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Así como digo una cosa digo otra, que ni qué” dice la chimoltrufia. pero en
realidad, Roberto Gómez Bolaños dice: “es un código naco y sádico, que ni qué”;
quico, exige: ¡Cállate, callate, que me desesperas ! pero de manera oculta pide:
¡ Mayate, mayate que me des esas peras ! ¡Asombroso ! pero no es de extrañarse,
pues el Chavo del ocho aclara: ¡ Es que no me tienen pa_ ciencia, no me tiene para
hacer ciencia, sino para divertir...enajenar...es decir como entreten y miento.
El presente ensayo surge de las expresiones espontáneas de dos niños y una niña
que en sus inconcientes comentarios. David (7años) grita: ¡ síganme los huevos !; a
Alma (8 años) le da risa la palabra “choclo” ; a José ( 9 años) ¡ no contaban con mi
sucia mano ! la pregunta que un servidor se hizo fue ¿ por qué habían dicho lo
anterior parodiando al Chapulín colorado ? ¿ Por qué a Alma le daba risa escuchar
choclo ?
No es casualidad que sus personajes, inicien con la letra “ch”, por que Gómez
Bolaños, a quien nos hemos tragado por años, sabe que sus personajes remontan
inconcientemente al verbo sexual de chingar y chupar además de los significados que
mencionaremos.
Si tomamos en cuenta que el inconciente se rige por el principio del placer, y que
la infancia es el destino, esto explica el tremendo éxito de este programa, por lo cual
el David repetía: 'siganme los huevos' , Alma reía con la palabra choclo, los niños y
los borrachos develan la verdad. Cuando los infantes oyen una grosería les da risa, de
la misma manera que cuando ven a alguien desnudo, sueltan la carcajada. los adultos,
como vemos en el programa, no somos tan diferentes inconcientemente que los
pequeños, pues los mensajes ocultos nos entretienen mientras nos revelan.
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Pero no hay que alarmarnos, “hay que tomarlo por el lado (m) amable...” o quizá
Quico me diga: “cállate, callate que me desesperas...” 'mayate, mayate que me des
esas peras.... y el chavo le conteste: “pero no te enojes...” 'peronotes no ojetes...'
Como afirman Octavio Paz y Carlos Fuentes, las palabras son máscaras, a las
cuales hay que develar su significado preciso, o como afirmaba Alfonso Reyes, que
desde los tiempos de los griegos clásicos los nombres ya escondían mensajes.
Pero ¡ sácale ! (con albur) que blasfemia del autor de este ensayo, en contra del
programa de supuesto humorismo blanco... que han visto tres generaciones de
mexicanos, latinoamericanos y españoles ( y no sé si se haya traducido a otros
idiomas, lo cual, cancelaría el efecto de las palabras dichas en español)