Ya he mencionado en un artículo anterior (Gateo y Lenguaje) que durante la
etapa del gateo es cuando el bebé siente mayor interés por los objetos que se encuentran a su alrededor y por tanto una gran oportunidad para introducir nuevas palabras a su vocabulario.
Al hablar de vocabulario en esta etapa no me refiero al uso de las palabras
de forma oral ya que aún no será capaz de hacerlo aunque puede intentarlo apoyándose de su posibilidad de emitir sonidos. En esta etapa el vocabulario adquirido quedará a nivel comprensivo.
El primer lenguaje que el bebé desarrolla es justamente el lenguaje
comprensivo, es por ese motivo que a pesar de que el bebé no habla comprende todo lo que le decimos y podemos notarlo cuando le pedimos algo o le damos alguna orden, las cuales cumplen perfectamente de acuerdo a sus posibilidades.
Cuanto más amplio sea el vocabulario comprensivo que el bebé adquiere su
lenguaje expresivo, al momento que lo use, seré mucho más rico. Sin embargo, esto no significa que sea correcto, ya que ello solo lo logrará si ha recibido un modelo adecuado en el uso del lenguaje.
Entonces tenemos que la etapa del gateo es un momento clave en la
adquisición del lenguaje y que tanto los padres como personas a cargo del bebé (familiares, nanas, especialistas, etc.) asumen una rol importante, por un lado tienen la tarea de introducir el vocabulario necesario para que el bebé mejore su comprensión y por otro lado la responsabilidad de brindar modelos lingüísticos adecuados ya que esos serán los que el bebé aprenda. Actividades sugeridas para el desarrollo de la comprensión
• Mencionar las cosas por su nombre, evitar el uso de onomatopeyas o
diminutivos. Las onomatopeyas solo se den usar como complemento de una frase como por ejemplo “el perro hace guau-guau” y los diminutivos cuando deseamos hacer notar la diferencia entre dos elementos similares en relación a su tamaño por ejemplo, si queremos diferenciar un perro grande de otro pequeño, entonces diremos “perro o perrito” según corresponda. • Mencionar los objetos con un tono de voz alto, claro y normal. Cuando digo “normal” me refiero sin hacer uso del “tono aniñado” que solemos usar ante un bebé, éste solo se debe usar en una situación de juego ya que también tiene su lado positivo, permite al bebé diferenciar un tono agudo (que es el que se suele usar con ellos) con uno más grave (que es el normalmente usamos). • Apoyarse de gestos faciales y expresiones corporales, esto ayudará al niño a comprender el sentido de lo que decimos, a darle a las palabras un significado sin necesidad de decirlos, de tal manera que al momento de unir las manos a la altura del vientre y mecerlos de un lado a otro sabrá que hablamos de un bebé sin haberlo mencionado, esto le ayudará a relacionar con mayor facilidad las palabras con su significado. • Usar pequeñas frases al darle consignas por ejemplo “dame la pelota roja” o “mira la pelota de arriba”, de esta manera el bebé irá realizando una estructura mental del lenguaje. Pero antes de llegar a esta parte hemos debido introducir a su vocabulario acciones (verbos), colores, tamaños (adjetivos), así como posiciones (preposicones).
La participación de los padres es muy importante, porque son ellos quienes
guiarán este proceso de aprendizaje, el hecho que los padres acompañen el juego del niño, tiene para el bebé un gran valor emocional, este vínculo afectivo que se produce entre padres e hijos en el momento del juego es de suma importancia porque influirá en otros aspectos de su desarrollo.
Definitivamente, el lenguaje comprensivo pasa por un proceso en el cual es
el adulto quien lo guía, cuantas más situaciones de “diálogo” presencie el bebé mayores modelos lingüísticos tendrá como modelo. El niño hablará como lo escucha en los demás, por tanto si el adulto pronuncia menciona una palabra mal el niño, en su momento, también lo hará. Al menos que se haya hecho la corrección apropiada anticipadamente.
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