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¡NO LE
LLAMES
MÁS!
No permitas que te siga haciendo daño.
Autor: Rhonda Findling
Biblioteca de autoayuda
FORO VIVIRLIBRE.ORG
Octubre 2009
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INTRODUCCIÓN
amorosa, por lo que decidí, al fin, crear un grupo de psicoterapia llamado “¡No le
llames!”. Realizamos varias sesiones en la comunidad y pronto empezaría a aparecer en
radio y la televisión como “experta en relaciones”. Parecía que mi camino ya estaba
decidido.
A través de mi propia experiencia persona y profesional, aprendí lo mucho que
puede llegar a afectar a una persona adulta un abandono o un rechazo. El dolor del
rechaza puede alcanzar hasta lo más profundo del ser humano. Una mujer, por ejemplo,
puede llegar a obsesionarse hasta tal punto por un hombre que la ha rechazado, que la
rabia y el deseo que siente por él llegarán a consumirla. He conocido mujeres que han
perdido la salud, el dinero, el trabajo, sus hijos, incluso que han ido a la cárcel, a causa
de su preocupación por el hombre que las abandonó. En el grupo de terapia han
participado mujeres al borde del suicidio por una ruptura y su incapacidad de superarla.
La mujer ha recorrido un largo camino para independizarse económicamente del
hombre, pero todavía queda mucho trabajo por hacer para alcanzar la independencia
emocional. Existen demasiadas mujeres económicamente autosuficientes que soportan
relaciones emocional y físicamente abusivas por temor a que las abandonen. Prefieren
mantenerse al lado de un hombre que las maltrata, las humilla o las rechaza que
arriesgarse a quedarse solas. En los próximos capítulos, aprenderás a desarrollar tus
habilidades para superar una relación rota y no destrozar tu vida por lealtad al amor
romántico o por miedo a la soledad. Los ejercicios te servirán para expresar y
experimentar tus propios sentimientos, lo cual es fundamental en el proceso de curación.
Este libro, los ejercicios y el programa de diez pasos desarrollado a partir de mi trabajo
con las mujeres del grupo de terapia “¡No le llames!” te ayudarán a recuperarte del
dolor de una relación rota. Aunque la mayoría de las mujeres de la terapia estaban
pasando por una separación, había algunas que seguían inmersas en una relación con un
hombre nada aconsejable y que lo que buscaban era la fuerza y el apoyo necesarios para
romper. Otras sentían que estaban actuando ciegamente, respondiendo a su
desesperación por no quedarse solas, y buscaban una nueva perspectiva sobre su
comportamiento.
Los casos que se presentan en este libro están basados en la experiencia y el
esfuerzo por sobreponerse a una relación rota de pacientes que he tratado y personas que
he conocido. Los nombres y rasgos que pudieran identificarlos han sido cambiados.
Si en estos momentos mantienes una relación y un exceso de ansiedad hace que
quieras llamarle por miedo a que te abandone o que pierda interés, éste también es tu
libro. Utiliza los ejercicios prácticos, el programa de diez pasos y la información
proporcionada para centrarte y no dar la impresión de estar necesitada o desesperada.
Esto puede poner en contra al mejor de los hombres.
Si lo que ocurre es que estás sufriendo por una ruptura, puedes utilizar este libro
para reponerte. Sigue mi consejo de controlarte y no salir corriendo detrás de tu ex;
conseguirás recuperarte de la pérdida con tu orgullo y autoestima intactos. No sólo
sobrevivirás, triunfarás. Incluso puede que te animes a buscar un nuevo amor, uno que
siempre esté ahí para ti.
¡De verdad, la vida sigue después de ese hombre!
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podemos evitar dejarnos llevar por un impulso que no podemos controlar, y realmente
nos sentimos mal cuando actuamos así.
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Duelo y Aflicción
Etapas de la pérdida
El período de duelo por la pérdida del hombre del que estábamos enamoradas
pasa por cuatro etapas. Puede que el orden en que se sucedan varíe o que se solapen
entre sí, pero en cualquier caso son fácilmente reconocibles. Esta división en fases se
basa en las cinco etapas del proceso de la muerte propuestas por la doctora Elizabeth
Kübler-Ross en su famosa obra On Death and Dying (Sobre la muerte y los
moribundos), publicada en 1969.
La negación es la primera fase. No queremos afrontar la realidad de que él se ha
marchado, nos ha rechazado o ha hecho algo terrible que ha provocado que
rompiéramos con él. Estamos bajo el efecto de un profundo shock emocional que nos
impide reconocer la verdad.
En esta fase de negación, es sumamente importante intentar hacer frente a la
realidad. Si hacemos ver que todo sigue igual y nos dedicamos a perseguir al hombre
con el que acabamos de romper, podemos terminar sintiéndonos todavía más heridas y
humilladas. Este es un buen momento para hacer uso de nuestra propia red de apoyo –
buenos amigos, un grupo de terapia o un especialista, por ejemplo-, y buscar la ayuda
necesaria para aceptar la verdad de la situación.
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Es igualmente necesario mantener la sensación de deseo por él. No hay por qué
avergonzarse. Son sentimientos, nada más. No estamos obrando según ellos,
sencillamente los estamos sintiendo.
Es probable que sintamos la necesidad de expresar agradecimiento y sigamos
obsesionadas con la relación porque creemos estar en deuda con nuestro ex por algo que
hizo. Vivian estaba sumamente agradecida a su novio por haberla apoyado
económicamente mientras estudiaba derecho. Barbara, por su parte, se sentía agradecida
por el apoyo recibido por parte de su pareja durante un duro proceso de divorcio. Ambas
querían expresar estos sentimientos al resto del grupo, pues aunque sus relaciones
habían terminado, seguían centradas en lo maravillosos que eran sus respectivos ex
compañeros.
También puede ocurrir que sintamos envidia hacia nuestro ex por alguna
cualidad que admiramos en él y que quisiéramos poseer. Betty, por ejemplo, admiraba
la capacidad de su novio Paul para relacionarse con la gente. Solía observarlo en las
fiestas, y estaba fascinada por la rapidez y la facilidad con la que conectaba con los
demás.
Lo que sin duda alguna sentiremos por él es enojo y rabia tanto por habernos
abandonado como por habernos tratado injustamente, traicionado, rechazado, o incluso
por haber abusado de nuestra confianza. Superar estos sentimientos sin dejar que nos
dominen es capital para recuperarnos del desengaño.
La clave de este proceso es NO llamerle, por muy poderosas que sean nuestras
razones. Debemos utilizar este período de tiempo para distanciarnos emocionalmente de
él, para desconectar de la relación. Si le llamamos para compartir con él nuestros
sentimientos y no se de cuenta de lo difícil de nuestra situación, puede reaccionar
expresando su rechazo o su desprecio, con lo que terminaríamos sintiéndonos mil veces
peor. Un resultado tal contaminaría el proceso de recuperación invalidando todo el
trabajo hecho hasta ahora.
En lugar de eso, lo mejor es expresar estos sentimientos a otra persona, ya sea un
terapeuta, un amigo o un grupo de terapia, alguien con quien nos sintamos seguras. El
hecho de tener un testimonio que siga nuestra experiencia con el amor, el dolor, la
tristeza y el deseo hace que este proceso adquiera un significado mucho mayor. Sin
embargo, hay veces en las que no podemos encontrar a nadie con quien compartir
nuestras sensaciones, así que tendremos que sentirlas por nosotras mismas. Cuando el el
corazón se despierta en medio de la noche, no podemos ir llamando a la gente a las
cuatro de la mañana (¡a no ser que estos amigos sean extraordinariamente
comprensivos!). En lugar de eso, podemos sentir y llorar solas. De este modo,
aprenderemos a calmarnos y consolarnos a nosotras mismas, un punto que
desarrollaremos en el tercer capítulo.
Betty y Tim llevaban prometidos seis meses cuando él le confesó que no sabía si
podría casarse con ella. Betty se hundió. Habían estado saliendo durante más de un año
antes de prometerse. Tim se había trasladado desde Grecia a Nueva York para realizar
un máster de ingeniería. Un año después, conoció a Betty en una discoteca, y desde su
primera cita empezaron a pasar prácticamente todo su tiempo libre juntos. Cuando la
familia de Tim se enteró del compromiso, se enfadaron mucho, pues querían que él se
casara con una mujer griega. Amenazaron con desheredarle si seguía adelante con la
boda, y Tim decidió hacer caso a su familia y renunciar al matrimonio con Betty.
Betty estaba furiosa con Tim por su incapacidad para hacer frente a su familia y
por haber traicionado su amor y sus expectativas de futuro juntos. Aunque seguía
desempeñando normalmente su trabajo como analista financiero, Betty se estaba
desmoronando, por lo que decidió someterse a terapia. Cuando acudió a mí,
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¿Qué podemos hacer para facilitar nuestro paso por la fase de duelo?
♦ Para calmar nuestro enfado, podemos hacer ejercicio físico (correr, jugar al tenis,
ejercicios de musculación, lucha, ¡o incluso tomar clases de artes marciales!).
Servirá cualquier actividad en la que podamos descargar nuestra ira y nuestra
tensión.
♦ Expresar nuestros sentimientos a través de ejercicios de creatividad tales como
escribir versos, prosa o letras para canciones, pintar, cantar y bailar.
♦ Hablar siempre que podamos de nuestros sentimientos con las compañeras del
grupo de terapia.
♦ Escribir una carta de despedida a la relación que acaba de terminar. Hay que
escribirla como si nuestro ex pudiera oír a alguien que la lee, decir todo lo que
debe ser dicho, y dejar que nuestros sentimientos afloren a medida que vamos
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Ejercicios Prácticos
Los siguientes ejercicios están diseñados para ayudarte a superar el pasado. Piensa bien
las respuestas antes de escribirlas (es lo que se llama “procesar” las respuestas). El
hecho de tener que ir explorando nuestros sentimientos a medida que respondemos a las
preguntas es una parte fundamental del proceso de curación.
♦ ¿Has sentido rabia o enfado hacia tu ex? ¿Qué hizo él para provocarte estos
sentimientos?
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♦ ¿Qué tipo de cosas crees que puedes hacer para expresar tus sentimientos de dolor y
rabia de un modo sano y constructivo?
♦ ¿Tienes a alguien con quien compartir tus sentimientos cuando estás triste o
disgustada? Describe a esa persona.
♦ Si en plena noche te sientes desbordada por la tristeza o la rabia, ¿qué haces para
calmarte?
♦ ¿Cuál es el modo más original que imaginas para celebrar el fin de tu relación?
Escribe sobre ello sin preocuparte de lo extravagante que pueda parecer.
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Apoyo
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El lunes fue a hacerse un masaje y luego a ver una película que había estado
posponiendo. El martes fue a cenar con un amigo que no había visto en mucho tiempo y
quedó con otro para tomar el café. El miércoles se fue de compras y volvió con el
vestido de sus sueños. Una vez en casa, empezó a sentir el suplicio de la ausencia y el
rechazo de Tom, y llamó a unos amigos para comentar con ellos lo que le había
ocurrido con Tom. El jueves se citó con su terapeuta, a quien no había visto desde hacía
dos años. Pidió dos días libres a la empresa y se marchó. De la ciudad durante el fin de
semana para visitar a su hermana y sus sobrinas.
Cuando regresó de su viaje, Amy se sentía algo mejor. Se había gastado mucho
dinero la semana anterior y tenía que controlar el presupuesto, pero decidió que seguiría
tratándose terapéuticamente hasta que superara el rechazo de Tom. También se decidió
a hacer un montón de visitas a sus amigos durante las dos semanas siguientes y a
empezar un curso de interpretación. Quizá le sirviera para afrontar algunos de sus
sentimientos y, por qué no, para conocer gente nueva. Además, en su interior, siempre
había querido ser actriz, y éste era un buen momento para perseguir uno de los sueños
que había estado posponiendo.
Ejercicios Prácticos
♦ Describe tus sentimientos por la persona que has perdido o que te ha rechazado.
♦ En este mismo momento, ¿qué podrías hacer para aliviar ese dolor?
♦ Haz una lista de algunas de las personas por las que te sientes querida y descríbelas.
♦ ¿Estás otorgando demasiado poder a la persona que te rechazó? Haz una lista de sus
rasgos negativos.
♦ Haz una lista de todas las actividades que puedas hacer esta semana para sentirte
mejor.
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Paternidad Inadecuada
Si estás pasándolo mal intentando superar el fin de una relación o no puedes evitar
estar llamando constantemente a tu pareja porque temes que vaya a dejarte, puede que
estés sufriendo los efectos de lo que se conoce como “paternidad inadecuada”. Muchas
niñas crecen sin su padre en casa o con un padre que entra en sus vidas sólo de forma
esporádica y siempre vuelve a marcharse. No es de extrañar, pues, que muchas mujeres
padezcan las secuelas de una falta de cariño por parte de la figura paterna.
A pesar de lo triste que esta situación es ya de por sí, la ausencia física no es el
único modo en que el padre puede desatender a sus hijos. Puede que no haya estado
emocionalmente disponible, debido, por ejemplo, a una adicción al sexo, al trabajo, a las
drogas o al alcohol. Puede que tuviera problemas para relacionarse, o que su modo de
hacerlo fuera distante por definición. Puede que hubiera estado deprimido o físicamente
enfermo. O puede que se tratara de un hombre absorbido en sí mismo.
En este sentido, es importante mencionar que este último tipo de ausencia constituye
un abandono emocional y que, por tanto, debe tratarse como cualquier caso de pérdida.
Cabe decir, además, que el abandono emocional puede ser tan traumatizante como el
abandono físico.
El hecho de maltratar o humillar a la madre delante del niño también se considera
ejemplo de paternidad inadecuada. En el caso de la niña, es incluso más grave, pues ésta
tiende a identificarse con su madre e interioriza el modo en que es tratada por el padre.
Cualquier tipo de abuso o pelea delante de los hijos es estresante y traumatizante para
ellos, y cuando se lleva a cabo, no se están considerando los graves efectos a largo plazo
que este tipo de conducta puede causar en los pequeños.
Por supuesto, si el padre abusa del niño o niña física, sexual o emocionalmente, deja
de comportarse como tal. Estamos ante el caso extremo de un padre demasiado
preocupado por sus propios problemas y necesidades. Es completamente incapaz de
cumplir sus obligaciones para con su hijo o hija.
Tenías un padre…
♦ Con sensibilidad;
♦ Comprensivo;
♦ Interesado en ti;
♦ Claro (no ambiguo en sus señales);
♦ Respetuoso;
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Cuando tenía doce años, mis padres se divorciaron. Aunque mi padre trabajaba, se
marchó para “vivir su propia vida”, sin considerar siquiera el pasarnos algún tipo de
manutención. Nos abandonó a mi madre, a mi hermano y a mí con una casa hipotecada
y un coche en manos de los bancos porque no había pagado las letras. Mi madre era ama
de casa y no disponía habilidades que la hicieran apta para trabajar, así que fuimos
empobreciéndonos cada vez más. A pesar de los intentos de mi madre en los juzgados,
mi padre solía esquivar la ley y raramente contribuía económicamente. Nunca hizo
ningún intento de financiar parte de mi ecuación universitaria, pero yo era bastante
obstinada, así que conseguí mantener tres trabajos a la vez y terminar la carrera.
Incluso ahora que soy adulta y una profesional en mi trabajo, su egoísmo y falta de
cariño siguen pareciéndome difíciles de comprender. Cuando empecé a salir con
hombres solía elegir los que fueran guapos, encantadores y egocéntricos, tal como era
mi padre. Malgasté un montón de tiempo y energía en hombres que eran incapaces de
mantener una relación sana, pero logré terminar con todo ello cuando empecé a tratarme
terapéuticamente y conseguí superar los sentimientos provocados por el abandono de mi
padre.
El hecho de haber crecido bajo los efectos de una paternidad inadecuada puede
influir de distintos modos en las relaciones amorosas que tengamos.
♦ Puede que nos entre el pánico cuando creemos que un hombre se está
distanciando de nosotras o pretende dejarnos. Este sentimiento de terror procede
de los recuerdos del abandono paterno escondidos en el inconsciente y que
todavía no hemos superado. El miedo a ser rechazadas puede hacernos actuar de
un modo desesperado hasta el punto de desatar conductas humillantes y
autodestructivas.
♦ Puede que nos relacionemos con hombres parecidos a la figura paterna en un
intento de revivir y resolver la historia. Es como tratar de extraer sangre a una
piedra; estamos intentando recibir amor de un hombre emocionalmente incapaz
de dárnoslo. La triste realidad es que podemos encontrar millones de hombres
como nuestro padre, pero nunca podremos obtener el cariño y la atención que
necesitábamos cuando niñas. Es demasiado tarde, y repetir el trauma una y otra
vez no resolverá nada. Lo que sí podemos hacer ahora que somos adultas es
curar la herida.
♦ Quizás nos relacionemos con hombres como nuestro padre porque
emocionalmente no nos hemos liberado de él o de su recuerdo. El hecho de estar
con este tipo de hombres permite a la niña que forma parte de nosotras seguir en
contacto con el padre que conoció. Parece del todo irónico que tengamos
dificultades para separarnos emocionalmente de alguien que ni siquiera estaba
ahí cuando lo necesitábamos. Incluso puede que nos aferremos a la imagen del
padre que deseamos tener pero que nunca tuvimos.
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demandas acerca de los hombres con los que nos relacionamos no sean realistas. Así,
por ejemplo, el hecho de esperar a que el hombre con el que salimos pague los gastos de
la cita o nos obsequie con regalos refleja claramente nuestro deseo de ser cuidadas y
atendidas tal y como queríamos que nuestro padre lo hiciera. Este tipo de exigencias, sin
embargo, son las que pueden hacer que un hombre se desinfle. ¡Está buscando una
novia, una pareja, no una hija!
Exigir amor incondicional a un hombre responde a la creencia de que nunca nos
dejará si efectivamente nos quiere de ese modo, y puede hacer que nos sea
prácticamente imposible aceptar su decisión de terminar la relación si se diera el caso y
que lo pasemos realmente mal al intentar superar esta situación. Es otro camino hacia el
mismo lugar: el conocido comportamiento autodestructivo.
Las falsas expectativas de amor incondicional también podrían causarnos la
sensación de que podemos hacerle lo que queramos sin esperar consecuencia alguna.
Desde luego, se trata de una idea completamente disparatada; toda acción tiene sus
efectos, y si hacemos cosas para hacerle enfadar o entristecerle, podría terminar
rechazándonos o dejándonos. No es ni nuestro padre ni el padre que hubiéramos querido
tener. Un hombre está con una mujer porque quiere, no porque se lo deba. Un padre, en
cambio, le debe a sus hijos el permanecer con ellos a lo largo de su infancia y
adolescencia, y esa exigencia, pues, debe dirigirse a él, no a nuestra pareja.
Si estamos actuando de alguna de estas formas, puede que lo que realmente
necesitemos para mantener una relación sana sea resolver los problemas que tengamos a
raíz del comportamiento de nuestro padre.
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Sólo cuando seas plenamente consciente de tus sentimientos hacia tu padre una
vez adulta, podrás empezar a desvincularte emocionalmente de la figura que marcó tu
pasado. Comenzarás a vislumbrar una imagen de él más realista, sin llegar a ser ni el
ogro ni el héroe que creías que fue. Incluso puede que descubras que era incapaz de
ejercer su papel como padre adecuadamente porque él mismo no obtuvo ese tipo de
trato por parte de sus padres. Es probable que no recibiera el amor que necesitaba
cuando era pequeño, pero el problema no estaba en ti. No es que no merecieras recibir
amor. El problema era él, y cuando seas capaz de comprender eso, tu vida empezará a
cambiar.
No fue hasta que la relación de Linda con Ivan estuvo a punto de terminar que el
conflicto interior que mantenía ella con su padre empezó a aflorar. Linda había estado
saliendo con Ivan durante un año cuando vino a verme. Él era un padre divorciado,
trabajaba en la construcción y veía a sus hijas los fines de semana. Ella era secretaria,
quería casarse y formar una familia. Todo iba bien hasta que la ex mujer de Ivan le pidió
que cuidara de sus hijas mientras ella se recuperaba de una operación. Linda intentó ser
comprensiva con las nuevas responsabilidades de Ivan, pero pronto se sintió consumida
por los celos y la rabia. Empezó a llamarle más a menudo incluso sabiendo que a él no
le gustaba y, más adelante, comenzó a dejarse caer por su casa sin avisar. Normalmente,
Ivan estaba demasiado ocupado con sus hijas para pasar tiempo con ella, lo cual hizo
que Linda terminara sintiéndose rechazada.
Una noche tuvieron una terrible pelea en la que Linda acusaba a Ivan de no
dedicarle suficiente tiempo. Él respondió que se sentía bajo una enorme presión y que
creía que debían dejarlo por un tiempo. Hundida, Linda empezó a tomar antidepresivos
bajo prescripción médica, pero sentía que no la estaban ayudando y decidió intentarlo
con la psicoterapia. Vino a verme y empezó a reflexionar sobre su pasado, lo cual le
hizo tomar plena conciencia de multitud de sentimientos hacia su padre que yacían
enterrados en su inconsciente.
Cuando niña, su padre trabajaba dieciséis horas diarias, con lo que prácticamente
nunca estaba en casa. Linda pasaba la mayor parte del tiempo con su madre o sola, por
lo que conservaba muy pocos recuerdos de momentos agradables vividos con su padre,
muerto cinco años atrás. Necesitaba llorar la muerte de su padre más profundamente, y
también la falta de atención que ella tanto había sentido.
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Ejercicios Prácticos
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♦ ¿Abusó física o emocionalmente de ti? Si es así, escribe sobre ello en este espacio.
♦ ¿Maltrataba a tu madre de algún modo? Si es así, escribe sobre ello en este espacio.
♦ Describe de qué modos puedes distanciarte psicológicamente de él, que serán, por
tanto, en los que debas trabajar.
♦ Describe de qué forma puedes estar reviviendo tu relación con tu padre cuando eras
pequeña.
♦ ¿En qué se parecen a tu padre los hombres con los que te relacionas?
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Madres y hombres
¿Te has dado cuenta de hasta qué punto el hombre cuyo rechazo te está costando
superar se parece a tu padre? La mayoría de las mujeres se sienten enormemente
vinculadas a su madre. Después de todo, fue ella la primera en cuidar de nosotras al
nacer, así que, pese a que nos enamoramos de hombres, puede que en realidad nos
sintamos atraídas por aquellos que demuestran poseer rasgos similares a los de nuestra
madre.
A veces, nos enamoramos de un hombre que nos trata del modo en que lo hacía
nuestra madre. Si, por ejemplo, no nos prestaba la suficiente atención o no se
preocupaba demasiado por escucharnos, quizás el hombre con el que nos relacionemos
sea malo como oyente. Si, en cambio, era egocéntrica y anteponía sus necesidades a las
nuestras, quizás ocurra lo mismo con nuestra pareja. Es difícil superar la pérdida de este
tipo de hombres, porque es como tratar de superar la pérdida de nuestra madre.
Cuando una madre se muestra competitiva y distante, es lógico que su hija se sienta
poco querida. O cuando, por ejemplo, siente odio hacia sí misma y actúa
despectivamente con la niña, puede que ésta termine interiorizando el odio y la baja
autoestima de la madre.
A menudo solemos imitar el modo en que nuestra madre se relacionaba con los
hombres. Si aceptaba comportamientos abusivos, puede que tendamos a tolerarlos
también. Si, en cambio, sentía pánico a quedarse sola y se aferraba a su pareja, enonces
es probable que nuestra actitud frente a los hombres sea similar.
La mayoría de las mujeres quieren a su madre incluso si se sienten enfadadas o
decepcionadas por su causa. Si encontramos una pareja mejor que la que ella tuvo, nos
sentimos tremendamente culpables por obtener más amor de un hombre del que ellas
nunca recibieron. Nos duele verlas sufrir, y sentimos su dolor como propio (a veces,
incluso, no queremos abandonarla emocionalmente, por lo que hacemos de nuestra vida
una representación de la suya). Nos implicamos en relaciones con hombres que no nos
tratan como debieran o que no tienen ningún futuro, tal como nuestra madre hizo. Nos
empeñamos en dirigir nuestra vida hacia situaciones que no van a ningún sitio y, por
tanto, no somos más felices de lo que lo era ella. Si sufrió, nosotras imitamos su
comportamiento y nos aferramos a hombres que no nos convienen porque ella así lo
hizo. A veces, nos mantenemos unidas a nuestra madre sintiéndonos atraídas y
emparejándonos con hombres como nuestro padre. Puede que incluso nos arrastremos y
nos humillemos ante los hombres porque sentirnos mejor y más afortunadas que nuestra
madre nos provocaría un terrible dolor.
Durante años, en mi juventud, mis relaciones con los hombres se basaban en las que
mantenía mi madre cuando yo era pequeña. Ella toleraba la actitud impropia, a veces
abusiva, de mi padre, después se enfadaba y, ya harta, decidía dejarle para darle una
nueva oportunidad cuando él acudía a ella con promesas de cambio… Y así una y otra
vez. Un auténtico caos. Asistí a sesiones de psicoterapia y, una vez consciente de cuál
era el problema, aprendí nuevas maneras de relacionarme con los hombres; maneras
distintas de las que tenía mi madre cuando yo era niña.
¿Cómo desvincularnos emocionalmente de nuestra madre y cambiar? Debemos
reflexionar acerca de los temas pendientes con nuestra madre y con los hombres,
relacionarnos con mujeres mayores que nosotras que puedan servirnos como modelo y
guía, leer libros de autoayuda, observar el comportamiento de otras mujeres que
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A veces, la forma en que vemos a un hombre puede hacer que nos obsesionemos por
él, lo cual dificultará el proceso de recuperación si la relación termina.
Idealizarlo
Ejercicios prácticos
♦ Describe la sensación que te produce estar con él y que crees no poder sentir con
ningún otro hombre.
♦ Describe las cualidades que más te gustan de él. Haz una lista de todas y cada una de
ellas.
♦ ¿Has conocido alguna vez a alguien que poseyera algunas de las cualidades de tu ex
y por quien sintieras algo parecido? Descríbele y enumera sus cualidades.
♦ Los hombres que forman parte de tu vida hoy, ¿poseen alguna de las cualidades
atractivas de tu ex? Enuméralas.
♦ ¿Puedes imaginarte con otro hombre sintiendo esa extraordinaria química? Si es así,
describe cuáles serían sus características más atractivas.
♦ ¿Tiene algún defecto el hombre a quien idealizas (es decir, tu ex)? Enuméralos.
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La última oportunidad
Ejercicios prácticos
Si crees que ésta es tu última oportunidad de encontrar el verdadero amor, responde las
siguientes preguntas.
♦ ¿Habías mantenido alguna otra relación excitante antes? Si es así, descríbela en este
espacio.
♦ ¿Hay alguien de tu familia o grupo de amigos que te diga que a partir de cierta edad
es imposible encontrar el nuevo amor?
♦ Si una amiga tuya estuviera en tu misma situación, ¿qué le diría s? ¿Albergarías más
esperanzas por ella que por ti misma?
♦ Enumera cinco personas que conozcas que hayan encontrado el amor pasados los
cuarenta. Si quieres, puedes incluir el nombre de famosos.
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Romanticismo
Ejercicios prácticos
Si eres demasiado romántica como para superar el fin de tu relación, contesta las
siguientes preguntas.
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♦ ¿Pasas mucho tiempo soñando y fantaseando acerca de los hombres y las relaciones
con ellos? ¿Cuántas horas, aproximadamente? ¿Interfiere eso en tu trabajo o tu vida
normal?
♦ ¿Pasas más tiempo soñando con tu pareja que estando con ella realmente?
♦ Enumera las formas en que crees que estás negando la realidad de tu situación. Sé
sincera.
Pensar en el pasado
A veces, hacemos o decimos cosas a nuestra pareja de las que después nos
arrepentimos. Si seguimos pensando en qué es lo que hemos hecho para que la relación
haya fracasado, terminaremos volviéndonos locas. No podemos volver atrás. Quizá
cometiéramos un error, pero somos humanas, y como tales, no somos perfectas, así que,
en lugar de obsesionarnos por el pasado y todo lo que hemos hecho mal, debemos
concentrarnos en aprender a perdonarnos a nosotras mismas.
¡Sobre todo, no le llames para tratar de hacerte perdonar! Sólo conseguirás empeorar
las cosas. Puede que vuelva a rechazarte y tengas que repetir aquel indeseable “¡No
debería haberlo hecho!”. Desafortunadamente, no podemos echar marcha atrás y
cambiar las cosas que ya se han hecho, pero sí podemos aprender de ellas y avanzar.
Ejercicios prácticos
♦ ¿Realmente crees que lo que hiciste fue tan nocivo para la relación? ¿Por qué?
Si…
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Podemos cambiar nuestro futuro con lo que hemos aprendido de esa experiencia, pero si
nos obcecamos con el pasado, sólo conseguiremos terminar frustradas e infelices.
Obsesionarnos con él y nuestro pasado juntos es una forma de controlar nuestros
sentimientos. No queremos sentir el dolor que nos ha causado la pérdida de la pareja, así
que nos concentramos en otra cosa que nos haga olvidar ese dolor. Cuando te invadan
los recuerdos del pasado, intenta tomar conciencia de lo que sientes (dolor,
frustración…) en ese momento. Llora si lo necesitas, habla con alguien en quien confíes
acerca de tus sentimientos (¡excepto con él, por supue sto!).
No sigas intentando analizar o razonar la situación, descifrar qué es lo que ha ido
mal. Debemos concentrarnos en controlar el pasado, y no podemos hacerlo, por mucho
que lo intentemos, si además queremos controlarle también a él. Hay que detener el cilo
ya. ¡No mires atrás!
Ejercicios prácticos
♦ ¿Crees que esas circunstancias provocaron realmente el fin de la relación? ¿Por qué?
♦ Si pudieras volver atrás y cambiar las circunstancias, ¿cómo crees que habría salido
todo?
♦ Una vez que has imaginado cómo hubiera podido resultar la relación de haber
cambiado algunas cosas, supéralo. Escribe un final feliz a las circunstancias reales
que vivisteis.
La ruptura perfecta
Los finales nunca son perfectos. Debemos aceptar que la relación se ha terminado y
seguir adelante. Si sentimos la necesidad de llamar a nuestro ex para pedir perdón por
algo que dijimos o para expresarle lo bien que llevamos la ruptura, debemos resistirnos.
No debemos llamarle; puede que nos rechace o que nos haga sentir mal de cualquier
modo. Debemos aceptar la forma en que terminaron las cosas con sus imperfecciones.
La vida no es una pintura que pueda retocarse; es caótica e imperfecta, así que lo mejor
es dedicar nuestra energía a aceptar la situación tal como se presentó y mirar hacia el
futuro que nos aguarda.
Ejercicios prácticos
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Ejercicios prácticos
♦ ¿Aún quieres seguir siendo amigos con tu ex como excusa para intentar recuperar la
relación amorosa? Reflexiona y escribe sobre tus verdaderos sentimientos.
♦ ¿Alguna vez has conseguido seguir siendo amigos con algún ex novio? ¿Cómo
resultó?
♦ Si tenéis niños o trabajáis en el mismo lugar, escribe sobre las veces que tengas que
verle. Enumera las distintas formas de hablar y relacionarte con él que te permitan
seguir sintiéndote segura e invulnerable.
♦ “¡La vida sigue!” Repite esta frase en voz alta o en tu interior cien veces al día -¡o
más!-. Debes dar una oportunidad a hombres nuevos y dejar de compararlos con tu
ex. Puede que encuentres cualidades o rasgos en ellos por los que nunca hubieras
creído poder sentirte atraída. Nunca se sabe qué (o quién) hay detrás de la esquina.
Un nuevo mundo se abre ante ti para que escribas el siguiente capítulo de tu vida.
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El hombre ambivalente
¿Alguna vez has conocido a alguien que te trata como a una diosa del sexo una
noche, y luego no te llama durante dos semanas? ¿O alguien que te lleva a pasar un
increíble fin de semana de esquí y después desaparece de tu vida? No logras adivinar
qué has hecho mal para que te haya rechazado. ¡Si incluso se comportaba como si le
gustaras! Pues bien, te has cruzado con un hombre ambivalente.
Muchas de las mujeres de mi grupo de terapia se relacionaban con un hombre
así, lo cual dificultaba todavía más el proceso de recuperación cuando la relación
terminaba. Si eso ocurría, empezaban a cuestionarse su propia actitud tratando de
descubrir qué motivó el extraño comportamiento de él. Nunca sabían cómo reaccionar
ante la ambigüedad de las señales que les enviaba la pareja.
La impredecible conducta de un hombre ambivalente puede hacernos sentir
rechazadas y abandonadas. El miedo a perderle nos lleva, a su vez, a aferrarnos todavía
más a él y no dejar de llamarle y perseguirle, lo cual, como sabemos, no es nada bueno.
Relacionarse con una pareja ambivalente es muy desalentador, pues su
comportamiento es absolutamente ilógico y se presta a la confusión. Puesto que no
entendemos su actitud impredecible, empezamos a dar vueltas a todo lo ocurrido con él
para averiguar qué es lo que debemos haber hecho mal. Nos autocensuramos por haber
dicho o hecho cosas por las que normalmente no nos disculparíamos y que, sin
embargo, ahora nos hacen sentir tremendamente culpables.
Lo más probable es que no hayamos hecho nada mal. La mayor parte de las
veces se trata de un problema de él. Sólo nos sentíamos atraídas hacia él e intentábamos
participar en el proceso de enamoramiento, lo cual, en el caso de un hombre
ambivalente, es suficiente para que huya despavorido.
♦ Nos dice que nos ama y luego empieza una relación con otra mujer.
♦ Nos dice que nos hecha de menos, que quiere estar a nuestro lado, pero no encuentra
tiempo para vernos.
♦ Se relaciona con otra (otras) mujer (mujeres), pero dice que sólo quiere estar con
nosotras.
♦ Nos da plantón.
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¿Qué es lo que provoca que un hombre ambivalente se comporte del modo en que
lo hace?
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muy activo sexualmente, no tenía ningún interés en llevar la relación más allá. Alice
tenía muchas ganas de llamarle. Incluso llegó a pensar en ir a su oficina y pedirle
explicaciones sobre por qué la confundía tanto. Quería saber de una vez por todas qué es
lo que él sentía verdaderamente por ella. Sin embargo, intuía que aquella no era la mejor
manera de resolver las cosas, así que vino a verme.
Carl era un hombre muy egocéntrico y exigente. Había estado mintiendo a Alice
desde el principio sobre su misteriosa vida personal. No le había dado siquiera la
oportunidad de decidir si quería empezar una relación con un hombre que estaba
viviendo con otra mujer. Sólo la veía como alguien que complacería sus necesidades
sexuales o emocionales, como una extensión de sí mismo. El bienestar de ella le era
enteramente igual.
Un hombre como Carl se mueve en un campo emocional muy limitado, por lo
cual es incapaz de alcanzar cierto grado de compromiso. Es incapaz, también, de sentir
compasión y simpatía, lo único que le importa es que se las dispensen a él. El
comportamiento de un hombre así será extremadamente variable, lo mismo que sus
intenciones.
Actúa apasionadamente y, sin embargo, no encuentra tiempo para salir con
Alice. Le dice que le gusta, pero le miente y manipula. Y, además, se niega a aceptar
que su comportamiento sea ambivalente. Un hombre como Carl puede hacer que una
mujer sienta la necesidad de llamarle, ya que después de dispensarle todo tipo de
atenciones, sus maniobras de distanciamiento la hacen sentirse abandonada y rechazada;
temerosa de haber hecho algo mal y agobiada por la posibilidad de perderle, esa mujer
correrá tras él.
♦ No intentes ayudarle a que aclare sus ideas. Puedes hablar con él y descargar tus
sentimientos, pero no lograrás cambiar nada, pues su problema no tiene nada que
ver contigo. Lo único que puedes hacer por él es animarle a que busque la ayuda de
un profesional.
♦ No sigas el ritmo de su agenda y haz lo que tú quieras o lo que tengas que hacer.
Trabaja en los ejercicios prácticos propuestos en este libro y olvídate de él ya.
Utiliza tu energía para realizar tus propios objetivos, no para solventar sus
problemas. Debes dejarle estar.
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♦ Acepta su actitud confusa tal como es. El hecho de analizarlo y tratar de justificar
todo lo que hace puede llegar a volverte loca, y es que no hay explicación lógica
para su comportamiento.
♦ Reflexiona sobre por qué estás con un hombre que te confunde y que te transmite
inseguridad.
♦ Establece los límites de su actitud respecto a ti (por ejemplo, no vas a tolerarle que
te dé plantón otra vez) y respétalos. Al hombre ambivalente no le gustan los límites
que le obligan a aceptar y comprender tus necesidades, lo cual es emocionalmente
incapaz de hacer, así que puede que desaparezca. No te preocupes, no será una gran
pérdida.
♦ No dudes en darle un ultimátum. Quieres que esté contigo porque quiere y no por
miedo a ser abandonado o por comodidad.
Muchas de las mujeres que tienen relaciones con un hombre ambivalente están
cegadas por la pasión y la excitación y no se dan cuenta de si verdaderamente ese
hombre es capaz de mantener una relación. No perciben sus limitaciones
emocionales.
Si la necesidad de una satisfacción inmediata de la excitación, la pasión y el
drama es la cualidad esencial que buscamos en un hombre, consideremos el hecho
de que muchos psicópatas, asesinos y violadores son guapos y fascinantes. Pueden
mostrarse encantadores, cariñosos y muy “sexys”. Quizás el atractivo físico y el
carisma no son, después de todo, los rasgos en los que fijarnos a la hora de buscar a
un hombre con el que mantener una relación amororsa.
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♦ Es compasivo y atento.
Un hombre que no es ambivalente nos hace sentirnos más seguras en una relación, y
esto hace que no tengamos la necesidad urgente de llamarlo a cada segundo.
Ejercicios prácticos
♦ ¿Suele confundirte con este tipo de comportamiento? Si es así, ¿de qué modo lo
hace?
♦ ¿Cómo te hace sentir la relación que mantienes con él? ¿Te sientes segura?
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Ejercicios prácticos
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♦ ¿Te sientes atraída por un hombre con el que no estás saliendo y que te envía señales
ambiguas? Si es así, descríbele física y psicológicamente. ¿De qué modo demuestra
sus dotes de seducción?
♦ Si fueras a hablar con él acerca de esas señales que envía, ¿qué le dirías?
♦ ¿Constituiría una gran pérdida para ti romper esa relación? Si es así, ¿qué es peor, la
pérdida o los sentimientos de frustración y rechazo? ¿Por qué?
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Él nunca cambiará
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Ejercicios prácticos
♦ En la actualidad, ¿estás inmersa en una relación con un hombre del que esperas que
cambie? Si es así, ¿qué cambios te gustaría ver en él?
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♦ ¿Cuánto estás dispuesta a esperar para que tu novio o marido cambie? Anota los
límites de tiempo que le has dado o que te gus taría darle.
♦ ¿Te deprimes a menudo? ¿Es posible que tu miedo a la soledad sea debido a una
depresión con la que temes enfrentarte? Si te encontraras sola y deprimida, ¿qué
pasos darías para recuperarte de esos sentimientos?
♦ ¿Qué podrías hacer para que tu vida fuera más plena y feliz si no tuvieras a un
hombre a tu lado? ¿Has estado alguna vez sola? ¿Cómo superaste esos períodos de
soledad en el pasado?
♦ ¿Te aterrorizan los sentimientos de vacío que podrías tener si decidieras no esperar
más a que él cambie y le dejaras? Describe cómo crees que te afectaría ese vacío.
♦ ¿Cómo crees que superarías ese sentimiento de vacío? ¿Cómo crees que las demás
mujeres lo hacen?
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Comportamiento obsesivo
Has llegado hasta este capítulo, has hecho todos los ejercicios prácticos
propuestos, pero todavía no puedes dejar de pensar en él. ¡Se ha convertido en una
auténtica obsesión!
Decides que debes tener información de él como sea y contratas a un detective
privado para espiarle. O empiezas a llamar a 900 números de teléfono distintos para
localizarle y te gastas todo tu dinero en ello. Una de mis pacientes contrató los servicios
de una mujer que aseguraba practicar magia, y otra se gastó casi mil dólares haciendo
que hechizaran a su ex para conseguir que volviera con ella. Por supuesto, nunca más
volvió a oír ni de él ni de la hechicera.
A pesar de lo inverosímil que pueda parecer, son cosas que ocurren. Lucy, una
secretaria de treinta y un años, conoció a Steve por un anuncio en la sección de
contactos de un periódico. Creía que era el hombre de su vida; era tan excitante,
atractivo y cariñoso. Sin embargo, él solo quedaba con ella cuando le apetecía o cuando
le iba bien, así que la relación nunca llegó a progresar verdaderamente. A los seis
meses, él parecía haber desaparecido de su vida. Lucy le llamó y le dejó mensajes que él
nunca respondió. Fue a una adivina que le predijo que Steve volvería y que terminarían
juntos. Lucy esperó unos cuantos días, pero la impaciencia se apoderó de ella y decidió
ponerse manos a la obra.
Empezó a fisgonear por ahí y llamar a varios amigos de Steve. No le
proporcionaron ninguna información de interés excepto que solía frecuentar un nuevo
bar. Lucy fue allí el viernes por la noche y vio a Steve hablando con una mujer. No tuvo
el valor de acercarse a él, así que regresó a casa y empezó a dejarle mensajes en el
contestador. Cuando vio que él no respondía, le escribió una carta.
Una noche al regresar a casa, Lucy encontró un mensaje de Steve en el
contestador: “¿Puedes dejarme en paz de una vez? ¡Olvídame!”
Lucy se hundió. El mensaje de Steve era claro. Comprendió que su sueño de
llegar a ser una pareja no tenía ningún futuro y que la relación se había terminado. En
aquellos momentos deseaba haber dejado las cosas tal como estaban para no sentirse tan
avergonzada y humillada. Menos mal que no había ido a hablar con Steve en el bar;
hacer el ridículo ante la gente hubiera sido espantoso.
Algunas mujeres creen que si bombardean a un hombre con atenciones (cartas,
mensajes, visitas inesperadas), él se verá arrastrado por su incansable pasión y querrá
volver a reiniciar la relación. No nos engañemos; nunca funciona. Lo único que
conseguiremos al actuar de este modo es sentirnos humilladas. Él ya sabe lo mucho que
le queremos, no tenemos que demostrárselo. Perseguirle es hacer que se sienta
acechado. Llamar a sus amigos es hacer que se sienta hostigado. Con este tipo de
actitud sólo conseguiremos parecer desesperadas y necesitadas, lo cual todavía le alejará
más de nosotras. Nos perderá el respeto y, si seguimos acosándole, puede que incluso
nos encuentre repulsivas. Destruirá nuestra autoestima y nos hará sentir peor de lo que
nunca hubiéramos imaginado.
Acechar u hostigar a un hombre es como coger una rabieta. Nos negamos a
aceptar la realidad; nos negamos a aceptar que no nos quiere. Y no. Debemos respetar
su decisión incluso si nos resulta dolorosa y frustrante.
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♦ Di a la gente que quieres conocer a alguien con quien mantener una relación. Nunca
se sabe. Quizá saben de alguien que esté buscando lo mismo que tú.
♦ Asiste a las fiestas para solteros que se organicen. Al menos podrás estar segura de
que todos los hombres que conozcas están allí para conocer a alguien y no por otra
razón, así que, como mínimo, no habrá malentendidos. Pese a que estas fiestas
puedan parecer lugares de reunión para gente desesperada y sola, he conocido
muchas parejas atractivas e interesantes que se enamoraron en un entorno de este
tipo. A veces, sólo se trata de estar en el sitio adecuado en el momento adecuado. El
hombre de tus sueños podría estar buscándote, pero debes arriesgarte a estar ahí para
que el encuentro pueda producirse. Ayuda al destino, ponle medios para que te sea
favorable.
♦ Practica deporte; es una forma divertida de conocer gente nueva. Si tienes algún
interés por el golf, por ejemplo, hay cantidad de hombres que lo practican mientras
cierran importantes negocios. Las pistas de tenis y de esquí son otra buena opción
para socializar.
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♦ Apúntate a una agencia de contactos por vídeo. Es una buena manera de ver cómo es
el hombre antes de citarte con él. Además, los hombres que invierten tiempo y
dinero en una agencia de este tipo son los que, probablemente, están más interesados
en una relación a largo plazo.
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enamorar jamás. Persiste y sigue citándote con otros hombres, pero, sobre todo, ¡no
le llames!
Cuando empieces a salir de nuevo, debes continuar aplicando los principios del
programa “¡No le llames!”. Así, por ejemplo, si conoces a un hombre por el que te
sientes sumamente atraída, salís un par de veces y no vuelves a saber de él en una
semana, no te dejes dominar por el pánico y le llames. En lugar de eso, siente y
lamenta la pérdida de él como persona y del futuro que habías imaginado juntos.
Puede que sólo hayan sido un par de citas, pero la conexión entre ambos era
verdadera.
Debes recordar que cualquier separación, ya sea física o emocional, de un hombre
con el que sentimos que hemos conectado, constituye un ejemplo de pérdida, sobre
todo si no sabes si volverás a saber nunca más de él. Incluso si se trata de una
ruptura temporal en lugar de definitiva debe tratarse como una forma de pérdida.
Si consideras su falta de contacto como una decepción y una pérdida, acude a tu red
de apoyo y reflexiona sobre tus propios problemas. De esta forma, habrá menos
posibilidades de que pienses en llamarle.
No hay ningún problema en llamar a un hombre nuevo una vez para comprobar que
realmente está bien y que no le ha ocurrido nada malo, pero si empiezas a llamarle
excesivamente, le ahuyentarás. Le darás una imagen de ti de mujer desesperada y
demasiado necesitada. Sé que sería fantástico poder ser aceptada tal como eres al
principio de la relación, pero, desafortunadamente, no es así como funcionan las
cosas. Cuando las parejas empiezan a conocerse, la primera impresión cuenta
muchísimo. ¿Te gustaría citarte con un hombre y que éste acudiera sucio y
desaliñado? Todo el mundo da lo mejor de sí al principio, así que si empiezas
acechándole, no querrá ni saber lo lejos que puedes llegar. Recuerda: puede que no
llame porque necesite más tiempo para pensar si verdaderamente quiere mantener
una relación contigo; no todos los hombres son igual de impulsivos. O quizás esté
muy ocupado o haya tenido que salir de la ciudad por negocios.
Intenta ser paciente. Hay mucha ansiedad al principio de una relación, así que debes
tratar de controlar tus sentimientos en lugar de actuar impulsivamente.
Si nunca llama o no responde a tus llamadas, no le persigas ni intentes hacerle
cambiar de opinión. Acepta su rechazo y sigue adelante con otra cosa. Es mejor que
la relación no funcione al principio que cuando ya te sientes muy vinculada a él. No
empieces a sobrevalorarle ni a idealizarle; hay muchos hombres ahí fuera.
Salir con alguien y enamorarse siempre implica cierto riesgo. Sin embargo, si eres
cuidadosa y selectiva, puedes disminuir el número de posibilidades de pasar por otra
situación de pérdida. Esta vez, por ejemplo, puedes intentar conocer bien a un
hombre antes de implicarte emocionalmente con él. No te enamores de una ilusión.
¡Sé realista!
♦ Si desde el principio te dice que no quiere una relación estable, debes escucharle. No
seas ambiciosa y creas que podrás hacer que cambie de opinión. Utiliza tu energía
para encontrar otro hombre que sí esté buscando comprometerse en una relación
seria.
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♦ Si te dice que está casado o que está saliendo con alguien, no esperes que abandone
a esa otra persona por ti. Puede que mantenga más de una relación a la vez porque
teme comprometerse. No necesitas un triángulo amoroso que te haga sentir
humillada o despreciada. Dile que resuelva su complejo de Edipo con otra.
♦ ¡Si comete abusos físicos o verbales contra ti, déjale de inmediato! Si te pega, es
excesivamente crítico contigo, te insulta o te maldice, márchate incluso si estáis en
plena cita. No te preocupes si te parece de mala educación; no debes tolerar ningún
tipo de abuso.
Si lo has pasado mal al intentar superar tu última relación, debes ser especialmente
cuidadosa en tus contactos. Las mujeres tienden a vincularse emocionalmente de los
hombres con los que mantienen relaciones sexuales, así que procura ser menos
impulsiva a la hora de satisfacer tus necesidades en este campo, sobre todo si el hombre
en cuestión es alguien a quien apenas conoces. Intenta recapacitar sobre ese apremio por
lograr placer inmediato y desarrollar la capacidad de controlar tus impulsos sexuales
hasta que conozcas mejor a tu pareja. Piensa con perspectiva de futuro en lugar de
centrarte en el momento y la excitación de “sentirse bien”.
Sólo porque te sientas locamente atraída por un hombre increíblemente atractivo que
conociste en una fiesta, seductor y con un trabajo excelente, no significa que tengas que
saltar a la cama con él. La verdad podría ser que estuviera mintiendo acerca de su
trabajo, que se mostrara seductor porque busca la satisfacción inmediata de su necesidad
de placer, y que no tuviera ningún interés en mantener una relación seria. Si te tomas el
tiempo necesario para conocerle, podrás descubrir información importante sobre él y
evitar resultar herida.
Debes intentar madurar y ser menos superficial en tus gustos respecto a los
hombres. Puede que necesites reflexionar acerca de por qué te sientes tan atraída por el
encanto del recipiente en lugar de la calidad del contenido. Procura buscar a un hombre
que, aunque no te vuelva loca, sea emocionalmente maduro, considerado, respetuoso, y
que esté interesado por ti y por la posibilidad de una relación a largo plazo. El tipo de
hombre que acabo de describir puede no resultar tan estimulante como el perpetuo niño,
egoísta, seductor y manipulador (ver capítulo 7: El hombre ambivalente), pero si lo que
estás buscando es una relación sana y recíproca con futuro, puede que tengas que
considerar por qué un hombre estable y cariñoso te resulta tan aburrido.
No terminaría nunca si empezara a contarte todos los caos que he tratado de mujeres
que han malgastado su juventud con hombres emocionalmente incapaces de mantener
una relación sana y/o de comprometerse con el matrimonio o la familia. Cuando esas
mujeres reunían la suficiente fuerza para romper (a veces, lo hacían ellos), ya habían
entrado en la madurez y sentían su reloj biológico avanzando vertiginosamente hacia su
fin. Vivían consternadas por el precioso tiempo que habían perdido. Así pues, es
importante, antes de que sea demasiado tarde, recapacitar sobre nuestros valores de
juicio y elección cuando de hombres se trata.
En mis años de práctica como psicoterapeuta, me he dado cuenta de que las mujeres
que tienen éxito en sus relaciones son muy realistas. Cuando notan cualquier indicio de
que hay algún problema serio en el sí de la relación o cuando son rechazadas, lo dejan y
punto. No intentan convencerse a sí mismas porque saben bien lo que quieren. Se
sienten plenamente capacitadas para amar y para ser amadas, y saben que tienen el
derecho a disfrutar de una relación sana y fructífera. En general, son mujeres
enormemente cuidadosas al elegir la persona a quien confiar su corazón.
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No utilices la excusa de “no hay hombres para mí ahí fuera”, porque sencillamente
no es verdad. La gente se casa en cualquier momento y a cualquier edad. Todavía hay
listas de espera de un año en según qué iglesias. Por supuesto, también contamos con un
alto índice de divorcios, pero incluso las parejas que se divorcian vuelven a casarse más
tarde. Hay muchos hombres de todas las edades que quieren casarse.
Algunas de las pacientes que se casaron después de pasar por una mala experiencia,
invirtieron mucho tiempo y energía en buscar a un hombre. Asistieron a fiestas, se
anunciaron, se apuntaron a agencias de contactos, acudieron a citas a ciegas, o fueron
presentadas a su pareja por algún amigo común. Y ellos estaban ahí. Aunque a veces
resultaba muy descorazonador, terminaron encontrando al hombre del que se
enamoraron y que se enamoró de ellas.
Otras mujeres, no tan determinadas a encontrar pareja de nuevo, se concentraron en
su trabajo, en sus hijos y/o en su capacidad creativa. Muchas de ellas llegaron a conocer
al hombre que sería su esposo en el trabajo, en la consecución de algún proyecto común
o simplemente en la rutina del día.
Algunas mujeres no encontraron a un hombre con quien salir, pero estaban
suficientemente ocupadas viviendo una vida plena y muy satisfactoria. Aunque a veces
se sentían solas, preferían estar abiertas a la posibilidad de encontrar a un hombre con
quien mantener una relación sana antes que volver a las relaciones improductivas que
habían dejado atrás.
Lo que estas mujeres tenían en común, tanto si estaban con un hombre como si no,
es que todas ellas habían sido capaces de superar la ruptura con sus ex y seguir adelante
con su vida. Ninguna de ellas seguía viviendo situaciones abusivas o de rechazo, y todas
estaban abiertas a considerar lo que el destino les ofreciera.
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Si:
Sientes la necesidad de llamar al hombre con el que has roto pero sabes que no
deberías, o estás saliendo con un hombre al que quieres llamar incluso sabiendo que
sería mejor no hacerlo,
Entonces:
Utiliza el siguiente programa para resistirse a ese impulso.
PASO 1
Ejercicios prácticos
♦ ¿Qué podrías hacer (ir al cine, a una librería…) para posponer la llamada unas
horas?
♦ Escribe sobre la urgente necesidad que sientes por llamar a tu ex. Describe tus
sentimientos.
♦ Mira el cuadro 2.
♦ Mira la sección “Cincuenta cosas que hacer para no llamarle”. Anota alguna de
esas actividades o inventa las tuyas propias.
PASO 2
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Ejercicios prácticos
♦ Te encuentras con alguien que te recuerda a él. ¿Qué harías para escabullirte
elegantemente? Describe en detalle todos los pasos.
PASO 3
♦ Distráete. Concentra tu atención en otra cosa, lo que sea que te haga dejar de
pensar en él aunque sea temporalmente. Ve al cine, sal con tus amigos, cualquier
cosa que alivie tu preocupación por él. Mira el cuadro 3.
PASO 4
Ejercicios prácticos
♦ ¿Hubo un tiempo en que luchabas contra un impulso por hacer algo y conseguías
aplacarlo? ¿Qué hacías para lograrlo?
♦ ¿Cómo imaginas que alguien con un gran autocontrol llevaría esta misma
situación?
PASO 5
Ejercicios prácticos
♦ Piensa en las veces que le has llamado. ¿Conseguiste lo que querías o te sentiste
todavía peor?
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♦ Piensa en el duro trabajo que has llevado a cabo para superar esa relación; si te
rindes y finalmente decides llamarle, tendrás que empezar de nuevo. Enumera
algunos de los pasos que has seguido para recuperarte de la ruptura con él.
♦ Haz una lista de todos los rasgos negativos de tu ex. Si hubo momentos en los
que se mostró abusivo o desconsiderado, escribe sobre ellos.
PASO 6
Ejercicios prácticos
♦ ¿Te sientes mal por algo que te ha ocurrido (que no tiene nada que ver con tu ex)
y que te está causando el querer tenerlo a tu lado? ¿Qué ha pasado?
♦ ¿Qué puedes hacer para superar esos sentimientos antes que llamarle?
PASO 7
♦ Avisa a tu red de apoyo. Si has llegado hasta aquí y todavía quieres llamarle, es
hora de compartir tus sentimientos con las personas que te quieren. Memoriza
los números de teléfono de los distintos componentes de tu red de apoyo o
llévalos siempre contigo.
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PASO 8
Ejercicios prácticos
♦ Piensa en las veces que optaste por una satisfacción inmediata de tus
necesidades y las cosas no salieron como tú esperabas (dejaste un trabajo y te
arrepentiste; compraste mucho y lo lamentaste cuando te entregaron la
factura…) Enumera algunos ejemplos.
PASO 9
♦ Recuérdalo minuto a minuto, hora tras hora y día tras día. Utiliza el cuadro 5
para mantener un registro de los días que puedes resistir el impulso de llamarle.
Si lo consideras necesario, haz un seguimiento hora a hora. El hecho de saber
que vas a tener el gusto de tachar otro día sin haberle llamado quizá te ayude a
darle un sentido de logro a todo esto. Has sido capaz de controlarte y no hacer
algo potencialmente autodestructivo. Has sido capaz, en definitiva, de protegerte
a ti misma.
PASO 10
Ejercicios prácticos
♦ Haz una lista de las cosas que hace tiempo querías hacer pero has ido
posponiendo.
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CUADRO 1
Organízate
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CUADRO 2
Haz una lista de las distintas actividades que puedes realizar para olvidar el deseo de
llamarle, como por ejemplo leer, correr, escribir en un periódico…
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CUADRO 3
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CUADRO 4
Progreso mensual
Semana
1 Número de contactos establecidos:
Semana
2 Número de contactos establecidos:
Semana
3 Número de contactos establecidos:
Semana
4 Número de contactos establecidos:
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CUADRO 5
Calendario
Marca cada uno de los días que consigas controlar el impulso de llamarle.
Recompénsate cada cierto tiempo por no haber contactado con él y por cuidar de ti
misma.
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Mi red de apoyo
Nombre Teléfono
1
2
3
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Haz lo que sea necesario para distraer tu atención del impulso de llamarle. Concéntrate
en algo que no sea él.
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Sobrevivir a un revés
Recaída
De acuerdo, pero ¿qué pasa si después de todo este duro trabajo, finalmente nos
rendimos, le llamamos y, lo peor, no obtenemos la respuesta que buscábamos?
Refocalización
Hay que utilizar este margen de tiempo para concentrarnos en nosotras mismas (y no en
él). Debemos recuperar la energía que dedicábamos a pensar en él, a analizarle, a
obsesionarnos en él y a quererle, y dirigirla hacia nuestro propio interior. Ha llegado el
momento de concentrarnos en el trabajo, la salud y la recuperación.
Trabajo
Puede que sea un buen momento para prestar más atención al trabajo, para dedicar más
energía a lograr un ascenso o conseguir la información necesaria para progresar en
nuestra carrera profesional. Si no estamos contentas con nuestro trabajo, debemos
reciclarnos.
Siempre ha habido un hobby del que disfrutamos especialmente. Quizá
podríamos pensar en convertirlo en nuestro medio de manutención; cabría considerar la
posibilidad de tomar clases de algo por lo que estemos muy interesadas (arte, música,
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Salud
Debemos andar con cuidado con nuestra salud, dormir y comer lo suficiente,
especialmente ahora. Hay que alimentarnos tres veces al día y hacerlo de forma
equilibrada. Podemos tomar vitaminas si es necesario. Es fundamental que cuidemos de
nuestro cuerpo, aun cuando no nos sintamos demasiado dispuestas.
Comer alimentos sanos y descansar mucho afectará a nuestro estado de ánimo
aumentando nuestra capacidad para superar la relación rota.
Hacer ejercicio regularmente, por otra parte, puede hacer que expulsemos todas
las toxinas que nos sobran, y con ellas, nuestro deseo de contactar con él.
No es un buen momento para caer víctima del alcohol o de las drogas. Cualquier
bebida alcohólica, incluso una copa de vino, podría provocar que empezáramos a pensar
en nuestro ex y nuestros sentimientos de añoranza por él. El alcohol, además, hace que
perdamos el control sobre nuestros actos, y todo el trabajo hecho hasta ahora se vendría
abajo si termináramos rindiéndonos a nuestros impulsos y le llamáramos.
Recuperación
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Aprender de la experiencia
Lecciones espirituales
Si hay una lección que he aprendido bien de mis pacientes y de mi experiencia privada,
es la de superar una relación cuando ésta se ha terminado. Aferrarnos a un hombre no
nos acarreará más que disgustos. Algunas cosas simplemente no funcionan, y no puede
hacerse más. Debemos permitir que el universo siga su curso.
A menudo, si dejamos las cosas tal como están, la vida siempre abre una vía
de salida. A veces, no intervenir en el desarrollo de los acontecimientos resulta
mucho mejor que intentar forzarlos para que sean como queremos. Puede que lo
que creemos querer no sea lo que más nos conviene, o que cuando miramos atrás,
nos demos cuenta de que lo que creíamos desear habría terminado siendo una
pesadilla y nos alegremos por no haberlo conseguido.
¡A veces ocurre que cuando el hombre rompe la relación, nos sentimos mucho
mejor! Debemos estar agradecidas, quizá su marcha haya sido una bendición para
nosotras.
Todo el mundo tiene su propio camino que seguir. En algunos casos, el destino
hace que, durante un corto período de tiempo, viajemos por ese camino con alguien a
nuestro lado. Puede que el hombre con quien tengamos que compartir nuestro viaje esté
ahí esperando y que no podamos conocerlo porque seguimos aferradas a nuestro pasado.
Anhelos y deseos
Es muy importante que nos mantengamos en contacto con la parte de nuestro yo que
anhela y desea ser amada. No debemos avergonzarnos de estos sentimientos; son
completamente normales y muy humanos. No hay nada como el amor romántico y
apasionado siempre y cuando sea recíproco. Negando nuestros anhelos y deseos sólo
conseguiremos actuar compulsivamente. Ejemplos de tal conducta son el llamar por
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