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Alberto BOVINO, abogado, del Colegio de Abogados de San Isidro, Monotributista, CUIT
20-13188055-4, apoderado de los particulares damnificados Sra. Laura GLASMAN y Sr.
Eduardo GLASMAN, y testigo en el Incidente de recusación del Dr. Christian LONG, que se
agregara a la presente causa, a los miembros del tribunal digo:
I. OBJETO
Conforme lo dispuesto por los artículos 421; 423; 429, párrafo I; 436 y concordantes del
Código Procesal Penal de la Provincia de Buenos Aires, interpongo recurso de reposición
contra el proveído de fecha 9 de junio de 2008 dictado por el Presidente del Tribunal, juez
MONTIRONI, por las razones de hecho y de derecho que a continuación expondré.
II. HECHOS
A raíz de que el Dr. MONTIRONI afirmó en dos ocasiones —una de ellas absolutamente
innecesaria— que quedó probada en la audiencia de recusación contra el fiscal LONG
(celebrada a puertas cerradas) la existencia de una relación comercial entre el Dr.
SILVESTRONI y quien suscribe, hecho absolutamente falso, es que me vi en la obligación de
informar de ello al tribunal. En ese escrito se dijo:
Hemos leído con asombro que en dicha resolución, en el voto del Juez MONTIRONI se
dice:
“En cuanto al testimonio del Dr. Alberto Bovino, el mismo al comenzar su deposición,
manifestó que lo une con el Dr. Silvestroni una relación comercial, ya que tienen una
sociedad editora “Editorial del Puerto S.R.L.”, siendo el deponente gerente editorial,
habiendo publicado libros de derecho” (destacado agregado).
Y más adelante agrega:
“Como dato anecdótico señalo que la obra citada precedentemente fue editada por
‘Editores del Puerto S.R.L.’, empresa que integran los Dres. Mariano H. Silvestroni y
Alberto Bovino, como gerente de la editorial”.
Es por este motivo que adjunto una certificación notarial fechada el 28 de marzo de
2008, en la cual el escribano Juan Carlos NARDELLI MIRA, a mi solicitud y en mi carácter
de socio gerente de EDITORES DEL PUERTO S.R.L., da cuenta de todas las personas que
fueron socias y gerentes de dicha persona jurídica.
Junto con el escrito, adjunté un instrumento público que demuestra que lo afirmado por el
juez MONTIRONI es absolutamente falso, y que no puede haber sido fundado en la
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información que yo aporté en mi declaración testifical, pues allí dije claramente que yo era
—y soy— socio gerente de EDITORES DEL PUERTO S.R.L., y que en mi calidad de gerente
editorial tomé la decisión de publicar un libro sobre derecho penal (Teoría Constitucional
del delito), y una novela —El abogado del presidente, no un libro de derecho, como afirma
erróneamente el juez MONTIRONI—, ambas obras escritas por el Prof. SILVESTRONI. La
relación entre ambos, en este aspecto, se limitaba a la existencia de dos contratos de
edición entre la persona jurídica ED. DEL PUERTO S.R.L. y el Prof. Mariano SILVESTRONI.
Esta circunstancia fue mencionada dos veces en el voto de MONTIRONI para deshechar
mi credibilidad en términos absolutos, por ser —en su opinión— yo socio de
SILVESTRONI en la empresa editorial.
Frente a dicha presentación, es que amparado en mis derechos como testigo, y como
apoderado de los hermanos Laura y Eduardo GLASMAN, y ante la obligación de
colaboración que mi profesión me impone, solicitaba se me informara quién y de qué
manera se había inducido a error al tribunal. El juez MONTIRONI, sin embargo resolvió
escuetamente que dicha presentación “no guarda[ba] ningún tipo de relación… con los
hechos de la causa, devuélvase al presentante, sin más trámites”.
Tampoco se comprende cómo se puede afirmar tal cosa cuando el tribunal consideró
relevante toda la línea de interrogatorio que me formulara el apoderado de la Asociación
Médica de Bahía Blanca sobre la relación a la que se refirió de manera expresa el juez
MONTIRONI, y que resultó decisiva en su voto a la hora de valorar la credibilidad de mis
dichos.
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Pero lo que sí es determinante de la importancia de la información que esta parte presentó
ante el tribunal, es el hecho cierto de que si las afirmaciones del juez MONTIRONI sobre una
relación societaria entre SILVESTRONI y quien suscribe fueran ciertas, yo debería haber
sido denunciado e investigado por falso testimonio. Ello pues en la audiencia omití
mencionar tal circunstancia —pues no es verdadera—, y además afirmé que el único
vínculo entre el Dr. SILVESTRONI y yo, en relación a sus libros, consistía en la celebración
de dos contratos de edición entre EDITORES DEL PUERTO S.R.L. y el Dr. SILVESTRONI.
Esta obligación de denunciar pesa sobre todos los funcionarios que participaron tanto de
la audiencia y que luego tuvieron acceso a la sentencia. En caso de no efectuarse la
denuncia, incurrirían ellos mismos en el delito de omisión de denuncia. Es claro que
ello no es así, pues conforme la documental acompañada, las afirmaciones del juez
MONTIRONI son falsas.
El segundo escenario es aún mas grave, pues implica que alguno de los participantes de
la audiencia, introdujo información falsa que llevó al juez MONTIRONI a realizar
afirmaciones también falsas. De allí nuestro interés, por un lado, de informar al tribunal,
acreditando la falsedad sobre la determinación de los hechos establecidos por el juez
MONTIRONI y, además, por la posibilidad de que se haya ingresado información falsa
tendiente a desacreditarme y absolutamente funcional a los intereses del funcionario
recusado.
Por todo ello, entendemos que lo resuelto por el juez MONTIRONI es inválido y debe ser
materia de tratamiento por el pleno del tribunal.
V. PETITORIO
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Proveer de conformidad,
que es derecho.