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Guia de secundaria 1er.

Grado

Lengua:
Conjunto ordenado y sistemático de formas orales, escritas y grabadas que sirven para la
comunicación entre las personas que constituyen una comunidad lingüística. Hablando de
una manera informal puede decirse que es lo mismo que idioma, aunque este ultimo
término tiene más el significado de lengua oficial o dominante de un pueblo o nación, por
lo que a veces resultan sinónimas las expresiones lengua española o idioma español. Hay
lenguas que se hablan en distintos países, como el árabe, el inglés, el español o el francés.
En estos casos aunque la lengua sea la misma, existen ciertas variaciones léxicas, fónicas y
sintácticas menores por motivos históricos y estrictamente evolutivos, aunque todos los
hablantes se entienden entre sí.

Desde un punto de vista científico, a partir de Ferdinand de Saussure se entiende por lengua
el sistema de signos orales y escritos del que disponen los miembros de una comunidad
para realizar los actos lingüísticos cuando hablan y escriben. La lengua es un inventario que
los hablantes no pueden modificar, sólo emplearlo a través del habla, es decir, el conjunto
de emisiones que los hablantes producen gracias al inventario del que disponen. Este
concepto fue ligeramente modificado por Noam Chomsky, que entiende la lengua como el
sistema interiorizado que poseen los hablantes, capaz de generar sus realizaciones
lingüísticas. El hablante las evalúa gracias a la competencia, o sea, el dominio inconsciente
que tiene de su lengua.

FUNCIÓN PRÁCTICA: Su propósito principal es transmitir informaciones sobre hechos


reales objetivos o acerca de nuestras reflexiones y estados de animo.

FUNCIÓN LITERARIA: El autor comunica su visión individual de la realidad. Es una


visión subjetiva imaginaria.

Manifestación teorica o científica: Es una expresión de la función práctica de la lengua.


Exige, por parte de hablante o emisor (hombre o mujer): la utilización de un vocabulario
presiso que evite la ambigüedad y la aplicación adecuada de las normas gramaticales.

Manifestación situacional: Se da principalmente en el coloquio familiar o diario; en la


conversación cotidiana de la familia, los amigos, los compañeros.

Circuito del habla:

HABLANTE OYENTE O
O EMISOR RECEPTOR
MENSAJES
OYENTE
Lenguaje: HABLENTE

Medio de comunicación entre los seres humanos por medio de signos orales y escritos
que poseen un significado. En un sentido más amplio se entiende por lenguaje cualquier
procedimiento que sirva para comunicarse. Algunas escuelas lingüísticas entienden el
lenguaje como la capacidad humana que conforma al pensamiento o a la cognición.

COMUNICACIÓN HUMANA Y COMUNICACIÓN ANIMAL

Si se entiende el lenguaje como un medio de expresión y de comunicación hay que incluir


el estudio de los sonidos y los gestos. Como es evidente que los animales emiten sonidos y
producen gestos, la pregunta es inmediata: ¿Poseen los animales un lenguaje como los seres
humanos? Parece claro que muchas especies animales se comunican entre sí. Sin embargo,
parece que la comunicación humana difiere de la animal en siete rasgos que la
investigación lingüística ha formulado. 1) El lenguaje humano posee dos sistemas
gramaticales independientes aunque interrelacionados: el oral y el gestual. 2) Siempre
comunica cosas nuevas. 3) El lenguaje humano distingue entre el contenido y la forma que
toma el contenido. 4) En la comunicación humana lo que se habla es intercambiable con lo
que se escucha. 5) El lenguaje humano se emplea con fines especiales: detrás de lo que se
comunica hay una intención. 6) Lo que se comunica puede referirse tanto al pasado como al
futuro. (7) Los niños aprenden el lenguaje de los adultos, es decir, se transmite de
generación en generación.

Investigaciones recientes sobre los primates, demuestran que muchos de estos rasgos no
son exclusivamente humanos. No obstante, se puede decir con cierta seguridad que, aunque
el lenguaje entendido como sistema de comunicación no sea exclusivamente humano, el
lenguaje humano posee características especiales. Los humanos engarzan una serie limitada
de unidades gramaticales y de signos separados para formar un conjunto infinito de
oraciones que bien pudieran no haber sido oídas, emitidas, leídas, escritas o pensadas con
anterioridad. Los niños que todavía no han aprendido gramática establecen sus propias
reglas de lenguaje empleando su capacidad lingüística así como los estímulos que reciben
de la comunidad lingüística en la que han nacido.

LENGUAJE ORAL Y LENGUAJE ESCRITO

Cuando una lengua posee escritura y expresión oral, es decir, no es una lengua muerta,
suele ocurrir que su escritura posea los caracteres gráficos de otra lengua y que haya
adaptado a su alfabeto los fonemas, sílabas o morfemas que no tenía. Al estudiar la
adaptación que existe entre escritura y expresión oral, se pueden comparar las formas oral y
escrita de una lengua.

Existen muchos tipos de escritura. En chino cada signo escrito es un morfema. En la


escritura cherokee, cada símbolo representa siempre la misma sílaba. El japonés posee una
escritura parecida, los llamados silabarios. En las escrituras que emplean un alfabeto, como
el alfabeto latino, cada signo representa un sonido de la lengua hablada. El alfabeto latino
posee 26 letras que suelen mantener las lenguas que lo emplean, aunque no coincidan con
el número de fonemas que tienen que representar. Por ejemplo en español existen sonidos
que no tenía el latín; para representarlos se usan combinaciones de letras que se llaman
dígrafos como ll, ch, o la tilde sobre la n, ñ, para representar un sonido inexistente en el
latín clásico.

La forma escrita de las lenguas es constante, estática y suele reflejar la forma que tenía la
lengua cuando se adoptó el alfabeto, silabario o sistema gráfico del que se trate. En cambio,
la lengua hablada es dinámica y cambia continuamente, aunque lo haga con lentitud desde
el punto de vista fonético. El caso del español no ofrece grandes problemas de adecuación
entre la escritura y la pronunciación, sobre todo si comparamos su situación con la de otros
idiomas, como el inglés, donde la inadecuación es enorme. En los idiomas que han
adoptado una escritura reciente, como el swahili, o bien la han reformado, como el hebreo,
es donde mejor se observa la adaptación entre la lengua oral y la escritura.
A diferencia del habla, la escritura no representa ni el timbre, el tono, la intensidad, la
entonación, si acaso incluye, en el mejor de los casos, determinados signos, como los de
puntuación o las mayúsculas. Tampoco incluye las variantes dialectales e idiomáticas.
Prueba de ello es que los chinos que hablan dialectos diferentes se entienden mejor por
medio de las formas escritas que por el lenguaje oral. Por ese motivo los hablantes de los
distintos dialectos del alemán escriben en alto alemán, que han adoptado como norma
escrita. En Hispanoamérica no existe en general una aguda situación de incomunicación
entre los hablantes de las diversas zonas, por lo que ni la lengua escrita ni la hablada
suponen una barrera para la comprensión entre los hispanohablantes.

PARADIGMA: Es la asociación mental entre palabras. Esta clasificación la realizamos con


base en una característica común en la forma o en el concepto expresado, pero no
necesariamente guardan un orden y un número definido de los elementos que lo conforman.

SINTAGMA: Son las relaciones horizontales que se establecen entre palabras. En la lengua
hablada se llaman: relaciones sintagmaticas. Su unidad forma el sintagma, se caracteriza
por un número determinado de elementos y un orden relativo.

FONEMA: Sonido encuadrado en un sistema lingüístico, caracterizado por rasgos


distintivos (llamados también pertinentes o relevantes) que lo relacionan con otros fonemas
y al mismo tiempo lo diferencian de ellos. Es la unidad mínima en la que puede dividirse la
lengua; tiene significante pero no significado.

SIGNO LINGÜÍSTICO: Todo aquello que se utiliza en el acto de comunicación en


representación de algo que se quiere transmitir, percibir o conservar.

Casi todas las cosas, en cuanto formas sensibles del mundo, son signos ya que pueden
aportar una significación: el llanto de un niño, un timbrazo, la niebla, una señal de tráfico,
las luces del semáforo. El signo lingüístico es el más utilizado en la comunicación humana,
es el elemento esencial: las palabras. El signo lingüístico es una entidad biplana, está
formado por significante o expresión y significado o contenido.
El significante del signo lingüístico es el conjunto de los elementos fónicos que lo forman,
por ejemplo, el significante de la palabra niño sería n+i+ñ+o, o el dibujo o fotografía de un
niño. El significado del signo lingüístico es el concepto o idea que evoca en la mente el
significante. El significado de la palabra niño sería el concepto de niño, es decir, el
conjunto de características comunes a todos los niños que permite agruparlos como clase.
Hay otro elemento, el referente, que es el objeto o entidad real a que el signo remite. Los
niños reales constituirían el referente. No obstante, hay signos que carecen de referente,
aquellos que expresan relaciones: y, de, más. En otros signos, el referente es imaginario, al
no pertenecer al mundo real, sino a un universo creado por el propio signo: extraterrestre, el
Lazarillo de Tormes.

Sílaba:
Grupo fónico constituido por una sola vocal o por la combinación de una vocal y una o
varias consonantes que le preceden o siguen y que se pronuncian en un solo golpe de voz.
Los fonemas vocálicos pueden formar una sílaba o pueden ser núcleo silábico, mientras que
los fonemas consonánticos precisan combinarse con otro vocálico para poderse pronunciar
y formar sílabas; nunca pueden ser núcleo de éstas. Los diptongos y triptongos forman una
sola sílaba.

El límite entre las sílabas se marca con una disminución de perceptibilidad, generalmente
en las consonantes.

La sílaba tiene significante pero no significado, aunque a veces pueda ocurrir que una
palabra esté compuesta por una sola sílaba, en cuyo caso es una sílaba y, al mismo tiempo,
una palabra: sol, té.

Las sílabas que se componen de una sola letra se llaman monolíteras: o-sa; las de dos,
bilíteras: sue-la, las de tres, trilíteras: ver-bal, las de cuatro o más, polilíteras: tron-co.

Las sílabas que contienen una sola vocal son simples: vil; las que tienen más de una,
compuestas: vie-ja. Las que finalizan en vocal se denominan libres o abiertas: co-to; las que
lo hacen en consonante, trabadas o cerradas: man-tel.

La sílaba que en una palabra recibe el acento se llama sílaba tónica, la que no lo lleva se
denomina átona.

NORMAS DE AGRUPACIÓN SILÁBICA

Cuando una consonante va entre dos vocales se une a la segunda: a-la.

Dos consonantes entre dos vocales hacen que la primera se una a la anterior y la otra con la
que la sigue: ár-bol; excepto que la primera de ellas sea b, f, g, k, p y la segunda una l: o-
bli-gar, a-fren-ta, o también b, d, f, g, k, p, t y la segunda una r: a-bra-zo, a-pren-der. En
América, el grupo tl se articula en una misma sílaba: a-tlán-ti-co, a-tle-ta.
Si tres consonantes aparecen seguidas, las dos primeras se agrupan con la vocal anterior y
la tercera con la que le sigue: cons-tan-te.

Si aparecen juntas cuatro consonantes entre vocales, las dos primeras se agrupan con la
primera vocal y las dos restantes con la que le sigue, aunque en la pronunciación oral se
tiende a reducir una de ellas: ads-crip-ción.

ORTOGRAFÍA DE LA SÍLABA

Cuando al final de un renglón no se puede escribir entera una palabra por falta de espacio,
se ha de partir en una de sus sílabas, indicándolo mediante un guión, y terminar de
escribirla en el renglón siguiente. Las normas que rigen su correcta división son las
siguientes:

Ha de establecerse la separación entre dos sílabas. No puede quedar sola, ni a final ni a


principio de renglón, una letra de esa palabra. No pueden separarse diptongos ni triptongos.

ACENTO PROSÓDICO

El acento sirve fundamentalmente para tres cosas:

a) Diferenciar dentro de una misma palabra la sílaba tónica de las átonas que existan:
chileno, balón o atraer la atención del oyente hacia palabras que el hablante quiera
resaltar por algún motivo.

b) Diferenciar significados distintos: cántara (sustantivo) / cantara (imperfecto de


subjuntivo del verbo cantar) / cantará (futuro imperfecto de indicativo del verbo
cantar). Dé (verbo dar) / de (preposición).

c) Marcar determinados ritmos, sobre todo en poesía: Ínclitas razas ubérrimas, sangre
de Hispania fecunda / espíritus fraternos, luminosas almas, ¡salve! (Rubén Darío).

Las sílabas se clasifican por el acento en: tónicas o fuertes: aquellas que se pronuncian con
mayor intensidad porque recae en ellas el acento principal, y átonas o débiles: las
inacentuadas, pronunciadas con una menor intensidad. Casi todas las palabras, analizadas
individualmente, tienen un acento que puede aparecer en una de las cuatro últimas sílabas,
siempre que sea polisílaba, e incluso en el caso de que tenga una sola, ésta es fuerte.
Atendiendo a la posición que el acento ocupa, las palabras se dividen en:

Palabras agudas graves y esdrújulas:


Agudas u oxítonas: Se acentúan en la última sílaba: sofá, baúl, reloj.
Llanas o paroxítonas: Se acentúan en la penúltima sílaba: pesa, ramo, bosque.
Esdrújulas o proparoxítonas: Se acentúan en la antepenúltima sílaba: pájaro, bárbaro,
murciélago.

Sobresdrújulas o superproparoxítonas: Se acentúan en la sílaba anterior a la


antepenúltima. Las palabras sobresdrújulas son poco frecuentes en español, se reducen casi
siempre a los adverbios terminados en -mente o a palabras compuestas formadas por un
verbo y dos pronombres enclíticos: diariamente, desgraciadamente, cuéntamelas,
siguiéramoslo.

El acento, como regla general, se mantiene en la misma sílaba en singular que en plural, por
eso algunas palabras terminadas en consonante, que en singular son agudas o llanas, se
convierten en llanas o esdrújulas al formar su plural: mes/meses, orden/órdenes. Como
excepciones a la regla anterior, cambian al pasar al plural la sílaba acentuada
régimen/regímenes o carácter/caracteres, porque, como se ha señalado antes, el español no
tiene palabras simples sobresdrújulas.

Ciertos términos admiten dos tipos de acentuación: atmosfera/ atmósfera, cantiga/cántiga,


coctel/cóctel, meteoro/metéoro, uno de los cuales suele ser frecuente en textos escritos de
carácter culto y otro es más común en el uso cotidiano de la lengua oral. Los adverbios
terminados en -mente y algunas palabras compuestas formadas por dos lexemas o por una
forma verbal a la que se han añadido pronombres enclíticos pueden tener dos acentos, uno
principal y otro secundario; la pérdida del segundo, al integrarse la palabra en una cadena
fónica, es muy corriente.

En la lengua hablada las palabras forman grupos tónicos; una frase puede estar compuesta
por uno o por varios de estos grupos, en cada uno de los cuales la sílaba fuerte sirve de
soporte a las restantes. Las sílabas átonas que se apoyan en la tónica siguiente se llaman
proclíticas; las que se apoyan en la anterior reciben el nombre de enclíticas.

Algunas palabras, sea cual sea su posición dentro de la frase, llevan siempre acento, son
palabras llenas; otras aparecen sin acento, son palabras vacías. Pertenecen a la primera
clase: el sustantivo, el adjetivo calificativo, los pronombres tónicos, los numerales
cardinales y ordinales, el verbo, el adverbio, los interrogativos y exclamativos; pertenecen a
la segunda clase: el artículo, la preposición, la conjunción, los pronombres átonos, los
adjetivos posesivos apocopados y los pronombres relativos no interrogativos.

Aunque en una frase pudiera haber varios grupos tónicos y, por tanto, varias sílabas
acentuadas, sólo una de éstas predominará sobre las demás en la frase, subordinándose a
ella las restantes, y estará siempre en la palabra que el hablante quiera destacar.

ACENTO ORTOGRÁFICO

El acento prosódico no siempre aparece reflejado en la lengua escrita, pero cuando lo hace
utiliza el signo diacrítico llamado tilde (´), siguiendo unas reglas fijas de acentuación dadas
por la Real Academia Española.
Diptongos, triptongos e hiatos son la agrupación de dos vocales (diptongo) o de tres
(triptongo) para formar una sola sílaba, y dos vocales en contacto que forman sílabas
diferentes (hiato).

Diptongo
Es una sílaba compuesta, formada por dos vocales, una abierta (a, e, o) y otra cerrada (i, u)
o dos cerradas: fuero, hierro, cuyo valor a efectos fonéticos es el de una única vocal. Las
combinaciones que pueden adoptar son las siguientes:

Creciente o ascendente con vocal i: ia; ie; io: tapia, pie, novio.

Creciente o ascendente con vocal u: ua; ue; uo: yegua, huelo, fatuo.

Decreciente o descendente con vocal i: ai (ay); ei (ey); oi: (oy): naipe, peine, hoy.

Decreciente o descendente con vocal u: au; eu; ou: aumentar, Europa, bou.

Homogéneo o neutro: iu; ui (uy): ciudad, cuidado.

En los dos primeros tipos, el núcleo silábico está formado por la vocal abierta; en el tercero,
tanto i como u pueden ser núcleo o satélite, dependerá de donde recaiga la mayor intensidad
al pronunciar la sílaba. En los diptongos crecientes las vocales cerradas son
semiconsonantes; en los decrecientes son semivocales. A estas articulaciones castellanas
que tienen a la vez características vocálicas y consonánticas se las denomina yod (la i de un
diptongo o triptongo, cuya pronunciación es más cerrada y breve que la de la vocal palatal
[i]) y wau (la u de un diptongo o triptongo, cuya pronunciación es más cerrada y breve que
la de la vocal velar [u]). Los diptongos crecientes en español son más frecuentes que los
decrecientes.

El acento prosódico recae siempre sobre la vocal abierta. Cuando el diptongo está formado
por dos vocales cerradas, el acento se pone en la segunda vocal, que es la que más se
percibe, por esto el primer elemento se considera semiconsonante.

En el lenguaje oral, en una pronunciación muy rápida, dos vocales abiertas, unidas, pueden
formar un diptongo si una de ellas se articula como cerrada. Lo mismo puede ocurrir con
las vocales de las terminaciones de los participios de la primera conjugación tras la pérdida
de la -d- intervocálica. Sin embargo, aunque esto suceda en un ambiente coloquial, no es
admitido como correcto ni en la lengua oral cuidada ni en la escrita.

En los textos poéticos: 1) A la hora de establecer la rima, el poeta puede ignorar la vocal
cerrada de los diptongos y tener en cuenta sólo la vocal abierta. 2) Pueden unirse dos
vocales abiertas y formar un diptongo, contándose como una sola sílaba; es lo que se
denomina sinéresis. 3) Cuando una palabra termina en vocal y la siguiente comienza por
otra vocal, independientemente de que sean abiertas o cerradas, suelen unirse para formar
una sola sílaba, produciéndose una sinalefa. 4) A veces el autor utiliza la facultad de
provocar un hiato, al convertir en dos sílabas un diptongo por necesidades métricas; es lo
que se denomina diéresis, porque con frecuencia se suele poner este signo ortográfico (¨)
sobre la vocal cerrada para indicarlo.

Triptongo
Es la unión de tres vocales en una sola sílaba; se produce cuando una vocal fuerte va entre
dos débiles: averiguáis; la vocal abierta es el núcleo de éste. Los triptongos son:
iai: mediáis

iei: ansiéis

uai (uay): aguáis

uei (uey): menguéis

iau: miau

uau: guau

El triptongo se deshace en la segunda persona del plural del presente de indicativo y de


subjuntivo en los verbos acabados en -iar, -uar: desconfiáis, situéis.

Hiato
Grupo de vocales que, aunque aparecen juntas, se pronuncian en sílabas diferentes. Se
produce hiato:

Cuando se juntan una vocal fuerte y otra débil y el acento recae sobre esta última: sa-bí-a,
ba-úl.

Si las vocales que entran en contacto son abiertas: re-al.

Cuando la vocal cerrada no lleva acento de intensidad actualmente, pero la palabra de la


cual deriva sí lo llevaba, o por otras razones de carácter etimológico: criar o piar, que
proceden de los términos latinos creare y pipare, respectivamente.

Si se sigue una tradición etimológica, generalmente latina: cruel, trienio.

En algunos adjetivos terminados en -uoso: presuntuoso, fastuoso.

En los verbos terminados en -uir, aunque en la lengua escrita no se ponga tilde en el


infinitivo ni en las palabras llanas derivadas de ellos: fluido, huida.
En palabras romances con sufijo que comienza por i tónica: jesuita, altruísmo.

Los verbos terminados en -iar, -uar, en las tres personas del singular del presente de
indicativo y en la tercera de plural de los presentes de indicativo y subjuntivo.

Oración gramatica:
Unidad lingüística mínima, dotada de significación, que no pertenece a otra unidad
lingüística superior, con sentido completo, autonomía sintáctica y figura tonal propia.

La oración como unidad estructural está constituida por dos sintagmas fundamentales:
Sintagma nominal y sintagma verbal, que son los constituyentes inmediatos de la oración y
corresponden a las funciones de sujeto y predicado.

Desde el punto de vista semántico, el sujeto es un sintagma nominal del cual se afirma,
niega, pregunta, exclama, duda o se desea algo, y el predicado es un sintagma verbal con el
que se afirma, niega, se pregunta algo del sintagma nominal.

Sujeto es la persona u objeto del que se dice algo, y predicado es un sintagma verbal que
expresa todo lo que se dice del sujeto gramatical; esta relación gramatical establecida entre
sujeto y predicado da lugar a las oraciones bimembres: Luis trabaja. Sujeto y predicado son
las funciones sintácticas básicas de la oración gramatical. En oposición se dan las oraciones
unimembres; que pueden ser enunciados con sentido completo, aunque falten alguno de los
dos constituyentes, bien el sujeto o bien el verbo, o, a veces, el núcleo de ambos: Buenas
tardes; !Socorro! Y las oraciones impersonales, aquellas que carecen de sujeto gramatical:
Llueve; Hay mucha gente; Es primavera.

La oración, como unidad de habla real con sentido completo que es en sí misma, puede
contener un solo juicio, oración simple, o más de uno, oración compuesta.
La oración simple se caracteriza por tener como núcleo del predicado un solo verbo en
forma personal, e indica una sola acción verbal: La casa es grande. La oración compuesta o
compleja se caracteriza por tener dos o más verbos e indica más de una acción verbal: Luis
se alegra tanto cuando sus hijos triunfan.

CLASIFICACIÓN DE LA ORACIÓN SIMPLE

1. Según la naturaleza del predicado, la oración obedece a las relaciones entre el verbo y
sus complementos y el modo de significado del verbo: atributivas y predicativas, según
estén formadas por un predicado nominal o por un predicado verbal: David es arquitecto;
Virginia trabaja en Barcelona.

Las oraciones atributivas expresan cualidades del sujeto, y se constituyen


fundamentalmente con los verbos ser y estar, aunque pueden utilizarse otros verbos, los
llamados cuasi atributivos: encontrarse, hallarse, parecer, vivir…: Sergio se encuentra
alegre; Sergio está enfermo; Sergio parece agotado. El verbo funciona como cópula o
unión.
Las oraciones predicativas expresan acciones o comportamientos realizados por el sujeto:
Luis escribe poesías. Se construyen con verbos predicativos, que son el núcleo significativo
del predicado verbal: Los perros juegan en el jardín.

Las oraciones predicativas pueden presentar diferentes formas: activas y pasivas, según que
el sujeto realice la acción verbal o la reciba: David compra una casa; Una casa ha sido
comprada por David.

Las oraciones activas, según las relaciones sintácticas y significativas, pueden ser:

a) Transitivas son oraciones construidas con complemento directo: Carmen vende libros.

b) Intransitivas son las oraciones que carecen de complemento directo: Daniel come en el
restaurante.

c) Reflexivas son oraciones en las que el sujeto realiza la acción y también la recibe; se
representa por un pronombre reflexivo. Se distinguen dos tipos de oraciones reflexivas,
directas e indirectas. En las directas, el complemento directo coincide con el sujeto:
Virginia se lava. En las indirectas, el complemento indirecto coincide con el sujeto:
Virginia se lava las manos.

d) Recíprocas son las oraciones en que hay varios sujetos que realizan y reciben la acción
mutuamente: Virginia y David se quieren. Las oraciones recíprocas, igual que las
reflexivas, pueden ser directas o indirectas. Son directas cuando el pronombre funciona
como complemento directo, e indirectas cuando el pronombre funciona como complemento
indirecto: Virginia y David se besan la cara.

e) Personales son las que llevan sujeto gramatical, presente o ausente, que realiza o recibe
la acción verbal: Sergio lo hizo; Lo vio (sujeto él o ella).

f) Impersonales son oraciones unimembres que carecen de sujeto. Pueden ser impersonales
de fenómenos meteorológicos o de la naturaleza: Nieva; se construyen con formas verbales
en tercera persona del singular. Las impersonales gramaticalizadas carecen de sujeto y se
construyen con verbos que, en otros usos lingüístico, no son impersonales, haber, hacer,
ser: Hace calor; Hay mucho público; Es primavera. Las impersonales reflejas se pueden
considerar variantes de las pasivas reflejas: Se vive feliz, oraciones con verbo en singular
que carecen de sujeto pasivo expreso. Impersonales ocasionales son las oraciones que
carecen de sujeto, por su intencionalidad en la expresión o porque el sujeto es
indeterminado: Dicen que canta; Comentan que…; se construyen con verbo en tercera
persona del plural por lo que no son impersonales propias, en alguna de estas expresiones,
según el contexto, podríamos conocer el sujeto.

Las oraciones pasivas se clasifican en propias e impropias:

a) Pasivas propias tienen significado pasivo, el sujeto recibe la acción verbal y el verbo está
en forma pasiva. Se llama primera de pasiva cuando lleva el complemento agente expreso:
La ciudad fue conquistada por los romanos, y segunda de pasiva, a la oración que no lleva
el complemento agente expreso: La ciudad fue conquistada.

b) Pasivas impropias o pasivas reflejas son las oraciones que tienen significado pasivo; el
sujeto recibe la acción del verbo, pero éste se construye en voz activa: Se alquilan pisos.
Sólo se utiliza en tercera persona con el pronombre se, que marca la pasiva refleja y
acompaña a la forma activa del verbo: Se venden libros; se utiliza en la lengua publicitaria
y generalmente aparece sin el complemento agente, ya que el hablante intenta ocultar quien
es el agente de la oración expresada: Se alquilan pisos, razón portería.

2. Según la actitud del hablante ante lo que expone, actitud que se manifiesta a través de la
entonación. La intencionalidad del hablante individualiza las oraciones ante el contenido de
su propio enunciado y así éstas se clasifican en enunciativas, interrogativas, exclamativas,
imperativas o exhortativas, desiderativas, optativas y dubitativas o de probabilidad.

a) Enunciativas, también llamadas declarativas o aseverativas, expresan la conformidad o


disconformidad lógica del sujeto con el predicado. Se caracterizan por la ausencia de
recursos lingüísticos específicos y por el uso del modo indicativo; pueden ser afirmativas, si
enuncia la conformidad objetiva del sujeto con el predicado: La casa es blanca; Daniel
estudia; o negativas si enuncia la disconformidad objetiva del sujeto con el predicado: La
casa no es blanca; Daniel no estudia.

b) Interrogativas son las oraciones utilizadas para expresar preguntas, para requerir una
respuesta verbal al interlocutor en el proceso de la comunicación. El español carece de
marcas sintácticas obligatorias específicas de la interrogación. La entonación es suficiente
para señalarlas. En la lengua escrita se marcan con signos de interrogación al comienzo y al
final: ¿Viene Sergio? ¿Sergio viene? Se pueden distinguir: Interrogativas totales e
interrogativas parciales. Las totales preguntan por todo el contenido de la oración: ¿Estuvo
Sergio ayer en tu casa? las parciales, preguntan sólo por un elemento de la oración, que
aparece representado por un pronombre interrogativo, por un adverbio interrogativo o por
una conjunción o locución interrogativa: ¿Quién ha llamado? ¿Dónde vas? ¿Por qué lo has
hecho? Las oraciones interrogativas retóricas, marcan preguntas cuya respuesta es
conocida: ¿Cómo podría yo negarme? y las interrogativas que equivalen a mandatos o
peticiones: ¿Te callas de una vez? Las interrogativas directas, son aquellas que reproducen
exactamente el discurso del hablante: ¿Qué hora es? y las interrogativas indirectas, aquellas
en las que la pregunta está suavizada y no va entre signos de interrogación, utiliza verbos
que expresan lengua y pensamiento: Quisiera saber qué hora es; Pregúntale qué desea; Me
gustaría saber qué hora es.

c) Exclamativas, expresan emociones directas, se distinguen principalmente por la


entonación, un énfasis articulatorio y una curva melódica distinta de la entonación habitual:
¡Se acerca el momento!; ¡Qué alegría! Predomina la función expresiva, el hablante
manifiesta toda su emoción y expresa con mayor fuerza sus sentimientos: ¡Qué hermoso es
amar! Según la forma que presenten, las oraciones exclamativas pueden ser de dos tipos:
analíticas y sintéticas. Las exclamativas analíticas son las que presentan forma oracional:
¡Qué feliz soy! y las exclamativas sintéticas son las que se expresan de forma abreviada o
reducida, aunque de un modo significativo, y equivalen a oraciones exclamativas analíticas
o enteras. Son las que se expresan mediante interjecciones: ¡Ah! ¡Oh! Los vocativos:
¡Niño! O frases exclamativas: ¡Madre mía!

d) Exhortativas o imperativas, expresan mandato, exhortación o simple ruego: Ven aquí;


Tráeme el pan; Salid ya. Estas oraciones pertenecen solamente a la comunicación
interpersonal. Predomina la función apelativa, el hablante intenta influir en el oyente para
que actúe de una forma determinada. El sujeto gramatical sólo puede ser la segunda
persona, a veces el interlocutor, se trata de un vocativo y no del sujeto: Carmen, ven aquí
(Carmen, vocativo); Juan, tráeme el pan (Juan, vocativo); Chicos, salid ya (Chicos,
vocativo). Se construyen con verbo en imperativo: Venid, o en presente del subjuntivo, si el
mandato es negativo: No vengáis, aunque pueden aparecer otras formas de expresión
imperativa, en construcciones: a + infinitivo: A callar, con verbos en futuro: No matarás,
con verbos en presente de indicativo: Tú lo haces ahora, con oraciones en forma
interrogativa: ¿Dónde vas? (Tú no vas).

e) Optativas o desiderativas son aquellas oraciones que expresan contenidos cuya


realización se desea; se caracterizan por el uso del modo subjuntivo, modo de la irrealidad y
de lo subjetivo. Con el empleo del presente, la realización del hecho que deseamos va
referida al presente o al futuro: Ojalá apruebe; Descanse en paz. Con el imperfecto del
subjuntivo, la realización deseada puede referirse al pasado o al futuro: Ojalá aprobase; son
las optativas potenciales, el deseo se considera realizable (menos probable) en mayor o
menor grado. En las optativas irreales el deseo se considera de imposible cumplimiento, o
bien se sabe que no se ha cumplido; aparecen marcadas por la interjección ojalá, el
adverbio así y también el nexo que: Ojalá hubiese aprobado; Así viviese mi padre; Que
Dios te ayude.

f) Dubitativas y de posibilidad o probabilidad en las que el hablante cree que su juicio


corresponde a la realidad objetiva, formula su pensamiento con una oración afirmativa o
negativa. Expresa su incertidumbre mediante adverbios de duda: acaso, quizás, tal vez. El
modo utilizado es el indicativo si la duda está atenuada y el subjuntivo si presenta mayor
intensidad dubitativa: Acaso está en Madrid; Quizás lo haga; Tal vez sea verdad. La
posibilidad y la probabilidad en pasado o en futuro se expresan mediante el potencial:
Serían las diez. O mediante medios léxicos: Probablemente son las doce, con perífrasis
verbales deber de + infinitivo: Deben de ser las doce.

La oración compuesta y la oración simple coinciden en cuanto que forman un periodo


oracional que expresa una unidad de comunicación sentida como tal por los hablantes; se
diferencian en la expresión o en la forma gramatical que expresan: Sergio desea mi éxito
(oración simple); Sergio desea que yo tenga éxito (oración compuesta). La oración
compuesta o compleja es, gramaticalmente, un periodo oracional complejo, formado por
dos o más oraciones simples, que indican una sola unidad de comunicación, o unidad
significativa. No es la expresión de dos o más oraciones simples agrupadas, sino la
expresión de un contenido unitario que se estructura en varias oraciones gramaticales, a las
que se llama proposiciones: Daniel desea que su hermano tenga éxito en sus exámenes
(desea su éxito).
La proposición es un grupo de palabras con sujeto y predicado, que forma parte de otra
unidad superior, la oración compleja o compuesta. Es una unidad lingüística con estructura
oracional y pueden tener sujeto y predicados distintos: Sergio llegó tarde a clase porque el
despertador no sonó; diferente sujeto: primera proposición, sujeto Sergio, segunda
proposición, sujeto el despertador. También diferente predicados: llegó y sonó. También
puede tener el mismo sujeto: Sergio llegó tarde a clase porque se durmió, el sujeto de
ambas proposiciones es Sergio. O también el mismo predicado: María estudia en la
universidad y Jesús también (estudia). El verbo de la proposición puede ir en forma
personal (ejemplos anteriores) o en formas no personales o verboides, infinitivo, gerundio o
participio: Me gusta mucho asistir a representaciones teatrales; Llegaron a la meta,
logrando el premio; Los jugadores, cansados del partido, no lograron la victoria.

Sustantivo:
Palabra que sirve para designar personas, animales, conceptos o elementos, ya sean reales
o existentes sólo en la mente humana.

Su estudio se realiza atendiendo a tres aspectos: forma, función y significación.

FORMA

Desde el punto de vista formal, el sustantivo es una palabra flexiva (véase Flexión) en
muchos idiomas, es decir, admite variaciones en su terminación para indicar los accidentes
gramaticales de género, número y, a veces, caso.

En español, está formado por un lexema, llamado también morfema léxico o raíz, que
aporta el significado de la palabra, y unos formantes o morfemas que lo completan. Los
morfemas son de dos tipos: constituyentes u obligatorios, y derivativos o facultativos.

MORFEMAS CONSTITUYENTES DEL SUSTANTIVO

Son los gramaticales de género y número.


La oposición de género se establece entre masculino y femenino; suele estar representada
por los morfemas: -o /-a, -e/-a o Ø/-a generalmente. El término marcado es el femenino,
que únicamente se utiliza para los sustantivos de este género, mientras que el masculino es
el término no marcado, ya que en ocasiones engloba tanto al masculino como al femenino.
En español, no existe género neutro; los sustantivos latinos que lo tenían, al pasar al
castellano, se hicieron masculinos o femeninos, por esto la distinción entre ambos en los
nombres de personas o animales hace alusión al sexo, pero cuando se refiere a otro tipo de
realidad no asexuada la distinción de género es puramente gramatical.
En cuanto al número, el sustantivo puede ser singular, si se refiere a una unidad, o plural si
se refiere a la multiplicidad. El singular no presenta marca (Ø), frente al plural que presenta
los morfemas -s, si el sustantivo en singular termina en vocal o -es, si termina en
consonante; es decir, la oposición que se establece es entre Ø/-s o Ø/-es.

Algunos gramáticos consideran al artículo como un morfema gramatical más del nombre,
porque señala o confirma el género y número de éste: el/la estudiante.

ANÁLISIS FORMAL DEL SUSTANTIVO:

Niños: niñ- lexema, -o morfema gramatical de género, -s morfema gramatical de número.


Gata: gat- lexema, -a morfema gramatical de género, Ø ausencia de morfema gramatical de
número.

La ausencia de marca de género o número se señala con Ø.

En español, los sustantivos no se declinan como en latín, por lo que no presentan casos.

MORFEMAS FACULTATIVOS DEL SUSTANTIVO

Son los prefijos, sufijos e infijos, que modifican el significado del lexema: superdetective,
cochecito.

Biznietas: biz- prefijo; -niet- lexema, -a- morfema gramatical de género, -s morfema
gramatical de número.

Profesora: profes- lexema, -or- morfema derivativo, -a morfema gramatical de género, Ø


morfema gramatical de número.

FUNCIÓN

La función primordial del sustantivo es la de ser el núcleo (N) del sintagma nominal (SN)
que hace de sujeto en la oración, pero puede aparecer también como núcleo de otros
sintagmas nominales que pueden estar incluidos dentro del sujeto o del predicado.

Análisis de una oración: sujeto, adjetivo, adverbio, predicado, objeto directo, objeto
indirecto, aposición, complementos circunstanciales

En la oración, María ve la televisión, María es el núcleo y, en este caso, sintagma nominal


sujeto, y televisión es el núcleo, del sintagma nominal de complemento directo la
televisión, del sintagma verbal predicativo: ve la televisión. Las principales funciones en las
que aparece el sustantivo como núcleo de un sintagma nominal dentro de la oración son:

Sujeto (S): 'Marisa' pinta un cuadro.

Aposición (Ap): Enrique, mi gran 'amigo', me ha escrito una carta.


Atributo (Atr): Luis es el 'fontanero'.

Predicativo (Pvo): Han nombrado 'presidente' a mi amigo.

Complemento agente (C Ag): Fueron elegidos por sus 'compañeros'.

Complemento directo (CD): Mi hermana compra el 'pan'.

Complemento indirecto (CI): Marcos regaló un libro a su 'prima'.

Complemento circunstancial(CC): Se encontraron en la 'feria' el 'lunes'.

Complemento de un nombre que aparezca en el sujeto o en el predicado (C de N): Me gusta


la caja de 'madera'.

Complemento de un adjetivo (C de Adj): Está lleno de 'melancolía'.

Complemento de un adverbio (C de Adv): Se encuentra lejos de la 'ciudad'.

Vocativo (V): 'Antonio', oye esto.

El sustantivo puede ir acompañado y ser modificado por:

a) Un determinante: 'Esta' casa me gusta.

b) Un adjetivo: El hombre 'alegre' resulta siempre agradable.

c) Otro sustantivo: La mujer 'enfermera' viste de blanco.

d) Un sintagma nominal: Madrid, 'la capital de España', es una gran ciudad.

e) Un sintagma preposicional: El estuche 'de cuero' es bonito. Quiero 'café con leche'.

f) Una proposición adjetiva: El balón 'que me regaló mi tío' es grande.

Cuando un sustantivo completa el significado de otro sustantivo realiza la misma función


que un adjetivo.

El sustantivo impone el género y el número a los determinantes, adjetivos calificativos,


sustantivos y participios que lo acompañan o complementan: El zapato es precioso; esas
chicas son portuguesas; la niña estaba cansada.

Ciertas palabras, sin ser sustantivos, realizan en la oración la misma función que éste; se
dice entonces que están sustantivadas o que son sustantivos de discurso. En estos casos van
precedidas de un determinante: El 'azul' me sienta bien; siempre tiene un 'no' para todo.

SIGNIFICACIÓN
El sustantivo se define como la palabra que sirve para nombrar personas, animales o cosas.
Siguiendo la clasificación tradicional, el sustantivo puede ser:

Clases de sustantivos según su extensión

Común, genérico o apelativo: alude a personas, animales o conceptos en general que


existen en la realidad o son producto de la imaginación humana y cuyas características
especiales no difieren de los de su misma clase: zapato, cisne.
Se clasifica, a su vez, en: individual: nombra un solo ser u objeto: coche, y colectivo: hace
alusión a una agrupación de entes diversos percibiéndolos como si fueran un solo ser:
regimiento, piara.

Propio: nombre con el que se destaca la individualidad de un ser -persona, animal o cosa-,
frente a los de su misma clase con el fin de diferenciarlo: Leonor, Babieca. Cuando se
refiere a personas o cosas personificadas recibe el nombre de antropónimo, si alude a
espacios geográficos se denomina topónimo.

Clases de sustantivos según su signifcación

Concreto: designa elementos materiales cuya existencia el hablante la percibe como real
por poderla percibir a través de los sentidos, aunque no lo sea: libro, tejado.

Abstracto: nombra un concepto, cualidad o estado que sólo existe en la mente humana o
que asociamos con frecuencia a personas u objetos: libertad, amor. Puede ser de cualidad,
formado generalmente a partir de un adjetivo: simpleza, hermosura; de fenómeno, derivado
de un verbo: cantante; de cantidad, relacionado con los numerales; puede indicar algo
preciso, como centena, o impreciso, como montón.

Clases de sustantivos según su formación

Simple: constituido por una sola palabra: sol, pirata.

Compuesto: formado por otras palabras existentes en el idioma: bocacalle, sordomudo.

Cuando en la formación del sustantivo interviene la composición y la derivación, recibe el


nombre de parasintético: radio+telegraf+ista.

Clases de sustantivos según su origen

Primitivo: no formado a partir de ninguna otra palabra: clima, sal.

Derivado: tiene su origen en una palabra primitiva: sustantivo, adjetivo o verbo


generalmente: panadero, baratillo, lucha. Entre las palabras derivadas destacan:

Patronímicos: formados a partir de un nombre paterno, han dado origen a muchos apellidos
españoles: de Martín, Martínez; de Gonzalo, González.
Gentilicios: indican el lugar de procedencia (pueblo, comarca, región, país, continente) de
las personas: castellano, argentino.

Aumentativos: sustantivos que mediante los sufijos -ón/-ona, -azo/-aza y -ote/-ota expresan
su significación en alto grado: zapatón, perrazo.

Diminutivos: sustantivos a los que los sufijos -ito/-ita, -illo/-illa, -ico/-ica, -uelo/-uela, -in,
-este, aportan el significado de 'pequeño', a veces unido a cierta afectividad: chocolatito,
cantarcillo.

Despectivos: aquellos cuyo sufijo aporta un significado negativo de desprecio o burla:


niñato, gentuza.

Verbo:
Parte de la oración, que funciona como núcleo del predicado e indica proceso, acción o
estado.

FORMA

Presenta formas simples, que constan de una sola palabra: canto, temía, partiré; formas
compuestas constituidas por dos o más palabras y que son los llamados tiempos
compuestos: he cantado, hubiera temido, habrá partido y además perífrasis verbales: tengo
que cantar, volvió a temer, voy a partir. Admite las categorías gramaticales de tiempo,
aspecto, modo y voz, además de las de persona, que comparte con los pronombres
personales y posesivos, y la de número que se da también en el sustantivo y el adjetivo.
Carece de género, excepto el participio.

Las formas verbales constan de un lexema o raíz que encierra el significado léxico del
verbo y de formantes constitutivos, desinencias o morfemas que aportan la información
gramatical varia: número, persona, tiempo, modo y aspecto. Entre el lexema y los
formantes constitutivos se sitúa la vocal temática que informa sobre la conjugación a la que
pertenece el verbo y que aparece sin alteración en el infinitivo. El verbo admite formantes
facultativos y constituyentes.

Los formantes facultativos son prefijos: des- deshacer, re- rehacer, ante- anteponer, contra-
contraponer, en- ensuciar, em- embarcar, entre- entreabrir, inter- intercambiar, pre- prever,
tras- trasnochar, sub- subestimar, sobre- sobrecargar, y sufijos: -ear, vocear, lloriquear;
-ecer, favorecer, oscurecer; -ejar, cotejar, bosquejar; -guar, santiguar, amortiguar; -ificar,
bonificar, cuantificar; -uar, actuar, conceptuar; -iar, carbonizar, economizar.
Los formantes constituyentes o gramaticales pueden ser:

1) Desinencias, morfemas flexivos que se añaden al tema (lexema + vocal temática) para
indicar: tiempo (presente, pasado o futuro), modo (indicativo, subjuntivo, e imperativo),
aspecto (perfectivo, imperfectivo, resultativo, incoativo, ingresivo, durativo), número
(singular o plural) y persona (primera, segunda o tercera). En el verbo, con un mismo
morfema se representa a la vez tiempo, modo y aspecto, o número y persona; es lo que se
denomina sincretismo verbal. Pero hay veces en que el morfema no está explícito, como
por ejemplo ocurre con el de tiempo-modo-aspecto en el presente de indicativo (cant-a-
mos), en ese caso, se representa su ausencia con el signo Æ. Las formas verbales que
presentan desinencias se denominan formas personales del verbo.

2) Sufijos verbales (-ar, -er, -ir del infinitivo; -ando, -endo del gerundio y -ado, -ido del
participio), terminaciones propias de las formas no personales del verbo, llamadas también
verboides.

3) Verbos auxiliares: Los tiempos compuestos de los verbos y la pasiva se construyen en


español mediante verbos auxiliares (haber y ser) y el participio del verbo que se conjuga.
Por lo tanto, estos verbos auxiliares están gramaticalizados; es decir, han perdido su
significado propio y han pasado a ser meros morfemas de la forma verbal que le sigue -el
auténtico verbo-, indicando el tiempo, modo, aspecto, número y persona de la forma
compleja verbal resultante. Lo mismo ocurre con las perífrasis verbales, formadas por un
verbo gramaticalizado que funciona como auxiliar y un infinitivo, un gerundio o un
participio, entre los que puede haber una preposición o una conjunción.

Entre el lexema y los morfemas gramaticales en español puede aparecer la vocal temática
(a, e, i), que es un morfema gramatical carente de significado; indica si el verbo pertenece a
la primera (-a-, cantar), segunda (-e-, temer) o tercera (-i-, partir) conjugación. Esta vocal
temática no está siempre presente porque se neutraliza, como en la primera persona del
singular del presente de indicativo, o se transforma en un diptongo, como en la tercera
persona del plural del pretérito perfecto simple de los verbos de la segunda y tercera
conjugación. Ejemplos de análisis formal de formas verbales:

Cantábamos:

Cant-: lexema; aporta el contenido semántico de la palabra.


-a-: Vocal temática; indica que el verbo cantar sigue el paradigma de la primera
conjugación verbal del español.

-ba-: morfema gramatical que indica tiempo (pretérito imperfecto), modo (indicativo) y
aspecto (imperfectivo).

-mos: morfema gramatical que indica persona (primera) y número (plural).

Habíamos cantado:

Habíamos: forma auxiliar, procedente del verbo haber, susceptible en sus orígenes de ser
dividida en partes como cualquier forma verbal simple, pero que al estar gramaticalizada
funciona como morfema de la forma verbal que le sigue, a la cual aporta las nociones de
tiempo (pretérito pluscuamperfecto), modo (indicativo), aspecto (perfectivo), persona
(primera) y número (plural).
cant-: lexema; aporta el significado de la palabra.

-a-: vocal temática que indica que el verbo sigue el paradigma de la primera conjugación.

-do: morfema de participio; indica aspecto perfectivo.

Categorías verbales

NÚMERO

El número del verbo es una marca de concordancia impuesta por el sujeto. Las formas
verbales pueden ir en singular: yo hablo o en plural: nosotros hablamos. No presentan
variaciones de número las formas no personales o verboides del infinitivo y gerundio:
hablar, hablando. Los verbos unipersonales sólo presentan formas verbales en singular, por
su referencia nocional de la impersonalidad: nieva, nevaba. A veces, aparecen usos verbales
que presentan una relación especial de concordancia con el sujeto, el verbo puede aparecer
en plural con sujetos en singular: Eso son amores; este tipo de discordancia es aceptada
porque responde a razones de significación o de sentido, porque, aunque el sujeto vaya en
singular tiene significado de plural.

PERSONA

La persona del verbo varía, de acuerdo con las personas gramaticales que el sujeto presenta,
afecta también a los pronombres personales y a los posesivos. La persona remite a los
interlocutores del discurso, según el eje básico hablante-oyente, yo-tú. Las personas son:
primera, segunda y tercera, en singular: yo amo, tú amas, él ama, o plural: nosotros
amamos, vosotros amáis, ellos aman. Hay que señalar algunas excepciones de algunos
verbos y formas verbales, que sólo se utilizan en tercera persona de singular, como los
verbos unipersonales: Nieva, y algunos verbos defectivos: Atañe. Las formas no personales
o verboides carecen de persona: comer, comiendo, comido. El imperativo sólo tiene
segunda persona.

MODO

El morfema verbal de modo indica la actitud del hablante ante el enunciado y significación
verbal: la actitud puede ser objetiva o subjetiva. Ésta puede presentarse como un hecho
cierto, o bien, considerar que su realización será más o menos incierta, virtual, hipotética,
deseable, deseada, dudosa… Es una categoría específica del verbo. Si el hablante expresa la
realidad de forma objetiva, sin tomar parte de ella, utilizará el modo indicativo, el modo de
la realidad: Sergio estudia mucho; Hace calor; Mañana iremos al cine. Si el hablante
participa en el enunciado, expresa de una forma subjetiva deseo, duda, temor…, utilizará el
modo subjuntivo de la no realidad, de la representación mental: Ojalá tenga suerte; Es
posible que lo haga. La gramática tradicional distingue cuatro modos verbales: indicativo,
subjuntivo, condicional e imperativo, en realidad son dos los modos verbales: indicativo y
subjuntivo, que corresponden a la doble actitud posible del hablante ante el enunciado:
objetiva y subjetiva.
Los modos tradicionales imperativo y condicional no son más que variantes del modo
subjuntivo y del modo indicativo: el imperativo del subjuntivo y el condicional del
indicativo.

El modo indicativo es el modo actualizador por excelencia. Sus formas sitúan el acontecer
en un lugar y momento dados. Sus formas verbales expresan que el hablante considera la
acción o proceso como algo perteneciente a la realidad, que posee existencia objetiva: El
muchacho está aquí. Había acudido mucho público. Iré a tu casa hoy.

El modo subjuntivo es el modo de lo virtual, ofrece la significación del verbo sin actualizar
y a él pertenecen las formas verbales con las que el hablante considera la acción o proceso
como algo irreal, como un hecho que existe en su pensamiento pero al que no puede
atribuir fuera de éste, existencia real con seguridad: Espero que estés en casa; Ojalá lo
hagas; Acaso vaya.

El modo imperativo expresa mandato u orden, función apelativa, se utiliza exclusivamente


en situación de discurso. El mandato es la subjetivación del enunciado con matiz
significativo optativo en grado máximo, sólo se utiliza en la segunda persona. Así, el
imperativo queda incluido por su significado verbal en el modo subjuntivo. En su uso se
confunde o alterna con el subjuntivo. El imperativo sólo acepta forma afirmativa: Ven tú.
Venid vosotros. La forma negativa de mandato se expresa en presente de subjuntivo: No lo
hagáis. Para expresar mandatos indirectos u órdenes referidas a otras personas gramaticales,
que no sea la segunda, se utiliza también el presente de subjuntivo: Lo digan ellos.

El modo condicional es un tiempo verbal creado en las lenguas románicas, no existía en


latín. Procede de la perífrasis latina del pretérito imperfecto de indicativo + infinitivo:
Amaría de amare habebam. A lo largo de la historia de la lengua, el condicional ha
presentado vacilaciones significativas de uso e incluso terminológicas. En principio, se
denominó modo potencial, por su significación hipotética o posible: Me compraría un
coche si pudiera; en la actualidad la Real Academia Española lo denomina condicional, por
influjo de la gramática francesa y por ser el tiempo característico de las condicionales. Por
su significado, es un futuro hipotético, indica siempre una acción futura respecto a otra. Se
incluye como variante de modo indicativo, porque el hablante lo utiliza como expresión de
una acción real. En el uso actual se sustituye o alterna con el pretérito imperfecto de
indicativo en las oraciones condicionales: Si tuviera dinero, me compraría una casa o me
compraba una casa.

TIEMPO

El tiempo es la categoría gramatical que ubica el acontecer del verbo en el imaginario eje
del tiempo natural o real del hablante. Se trata de una categoría deíctica. El tiempo es un
concepto de medida; el hablante necesita expresar la fecha de las acciones, o
comportamientos que expresa con el verbo, y para ello utiliza un segmento imaginario, en
el que el punto de partida es presente, todo lo anterior es pasado y lo que queda por venir,
futuro. La oposición básica se establece entre el presente, el pasado y el futuro, acción
simultánea, anterior y posterior respectivamente al ahora del hablante. El presente es
puntual, pero en la conciencia del hablante abarca lo que acaba de ser presente y es pasado
y lo que es todavía futuro, pero que va a ser presente de inmediato. El hablante, la realidad
que mejor conoce es la que ha vivido, la que se ha dado en el pasado. La realidad del
presente la conoce, pero no la ha asimilado, y la realidad del futuro la desconoce. Por eso,
en la conjugación española hay más tiempos verbales en el pasado que en el presente y en
el futuro.

Los tiempos verbales del modo indicativo son: Tiempos del presente: presente: amo, temo,
parto; pretérito perfecto: he amado, he temido, he partido. Tiempos de pasado: pretérito
imperfecto: amaba, temía, partía; pretérito indefinido o pretérito perfecto simple: amé, temí,
partí; condicional simple: amaría, temería, partiría; pretérito pluscuamperfecto: había
amado, había temido, había partido; pretérito anterior o copretérito: hube amado, hube
temido, hube partido; condicional compuesto: habría amado, habría temido, habría partido.
Tiempo del futuro: futuro simple: amaré, temeré, partiré; futuro compuesto: habré amado,
habré temido, habré partido.

VOZ

La voz es la categoría gramatical que indica si el sujeto realiza la acción, la recibe o la


sufre. Hay dos voces, activa y pasiva. La voz activa indica que el sujeto gramatical coincide
con el agente de la acción expresada por el verbo, acción que se ejerce sobre un objeto:
Pedro compró una casa. En la voz pasiva, el sujeto no realiza la acción, sino que la recibe o
padece, el sujeto coincide con el objeto. El agente puede estar especificado o no: La casa
fue comprada por Pedro. El verbo español ha perdido las formas propias de la voz pasiva
latina, para su expresión se utiliza el verbo ser más el participio del verbo conjugado, en
concordancia con el sujeto: El león es temido; Los leones son temidos. No existen, en
español, morfemas específicos de voz. Sólo admiten la voz pasiva aquellos verbos que
pueden usarse como verbos transitivos.

Otra forma de expresión de la voz pasiva es la pasiva refleja, que aparece en construcciones
en voz activa con el pronombre se y significado pasivo: Se abren las puertas de la catedral a
las diez. El sujeto gramatical las puertas recibe la acción del verbo (abren: son abiertas). Se,
morfema indicativo de voz pasiva, indica que el sujeto gramatical debe interpretarse como
objetivo.

ASPECTO

El aspecto es el morfema verbal que indica el tiempo interno de la acción expresada por el
verbo: Luis amó, Luis amaba, nos indica si la acción verbal ha acabado ya (amó), o si está
en proceso o desarrollo (amaba). El aspecto no supone, a diferencia de la categoría tiempo,
ubicación alguna, pero sí tiene en cuenta, al considerar la acción aislada, el factor temporal
que subyace a su realización, desarrollo y conclusión. Por ello, aunque no se confunden,
existe una relación entre ambas categorías. No indica si la acción es presente, pasada o
futura respecto al momento del hablante, sino que indica la medición interna del proceso
verbal con referencia al término o transcurso del mismo proceso: amó, amaba indican
acciones que ya se han dado en el pasado, pero amó indica que la acción ya se había
acabado en ese momento del pasado, y amaba expresa que la acción seguía realizándose en
el pasado.
El aspecto verbal puede ser: aspecto perfectivo el que indica que la acción verbal se
representa como acabada: Yo amé. He terminado mis estudios. Aspecto imperfectivo indica
que la acción se representa en un proceso sin indicar si éste ha acabado: Yo amo; Terminaré
mis estudios. En español el aspecto se expresa mediante procedimientos gramaticales,
terminaciones verbales o léxicas, perífrasis verbales: He estudiado (perfectivo) o yo he de
estudiar (imperfectivo). En español, todos los tiempos simples, excepto el pretérito perfecto
simple, indican el aspecto imperfectivo, y, todos los tiempos compuestos y el pretérito
perfecto simple, el aspecto perfectivo.

También las formas no personales o verboides expresan aspecto perfectivo o imperfectivo:

Infinitivo simple: imperfectivo, cantar; Infinitivo compuesto: perfectivo, haber cantado;


Gerundio simple: imperfectivo, cantando; Gerundio compuesto: perfectivo, habiendo
cantado;

Participio: perfectivo, cantado.

Las formas del subjuntivo presentan en el uso lingüístico aspecto perfectivo e imperfectivo
indistintamente: Cuando hayas cumplido treinta años te felicitaré (aspecto imperfectivo);
Aunque hayas estudiado mucho, no has aprobado ninguna asignatura (aspecto perfectivo).
Generalmente, las formas del subjuntivo expresan deseo, duda, temor, indican tiempo de lo
desconocido o del futuro, y acciones imperfectivas: Ojalá vengas; Deseo que vengan mis
amigos. Las perífrasis verbales indican el término o proceso de la acción expresada por el
verbo perifrástico: Las perífrasis de infinitivo, indican aspecto imperfectivo: Tengo que
trabajar; Debía de estudiar más; las perífrasis de gerundio, indican aspecto imperfectivo:
Iba leyendo los temas; Voy estudiando ciencias. Las perífrasis de participio, indican
aspecto perfectivo: Yo tengo realizados los ejercicios; Yo tengo estudiados los temas.

Función

La función privativa del verbo es ser núcleo del predicado, a él se refieren directa o
indirectamente todos los complementos del sintagma.

Adverbio:
Parte de la oración que sirve para modificar, precisar, matizar o ampliar el significado de
un verbo, de un adjetivo o de otro adverbio.

Es una categoría gramatical heterogénea, caracterizada por su invariabilidad, con algunas


excepciones, ya que muchos adverbios pueden admitir morfemas de sufijación; ejemplo de
ahora, ahorita. Carecen de morfemas de concordancia con otros elementos de la oración;
ejemplo: Luisa está mal. Los niños están mal educados. En cuanto a su estructura, no tienen
unidad morfológica, la función de adverbio puede desempeñarla una palabra simple, una
compuesta, una frase o una oración: Iré a verte mañana. Habla más despacio. Nos
quedamos a oscuras. Te visitaremos cuando vayamos a Granada.

FORMA

Los adverbios no tienen unidad morfológica; por lo tanto, los hay con formas simples: hoy,
mañana; con formas compuestas: anteayer; e incluso con formas complejas, como las
locuciones adverbiales: a lo grande, de vez en cuando.

El adjetivo adverbializado es también un adverbio: bajo, alto, oscuro, rápido; también se


adverbializa con sufijos como -mente, que se forma así: si el adjetivo tiene dos
terminaciones se utiliza la forma femenina: buena/buenamente, loca/locamente; si el
adjetivo sólo tiene una terminación, se añade el sufijo -mente: atrozmente, felizmente.
Muchos adverbios tienen la posibilidad de admitir morfemas de sufijación para formar
aumentativos, diminutivos o superlativos. Aumentativos: lejotes, arribota. Diminutivos:
despacito, cerquita, ahorita, lueguito, poquito, prontito, tempranito. Superlativos:
cerquísima, lejísimos, prontísimo, tardísimo, poquísimo, muchísimo, tempranísimo.
Igualmente, algunos adverbios admiten la gradación, característica de los adjetivos, por
medio de la anteposición de cuantificadores (más, menos, mucho, poco, muy): Mucho
mejor. Poco antes. Muy abajo. Más cerca.

FUNCIÓN

Según la gramática tradicional, el adverbio es un modificador del verbo, de un adjetivo o de


otro adverbio. Juan estudia bastante (bastante modifica al verbo). Él es bastante torpe
(modifica al adjetivo). Lo hizo bastante bien (bastante modifica al adverbio bien). También
pueden ejercer por sí mismos el valor de oración, con significado completo: ¿Vendrás a
casa esta tarde? 'Sí'. ¿Saldrás hoy? 'Probablemente'. Equivale a: Sí, iré a tu casa esta tarde, y
Probablemente saldré hoy.

A veces el adverbio afecta a toda la oración, utilizado como recurso lingüístico por el
hablante: Increíblemente, Carmen vino. También pueden desempeñar función de nexos o
conectores entre oraciones: Lo harás 'como' yo quiera. Iré 'cuando' pueda.

SIGNIFICACIÓN

Los adverbios se pueden clasificar tradicionalmente en varios grupos, en cuanto a sus


valores léxico-semántico (significativo).

Adverbio de tiempo: luego, ahora, antes, después, ayer, hoy, mañana, entonces, tarde, etc…

Adverbio de lugar: cerca, lejos, aquí, allí, arriba, abajo, fuera, alrededor, allá, ahí.

Adverbio de modo: Bien, mal, así, despacio, deprisa, aprisa, gratis… Y la mayoría de los
terminados en -ente: lentamente, rápidamente, felizmente.
Adverbio de cantidad e intensidad: más, menos, poco, bastante, demasiado, muy, mucho,
apenas, casi, medio, algo, nada.

Adverbio de afirmación: sí, también, ciertamente, claro, desde luego, en efecto, asimismo.

Adverbio de negación: no, nunca, jamás, tampoco.

Adverbio de duda: acaso, quizás, tal vez, probablemente.

Junto a esta clasificación, hay que señalar otra que obedece a criterios funcionales:

Adverbios demostrativos: aquí, entonces, ahora, así, luego, tal, tanto.

Adverbios relativos: donde, como, cuanto, cuando.

Adverbios interrogativos: cuándo, dónde, cómo, cuánto, qué.

En cuanto a su significación, se pueden señalar dos tipos de adverbios: situacionales y


nocionales.

Adverbios situacionales o deícticos son aquellos que señalan la situación extralingüística


espacial y temporal, adverbios de lugar y tiempo, por ejemplo: 'Aquí' no ha venido. 'Allí'
ocurrió el accidente. 'Hoy' me han hecho un regalo;. 'Mañana' te llamaré a casa. Los
adverbios de lugar establecen como punto de referencia a los interlocutores del discurso, en
relación con los demostrativos: 1ª persona: aquí,acá; 2ª persona: ahí; 3ª persona: allí,allá.
Existen formas locativas o de situación estática, como dentro: El libro está 'dentro' del
cajón; y formas direccionales, que marcan movimiento, adentro: Pasa 'adentro' de la casa.

Con los adverbios de tiempo, se dan dos posibilidades, en cuanto a la relación hablante-
oyente: la situación actual, creada por el hablante que expone al oyente, es el momento del
discurso, y corresponde al mundo comentado. El hablante narra hechos que corresponden a
un contexto diferente, que no es en el que se hallan el hablante y el oyente, corresponde al
llamado mundo narrado.

Referencia al presente. Indican simultaneidad: ahora, hoy. Referencia al pasado. Indican


anterioridad: ayer, anoche. Referencia al futuro. Indican posterioridad: mañana. Ejemplos:
'Hoy' hace frío, 'ayer' hizo buen tiempo y 'mañana' no sabemos si nevará

Adverbios nocionales o conceptuales son los adverbios de modo, y expresan cómo se


realiza la acción. Gran parte de los adverbios de modo están formados a partir del femenino
del adjetivo, al que se le añade el sufijo -mente. Provienen de un ablativo absoluto:
Fríamente, 'con la mente fría'; calurosamente, 'con la mente calurosa'; generosamente, 'con
la mente generosa'. Otros adverbios de modo están constituidos por la misma forma del
adjetivo en singular. Alto, claro, firme: Habla 'claro'. También se pueden formar con una
preposición y un sustantivo, creando una sola palabra: Apenas (a + penas), despacio (de +
espacio). 'Apenas' tengo tiempo.
Los adverbios de cantidad expresan modificaciones cuantitativas y presentan igual forma
que los pronombres indefinidos y numerales, excepto los apócopes muy y tan. Los
adverbios de cantidad se clasifican en: adverbios de tipo gradativo: poco, mucho, bastante,
algo, demasiado; intensivos: más, menos, tanto; múltiplos: doble, triple; partitivos: medio.
Los adverbios de orden están relacionados con los numerales ordinales y sirven para
expresar series, primero o primeramente, último o últimamente, sucesivamente,
alternativamente, finalmente, por ejemplo: Primero trabajó, finalmente descansó.

Los adverbios relativos e interrogativos se refieren a un antecedente. Pueden ejercer una


doble función, igual que los pronombres relativos. Introducen oraciones subordinadas y
desempeñan una función sintáctica. Los hay de lugar, donde, adonde: Ésa era la calle
'donde' vivía; de tiempo, como cuando: Llámame el lunes, 'cuando' vayas a venir; de modo,
como: Duerme destapado, 'como' le apetece.

Los adverbios interrogativos sirven para preguntar por una circunstancia; son tónicos,
llevan tilde y exigen una respuesta: ¿'Dónde' estabas ayer? En el museo. ¿'Cuándo' vendrás?
Mañana. ¿'Cómo' estás? Bien.

Los adverbios modalizadores u oracionales, incluidos dentro de los adverbios conceptuales,


modifican a toda la oración con sentido completo. Los hay de afirmación: sí, ciertamente,
cierto, claro, exacto, justo, bien; de negación: no, nunca, jamás, tampoco, quia, ca; de duda:
quizás, acaso, tal vez.

Adjetivo:
Parte variable de la oración que acompaña opcionalmente al sustantivo en el sintagma
nominal, para calificarlo (adjetivo calificativo) o determinarlo (adjetivo determinativo),
concordando con él en género, número y en algunas lenguas también en caso.

ADJETIVO CALIFICATIVO

En la gramática tradicional se le llama nombre adjetivo, y comparte con el sustantivo el


género, el número y alguna función gramatical.

FORMA

El adjetivo, desde un punto de vista formal, está compuesto por un lexema o raíz, que
aporta el significado de la palabra, y unos morfemas que lo completan. Los morfemas son
de dos tipos: constituyentes y facultativos.

Los constituyentes u obligatorios son los gramaticales de género (masculino y femenino) y


número (singular o plural). Como el adjetivo calificativo no tiene un género específico, se
limita a adoptar el del sustantivo al que acompaña. Puede presentar dos formas: una
variable, que ofrece una terminación para el masculino y otra para el femenino, cuya
oposición es -o/-a, -e/a, ø/a: bueno/buena, rubiete/rubieta, cantarín/cantarina, y otra
invariable, cuya única forma sirve para ambos géneros: rebelde, infantil.

Cuando aparecen antepuestos a un sustantivo masculino, algunos adjetivos presentan una


forma apocopada: mal asunto / mala noticia.

El adjetivo toma el mismo número que el del sustantivo, ya que ha de establecer la


concordancia con él. Los adjetivos que en singular terminan en vocal átona forman su
plural añadiéndo una -s; los que en singular acaban en consonante o en vocal tónica, lo
hacen añadiendo -es.

El artículo no es, como ocurre con el sustantivo, un morfema del adjetivo. Si en un


sintagma aparecen un artículo y un adjetivo sin ningún sustantivo al que completen, el
artículo sustantiva al adjetivo.

Los constituyentes facultativos del adjetivo son los prefijos y sufijos, que modifican el
significado del lexema. Los sufijos pueden ser: aumentativos, diminutivos y derivativos.
Ejemplos de análisis de adjetivos desde el punto de vista formal: Bajito: baj- (lexema), -it-
(morfema diminutivo), -o (morfema gramatical de género), -ø (ausencia de morfema
gramatical de número).

Mexicanas: Mexic- (lexema), -an- (morfema derivativo), -a (morfema gramatical de


género), -s (morfema gramatical de número).

Algunos adjetivos se han formado a partir de palabras primitivas que originalmente no


tenían esta categoría gramatical, pues eran sustantivos, adjetivos o verbos, pero a las que al
añadir a su lexema un morfema derivativo, además de darles éste un nuevo significado, las
ha convertido en adjetivos: Colonia, colonial; trigo, trigueño; azul, azulado; amar, amable;
oír, oíble. Otros se han formado a partir de dos palabras primitivas: barbilampiño,
agridulce.

GRADO DEL ADJETIVO

Casi todos los adjetivos (los que señalan propiedades o características cuantificables)
pueden presentar su cualidad en diferentes grados de intensidad o plenitud para mostrarla
tal cual es, para establecer una comparación entre dos elementos o para potenciar al
máximo la cualidad del adjetivo.

El grado positivo presenta la cualidad del adjetivo en su término medio, sin ponerla en
relación con ninguna otra: alegre, bondadoso. El grado comparativo presenta la cualidad del
adjetivo en relación con otra, estableciendo su superioridad (más generoso), igualdad (tan
agradable) o inferioridad (menos risueño) con respecto a ella. Más, tan y menos son
adverbios, adyacentes del adjetivo al que acompañan; el segundo término de la
comparación se establece mediante otros marcadores, los nexos conjuntivos comparativos
que y como. El grado superlativo expresa la cualidad en su más alto grado, marcando una
relación absoluta (superlativo absoluto) mediante:
a) los adverbios muy, extraordinariamente, enormemente, altamente, extremadamente: Muy
especial, enormemente listo.

b) los prefijos archi-, extra-, requete-, super-: Requetelimpio, superinteligente.

c) con los sufijos -ísimo o -érrimo: listísimo, celebérrimo.

d) locuciones adverbiales: la mar de simpático.

El superlativo puede ser también relativo, si expresa la máxima cualidad de algo o alguien
en relación con otras personas, animales o cosas de un grupo determinado: Sonia es la más
simpática de mis amigas (de superioridad), Juan es el menos complaciente de la clase (de
inferioridad). Muy es incompatible con la terminación -ísimo: muy buenísimo.

Procedentes del latín, en español se conservan comparativos y superlativos irregulares que


conviven con las regulares correspondientes. Así, del bueno surge el comparativo mejor y
el superlativo óptimo, que pueden alternar con más malo y muy malo. Los demás
comparativos y superlativos irregulares son:

de malo: peor; pésimo

de grande: mayor; máximo

de pequeño: menor; mínimo

de alto: superior; supremo o sumo

de bajo: inferior; ínfimo.

Además, existen otros superlativos irregulares, procedentes del latín, de carácter culto o
literario, cuyas formas más usadas son:

acre: acérrimo

amable: amabilísimo

amigo: amicísimo

antiguo: antiquísimo

áspero: aspérrimo

benévolo: benevolentísimo

célebre: celebérrimo

cierto: ciertísimo
cruel: cruelísimo

fiel: fidelísimo

frío: frigidísimo

fuerte: fortísimo

libre: libérrimo

mísero: misérrimo

noble: nobilísimo

nuevo: novísimo

pobre: paupérrimo

pulcro: pulquérrimo

reciente: recientísimo

sagrado: sacratísimo

salubre: salubérrimo

simple: simplicísimo

tierno: tiernísimo

valiente: valientísimo

Estos superlativos presentan otra forma popular o coloquial, como amiguísimo, asperísimo,
cruelísimo, integrísimo… Algunos adjetivos tienen formas duplicadas en el superlativo con
variaciones fonéticas: bonísimo/buenísimo, fortísimo/fuertísimo, o cambios de grafías:
antiquísimo (derivado de antiguo). Potísimo, 'muy poderoso' y ubérrimo, 'muy abundante y
fértil' son superlativos cultos, no existen en español adjetivos en grado positivo de los que
se hayan formado.

Relacionados con los comparativos y superlativos tradicionales están los aumentativos,


diminutivos y los despectivos, que establecen también una relativa idea comparativa y que
se hallan a medio camino entre la flexión y la derivación.

FUNCIÓN
El adjetivo calificativo puede acompañar a un sustantivo, apareciendo antepuesto o
pospuesto a éste, o puede aparecer de forma independiente realizando las siguientes
funciones:

a) adyacente: modificador o adjunto de un sustantivo. Puede aparecer antepuesto o


pospuesto a éste: un 'claro' día, un niño 'alegre'.

b) atributo o predicado nominal, si en la oración aparecen los verbos ser o estar: Mis
amigas son 'simpáticas'.

c) predicativo: Vi a Raúl muy 'enfadado'.

d) núcleo de un sintagma adjetivo: Está 'lleno' de alegría.

e) núcleo de un sintagma adjetivo sustantivado: El 'verde' me gusta.

f) aposición: mi amigo, 'feliz por verme', me abrazó.

En algunos países de América es frecuente la adverbialización de los adjetivos: Toca


'lindo'.

El participio equivale a un adjetivo, por lo cual puede realizar sus mismas funciones. Si el
participio conserva su naturaleza verbal puede ir complementado por otras palabras y
formar una proposición de participio.

Concordancia:
Conformidad de accidentes gramaticales de género y número entre artículo, adjetivo y
sustantivo y de número y persona entre el sujeto y el verbo.

En latín y griego la concordancia entre artículo, adjetivo y sustantivo era también de caso.
Algunos gramáticos hablan también de concordancia temporal refiriéndose a la correlación
que existe entre los tiempos verbales.

ARTÍCULO CON SUSTANTIVO

Coinciden en género y número: El prado, la casa, los árboles, las flores; un caballo, una
camisa, unos zapatos, unas pulseras.

El artículo lo, al no haber sustantivos neutros en castellano, concuerda con el adjetivo que
lo acompaña, al cual sustantiva. En ciertos casos puede ir delante de un adjetivo masculino
o femenino e incluso plural como: 'Lo contenta' que estoy, 'Lo alegres' que están, porque se
refiere a todo el conjunto de palabras al que acompaña y no sólo al adjetivo que antecede.
Cuando el sustantivo femenino empieza por a o ha tónica el artículo toma la forma el,
procedente del antiguo artículo femenino ela, para evitar la eufonía; lo mismo ocurre con el
indeterminado una: El ancla; Un águila.

ADJETIVO CON SUSTANTIVO

El adjetivo referido a un solo sustantivo concuerda con éste en género, número: cordón
amarillo, esa estatua, nuestros amigos, algunas naves.

Cuando se refiere a varios sustantivos, si ambos tienen el mismo género, concuerda con
ellos en plural, aunque éstos vayan en singular: Mi primo y su amigo estaban contentos. Si
uno de ellos es masculino, aunque los demás sean femeninos, el adjetivo coincide con ellos
en masculino plural: Los libros, los animales y las flores son gratos a las personas, pero si
el adjetivo antecede a los sustantivos concuerda sólo con el primero de ellos: Comimos
muchas uvas e higos o puede aparecer en singular si se refiere a dos o más sustantivos,
unidos por una conjunción copulativa o disyuntiva, a los que el hablante identifica o da un
sentido unitario: Flora y fauna americana, lo que no ocurre si se los percibe como dos
realidades distintas: La flora y la fauna americanas.

Adjetivos y participios cuando hacen las funciones de predicados nominales concuerdan


también con el sujeto en género y número: María es enfermera, Mis amigos son abogados.
En el caso de que el sujeto gramatical sea un pronombre personal de primera o segunda
persona, el atributo toma la forma masculina o femenina, en función del género que tenga
el sustantivo al que reproduce: Tu estás contento; Yo soy colombiana. Si el sujeto es
múltiple, el adjetivo y el participio van en plural: Javier, Alfonso y Lola son educados.
Cuando la función sintáctica que desempeñan es la de complemento predicativo, conciertan
con el núcleo del sintagma nominal sujeto o con el núcleo del sintagma nominal
complemento directo: Los novios bajaban enfadados las escaleras.

En tratamientos o títulos nobiliarios, como usted, señoría, excelencia, majestad, alteza…, el


adjetivo adopta la forma masculina o femenina dependiendo del género de la persona a la
que se le aplique, la concordancia es, por tanto, ad sensum: Usted se siente halagado
(halagada); Su Majestad está informado (informada).

SUJETO CON EL NÚCLEO DEL PREDICADO

Referido a un solo sujeto, el verbo concuerda con éste en número y persona: El gallo pelea
bravamente, Los chicos juegan a la pelota. Con sujeto múltiple el verbo va en plural: Paco,
Ana y Petra se fueron, excepto que exista alguna palabra que los englobe a todos, en cuyo
caso el verbo se conjuga en singular: Miseria, desgracias y pena, todo contribuyó a su
infelicidad, o que los sustantivos los sienta el hablante como una unidad: Tu 'respaldo y
ayuda' me facilita la labor. Con un sujeto en el que existan diferentes personas
gramaticales, se prefiere la primera a la segunda y ésta a la tercera: Tu abuela, tú y yo
iremos al cine mañana, Vosotros y mi primo os encontraréis en el parque. En frases como
Los estudiantes somos muy numerosos, el verbo aparece en primera persona en lugar de
tercera al incluirse el hablante dentro del sujeto.
En las oraciones atributivas, el verbo puede concordar en plural con el atributo por la
atracción que la proximidad o intensidad de éste ejerce: Eso son calumnias; Mi infancia son
recuerdos de un patio de Sevilla.

Con nombres colectivos el verbo concuerda en singular, pero puede aparecer en plural
dependiendo del significado de la frase: Una multitud de abejas le picó/picaron. Lo mismo
puede decirse cuando en el sujeto entran múltiplos, partitivos o palabras relacionadas con
ellos: parte, mitad, tercio y resto: De la excursión, parte fue (fueron) a los museos, parte
paseó (pasearon) por las calles.

Si los sujetos están coordinados por una conjunción copulativa o disyuntiva, o si son
sinónimos, el verbo va en singular: Mañana viene el niño y/o la niña. Dos o más infinitivos
o proposiciones de infinitivo pueden ser sujeto de una oración cuyo verbo vaya en singular:
Tu constante 'ir y venir' me cansa; 'Querer lograr una cosa y luchar por ella' es gratificante.

Existen casos de discordancia entre el sujeto y núcleo del predicado producidas de forma
intencionada al utilizar un plural de modestia: Nosotros opinamos… (yo opino) o un plural
mayestático: Nos, el Rey, ordenamos…; para mostrar cercanía o afecto: ¿Cómo estamos
hoy de ánimo?; sorpresa o ironía ante una persona o cosa: ¿Esas tenemos?; para diluir la
responsabilidad de una persona amparándose en la pluralidad de un grupo inexistente: La
hemos fastidiado, o mediante la utilización de los demostrativos neutros en lugar de los
masculinos o femeninos de singular o plural para indicar desprecio hacia una o varias
personas: ¿ Ves eso que se acerca? Es mi vecino.

RELATIVO CON SU ANTECEDENTE

El relativo concuerda con su antecedente en género y número, excepto cuyo/a que


concuerda con su consecuente: 'Éste' es 'el que' te recomendé, El padre de 'cuya' 'niña' te
hablé, ha venido.

Versificación (verso):
Arte de componer versos, o teoría de la estructura fonética del verso. Esta teoría
considera las características fonéticas por sí mismas o en relación con los demás elementos
no fonéticos del poema. Teóricamente, cualquiera de las características fonéticas de una
lengua, tales como el número de sílabas que se suceden en una emisión, los grados de
intensidad o el tiempo utilizado para emitirlas, y hasta su tono, pueden organizarse hasta
constituir un modelo ordenado y simétrico. El estudio de la versificación en la poesía de las
diversas lenguas y periodos debe tener en cuenta estas posibilidades, sin olvidar que existen
diferentes sistemas: el de la métrica griega y latina, basado en criterios cuantitativos; el
acentual y el silábico.

RIMA Y ESTROFAS
Los versos pueden combinarse en número diferente y vincularse de manera diversa según
criterios de resonancia final, consonante o asonante (véase Rima). Hay combinaciones
estróficas abiertas o fijas. Las primeras abarcan estrofas de 2, 3, 4, 5, 6, 8, 10 y 12 versos.
Las de dos y tres versos (pareado, de rima a-a y terceto, de rima a-b-a) muy raramente
aparecen de manera independiente.

La estrofa de tres versos de arte mayor mayor más usada es terza rima o terceto dantesco
formada por versos endecasílabos con rima ABA BCB CDC… Los seis últimos versos del
soneto son dos de estos tercetos encadenados. Entre las estrofas de cuatro versos figuran:
redondilla (octosílabos con rima consonante abrazada, abba, o cruzada, abab);

cuarteta asonantada, también llamada copla o cantar, con rima asonante en los versos pares;

seguidilla, alternancia de heptasílabos sueltos y pentasílabos con rima asonante o


consonante, que abarca algunas variantes;

cuaderna vía, estrofa de alejandrinos monorrimos, típica del mester de clerecía (AAAA);

cuarteto, compuesto de endecasílabos con rima cruzada o abrazada (ABAB y ABBA).

Estrofas de cinco versos quintilla, de versos octosílabos cuya rima, consonante, se combina
de diversas maneras (ababa, abbab, abaab, aabba);

quinteto, de versos endecasílabos, que sigue las normas de la quintilla en las rimas.

Estrofas de seis versos, sextilla (versos de arte menor semejante a los de tres, cuatro o cinco
versos, generalmente aab aab o aab ccb).

sexteto endecasílabos, a veces combinados con heptasílabos.

Estrofas de ocho versos: copla de arte mayor, la de arte menor y la octava real, que tiene
rimas alternas en los seis primeros versos y un pareado con rima diferente en los dos
últimos, todos endecasílabos

Estrofas de diez versos: décima antigua diez versos de rima consonante asimétricos 4+6
(abba cddcdc); 6+4 (abcabc dccd) (asimétrica: 4+6 o 6+4), copla realdos quintillas
simétricas 5+5 (la rima de cada semiestrofa puede repetirse o no: abaab; cdccd o abbab;
cdcdc), décima espinela compuesta de dos redondillas de rima abrazada y dos versos de
enlace en el centro: abba - ac - cddc.

Estrofas de doce versos: la más conocida es la estrofa manriqueña en realidad copla de pie
quebrado, que abarca dos semiestrofas de seis versos y éstas a su vez dos tercetos que
incluyen dos octosílabos seguidos de un tetrasílabo, según el siguiente esquema: abc abc
def def.

Combinaciones estróficas fijas son, entre otras: la sextina , seis estrofas de seis versos y un
envío final o contera de tres;
la lira, con estrofas de cinco versos endecasílabos y heptasílabos que responden al esquema
aBabB, introducida por Garcilaso y emparentada con la canción; la silva, serie continuada
de de veinte versos como mínimo, con versos de 11 y 7 sílabas, aunque sujeta a muchas
variaciones, llamada también canción libre; y el soneto. De las combinaciones no
estróficas, la más importante es el romance.

VALORES FÓNICOS

Además de la rima (consonante y asonante), que no es imprescindible en la poesía


moderna, existen otros recursos tendentes a enriquecer la sonoridad del poema, a crear
énfasis o atmósferas emotivas. Lo musical del poema reside en gran medida en la
frecuencia de los acentos rítmicos, pero también en la repetición de determinados sonidos.
En la aliteración, por ejemplo, pueden repetirse consonantes, vocales y hasta grupos
silábicos: "infame turba de nocturnas aves" (Góngora). En la primera estrofa del Cántico
espiritual, de San Juan de la Cruz "¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con
gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti clamando, y eras ido".

La onomatopeya, presente en las palabras que imitan voces o ruidos de la naturaleza


(traqueteo, ronronear, chisgarabís), puede también lograrse mediante el recurso de la
aliteración. De nuevo San Juan de la Cruz: "un no sé qué que quedan balbuciendo".

La paronomasia se produce entre flexiones de una misma palabra y de sus derivados o con
palabras de sonido igual o semejante. Por ejemplo: "Granjas tengo en Balafor; / cajas
fueron de placer ,/ ya son casas de dolor" (Calderón de la Barca); "el otoño eficaz, la
primavera,/ el enterrado invierno y la alta hoguera,/ y el activo verano, y ventanales"

La rima o asonancia interna (Rima) influye también en el valor fónico del poema: "En tus
manos, ¡oh sueño!, me encomiendo".

CUENTO:
Narración breve, oral o escrita, de un suceso imaginario. Aparecen en él un reducido
número de personajes que participan en una sola acción con un sólo foco temático. Su
finalidad es provocar en el lector una única respuesta emocional. La novela, por el
contrario, presenta un mayor número de personajes, más desarrollados a través de distintas
historias interrelacionadas, y evoca múltiples reacciones emocionales.

La evolución histórica del cuento es más difícil de fijar que la de la mayoría de los géneros
literarios. Originariamente, el cuento es una de las formas más antiguas de literatura
popular de transmisión oral. El término se emplea a menudo para designar diversos tipos de
narraciones breves, como el relato fantástico, el cuento infantil o el cuento folclórico o
popular. Entre los principales autores de cuentos infantiles figuran Perrault, Hermanos
Grimm y Andersen, creadores de historias imperecederas como Caperucita Roja,
Pulgarcito, Alí Babá, Blancanieves, Barba Azul o La Cenicienta.
NOVELA:
Narración extensa, por lo general en prosa, con personajes y situaciones reales o ficticios,
que implica un conflicto y su desarrollo que se resuelve de una manera positiva o negativa.
La termino novela (del italiano novella, 'noticia', 'historia', que a su vez procede del latín
novellus, diminutivo de novus, 'nuevo') procede de las narraciones que Giovanni Boccaccio
empleó para designar los relatos y anécdotas en prosa contenidos en su Decamerón. Ahora
bien, como género es el resultado de la evolución que arranca en la epopeya y sigue con el
romance.

LOS POEMAS ÉPICOS:


No son historias más o menos divertidas de héroes reales o legendarios; compendian y
expresan el carácter o los ideales de todo un pueblo en un periodo significativo o crucial de
su historia. Los más antiguos exponentes del género son la Iliada y la Odisea del poeta
griego Homero. Las características que definen al héroe de un poema épico son más
nacionales que individuales y la manifestación de estos rasgos en sus hazañas heroicas se
propone satisfacer el orgullo nacional. En otros momentos la épica puede sintetizar los
ideales de un gran movimiento religioso o cultural. Tal es el caso de obras como la Divina
comedia (1307-1321) de Dante, que refleja la fe de la Cristiandad durante la edad media,
La Araucana (1589) del poeta español Alonso de Ercilla, que exalta la conquista de
América y el heroísmo de los indígenas, o el Paraíso perdido (1667) de John Milton, que
encarna los ideales del humanismo cristiano.

LÍRICA:
Forma poética que expresa tradicionalmente un sentimiento intenso o una profunda
reflexión, ambas ideas como manifestaciones de la experiencia del yo. Esta definición debe
matizarse cuando se traten ciertas formas de la lírica moderna en la que, como ya ocurría
con el haiku japonés, el yo se desvanece en favor de la imagen o de una escena cuya
emoción se desliga de la subjetividad del poeta.

La lírica griega se cantaba o recitaba con el acompañamiento de la lira. Formas líricas


populares en la época clásica eran las elegías y las odas. Entre los poetas líricos de la
antigua Grecia figuran Safo, Alceo y Píndaro; entre los romanos, Horacio, Ovidio y Catulo.
También se encuentra poesía lírica en la India y la China antiguas.

TRAGEDIA:
Desarrolla acciones heroicas o infortunadas de personajes insignes que simbolizan diversos
principios eticos o morales.
COMEDIA:
Presenta una visión ironica y critica de la realidad humana y social. Sus personajes son de
condición común.

DRAMA:
Mezcla los elementos trágicos y económicos, tristes y alegres, para ofrecer una visión rica y
compleja de los seres humanos y de la sociedad.

CRÓNICA:
Exposición cronológica en prosa que narra la historia de una nación, un linaje real, una
institución (como la Iglesia en un determinado país) o una fundación individual (como un
monasterio).

ENSAYO:
Composición literaria que tiene por objeto presentar las ideas del autor sobre un tema y que
se centra, por lo general, en un aspecto concreto del mismo. Con frecuencia, aunque no
siempre, el ensayo es breve y presenta un estilo informal. El género se diferencia así de
otras formas de exposición como la tesis, la disertación o el tratado.

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