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Acción de tutela de Henry Caballero Quesada contra el Tribunal Superior Sala Penal de
Bucaramanga y el Juzgado Segundo Especializado de Bucaramanga
SENTENCIA
que pone fin al proceso de revisión del fallo proferido por la Sala de Casación Penal de la
Corte Suprema de Justicia el 2 de mayo del presente año, dentro de la acción de tutela
incoada por Henry Caballero Quesada en contra del Tribunal Superior de Bucaramanga
Sala Penal y el Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de la misma ciudad.
I. ANTECEDENTES
1. Hechos
1.1. Henry Caballero Quesada fue condenado por el Juzgado 8 Penal del Circuito de
Bucaramanga, a setenta y dos meses de prisión, como autor responsable del ilícito de
extorsión en la modalidad de delito tentado, luego de haberse acogido a sentencia anticipada
el 14 de marzo de 2003. Adicionalmente, se le ordenó pagar a cada una de sus tres
víctimas, el equivalente de un salario mínimo legal mensual vigente por concepto de
perjuicios morales.
El Tribunal Superior Sala Penal, al conocer del recurso de apelación interpuesto por el
sindicado y su defensor en contra de la providencia que negó la libertad condicional, luego de
confirmar la negativa del beneficio impetrado por cuanto aquél no había indemnizado las
víctimas del punible, en cuantía de un salario mínimo para cada una, como le fue impuesto
en la sentencia, consideró que había lugar a una redención de la pena de diez meses y trece
días de prisión, por estudio.
1.3. El 28 de febrero último el accionante, ante el Juez Segundo Especializado de
Bucaramanga1, invocó la aplicación del principio de favorabilidad para hacerse merecedor a
la redosificación de la pena, en virtud del artículo 351 de la Ley 906 de 2004, y obtener la
“libertad plena” sin que mediare el pago de la indemnización a las víctimas2, por cuanto
alega carencia de recursos económicos; junto a dicha petición hizo entrega al mismo
despacho de un escrito dirigido al Tribunal Superior en el cual solicitaba la aplicación del
referido principio y manifestó que desistía del recurso de apelación que se encontraba en
trámite3.
El funcionario judicial, mediante providencia del 3 de marzo pasado negó la petición del
condenado4. Consideró el Juez Especializado, que las figuras establecidas en los artículos
40 de la Ley 600 de 2000 y 351 de la Ley 906 de 2004 eran diametralmente diferentes por
cuanto correspondían a sistemas procesales distintos; que en el último de los casos
implicaba un acuerdo entre fiscal y sindicado y en el primero de ellos no, que la rebaja hasta
la mitad de la pena estaba concebida en virtud del aumento de penas impuesto en la Ley 890
de 2004, y que dicho acuerdo conllevaba la negociación del monto del descuento, el cual no
es fijo como era en la anterior normatividad, sino que permite al funcionario investigador jugar
en un margen de “hasta la mitad de la pena imponible”. Dicha providencia no fue apelada.
2. Las pretensiones
Por su parte la Sala Penal del Tribunal Superior de Bucaramanga, mediante comunicación
allegada al expediente el 28 de abril siguiente, manifestó que en el caso concreto no se
presentaba una causal de procedibilidad de la acción de tutela por cuanto el sindicado no
había pagado el equivalente a un salario mínimo a cada una de las tres víctimas a título de
indemnización como le fue impuesto en la sentencia, y que por consiguiente no se habían
vulnerado los derechos al debido proceso y libertad personal que el actor demandaba.
2. Las decisiones de fecha 3 y 30 de marzo de 2006 emitidas por el Juzgado Segundo Penal
del Circuito Especializado de Bucaramanga6.
1. La competencia
2. El problema jurídico
Esta Corporación ha elaborado una sólida línea jurisprudencial respecto de la aplicación del
principio de favorabilidad desde la óptica universal y constitucional con que ha de mirarse la
Ley 906 de 2004 y el tránsito de legislación9. Recientemente en la sentencia T-091 de 2006,
se efectuó un juicioso análisis sobre las razones que soportan la utilización de normas más
favorables para el sindicado en situaciones de hecho ocurridas en vigencia del sistema
anterior, en donde se destacan las siguientes reglas:
«(...)la nueva ley procesal contempla los diferentes estadios procesales (audiencia de
formulación de imputación, audiencia preparatoria y juicio oral) en que es posible al
procesado realizar una aceptación unilateral de cargos – allanamiento -, previendo a su
vez la consecuencia punitiva gradual que se deriva de tal actitud procesal, acorde con
cada uno de esos momentos. Una rebaja de hasta la mitad de la pena, cuando la
aceptación se produce en la diligencia de imputación, de hasta una tercera parte
cuando ocurre en la audiencia preparatoria y de una sexta cuando se presenta en la
alegación inicial del juicio oral.»13
11 La primera situación tenía lugar cuando la aceptación de cargos se daba desde la indagatoria hasta antes de ejecutoriado
el auto de cierre de investigación; y la segunda, cuando se producía después de proferida la resolución de acusación hasta
antes de ejecutoriada la providencia que fija fecha para audiencia.
12 Ver pág. 13 del mismo pronunciamiento
13 Pág. 14 ibídem
14 “La aceptación unilateral de cargos, conforme a la Ley 906/04, la cual se puede producir en diversas etapas
procesales, responde a una naturaleza similar en cuanto representa una forma de terminación anticipada del proceso, e
involucra cometidos de política criminal similares como son los de lograr una mayor eficiencia y eficacia de la
administración de justicia, prescindiendo de etapas procesales que se consideran innecesarias en virtud de la aceptación
del procesado respecto de los hechos y su responsabilidad como autor o partícipe de los mismos. Los dos institutos
envuelven una especie de colaboración con la administración de justicia retribuida o compensada mediante una rebaja de
pena proporcional al momento procesal en que la aceptación de responsabilidad se produce”. (Pág. 21 ibídem)
15
[“]Si en el proceso penal existen suficientes elementos de juicio que permiten demostrar que la aceptación, tanto de los
cargos como de su responsabilidad, por parte del implicado, son veraces y se ajustan a la realidad, no tiene sentido
observar una serie de ritos procesales para demostrar lo que ya está suficientemente demostrado (...)”.
Se concluyó entonces que la Ley 906 de 2004 “puede ser aplicada, en virtud del principio de
favorabilidad, tanto a hechos acaecidos antes de la vigencia de la ley, como en Distritos
Judiciales en los que aún no se encuentre operando el nuevo sistema” y que por tratarse de
un descuento ponderado, la correspondiente rebaja “deberá establecerse en cada caso,
atendiendo los criterios que rigieron el proceso de individualización de la pena”16
Así mismo, se indicó en aquella providencia que no basta estructurar los presupuestos antes
enunciados, sino que adicionalmente, debe evidenciarse alguna de las causales especiales
de procedibilidad que a continuación se refieren: i) “Defecto orgánico”; ii) “Defecto
procedimental absoluto”; iii) “Defecto fáctico”; iv) “Defecto material o sustantivo”20; v) “Error
inducido”; vi) “Decisión sin motivación”; vii) “Desconocimiento del precedente”21; y, viii)
“Violación directa de la Constitución”22.
“En el modelo de procesamiento diseñado en la Ley 906/04 la promoción del valor de la eficiencia del sistema vinculado a
la preservación de garantías fundamentales cobra mayor importancia en la medida que se trata de una aspiración que se
encuentra en el centro del ideario de un sistema de corte acusatorio y se erigió en uno de los argumentos que impulsaron la
reforma (...)”
16 Págs 22 y 23 ibídem
17 Sentencia T-504/00.
18 Sentencias T-008/98 y SU-159/2000
19 Sentencias T-088-99 y SU-1219-01
20 Sentencia T-522/01
21 Cfr. Sentencias T-462/03; SU-1184/01; T-1625/00 y T-1031/01.
22 Cfr. folio 27 de la sentencia en mención. “Estos eventos en que procede la acción de tutela contra decisiones judiciales
involucran la superación del concepto de vía de hecho y la admisión de específicos supuestos de procedebilidad en eventos
en los que si bien no se está ante una burda trasgresión de la Carta, si se trata de decisiones ilegítimas que afectan
derechos fundamentales.”
5. El caso concreto
Henry Caballero Quesada, luego de haberse acogido a sentencia anticipada, fue condenado
a setenta y dos (72) meses de prisión en el año 2003, como responsable del delito de
extorsión en grado de tentativa, con base en hechos sucedidos en agosto de 2002, y ha
solicitado en diversas oportunidades la concesión de la libertad condicional, ante el Juez
Segundo Penal del Circuito Especializado de la ciudad de Bucaramanga, quien tiene a su
cargo vigilar su pena, impetrando la redosificación de la sanción bajo el amparo de diferentes
disposiciones jurídicas.
Las peticiones le han sido resueltas desfavorablemente y uno de los argumentos centrales
de la negativa ha sido la renuencia del condenado a reparar los daños morales de las
víctimas de su conducta punitiva, el cual le fue ordenado por el Juez de conocimiento en la
decisión que puso fin al proceso penal. Particularmente, así se pronunció la Sala Penal del
Tribunal Superior de la misma ciudad, al resolver el recurso de apelación interpuesto por el
afectado en contra de la decisión de fecha 1º de agosto de 2005, mediante la cual el Juez
Segundo Especializado negó una solicitud de redención de la pena y la libertad condicional.
No obstante lo anterior, el requerimiento del accionante efectuado ante el Juez que vigila el
cumplimiento de su sentencia de beneficiarse con el descuento punitivo establecido en el
artículo 351 de la Ley 906 de 2004, le fue negado bajo el entendido de que la aceptación de
cargos que allí se ventila no se asimila a la figura de la sentencia anticipada consagrada en
el artículo 40 de la ley 600 de 2000, pero no fue impugnado.
Así las cosas y tomando en consideración los argumentos expresados en el capítulo tercero
de la presente determinación esta Sala de Revisión concluye que al caso concreto del
procesado Caballero Quesada, en virtud del principio de favorabilidad que lo ampara de
acuerdo con el artículo 29 constitucional, le es aplicable la regla jurisprudencial
desarrrollada por esta Corporación relacionada con la procedencia del descuento punitivo
hasta de la mitad de la pena previsto en el Art. 351 de la Ley 906 de 2004, más conveniente
que el utilizado en la tasación de su pena, como quiera que la sentencia anticipada a que se
acogió y el allanamiento a los cargos contemplado en la mencionada disposición son figuras
semejantes. Otra cosa muy distinta, es que el Juez ordinario, como consecuencia de la
aplicación favorable de la Ley 906 de 2004, hubiese incurrido en vía de hecho por no haber
redosificado la pena, como se lo solicitó el accionante, quien no impugnó la consiguiente
determinación negativa; y en consecuencia, si en el presente caso la acción de tutela
procede como mecanismo excepcional para dejar sin efecto las decisiones adoptadas por el
Tribunal Superior de Bucaramanga; o si la aplicación del principio de favorabilidad comporta
la concesión del subrogado penal invocado por el peticionario en los términos por él
expuestos.
Como primera medida, debemos precisar que la decisión motivo de impugnación, bajo cuyos
presupuestos se pronunció el Tribunal Superior -Sala Penal de la ciudad de Bucaramanga y
que posteriormente dio lugar a que fuera sujeto de la acción de tutela en estudio, fue la
adoptada el 1 de agosto del año 2005 por el Juzgado Segundo Penal del Circuito
Especializado de la misma ciudad y en ella conoció las solicitudes de redención de pena por
estudio y libertad condicional impetradas por Henry Caballero Quesada, la segunda de las
cuales fue negada por no haberse indemnizado realmente a las víctimas de acuerdo con las
exigencias del artículo 64 de la ley 599 de 2000, mientras la primera fue concedida. En aquel
pronunciamiento la Sala Penal del Tribunal trajo a colación los requisitos de procedibilidad de
la libertad condicional recogidos en auto del 18 de octubre de 2005 emanado de la Corte
Suprema de Justicia, acorde con los lineamientos de la Ley 975 de 2005.23
En Segundo lugar, si bien es cierto que al sindicado Caballero Quesada le fue negada la
redosificación de la pena por aplicación del artículo 351 de la Ley 906 de 2005, mediante
providencia del 03 de marzo de 2006, la misma no fue objeto de impugnación por parte del
interesado, ni por su defensor; lo que se encuentra en el plenario es una solicitud dirigida al
Tribunal Superior de Bucaramanga, pero entregada en el mismo despacho del Juez Segundo
Especializado, menos de un mes antes de que el Tribunal emitiera su decisión, en la cual
manifestó que desistía del recurso de apelación en estudio (es decir el mencionado en el
párrafo anterior) y solicitaba al órgano colegiado que en virtud del derecho de petición se
pronunciara sobre la redosificación de la pena de acuerdo con la citada norma.24
1. En el primer evento, esto es, en la solicitud de libertad condicional que fue objeto de
impugnación, el funcionario en primera instancia negó el beneficio fundado en la expresa
prohibición de conceder la libertad condicional a los responsables de ilícitos como el de
extorsión, consagrada en el artículo 11 de la Ley 733 de 2002. Sin embargo, dicho
argumento fue revaluado por la Sala Penal del Tribunal Superior, al resolver el recurso de
alzada, en cuanto consideró que el artículo 5º. de la Ley 890 de 2004 derogó tácitamente tal
disposición, acorde con los lineamientos esgrimidos por la Corte Suprema de Justicia en
providencia del 7 de diciembre de 2005.
En este orden de ideas, esta Corporación considera que en la situación bajo estudio, no es
predicable la configuración de ninguno de los requisitos especiales de procedibilidad de la
23 “... 4. En las condiciones dichas, la persona adquiere el derecho a la rebaja de pena prevista en el artículo 70 de la Ley
975 de 2005, siempre y cuando satisfaga las siguientes exigencias: i) que haya sido condenada por conductas punibles
diversas de las previstas en sus artículos 1º y 2º y aquellas contra la libertad, integridad y formación sexuales, lesa
humanidad y narcotráfico; ii) que (los condenados) cumplan penas por sentencia ejecutoriadas al momento de entrar en
vigencia la presente ley (25 de julio de 2005); y, iii) que, con fundamento en lo probado, el juez de ejecución concluya en la
demostración de a) el buen comportamiento del condenado; b) su compromiso de no repetición de actos delictivos ; c) su
cooperación con la justicia; y d) sus acciones de reparación a las víctimas”
24 (Ley 906 de 2004) Ver folios 27 y 28 del cuaderno principal
acción que se trataron en el numeral 4.2. de la presente sentencia.
Si bien cierto como lo expone el actor, que el artículo 4º. de la Ley 890 de 2004, que
modificó la Ley 599 de 2000, dejó sin efecto la expresa prohibición contemplada en el artículo
11 de la Ley 733 de 2002 para beneficiar con la libertad condicional a los responsables de
ilícitos como la extorsión, también lo es, que dejó incólumes los presupuestos subjetivos a
tenerse en cuenta para su concesión y que en particular en la misma providencia citada por
el peticionario en su escrito de tutela,25 se hizo énfasis en la prevalencia del principio de la
justicia restaurativa para exigir el cumplimiento de la reparación a las víctimas26.
También es cierto que en sentencia C-665 de 2005, emanada de esta Corporación, la Sala
Plena reiteró la jurisprudencia constitucional elaborada a partir del supuesto de hecho de que
el pago de la pena accesoria de multa no puede convertir en nugatorio el acceso al beneficio
de la libertad condicional en casos extremos en que se encuentre demostrada la incapacidad
económica del condenado27. No obstante, es claro que no puede en manera alguna
confundirse una sanción pecuniaria accesoria, cuyo destinatario es el tesoro público, con el
resarcimiento de los daños morales y/o materiales sufridos por las víctimas como
consecuencia de la perpetración del delito. Ello porque las víctimas al igual que el sindicado
otra [sic] el pago total de la multa” (C. S. de Justicia, Sala Penal, Sentencia de tutela de 7 de diciembre de 2005,
proceso 23322
27«De todo lo anterior, la Corte concluyó que “(...) la capacidad o incapacidad de pago del individuo no es irrelevante –
por el contrario, es indispensable- para determinar el monto de la multa, así como su forma de pago e, incluso, la posibilidad
de amortizarla mediante trabajo o, en casos extremos, de convertirla en arresto de fin de semana.” Por lo que declaró
exequible las expresiones acusadas, teniendo en consideración el hecho de que el juez penal debe atender capacidad
económica del condenado no sólo al momento de determinar su valor, sino también al momento de efectuar su pago,
pudiendo acudir a diferentes alternativas ante la demostrada incapacidad económica del condenado. En conclusión “(...) la
Ley sí dispensa un trato diferenciado para situaciones que realmente lo merecen, por lo que la norma no encarna
discriminación alguna.”» (Ver sentencia C-665/05 M.P. Rodrigo Escobar Gil, en donde se cita la sentencia C-194/05 M.P.
Marco Gerardo Monroy cabra.
dentro del proceso penal son sujetos de protección de los mismos derechos fundamentales y
el ordenamiento jurídico no puede desequilibrar la balanza en cuyos extremos se encuentran
las partes en conflicto, restando importancia a los padecimientos que debieron soportar
aquellas producto del comportamiento sancionado.
“16. En el párrafo 3 del artículo 2 se dispone que los Estados Parte han de dar
reparación a las personas cuyos derechos reconocidos en el pacto hayan sido
infringidos. Si no se da reparación a las personas cuyos derechos reconocidos en
el pacto hayan sido infringidos, queda sin cumplir la obligación de facilitar
recursos efectivos, que es el elemento central para cumplir las disposiciones del
párrafo 3 del artículo 2. Además de las reparaciones explícitas indicadas en el párrafo
5 del artículo 9 y el párrafo 6 del artículo 14, el Comité considera que en el pacto se
dispone por lo general la concesión de una indemnización apropiada. El Comité
toma nota de que, en los casos en que proceda, la reparación puede consistir en la
restitución, la rehabilitación y la adopción de medidas tendientes a dar una satisfacción,
entre ellas la presentación de disculpas públicas y testimonios oficiales, el ofrecimiento
de garantías de evitar la reincidencia y la reforma de las leyes y prácticas aplicables, y
el enjuiciamiento de los autores de violaciones de derechos humanos...” (negrillas fuera
de texto)
Por consiguiente, la Sala de Revisión tampoco encuentra que se hayan violado los derechos
fundamentales a la libertad del procesado o al debido proceso, con las decisiones adoptadas
por los jueces de conocimiento al negársele el beneficio de la libertad condicional, y
adicionalmente estima, de acuerdo con los argumentos enunciados con anterioridad, que en
el caso particular, no es procedente la acción de tutela como mecanismo excepcional en
contra de las mismas.
III. DECISIÓN
35 Cfr. Art. 33 del Conjunto de principios para la protección y promoción de los derechos humanos mediante la lucha
contra la impunidad.
36 Cfr pág. 31 sentencia C-454/06
37 Código Penal Art. 65
RESUELVE:
Primero. CONFIRMAR, pero por las razones expresadas en esta providencia, la sentencia
del dos (2) de mayo de dos mil seis proferida por la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia que decidió negar por improcedente la acción de tutela instaurada por
Henry Caballero Quesada, en contra del Tribunal Superior de Bucaramanga y el Juzgado
Segundo Especializado de la misma ciudad.
Segundo: REMITIR copia de la presente determinación al Juez Segundo Penal del Circuito
Especializado de la ciudad de Bucaramanga.