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DIAGNOSTICO GENERAL
Desde mediados de la década de los 80s del siglo pasado los Estados latinoamericanos
emiten normativas que garantizan el amplio funcionamiento de la globalización
financiera. En el decenio de los 90s aplican y ajustan reformas estatales macro
estructurales, principalmente de orden económico en el marco del “modelo neoliberal”,
que en pocas líneas significa reducción de las competencias del Estado a un rol
normador y regulador para el libre mercado; desplazando sus principios, deberes y
obligaciones constitucionales y públicos a la esfera privada.
Los servicios públicos y los recursos naturales son dos ámbitos dinámicos durante el
proceso de liberalización de la economía de mercado latinoamericana. Los servicios de
salud, educación, transporte, comunicación, agua potable, luz, entre otros, son
transferidos bajo diversas modalidades legales y contractuales a entidades privadas
como idóneas para representar y cumplir las obligaciones públicas del Estado.
Actualmente los Tratados de Libre Comercio (TLCs) incorporan el recurso agua aunque
de forma camuflada. Los TLCs vulneran las Constituciones nacionales de los países de
la región, tienen un poder supranacional y el principio “bien común” se vacía de
contenido cuando el Estado pierde soberanía y autodeterminación en el control del agua
Los funcionarios que administran el Estado ven al “bien común” como una fuente de
poder para favorecer determinados intereses privados. Y en esta línea de análisis, la
gestión del “bien común” cuando se firman contratos o acuerdos comerciales con
cláusulas secretas pierde sentido y contenido
En los pueblos indígenas y campesinos los derechos al agua son colectivos y finalidad
social. Los derechos colectivos están amenazados por normativas sectoriales e
individuales y tiene muchas complejidades que resolver entre ellas compatibilizar con
los derechos individuales. Otro tema no resuelto en las poblaciones rurales es el
multiuso del agua vsus el uso del agua sectorial fuente de conflictos entre grupos de
interés, el uso doméstico se destina para el riego.
En Bolivia por ejemplo, no hay contradicción entre el Estado como titular del dominio
público y los intereses indígenas puesto que la Constitución Política del Estado
reconoce sus derechos, pero la ausencia de normas que consoliden estos derechos hace a
su inseguridad jurídica en los marcos del “agua como bien público”. Más aún cuando
las organizaciones sociales campesinas e indígenas han presentado propuestas desde su
perspectiva y el Estado se niega a reconocer e integrarlas en la estructura legal vigente,
solo se ha logrado este propósito a través de fuertes movilizaciones y presiones sociales
con represión y muerte. El derecho consuetudinario, denominado por campesinos e
indígenas como “usos y costumbres debería incorporarse a la normativa y establecer
condicionalidades de los derechos individuales.
PROPUESTAS
En cuanto a la visión del agua, en el 2003 iniciamos la elaboración de una visión andina
del agua que es necesario complementar y ampliar como una alternativa a la visión
privatizadora del agua. El 2004, en el marco de la Comisión para la Gestión Integral del
Agua en Bolivia (CGIAB) se promueve la continuidad al proceso. Mientras tanto,
compartimos de manera resumida el contenido de la Visión Andina.
Visión Andina del Agua (Perspectivas y propuestas de los indígenas campesinos de los
Andes –Marzo de 2003)
Participaron Chile, Argentina, Perú, Bolivia y Ecuador
Un ser vivo proveedor de vida y de animación del universo, por ello con el agua se
dialoga, se le trata con cariño, se la cría. Esta visión ha sido factor fundamental para la
adecuada conservación de los recursos hídricos.
Ser divino, proviene de Wirakocha, dios creador del universo que fecunda la
pachamama (madre tierra) y permite la reproducción de la vida. Es por tanto, una
divinidad que está presente en los lagos, las lagunas, el mar, los ríos y todas las fuentes
de agua
Es base de la reciprocidad y complementariedad, el agua permite la integración de
los seres vivos, la articulación de la naturaleza y de la sociedad humana. Es la sangre de
la tierra y del universo andino. Permite practicar la reciprocidad en la familia, los grupos
de familias y comunidades andinas. Ordena la vida de los individuos, presenta la
diferencia, no como oposición sino como complementariedad y facilita la solución de
los conflictos sobre la base de acuerdos comunitarios.
Como derecho universal y comunitario, El agua es de todos y es de nadie. Pertenece
a la tierra y a los seres vivos, incluyendo al ser humano. Se distribuye equitativamente
de acuerdo a necesidades, costumbres y normas comunitarias y según su disponibilidad
cíclica.
Como expresión de flexibilidad y de adaptabilidad, el agua se comporta de acuerdo a
los ecosistemas, circunstancias y coyunturas, sin seguir normas rígidas. Depende del
tiempo, clima y topografía. La sociedad andina, como el agua, está en continua apertura
frente a todo lo que enfrenta, incorporando selectivamente elementos de otras culturas
complementarios a su cultura.
Como ser creador y transformador, el agua sigue leyes naturales, de acuerdo a los
ciclos estacionales y a las condiciones del territorio. Su uso sustentable implica la
generación y aplicación del conocimiento y habilidades obtenidos durante siglos, así
como la construcción de una infraestructura hidráulica que permita cosechar y distribuir
el agua, sobre la base de una gestión mancomunada y eficiente
Como recreación social, el agua es la recreación de la diversidad en el espacio y en el
tiempo, en las organizaciones comunitarias, en la participación de la población,
permitiendo la autodeterminación de las comunidades en discusión y diálogo
permanente con la naturaleza.
En el marco del Año Internacional del Agua Dulce, el Foro de las Américas, realizado
en La Paz-Bolivia, encuentro del continente americano y donde participaron 20 países
americanos para analizar e intercambiar experiencias de concertación social como
instrumento para la gestión sostenible del agua dulce recomendaron:
- Reconocer que el agua es vida y no una mercancía
- Reconocer los Derechos Consuetudinarios como base para el consenso de normas
oficiales.
- Reconocer las formas y normativas de uso y manejo de los pueblos indígenas y
comunidades locales; así como sus formas de organización tradicionales en la
gestión social del agua
- Advertir que la globalización que nos impone el neoliberalismo es la principal
amenaza a la vida de nuestros pueblos y sus recursos naturales.
“La visión mercantil acentúa que el agua, como la tierra y otros recursos naturales es un
bien que puede ser apropiado y transformado en mercancía. En consecuencia, le asigna
un valor económico, y establece reglas mercantiles para su intercambio con el objetivo
de augurar tanto el lucro como una mayor eficiencia en su manejo. Atribuye la crisis de
los recursos hídricos al desperdicio, mal uso o uso no “eficiente” del agua y a la
contaminación irresponsable, que efectivamente son problemas muy reales. Estaríamos
despilfarrando el agua porque el Estado no tiene la capacidad de cuidar este recurso y
nadie le da un valor económico justo, pues nadie cuida lo que es público; lo que es de
todos no es de nadie.
En este enfoque se propone, por tanto, que la concesión de Derechos privados sobre el
agua debe ir acompañada del reconocimiento de su valor económico y su
mercantilización
La visión social plantea, por el contrario, que el agua es ante todo un bien destinado a
todos los seres vivos, y que por tanto corresponde a la humanidad y a sus Estados
garantizar una justa y equitativa asignación de este recurso a todos los sectores de la
población y a todos los seres vivientes del planeta. Las Naciones Unidas el 27 de
noviembre del 2002 en Ginebra declararon: El agua es fundamental para la vida y la
salud. La realización del derecho humano a disponer de agua es imprescindible para
llevar una vida saludable que respete la dignidad humana. Es un requisito para la
realización de todos los demás Derechos Humanos. También establecieron que el agua
es un bien social y cultural y no solamente un bien económico.
El enfoque social prefiere, por tanto, que el agua se mantenga en la esfera de lo público
y que el Estado sea el principal proveedor de recursos económicos para garantizar una
gestión integrada que involucre a la sociedad y a sus varios actores, en la búsqueda de
una justa y equitativa asignación del agua a todos los sectores de la población……El
mejor asignador de derechos de agua no sería el mercado sino la concertación “
La visión del agua debe avanzar más. Es necesario incorporar otros y más actores
sociales sin información que deben conocer sus Derechos y Obligaciones para su
exigibilidad como “bien común” El empoderamiento y la apropiación de la ciudadanía
de la defensa del bien común es fundamental. También debe interpelarse al Estado que
negocia en el marco del “bien común” de forma poco transparente o secreta y de manera
inconsulta.
Resumen sobre a resistencia social y comunitaria a la privatización del agua en
Bolivia
La población boliviana por nacionalidad étnica está constituida por pobladores rurales
quechuas 45% y 28% aymaras y un 14% de varios grupos étnicos como guaraníes;
chiquitanos, mojeños entre otros. La población total es un poco más de 8 millones de
habitantes.
Sin duda, Bolivia es un referente de nivel mundial relacionado a la defensa del agua
contra la privatización; por la lucha al reconocimiento de derechos consuetudinario en
plena vigencia y práctica por poblaciones campesinas e indígenas con culturas
ancestrales vivas.
Los movimientos sociales en defensa de los recursos naturales integran de manera
mayoritaria a campesinos, indígenas, migrantes y habitantes marginales de las ciudades.
Estos movimientos han expulsado a transnacionales como la Becthel en Cochabamba en
el año 2000 y cuatro años después obligan al Gobierno boliviano a terminar el contrato
con la Empresa “Aguas del Illimani” subsidiaria de la multinacional Suez (ex Lyonnaise
des Eaux).
El movimiento social denominado “guerra del agua” fue gestado por la aprobación de
una Ley privatista, monopólica y sectorial (agua potable y saneamiento) pretendía
normar y ampliar sus competencias a los demás usos del recurso agua con impacto
negativo a los derechos “según usos y costumbres” de los pobladores rurales del país.
Veamos brevemente el contenido central de la Ley de Servicios de Agua Potable y
Alcantarillado Sanitario:
La aprobación inconsulta de esta Ley en octubre de 1999, provoca que desde enero al
mes de abril del 2000 se desencadene un proceso de movilización activa hasta lograr la
modificación de la Ley y la expulsión de la Empresa Aguas del Tunari, por los graves
abusos cometidos en contra de la población. La Federación Departamental
Cochabambina de Organizaciones de Regantes (FEDECOR) parte de la Coordinadora
departamental de Cochabamba de Defensa del Agua y de la Vida es uno de los actores
principales del movimiento “guerra del agua”, conformado por población rural y urbana
lograron articularse al movimiento de defensa a los derechos sociales y culturales de
acceso al agua y de gestionarlos de acuerdo a su normatividad milenaria de “ Usos y
Costumbres”.
La FEDECOR desempeña un rol fundamental en la lucha contra la mercantilización del
agua, ha contribuido en la creación de una organización nacional de regantes, trabaja en
la construcción de propuestas de normativas favorables a sus afiliados; en septiembre
del 2004 se aprueba la Ley de Riego, marcando un hito importante para el
reconocimiento legal de los derechos consuetudinarios, derecho de las organizaciones
sociales campesinas indígenas a participar en el marco institucional para el riego y
reconocimiento a su organización nacional.
La Lyonnaise des Eaux llegó a Bolivia en 1997 y conformó una subsidiaria llamada
Aguas del Illimani (AISA) reteniendo para ella el 55%, de las acciones. En el mismo
año, AISA firma un contrato de concesión para operar y expandir servicios de agua
potable y saneamiento de los municipios del Alto y La Paz por 30 años.
A 7 años de ejecución del contrato ejecutado por AISA, la ciudad del Alto, por medio
de su organización Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) y después de agotar
durante 5 meses todas las instancias de diálogo con las autoridades del gobierno decide
plantear la rescisión integral del contrato.
La ciudad del Alto a 4.000 metros sobre el nivel del mar con aproximadamente 800.000
habitantes, es una ciudad joven olvidada y discriminadas por el Estado. Sin embargo,
cerca del 80% de los alteños se auto identifican como indígenas, especialmente aymara.
La FEJUVE (1997) articula una red de organizaciones barriales y sindicales que se
ocupan de la solución de necesidades básicas de la población, como el agua, la luz, la
basura, etc. Es una organización muy cohesionada.
La FEJUVE argumenta varias razones para romper el contrato con AISA:
Por todas estas razones que hacen al incumplimiento del contrato; las irregularidades en
el proceso de licitación y adjudicación y a la existencia de cláusulas atentatorias contra
el patrimonio público y los derechos humanos; la FEJUVE convoca a un paro
indefinido a partir del 10 de enero del 2005. El paro fue un éxito, principalmente por su
carácter pacífico pero contundente, la población alteña logra su demanda que el agua
sea un servicio público y no un negocio privado.
La Empresa AISA no acepta una terminación del contrato y se prepara para demandar
por millonarias sumas de dinero a Bolivia en el Centro Internacional para el arreglo de
Diferencias relativas a las Inversiones (CIADI), dependiente del Banco Mundial (Banco
que tiene acciones de un 8% en AISA). Por lo tanto es muy importante realizar alianzas
estratégicas y una campaña internacional para evitar semejante atropello.
CONCLUSIONES PRELIMINARES