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ANTE LA BEATIFICACIÓN DE JUAN PABLO II

REDES CRISTIANAS MUESTRA SU PREOCUPACIÓN Y RECHAZO

La Coordinadora de Redes Cristianas, ante la próxima beatificación de Juan


Pablo II, quiere expresar públicamente su preocupación y rechazo por este gesto
de la jerarquía católica, que en modo alguno comparte. Centramos nuestra postura
en los puntos siguientes.

1. Al margen de su vida y conciencia personal, descubrimos en su gestión dos


principios que no compartimos y que han marcado profundamente a la Iglesia
católica: de una parte, la reinversión de los principios teológicos del Vaticano II,
sustituyendo la imagen de un Dios cercano, inmanente en la historia y
especialmente en la vida de los pobres –imagen heredada directamente de Jesús-
por la vieja imagen del Dios lejano, transcendente y vinculado siempre al poder; y de
otra, la politización o su estrecha vinculación con los poderes económicos
(escándalo financiero de Marcinkus), políticos (colaboración con Brzenzinski,
Consejero de Seguridad Nacional de EEUU y artífice de la caída del telón de acero) y
mediáticos.

2. El resultado de todo esto es una vuelta a la forma de iglesia preconciliar, cuyas


consecuencias éticas y espirituales queremos reflejar en los siguientes aspectos que,
a nuestro juicio, van en dirección contraria al estilo de Jesús:

 Su abandono consciente del espíritu y parte de la letra del Vaticano II sobre la


democratización interna de la Iglesia.

 Su represión y duro castigo a más de 500 teólogos conciliares en todo el


ámbito eclesial, y, sobre todo, su condena y descalificación de los teólogos
y de la Teología de la Liberación, lo que supone un desprecio por la
autonomía de las iglesias y una apuesta por la ignorancia y la ausencia de
creatividad en la Iglesia.

 Su silenciamiento, invisibilización y hasta descalificación de las


comunidades cristianas de base y de los mártires y testigos de la iglesia
de los pobres. Fue (y sigue siendo) clamoroso el silencio jerárquico sobre
monseñor Romero, los mártires de la UCA y tantos otros.

 Su terca y autoritaria oposición a revisar el posicionamiento doctrinal de la


jerarquía eclesiástica sobre la ética sexual a la luz de los nuevos estudios
del Evangelio y de las aportaciones de la ciencia y la historia.

 La imposición sin cisuras ni matices del celibato eclesiástico.

 Su negativa a revisar el papel de la mujer en la Iglesia.

 Su ocultamiento de la pederastia, protegiendo y encumbrando a personajes


corruptos como Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo, entre otros.
3. A nuestro modo de ver, lo que estos gestos revelan es la vuelta de la institución
eclesiástica a la “sociedad perfecta y desigual” que se impuso durante el segundo
milenio sobre la imagen de “Iglesia de comunión” que venía desde los orígenes
cristianos y con la que intentó enlazar el Vaticano II. Algunos significados de esta
vuelta, los expresamos a continuación:

 Significan una revancha antimoderna y anticonciliar. La oposición y


abandono institucional del "agiornamento" interno de la Iglesia (Vat. II) y el
rechazo de la secularización y laicidad de la sociedad civil suponen una vuelta
al ensimismamiento y una separación e imposición sobre el mundo, una
autocomprensión de la propia Iglesia como maestra de la verdad y depositaria
única de la salvación. En suma, un nuevo intento de “recatolización” –con
peligro de sectarización- que prolonga indefinidamente el "largo invierno
eclesial" del que hablaba el teólogo Rahner.

 Revelan la confirmación y justificación del modelo jerárquico clerical y


vertical de la institución católica -que está atravesando una profunda crisis de
credibilidad- sobre el silencioso y mudo pueblo cristiano.

 Agrandan la brecha espiritual entre dos modelos de Iglesia: la que pretende


seguir manteniendo el tutelaje y patronazgo espiritual y ético sobre el mundo
y la que no aspira a otra cosa que a ser una pequeña luz y grano de sal que, en
unión con todos los demás, trata de cargar y de encargarse de los grandes
problemas que están azotando a un mundo en aguda crisis como el de hoy.

 Gestos de beatificación como este revelan también la gran confusión que la


jerarquía católica está creando en torno al concepto de santidad en la
Iglesia. Mucho ha tenido que ver en todo esto el mismo Juan Pablo II con sus
canonizaciones frecuentes, ideológicamente selectivas y multitudinarias.
Siendo el pueblo cristiano el sujeto al que van dirigidas estas propuestas de
santidad, parecería normal y justo que antes de proponerle como ejemplar y
heroica la vida de Juan Pablo II se le hubiera preguntado a este pueblo por qué
es lo que, de esa vida, considera estimable para su espiritualidad. Es más, a
estas alturas del siglo XXI y ya iniciada una nueva era en la historia humana,
hubiera sido determinante conocer la idea de santidad que bulle en la
conciencia de los cristianos y cristianas de hoy, así como la responsabilidad
que los grandes poderes eclesiásticos tienen en la actual crisis de credibilidad
que está atravesando la Iglesia en general y el cristianismo en particular. Pero
esto no se ha hecho.

4. Finalmente, no nos gusta el procedimiento anacrónico y sectario que se ha


seguido en este proceso y que lo deja marcado para el futuro. “Anacrónico” porque
todo se ha cocinado, siguiendo el viejo gusto de la jerarquía católica, en los fogones
secretos de la curia romana. Hasta el formalismo reglamentario que ella misma se
ha dado para estos casos lo ha adaptado a conveniencia. Y “sectario” porque para
nada se ha contado con el sentir colectivo del pueblo cristiano. Solo se ha permitido
a un grupo incondicional, previamente seleccionado y adoctrinado, gritar “santo
súbito”.

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