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COMUNICACION

UNA BUENA COMUNICACIÓN NOS CAMBIA LA VIDA COMUNICARSE MEJOR


ES...¿VIVIR MEJOR?
AUTOR: LIC. ALFONSO R. GONZÁLEZ

Una de las definiciones más elementales de un “Ser Humano” es el de;


producto social. A su vez, podríamos también agregar que; producto social,
representa la consecuencia de todo un derrotero de interacciones sociales. Esto
significa, toda aquella realidad en la cual, un individuo, comparte un hábitat,
una cultura o un espacio geográfico determinado y, en ese espacio, se comunica
con otras personas.
No obstante, desde un abordaje más antropológico podríamos decir que
una persona es la “síntesis” o la consecuencia directa de una historia de vida.
Y esa historia de vida que determina la identidad de cada individuo, no es un
devenir homogéneo, casi sin matices; una simple inercia que empuja nuestros
días sobre este mundo. Por el contrario, podríamos decir que la vida es una
fragmentación constante; está diferenciada en etapas y, en un intento por hallar
una “convencional definición”, es legítimo decir, quizás, que la vida esta
integrada por pequeñas secuencias.
Algunas de ellas se incrustan en nuestra memoria y dejan un sello
indeleble; otras se evocan en “formato” de anécdotas y acontecimientos
trascendentes que solemos registrar en un diario íntimo, en una filmación, en
una fotografía o en un documento formal, como la libreta de casamiento.
Si bien reconocemos que la vida, nuestra historia, está constituida por
secuencias, ellas no representan una puesta en escena silenciosa, inexpresiva,
monótona y que, al pasar, no dejan en nosotros ninguna secuela, ningún efecto.

Si decimos que somos el resultado o producto de una historia de vida es


porque, cada instante, cada secuencia estampa en nosotros una marca; nos va
moldeando, imperceptiblemente, como lo hace el agua del mar que castiga las
rocas de la playa.
La vida es una mutación constante pero... ¿Cuál es el emergente, ese
elemento crucial que golpea sobre nuestra personalidad, nuestro carácter y
estructura emociona; tal como si fuera un cincel contra una piedra a esculpir?.
Ese factor vital que genera permanentes mutaciones en las personas es
la comunicación.
Si intentáramos determinar una unidad de análisis de nuestras vidas, esto
es; el fragmento más pequeño del cual está constituida, diríamos que hablamos
de secuencias, es decir; minúsculos momentos, casi indivisibles que forman un
complejo y colosal encadenamiento, cuya totalidad o sumatoria llamamos
historia de vida.
Pero, si decimos secuencias, quizás sea citar tan solo un término cuya
connotación es meramente una unidad de medida temporal y, por lo tanto,
abstracta y convencional.
Quienes estudiamos el fenómeno de la comunicación, sostenemos, sin
embargo, que cada secuencia, aunque no surja de un análisis puramente
semántico; constituye nada más y nada menos que actos de comunicación.
Decía Platón que la comunicación es persuasión. Ningún mensaje
emitido por cualquier emisor, es ingenuo o “inocente”; toda expresión verbal,
escrita , gestual u onomatopéyica, tiene el objetivo de producir un efecto.
El llanto del bebé al nacer, además del gesto mecánico instintivo de
respirar, significa, además, un anuncio de vida.
El primer contacto del niño, cuando se amamanta de su madre, constituye
el acto de comunicación fundante, de una relación sublime entre una progenitora
y su vástago.
Así, deberíamos admitir; ningún mensaje, ninguna palabra o acto de
comunicación, en cualquiera de sus formas, es inocuo; siempre surte un efecto,
positivo o negativo, en aquel que ocupa el rol circunstancial y alternado de
receptor.
Pero, ante este planteo; surge otra pregunta, con innumerables
respuestas; remanidas quizás y hasta harto academicistas y abstractas: ¿Qué
es comunicación?
Ante semejante reto; se nos antoja una respuesta ambivalente pero
contundente a la vez. Vaya paradoja si las hay entonces decir, en sintonía con el
párrafo anterior, que la definición de comunicación es totalmente incluyente y
excluyente: Comunicación es todo.
Sí, el espectro de la comunicación comprende todo aquello en que el
hombre tiene percepción directa o indirecta. Entonces podríamos arriesgar
alguna afirmación con “halo filosófico” al decir que Comunicación es lo que
trasciende la nada y la inexistencia. Todo lo conocido o imaginado, es decir; todo
ente que, como tal, tenga existencia real o imaginaria e integre el entorno
tangible o, al menos remotamente percibido por el hombre, forma parte de su
entorno y, por lo tanto, con el pretenderá tomar contacto a través de esfuerzos e
iniciativas más o menos estratégicas. A esto llamamos, aunque no en el sentido
convencional: comunicación.
Es así entonces que todo lo que nos rodea nos condiciona, nos afecta
y...determina.
Por eso, es fácil inferir; se torna necesario detenerse en una cuestión
fenomenológica impactante y trascendente.
Una de las definiciones más reduccionistas pero contundentes sobre
comunicación es: “El contacto que un ente tiene con su entorno”.
Así, podemos afirmar que cada “acuse de recibo” de es el emergente del
escenario o hábitat en que nos situamos o la recepción de mensajes o señales
externas a ese espacio en el que interactuamos; nos afecta, nos moldea, nos
persuade y produce en nosotros una mutación constante.
Una de las conclusiones, si la hubiera, ante tal rudimentario soliloquio,
podría ser entonces: “Dime cuales han sido los actos de comunicación que te
“han marcado”y te diré quien eres”.
Ahora, si decimos actos, esto implica que hay actores que ejecutan ese
acto.
Cada uno de nosotros, de forma alternada, somos emisores y receptores
de comunicación. Deberíamos tomar conciencia, como actores de los actos de
comunicación, que nuestro protagonismo, nuestras palabras, nuestra facultad de
“afectar”al otro, no es una cuestión frívola e intrascendente.
Cada frase, cada mensaje, cada expresión o gesto surte un determinado
efecto y “deja una huella indeleble en el otro.
Es difícil percibir que una gota, apenas una gota de agua, la cual cae con
una frecuencia de cinco o diez segundos, a lo largo de un determinado tiempo,
indefectiblemente, puede horadar la roca más sólida.
De igual manera, nuestras palabras tienen valor y, en un fenómeno de
interacción constante, influyen en la vida, en la mente y estado emocional de los
demás. Así nuestros “mensajes” pueden inspirar aliento,
ánimo, confianza, optimismo o, fatídicamente; desaliento, desaliento, temor,
pesimismo y desesperanza. Ante esta especie de apotegma
entonces, surge una reflexión o arenga: “Tomemos conciencia de que, en cada
acto de comunicación, en los que somos protagonistas, estamos siendo
“moldeados”o estamos moldeando a alguien. Por eso, se hace inevitable; tomar
contacto con algunos principios elementales sobre técnicas de comunicación, en
este caso; de Comunicación Interpersonal, que puedan ayudarnos a elegir
nuestra estrategia, en ese raid incontenible que significa la sumatoria de las casi,
innumerables secuencias, en que se fragmenta o divide nuestra vida.

18 CONSEJOS PARA UNA MEJOR COMUNICACIÓN (Adaptación)

a) Procura sonreír; esto genera un ambiente de confianza y cordialidad. La


serenidad desarma hasta al más resistente.
b) Primero considera como más importante el asunto o el tema que quiere
hablar la persona a la que te diriges, y después expone tu mensaje; aunque
el de él sea “trivial”y el tuyo “sublime”.
c) Antes de acercarte y empezar a hablar con alguien (¡no te olvides!) comienza
a pensar positivamente de él; tenga el aspecto que tenga. Tus palabras, tus
gestos; tu actitud en general, dejarán, inevitablemente, trasuntar tus
pensamientos y prejuicios.
d) Si ves que el tiempo del dialogo se “ha agotado” y te urge interrumpirlo,
exprésalo
con cortesía y suma delicadeza. Las personas te entenderán y serán
solidarias con tu
limitación.
e) Evita demostrar, mientras dialogas, prisa, aburrimiento, cansancio, dar
respuestas tajantes o distraerte, en lo más mínimo, con otras cosas. Además
de evitar una muestra de falta de respeto, lograrás autodominio y
demostrarás interés real por la persona. Aprende lo que quizás se omite en
algunas facultade de Comunicación o Seminarios dedicados a la
especialidad;¡ Escuchar!
f) Evita preguntas personales y todas aquellas que tengan cierto halo de
“interrogatorio”, que a veces, con el afán de hallar un “disparador” para iniciar
el dialogo, pueden escaparse.
g) Antes de la entrevista, intenta ensayar un comentario del contexto en relación
al espacio y tiempo. Es decir; qué pasa en ese preciso punto geográfico,
donde están parados y en ese mismo instante. (Si se nublo; si hubo una
frenada inesperada de un auto; o se cayó alguien de una bicicleta, etc.).
Cualquier incidente, aunque intrascendente, puede constituirse como nexo
comunicativo o eje empático.
h) Usa el “rapport”; es decir hallar cosas, si es posible, que te identifiquen y
tengas en común con la persona a “abordar”. Pueden surgir evidencias en la
vestimenta, de sus preferencias (música, deportes, etc).
i) No vayas tan apresuradamente “al grano”, es decir aquello que a ti interesa
comunicar o informar; inicia una conversación del tipo lo más informal
posible; parte de lo frívolo y avanza, gradualmente, a lo trascendente. Si no
se te ocurre nada, habla de un tema de actualidad que no sea polémico. Un
folleto, revista o diario puede servir al contener una consigna
comunicacional elemental. Esto significa lo útil de partir de un “gancho
de actualidad”, tipo encuesta, que permita entablar un eje de
comunicación. Si la persona se resiste a seguir el eje de conversación
planteado, no insistas.
j) Si luego de un tiempo de mantener el dialogo, la persona demuestra prisa, no
intentes “seducirla” y hacerle cambiar de opinión. Ni bien te presentes y el
interlocutor te confiese su nombre, repítelo frecuentemente. No hay sonido
que nos agrade más que oír nuestro nombre; es el mejor piropo.
k) Trata de evidenciar, con tus expresiones gestuales faciales “acuse de recibo”
de sus palabras (abrir los ojos, enmarcar las cejas y todo el amplio repertorio
convencional de gesticulación posible).
l) Durante la entrevista, no desvíes la vista sobre el entrevistado, aunque haya
algo que llame tu atención. No obstante, acompaña sí la mirada del
interlocutor, cuando el la desvíe por algún motivo. Trata de mirarlo a los ojos,
eso inspira confianza.
m) Escucha con interés lo que te quiere decir, no lo interrumpas, hasta que
estés seguro que se haya “desahogado”y en el momento justo que él te ceda
la palabra.
n) Cuida de no “terminar” sus frases, aunque titubee, el completar las frases,
aunque frecuente en mucha gente, implica, sutilmente, cierta subestimación y
alteración de la idea original que inspiró el mensaje del hablante.
o) Si quieres dar señales inequívocas de que estás escuchando, sin interrumpir,
haz comentarios acerca de lo que él acaba de decir y párate, desde ese eje,
para hablar lo que debes hablar.
p) Mientras escuchas no estés pendiente, en demasía, de lo que vas a decir,
porque eso resintiría tu capacidad de atención y comprensión.
q) Ah...recuerda que el mejor método de capacitación para la comunicación, es
la preparación, el ensayo y el trabajo constante con algunas pautas
fundamentales. Que puedas incorporar hasta internalizar y hacerse hábito en
tu “estilo”de comunicarte.
r) Como último consejo, si vas a presentarte ante una audiencia masiva o
un grupo pequeño de personas, memoriza una frase como fórmula de
éxito: “Transpiración en la preparación, para tener inspiración en la
presentación”.

AUTOR: ALFONSO R. GONZÁLEZ


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Revista Nº 6 – Octubre 2005

El autor se responsabiliza de las opiniones vertidas en el presente artículo y autoriza


expresamente su publicación, reservándose los derechos de autor, los cuales le
pertenecen en exclusividad.

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