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El Agua como un Bien Común

María Esther Udaeta V


Agua Sustentable
Bolivia

DIAGNOSTICO GENERAL

Desde mediados de la década de los 80s del siglo pasado los Estados latinoamericanos
emiten normativas que garantizan el amplio funcionamiento de la globalización
financiera. En el decenio de los 90s aplican y ajustan reformas estatales macro
estructurales, principalmente de orden económico en el marco del “modelo neoliberal”,
que en pocas líneas significa reducción de las competencias del Estado a un rol
normador y regulador para el libre mercado; desplazando sus principios, deberes y
obligaciones constitucionales y públicos a la esfera privada.

Los servicios públicos y los recursos naturales son dos ámbitos dinámicos durante el
proceso de liberalización de la economía de mercado latinoamericana. Los servicios de
salud, educación, transporte, comunicación, agua potable, luz, entre otros, son
transferidos bajo diversas modalidades legales y contractuales a entidades privadas
como idóneas para representar y cumplir las obligaciones públicas del Estado.

En el proceso de modernización se reconoce el fracaso del Estado como inversor


adecuado para la explotación y aprovechamiento de los recursos hídricos. Con este
argumento, rápidamente se instala el proceso de privatización del agua. Los temas
asociados a los Derechos de usufructo y de propiedad del recurso agua sufre el mayor
impacto. El Estado para atraer inversiones modifica marcos legales en nombre de la
“garantía o seguridad jurídica para los privados”. Se crea y recrea una institucionalidad
favorable al negocio privado del agua y a su vez emerge una normatividad, compleja,
contradictoria y con varias superposiciones difíciles de resolver.

La República de Chile es el país más representativo de la aplicación pulcra de la


privatización del agua en 1988 con un Código de Aguas que favorece el surgimiento de
monopolios y un mercado de aguas. Actualmente, analizan algunos ajustes al Código;
mientras tanto emiten normas de protección para otorgar derechos al acceso del agua
para los indígenas. Sin embargo, con la firma del Tratado de Libre Comercio, se
internacionaliza el acceso y disfrute de los Derechos y la solución de conflictos entre
diferentes usuarios del agua, y para anotar de manera ilustrativa , enfrentaran un grave
problema relacionado con la sustentabilidad del agua, el Tratado permitirá profundizar
la especulación del recurso para generar más lucro. El caso chileno es un ejemplo para
demostrar que el agua no es un “bien común”, por el contrario es un bien económico
privado y ofertado al mayor oferente.

La República de Bolivia representa la otra cara de la moneda, los movimientos sociales


de inicios de la década de los 90s del siglo pasado emergen como defensores de los
recursos naturales (agua, bosques, biodiversidad) y resisten su privatización
particularmente la instalación de un mercado de aguas. Interpelan también los cambios
normativos que desconocen sus Derechos Consuetudinarios en la gestión del agua
expresados en sus movilizaciones como “Usos y Costumbres”. Son Derechos
preexistentes al Derecho Positivo y al principio de “bien común”.
Sin embargo, varias normativas sectoriales vigentes vulneran estos Derechos
provocando conflictos sociales de gran envergadura en Cochabamba (2000) y en la
ciudad de El Alto (2004-2005) que luchan por la defensa del “agua como un bien
común”.

Al revisar las legislaciones de los países latinoamericanos el agua es definido como de


“dominio público” y como un “bien común” o de “utilidad pública”. Sin embargo,
definen Derechos especiales y particulares muy complejos que norman intereses
sociales, económicos, políticos y culturales que muchas veces son contradictorios y
potencialmente conflictivos. Por ejemplo en Bolivia, hasta el 1999 se habían elaborado
32 propuestas de proyectos de Ley de Aguas, esta última fue archivada en el Parlamento
Nacional, resultado de una movilización y presión social. No obstante, allí no concluye
el problema, existen 21 leyes sectoriales con contenidos privatistas que norman
sectorialmente los distintos usos del agua; tenemos una maraña de leyes que se
contradicen entre sí y quitan el contenido de una Ley marco del Agua.

Las Leyes sectoriales en el contexto Latinoamericano legislan sobre el agua en áreas


estratégicas de la economía como hidrocarburos, minería, electricidad. El análisis y
balances sobre el impacto positivo – negativo de la aplicación de estas leyes a la
economía, al medio ambiente y a la sostenibilidad del recurso hídrico en la región es
una tarea pendiente a realizar para precisar si el agua todavía guarda la cualidad de
“bien común”.

EL AGUA COMO BIEN COMUN: LAS VISIONES

Es fundamental actualizar y contextualizar el principio del “agua como bien común”


entendiendo que el Estado recupere el control del recurso agua como un bien público.
Actualmente, los procesos de globalización financiera y comercial, diluyen su
contenido.

Actualmente los Tratados de Libre Comercio (TLCs) incorporan el recurso agua aunque
de forma camuflada. Los TLCs vulneran las Constituciones nacionales de los países de
la región, tienen un poder supranacional y el principio “bien común” se vacía de
contenido cuando el Estado pierde soberanía y autodeterminación en el control del agua

Los Estados y sucesivos gobiernos de Latinoamérica en los últimos 40 años demuestran


que no tienen no tienen la capacidad de velar y hacer cumplir el principio del “bien
común” es decir que no hay una institucionalidad para hacer cumplir y hacer respetar
los derechos de los diferentes grupos de interés sobre el agua Por el contrario trabajan
siempre por intereses sectoriales.

En este marco en la experiencia boliviana, en nombre del “bien común” se otorgan


concesiones de agua para diferentes usos a empresas privadas subsidiarias de grandes
multinacionales con fines de lucro.

Los funcionarios que administran el Estado ven al “bien común” como una fuente de
poder para favorecer determinados intereses privados. Y en esta línea de análisis, la
gestión del “bien común” cuando se firman contratos o acuerdos comerciales con
cláusulas secretas pierde sentido y contenido
En los pueblos indígenas y campesinos los derechos al agua son colectivos y finalidad
social. Los derechos colectivos están amenazados por normativas sectoriales e
individuales y tiene muchas complejidades que resolver entre ellas compatibilizar con
los derechos individuales. Otro tema no resuelto en las poblaciones rurales es el
multiuso del agua vsus el uso del agua sectorial fuente de conflictos entre grupos de
interés, el uso doméstico se destina para el riego.

Como anotamos arriba el recurso agua para la cosmovisión andina es preexistente al


principio de “bien común” . El agua no es un bien inerte, una cosa, un objeto, por el
contrario es un ser con vida que se renueva y recrea con prácticas culturales ancestrales.
Sin embargo, las normativas del derecho positivo definen lo indígena y campesino
como minorías.

En Bolivia por ejemplo, no hay contradicción entre el Estado como titular del dominio
público y los intereses indígenas puesto que la Constitución Política del Estado
reconoce sus derechos, pero la ausencia de normas que consoliden estos derechos hace a
su inseguridad jurídica en los marcos del “agua como bien público”. Más aún cuando
las organizaciones sociales campesinas e indígenas han presentado propuestas desde su
perspectiva y el Estado se niega a reconocer e integrarlas en la estructura legal vigente,
solo se ha logrado este propósito a través de fuertes movilizaciones y presiones sociales
con represión y muerte. El derecho consuetudinario, denominado por campesinos e
indígenas como “usos y costumbres debería incorporarse a la normativa y establecer
condicionalidades de los derechos individuales.

PROPUESTAS

En cuanto a la visión del agua, en el 2003 iniciamos la elaboración de una visión andina
del agua que es necesario complementar y ampliar como una alternativa a la visión
privatizadora del agua. El 2004, en el marco de la Comisión para la Gestión Integral del
Agua en Bolivia (CGIAB) se promueve la continuidad al proceso. Mientras tanto,
compartimos de manera resumida el contenido de la Visión Andina.

Visión Andina del Agua (Perspectivas y propuestas de los indígenas campesinos de los
Andes –Marzo de 2003)
Participaron Chile, Argentina, Perú, Bolivia y Ecuador

El agua en la cosmovisión andina es:

Un ser vivo proveedor de vida y de animación del universo, por ello con el agua se
dialoga, se le trata con cariño, se la cría. Esta visión ha sido factor fundamental para la
adecuada conservación de los recursos hídricos.
Ser divino, proviene de Wirakocha, dios creador del universo que fecunda la
pachamama (madre tierra) y permite la reproducción de la vida. Es por tanto, una
divinidad que está presente en los lagos, las lagunas, el mar, los ríos y todas las fuentes
de agua
Es base de la reciprocidad y complementariedad, el agua permite la integración de
los seres vivos, la articulación de la naturaleza y de la sociedad humana. Es la sangre de
la tierra y del universo andino. Permite practicar la reciprocidad en la familia, los grupos
de familias y comunidades andinas. Ordena la vida de los individuos, presenta la
diferencia, no como oposición sino como complementariedad y facilita la solución de
los conflictos sobre la base de acuerdos comunitarios.
Como derecho universal y comunitario, El agua es de todos y es de nadie. Pertenece
a la tierra y a los seres vivos, incluyendo al ser humano. Se distribuye equitativamente
de acuerdo a necesidades, costumbres y normas comunitarias y según su disponibilidad
cíclica.
Como expresión de flexibilidad y de adaptabilidad, el agua se comporta de acuerdo a
los ecosistemas, circunstancias y coyunturas, sin seguir normas rígidas. Depende del
tiempo, clima y topografía. La sociedad andina, como el agua, está en continua apertura
frente a todo lo que enfrenta, incorporando selectivamente elementos de otras culturas
complementarios a su cultura.
Como ser creador y transformador, el agua sigue leyes naturales, de acuerdo a los
ciclos estacionales y a las condiciones del territorio. Su uso sustentable implica la
generación y aplicación del conocimiento y habilidades obtenidos durante siglos, así
como la construcción de una infraestructura hidráulica que permita cosechar y distribuir
el agua, sobre la base de una gestión mancomunada y eficiente
Como recreación social, el agua es la recreación de la diversidad en el espacio y en el
tiempo, en las organizaciones comunitarias, en la participación de la población,
permitiendo la autodeterminación de las comunidades en discusión y diálogo
permanente con la naturaleza.

En el marco del Año Internacional del Agua Dulce, el Foro de las Américas, realizado
en La Paz-Bolivia, encuentro del continente americano y donde participaron 20 países
americanos para analizar e intercambiar experiencias de concertación social como
instrumento para la gestión sostenible del agua dulce recomendaron:
- Reconocer que el agua es vida y no una mercancía
- Reconocer los Derechos Consuetudinarios como base para el consenso de normas
oficiales.
- Reconocer las formas y normativas de uso y manejo de los pueblos indígenas y
comunidades locales; así como sus formas de organización tradicionales en la
gestión social del agua
- Advertir que la globalización que nos impone el neoliberalismo es la principal
amenaza a la vida de nuestros pueblos y sus recursos naturales.

El Foro de las Américas planteó además los siguientes retos:

- Priorizar una institucionalidad participativa y transparente para la gestión del agua


- Establecer que la gestión del agua sea pública con participación en las decisiones y
en las políticas públicas
- Proponer y construir alternativas concretas que den solución a la lógica de la
privatización que tienen impactos negativos en la vida de los pueblos originarios y
marginales
- Presionar a los gobiernos realicen consultas a la ciudadanía, a las organizaciones
sociales para generar consensos en la gestión, administración y reparto del agua
- Identificar principios y ejes comunes entre todos los actores en torno al manejo del
agua, asegurando de manera plena el respeto a la diversidad cultural, de género,
socioeconómico y generacional
- Crear espacios para los actores sociales en las mesas de diseño y negociación de
normas internacionales, para que la población se mantenga informada del contenido
de estas normas antes de ser ratificadas por los países
- Excluir el recurso agua de los Tratados de Libre Comercio

Finalmente queremos compartir la posición sobre las visiones del agua de la


Conferencia Episcopal Boliviana en la Carta Pastoral “El Agua, fuente de Vida y Don
para Todos” :

“La visión mercantil acentúa que el agua, como la tierra y otros recursos naturales es un
bien que puede ser apropiado y transformado en mercancía. En consecuencia, le asigna
un valor económico, y establece reglas mercantiles para su intercambio con el objetivo
de augurar tanto el lucro como una mayor eficiencia en su manejo. Atribuye la crisis de
los recursos hídricos al desperdicio, mal uso o uso no “eficiente” del agua y a la
contaminación irresponsable, que efectivamente son problemas muy reales. Estaríamos
despilfarrando el agua porque el Estado no tiene la capacidad de cuidar este recurso y
nadie le da un valor económico justo, pues nadie cuida lo que es público; lo que es de
todos no es de nadie.
En este enfoque se propone, por tanto, que la concesión de Derechos privados sobre el
agua debe ir acompañada del reconocimiento de su valor económico y su
mercantilización
La visión social plantea, por el contrario, que el agua es ante todo un bien destinado a
todos los seres vivos, y que por tanto corresponde a la humanidad y a sus Estados
garantizar una justa y equitativa asignación de este recurso a todos los sectores de la
población y a todos los seres vivientes del planeta. Las Naciones Unidas el 27 de
noviembre del 2002 en Ginebra declararon: El agua es fundamental para la vida y la
salud. La realización del derecho humano a disponer de agua es imprescindible para
llevar una vida saludable que respete la dignidad humana. Es un requisito para la
realización de todos los demás Derechos Humanos. También establecieron que el agua
es un bien social y cultural y no solamente un bien económico.
El enfoque social prefiere, por tanto, que el agua se mantenga en la esfera de lo público
y que el Estado sea el principal proveedor de recursos económicos para garantizar una
gestión integrada que involucre a la sociedad y a sus varios actores, en la búsqueda de
una justa y equitativa asignación del agua a todos los sectores de la población……El
mejor asignador de derechos de agua no sería el mercado sino la concertación “

La visión del agua debe avanzar más. Es necesario incorporar otros y más actores
sociales sin información que deben conocer sus Derechos y Obligaciones para su
exigibilidad como “bien común” El empoderamiento y la apropiación de la ciudadanía
de la defensa del bien común es fundamental. También debe interpelarse al Estado que
negocia en el marco del “bien común” de forma poco transparente o secreta y de manera
inconsulta.
Resumen sobre a resistencia social y comunitaria a la privatización del agua en
Bolivia

El siglo XX Bolivia ha estado marcado por frecuentes conflictos motivados por la


insuficiente respuesta del Estado boliviano a las reivindicaciones, derechos de los
pueblos indígenas y campesinos, y por la persistencia de prácticas de discriminación
étnica-cultural, no obstante el reconocimiento de la Constitución Política del Estado
Boliviano como una nación multicultural y pluriétnica. Sin embargo aún existen graves
problemas de discriminación y exclusión y condiciones de pobreza inaceptables para los
pueblos indígenas y campesinos. Según el Banco Mundial la desigualdad en la
distribución de la riqueza genera rebeldía y problemas sociales, en Bolivia hay gente
que gana $us. 60 al año, los más pobres apenas reciben para sobrevivir un promedio de
16 centavos de dólar al día.

La población boliviana por nacionalidad étnica está constituida por pobladores rurales
quechuas 45% y 28% aymaras y un 14% de varios grupos étnicos como guaraníes;
chiquitanos, mojeños entre otros. La población total es un poco más de 8 millones de
habitantes.

Sin duda, Bolivia es un referente de nivel mundial relacionado a la defensa del agua
contra la privatización; por la lucha al reconocimiento de derechos consuetudinario en
plena vigencia y práctica por poblaciones campesinas e indígenas con culturas
ancestrales vivas.
Los movimientos sociales en defensa de los recursos naturales integran de manera
mayoritaria a campesinos, indígenas, migrantes y habitantes marginales de las ciudades.
Estos movimientos han expulsado a transnacionales como la Becthel en Cochabamba en
el año 2000 y cuatro años después obligan al Gobierno boliviano a terminar el contrato
con la Empresa “Aguas del Illimani” subsidiaria de la multinacional Suez (ex Lyonnaise
des Eaux).

La Guerra del Agua en Cochabamba (2000)

El movimiento social denominado “guerra del agua” fue gestado por la aprobación de
una Ley privatista, monopólica y sectorial (agua potable y saneamiento) pretendía
normar y ampliar sus competencias a los demás usos del recurso agua con impacto
negativo a los derechos “según usos y costumbres” de los pobladores rurales del país.
Veamos brevemente el contenido central de la Ley de Servicios de Agua Potable y
Alcantarillado Sanitario:

- La entidad Reguladora, la Superintendencia de Saneamiento Básico, otorga


concesiones de fuentes de agua sin ningún tipo de limitación y para cualquier tipo
de uso.
- La entidad reguladora otorga concesiones de hasta 40 años paras el servicio de agua
potable y alcantarillado en el área urbana, cuando la propuesta era crear un régimen
mixto de autorizaciones para empresas y de derecho comunitario.
- Las empresas concecionarias tienen exclusividad para prestar el servicio de agua
potable en el área concesionada y no reconocen a los miles de sistemas comunitarios
y autogestionarios que prestan el servicio bajo una lógica de cooperación social y no
de lucro. La exclusividad fomenta el monopolio en desmedro de la coexistencia de
los sistemas sociales
- Las empresas están facultadas para cobrar tarifas dolarizadas, sin considerar el nivel
de ingresos y el poder adquisitivo de la población. Además, generalizan el
mecanismo y la lógica mercantil, desconociendo que en el área rural y en muchos
barrios urbanos existen prácticas sociales de “cuotas” y aportes en trabajo comunal.
- Los municipios solo pueden vigilar e informar sobre la prestación de los servicios de
las empresas, no son parte contratante y no pueden efectuar un control efectivo
sobre las empresas.
- Los derechos de los usuarios son mencionados de manera general y no crea
mecanismos concretos de control y vigilancia de los usuarios sobre las empresas.
- No existe régimen de sanciones para las empresas por violación de derechos de los
usuarios, por la calidad del agua, cantidad, distribución, cobros indebidos y
tratamiento de las aguas residuales.

La aprobación inconsulta de esta Ley en octubre de 1999, provoca que desde enero al
mes de abril del 2000 se desencadene un proceso de movilización activa hasta lograr la
modificación de la Ley y la expulsión de la Empresa Aguas del Tunari, por los graves
abusos cometidos en contra de la población. La Federación Departamental
Cochabambina de Organizaciones de Regantes (FEDECOR) parte de la Coordinadora
departamental de Cochabamba de Defensa del Agua y de la Vida es uno de los actores
principales del movimiento “guerra del agua”, conformado por población rural y urbana
lograron articularse al movimiento de defensa a los derechos sociales y culturales de
acceso al agua y de gestionarlos de acuerdo a su normatividad milenaria de “ Usos y
Costumbres”.
La FEDECOR desempeña un rol fundamental en la lucha contra la mercantilización del
agua, ha contribuido en la creación de una organización nacional de regantes, trabaja en
la construcción de propuestas de normativas favorables a sus afiliados; en septiembre
del 2004 se aprueba la Ley de Riego, marcando un hito importante para el
reconocimiento legal de los derechos consuetudinarios, derecho de las organizaciones
sociales campesinas indígenas a participar en el marco institucional para el riego y
reconocimiento a su organización nacional.

La Terminación del Contrato con “Aguas del Illimani”

La Lyonnaise des Eaux llegó a Bolivia en 1997 y conformó una subsidiaria llamada
Aguas del Illimani (AISA) reteniendo para ella el 55%, de las acciones. En el mismo
año, AISA firma un contrato de concesión para operar y expandir servicios de agua
potable y saneamiento de los municipios del Alto y La Paz por 30 años.

A 7 años de ejecución del contrato ejecutado por AISA, la ciudad del Alto, por medio
de su organización Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) y después de agotar
durante 5 meses todas las instancias de diálogo con las autoridades del gobierno decide
plantear la rescisión integral del contrato.

La ciudad del Alto a 4.000 metros sobre el nivel del mar con aproximadamente 800.000
habitantes, es una ciudad joven olvidada y discriminadas por el Estado. Sin embargo,
cerca del 80% de los alteños se auto identifican como indígenas, especialmente aymara.
La FEJUVE (1997) articula una red de organizaciones barriales y sindicales que se
ocupan de la solución de necesidades básicas de la población, como el agua, la luz, la
basura, etc. Es una organización muy cohesionada.
La FEJUVE argumenta varias razones para romper el contrato con AISA:

- La adjudicación de la concesión fue sin la participación de la población.


- El Contrato es favorable solo a los fines de la empresa y condena a unas 200.000
persona de la ciudad del Alto as vivir sin agua potable.
- Las inversiones que capta la empresa proviene de préstamos blandos
- Las tarifas que cobra son dolarizadas
- Las tarifas altas y sobre dimensionadas desde la firma del contrato
- Cobra tarifas comerciales al sector público (hospitales, escuelas, etc.)
- Eleva arbitrariamente los costos de conexión de agua potable y alcantarillado
- No coloca medidores en las zonas pobres para cobrar más
- No hace un adecuado mantenimiento y reposición de infraestructura
- No se hace cargo de extender el alcantarillado pluvial
- Permite la contaminación del medio ambiente
- La empresa impone el secreto de la información
- La empresa espera recibir dos veces que le paguen al concluir su contrato.

Por todas estas razones que hacen al incumplimiento del contrato; las irregularidades en
el proceso de licitación y adjudicación y a la existencia de cláusulas atentatorias contra
el patrimonio público y los derechos humanos; la FEJUVE convoca a un paro
indefinido a partir del 10 de enero del 2005. El paro fue un éxito, principalmente por su
carácter pacífico pero contundente, la población alteña logra su demanda que el agua
sea un servicio público y no un negocio privado.

El gobierno boliviano, mediante un Decreto Supremo del 12 de enero de 2005, instruye


al ente Regulador realizar todas las acciones necesarias en forma inmediata para la
terminación del contrato de concesión suscrito con AISA en sujeción a las leyes
bolivianas y los contratos suscritos con esta. Asimismo, señala acudir ante las instancias
judiciales que correspondan, con la finalidad de garantizar que este proceso termine de
manera razonable a favor del Estado de Bolivia porque actúa conforme al artículo 136
de las Constitución Política del Estado: “ todas las empresas establecidas para
explotaciones, aprovechamiento o negocios en el país se consideraran nacionales y
estarán sometidas a la soberanía, a las leyes y las autoridades de la República”, mientras
tanto el Estado Nacional garantiza el servicio de la provisión de agua potable y
alcantarillado sanitario para las ciudades de La Paz y El Alto

Actualmente y de manera transitoria la empresa municipal SAMAPA se hace cargo de


la dotación del servicio hasta que se constituya una nueva empresa con participación y
control social.

Por su parte la FEJUVE de la ciudad de El Alto, ahora moralmente fortalecida y con


argumentos técnicos inicia los preparativos para construir una propuesta para la
prestación de los servicios del agua potable que responda a lógicas de su cultura e
identidad basados en la cooperación y solidaridad social

La Empresa AISA no acepta una terminación del contrato y se prepara para demandar
por millonarias sumas de dinero a Bolivia en el Centro Internacional para el arreglo de
Diferencias relativas a las Inversiones (CIADI), dependiente del Banco Mundial (Banco
que tiene acciones de un 8% en AISA). Por lo tanto es muy importante realizar alianzas
estratégicas y una campaña internacional para evitar semejante atropello.
CONCLUSIONES PRELIMINARES

- En términos generales la lógica del “agua como bien común”, en la lógica


occidental, aun reconociendo los avances para recuperar su verdadero sentido, no se
desprende de definiciones como búsqueda de la eficiencia, sostenibilidad
financiera, etc. Esta lógica individualiza derechos y diferencias en el acceso y
control de los recursos naturales y de los servicios del agua.
- Esta lógica no conoce ni reconoce la lógica de los pueblos indígenas y campesinos
que gracias a su lógica cultural milenaria sobre el agua lograron autosuficiencia
alimentaria en climas y eco regiones tan adversas como el de la región andina.
- La lógica del “bien común” del derecho positivo está inserta en pueblos y
comunidades que poseen cultura propia y practicas de gestión del agua milenarias y
que produce interacciones precisamente en el marco de estas dos lógicas el
occidental y el andino. Se dan procesos de mediación, reinterpretación y
reelaboración de ambas lógicas ante la necesidad de adaptación a la realidad en que
actúan.
- Los movimientos sociales campesinos e indígenas de defensa del recurso agua en
Bolivia contribuyen a la comprensión de algunos aspectos de la articulación de
ambas lógicas. La lógica presente en las prácticas culturales aymaras y quechuas en
nuestro país demuestran la capacidad de negociación, sensibilización y de
transferencia de valores andinos a las normativas legales y viceversa
- La lógica andina en si misma es dual y se encuentra en diversos campos: ecológico,
social, religioso, político, familiar y en la organización social. Dualismo presente en
la vida cotidiana de aymaras y quechuas bolivianos, constituyendo una estructura
básica de pensamiento. Por ello, es imprescindible tomar muy en cuenta los valores
y normas culturales para evitar la confrontación entre las dos lógicas distintas: la
occidental y la indígena, buscando mas bien complementariedad
- La permanencia y fortaleza de la estructura cultural y simbólica andina, pese a las
enormes presiones y yuxtaposiciones occidentales se mantiene y resiste conservando
sus valores tradicionales. En la actualidad las prácticas culturales de gestión del
agua son referentes de resistencia a modalidades de privatización, donde prima la
ganancia de corto plazo y la sostenibilidad entendida en lograr ganancias
permanentes, sin tomar en cuenta el mundo simbólico campesino e indígena que se
orienta a la cooperación, solidaridad y de reconocimiento de que el agua se
mantenga en la esfera de lo público
- Sin embargo, anotamos también que las diferentes lógicas del mundo occidental y
mundo indígena campesino no permite avanzar de manera más rápida en la
elaboración de leyes que den cuenta de estas yuxtaposiciones. La lógica occidental
no toma en cuenta temas que hacen a la identidad y dignidad de los pueblos
originarios, generándose una alta conflictividad.
- Finalmente, en Bolivia durante el presente año instalamos una Asamblea
Constituyente para analizar y definir una visión sobre los recursos naturales de
manera integral, particularmente la temática del “agua como un bien común”
rescatará e iluminará los debates con base a los avances que aportaron los
movimientos campesinos e indígenas con su visión social del agua y opuestos a su
mercantilización.

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