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ÍNDICE
1.- MARCO GENERAL
1.1. Coordinación de actividades (art. 24 LPRL)
1.1.1. Contratas y subcontratas
1.1.2. ETT
1.2.Trabajadores específicos
1.2.1. Embarazadas
1.2.2. Jóvenes
1.2.3. Discapacitados
1.2.4. Temporales
1.2.5. Nocturnos y a turnos
1.2.6. Atípicos
1.2.7. Autónomos
1.2.8. Otros
2.- ACCIDENTE DE TRABAJO Y ENFERMEDAD PROFESIONAL
3.- ORGANIZACIÓN DE LA PREVENCIÓN
3.1. Sistema de gestión de la prevención
3.1.1. Servicios de prevención propios y ajenos
3.2. Vigilancia de la salud
S. TSJ. País Vasco 13-6-2004 (AS. 1805): Procede el recargo del 40%
en aplicación del art. 123 LGSS a cargo de la empresa principal toda
vez que se ha producido un incumplimiento del art. 24.3 LPRL, al ser
la falta de vigilancia y control necesarios la causa del accidente. Existe
en este caso un deber de vigilancia de la empresa principal, ya que fue
ésta la que compró a otra empresa una partida de madera para la obra
que estaba realizando y ésta última la que contrató al autónomo par el
traslado de dicha madera; se trata de la misma actividad puesto que no
podía ejecutar la obra sin los tablones ni éstos llegar sin ser
transportados, siendo muestra de ello que el accidentado, trabajador de
la empresa principal, participaba en la operación de descarga de
tablones en que sucedió el accidente.
S. TSJ. Galicia 31-3-2004 (AS. 1621): Responsabilidad solidaria del
promotor titular del centro de trabajo y el contratista por accidente
sufrido por trabajador –albañil- de esta última. Es competente la
jurisdicción social para conocer de la responsabilidad solidaria que
surja entre el promotor titular del centro de trabajo y el contratista (art.
2 LPL), siendo la misma actividad de la principal, en la medida en que
la actividad de promoción inmobiliaria no tiene esencia en sí misma y
para poder ejercitarla debe hacerse a través de una contrata, son
aplicables los art. 24 y 42 LPRL y el art. 42 ET, competiendo al
empresario principal un deber de vigilancia sobre el cumplimiento de
las normas de seguridad de los contratistas.
1.1.2. ETT
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1.2.3. Jóvenes
S. TSJ. Cataluña (sala de lo social) 16-3-2001 (AS. 2001/1463):
Trabajador eventual, menor de edad, que desempeña multiplicidad
de funciones, fallecido en accidente cuando utilizaba en sustitución
de un trabajador que ha ido al servicio una máquina prohibida para
trabajadores de su edad por el art. 1.c) D. 26-7-1957, sin recibir
información y formación sobre los riesgos existentes en las diversas
funciones que desempeña, entre otros incumplimientos. Se impone
un recargo del 50% atendiendo a tales factores, sin que pueda
achacarse culpa alguna al trabajador, a la vista de lo anteriormente
expuesto y de que la empresa ha permitido el acceso del menor a tal
máquina.
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1.2.4. Discapacitados
STSJ Cataluña núm. 7369/2006 (Sala de lo Social, Sección 1), de
30 octubre (AS 2007\168): PREVENCION DE RIESGOS
LABORALES: protección de grupos específicos de trabajadores:
prohibición de asignarles a puesto de trabajo incompatible con sus
características personales, estado biológico o discapacidad: alcance.
Con respecto a los trabajadores que, por sus propias características
personales o estado biológico conocido, incluidos aquellos que
tengan reconocida las situación de discapacidad física, psíquica o
sensorial, tienen como característica común, la de hallarse en
situaciones que les convierten en especialmente sensibles a los
riesgos del trabajo, se asignan al empresario dos concretas
obligaciones: 1) Tener en cuenta todas estas circunstancias en las
evaluaciones de los riesgos, adoptando las medidas preventivas y de
protección específicas; y, 2) La prohibición de asignarlos a puestos
de trabajo incompatibles con sus características personales o estado
biológico o de discapacidad, de manera que puedan ponerse en
peligro ellos mismos, otros trabajadores de la empresa, o personas
que en un momento dado puedan tener relación con la misma. Ello
es de aplicación tanto al supuesto de especial sensibilidad conocida
en el momento de conocer la prestación de servicios, en cuyo caso la
asignación al puesto de trabajo dependerá del resultado de la
evaluación previa, como al supuesto de especial sensibilidad
sobrevenida con posterioridad. Un incumplimiento del deber que
tiene el empresario de garantizar a los trabajadores a su servicio la
vigilancia periódica de su estado de salud en función de los riesgos
inherentes al trabajo, y a la protección de los trabajadores
especialmente sensibles a determinados riesgos.
1.2.5. Temporales
STSJ Madrid núm. 212/2006 (Sala de lo Social, Sección 1ª), de
13 marzo (AS.2006/1243): Competencia de la jurisdicción laboral.
Acceso a organismo público como personal laboral temporal
incluido en bolsa de trabajo con precontrato aceptado por el
trabajador. Derecho a ser contratado habiéndosele denegado la
suscripción del contrato: nada avala objetivamente la falta de aptitud
física que le impidiera trabajar a fecha 31-1-2005 como auxiliar de
obras y servicios.
1.2.8. Autónomos
1.2.9. Otros
S. TSJ Canarias, Las Palmas, núm. 843/2005 (Sala de lo Social, Sección
1ª), de 30 junio 2005. Jurisdicción: Social. Recurso núm. 105/2003. STSJ
Castilla-La Mancha núm. 8/2007 (Sala de lo Social, Sección 1), de 2 enero
(AS. 2007/996): Accidente de trabajo y dolencia cardiaca previa
manifestada en el tiempo y lugar de trabajo: procede su calificación como
tal en aplicación de la presunción del art. 115.3 LGSS.
trabajador accidentado no tuviese permiso de residencia y de
trabajo.
3.2.Vigilancia de la salud
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4.- ÓRGANOS DE REPRESENTACIÓN Y PARTICIPACIÓN DE LOS
TRABAJADORES
S. TS. (Sala de lo social) 19-10-2004 (RJ. 2004/7153)
STSJ Comunitat Valenciana núm. 2430/2006 (Sala de lo Social, Sección 1), de
11 julio (AS 2006\3492): Delegados de prevención: crédito de horas laborales
retribuidas: determinación en función de la plantilla; licitud de la reducción por
convenio colectivo: falta de prueba del número total de trabajadores de la empresa.
STSJ Cantabria núm. 891/2006 (Sala de lo Social, Sección 1), de 4 octubre (AS
2006\2524): Comité de seguridad y salud: reuniones: derecho de participación
con voz y sin voto: determinación. Los miembros del Comité de Seguridad e
Higiene están legitimados para solicitar la participación en el mismo de
trabajadores, a tenor del artículo 38.2 de la Ley de Prevención de Riesgos
Laborales, Ley 31/1995, de 8 de noviembre (RCL 1995, 3053), por lo que es titular
de un derecho subjetivo material que considera ha sido inculcado. No es necesario
que el trabajador asistente al Comité tenga que ser representante legal de los
trabajadores, dado que el párrafo tercero del artículo 38.2 de la ya citada Ley de
Prevención de Riesgos Laborales, Ley 31/1995, de 8 de noviembre (RCL 1995,
3053), establece que «en las reuniones del Comité de Seguridad y Salud
participarán, con voz pero sin voto, los Delegados Sindicales y los responsables
técnicos de la prevención en la empresa que no estén incluidos en la composición a
la que se refiere el párrafo anterior. En las mismas condiciones podrán participar
trabajadores de la empresa que cuenten con una especial cualificación o
información respecto de concretas cuestiones que se debatan en este órgano y
técnicos en prevención ajenos a la empresa, siempre que así lo solicite alguna de
las representaciones en el Comité.
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STS (Sala de lo Social, Sección 1), de 12 marzo 2007 (JUR …): Recargo
de prestaciones por omisión de medidas de seguridad: prescripción:
tramitación de un procedimiento penal o administrativo sancionador.
Aunque la Sala en sus sentencias de 17 de mayo de 2004 (RJ 2004, 4366), 8
de octubre de 2004 (RJ 2004, 7591) y25 de octubre de 2005 (RJ 2005,
7934) ha establecido que la iniciación del proceso penal para depurar las
responsabilidades de este carácter no suspende, pese a lo establecido en el
artículo 16.2.2º de la Orden Ministerial de 18 de enero de 1996, 456), el
procedimiento administrativo de reconocimiento del recargo, de ello no se
deriva que la reclamación ante la Seguridad Social y o el procedimiento
administrativo para sancionar las responsabilidades administrativas por
incumplimiento de las normas de prevención que haya podido motivar el
accidente no suspendan el plazo de prescripción de la acción para reclamar
el abono del recargo.
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S. TSJ. Andalucía, Granada (sala de lo social), 15-12-2003 (JUR
2004/37292): El dies a quo de prescripción de la acción de reclamación
del recargo sobre prestación económica derivada de invalidez permanente
reconocida es el día en que acontece la Resolución administrativa en que se
declara dicha invalidez y no la de la sentencia por la que se desestima la
impugnación de la misma por la Mutua, puesto que es desde aquél
momento desde el que se puede ejercer la misma.
S. TSJ. País Vasco (sala de lo social) 12-12-2003 (AS. 2003/4095):
Accidente sufrido por Inspector de Máquinas en buque en pruebas por
avería. No se aprecia concurrencia de culpa del trabajador, sino
responsabilidad exclusiva del empresario que omite las medidas de
seguridad colectivas y personales en una situación de máximo riesgo, con
carencia de los dispositivos de precaución reglamentarios y de las mínimas
medidas de seguridad de la acción preventiva (concretamente, evaluación
de riesgos, formación e información y medidas protectoras de reducción o
eliminación del riesgo en tanto persiste la avería). Por el contrario, el
trabajador se accidenta de forma involuntaria y deviene por el poco espacio
o por la inminencia y urgencia de la situación.
S. TSJ. Cataluña 5-12-2003 (JUR. 2004/31479): Accidente sufrido por
albañil, oficial de 2ª, en empresa dedicada a la construcción. El recargo
deriva de la omisión de medidas de Seguridad e Higiene en el Trabajo, y
exige nexo causal entre el siniestro y la omisión de medidas de medidas
generales o particulares de seguridad exigibles a un prudente empleador
conforme a una diligencia ordinaria. No es apreciable imprudencia del
trabajador en el caso de autos puesto que entre las funciones de éste no
figura la de comprobar el estado de la eslinga, que corresponde al
encargado ausente, y que no hizo, por lo demás, sino seguir el
procedimiento habitual de trabajo.
S. TSJ. Andalucía/Granada 2-12-2003 (JUR 2004/36947): Accidente
sufrido por Trabajador en empresa de Cervezas al descender por escalera en
mal estado. Procede el recargo por infracción de los arts. 123 LGSS, art.
14.2 LPRL y art. 17 de la OSHT.
S. TSJ. Andalucía/Granada 25-11-2003 (JUR 2004/19787): Accidente de
trabajo de peón agrícola con resultado de muerte y provocado como
consecuencia de la subida al tractor por lugar no indicado para ello y
encontrándose el motor en marcha. Dado el carácter punitivo del recargo
éste debe interpretarse restrictivamente siendo sus requisitos el de que
exista una adecuada relación causal entre el siniestro y la omisión de las
medidas de seguridad impuestas por las normas reglamentarias, aún
cuando aquéllas medidas no consten detalladas en las normas de policía
administrativa y un elemento de voluntariedad a título de dolo, culpa o al
menos negligencia de la empresa infractora. Requisitos que no concurren en
el supuesto de autos, puesto que el accidente deriva de la imprudencia de
la propia víctima, sin que, dada la interpretación restrictiva impuesta para
el recargo, proceda atribuir la responsabilidad del accidente y las lesiones a
la empresa.
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S. TSJ. Andalucía/Granada 25-11-2003 (JUR 2004/19810): Accidente
sufrido por trabajador de empresa del sector de la construcción, sin que la
ITSS investigue el accidente por aparecer en el parte de accidentes como
diagnosticado como leve, y sin que se levante Acta relativa a las
condiciones de seguridad e higiene en que se produjo el accidente. Cuando
se procede a través del cauce del art. 191.c) LPL es necesario citar la
norma cuya infracción se denuncia, requisito que no puede entenderse
cumplido por la mera referencia a la LPRL, o al art. 123 LGSS, en cuanto
éste último precepto lo que hace es una mera declaración de cuándo
procede el recargo. El art. 123 LGSS. exige como requisitos: a) existencia
de accidente laboral que de lugar a prestaciones del sistema de seguridad
social; b) incumplimiento de las medidas generales o específicas de
seguridad e higiene y salud laboral, siendo necesario probar la existencia de
infracción de una norma concreta, no siendo suficiente el incumplimiento
genérico del deber de protección del empresario;c) y la existencia de un
nexo de causalidad entre la medida inobservada y el accidente. No
concurren tales requisitos pues no consta la inexistencia de medidas de
seguridad ni las circunstancias que rodearon el accidente, sin que haya
habido actuación Inspectora alguna.
S. TSJ. Cataluña (sala de lo social) 21-11-2003 (JUR 2004/27995):
Accidente por caída de trabajador de andamio. No procede la imposición
de recargo dado que, según relato de hechos probados, no se aprecia
incumplimiento alguno de los imputados en el Acta de la Inspección de
Trabajo, cumpliendo el andamio las debidas medidas de seguridad exigidas
por los RRDD. 1627/1997, de 24 de octubre y 1215/1997.
S. TSJ. Cataluña (sala de lo social) 21-11-2003 (JUR 2004/36629):
Accidente sufrido por trabajador al separarse el grillete de la pluma
excavadora cuando era transportado sobre dicha carga y unidos ambos, la
carga y trabajador, al mismo grillete. Absuelto penalmente, procede, en
cambio imposición de recargo a la empresa puesto que el accidente se
produjo por una disfunción que podía haberse evitado de haberse
comprobado el estado del dispositivo, estando sujetos trabajador y carga a
un mismo soporte, con lo que no se le protegía de la caída misma de la
carga, y con vulneración de los arts. 100 y ss. de la OM. de 9 de marzo de
1971, vigente en el momento del accidente, que prohibe que los
trabajadores sean transportados sobre las cargas. De hecho, el accidente se
produjo por la inadecuada utilización de la excavadora, lo que forzó a que
el trabajador tuviese que colocarse encima de la misma.
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S. TSJ. Cataluña (sala de lo social) 20-11-2003 (JUR. 2004/8650): La
indefensión del administrado en el procedimiento administrativo previo por
no atender la ITSS petición de prueba, no puede dar lugar a la nulidad del
procedimiento administrativo, sino a lo sumo, dar lugar a la privación a la
Administración de hacer valer prerrogativas tales como la presunción de
veracidad de los hechos consignados en el Acta de Inspección.
Responsabilidad solidaria en el recargo de empresa principal, de
contratada y de la subcontratada en accidente laboral sufrida por trabajador
de esta última en actividades de construcción ex art. 24 LPRL (deber de
coordinación de las actividades empresariales, culpa in vigilando) y art. 15
LPRL (prever las distracciones o imprudencias no temerarias de los
trabajadores). Se reúnen los requisitos de realizar trabajos coincidentes con
los de la actividad de la empresa principal y en su centro de trabajo,
entendido éste con un concepto más amplio que el del art. 1.5 ET, que
incluye todos los espacios o instalaciones en los que la empresas lleva
efectivamente a cabo su actividad, lo que en el caso de las empresas
dedicadas a la construcción se aplica a las obras que están realizando.
S. TSJ. Cataluña 19-11-2003 (AS. 2003/4165): accidente sufrido por
trabajador con seis meses de antigüedad en el puesto de trabajo por
atrapamiento de la mano por la pala del agitador cuando realizaba
operaciones de limpieza en depósito metálico. Procede la imposición del
recargo puesto que se infringen tanto la norma específica de prevención del
art. 3, anexo y, apartado 1 núm. 8 Anexo II, apartado 1 núm. 14 y núm. 6
del RD. 1215/97, como las normas genéricas de los arts. 14 y 15 LPRL. Por
lo demás, y al ser probablemente la primera vez que realizaba tal operación,
debía haberse efectuado con la vigilancia e instrucción de otro trabajador
más experimentado. Siendo la causa del siniestro las condiciones
específicas de la máquina en que trabajaba, responsabilidad del empresario,
la imprudencia del trabajador sólo moderará la responsabilidad de aquél,
reduciéndose el recargo a un 40%.
S. TSJ. Cantabria 15-10-2003 (AS. 2004/684): Accidente sufrido por
trabajador en la instalación de andamio, siendo ésta una actividad que el
empresario normalmente subcontrata con otras empresas. De los arts. 14.2,
15.4 y 17.1 LPRL se deduce, como indica la S. TS. 8-10-2001, que el deber
de protección del empresario es incondicionado y prácticamente ilimitado.
No hay imprudencia temeraria por el trabajador, sino mera imprudencia
profesional, que conduce a la imposición del recargo en su cuantía mínima,
por cuanto, aún cuando no medió orden expresa de realizar esos trabajos,
para los que no tenía preparación adecuada ni fueron utilizadas
correctamente las medidas de seguridad puestas a disposición, lo cierto es
que, no se omitieron por parte del mismo las mínimas medidas de cuidado,
y que en el momento de accidente existía un Jefe de Equipo y Coordinador
de seguridad que conocía la actividad que estaba realizando, sin someterla a
vigilancia ni impedirla.
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S. TSJ. Cataluña 2-10-2003 (AS. 2003/3975): Construcción. Edificio
plurifamiliar en solar adquirido por la promotora. Para que proceda la
responsabilidad solidaria en el recargo de prestaciones de la empresa
promotora deben concurrir los siguientes requisitos: 1) que la promotora
pueda considerarse empresa infractora (art. 123.2 LGSS), 2)que la empresa
promotora y la contratista tengan la misma actividad (art. 42.1 y 2 ET y
arts. 42.2 y 24.3 LPRL), 3)que la infracción se haya producido en el centro
de trabajo de la promotora. Requisitos que se cumplen en el supuesto de
autos puesto que la actividad de construcción constituye el objeto social de
la promotora (la actividad de promoción inmobiliaria no tiene esencia por sí
misma, sino que debe materializarse en contrata de obras o servicios). En
cuanto al centro de trabajo, constituye el ámbito donde se realiza la
actividad industrial correspondiente al ciclo productivo de la empresa.
Consiguientemente, el centro de trabajo en que se produce el accidente es
de la empresa promotora, no porque sea su titular, sino porque realizó tareas
de supervisión y control, no limitado a la recepción del resultado final, dado
que la obra debía ajustarse a un proyecto elaborado por el arquitecto
consejero-delegado de la promotora con funciones de director facultativo.
S. TSJ. Cantabria (sala de lo social) 31-7-2003 (JUR..): Accidente
sufrido por conductor de carretilla elevadora sin estar provista de cinturón
de seguridad, y sin haber recibido formación e información sobre su
correcto uso, y sin que conste acreditada su experiencia en el uso de la
máquina. La resolución del Orden Social no está vinculada ni al contenido
de la resolución administrativa sobre infracción de las normas de
seguridad en expediente sancionador, que anuló el acta de infracción, ni a la
sentencia penal. En cuanto a la resolución administrativa al no ser una
sentencia no estamos ante el supuesto del art. 42.5 RD Leg. 5/2000. En
cuanto a la Jurisdicción Penal y la Social, son independientes en el
enjuiciamiento de los hechos. Ha de recordarse que la competencia de los
órganos jurisdiccionales del orden social se extiende a las cuestiones
previas y prejudiciales no pertenecientes a dicho orden, que estén
directamente atribuidas al mismo, con la única excepción de las cuestiones
prejudiciales penales que se basen en la falsedad documental cuya solución
sea indispensable para dictar sentencia. Tampoco las decisiones
prejudiciales penales sobre cuestiones propias de la Jurisdicción Social
tendrían efecto vinculante para los órganos judiciales del orden social (art.
10.1 LOPJ). Los hechos probados podrían ser distintos en base al material
probatorio obrante en autos. Sobre la maquinaria utilizada por los
trabajadores, existen dos regulaciones de seguridad distintas: las normas de
comercialización y uso del producto y las normas que se refieren
específicamente a las condiciones de seguridad y salud de los trabajadores.
Se han visto vulneradas las normas de comercialización y uso, sin que
impida la responsabilidad del empresario el certificado de conformidad y
con independencia de que pueda ejercer una acción de regreso contra los
terceros responsables; al ser la responsabilidad solidaria el trabajador podrá
accionar contra los sujetos del art. 41 LPRL o frente a su empresario, y sólo
frente a éste en caso de recargo –sin perjuicio, tampoco, de las acciones que
a éste correspondan frente a dichos sujetos-. Se modera el recargo en un
40% al derivar en parte el accidente por un uso indebido del producto.
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S. TSJ. Cataluña 14-7-2003 (AS. 2003/2876): Accidente sufrido por
trabajador de empresa dedicada al montaje, reparación mantenimiento de
maquinarias, en centro de la contratante, dedicada a la fabricación de piezas
de cerámica para la construcción, entre otras. Procede la responsabilidad
solidaria de ambas empresas, principal y contratista, por cuanto el
accidente se produjo en el centro de la primera cuando el trabajador recibía
instrucciones de uno de sus trabajadores, debiéndose haber garantizado el
trabajo de aquél en condiciones de seguridad; lo decisivo es que el trabajo,
entonces, se ha realizado bajo el control e inspección de la empresa
principal. En cuanto a la contratista, y aún cuando el accidente se produce
en actividad no ordenada por ella, como empresario del trabajador debía
haber vigilado y controlado los trabajos del mismo, cuando el art. 24 LPRL
ordena la cooperación y coordinación en la aplicación de las normas de
seguridad.
S. TSJ. Castilla y León/Burgos 8-7-2003 (AS. 2003/2590):Accidente
sufrido por empleado de Centro Especial de Empleo, disminuido psíquico,
cuando prestaba servicios de limpieza en empresa dedicada a la fabricación
de productos metálicos. El accidente se produce tras saltar el trabajador dos
vallas de 2 y 1,2 metros de altura, con indicaciones de peligro. Del carácter
sancionador del recargo derivan: su interpretación restrictiva, de manera
que no puede ser aplicado sobre las mejoras voluntarias; su imputación sólo
atribuible a la empresa incumplidora; la responsabilidad directa y exclusiva
de la empresa infractora, no asegurable; su no configuración como una
auténtica prestación de seguridad social y su cuantificación en orden, no al
daño sufrido sino a la entidad del incumplimiento; el hecho de la
responsabilidad es cuasi-objetiva, con escasa incidencia de la conducta del
trabajador, siendo necesario, no obstante, un elemento de voluntariedad a
título de dolo, culpa o al menos negligencia. En cuanto a la responsabilidad
de la empresa principal en caso de contratas y subcontratas, es decisivo el
concepto de empresario infractor del art. 123.3 LGSS. En el caso de autos
no puede apreciarse incumplimiento de las medidas de seguridad
pertinentes por parte de la empresa principal, que se consideran
suficientes para una actuación medianamente diligente del trabajador,
derivando los daños sufridos de la conducta del trabajador y no de un
incumplimiento del deber de seguridad del empresario.
S. TSJ. Canarias/Las Palmas 28-5-2003 (AS. 2004/247): Del carácter
sancionador del recargo derivan: su interpretación restrictiva, de manera
que no puede ser aplicado sobre las mejoras voluntarias; su imputación sólo
atribuible a la empresa incumplidora; la responsabilidad directa y exclusiva
de la empresa infractora, no asegurable; su no configuración como una
auténtica prestación de seguridad social y su cuantificación en orden, no al
daño sufrido sino a la entidad del incumplimiento; el hecho de la
responsabilidad es cuasi-objetiva, con escasa incidencia de la conducta del
trabajador, siendo necesario, no obstante, un elemento de voluntariedad a
título de dolo, culpa o al menos negligencia; el hecho de la intervención
inicial de la Entidad Gestora en vía administrativa resolviendo sobre la
procedencia y porcentaje del incremento. En cuanto a la responsabilidad de
la empresa principal en caso de contratas y subcontratas, es decisivo el
concepto de empresario infractor del art. 123.3 LGSS. El art. 123 LGSS
declara que el recargo es independiente de la indemnización de las de todo
orden que reciba el trabajador, por cuanto la finalidad del recargo es la de
evitar accidentes de trabajo originados por infracciones empresariales de la
normativa de prevención, de manera que se pretende impulsar
coercitivamente y de forma indirecta a través de la sanción el cumplimiento
del deber empresarial. La coexistencia del recargo con la sanción
administrativa es posible puesto que aún sancionados los mismos hechos se
hace desde perspectivas diferentes; mientras el recargo crea una relación
indemnizatoria empresario-perjudicado, la sanción administrativa se
incardina en la potestad estatal de imponer la protección a los trabajadores.
En suma, nuestro Ordenamiento con el recargo pretende dar un tratamiento
distinto al empresario infractor respecto de aquél que no incumple la
normativa, con lo que de compensarse el recargo con el resto de las
indemnizaciones, se dejaría esta figura vacía de contenido.
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S. TSJ. País Vasco 29-4-2003 (AS. 2003/2633): Procede la imposición de
recargo puesto que el accidente se ha producido realizando la operación de
desatascado de la forma habitual en que se venía realizando, en ocasiones
incluso ante el encargado de sección, con conocimiento de ello por la
empresa y habiéndose incluso puesto en conocimiento por el presidente del
Comité de empresa, sin que la empresa, no obstante, haya adoptado
ninguna medida de seguridad hasta después de producirse el accidente. La
deuda de seguridad no se cumple con un mero cumplimiento formal de la
normativa de seguridad. Por el contrario el empresario debe poner todos los
medios preventivos posibles técnicamente y atendiendo al subcriterio de
razonabilidad de los mismos. Unicamente quedaría exonerado el
empresario en supuestos excepcionales por hechos ajenos a él,
imprevisibles y de consecuencias inevitables. En cuanto a la caducidad del
recargo, resulta de aplicación el RD. 1300/95 y la OM. 18-1-1996, y no así
el art. 44.2 L. 30/92 ni referencia para su cómputo con la iniciación de
actuaciones por la Inspección de Trabajo y Seguridad Social, puesto que el
recargo no tiene carácter sancionador.
S. TSJ. Cataluña (sala de lo social) 9-4-2003 (AS. 2003/2090): Accidente
sufrido por electricista puesto a disposición al caer del andamio en que
trabajaba sin medidas de seguridad. El trabajador, fumador y con fuerte
hábito enólico, tenía una larga experiencia como electricista. La empresa
de trabajo temporal no ha incumplido sus deberes de constatación de la
formación, y en su caso formación, e información del trabajador, puesto
que le fue impartido por la ETT el curso de seguridad y salud, habiendo
superado los correspondientes test, y en anterior contratación de la misma
se le dio folleto explicativo de los riesgos en electricidad y los
correspondientes tests. Además el trabajador tenía una amplia experiencia
y firmó una ficha sobre prevención de riesgos laborales en la que se
informaba de los riesgos concretos del puesto de trabajo. Por otra parte, y
aún cuando corresponde a la ETT, la obligación de cumplir con los deberes
de vigilancia de la salud, previa y posterior al contrato, dicha vigilancia
sólo está establecida en supuestos especiales, es decir, cuando la norma lo
establezca, y no está previsto para la actividad de electricista, por lo que, la
regla general es que no es requisito de acceso al trabajo el examen médico
previo de aptitud. La causa del accidente fue el incumplimiento de las
medidas de seguridad en la ejecución del trabajo, lo que atribuye la
responsabilidad claramente a la empresa usuaria (art. 28.5 LPRL) y no un
supuesto desvanecimiento presunto conforme a sus antecedentes médicos.
El recargo del art. 123 LGSS tiene una clara naturaleza sancionadora,
que sitúa la responsabilidad empresarial con unos perfiles comunes a la
responsabilidad genérica aquiliana del art. 1902 Cciv., al requerir como
presupuestos: a) acción u omisión ilícita, siendo necesario que exista una
inequívoca predeterminación de la conducta omitida, es decir, su
tipificación previa; b) resultado lesivo para el trabajador; c) relación de
causalidad entre los dos –causa directa del accidente-; d) culpabilidad del
empresario o imputabilidad.
S. TSJ. Cataluña 7-4-2003 (AS. 2003/1736): Procede la responsabilidad
solidaria de la empresa principal, dedicada a la construcción, y la
subcontratada, dedicada a la actividad de cristalería y aluminio. La
responsabilidad de la empresa principal en materia de seguridad laboral no
se encuentra restringida a los supuestos de subcontratación del art. 42 ET,
sino que rige lo dispuesto en los arts. 24 y 42 LPRL, que impone a la
empresa principal los deberes de cooperación y coordinación, impartiendo a
las demás empresas que desarrollan su actividad en el centro de trabajo las
instrucciones precisas y facilitando información. Lo decisivo no debe ser,
por tanto, que las actividades sean coincidentes, sino que el trabajo se
desarrolle bajo el control e inspección de la empresa principal o, en relación
a lugares de ésta, y que además los frutos de ese trabajo repercutan en la
misma, produciéndose así una serie de interferencias mutuas entre la
actividad de las empresas implicadas. No se trata de una ampliación de la
garantía en función de la contrata, sino de una responsabilidad derivada de
la obligación de seguridad del empresario para todos los que prestan
servicios en un conjunto productivo que se encuentra bajo su control.
Producido el accidente porque el forjado de la obra realizada por la empresa
principal carecía de vallas o redes de protección, se ha producido una
innegable infracción de las normas de seguridad por la empresa principal
S. TSJ. Murcia 1-4-2003 (AS. 2003/2538):A efectos de caducidad del
procedimiento de imposición de recargo, no puede confundirse lo que es un
expediente sancionador con el recargo de prestaciones por falta de medidas
de seguridad ya que, en este último, no prima su componente sancionador
sino el resarcitorio. Esta naturaleza prestacional impiden que operen las
normas administrativas que regulan la actuación de la Administración en
ejercicio de su potestad sancionadora. Es de aplicación, consiguientemente,
el RD. 1300/95, de 21 de julio y OM. 18-1-1996. La sanción y el recargo
son dos actuaciones diferenciadas y paralelas, como explicitan los arts.
123.3 LGSS –y advertía el art. 155 Ordenanza General del 71-, el art. 44
LISOS y el art. 42.3 LPRL..Procede la imposición del recargo puesto que
se cumplen los requisitos del recargo, concretamente, el accidente derivó
de la falta de medidas de seguridad e higiene exigidas de un modo general o
específico por las normas jurídico-públicas, existiendo un nexo de
causalidad entre el incumplimiento y el resultado lesivo.
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S. TSJ. Navarra 17-3-2003 (AS 2003/1392): El recargo tiene una
naturaleza dual de sanción e indemnización, pues aún cuando tiene un
claro carácter sancionador, para el accidentado tiene un sentido de
prestación adicional de carácter indemnizatorio. Este precepto sancionador
debe interpretarse restrictivamente, en el sentido de seguir un criterio
estricto, y no en el sentido de que no sea posible su imposición por
vulneración de un precepto que imponga obligaciones genéricas; el propio
art. 123 LGSS se refiere a las medidas generales. En cuanto a los
requisitos, es necesaria la concurrencia de un incumplimiento de una
medida de seguridad, puesto que se presume la inocencia; que medie
relación de causalidad; que exista culpa, puesto que ésta responsabilidad no
es objetiva; y que será valorada conforme a los criterios de normalidad y
razonabilidad. La conducta negligente de la víctima, en concurrencia con
la culpa del empleador, podrá suponer una moderación de la
responsabilidad de éste último en orden a fijar la cuantía del recargo.
También en ocasiones se niega la imposición del recargo cuando la culpa
del trabajador sea de mayor importancia, aún cuando también en ocasiones
se exonera a la empresa únicamente cuando la preponderancia de la culpa
del trabajador sea absoluta e irrelevante la de la empresa. En el caso, y
puesto que el accidente deriva fundamentalmente de los incumplimientos
de la empresa, procede la imposición del recargo.
S. TSJ. La Rioja 13-3-2003 (AS. 2003/2815): El recargo tiene una
naturaleza sancionatoria, compatible con el resto de responsabilidades que
puedan derivar del acto dañoso (art. 123.3 LGSS y art. 27.1 RD. 928/98, de
14 de mayo). Como tal medida sancionatoria debe ser interpretado
restrictivamente, por lo que no se aplica a las mejoras voluntarias, y se
aplica directamente sobre la empresa infractora sin posibilidad de
aseguramiento. Además, se fija éste en su porcentaje en función de la
gravedad de la falta y no de los daños producidos o el estado de necesidad
del beneficiario; en consecuencia dicho porcentaje puede ser valorado y
modificado por el juez. Por ser su finalidad la de impulsar coercitivamente
de forma indirecta el cumplimiento de las medidas de seguridad e higiene,
estableciendo una relación indemnizatoria con el perjudicado, no cabe la
aplicación del principio nom bis in idem, dado que responde a una
perspectiva de defensa social distinta a la sanción administrativa. La
responsabilidad empresarial es cuasi-objetiva, con escasa incidencia de la
conducta del trabajador. El hecho de que la máquina estuviese homologada
con marcado CE no exime de responsabilidad al empresario, que debe
comprobar que cuenta con todas las medidas de seguridad necesarias y dar
formación e información al trabajador.
S. TSJ. Andalucía/Málaga 20-2-2003 (AS. 2003/1524): Responsabilidad
solidaria –no debatida como tal- de la empresa principal y la empresa
subcontratada por accidente de trabajo sufrido por trabajador de esta última.
No puede apreciarse excepción de cosa juzgada por la empresa principal,
puesto que ésta no fue parte en los procesos anteriores que dieron resultado
a sentencia firme sobre responsabilidad en el recargo de la subcontratada.
Por el contrario, puede apreciarse temeridad en el planteamiento de la
demanda por la subcontratada, puesto que respecto de la responsabilidad de
ésta sí hay sentencia firme. El plazo de prescripción es de cinco años ex
art. 43.1 LGSS, siendo el día inicial para el cómputo la fecha de archivo de
las diligencias penales (art. 43.3 LGSS). Sin embargo, dicho plazo de
prescripción se interrumpe por las causas ordinarias del art. 1973 Ccivil,
por la reclamación ante la Administración de la SS o por el expediente que
tramite la ITSS. Concretamente en el supuesto, por el escrito de la viuda e
hija reclamando recargo respecto a las dos empresas, o la reclamación
previa de los causahabientes dirigido a la entidad Gestora.
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S. TSJ. Cantabria 11-2-2003 (AS. 2003/2585): Responsabilidad solidaria
–no discutida como tal- de la empresa principal y subcontratista, por
accidente sufrido por trabajador de la empresa principal. Conforme al art.
42.5 DLISOS (y su precedente art. 42.5 LISOS), en el conocimiento del
recargo, el orden social se atendrá a la declaración de hechos probados
previa que contenga una sentencia firme en el orden contencioso-
administrativo sobre existencia de infracción normativa; una cuestión es
abordar los hechos desde ópticas distintas y valoración diferenciada, sin que
surja en tal caso contradicción, y otra muy distinta es que en ambos órdenes
se declaren como probados hechos contradictorios entre sí. En cuanto al
porcentaje del recargo, fijado por el juez de instancia –y modificando
posicionamientos jurisprudenciales anteriores-, es revisable en suplicación,
así como la fijada por los TSJ, por ser una cuestión o acto de calificación
jurídica y no de hechos probados, la valoración de la gravedad de la falta
que es el criterio determinante de dicho porcentaje.
S. TSJ. Andalucía/Málaga 7-2-2003 (AS. 2003/2569):El porcentaje del
recargo se calculará sobre la prestación de gran invalidez, incluido el
incremento del 50% previsto en el art. 139.4 LGSS, por cuanto éste último
tiene naturaleza compensatoria y su finalidad de remunerar a la persona que
atienda al gran inválido no impide calificar el incremento como prestación
económica. La sentencia hace una breve evolución histórica de la inicial
postura del Tribunal Supremo y su rectificación por el legislador.
S. TSJ. Castilla y León/Valladolid 3-2-2003 (AS. 2003/1315): El recargo
requiere de la existencia de tres requisitos: que se produzca un accidente,
que se aprecie falta de medidas de seguridad y que exista una relación de
causalidad entre el accidente acaecido y las medidas de seguridad omitidas.
En el supuesto concurren los tres requisitos, reduciéndose la cuantía del
recargo al mínimo del 30% al haber contribuido la conducta del
accidentado (al desoir las indicaciones dadas por el maquinista) en la
producción del accidente.
S. TSJ. Cataluña 29-1-2003 (AS. 2003/452): El deber de protección del
empresario se satisface mediante la adopción de medidas razonables y
proporcionadas para evitar riesgos de accidentes, estando obligado a
proteger a sus trabajadores incluso de negligencias derivadas de un exceso
de celo o confianza en el trabajo. En el caso de autos tales medidas se
aplicaron al haberse habilitado un camino seguro para los desplazamientos,
habiéndose también prohibido circular por otros caminos posibles. No es
exigible un deber de seguridad absoluto, y en el caso concreto de
construcción de un túnel en terreno montañoso y accidentado, vallar y
señalizar todas las posibles vías alternativas de tránsito y potenciales
lugares peligrosos, sin que se haya probado por el trabajador que la
utilización del camino habitual y más corto y peligroso era tolerado,
consentido o autorizado por la empresa. Consiguientemente, no concurren
los requisitos del art. 123 LGSS.
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S. TSJ. País Vasco 28-1-2003 (AS. 2003/1772): Cosa juzgada: la
aplicación del art. 42.5 LPRL, no impone al juzgado de lo social las
conclusiones a que se llegó por el juzgado de lo contencioso-administrativo.
Accidente sufrido por trabajador de ETT cedido a empresa usuaria para
realizar labores de ayudante en máquina cortadora, y con independencia de
que éstas fuesen exclusivas o puntuales. Procede la imposición del recargo
respecto de la empresa usuaria por cuanto, aún cuando la formación e
información del trabajador es un deber de la ETT, la empresa usuaria tuvo
inevitablemente conocimiento de la inexperiencia del trabajador puesto que
se le puso un tutor experto que tuvo necesariamente que constatarlo, siendo
la falta de formación una de las causas del accidente y sin que tomase
medida formativa alguna. El hecho de que en el plan de prevención
elaborado por empresa contratada al para ello, no constasen tales riesgos ni
las medidas de seguridad pertinentes no eximen de responsabilidad a la
empresa por la inaplicación de las mismas, toda vez que tales riesgos
parecen evidentes y su corrección está prevista normativamente. Distinto es
que pueda pedir daños y perjuicios tanto a la ETT como a la empresa
elaboradora del plan. Los defectos en la maquinaria, conocidos por la
empresa, no han sido, en cambio, la causa del accidente.
S. TSJ. Comunidad Valenciana 10-1-2003 (AS. 2003/823): Accidente
sufrido por estibador portuario al precipitarse en la realización de su tarea,
constando en sangre una tasa de alcoholemia superior a 0,3 ml y constando,
igualmente, que sólo existía pestillo de seguridad a un lado del balde
volcado y no a ambos lados del mismo. No procede el recargo. El recargo
no es una responsabilidad objetiva sino subjetiva que ha de ser imputada
por vía de culpabilidad, habida cuenta además de la presunción de
inocencia a favor de la empresa. La imprudencia del trabajador, que no
elimina el concepto de accidente de trabajo, sí impide el recargo, así como
el caso fortuito. Recoger en hechos probados la infracción de los artículos
correspondientes, según se desprende del acta de infracción de la ITSS y de
la resolución del INSS, supone una calificación jurídica y predeterminación
del fallo. El art. 42.5 LPRL supone que lo que vincula al orden social es
sólo el tema fàctico y la existencia de infracción y no la consecuencia
jurídica de la responsabilidad e, igualmente, que el recargo es algo ajeno a
la LPRL; no se rige por la LPRL, y no bastará la infracción de una de sus
normas para imponer el recargo. Y esto porque las consecuencias de la
LPRL son sólo administrativas, nunca prestacionales. Es insuficiente la
mención a los artículos de la LPRL para imponer el recargo, por ser
preceptos de carácter general y no tratarse de medidas concretas. Y en
ninguna norma se exige concretamente que los pestillos tuviesen que estar a
ambos lados, siendo suficiente para la seguridad del trabajador que
estuviese en uno de ellos. Media imprudencia del trabajador, sin que juegue
la obligación de vigilancia de la empresa, que no puede impedir la
conducta incomprensible del trabajador. Por lo demás, no consta, que los
trabajadores hayan reclamado ante la empresa o ITSS por defectos en las
medidas de seguridad ex art. 19 ET.
STSJ Cantabria (Sala de lo Social), de 9 mayo de 2006 (AS.
2006/1570): Accidente de trabajo y recargo de prestaciones (4’0%)
Infracciones específicas: máquina troqueladora con inutilización de los
dispositivos de seguridad. Procedimiento administrativo y prescripción:
desestimación el plazo es de cinco años. Efectos de sentencia dictada en el
orden contencioso-administrativo relativa a la infracción normativa de
prevención de riesgos: la vinculación lo es a los hechos probados.
STSJ Castilla y León, Burgos (Sala de lo Social) de 4 mayo de 2006
(AS.2006/1349): Recargo de prestaciones por omisión de medidas de
seguridad: trabajos en altura y falta de aseguramiento de la barandilla y de
los travesaños de la misma y falta de formación del trabajador. La
determinación del porcentaje aplicable depende de la gravedad de la falta
(recargo del 50%).
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S. TSJ. Andalucía/Granada (sala de lo social) 7-10-2003 (AS.
2003/3645): Accidente sufrido por trabajador de ETT cedido a empresa
usuaria, siendo condenada ésta en exclusividad en la instancia al abono de
la indemnización de daños y perjuicios. El siniestro acaeció por infracción
de la normativa de seguridad por la usuaria, toda vez que el trabajador no
tenía entre sus cometidos el de manejar máquinas con mecanismos
sofisticados y potencialmente peligrosos, ni estaba cualificado para
desempeñar tales labores, por su categoría y experiencia, ni recibió
información o formación por la usuaria, constando, además, que la
máquina no contaba con dispositivo de parada de emergencia que actuase
automáticamente. Es evidente la actuación culposa de la empresa, además,
puesto que consta como hecho notorio que la sanción de recargo ha sido
confirmada por esta sala. La indemnización por daños y perjuicios es
compatible e independiente –no compensable- con el recargo, y con las
responsabilidades administrativas. En la cuantificación de la
indemnización, los baremos de la L. 30/95 son meramente orientadores, y
será fijada atendiendo a la naturaleza de los hechos, el grado de
culpabilidad, y otros criterios que puedan servir de referencia. Será fijada
por el juez de instancia, y sólo revisable en recurso cuando conste error,
evidente desproporción o falta de toma en consideración de los elementos
necesarios.
S. TSJ. País Vasco (sala de lo social) 8-7-2003 (AS. 2003/2834):
Accidente sufrido por trabajador contratado con empresa dedicada a la
construcción y contratada por empresa principal dedicada a la fabricación
de aceros especiales y forjas. El contrato entre ambas empresas se dirige a
demolición, de escombro y corte de chatarra de la nave de Forjados.
Procede la responsabilidad solidaria de ambas empresas, puesto que el
desarrollo de la actividad se efectúa en centro de trabajo de la principal y en
una actividad propia de su ámbito, como es el reciclaje, escombro y
adecuación de un horno, siguiéndose los trabajos con unas concretas
directrices de la empresa principal y en beneficio propio. Aún cuando no se
considerase de la misma actividad de la empresa principal, procedería su
responsabilidad como promotor (art. 2 RD. 1627/97). En cuanto a la
indemnización, ha de tenerse en cuenta lo que se percibe como
prestaciones de seguridad social, salvo el recargo por falta medidas de
seguridad, aunque tampoco con dichas prestaciones se pueden entender
cubiertos los daños sufridos. La tasación de los daños no está fijada
legalmente, pudiendo utilizarse como criterio orientativo, en tanto nada lo
impide, lo dispuesto respecto de los accidentes de circulación.
S. TSJ. Madrid (sala de lo social) 7-7-2003 (AS. 2003/3844): Accidente
sufrido por una pluralidad de trabajadores con resultado de muerte o
lesiones diversas y que es conocido por diversas sentencias de Juzgados
de lo Social, declarándose hechos probados contradictorios si se
contrastan las mismas. Si la prejudicialidad devolutiva corresponde entre
órdenes jurisdiccionales distintos, el orden social dispone de instrumentos
jurídicos capaces de impedir que puedan alcanzarse sentencias
contradictorias cuando se ejercita la misma acción o varias conexas, a
saber: la excepción de litispendencia y la acumulación de acciones. En esta
línea cabría añadir la excepción de cosa juzgada ex art. 222.4 LECiv). El
que por dos Juzgados de lo Social se llegue a conclusiones contradictorias
al pronunciarse sobre un mismo accidente sólo contraviene el derecho a la
tutela judicial efectiva cuando hubiese podido evitarse a través de alguno de
esos institutos procesales. Y es lo cierto que, aparte de lo visto, el legislador
procesal laboral es plenamente consciente de la necesidad de evitar tal
contradicción, como se desprende de los art. 158.3 LPL, art. 42.5 RD Leg.
5/2000 y art. 86.2 y 3 LPL.. En el supuesto sometido a valoración, se ha
omitido toda diligencia, solicitada por las partes, y referencia a otra anterior
ya firme que se refería al mismo accidente aún siendo los demandados
diferentes, con datos fácticos diametralmente opuestos, y asumiéndose, en
cambio, los hechos probados de otra sentencia portuguesa cuya firmeza no
consta. Este estado de cosas repugna a la razón jurídica. Pese a que en rigor
no es posible apreciar la cosa juzgada ex art. 222.4 LECiv., en su finalidad
última, en una interpretación sistemática y combinada con los otros
preceptos mencionados y con los principios de congruencia y tutela judicial
efectiva, se exige que esa sentencia firme anterior sea tenida en cuenta o, al
menos, se razone por el juzgado el por qué se aparta de su contenido.
Aunque sin poder modificar el relato fáctico de la sentencia de instancia,
por los estrechos límites del recurso extraordinario de suplicación, se
atenderá a los antecedentes lógicos de la sentencia firme precedente
respecto del comportamiento de las empresas demandadas, ante el silencio
de la sentencia de instancia en este punto. La sentencia, tras hacer una
exposición de las diferentes posturas jurisprudenciales sobre el orden
jurisdiccional competente para el conocimiento de la responsabilidad
civil del empresario derivada de su deber de prevención, afirma que la
obligación de protección eficaz en materia de seguridad laboral no es
extracontractual, sino contractual, con lo que es competente la jurisdicción
social en aplicación de los arts. 9.5 y 25.1 LOPJ y arts. 1 y 2.2 LPL. Los
requisitos de la responsabilidad contractual son los de producción de un
daño, negligencia, dolo o morosidad en el incumplimiento de la normativa
de prevención y relación de causalidad entre la conducta del agente y el
daño causado, siendo la diligencia exigida al empresario, no la común, sino
la estándar para el empleador y que va más allá de la exigida a cualquier
persona. En cuanto a la fijación de la cuantía correspondiente a la
responsabilidad civil contractual del empresario, se computarán las
prestaciones de seguridad social relacionadas con el accidente, no así el
recargo, como señala la sentencia del TS. 21-12-2002. Siendo la
responsabilidad aquí discutida de carácter contractual, no cabe defender la
perfecta compatibilidad de las indemnizaciones por responsabilidad civil
y las prestaciones de seguridad social, con excepción de los institutos de
matiz próximo a la sanción (arts. 1101 y 1902 Cciv). No cabe apreciar
imprudencia del trabajador en el accidente, puesto que debe ponerse en
íntima conexión con la formación recibida y la sentencia aprecia, entre
otros, incumplimiento empresarial de los deberes de información y
formación. Procede la responsabilidad solidaria de las empresas
contratistas y subcontratista (con la que se vinculaban los trabajadores
afectados) de una de ellas, así como de la empresa con que contrataron para
que realizase un plan de seguridad, puesto que el juicio de culpabilidad
omisiva es predicable de todas y cada una de ellas (entre otros, deberes de
coordinación y formación de los trabajadores). No procede imponer
intereses a las aseguradoras por retraso en el pago de las indemnizaciones
ex art. 20 Ley Contrato de Seguro, por estar dicho retraso justificado por
tratarse ésta de una cuestión litigiosa.
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S. TSJ. País Vasco (sala de lo social) 28-1-2003 (AS. 2003/80): Accidente
sufrido por trabajador puesto a disposición por ETT. La reparación del
daño debe ser completa, sin rebasar su importe con la finalidad de que no
se produzca un enriquecimiento sin causa, sin que quepa estimar que se ve
plenamente satisfecha con las prestaciones de Seguridad Social, debiendo
tenerse en cuenta, además, éstas –excepto el recargo-. En ausencia de
criterio legal de tasación de la reparación de los perjuicios, ésta se convierte
en un elemento puramente fáctico, que se puede orientar por lo dispuesto
por el legislador a la hora de reparar daños y perjuicios en los accidentes de
circulación. Al ser un criterio, no un imperativo legal, no hay obstáculo
alguno para que se adopte respecto de supuestos de accidentes acaecidos
antes de su entrada en vigor, o no aplicar determinados extremos de la
misma. El modo de tener en cuenta las prestaciones de la SS. causadas por
IP consiste en no incluir cantidad alguna como factor de corrección previsto
en el Anexo. En cuanto al factor de corrección por perjuicios económicos,
en el caso, en la Tabla IV, primer escalón, no está previsto más que un
máximo del 10% y no un mínimo, con lo que si el Juzgado no asigna
porcentaje alguno por ese concepto, su decisión no es revisable, ya que se
ha movido dentro de las coordenadas que el precepto le permitía. La
sentencia de instancia declaró la responsabilidad solidaria de la ETT y la
empresa usuaria. De la responsabilidad derivada del contrato de trabajo
(art. 1101 Cciv.) y del deber de resarcimiento no queda exonerada la ETT
cuando los trabajadores que suministra sufren accidentes con infracción de
un deber preventivo suyo que resulta decisivo en la producción del
accidente. En el caso, la ETT ha incumplido su deber de formación del
trabajador, lo que mantiene una relación de causalidad entre el accidente y
el incumplimiento en que incurrió, puesto que tanto la información que
suministró a la ETT la empresa usuaria como la que recibió el trabajador
fue de carácter genérico, desconectada con los riesgos del puesto de trabajo
concreto, y, consiguientemente, no pudo dar formación al trabajador sobre
los mismos.
S. TSJ. País Vasco (sala de lo social) 23-9-2003 (AS. 2003/3063): Sector
de la construcción. La reparación del daño por el empresario ha de ser
completa sin rebasar tampoco su importe, pues entonces estaríamos ante un
enriquecimiento sin causa. Por ello, a la hora de fijar la indemnización ha
de tenerse en cuenta lo que se recibe como prestaciones de seguridad social,
salvo el recargo, pero tampoco cabe estimar que solamente con las
prestaciones de Seguridad Social se logra una reparación completa de los
daños y perjuicios recibidos, de hecho en muchos casos habrá una merma
de ingresos (lucro cesante) y, además, un daño no compensado por la
Seguridad Social (el daño moral). En el caso concreto, la cuantía
indemnizatoria presenta errores graves, por cuanto se ha descontado el
recargo y no se ha introducido la diferencia entre el importe de la prestación
de Seguridad Social y el 100% del salario del trabajador. No hay error en
que no se aprecie dificultad para ser contratado nuevamente, ya que consta
que así ha sido en varias ocasiones a través de ETT.. Procede la
responsabilidad solidaria de la empresa principal (por su deber de
cooperación y de vigilancia ex art. 24.3 LPRL y art. 42.2 LPRL, en su
redacción vigente en 1999), de la empresa subcontratista empleadora del
trabajador accidentado, y de la empresa subcontratada (incumplidora del
deber de prevención al ser la que ocasionó directamente el accidente, al ser
la máquina de su propiedad y manejada por él, y ambas incumplidoras de
su deber de cooperar) por otra (que, parece, realizaba con la subcontratada
parte de los trabajos de movimientos de tierras y que no es responsable, ya
que no consta infracción alguna por ella, sin que tenga un deber de
vigilancia de su subcontratada al no ser los trabajos desarrollados en su
centro; ) a su vez subcontratada por la citada empleadora.
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S. TSJ. Asturias (sala de lo social) 12-9-2-2003 (AS. 2003/4029): Infarto
sufrido en el trabajo. La invocación del art. 1101 Cciv. es acertada puesto
que sólo la responsabilidad que derive del cumplimiento de un contrato de
trabajo atribuye competencia objetiva a la Jurisdicción social. Esta
responsabilidad contractual no es de carácter objetivo, sino subjetivo, que
requiere de culpa contractual. Distinto es que acreditado el incumplimiento,
ya no se necesite probar la culpa, que nace así de comprobaciones
meramente objetivas de hechos, sin que ello autorice, no obstante, a
llamarla objetiva a ella; cuando se perpetra una contravención, se presume
que la conducta es voluntaria, lo que incorrectamente se expresa como
<<responsabilidad objetiva, que no precisa exigencia de culpa>>. Sólo a
partir de esta premisa se exime al acreedor prueba de la culpa del deudor.
Es ahí, y sólo ahí, donde se exige que el autor pruebe su exculpación, sin
que sea admisible afirmar la inversión de la carga de la prueba, la
presunción de incumplimiento, por el mero acaecimiento del accidente, en
este caso, del infarto.
S. TSJ. Asturias (sala de lo social) 12-9-2003 (AS. 2003/4030): Accidente
sufrido por trabajador de la contratista principal. La causa del siniestro
residió en la inexistencia de protección u obstáculo entre los conductores de
la línea de alta tensión y la zona de trabajo, infracción de las medidas de
seguridad requeridas que es imputable a la contratista principal para la
que trabajaba el accidentado, sin que existan elementos para extender la
responsabilidad a los subcontratistas implicados en el accidente. Las
prestaciones económicas de Seguridad Social persiguen la reparación del
lucro cesante o incapacidad para trabajar y otras posibles consecuencias
dañosas, personales, sociales, familiares, lesiones o secuelas... deben ser
económicamente compensadas al margen de aquéllas. De ahí la
compatibilidad de esas prestaciones económicas de carácter objetivo con
otras indemnizaciones de otro orden, así como que no haya razón para
deducir de la indemnización establecida lo percibido o que pueda percibir
en el futuro como consecuencia de su incapacidad absoluta (100% base
reguladora), y mucho menos, considerar como indemnización el capital
coste renta ingresado en la TGSS como garantía del pago de la pensión. Sí
debe descontarse la mejora voluntaria, que compensa, no sólo la pérdida del
puesto de trabajo sino también el daño emergente derivado de la nueva
situación.
S. TSJ. Extremadura (sala de lo social) 11-7-2003 (AS. 2004/68):
Accidente de trabajo in itinere. La acción ejercida por la Mutua prevista en
el art. 127.3 LGSS es una acción de responsabilidad civil por la que se
reclama una indemnización derivada de un ilícito civil o penal, y no una
reclamación de prestaciones por asistencia sanitaria. Consiguientemente no
es competencia del orden social ex art. 2 LPL, no puede calificarse como
prestación de Seguridad Social, sino una acción de resarcimiento que ha de
ventilarse en la jurisdicción competente para exigir la responsabilidad civil
o penal de la que nace.
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S. TSJ. País Vasco (sala de lo social) 25-2-2003 (JUR 2003/122944):
Accidente sufrido por trabajador de ETT en prestación de servicios a
empresa usuaria, resultando esta condenada al pago de las correspondientes
indemnizaciones. No cabe apreciar culpa del trabajador, en tanto recibió
de la ETT un manual de recomendaciones generales de seguridad laboral,
sin recibir ninguna instrucción de la usuaria sobre utilización y manejo del
horno ni sobre las funciones a realizar en su puesto de trabajo, actuando el
trabajador conforme a la orden de limpieza dada por el encargado de la
empresa. Para la fijación de la cuantía indemnizatoria debe tenerse en
cuenta el baremo vigente en el momento del resarcimiento y no el de la
producción del accidente, sin que pueda considerarse que la tardanza de la
promoción del pleito por el trabajador afecte a la utilización del
correspondiente baremo; no se ha agotado el plazo de prescripción de la
acción ni hay ventaja alguna, puesto que los intereses del 20% previstos en
el art. 20.4.2 de la L Contrato de Seguro sólo computarán a partir de la
fecha de la sentencia, al ser en ese momento líquida la cantidad. No es
obligatorio fijar por el magistrado el factor de corrección del 10% previsto
en la Tabla IV del Anexo L. 30/95, puesto que éste es un máximo, sin que
imponga un mínimo. No corresponde, en cambio, la compensación de la
indemnización por lo recibido en concepto de indemnización por
incapacidad permanente parcial, puesto que ésta ya queda efectuada por la
no concesión de factor de corrección alguno, siendo compatible el percibo
de prestaciones de Seguridad Social, entre ellas la de indemnización por
IPP, y las indemnizaciones aquí discutidas. Los días de baja sin
hospitalización deben indemnizarse como los días de baja no impeditiva,
en base al criterio de reparar la pecunia doloris, entendiéndose que la
pérdida de salario ya queda reparada por las prestaciones económicas
correspondientes. En cuanto a los días de baja hospitalaria, en concepto de
pecunia doloris ha de fijarse la diferencia resultante entre lo previsto para la
baja hospitalaria y baja no hospitalaria pero impeditiva para el trabajo.
S. TSJ. Asturias (sala de lo social) 14-2-2003 (AS. 2003/2150): Hipoacusia
calificada de enfermedad profesional con incapacidad permanente total
reconocida. Concurren las culpas del trabajador y de la empresa, siendo la
de ésta última decisiva. El empresario es el obligado por una deuda de
seguridad, siendo insuficiente para su cumplimiento con que el empresario
ponga a disposición del trabajador medios de protección, sino que tendrá
que velar por el uso efectivo de los mismos (art. 15.2 LPRL). Está obligado
además, a la vigilancia de la salud (art. 22 LPRL) e, igualmente, a tener en
cuenta la particular sensibilidad del trabajador, y no ser empleado en
puestos de trabajo incompatibles con sus características personales (art. 25
LPRL). A pesar de conocer, en virtud de los sucesivos reconocimientos
médicos efectuados, la progresión de la hipoacusia y el riesgo de ruido del
puesto de trabajo, la actividad de la empresa se limitó a poner a disposición
del trabajador los cascos, sin vigilancia -y en su caso sanción- de su uso
dada la continua pérdida de audición, o la verificación de la necesidad, en
su caso, de traslado de puesto de trabajo compatible o adoptar otras
medidas eficaces. El comportamiento del trabajador ha sido también
influyente puesto que no usó los cascos, puesta de manifiesto también su
desidia en la falta de iniciativas ante la empresa (art. 29.2.2 LPRL). En esta
concurrencia de culpas debe prevalecer en grado o transcendencia la de la
empresa, puesto que es la que tiene el deber prevalente de evitar los riesgos
y adoptar todas las medidas convenientes.
S. TSJ País Vasco (Sala de lo Social, Sección 1ª), sentencia de 26 junio
2007. (AS 2007\3194): recargo de prestaciones económicas por omisión de
medidas preventivas: hipoacusia bilateral. La obligación del empresario es
la vigilancia de la salud. El incumpliendo de la obligación de realizar
reconocimientos médicos a trabajadores que están expuestos al ruido es
sancionable.
S. TSJ País Vasco (Sala de lo Social, Sección 1ª), sentencia núm.
517/2007 de 20 febrero. (AS 2007\1579): DAÑOS Y PERJUICIOS:
procedencia: indemnización basada en responsabilidad contractual del
empresario: omisión de medidas de prevención: trastorno psíquico derivado
del entorno laboral; cuantía: determinación: supuestos; prescripción:
inexistencia: interrupción: reclamación extrajudicial: responsabilidad
solidaria; intereses por mora: desestimación: cuestión jurídica
controvertida.
S.AN (Sala de lo Social), sentencia núm. 29/2007 de 12 marzo. (AS
2007\1080): Dentro de las obligaciones del empresario está la evaluación
de riesgos laborales. En el sector de la banca el alcance del deber de
seguridad se extiende a la prevención de los atracos y robos.
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S. TS. (sala de lo civil) 13-3-2003 (RJ. 2003/2580): No cabe apreciar
defecto litisconsorcial e infracción de la doctrina del velo, por ausencia
procesal de la aseguradora responsable, puesto que no sólo no se aprecia
fraude o confabulación de la entidad aseguradora, sino que sería un
contrasentido ampliarla a un caso en que es la actora-recurrente la que ha
ocultado en su demanda datos rotundamente excluyentes de su relación con
aquélla, siendo el único responsable de la confusión e interesado en la
misma. Los hechos no revelan exceso de confianza del trabajador y si algún
descuido cabe atribuirle no sería distinto de aquél en que generalmente
incurren las víctimas sin por ello justificar la apreciación de una
concurrencia de culpas con repercusión en la reparación del daño, pues la
experiencia demuestra que casi todos los daños podrían haberse evitado si
la víctima hubiera advertido el peligro; lo que no es jurídicamente exigible.
7.2. Varios (títulos, grados –EPO, ESO, FP, etc.-, otros sujetos)
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