemente, visiones de sabiduría. Este poema en prosa se acerca a
la poesía rimbaudiana será una búsqueda interior y exte- un relato breve, pero la reflexión y hermosa composi-
rior de aquello desconocido, invenciones que exigen for- ción lírica lo llevan más allá de lo narrativo para cen-
mas nuevas, por lo que Rimbaud hablará de invención trarse en la búsqueda y tensiones subjetivas del poeta.
y armonía como directrices de su obra poética; así, sólo
un nuevo lenguaje relacionado con la música y el extra- El lenguaje de Rimbaud tiende a la búsqueda de la
ñamiento podrá ser vehículo para este propósito, sólo un emancipación, busca una salida al conceptualismo y la
lenguaje moderno y ligado tanto a lo interior como a lo realidad material; suprime las categorías de tiempo y es-
exterior –como el del poema en prosa– le servirá a Rim- pacio, busca en el desorden de los sentidos la asociación de
baud para este propósito (con esto no pretendo decir que elementos dispares. Pero, contrario a lo que aparenta,
sea la única forma de realizar este cometido; Mallarmé con este lenguaje no nos sume en un caos completamente
sus constelaciones de palabras logrará efectos similares de hermético, Rimbaud posee un fin claro, activo: la cons-
innovación, revolución y extrañamiento). trucción del poeta como vidente, la búsqueda de la ilu-
minación inmanente. Valery habla de una “incoherencia
Las Iluminaciones de Rimbaud poseen una gran varie- armónica” en el lenguaje de Rimbaud. La coherencia del
dad temática, a poemas alegres y esperanzados le siguen texto no está dada sólo por los contenidos y la prosodia:
otros melancólicos y oscuros; algunos juegan con un los movimientos de las palabras, las imágenes evocadas,
lenguaje críptico de imágenes chocantes y alucinatorias, los cromatismos, los abruptos cambios en las imágenes y
otros son descriptivos. Pero, eso sí, nunca remiten a la las combinaciones de elementos poco comunes le con-
mera anécdota, ni aun un poema con el título de Conte fieren a los poemas en prosa rimbaudianos un encanto
[“Cuento”], que parece narrar los acontecimientos en inusitado y ciertamente van en consonancia con el afán
un ámbito fantástico en donde un príncipe que “que- de la búsqueda de eso desconocido que pretende el autor.
ría ver la verdad, la hora del deseo y de la satisfacción
esenciales” (p. 19) comente toda clase de crueldades La musicalidad interior en la poesía de Rimbaud es poco
asesinando a sus mujeres, seguidores y animales sagra- apreciable en las traducciones al castellano, una frase
dos: “¡Cómo puede uno extasiarse en la destrucción, del poema Metropolitan como “Et les atroces fleurs qu’on
rejuvenecer mediante la crueldad!” (p. 20), y ante la appelerait coeurs, damas dammant de languer” no posee una
aparición de un Genio de belleza inefable muere junto visible coherencia temática, pero en la versión francesa
al Genio, junto a su propia imagen, suicidándose. Has- las aliteraciones y asonancias guían la lectura, y lamen-
ta aquí podríamos decir que se trata de una fábula muy tablemente se pierden en el proceso de traducción. Sin
bien confeccionada, con influencias orientales, a la que embargo, aún sin ser conocedores de la lengua francesa
le podríamos sacar incluso alguna moraleja ética, pero podemos apreciar la musicalidad de las construcciones

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en su ritmo “narrativo”; la mayoría de los poemas co- gan a seguir, no existe una pausa en cada verso, la prosa
mienzan con una frase impactante puntual, por ejemplo: lo conduce a un movimiento constante. Las Iluminacio-
“he estrechado entre mis brazos el alba de verano” (Alba); nes están escritas en su mayoría en tiempo presente, son
“Este ídolo, de ojos negros y pelaje amarillo” (Infancia acto, revolución activa.
I); “Robustísimos bribones” (Farsa); “Ante una nevada,
un Ser de Belleza muy alto” (Being Beateous); “Soy un in- Las Iluminaciones son un campo de ideas y conceptos, una
ventor cuyos méritos difieren mucho de los de cuantos destrucción y reconstrucción permanente, como aprecia-
me han precedido” (Vidas II); “Cielos grises de cristal” mos en el primer poema Aprés le Delugue [Después del di-
(Los puentes). El lector se ve bombardeado por imágenes, luvio]: después del Diluvio el mundo se reconstruye, sa-
y estas frases contundentes (semejantes a los aforismos) len las caravanas, las flores nacen, se edifican los hoteles,
desestabilizan su acercamiento a la lectura, pero lo obli- pero Rimbaud exclama “Mana, estanque; espuma, rueda

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sobre el puente y por encima de los bosques; paños ne- Él es el amor, medida perfecta y reinventada […] él es
gros y órganos, rayos y trueno, creced y precipitaos; aguas la eternidad: amada máquina de las cualidades fatales”
y tristezas, creced y reavivad los Diluvios. Pues desde que (p- 95). Este genio, hasta acá, suena como a un redentor
se disiparon […] ¡todo es aburrimiento!” (p. 11). A la similar a Cristo, el poema parece ser trascendentalista,
calma debe llegar el movimiento, el mundo debe fluir, pero entonces Rimbaud exclama en la voz de ese Genio
destruirse para revivir, el poeta debe ver, aprender de las “¡Fuera las supersticiones, los antiguos cuerpos, la fami-
brujas el secreto que esconden, el hastío (Ennui) impide lia y las edades! ¡Esa época ya se ha ido a pique!” (p. 95).
el movimiento; para obtener la iluminación, la geniali- Entonces, el Genio de Rimbaud no es una deidad, sino
dad, el poeta debe sufrir el Diluvio y renacer. Así, las la humanización máxima, y se mantiene en ella, la total
imágenes funcionan como un campo de ideas, en donde inmanencia: “Él no se irá, no bajará de los cielos, él no
intuitiva, caótica o emotivamente se articulan las sensa- llevará a cabo la redención de la cólera de las mujeres
ciones y reflexiones. El lenguaje, aunque puede tener […] ni la de los pecados […] el mero hecho de existir y de
descripciones, siempre está ligado al instante, al choque ser amado ya nos ha redimido” (p. 96). Este ser, aunque
de la palabra, con las imágenes que crea extraña al lector, sacraliza el quehacer poético, no es una divinidad, es la
la palabra es despojada de su uso común. salvación de la humanidad por la humanidad.

Las formas estáticas se anclan en la historia, el verso libre


funciona como la promesa de una total inmanencia, de Referencias Bibliográficas
una reactualización constante del sí mismo; de esta ma-
nera, sólo la forma del verso en prosa, dada su libertad Baudelaire, Charles (1994). Pequeños poemas en prosa.
poética, puede prestarse para realizar esta empresa, su Bogotá: El Áncora.
armonía es la que permite la construcción del Genio, de
esa última iluminación por encima de los sentidos. Bonnefoy, Yves (1975). Rimbaud por sí mismo. Cara-
cas: Monte Ávila.
Yves Bonnefoy (1975) dirá, con respecto a las Ilumina-
ciones y a la construcción del genio como objetivo del Bernard, Suzanne (1959). Le poéme en prose, de Baude-
poeta: “El genio de Rimbaud no es un dios que se vol- laire jusqu’á nos jours, París: Librairie Nizet.
verá hacia el hombre. Es el hombre absoluto, liberado,
quien en el seno de su propia esencia lleva a buen tér- Fernández, Jesse (1994). El poema en prosa en Hispa-
mino las migraciones más enormes que las antiguas invasio- noamérica. Madrid: Hiperión.
nes” (p. 126). Así, las Iluminaciones de Rimbaud serán un
intento de asir por medio de este desorden sensorial, y Flaubert, Gustave. “Carta a Louise Colet, Croisset,
de los movimientos de fracaso y esperanza, y una forma 16 de enero de 1852”.
de buscar la iluminación poética; serán una búsqueda
del genio poético, no entendido como los románticos, Gómez Jaramillo, Arturo (1984). Rimbaud: Vida y
ni tampoco en un sentido religioso de alcanzar un cielo obra. Manizales: Imprenta Departamental.
cristiano o una iluminación brahamánica; el genio de
Rimbaud es, como lo dice en el último poema del libro, Rimbaud, Arthur (1995). Iluminaciones. Madrid: Hi-
Génie [Genio]: “Él es la afección y el presente […] Él la perión.
afección y el porvenir, la fuerza y el amor que nosotros,
erguidos en la rabia y el tedio, vemos transitar por el Todorov, Tzvetan (1991). Los géneros del discurso. Ca-
cielo tempestuoso y rasgado de jirones de éxtasis. […] racas: Monte Ávila.

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Una mirada a la inestabilidad


del sujeto femenino en La pasión
según G. H., de Clarice Lispector
y Los vigilantes, de Diamela Eltit
Alexandra Lozano Silva1 Se pasa de pensar de manera unilineal, como pretende
la modernidad, a pensar un tiempo sincrónico en el
Mi pregunta, si había una pregunta, no era: cual se entrecruzan culturas distintas –y esto implica
“qué soy” sino “entre cuáles soy”. hablar de un otro–, estableciendo entre sí contacto, arti-
[…] Vivía más dentro de un espe- culación y diálogo. Una vez inmersos en esta dinámica
jo. Dos minutos después de nacer discursiva, podemos encontrar voces (autoriales y/o na-
ya había perdido mis orígenes. […] Y tratándose de rrativas) que emergen significativamente, pues se carac-
hombres y mujeres, ¿qué era yo? terizan por su silenciamiento y subalternancia e inten-
Clarice Lispector, La pasión según G. H. tan construir espacios en los cuales representarse desde
la supervivencia, desde las márgenes, al mismo tiempo

D entro del panorama de la literatura latinoame-


ricana del siglo XX encontramos algunas obras
que nos remiten a mundos diversos y que proponen
que pretenden zafarse de una identidad individual o
colectiva uniforme. En concordancia con lo anterior,
se habla entonces de la construcción de subjetividades
la configuración de unos discursos como espacios lin- en movimiento, que no se mantienen fijas sino en un
güísticos de filiación sociocultural disímil, en los que constante siendo, que no se proponen llegar a un fin,
actúan tiempos variados. Con el fin de problematizar sino que son identidades inestables e irresueltas.
categorías homogéneas y estables, el peruano Antonio
Cornejo Polar plantea el concepto de heterogeneidad, En su texto Escribir en el aire, Cornejo Polar desarrolla
que para el caso de las literaturas latinoamericanas con- hábil y explícitamente su propuesta de heterogeneidad.
temporáneas resulta apropiado acercarlo y aplicarlo. Para tal fin se apoyó en el análisis de micro-textos (en
Este teórico y crítico enuncia su planteamiento parán- este caso, textos andinos), por lo cual el presente ensayo
dose desde espacios inestables y heteróclitos, permitién- pretende, así mismo, apoyarse en dos micro-textos de
donos, de esta manera, hablar de las distintas formas la literatura latinoamericana del siglo XX para abordar
de mirar y hacer literatura en la región, teniendo en un análisis a partir de este concepto relacionado con la
cuenta su contexto particular. construcción de una subjetividad. Cabe mencionar que
este ensayo es una exploración que intenta caminar no
con el propósito de fijar la búsqueda de un absoluto o

1
VII semestre, Estudios Literarios, Universidad Javeriana. Correo: lozalex7@hotmail.com

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E N S A Y O

de planteamientos teleológicos, sino de hallar signifi-


cados en procesos, más acorde con la articulación de
diferencias situadas en los intersticios y en las fronteras
sociales, culturales y humanas.

Se trata de dos obras escritas por mujeres, medianamente


distantes en el tiempo, no obstante, inscritas ambas en la
segunda mitad del siglo pasado, que marcan su escritura
con elementos rupturistas, que viajan por dimensiones
otras y que pretenden un desplazamiento implícitamente
crítico, de espacios y conceptos totalizantes a espacios y
lenguajes plurales, que a su vez llegan a ser contradic-
torios y conflictivos. Sin embargo, no se trata de textos
que hablan entre sí, sino de textos que se asemejan a
partir de un ejercicio de lectura en el cual se logra el en-
cuentro de elementos comunes. Tales elementos tienen
como base aspectos problemáticos que están en debate
en el área cultural latinoamericana. Se trata, pues, de La
pasión según G. H. (1964), de Clarice Lispector (Brasil) y
Los vigilantes (1994), de Diamela Eltit (Chile).

Estas obras se instalan en el siglo XX con propuestas di-


ferentes a su tiempo y chocan con la contingencia de un
mundo moderno transnacional y neoliberal que domi-
na, bajo discursos hegemónicos, los ámbitos social, cul-
tural, político y económico. Dentro de este esquema, se
empiezan a percibir tensiones entre lo global y lo local,
advirtiendo luchas de poderes. Mientras lo global se in-
teresa por producir y administrar conductas y saberes
desde dinámicas expansivas del neocapitalismo, lo lo-
cal trata de marcar una especificidad, apartándose de la
institucionalización de políticas de mercado y de códi-
gos metropolitanos. En tal especificidad, aparecen mo-
dos de representación del sujeto, que aluden a procesos
y discursos que se desprenden de la noción de cultura;
así, entre otras, “habría una dimensión –extendida– de
cultura según la cual este término abarca el conjunto
de los intercambios de signos y de valores mediante los
cuales los grupos sociales se representan a sí mismos y
para otros, comunicando sus particularidades, modos
de identidad y diferencia” (Richard, 1996; p. 185).

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En ese sentido, la construcción de un sujeto que cues- así una cultura de resistencia, donde escribir y construir
tiona o desestabiliza los modelos positivistas y unilinea- un libro implica(ba) pararse en espacios intermedios de
les en el tiempo también tensión y ser “uno de los escasos gestos” de superviven-
cia, como diría la propia Eltit. Desde allí, tratará temas
… potencia el campo cultural como el lugar en el que cotidianos para rechazar el autoritarismo, y así mismo
se dirimen las luchas representacionales entre fuerzas este le sirve de base para elaborar temáticamente sus
políticas y sociales que se asientan no ya en raíces de te- obras. Pero su escritura no se lo apropia en el lenguaje,
rritorialidad inmediata y administrada por los proyectos sino que más bien lo cuestiona. Intenta, pues, desmar-
nacionales, sino en dinámicas reales y virtuales que reba- carse de este referente para construir otros mundos po-
san la noción misma de realidad (la temporalidad, la espa- sibles, también conflictivos. Es así como
cialidad) promovida por la razón ilustrada y por la lógica
modernizadora. […] la subjetividad, a nivel individual y … el tema del poder es uno de los puntos claves de su
colectivo, sufre transformaciones que alteran los procesos trabajo creativo; el poder como instancia que permea la
de (re)conocimiento, interacción y proyección social, al totalidad de las relaciones sociales, es decir, no se trata
ser interpelada desde lugares no previstos de producción sólo de los poderes centrales, sino de “micropoderes”,
y reproducción simbólica. (Moraña, 2004; p. 206). en el sentido que les daba Foucault, y de la constela-
ción de resistencias que generan. […] El autoritarismo
Así pues, podemos empezar a deducir cuáles son los con- cancela voces, los cuerpos, los espacios de goce y pro-
textos en los que se instalan las novelas mencionadas, ductividad, las tramas de solidaridad social, lo diver-
pues irrumpen en esos espacios estáticos que unifican gente, lo múltiple, a través de la violencia, del miedo,
tendenciosamente para marginar, excluir y ocultar dife- del silencio. [Y] frente a la amenaza de aniquilación de
rencias. Por un lado, está Clarice Lispector (1920-1977), la cultura, frente al brutal silenciamiento de la socie-
que se inscribe en la literatura brasilera, desafiando la dad, [sus obras] buscaron la fisura desde la cual seguir
escritura racional con una sensorial desde la cual le habla respirando, seguir creando (Sandra Lorenzano, en El-
a aquel mundo exterior que altera sus sentidos. A través tit, 2004, pp. 14-16).
del personaje G. H., hace posible no una subjetividad,
sino dos, entre las que oscila; en definitiva, resulta ser un Ahora bien, es la escritura la que marca la diferencia
espacio ambiguo y de tensión: “Para una mujer esa repu- y permite que se manifiesten voces narrativas de rup-
tación es socialmente mucho, y me sitúo, tanto para los tura, monológicas, femeninas y sugerentes. Así, en La
otros como para mí misma, en una zona que socialmente pasión según G. H. el personaje protagónico, una mujer,
está entre mujer y hombre. Lo que me dejaba mucho es quien relata la novela y va desenvolviéndose en una
más libre para ser mujer, ya que no me ocupaba formal- trama que no pretende significar algo, sino que la arma
mente en serlo” (Lispector, 1964). desde un fluir de conciencia, aludiendo a un cuerpo
fragmentado y alterado que cuestiona la racionalidad
Y, por el otro lado, se encuentra Diamela Eltit (1949-), de un mundo moderno: el espacio de la casa, el cuerpo
una chilena que escribe algunas de sus obras bajo la desde el cual construye su subjetividad, la limpieza, as-
dictadura de Pinochet, impuesta en 1973 a través de pecto propio del espacio de lo público, por mencionar
un golpe militar que destituyó a Salvador Allende y en algunos. Mientras tanto, en Los vigilantes aparecen dos
el cual éste encontró la muerte. Marcada por esa situa- voces, la de un niño y la de su madre, siendo la voz de
ción, su escritura va a ser transgresora en la medida en ésta la que hilvana todo el relato. Su voz, expresada a
que se enfrenta a los poderes que dominaban en Chile través de una escritura epistolar, es la manifestación de
para ese entonces y a la “oferta de Occidente”, creando un cuerpo como lugar de enunciación donde se revela

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un deseo femenino que intenta afirmarse desde la mar- o nuestro género, que nos constituye íntimamente, po-
ginalidad y subalternidad para quebrar el espacio de niendo en entredicho cualquier supuesta idea de iden-
los discursos masculinos que predominan, con especial tidad asumida (Moraña, 2004; p. 289).
énfasis, en la esfera de lo público. Esta mujer protago-
nista, al igual que G. H., se instala en espacios privados Por su parte, G. H., el personaje femenino de la novela
que encaminan un intento de transgresión y un pro- de Lispector marca una voz que, enfrentándose a un
nunciamiento desde lugares diferentes a los dominan- mundo racional, emerge para hablarse a sí misma y a
tes y codificados. Emergen entonces como sujetos que un otro que imagina dentro de un espacio doméstico
se construyen a sí mismos y construyen otros territorios particularmente alterado por el desorden. Es allí des-
descentrados, reapropiando y resemantizando catego- de donde pretende hablar (desde los sentidos, desde el
rías estables para entrar a espacios heterogéneos. cuerpo) para afirmarse en una alteridad mediada por el
estar y el no estar en un espacio definido, pues se mueve
Tal mecanismo narrativo, el del fluir de conciencia, entre el orden y el desorden, la limpieza y el asco, lo
implica la imposibilidad de un diálogo con un otro, so- armónico y lo caótico, la unidad y la fragmentación (so-
lamente nombrado, y que únicamente se hace posible bre todo de un cuerpo), lo privado y lo público, lo glo-
desde el lenguaje, desde la escritura. Así, cualquier in- bal y lo local, lo moderno y lo postmoderno. G. H. ha-
tento de referencialidad quedará nulo, por cuanto esta bita en una casa (recurso espacial que denota lugar de
forma narrativa basada en el subjetivismo permitirá conflicto, ruptura, trasgresión) en la cual irrumpe una
una desfiguración de los hechos reales, pues está media- cucaracha con la que lucha e intenta asimilarse, para
da por la voz del narrador que da ciertos espacios para redescubrirse o resignificarse a través de ese cuerpo ex-
insertar diferentes posibilidades de lectura. En ese sen- traño, mísero y desagradable a los sentidos, provocando
tido, caben aquí las palabras de Ángel Rama (refirién- así una fisura (una crítica) en los discursos racionales.
dose a Virginia Woolf), cuando afirma que “se aspira Lispector escenifica la condición humana en el mundo
en definitiva a que solamente por operación del lector, moderno y sus conflictos. Se trata también de plasmar
operación de composición y de enfrentamiento de los lo indecible y de la imposibilidad de un diálogo con el
fragmentos narrativos variados, sea posible reconstruir, mundo de afuera, con una exterioridad que no maneja
o aspirar a la posibilidad de reconstruir, el fluir del pen- sus mismos códigos, que no los comparte. De ello, pre-
samiento de los datos reales” (Rama, 1991; p. 35). cisamente, nos habla Cornejo Polar cuando formula la
conflictividad de los espacios en donde el sujeto o los
Sin embargo, no se trata de reconstruir hechos reales que sujetos intentan afirmarse y donde se entrecruzan uni-
aludan a una verdad histórica o a la necesidad de ésta, versos y discursos desemejantes. Entre tanto,
sino de la referencialidad a una realidad cuestionada e
imaginada en su pluralidad dentro del espacio literario. Eltit comunica estadios de desagregación de la subjetivi-
Aunque se puede ver en Lispector, en el caso de Eltit dad contemporánea, mientras propone un viaje de ida y
vuelta a la otredad social, a la esfera confusa de una polis
… nos abre a un universo donde la realidad es sólo po- incierta pero conocida, donde no se vislumbran proyec-
sible de ser re-presentada casi al infinito en versiones tos, ni agendas ni héroes ni protagonistas sociales, sino
múltiples, intercambiables, fragmentadas, que transmi- subjetividades flotantes, víctimas agónicas de un poder
ten principalmente el mensaje de la falta de totalidad, casi kafkiano, impreciso pero omnipresente e inquietan-
la ausencia, el desasosiego. Nos llama la atención acer- temente familiar, donde sólo se diseñan planes difusos
ca de la existencia de una alteridad que por comodidad e individuales, siempre provisionales, en espacios vigila-
nos acostumbramos a ubicar fuera de nuestro cuerpo dos, dentro y fuera del yo (Moraña, 2004; p. 289).

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Así pues, tanto Lispector como Eltit se refieren a es- truyendo otros imaginarios dentro de los discursos aún
pacios que a partir de su escritura desestabilizan y pro- dominantes en culturas y sociedades con los que entran
blematizan. En ese sentido, el cuerpo como lugar de en conflicto e intentan marcar diferencias y generar
enunciación y, así mismo, como lenguaje se presenta nuevos significados. Al respecto, Nelly Richard (1996)
de forma discursiva, mediante la cual autoras y perso- nos dice: “La demostración de cómo la identidad y el
najes narrativos se dirigen al mundo exterior que las género sexuales son ‘efectos de significación’ del discur-
afecta y las vulnera, dado que “el modo en que cada so cultural que la ideología patriarcal ha ido naturali-
sujeto se vive y se piensa está mediado por el sistema de zando a través de su metafísica de las sustancias, es útil
representación del lenguaje que articula los procesos de para romper con el determinismo de la relación sexo
subjetividad a través de formas culturales y de relacio- (“mujer”)-género (“femenino”) vivida como relación
nes sociales” (Richard, 1996; p. 734). plena, unívoca y transparente” (p. 235).

Vemos, entonces, cómo estas mujeres se paran y se Poniendo en perspectiva lo anterior, en relación con las
enuncian desde el cuerpo para cuestionar los discursos obras latinoamericanas abordadas, este tema del género
masculinos y para decodificar convenciones que alteran es uno de los aspectos que pretenden expresar, como
modelos de ser y de actuar en el mundo, tanto social nos lo pone en contexto Richard, su corporeidad y, de
como literariamente hablando. A su vez, hay también hecho, lo femenino en espacios heterogéneos y conflic-
un reposicionamiento de las subjetividades y posturas tivos, fundamentado en desnaturalizar el sujeto-mujer
repensadas, nuevas manifestaciones identitarias, cons- de las categorías que se tienen como estables para pen-

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

sar, justamente, a la mujer. Sin embargo, para ponerlo Este tipo de forma discursiva advierte, como lo hemos
en el horizonte epistemológico de Cornejo Polar, se venido estableciendo, un juego de oposiciones, que se
debe tener cuidado de no totalizar tal intencionada he- asume (siendo una de las posibles perspectivas de aná-
terogeneidad, al pretender volverla una síntesis armóni- lisis) a partir de la construcción, según Cornejo Polar
ca de lo diverso, como este teórico y crítico peruano nos (2003), de discursos
lo hace ver con la figura del mestizaje (especialmente
con El Inca Garcilaso de la Vega), que en últimas llama … que por igual delatan su ubicación en mundos opues-
“la armonía de lo imposible”. tos como la existencia de azarosas zonas de alianzas,
contactos y comunicaciones, [construcción que] puede
Siguiendo a Richard, “al movilizar la noción de ‘género’ ser sometida a enunciaciones monologantes, que inten-
a través de toda una serie de desmontajes teóricos que tan englobar esta perturbadora variedad dentro de una
muestran cómo dicha noción ha sido modelizada por voz autorial cerrada muy poderosa, pero también pue-
convenciones ideológico-culturales, la crítica feminista de fragmentar la dicción y generar un dialogismo tan
nos permite alterar dichas convenciones reelaborando exacerbado que deja atrás, aunque la realice, la polifo-
nuevas marcas de identificación sexual según combina- nía bajtiniana y toda suerte de impredecibles y volubles
ciones más abiertas que las antes seriadas por la norma intertextualidades (p. 11).
de socialización dominante” (p. 735). Entonces, el cuer-
po, sobre todo el femenino, aparece como elemento El cuerpo que se expresa en La pasión según G. H. es un
narrativo de transgresión que, visto desde una postura cuerpo que se afirma desde el espacio de la “casa”, y en
activa en el ejercicio de pensar los sujetos latinoame- Los vigilantes, desde el espacio de las “cartas” (lugares
ricanos, se instala “solo reescribiendo lo femenino en que funcionan también como recursos simbólicos para
un contexto de lecturas suficientemente múltiples e posibilitar un ejercicio crítico). En ambos casos, se evi-
interactivas, [en el cual] es posible dar cuenta de la he- dencian espacios privados, que cuestionan desde allí al
terogeneidad de posiciones culturales que asumen los mundo moderno y burgués, al mundo oficial y legal,
signos de identidad en América Latina” (p. 742). el de las normas, que se permite el derecho de aceptar
o marginar a sus miembros. En las dos novelas, estos
De esta manera, el espacio femenino visto desde el cuer- espacios son de tensión y constituyen una resistencia a
po resulta ser un espacio de subversión que, además, se ese otro que establece e impone códigos morales, espiri-
presenta en las dos obras como un cuerpo fragmentado, tuales, de conducta y de mercado. Las voces de sus re-
sin unidad, volviendo a cuestionar la uniformidad y la to- latos están en constante oscilación, entre la afirmación
talidad. Así lo podemos percibir en la escritura de Eltit: de un “yo” y al mismo tiempo de un “tú” (de un otro)
que nombran, pero distorsionadamente. En el caso de
Durante el sueño pude valorar la belleza del contacto al Lispector, el “tú” sería aquella mano con la cual inte-
reconocer, por fin, mi cuerpo en un cuerpo diverso y com- ractúa todo el tiempo, y en Eltit, el destinatario de las
prendí entonces cuál es el sentido exacto de cada una de cartas. Son voces subalternas que emergen instaladas
mis partes y cómo mis partes claman por un trato distinto. en otro paradigma de enunciación y negocian desde ahí
[…] pudo [sic] separar la pupila de la concavidad de mi ojo, su subjetividad, hablándole a un otro, pero con el cual
mi pierna de mi oído, mi cuello de mi frente. Ahora sé no interpelan: son voces aún ahogadas, representadas
que mi cuello no es únicamente el material para la decapi- en el silenciamiento (quizás como otra forma de comu-
tación ni mi ojo el paso de la ceguera (2004). nicación), que irónicamente lo traspasan, lo rompen.

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Notamos que la mano, en la obra de estas dos autoras, rigirse: “había aprendido a pensar sólo con las manos y
resulta ser parte fundamental de un cuerpo que se anun- en la hora de usarlas. También de la escultura intermi-
cia. En Eltit es el mecanismo con el cual se puede hacer tente me había quedado el hábito del placer” (1964).
efectiva la escritura y, por tanto, su pensamiento: “Mi
mano escribe hoy aterida como si tuviera la obligación Ahora bien, no sólo se habla del cuerpo como espacio
de dar cuenta de una implacable persecución callejera metafórico desde y en el cual se construye una subjeti-
en donde los cuerpos son dispersados entre la violencia vidad, también se habla de una identidad de género.
de los golpes que los sangran y los desvanecen”; “Ah, mi Ésta viaja por los terrenos de la economía de mercado
mano se esfuerza por encontrar un sentido en medio de neocapitalista global, “es a menudo el vehículo oculto
la terrible nebulosa que invade a la ciudad y que la ha de transporte para un proyecto narrativo en particu-
hecho perder todos sus contornos. No puedo entender lar, el cual da forma a los gustos de los consumidores
aún el pánico que desencadena el hambre y por qué las transnacionales” (Masiello, 1996, p. 746). No obstante,
autoridades continúan propiciando leyes tan rígidas” atentos a esas dinámicas y relaciones de mercado y po-
(2004). Por su lado, Lispector deja que la experiencia con der, “el resultado, en los años noventa [que incluye a
la mano se manifieste con un toque de placer, al mismo Eltit], es un nuevo estilo de narrativa muy consciente
tiempo tratando de encontrar un destinatario al cual di- de sus objetivos, que nos obliga a pensar en el poder de
la mediación como discurso cultural” (p. 746). En conse-
cuencia, autoras como Lispector y Eltit, “no definen la
autonomía del texto literario, como solía ocurrir en el
más puro modelo vanguardista; por el contrario, éstas
tienden a moverse hacia el espacio local, hacia una voz
fraguada en las tradiciones feministas, siempre dispues-
tas a esquivar el intercambio Norte/Sur y a reconstruir
un área común para el debate” (p. 764).

Estas novelas, digamos, no pretenden abarcar con


su lenguaje escrito ni verdades ni realidades, porque
ciertamente éstas no son fijas, pues hacen parte de su
cosmos ficcional cuando nombran un afuera, aunque
sea imposible caminar en él, puesto que solamente se
queda allí, en la escritura; así las cosas, el lenguaje se-
ría “el vehículo menos legítimo para crear órdenes y
verdades” (Williams, 1995, p. 113). De tal manera, el
sujeto femenino se presenta como sujeto descentrado
que se resiste a valores fijados para la emergencia de
una identidad que en literaturas anteriores se concebía
de manera distinta, asociada a la idea de nación como
proyecto fundacional.

Recordemos las novelas del siglo XIX, que fundamen-


taban sus ficciones en un proyecto de “conciliación
nacional a través del deseo de los amantes que trans-

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greden barreras tradicionales tanto raciales como regio- carácter discursivo, representando el modo más alto de
nales” (Sommer, 2004, p. 14) y veían en la nación una la cultura occidental y el mundo civilizado.
metáfora de unidad etnocultural a través de un despla-
zamiento erótico como parte de los imaginarios sociales Ya en el siglo XX, con la nostalgia, a mi juicio, o con el
latinoamericanos. De manera que “las alegorías nacio- rezago aún de construir un proyecto de nación, se escri-
nales suelen instalarse en el discurso literario mediante ben obras basadas en esta idea que logran la creación de
mecanismos muchos más complejos que la intencio- otros imaginarios sociales, pero que desembocan en un
nalidad y la ideología explícita de los escritores. Son fracaso erótico, contrario a la construcción semántica
figuraciones del imaginario social, más bien difuso, que del erotismo, de la cual partió el proyecto fundacional
suelen construirse en los márgenes de un lenguaje que de la mayoría de las novelas decimonónicas en Latino-
asimila pulsiones colectivas” (Cornejo, 2003; p. 121). américa. Las novelas que figuran para ese entonces son
inicial y particularmente las del Boom, que “re-escri-
Existe, en tales casos, una intención subrepticiamente ben, o des-criben, las ficciones fundacionales como el
homogeneizadora, a pesar del encuentro de universos fracaso del romance, la política erótica mal encauzada
diferentes que los autores desproblematizan y obvian que no logró jamás unir a los padres con las madres na-
–como en el caso de Cumandá (1879), la novela del cionales, mucho menos a la gente decente con unas na-
ecuatoriano Juan León de Mera (1832-1894), y en uno cientes clase media y popular” (Sommer, 2004; p. 45).
de los textos a los que hace referencia Cornejo Polar–, Así pues, encontramos a Carlos Fuentes con La muerte
pues no desestabiliza el lugar de la mujer india sino de Artemio Cruz y a Gabriel García Márquez con Cien
que utiliza máscaras discursivas (étnicas, raciales, reli- años de soledad, por ejemplo, por nombrar sólo a dos de
giosas, morales, culturales) para sustentar finalmente los autores más canónicos.
la hegemonía del mundo moderno, ya que detrás hay
una mujer con rasgos y conductas occidentales que se Simultáneamente, no obstante, se producían otras li-
une en una relación afectiva y filial con su supuesto teraturas que le contestaban a Occidente y se despren-
enemigo y, a su vez, hermano. De aquí, a través de la dían de ese proyecto nacional homogeneizador y hege-
figura de la familia, se desprende otro rasgo que indica mónico para inscribirse en espacios (borrosos) abiertos
unidad nacional, incluyendo ficticiamente a ese otro re- a la pluralidad y a la negociación en las fronteras de
presentado en culturas ágrafas, orales, de cosmogonías aquellos espacios de origen y envergadura conflictivos y
sociales y culturales diferentes. Vale la pena recordar, tensionantes. Por eso, hablamos de autoras como Cla-
en este punto, que estas novelas sustentan sus proyectos rice Lispector y Diamela Eltit, que se sitúan en ámbitos
sobre categorías y elementos propios de la modernidad. sociales, políticos, económicos y culturales problemá-
Por ello se afirman en la escritura como elementos de ticos, y que escribieron con el instinto (más bien, una

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vital intención transgresora) de la resistencia, y que, del Entonces, “dentro de los parámetros de esta poética
mismo modo, irrumpió y marcó fisuras en los esque- [aplicable tanto a Eltit como a Lispector], nombrar (po-
mas discursivos establecidos y esencializadores. ner nombre, bautizar, romper el silencio, resemantizar,
decodificar discursos, confesiones o pactos) es una ac-
Dentro de ese contexto, el cuerpo femenino, como tividad fundacional y, al mismo tiempo, una interven-
territorio discursivo y subjetivo o, mejor, como metá- ción que trata de vencer la exterioridad del lenguaje
fora de un territorio quebradizo y disperso, ya no se con nuevas formas de reapropiación” (Moraña, 2004;
nombra, no se funda, no representa una fuente de uni- p. 291). Y, “más que ofrecer soluciones absolutas del
dad nacional, regional o local, o de identidad esencial mismo estilo monumental practicado por el neolibe-
latinoamericana, pues se presenta como fragmentario ralismo, las escritoras latinoamericanas de las últimas
y como muestra de un mundo que igualmente lo es. décadas del siglo veinte vuelven a la ambigüedad y al
Las autoras se instalan en espacios fronterizos, en una debate; nos proporcionan un espacio para el diálogo y
escritura de ruptura, en el borde, así como sus perso- luchan contra el aislamiento” (Masiello, 764).
najes –recordemos a la innominada G. H., a quien no
le importa nombrarse sino saberse sujeto; es decir, no Finalmente, tanto la novela de Lispector como la de
se funda ni pretende fundar significados y permanece Eltit evocan la experiencia de un sujeto en pro de la
en los bordes y en el contorno, como lo refleja su nom- construcción de una subjetividad que es enunciadora
bre: “Y fatalmente, como era ella, ¿así debería haberme de alteridades discursivas, donde se resemantizan cate-
visto? Abstrayendo de aquél mi cuerpo dibujado en la gorías estables –y se desestabilizan–, donde el lenguaje
pared todo lo que no era esencial, y también viendo se vuelve subversivo a través de aquellos que, siendo es-
sólo de mí el contorno” (Lispector, 1964; 48). critos, se vuelcan hacia otros espacios como el corporal,
para que el sujeto se afirme desde allí y controvierta o
negocie su identidad con otros que también están situa-

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dos en los bordes de instancias sociales, políticas, cultu- Masiello, Francine (1996). “Tráfico de identidades:
rales y económicas variadas. Ambas novelas se efectúan mujeres, cultura y política de representación en la era
desde lo femenino y desde el cuerpo para desestabilizar neoliberal”. Revista Iberoamericana, vol. LXII, no. 176-
la hegemonía occidental, relativizando el tiempo en el 177 (julio-diciembre), pp. 745-766.
que se está y no se está, se es y no se es.
Moraña, Mabel (2004). Crítica impura. Madrid: Ibe-
Mientras que Eltit lucha en contra de los poderes es- roamericana.
tablecidos de una sociedad y escribe bajo la ficción de
una correspondencia cuyo interlocutor está ausente, Rama, Ángel (1991). La narrativa de Gabriel García
Lispector trabaja una escritura de los sentidos, cues- Márquez. Edificación de un arte nacional y popular. Bogotá:
tionando un lenguaje racional y homogéneo y pregun- Colcultura.
tándose por los orígenes. Ambas apuntan a la misma
dirección desde espacios diferentes. Son voces que Richard, Nelly (1996). “Feminismo, experiencia y
quieren ser escuchadas. Ambas apuntan a discursos representación”. Revista Iberoamericana, vol. LXII, no.
críticos desde una forma distinta de literatura, donde 176-177 (julio-diciembre), pp. 733-744.
cuestionan lo femenino como espacio naturalizado del
sujeto-mujer. Les apuntan a los no significados y a la (2001). “Globalización académica, estudios cul-
postulación de un sujeto que se mueve por los espacios turales y crítica latinoamericana”, en Daniel Mato (ed.),
de la pluralidad, y, en última instancia, no pretenden Estudios latinoamericanos sobre cultura y transformaciones
fijar unas identidades, sino quedarse en los espacios de sociales en tiempos de globalización. Buenos Aires: Clacso.
ruptura, de tensión, de trasgresión en los intersticios. Y
consecuentemente no se consolida un subjetividad es- Sommer, Doris (2004). Ficciones fundacionales. Las
table, sino conflictiva e irresuelta, como en definitiva lo novelas nacionales de América Latina. México: Fondo de
propone Cornejo Polar con su idea de heterogeneidad, Cultura Económica.
vista su postura desde la praxis de una literatura que se
cuestiona y una crítica y una teoría que se sitúan flexi- Williams, Raymond (1995). “Posmodernidades chi-
bles ante paradigmas estéticos, sociales y culturales en lenas y la narrativa de Diamela Eltit”. Cuadernos de Lite-
muchos casos inalterables y desproblematizados. ratura, vol. 1, no. 2 (julio-diciembre), pp. 105-115.

Referencias Bibliográficas

Cornejo Polar, Antonio (2003). Escribir en el aire. En-


sayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las literaturas
andinas. Lima: Celacp-Latinoamericana Editores.

Eltit, Diamela (2004). Tres novelas. México: Fondo


de Cultura Económica.

Lispector, Clarice (1964). La pasión según G. H. Ca-


racas: Monte Ávila.

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E N S A Y O

Didáctica y juego en el
lenguaje literario
John Freddy Hernández Álvarez, Existe un nuevo peldaño: “la cultura del ocio”.2 La di-
Tito Alexánder Valbuena Rodríguez, versión es ahora la mejor manera de adquirir conoci-
Jairo Andrés Barrera Díaz1 miento y hacer de éste un acto significativo. Las aulas
de clase hacen del conocimiento un cuarto cerrado

O bservamos el mundo con ojos y oídos atentos a


televisores, periódicos, revistas, libros y ordena-
dores; las generaciones actuales han crecido con estos
donde se es sometido a tortuosos procedimientos que
terminan amedrentando y aburriendo a sus moradores.
El sólo hecho de escuchar el término “cultura del ocio”
artefactos, convirtiendo el mito de la deshumanización en el contexto pedagógico genera renuncia, negación e
tecnológica en un estilo de vida, en un comportamiento indiferencia, dando como resultado el rápido retorno
cotidiano, en un vehículo de legitimación de la moder- al antiguo peldaño.
nidad. Resulta paradójico que las maneras de educar
aún no asuman esta condición. La actualidad educativa El hecho de que algo sea divertido no quiere decir que
se encuentra en un periodo de transición entre nuevas sea banal; el espacio para seducir y enfrentar las formas
y viejas ideas. Wittgenstein (2008) sugiere que se vea de dominio mundial es el pedagógico, el lúdico; por
el proceso del conocimiento como “una escalera” que, ende, se trata de desarrollar situaciones significativas
luego de ser utilizada para escalar algunos peldaños de para el aprendizaje, donde los estudiantes se sientan
la sabiduría, es necesario desechar para construir otra involucrados y encuentren satisfacción y sentido en el
y poder así seguir escalando. Las maneras de educar se proceso. No es aprender sin esfuerzo sino generar el
encuentran al final de un peldaño, pero los educado- gusto por lo que se hace, siendo consciente del logro
res, en su gran mayoría, se han acostumbrado tanto a que se espera obtener. El conocimiento, para ser signi-
ver desde allí que no se atreven a seguir ascendiendo. ficativo, requiere de compromiso.
La paradoja se resume en la indecisión de “arrojar la
escalera” para elaborar otra que los lleve más allá: “Mis El estudiante que aún no ha reconocido el valor del
proposiciones son esclarecedoras de este modo; que aprendizaje, porque el conocimiento no le es atractivo,
quien me comprende acaba por reconocer que carecen llega a la escuela a hacer dos cosas: la primera, a cum-
de sentido, siempre que el que comprenda haya salido plir con el requisito social de terminar un ciclo escolar,
a través de ellas fuera de ellas. (Debe, pues, por así de- y la segunda (más importante para ellos), a convertirse
cirlo, tirar la escalera después de haber subido.) Debe en seres sociales. Ir a la escuela es encontrarse con sus
superar estas proposiciones; entonces tiene la justa vi- amigos, entregar una tarea copiada minutos antes de la
sión del mundo” (p. 103). llegada del profesor, practicar un deporte, enamorarse
de alguien, poner sobrenombres, divertirse... En suma,

1
Licenciados en Educación Básica con Énfasis Humanidades y Lengua Castellana de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas
(aandresbarrera82@gmail.com).

2
“Para Cicerón el Otium Litteratum era el descanso que se daba el hombre y el tiempo que le concedía a las letras. Los romanos oponían esta vida verdadera
de reposo y letras, al tiempo que dedicaban a la consecución de los bienes físicos y materiales. Estos, por ello mismo, eran llamados Nec Otium, tiempo de no
reposo, de no descanso, es decir negocio” (Rodríguez, 2007; p. 5).

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la lucha por afirmar su existencia como individuo sepa- En el ámbito de la literatura y su enseñanza mucho se
rado de la familia biológica. ha teorizado, pero poco se ha puesto en práctica. Todo
el trabajo escolar se reduce a “mandar a leer” o a “crear
Los medios de comunicación, desde esta perspectiva, de la nada”. Por eso, para salir del círculo vicioso de
cobran cada vez más importancia dentro del contexto criticar sin proponer, es necesario opinar poco y, por el
educativo. La falta de equipos por escasez de fondos contrario, llevar a la práctica más propuestas. Por ejem-
deja de ser ya una excusa; el aula de clase tiene el de- plo: darnos a la tarea de conocer los intereses de los
ber de modernizarse. “Los sujetos de hoy son sujetos estudiantes, sus gustos y lo que les produce satisfacción,
que toman decisiones, que están activos…, y que viven para después ponerlos en juego a través de nuevas tecno-
inmersos en una cultura del espectáculo y en una socie- logías, salpicándolas de contenidos literarios profundos
dad del entretenimiento. ¿Puede la escuela seguir uti- y atractivos que verdaderamente sirvan para cultivarse,
lizando aquellas viejas aulas de piedra? El modo como consolidando así la búsqueda por un punto medio en-
accedemos a la información ha cambiado y la escuela tre medios masivos de comunicación y enseñanza de la
debe cambiar” (Bartolomé, 2002; p. 22). literatura: Una didáctica y juego del lenguaje literario. “El
discurso literario pretende ser eficaz: pone en funciona-
Cualquier fenómeno de producción, interpretación e in- miento una serie de procedimientos de persuasión que
tercambio de información vincula procesos más amplios se dirigen a obtener la adhesión completa del receptor
que la simple utilización de medios en la escuela, por tan- […] desde el punto de vista de su organización formal,
to, es necesario pensar nuevos ambientes que obedezcan no se distingue fundamentalmente del discurso publici-
a los desarrollos tecnológicos, al auge de los medios de tario o el político” (Greimas, 1976; pp. 11-12).
comunicación, a la desbordante red de información que
crece cada minuto y a la búsqueda de formas de aprendi- La literatura es un lenguaje poético en acción que recoge
zaje significativo para cada área del saber. prácticas culturales y experiencias personales y consoli-
da las historias de toda la red de asuntos humanos que
se conjugan con la risa, la burla, la parodia. Integra,

31
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E N S A Y O

generar universos de palabras que consoliden mundos


de lo inesperado, lo fantástico e incierto, ayudados por
espacios dinámicos de formación atractivos y lúdicos.

Para lograr semejante proeza, la alternativa es una didácti-


ca y juego del lenguaje literario. No se trata de convertir las
clases en partidos de fútbol o en disfrazar de equilibrista
al docente. Se trata de diseñar actividades en las que los
estudiantes se sientan comprometidos, ajusten tiempos y
espacios para configurar actividades de aprendizaje, for-
mulen diálogos a través de sus conocimientos con los
construidos en el aula y, lo más importante, se sientan a
gusto en la escuela. Por tanto, la estrategia a seguir es la
búsqueda de un juego que cumpla con las características
anteriores y, además, permita asumir papeles dentro de
una historia, donde la imaginación intervenga dentro de
la trama y se pueda dar significación a lo que antes pare-
cía irrelevante. En este orden de ideas, la respuesta más
apropiada podría estar en los “juegos de rol”:
además, un cúmulo de relatos que perduran en la so-
ciedad y que se hacen palpables sólo a través del juego Los Juegos de Rol son una actividad lúdica en la que
entre lectores. ¿Qué mejor que la cultura del ocio como los jugadores interpretan un papel en una historia cuyo
canal entre la escuela y la literatura? final desconocen. En un Juego de Rol, los jugadores asu-
men el papel (de ahí la palabra rol) de unos personajes
Es necesario dejar de ver a la literatura como un tótem que se ven enfrentados a una serie de aventuras, ideadas
sagrado interpretado por viejos chamanes y a la cultura por otro jugador (a quien se denomina comúnmente Di-
del ocio como el antagonista de una historia. En este rector de Juego). El Director de Juego crea la base de una
sentido, la literatura, en cuanto juego del lenguaje, se historia y los jugadores la van moldeando y retocando
convierte en un elemento que nos saca del “show coti- a partir de las acciones que realizan sus personajes a lo
diano” y afecta la realidad inmediata, dándoles profun- largo de la trama. El objetivo del juego es llegar hasta el
didad y significación a nuestros ratos de ocio, que, a su final del relato, desentrañando el misterio, liberando a la
vez, quiebran la muralla de prejuicios hacia la literatu- doncella cautiva, desenmascarando al traidor.3
ra, poniendo así una barricada a la confusa realidad.
Se sugiere que el maestro y el estudiante utilicen la di-
La labor del educador va más allá de la de un espectador námica del juego de rol como herramienta didáctica,
o un instructor que demuestra entender la importancia es decir, asuman papeles dentro de un relato ajustado a
del bulto de la literatura o, tal vez, de ser creador de hábi- situaciones de la literatura; esto llevaría a los jugadores
tos de lecturas simples, obligatorias y aburridas. Por el a tomar decisiones determinantes, integrarse a las con-
contrario, una nueva concepción debe ser orientada a diciones de trabajo en equipo y proponer condiciones

3
Pablo Jiménez. Los juegos de rol: hacia una propuesta pedagógica. Web para Defensa del Rol. En línea: http://dreamers.com/defensadelrol/articulos/
propuesta.htm

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

para resolver problemas. De esta manera, se fomentará que fomenten la empatía dentro del contexto escolar,
principalmente la lectura y la escritura empleadas co- haciendo que el conocimiento del otro haga parte de
múnmente por el estudiante, por ejemplo, apreciar la las actividades académicas; así, por ejemplo, puede
televisión, los videos, los hipertextos, las revistas, los có- consolidar procesos de enseñanza de gramática a través
mics; y escribir correos electrónicos, construir textos para del uso de los mensajes de texto enviados por celular,
la clase, realizar producciones escritas y así poder integrar creando en definitiva un proceso de enseñanza apren-
todo esto con la literatura: las novelas, los cuentos, los dizaje interactivo, lúdico y dinámico, una herramienta
poemas, las obras de teatro. En otras palabras, hacer del de descubrimiento de nuevas formas para aprender y
proceso de enseñanza un espacio dinámico de formación. encausar sentidos.

… porque al fin y al cabo, nosotros no sólo tratamos La aplicación de nuevas tecnologías de la comunica-
de formar lectores, sino que tenemos delante a lecto- ción abre un nuevo panorama para la educación. Los
res –no sabemos de qué, si de cómics, de televisión, de estudiantes las incluyen en sus actividades cotidianas,
partidos de fútbol o de la vida cotidiana, pero lectores los niveles de analfabetismo son medidos ahora por el
en ese sentido amplio– y tenemos, en cierto modo, que conocimiento en tecnologías de la información y con
convertirnos, por lo menos durante un rato, en los lec- ello se generan nuevos discursos, nuevas maneras de
tores que piden los textos literarios, y tratar de aprove- comprender el mundo. Todo esto requiere desarrollar
char las habilidades que adquieren en sus lecturas habi- varias destrezas mentales o procesos cognitivos como
tuales para guiarles por lecturas menos “espontáneas” los planteados por Ned Herrmann (1996): lo analítico,
(Usandizaga, 1998; p. 72). lo creativo, lo organizativo y lo comunicativo que estimu-
lan, por ejemplo: la anticipación de las acciones de una
El docente, como director del juego,
debe estar informado de los conoci-
mientos y saberes latentes en cada uno
de sus estudiantes. Esto sólo se consi-
gue a través de un diálogo constante
y, sin lugar a dudas, con la reiterada
actualización de sus conocimientos, de
las formas de socialización y de las con-
tinuas discusiones con la cultura esco-
lar y social. Pues algunas veces ellos se
limitan sólo a leer textos académicos o
teorías sobre las culturas juveniles, di-
señando finalmente un listado de los
gustos de sus estudiantes o tal vez al-
macenando consejos de lo que deben
implementar en clase. Por el contrario,
un nuevo maestro debe ocupar algo
de su valioso tiempo en sentarse a ver
telenovelas, a escuchar nuevos géneros
musicales, a ver las películas de carte-
lera, sólo así podrá generar procesos

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E N S A Y O

película, la utilización innovadora de los conocimien- Las nuevas posibilidades de comunicarse ofrecen un in-
tos previos, la generación de hábitos de organización, tercambio dentro y fuera del aula de clase como posibi-
como el seguimiento de criterios, y, por último, el ajus- lidad de integrar experiencias personales con la lectura
te a los nuevos lenguajes de la comunicación, como el de medios y el contexto escolar y así generar procesos
ofrecido por el chat. Éstos y otros procesos deben ser el eficaces de aprendizaje que vayan de la mano con los
nuevo campo de acción de la educación y enseñanza de Lineamientos y los Estándares en Educación.
la lengua y la literatura.
Las bases para una nueva escalera están a la espera de
Es así como propuestas didácticas del juego de la lite- que la educación se atreva a utilizarlas; los antiguos pel-
ratura estimulan el desarrollo de la competencia mediáti- daños están cediendo con el peso de las generaciones
ca, entendida ésta como “la capacidad de apropiarse, ávidas de alternativas de conocimiento que les permitan
producir y usar para sí el equipo y la organización de asimilar y poner en juego toda la información a la que
los medios y canales de información y comunicación. están expuestas. Entender al estudiante como parte de
[...] debe asumirse no sólo como la capacidad de usar una realidad, que va más allá de las intimidaciones y la
un aparato sino de aprender y desaprender el uso y la indiferencia del “no hacer la tarea” y las “lecturas sin sen-
producción de los medios y canales basados en la tecno- tido”, devela la posibilidad de convertirlo en el personaje
logía” (Noguera, 2005)4. de una ficción presente, aparentemente indescifrable,
pero necesaria para aprender que “nos reconocemos a
nosotros mismos a través de historias ficticias de persona-
jes ficticios, de personajes o de leyendas de novela; a este
respecto, la ficción es un vasto campo experimental para
el trabajo sin fin de identificación que buscamos sobre
nosotros mismos” (Ricoeur, 2001; p. 114).

Es ahora y no dentro de otra contingencia que maestros


y estudiantes tienen la posibilidad de hacer de la educa-
ción un espacio para descubrir nuevas formas de apren-
der, de trabajar dentro de contextos determinados por
juegos del lenguaje, de concertar historias que no sólo
piden ser narradas, sino que además influyen para ser
revividas, y de enfrentarnos a hacer de la enseñanza de
la lengua y la literatura un espacio dinámico de forma-
ción en comunidad.

Referencias Bibliográficas

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de vista cognoscitivo. México: Trillas.

4
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pdf/160/16009214.pdf

34
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

(2002). Adquisición y retención del conocimiento. Usandizaga, Helena (1998). “El enfoque comunica-
Una perspectiva cognitiva. Barcelona: Paidós. tivo de la enseñanza de la lengua”, en Semiótica y teorías
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como proceso de comprensión e interpretación del tex- Wittgenstein, Ludwig. Tractatus logico-philosoficus.
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Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Bogotá. block/archives/TLF_bilingue_de_en.pdf

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Poesía
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Escritor
Invitado

De Navíos de Caronte
(Bogotá: Común Presencia, 2009) cuando los rezos se vuelven estériles
Carlos Fajardo Fajardo1 soñando en un más allá
mejor que cualquier sitio.
Espadas son nuestros navíos
Navíos ruinas amontonadas
delante de cualquier puerta
en cualquier playa.
(Oh exilio y hundimiento
Irrefutable.)
La soledad es esto:
El mar en todas partes.
Giovanni Quessep

11

Espadas son nuestras barcas en las manos del mar
y toda la alegría dejada en casas lejanas.

Espadas amenazantes
en el momento de partir
tajadoras de nuestros deseos.

El sol en el mar y el mar en nuestra sangre


el golpe de la ola en mitad de la noche

1
Cali, 1957. Poeta y ensayista; filósofo de la Universidad del Cauca; Magíster en Literatura de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá y Doctor en
Literatura de la UNED (España). Es profesor de estética, historia del arte y literatura en la Universidad de la Salle y en los posgrados de la Universidad Distrital
Francisco José de Caldas. Ha sido ponente y profesor invitado a varias universidades, entre ellas, la Universidad de Valladolid, España; la Universidad de
Nova Lisboa, Portugal; la UNED, España; la Universidad del Zulia de Maracaibo, Venezuela; la Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá; la UPTC, Tunja;
la Universidad Nacional de Colombia; y también a distintos festivales internacionales de poesía. Es cofundador de la Corporación Si Mañana Despierto,
dedicada a la investigación y creación artística y literaria. Ha publicado los libros de poesía: Origen de silencios (1981); Serenidad sitiada (1990); Veraneras,
Premio de Poesía Antonio Llanos (1995); Atlas de callejerías (1997); Tierra de sol, Premio de Poesía Jorge Isaacs (2003); Navíos de Caronte (2009). Entre
sus libros de ensayos se encuentran Charlas a la intemperie. Selección de ensayos sobre estética (2000); Estética y posmodernidad. Nuevos contextos y
sensibilidades (2001); Estética y sensibilidades posmodernas (2005); la obra colectiva Real/Virtual en la estética y teoría de las artes (2006); El arte en tiempos
de globalización. Nuevas preguntas, otras fronteras (2006), y múltiples ensayos en revistas especializadas y diarios nacionales e internacionales. Su poesía figura
en varias antologías, de las cuales se destaca: Desde el umbral. Poesía colombiana en transición (2005); Caligrafías, la ciudad literaria = Cali-grafies. La cité
littéraire (antología bilingüe, 2008); poemas y ensayos suyos han sido traducidos al inglés, italiano, francés, serbio, polaco y portugués. Ganador del Premio de
Poesía Antonio Llanos, 1991; segundo premio en el Primer Concurso Nacional de Poesía ICFES, 1984; Mención de Honor en el Premio Jorge Isaacs, 1996 y
1997; Mención de Honor Premio Ciudad de Bogotá, 1994, y Premio de Poesía Jorge Isaacs, 2003. Correo: carfajardo@hotmail.com

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P O E S Í A

2
diásporas
No tenemos nada
Viaja: hoy comienza el abismo de tu propia nostalgia. sólo un duro porvenir
Carlos Obregón hijos aún no nacidos.
Ah que no nazcan bajo este cielo oscuro
1 que se queden sin ver estos escombros.

Soy del olvido. Nuestros hijos no han nacido.


El techo de mi casa se derrumba Que nazcan en tierras extranjeras
voraces avispas pican mi carne bajo el claro cielo de lengua extraña
insectos bajan a degustar esta podredumbre. no en estos firmamentos del desierto.

Me resisto a vivir ante estos muros. No tenemos nada:


No quiero empotrar aquí mis ojos ni mi sexo sólo este dolor
no quiero ser un moribundo llorado y la muerte enamorada.
alguien que atrae golosas moscas.

Soy del olvido


oscuro túnel donde el tiempo sigiloso se oculta
herida abierta de par en par ante mis ojos
cataclismo que mira la dolorosa belleza.

Soy del olvido.

Un hombre con un ataúd que arrastra


y una oración que llora.
Un ser que se hace preguntas
inclinado en esta barca
eterna guía de la muerte que me signa
corazón de mi extravío

38
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

puertos
Te escribo desde el otro lado de la tierra
Joseph Brodsky

Tengo mi dinero estropeado


y algas en la boca.

Tengo corales en la espalda


y medusas en mis ojos.

De un momento a otro
me he vuelto más viejo
que todo el mar.

Me azotan las olas.

Alguien llora con un jirón de mi ropa entre sus manos.

No entiendo por qué


no veré más esos húmedos ojos
su inquietante belleza.

Extranjero, extranjero
¿de qué país traes tus fiebres
tu piel y entristecidos ojos?
¿de qué región provienes ansioso,
tú el indeseado?

Extranjero me gritan.

Y mientras pasa la tarde


un dolor recorre mi país marchito.

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P O E S Í A

exilios
Mi única esperanza está en mi exilio
Carlos Obregón

16

Estoy hecho para el recuerdo.
Ahora sé que no seré feliz.

Triste de esta fortaleza donde no perduraré.


Triste de mí
triste de viento
triste de ser lo que soy
aunque perduren las hojas caídas
y los pájaros.

17

¿Quién me llevará de nuevo a mi triste y bello país?

Está en la otra orilla.


Llamo
pero nadie responde.

¿Será que he muerto en esta extraña patria


esperándote?

¿Quién me llevará de nuevo a mi triste y bello país?

Te estoy llamando.

Nadie responde

40
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

de dios se ha Horrorizado
escribo palabras que no deberían existir.

fatigado (inédito) Vivo entre destrozadas flores


enmohecidos muros
18 esquinas de sobresalto.

Es frío el mundo. Hay una luna llorosa


en esta oscura ciudad
¿Qué desierto es éste donde vine a posar mis pies? como su cielo.

¿A qué arena de circo me han traído? No pido salvación.

Ah país, la herida que me has dejado Pues esto no es un castigo de Dios


la sangre que te robas sino su escupitajo
la pasión que no mereces

19

La única bandera que poseía ha sido saqueada


y no tengo otra para abrigar mis ruinas.

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P O E S Í A

Del libro Origen de silencios


(Popayán: Fundación Banco de Estado, 1981)

Palabras de orfeo
Los poetas seremos siempre los hurtadores del alba
y de la noche
De la serenidad y la tormenta
Abriremos una herida
En el alma de todo forastero
Veremos siempre lo que fuimos y lo que somos

Los poetas
cargaremos el dolor
igual que los ancianos la prontitud de la muerte.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

De este a oeste
De erótico igual a péndulo de arena
mi deseo crece cotidiano.
Ven y búscame en el desamparo de los lechos
que este es mi mundo destinado para ti,
aparecida Del libro Veraneras (Bogotá: Si Mañana Despier-
En este día lleno de olores poderosos to, 1991 – Premio de Poesía Antonio Llanos, 1991)
De ruidos invisibles
pájaros ocultos
Ven y ausenta el grito poderoso de la ausencia
Ya todo nada resta.
Veraneras
Nada pueda desalojar el tiem-
po que vives húmeda entre El acalorado solar de las casas
mis manos adorable pensamiento en aquel barrio a la intemperie
Que un fresco beso vuele a posarse en ti ha abierto su puerta a la nostalgia de los días
corazón nocturno tan cercanos y aún constantes.
y el calor desnudo de tu oscuro signo Quietos nos esperan esos barrios
surja de la noche trasparente. no sabemos por qué.
Ya nada nos alaba. Todo les da lo mismo bajo la tarde de este junio
Sólo el triste desamparo queda entre nosotros y viene julio con su cachiporra de verano.
Dos goces esperando el instante de su entrega
en este mi lecho de poeta pobre El árbol de sus parques se lamenta
bajo el dominio del tacto silencioso de una canícula que muerde los labios.
róbame el fuego amontonado
penetra mi duro corazón. Desde la hermosa veranera vigilante
se amplía ahora nuestro sueño
a la muchacha que el pelo le caía,
Del libro Serenidad sitiada (Bogotá: Si Mañana de bello rostro jugando en los jardines.
Despierto, 1990)
Pensamos en los chicos que fueron a la guerra,
otros a pueblos distantes, desligados de su origen,

El primer sol pues tal vez la vida se asuma más este mes,
este año sea el menos indicado para morir.

Si escribí fue tan solo para no morir.


En mis primeros años
no contaba con la astucia de hombres muertos
Caminaba entre higueras marchitas
conociendo de prisa la silueta de las cosas
sin olvidar sus formas
me detuve a darles nombre.
Así aprendí el mundo.
Ahora no puedo faltar a mi palabra.

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P O E S Í A

manos, los encierra en una botella de oro y los arroja a un


Barrios paraíso perdido.

Ella es mi ciudad. Voy penetrándola hasta la delicia de


Hoy día de julio
morir, ensartada en mis astas, ondeando en las afueras del
pensamos en nuestro barrio de antaño.
mundo, allá en los espacios.
(Si alguna vez hemos pensado en hombres
de corazones abiertos y ambicionados abismos es esta vez.)
Muerte de mis viejos amigos, estoy con mi mujer que me
Barrios con nombres de santos
salva, me deja intacto sobre las tablas de estos escenarios.
para una ciudad de infiernos.
Prendido a sus largas pestañas y refugiado en un rincón
de sus ojos, yo elaboro los atlas como un cartógrafo mayor
Con el calor hiriente sobre la piedra de sus casas
para inventar la noche de los amorosos.
el sol apenas los desgasta.
¿Cuántos a su alrededor no estarán solos
errantes como una centella en la niebla?
II
Todavía sus calles vagan igual a perros sin dueño.
Día de mi matrimonio sagrado. Mi novia es esta ciudad.
Todos son una sombra vana
La encuentro en el árbol simulado, en la misma postura
que no termina.
con que respiro sobre esta calle de viento.

Estoy en mi noche de bodas. Mi novia es el azar. Está en


De Atlas de callejerías (Bogotá: Trilce, 1997)
el corazón de los amantes que se entregan como si
hubiera una sola luz. Ella es el todo, la única forma que

Monólogo del yo encuentro entre las formas, la única ganancia de


encontrar mi voz en las estrellas; profundidad y altura,
altura de nube, nombre de nube que impulsa a perderme.
callejero He rivalizado con el mundo. Sólo mi mujer me salva. En
su voz la ciudad es más tangible, poderosa, igual a sus ojos
I donde ella mira por mí.

De estrella a estrella mi casa está en silencio. Mi mujer Ahora duerme plácida con su sexo sobre un lecho de
tiene sumergidas sus manos en la noche y canta una asombros, bajo el cielo de alguna colina.
rapsodia antigua como mis ojos.

Aquí están estos volcanes con su humo de ciudad. Mi III


mujer, que ha mirado desde entonces las múltiples
erupciones vitales, se prepara para guiarme entre las Una tempestad de viento pasa por las columnas de
multitudes como a un ciego que intuye en las esquinas museos ceremoniales. Cascadas se oyen y son alimento
los ocultos secretos de las puertas. de pájaros de ciudad. Elevo la cara y observo el arco iris
que ha dejado la lluvia; dejo a un lado los asuntos íntimos
Mi mujer destroza en la calle a mis más crueles enemigos. y me consuelo con ver las congregaciones de cosas que
Alta, fuerte, los va alejando con un movimiento de

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

en su extraño desplazamiento y comunión forman estos Yamila Greco2


mundos.
XVII
Después de la tormenta existe un movimiento constante
en mis afueras, banderas suspendidas en sus astas. De ellas formó su sexo como tibia
están hechos mis vestidos y cómo las desprecio y las pero muerta
amo. Seguiremos irguiéndolas en las ventanas, en la
cabeza, en nuestros corazones. en la vulva el lobo
trepando mugre
Sacrificio de salir a la calle vestido con el color de los
muertos. Jesús prostituta alta
urge asilo

IV quiero

Soy el que elaboro los atlas, el callejero que viaja pero con sal
deteniéndose y no va de visita sino como casero, forma y bajo los surcos
de ser en los dolorosos astros.

Un esplendor, un rayo de luz en mis pupilas, calcina la I


Sangre de estas piedras que reunidas unas sobre otras
construyen mi casa, la imponen como un ángel caído ante lo que nos recuerda las manos son las cuerdas
los barrios. Yo soy sus ventanas, esa puerta que se abre entonces manifiesto por los ojos la angustia y la crueldad
a los afanosos viajes. del plástico forzado por mi cadáver
es mantenerse incluso cuando los brazos forman huecos
Esto es pasajero, me digo. Estas arrugas y temblores de no el estómago cansado
manos, esta insoportable autodestrucción. Más allá vive sino la insolencia de rasgar su privilegio
la esperanza incierta como un laberinto donde hay que la cercanía limita el encaje que es la carne
derrotar al monstruo que día a día al cortar su cabeza se mediante el grito que nos triunfa en delirio acabado
renueva. Así es mi esperanza, la lucha con el monstruo yo me postergo y me rebelo
de cien mil cabezas. contra la blanca solicitud de la pared reinante
y cargo heridas
aullar o permitirse el encierro
creo pero tener

2
Buenos Aires, 1979. Parte de su obra literaria se publicó en la antología Cadáver en mano (Santiago de Chile: Visceralia Ediciones). Realizó la introducción
del libro La liga para el poeta chileno Christian Pérez (Santiago de Chile: Visceralia Ediciones). Colabora en diversas publicaciones literarias: Cinosargo
(Chile); Punto en Línea (México); El Coloquio de los Perros; Revista Hispanoamericana Arte y Mundo; Resonancias; Vieja Lilith; Artesanías Literarias; Poesía
de Rosario (Argentina) y Revista Casa del Tiempo (Universidad Autónoma Metropolitana, México). Su poemario Sobrevivir es una curvatura fue publicado
en la revista Casa Litterae. La revista de poesía chilena Lakúma-Pusáki dedicó una nota a su trabajo poético, así como la revista de poesía argentina La
MásMédula. Realizó la selección y notas de la muestra de poesía argentina organizada por la revista mexicana Círculo de Poesía (Iberoamérica desde México,
Foja de Poesía, No. 037). Sus poemas han sido traducidos al catalán, al italiano y al inglés. Otros textos de su autoría pueden encontrarse en: http://blog.
myspace.com/respirarpuedeserunfracaso

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P O E S Í A

el desnudo babosa el rastro plateado la visión única de la cuna muerta por asfixia
y mi jurar no consentirse en espejos indecibles de una escalera comunicando con mi palabra
es la lo metástasis es mi hermana
que das o el desequilibrio sin presencias deformadas
mi búsqueda es un cuchillo o una piedra y otra flecha dentro de una habitación sostenida por la basura
machacadas contra la fuerza recta
pero quiero pertenecer
la cocina tiene patas son las arañas restantes III
de la comida podrida
de mamá yo no sé si levantar el nylon que cubre mis párpados
es el designio de la abuela antes de cuando el cuerpo se me revuelve en celo
muerta atrevida en leche por mi nariz torcida en sangre
es mi propio ser habitando por la risa abierta presagio del puño altivo que me descubre en asco
la gota seca de la rabia marcando muecas así el espejo sobre el pie que finge cuerdas
mi baba retorcida en precipicios por qué no el sueño por qué no
a pleno diente roto su garganta es mi depósito suplicando los muros de un cadáver tibio
mi almohada es una bestia lúcida
cría salvaje de una mente inexistente
II es un dedo custodiado por el ojo de la noche
un suicidio consciente y lento
los gritos son el inicio de toda creación maldita donde se nutre mi perro yo me hago carne
fieras de mi alteración el golpe de los pasos y las puertas derramada cruda en las ampollas del nacimiento
que vienen por qué no se van ajenas a todo lo que se el agua me surge hervida
suicida salir quiero
por qué no te corto los pies temblando mi garganta en peste
y elevo al mundo porque todo respira
fija a las necesidades altas porque no queda fondo que
temblar

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

IV V

pueden levantar los ojos porque es mi nombre la entrada es por el ombligo de toda muerte
tentado bajo el grito de los perros donde el llanto mastica
cuando el desnivel es tanto la escara sacra por donde se asoman los huesos
que la noche es poca a través de la carne
y todo enfermo se asemeja compartido yo me perjudico el ojo
a la sonrisa que me involucra cuando la bestia resplandece el cierre
ni siquiera un dueño tembloroso yo abro los labios
quemarme el estómago y demuestro hambre
en sorbos yo tarea de sangre es la lujuria de Dios con su hábito de sombra
así me enrosco arrastrando mi nacimiento contra las ventanas
bestia
colgando por las venas cuerpo y parte
de algún balcón amable
abrirme las manos por quiebre y traslado
del impulso que nos confía a los cuchillos
masticar la angustia como forzar los vidrios
hasta que la uña arrastre columna y carne

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P O E S Í A

Omar Ardila1

Yo soñé una
ciudad sin
sobresaltos
Esa ciudad que día a día te recorre, a veces, le abre sus
puertas a las sombras de la noche: las mujeres piel de
camaleón, los travestis que persiguen las fisuras de las
máscaras y los ancianos ebrios que no saben si ya bebie-
ron la última copa.

Alguien suele decir: espérame ciudad, yo te construiré una


morada en los virajes del poema, y todos vendrán a ti con
coronas de laurel; sin ofrendas mortuorias, sin cruces, sin es-
padas... ¡Serás nido de la luz!

La ciudad continúa amotinada al otro lado de la músi-


ca, sin armadura para los gritos del próximo degollado.
Espacios que se pierden en la inocencia de una mirada,
mientras el poema busca su complemento en la palabra
sigilosa de las piedras.

Avizoro una ciudad sobresaltada, en la que alguien es-


pera el murmullo del silencio.

1
Correo: oardimu@yahoo.com

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

La ciudad
de la angustia
En esta esquiva ciudad que me consume, todo ha que-
dado reducido a una enorme ventana, por donde se
fuga la única ilusión que me sostiene: levantarme de
esta arraigada silla y caminar de espaldas para olvidar el
extravío del tiempo que me trajo al recinto del cuerpo
abofeteado por la crueldad.

En esta ciudad de nadie, aprendí que la vida era un


interminable sueño, donde persistían inmóviles mis
huesos frente a todas las puertas despejadas.

Catalina Acosta Díaz2

Pausas
nombrar
ansiedad de la palabra estancada
entre la lengua y el tiempo

ámbar tu nombre quebrándose

también sé
que en un instante tu rostro
se desdibujará entre el eco
de quienes te nombran

2
Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Correo: agnes_
tintacayendo@hotmail.com

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P O E S Í A

Estático palpitante.
Pátina Mi mano intenta dar calma
pero en ese momento caen pesados tus ojos
te hago permanente en el y tu boca se desvanece entre mis dedos
recuerdo dando final a aquel ritmo
moldeo con la luz opaca perdido en irrupciones nocturnas.
el límite de tu sombra
esa intermitencia que la hace
impalpable
un retorno que va limando
y el limo es la proeza
de esa presencia
subvierte el tiempo de la imagen
aligerada
y de nuevo soy regresando
hasta hacer de la vuelta
el cincel del olvido
el cincel de otro rostro

Jenny Marcela Prieto Prada3

Danza ritual
come on now try and understand
the way I feel when I’m in your hands
Patti Smith

Hoy la danza que me seduce


es la tuya,
cuidadosos movimientos
recorriendo con asombro
el delgado espacio donde habito.

Luego tu cuerpo inerme


se tumba pesado, exhausto
y son mis pernas su refugio.

3
X semestre, Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Ciencias Sociales, Universidad Pedagógica. Correo: lorien.vainberg@hotmail.com

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Andrés Barbosa Vivas4


(Q.E.P.D.)

Tos con sangre


Ya viene la noche llena de temblores
entre la hojarasca de los días
y los días
entre el tráfago y el marasmo de los músculos.

Ven, dije
noche
suelta con tus manos mi fruto.

Cayeron sobre mí el amor y las leyes


los muros
del deseo.

Cayeron a pesar de mi empeño


como las sombras por las paredes
de mi voz eclipsada.
mullidas de gusanos,
Como ellas pasar no vale tan lejano de mí
por el ambiente enrarecido. de las palabras
de tiempos de bodegas
Entiérrenme si mis palabras no traen una mañana como la pena.
con su primer gorjeo,
ya el tiempo sepulta mis labios Cayendo de mí
y la realidad me carcome la mirada. en el estallido de la noche
de huesos crispados
dendritas astilladas
los dilatados ojos
El triste sueño ensangrentados del sueño
del pesado trabajo
Cayendo con la luna en la pesada noche.
su indeclinable lejanía Ante sus estrados
pálida de ausencias el juez de todo dictamina
a las alas destierro

4
Licenciado en Ciencias Sociales de la Universidad Pedagógica Nacional. participó en el Festival de Poesía de Bogotá y en los Juegos Florales de Manizales; sus
poemas han aparecido en publicaciones como el periódico La Patria y la Biblioteca Virtual Brisa. Es autor de los libros Desdóblate silencio y La desmesura.
Correo: andresbarbosavivas@gmail.com

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P O E S Í A

al pan, fatiga Luis Armando Botina Castro5


a la vida, tiempo.

Y esta soledad de los mustios Ceniza


colmados de cruces y deseos
llevando el cuerpo a la labor dura Cuando las cosas se desvanecen,
más dura que la vida y su polvo se disuelve en las manos;
desfalleciente con la pena cuando las cenizas besan las yemas,
el luto y la luna. y de los ojos llueve el tiempo
nos queda una tinta grisácea
Ven para tatuar la noche
al sueño en que caigo sobre la espalda del mar.
poblado de sepulturas,
con tus manos
y tu estrellado vestido
tras las claves de la vida
necesarias y ambrósicas
como el agua de las corrientes.

Ven con tus bálsamos a mi palabra de ausencia


como una necesidad más
en las sentencias del sueño
preludios a la muerte
inducida por pasos
en la mesa de nadie
intoxicado de días
grises de tedio.

5
Licenciado en Filosofía y Letras, Universidad de Nariño. Correo: menocuantico78@yahoo.es

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Paraíso roto se ha transformado en tumba de oro


en cristal
y fuego.
Esta ciudad
es una puta del corazón de las tinieblas, Este palacio de ficciones prestadas
el tubo en el alquiler del viento, sucumbe en el almíbar de dioses de cartón.
la sangre de atmósferas ajenas.
Este altar de catalepsia escupe fuego
Esta ciudad llueve 49,9 kilos de angustia, ciudades de alquiler
un paraíso roto de espanto, ojos de formol
la mordida mueca del desespero, que adornan cementerios en el acuerdo de los vivos
el último bus pálido de la muerte. por donde se pasean almas
y flores de entierro
Esta ciudad surge de bajo tierra, estos cielos artificiales
hay ángeles y arcángeles duermen con los sueños pegados a los huesos
invertidos en sus bolsillos. pensando
y meditando el apetito en el cráneo
El olvido visita las espaldas de la muerte, y el esqueleto.
masca el chicle del miedo,
asiste adherido al polvo,
al asfalto.
Este olvido asiste al entierro del silencio
que duerme en su laberinto de asco.

Esta ciudad ve televisión a 2 metros de la desesperación


y está enferma de llantos obesos y fingidos.
Esta ciudad es el último brindis de la soledad
en el rostro de la muerte.

Cielos artificiales
Estos cielos artificiales
no han pagado sus facturas de hastío
en los cadáveres públicos de las cuentas del olvido
estos cielos manufacturados en hormigón
por dioses industriales
se derrumban gravitando miedos
atornillados al más miedo.
Este palacio de orillas de viento
y arena

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Julie Paola Rodríguez6 Niños de la creación seres de barro, moldeados por la


injusticia de la sociedad;

Niños de barro Sociedad que hace hogueras con sus sueños


Voces acalladas bajo el arma y el puñal
Sujeción, represión, control
Las caras de la infancia Niños de barro con sonrisa de cristal, que se quiebra
Aletargadas, soterradas por el peso del hambre del hambre,
Mutiladas desde su vientre de la zozobra
Porque no fueron deseados y ahora están aquí, De la semilla que nunca fue puesta dentro de su cuerpo.
Pagan por un destino que no eligieron, Niño de incienso, por qué lloras hoy
Sin embargo, sus pies de barro pisan la soledad Acaso quieres mojar la tierra con tu fuerza
Caminan todos los días con la mañana Para ver si te brinda alimento
Con el frío de la desesperación, ¡Niño! Escúchame:
Bajan a la casa soñada
Buscan la sonrisa de sus maestros, esta tierra no es tuya, esto es invasión
Buscan afanosamente olvidar su noche
Con la peculiaridad de las historias de sus amigos,

6
Licenciada en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Diplomada en Literatura
y Cultura, Instituto Caro y Cuervo. Docente de segunda lengua para estudiantes en condición de discapacidad auditiva. Correo: baropaju@yahoo.es

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Carolina Ochoa G.7

Son ellas quienes los arman


Suspensión y escribir se vuelve
un blanco espacio de melancolías.
pasadas las 24
Se hace más de medianoche
La espera del encuentro suspendida deja de haber mundo
se hace incierta la manera del lenguaje que atienda estos versos
nadie dice para después decir que no es poesía
piensan que expresar es armarse de palabras.
sino otro intento fallido
Pero es mentira. de quebrarle al silencio la presencia.

7
Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Universidad Javeriana. Correo: macarolina8a@hotmail.com

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Juan Andrés Gutiérrez8

Dos naturalezas
Vi dos lobos encerrados en el lóbrego recinto
dando saltos y saltos a través de la gruesa celosía.
Aullaban a la par que sus camaradas afuera
mugían con sus hocicos húmedos.

Uno entonces azotaba el poblado ventanal


con sus uñas bestiales,
otro solo dormitaba cerca de un candil que se tambaleaba
por encima de su cabeza.

Los dos resignados en la fatídica prisión


se levantaron frente a frente
ambos de su letargo,
ambos con fiereza.

Y sabiendo del arcano los giros de la ruleta,


se arrojaron en cruenta batalla
dejando a cada uno cuellos rotos y heridas sangrientas.

Al igual que aquellos pequeños cachorros,


se baten en un duelo agónico
cuyo fin será mi destrucción,
un ángel bello
y un horrendo demonio.

8
Poeta bogotano. Estudiante de Licenciatura en Educación Artística. Director de Recitales Góticos Bogotá, Festival de Poesía Underground en Bogotá,
apoyado por la Casa de Poesía Silva y Libro al Viento. Fundador del movimiento poético La Generación Perdida. Correo: juanandrespoeta@yahoo.com.co

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Pablo M. Antúnez9

Miel de otoño
Y pasó...
Pasó aquella tarde
como pasa el viento triste,
aquella que trajo tus ojos,
tu beso lírico de niña.

Pasó,
como pasa el alba sin regreso.

Tarde fugitiva que se marchó


como un vuelo sin retorno;

y tu boca
y mi boca se juntaron,
y tus ojos
y los míos se miraron,
fundidos bajo el cielo adolescente,
como dos gotas de lluvia inocentes.

Miel de otoño que no volverá,


miel de otoño que amo,
miel de otoño que voló y pasó…
pasó cual relámpago,
cual ave fugitivo,

sé bien que no volverá.

9
Mención de Honor del IV Certamen Internacional de Poesía (2004), realizado por la Editorial Mis Escritos, Argentina. Mención Especial del Certamen
Internacional de Poesía “Crisol Literario” (2006), realizado por la editorial CEN Ediciones, Argentina. Libro: El Amor es una bestia sin huesos, Instituto de
Cultura del Estado de Durango (México, 2008). Antologías: Crisol Literario (2006) y Mensajeros Literarios (2007), ambas de CEN Ediciones, Argentina;
Voces Hispano-hablantes de la editorial Trazo Literario, Argentina (2007). Revistas: Poesía de Rosario (Argentina), Diez Dedos (Colombia), La Náusea
(España), El Cuervo (Argentina.), Letras (España), Ping Pong (Rep. Dominicana), entre otras. Correo: misterios_rj15@hotmail.com

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P O E S Í A

Mírame 
Mírame sin prisa, sin tiempo, 
no escuches el latido acelerado
que nace de tu pecho, de tu alma, 
sólo mírame
sin pensar en cómo sujetar tu corazón.
no escuches el respirar de tu boca.
 
Mírame sin miedo a que te mire,
lento,
despacio
sin pensar en nada.
Sólo mírame,
que tu voz se ahogue en el silencio.

Mírame sin ponerle atención a tus nerviosas manos, 
piensa que soy, a quien tus ojos buscan.
Deja tu mirada inocente en mis ojos tímidos,
no temas que te robe una sonrisa
o la miel de tus labios.
Toma mi mano, camina despacio, 
sin prisa ven a mí,
desata tus pies del suelo.
Piensa que el tiempo es eterno.
Mírame,
que descansen tus pupilas en mis ojos 
y quédate así,
por siempre, por siempre. 

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Revivir anhelos
Las huellas del sepulcro
reviven los anhelos
camuflajeando las heridas
con gotas de lágrima que esconde el delirio pasajero.

Nada hay en el balcón del silencio
cuando caemos a la nada al final,
arrastrados por las llamas locas 
que anida la ingenuidad fugaz; 
en algún lugar del tiempo.
Los anhelos lamen las heridas
del sollozante corazón ciego
cuando la verdad arranca la libertad en las cruces del sepelio
que siembra pesadillas
en la lluvia                      
y en la tumba.
Nadie hurta el callejón del misterio
si sembramos esperanzas en la magia,
sin importar si ésta es de piedra
o de paja. 

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NÚMERO 7 DICIEMBRE /2010

P O E S Í A

Paraíso en
inventario
“San Pedro,
Andrés Norman Castro Arévalo 10 ¿Por qué no puedo
entrar al cielo?”

Creciendo “Porque estamos


en inventario”
Alguna vez hable de sexo y locuras;
todos alguna vez fuimos niños. “¿De aureolas y alas?”
Hoy he crecido.
“No, esas las hacen en el infierno;
Alguna vez supe de las manzanas del Edén; almas en fase de confianza.”
ahora sé que manzanas y jocotes se confunden.
Centro América es el Paraíso. “Y entonces
¿Qué pasa?”
Alguna vez escuche “te amo”;
los sentimientos de la juventud son ligeros. “Es Eva,
La expresión ha envejecido. se lo ha llevado todo:
la virtud, la sinceridad,
Alguna vez vi morir; la amistad, la sensualidad
funestos jamás fueron mis días. y la sexualidad;
El tiempo nos alcanza. por el momento.”

“¿Y Adán?”

“Él sólo se ha
llevado sus quejas:
¡Pobre Eva!”

10
San Salvador, 1989. Cursa tercer año de Psicología en la Universidad Centro Americana. Miembro del Foro Permanente de Escritores de El Salvador, desde
sus inicios. Ha sido publicado en la revista literaria española Club de los Poetas, la revista dominical Hablemos de El Diario de Hoy; en las revistas juveniles:
Planeta Alternativo y Overnight; en los periódicos mexicanos: Acapulco Times y Red 21; en las revistas literarias chilenas El Club del Cinco, Revista Cinosargo
y Revista La Mancha; en la revista literaria Velvet Illusion (Alabama) y en la revista literaria especializada en la temática de viajes The Wonderlust Review
(Seattle); en la revista literaria y el periódico de la Escuela Americana de El Salvador Del valle de las hamacas y Trojan News; así como en diversas antologías
virtuales. Su trabajo aparece en los sitios web cuscatla.com, artepoetica.net entre otros. Citado en el ensayo poético “Poetas por El Salvador” de María Poumier
(2008). En 2006 fue invitado a participar en las lecturas públicas del V Festival Internacional de Poesía de San Salvador, organizado por la Fundación de
Poetas de El Salvador. Se espera su inclusión en la antología Rapsodias 2 de aBrace Editores (Uruguay), así como en la antología Foro de Escritores de El
Salvador de Ediciones Delgado (El Salvador).

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

La creación acudí
tratando de encontrarlo
en el cuerpo
Al quinto día cuando era mío
Dios despertó con un té,
y mirando a su alrededor lo era
bebió de su taza sólo cuando
y dijo para sí allí
“no más de lo mismo” trataba de encontrarlo.
y el quinto se hizo sexto.

Despertase temprano
-Dios por supuesto-
y miro su obra
meditabundo.
Antes del ángelus
cosiendo cerrados
sus ojos y boca,
Él pensó “¿y hoy qué hice?”

Rolando Revagliatti11

Yo ya
Yo habría tratado de encontrarlo en el cuerpo
yo hubiese tratado de encontrarlo cuando era mío
cuando era el mío
mi cuerpo

yo había ya tratado de encontrarlo


era mío
cuando traté

11
Buenos Aires, 1945. Fue uno de los responsables del Ciclo de Poesía y Prosa Breve “Nicolás Olivari” (1999) y el coordinador general de los Ciclos de
Poesía “Julio Huasi” (2001), “Luis Franco” (2002), “Carlos de la Púa”, “Susana Thénon”, “Horacio Pilar”, “Homenajes” (2003), así como de la revista oral de
literatura Recitador Argentino (2003) y de “La Anguila Lánguida”, Muestra de Poesía 2004. Ha publicado los siguientes libros: en cuento: Historietas del amor
(1991), Muestra en prosa (1994); en dramaturgia: Las piezas de un teatro (1991); en poesía: Obras completas en verso hasta acá, De mi mayor estigma (si mal
no me equivoco), Trompifai, Fundido encadenado, Tomavistas, Picado contrapicado, Leo y escribo, Ripio, Desecho e izquierdo, Propaga, Ardua, Pictórica,
Sopita, Corona de calor (todos entre 1988 y 2004). Correo: revadans@yahoo.com.ar

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NÚMERO 7 DICIEMBRE /2010

P O E S Í A

No me hace
preguntas
No me hace preguntas mi casa
lo sabe todo
todo lo sintió

si no es inquisitiva es por su forma


de saber y de sentir

no me humilla
nunca
ni me compadece
ni me juzga

también así
es mi cama.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

El pájaro y la
media
la poesía es un pájaro
Walther Espinal12 que en el alambre del patio
canta
A las putas
que abnegadas la poesía es una media impar
recibían resuelta a ser
el jornal la cabeza de un caballo
de mi trabajo
hoy les canto el pájaro y la media penden del mismo hilo
ya que en ellas confío
asido a sus piernas Señor
a su amor de lluvia acaso la poesía es este avechucho
pasajero. que desde la infancia
Como en un sacrificio grazna
el humo sube
y huele a entraña. o una media rota
Este colchón se corta por lo más blando. exilada, en fuga
Y ambos tejemos un pensamiento efímero.
Mis putas son flores surrealistas
de piel
escrita
con letras doradas.

12
Medellín, 1980. Realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Antioquia. Ha publicado el libro de poesía La danza de Narciso (2009) con el que
obtuvo una Mención de Honor en el XX Concurso Nacional Universitario de Poesía Universidad Externado de Colombia. En su ciudad tuvo contacto con
varios talleres literarios. Sus poemas han aparecido en las revistas Musa Levis, Asfódelo y Punto Seguido.

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NÚMERO 7 DICIEMBRE /2010

P O E S Í A

sus esqueletos quedan ahora como cascos habitación del


óxido después de una batalla
vencedores de una pelea vícti-
mas de la hecatombe del
invencible tiempo
sangran la sangre es un río sin des-
embocadura el grito
es una espina muda en la ingle

de aquellas naves ninguna dura


las arenas hablan de
capitanes y marineros que nadie conoce
los libros cuentan de ladro-
nes asesinos escoria de otros
siglos blanco del odio y la in-
diferencia de estos días

ya el salitre recorre antiguos


nombres apellidos que son
moneda corriente en las calles
ya el olvido recobra lo que le per-
tenece incluso la huella
José Landa13 que alguna vez dejaron esas naves en la brisa
para alabanza y gloria de sus héroes

Las naves han pasado los años sólo queda de las hazañas de fieros
navegantes
las naves que no fueron las que nun- estas palabras que nada cuentan de ellos ni los alaban
ca han sido otra cosa y esta obsesión de pensar que existieron
que traficantes de fierezas
buscan un sitio en la memoria de hombres pobladores de
los muelles

13
México, 1976. Escritor, pintor y periodista. Autor de 12 libros publicados dentro y fuera de su país, e incluido en ocho antologías de México y España. Desde
1992 ha obtenido una treintena de reconocimientos nacionales e internacionales. Libros: Tronco abierto (1993), Habitación del cuerpo (1996), La confusión de
las avispas (1997), Álbum extraviado en aguacero (2005), Sonidos como los cascos de un galopar (2005), Casa en la mirada –con Adolfo Escobar y Antonio González–
(2007), El tacto y el verano (compilador, 1996), Dicho está (2008), Meditación de Lejanías (2008), Placeres como ríos (2009) y Un reino de bruma (en proceso
de edición, España). En breve saldrá Navegar es un pájaro de bruma (Canadá). Su obra figura en las antologías: Poetas de Tierra Adentro II (México, 1994);
El manantial latente (México, 2002); Anuario de poesía mexicana (México, 2005); Un orbe más ancho (México, 2005) y Proemio Seis (España, 2005), entre otras.
Premios: Primera Mención de Honor del Premio de Poesía “Punto de partida” (UNAM, 1993); Premio de Poesía “José Gorostiza” (México 1994); Mención
de Honor en el Premio Internacional de Poesía de la Ciudad de Loja (España, 2005); Premio Hispanoamericano de Poesía de Quetzaltenango (Guatemala,
2007); Premio Internacional “Milagros García Blanco” (España, 2008); Premio Internacional “Ciudad de Lepe” (España 2009); Premio Nacional de Poesía
“San Román” y Premio Nacional de Poesía de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (ambos en 2009). Fue becario del Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes de México 2004-2005.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

El puente
el Puente de los perros se extiende al infinito
su nombre puede ser una contradicción
las personas sedentarias piensan que –como ellos– los
perros no viajan no huyen de la ciudad

mas el viajero –el nómada el inconforme– tiene


–dicen– patas de perro
el perro y el caminante son lo mismo: al estar en un sitio
recorren otro

el Puente de los perros conecta la bahía con el Atlántico


maqroll rayó en él sus iniciales con grafito
Caronte lo eligió para cruzar el agua sin mojarse cuando
estuviera solo
y por ahí llegan los visitantes de tierras extrañas
algún día caerá el Puente de los perros
cuando esto ocurra todas las ciu-
dades se hundirán en sí
mismas
la historia del Nautilus se repetirá Babel será
nuevamente dios y demonio
el campo y la ciudad serán mundos perdidos y estas
palabras ya no serán más
pero hasta entonces el Puente de los perros indicará
nuevas y viejas rutas
comunicará esta página con el viaje de nunca acabar

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NÚMERO 7 DICIEMBRE /2010

P O E S Í A

Festín
El placer lleva más tiempo que nosotros en esta tierra
Hoy sólo podemos celebrar que esté vivo y perdure
en lo más recóndito de la imaginación y las entrañas

Allí lo alimentamos le colgamos la más curiosa


novedad Le construimos altares Le rogamos vida
futura para no caer de tan celestes De tan sin tiempo
ni espacio ni dolor De tan borrachos y mentirosos

Nos hincamos para que siga aquí


de la mano con la realidad
y la ficción Que nos deje fornicar y maldecir
Que podamos tocarlo por dentro y por fuera Traerlo
a nuestras calles Decirle: “Yo te exhorto calidez
Sal de este cuerpo y ven a mí”

Tanta gloria con él es increíble-


Tanta maravilla más vieja
que las ruinas de oriente y occidente Más vieja
que las mujeres de sal pero más joven que el instante
antes de ser instante

Antes incluso que la piedra Fue el


placer de transformarlo todo

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

El viejo Pasolini
medita un poco
antes de quemar
su pasado
Hojear Ojear una tras otra las páginas de un álbum
fotográfico y encontrarse cansado de mirar siempre
al infinito desde el infinito de la fotografía
Encontrarse repetido una y otra
vez con los ojos de siempre
El susto en la cara y el corazón quemado por el flash

Mirarse –y no ver más allá de lo


que nos permite el silencio
de la respiración– idéntico a gestos que no salieron
del rostro de uno mismo Gestos desconocidos
que a fuerza de memoria se han hecho cotidianos
Entonces Cansados de mirarnos Tratar de reconocer
nuevas miradas Nueva gente en medio de la intriga
Parpadear y no ver más que rostros de otros rostros
Notar que aquellas sombras aquellas pieles y
memorias que deseábamos hallar no se encuentran

Así pasamos hoja por hoja Las exploramos


como si recorriéramos cada arruga del cuerpo
Entonces avanzamos cada trozo de piel cada trozo
de nada Sin hallarnos
Así nos recorremosCaminamos cuanto nos permite
el tiempo Cuanto las ganas de mirarnos y de no
mirarnos Cuanto los ojos y el dueño de los ojos resista

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NÚMERO 7 DICIEMBRE /2010

Cuento
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Escritora
Invitada

Cuando los pasillos duermen


Alejandra García M.1 que danzó. Se aprieta aún más contra las sábanas y aho-
ga sus gemidos con los cojines. Ahora puede recordarlo

S e recuesta sobre sus pechos. En busca de su calor


los aplasta con delicadeza sobre los cojines que
adornan la cama. Los acomoda imitando las caricias
encima de ella, jadeante, caliente y esa voz susurrando
“Puta. Así quería verte, con la cara de puta”.

que tan solo hace una hora exploraron su cuerpo como Al final saborea el resultado que en sus dedos aguardan.
todas las noches. Es desprendida de su noche, cuando el sol se instaura
en las colinas. “¡Andrea! Apresúrate”. Ella abre la puer-
— ¡San-tia-go! –susurra lentamente, con un leve suspiro. ta y comienza a caminar por el pasillo con sus demás
Comienza a recordarlo a medida que el sudor desciende compañeras. La vecina de habitación la toma del brazo
por su piel. Después de abandonar los pechos, desciende y le susurra: “Andrea, recuerda que hoy la misa la oficia
a su cintura y baja un poco más apretándose la cadera. el Padre Santiago. Debemos acompañarle a repartir las
Con mucha lentitud va retirando el pantalón de dormir. hostias”. Le acomoda el cuello del hábito y acercándose
Las sábanas permiten que sus manos se adhieran más a a su mejilla dice “¡Ah!, y no te olvides que esta noche te
su piel. Llegan cansadas y torpes a unirse con la fuerza de visito yo”.
sus ingles. Se consume de nuevo. Repite el ritmo con el

1
Bogotá, 1983. Música, escritora, directora de talleres de escritura creativa, conferencista y gestora cultural. Dirige el taller de Escritura Creativa “Páginas
de agua”, adscrito a la Red Nacional de Talleres de Escritura Creativa (Renata) del Ministerio de Cultura, en el área cultural del Banco de la República y
en el proyecto de los talleres de “Libertad Bajo Palabra” en la Cárcel La Vega. Invitada a la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2008 y 2009, además
invitada del Hay Festival 2009 y al IV Encuentro de Poesía y Arte Erótico Cartagena de Indias (2009). Editora de la revista cultural Antropofagia. Finalista de
la convocatoria de microrrelatos de la revista Oveja Negra (Argentina). Publicación en medio impreso en la Revista Decires (Argentina). Su material poético en
el programa radial “Al borde de la palabra” (Argentina, 2008) y en Radio Sentidos (Argentina, 2009). Colaboradora en la revista internacional Red y Acción.
Ha participado en la publicación de la Antología Poética Por la Paz (virtual), realizada por el Centro Literario El Túnel. Directora de la Fundación Cultural El
Laberinto; subdirectora del Centro Literario El Túnel. Coordinadora del Nodo Sucre REDNEL, de los procesos musicales de la Fundación Mujer Siglo XXI
en Sincelejo, y del área de Literatura de la Corporación Universitaria del Caribe: Cecar. Directora y parte del comité editorial de Plath, revista literaria de esta
misma Universidad. Mantiene inédito su libro de poemas Al final del crepúsculo. Correo: metzwey@yahoo.es

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NÚMERO 7 DICIEMBRE /2010

C U E N T O

El altruista encarnaba en la única hija de los Acevedo. Me atrajo


su piel suave, su cabello sedoso y esos ojos que segura-
mente serán mi perdición si el estúpido de Gabriel sale
Nahash2 demasiado tarde.

¿Quién puede liberar al hombre de — Parece que no se divirtió. ¿Pasa algo? –balbucea el vie-
sus propios remordimientos? jo. Los encantos de su hija no me permitieron pensar
José Eustasio Rivera, La Vorágine en otra cosa que no fuera...
— Un poco de cansancio, usted sabe, el trabajo –contes-

S algo a fumar un cigarrillo. Lo prendo nerviosamen-


te y, al acercarlo a mi boca, siento aquel olor exci-
tante y nauseabundo impregnado en mis dedos. Mal-
to–. Y la exigencia física de hace veinte minutos –con-
tinúa mi mente.
— Está bonita.
dita sea, Gabriel debería salir rápido. Mis pies patean — ¿Quién?
nerviosamente las llantas del carro de mi hermano; al — Virginia, ¿no le parece? La misma estampa de Sebas-
hacer esto, escucho un ruido en mi bolsillo. Son las tiana –bebe otro sorbo. Sigue con los ojos perdidos, lo
llaves. El frío nocturno, acentuado por la pérdida de que me facilitará sacarlo del auto cuando Gabriel salga
mi chaqueta (espero no haberla dejado allá), me obliga de la mansión. — Estaba durmiendo cuando salí –aña-
a entrar en el auto. Me siento en la silla del conductor, de. Un sudor frío recorre mi espalda. La conversación
el desconcierto me invade y, en un momento de estupi- con este hombre espanta mi embriaguez.
dez, dejo caer mi cabeza sobre el timón, lo que produce — ¿Quién?
un pitazo que debe resonar en cada uno de los rincones — Gabriel.
de la mansión Acevedo. Dios, que salga rápido. Me sor- El borracho mira la botella, me sonríe, la lanza a lo le-
prende este pensamiento pues nunca he sido creyente jos. Sus ojos ya no parecen desenfocados. Los míos se
y si tal cosa como Dios fuese posible seguramente pro- empañan debido a algo parecido a la vergüenza.
curaría mi condena. Abro la ventana del acompañante — ¿Por qué dejar la chaqueta? ¿Quería torturarnos? –
para que salga el humo del cigarro y arrojarlo, estiro el pregunta, afligido.
brazo, dejo que la colilla caiga afuera, una sombra toma — Fue un descuido –prendo otro cigarrillo, esta vez
mi manga, por reflejo meto el brazo rápidamente. ¿Ga- abro la ventana del conductor–. Pensé huir.
briel, será Gabriel?, pienso angustiado pero la sombra — Eso no es de hombres –¿Soy un hombre?, me pregun-
ya ha entrado al auto y mi cerebro tarda un momento to mientras el hombre contrae su rostro en una extraña
en entender que es Ignacio, el dueño de la mansión. En mueca. Ahora me doy cuenta. Jamás estuvo borracho–.
la mano derecha tiene una botella de vino. En la otra, ¿Ella quería?
escondiendo su antebrazo, mi chaqueta. — No, a los catorce años pesa más la perplejidad que la
curiosidad.
Está muy borracho. En el salón había caído un par de — La obligó.
veces llevándose mesas, floreros, entre otros, mientras — Sí.
su esposa Sebastiana, su hija Virginia y mi hermano, — Regáleme un cigarrillo.
reían, víctimas hilarantes del alcohol. Desafortunada- Con un dolor capaz de destruir el auto, la mansión,
mente, aquella noche el vino no había incentivado el mundo entero, el viejo me mira fijamente a los ojos
mis facultades satíricas, sino una euforia sexual que se mientras toma el cigarrillo. Desvío la mirada.

2
Estudios Literarios. Universidad Nacional de Colombia. Correo: jarvirtual@hotmail.com

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— Usted es un cobarde –dice. Contemplo el arma de nuevo. Es hermosa. La expre-


— Lo sé. sión de Acevedo se me antoja curiosa. Las lágrimas que
— Ella está muerta. lo han envejecido un poco contrastan con la expecta-
— Ya suponía yo que no resistiría la almohada en la cara ción en sus ojos, como la que yo debería haber tenido
–miro el cigarrillo que se consume lentamente en mi cuando, en medio de mi borrachera, dejé a propósito
mano–. Lo hice para que no gritara. ¿La escuchó? mi chaqueta cubriendo la desnudez de mi joven vícti-
— No, no escuché, sólo caminaba por el pasillo y decidí ma. La empuño y disparo. Curiosa sensación. Esta vez
entrar al... –Un corto sollozo apaga su voz. Lo miro, con- hay mucha más sangre, sobre todo en mi cuerpo.
descendiente. ¡Pobre hombre! Un ser tan bondadoso...–
¡Y perder así una hija! ¡Mi pobre Tiana no lo va a resistir! ... explicado esto, entenderá por qué el cuerpo de don
— ¿Desea alguna compensación? Mi hermano está en Ignacio será hallado, en una zanja, a kilómetro y me-
su casa, bien sé que no es un intercambio justo, pero... dio de su casa. No podía ver sufrir al viejo. No siendo
— ¡Qué clase de miserable es usted! –pregunta, con ira, más, se despide J.
el viejo.
Un miserable práctico, pienso.
— Tome la chaqueta –dice. Al recibirla veo un arma en-
vuelta en ella–. Pórtese como un hombre. Glorias de asno
Bonito revólver. No tengo idea de marcas o algo así, por
ello sólo puedo apreciar su brillo y el cuidado que debe Daniel de Cullá3
disponer el doctor para mantenerla en este estado. Un
hombre admirable este doctor. El cigarrillo me quema Rebuznar no es un Arte; es una Ciencia.
los dedos y lo suelto; él ya ha terminado el suyo. Sancho Panza. Hist. de D. Quijote, cap. 28
— Fumémonos el último antes de esto –le digo. Respon-
de con un gesto afirmativo–. ¡Qué buen hombre! Voy a
redactar una nota.
Él sólo mira su cigarrillo.
A l cantar ahora del Asno y su Prepucio me veo en
la obligación de enseñorearme en las reflexiones
de cualquier Asnal teólogo, sin privarle al Asno de la
Rápidamente escribo en el papel. Me resulta difícil pe- nueva gloria que se merece, pues muchos fueron objeto
dir excusas, así que hago mi mejor esfuerzo. de admiraciones, en especial Uno. Oratorios, capillas,
ermitas, iglesias, catedrales, todas nos han proporciona-
Señora Tiana: para cuando lea esta esquela ya se habrá do registros de reliquias, exvotos y ofrendas, desentra-
enterado de que su hija Virginia fue violada y asfixiada ñando de ellos todo lo perteneciente a la parte Rebuz-
(esto último, accidentalmente) por mí. Lo siento... natoria del espíritu.

El hombre me mira al terminar de escribir la nota. Afe- Ya en sus tiempos de Maricastaña, el cura al Ite Missa
rro el revólver. est, al pueblo vuelto en Rebuznos horrendos prorrum-
pía, luego el pueblo contestaba a su vez, la iglesia toda
... si usted cree en un Dios, récele mucho, dígale que me con horrendos Rebuznos aturdiendo. Allí era el Rebuz-
perdone por eso. En un último gesto de altruismo tomé nar (Elogio del Rebuzno), al Asno y su Prepucio agra-
la decisión de paliar algo de tanto sufrimiento causado... decidos con respeto, suma veneración y grandes fiestas,

3
Correo: gallotricolor@yahoo.com

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“De modo que se oía hasta en los Templos Rebuznar a La Historia de las naciones es la historia de sus reliquias
los fieles más piadosos después de Rebuznar también el y exvotos. El lance entre el Asno y Príapo es la suerte
clero”. Y este bien portento se le debe al Asno, que por de la historia de los pueblos, y de cómo se consiguen
cierto dicen que fue el tal Jumento que allá en Jerusalén los cetros y coronas, ya todavía blanco de mil sarcas-
llevara a cristo en entrada triunfal. mos. La mitología nos lo cuenta: “Príapo sostuvo con
el Asno un gran combate, a quien más. Príapo dejó al
Cuántas veces hemos ido de la mano de algún familiar Asno abochornado y vencido; ¿pero luego qué hace el
a visitar las reliquias de los “santos”, cuyos admiradores Asno? Va y coge, y lleno de rabia se abalanza a mi dios;
primero eran los papas, obispos y monarcas, dictadores y a la sombra de sus mismos laureles le deja muerto”.
que vieron en esos objetos ilegítimos el poder mágico Que lo mismo le pasó a Saturno padre de Júpiter, quien
que necesitaban para imponer la impostura y sus regí- no esperó para heredar a la muerte de su padre, sino
menes cuestionables. La emulación, el ansia, la presura que maniatado, su hijo mismo le dio una mezcolanza,
de conseguir una parcelita en el cielo y los tesoros de la un vino de la Ribera del Duero, y con ella emborrachó
Tierra hicieron que se extendiese el Prepucio del buen al pobre viejo, y, ¿qué le hizo entonces? Va, coge y le
animalito la memoria. Hasta mi bisabuelo llegó a vene- capa, que luego pasó al histórico Veni, Vidi, Vinci. Un
rar este pellejillo en el Relicario que hay en Peñaranda hijo con su padre tal barbarie ¡Esta es la historia de la
de Duero (Burgos) entre un montón de huesecillos de legítima de heredar las coronas y los cetros!
muertos santos y buenos.
El santo prepucio del Asno, como después el prepucio
Una de la primera reliquia venerada y más insólita fue el de Jesús tan bien muy venerado, y todas las reliquias
Asinus Sanctum Praeputius, el Santo Prepucio del Asno, y exvotos forman parte de la hipócrita obscenidad y
ese Asno que montó Jesús que fue venerado hasta en embustería del clero, y todas las religiones que fundan
el cielo. Con qué piedad las buenas viejas le adoraban. su bien únicamente en engañar al pueblo. Con qué
¡Cómo las devotas se esmeraban en acicalar y adornar devoción allá y acullá se veneran. Devotos prosterna-
el Prepucio con esmero! Y el Asno no quiso habitar dos exhalan su contento de adorar tal reliquia, que al
en aquella ciudad de Jerusalén, por algo sería, y mar- más indiferente excita. El prepucio del Asno se veneró
chó andando sobre el mar “tan duro como su pezuña” primero en Italia, pasando a Francia y después a Espa-
pasando por Chipre, Rodas, Candia, Malta, La Costa ña que lo extendió a las Américas y otros pueblos. En
Azul y la Costa Brava, de donde pasó a los demás países Italia, de Verona expresamente salió, donde cuentan
y allende el mar. Su devoción se instaló en muchas uni- que le custodiaban cuarenta monjes del Convento de
versidades, seminarios, colegios universitarios, conven- nuestra señora de los Órganos, y que se le sacaba en
tos donde hubiese sujetos dotados para esta cátedra de procesión dos veces al año.
Exvotos y Rebuznos. Y en todos se escuchó este cántico:
Cuántos prepucios adornan altares, cuántos hoy yacen
De la parte de Oriente escondidos en Cartujas y Conventos. Y sus milagros a
Nos viene un Asno ninguna otra reliquia o exvoto van en zaga. Han sido
Ay qué lindo y qué fuerte muchos, buenos, graves, serios, y muy cabronescos. Y
Ay que milagro hasta nuestros hijos han alcanzado buenos másteres en-
comendados a tal pellejillo del Jumento. Dónde están
“…no dudo, Sancho amigo; ya caí de mi bu- escondidas las plumas de arcángel san Gabriel, dónde
rro; ya te creo”. Don Quijote a Sancho. los suspiros de san José. En el Vaticano y en el Obra-
doiro. Las Yemas de canónigo, los pedos de monja, en

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Las Huelgas, en Burgos. Cuestión de fe y ambiciones. Amberes, París, Bolonia, Besancon, Nancy, Hildeshe-
El corazón de Fray Mamerto Esquiú, en Catamarca, im, Calcata, Barcelona, como nos cuenta A. V. Müller,
Argentina, fue robado por un ladrón y arrojado a un 1907, en su libro El sagrado prepucio de Cristo. El jesuita
basural. Quién heredará la sábana santa, el velo de la Salmerón llegó a considerar el prepucio divino “anillo
Verónica, los frascos con leche de la virgen María. El de compromiso para sus esposas, las monjas, las santas.
santo grial y la lanza del centurión que remató a Jesús El fabricante de este anillo era el espíritu santo, su ta-
les tuvo Hitler, y ahora dicen que están en la catedral ller el purísimo útero de María” (La terminal rosario).
de Núremberg. El brazo incorrupto de santa Teresa fue Y santa Catalina de Siena, que se casó místicamente
almohada en el cabezal de Franco. Santa Teresa, caso con Jesús, incitada por la virgen María y donde María
peculiar ¡Su pie derecho y la mandíbula les tuvo Mus- al presentarle a Jesús, le entregó el anillo prepucial di-
solini, la mano izquierda dicen que Salazar de Portugal! ciéndole: “recibe este anillo como testimonio de que
Una espina de la corona de Jesús y un dedo de san Pe- eres mía y serás mía para siempre”. Texto que todavía se
dro trajo de una peregrinación a Roma doña Sancha, mantiene en los casorios de uno y otro tipo.
hermana de Alfonso VII, que regaló a los monjes del
cister bajo cuya advocación erigieron el Monasterio de Y lo de la monja capuchina austríaca Agnes Blannbe-
la santa Espina en Valladolid, recibiendo de los monjes kin, 1715, de quien dicen que lloraba sangre y que sin-
un santo prepucio de Jesús. tió el prepucio de Jesús en la lengua, y su párroco, el
benedictino Pez refiere: “De repente, Agnes sintió un
El santo clamor de la Secta así extendió sus demonios pellejito en la lengua, como cáscara de huevo, de dulzu-
en cierta noche oscura de los tiempos. Con velas y lam- ra superlativa, y se lo tragó. Apenas se lo había tragado,
parillas en aceite de nabo al celeste capullo Asnal y a de nuevo sentía en su lengua el dulce pellejo, y una vez
los asnífluos santos peregrinos incitó a vagar por los más se lo tragó, y esto hasta cien veces”. ¡Qué milagro!
montes y las mentes, los pueblos recibiendo graves da- Agnes fue de las elegidas que consiguió saber a qué sa-
ños que dicen que por decreto, excomunión y patíbulo ben estos dioses.
mandaron no tocasen ciertas flautas. Refiere la historia
sagrada que María de Magdala fue la primera devota y El 15 de mayo de 1954, en cónclave, los cardenales
propietaria del prepucio del Asno, que de él hizo un acordaron ratificar la condena de la veneración del
anillo y que guardó con mucho cello y celo, y le llevó a santo Prepucio. Al leerlo me llevan los demonios, pues
hacerle magdalenas con él a Jesús. La emperatriz Irene estoy sentado en una terraza del parador de la plaza de
de Bizancio lo adquirió a unos mercaderes árabes y se lo la catedral de Santiago de Compostela, donde por cier-
regaló a Carlomagno el día de su boda, que se lo puso. to se veneraba uno, no sé si aún se venera, y le digo al
camarero: “camarero, una de prepucio de Asno, y si no
En 1427, cuentan que la Hermandad del Santo Prepu- hay, pues de rabo de toro”.
cio consiguió abolir el éxito del Prepucio del Asno y en
su lugar colocó con mucho empeño y gusto el prepucio
de Jesús, que se ha venerado y se venera hasta nuestros
tiempos, en especial el día 1 de enero de cada año, Día
de la Circuncisión del Señor. Comenzando, después,
una lucha encarnizada entre iglesias por tener más de
un prepucio de Jesús. Así, como si de cruzada de pre-
pucios se tratara, compitieron por tener más y mejores
la Basílica Laterana de Roma, Charroux en Francia,

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La guerra
de 1900
Jorge Forero4

...El 23 de diciembre, víspera de la navidad,


llega Uribe con sus victoriosos ejérci-
tos a la ciudad de Pamplona...
Eduardo Santa, Biografía Rafael Uribe Uribe

Cuadro I

C erró las ventanas una por una, de tal manera que


la habitación se fue oscureciendo poco a poco. Al
final, la oscuridad estaba apenas rasgada por un hilo
de luz que se colaba por debajo de la puerta de entrada
y, entonces, cerrando los ojos, el hombre sintió tam-
bién que los sonidos de la calle se fueron apagando
permitiendo que sus pensamientos fluyeran con toda
libertad. Desde un lejano continente llegaron los olo-
res perdidos, olvidados temporalmente en la concien-
cia, para recordarle la estatura de la muerte. Allí estaba
el olor de las ropas húmedas, el olor de la pólvora que
impregnaba los rincones de la casa, el olor del barro do llegó se inclinó para tocar el lecho, adelantando la
seco en su rostro y en sus manos que enmascaraba su mano hasta rozar sus pies helados. Antonia no desapa-
piel morena, mucho más envejecida que las banderas reció en el transcurso de los cien años que había vivido
revueltas violentamente por el viento en la torre de la con el recuerdo de la batalla, aún respiraba tranquila,
iglesia. Y en el fondo de la memoria, Santiago percibió todavía era presa de la locura que todos envidiaban en
los gritos de retirada y el ruido de las balas que silbaban esta cárcel. De los pies delgados ascendía un camino
a su alrededor, y recordó el puente del Peralonso que hacia la montaña de sus rodillas, descendiendo luego
crujía al paso de los caballos y de los hombres que co- hacia su sexo todavía tibio, su vientre y sus senos como
rrían gritando como locos; hizo recuento de la retirada una cordillera, el cuello y la curva de su rostro con la
del ejército del gobierno y de la emboscada que le había respiración adolorida. Allí, Santiago se detuvo y besó
llevado a convertirse en prisionero de guerra. el nacimiento de su pelo mientras con las manos abría
sus piernas y la penetraba suavemente. Así permaneció
Avanzó un paso y esperó que el ruido y el eco desapa- hasta que se sintió ahogado en un llanto solitario, mor-
recieran, luego dio dos pasos rápidos hacia el cuerpo diéndose las manos para evitar una queja que pudiera
de la mujer, corriendo el riesgo de despertarla, y cuan- despertar el universo recogido provisionalmente en las

4
Ingeniero. Ha publicado el libro Historias entre el amor y la muerte (2002) y tiene un libro en edición, El pintor de la catedral. Correo: jeforeroq@hotmail.com

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encontrarse los carboneros de El Chopo, los mineros de


Mutiscua, los ganaderos y ovejeros de Silos y los cultiva-
dores de tabaco de Arboledas, así como los comerciantes
provenientes de Tunja y Bucaramanga y por supuesto los
aristócratas señores de Pamplona. Con la tropa habían
llegado además mujeres de todos los oficios: desde las
costureras expertas en el arreglo de uniformes hasta las
lectoras de cartas y las vendedoras de hechizos que se
escondían de los curas pero que alegraban la plaza con
sus picantes invitaciones. Estaban los líderes conserva-
dores, apodados históricos, que hablaban francamente
de apoyar la revolución o al menos se comprometían a
no intervenir en el conflicto de los liberales con el Go-
bierno, siempre y cuando el Dr. Sanclemente cumplie-
ra su promesa de incluir sus representantes en el nuevo
gabinete ministerial. Y también estaban los liberales de
la provincia, listos a prestar su generoso concurso al Ge-
neral Uribe Uribe para la próxima campaña, anunciada
como una victoria más, sumada al excelente resultado
conseguido en Peralonso.

Dentro de la habitación, al contrario, la atmósfera era


bastante diferente: la noche anterior yo había arropado
a una mujer enferma pero ahora sus facciones delicadas
adquirieron su color y parecían revivir en otra época:
cuatro paredes de la casa casi destrozada por la guerra. sentí su respiración lenta, marcada con una solemni-
En ese momento, sintió a su espalda el ruido de las dad que recordaba la actitud soberbia de los primeros
carretas, las botas de los soldados que las seguían, los colonos en estas tierras; así sería la primera mujer cas-
caballos con sus cascos golpeando las piedras húmedas, tellana que cruzó los grandes ríos, la primera que ha-
el golpeteo del viento en las banderas y, por encima bía subido por el río de la Magdalena en bergantines
de todos los ruidos, Santiago oyó el sonido de la voz heroicos hasta la sabana de Santafé, así era la primera
humana ordenando la marcha del ejército hacia Buca- que había abierto sus ojos aterrados ante el descomunal
ramanga, abandonando así los cadáveres y los presos en aspecto de las montañas de Santander, la que quizás llo-
la habitación del fondo. ró ante el cañón del Chicamocha y sintió miedo frente
a las montañas profundamente verdes o ante los preci-
picios escarpados, en cuyo fondo el río parecía correr
Cuadro II intimidado. Y a pesar de todos los elementos naturales
que impedían la marcha, esa mujer habría llegado a este
Abrí la primera ventana y ya el sol iluminaba la ciudad valle del Espíritu Santo para someterse sin quejas al in-
en todo su esplendor: la Plaza Mayor era un hervidero tenso frío que cala hasta el alma, para humillarse ante
de gente en donde fácilmente se encontraban hombres y la neblina que casi demora su humedad hasta el medio
mujeres de todos los lugares de la provincia: allí podían día e incluso se había quedado para asombrarse bajo el

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cielo estrellado en el verano corto de abril. A pesar del de sus alientos con el de los caballos, las manos gran-
ruido de los tambores y cornetas de la banda marcial, la des y la risa grosera en medio del acto amoroso. Durante
mujer no despertó para ver la increíble ceremonia que milenios –casi pudo escuchar su propia voz– el macho
se desarrollaba en la plaza: el General Uribe Uribe aren- ha disfrutado de su poderío físico sin entender la apa-
gaba sus hombres y ponía delante de ellos a un héroe rente sumisión: nunca habrán poseído su pensamiento.
anciano, el Generalísimo Vargas Santos, quien, apoya- Nunca ha estado más lejos, más alta, más empinada que
do en la baranda del balcón, parecía más un profeta cuando desprecia íntimamente el objeto que trasgrede
bíblico en traje de combatiente que un liberal en plena sus entrañas: de esta manera subyugamos al macho.
campaña, en los días finales del siglo XIX.
Entonces, una leve sonrisa, mezcla de ironía y satisfac-
ción, se deslizó por su rostro sucio y, superando el pri-
Cuadro III mer impulso de salir corriendo, descubrió que el aire
de este hombre que dormía sabía a vino y que el su-
Era ya tarde cuando Antonia abrió los ojos y revisó la ha- dor le recordaba sutilmente la labor del trapiche para
bitación. Los altos muros, las ventanas con sus alféizares producir la miel. Mirándole impotente, se preguntó si
familiares, las toscas maderas de los vanos, el color irre- mientras ella dormía le habría hecho el amor y, al igual
gular de sus paredes no detuvieron su mirada hasta que que actuaban sus congéneres, satisfecho el instinto la
se encontró con la presencia de Santiago, desnudo a su miraría con desprecio al momento de despertar. Y to-
lado. El hombre tenía el pecho oscuro, el sexo dormido, cándose, encontró también su cuerpo desnudo. Recor-
las piernas fuertes, y entonces Antonia recordó con toda dó que de la misma manera, sin trajes que pudieran es-
la intensidad las violaciones del día anterior, la suciedad torbarle, había despedido en el año 95 a su hombre. En
de los hombres, los olores ácidos del sudor, la semejanza aquel desventurado día en que, a pesar de las amenazas
y los fusilamientos, el ambicioso de su marido había de-
cidido formar su propio ejército para enfrentarse, con
escasez de armas, a todos los poderosos que hacían caso
omiso de la ley de abolición esclavista y que, además,
utilizaban vulgarmente la religión para perpetuar su
régimen. Ese mismo día, Antonia Camargo se juró per-
manecer esperándolo, pero ahora le rondaba el terrible
sentimiento de culpa porque su necio encubrimiento le
había ocasionado la pérdida del honor.

— Del honor de los hombres –dijo en voz alta Antonia,


y entonces Santiago se despertó sobresaltado y viéndose
desnudo se cubrió con la manta.

Cuadro IV

A las seis de la tarde, el General Uribe Uribe ordenó


cerrar las puertas del cuartel y poner guardias de se-
guridad en todas las ventanas del segundo piso, tres

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de las cuales vigilaban la plaza principal. La tropa se Antonia se mordió los labios y pensó que, aunque res-
acomodó en el patio central y en el solar por donde se pondiera afirmativamente a la pregunta, cualquier cosa
tenía acceso, en tiempos de paz, a la parte posterior de que dijera sería una mentira. Tal vez lo conocía tan
la Catedral. Los sargentos, oficiales y jefes de división poco como a tantos hombres que pasaban por la ciudad
se acomodaron en el segundo piso, utilizando las cua- entre las guerras y no se demoraban el tiempo suficien-
tro habitaciones con vista a la plaza; en otra habitación te para echar raíces; recordó que lo había conocido en
se encerraron las mujeres prisioneras, recogidas por el la plaza, en un día de mercado y en presencia de toda
batallón Lanceros en El Topón y Chapinero, barrios la gente, incluso –pensó– el encuentro habría sido ob-
famosos por esconder a los líderes conservadores. Y la servado desde los balcones por las mujeres que disfru-
habitación al final del ancho corredor, mucho más pe- taban vigilar el paso de los comerciantes y campesinos.
queña, fue asignada a los prisioneros de guerra, título La había impresionado desde el momento en que se
que catalogaba a los tres hombres que desde la bata- bajó del caballo y tomó las riendas con la mano izquier-
lla de Peralonso habían sido obligados a seguir con la da para amarrarlas a un árbol. Pensó entonces que las
tropa liberal, con la esperanza de lograr un canje de violaciones de la noche anterior habían sido en vano
prisioneros cuando se restablecieran las conversaciones porque mientras eso sucedía y los soldados borrachos
con el ejército de González Valencia. También en esa hacían apuestas sobre su cuerpo, en esta habitación se
habitación se encerró a la mujer que había desafiado al estaba muriendo el único hombre que la respetaba. Y
ejército y que buen castigo había recibido. A esa misma levantándose se arregló el pelo y se vistió sin mostrar un
hora, las mujeres encargadas de la cocina encendieron solo signo de interés.
la fogata y abrieron las provisiones de carne salada y de
panela conseguida en el paso de Bochalema, para cele- — Ya no importa –le contestó a Santiago.
brar la noche de navidad con los músicos de las veredas.

Cuando empezó la música Antonia estaba absorta, mi- Cuadro V


rando distraídamente el techo, con los brazos a lo largo
del cuerpo y los dedos acariciando levemente las sábanas Está arrodillada, dándome la espalda y mirando los
blancas; Santiago dormía a su lado. Sólo entonces notó cuerpos inmóviles de mis compañeros de armas. Desde
la presencia de dos cuerpos que parecían dormir en una que nos encerraron en esta habitación pedí medicinas
estera tirada en el rincón de la habitación, cubiertos con para curarlos pero rogué en vano. Mientras ella dormía
una ruana campesina: destapó los cuerpos y descubrió a escuché sus voces ininteligibles, les desnudé el pecho
dos hombres con las ropas destrozadas y señales de golpes sudoroso, quité los vendajes sucios, y sin otra cosa a la
en la cabeza. Se levantó asustada y luego, sobreponiéndose mano, intenté curarles la fiebre poniendo mi palma fría
al miedo, se acercó nuevamente a los cuerpos inertes. en sus frentes, abanicándoles uno por uno, sin ningún
resultado. Primero murió Manuel. Luego Carvajalino,
— Están muertos. casi en la madrugada…

La sobresaltó la voz de Santiago pero no se movió un Caminamos sin parar durante dos días, desde Chitagá,
centímetro. Se arrodilló, descubrió el rostro de uno de siguiendo las bestias de la retaguardia, los dos hombres
los cuerpos y sintió una sensación urgente de ahoga- a mi cargo con fiebres altas y diarreas permanentes sin
miento que la dejó inmóvil. que hubiera alguna medicina al alcance: las mujeres que
acompañaban la tropa tenían ya suficientes problemas
— ¿Lo conoces? con asegurar la alimentación de sus maridos y de sus hi-

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jos para hacerse cargo de otros heridos, que además de do la neblina y desde la calle las ventanas del batallón
portadores de paludismo eran líderes conservadores. parecían oscuras bocas hacia el infierno.
Así, llegamos a Pamplona y nos encerraron a nuestra
suerte. Esa puerta se abrió únicamente cuando trajeron Detrás de sus postigos quedaron para siempre las histo-
a la mujer completamente desgonzada, nos entregaron rias negras en las que pretenderé nunca haber partici-
su ropa y, como regalo de navidad, nos dejaron una pado: en la tarde del 23 de diciembre encerramos a las
tinaja de agua y un bloque de queso curado. mujeres en una de las habitaciones del segundo piso, y
las sacamos una a una para interrogarlas sobre las acti-
Ahora la mujer sigue arrodillada y ha colocado su mano vidades de sus hombres. Al final, sólo una se resistió y
en la frente de Manuel; a ese hombre recio nunca le co- como escarmiento fue violada por hombres de la tropa,
nocimos el apellido, sus amigos aseguraban que se sen- justo al frente del Comandante de División, para que
tía avergonzado de sus parientes. Ni le conocimos mu- su vergüenza fuera inolvidable. En caso de juicio hemos
jer estable aunque en nuestras correrías por el oriente, hecho la promesa de negar todos los detalles: en mi caso
desde Tunja hasta la provincia del Táchira, se notaba a particular, deberé afirmar que no serví el aguardiente
leguas que las mujeres se sentían atraídas seguramente para entusiasmar a la tropa, no cuidé que las veladoras
por su calculada indiferencia, actitud que muchas veces no se apagaran durante el juicio y el procesamiento, no
considerábamos como llana grosería de su parte. ayudé a desnudar a las mujeres jóvenes ni acaricié sus
— ¿Lo conoces? –le pregunto. muslos vírgenes para que ofrecieran su blancura a los
soldados ebrios; negaré rotundamente haber desatado
De pronto se levanta, arregla sus cabellos en desorden y sus cabellos oscuros y haber ignorado sus llantos cuan-
se sienta en la cama para vestirse. Como un ejercicio de do los soldados apenas tocaban su sexo y ellas preferían
baile, ajusta su blusa al cuerpo, desde el suelo levanta confesar; negaré haber mirado la posesión rápida que
la falda, ajusta su cintura, y luego la alisa por encima de hacían los soldados en medio de apuestas groseras y los
las piernas, delgadas y largas. Luego se inclina para ama- labios apretados de la única mujer que no confesó la
rrar sus zapatos y finalmente se levanta y queda erguida, pertenencia de su hombre a las cuadrillas de asesinos.
el pelo hacia atrás, como una diosa frente al viento. Se llamaba Antonia y, a diferencia de las otras mujeres,
Pienso que no tiene nombre, que debe ser una extran- parecía ser persona de educación. Vestía un traje de
jera atrapada en medio de una guerra ajena y cuyo idio- terciopelo negro y llevaba el cabello recogido con una
ma puede sonar desconocido o podría ser, me imagino, cintilla púrpura que le daba cierto aire obispal. Movía
un pájaro extraño cuyo canto no podría entenderse y las manos con cierta elegancia y se mantuvo orgullosa
que por eso prefiere el silencio. frente a quienes la interrogaban, razón suficiente para
que el Capitán la considerara desde el primer momen-
— Ya no importa –me dice, y por su acento comprendo to como una verdadera opositora.
sorprendido que la mujer es de los nuestros.
— ¿Quién es su marido?

Cuadro VI El Capitán Briceño inició el interrogatorio con la mis-


ma pregunta que ya había hecho a las otras acusadas,
Dejamos veinte hombres cuidando los prisioneros y todavía con restos de vino de consagrar en el bigote y
avanzamos con los restos del armamento en dos carre- en la comisura de los labios.
tas que habían sobrevivido al paso del Peralonso. Cuan-
do salimos de la ciudad, la mañana aún no había disipa- — No tengo marido –contestó sin inmutarse.

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— Sabemos, mi querida señora, que en el lugar en donde acomodo de bestia en los pocos muebles disponibles, al
las encontramos se escondían varios cabecillas conserva- tiempo que la poca luz se apagaba y en su lugar podíamos
dores –se limpió la boca con la manga del uniforme–. Así escuchar los pájaros nocturnos que emitían sus acostum-
que es mejor que empiece a decirnos la verdad –y le expli- brados graznidos agoreros. Muy tarde en la noche recogí
có, tratando de mostrarse compasivo–. El general Uribe sus ropas, evité mirarle a la cara y la llevé del brazo a la
ha prometido el respeto a todos los ciudadanos, pero no habitación de los prisioneros.
queremos que en nuestras barbas se estén cometiendo
atropellos a nuestros amigos, los jefes liberales locales. Cumplida la tarea, debo ahora preocuparme por el uni-
forme de las tropas, por las herraduras de los caballos,
A pesar de las consideraciones del Capitán, Antonia se por la provisión de las banderas de la Patria, como encar-
atrincheró en un mutismo cerril que enervó aún más a gado por mi General Uribe para la dotación del ejército.
los dos sargentos que servían de testigos. Ya en ese mo-
mento los soldados que acompañaban la diligencia ha-
bían bebido más de tres tinajas de chicha y apostaban Cuadro VII
diez a uno a que la mujer cedería cuando empezaran a
abrirle la blusa y bajarle las faldas, todavía con alguna Marchábamos a paso lento por los ama-
delicadeza que exigían el talante de la mujer y la cali- rillentos parajes del sur, camino a la
dad de sus ropas. Hasta que, sin entregar la infor- ciudad para encontrar nuevos volun-
mación solicitada, quedó desnuda, alumbrada a tarios y lograr al fin, como todos los
pedazos desde la escasa lámpara de cebo, y soñábamos, la consolidación de un
luego cada hombre –capitán, sargento y ejército revolucionario capaz de llegar
soldado– se preocupó por recordarle el con la suficiente fuerza a la capital.
antiguo rito de la posesión. A cada paso, en medio del frío que
calaba nuestras percheras, temía el
Entre tanto, el Comandante de Di- derrumbamiento de las montañas,
visión permanecía sentado en su altas y amenazantes como animales
escritorio a un extremo del salón, gigantescos que, a fuerza de esperar
cobijado en la oscuridad, y al otro su presa, hubiesen quedado congela-
lado, también borracho, usando dos en el tiempo. Por todas partes se di-
un taburete de cuero, vigilé du- visaban árboles secos, piedras desnudas,
rante toda la noche la puerta de barrancos descubiertos que golpeados por
entrada. Recuerdo que los hom- el viento mostraban la brillante apariencia
bres formaban alrededor de la del metal. Y, cerca, la fila de los
hembra un apretado círculo soldados harapientos
cuyas sombras en las pa- que perdían a
redes multiplicaban veces el valor y
sus figuras grotes- otras tantas lo
cas, añadiendo a recuperaban
la historia de esta para dar los si-
guerra otros maleficios, otras venganzas que guientes pasos, olvi-
esta casa con paredes de tapia tratarán en vano de ocul- dados ya de la victoria en el
tar. Hasta que terminó la rebatiña y cada cual buscó su valle del río Peralonso.

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Me refugiaba entonces en el feliz recuerdo de Pamplona, falta de armamento y la escasez de víveres, y debemos
ciudad cuyo verde paisaje atropellaba con violencia los creer además que Dios da la victoria a los constantes.
ojos y cuya neblina permanente apretaba, en un mes de Pero es falaz invención de los soldados el creer en los
diciembre más frío que de costumbre, el vestido sobre dioses protectores para dirimir, en el terreno religioso,
el cuerpo de sus habitantes. Allí, en medio de la guerra lo que el equipo de campaña, las armas y la cantidad
o a pesar de ella, la casualidad había permitido nuestro de solados entrenados pueden lograr. He visto a Marte
encuentro: ajustaba su rebozo gris en el momento en dormido mientras sus súbditos se destrozan en los cam-
que la vi, y su vestido azul destacaba la figura delgada, pos, y a Cristo orando mientras se descargan las armas
coronada como una princesa por las ondas lustrosas de y cunde la violencia, confirmando que solo la tierra que
su pelo. Aunque no teníamos razón para encontrarnos. pisamos reconoce agradecida nuestra sangre y abre sus
El repentino aguacero me permitió brindarle mi mano surcos previendo la nueva cosecha. Luego en las cate-
en el cruce de una calle. drales, en los arcos triunfales y en los monumentos se
olvidarán los nombres de quienes pierden el combate.
Si afuera dominaba el frío desde la creación caprichosa He pisado otros campos de batalla y no hay nada que
de los Andes colombianos, en contraste, su alcoba ali- recuerde a los perdedores, aunque hayan llegado allí,
mentaba con paciencia de calderas la repetida profun- como nosotros, con las manos destrozadas, casi desnu-
didad de los deseos: allí sus brazos me acogieron mu- dos en sus jamelgos, los ojos hundidos en sus cuencos,
chas veces y yo brindé en su campo todas las posibles mas con el valor intacto.
encrucijadas, recorrí sus caminos ondulados, descubrí
sus calles, adiviné los puertos y los faros de su cuerpo Triste es saber que nadie reconoce el valor de los vencidos
abierto para reconocer, finalmente, que mas allá de las y la necesidad de su muerte para el brillo de los vencedo-
puertas aún la guerra continuaba y que seguía siendo res. Sin su valor doblegado no fuera posible la borrachera
una feliz casualidad el encontrarnos. Entonces llegó la del triunfo, y la omisión de sus nombres permitirá, in-
hora de hacernos las promesas que después de una no- justamente, que otros escriban la historia a su acomodo.
che sobresaltada acostumbran a hacerse los amantes: Simplemente, dirán las futuras generaciones sobre esta
escribiré las cartas, deshojaré las flores, inventaré poe- gesta, un ejército de desalmados atravesó algún día la cor-
mas, olvidaré distancias. Pero, sin duda, eran palabras dillera y atentó vilmente contra el poder establecido.
vanas que no podían atrasar la partida.
Pero debo silenciar mi pesimismo. Es seguro que en Bu-
Aquí estoy, Coronel delegado por el General Vargas caramanga encontraremos nuevas fuerzas y tendremos la
Santos para dirigir la tropa en el cruce del páramo, 150 oportunidad de leer la epopeya de los rebeldes que vencie-
hombres y 30 caballos de monta. Hemos de cuidar las ron, a pesar de tener todas las condiciones en su contra.
mulas con los bastimentos, los caballos cerriles con el
preciado cargamento de armas, los mejores soldados — ¡Se divisa la ciudad! ¡Hemos llegado! –Gritan alegres
transportando las municiones en trechos de pocas le- los soldados por todos lados. Y, volviendo a mi empresa,
guas o hasta que algunos pidan el reemplazo. Debemos pienso que quizás estemos a salvo. Talvez podamos descan-
también cuidar a los heridos, alimentar las bestias y el sar en este enero venturoso de 1900 y pueda, al final de esta
ganado expropiado en los alrededores de los pueblos dura jornada, sentarme a escribir las cartas prometidas.
y dar las ordenanzas para los grupos de avanzada. Y lo
mas importante: debemos convencernos mutuamente
de la posibilidad de ganar la guerra, creer a pies jun-
tillas que es posible nuestra victoria, no obstante la

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La historia de bajarse apenas diciendo “disculpe” y yo escribiría a Van-


guardia pidiendo que en su edición, digamos de los jue-

Elizabeth Bathory ves, abrieran una sección para los anuncios de gente que
intercambió miradas en un bus. Si lo hacen puede que
terminen apareciendo cosas como “Yo: camiseta blanca,
suéter negro. Sonaba la voz de tubo de ensayo de Gian-
Ricardo Abdahllah5 carlo Centeno cantando ‘Un osito dormilón le regalé’.
Tú: falda corta a rayas, blusa hippie que no cuadraba con
Beauty is always cruel el disco de Cradle of Filth que llevabas en las manos”.
“Beneath the Howling Stars”
Cruelty and the Beast, Cradle of Filth (1998) “¿Qué disco?” No escuché más la música. La escuché a
ella preguntando. No veía tampoco al resto del mundo,

L a había visto varias veces, pero no hablé con ella has-


ta que ocurrió la casualidad doble de que subimos
al mismo bus y el asiento al lado del suyo estaba desocu-
sino a ella mirándome con la exigencia de una excusa
por haberla sacado de esa celda en la que uno se encie-
rra cuando mira por la ventana de un bus.
pado. No soy de los que les hablan a las desconocidas en
el bus, pero, fruto de la rabia y del trabajo del día, casi La Condesa está sentada en el piso del calabozo. Las
lo necesitaba. Ilana, mi novia, no me llamaba desde el instrucciones de su condena son claras, no hay venta-
domingo. Era uno de sus gestos típicos, se ponía histéri- nas ni puertas. Hay un hueco en el piso que da a alguna
ca conmigo y desaparecía. En el mejor de los casos, me parte y una ranura de cuatro centímetros de alto. En
llamaba al día siguiente. En el peor de los casos, se ence- el invierno, cuando la Condesa no puede dormir, se
rraba hasta el fin de semana a leer poemas o a resolver pregunta si todo ha sido intencional porque ella había
un problema de ajedrez, un deporte que ella adoraba y al estado antes en esa torre, y entonces había una puerta
que aún no he podido encontrarle lo interesante. y rendijas entre las piedras por las que se alcanzaba a
colar la luz, y la Condesa extraña la luz y así pasa el
Nueve de cada diez veces que le hablas a una desconoci- tiempo. La rendija se abre dos veces al día, por ella pasa
da lo haces por rabia con tu novia. un plato de comida. La condesa sabe que si hubiera ra-
tas no se comerían lo que hay en el plato, pero muerde
La desconocida del bus tenía el cabello de un color me- con gusto. Así pasan los meses. Con el tiempo apren-
dio hoja seca, pero sobre todo me impresionaba su piel. de a cerrar los ojos cada vez que escucha que alguien
No el color sino una perfección. No de durazno, lo que se acerca a la rendija y no vuelve a abrirlos hasta que
habría sido un insoportable lugar común, sino de man- la rendija se cierra. No soporta la luz no sólo porque
zana, de una manzana opaca de porcelana blanca. Espe- ahora le duelen los ojos, sino porque le recuerda que
raba que el conductor frenara para lanzar un “Maneja existe algo, que existe todo, más allá de los muros. Que
como un animal, este tipo”, pero ella seguía mirando más allá está la muchacha de piel muy blanca, que de
hacia afuera y el conductor casi se deslizaba sobre sus vez en cuando hace ese gesto que ella adoraba, ese gesto
propias luces en el asfalto mojado. Ella terminaría por de placer en medio del sufrimiento. La Condesa sólo

5
Ibagué, 1978. Publicó sus primeros textos en los periódicos Protexto y Vanguardia Liberal de Bucaramanga y se dio a conocer en 1999, cuando su libro Noche
de quema ganó el Premio Metropolitano de Cuento de esta ciudad. Fue durante dos años profesor de Literatura en la Universidad Industrial de Santander y
el Instituto Caldas. En el 2001 vive un periodo en Estados Unidos y en el 2005 se traslada a París, donde reside actualmente escribiendo para Rolling Stone,
La Hoja, El Malpensante, Don Juan y ocasionalmente para Revista Credencial, Puesto de Combate y Gatopardo. Ha publicado los libros de cuentos Noche de
quema (1999) y El desierto (2003), la novela corta Licantropía (2001) y la biografía Kurt Cobain, el Rock estaba muerto (2006). Su relato La historia de Elizabeth
Bathory fue llevado al cine por el director Leonardo Carreño, quien dirigirá la adaptación cinematográfica, escrita por Abdahllah de la novela Opio en las nubes.

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abriría sus ojos otra vez si supiera que al otro lado de la “¿Esperarías que usara uñas negras y collares de plata?”
puerta encontrará los ojos de su difunto conde Ferenc. “Y un tatuaje de un dragón, a lo mejor.”
“Vi en estos días un tatuaje de dragón que me gustó. A
“¿Qué disco?” lo mejor me lo haga. Vi también uno que era como un
Yo estaba mirando los ojos de la mujer de la portada. La laberinto.”
mujer del asiento de al lado me estaba mirando. Es raro “Mi novia tiene uno de laberinto, en realidad es como
cómo cambian los ojos de alguien cuando te está mirando. un tablero de ajedrez mezclado con laberinto y reloj de
“El disco que llevas en las manos. ¿Te gusta Cradle?” arena, pero eso no va si quieres ser una chica gótica.
Durante los segundos que le tomó cambiar la cara de Tendrías que pensar en un cáliz con una cruz.”
descontento pensé que iba a responder “No. No me “Labial violeta, una daga de oro en el morral, un anillo
gusta. Lo llevo en las manos para mostrar lo mucho de calavera.”
que me fastidian los gritos de Dani ‘Filth’ Davey y sus “En realidad tienes un anillo de calavera.”
historias de vampiras lesbianas”. “Me lo dio un amigo. No un amigo, un tipo que estaba
Lo que dijo fue que era el último, que si ya lo había enamorado de mí. Creo.”
escuchado. “En todo caso no creí que te gustara Cradle. Te he visto
“No. Lo vi en una revista. Las críticas eran buenas”. cantando otras cosas en los bares.”
“Las críticas han alabado el álbum pero no la importan- “Todos tenemos lados ocultos. En la música y en todo.”
cia de que por fin alguien contara de manera decente “A ti, por ejemplo, te gusta Cradle.”
la historia”. “Por ejemplo.”
Tenía una imagen de ella en los bares; era el raro tipo
de mujer que se sabe las letras de las canciones. Ade- Hablamos de los clichés del metal mientras el bus trata-
más, leía las críticas de discos. Un tipo de apellido ba de avanzar por ese nudo horizontal que es la Carrera
Chaín decía en la Rolling Stone: “Una impecable pieza 33 al comienzo de la noche. El conductor hablaba con
conceptual donde la capacidad narrativa de las mejores el ayudante y les decía a todos los que querían subirse a
épocas de Maiden se entrelaza con la caracterización de vender que ya alguien se había subido. Llegando a Mer-
personajes del Roger Waters de The Wall”. cadefam, ella dijo que se bajaba en la siguiente esquina.
“Voy adonde a un amigo para escuchar el disco.”
“Te he visto en los bares”, dijo ella y no yo. “¿Lejos?”
“A veces. Los viernes más que los sábados.” “¿Por qué iba a bajarme lejos de donde voy?”
“Te he visto los viernes en Gabinete. Vas con tu novia.
Es blanquita y tiene el cabello claro.” Tenía razón. Le dije que no tenía nada qué hacer, que ya
“Es muy blanca y tiene el cabello muy claro, pero ya no que no era lejos podía acompañarla hasta donde su ami-
es mi novia. Llevamos días sin vernos.” go. La esperé en la reja mientras golpeaba en una casa
de La Aurora (que no era tan cerca). Una mujer mayor
La segunda mitad era cierta. Si le iba a terminar cuando le abrió la puerta, le dijo algo que no alcancé a escuchar
volviera a verla, técnicamente ya no era mi novia. La y se la cerró sin despedirse. Cuando caminó hasta la reja
desconocida apenas lanzó un “ahhhhh”, de los que se y dijo “No está”, utilizó un tono de petición de sugeren-
lanzan como antecedente a un silencio incómodo. cias, de preinvitación. Era allí donde yo tenía que decir
“…” alguna frase que incluyera las palabras “café” o “cerveza”.
“…” Lo que dije fue que tenía que irme porque nadie en mi
“No me imaginé que te gustara Cradle. No tienes la casa tenía llaves y yo tenía que abrir la puerta.
apariencia.”

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Nadie en la vida debió haberle rechazado una prein-


vitación, pues su expresión mostró una extrañeza
al rechazo, pero fue lo primero que se me ocu-
rrió. No podía decirle que quería irme a esperar
la llamada de Ilana. Cuestión de prolongar un
poco la conversación, le pregunté si también a
su amigo le gustaba Cradle.
“No, pero mi reproductor de compactos
está dañado y quiero volver a escuchar
este disco. Lo he escuchado un montón
desde que lo tengo.”
“¿Visitas a tus amigos sólo para escu-
char discos?”
“Este en particular.”
“Mañana no tengo nada que hacer, po-
demos escucharlo en mi casa.”

Los meses sin que hubiera vuelto a ver


los ojos de nadie y nadie le hablara en
el momento de pasar la comida por la
rendija. La única voz que recordaba
era la de un carcelero que decía a su
compañero “… pero para las jóve-
nes tampoco hubo esperanza”.

Se referían a ella. La oscuridad


no le impedía imaginar. La frase
previa debía haber sido “Para la
Condesa no hay esperanza”, pero
la Condesa pensó en “las jóvenes”.
Una palabra tan corta para descri-
birlas a todas. A las campesinas que ella
veía cuando salía al campo en su carro-
za. A las hijas de nobles que la visitaban
en su castillo de Čachtice. Todas eran
hermosas, bien hubieran podido vivir
a su sombra, si no hubieran terminado
por vivir a la suya, porque no era cierto
lo dicho en el proceso, al que ella ni
siquiera asistió, aunque sí supo los de-
talles desde la primera sesión hasta que
se anunció la sentencia de muerte de

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Dorottya. No era ella la que salía a buscarlas. Eran ellas “¿Sólo trajiste el de Cradle?”
las que golpeaban a la puerta, las que llevaban regalos. “Es lo mejor que he escuchado en años y sabes que no
Las recibía en el Salón de los Cisnes Negros. Dorottya tengo dónde ponerlo en casa.”
decía que eligiera sólo a las más hermosas. Pero todas “Tengo algo de metal. No mucho, algo de Blasphema-
eran hermosas y ella a todas las amaba. Amar es siempre tor, de Angela Sin.”
recibir, el amor más grande lo quiere todo para sí y en su “¿Puedo poner el de Cradle?”
celda la Condesa no tiene ya nada para ella. “Ponlo. El equipo está a tu disposición.”
“Hay uno de Leonardo Favio en la bandeja.”
La primera pregunta cuando llegó a mi casa al día si- “Es de un amigo.”
guiente, apenas después de saludarme y considerando “No tienes que explicarlo. Recuerda lo que dijimos en
que Ilana aún no me había llamado, parecía pensada el bus sobre los lados ocultos. Toda colección de discos
para alborotarme la neurosis. tiene un par de títulos que no diríamos a nadie.”
“¿Cómo anda tu novia?” “¿Qué títulos tiene la tuya?”
“Te dije que habíamos terminado.” “No te voy a decir. ¿Me siento aquí?”
“Por eso te pregunto. Debe estar triste tu novia.” “No tenemos sofá.”
“Ex novia.”
“¿Siguen hablando?” Nunca tuvimos, pero los cojines eran cómodos. Acomo-
“No mucho. A veces. Ella está bien. Fue una cosa deci- dé un par de manera que estuviéramos cerca. El disco
dida entre los dos.” de Leonardo Favio era de Dani Cobain, pero supongo
que ella no me creyó. El nuevo de Cradle era Cruelty and
De mi parte estaba decidido al menos. Las cosas con the Beast. No dijimos nada durante los 58 minutos y 55
ella eran difíciles, no sé si por su temperamento de segundos que duró el álbum. Las críticas tenían razón.
ajedrecista (que es algo que existe, el temperamento de “Una impecable pieza conceptual donde la capacidad
ajedrecista), pero me aburría el excesivo cálculo que an- narrativa de las mejores épocas de Maiden se entrelaza
ticipaba sus movimientos, con los dos sentidos que pue- con la caracterización de personajes del Roger Waters
de tener la palabra “movimientos”. Pasábamos buenos de The Wall”, dije.
momentos, pero sólo cuando ella los había planeado. “Eso pensé yo. Es imposible no terminar identificándo-
De lo contrario, tenía esa mueca de disfrutar y sufrir al se con Bathory.”
mismo tiempo. Era un gesto que yo detestaba. Y ade- “No es Bathory. Es Cradle”, dije. “Es increíble que te
más se desaparecía. Si yo a Ilana no le interesaba lo hayas equivocado de banda.”
suficiente como para que al menos me llamara para de- “No Bathory, la banda. Bathory, la Condesa.”
cirme que estaba bien, no iba a perder la oportunidad “¿Condesa?”
de tomar un café con alguien más, así fuera alguien que “Bathory. El disco está dedicado a Elizabeth Bathory.
acabara de conocer. Acabas de hablar de la caracterización de personajes.”
“¿Yo?”
“Es raro como apellido.” “Sí. Dijiste que eran como los que lograba Roger Waters.
“Es raro”, dijo mientras sacaba el disco de su morralito Que el disco era una impecable pieza conceptual.”
café, “pero es el apellido de mi papá.”
“¿Gringo?” Por principio desconfío de las frases con un promedio
“Gringo casado con caleña. Tú sabes, uno de esos ingenie- superior al de tres sílabas por palabra. “Impecable pie-
ros que llegaron a trabajar en los ingenios azucareros en los za conceptual” estaba por las cuatro y como yo la había
setenta. Conoció a mi mamá. Ella era linda. Se casaron.” dicho tendría que responder por ella, lo que hubiera

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tratado de hacer si no fuera porque ella retomó la pa- “A las dos sirvientas las torturaron y las quemaron. A
labra para recriminarme mi ignorancia en algo tan de ella le permitieron vivir en su castillo.”
obligatorio conocimiento como las familias de la nobleza “En una torre apenas con una ranura para recibir la
húngara del siglo XVII. Estaba tan molesta que yo me ha- comida.”
bía convencido de que se iría golpeando la puerta, pero “De todas maneras era preferible a la hoguera. La deja-
tomó aire y volvió a sentarse. Mi impresión es que lo hizo ron vivir por sus privilegios de nobleza.”
casi por obligación, como si tuviera que quedarse para “La dejaron vivir porque era la mujer más hermosa de
cumplir con algo, pero en ese punto de la tarde lo que Europa.”
me importaba era que ya estábamos bastante cerca. “Eso se dice, pero no hay manera de saberlo.”
“¿Qué otra razón podría haber tenido el rey? En los
Una noche, la comida es sopa de avena. El aspecto ha- Cárpatos, a los nobles se les decapitaba como quien co-
ría retroceder a un mendigo hambriento, pero en la os- secha cebolla. El rey la perdonó porque no era capaz de
curidad de su celda la Condesa no puede ver el plato. cometer un crimen de esa magnitud contra la belleza.”
Aún más, la Condesa siente el calor de la comida. Es la “Dijiste que el rey nunca la había visto.”
primera vez que le sirven algo caliente. Come un par de “No necesitaba verla, le bastaba con ver los relatos de
bocados, no le importa el sabor. Lo siguiente que hace quienes la habían visto. Por eso mismo decidió ence-
es llenarse la boca y tomar el líquido en sus manos para rrarla y no permitir que nadie la viera.”
acariciarse la piel. Luego se tira en el piso y se voltea el “Ella había matado cientos de muchachas.”
plato encima. El líquido ya está tibio, ningún calor pue- “Las muchachas habían muerto a gusto. Todas. Eran
de durar en este calabozo. La Condesa lo siente bajar campesinas que vivían en la pobreza o hijas de nobles
por su cuerpo, entrar entre los pliegues de su piel, y ríe que, de no haber ido con ella, habrían terminado casa-
al saber que sus carceleros le han dado ese placer. das por conveniencia con algún tipo dueño de muchas
tierras y muchos kilos. Comparado con eso, conocer
El mismo placer que sentía cuando el Paladino de Hun- todos los placeres y al final entregar la vida para conser-
gría y sus hombres se anunciaron de visita en el castillo var la belleza, aunque no sea la propia, me parece un
unos años atrás. La Condesa sabía que no tenía que destino privilegiado.”
apresurarse. Salió de su bañera como siempre y se ten-
dió sobre las mantas que cubrían un altar de mármol Ilana tampoco me llamó el jueves. Le podría decir: “Sí,
construido para ella. Tras tres o cuatro usos, había que la besé, pero llevabas días sin llamarme”. Esa tarde, des-
quemar las mantas. “A lo mejor algún día podrían in- pués de que se fue de mi casa, me quedé pensando en
ventar algo para quitar estas manchas”, pensó, mientras ella. En la historia de la Condesa también, cómo ella
las dos muchachas que prefería comenzaban a secarla me la había contado, y por qué algunas mujeres besan
con sus lenguas. De la muchacha morena, le encantaba con los labios más tibios que otras. No me importaba
que simplemente cerraba los ojos. La otra era la mucha- si Ilana iba o no a llamarme. Luego de la defensa que
cha de piel muy blanca, que en ese momento mostraba acababan de hacerle a Elizabeth Báthory, la Condesa
más placer que dolor en el gesto que tanto perturbaba a acababa de convertirse en mi asesina medieval favorita.
la Condesa. A manera de despedida, acarició su rostro. Era imperativo saber algo más sobre ella. Había un ami-
Ninguna de las dos, ni Dorottya y Katalin, que las ob- go, Fernando Barajas. Lo conocí jugando rol aunque
servaban, sabía que ese ritual no se repetiría. no soporté sino una sesión por pura sobredosis de dra-
gones y una incapacidad mental para lidiar con dados
“Claro, la nobleza siempre tiene sus privilegios.” de más de seis caras. Ya por esa época, Fernando tenía
(Con mirada de ¿qué quieres decir?) “¿Qué quieres decir?” toda la casa decorada nada más que con relojes ajusta-

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dos a la misma hora y sólo abría la puerta a quién le sino uno de sus subalternos el que hubiera tomado la
tocara a la hora en punto, pero si alguien en Bucara- palabra.
manga tenía un libro sobre Báthory era él. Me propuse Al principio, había sido un accidente. La criada había
visitarlo el viernes, me imaginé que las tres de la tarde enredado el peine y tirado de los cabellos de la Conde-
sería una buena hora. Así, yo tendría algo qué decir sa. Aunque durante el proceso se dijo que la Condesa la
cuando volviéramos a vernos. había golpeado como castigo, fue Ana Darvulia quien
lo hizo. Un anillo en la mano de la hechicera abrió lige-
El teléfono sonó el viernes a las dos treinta. Pensé que ramente la piel de la criada, que se retiró al momento.
era Ilana que por fin se había acordado de mi existen- Cuando atravesaba la puerta, la criada alcanzó a gritarle
cia. Luego, al contestar, se me ocurrió que Fernando que no llorara, que la sangre era buena para la piel.
Barajas había presentido mi llamada y se había adelan- “¿Es cierto eso?”
tado. Tardé un momento en reconocer la voz que me “¿Dígame, Condesa?”
preguntaba qué estaba haciendo. Le dije que nada. “¿Es cierto que la sangre es buena para la piel?”
“¿Nada?” A Darvulia le tomó un momento contestar. Que la san-
“Voy a visitar a un amigo. Me va a prestar unos libros.” gre era la vida estaba claro, pero no estaba segura de
“Ah, lo siento. Te quería invitar a mi apartamento, pero que su aplicación tuviera propiedades cosméticas.
si ya tienes algo.” “Es cierto, Condesa. Yo misma la he probado.”

Nunca hay algo, nada puede existir si una mujer dice Su apartamento quedaba en el sexto piso, pero se nota-
“te quería invitar a mi apartamento”. A mi sentido co- ba que el edificio originalmente tenía sólo cinco y el úl-
mún le tomó tres segundos estructurar una exposición timo había sido añadido. Ella misma había remplazado
para que yo mismo pudiera justificarme: a) yo iba a ver los vidrios por vitrales.
a Fernando Barajas para que me prestara material so- “Hice el curso, cambié las ventanas y no he hecho mu-
bre Báthory, pero si aceptaba la invitación, tendría a mi cho desde entonces.”
disposición una experta en Báthory para hablar toda “¿Te interesaba el lado gótico? ¿Las catedrales?”
la tarde; b) Fernando a la larga era muy aburrido y no “Había que cambiar las ventanas de todas maneras. El
sería un placer mirarlo mientras contaba la historia; c) a apartamento era un desastre.”
él no podría imaginarlo como protagonista, nada sería “Tienes un buen panorama. Se pueden ver las luces de
más desagradable que pensar en alguien secándolo con La Cumbre.”
la lengua; d) a lo mejor Fernando ni siquiera estaba en “Por el otro lado se puede ver el faro del aeropuerto.
casa; d) después de todo, Ilana no me iba a llamar. A Ahora te muestro.”
las tres treinta de la tarde del viernes estaba tocando el “Lástima el techo.”
timbre en un edificio del Paseo España. “Es la humedad, pero por ahora no puedo pagar más.”
“No. Hay cocina y tina con agua caliente.”
La Condesa bajó la escalera que daba al salón. Una “¿Y vives con alguien?”
disculpa era innecesaria, pero no sería inoportuna. El “Vivía con una amiga, pero ahora ella vive con el novio.”
Palatino y los tres hombres que lo acompañaban tenían “Es un apartamento grande para ti sola. Puedes poner
cara de traer noticias importantes. la música al volumen que quieras desde que no moleste
“Les ruego disculpen que hayan tenido que a los vecinos.”
“Casi todos los demás apartamentos están desocupados.”
esperar. Estaba tomando un baño.”
“Ya me parecía raro, desde que veníamos en el tercer
“De sus baños estamos al corriente”, contestó uno de
piso escuchaba el Cruelty.”
ellos. A la Condesa le molestó que no fuera el Palatino

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“No hay mejor vecino que el que no existe.” Primero, fueron cortes pequeños. La Condesa tenía
“¿Tu equipo de sonido no estaba dañado?” una daga que hundía, como si fuera un juego, en la piel
“Un amigo me prestó este. ¿Quieres tomar algo?” de las hijas de campesinos. Darvulia estaba tan insegura
Una de las preguntas que encierran invitaciones. de su teoría que ella misma se tomaba por mentirosa,
“Agua o café está bien.” pero el tratamiento parecía funcionar y de la aplicación
Una de las respuestas de un tipo que comprende que por contacto, la Condesa pasó a beber de las heridas.
hay una invitación y no llega a algo tan simple como Por esa época llegó la muchacha de piel muy blanca.
poder aceptarla. Lo que le molestaba y le encantaba de la mueca que
“Pensé que querrías vino. Tengo una botella.” hizo desde la primera vez que jugaran juntas era que
“Siempre pensé que un vino rojo iría bien contigo.” le recordaba su gesto de la primera vez que se había su-
“Lo que tengo en la nevera es vino blanco” mergido en la bañera, una mezcla de placer y repulsión.
La misma Darvulia le había ayudado a desnudarse. La
Durante la primera época de su detención, cuando su Condesa metió primero la punta del pie, pensó en que
castigo se limitaba a la prohibición a salir de su castillo, el gesto era igual si el agua estaba muy fría o muy calien-
la Condesa escribió varias docenas de cartas al rey Ma- te, sólo que no se trataba de agua.
tías. Todas apelaban a su autoridad para que la pena “¿Está fresca?”
fuera suspendida. En una de ellas, describía el cuarto Darvulia asintió, dijo que le habían agregado un com-
rojo. Había mandado a fundir una lámpara con vein- puesto que la conservaría por días, que el método de
ticuatro bujías encerradas en cilindros de vidrio amari- extracción había funcionado bien.
llo y todas las paredes estaban cubiertas con cojines de “No me interesa el método”, dijo la Condesa.
terciopelo. Le gustaba cuando las muchachas se recos-
taban contra el terciopelo como si quisieran escapar. Pero le interesó con el tiempo, y lo fue perfeccionando
El rojo impedía las manchas, era otra manera de evitar cuando Ana Darvulia murió y fue remplazada por Do-
que tuvieran miedo. rottya. Los enviados del rey Matías encontraron jaulas
con cuchillos afilados, sarcófagos con púas, tubos y cu-
“¿No es amor demostrarle al otro, aunque sea falso, que betas metálicas que debían servir para llenar alguna de
el miedo no existe?”, escribió la Condesa en la última las bañeras. Los testimonios se recogieron durante dos
línea. El mensajero que vino por ella había estado pre- años y las exageraciones comenzaron desde el primer
sente en su boda. “Has envejecido”, dijo ella. El hom- día. Durante los primeros meses de su arresto, le llega-
bre tomó la carta, levantó la mirada y no dijo una pala- ban los detalles del proceso. Una y otra vez escribió al
bra antes de salir. rey que, en las narraciones, todas de segunda mano, se
omitía cualquier descripción de los gestos y los sonidos
Lo cierto es que la imaginaba tomando vino rojo. De de las muchachas que habían pasado por los salones
una de las paredes colgaba la pintura de una mujer cru- de –achtice. Que esos gestos y esos sonidos eran sufi-
cificada. Un espejo ocupaba casi la mitad de la pared de cientes para probar que las muchachas la amaban tanto
enfrente. Imaginé, por una vanidad enorme, que talvez como ella las amaba.
tipos como yo que se habían hecho la misma pregunta. “Dijiste que el vino era blanco.”
“¿Por qué el espejo?”, le pregunté mientras la escuchaba “Eran mentiras. Yo sólo tomo vino rojo.”
servir el vino en la cocina. “Lo imaginé.”
“¿Por qué no?” “¿Supiste algo de tu novia?”
“Ex novia.”
“De ella, Ilana.”

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C U E N T O

“¿Te dije su nombre?” tiempo estoy al servicio del Palatino y, ante la negativa
“Sí, Ilana, ¿no?” de uno de los mensajeros a regresar a –achtice, me ha es-
“¿Cuándo?” cogido como reemplazo para llevar sus cartas. No quería
“En el bus o en tu casa. No me acuerdo.” estar en presencia de la Condesa, pero no podía rechazar
una orden del Palatino. Entonces me propuse no mirar-
Tampoco yo me acordaba. Es juego sucio cuando una la. La gente dice que el mal está en esa mirada.”
mujer recién conocida te sirve vino rojo en su aparta- El rey lo interrumpió, dijo que la gente era supersticio-
mento y al mismo tiempo te pregunta por tu novia. Le sa, que Bathory estaba bien vigilada en el castillo de
dije que hacía tiempo todo iba mal con ella, lo que era –achtice.
cierto, y que habíamos hablado durante la semana. “La gente se equivoca. Su mirada es la tranquilidad más
pura, pero no importa eso. Importa que no pude evitar
“Lo que no es cierto.” mirarla.”
“¿No me crees?” “Es natural la curiosidad de ver a una noble convicta
“No, no te sonó cierto.” por asesinato.”
“No entiendo por qué estamos hablando de ella”, dije, “Es una curiosidad morbosa como todas, pero soy un
y me le acerqué. Mientras la besaba y comenzaba a abrir hombre fuerte. Entré al cuarto mirando hacia el suelo,
los botones de la blusa pensaba que desde los diecisiete pero tuve que levantar la mirada cuando vi la mano que
no creía que fuera posible conocer a una mujer en un me extendía la carta.”
bus, que antes de una semana ella te invite a su aparta- “¿A ese punto puede la sangre marcar unas manos?”
mento, te sirva vino rojo y pasen toda la tarde en una El hombre forzó aún más su posición de rodillas. El rey
cama que, justo lo notaba, era bastante antigua. Cuan- se preguntó si el sonido que hacía era un llanto.
do volví a respirar, lo que pensé fue que había sido de- “A ese punto puede no marcarlas, Su Majestad. Cuan-
masiado fácil y demasiado perfecto y que en la vida ese do las tuve frente a mí no pude hacer otra cosa que to-
tipo de cosas no pasan sin una razón. marlas. Ella las retiró de inmediato, pero para entonces
ya la estaba mirando. Usted ha escuchado los rumores.
Desperté, ya era de noche y ella no estaba a mi lado. Dicen que se bañaba en sangre para conservar su juven-
tud y que si alguien la ve, como yo la vi, como si ni un
El rey Matías recibió una enésima carta de la Condesa. solo día hubiera pasado en todos estos años, la eficacia
El emisario había pedido entregarla en sus propias ma- de su tratamiento estará demostrada.”
nos y se arrodilló cuando lo autorizaron a entrar.
“¿Por qué quería entregarla en persona?” preguntó. La primera orden del rey fue ejecutar al mensajero. Nadie
“Su Majestad, soy un servidor y por eso debo advertirle. la pasa tan mal como los mensajeros que les llevan malas
Hay algo que usted debería saber sobre la Condesa.” noticias a los reyes. La segunda fue retirar de –achtice
“Lo sé todo por sus cartas.” todos los espejos y remplazar todos los vidrios por vitra-
“Hay algo que ella no le ha dicho, quizás porque ella les opacos. El rey sabía que si la Condesa llegaba a ser
tampoco lo sabe, pero se comenta ya en los alrededores consciente del poder que representaba su belleza inmor-
de –achtice. ¿Qué edad debe tener la Condesa?” tal, la corona estaría en peligro. A Dorottya y a Katalin
El rey respondió. No podía dar una cifra exacta. Dijo la les arrancaron los dedos antes de quemarlas, pero nadie
cifra que creía. tocó a la Condesa y ella estuvo de pie mientras colocaban
“Su Majestad casi ha acertado. Lo digo porque fui uno cada uno de los ladrillos que cerrarían por siempre su
de los que sirvieron en la boda del Conde Ferenc y no celda. Un rayo de luz alcanzó a entrar desde el exterior
había visto a la Condesa desde entonces, pero hace un antes que del otro lado terminaran la obra.

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Por la puerta entreabierta del baño alcanzaba a colar- Sólo que no me importaba. Sonreí mirando ese gesto que
se una luz fluorescente. Pensé que se estaba duchando era el último de su vida y el primero de su muerte, esa mez-
y empuje la puerta. Los ojos también toman su tiem- cla de dolor y placer cuando la daga se hundió en sus mu-
po para acostumbrarse a la luz, y precisamente la luz ñecas para conservar la piel de porcelana de la mujer que
fluorescente dejaba en claro que las velas que rodeaban desde la bañera estiraba su mano como una invitación.
la bañera no estaban allí para iluminar. No era agua
lo que ella tomaba en sus manos para lavar su rostro. Había pedido que la encerraran con su mejor vestido
Era un líquido rojo y espeso que había brotado de los y sólo cuando estuvo segura de que nadie podría verla,
dos cuerpos desnudos colgados por los brazos al lado la Condesa se derrumbó en dos tiempos. Fue en ese
izquierdo de la bañera. momento que su vestido comenzó a deshacerse, de esa
manera lenta como se deshacen las cosas. Pasarían dos
El primero era el de una mujer rubia, tal vez ya llegando años antes de la sopa de avena que sería el único calor
a los treinta. Tenía un tatuaje de ángeles en la muñeca que sentiría durante el resto de su vida. Mientras el lí-
izquierda y uno de un dragón en la herida de la ingle quido caliente se metía entre los pliegues de su piel, la
que aún se sentía tibia. Olía a hierbas. Di un paso más Condesa supo que cuando la puerta volviera a abrirse
para acercarme al otro cuerpo, que por la sequedad de ella vería los ojos de Ferenc y esos ojos durarían por
los cortes en sus muñecas supuse que estaba allí hacía siempre. La certeza de esa eternidad le permitió dedicar
más tiempo. Le levanté la cabeza con mi mano izquier- ese momento a la muchacha de la piel muy blanca. Esa
da, pero el tatuaje de laberinto hacía innecesaria la con- noche y por última vez, la mezcla de risas y gemidos que
firmación. Ilana estaba pálida, pero no había perdido el en otra época salía de los salones donde la Condesa se
brillo de los ojos. No me había llamado porque estaba encerraba con las muchachas que amaba volvió a escu-
muerta. Tal vez también había anticipado mis movi- charse en los corredores del castillo de Cachtice.
mientos y sabría que yo estaría allí.

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Palabras de más
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Carolina humana.
Carolina Esta es Carolina, es la Carolina que conocí. Pero Caro-
lina pudo ser Alejandra o Juana o María. Pero es Caro-
Jaime Andrés Cifuentes Espinosa1 lina exacta y humana…

C arolina transitoria.
Querendona y alegre, ojos negros, pelo negro, jugue-
tona y huidiza. Pequeña, mi pequeña. Nunca nada más. De la voz que se
Carolina física. fugó en la sombra:
Las teorías del movimiento parabólico y semiparabóli-
co, donde mis pupilas la miran de reojo y las leyes de Eduardo Cote
Newton son vagas y tontas. Sólo pienso en él, pobre,
nunca conoció el amor. El movimiento browniano que Lamus
presentan las partículas menores a dos micras, me pre-
gunto, ¿cuánto mediremos con respecto al universo? Katherine Villalobos Díaz2

Carolina bohemia. el poema lírico es la novela de un solo personaje,


Un café, 45 minutos, Silvio, Serrat, Facundo y otros, que es el poeta.
la política, el universo, la estupidez humana y el arte. Esa omnipresencia de un yo, esa continua difusión
Mientras tanto todo gira y nada se compone. de un alma en las almas,
es una de las operaciones del arte,
Carolina la quena y la tambora. acaso la más esencial y la más difícil.
Son varios en el escenario cada uno riendo y cantan- Jorge Luis Borges, Textos cautivos
do. La tambora ruge y mi cuerpo se mueve al compás
de ritmos andinos. El cóndor pasa. La calidad es muy
grande, mayor a la que hubiera esperado. Y ella tan eva-
siva escuda su humanidad en el son del tambor y los
E l recuerdo es el instante que permanece en la me-
moria. Su evocación y tratamiento es insumo de
los poetas y más cuando en esa elaboración se ven las
susurros de la quena. transformaciones del trabajo poético en sí mismo. La
obra lírica de Eduardo Cote Lamus, compuesta por cin-
Carolina rebeldía y conspiración. co libros, tiene la impronta de sus experiencias vividas
Algo pasa en el mundo, no podemos ser indiferentes. Las que logran un equilibrio entre su existencia y sus pa-
cortinas de humo son ya tan cotidianas. Todos a la lucha. labras personales, haciendo de este autor un referente
En Argentina nació un cubano, que batalló en América. indiscutible de las letras colombianas en la década de
Siete meses después de su muerte, en Francia unos estu- 1950. El presente texto tendrá como guía la búsqueda
diantes marchaban en mayo. Rebeldía = caos, rebeldía = de la evocación del recuerdo en relación con la identi-
represión, rebeldía = cambio, y ella con faldón largo y cola dad colombiana, haciendo una aproximación a la obra
de caballo grita eufórica, preciosa, pequeña mi pequeña. del poeta como sujeto y como voz.

1
VII semestre, Ingeniería Agronómica, Universidad de Cundinamarca. Correo: jace180@hotmail.com

2
Estudiante de Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Correo: amatistandromeda@gmail.com

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La presencia de imágenes, relaciones y sensaciones en


la mente puede considerarse recuerdo, símbolo de un
pasado eterno que es volcado en las elaboraciones poé-
ticas de un presente personal en el preciosismo del len-
guaje. Los dos primeros libros de Cote –Preparación para
la muerte (1951) y Salvación del recuerdo (1953)– consti-
tuyen ese escenario de recuperación vivencial de la in-
fancia, de la juventud y la experimentación estética con
las letras, aunque ligada fuertemente a las influencias
europeas, particularmente de Vicente Aleixandre y su
enunciado: “La destrucción o el amor”.

En esta etapa de la escritura de Cote es el adolescente ex-


cesivamente enamorado que quiere decirlo todo, incluso
exponiendo sus propios fantasmas y anécdotas personales:

Veinte años… y la muerte.


Y yo no quiero irme.
No quiero irme nunca de la tierra.
Yo no quiero irme aunque me muera.
Yo ansío que se recuerden mis palabras
en la boca de algún desesperado,
pero hasta ahora,
no he dicho mis palabras. (Cote Lamus, 2005a; p. 34)

Es en Los sueños (1954), su siguiente libro, donde se con-


templa el mundo para comprenderlo, para asirlo desde
el golpe de la muerte, la incertidumbre del destino, la
voluptuosidad negada en la plegaria y la adoración a
los ángeles. El hombre está oculto en la soledad de su
cuerpo, que no es culpable, que es la soledad y la som-
bra del mundo en sí mismo, lejos de la realidad del ser.
Cote Lamus no es ya el fulano que escribe versos, sino
se construye como el filósofo que reflexiona sobre el de-
venir del hombre en la construcción de símbolos y abs-
tracciones herméticas a partir de imágenes y sombras,
del dolor universal de estar vivo, viviendo un destino
trazado por un Dios que se hubiese mirado desde un
sueño: el hombre que evoca, mide las palabras, fluye en
el círculo del mundo, camina el tiempo que es su espejo
y padece de la imaginación casi como una enfermedad
del cuerpo, vergonzoso.

92
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Yo diría otra cosa: que la sombra


es el cuerpo. Tal vez más: la conciencia.
Porque yo he obrado y hecho mal, he visto
cómo todo me mira, me señala,
hasta el mínimo paso de la savia.
Y la culpa es la sombra. Yo he querido
poner sobre ella el peso de mi sueño;
por hundirla encender todas las luces
para que no vigile mis espaldas. (Cote Lamus,
2005b; p. 165)

En La vida cotidiana (1959) Cote supera el espacio per-


sonal de sus escritos con la “Elegía a mi padre”, pero el
recuerdo permanece constituyéndose en un asunto públi-
co, un lugar desde el cual enunciar y reflexionar en una
recuperación de la cotidianidad y la imagen del mundo
desde las raíces de la cultura a través del lenguaje colo-
quial, con lo que se asume como un poeta que sufre del
ejercicio de la escritura y da cuenta de un proceso de
construcción en el que la imaginación aglutina los ínti-
mos recuerdos de los otros, como dijera Borges. La coti-
dianidad –la profesión del hombre, la familia, la tierra,
el silencio y la soledad– se vuelve polifónica, rompiendo
el lugar común y la circunstancia para darle otra función
en el universo de sentido propio del poema, para hacerse
cosa difícil en la que el poeta ve el tiempo como un lugar
para nombrar el conocimiento de la vivencia del hombre.

Este texto no aparece como únicamente existencial o


sombrío, sino que manifiesta el interés por recuperar
las experiencias vistas y llevarlas lo más puramente
posible al escenario escrito, que mide las palabras y se
afirma en una contundencia tal que hace vago el uso
de adjetivos para conservar la esencia de las imágenes
e impresiones en cada nombre y verbo seleccionados.
En suma, el inicio de su objetivación poética involucra
aspectos de la cultura nacional –como el imaginario de
la religión católica en “El Milagro”– y la memoria co-
lectiva,3 a manera de filtro que evidencia lo que está

3
Revísese la noción de memoria colectiva como corriente del pensamiento continuo que sólo retiene del pasado lo que está vivo en la conciencia del grupo.
Cfr. Bettendorf, 2005; p. 14.

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vivo en la conciencia de la sociedad colombiana, en un


balance entre la contemplación vivida, alegre, cotidiana
y reflexiva de la realidad.

Influenciado por su labor como dirigente político y sien-


do el observador de las consecuencias de la violencia
bipartidista, la precaria situación económica del país –
particularmente de las periferias–, la dictadura militar de
Rojas Pinilla y el surgimiento de las guerrillas en el cam-
po colombiano, es consciente de que el lenguaje debe
servir para manifestar intensas problemáticas humanas,
especialmente aquellas que atentan contra la condición
humana. Parte de esta visión social es construida junto
con sus colegas del grupo Mito y enriquece su elabora-
ción poética partiendo de considerar los “problemas
mayores”, entre los que emerge la violencia como un ele-
mento indiscutible de la identidad colombiana. Dentro
de esta publicación se destaca el poema “A un campesino
muerto en la violencia”, que involucra la voz de Cote La-
mus como sujeto que dimensiona socialmente su labor
como intelectual, responsable de la lectura que se hace
de los fenómenos sociales de la época.

No sabías escribir pero en tu mano


el arado era tu lenguaje,
y cuando así la tierra te expresaba
la voz se te volvía todavía más suave. […]

Un día sin por qué, sin que supieras


que la muerte venía
te quitaron la vida. […]

Después
te sembraron igual que una semilla:
tu silencio cubierto por un árbol
dejó borrado el crimen. (Cote Lamus, 2005)

Es la naturalidad del lenguaje coloquial el recurso em-


pleado por Cote Lamus para configurar una claridad
expresiva que además posibilitara la intensidad en la
comunicación. El recuerdo aquí deja su función de ins-
tante en la evocación para servir de fotografía social y

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

estética que relaciona el mundo interior y el suceso que Goelkel. Así pues, el lenguaje es completamente un re-
se ve en las calles, en el campo, en el río, en el periódi- curso al servicio de una voluntad expresiva que redun-
co, en el silencio aparente del muro que comunica la da en el estilo definitivo del poeta, en el que el resulta-
soledad del hombre contemporáneo. El poeta asume do es el poema de casi quinientos versos que contrasta
que en su universo de sentido debe cumplir con la enu- la dimensión de los Estoraques (el viento, la nada, el
meración –del “Disco rayado”– que unifica la experien- desierto) con el campo humano del tiempo, la historia
cia vital, transcribiendo el ritmo cotidiano, las activida- y la vivencia. La relación con el lugar donde se ubica
des y el movimiento de hombres y mujeres que al igual este accidente geográfico de los Estoraques y la apuesta
que el país ingresan en la dinámica del expansionismo poética de Cote Lamus son vistos como un escenario
industrial y que, sin embargo, conservan la humildad de reflexión donde la sed de vida anima el ambiente
de las lágrimas, el tiempo de la música, el polvo de las y se constituye en posibilidad de pensamiento de los
calles y las plazas, la casa y la ciudad. asuntos fundamentales de la vida, comparados con la
historia de los pueblos prehispánicos en Latinoaméri-
El elemento telúrico hace presencia definitiva, contun- ca, que supera el recuerdo para inscribirse en el espacio
dente y esencial en Estoraques (1961- 1963), que es el de la materia, que es inmutable.
punto cumbre de la madurez poética de Cote Lamus
y de su exigencia a partir de la comunicación lírica, ex- Este texto es característico por las relaciones intertex-
plicada en el prólogo realizado por Hernando Valencia tuales que surgen en el ejercicio poético de su constru-

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cción, situando la obra del poeta en una dimensión es mejor cárcel que los pasos mismos;
universal, lejos del provincialismo y cerca de la nada y se puede hablar, decir, buscar sentido
del tiempo como lugares de enunciación. al movimiento de los días y libre
volver las manos un espejo para
Hicieron los hombres el tiempo contemplar el destino entre las rayas.
para darle nombre a cosas Se puede todo sin lugar a dudas
de las que poco sabían: mas celebrar la paz con uno mismo
la vida, el amor y la muerte es imposible: al hombre se le veda
y el destino de conocer recoger las palabras y los actos.
que los actos son las huellas, Pero en la frente siempre está anudado
los huesos, la piel, la conciencia. (Cote Lamus, el destino: los hondos surcos quedan
2005c; p. 325) en testimonio de silencio. (Cote Lamus)

Habiendo hecho este recorrido por la obra de Cote La-


mus, y teniendo en cuenta la evocación y el recuerdo Referencias Bibliográficas
como recursos iniciales de su obra, es conveniente decir
que mediante la elaboración de esas experiencias vivi- Bettendorf, María Elsa (2005). “La identidad como
das o recreadas a través del lenguaje coloquial, la puesta memoria y proyecto”, en Creación y Producción en Diseño
en juego de la cotidianidad dentro de su ejercicio poé- y Comunicación, no. 3.
tico y la depuración de su poesía, el autor asume su voz
como el intelectual que debe evidenciar el devenir so- Cote Lamus, Eduardo (2005a). “Confesión a los 20
cial de su contexto sociohistórico y como el poeta que años”, en Obra Completa Eduardo Cote Lamus. Bogotá:
reflexiona desde la lírica sobre el devenir del hombre. Casa de Poesía Silva.

El aporte de Cote a las letras colombianas y a la iden- (2005b). “La vergüenza”, en Obra Completa
tidad colombiana se desarrolla en términos del efecto Eduardo Cote Lamus. Bogotá: Casa de Poesía Silva.
discursivo de un relato histórico –el “Diario del Alto
San Juan y del Atrato” es un ejercicio de crónica sobre (2005c). “Estoraques / V”, en Obra Completa
las condiciones de los pueblos del Chocó, los artículos Eduardo Cote Lamus. Bogotá: Casa de Poesía Silva.
de prensa y otros– y literario en su construcción poética
que lleva el acumulado cultural y simbólico de la socie-
dad colombiana a otro nivel, el de la voz del hombre
esencial que se fugó en la sombra, no sin antes dejar
un testimonio de su lectura de la realidad y de las re-
laciones estéticas que pudo establecer con la tierra, el
ambiente, el espacio y las huellas.

“Los actos son como las huellas”

Creí que otra prisión que la del cuerpo


limitaba la vida de los hombres
mas supe que la reja de los huesos

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Pequeño una simple respuesta –es el relato de un hecho que tiene


indudable importancia– o acudir a la descripción etimo-

organismo en letras: lógica, cuento quiere decir llevar cuenta de un hecho, la


palabra “cuento” proviene del latín computos –computar,

El minicuentro
contar, precisión, rigor, intensidad. Lo anterior es una
posible explicación, pero una contingencia muy escueta,
puesto que no se puede simplificar en una significación,
una posibilidad creadora, un género literario tan impor-
Rolando A. Franco H.4 tante como es el cuento, aunque sí se puede lograr un
  acercamiento tomando las partes significativas, estructu-
Una historia corta o un mini cuento ha de ser una gran obra rales y temáticas para lograr una conceptualización, que
de arte cuyos efectos son tan grandes como los de una novela, en esencia está en continua construcción, casi como un
un relato, un cuento largo o un poema. organismo. Al respecto, dice Julio Cortázar:
Carlos Pacheco
… si no tenemos una idea viva de lo que es el cuento

H ay un objeto que anima la imaginación, la palabra,


y cuando ésta se desmenuza a su mínima expre-
sión deja sólo su esencia, el sentido se trasforma en lo
habremos perdido el tiempo, porque un cuento, en
última instancia, se mueve en ese plano del hombre
donde la vida y la expresión escrita de esa vida libran
palpable, en lo que se puede observar. Las narraciones una batalla fraternal, si se me permite el término; y el
cortas desde hace mucho tiempo constituyen formas de resultado de esa batalla es el cuento mismo, una sín-
pensamientos que se condensaron para que perduraran tesis viviente a la vez que una vida sintetizada, algo así
en el tiempo; la palabra que acompaña este tipo de narra- como un temblor de agua dentro de un cristal, una
ciones se convierte en dispositivo que impulsa la memo- fugacidad en una permanencia.
ria y la imaginación; en este sentido es importante perci-
bir los mecanismos e impulsos de una narración corta y A partir de esta idea se habla de unos criterios que
lo importante que se puede volver regresar a la lectura de conceptualizan un sentido de lo que podría cons-
una historia contada con las palabras exactas. tituir, ser parte formal y de contenido, al cuento.
En primer lugar, se presentan la narratividad y
Ahora bien, es indispensable que para poder abordar ficcionalidad donde se muestra un relato, que
el pequeño y a la vez gigantesco e inexplorado uni- determina una secuencia de acciones realizada
verso del minicuento o la narración corta, se ten- por personajes en un ámbito de tiempo y es-
ga que presentar a su pariente mayor, con el cual pacio; desde Roman Jakobson: la elaboración
comparte todos los rasgos, excepto la proporción. estética de una historia, que complementa Raúl
Primero, hay que entender que no hay una definición Castagnino, diciendo que es una cierta represen-
unívoca de lo que podría denominarse cuento. Carlos tación o mímesis con alguno o algunos de los ám-
Pacheco habla de una paradoja al respecto: “el bitos de lo real, imaginario, fantástico, maravillo-
cuento es presentado a la vez como el más de- so, onírico u objetual; la ficción, en esa medida,
finible y el menos definible de los géneros”. podría ser una mentira que sirve para expresar
Pero entonces, cómo podría responderse a la una verdad, como lo menciona Pacheco.
pregunta ¿qué es un cuento? Sin limitarnos a

4
Licenciado en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Correo: rolandoafrancoh@gmail.com

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P A L A B R A S D E M Á S

En segundo lugar, está la unidad de posibilidad, despertar el camino a la curiosidad. Augusto


concepción y de narración.  El cuento Monterroso menciona que los “relatos breves”, como él
se aproxima al poeta y se distingue denomina al minicuento, son “historias tan breves que
de la novela porque su concepción o están a punto de desaparecer”, a manera de imágenes
visualización inicial por parte del autor que se proyectan en la niebla y sólo permiten un vistazo.
suele ser instantánea y porque su recep- A propósito, uno suyo célebre:
ción debe por necesidad darse tam-
bién en un lapso único, breve e “El dinosaurio”
intenso, lo cual debe servir para
atrapar al lector requiriendo Cuando despertó, el dinosaurio toda-
de éste una atención concen- vía estaba allí.
trada. En tercer lugar, se en-  
cuentra la unicidad e intensidad Contextualizando la creación breve, cuento corto,
del efecto. Ligada a la anterior, cuento brevísimo, minicuento, minificción, minitexto,
esta idea se relaciona con la microficción, microrelato, relato enano, etc., éste se re-
producción y la recepción: el monta a orígenes en tiempos muy lejanos en oriente; se
cuento tiene que imprimir una piensa que los persas y en especial los japoneses con sus
huella definida y a veces definitiva en el lector. En cuar- haikús (poemas de diecisiete silabas en japonés) son los
to lugar, está la brevedad como requerimiento de la ex- precursores del relato breve, siendo éstos especialistas
quisitez estructural. Dice Poe: “sólo lo breve puede ser de la concisión y la síntesis.
intenso”. Finalmente, está la economía –condensación
y rigor–, criterio  que se presenta como un elemento “El gesto de la muerte”
técnico importante, el cual exige que un cuento deba
incluir sólo lo necesario, construyendo gradualmente Un joven jardinero persa dice a su príncipe:
una expectativa y un manejo de la sorpresa, funcionan- — ¡Sálvame! Encontré a la muerte esta mañana. Me
do como un mecanismo de relojería. hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro
  quisiera estar en Ispahán.
“N.N.” El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la no-
che, el príncipe encuentra a la muerte y le pregunta:
Nadie lo conocía, ni siquiera él mismo — Esta mañana, ¿por qué hiciste a nuestro jardinero
sabía quién era. un gesto de amenaza?
(Alexander Betancourt) — No fue un gesto de amenaza –le responde–, sino
  un gesto de sorpresa. Pues lo vi lejos de Ispahán esta
A partir de los anteriores criterios y en especial de los mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahán.
dos últimos, se comienza a construir el entramado que (Ar-Rumi, poeta Persa, siglo XIII)
permitirá sostener el sentido del minicuento o narración
corta. ¿Qué es un mini-cuento si no el estremecimiento, “Sueño de la mariposa”
la sorpresa, la fascinación, lo inexplicable? Por ejemplo:
“Una jaula salió en busca de un pájaro”, ¿qué dice este Chuang-Tzú soñó que era una mariposa. Al despertar
enunciado del escritor Franz Kafka? Tal vez lo importan- ignoraba si era Tzú que había soñado que era mariposa
te no es lo que dice, sino lo que oculta, lo que insinúa, lo o si era una mariposa que había soñado que era Tzú.
que se abre a la imaginación; tal vez un minicuento es (Chuang-Tzú, siglo IV A. de C.)

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En nuestro continente se encuentran precursores tan im- dad en ningún ambiente; la brevedad en la lectura del
portantes como Rubén Darío, Vicente Huidobro, Julio relato corto permite que se lea buscando otros sentidos,
Torri, Macedonio Fernández, Luis Vidales, a comienzos otros significados, otros espacios, y sólo entonces se tie-
del siglo pasado, y, en consonancia con estos, aparecen nen nuevos elementos de escritura y de creación a partir
Julio Cortázar, Virgilio Piñera, Jorge Luis Borges, Augus- de los elementos impensados por el texto leído. Tal vez,
to Monterroso, Jairo Aníbal Niño, entre muchos otros. en la medida que un minicuento es posibilidad, surgen
las preguntas ¿quién?, ¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo?,
“El muerto” ¿cuál?, etc. De esta manera, la lectura que permite un mi-
nicuento es una lectura generadora, es una lectura que
Tomó el diario. Leyó: “El señor N-N descansó en la deja descubrir lo que no está; hay que aprender a leer el
paz del Señor”. Se tomó el pulso. Nada. Se palpó el grito del silencio. Cuando se logra conjugar significado y
pecho. Estaba frío. Sintió una absoluta indiferencia. sentido en su mínima expresión, se manifiesta en verdad
Tiró el diario y volvió a meterse en la cama, más, pero la palabra con alguna intención, pero, más allá de decir,
muchísimo más indiferente que nunca. hay que sugerir y crear posibilidades de interpretación.
(Luis Vidales, Suenan Timbres)
“Fábula”
El minicuento, logrado de manera literaria, una vez leí-
do comienza a fascinar la imaginación y a exigir nuevas Un caracol desea volverse águila. Salió de su concha,
lecturas, puesto que el minicuento es aquella pequeña trató muchas veces de lanzarse al aire y cada vez fra-
historia que, por lo breve, hace suceder lo literario, y casó. Entonces quiso volver a su concha, pero ya no
por eso se hace inolvidable; el minicuento fascina sólo cabía, pues habían empezado a crecerle las alas.
en tanto se interpreta cada vez de manera reno- (Mariana Frenk)
vada: “la literatura comienza en la segunda
lectura”.
  Referencias Bibliográficas
“La punta de la madeja”
Pacheco, Carlos y Luis Barrera Linares (1993).
Cuando ella descubrió su primera cana, Del cuento y sus alrededores: aproximaciones a una
quiso arrancarla de un tirón, pero como el teoría del cuento. Caracas: Monte Ávila.
odioso pelo blanco se prolongaba, jaló y
jaló, mientras su cuerpo se des-
tejía, hasta que sólo quedo
una niña llorando asustada.
(Gustavo Masso)

Asimismo, por medio de


la lectura de los minicuen-
tos, se podría generar una
manera de lectura signifi-
cativa y creativa, pues en
la actualidad la lectura
de textos no es la priori-

99
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P A L A B R A S D E M Á S

Intérpretes de una Dios, el argentino dispuso el tablero para continuar la


guerra de todos, consideró sus posibilidades, un alfil

música silenciosa. imprevisto, una reina que cree ser acechada, y con su
sombra sobre todos ellos escribió:

Reflexiones sobre “Ajedrez”

Unamuno y Borges También el jugador es prisionero


(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días.
Paul Ricardo Dávila Mateus5
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza.
I ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza
de polvo y tiempo y sueño y agonías?

U n día de lluvia leve, quizá varios, habitan en el


escritor que cumple con su vida diaria y se sienta
una tarde a tejer sus laberintos. Piensa entonces por
Recordaba seguramente el argentino la traducción de
las Rubaiyat de Omar Khayyam, hecha por su padre,
azar que Augusto, su personaje, sale de su casa, siente ¿pero recordaba las líneas de don Miguel en Niebla?
la lluvia anunciada en el reverso de su mano y libre,
en los caminos que él ha ingeniado, Unamuno inicia
en él la travesía por las calles. Unos cuantos pasos más
tarde, yendo detrás de una dama, Augusto Pérez se pre-
gunta: “Aquí sí que hay lógica, en esto del ajedrez y, sin
embargo, ¡qué nebuloso, qué fortuito después de todo!
¿No será la lógica también algo fortuito, algo azaroso? Y
esa aparición de mi Eugenia, ¿no será algo lógico? ¿No
obedecerá a un ajedrez divino?” Más tarde, el escritor
seguirá en su novela moviendo las fichas de sus perso-
najes y un eco de sus jugadas se escapará de su cuarto
de Salamanca; aquel destino incógnito del texto. Corría
1914, año en que la familia Borges viajaba a Ginebra
para que Jorge Guillermo, padre de Jorge Luis, empe-
zara un tratamiento oftalmológico contra la progresiva
ceguera hereditaria. Mientras el padre se sumía en las
tinieblas, el hijo empezaba su carrera de luces, y sus lec-
turas lo llevarían a conocer a Unamuno y a sus perso-
najes, moviéndolo de la admiración al rechazo. Quizá
no sea casualidad que un tiempo después Borges haya
delineado la trama de aquel ajedrez divino que prefigu-
raba Augusto. En El hacedor, una tarde sentado bajo su

5
Profesional en Estudios Literarios, Universidad Javeriana. Docente de Alemán, ILUD. Correo: niordel@hotmail.com

100
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

¿Qué destino común comparte esta metáfora separada


por las plumas y unida por la misma serie de tableros?
Es probable que ninguno de estos dos autores se cono-
ciera enteramente, pero sus afinidades y divergencias
los hicieron parte de un mismo juego terrible. Esta par-
tida de ajedrez no los definió por los designios de sus
demiurgos, sino por el color de las piezas en juego y por
el secreto contener en esta figura de una de sus ideas
mayores: el otro, el ser creador y el ficcional que pueden
ser no más que parte de una cadena, azar y sueño, y un
final común: la niebla.

Borges y Unamuno tienen una misma carga en sus po-


los, por ello se entienden y repelen, y así, a fuerza de
sus diferencias, se parecen. Sus tonos distintos mues-
tran temperamentos disparejos que se encuentran, sin
embargo, en los mismos temas y laberintos: la ficción
como realidad (pensamiento de Berkeley); la literatura
popular; el gusto por Cervantes, Quevedo y Whitman;
el rechazo a los gongorismos; los idiomas y literaturas
anglosajonas y germanas; Blake y Browning; el sueño
y el soñado; el libro y sus enigmas, entre tantos otros.6

Sin embargo, como lo observa Palenzuela (1997, julio-


agosto), Unamuno sabe “que las repeticiones son más
que encuentros metafísicos y productos de lecturas”,
son, como las de Khayyam, “encuentros del tiempo”,
pues un hilo más sutil unía sus signos. Ya el mismo Bor-
ges (1937), a la muerte de Unamuno, había formulado
su admiración hacia él dentro de su propia obra: “No
sé de un homenaje mejor que proseguir las ricas discu-
siones iniciadas por él y que desentrañar las secretas
leyes de su alma”. Este eslabón oculto de las influencias
de los autores nos hace pensar de nuevo en ese destino
del texto, desconocido tanto para su autor como para
los que vendrán y los que ya pasaron, pues Unamuno
no sabía el fruto que daría su obra en el argentino, y al
argentino tampoco le sería posible ver el alcance de sus
textos con su pasado literario, entre ellos Unamuno.
Eliot consideraba que el presente modifica el pasado.

6
“la asociación de los motivos clásicos del espejo y del río, […] las reservas ante cierta novela del siglo XX”, la relación preventiva con la poesía francesa y con
los ancestros propios, etc. (Fuentes, 2002; pp. 29-34).

101
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P A L A B R A S D E M Á S

entonces este presupuesto con sólo una pregunta abier-


ta de Augusto Pérez, en Niebla, y la pusiéramos en los la-
bios de Borges, ¿qué le hubiera significado tal pregunta?

¿Cómo me llamará dios?

El nombre del individuo dado por Dios plausiblemente


hubiera sido en Borges su misma posibilidad de exis-
tencia, el poder de vida que le da la palabra mágica al
Golem, sujeto de palabras, tal como el libro y el hombre
mismo. Quizá Unamuno no tenía en mente el alcan-
ce de su interrogante en el sentido que le pudo haber
dado el argentino, pero, en todo caso, sin su eslabón la
continuidad de la magia habría roto el hechizo de una
pregunta que nos concierne a todos y, sobre todo, que
puede ser leída por todos. ¿Cómo me llamará Dios?

II

A Borges y Unamuno no les era desconocida la posibi-


lidad de un tiempo bidireccional, capaz de ir hacia el
porvenir y moverse hacia lo transcurrido. Sobre el ar-
Lo que ocurre con un texto, no sólo depende de su de- gentino, escribe Koch (1984, junio): “el fluir del tiempo
venir, sino de cómo éste afecte a su vez su tradición. La en ambas direcciones le ofrece geniales posibilidades,
obra de Unamuno es ya otra después de Borges. Si bien como la de que cada escritor cree sus precursores: `su
la obra nace unida a su contexto, la lectura que cada labor modifica nuestra concepción del pasado, como
uno hace de su época se enriquece debido a la apertura ha de modificar el futuro´”7 (p. 121).
de su naturaleza literaria; esto es, como la crítica del
siglo XX lo ha notado, que ninguna Historia o época Unamuno anota en La agonía del cristianismo que “por
agota a la obra. Unamuno y Borges se construyeron el debajo de esta corriente de nuestra existencia, por den-
uno al otro y sus posibilidades son aún muy vastas. tro de ella, hay otra corriente en sentido contrario; aquí
vamos del ayer al mañana, allí se va del mañana al ayer”.
Si siguiéramos la lógica, por ejemplo, de “Pierre Menard, En todo caso, a ambos les estaría permitido trasegar en
autor del Quijote”, donde otro hombre vuelve a escribir el tiempo pues encontraron en su literatura espejos para
la novela de Cervantes cuatro siglos después, no copián- el hombre, viéndose ellos mismos ya como autores, ya
dola, sino re-creándola, este segundo texto tendría algo como creación. Con los papeles contrapuestos o doble-
totalmente revelador: entender y obviar secretamente mente reconocidos, creador y criatura son hijos de un
la Historia y las ideas del tiempo intermedio entre el mismo destino. Unamuno dibuja con Augusto su obra y
Quijote de Cervantes y el de Menard. Si retomáramos lo confronta consigo mismo hasta darle una voz autóno-

7
Jorge Luis Borges. “Kafka y sus predecesores”, en Otras inquisiciones.

102
revista g avia p a l a b r a s d e m á s

ma y crítica, desconcierta a su autor y le presagia, desde todo su ser en el paroxismo de su reconocimiento. Fue-
su misma condición de ser creado, que él, su inventor, go que ilumina y le incendia, pero que no lo quema,
participa de una u otra forma del mismo fatal destino. pues no es real, tal como el ser creado en sueños por el
forastero en “Las ruinas circulares” de Borges. Criatura
¿Conque no? No quiere dejarme ser yo, salir de la y creador sufren las inermes llamas para saberse ilusión
niebla, vivir, vivir, vivir, verme, oír, tocarme, serme. de otro que sueña. Autor, hombre, rey o peón de aje-
¿Conque no lo quiere? ¿Conque he de morir ente drez, todo sustancia de sueño.
de ficción? Pues bien, mi señor creador don Miguel,
también usted morirá, también usted, y se volverá We are such stuff
a la nada de la que salió… ¡Dios dejará de soñarle! As dreams are made on; and our little life
Is rounded with a sleep.
Liberado, más tarde Augusto morirá ya consciente de su (Shakespeare, The Tempest)
condición y de la de su creador, después de que ardiera

103
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P A L A B R A S D E M Á S

Queda, sin embargo, una diferencia notoria entre los el piano que escucha su alma y que tiene el fantasma de
dos escritores que encuentran al hombre insustancial, las teclas en los dedos palpantes. Ciego, como le tocara
y ésta es precisamente su acercamiento a él. Si bien el a Borges después de ver tanto, Augusto habrá de trope-
hombre, sus divinidades y ángeles rebelados son refle- zar en su baile errante hasta encontrar su fin, culpable
jo, ¿quién se refleja realmente en sus espejos? Una res- por haber escuchado la poesía que lo nombraba a la par
puesta de cantidad: el hombre y todos los hombres. con su demiurgo. “Ajedrez misterioso la poesía, cuyo
tablero y piezas cambian como en un sueño y sobre el
Si bien Unamuno se sabía sombra de sueño, creación cual me inclinaré después de haber muerto”.9
de otro, tampoco dejaba de lado su carácter demiúrgi-
co, antes bien, lo acentuaba y reconocía su pequeña glo- Una melodía entonces sabrá cubrir todo y el tiempo to-
ria de divinidad humana: “Soy lo que soy: un dios, un cará o, mejor, nos interpretará a todos, edad tras edad,
yo, un hombre”8. Su fuerza nacía de un Yo asumido y como lo sintiera “más tarde” también el mismo Borges
resonante que era dueño de su posición, aunque fuera en “Otro poema de los dones”:
trágica y dependiente. El bilbaíno no cede ante Augus-
to, no escucha las exigencias de su criatura, la niebla los Por la música, misteriosa forma del tiempo.
une y aleja. Los personajes que son espejos de sus au-
tores crecen y manifiestan más de lo planeado, revelan Tiempo y música imprecisan su dirección y van ajus-
partes incógnitas a su mismo creador; por ello Borges, tándolo todo, cantando y nombrándolo todo, encon-
más parco en su yo, casi niega su existencia, no hace de trándose y huyendo de sí en los acordes del bonaerense
él una bandera porque intuye en toda su obra que un y el bilbaíno, de los que hoy somos herederos, al ser
hombre son todos los hombres. No tiene sentido gritar narrados por un mismo idioma después de Séneca y Lu-
cuando uno mismo podría en el silencio escucharse. cano10, que habla de la vida en sueño y de la memoria
del alma sólo salvada por la música.
En todo caso, con don Miguel la queja es consciente de
su ritmo entre creador y creación, a pesar de su yo testa- El aire se serena
rudo, pues comprende que finalmente nuestras alaban- y viste de hermosura y luz no usada,
zas y cantos –como nuestros ruegos y lamentos– no ha- Salinas, cuando suena
cen más que acunar el sueño divino y adormecerle con la música estremada,
himnos. La música subyace en el fondo, aunque no les por vuestra sabia mano gobernada.
sea permitida a todos –como a Eugenia, profesora de
piano que aborrece su arte–, y aquellos a quienes toca A cuyo son divino
llegan a acompañar la soledad del amante a través de el alma, que en olvido está sumida,
ella, como Orfeo. No en vano Augusto (¿o Unamuno?) torna a cobrar el tino
ha llamado así a su perro, como comunicándole al dios y memoria perdida
de la música y la poesía el dolor y gozo de su corazón, de su origen primera esclarecida.
sin más instrumento que su voz poética. Pero el pobre (Fray Luis de León. “Oda a Salinas”)
hombre, hijo digno de Unamuno, toca la niebla como

8
En Cancionero. Poemas de 1928-1936, citado por Koch (1984).

9
Jorge Luis Borges. “Prólogo”, “El otro, el mismo”.

10
“Por Séneca y Lucano, de Córdoba, / que antes del español escribieron / toda la literatura española”, “Otro poema de los dones”.

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Referencias Bibliográficas podría ubicarse dentro de la


categoría de “diario de viaje”.
Fuentes, Manuel (2002). “Notas provisionales de Como con sus demás textos,
una lectura compartida (de Borges a Unamuno)”. Amé- quedé perpleja ante su audaz
rica Sin Nombre, no. 3 (junio), pp. 29-34 veracidad, lo cual me suscitó
a la reflexión.
Palenzuela, Nilo (1997). “Unamuno y Borges: disfraces
del tiempo”. Cuadernos Hispanoamericanos, no. 565-566 Una de las primeras afirma-
(julio-agosto), pp. 79-90. ciones que expresa Camus en
sus Crónicas argelinas advierte
Borges, Jorge Luis (1937). “Inmortalidad de Una- sobre la importancia y privacidad del registro, respon-
muno”. Sur, no. 28, año VII (enero). Buenos Aires. diendo bien a la autenticidad y particularidad del mis-
mo, como a por qué se negó él a autorizar su reimpre-
Borges, Jorge Luis (1966). “Kafka y sus predeceso- sión: “Zanjada la cuestión de su valor literario, puedo
res”, en Otras inquisiciones. Buenos Aires: Emecé. confesar, en efecto, que, para mí, el valor testimonial de
este librito es considerable. Y digo bien para mí, pues
Koch, Dolores (1984). “Borges y Unamuno: conver- es ante mí ante quien testimonia y es de mí de quien
gencias y divergencias”. Cuadernos Hispanoamericanos, exige una fidelidad cuya profundidad y dificultad sólo
no. 408 (junio). yo conozco” (p. 13). Tal vez, cuando a los veintidós años
se tienen unos cuantos textos cuya forma torpe y prejui-
ciosa amenaza con minar determinada obra literaria, es
sensato dudar si su publicación –o, como en este caso, su
Reseña reedición– es conveniente.12

Camus, Albert. “Crónicas argelinas”, en Obra, t. En sus Crónicas argelinas cuenta Camus que viajó por
I. Madrid: Alianza, 1996 [selección]. Praga, Italia, Djemila, Tipasa, Argel y España, entre
otros lugares, reflexionando continuamente y debatién-
Carolina Ochoa G.11 dose entre las ciudades “cerradas”, como París, Praga o
Florencia, y las “abiertas”, como Argel o Djemila, luga-

C reo fervientemente en que cada fecha indica el


transcurrir de algo, no sólo del tiempo. Tal vez,
entre otras cosas, transcurra un suceso. En esta ocasión,
res espléndidos por su belleza y plenitud:

Con frecuencia, los amores que se comparten con una


me refiero al 4 de enero y al quincuagésimo aniversario ciudad son secretos. Ciudades como París, Praga e in-
de muerte del filósofo, pensador y novelista argelino cluso Florencia están encerradas en sí mismas y de ese
Albert Camus (1913-1960). Lo que siento hacia este modo limitan el mundo que les es propio. Pero Argel
autor podría considerarlo una devoción, pero llena de –y con ella ciertos lugares privilegiados, como las ciu-
respeto y angustia. Por otra parte, recientemente releí dades marítimas– se abre en el cielo como una boca o
una pieza suya no muy conocida, Crónicas argelinas, que una herida. Lo que se puede amar de Argel es lo que da

11
Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Universidad Javeriana. Correo: macarolina8a@hotmail.com

12
“Desde hace mucho tiempo, esta edición es inencontrable y siempre me he negado a autorizar su reimpresión. […] Los prejuicios que, muy a pesar mío,
abrigo acerca del arte, me han impedido durante mucho tiempo considerar la posibilidad de su reedición” (p. 13).

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vida a todo el mundo: el mar a la vuelta de cada esqui- superficie atiborrada de tranquilidad, juventud, playas,
na, un cierto peso en el sol, la belleza de la raza (p. 87) naturaleza: son sus lugares patrios, Tipasa, Djemila y
Argel. Para Camus, esta diferencia entre la ciudad cerra-
Al arribar a Praga, debe esperar a algunos amigos, que da y la abierta podría catalogarse como “temperamen-
van a ir a recogerlo y de allí partirán a Italia; pero, mien- tal” y relacionarse con aquello que Camus denomina
tras llegan, Camus sufre irremediablemente la ausencia “la lección del sol” que recibió de su país:
de su tierra junto a la tenaz conciencia de su propia
miseria –la peculiar intuición de quien se sabe exiliado Desde luego, yo no había cambiado, es que ya no estaba
es una constante en esta parte del relato, titulado “Con solo. En Praga me ahogaba entre paredes. Aquí estaba
la muerte en el alma”: ante un mundo y, proyectado en torno mío, poblaba yo
el universo de formas semejantes a mí. Pues todavía no
Por otra parte, la angustia iba he hablado del sol. Así como me
ganando terreno. Pensaba de- llevó mucho tiempo comprender
masiado en esa punta aguda mi apego y mi amor por el mun-
que tenía metida en el cerebro. do de pobreza en que transcurrió
[…] Me perdía en las suntuosas mi infancia, sólo ahora entreveo
iglesias barrocas, procurando la lección del sol y del país en
encontrar en ellas una patria. que nací. (p. 53)
Pero salía de allí más vacío y
más desesperado por aquella Para entender mejor lo ante-
conversación desesperante con- rior, es necesario recordar la
migo mismo. […] Cenaba tem- importancia que tiene la sen-
prano y me acostaba a las ocho sorialidad física en la literatu-
y media. El sol me arrancaba ra de Camus,14 por ejemplo,
de mí mismo. Iglesias, palacios y museos. Procuraba Meursault tira del gatillo como respuesta al efecto físico
calmar mi angustia en todas las obras de arte. Truco que el sol genera sobre su cuerpo a medida que avan-
clásico: quería disolver mi sublevación en la melan- za hacia el árabe; en este sentido, podría considerarse
colía. Pero en vano. Tan pronto como salía, era un que la lección del sol es aquella capacidad de hacer
extraño. (pp. 47-48) permeable el temperamento ante la naturaleza exte-
rior. Asimismo, las nupcias anunciadas en el título se
Sin embargo, y dentro de lo que podría considerarse llevan a cabo entre el individuo y el mundo alrededor;
paradójico, algunas páginas después comienza una se- análogamente, sería el encuentro sobrecogedor ante la
gunda parte de las Crónicas argelinas: “Nupcias”, la cual aparición de cada lugar descubierto –tan a menudo ex-
parece inmune a las reflexiones anteriores y plasma una presado en el haikú y la poesía oriental–, actitud que
sensación totalmente diferente. Un hombre inicialmen- se celebra y cuyo devenir se eleva a gran conocimiento.
te solitario, a merced de su autoconciencia, encerrado
en un país y un lenguaje13 que desconoce, repentina- Tardes fugitivas de Argel, ¿qué tienen de inigualable
mente es arrancado de esa estrechez y arrojado a una que desatan en mí tantas cosas? Esa dulzura que dejan

13
Con este término se hace referencia no sólo al idioma, sino también a toda situación –convencional o no– que corra el riesgo de la incomunicación.

14
Sobre este aspecto, Camus escribe en el prefacio a Crónicas argelinas: “Hay en el mundo muchas injusticias, pero existe una de la que jamás se habla: la del clima”.

106
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en mis labios: no me ha dado tiempo a cansarme de zarnik los temas que tocan la condición humana y que
ella, cuando ya ha desaparecido en la noche. ¿Es ése el han sido protagonistas de la literatura desde siempre
secreto de su persistencia? La ternura de esta tierra es –la muerte, el silencio, la música, la libertad y el lengua-
perturbadora y furtiva. Pero en el instante en que apa- je, entre muchos otros– son enunciados de una manera
rece, al menos el corazón se le abandona entero. (p. 91) nueva, creando un microcosmos que tiene un efecto de
constante extrañamiento en el lector.
Finalmente, sobre el viaje dice Camus que es un desafío,
nos arrebata todo refugio y nos entrega a nuestra mismi- La materia verbal es aquí, al mismo tiempo, el conflicto
dad: “Lejos de los nuestros, de nuestra lengua, separadas y el refugio del poeta; la creación literaria, el intento
de todos nuestros apoyos, privados de nuestras máscaras por superar la frustración de un conjuro que no se da
(no conocemos siquiera las tarifas de los tranvías y todo en la palabra. Su obra se da en la gran paradoja del
es así), nos encontramos por entero en la superficie de lenguaje que hace que el centro de un poema sea otro
nosotros mismos. Pero también, al sentirnos el alma en- poema y el centro de ese poema sea la ausencia. Gra-
ferma, damos a cada ser, a cada objeto, su valor de mila- cias a que no existe un estado prelingüístico, el lenguaje
gro” (p. 59). Así, el viaje podría instaurarse como pana- puede plegarse sobre sí mismo sin agotarse. El tratar
cea del absurdo, pues una vez desligada la mente humana de tocar el corazón del lenguaje sólo trae más lenguaje,
racional de todos sus prejuicios, apegos y expectativas, más literatura y más mundo.
convergirá con la absoluta indiferencia del universo.15
Generalmente, se ha estudiado la poética de Pizarnik
a partir de libros de poemas como La tierra más ajena

Alejandra Pizarnik (1955), La última inocencia (1956), Las aventuras perdidas


(1958), Árbol de Diana (1962), Los trabajos y las noches

y Los perturbados
(1965), Extracción de la piedra de la locura (1968) y El in-
fierno musical (1971). Aunque es cierto que en los poemas
viven las grandes obsesiones de Pizarnik y que éstos son
entre lilas (pieza de muestra de la mejor poesía latinoamericana, hay que te-
ner en cuenta que su obra comprende también textos en
teatro en un acto) prosa y una obra teatral de gran valor literario. Con esto
último se hace referencia a Los perturbados entre lilas, obra
Alejandra Hurtado Tarazona16 en la que se desacraliza el mundo a partir de la parodia,
el humor y lo obsceno. El original de Los perturbados entre
lilas era un legajo de hojas numeradas de 3 a 35, mecano-

A lejandra Pizarnik (1936-1972) es una de las más


grandes poetas del siglo XX. Su poesía tiene un
estilo inconfundible y sus procesos escriturales son un
grafiadas y corregidas a mano por Pizarnik, fechado en
julio-agosto de 1969. Posteriormente, en la antología El
deseo de la palabra, se incluyó el último fragmento de la
hito en la literatura latinoamericana. En la obra de Pi- obra bajo el título Los poseídos entre lilas.

15
Recuérdese: lo absurdo, que ha supeditado la sensibilidad moderna y se ha convertido en más una obsesión de la manera como vemos el mundo, es, en
realidad, una tesis metafísica que consiste en la confrontación entre una mente humana racional –aquella que merece y, por tanto, exige y espera la justicia
y compresión universales– y un universo indiferente: la verdad es que al mundo no le importa nada, simplemente es lo que es, independiente de cualquier
expectación del hombre.

16
Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Universidad Javeriana. El presente texto hace parte de la monografía de grado titulada Paradojas y aporías en la
poética de Alejandra Pizarnik que la estudiante presentó para obtener su título profesional. Correo: alejandrahurtado@hotmail.com

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Los perturbados entre lilas (pie- mos, quienes buscan un sentido pero no encuentran
za de teatro en un acto) es una nada fijo, precisamente porque éste no existe sino que
obra en la que aparecen subsiste y siempre va mutando de un lugar a otro. Tal
cuatro personajes: Segis- vez el sentido de Los perturbados entre lilas (pieza de teatro
munda, Carol, Macho y Fu- en un acto) o, más bien, la manera en que opera la crisis
terina. A través de ellos, las del sentido en su interior, también le dio un “sentido” a
obsesiones y los ejes temáti- Pizarnik, quien no vivía sino dentro de sus obras, en el
cos alrededor de los cuales intento de encontrar la palabra precisa, de poder comul-
giró toda la producción lite- gar con el silencio y salir de la perturbación en la que
raria de Pizarnik se abordan siempre vivió –especialmente en sus años finales–. Pizar-
desde lo absurdo, lo surreal nik quería habitar los poemas porque sólo en el lenguaje
y lo paradójico. Estos perso- encontraba su espacio. Espacio que le permitía regresar
najes juegan constantemen- al paraíso perdido de su infancia, época que solía evocar
te con el lenguaje poniendo puesto que no podía acomodarse al mundo real en el
en evidencia los límites de que vivía. Pasó sus años de adultez condenada por las
éste, los cuales se eviden- lilas blancas de la inocencia que le permitían creer en la
cian en la medida en que superación de la “herida fundamental del lenguaje” y en
opera a través de juegos y ese encuentro con el silencio, al que sólo llegó a través de
paradojas del sentido. la muerte que toda la vida invocó.

Asimismo, en sus diálogos


se encuentra un tono muy particular, en comparación
con otros textos de Pizarnik: humor en el máximo de su Perspectivas de
agudeza, ironía, burla, ruptura. Muchos de estos rasgos
se dan gracias a un gran tinte surrealista que insiste en emplazamiento
la obra, a la burla de aspectos pertenecientes al arte tra-
dicional y a una forma de hablar de los personajes en la
que se vislumbran aspectos tan cotidianos que resultan
en la escultura a
extraños. Sin embargo, la razón más relevante es que esta
obra muestra la manera en que el lenguaje opera día a
finales de los siglos
día: dobles sentidos, frases incompletas, contradicciones,
inversiones etc. Pizarnik hace que en su obra operen los
XIX y XX
juegos del lenguaje que están presentes constantemente
Diana Ardila17
en nuestra habla y que finalmente son paradojas, senti-
dos en contravía, que ponen en entredicho la lógica de
un enunciado visto fuera del contexto en el que se da.
L a escultura de finales del siglo XIX e inicios del
XX presenta cambios considerables respecto a su
forma, espacio, técnica y al contenido implícito que ex-
Consecuentemente, las paradojas llevan a una crisis don-
presa. Uno de los cambios más notables es el modo en el
de prima la inversión lógica, la proliferación indefinida,
que la obra se relaciona con el espacio de emplazamien-
la reiteración, etc. Esta crisis viene de los personajes mis-

Licenciada en Educación Artística, Universidad Distrital. Estudiante de Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano, Universidad Nacional
17

General San Martín, Buenos Aires. Correo: dianardila84@yahoo.com

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to. Para este estudio se tendrá como referente cronológi- mas, y su construcción radicalmente diferenciada de la
co el periodo moderno, el cual, según Foster (2001a; p. escultura conmemorativa, pues
189), comprende entre 1860-1930 y el arribo de la pre-
tendida posmodernidad, que irrumpe dentro del campo … ya no se requiere una uniformidad de material
de la cultura y de manera particular en el arte, pero que y color, por lo que […] la distinción entre talla y
aún es difícil limitar en lapsos específicos. modelado pierde importancia: una obra o sus par-
tes pueden ser vaciadas, forjadas, cortadas o sim-
En el campo de la escultura, características como la es- plemente armadas; no se trata tanto de esculpir
tructura definida, lo ornamental y conmemorativo son como de armar, montar, disponer. (Greenberg,
sustituidas por las múltiples formas, técnicas y distintos 1979; p. 135).
materiales. Afirma Greenberg (1979) respecto a estos
últimos que se “tiende a abandonar la piedra, el bronce Factores como la variación de materiales, formas y es-
y el yeso a favor de materiales industriales como el hie- pacio ayudaron a que la escultura adquiriera su propia
rro, el acero, las aleaciones, el vidrio, el plástico, el ce- autonomía, y lo simbólico de la obra hace que su signi-
luloide […] que son trabajados con las herramientas del ficado sea algo difícil de definir, pues carece de un es-
herrero, el fundidor e incluso el carpintero” (p. 135). pacio ideal, de manera que su forma y contenido hacen
de ésta una obra polivalente que encuentra lugar por sí
Cuando la escultura era concebida como una represen- misma y dispone del espacio en un sentido más libre,
tación conmemorativa, el espacio se ajustaba a esta signi- con menos carga de significación “histórica”.
ficación, como afirma Krauss (1979): “Se asienta en un
lugar concreto y habla en una lengua simbólica acerca del Para observar esta transformación resulta de ayuda citar
significado o uso de ese lugar”18 (p. 63). De este modo, se el ejemplo de un escultor en el que coinciden Green-
entiende que el espacio estaba directamente relacionado berg y Krauss, el rumano Constantin Brancusi (1876-
con la presencia simbólica a la que aludía la escultura y, 1957), quien según Greenberg “dio el tiro de gracia a la
viceversa, la obra guardaba para sí una lógica y una diná- tradición renacentista […] llevó la escultura monolítica
mica, de manera que escultura y espacio se corresponden. a sus últimas conclusiones” (p. 134); y para Krauss, a
La escultura señalaba un “significado/acontecimiento través de obras como la Columna sin fin, en la cual la
específico” (p. 63). Un ejemplo es La estatua ecuestre de escultura es todo base, mientras que en Adán y Eva la
Marco Aurelio, la cual muestra la relación que guarda con escultura está en relación recíproca con su base (p. 65).
el espacio donde se ubica: el Campidoglio, que señala la
“relación entre la Roma antigua, imperial, y la sede del En general, la proporción del cuerpo en la obra respec-
gobierno de la Roma moderna, renacentista” (p. 63). to a su base es mínima. En algunos casos, como en la
anterior obra, La columna sin fin, la base simplemente
Mientras que a finales del siglo XIX y principios del XX desaparece. Así, surge otra característica notable de la
la escultura interactúa con el espacio de modo distinto, escultura moderna, que en términos de Krauss sería la
pues viene a operar una “falta de sitio, o carencia de de “nómada” (p. 65), y esta vendría a reafirmar la lógica
hogar, una pérdida absoluta de lugar” (p. 64), la obra de desplazamiento y pérdida de lugar que transita en
cruza el umbral de lo lógico, para asentarse en el límite varias obras realizadas en el siglo XX.
de lo abstracto, a través de sus materiales y variadas for-

18
El ensayo de Rosalind Krauss, con título original Sculpture in the expanded field, escrito en 1979, se encuentra traducido al español en el texto La posmodernidad
(VV.AA., 1985).

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P A L A B R A S D E M Á S

Se podría pensar que en medio del rompimiento con la como Bruce Nauman, SolLewitt, Robert Morris, entre
lógica de emplazamiento, la escultura moderna permite otros, con sus propuestas en las décadas del sesenta y
explorar a través de sus múltiples formas los espacios setenta, los cuales hicieron que la crítica buscara otros
que ahora se hacen infinitos para su ubicación, redefi- términos o categorías, como “construcción de emplaza-
ne su espacio y crea un diálogo diferente con él. Afir- miento, emplazamientos marcados, estructuras axiomá-
ma Foster (2001b) que ésta –la escultura moderna– “se ticas” (Krauss 1979: 71), para explicar un nuevo despla-
recoloca entre los objetos y se redefine en términos de zamiento que se observa en el campo escultórico, pues
lugar” (p. 42), por lo que la exposición de la obra se ya no se podría clasificar en los términos modernistas.
hace más casual al ubicarse en lugares cotidianos en los Respecto a estas nuevas categorías no nos referiremos
cuales se sitúa como otro objeto en medio de los demás aquí, pero es importante dejar claro que existen y son
objetos urbanos (edificios, semáforos, entre otros). generadas por el movimiento constante del arte.

Es el caso de Fulcrum, obra del estadounidense Richard Se- Así, las funciones de conmemorar un personaje o un
rra, realizada en acero y tratada especialmente en su com- hecho específico de la historia se transforman. La es-
posición para adquirir y mantener su color rojizo además cultura pasa a ser una proyección “subjetiva” de la rea-
de estar protegida contra la oxidación en el interior. lidad, que innova y que, con cualidades plurisignifica-
tivas, resemantiza un espacio determinado. La obra y
Según Krauss, al observar esta obra se puede compren- el espacio adquieren un sinnúmero de significados y
der el planteamiento de la escultura como una “categoría ambos se potencian dentro de un esquema de valores.
que resulta de la adición del no-paisaje a la no-arquitectura” Queda atrás la escultura de carácter conmemorativo
(p. 66), según esto, la obra es entonces un elemento más para abrir rutas inciertas a lo que será la escultura en el
insertado dentro del espacio en que se ubica, que para devenir del tiempo y, de acuerdo con éste, un continuo
ser entendida como obra escultórica debe ser pensada cambio de percepción hacia las obras que generan cam-
como lo que no es escultura, como una “pura negativi- bios en los espacios donde irrumpe.
dad: una combinación de exclusiones” (p. 66), un tipo
de obra que se hace “irreconocible”.
Referencias Bibliográficas
Así, se observa cómo la escultura sufre una transición
importante en lo que se refiere a su definición y al cam- Foster, Hal (2001a). “Asunto post”, en Brian Wallis
bio de la lógica en su ubicación, “pasó a una lógica del (ed.), Arte después de la modernidad. Nuevos planteamientos
lugar histórico –al monumento o estatua– a otra lógica en torno a la representación. Madrid: Akal.
de la forma autónoma” (Foster, 2001a; p. 191) y, conse-
cuente con esto, se dio una trasformación del lugar del (2001b). “El quid del minimalismo”, en El re-
espectador, quien puede ahora interactuar con obras de torno a lo real. La vanguardia a finales de siglo. Madrid: Akal.
arte a veces “sin darse cuenta”, pero percibiendo de al-
gún modo cómo estas transforman su espacio habitual. Greenberg, Clement (1979). Arte y cultura. Ensayos
críticos. Barcelona: Gustavo Gili.
Desde esta visión del cambio que la modernidad trajo
al campo escultórico queda abierta otra expectativa: el VV.AA. (1985). La posmodernidad. Barcelona: Kairós.
cambio que vendrá con la esperada posmodernidad y
la reacción del arte, en especial de la escultura frente a
ésta. Aunque ya podemos percibirlo en algunos artistas

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revista g avia p a l a b r a s d e m á s

Tierra roja Tabla de cocteles


John Carrillo19 del bar la Biblioteca
de Babel
T lin tlin tlin, las gotas derramadas en las calles, tuck,
tuck, golpean en los tejados, yo si acaso puedo res-
pirar, si acaso puedo moverme en medio de los halos Ricardo Abdahllah20
de bruma que saltan los andenes; bruma que se marcha,
que se escapa, enredándose en lo que picotean las palo- Franz Kafka # 1:
mas, al lado de las estatuas, las plazas, de la sangre que
se lava y se esconde en las tuberías subterráneas. ¡Pug!
¡pug! suena en los ojos de los
U n coctel misterioso e indescifrable. Pídelo a tu
mesero más cercano y él no te lo servirá. Intenta
luego con el jefe de meseros, que, después de mucho
que siguieron migrando como rogarle, te enviará con el barman. Irás sucesivamente
pájaros, volando con sus ca- donde el supervisor de turno, el administrador y el due-
sas a cuestas con tanta tierra ño del bar, que tampoco te atenderá. Cuando regreses,
que guarda tanto corazón…, decepcionado, a tu mesa, te darás cuenta de que el coc-
yo si acaso puedo respirar, tel siempre ha estado esperándote. Pero será hora de
y será acaso, el olor de tanta cerrar y no podrás beberlo.
sangre lavada. Parpadeos, par-
padeos nada más, shuuuuuuu Franz Kafka # 2:
shuuuuuuuuuuuuuu, y el agua- Coctel fuerte, ideal para el final de un duro día en la
cero mudo que resuena en oficina. Bébelo con calma y mañana, tras un sueño in-
nuestras mentes; ¡un frasco!, tranquilo, despertarás sintiéndote como un monstruoso
¡un vaso!, ¡un balde!, para de- insecto. 2 x 1 en nuestra Happy hour del Día del Padre.
tener tanta cosa regada, para
recoger a todas las voces rotas Fiodor Dostoievsky:
y dejar de manchar esos char- Vodka ruso servido al estilo de los más exclusivos spa
cos con mis pasos sin verlos, borrando a las manos, las de Siberia. Ideal para el final de uno de esos días en los
uñas, el paladar y tanta lengua de tanto cuerpo que no que quieres romperle la cabeza de un hachazo al que
dio más, ¡pug! ¡pug!, resuena en sus miradas y las gotas sea. Si vienes con tus hermanos, reclama gratis la segun-
que siguen tlin, y las sombras de los perdidos que se con- da ronda. Si vienes con tus hermanos después de matar
funden en la bruma tlin y no puedo respirar tlin, tanta a tu papá, reclama gratis la segunda y la tercera ronda.
alma en pena, tanta lluvia, tanta sangre lavada. Si vienes solo, reclama fichas para el casino.

19
Profesional en Estudios Literarios, Pontificia Universidad Javeriana. Correo: slivercobain@hotmail.com

20
Ibagué, 1978. Publicó sus primeros textos en los periódicos Protexto y Vanguardia Liberal de Bucaramanga y se dio a conocer en 1999, cuando su libro Noche
de quema ganó el Premio Metropolitano de Cuento de esta ciudad. Fue durante dos años profesor de Literatura en la Universidad Industrial de Santander y
el Instituto Caldas. En el 2001 vive un periodo en Estados Unidos, y en el 2005 se traslada a París, donde reside actualmente escribiendo para Rolling Stone,
La Hoja, El Malpensante, Don Juan y ocasionalmente para Revista Credencial, Puesto de Combate y Gatopardo. Ha publicado los libros de cuentos Noche de quema
(1999) y El desierto (2003), la novela corta Licantropía (2001) y la biografía Kurt Cobain, el Rock estaba muerto (2006). Su relato La historia de Elizabeth Bathory fue
llevado al cine por el director Leonardo Carreño, quien dirigirá la adaptación cinematográfica, escrita por Abdahllah, de la novela Opio en las nubes.

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P A L A B R A S D E M Á S

Jorge Luis Borges: regresar a casa en autostop. De aquí saldrás bien, pero
Una mezcla elegante y bien ponderada de todos los li- con seguridad vomitarás en el camino.
cores conocidos por el hombre y algunos imaginarios
o que parecieran serlo, servida en un mate argentino. Ulysses de Joyce:
Garantizamos que todos sus componentes son origina- El mejor y más grande de los cocteles inventados en el
les y estampillados, pero tal vez quedes ciego antes de siglo XX. Su base de whisky irlandés te encantará y se-
terminar este coctel. Tal vez, y es posible, que tú seas el ducirá a cada sorbo, pero si no eres un bebedor experto
coctel y alguien más te esté bebiendo. no esperes poder terminarlo y menos digerirlo.

Juan Rulfo (o Malcolm Löwry, cuestión de gustos): Marcel Proust:


Un trago doble o, si se quiere, triple de tequila impor- Siete voluminosos vasos de suave coctel para beber y pa-
tado, suavizado con mezcal. Recomendado si todo va ladear con calma recordando a cada sorbo un montón
de mal en peor. de buenos momentos.

Edgar Allan Poe # 1:


Dos tragos y tendrás una noche de ultratumba. Maña-
na revivirás siendo otro y no podrás quejarte de que la
fama de borracho te acompañe por el resto de tus días.

Edgar Allan Poe # 2:


Coctel suave a base de amontillado. Lo bueno es que
es gratis. Lo malo es que tendrás que acompañar a uno
de nuestros meseros a subir la botella desde el sótano.

Andrés Caicedo:
Una bebida fuerte que incluye café, antidepresivos, ni-
cotina, válium, ventilán y catorce licores potenciadores
de úlcera péptica. Te recomendamos empezar ya y to-
marlo diariamente; al fin y al cabo, vivir más de veinti-
cinco años es una estupidez.

Vladimir Nabokov:
Coctel sin alcohol con sabor suave y seductor. Requi-
sito indispensable: que presentes un documento que
pruebe tu mayoría de edad y que tu acompañante no
pueda presentarlo.

Jack Kerouac:
Una mezcla desordenada a base de tragos baratos que
incluyen aguardiente Caprissio, vino Moscatel de Pasas
y whisky nacional. Te gustará tanto que pedirás uno
y otro y otro más hasta que, sin un peso, tendrás que

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