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MONOGRAFÍA
Para que se pueda tener un tipo penal se debe tomar en cuenta que el acto debe
ser uno de carácter típico, antijurídico y culpable. La tipicidad tiene dos partes: Según
Creus, “La acción típica es, pues, la de matar, es decir, extinguir la vida de una
persona,” (Creus, 8). La segunda partes es que la tipicidad se refiere a dicha acción se
encuentra tipificada en el ordenamiento jurídico, por lo que es una conducta que es
plenamente sancionable y dicho actor se encuentra inmersa dentro de esa conducta
tipificada. Con relación a lo antijurídico, se refiere a que es una conducta que está
penalizada por las leyes y que va en contra de la normativa legal y de las costumbres
sociales. La culpabilidad se refiere a la responsabilidad de dicha persona, ya que puede
estar frente a un delito consumado o a una tentativa del mismo. Carrara afirma que “el
hombre es libre y por serlo es responsable penalmente de sus actos […], el grado de
libertad con que se actúe determina la medida de la responsabilidad”. (Carrara citado en
Agudelo, 21-22). Siguiendo esta idea, podemos empezar a ver el comienzo de un
camino en donde se pueden desenvolver los conflictos en el tema de los homicidios
emocionales.
Antecedentes:
Con el paso del tiempo se dieron grandes avances en las escuelas positivistas y las
clásicas, en donde se consideraba el libre albedrío vs. el “delito entendido como ente
jurídico”. (Jimeno, 195). Siguiendo esta misma línea, los positivistas empezaron asociar
la peligrosidad del individuo con su personalidad, por que al delincuente de un
homicidio emocional se le consideraba un sujeto activo de baja peligrosidad. A lo largo
de la historia se han hechos varias clasificaciones de los tipos de delincuentes que
existen, entre las más famosas está la de Lombroso que era un médico que elaboró una
teoría de delincuencia y de cómo es un delincuente según la personalidad del
delincuente y que delito pueden llegar a cometer ciertas personas, y así se media el
factor de peligrosidad. Ferri, por otro lado, también creó una clasificación que se dividía
en 5 categorías:
1. Nato
2. Loco
3. Habitual
4. Ocasional
5. Pasional
Homicidio:
Por lo que éste último es que no interesa discutir a continuación. Lo que agrava a
este tipo de delitos es la cercanía y confianza entre la víctima y el actor, y éste lo comete
sabiendo de la existencia de este vínculo. Por lo tanto, no se limita al vínculo
matrimonial, sino también a la filiación, tanto de ascendiente como descendientes, por
esta razón es que es un tipo penal que envuelve al infanticidio y parricidio también. Por
eso el legislador, no sólo a nivel nacional sino a nivel mundial, de uno u otra manera ha
establecido que el homicidio a los ascendientes o descendientes es especialmente
aborrecido, ya que se está desvalorizando el vínculo sanguíneo que se tiene entre el
sujeto activo y el sujeto pasivo.
Así mismo, se describía al delincuente pasional “como aquél que obre movido por
una pasión social; por lo general sus antecedente tachables, ejecuta el delito en estado
de conmoción y en forma solitaria, suele presentarse luego a las autoridades o sus
remordimientos lo llevan al suicidio, y como prisionera presenta buena conducta.”
(Agudelo, 194). Por lo que la Corte Suprema Peruana describe el homicidio emocional
como:
“El que se produce por medio de una excitación psíquica que disminuye
los frenos racionales o inhibitorios, como productos del conocimiento de
un hecho exterior que provoca una reacción violenta no controlada, de
manera simultánea, que desemboca en el homicidio.”1
Para Bernal, “la pasión excusable y el ímpetu de ira, circunstancia modificadora del
homicidio doloso” (Bernal citado por Jimeno, 205). Por lo mismo, los Códigos Penales
de los años 30, a lo largo de Latinoamérica establecían, cuando se cometían lesiones o
inclusive homicidio por el cónyuge tenía una causal de excusa ya que era justificado por
1
http://www.pj.gob.pe/servicios/diccionario/diccionario_detalle.asp?codigo=436
la ira y o intenso dolor. En la actualidad, dicha ideología ya no corresponde al momento
social que se vive. Ahora las sociedades a nivel mundial ponen una gran presión sobre
los Estados para que a través de sus órganos judiciales haga responsable a todos las
personas que han violado un bien jurídico protegido, sobretodo uno como es la vida.
Derecho Comparado:
En nuestra legislación no se encuentra regulado el homicidio emocional, como es
conocido por la doctrina mundial, pero en otras legislaciones como la Española,
Mexicana y la Argentina, en ésta última se encuentra determinado el tipo penal de la
siguiente manera:
“Artículo 81, inciso 1°, a), El Código reprime con reclusión de tres a seis
años, o prisión de uno a tres años al que matare a otro, encontrándose en
un estado de emoción violenta y que las circunstancias hicieren
excusable”. (Fontan, 47)
En el Derecho Mexicano, tras una reforma legal del 10 de enero de 1994, se tipificó
el delito de homicidio en razón de parentesco, por lo que se incluye en este delito, no
sólo los delitos de infanticidio, parricidio sino también el homicidio emocional o
también conocido como crimen pasional. Por lo que, en la siguiente clasificación,
realizada por López Betancourt para establecer la teoría del delito en particular, existen
elementos que no son propiamente parte del homicidio emocional, pero se pueden llegar
a identificar con el tipo penal en cuestión.
Nuestra legislación contempla una causal de reducción de pena, por encontrarse privado
de la razón de manera temporal, así lo expresa el siguiente artículo del Código Penal:
“Art. 35.- Perturbación mental relativa: Quien, en el momento de realizar
el acto delictuoso estaba, por razón de enfermedad, en tal estado mental
que, aunque disminuida la capacidad de entender o de querer, no le
imposibilita absolutamente para hacerlo, responderá por la infracción
cometida, pero la pena será disminuida como lo establece este Código”.
Así mismo, dentro de las circunstancias atenuantes del Art. 29 están la del “#7.
Conducta anterior del delincuente que revele claramente no tratarse de un
individuo peligroso; y la del # 9 Obrar impulsados por motivos de particular
valor moral o social”.
De igual manera, en un caso de mayo del 2006, donde Claudio David Alcázar
de 32 años, mató al amante de su esposa golpes, por lo que la prensa informa:
“Ayer, en coincidencia con la hipótesis que había sostenido la defensa, el
tribunal entendió que en el homicidio mediaron circunstancias
extraordinarias que volvieron excusable la conducta desplegada por
Alcázar, por lo cual debía atenuarse para él la pena del homicidio. Esto
es lo que se conoce jurídicamente como homicidio en estado de emoción
violenta, o bien, "homicidio emocional", según lo bautizaron otros
autores.”3
Los Tribunales Mexicanos a su vez han expuesto las ideas a considerar en los casos de
crímenes pasionales:
“La emoción es un cambio en la personalidad de quien comete el hecho,
en virtud de un estímulo externo, que altera transitoriamente el
comportamiento habitual de esa persona, impidiéndole dominar sus
impulsos, y lo llevan a obrar irreflexivamente, aunque sí
concientemente, pues de lo contrario, no acarrearía imputabilidad.”
La Corte Suprema Mexicana también ha definido “la emoción violenta
como un estado psicopatológico de duración breve, de producción generalmente
instantánea, que anula la clara conciencia y perturba su voluntad normal.”
(Fontan, 48)
Conclusiones:
Uno de los graves problemas de este tipo penal es que cae demasiado en la
subjetividad, ya que se miran las circunstancias en el cual el hecho se cometió, y queda
finalmente a valoración del juez determinar si son lo suficientemente excusables como
2
http://www.jus.mendoza.gov.ar/documental/jurisprudencia/consultas/simple_mostrar.php?
libre=inimputabilidad&normas=3
3
http://monitor.lavoz.com.ar/nota.asp?nota_id=176772
para que se le pueda reducir la pena. Uno de los factores más importantes es la
temporalidad del incidente, ya que tiene que haber una correlación de eventos desde que
se da esta ira o dolor incalculable hasta el cometimiento del delito. Pero la doctrina no
es uniforme en este tema, ya que afirma que no necesariamente puede ser un evento
correlacionado con la pareja o problemas con ésta, sino que se puede dar una
acumulación de circunstancias que un pequeño detalle puede hacer que la persona
explote causando la muerte de su pareja, sea cónyuge o conviviente. Por lo mismo los
autores han dicho:
“Deben ser de una entidad tal, que sean capaces de ocasionar la reacción en un
individuo más o menos estable emocionalmente. Una simple broma, un insulto
habitual, sin intención de agraviar, no pueden de ningún modo configurar esta
causal, pero si el sujeto es sometido de continuo a humillaciones, una más puede
desencadenar la tragedia”.(Donna, 75)
Otro elemento subjetivo gira entorno a la emoción del sujeto activo en dicho
evento. Peña dice “Lo que importa de ese estado, porque es la razón de la atenuante, es
que haya hecho perder al sujeto pleno dominio de su capacidad reflexiva, y que en él
sus frenos inhibitorios estén disminuidos en su formación.” (44) Al momento del juicio,
puede ser determinante la conducta y temperamento del autor ya que el resultado de este
elemento puede desencadenar en que se complete el tipo penal con elemento subjetivo o
en que no se determine de la existencia del mismo, resultando en una sentencia
favorable al agente.
La discusión central gira entorno a si puede ser imputable o no dicho actor, por
lo mismo la imputabilidad se refiere de tener conocimiento y voluntad de que el hecho
que está cometiendo es uno de lo que está penado por las leyes. Nos referimos al
entendimiento de la acción cuando el actor ha realizado una serie de procesos de
conciencia y ha querido buscar dicho resultado. La inimputabilidad es la falta de uno de
los elementos de tipo penal en donde dicha carencia causa que el autor del delito sea
“perdonado” o “excusado” en cuanto a su acción por dicha causa específica. Dentro de
la inimputabilidad se encuentran varias hipótesis las cuales son objeto de causar la falta
de voluntado y/o conocimiento del agente.
La hipótesis que nos compete analizar es un trastorno en la salud mental, pero de
manera transitoria. López Betancourt la define cómo, “Es cuando el agente padece una
perturbación mental pasajera, de corta duración, situación que la hace diferente a la
enajenación mental, y durante aquella, priva de la vida a alguno de los sujetos
especialmente indicados en el tipo penal.” (154). Por lo mismo, se puede establecer que
dicha disturbio mental está siendo, hasta un cierto punto, justificada por la norma penal.
14. Fallo, Judicial. "Tres años de reclusión por un "homicidio emocional"" Monitor