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CLÍNICAS
OBSTÉTRICAS Y
GINECOLÓGICAS
Obstet Gynecol Clin N Am DE NORTEAMÉRICA
35 (2008) 317–329
A mediados del siglo pasado se propuso la utilización de una fuente de energı́a para
destruir el revestimiento endometrial, aunque esta técnica no fue aceptada de forma
generalizada hasta la introducción de la histeroscopia a comienzos de los años ochenta
[1]. En un primero momento, la vaporización láser disfrutó de una gran popularidad,
pero las técnicas desarrolladas posteriormente se basaban en la aplicación de medios de
distensión y energı́a monopolar para llevar a cabo la desecación o resección endometrial
[2,3]. A pesar de su eficacia y de la satisfacción de las pacientes, estas técnicas son más
engorrosas y exigen unos tiempos y unas habilidades quirúrgicas mayores. Las com-
plicaciones exclusivas de las técnicas de ablación-resección con bola rodante son
el sı́ndrome de hipervolemia y desequilibrios electrolı́ticos asociados a los medios
hipotónicos de distensión empleados [4].
En el año 1997, la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense autorizó la
comercialización del primer dispositivo de ablación endometrial global, lo que inauguró
la segunda generación de técnicas de invasividad mı́nima en el tratamiento de la
metrorragia anómala. A lo largo de la última década se han introducido cinco sistemas
de ablación global que emplean fuentes de energı́a diferentes para destruir el endo-
metrio. Estos sistemas poseen unas caracterı́sticas más ventajosas que los métodos
resectoscópicos tradicionales en cuanto a la satisfacción de la paciente y a las tasas de
amenorrea, además de asociarse a una reducción de los riesgos quirúrgicos, de la
duración de la intervención y del perı́odo de recuperación [5]. Los médicos dedicados a
la investigación decidieron aprovechar estas cualidades para estudiar la posibilidad de
llevar a cabo estas intervenciones sin anestesia general ni regional, sustituida por
sedación consciente intravenosa o diversos anestésicos orales o locales [6,7]. Desde su
comercialización, los cinco sistemas se han utilizado en la consulta de ginecologı́a con
resultados satisfactorios [8]. La ablación endometrial se puede realizar de manera
segura y eficaz en la consulta a través de una adecuada selección de las pacientes, del
instrumental y de la sedación.
Indicaciones
La ablación endometrial está indicada en el tratamiento de la menorragia en mujeres
premenopáusicas que no desean tener más descendencia [9]. La paciente ideal para una
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Dispositivos
Los cinco dispositivos de ablación global autorizados por la FDA emplean distintas
fuentes de energı́a para destruir el endometrio. El diseño de todos ellos permite realizar
la ablación hasta la capa basal con el propósito de evitar la regeneración endometrial y,
por ende, la hemorragia posterior. El globo uterino ThermaChoice fue el primer
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Tabla 1
Panorámica de cinco dispositivos de ablación global
Tiempo de Requisitos
Fuente Pretratamiento aplicación anatómicos Miomas Caracterı́sticas
de energı́a endometrial de energı́a del útero tratados de seguridad
Tabla 2
Eficacia de las técnicas de ablación endometrial global frente a la ablación/resección con bola
rodante tras 12 meses de seguimiento [13-17]
Eficacia
La eficacia de todos los dispositivos de ablación endometrial global es comparable
con la de los dispositivos de ablación endometrial mediante resección con bola rodante
(v. tabla 2) [13–17]. Las tasas de satisfacción de las técnicas de ablación global son altas,
comprenden del 77 al 96%, y son similares a las de ablación-resección con bola rodante.
Se debe informar acerca de la normalización del flujo menstrual a cualquier mujer que
vaya a someterse a una intervención de ablación endometrial. La amenorrea tan sólo se
logra en una proporción minoritaria de las pacientes sometidas a una ablación. En un
estudio randomizado controlado con 126 mujeres se ha comparado la ablación por
radiofrecuencia bipolar (NovaSure) y la ablación térmica con balón (ThermaChoice)
[18]. En la valoración realizada 12 meses después de la intervención, las tasas de
satisfacción (90 frente al 79%; P ¼ 0,003) y amenorrea (43 frente al 8%; Po0,001)
fueron estadı́sticamente más elevadas en la cohorte de ablación por radiofrecuencia
bipolar que en la de ablación térmica con balón.
En un trabajo randomizado controlado (el Surgical Treatments Outcomes Project for
Dysfunctional Uterine Bleeding) en el que las participantes con metrorragia funcional
se asignaron aleatoriamente a una ablación endometrial o a una histerectomı́a, se
observó que el 31% (34 de 110) de las pacientes sometidas a una ablación endometrial
tuvieron que someterse posteriormente a otra intervención (32 participantes se some-
tieron a una histerectomı́a, y 2, a una nueva ablación) [19]. La tasa de efectos secun-
darios en el grupo de histerectomı́a cuadriplicó, aproximadamente, la observada en el
de ablación endometrial (40,6 y 10,9%, respectivamente).
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Organización de la consulta
La mayorı́a de las ablaciones se pueden llevar a cabo en la consulta con un espacio e
instrumental modestos (v. figura 1). Cada uno de los cinco sistemas de ablación global se
compone de una unidad quirúrgica principal y de accesorios desechables. Es preciso
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disponer de un equipo de esterilización de fácil acceso cuando se desee llevar a cabo una
histeroscopia simultánea, en especial cuando se quieran realizar varias intervenciones
en un perı́odo limitado de tiempo. El instrumental necesario para la dilatación del cuello
uterino y la ecografı́a uterina se dispone en una bandeja básica de dilatación y legrado.
El autor de este artı́culo emplea una jeringa de 10 mL con una aguja intradural de un
diámetro externo de 0,92 mm para la administración de anestesia local. Se puede utilizar
una camilla convencional de exploración con estribos replegables, aunque en algunos
casos puede resultar de utilidad una camilla motorizada. Nuestro grupo de trabajo
dispone de un equipo automático de medición de la tensión arterial y el pulso y efectúa
una oximetrı́a de pulso con anterioridad a la intervención, después de la anestesia local,
y de manera intermitente a lo largo de los 20 o 30 minutos siguientes a la finalización del
procedimiento. Se debe instaurar un protocolo de vigilancia más estricto cuando se
utilice sedación consciente intravenosa. En cualquier caso, se debe contar con equipos
de reanimación de disponibilidad inmediata. Es necesario contar con la colaboración de
un profesional de enfermerı́a que conozca el procedimiento y el instrumental. Nuestro
grupo de trabajo lleva a cabo el bloqueo local, la intervención y la recuperación en la
misma sala, de modo que el tiempo total dedicado a cada paciente es de 50 a 60 minutos.
Técnicas de anestesia
La comprensión detallada y el dominio de las técnicas de anestesia en el marco de la
consulta cobran una importancia clave para la realización de una ablación con resul-
tados satisfactorios en este entorno. La ablación global ofrece varias ventajas evidentes
que han propiciado el traslado de este procedimiento a la consulta de ginecologı́a.
Generalmente, el dolor asociado a la ablación endometrial se atribuye a varios factores,
como la dilatación del cuello uterino, la distensión del cuello uterino, el contacto de la
fuente de energı́a con la pared uterina y la destrucción tisular [8,20]. Las modernas
técnicas de ablación global precisan de una dilatación mı́nima del cuello uterino
(intervalo: 5–8 mm) y disponen de ciclos terapéuticos eficaces que reducen la duración
de la cobertura anestésica (intervalo: 1,5–10 minutos). Como se ha señalado previa-
mente, todos los sistemas disponibles han obtenido resultados satisfactorios con
distintas combinaciones de anestesia oral, intramuscular y local [7,8,20,21]. Se han
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Dı´a de la intervención
3. La paciente se presenta en la clı́nica 1 hora antes de la intervención.
Previamente se le ha indicado que coma ligeramente antes del
procedimiento (desayuno si la intervención es por la mañana,
comida si la intervención es por la tarde). No debe permanecer a
dieta.
4. Dependiendo del nivel de ansiedad de la paciente, se puede
administrar una dosis de 5 mg de diazepam.
5. Se administran 30 mg de ketorolaco intramuscular antes de la
intervención.
6. Se realiza un bloqueo paracervical profundo usando lidocaı́na 1%
con adrenalina (v. figura 2) 5–10 minutos antes del procedimiento.
7. Se realiza el procedimiento.
Tratamiento posquirúrgico
8. La paciente toma de 1 a 2 comprimidos de paracetamol/codeı́na
(500/5 mg), después del procedimiento y cada 4–6 horas.
9. La paciente puede alternar como analgésico paracetamol/codeı́na
con ibuprofeno 800 mg vı́a oral 3 veces al dı́a.
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Procedimiento
La ablación se lleva a cabo tras la instauración de un bloqueo adecuado. Muchos de
los estudios iniciales de la FDA sobre cada uno de los dispositivos de ablación global
utilizaron algún tratamiento previo a la ablación, como agonistas de la GnRH. Otras
alternativas previas a esta intervención fueron los anticonceptivos orales, la progeste-
rona oral o intramuscular, o la realización del procedimiento durante la fase folicular
temprana del ciclo menstrual. Otros trabajos posteriores y la experiencia clı́nica han
puesto de manifiesto que se pueden obtener resultados satisfactorios en ausencia de
estas precauciones [8]. La ablación con energı́a de radiofrecuencia bipolar (NovaSure)
se puede realizar en cualquier etapa del ciclo menstrual sin necesidad de un tratamiento
previo. Realizado el bloqueo, el autor efectúa un legrado uterino del que se obtiene una
muestra para su estudio anatomopatológico. No administra ningún tratamiento previo.
Es imprescindible dominar la técnica quirúrgica, además de conocer las técnicas
anestesiológicas utilizadas en la ablación. La ablación en la consulta debe reservarse a
ginecólogos con gran experiencia que previamente hayan realizado la intervención en el
quirófano y se sientan cómodos con sus particularidades.
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Reembolso
La Current Procedural Terminology 58353 (ablación endometrial, térmica, sin
orientación histeroscópica) o 58563 (histeroscopia, quirúrgica; con ablación endome-
trial [cualquier método]) se incluyen en la mayorı́a de los sistemas electrónicos de pago y
deben permitir el reembolso en función del método seleccionado. La ausencia de
anestesia y gastos relacionados con el uso del quirófano en la cantidad de reembolso
global convierten a la ablación en consulta en una intervención más atractiva desde el
punto de vista económico para el ginecólogo.
Complicaciones
La comprensión adecuada del dispositivo de ablación, sus criterios de inclusión/
exclusión y la implementación del procedimiento revisten una gran relevancia para
llevar a cabo una ablación segura. La invasividad mı́nima no implica necesariamente un
riesgo mı́nimo y se han descrito algunas complicaciones graves [27]. Muchas de ellas,
como lesiones intestinales y formación de fı́stulas, se han atribuido a un error médico en
la selección de una paciente inadecuada para la ablación o a la falta de comprensión o
indiferencia hacia la realización correcta del procedimiento de ablación según las ins-
trucciones del fabricante. Una revisión reciente de la base de datos Manufacturer and
User Facility Device Experience de la FDA estadounidense ha estimado que el 36,5%
(42/115) de las complicaciones graves descritas hubieran podido evitarse de haberse
observado los protocolos [5]. Normalmente, los efectos secundarios de la ablación
endometrial suelen ser leves (p. ej., una infección del tracto urinario y endometritis). La
hematometria y el sı́ndrome de esterilización tubaria posterior a la ablación (en mujeres
sometidas a una ligadura bilateral de trompas con anterioridad a la ablación) pueden
originar dolor pélvico cı́clico o continuo. Se cree que el sı́ndrome de esterilización
tubaria posterior a la ablación se debe a la regeneración del tejido endometrial en los
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cuernos uterinos. La sangre y el lı́quido pueden fluir hacia la trompa de Falopio pro-
ximal cuando el segmento uterino inferior está dañado. Las pacientes pueden presentar
sı́ntomas similares a los asociados a un embarazo ectópico. La paciente puede concebir
después de la ablación. La incidencia de embarazos es del 0,7% [28]. El aborto
espontáneo y el parto pretérmino pueden relacionarse también con la acusada reduc-
ción del tejido endometrial. Se debe asesorar a las pacientes acerca de la importancia de
la anticoncepción con posterioridad a la ablación endometrial.
Una de las complicaciones más frecuentes que originan lesiones es la perforación
uterina, la cual puede exponer los órganos internos a la fuente de energı́a. Muchos de los
dispositivos de ablación global están dotados de mecanismos de seguridad que detectan
la perforación uterina y no se deben pasar por alto los signos de alerta y los mensajes de
seguridad en ningún caso.
Resumen
La ablación endometrial supone una modalidad terapéutica aceptable, versátil, y
eficaz frente a la menorragia. La sustitución de los procedimientos invasivos que obli-
gaban a ingresar a la paciente por técnicas ambulatorias mı́nimamente invasivas
amplı́an las alternativas terapéuticas de las que disponen los médicos y permiten ofrecer
mejores resultados a las pacientes. La ablación endometrial se puede llevar a cabo de
forma segura y eficaz en la consulta de ginecologı́a cuando se observan algunos prin-
cipios y técnicas relevantes.
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