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EL SPANGLISH COMO UNA FORMA DE

RESISTENCIA POLÍTICA

por Leticia Urbina Orduña

En el Renacimiento la Infanta de Castilla hizo una visita de Estado a


Londres, donde, para recordar el magno acontecimiento, se le dio su nombre a un
barrio londinense: Elefant & Castle. Afortunadamente la Infanta tampoco hablaba
inglés, pues de lo contrario, la traducción de su real dignidad como la Elefanta y el
Castillo habría provocado otra guerra entre Inglaterra y España.

Guerra, es precisamente lo que han declarado los anglosajones contra el


idioma español en Estados Unidos, a través de iniciativas como English Only, en
un país donde con cada vez más frecuencia se escucha la impronunciable y casi
impúdica letra ñ, característica del idioma de Cervantes.

50.5 millones de residentes legales de origen hispano más 11 millones de


indocumentados, según cifras de la Oficina del Censo, forman el conglomerado
humano de más de 60 millones de personas, cuyos latinos hábitos reproductivos
amenazan en convertirlos para el año 2050 en la cuarta parte de la población
estadounidense y en la primera minoría de ese país, incluso por encima de los
afroamericanos.

La invasión cultural que han significado los hispanos tiene un marcado


acento mexicano, pues el 66 % de los mismos, es descendiente de mexicanos, o
bien nació aquí en México.

Obligados a abandonar su idioma por el sistema educativo estadounidense,


discriminados por sus rasgos mestizos o indígenas, e incomprendidos en México
por la pérdida de su idioma, su acento “agringado” y su estilo “pocho”, los méxico-
americanos han optado por distintas vías, desde desconocer su mexicanidad

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fingiéndose descendientes de los conquistadores españoles –si sus características
étnicas se los permiten– hasta asumirse como chicanos, pueblo originario de
Aztlán, muy al norte de Tenochtitlán, (tan al norte digamos, como California) y
colonizados por los invasores blancos pero dueños originales de esas tierras.

Estos últimos, los chicanos, son quienes han producido un fenómeno


lingüístico como parte de su búsqueda de identidad, que no es la mexicana –el
chicano es un ciudadano estadounidense por nacimiento, hijo, nieto o bisnieto de
mexicanos– pero tampoco la dominante WASP (White Anglo Saxon Protestant)
que caracteriza al “verdadero americano”.

La identidad como sabemos se compone de varios factores, como la


etnicidad y la cultura, misma que se da sólo en términos de lenguaje, dado que
éste condiciona los mecanismos de pensamiento de los hablantes.

Para los chicanos hablar sólo inglés implicaría una claudicación ante la
lengua-pensamiento impuesta por los colonizadores. Hablar español es un retorno
cultural a sus orígenes pero también una renuncia a sus derechos como lo que
son, ciudadanos estadounidenses. Así, se han inventado una tercera vía: el
spanglish.

Del mismo modo que crearon una justificación ideológica para sustentar su
lucha contra la discriminación y por sus derechos civiles, alrededor del mito de
Aztlán, California –en spanglish Califaztlán– han sabido crear un lenguaje-
pensamiento útil en términos identitarios y de expresión concreta de conceptos
que sirvan desde la perspectiva de su lucha política.

La identidad puede definirse como aquellos elementos que distinguen a un


individuo o grupo respecto a los otros, mientras que lo hermanan con los suyos.
Asumir la lengua del grupo dominante es una forma de rendición cultural. Por eso,
cuando la población hegemónica insiste en imponer su lengua, la población

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colonizada opone una resistencia que va desde la simple negativa a su uso –como
entre los vascos- hasta darle formas que particularicen a sus hablantes,
haciéndolos distintos a los demás e idénticos entre sí, esto es, dándoles una
identidad.

Esta última fue la opción elegida por el pueblo chicano: recurrieron a sus
raíces indígenas, por remotas que fueran, como Aztlán, según Luis Villoro, debido
además a que el México moderno está tan transculturizado por los Estados Unidos
que es incapaz de darles referentes diferenciadores respecto a la cultura
anglosajona, señala Axel Ramírez. Y porque la prácticamente inexistente identidad
mexicana, en su estado actual, no puede servir para construir otras identidades.

La particularidad del habla chicana consiste en una nacionalización del


inglés, hasta el punto de hacerlo irreconocible para los angloparlantes, explica
Jorge Bustamante. El resultado podría ser la creación de un nuevo y tercer idioma
a partir del inglés, el español y los nahuatlismos: el spanglish, según prevé el
lingüista Ilan Stavans.

Pero además de irreconocible en términos del inglés, el spanglish, cuyo


verdadero nombre debería ser inglañol según algunos estudiosos pues su base es
el inglés, debe ser útil a sus usuarios en términos políticos, pues dadas las
circunstancias de los chicanos como pueblo colonizado por los anglosajones, la
función identitaria ya no es sólo la diferenciación, sino la resistencia.

Veamos un caso: la palabra inglesa border es definida por el diccionario


Webster como una meta a vencer. Esto explicaría en buena medida el
expansionismo anglosajón. En cambio, la palabra española frontera es una copia,
incluso en significado, de la palabra francesa frontiére, que el diccionario Micro
Roberts explica como un límite territorial, la separación de dos estados o una
demarcación. Esto es, un lugar para quedarse dentro de él.

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¿Cuál de las dos palabras es útil al chicano? Ninguna. La primera justifica
ideológicamente la anexión de territorios mexicanos a los Estados Unidos y los
pone a ellos en el papel de invasores, justamente como lo entiende y lo quiere el
anglosajón. La segunda le indica que él o sus antepasados debieron quedarse en
su sitio, y nuevamente los pone como entes fuera de sitio. La solución es sustituir
cualquiera de los dos vocablos por “La línea”, una raya artificialmente dibujada
sobre el mapa, concepto que les permite la libertad de estar en donde ellos
decidan.

Otra expresión: la raza es utilizada en el español de México de manera


coloquial como un sinónimo de masas. En realidad no hace una distinción racial;
cuando se habla de que acudió mucha raza a un espectáculo, sólo significa mucha
gente de cualquier color. Puede utilizarse también como familia: Alguien llega a
una fiesta con toda su raza, es decir, con quienes cohabita sean o no
consanguíneos como la suegra o el yerno.

En el mundo anglosajón las referencias a the race se aplican


específicamente a la pertenencia étnica de los individuos.

En el léxico chicano, La Raza –así, con mayúsculas– se refiere únicamente


a los méxico-americanos comprometidos con la causa chicana, es decir, se trata
de un concepto político que identifica no a todos los descendientes de mexicanos
nacidos en Estados Unidos, sino sólo a aquellos que han comprendido la
necesidad de defender su derecho a ser diferentes étnica y culturalmente.

De este modo se construyen buena cantidad de palabras, ya sea


sustituyéndolas por las que carecen de carga ideológica, dándoles un significado
distinto al original o construyendo bajo la gramática española la palabra inglesa,
como en “Ay te uacho a dos blokes de la marketa, ése”, donde to watch se
conjuga en español: yo uacho, tu uachas, etc. mientras block y market adquieren
también terminaciones españolizadas.

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A decir de Luis Villoro este uso es precisamente un signo de identidad, pues
el méxico-americano asimilado a la cultura anglosajona diría simplemente “I see
you at two blocks of the market” con el acento más inglés que le fuera posible, y
contra la visión mexicana de los chicanos como “indios que nunca aprendieron el
inglés y se les olvidó el español”, la utilización de reglas gramaticales españolas
aplicadas al inglés es la manera de defender sus orígenes al hacerlos visibles y
romper con la lógica del idioma impuesto.

Ilan Stavans, mexicano radicado en Nueva York ha escrito un diccionario de


spanglish y traducido el primer capítulo del Quijote de la Mancha a ese idioma. Y
es que es así como lo juzga Stavans, como una nueva lengua en construcción,
que comienza a tener reglas gramaticales, ortográficas, una sintaxis propia y sobre
todo una utilidad: sirve a sus usuarios para comprender el mundo desde la lógica
de su situación política, para identificarse con sus iguales e incluso como lo
demuestra la rica producción literaria chicana, para crear un arte que los
represente ante ellos mismos y ante la alteridad que representamos mexicanos y
anglosajones.

Como mera curiosidad lingüística lean el inicio de la traducción de Stavans


y un poema hecho desde la visión mexicana hacia la figura del pachuco, que
demuestra la incomprensión y el rechazo disfrazado de paternalismo corrector,
practicado desde este país hacia los mexicanos de allá de ése lado. En ella serán
notorios algunos términos de origen pachuco que ya tienen carta de naturalización
en México, y que incluso muchos creen acuñados en algún barrio de la Ciudad de
México.

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QUIXOTE SPANGLISH

Chapter uno

In un placete de La Mancha of wich nombre no quiero remembrearme, vivía no so long ago, uno de esos
gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un gray-hound
para el chase. A cazuela with más beef than mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet pa’ los viernes
y algún pigeon como delicacy especial pa’ los domingos, consumían tres cuarers de su income. El resto lo
employaba en una coat de broadcloth y en soketes de velvetín pa’ los holidays, with sus slippers pa’
combinar, while los otros días de la semana él cut a figura de los más finos cloths.

LOS PACHUCOS

Melena que va huyendo al peluquero, “¡Hey carnal! ¿cierto que torció su sista?”
un sombrero gradote en la cabeza, “Simón cuái” –le contesta el infelice.
una pluma muy larga en el sombrero El otro con su cara que contrista:
y saco hasta la corva de una pieza. “Lo acompañó en sus centímetros”- le dice.

Van en turno después los pantalones: Si hay alguno que no les da buen trato,
tienen en la cintura pliegues miles, y se muestra orgulloso y estirado,
de cadera a chamorro dos balones fastidiados le dicen “Chale, bato,
y en la parte de abajo dos fusiles. diatiro se me muestra muy cerrado”

Dos pulgadas de suela en los zapatos; Después de andar dos de ellos a la greña,
En sus modos y en todo son iguales, Oí de uno la excusa interesante:
En su trato común se hablan de “batos” “Cuando él sacó su ‘escupe’ rajé leña,
Y cuando hay más confianza de “carnales” pues yo olvidé mi ‘fila’ allá en el chante.”

Para amar ellos buscan su “pachuca” Por otro pachuquito después supe
Y aunque se llame Paz, Juana o Josefa Lo que tan sólo en su lenguaje encaja,
Ellos les llaman vulgarmente mi “ruca” Que en su modo de hablar llaman “escupe”
Al padre “Jefe” y a la madre “Jefa”. A la pistola y “fila” a la navaja.

Decir “voy a dormir luego te veo” “Estaba en el mono con la rucaila


Ninguna ciencia en el lenguaje entraña; muy Agustín Lara y muy cerrado
Ellos dicen: Por hay te barvoleo, cuando llega el gabacho y me la baila
Voy a tirar un poco de pestaña”. y me dejó solano y apañado”.

Si de una dulce música al abrigo Quiere decir que estaba muy a gusto
En la noche fueron a bailar un rato, con la dama en el cine, cuando un gringo
Otro día le dicen al amigo: llega y se la quita y le da un susto;
“¡Que si tiré chancla anoche, bato!” esto puede pasar cualquier domingo.

Y si van a pedir una peseta, Lo del día, lector no tiene caso,


A cualquiera se la piden con soltura Lo metí para hacer el consonante,
Diciéndole en mitad de la banqueta: Que yo en poesía por salir del paso
“¡Órale, cáigase con una sura!” Meto ripio tras ripio y adelante.

Un diálogo escuché una mañana, Es necesario ya, lector ameno,


Mientras café en un restaurant tomaba, A este retrato dar toque finales,
De un pachuquito que perdió una hermana, Que en razón de conciencia ya está bueno
Y un amigo que el pésame le daba: Dejar en santa paz a los “carnales”.

Corpus Christi, Texas, 1945.

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