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V EI S LT AA CDEEP AL LA 7C3 E •P A A
L B 7R 3I L 2001 117

Viejas y n uevas formas


de la ciudadanía

Martín Hopenhayn

División de Desarrollo
Social, CEPAL Este artículo postula que la realización de derechos económi-
mhopenhayn@eclac.cl
cos, sociales y culturales permite avanzar hacia una mayor
igualdad de oportunidades, tanto para acceder al bienestar
como para la afirmación de la diferencia en el campo de la
identidad. Este desarrollo en el ejercicio efectivo de derechos
debe complementarse con nuevas formas de ciudadanía, vin-
culadas con el acceso al intercambio mediático y la mayor
participación en la sociedad del conocimiento. Sólo por esta
vía parece factible proporcionar un fundamento ético a políti-
cas sociales y de desarrollo que han sido despojadas de funda-
mento ideológico. En este escenario es preciso construir una
cultura política que trascienda el carácter meramente formal
de los procedimientos y traduzca la acción política en prácti-
cas de comunicación entre actores diversos. La construcción
cultural de la ciudadanía democrática pasa por ese pacto o
contrato, que debe dar cabida a las voces de una amplia gama
de actores sociales y tener capacidad real de prescribir formas
de reciprocidad y reconocimiento, tocando ámbitos tan diver-
sos como el acceso a la justicia, a los servicios sociales, al de-
bate político informado y a emitir opiniones en los medios de
comunicación.

A B LA
VIEJAS Y NUEVAS FORMAS DE R I LCIUDADANIA
2001 • MARTIN HOPENHAYN
118 REVISTA DE LA CEPAL 73 • ABRIL 2001

I
La ciudadanía en los nuevos tiempos

La ciudadanía es un concepto y una práctica en muta- mero es de tipo político y cultural, y se traduce en la
ción. A lo largo del siglo XX su contenido ha estado difusión cada vez mayor, a escala planetaria, de una
ligado a las concepciones liberaldemocrática, social- cierta sensibilidad proclive a los valores de la demo-
democrática y republicana. En el primer caso, la ciu- cracia y el respeto a los derechos humanos, a veces
dadanía se vincula a los derechos de primera y segun- asociada a lo que se ha dado en llamar lo “políticamen-
da generación: civiles primero y luego políticos. Los te correcto”. El respeto a las normas del estado de
derechos civiles se refieren a las libertades propias del derecho y la tolerancia ante la diversidad cultural y
Estado de derecho (de opinión, expresión y asociación), étnica rigen este nuevo imaginario global. Sus valores
y apuntan a proteger la autonomía individual frente a se difunden entre los ciudadanos al interior de los
la coacción que pueda ejercer el Estado o alguna de países y se plasman también en acuerdos que suscribe
sus instituciones. Los políticos aluden al derecho de to- el grueso de la comunidad internacional. La ciudada-
do ciudadano a emitir su voto, y a ser representado en nía aparece protegida en sus derechos civiles, políti-
el sistema político por los poderes ejecutivo y legisla- cos y culturales no sólo por el Estado sino por una
tivo o bien participar directamente en ese sistema. suerte de “fiscalización global” que informa, denuncia
En la concepción socialdemocrática los derechos y censura violaciones a tales derechos.
se extienden a los de tercera generación: económicos, En el terreno de la globalización comercial y fi-
sociales y culturales. Incluyen básicamente el derecho nanciera, la disolución de fronteras y la creciente vul-
al trabajo, la salud, la educación, un ingreso digno, una nerabilidad de las economías nacionales a movimien-
vivienda adecuada y el respeto a la identidad cultural tos externos ponen en jaque la idea de soberanía del
de los ciudadanos. En la concepción republicana, final- Estado-nación, con consecuencias adversas sobre el
mente, la ciudadanía se asocia a mecanismos y senti- ejercicio de la ciudadanía y, muy especialmente, so-
mientos de pertenencia del individuo a una comunidad bre los derechos sociales y económicos. Una crisis en
o nación, y a la participación de los sujetos en la “cosa el sudeste asiático, una devaluación en Rusia o un alza
pública” y en la definición de proyectos de sociedad. en las tasas de interés en los Estados Unidos pueden
Con el cambio de siglo muchos comprueban que afectar los niveles de inversión y la masa de dinero de
la ciudadanía se repiensa, reescribe y reinscribe en las economías latinoamericanas, deteriorando el em-
nuevos espacios sin renunciar a sus contenidos histó- pleo y nivel de vida de muchos ciudadanos en países
ricos. Las conquistas de derechos (civiles y políticos distantes. Esto, sin que el Estado nacional pueda ha-
primeros, y más tarde económicos, sociales y cultura- cer mucho para corregir tales efectos. ¿A quién recu-
les) no pierden importancia ni se dan por logradas. De rre el ciudadano para reclamar derechos sociales súbi-
hecho, la titularidad de estos derechos no es del todo tamente mermados por un “acontecimiento financiero”
real: el ordenamiento global vigente va acompañado que ocurre muy lejos del país en que vive, que le re-
de mayor titularidad de derechos civiles y de muchos sulta muy difuso y sobre el cual ni él ni su país tienen
problemas para hacer efectivos los derechos económi- influjo alguno? Para defenderse de estos efectos de la
cos y sociales. Pero a la vez el impacto de la posmoder- globalización los ciudadanos tendrán que asociarse
nidad en el campo cultural, de la globalización en el globalmente con organizaciones que se movilizan,
campo político y de la revolución de la información hacen noticia e impactan a la opinión pública global.
en el campo tecnológico, confluyen en un nuevo esce- Un caso reciente fue la campaña de las organizacio-
nario de ciudadanía.1 nes no gubernamentales (ONG) de carácter “global” con-
El impacto de la globalización en la ciudadanía tra la Conferencia de Seattle de la Organización Mun-
exhibe, al menos, dos niveles muy disímiles. El pri- dial de Comercio.
En la posmodernidad, la nueva ciudadanía se re-
define por el descentramiento y la autoafirmación
1 Esta distinción, así como las reflexiones que siguen en este punto, diferenciante de sujetos, en parte como respuesta a
se basan en Hopenhayn (2000). tendencias propias de la globalización, como son el de-

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bilitamiento de los Estados nacionales y la mayor di- la comunicación, en fin, lógicas de disciplinamiento en
ferenciación social que tiende a darse a escala plane- lógicas de redes. Todo esto se difunde asimétricamente
taria con el nuevo paradigma productivo. Respecto del entre los países y dentro de ellos. Pero vivimos los
descentramiento, podemos decir que las prácticas ciu- distintos tiempos históricos de modo cada vez más sin-
dadanas no convergen hacia un eje de lucha focal (el crónico, por lo que también en América Latina el ejer-
Estado, el sistema político o la nación, como su expre- cicio y el concepto de la ciudadanía sufren los efectos
sión territorial), sino que se diseminan en una plurali- de la sociedad de la información. En un mundo cada
dad de campos de acción, de espacios de negociación vez más descentrado y que se basa en redes, en el cual
de conflictos, territorios e interlocutores. El ciudada- las demandas dependen menos del sistema político que
no deja de ser un mero depositario de derechos pro- las procesa y más de los actos comunicativos que lo-
movidos por el Estado de derecho o el Estado social, gran fluir por las redes múltiples el ejercicio de la ciu-
para convertirse en un sujeto que, a partir de lo que dadanía se expande a prácticas cotidianas a medias
los derechos le permiten, busca participar en ámbitos políticas y a medias culturales, relacionadas con la
de “empoderamiento” (empowerment) que va definien- interlocución a distancia, el uso de la información para
do según su capacidad de gestión y también según su lograr conquistas personales o grupales, la redefinición
evaluación instrumental de cuál es el más propicio para del consumidor (de bienes y de símbolos) como agen-
la demanda que quiere gestionar. Y a medida que se te que da voz a sus derechos y sus preferencias, y el
acrecienta el papel del consumo individual, tanto ma- uso del espacio mediático para transformarse en actor
terial como simbólico, en la vida de la sociedad, el frente a otros actores.2
sentido de pertenencia se desplaza desde el eje Esta- También aquí, la mayor dispersión de actos y
do-nación hacia una gran dispersión de campos en la reclamos de ciudadanía en la nueva era informática
producción de sentido y en la interacción de sujetos. lleva a una mayor diferenciación de las demandas. No
La idea republicana de ciudadanía reaparece, pero no es indispensable buscar un partido político para cana-
en el ámbito de la participación política, sino en una lizar reivindicaciones que, en la lógica política tradi-
gran variedad de prácticas de asociación o comunica- cional, debían agregarse en grandes denominadores
ción en la trama social que no necesariamente conflu- comunes. Se puede reclamar y agitar las banderas en
yen en lo público-estatal. microgrupos conectados a una audiencia mundial por
Lo segundo —la diferenciación de los sujetos— Internet, teléfonos, correo electrónico o cualquier otro
implica que la ciudadanía se cruza cada vez más con medio que vaya de lo local a lo global a la velocidad
el tema de la afirmación de la diferencia y la promo- de la luz y sin censura. La información nos permite
ción de la diversidad. Con esto muchos campos de saber en qué lugares del mundo habitan contrapartes
autoafirmación cultural que antes competían exclusi- que pueden solidarizar con sus pares en nuestros paí-
vamente a negociaciones privadas y estaban referidas ses y aunar fuerzas en el concierto de voces globales.
“hacia adentro” de los sujetos, hoy competen a la so- Y hace posible buscar proveedores para nuestras de-
ciedad civil, objeto de conversación “hacia afuera” y mandas y localizar espacios donde nuestras reivindi-
del devenir político y el devenir público de reivindi- caciones pueden resonar con los efectos buscados. Con
caciones asociadas. Así, por ejemplo, prácticas que son rapidez se puede proyectar un rito vernáculo en re-
definidas por sujetos colectivos fuera de la esfera la- flexión política sobre lo que significa un Estado o una
boral y territorial, y más en la esfera de la subjetivi- nación pluriétnicos.
dad, hoy son politizadas y llevadas a la lucha por de- Todos los procesos recién señalados se dan con
rechos y compromisos: diferencias de género, etnia, conflictos y asimetrías. La posmodernidad, la globa-
práctica sexual, consumo de drogas, minorías de cre- lización y la revolución de la información no son
do, culturas tribales arcaicas y posmodernas, y otras. asépticas ni ecuánimes. Las promesas de interacción a
Todas ellas trascienden su núcleo de pertenencia y se distancia y de información infinita contrastan con la
proyectan a un diálogo público en que se espera cam- exclusión social, la pérdida de cohesión y la desigual-
biar la opinión pública, revertir los estigmas que pe- dad en el seno de las sociedades nacionales, fenómenos
san sobre algunos grupos y ampliar la tolerancia.
El impacto de la revolución de la información
transforma sociedades fordistas en informáticas, socie- 2 Si bien las redes pueden ser “disciplinarias” o “emancipatorias”,
dades de producción en sociedades del conocimiento dependiendo de si operan con una lógica jerárquica o una lógica
y de la información, mundo del trabajo en mundo de horizontal.

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que los nuevos patrones productivos no sólo no miti- Además, el papel cada vez más preponderante de
gan sino que incluso amenazan con exacerbar. Los los medios de comunicación hace que la política de-
derechos sociales y económicos son más difíciles de sarrolle sobre todo su componente mediático, con lo
traducir en compromisos reales entre el Estado y la cual circula una imagen de los políticos mucho más
sociedad, sobre todo con la fisura del Estado de bien- definida por la estética publicitaria de los medios y por
estar en Europa (y de sus réplicas parciales en Améri- un uso más informatizado de la cultura popular a tra-
ca Latina), con los costos sociales del ajuste fiscal y vés de encuestas. Por esta vía se modifican las media-
con una crisis laboral sin precedentes (mayor desem- ciones de la competencia política, cada vez menos
pleo y/o mayores brechas salariales). referida a la producción de proyectos y más determi-
Por otra parte, la globalización trae consigo una nada por la circulación de imágenes e información. La
mayor conciencia de las diferencias entre identidades ciudadanía se retira de las calles y las plazas y se con-
culturales, ya sea porque ellas se difunden en los me- centra en el procesamiento individual de la informa-
dios de comunicación, se incorporan al nuevo imagi- ción frente a la televisión o al monitor de la computa-
nario político difundido por las oNG transnacionales y dora. Sustituye la identificación con grandes proyec-
se intensifican las olas migratorias; ya sea porque hay tos nacionales por opiniones sobre temas más especí-
culturas que reaccionan violentamente ante la ola ficos y diversos. Está más pendiente de la probidad de
expansiva de la “cultura-mundo” y generan nuevos ti- los políticos que de sus propuestas de sociedad, más
pos de conflictos regionales que inundan las pantallas cerca del seguimiento periodístico que del compromi-
de televisión en todo el planeta. De este modo, aumenta so partidario.
la visibilidad política de la afirmación cultural y de los Todo lo anterior mueve a extender la reflexión
derechos de la diferencia, mientras las exigencias de sobre ciudadanía tanto a las relaciones entre cultura y
ejercer derechos sociales y económicos chocan con política como al vínculo entre lo local y lo global.3
mercados laborales restringidos, con economías más Respecto de lo primero, cambian las culturas políticas
competitivas y sociedades menos solidarias. en la medida en que se acomodan a la lógica de los
En la trama de la sociedad civil, viejos proble- medios de comunicación masivos, a un escenario
mas culturales se convierten en asuntos de ciudada- “posideológico” y al vaciamiento de las utopías. Los
nía: temas de debate, de procesamiento de diferencias, conflictos culturales se hacen más políticos porque se
de reclamo de derechos y, por último, de interpela- tornan efectivamente más descarnados y violentos y, por
ción a los poderes centrales. Por los nuevos movi- lo mismo, fuerzan a la intervención del poder (local o
mientos sociales, o bien porque la industria cultural global); pero también se hacen más políticas las deman-
hoy amplifica voces que antes no estaban represen- das culturales porque el sistema político, dadas sus di-
tadas en los espacios de deliberación, el cambio pasa ficultades para responder a las demandas sociales tradi-
por el devenir político o el devenir público de acto- cionales y comprometerse con grandes proyectos de
res que no portan las clásicas demandas de aumentos cambio, encuentra en el mercado de demandas cultura-
salariales o prestaciones sociales, sino que plantean les un lugar propicio para seguir en la competencia. Así,
sus inquietudes en campos más simbólicos que ma- por ejemplo, es más fácil hoy proponer educación bi-
teriales. En este sentido destaca la irrupción política lingüe para la población aymara en Bolivia que
y pública de los temas de género, de etnia, de sexua- revitalizar la reforma agraria, o un canal de televisión
lidad, de consumo, y otros. Temas donde al reclamo para mujeres que una distribución de la riqueza que
de igualdad de derechos se adhiere con fuerza la rei- beneficie a los hogares encabezados por mujeres.
vindicación de la diferencia, donde se alternan deman- Respecto de la articulación entre lo local y lo
das propias de los actores sociales en el sistema po- global, hay quienes sostienen (Mato, 1999; Lins Ribei-
lítico (remuneraciones no discriminatorias, derecho a ro, 1999) que asistimos a nuevas formas de ciudada-
la tierra, protección de la salud, derechos y liberta- nía cultural. Con la globalización, afirman, se transna-
des del consumidor), con otras demandas más difíci- cionaliza la producción de representaciones sociales,
les de traducir en políticas de reparto social, vincula- con lo cual se entrecruzan actores locales y globales,
das con los nuevos roles de la mujer en la sociedad y modificando expresiones culturales como “identidad”
en la familia, la autoafirmación de la cultura mediante
el uso institucionalizado de la lengua vernácula, la
publicitación de la sensibilidad gay, las relaciones 3 Este punto lo he tratado en otro artículo (Hopenhayn, por
entre identidad y consumo. publicarse).

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y “sociedad civil” sobre las cuales tradicionalmente se arriba liderada por los grupos transnacionales hege-
ha construido el orden político y la ciudadanía. Según mónicos. Esto permitiría avanzar hacia “representacio-
Mato, esta reconfiguración conceptual produce a su vez nes de peculiaridad cultural” expresadas en distintas
una reorientación de las prácticas de algunos actores, organizaciones cívicas con sus propios proyectos. Para
que fortalece las posiciones de los actores globales y Lins Ribeiro, definir la relación entre identidad nacio-
crea redes bilaterales con actores locales, fomentando nal (culturas nacionales) y prácticas políticas pasa
su participación en eventos y redes de trabajo. Más necesariamente por abordar la condición de “transna-
concretamente, la formulación de nuevas representa- cionalidad”. Dicha transnacionalidad remite a un nue-
ciones de raza, etnia, medio ambiente y desarrollo vo nivel de integración y representación de pertenencia,
sustentable en redes globales nuevas se ha desenvuel- y por lo tanto transforma los escenarios de acción tra-
to, según Mato, a partir de la creación de códigos y dicionales. El cruce cultura/política toma cuerpo en los
categorías lingüísticas transnacionales como biosfera, desafíos de transformar las condiciones de ciudadanía,
biodiversidad, sociedad civil y otras. Ellas apuntan, y de regular y ordenar el nuevo escenario que surge
según el autor, a conformar un discurso y un sentido de la transnacionalización. Basándose en lo anterior,
transnacional que orientan lo que hacen los actores la propuesta de Lins Ribeiro apunta básicamente a la
alternativos globales y locales, y que sustentan una creación y el fortalecimiento de una “sociedad civil
suerte de alianza de intereses entre éstos, que apunta a global”, que a su juicio se representa actualmente en
un programa de acción transnacional alternativo para “una comunidad transnacional imaginada/virtual cuya
resistir los sesgos más excluyentes y depredadores de dinámica material … es un símbolo de las nuevas tec-
la globalización económica. nologías de comunicación, sobre todo, Internet”, y cu-
El diagnóstico de Mato advierte la interesante yas principales características estarían dadas por su
posibilidad de producir una “globalización desde aba- “testimonio a distancia” y su “activismo político a
jo” que actúe como respuesta a la globalización desde distancia” (Lins Ribeiro, 1999, p. 4).

II
La ciudadanía entre la
igualdad y la diferencia

El campo de la ciudadanía se enriquece a medida que namismo, y se la entiende sobre todo como la inclu-
la porosidad de la industria cultural y la comunicación sión de los excluidos, sin que esto conlleve homoge-
global permite reclamar y promover derechos cultura- neidad cultural, mayor concentración del poder políti-
les. La bandera de la comunicación democrática se alza co o uniformidad en los gustos y estilos de vida. Por
como promesa en que se funda la tecnología, la polí- otro lado, se trata de apoyar y promover la diferencia-
tica y la subjetividad; y muchos sueñan con una nue- ción, entendida como diversidad cultural, pluralismo en
va utopía que sustituya el viejo valor de la igualdad valores y mayor autonomía de los sujetos, pero sin con-
por el emergente valor de la diferencia. En lugar de vertirla en justificación de la desigualdad o de la no
clases sociales se invocan actores e identidades cultu- inclusión de los excluidos. La integración sin subordi-
rales cuyo potencial de emancipación no podría ser nación pasaría por el doble eje de los derechos socia-
universal, sino que radicaría en el juego democrático les y los culturales: una mejor distribución de los ac-
de las diferencias. Lo universal serían las reglas del tivos materiales va de la mano con un acceso más igua-
juego que otorgan visibilidad a tales diferencias, y que litario a los activos simbólicos (información, comuni-
garantizan una relativa igualdad de condiciones en el cación y conocimientos). Todo esto con una presencia
ejercicio de la ciudadanía, sobre todo en lo relativo a más equitativa de los múltiples actores socioculturales
los derechos culturales.
En este contexto quisiera poner de relieve una
tensión propia de las democracias actuales.4 Por un
lado, se busca recobrar la igualdad o darle nuevo di- 4 Esta idea se basa en el capítulo final de Ocampo (coord., 2000).

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en la deliberación pública y con un pluralismo cultu- reivindicativas. El reclamo por un reparto social a tra-
ral encarnado en normas e instituciones. vés de los salarios, contratos, prestaciones y servicios
Cabe preguntarse aquí cómo compatibilizar la li- fue el eje de la relación entre la política y la sociedad
bre autodeterminación de los sujetos y las diferencias bajo la égida valórica de la igualdad. ¿Qué ocurre
de cultura y valores que se sigue de esta defensa de la cuando se quiere reformular la relación a fin de que el
autonomía, con políticas económicas y sociales que valor de la diferencia sea igualmente activo en la arti-
hagan efectivos los derechos de “tercera generación”, culación entre lo político y lo social? Una vez más,
reduciendo la brecha de ingresos, de patrimonios, de entramos al tema de la cultura, las reivindicaciones
adscripción, de seguridad humana y de acceso al co- culturales y la redefinición de actores sociales qua ac-
nocimiento. Se trata de promover la igualdad en el tores culturales. Pero con la dificultad de que nuestros
cruce entre la justa distribución de potencialidades para sistemas políticos y nuestro Estado social (o lo que
afirmar la diferencia y la autonomía, y la justa distri- queda de él, si alguna vez lo hubo) manejan el lenguaje
bución de bienes y servicios para satisfacer necesida- homologador de la igualdad, pero no el lenguaje más
des básicas y permitir el ejercicio de los derechos so- complejo de la diferencia.
ciales. Por otro lado, la segmentación cultural también Este problema se hace sentir con fuerza en la
hace difícil un pacto social en torno a la solidaridad y educación. Sabemos que la sociedad del conocimien-
los sacrificios (impuestos) exigidos por el reparto so- to discrimina fuertemente entre quienes hayan tenido
cial. En otras palabras, sin unidad cultural resulta cada o no acceso a una educación oportuna y de calidad, y
vez menos viable un proyecto consensuado de redistri- que por lo tanto es necesario elevar universalmente las
bución progresiva de los activos en la sociedad. oportunidades educativas para brindar a futuro mayo-
Para hacer universal la titularidad de los derechos res oportunidades de bienestar al conjunto de la socie-
económicos, sociales y culturales es preciso conciliar dad, incorporándola como un todo a nuevos patrones
la no discriminación en el campo cultural con el re- productivos y comunicativos. Pero sabemos también
parto social frente a las desigualdades. A su vez, esto que la educación estandarizada ha tendido secularmente
incluye políticas de acción positiva frente a minorías a la homogeneización cultural, y actualmente despierta
étnicas y a otros grupos de corte socioeconómico, cul- las más enconadas críticas de quienes defienden la plu-
tural, etario o de género que se encuentran en situa- ralidad étnica y la afirmación de la diferencia.
ciones de mayor vulnerabilidad. Las políticas contra la Esta tensión se traduce hoy en políticas educati-
discriminación de la diferencia (que promueven dere- vas. Un ejemplo claro es el abandono de la llamada
chos civiles, políticos y culturales) deben complemen- “simultaneidad sistémica”, vale decir, de la idea de que
tarse con políticas sociales focalizadas hacia los gru- la educación formal, una vez que se generaliza, debe
pos objetivamente más discriminados, vale decir, en ser la misma para todos, tanto por razones de escala
condiciones más desventajosas para afirmar su espe- como por principios de igualdad.5 Tal simultaneidad
cificidad, satisfacer sus necesidades básicas y desarro- suponía que todos los educandos eran esencialmente
llar capacidades para hacer uso positivo de su libertad. iguales, tenían las mismas posibilidades de aprender y
La acción positiva debe extender los derechos encontraban similar utilidad en los mismos contenidos,
particularmente a quienes menos los poseen: no sólo de modo que la oferta educativa estandarizada promo-
los derechos sociales como la educación, el trabajo, la vería mayor igualdad de oportunidades.
asistencia social y la vivienda, sino también los dere- Hoy, muchas investigaciones han abandonado esta
chos a la participación en la vida pública, al respeto idea de simultaneidad sistémica en aras de lograr una
de las prácticas culturales no predominantes, y a la mayor pertinencia de los contenidos y formas ante las
interlocución en el diálogo público. En suma, debemos realidades socioculturales en que se insertan (Gvirtz y
apuntar a un concepto de igualdad compleja pasado por Narodowski, 1998). La aplicación de la teoría crítica
el filtro de la nueva sensibilidad democrática, del a la educación, hace al menos dos décadas, mostró que
multiculturalismo y del derecho a la diferencia, sin que una educación homogénea no significaba mayor equi-
ello avale condiciones de producción y reproducción dad ni mayor democratización en la transmisión del
de la exclusión socioeconómica. conocimiento, y que, por el contrario, podía tender a
Tradicionalmente el tema de la igualdad ha oscu-
recido el de la diferencia en el debate político, en las
negociaciones entre actores, en la construcción de con- 5 He dado mayor desarrollo a esta idea en Hopenhayn y Ottone
sensos y en las respuestas del Estado a las presiones (2000).

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un tipo de “racionalización sistémica” en la que se Esto lleva también a asumir riesgos en el proce-
sacrificaban las identidades y raíces culturales de los so mismo de enseñanza. Porque una escuela que pro-
distintos grupos. Más aún, se vio que una oferta edu- mueve la multiculturalidad es también una escuela de
cativa homogénea frente a una demanda heterogénea comunicación que altera radicalmente la relación maes-
podía prolongar y agudizar las asimetrías de origen tro-alumnos, visualiza el conocimiento como un pro-
durante el trayecto escolar. Por lo tanto, las diferen- ceso de construcción en el aula y con los estudiantes,
cias de clase social y de etnia podían recrudecer en y respeta a los alumnos en sus propios conflictos de
lugar de mitigarse bajo el paradigma educativo de la identidad. “No podemos —afirma Alain Touraine—
simultaneidad sistémica. hablar de la escuela del sujeto sin defender la escuela
Nos encontramos aquí con una situación en la que de la comunicación, y es allí donde son mayores las
es necesario equilibrar igualdad y diferencia. La edu- resistencias... cada vez que se aborda este tema, es
cación no sólo tiene que transmitir valores igualitarios rechazado tanto por los padres como por los profeso-
y de respeto a la diversidad, sino también encarnar ese res, que temen que se introduzca el incontrolable des-
equilibrio en su propia flexibilidad curricular. La equi- orden de relaciones afectivas y desaparezca lo que
dad a partir de la educación cristaliza en un nuevo consideran la misión principal de la escuela, que es
enfoque, donde convive la vocación igualitaria con la enseñar y preparar para los exámenes que abren la
atención a las diferencias. Para lo primero se debe puerta a los empleos” (Touraine, 1997, pp. 336-337).
asegurar una cobertura universal progresiva en el ci- Pero si la escuela de la comunicación parece
clo escolar, desde la educación básica a la educación amenazar el orden y la disciplina, por otro lado es el
media, y también reducir las disparidades en la cali- dispositivo indispensable para enfrentar el reto del
dad de la educación ligadas al origen socioeconómico. multiculturalismo y la tolerancia, y la formación de
Para lo segundo hay que efectuar adaptaciones progra- ciudadanos para las democracias de la comunicación
máticas a los grupos específicos (incluyendo el bilin- y el conocimiento, sin dispersarse en un cúmulo de
güismo en zonas donde el español no es lengua ma- información atomizada: “La globalización despojó a la
terna), buscar la pertinencia curricular en función de sociedad de su papel de creadora de normas. Contra
las realidades territoriales en que se desenvuelve la es- el riesgo de la fragmentación cultural se propone, jus-
cuela, y asignar fondos especiales en las zonas con tamente, el principio de la comunicación intercultural
mayor vulnerabilidad social y más precariedad econó- .... educar en el respeto a la diversidad, el reconoci-
mica. Como señalan Gvirtz y Narodowski (1998, p. 54), miento del otro y el ejercicio de la solidaridad, son
“lo que está en juego en la ruptura de la simultanei- condiciones para ampliar y enriquecer la propia iden-
dad sistémica es la posibilidad del respeto a la diver- tidad” (Cubides, 1998, p. 45). Y siendo la escuela un
sidad ...la escuela, en vez de ser el agente civilizador núcleo básico de socialización, sus propias prácticas de
que acabará con la ignorancia y la barbarie, será el aprendizaje y disciplinamiento tienen que encarnar
vehículo por medio del cual las distintas expresiones estos valores.
culturales podrán tener cabida”. Otra tensión entre los valores de la igualdad y de
Sin embargo, queda pendiente, como tema relati- la diferencia se encarna en los conflictos frecuentes que
vo a la igualdad de oportunidades y al papel crucial que se suscitan entre la educación formal, por un lado, y por
en ella desempeña la educación, el de las condiciones otro, la exposición de los educandos a los medios de
reales de progreso de los educandos en un contexto edu- comunicación y cada vez más a la computadora. Hoy
cativo que privilegia la diferencia por sobre la unifor- se habla de alfabetizaciones múltiples y formas diver-
midad. El mundo laboral del futuro, en el marco de eco- sas de “leer el mundo”. En estas lecturas se cruzan la
nomías globalizadas que compiten mejor cuanto más escuela, la televisión, los nuevos medios interactivos y
avanzan en la tercera revolución industrial, obliga a los la recomposición de la ciudad como un espacio radical-
jóvenes y niños de hoy a adquirir competencias que los mente heterogéneo. Este polimorfismo socava la cultu-
capaciten para acceder en el futuro a puestos de traba- ra letrada (es decir, centrada de preferencia en la pala-
jo, sobre todo si aspiran a la movilidad social ascendente bra escrita), y es fuente de encuentros y desencuentros
entre una generación y la que la sigue. Por otra parte, la tanto dentro del sujeto como entre sujetos distintos.
educación también tiene el propósito de respetar y pro- En este sentido, Guillermo Orozco invita a supe-
mover la identidad cultural de sus educandos. Entre estos rar las dos posturas antitéticas de la educación frente
dos objetivos, las opciones pueden ser complementarias, a los medios de comunicación: la defensa de la audien-
pero también divergentes. cia contra los medios, o la aceptación acrítica de ellos

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como recursos para la modernización educativa. Pro- del cambio (Huergo, 1998; Orozco, 1996). Infundir en
pone a cambio una “pedagogía crítica de la represen- los estudiantes una actitud de recepción crítica de los
tación”, que abra en la sala de clases el debate sobre mensajes, que les permita elaborar los estímulos que
la recepción a lo que entregan los medios de comuni- reciben desde medios distintos y muy presentes en la
cación, asuma que la escuela es una institución entre vida cotidiana, es dar formación en ciudadanía, al ha-
otras que compiten por ejercer la hegemonía del co- cer que los sujetos expuestos a la información y la
nocimiento, infunda habilidades que permitan a los imagen audiovisual sean capaces de utilizar estos ele-
estudiantes expresarse en un entorno multimediático, mentos para recrear la propia subjetividad y comuni-
y entienda la alfabetización como un proceso perma- carse con otros, sin limitarse a recibir pasivamente imá-
nente que se liga a los distintos alfabetos de un mundo genes que no sean más que fetiches o producto de
posmoderno: mediático, multicultural y de aceleración información unilateral.

III
Industria cultural y ciudadanía:
el capital simbólico y el derecho a voz

Como ya se dijo, asistimos a cambios en el ejercicio bio cultural, como consumidores y también como pro-
de la ciudadanía donde ésta no sólo se define por la ductores de mensajes. Esto último, porque el costo de
titularidad de derechos sino también por mecanismos manejar tecnologías “de emisión”, como fax, internet,
de pertenencia, por la capacidad de interlocución en el correo electrónico o radios comunitarias tiende a ba-
diálogo público y, cada vez más, por las prácticas de jar, y la capacitación necesaria para usarlas es míni-
consumo simbólico (de información, conocimiento y ma, de modo que cada vez más actores pueden incor-
comunicación). Como señala García Canclini (1995): porarse como interlocutores y voceros en el diálogo a
“No fueron tanto las revoluciones sociales… como el distancia. Todo esto siempre que el mercado no someta
crecimiento vertiginoso de las tecnologías audiovisua- la industria cultural al régimen de exclusión que hoy
les de comunicación lo que volvió patente de qué día atraviesa el conjunto de las economías nacionales.
manera venían cambiando desde el siglo pasado el Sin embargo, estas promesas de participación sim-
desarrollo de lo público y el ejercicio de la ciudada- bólica como nuevo campo de ejercicio de la ciudada-
nía. Pero éstos … fueron desplazando el desempeño nía se dan en un contexto en que el acceso material a
ciudadano hacia las prácticas del consumo … muchas los frutos del progreso no sigue la misma tendencia
preguntas propias de los ciudadanos se contestan más expansiva.6 Pensemos en América Latina: mientras la
en el consumo privado de bienes y de los medios integración social y material se ve amenazada por la
masivos que…en espacios públicos”. De modo que la crisis del empleo y la persistencia de la disparidad de
circulación de bienes simbólicos es cada vez más un ingresos, nuevos ímpetus de integración simbólica
modo de extensión del ejercicio de la ciudadanía. De irrumpen desde la industria cultural, la democracia
allí, pues, la importancia de abrir los medios de comu- política y los nuevos movimientos sociales. De una par-
nicación a nuevas voces. te, el consumo de medios de comunicación y la matrí-
La relación entre industria cultural y ciudadanía cula educativa siguen expandiéndose. La educación
no sólo atañe al consumo simbólico. La industria cul- presenta problemas de calidad más que de cobertura,
tural, hoy, constituye la vía de acceso más importante ya que esta última ha aumentado de tal modo que
al espacio público para amplios sectores que han esta- empiezan a cobrar mayor relieve otros desafíos edu-
do tradicionalmente privados de expresión en ellos. La cativos. Dada la difusión que alcanzan actualmente los
televisión, el video y las redes de información y tele-
comunicación son herramientas cuyos costos relativos
descienden día a día, con lo cual los excluidos encuen- 6 Esta asimetría entre acceso al capital simbólico y al bienestar
tran posibilidades inéditas de participar del intercam- material la he planteado en artículos precedentes.

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medios de comunicación, en el grueso de los países horas de programación televisiva (y el promedio de


latinoamericanos, la gran mayoría de la gente cuenta horas de consumo televisivo de la población) aumen-
con más información7 y tiene más acceso a la produc- taron geométricamente de lustro en lustro, y el nivel
ción cultural y al debate político. Nunca antes la re- educativo medio de la población joven subió al menos
gión contó con gobiernos democráticamente electos en en cuatro años de educación formal. Pero el índice de
la casi totalidad de los países; hoy hay mayor concien- pobreza la región está hoy al mismo nivel que a co-
cia y vigencia de los derechos civiles y políticos, se mienzos de los años ochenta, y los ingresos reales de
valoriza más el pluralismo político y cultural, y cobra la población urbana han aumentado levemente en al-
renovados bríos el tema de la ciudadanía y de los de- gunos países y han disminuido en otros (como Vene-
rechos sociales y culturales. zuela). Así, el acceso al conocimiento, la información
De otra parte, en América Latina hoy hay más y la publicidad creció a un ritmo totalmente asimétrico
pobres que a comienzos de los años ochenta; la distri- con el del acceso a ingresos más altos, a más bienes-
bución del ingreso no ha mejorado, y en algunos paí- tar y a un mayor consumo.
ses muestra claro deterioro; la informalidad laboral, Esta situación nos hace plantearnos otras pregun-
sustentada en ingresos bajos y poca capitalización, tas sobre la rearticulación de la política y la cultura.
crece y caracteriza al sector que más absorbe a los En primer lugar, la mayor distribución de bienes sim-
grandes contingentes de trabajadores que van quedan- bólicos que de bienes materiales puede trasladar la
do al margen de la modernización productiva, o a la pugna distributiva, al menos parcialmente, a bienes
mayoría de jóvenes con baja capacitación que ingre- culturales como el acceso al conocimiento, información
san al mercado del trabajo; el sector rural tradicional y educación oportunas. Esto no significa que desapa-
se va haciendo crecientemente marginal respecto del rezcan como objeto de negociación política temas clá-
resto de los sectores, y las sociedades se van fragmen- sicos como el empleo, los salarios y los servicios so-
tando cada vez más por la acumulación de estos fenó- ciales. Pero sí implica cambios en las agendas políti-
menos, con efectos inquietantes en lo que se refiere a cas, la publicidad política, los contenidos de la com-
inseguridad ciudadana, apatía política e incremento de petencia por votos y los temas que son objeto de gran-
la violencia. des consensos societales.
Veamos algunos datos. Según estadísticas de la En segundo lugar, esta brecha entre bienes sim-
CEPAL, entre 1980 y 1990 el consumo privado por ha- bólicos y bienes materiales puede ser motivo de cre-
bitante en América Latina descendió en 1.7% (CEPAL, ciente conflicto social y, por consiguiente, del devenir
2000). En el mismo período, en América Latina y el político de dicha brecha. A medida que se expande el
Caribe el número de televisores por cada mil habitan- consumo publicitario, y permanece estancada la capa-
tes aumentó de 98 a 162 (UNESCO, 1998); además, se cidad adquisitiva para responder a lo que ese consu-
hicieron sentir los efectos de logros educativos acumu- mo publicitario promueve, la sociedad se “recalienta”,
lados en décadas precedentes, elevándose considerable- lo que afecta la pugna distributiva y, por ende, la
mente el nivel educativo medio de la población joven. gobernabilidad. El problema (brecha de expectativas)
Vale decir: mientras el acceso a conocimientos, imá- no es nuevo, pero puede precipitarse: por una parte, la
genes y símbolos aumentaba fuertemente, se reducía población joven latinoamericana tiene ahora más edu-
el consumo de bienes “reales”. En el período señala- cación y conocimiento y más expectativas de consu-
do, países como México, Venezuela y Brasil vieron mo por su exposición a la industria cultural; por otra,
crecer con fuerza la industria mediática8 y la cobertu- el desempleo de los jóvenes duplica al del resto de la
ra y logros escolares, mientras la reducción de la po- población, en una región con la peor distribución del
breza o el mejoramiento de la calidad de vida mostra- ingreso en el mundo. Los jóvenes poseen más infor-
ban una evolución muy distinta. mación y más manejo de medios de información
Si consideramos el período 1970-1997, tenemos interactiva que sus padres, lo que los hace más capa-
que el número de televisores por cada mil habitantes ces de ejercer la ciudadanía activa hoy; pero sus re-
en la región se elevó de 57 a 205 (UNESCO, 1998), las clamos de derechos sociales asociados al bienestar y a
la calidad de vida chocan contra el muro opaco del
mercado, el desempleo y la exclusión.
7 Si bien no está claro cómo se traduce ese mayor acceso a la in- En tercer lugar, el uso de la comunicación a dis-
formación en conocimientos y recursos para la acción.
8 Piénsese nada más en empresas del tamaño de Televisa en Méxi- tancia tiende a ser cada vez más importante para in-
co u O’Globo en Brasil. fluir políticamente, ganar visibilidad pública y ser

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interlocutor válido en el diálogo entre actores. Casos dustria cultural y comunicacional ha permitido que se
emblemáticos, como el uso de Internet por los conecten grupos diversos que sufren segregación
zapatistas, resultan ilustrativos. Esto nos plantea un sociocultural. De estos casos ilustrativos se pueden
nuevo problema o dilema: si en la trama cultural se nutrir nuevas iniciativas en este campo; entre otras, la
empiezan a politizar algunos problemas, vale decir, construcción de redes para incorporar demandas de
si ciertos temas que antes sólo se procesaban —o re- sectores dispersos, una mayor conexión de etnias in-
primían— “hacia adentro” ahora se interpelan políti- dígenas en y entre países de la región, y la producción
camente, ¿cómo evitar las disparidades de poder de- de programas de difusión de culturas autóctonas ges-
rivadas de que unos actores culturales capitalicen tec- tionados por los propios protagonistas.
nología comunicativa para hacerse presentes, y otros En Guatemala, campesinos indígenas envían por
no? ¿Cómo promover los medios técnicos idóneos, y fax mensajes sobre violaciones a los derechos huma-
el saber usarlos, para una “política democrática del nos a las organizaciones no gubernamentales interna-
sujeto”? ¿Cómo evitar que la nueva diferencia entre cionales, sin saber usar una máquina de escribir. En la
informatizados y desinformatizados implique una bre- Amazonia brasileña, indios analfabetos intercambian
cha entre representaciones simbólicas que circulan por videocintas para difundir sus costumbres vernáculas.
la red y pueden hacer noticia, pesar en las decisiones Las organizaciones reivindicativas vecinales en Méxi-
y frenar abusos de poder, y otras representaciones que co han multiplicado sus presiones en los espacios pú-
debido a su “invisibilidad electrónica” se transforman blicos para procesar sus demandas, con el apoyo de
luego en políticamente invisibles y, por ende, inde- computadoras, bases de datos propias y redes informa-
fensas? tivas intervecinales. En el mismo país, las federacio-
Frente a esta última amenaza, es preciso promo- nes campesinas han creado una base de datos autóno-
ver el uso de las nuevas tecnologías de comunicación ma para controlar mejor los programas de crédito ru-
a fin de dar voz a los silenciados o a los inaudibles. ral, y en Veracruz, grupos ecologistas locales han lo-
Los sistemas de teleconferencias, redes informati- grado oponerse a la propuesta instalación de una planta
zadas y conexiones integradas (de teléfono, fax, com- de energía nuclear porque adquirieron información
putadora y fotocopiadora) pueden aprovecharse para oportuna de los ecologistas de los Estados Unidos y
dar micrófono a quienes no han contado con posibi- dieron publicidad a los riesgos en medios de prensa.
lidades para hacerse oír en espacios públicos. De En Chiapas, las asociaciones de pequeños productores
hecho, estos nuevos sistemas, integrados a su vez con de café se conectan con grupos de pares en Centroamé-
los medios de comunicación masivos, tienen un gran rica y el Caribe para compartir información sobre trans-
potencial para ampliar los espacios públicos de co- porte, mercados, precios internacionales, tecnología de
municación. Un vasto conjunto de demandas socia- producción y negociaciones en el comercio interna-
les, provenientes de actores dispersos o subordinados, cional.
podría empezar a ocupar un lugar en la circulación En este contexto adquieren relevancia las políti-
pública de mensajes. cas culturales, es decir, se politiza la cultura en cuanto
La tendencia al “descentramiento” en la emisión se vuelve campo de lucha para revertir la exclusión
de mensajes en la industria cultural puede contribuir a mediante la mayor polifonía de voces en las transac-
democratizar las sociedades en la región. Si ya hemos ciones políticas. Sin embargo, hay fuertes obstáculos
alcanzado la democracia política en la vasta mayoría para lograr la autoafirmación de las identidades subor-
de nuestros países, la profundización democrática, fun- dinadas o excluidas: por el lado económico, la priva-
dada en el protagonismo de distintos actores sociales, tización de las comunicaciones, a lo que cabe agregar
podría verse favorecida por la difusión de las nuevas la concentración del poder mediático en las grandes
formas de la industria de la cultura y las comunicacio- fusiones transnacionales; y por el lado político, la fal-
nes. Existen hoy casos ilustrativos en distintos países ta de compromiso del Estado con políticas culturales
de la región, donde el uso de nuevos bienes de la in- que apuesten a una mayor democracia comunicacional.

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IV
A modo de cierre

Una tesis en boga, y que aquí compartimos, es que en de estas demandas sobre las instancias decisorias
la medida en que se materializan como derechos pertinentes, en un marco de viabilidad política y
inalienables no sólo los civiles y políticos, sino tam- afianzamiento de la democracia.
bién los económicos, sociales y culturales, podrá avan- Para promover la articulación entre organizacio-
zarse hacia una mayor igualdad de oportunidades tan- nes de grupos marginados puede ser útil: difundir tec-
to para acceder al bienestar como para afirmar la dife- nología de información y comunicación hacia la base
rencia. De allí que el clamor por “más ciudadanía” no social; redefinir políticas culturales en función de la
sólo apunta a su revitalización para un mundo me- cultura organizativa del mundo popular; reforzar las
diático y una sociedad del conocimiento, sino también iniciativas del Estado dirigidas a movilizar el capital
a reflotar la idea del ciudadano como portador de de- social y cultural de la gente para optimizar el efecto
rechos inalienables. Sólo por esta vía parece factible de la ayuda social en programas de diverso tipo; y
dar un fundamento ético a políticas sociales y de de- apoyar el papel articulador del “agente externo”, pro-
sarrollo que han sido despojadas de fundamento ideo- venga éste de una ONG, de un municipio o de un pro-
lógico. grama público, para conectar las lógicas de los movi-
Para promover tanto la participación política de mientos socioculturales con las tendencias de la socie-
sectores social y culturalmente excluidos del debate dad en su conjunto y reducir así los niveles de segre-
sobre la agenda pública, como la comunicación ha- gación y fragmentación.
cia ellos, se requiere inventiva en las formas de ac- En este escenario es preciso construir una cultura
ceder a los espacios de negociación. Es necesario política que trascienda el carácter meramente formal
impulsar mecanismos capaces de expresar demandas de los procedimientos, y que traduzca la acción políti-
de grupos dispersos y de movimientos socioculturales ca en prácticas de comunicación que internalicen so-
del mundo popular, y también fomentar la presencia cialmente normas de reciprocidad y reconocimiento
directa de estos grupos en las instancias intermedias entre actores diversos. La construcción cultural de la
de la política (como sindicatos, municipios y otros). ciudadanía democrática pasa por repensar hoy el con-
Se trata no sólo de reabrir, dentro de las fronteras de tenido de este pacto o contrato, en el cual deben caber
la democracia moderna, el tema de la redistribución las voces de una amplia gama de actores sociales, y
de los recursos materiales, sino sobre todo de poner que debe tener capacidad real de prescribir formas de
sobre el tapete la distribución de recursos simbólicos, reciprocidad y reconocimiento horizontal. Estas pres-
como son la participación, el acceso a la información cripciones pueden tocar ámbitos tan diversos como el
y la presencia en el intercambio comunicacional. Hay acceso a la justicia, a los servicios sociales, al debate
que promover una mayor articulación entre las orga- político informado y a emitir opiniones en los medios
nizaciones reivindicativas de los grupos menos inte- de comunicación. Dicho pacto deberá servir de doble
grados a los beneficios de la modernización. Esto bisagra: primero, como mecanismo en que se articu-
exige sobre todo al sistema político, y en segundo lan una nueva cultura política y los distintos actores
lugar al sector estatal social, impulsar acciones que socioculturales con sus demandas y expectativas; se-
refuercen la red de movimientos sociales con capa- gundo, como mecanismo en que se potencia una nue-
cidad para discernir sus demandas inmediatas y sus va cultura política de la reciprocidad y se irradia hacia
demandas estratégicas, y apoyar la presión en favor el conjunto de la sociedad.

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