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TURISMO Y PRESERVACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

El objeto fundamental, que hay que preservar, es el patrimonio


cultural. En tanto el turismo es un medio para protegerlo y difundirlo.
Con esa idea, el especialista francés Bernard Morucci expuso ante un
auditorio de 300 personas cómo atender los crecientes problemas,
desafíos y propuestas que hoy exige el turismo cultural.
Profesionales de la Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Ecuador
vinculados con la cultura, el turismo y el patrimonio compartieron
durante tres días intensas deliberaciones en un seminario internacional
sobre "Valorización turística sostenible del patrimonio cultural".
El encuentro fue organizado por la Cátedra UNESCO de Turismo Cultural,
que llevan adelante la Universidad Nacional de Tres de Febrero y la
Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes.
Morucci, profesor emérito de la Sorbona y coordinador de la red mundial
de Cátedras UNESCO de Cultura, Turismo y Desarrollo, señaló que las
experiencias del pasado demuestran que "cuando la economía va muy por
encima de la cultura -y se necesita de la economía para hacer la
salvaguarda de la cultura- hay que encontrar entre estos dos socios un
entendimiento", que permita que "todos ganen".
Sucede que "el turismo y la economía, a largo plazo, necesitan que el
patrimonio esté bien conservado, que no se destruya, para poder seguir
promoviéndolo año tras año", indicó en diálogo con LA NACION.

Casos en la Argentina

Profesionales argentinos expusieron durante el seminario la situación


de distintas regiones del país. El arquitecto Leonardo Lupiano,
vicepresidente de la Región Patagonia y Comahue del Consejo
Internacional de Museos y Sitios (Icomos), advirtió sobre cómo en
Ushuaia se han demolido edificaciones que responden a las
características arquitectónicas típicas de la isla y hacen a su
identidad.
Al respecto, Morucci opinó que no debería tolerarse la demolición de
edificios patrimonio de la ciudad. Y si hay una legislación que los
ampara, debe cumplirse y preguntarse por qué no se la respetó.
"Soy muy sensible al entorno, y el turismo cultural también tiene que
ver con el entorno y con todo el problema inmobiliario que hace un mal
turismo cultural, donde lo que vale es el precio del metro cuadrado",
enfatizó el especialista francés. Y estimó que para lograr un
equilibrio regional hay que crear actividades socioeconómicas
sostenibles que protejan el medio ambiente.
Otro caso planteado en el seminario fue el del complejo jesuítico de
Córdoba, declarado patrimonio de la humanidad. Josefina Piana,
directora de Patrimonio Cultural de esa provincia, comentó que desde la
declaración internacional, el turismo que visita el complejo pasó de
189.000 personas, en 2000, a 821.326, el año pasado.
¿Es común que a un sitio declarado patrimonio de la humanidad lleguen
muchos turistas y eso se vuelva un problema?, preguntó LA NACION a
Morucci. "En Francia nos dimos cuenta de que la frecuentación de los
visitantes a los sitios más concurridos aumenta en el tiempo, mientras
disminuye la asistencia en los sitios menos visitados. No es una
paradoja. Lo que debemos hacer para resolver el problema es gestión",
respondió. Puso como ejemplo el caso de las ciudades romanas de Pompeya
y Herculano, en Italia. "Pompeya está llena de turistas, entonces se
los desvía con circuitos nocturnos y también llevando turistas a
Herculano, que es un sitio más chiquito, pero del mismo tipo de
Pompeya."
Otra de las ideas que expuso es que "la gestión sostenible requiere el
compromiso de las poblaciones locales" para lograr un desarrollo
turístico
sostenible.

Los medios y la educación

Morucci, que también es doctor en matemática, atribuyó un rol


importante a los medios de comunicación para concientizar a la gente
sobre su conducta respecto del patrimonio. "Son ustedes, los
periodistas, quienes tienen el poder sobre la opinión pública, en este
caso sobre la protección del turismo patrimonial."
En cuanto al rol de la educación, recomendó llevar a los más chicos,
desde el jardín de infantes, a visitar los museos.
También indicó que en Francia algunos municipios tienen animadores
culturales que organizan actividades de esparcimiento por la tarde,
como la visita a un parque natural. "Les hablan de la fauna, de los
animales, de los bienes culturales. Son pequeñas cosas que uno les dice
a los chicos que deben respetar y, así, se crea una conciencia sobre el
respeto al patrimonio cultural."
Es la primera vez que Morucci está en la Argentina. Sobre la ciudad de
Buenos Aires, opinó que el barrio de La Boca representa "una cultura
popular bien conservada, que mantuvo sus tradiciones, sus valores, sus
formas". También dijo que Villa Ocampo "da la sensación de un ambiente
protegido" y que cuando un país hace esto es un punto favorable.
El especialista francés se consideró "un utópico". Cuando constata los
daños que puede hacer un turismo mal aplicado, en algunas oportunidades
directamente le aconseja a un país que no haga turismo, porque todavía
no está preparado.

Por Laura Casanovas


De la Redacción de LA NACION
Martes 20 de mayo de 2008
www.lanacion.com.ar/1013931

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