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Nuevos Seres de Luz están poblando la Tierra con un alto potencial intelectual y una
nueva conciencia interna. Estos niños vienen con la misión de romper los antiguos
esquemas sociales que atan a la humanidad para lograr mediante la transformación de la
humanidad abolir la infelicidad en la Tierra.
Desgraciadamente, este tema aunque no es nuevo, permanece todavía oculto ante los
ojos de la generalidad de la gente. Nosotros creemos que es necesario conocer la esencia
de estos niños, para estar a la altura de las circunstancias y no obstaculizar su proceso de
evolución y el cumplimiento de su misión. Como padres, guías y maestros, podemos
colaborar en esta bellísima labor.
Al tratar con niños de una nueva conciencia, los adultos nos veremos obligados a
cambiar los antiguos patrones educacionales para darles a nuestros niños la libertad de
expresión y de acción que mueve su alma, su esencia y su corazón.
Una nueva raza humana, más sensible y democrática, menos autoritaria y manipuladora,
ya comienza a poblar el Planeta. Se trata de seres especiales aunque tan terrenales como
sus padres. Solo que, a diferencia de estos, traen consigo la tarea de propulsar cambios
en la humanidad.
Bautizados como Niños Indigo, estos muchachos tienen la capacidad de ver mas allá de
los espectros de la Luz, escuchar todo tipo de sonidos, incluso su propio fluido
sanguíneo, y denotan una destacada hipersensibilidad táctil. "Los Niños índigo, como su
nombre lo sugiere, no son Niños azules, sino que se les denomina así porque su aura, o
campo energético, tiende a reflejarse dentro de los colores añiles, azules, manifestando
la utilización de centros energéticos superiores", asegura Maria Dolores Paoli,
especialista en Psicoespiritualidad.
Es por esto que se les adjudican grandes dosis de intuición, que se demuestra en el
desarrollo de la telepatía, cualidades para predecir el futuro, y hasta reconocer la
presencia de seres etéreos como hadas y duendes a su alrededor. Además, algunos
menores llegan al mundo con el don de la sanación.
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"Científicamente ya tenemos confirmación del cambio que aportan estos chicos,
manifestándose en la activación de 4 códigos más en el ADN. Lo normal en los
humanos es tener 4 núcleos que, combinados en sets de 3, producen 64 patrones
diferentes, llamados códigos. Los humanos tenemos 20 de esos códigos activados que
proporcionan toda la información genética. Exceptuando 3 códigos, que son los códigos
de arrancar y parar como si fuese una computadora", añade la especialista venezolana.
Para la especialista, los Niños Indigo (termino reconocido a nivel internacional) nacen
en cualquier clase socioeconómica y se caracterizan, básicamente, por poseer un nuevo
estado de conciencia.
Sin embargo, destaca Paoli, ciertos rasgos físicos distinguen a los niños azulados del
nuevo mundo: "Son más delgados, tienen ojos grandes, ligeramente abultado el lóbulo
frontal, por lo general zurdos o ambidiestros. Comen poco, e incluso, algunos son
vegetarianos por no soportar la carne", añade.
Y es que, según estima Paoli, en 1999 esta nueva raza ya abarcaba el 80% de la
población infantil mundial, por lo general en querubines menores de diez años de edad.
"A estos pequeños seres les gusta ser tratados y honrados como individuos" apunta
Paoli en su Material de Apoyo para la Educación de los Niños del Futuro. Por ello la
especialista considera que la crianza emocional debe basarse en la visibilidad y
transparencia.
"A los los niños índigo no se les debe avergonzar ni culparlos, mentirles ni gritarles. Por
el contrario, hay que preservarles la autoestima. Se les debe brindar la posibilidad de
elegir y, al mismo tiempo, evitar la comparación. Deben recibir disciplina sin emoción",
agrega la psicóloga.
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pequeñines, de acuerdo a su edad biológica, basados en las Siete Leyes Espirituales para
los Padres. Por ejemplo:
Hasta el primer año de vida: los vocablos esenciales son amor, afecto y atención. "A los
bebes hay que tocarlos, abrazarlos, proveerles mucha seguridad y, además, jugar con
ellos", explica.
Entre el primer y segundo año: Hay que resaltar los términos libertad, respeto y
estimulo. "Durante esta etapa se prueba el desapego a los padres. No hay que
condicionarlos a travás del temor. Hay que evitar que el niño conecte el dolor como
sinónimo de malo, de debilidad. Si así fuese no habría espacio para el crecimiento
espiritual", afirma Paoli.
Entre los 2 y 5 años: Merecimiento, explorar y aprobar, son las palabras claves, época
de transición entre el Yo Soy y el Yo puedo. "Si le reprimimos el sentirse poderoso no
se lograra que sea un adulto capaz de enfrentar cualquier reto", enfatiza la especialista.
Entre los 5 y 8 años: el niño ya asimila conceptos más abstractos. Por ello hay que
manejar los términos dar, compartir, aceptación, verdad y no juzgar. "A ellos les
encanta compartir cuando sienten amor. Si se les enseña que para dar tienen que perder
algo, entonces no aprenden el verdadero significado de dar. En cuanto a la verdad,
deben aprender que va acompañada de un sentimiento agradable y no como antesala a
un problema, en caso de ocultarla".
Entre los 8 y 12 años: El niño ahora convertido adolescente, requiere que los padres
manejen términos como la experiencia, la responsabilidad y el estar alerta. "Los que
aprendieron las lecciones de la crianza espiritual, entonces reflejarán la confianza de sus
padres. De lo contrario, se encontrara confuso, cederá a las presiones amistosas y
buscará experiencias indiscriminadas".
De acuerdo a Paoli, los colegios y demás centros educativos, deben estar atentos para
reconocer la presencia de niños índigos dentro de los salones escolares. A su juicio,
estos particulares alumnos no funcionan con los métodos de enseñanza tradicionales.
Por el contrario, "aprenden de forma reflexiva y participativa, mas no mediante la
memorización. Por ello no extraña que a muchos de estos pequeñines se les califique
como niños problemas, ya que se dispersan con gran facilidad durante las clases".
Los niños índigo son sanadores por excelencia, ellos tienen la capacidad de drenar,
equilibrar y elevar la energía de quién lo rodea. La frecuencia vibratoria de estos niños,
permite sanar utilizando solamente su energía. Al principio ellos "no saben" que pueden
hacerlo, pero o tienen en conciencia, actúan instintivamente en ello, pudiera ser que tu
menciones frente a un niño índigo de dos años de edad que te duele la cabeza, entonces
el instintivamente te dice "¿te duele aquí?", dirige su manita a tu cabeza… y en unos
segundos tu dolor desaparece. Esta faceta de sanación es una característica sobresaliente
en los niños índigo, ya que todos son sanadores, sin excepción.
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Un niño índigo viene a elevar la energía del planeta y de sus habitantes, son quienes
ayudarán a trascender de nuestra tercera dimensión a la cuarta, para ello tienen que
trabajar en el cambio de conciencia de los seres humanos que siguen actuando bajo
normas, preceptos y estructuras ya caducas. Esto implica realizar cambios en todo el
sistema, en la familia, la educación, las formas de gobierno, los valores, los roles, etc.
Todo lo que por caduco estorba tanto para el desarrollo del ser humano, como para el
planeta entero.
Esta filosofía o misión puede sonar bonito y hasta poético, pero no es una tarea fácil ni
para los niños ni para los padres, que continuamente se verán sometidos al
enfrentamiento de su propia realidad, desarrollándose una enorme confusión, sobre todo
en la educación de los niños, ya que pocos estarán preparados para esto, solamente los
padres de un niño índigo que tengan una conciencia diferente, un cierto grado de
evolución, podrán hacerlo bien, ya que podrán comprender al niño, su misión y le
ayudarán a llevarla a cabo sin obstaculizar.
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