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Ciberterapia y realidad virtual en terapia psicológica

Leticia Elizabeth Luque


Psicóloga
Doctora en Ciencias de la Salud, mención biomedicina, Docente
Metodología de la Investigación Psicológica, Facultad de Psicología,
UNC
Universidad Nacional de Córdoba (Argentina).

Trabajo publicado el 12 de mayo de 2009

Resumen

Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) han modificado tanto las


prácticas comunicacionales y científicas, como los ámbitos del trabajo y la salud. En
este último caso, la Ciberterapia surgió cuando tales tecnologías se incorporaron como
complementos de la praxis psicoterapéutica.

La ciberterapia no es otra cosa que la aplicación de una psicoterapia específica (en


general, cognitivo-comportamental) en la cual la interacción paciente-terapeuta está
mediada por herramientas tecnológicas de comunicación e información.

Ampliando un trabajo anterior, el presente artículo pretende brindar una caracterización


general y básica de la Ciberterapia, y mostrar que la psicología puede beneficiarse al
incorporar herramientas tecnológicas en procesos psicoterapéuticos.

Palabras claves: Ciberterapia - terapia cognitiva - tecnologías de la información y la


comunicación (TIC).

Introducción

Las computadoras, Internet, la telefonía móvil y la realidad virtual han abierto un


enorme campo de posibilidades en el ámbito de la salud, como en otros ámbitos de la
vida humana.

Salud, educación, trabajo y ciencia son espacios de desarrollo humano que se han visto
modificados por el uso de las nuevas tecnologías. Así, la teleasistencia, las aulas
virtuales, el teletrabajo y la tecnociencia, entre otros, son derivados directos del avance
tecnológico. En el ámbito de la salud específicamente, el uso de las tecnologías de la
información y la comunicación ha dado origen a nuevas formas de prestar asistencia a
personas ubicadas en otras dimensiones espaciales y han permitido dar nuevos aires a
las prácticas terapéuticas tradicionales.

Es así que la ciberterapia surgió como la aplicación de una psicoterapia específica, que
incorpora a su organización herramientas y técnicas tales como las prestaciones de
Internet y la realidad virtual, sin dejar de lado la estructura teórica, el modelo de
funcionamiento y los objetivos terapéuticos de la psicoterapia tradicional.

Hay básicamente dos razones por las que se emplea la ciberterapia: porque no hay
alternativa, o porque su aplicación brinda mayores beneficios que el tratamiento
psicoterapéutico tradicional. No obstante, en algunos ámbitos muchos profesionales aun
se muestran renuentes al uso de esta alternativa de praxis psicológica. Es por esto que
este artículo, pretende brindar una aproximación a las características de la ciberterapia y
a las posibilidades de aplicación que la misma tiene, considerando que es importante
que la psicología se abra a nuevos desarrollos e incorpore en su seno las herramientas
tecnológicas que contribuyan a la eficacia y la efectividad a sus prácticas
psicoterapeúticas.

La Ciber-terapia

Se ha utilizado el término telepsychology (tele-psicología) para referirse al uso de las


tecnologías de telecomunicación que permiten poner en contacto a los pacientes con
profesionales de la salud, y para mantener contacto más fluido mediante el correo
electrónico y/o el teléfono, siempre como complementos de la terapia convencional. En
función de esto, se definió a la telepsicología como una rama de la teleasistencia, con
características similares a las de la telemedicina (Rey, Alcañiz & Lozano, 2004;
Castelnuovo, Gaggioli & Riva, 2002), siendo "la distancia" entre el prestador del
servicio de salud y quien lo demanda la característica esencial del sistema. El prefijo
tele se adiciona precisamente para indicar la distancia física-espacial entre el prestador
del servicio y el receptor o beneficiario del mismo; un ejemplo de ello son los servicios
de asistencia al suicida mediante teléfono.

A partir de los avances tecnológicos y las nuevas aplicaciones que fueron surgiendo en
Internet, se comenzó a utilizar el término cyber-therapy o e-therapy (ciberterapia),
como área o rama de la ciberpsicología (cyber-psychology) o psicología del
ciberespacio. El término "ciberterapia" describe el uso de tecnologías avanzadas como
complemento de distintas formas de psicoterapia (Wiederhold & Wiederhold, 2005),
donde la característica esencial no es la distancia paciente-terapeuta sino el uso de las
nuevas tecnologías para diagnóstico, consultas, supervisión, información, educación e
intervención psicoterapéuticas.

Derrig-Palumbo & Zejne (2005) se refieren a esto como "terapias on-line"; no obstante,
esto es técnicamente incorrecto, ya que on-line hace referencia únicamente al uso de
herramientas de comunicación sincrónica y mediante redes, lo que es una parte de la
ciberterapia pero no alcanza para describirla en toda su dimensión; las aplicaciones
psicoterapéuticas on-line responden más al concepto de telepsicología. La
denominación cyborg psicotherapy de Fink (1999) no parece apropiada ya que
literalmente puede traducirse como psicoterapia aplicada a/de/para cyborgs, esto es,
a/de/para organismos cibernéticos que combinan aspectos fisiológicos con componentes
electrónicos.

En consecuencia, parece haber una confusión cuando se usan los términos ciberterapia,
telepsicología, cyborg psicotherapy y terapias on-line como sinónimos. Adoptamos el
primero de ellos por su precisión y adecuación a las prácticas específicas de la
psicoterapia psicológica.

Entonces, se define a la ciberterapia como la aplicación de una psicoterapia específica


(en general, cognitivo-comportamental) en la cual la interacción paciente-terapeuta está
mediada por herramientas tecnológicas de comunicación e información. De igual
manera puede afirmarse que la ciberterapia es el uso de tecnologías informáticas y
comunicacionales con la finalidad de aplicar de manera novedosa formas tradicionales
de psicoterapias.

En ambos casos, la característica central no es la distancia paciente-terapeuta, sino el


uso del poder y las ventajas de la comunicación sincrónica y asincrónica de las
prestaciones de Internet y los teléfonos móviles, y la posibilidad de generar entornos
virtuales mediante Realidad Virtual, con el fin de potenciar los beneficios de la
psicoterapia tradicional (Luque, 2007).

Ámbitos y tipos de aplicaciones

La ciberterapia se ha desarrollado rápidamente durante la última década. Han sido


significativos los progresos obtenidos en el tratamiento de trastornos de ansiedad y
fobias, particularmente en relación a la fobia social. También es utilizada en desórdenes
de la alimentación y en dismorfofobia, ante procedimientos médicos dolorosos o
displacenteros, y como apoyo en rehabilitación neuropsicológica.

En todos los casos, las aplicaciones de ciberterapia se apoyan en los recursos de la


terapia cognitiva tradicional. No se trata, entonces, de una nueva psicoterapia, sino de
modificaciones en el dispositivo terapéutico tradicional ya que se incluyen las nuevas
tecnologías en su implementación. Así, a la hora de hablar de resultados significativos o
eficacia, los ciberterapeutas analizan los potenciales beneficios de la ciberterapia por
comparación con la eficacia ya probada de la terapia cognitiva tradicional.

Actualmente se llevan a cabo estudios en relación a adicciones, manejo del estrés,


depresión, déficit atencional y también con agresores sexuales (Galimberti et al, 2006;
Manzini et al, 2008; Morganti, 2006; Pioggia et al, 2008; Rose et al, 1998; Wiederhold
& Wiederhold, 2005).

En cuanto a las formas de aplicación, estas varían según los trastornos y son la
psicoterapia individual, grupal, de autoayuda y rehabilitación neuropsicológica.
Las variaciones en la aplicación dependen de factores como el rol que el psicólogo
cumple en el proceso terapéutico, las herramientas tecnológicas aplicadas, y el espacio
en que se lleve a cabo el proceso psicoterapéutico.

En relación con este último punto, se podrían reconocer tres variantes según la manera
en que interactúan paciente y terapeuta:

- Distancia, desarrollada mediante la combinación de distintas herramientas.

- Terapia tradicional con uso de herramientas tecnológicas como complemento entre


sesiones.

- Terapia tradicional con aplicaciones de realidad virtual en consultorio.


En el primer caso, el proceso terapéutico se realiza completamente a distancia. El
paciente debe contar con todas las herramientas tecnológicas - incluidos los entornos
gráficos de 3D si se aplica realidad virtual - necesarias para llevar adelante el proceso
terapéutico. Este requerimiento se debe explicitar al paciente al inicio de la terapia y, si
fuera preciso, se debe brindar asistencia técnica para la familiarización con las
herramientas a utilizar. Esto es lo que puede denominarse terapia on-line (Derring-
Palumbo & Zenje, 2005).

En el segundo caso, se complementa la terapia tradicional con el uso de herramientas


tecnológicas entre sesiones o para resolver situaciones de crisis. Se usa, por ejemplo, el
correo electrónico para enviar materiales de lectura al paciente o que éste envíe sus
producciones escritas al terapeuta, o la computadora para la resolución de tests
informatizados, o el chat para conversar en una situación crítica, etc. En todos los casos,
estas herramientas deben incluirse sin alterar la alianza paciente-terapeuta. Tanto en el
primer como en el segundo caso, deben utilizarse herramientas de comunicación
sincrónicas (el feedback emisor-receptor es instantáneo, siendo fundamental la
espontaneidad en los mensajes) y asincrónicas (entre la emisión y la recepción del
mensaje hay un lapso de tiempo relativo) combinadas, para asegurar un feedback
adecuado con el paciente.

Por último, encontramos la terapia tradicional efectuada en consultorio, complementada


y potenciada mediante el uso de la Realidad Virtual (RV), utilizada dentro de una sesión
tradicional ayuda a implementar y aumentar la efectividad de las técnicas de
imaginación, o para la refuncionalización de distintos procesos psicológicos en
neuropsicología, entre otras opciones. Dada la importancia de la técnica de RV en la
actualidad, le dedicamos un apartado especial; de las tres formas de aplicar ciberterapia,
esta es la que más efectividad ha demostrado, y a nivel internacional, su desarrollo lleva
más de una década.

Realidad Virtual

Existen distintas definiciones sobre RV y también distintos términos para nombrarla -


tales como realidad sintética y ambientes o mundos virtuales -. Siguiendo a Santalices
Malfanti (2001), consideramos la RV como una tecnología que genera entornos
artificiales tridimensionales a través de la computadora, dentro de los que el sujeto
acciona de forma activa y en tiempo real a través de los sentidos (vista, tacto y oído), de
forma tal que puede modificar dichos entornos como si fueran reales, produciéndose así
una percepción de inmersión en el espacio virtual semejante a la percepción de
presencia en el mundo real.

Según Stuart (2001), un sistema de RV es una interfaz humano-computadora que provee


de entornos sintéticos, tridimensionales, multisensoriales, interactivos e inmersivos.
Sintéticos en tanto son generados por un sistema de computación; tridimensionales
porque el ambiente parece rodear al usuario y provee sensaciones de profundidad y
movimiento; son multisensoriales al estimular dos o más sentidos del usuario;
interactivos por la interacción que permite entre el usuario y la aplicación, guiados por
las entradas del usuario; inmersivos porque el usuario siente que está dentro de un
entorno real.
No obstante, estas características son discutibles, ya que existen dos tipos de RV:
Inmersiva y No-inmersiva. Tal como señalan Ramos, Larios, Cervantes y Leriche
(2007), los ambientes virtuales inmersivos son espacios tridimensionales generados por
computadora en los que el usuario puede interactuar y le producen la sensación de "estar
dentro", gracias al uso de dispositivos especiales; en cambio, los ambientes no-
inmersivos son sistemas tridimensionales, con alto grado de interactividad y acceso
desde páginas web, pero carentes de la sensación de presencia y realidad.

Sobre los aspectos técnicos

Como puede inferirse de todo lo anterior, en Ciberterapia, durante el proceso


terapéutico, es posible utilizar distintos recursos tecnológicos.

Pueden describirse casos y aplicaciones específicas de las distintas herramientas


informáticas y de comunicación aplicables en ciberterapia. Dentro de las herramientas
de comunicación asincrónicas, se encuentran el correo electrónico, los foros de
discusión, los blogs y las páginas personales. Por ejemplo, mediante el correo
electrónico el paciente envía material de producción personal y el terapeuta puntualiza,
interroga y/o da directivas.

Los mensajes instantáneos, las conversaciones on-line (chat), las videoconferencias y


los SMS cuentan como herramientas de comunicación sincrónica. Mediante el Chat y
los mensajes instantáneos, por su inmediatez y espontaneidad, es posible resolver crisis
de angustia y ansiedad, por ejemplo. El uso de dispositivos como cámaras web y
micrófonos facilita la interacción y el contacto visual cuando el paciente así lo requiere.

En cuanto a la tecnología de RV, sus aplicaciones actuales son las más desarrolladas y
sus resultados aparecen como los más efectivos. la efectividad además sería mayor en la
RV inmersiva, aunque sea más costosa por los dispositivos que requiere. Esta
tecnología puede proveer estímulos que de otras formas no pueden generarse, o su
generación es muy costosa, compleja o imposible dentro del ámbito psicoterapéutico
tradicional. Esto es particularmente beneficioso para la rehabilitación neuropsicológica,
ya que es posible favorecer la refuncionalización ecológica.

El diseño y especificación de los aspectos técnicos del soporte a utilizar son básicos.
Cuando se trabaja con una plataforma o una página web; estética, claridad, tamaño y lo
atractivo de la presentación son aspectos que deben cuidarse. El paso inicial en el
análisis de la implementación es describir cuáles serán los objetivos y las metas a
cumplir, la clase de tratamiento que se brindará y el tipo de trastornos que se atenderán;
también si el tratamiento será directivo o si el terapeuta solo actuará como guía en un
proceso de autoayuda. Así mismo deben establecerse la forma en que se efectuarán los
diagnósticos, protocolo de seguimiento, pago de honorarios, evaluación de los
resultados, etc.

Debido a que la ciberterapia se sustenta en el uso de tecnologías, el terapeuta debe


especificar al paciente el tipo de hardware y/o software que necesitará para el correcto
funcionamiento de las distintas herramientas a usar. También debe garantizarse la
asistencia técnica en el uso de aplicaciones muy específicas, particularmente en el uso
de RV si es que se aplica en la terapia a distancia. Imágenes, animaciones, textos,
audios, entornos virtuales, etc., que se utilizarán como estimulación deben ser elegidos
cuidadosamente no sólo en cuanto a su calidad estimular, sino también en relación a
aspectos como el tamaño del archivo informático generado. Por otro lado, debe
considerarse la forma de controlar la actividad del paciente; el manejo de bases de datos
es esencial para tener registros actualizados y continuos, pero resguardando la
información fuera del ciberespacio.

Podrían señalarse muchos ejemplos de uso de las herramientas tecnológicas. Sin


embargo, sería extenso describir la aplicación de todas y cada una de las herramientas
en ciberterapia. Por ello, sugerimos al lector interesado acceda a bibliografía
especializada. Rey, Alcañiz y Lozano (2004) quienes compararon la efectividad de la
aplicación de cada herramienta, tales como las ventajas de las conversaciones on-line
sobre los correos electrónicos. Una comparación de distintas aplicaciones para un
mismo uso (ej: MSN e ICQ para conversaciones on-line) puede encontrarse en el texto
de Castelnuovo, Gaggioli y Riva (2002). Ambos textos deben ser analizados por
quienes se interesen en la ciberterapia, en tanto hay detalles técnicos que deben ser
tenidos en cuenta cuando se pretende implementar algún servicio ciberterapeútico
basado en el uso de redes de comunicación.

Para una acabada explicación de los usos de la RV sugerimos el texto de Botella, Quero,
Baños, Perpiñá, García y Riva (2006), y para una exposición completa sobre su uso en
neuropsicología, sugerimos el texto de Morganti (2006).

Medición de efectividad

En psicología, la efectividad de una terapia remite a la utilidad clínica de las


intervenciones, que, en términos amplios, incluye la generalizabilidad de los resultados,
la viabilidad de la intervención y la eficiencia (Bados, García & Fusté, 2002).

Cuando se hace referencia a la efectividad en Ciberterapia, se analiza la misma en


función de la aplicación de las tecnologías en los procesos terapéuticos. Siguiendo lo
señalado por Fineberg, Bauman y Sosman (1997), la efectividad de esta aplicación
puede y debe ser medida en distintos niveles:

- Capacidad técnica.

- Exactitud e impacto del diagnóstico.

- Impacto terapéutico.

- Resultados obtenidos.

En cuanto a la capacidad técnica, ninguna de las herramientas tecnológicas utilizadas es


efectiva por sí sola. Es la integración (combinación y balance) de varias herramientas y
con distintos fines lo que permite obtener logros reales. El éxito depende también de
aspectos tales como la interfaz de interacción utilizada; por ejemplo, si se usa un
programa de chat cuyo uso es muy complejo, la comunicación paciente-terapeuta puede
verse interferida por este aspecto que es meramente técnico. Por consiguiente, integrar a
la terapia una herramienta implica decidir primero si la misma es segura, útil y de fácil
manipulación.

El impacto y la exactitud del diagnóstico son estrictamente dependientes del tipo de


herramientas que elija el terapeuta. Aquí estamos refiriéndonos tanto a lo tecnológico
como a los instrumentos de recolección de datos usados. Suele ser importante que se
integren dispositivos de audio y video para disponer de información no verbal, como en
una interacción cara a cara. El uso de tests informatizados es un elemento clave en
ciberterapia ya que facilita la recolección de datos y agiliza el proceso diagnóstico.
Contar con sistemas de almacenamiento y clasificación de información también es
fundamental, aunque sin olvidar aspectos éticos (ej: tomar recaudos sobre la
información disponible en equipos con conexión a Internet).

El impacto terapéutico está determinado por la combinación de herramienta y


problemática a resolver, lo que debe ser evaluado por el terapeuta en cada caso
concreto. Por ejemplo: debe considerarse qué impacto tiene usar foros de discusión
entre sujetos que sufren trastornos de la alimentación, o qué ventajas puede reportar el
uso de un entorno gráfico de 3D (realidad virtual) en la resolución de una fobia social, y
así para cada caso. Esto significa que no debe aplicarse una herramienta solamente
porque se considera que es útil o eficaz; debe evaluarse y verificarse que lo sea
realmente para el paciente con quien se trabaja y en función del trastorno que presenta.

En cuanto a los resultados obtenidos, es preciso señalar que no pueden utilizarse como
indicadores las expresiones del paciente sobre lo cómodo que se siente en una relación
terapeuta-paciente mediada por tecnología, o que se sorprenda por el uso de la RV en un
proceso de desensibilización. Tampoco tiene que ver con las tecnologías aplicadas per
se. En el logro de resultados lo esencial es la experiencia del terapeuta; es su habilidad
como profesional la que le permitirá diagnosticar correctamente, evaluar el progreso
real del paciente o la necesidad de modificar los objetivos terapéuticos, entre otros. El
terapeuta debe considerar también que hay factores como las actitudes y la autoeficacia
hacia las tecnologías (Luque & Avila, 2008) que podrían alterar los resultados
obtenidos.

En resumen, el impacto real de las herramientas tecnológicas en el proceso


psicoterapéutico no depende de las características de las mismas si no de la habilidad
que tenga el terapeuta para integrarlas de manera coherente a sus procedimientos
clínicos. Es por esto que el terapeuta debe ser capaz de interactuar con el paciente en las
fracciones temporales que todo proceso clínico normalmente requiere, siendo
importante también que elija herramientas que le permitan combinar la facilidad de uso
con la riqueza comunicacional.

El ciberespacio como espacio terapéutico

Cuando la ciberterapia es completamente desarrollada a distancia, deben considerarse


algunos aspectos referidos al ciberespacio, en tanto espacio donde se despliega el
proceso psicoterapéutico.

Acordando con Suler (2006) y Wallace (2001), el intrincado y complejo mundo creado
por las nuevas tecnologías, permite hablar de la existencia de un espacio social y
psicológico llamado ciberespacio. Este espacio abre un campo nuevo de interacciones
personales, que requieren lecturas específicas desde la psicología social; a la vez, se
convierte en un espacio de trabajo que el psicólogo clínico no puede soslayar. El
ciberespacio es un lugar donde las personas interactúan, se encuentran y se pierden, se
aman y se olvidan, juegan, hablan, sienten, deliran. Surgen vínculos interpersonales,
distintos y no tan distintos a los propios de las relaciones "en-persona"1. Las
posibilidades de vinculación y acción dentro del ciberespacio han permitido vislumbrar
los beneficios de implementar terapia psicológica mediada y/o asistida por las nuevas
tecnologías. Al utilizar Internet y sus prestaciones en la psicoterapia, el ciberespacio es
el marco de la interacción paciente-terapeuta; el encuadre terapéutico se produce dentro
de ese espacio transicional que supone una extensión del mundo intrapsíquico del
individuo (Suler, 2006).

La ausencia física del terapeuta en el lugar donde se encuentra el paciente no es un


obstáculo para el proceso terapéutico. Es precisamente la relativa invisibilidad del
terapeuta la que puede favorecer en ciertos casos la confidencialidad y la auto-
revelación del paciente. Lo esencial es la calidad de la comunicación que se establezca
con entre paciente y terapeuta.

En psicología se acepta que el uso de la palabra es esencial en la psicoterapia, y que


tanto en lo dicho como en lo "no dicho" (es decir, los gestos, los silencios, el llanto, etc)
se expresan los conflictos, las dudas, los problemas, y también se encuentran las
soluciones y las respuestas. Quienes se mantienen escépticos ante la ciberterapia utilizan
esto - la importancia de la información paraverbal - como argumento para rechazar el
uso de las tecnologías en las terapias psicológicas. No obstante, es preciso considerar
que, en la ciberterapia a distancia, la información verbal y paraverbal de la consulta
tradicional es sustituida por el estilo y la convicción al escribir, la capacidad de síntesis,
la forma de organizar el texto; las inflexiones del habla y la entonación, suplidas por el
uso de emoticones o mediante recursos audiovisuales. Las prestaciones de Internet
favorecen la rapidez en la transmisión de la información y facilitan el registro de la
interacción con el consultante; la capacidad de almacenamiento de los dispositivos
actuales permite conservar y clasificar la información escrita generada en sesiones de
chat, correo electrónico y foros de discusión, pudiendo combinarla y/o contrastarla con
el fin de efectuar un análisis más exhaustivo del componente verbal - algo más que
valorado en la terapia cognitiva.

Además, como se señaló, las nuevas tecnologías permiten la comunicación sincrónica y


asincrónica. En la ciberterapia, al aplicar herramientas de multimedia se obtienen las
ventajas de la comunicación cara-a-cara (sincrónica); la comunicación asincrónica, por
su parte, permite la reflexión y la elaboración de lo que se expresa. Así, es posible
obtener ventajas de la aplicación combinada de ambos modos de comunicación, de
manera que la interacción terapeuta-paciente no se vea distorsionada aun cuando el
vínculo se sostenga en el ciberespacio.

Consideraciones finales

El abaratamiento de los costos de las diversas herramientas tecnológicas, la


popularización de la telefonía móvil y los SMS, así como el desarrollo permanente de
nuevos dispositivos de tecnología, están incrementando las posibilidades de aplicar
ciberterapia en contextos no europeos. Es preciso resaltar que las dificultades señaladas
en los inicios de la ciberterapia han sido superadas en virtud del avance periódico y
sostenido de las tecnologías; de la misma forma pueden ser sorteadas dificultades que
aun existan.

El miedo a las tecnologías, el temor a la deshumanización de la terapia, las dificultades


prácticas para utilizar herramientas informáticas, la excesiva estructuración del campo
terapéutico, la incapacidad para la creatividad y la innovación en psicoterapia, se
cuentan entre los obstáculos que parecen haber tenido y tener esta nueva forma de
aplicar asistencia psicoterapéutica dentro de Argentina (Luque, 2007).

Así, el rechazo o las dificultades para la implementación de la ciberterapia en nuestro


ámbito no responden tanto a aspectos técnicos o éticos como a prejuicios y mitos
difíciles de derribar. Sin embargo, si consideramos que las capacidades de las nuevas
tecnologías expanden los caminos por los cuales pueden proveerse tratamientos, y a la
vez, tenemos en cuenta que aquellas han impactado y modificado en muchos sentidos
nuestra vida cotidiana, es lógico esperar que el psicólogo innove su praxis
incorporándolas en distintos sentidos.

Por consiguiente, los psicólogos -los argentinos al menos- tenemos ante nosotros un
desafío que nos impone revisar las maneras de ejecutar los procedimientos
psicoterapéuticos en la actualidad, e incorporar paulatinamente a los mismos los
adelantos técnicos que han mostrado efectividad en otros contextos.

Suler (2006) se refiere a las relaciones cara-a-cara como “in-person” para diferenciarlas de las relaciones
en el ciberespacio, es decir, las relaciones mediadas por Internet y sus prestaciones.

Bibliografía

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