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Triage

Por “triage” se entiende la selección y clasificación de víctimas traumatizadas para


determinar las necesidades del paciente, la prioridad en el tratamiento y el lugar apropiado
para el mismo"
El “triage”, sea en el lugar del hecho o al arribo a una institución, se hace mediante:
• ITP
• cinemática del trauma
• criterio clínico del operador

Además, hay que tener en cuenta otros factores como por ejemplo si hay o no muertos en el
accidente, altura de la caída, lesiones asociadas, infraestructura del centro asistencial, etc.
El “triage” es un concepto fundamental en la atención de víctimas individuales y cuando
existen víctimas en masa.

Es conveniente reconocer dos situaciones globales:

1. Que el número de víctimas y/o la severidad de las lesiones de las mismas no exceda la
capacidad operativa de un centro determinado. En este caso se tratan primero aquellos
pacientes con lesiones más graves, es decir aquellos pacientes que sustentan lesiones con
riesgo inminente para la vida.
2. Que el número de víctimas y/o la severidad de las lesiones de las mismas exceda la
capacidad operativa de un centro determinado. En este caso se tratan primero aquellos
pacientes que de acuerdo a las lesiones que sustentan tengan mayor posibilidad de
sobrevivir y que necesiten para su atención menor tiempo, menos material, menos equipo
y menor número de recursos humanos.

Transporte del paciente pediátrico politraumatizado


Las consideraciones y preparativos para el traslado de la víctima se hacen una vez
que se han logrado su estabilización. El transporte puede que sea dentro de la misma
institución o a un centro especializado debe llevarse a cabo en forma planificada.
Los sistemas de transporte para llevar a un paciente de una a otra institución varían
mucho según sea la región del país tanto en su organización como en su capacidad
operacional. Las recomendaciones que se describen a continuación son de orden general.
El traslado tiene como objetivo llevar al paciente accidentado desde el lugar del
hecho hasta el centro de atención.
Toda víctima politraumatizada debe ser transportada en forma eficiente, segura,
sin pérdida de tiempo a una institución previamente seleccionada que reúna la
infraestructura adecuada para tratar a pacientes graves y que sea la más cercana posible.
Elegir una institución simplemente por que está cerca del lugar del accidente es un
error conceptual.
El transporte, sea cual fuera la gravedad del paciente, conviene que sea realizado
por un equipo entrenado en la atención de emergencias, con conocimientos técnicos y sentido
común.
El vehículo (ambulancia) tiene que llevar un equipamiento mínimo (Apéndice 1) y
debe cumplir con los requerimientos que se exigen en su conformación exterior e interior. Es
necesario que cuente con un sistema de radio para la comunicación con el hospital.
Para derivar a un paciente conviene contar con la aceptación del centro receptor.
En la actualidad esta recomendación no siempre es posible de cumplir. Es importante
incorporar este concepto para que en un futuro cercano se convierta en rutina dentro del
sistema de atención del paciente pediátrico politraumatizado.
Es un error partir con el vehículo de transporte en busca de un lugar donde el
accidentado pueda ser tratado. Se pierde tiempo y recursos y sobre todo se compromete la
seguridad del paciente. Cada región, provincia, ciudad o municipio tiene categorizados los
distintos centros asistenciales de acuerdo al nivel de complejidad.
La comunicación entre el personal de rescate y el médico del centro receptor es un
elemento fundamental en la cadena de atención del politraumatizado.
Esto se denomina "interacción médica" y su adecuada ejecución brinda muchas
ventajas para el paciente y para los equipos de transporte y del hospital receptor. Las
ventajas son:
• Al tener una valoración de la gravedad del paciente se pueden aconsejar
medidas terapéuticas.
• Se pueden aconsejar cuidados para el transporte.
• Se puede programar la hora de arribo y recepción del paciente.
• Se anticipa el número y condiciones de gravedad en caso de que las víctimas
sean más de una.

El Índice de Traumatismo Pediátrico (ITP) brinda una orientación para derivar a


una víctima.

Los pacientes:
• Con un índice igual o menor de ocho conviene que sean enviados a centros
con capacidad operativa para la atención de pacientes pediátricos graves.

• Con índice igual o mayor de nueve, pueden ser derivados a centros de


menor complejidad para su atención inicial.
Siempre que sea posible el paciente debe ir acompañado por un familiar directo.
En algún momento durante el cuidado inicial o transporte de la víctima hay que
registrar los datos que figuran en el Apéndice 3. Estos datos son de suma importancia en la
atención posterior del niño accidentado.
El paciente traumatizado ya estabilizado debe ser acondicionado y preparado para
el trasladado.
A continuación se sugieren diez medidas mínimas esenciales para el transporte:

1- Inmovilizar al paciente sobre una tabla de transporte con inmovilización


cervical completa.
2- Suministrar Oxígeno (máscara o TET).
3- Colocar dos accesos venosos periféricos bien fijados y permeables.
4- Realizar la evaluación repetida del SNC.
5- Inmovilizar las fracturas inmovilizadas y cubrir las heridas cubiertas.
6- Realizar la profilaxis de la hipotermia.
7- Calmar ansiedad o miedo del paciente y del acompañante familiar.
8- Calmar dolor.
9- Realizar el registro de datos y antecedentes.
10- Realizar el registro de medicación.

El transporte puede ser realizado por medios terrestres o aéreos.

Medios terrestres
El transporte de un niño politraumatizado en automóvil no es aconsejado ya que las
condiciones de traslado son inadecuadas.
Las ambulancias constituyen el mejor medio de transporte terrestre y son muy útiles
para el traslado de pacientes en áreas dentro de los 100 Km. y además tienen acceso fácil a
áreas metropolitanas y rurales.
Hay vehículos que están diseñados solamente para traslado y otros que son unidades
de cuidados intensivos móviles que llevan equipos completos de reanimación. Estos últimos
son los que ofrecen mejores condiciones para el transporte de los pacientes
politraumatizados.
El transporte en ambulancia tiene algunos inconvenientes prácticos:
• son ruidosas por las sirenas
• se bambolean
• el medio acústico a veces impide la correcta auscultación
• crean ansiedad en el paciente

Si se necesita realizar una reanimación cardiopulmonar el vehículo debe ser


detenido durante el transporte.

Transporte en medios aéreos

Estos medios se usan para el traslado de pacientes críticos a distancias mayores de


100 Km.
Por lo general, la posibilidad de tratamiento en ellos es restringida. El helicóptero
es un medio muy útil para evacuación rápida de la víctima desde medios rurales y urbanos, y
debe contar con personal médico entrenado y equipamiento de reanimación completo. El
traslado no se ve muy influido por la altitud, ya que se trata de vuelos cortos y a baja altura
(400-1200 metros de promedio). Es condición que el hospital de destino tenga en sus
instalaciones o muy cercano al mismo un helipuerto seguro y operable en condiciones mínimas
de visibilidad, de lo contrario es recomendable el transporte en ambulancia terrestre.
En avión se usa para los traslados a más de 100Km y debe estar preparado para el
transporte de víctimas traumatizadas. La cabina de un avión, por más que esté presurizada,
presenta diferencias de presión con respecto al nivel del mar.
La presión atmosférica (PA) disminuye a medida que aumenta la altura, por ejemplo
a nivel del mar la PA es de 760 mm. Hg, a 1.800 metros la PA es de 620 mmHg y a 11.500
metros la PA es de 176 mm Hg.
La diferencia de presiones produce una expansión de los gases a nivel de las
cavidades corporales (estómago, pleura) y/o elementos de asistencia (férulas neumáticas,
tubos traqueales con manguito insuflable.).
Por ello durante los vuelos conviene controlar que:
• Las sondas colocadas en órganos huecos y/o cavidades estén permeables.
• La víctima tenga estabilizadas su función respiratoria y signos respiratorios.
• La presión de los sistemas neumáticos no se modifique (manguitos de los tubos
endotraqueales, férulas de inmovilización, etc.). Si se modifica la presión es
necesario disminuir la presión de estos sistemas para evitar lesiones en la pared
de la traquea o en estructuras de los miembros.
Los gases se expanden rápidamente ante los cambios de la presión atmosférica y
la PO2 disminuye con la altura.

No se conoce la altitud en la cual un niño normal respira aire ambiente sin sufrir los
efectos de la hipoxia. Para un adulto quieto este umbral está alrededor de 2600 metros sobre
el nivel del mar.
Se recomienda que durante el traslado de un niño politraumatizado se administre
oxígeno sea por máscara o tubo endotraqueal. Se presume que en este tipo de pacientes la
tolerancia a los efectos de la altura es menor.
Las variaciones en la presión atmosférica inciden sobre el flujo de las soluciones
endovenosas. Se recomienda el uso de una bomba de perfusión a batería para asegurar un
flujo constante durante el traslado de los pacientes.
La hipotermia es otro factor de riesgo en los viajes aéreos. Conviene tomar los
recaudos generales ya mencionados, para mantener la temperatura corporal del niño.
Los controles del paciente se hacen de acuerdo al método propuesto en este libro,
en forma periódica durante el traslado para evaluar posibles cambios en su condición general.
El equipo profesional que transportó al paciente debe transferir al equipo del
hospital receptor todos los antecedentes, datos clínicos, información sobre el accidente y
tratamiento realizado en forma escrita, concisa pero completa.

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