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Sin embargo, la gran innovación introducida por las normas del D.I. de los D.H. radica en la
presencia en todos los sistemas que lo integran de un elemento esencial que se convierte en su
principal rasgo distintivo, a saber: la consideración del individuo y su dignidad como un
valor autónomo de la Sociedad Internacional que, por tanto, se convierte en un bien jurídico
protegible en sí mismo por el D.I., con independencia de la condición o circunstancias en que se
encuentre el particular objeto de protección. De tal forma que la garantía del disfrute efectivo de los
derechos humanos se convierte en el objetivo inmediato y único de los sistemas de protección.
Así configurado el D.I. de los D.H. y los distintos sistemas integrados en el mismo se
perfilan simultáneamente como mecanismos de protección del individuo y como instituciones
garantes de una valor esencial de la S.I., cuya importancia ha sido puesta de manifiesto en la
2ª Conferencia Mundial de D.H. celebrada en Viena en 1993, al proclamar que “la promoción y
protección de los derechos humanos es una cuestión prioritaria para la comunidad internacional”.
2 .- Este nuevo D.I. de los D.H. es, en lo esencial, el resultado de un proceso evolutivo en el que
se han relacionado, siempre en forma dialéctica, las competencias estatales derivadas de la
soberanía, por un lado, y el interés de la S.I. por la definición de uno de sus nuevos valores
entendido como protección básica del ser humano, por otro. A lo largo del mismo se ha producido la
superación del viejo principio de la competencia exclusiva del Estado y su sustitución por una
nueva concepción que define a los derechos humanos como materia de interés internacional.
Así, si bien es al Estado a quien compete, en primer lugar, proteger los derechos de los individuos
sometidos a su jurisdicción, dicha competencia la ejerce en tanto que derivada de una
obligación general que le viene impuesta por el D.I. y por consiguiente, sometida a control a través
de mecanismos internacionales.
Desde la perspectiva del D.I. el resultado de ese proceso ha sido la definición de normas
sustantivas que enuncian derechos, algunos de los cuales (ejem. el derecho a la vida, la
prohibición de la tortura) han llegado a integrarse en el bloque cualificado de las normas de ius
cogens. Junto a ellas, las normas procesales han definido mecanismos de control que ofrecen al
particular protección frente al Estado en el plano internacional. Ambas categorías de normas
integran los denominados “ sistemas internacionales de protección de los derechos humanos” autónomos
respecto de los sistemas estatales, que pueden clasificarse en 2 grandes bloques:
1 .- Las técnicas de control responden, como regla, a modelos no judiciales. Así, aunque la
figura de los Tribunales internacionales de derechos humanos se va abriendo paso de
forma progresiva y decidida, sigue siendo excepcional la configuración del sistema
judicial como mecanismo principal y directamente aplicable de protección de los
derechos humanos. Basta destacar a este respecto que no existe un Tribunal de estas
características en el plano universal y en el plano regional sólo el Tribunal Europeo de
los Derechos Humanos tiene competencia para resolver cualquier demanda presentado
contra un Estado integrado en el sistema. Por el contrario, el control se ejerce
habitualmente a través de Comités o Comisiones que si bien recogen en sus métodos
de trabajo formulas de análisis basadas en el principio contradictorio, no son órganos
judiciales ni tienen capacidad para adoptar resoluciones a las que se pueda calificar de
sentencias.
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es tanto la condena del Estado infractor como garantizar el disfrute efectivo de los
derechos humanos a través de la adopción de medidas generales por parte de la
Comunidad Internacional y del Estado y, en su caso, de la restitución del
derecho violado o de una reparación equitativa en los sistemas más perfeccionados.
6 ª .- Por último, es preciso tener en cuenta que en los sistemas internacionales de protección de
derechos humanos se produce una gran aproximación entre las actividades de protección en
sentido estricto (control y supervisión del comportamiento estatal) y las actividades de
promoción (desarrollo normativo, programas de servicios consultivos y asistencia técnica), de
tal forma que si bien ambas categorías (promoción y protección) tiene una autonomía
conceptual suficiente, en la práctica es frecuente encontrar técnicas de coordinación entre
ambas categorías.
A pesar de que la promoción y protección de los derechos humanos constituyó uno de los
fundamentos ideológicos de la Organización Mundial nacida de la 2ª Guerra Mundial, el primer
proyecto de Estatuto de la nueva Organización, contenido en el texto de Dumbarton Oaks guardó
silencio absoluto sobre el tema. No fue hasta la Conferencia de San Francisco cuando, bajo
diversos impulsos, se incluyeron en la Carta de la Organización de las Naciones Unidas unas escuetas
referencias a los derechos humanos, tanto en el Preámbulo como en su articulado.
La Carta de San Francisco contiene 2 tipos de normas referidos a los derechos humanos:
Sobre esta reducida base se ha desarrollado una rica e interesante práctica que se ha traducido, en
lo esencial, en la definición de un estándar internacional de derechos reconocidos y en la
consolidación de un complejo sistema de control y protección en materia de derechos humanos,
que se completa con un programa de asesoramiento y asistencia técnica en franco desarrollo.
Esta evolución de la actividad de las N.U. en materia de derechos humanos se ha visto reforzada
por la celebración, bajo los auspicios de la Organización de dos grandes
Conferencias
Mundiales sobre los Derechos Humanos, la primera en Teherán en 1968 y la segunda en Viena
en
1993. A lo que debe añadirse el importante fenómeno de la inclusión de la problemática de los
derechos humanos en todas las grandes Conferencias mundiales celebradas bajo los auspicios
de la O.N.U. en la década de los 90.
- progresivo
- escasamente estructurado
- abierto
B) EL PROCESO CODIFICADOR
La definición de un estándar internacional que proclame los derechos y que resulte oponible
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de
Estados constituyó histórica e ideológicamente el primero de los objetivos perseguidos 3por las NU
en el ámbito de los DH.
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Fruto de este mandato fue la adopción en
1948 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, que constituye la primera piedra de la
Carta Internacional de los Derechos Humanos en la que se define el régimen general de los
derechos humanos de la O.N.U.
Fue adoptada por la Asamblea General mediante resolución 217 A(III) de 10 de diciembre de
1948.
La declaración está integrada por 30 artículos en los que partiendo de la proclamación de los
principios de libertad, igualdad y no discriminación (art. 1 y 3) se recogen de forma conjunta los
derechos civiles y políticos (arts. 3 a 21) y los derechos económicos (arts. 22 a 27), poniendo
así de manifiesto la indisociable interrelación existente entre el respeto y disfrute de una y otra
categoría de derechos.
Esta interrelación se proyecta también en el reconocimiento del derecho de todo individuo
“a
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que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados .... se hagan
plenamente efectivos” (art. 28).
El ejercicio de estos derechos sólo podrá ser limitado por ley, para proteger los derechos de
terceros o para satisfacer “ las justas exigencias de
la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática (art. 29.2); “ no
podrán ejercerse en contra de los propósitos y principios de las N.U. (art. 29.3).
Sólo desde esta perspectiva limitada cabe concluir una cierta obligatoriedad de la Declaración
Universal en el Derecho Internacional contemporáneo, siendo posible considerarla como el
paradigma material que permite evaluar, a falta de una norma convencional más específica, la
adecuación del comportamiento de los Estados al
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estándar mínimo internacional en materia de derecho humanos.
Esta última función de la Declaración
Universal cobra un especial significado en el seno de la O.N.U. Así, en tanto que norma propia de
la Organización se justifica que la misma sea el punto de partida y el texto básico de referencia
para la actividad desarrollada por todos los órganos de la O.N.U. en este sector, tanto en el
plano de la codificación como en el de las actividades de control desarrolladas por la
Comisión de Derechos Humanos.
Por último, no puede olvidarse que, al margen de cualquier otra consideración, dicho
texto ha cumplido una función moralizadora básica, inspirando buena parte de los desarrollos
normativos ulteriores en materia de derechos humanos, tanto a nivel internacional como interno.
También conocidos como Pact os de Nueva York, fueron aprobados por la Resolución 2200 A
(XXI) de la A.G. de 16 de diciembre de 1966.
Los Pactos de Nueva York recogen la práctica totalidad de los derechos humanos
enunciados en la Declaración Universal, desarrollándolos y dotándolos de unidad mediante la
inclusión en ambos instrumentos de un artículo 1º común que proclama la libre determinación
de los pueblos como un derecho humano.
Al margen de este artículo común, cada uno de los pactos regula por separado una categoría
de derechos. Así, mientras el Pacto de Derechos Civiles y Políticos se ocupa de los derechos
clásicos a la vida , la integridad, la prohibición de la tortura, la libertad, personal, la tutela judicial
efectiva, las libertades de pensamiento, opinión, asociación y reunión, el derecho a la
intimidad y a la vida familiar, a la personalidad jurídica o a los derechos específicos de las
minorías; el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales recoge el derecho al trabajo y a
que el mismo se desarrolle en condiciones dignas, los derechos sindicales, el derecho a la
seguridad social, a la protección de la familia, el derecho a un nivel de vida adecuado y en mejora
constante, a la educación y a la cultura.
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En cualquier caso, el disfrute de ambas categorías de derechos responde a unos principios
comunes que han de ser respetados por los Estados, en particular los principios de igualdad y
no discriminación, de sometimiento a la ley y de interpretación in bonum de todos los derechos reconocidos.
Por último, hay que señalar el interés creciente que ha manifestado la ONU por dos
colectivos: las minorías y los puebles indígenas:
Respecto de los puebles indígenas, tras un anterior intento fallido, la Comisión de Derechos
Humanos prepara en la actualidad un Proyecto de Declaración.
a) los órganos creados en virtud de la Carta de las N.U. o de resoluciones que la desarrollan
b) los órganos creados en virtud de los
tratados internacionales sobre derechos humanos auspiciados por la Organización
1 .- La mayoría de las escasas disposiciones que la Carta de San Francisco reserva a los
derechos humanos están dedicadas a la distribución de competencias entre sus órganos
principales, en particular la A.G. y el Consejo Económico y social, a los que se asigna la
responsabilidad principal en materia de derechos humanos.
- hacer recomendaciones con el objeto de promover el respeto a los derechos humanos y a las
libertades fundamentales de todos, y la efectividad de tales derechos y libertades
La Carta guarda silencio sobre las posibles funciones que podrían cumplir el Consejo de
Seguridad y el Secretario General en este ámbito, lo que no ha impedido que dichos órganos hayan
asumido posteriormente competencia en la materia. El Secretario General ha desarrollado
desde la época de los 80 una interesante activad en el ámbito de los procedimientos de
control establecidos por la Comisión de Derechos Humanos.
2 .- Junto a los órganos principales la Carga de San Francisco prevé en su art. 68 que
el ECOSOC “establecerá comisiones... para la promoción de los derechos humanos”. Dicho
precepto a constituido la base para la creación de la Comisión de Derechos Humanos, órgano
subsidiario del ECOSOC.
C o m p e t e n ci a s
La Comisión puede establecer, a su vez, órganos subsidiarios. Entre los mismos cabe
destacar la Subcomisión para la promoción y la protección e los derechos humanos, órgano
técnico integrado por 26 expertos designados a título individual, que tiene competencia
básicamente centrada en la elaboración de estudios. A pesar de algunos intentos fallidos de
ampliar su mandato, la Subcomisión continúa siendo un órgano de asesoramiento que desempeña
sus funciones en el ámbito promocional, a pesar de que colabora con la Comisión en el desarrollo
de algunos mecanismos de control.
La comisión ha creado igualmente un número importante de órganos subsidiarios en el marco
de sus procedimientos de control. Estos órganos, que se crean ad hoc para cada procedimiento
concreto, responde al modelo de expertos designados a título individual
Desde una perspectiva material, el mandato del Alto Comisionado se define en unos términos
amplísimos que le permiten ejercer funciones de promoción y protección el disfrute efectivo de los
derechos humanos, coordinar todas las actividades integradas en el Programa de Derechos
Humanos de la Organización, proporcionar asistencia técnica y financiera a los Estados y
organizaciones que lo soliciten y potenciar la ampliación de la cooperación internacional en el
ámbito de los derechos humanos.
El Alto Comisionado se configura como un órgano de representación y coordinación que no
sustituye a órganos y procedimientos ya consolidados, sino que viene a ofrecer coherencia y
unidad a un programa disperso en distintas instancias.
1.- superar una peligrosa dualidad dentro dela Secretaría de órganos encargados del
Programa de Derechos Humanos que se había venido produciendo desde la constitución del Alto
Comisionado en 1994
2.- reforzar el papel del Alto Comisionado como gestor y director principal del Programa de
Derechos Humanos dentro de la Secretaría, al identificar al órgano unipersonal (Alto Comisionado)
y a las dependencias administrativas encargadas del mismo mandato (Oficina)
3.- reforzar el papel que dentro del sistema administrativo de la ONU corresponde a este
departamento, al que cabe calificar como centro neurálgico de la Organización en materia de
derechos humanos
b) Órganos convencionales
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Íntimamente vinculada con el proceso de codificación, ha hecho su aparición en el Programa
de los D.H. de las N.U. una segunda categoría de órganos caracterizados por su conexión con los
tratados ad hoc sobre derechos humanos auspiciados por la ONU. Se trata de los órganos de
base convencional cuya principal manifestación es el Comité de Derechos Humanos creado
por el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, que puede considerarse como modelo de los mismos.
Junto a este Comité se han constituido los siguientes:
Aunque cada uno de estos Comités tienen una composición y unas competencias propias
que los diferencian entre sí, todos ellos responden a unas características comunes:
1ª) Salvo el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, son creados por un
tratado internacional o por aplicación del mismo
2ª) Son órganos técnicos integrados por expertos designados a título individual que no
pueden recibir instrucciones gubernamentales ni de ningún otro órgano u organización
3ª) Son órganos permanentes que desarrollan sus trabajos en períodos de sesiones
predeterminados
4ª) Su competencia se circunscribe al instrumento convencional que los crea y les sirve de
soporte, por lo que carecen de competencias generales en materia de derechos humanos
El control internacional sobre la forma en que los Estados cumplen sus obligaciones
internacionales y proporcionando, por tanto, una protección (directa o indirecta) a los individuos,
se realiza en el seno de la ONU a través de dos tipos de procedimientos que se denominan
mecanismos convencionales y mecanismos extraconvencionales.
A) Mecanismos convencionales
Aunque el modelo típico lo constituyen los sistemas de control previstos en los dos Pactos
Internacionales de Derechos Humanos y el Protocolo Facultativo Primero al Pacto de
Derechos Civiles y Políticos, existen tantos sistemas de control como instrumentos
convencionales, y en cada uno de ellos la fiscalización es ejercida por el Comité correspondiente.
2. Denuncias intergubernamentales
Permite al Comité entender de una denuncia presentada por un Estado parte contra
otro Estado parte referida a una presunta violación por este último de las obligaciones que le
impone el Pacto. Se trata de un mecanismo de naturaleza contenciosa que constituye una
profundización del control. Sin embargo, el Comité carece de competencia automática para
poder ejercer esta función y tan sólo podrá
iniciar un procedimiento de este tipo cuando ambos Estados partes hayan formulado la
declaración facultativa de aceptación de la
competencia del Comité.
Además el procedimiento no contempla necesariamente la intervención del Comité, ya que
se estructura en 2 fases, interviniendo tan
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solo en la segunda de ellas si los Estados Estado interesado, que podrá formular las
interesados no han llegado a un arreglo de la observaciones y objeciones que estime
controversia a través de contactos directos pertinentes.
entre
ellos en el plazo de 6 meses desde la presentación de la denuncia inicial.
Lo complejo del sistema y la reticencia de los Estados a actuar como acusadores en un
procedimiento en el que pueden llegar a ser acusados, ha determinado la inutilidad de este
segundo tipo de procedimiento, de tal forma que el Comité no ha intervenido nunca hasta la
fecha por aplicación del mismo.
3. Comunicaciones individuales
Sistema establecido en el Protocolo Facultativo Primero, es opcional y se aplica
únicamente a aquellos Estaos que han ratificado tanto el Pacto como el Protocolo Facultativo. A
pesar de ello, el sistema de denuncias individuales (llamado eufemísticamente
“comunicaciones”) es el mecanismo de control más perfeccionado de los establecidos con
relación al Pacto de Derechos Civiles y Políticos,
y el que otorga un mayor grado de protección al particular.
En virtud del mismo, cualquier individuo puede denunciar ante el Comité de Derechos
Humanos una presunta violación de alguno de los derechos humanos reconocidos en el Pacto,
pudiendo ser presentado por cualquier individuo
sometido a la jurisdicción de un Estado parte, aunque no sea nacional del mismo, con la única
limitación de que debe presentarla la víctima o
una persona que la represente. La denuncia ha de reunir una serie de requisitos para que el
Comité pueda declararla admisible:
- no ser anónima
- no ser contraria a los principios del Pacto ni de las N.U.
- no estar manifiestamente mal fundada
- no haber sido sometida con anterioridad a otro sistema internacional de control en materia
de derechos humanos
- que la misma se interponga tras haber agotado los recursos internos existentes en el
ordenamiento del Estado infractor para
garantizar la restitución del derecho presuntamente violado
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El procedimiento tiene lugar siempre en
forma confidencial.
El Reglamento del Comité le autoriza a solicitar al Estado denunciado que adopte
“medidas provisionales para evitar un daño
irreparable a la víctima de la violación alegada”, aunque estas medidas han sido
utilizadas en escasas ocasiones.
El examen del asunto finaliza con una decisión del Comité en la que se pronuncia
sobre la violación denunciada. A pesar del carácter confidencial del procedimiento, el Comité
ha de incluir en su informe anual a la
A.G. un resumen de sus decisiones sobre los casos individuales. Igualmente, a pesar de no
estar previsto en el Protocolo, el Comité hace públicas todas sus decisiones en las que se
pronuncia sobre el fondo, aumentando así la eficacia del sistema.
El Comité ha decidido en su 39 periodo de sesiones (1990) que los Estados que hayan
ratificado el Protocolo Facultativo deberán incluir en sus informes periódicos una sección
sobre la forma en que han dado cumplimiento a las decisiones del Comité que les afecten,
definiendo un mecanismo de seguimiento, similar al existente en otros sistemas, que no estaba
inicialmente previsto en el Protocolo Facultativo.
2 .- El Pact o de Derechos Económicos, Sociales y Cult urales no crea ningún órgano ad hoy
de control, asignando al ECOSOC las funciones de supervisión previstas en el mismo. El ECOSOC
empleó distintas fórmulas para cumplir tales funciones, hasta que por Res. 1985/7 crea el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Comité D.E.S.C.) paralelo al Comité de Derechos
Humanos. Dicho paralelismo se extiende al número de miembros y a la duración del
mandato, diferenciándose en que el Comité DESC es un órgano subsidiario del ECOSOC y no
un órgano convencional en sentido estricto.
Pero el paralelismo estructural no se extiende a las competencias de control asignadas a cada
uno de ellos, ya que el Comité DESC tan sólo contempla el control basado en los informes
periódicos presentados por los Estados, que se desarrolla de acuerdo con un procedimiento similar
al establecido por el Comité de Derechos Humanos. No obstante,
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en la actualidad se encuentra en proceso de elaboración un Proyecto de Protocolo Facultativo cuya
finalidad es permitir la presentación de denuncias individuales por violación de esta categoría de
derechos.
3 .- A excepción del Comité sobre los Derechos del Niño, todos los Comités tienen
competencia potencial para recibir denuncias individuales, si bien en todos los casos es preciso
que el Estado atribuya expresamente competencia al Comité respectivo mediante una declaración
facultativa.
Estos mecanismos tienen su origen len las comunicaciones sobre violaciones de derechos
humanos recibidas en la ONU desde su creación y respecto de las cuales no existían reglas para su
tratamiento. A pesar de que la Comisión de Derechos Humanos rechazó originariamente su
competencia para ocuparse de dichas comunicaciones, con posterioridad puso en marcha
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una fórmula de tratamiento de las mismas, finalizando en su Res. 8 de 1967 solicitando al
ECOSOC que le autorice a estudiar anualmente la cuestión de la violación de los derechos
humanos. Dicha Res. fue refrendada por la Res. 1235 del ECOSOC de 1967, que junto con la Res.
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1970, también del ECOSOC constituyen la base normativa de los procedimientos
extraconvencionales.
1 .- El procedimient o 1 5 0 3
- dar por terminado el procedimiento por no ser posible identificar una situación o por haber
desaparecido la misma
- mantener el asunto “pendiente” durante varios periodos de sesiones a la espera de
información complementaria (práctica relativamente frecuente en los últimos años)
- designar a un experto encargado de investigar la situación
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- decidir, en atención a la gravedad de la situación, dar por terminado el procedimiento 1503
y sustituirlo por uno de los procedimientos públicos especiales por países
2 .- El procedimient o 1 2 3 5
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identificar una serie de rasgos comunes a todos ellos:
1º. Tan solo pueden establecerse cuando existan indicios de la existencia de una situación
global de violación de derechos humanos. El objeto del control es la situación y no los supuestos
individualizados de violación, por lo que no cabe dar respuesta a denuncias concretas, con la
única excepción del procedimiento sobre detenciones arbitrarias y acciones urgentes
2º. El control se realiza sobre la base de una investigación ad hoc realizada por un órgano que
se crea al efecto: los órganos básicos de información, que han recibido diversas denominaciones
(Relatores, Representantes, Grupos de Trabajo ad hoc, Grupos Especiales de Expertos, etc.), y
cuya principal característica es que actúan a título de expertos. Estos órganos tienen como
principal función la determinación y evaluación de los hechos que definen una situación, a partir de
toda la información a su disposición, incluida la obtenida en las eventuales visitas al territorio
investigado. El objeto de tal actividad es elaborar un informe sobre la situación investigada, en el
que se formulan además, las oportunas conclusiones y recomendaciones dirigidas a la Comisión de
Derechos Humanos que es el órgano encargado de realizar la actividad de control en sentido
estricto.
La eficacia del sistema radica en la presión que pueda ejercerse, en forma individual o
colectiva, sobre el Estado investigado, lo que atribuye un papel central dentro del procedimiento
1235 a la publicidad, que se extiende tanto a los informes como a los debates y a las
resoluciones
adaptadas por la Comisión. Dicha publicidad, que
posibilita la presión internacional ulterior, se convierte de esta forma en la garantía
irrenunciable
del sistema.
Los Tribunales Penales Internacionales han aparecido en los últimos años en el seno de
las N.U. como una nueva formula de control vinculada con los derechos humanos. La creación de
estos órganos judiciales está relacionada con la reprensión de los crímenes de guerra y de
lesa humanidad y con la determinación de la responsabilidad internacional de los individuos.
Dicho mecanismo ha producido sus primeros frutos en el seno del Consejo de Seguridad, que
ha establecido sendos T.P.I. en relación con los hechos acaecidos en la exYugoslavia y en Ruanda.
Los citados Tribunales han sido creados por aplicación del Capítulo VII de la Carga, lo que
excluye la necesidad de obtener el consentimiento previo de los Estados afectados para atribuir
competencia a tales jurisdicciones, lo que se justifica por la especial gravedad de las
situaciones sobre las que se proyecta la competencia de ambos Tribunales.
Dichos Tribunales han constituido el modelo para la adopción del Estatuto de la Corte Penal
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Internacional, cuya creación constituye una vieja aspiración de la Comunidad Internacional, que
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tiene sus primeras manifestaciones en los trabajos de la Comisión de Derecho Internacional
desde comienzos e los años 50. Tras varios intentos fallidos, la A.G. encargó de nuevo en 1993
a la C.D.I. que preparase un Proyecto de Estatuto de una Corte Penal Internacional que
completaría los trabajos de la propia C.D.I. en torno al Proyecto de Código de Crímenes contra la
Paz y la Seguridad de la Humanidad.
Fruto de los trabajos de la C.D.I. y de un Comité Preparatorio creado en 1996 por la A.G. se
adoptó el 17 de julio de 1998 en el seno de una Conferencia Diplomática de
Plenipotenciarios convocada por la ONU el Estatuto de la Corte Penal I nternacional, que fue abierto a
la firma el mismo día y necesita de 60 instrumentos de ratificación o adhesión para entrar en
vigor.
El mencionado Estatuto crea una Corte Penal
Internacional de carácter permanente, que, si bien no se configura como un órgano de la ONU,
sí
estará vinculado al sistema de las N.U. mediante el
correspondiente acuerdo.
La nueva Corte Penal Internacional tiene competencias automáticas para enjuiciar los
siguientes crímenes:
- genocidio
- crímenes de lesa humanidad
- crímenes de guerra (tanto de conflictos armados internacionales como internos)
La Corte puede enjuiciar a cualquier individuo mayor de 18 años, sin exclusión alguna por la
posición o cargo que este pueda ocupar en el sistema jurídico-político del Estado o en alguno de
sus órganos.
La Corte puede imponer penas privativas de libertad, así como penas de multa y otras de
contenido económico. Para el cumplimiento de las penas es preciso el establecimiento de
los oportunos mecanismos de cooperación con los Estados.
Aunque las actividades de asesoramiento y asistencia técnica en materia de derechos humanos son
autónomas de la función codificadora y de la función protectora, en la práctica se han
establecido importantes nexos entre las mismas, siendo de especial significación respecto de la
función protectora o de control, de manera que los programas de asistencia técnica se han
establecido en un buen número de casos a resultas de procedimientos de control previos,
especialmente respecto de procedimientos públicos especiales.
Sin embargo, su adecuado desarrollo exige que, aunque coincidentes en el tiempo, se mantengan
claramente diferenciadas ambas categorías de actividades, impidiendo una desnaturalización de las
mismas, que puede perjudicar a la actividad principal de control y supervisión internacional.
Se refuerza de esta manera en la actividad de las N.U. el vínculo entre paz y seguridad
internacionales, de un lado, y promoción y protección de los derechos humanos, de otro,
convirtiéndose estos últimos en uno de los sustentos de dicha paz.
Como consecuencia de esta nueva aproximación, los derechos humanos se convierten en elemento
necesario para el mantenimiento, la construcción y la consolidación de la paz y, por consiguiente,
pasan a integrar el mandato de algunas de las Operaciones para el mantenimiento de la paz
establecidas por el C. de S. a partir de 1988 (ejem. Autoridad Provisional de las N.U. para
Camboya y Misión de Observadores de las N.U. en El Salvador, que han servido de modelo para
otras operaciones establecidas con posterioridad).
Sin embargo, no es esta la única manifestación de la importante conexión entre derechos humanos
y mantenimiento de la paz. Así, baste con llamar la atención sobre el establecimiento de otras
Misiones sobre el terreno (ejem. Misión Civil I nternacional de verificación de Haití y la Misión de
Verificación de las N.U. en Guatemala establecidas por la A.G. o la Operación de Derechos Humanos
en Ruanda, establecida por el Alto Comisionado).
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