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Poder Judicial de la Nación

Mendoza, 12 de mayo del 2011


AUTOS y VISTOS: Los presentes Nº 636-F, caratulados:
“Fiscal c/ GUZZO, Gabriel y Ots. s/ Av. Inf. Arts. 274, 144 bis y 144
ter del C.P.”, y

CONSIDERANDO:
I.- Que en la presente causa, el Tribunal dispuso
a fs. 1180/1273 ordenar el PROCESAMIENTO de Rolando Evaristo
CARRIZO, ELST -ap. materno-, por estimarlo ‘prima facie’ penalmente
responsable de la presunta infracción al art. 274 del Código Penal por 19
hechos, consistentes en haber omitido promover las investigaciones,
faltando a la obligación de su cargo de Juez Federal, de las presuntas
privaciones ilegítimas de la libertad, presuntas torturas y la presunta
violación de domicilio, en concurso real y en calidad de autor, de acuerdo
a los casos que surgen del dictamen fiscal que glosa agregado a fs.
USO OFICIAL

149/321; de Luis Francisco MIRET, CLAPÉS –ap. mat.-, por estimarlo


‘prima facie’ penalmente responsable de la presunta infracción al art. 274
del Código Penal por 35 hechos, consistente en haber omitido promover
las investigaciones, faltando a la obligación de su cargo de Juez Federal
Subrogante de las presuntas privaciones ilegítimas de la libertad,
presuntas torturas, presuntos robos y la presunta violación de domicilio,
en concurso real y en calidad de autor, de acuerdo a los casos que surgen
del dictamen fiscal que glosa agregado a fs. 149/321; de Guillermo Max
PETRA, RECABARREN –ap. mat.-, por estimarlo ‘prima facie’ penalmente
responsable de la presunta infracción al art. 274 del Código Penal por 22
hechos, consistente en haber omitido promover las investigaciones,
faltando a la obligación de su cargo de Juez Federal Subrogante, de las
presuntas privaciones ilegítimas de la libertad, en concurso real y en
calidad de autor, de acuerdo a los casos que surgen del dictamen fiscal
que glosa agregado a fs. 149/321; de Otilio Ireneo Roque ROMANO,
RUIZ –ap. materno-, por estimarlo ‘prima facie’ penalmente responsable
de la presunta infracción al art. 144 bis inc. 1ro. con el agravante
establecida en el art. 142 bis inciso 1ro. y 5to. ambos del Código Penal
actualmente vigente, y al art. 144 ter inc. 2 del Código Penal (texto según
ley 14.616), en calidad de partícipe secundario (art. 46 del C. Penal), por
76 hechos, en concurso real (art. 55 del C. Penal), por la presunta
omisión sistemática y prolongada en el tiempo, de promover la
persecución y represión de los delitos de los que habría tomado

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conocimiento durante su desempeño como Fiscal Federal y Juez Federal
subrogante respectivamente, en los hechos que habrían cometido
miembros de las fuerzas armadas y de seguridad afectados a la lucha
contra la subversión entre los años 1975/1983, en base a las
circunstancias fácticas detalladas en cada caso en particular, facilitando
de tal modo, la impunidad de los responsables de dicho plan y la
continuidad del mismo, respecto de las presuntas privaciones ilegítimas
de la libertad y las presuntas torturas que surgen de los casos detallados
en el dictamen fiscal que glosa agregado a fs. 149/321 de la causa de
referencia.
Asimismo, en los apartados 8 y 9 de la
resolución aludida en el párrafo que antecede, se dispuso declarar la
inexistencia de méritos suficientes para ordenar el procesamiento ni
tampoco el sobreseimiento de Luis Francisco MIRET, CLAPÉS –ap.
materno- ni de EDUARDO MESTRE BRIZUELA –ap. mat.-, ambos por el
hecho imputado a fs. 619 y vta., ‘prima facie’ calificado como presunta
infracción al art. 269 del Código Penal, con respecto al hecho configurado
por el archivo de los autos N° 49167-M-2566 para fecha 16/09/87, donde
se investigaba entre otros, el secuestro de la menor Rebeca Celina
Manrique Terrera.
Además, en el apartado 10 del mismo decisorio
se dispuso declarar la inexistencia de méritos suficientes para ordenar el
procesamiento ni el sobreseimiento de Otilio Ireneo Roque ROMANO,
RUIZ –ap. materno-, por 8 hechos que surgen de los casos identificados
con los Nros. 41, 57, 59, 73, 69, 84 y 29 (expte N° 70.582-D), por los que
fuera imputado a fs 372 vta./373, ‘prima facie’ calificado como presunta
infracción al art. 144 bis inc. 1ro. con el agravante establecida en el art.
142 bis inciso 1° y 5° ambos del Código Penal actualmente vigente y al
art. 144 ter inc. 2 del C. Penal (texto según ley 14.616), en calidad de
partícipe secundario (art. 46 del C. Penal).
Así, recordemos que en estos obrados, la
investigación se centra en la conducta desplegada por algunos miembros
del Poder Judicial de la Nación (Justicia Federal de Mendoza) durante su
desempeño a partir del año 1975, cuando se vivía una realidad que
convergería en el plan represivo desplegado con todo su potencial a partir
del golpe de estado del 24 de marzo de 1976, lo que permitió la detención
de personas que habrían sido privadas de su libertad, torturadas,
violadas y sometidas a procesos penales que desconocían las mínimas

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garantías reconocidas por la Constitución Nacional, resultando que


ciertos funcionarios judiciales de la época, habrían tomado conocimiento
de los crímenes que se estaban cometiendo en el marco del terrorismo de
estado en el ámbito de su jurisdicción, omitiendo denunciar los hechos o
investigar las denuncias que las propias víctimas formulaban, sea
mediante la extracción de compulsas o por los medios que estimaran
procedentes..
Debe tenerse presente que el decisorio en curso
se refiere únicamente a la valoración de los hechos presuntamente ilícitos
derivados de la actuación de Otilio Roque ROMANO en su carácter de
Fiscal Federal, durante la época comprendida entre los años 1975/1983,
por los que fuera indagado con posterioridad al dictado de la resolución
obrante a fs. 1180/1273, identificados como casos n° 91, 92, 93, 94, 96,
98, 101 y 4, este último sólo con respecto al presunto allanamiento sin
orden del domicilio de Moriña y a la privación ilegítima de la libertad de
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las personas que se encontraban en el lugar el día de los sucesos


acontecidos, como así también el caso vinculado con la desaparición no
investigada de Celina Rebeca Manrique Terrera, por entonces menor de
edad.
II.- Que a fs. 369/373, fs. 388 y fs. 467, previo
haber declarado la competencia de este Juzgado Federal para entender
en los presentes obrados, en virtud del Requerimiento de Instrucción
Formal efectuado por el Ministerio Público Fiscal a fs. 149/321, se
resolvió, entre otras cuestiones, imputar a Otilio ROMANO por la
presunta comisión de hechos que se encuadraron legalmente en los
artículos 144 bis inc. 1ro., 151 y 274 del C. Penal actualmente vigente y
como presunta infracción al art. 144 ter inc. 2 del C. Penal (texto según ley
14.616), todo en concurso real (art. 55 del C. Penal), en calidad de
partícipe secundario (art. 46 C.P.), y por los que fue recibido en
declaración indagatoria a fs. 1420/1422, 1441/1443 vta., 1458/1461,
1467/1469 y 1478/1480, de acuerdo a los términos del artículo 294 del
C.P.P.N..
III.- Que en el apartado IV del resolutivo obrante
a fs. 1180/1273, se analizó el marco histórico fáctico en el cual
acaecieron los hechos objeto de la presente investigación como así
también la estructura de los organismos afectados a la lucha contra la
subversión en la provincia de Mendoza, para discernir la responsabilidad
penal de las personas imputadas, las acciones desplegadas por el último

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gobierno de facto, y las que habrían permitido a miembros de las fuerzas
armadas y de seguridad (en especial, al Ejército Argentino, Policía Federal
y Policía de Mendoza), secuestrar, torturar, asesinar, crear centros
clandestinos de detención, bajo la dirección de quienes controlaban -
mediante la usurpación del poder- la totalidad de los mecanismos de
dominación del Estado, cuyo tenor, en honor a la brevedad procesal, doy
aquí por reproducido.
A su vez, se destacó la importancia de la prueba
testimonial en procesos como el que nos ocupa, ya que delitos de esta
naturaleza han tenido la pretensión de no dejar indicios y evadir el
aparato sancionatorio, pretendiendo de esta manera alcanzar la
impunidad de quienes serían responsables por los hechos ocurridos en la
Provincia de Mendoza, durante la vigencia del último gobierno de facto,
haciendo alusión a que el proceso penal debe tener por objeto la
búsqueda de la verdad real respecto de los sucesos investigados, como
así también de los antecedentes y circunstancias concomitantes que
rodearon al mismo.
Por otra parte, y no obstante lo expresado en los
párrafos precedentes, se dijo que las reglas de la sana crítica no importan
liberar al juzgador de manera ilimitada o autorizarlo a formular juicios
caprichosos o arbitrarios, que reposen únicamente en elementos
subjetivos porque este sistema es el de la íntima convicción, cuya
característica principal está dada por la libertad del juez para
convencerse según su leal saber y entender. Como se indicó, debemos
tener siempre presente que el sistema de valoración de la prueba
adoptado por la ley vigente, encuentra sustento en criterios de
racionalidad.
Luego, en el apartado V del mismo decisorio, se
efectuó un pormenorizado análisis de las figuras penales en las que se
han encuadrado los hechos atribuidos a Otilio ROMANO como así también
al carácter de las mismas –Lesa Humanidad y conexas-, para luego
relacionarlas con las probanzas colectadas en autos y así determinar a
que status corresponde adecuar la situación legal del nombrado, por los
hechos por los que fuera debidamente indagado.
En este orden de ideas, he de referirme ahora a
la infracción prevista y reprimida por el artículo 151 del Código Penal, el
cual reprime al funcionario público o agente de la autoridad que allanare
un domicilio sin las formalidades prescriptas por la ley o fuera de los

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casos que ella determina, norma que asegura la garantía constitucional


de la inviolabilidad del domicilio contra los ataques inmotivados de la
autoridad.
Desde un punto de vista jurídico-conceptual, el
allanamiento de un domicilio es el acto por el cual la autoridad, en su
calidad de tal, ingresa en alguno de los recintos enunciados en el artículo
150, contra o sin la voluntad expresa o presunta de quien tenga derecho
de excluirlo. Dicha acción será legítima cuando la autoridad lo practica en
los casos determinados por la ley y con las formalidades requeridas por
ella. Por eso la punibilidad se establece para el allanamiento practicado
sin observar esas formalidades o para cuando se lleve a cabo fuera de los
casos establecidos como excepciones o situaciones de impunidad (CREUS,
Carlos; Derecho Penal, Parte Especial; Págs. 346-350; Ed. ASTREA).
En este aspecto, el Código Penal adopta un
concepto amplio de domicilio que difiere sustancialmente de la ley civil, ya
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que la figura entiende por domicilio a la morada, la casa de negocios, sus


dependencias y el recinto habitado por otro.
El tipo penal en estudio tiende a proteger el
derecho que tiene toda persona de elegir quiénes pueden o no entrar en el
domicilio propio, como una manifestación dentro del ámbito de la libertad
individual resguardando el domicilio como ámbito de intimidad y reserva
de la víctima (DONNA, Edgardo Alberto; Derecho Penal, Parte Especial;
Págs. 291-340; Tomo II-A; Ed. RUBINZAL-CULZONI).
En cuanto a las formalidades exigidas por la ley,
tanto las constituciones locales como las leyes nacionales y provinciales
exigen una orden de juez competente, además que el allanamiento haya
sido dispuesto fundando su razón de ser, que la orden sea exhibida al
titular del domicilio o, en su defecto, a la persona mayor de edad que se
encuentre en él, debiéndose realizar el registro en presencia de ellas y
labrando acta de todo lo actuado, teniendo siempre en cuenta las
limitaciones horarias, y sus excepciones, para la realización de la medida.
A partir de ello, es dable destacar que la omisión
de cualquiera de estas deviene en la ilicitud del acto, a menos que
razones de seguridad o de otra índole justifiquen el denominado
´allanamiento sin orden´, aclarando sobre el particular que se trata de un
delito instantáneo que se consuma en el mismo momento en que el sujeto
activo ingresa completamente en el domicilio ajeno.

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Autor de este delito sólo podrá serlo un
funcionario público o agente de la autoridad, a quien le hayan
encomendado la realización de la medida, concluyendo con respecto a la
culpabilidad que sólo resulta procedente el dolo directo, es decir, querer
allanar con conocimiento de que se actúa sin observar las formas
prescriptas por la ley o fuera de los casos previstos como excepciones a
ella.
V.- Ahora bien, atento el grado de provisoriedad
propio del estado procesal por el que transitan los presentes, y los
elementos probatorios que legalmente forman parte de los mismos, a
criterio del suscripto es posible estimar acreditada la existencia de
una maniobra delictiva consistente en la presunta omisión
sistemática y prolongada en el tiempo, de promover la persecución
y represión de los delitos de que tomaba conocimiento durante su
desempeño como magistrado judicial en los hechos que habrían
cometido miembros de las fuerzas armadas y de seguridad
afectados a la lucha contra la subversión entre los años
1975/1983, en calidad de partícipe secundario (art. 46 del Código
Penal), en base a las circunstancias fácticas que se detallan en
cada caso en particular, facilitando de tal modo, la impunidad de
los responsables de dicho plan y la continuidad del mismo, ‘prima
facie’ calificados como presunta infracción al art. 144 bis inc.
1ro., 151 y 274 del C. Penal actualmente vigente y como presunta
infracción al art. 144 ter inc. 2 del C. Penal (texto según ley
14.616), todo en concurso real (art. 55 del C. Penal), según surge
de los casos cuyo detalle se expondrá infra, razón por la que
corresponde adecuar su situación legal a los términos del art. 306 del
ordenamiento procesal vigente, ordenando el procesamiento de Otilio
Ireneo Roque ROMANO, RUIZ –ap. materno-, por los hechos que surgen
de los casos Nros. 91, 92, 93, 94, 96, 98, 101 y 4. Asimismo entiendo
corresponde dictar una falta de mérito a su favor, en relación al hecho
vinculado con la desaparición de la menor Rebeca Celina Manrique
Terrera.(art. 309 del C.P.P.N.)
Ante todo, es dable destacar que al momento de
formular la imputación del nombrado, consideré ‘prima facie’ partícipe
secundario de delitos calificados de lesa humanidad, a quien, por la
sistematicidad de un accionar que se estima reprochable penalmente, se

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encontraba en una situación distinta de quienes resultaron imputados por


hechos aislados o autónomos, ya valorados en autos.
De modo que, desde este punto de vista, a la
estructura creada por las fuerzas armadas y de seguridad con motivo de
la lucha antisubversiva, se sumó la falta de respuesta adecuada de la
Justicia Federal de Mendoza, a los distintos anoticiamientos delictivos
que surgían de diversas presentaciones, sea de las propias víctimas o de
terceros por ellas.
A partir de ello, se trata de discernir ahora si
ROMANO, en carácter de actor del sistema judicial de la época
comprendida en el período 1975-1983, favoreció -participando desde la
pasividad de la jurisdicción- que la represión en marcha careciera de
límites institucionales, fortaleciéndose en la idea de que no habría
repercusiones de índole procesal.
Por otra parte, debemos dejar en claro que el
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análisis que nos ocupa, no se simplifica a un reproche teórico, más aún


cuando no se desconoce el contexto histórico- institucional, cabe
preguntarse: ¿Qué otro mecanismo le quedaba a la ciudadanía para
recurrir en busca de un paradero, de denunciar torturas, apremios, que no
fuera el Poder Judicial?, o dicho de otra manera, si bien es cierto que ante
el terrorismo de estado -hoy de existencia incuestionable-, los canales
habituales para peticionar a las autoridades eran de difícil acceso, y
frente a ese poder omnímodo no podía esperarse o pretenderse la misma
actitud de un ciudadano común ajeno a los ámbitos de poder, que de
aquellos que desempeñaban un cargo público, en este caso concreto el de
FISCAL FEDERAL.
Concretamente, la presente valoración pretende
determinar, siempre con el grado de provisoriedad propio de esta etapa
procesal, que quien tenía el deber de promover las investigaciones
respecto de hechos que llegaban a su conocimiento, incumplió
sistemáticamente con tal mandato legal, omitiendo promover
investigaciones o aplicando incorrectamente el derecho, favoreciendo de
tal modo la impunidad de aquellos que, en el marco de la lucha contra la
subversión, habrían cometido delitos excediéndose en las facultades
conferidas por la legislación de emergencia.
A mayor abundamiento y como ya he dicho en mi
anterior pronunciamiento de fs. 1180/1273, no desconozco que el examen
al que hoy se somete la conducta de Otilio ROMANO, se refiere a un

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desempeño ocurrido hace más de treinta años. Sin embargo lo que no
debe pasar desapercibido es que el particularísimo análisis que aquí se
efectúa, tiene como eje central la esencia misma de la función
jurisdiccional, así como la del Ministerio Público Fiscal.
Dicho lo anterior, corresponde ahora analizar las
particularidades de cada uno de los casos que forman parte de la base
fáctica objeto de la presente imputación, conjugando los criterios
precedentes para una mejor comprensión de las conductas penales
atribuidas en autos, a saber:
Caso N° 91 respecto de Roberto Eduardo Jalit
y Roberto Blanco: quienes fueron detenidos junto a Héctor Tomás
Salcedo para fecha 17 de enero de 1976 por personal de Policía de
Mendoza, alojados posteriormente en el Departamento de Informaciones
de la Policía de Mendoza D-2 y luego liberados en el marco de los autos
N° 68.618-D caratulados: “Fiscal c/ Autores Desconocidos p/ Infracción a
la ley 20.840”. Con posterioridad los nombrados fueron citados a prestar
declaración testimonial en los autos nº 68.733-D caratulados “Fiscal c/
Felipe Dante Salpietro p/ inf. Art. 275 del Código Penal”, oportunidad en
la que Jalitt en fecha 10-08-76 denunció haber sido torturado durante su
detención en el D-2 como así también que desde el 1 de abril de 1976
Blanco se encontraba desaparecido. (v. fs. 81/83). Luego al constituirse
como querellante la Sra. Norma F. González de Blanco, acompaña copia
de una declaración efectuada por Salcedo ante Ejército Argentino de fecha
02-04-76 (v. fs. 97), en la que detalla las torturas que habría sufrido
Roberto Blanco (actualmente desaparecido), no habiendo promovido , en
su carácter de Fiscal Federal, la investigación de las presuntas torturas
denunciadas en relación a Jalitt y Blanco que habrían padecido mientras
permanecieron detenidos en el D2, y de lo cual habría tomado
conocimiento al haber intervenido en dichas actuaciones.
Sobre este caso particular, ROMANO, en ocasión
de hacer uso de su defensa material, entre otras cosas manifestó que:
“…el caso en cuestión se trata de un proceso por falso testimonio contra
Felipe Dante Salpietro por haber falseado una declaración ante la policía
de la provincia pretendiendo perjudicar con ello maliciosamente a
Roberto Blanco con quien mantenía relaciones poco cordiales a raíz de
la venta del Hotel Derby que le hiciera Salpietro a Blanco … Entre las
pruebas detalladas se mencionan diversas testimoniales entre las cuales
no se encuentra la declaración que se me atribuye conocer, y dado el

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tiempo transcurrido no sé si la leí, no sé si tomé conocimiento de ella, lo


que suele ocurrir cuando el objetivo de un proceso es el falso testimonio
y se llega a esa convicción con solo leer esas pruebas …”, expresiones
que, en mi opinión, no enervan los términos de la imputación ya que la
presunta responsabilidad de una persona por la transgresión al orden
jurídico no podrá jamás menoscabar sus pretensiones frente al órgano
judicial, en cuanto la misma pueda haber resultado, en forma
contemporánea, víctima de un ilícito penal.
Además, argumentó que: “…De cualquier
manera éramos incompetentes para la investigación de dichos delitos en
razón de que todo esto se encontraba bajo jurisdicción militar, incluso la
Ley de la democracia N° 23.049 lo reconoce, y en el caso, sin perjuicio
de manifestar de que no advertí dicha circunstancia, en los 3 o 4 días
que tuve el Expediente en Fiscalía ...”, circunstancia que a mi entender,
carece de virtualidad exculpatoria ya que recurre a un argumento
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endeble, pretendiendo descargar la responsabilidad investigativa en la


justicia militar, lo que no justifica su conducta omisiva respecto a la
averiguación de hechos delictivos, conocidos a partir de los propios dichos
de las víctimas, en la oportunidad que fuera, habiendo restado desde su
función, entidad penal a circunstancias de tal naturaleza.
Finalmente, ROMANO pretende deslindar
responsabilidad diciendo: “…Que tampoco en esas causa nadie me
advierte sobre dichas circunstancias y había un trabajo vertiginoso,
rápido y con escaso personal como ya lo he manifestado y probado con
el informe respectivo y el escalafón de esos años en los cuales solo
teníamos dos empleados …”, expresiones que resultan frágiles frente a
los padecimientos de quienes entonces aparecían como víctimas, cuya
situación no debía ser desatendida so pretexto de la vorágine diaria de la
sede judicial, circunstancia que junto con la aludida carencia de recursos
físicos y humanos, denotó en los hechos y aún hoy, una actitud valorativa
reñida con la función, que no justifica desde mi óptica la omisión que se le
atribuye.
Caso N° 92 respecto de Aldo Roberto
Rivaletto, Carlos Astudillo y Pedro Julio Torres: del que surge que el
día 20 de octubre de 1975 a las 00:00 hs. en la zona donde se ubicaba la
empresa “Carbometal”, sita en calles Cervantes y Besares, personal de la
Seccional 30 de Chacras de Coria interceptó a tres individuos que estaban
repartiendo panfletos. Del acta que da inicio al sumario de prevención N°

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255/75, luego autos N° 35.114-E, surge que al advertir la presencia de la
fuerza pública, estos sujetos habrían extraído armas de fuego disparando
contra el móvil policial. Por estos hechos fueron detenidos Ricardo
Rodríguez, Juan Carlos Astudillo y Armando Bustamante, quien resultó
herido de bala en el enfrentamiento. Una vez detenidas las personas en
cuestión, en su declaraciones sindican a otras dos personas, Rivaletto y
Torres, como partícipes de la maniobra. Ante ello, y formados que fueran
los correspondientes procesos, durante el transcurso del año 1976 fueron
recibidos en declaración indagatoria, oportunidad en la que indicaron las
torturas y apremios de los que habrían sido víctimas (v. fs. 221/222,
286/287 y fs. 323), surgiendo de las constancias de autos y de la
documentación reservada al respecto la inexistencia de la promoción de la
investigación tendiente a determinar la veracidad de los hechos de los
que habrían resultado víctimas los nombrados.
Acerca de los hechos relatados en el párrafo
precedente, ROMANO expresó: “… Que en autos complementarios, a fs.
116 se toma declaración indagatoria a Torres, y el mismo se abstuvo de
declarar Que el acta policial de detención de los primeros individuos
nombrados consigna que varios de ellos se tirotearon con la policía en
un sumario hecho con mucho profesionalismo, que mas adelante los
testigos de actuación ratifican las actas policiales, las declaraciones por
las cuales se me atribuye no haber actuado, que son tomadas con
posterioridad donde constaría presuntas torturas, no investigadas por
mi parte, prestadas por ejemplo la de Rivaleto con un defensor
particular, obedece al viejo truco que existía en aquella época de
denunciar torturas para descalificar las declaraciones policiales y que
había sido ratificadas ante el juzgado con absoluta libertad. Uno de
ellos, Torres a fs. 323 dice que le preguntó a Astudillo por qué lo había
acusado, y dice respondiéndole que lo perdonara pero que era en razón
de haber sido “torturado muchísimo”, con lo cual esta afirmación sobre
torturas tardías que no denuncia en la primera oportunidad… Que la
invalidez probatoria de dichas declaraciones era conforme a la doctrina
y jurisprudencia de la época que en otras declaraciones he explicado,
donde la retractación debía ser probada. Esto demuestra que me estan
juzgando con anacronismo …”, de lo cual se desprende que ROMANO
continúa considerando sin relevancia penal los hechos denunciados por
quienes eran considerados como presuntos responsables de otros ilícitos
penales. Al respecto, al referirse a la oportunidad en la que formulaban la

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denuncia, concluye visionariamente que se trataba de un “viejo truco”


para desviar el curso de las investigaciones, circunstancia que, además
de no guardar relación con la conducta reprochada, no surge acreditada
de la prueba en relación a los presentes..
Caso N° 93 respecto de Ángel Bartolo Bustelo:
quien el día 03 de setiembre de 1976 fue detenido en su domicilio sito en
calle Tiburcio Benegas 1273 de Ciudad, por personal militar, no habiendo
en el expediente que se inició en relación a este hecho –As. N° 69.502-B
caratulados “Fiscal c/ Bustelo, Ángel Bartolo y Bula, Carlos s/ Av. Inf.
Art. 7 de la Ley 21.325, en su carácter de Fiscal Federal, promovido la
investigación de las presuntas torturas denunciadas por el nombrado en
oportunidad de prestar declaración indagatoria el día 23 de setiembre de
1976 en el marco de los autos aludidos y cuya copia glosa agregada a fs.
20/26 de los mismos.
En relación a ello, ROMANO sostuvo que: “…el
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caso de Bustelo lo recuerdo perfectamente, que Bustelo había sido


traído a Tribunales muy temprano y se encontraba en el pasillo con las
esposas puestas … Inmediatamente que se indagó al Dr. Bustelo se
corrió vista de la excarcelación, que fue contestado entre las 11 y las
11:50 hs, fue contestado inmediatamente sin siquiera pedir una fianza,
y el Juez el mismo día le concede la excarcelación bajo la caución de
20.000 pesos, eso e a fs. 31/32, el expediente estuvo en ese momento en
fiscalía 50 minutos, que obviamente no debe haber sido el único
expediente que debe haber habido en fiscalía y se contestó
automáticamente solo leyendo la imputación para saber si era conforme
a la calificación procedente de la excarcelación. Que durante la
indagatoria en la que Bustelo relata vejaciones y apremios, pero no
torturas que es el delito de lesa humanidad, no estuve presente porque
como dije se trataba de una imputación menor y es seguro que tenía
asuntos más importantes, desde el punto de vista jurídico, y mas
urgentes que atender … Con posterioridad se presenta un
sobreseimiento del Dr. Bustelo el cual ellos necesitaban con urgencia
para poder tramitar el levantamiento de la puesta del Poder Ejecutivo, y
así me lo transmitió el Dr. de la Vega, que de dicho sobreseimiento que
conforme al art 441 se daba previamente vista al Fiscal, se notifico el 20
de diciembre a las 8:30 horas y se contestó el 21 de diciembre a las 12
horas … Del mismo dictamen surge que al citarlo a indagatoria cito la
foja 20/22 y no la fs. 20/26 ni tampoco una declaración que presta con

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posterioridad en la penitenciaria que se encontraba, que se encuentra a
fs. 94/97 hay una segunda declaración indagatoria donde denuncia
diversos hechos que no están mencionados en mi dictamen que no ví,
ello por el apuro de satisfacer la ansiedad del abogado cuyo objetivo era
conseguir un sobreseimiento para levantar la puesta del Poder Ejecutivo
… Tampoco en mi dictamen contestando la vista del 441 cito esa
declaración posterior tomada en La Plata, por lo que pienso que dado el
apuro que tenía el Dr. De la Vega, que era muy correcto y formal, me
impidió analizar los apremios y vejaciones que denuncia el DR. Bustelo
(no torturas) y explico que ahora mi conocimiento cabal de la causa es
justamente porque la he estudiado por ser parte de esta acusación …
Todo esto aclaro, lo he analizado con posterioridad ya que en aquella
época apenas había tiempo para darle una rápida mirada a los
expedientes ya que se contaba con escaso personal y sin los elementos
modernos de esta época que permiten facilitar el trabajo…”.
Sobre el particular, advierto que ROMANO
destaca con énfasis la importancia del cumplimiento de las formalidades
exigidas por la ley así como de los plazos procesales requeridos por los
trámites en los que debía intervenir, todo por encima de los hechos graves
denunciados en las actuaciones respectivas, y con el afán de satisfacer
cuestiones administrativas o profesionales, pasando a un segundo plano
la situación personal de los denunciantes. Destaco además que ello no
guarda relación con la conducta omisiva que aquí se le atribuye y que
constituye la base de las imputaciones que se le formulan.
Por otra parte, vuelve a mencionar la carencia de
recursos físicos y humanos que padecían las dependencias a su cargo,
argumentos que ya he valorado y desestimado durante el desarrollo del
presente decisorio, conclusiones que, en honor a la brevedad procesal,
doy aquí por reproducidas.
También reitera que: “…De cualquier manera
por la época en la que ocurrieron los hechos se trataban de delitos de
competencia militar y no de competencia federal, por lo que nosotros no
podíamos citar ni siquiera a un soldado …”, cuestión que se encuentra
por demás analizada en autos, a cuyos términos me remito ´brevitatis
causae´ , y que a esta altura no resiste el menor embate analítico porque
el magistrado debía interesarse sin más en los hechos que llegaban a su
conocimiento, en la forma y en el momento que fuera, ya que ello era parte
de sus obligaciones. Esto último porque en numerosos casos los

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denunciantes no identificaban a los victimarios, entonces la competencia


de la justicia federal, hasta tanto se determinara que cabía presumir la
intervención de alguna fuerza armada, era incuestionable o bien, porque
si efectivamente surgía la incompetencia, la misma debía haberse
declarado remitiendo el sumario a la jurisdicción correspondiente, acto
que no se verificó en ninguno de los casos analizados en éste resolutivo ni
tampoco en el que glosa agregado a fs. 1180/1273. En definitiva, no se
advierte ninguna actividad útil destinada a averiguar la verdad de los
hechos, distinta al argumento simplista de la falta de competencia, lo que
en definitiva tampoco se correspondía con el sobreseimiento provisorio de
la causa, que caracterizaba este tipo de intervenciones.
Por último, ROMANO, aisladamente y desde una
óptica netamente semántica y conceptual, insiste con diferenciar los
conceptos de torturas, severidades, vejaciones y apremios ilegales,
análisis que no encuentra cabida en el contexto en el que acaecieron los
USO OFICIAL

sucesos objeto de la presente investigación, ya que las circunstancias que


rodearon a los mismos tales como las condiciones de espacio, tiempo, y
lugar, permiten caracterizarlos como torturas. Así, el fallo "Suárez Mason
y otros s/ privación ilegal de la libertad…", estableció que ya las
condiciones inhumanas de detención pueden ser consideradas un caso
tormento. En efecto, allí se ha dicho que "todo el conjunto abyecto de
condiciones de vida y muerte a que se sometiera a los cautivos, si son
analizados desde sus objetivos, efectos, grado de crueldad,
sistematicidad y conjunto, han confluido a generar el delito de
imposición de tormentos de una manera central, al menos conjunta con
la figura de la detención ilegal, y de ningún modo accesoria o tangencial
a ésta... Tales tratos están incluidos en la prohibición jurídica
internacional de la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes
y encuadran en el delito de imposición de tormentos que expresamente
castiga al funcionario que impusiere "cualquier especie de tormento"
(art. 144 ter, primer párrafo del Código Penal, según ley 14.616)".
Caso N° 94 respecto de Néstor Ortiz y
Florencia Santamaría: quienes el día 30 de abril de 1975 fueron
detenidos por personal militar en el denominado “Operativo Rastrillo”, no
habiendo el imputado ROMANO en su carácter de Fiscal Federal, en el
expediente que se inició en relación a este hecho –As. N° 34.134-B
caratulados “Fiscal c/ Ortiz, Néstor Antonio y Santamaría María
Florencia s/ Av. Inf. Art. 189 bis, 142 del C.P y Ley 20.840” promovido la

13
investigación de las presuntas torturas denunciadas por Ortiz a fs. 368
vta. en oportunidad de prestar declaración indagatoria el día 15 de
marzo de 1977 en el marco de los autos aludidos (v. fs. 366/367vta.) y de
las que habrían sido víctimas él y Santamaría durante su detención en la
Comisaría, hechos de los que habría tomado conocimiento por su
intervención en dichos autos.
Sobre el particular, ROMANO expresó que: “…con
referencia a este expediente debo decir que se trataba de dos personas
que intentaron copar el destacamento policial del Algarrobal con
violencia y haciendo uso de armas de guerra y haciendo uso de
documentación falsa, cuando son indagados a fs. 91/92, indagatorias
en las que me encuentro presente no declaran ningún tipo de apremio
ilegal, y eso ocurre el 9 de mayo de 1975, transcurre todo el expediente
produzco la acusación, y cuando se encuentra en la etapa de plenario en
marzo de 1977 cuando ya incluso había vencido el término de apertura
a prueba, denuncia Ortiz apremios ilegales que se le aplicó picana …
Con lo que además de no recordar dado el tiempo transcurrido si tuve
conocimiento de esa declaración lo que es probable que no, dada las
circunstancias de que el análisis fue realizado en la acusación acto que
se produjo ante de la declaración, tanto la sentencia del Juez de primera
Instancia como la Cámara confirman la tesis de que se trató de un
ataque terrorista y no de un simple robo como manifestaba Ortiz y
atribuía los apremios a tratar de vincularlo con actos de dicha
naturaleza y no con delitos comunes, lo más probable es que estos
supuestos apremios ilegales, denuncia que nunca me fue notificada ni
creo haber conocido, se debía a una estratagema defensiva para cambiar
la naturaleza de los actos que se le imputaban. Por otra parte, dos años
después de haber comparecido ante el Tribunal y no haber dicho nada,
además de no resultar verosímil sería de imposible demostración …”, lo
que evidencia que ROMANO, una vez más, a partir de un particular
razonamiento pretende deslindar su responsabilidad, desechando las
manifestaciones de quienes aparecían como presuntos criminales para la
Justicia Federal de la provincia de Mendoza, desoyendo los hechos que
eran denunciados así como la entidad de los mismos.
Al mismo tiempo, ROMANO vuelve a destacar la
ocasión en la que se denunciaban las presuntas torturas padecidas por
las víctimas, haciendo alusión posteriormente a la dificultad de probar
hechos de esta índole a raíz del tiempo transcurrido desde los

14
Poder Judicial de la Nación

acontecimientos hasta la formulación de la denuncia respectiva. En mi


opinión, con respecto a la primera de las afirmaciones, tal situación ni
jurídica ni fácticamente puede resultar óbice para una investigación, y
con respecto a la segunda, siendo su obligación de medios, se le reprocha
no haber extremado el uso de los mecanismos legales existentes que se
encontraban dentro de la órbita de su competencia, independientemente
de los resultados que pudieran alcanzarse, concluyendo que lo que es
seguro es que nada iba a obtenerse desde la inacción que en esta causa
se le cuestiona al imputado.
Caso N° 96 respecto de Roberto Gaitán, Edith
Arito y Alberto José Escafatti: del que surge que los dos primeros
fueron detenidos en Averiguación Infracción a la Ley 20.840, para fecha
27 de abril de 1976 en su domicilio de calle Zapiola 357 de Dorrego,
Guaymallén, Mendoza, mientras que Escafatti habría sido detenido el día
17 de abril de 1976, trasladados luego al D-2 donde habrían sido
USO OFICIAL

interrogados bajo torturas, denunciando estos hechos al ser indagados


en el marco de los As. N° 36.664-B caratulados “Fiscal s/ Av. Inf. Ley
20.840” a fs. 78/80 (Arito), fs. 87/89 (Escafatti) y fs. 90/91 (Gaitán),
circunstancias en las cuales habría tomado conocimiento de los hechos
denunciados en ocasión de expedirse acerca de la situación legal de los
mismos conforme surge de fs. 93 vta./95 oportunidad en la que, en su
calidad de Fiscal Federal, desestimó las torturas denunciadas en sede
judicial por los nombrados dando crédito a las declaraciones anteriores,
no disponiendo medida alguna a los fines de investigar los ilícitos
denunciados.
Acerca de los hechos precedentes, ROMANO
indicó que: “…con referencia a las tres presuntas víctimas es de acotar
que Escafatti declara en una primer oportunidad ante el Sr. Juez
Federal a fs. 40 y se abstiene de declarar no manifestando no haber
sufrido ningún tipo de apremio con la presencia de su abogado Defensor
que era el Dr. Guillermo Fernández Cheritti que fue miembro de la Corte
de Mendoza, declaración que fue en fecha 17/9/76. Que ese mismo día
declara otro coimputado ampliamente y tampoco denuncia torturas o
apremios ilegales, solo dice que le habían puesto una venda de goma
sobre los ojos … Con referencia a Edith Arito refiere que firma una
declaración cuatro meses después de detenida en el Casino de
Suboficiales y dice que la firmo porque temía sufrir apremios ilegales
como los que había sufrido antes en la policía … De cualquier manera

15
cuando yo dictamino solicitando el procesamiento hago un análisis
basado en la jurisprudencia de la época, que podrá o no estar
equivocado pero que era el que se ajustaba a los cánones
jurisprudenciales, donde se consideraba a la declaración ante la
autoridad policial como un indicio y en el caso de Gaitán parece ser que
había declarado ante la autoridad militar, con posterioridad a lo
declarado ante la autoridad policial, y tampoco había denunciado
apremios ilegales … en aquella época no se dudaba del accionar policial
ni militar, fenómeno que fue descubierto con mucha posterioridad …
Esto vuelve a confirmar la falta total de alguna inclinación contraria a
las personas procesadas por la Ley 20.840 y similares, y si bien mi
conducta fuera de acusar es de aclarar que ello no obedecía a ninguna
intencionalidad ulterior que no fuera la de cumplir con mis funciones y
las instrucciones del Procurador General de la Nación que se han ido
reiterando desde el Dr. Guastavino por todos los procuradores
Generales hasta la actualidad, incluso el propio Dr. Esteban Righi, de
que en caso de duda o que existiera una posición jurídica que
mantuviera viva la acción deberíamos preferirla a la que tiende su
extinción, en definitiva se trataba de cumplir la función de excitar la
jurisdicción…”.
Al respecto, podemos sostener que ROMANO
mantiene la coherencia de su descargo en cuanto, sin asidero, desde mi
óptica vuelve a hacer alusión al momento en que se efectuaba la denuncia
de los tormentos presuntamente padecidos, así como también al concepto
de lo que debe entenderse por “torturas”, considerando en este último
caso como algo con escasa trascendencia, la circunstancia de que a
alguien sólo le hayan colocado “una venda de goma en los ojos”, al
momento de ser interrogado en sede policial, remitiéndome en cuanto a
ello a lo expresado en los párrafos precedentes.
Asimismo, cuando ROMANO hace alusión a la
jurisprudencia de la época, en cuanto a que debían tomarse como indicios
las declaraciones prestadas en sede policial, es dable destacar que
pretende justificarse sin éxito, sosteniendo que ajustó su proceder a las
normas legales vigentes en la época. Ante todo, porque como ya lo
afirmara ´supra´, ello no guarda relación con la conducta omisiva que aquí
se le reprocha y después, porque ningún precedente judicial puede tornar
procedente que se infiera que una investigación de hechos de tanta
magnitud, debía ceder o dejarse de lado frente a un indicio que, en ese

16
Poder Judicial de la Nación

caso, devenía intrascendente respecto a la cuestión que resultaba


primordial.
Continuando con la delación de marras, cuando
ROMANO afirma que en aquellos años no dudaban del accionar militar ni
policial, ello no hace más que poner en evidencia una actitud tolerante con
el régimen de facto que imperaba en la República, ya que él, desde su
función, no podía desconocer el accionar que estaban llevando a cabo las
fuerzas militares y de seguridad, no sólo por los hechos notorios que
sucedían a diario, sino fundamentalmente a raíz del cúmulo de denuncias
que, tanto las víctimas como sus familiares, formulaban en la Justicia
Federal. En definitiva, esa confianza desmedida que el sindicado
manifiesta haber tenido en la fuerza policial, sumado a la actitud pasiva
asumida desde su función, desde la que debía velar por la integridad de
los derechos de los justiciables, repercutió en un estado de absoluta
indefensión de las víctimas frente al omnímodo aparato represor. El
USO OFICIAL

alegado desconocimiento del plan sistemático orquestado por la junta


militar, de ser así tampoco resulta justificación suficiente frente a lo
expuesto ´ut supra´.
Por último, ROMANO pretende demostrar un
desempeño funcional celoso y responsable de su parte, arraigado en el
derecho entonces vigente y, comprometido con las instrucciones que en
pos de una eficiente administración de justicia le habrían impartido desde
la Procuración General de la Nación, fundamentalmente con respecto a las
averiguaciones a las infracciones de la Ley Nacional N° 20.840. No
obstante ello, analizadas las constancias de autos, indefectiblemente se
advierte que no ocurría lo mismo en otros casos con matices diferentes,
donde el accionar denunciado provenía de las fuerzas armadas o de
seguridad.
Caso N° 98 respecto de Carlos Eduardo
Cangemi Coliguante: quien el día 11 de noviembre de 1975 fue
detenido cuando se encontraba en la calle Independencia del
departamento de Las Heras por personal dependiente del cuerpo
motorizado de la Policía de Mendoza, no habiendo ROMANO en su
carácter de Fiscal Federal, en el expediente que se inició en relación a
este hecho –As. N° 68.431-D caratulados “Fiscal c/ Cangemi Coliguante
Carlos Eduardo s/ Av. Inf. Ley 20.840”, promovido la investigación de las
presuntas torturas denunciadas por el nombrado en oportunidad de
prestar declaración indagatoria el día 15 de junio de 1976 en el marco de

17
los autos aludidos, acto materializado a fs. 52/53 vta., y de lo cual
habría tomado conocimiento conforme surge de la documentación
respectiva.
En sentido similar, ROMANO expresó sobre este
caso concreto que: “…este caso es otro de los casos similares a los
anteriores en cuanto a todas las circunstancia concurrentes. En una
primera declaración a fs. 13 Cangemi no dice absolutamente nada de
ningún apremio sufrido y no había motivos para sospechar que hubiera
sido apremiado en la policía … tampoco surge del resumen policial la
existencia de otros coimputados o cómplices que hubiese a lo mejor
justificado un castigo para que diera el nombre de otros implicados …
Que con posterioridad se encuentra la declaración indagatoria objetada
en la cual el suscripto no participa, y en la cual Cangemi afirma que fue
objeto de malos tratos especialmente de picana quedando cicatrices en
el cuerpo y solicita que se le haga un examen psicofísico integral y que
debiendo informar el resultado del mismo a la brevedad posible,
haciendo constar si existen señales de haber sufrido castigos corporales,
y que en la policía reconoció todo lo que le preguntaban ya que no podía
soportar los apremios de que era objeto … No advertí como fiscal que el
Juez que se encontraba en la audiencia no proveyó dicha
circunstancias, el Juez dicta la prisión preventiva y que quien acusa es
un procurador Fiscal Ad Hoc el Dr. Eduardo López. Yo no estaba en la
audiencia, no lo he leído sino hubiese pedido que saquen el oficio …
todo ello se encontraba bajo jurisdicción militar por lo que el suscripto
carecía de facultades investigativas y solo podía como funcionario
público formular la denuncia a la cual como en el caso anterior y en
todos los demás casos, estaban obligados todos los funcionarios
públicos actuantes en el expediente, en este caso incluso conjueces que
actuaron y nadie formuló dicha denuncia lo cual en el caso que hubiera
existido dolo cosa que desde ya descarto, sería un delito común y no un
delito de lesa humanidad que el estatuto de Roma ha contemplado para
casos graves, de delitos graves cometidos contra un grupo de personas
en forma indiscriminada y por autores que deben conocer dichas
circunstancias. La sistematicidad que se me atribuye tanto por el Sr.
Fiscal como por el Sr. Juez es un concepto carente de juridicidad y que
no demuestra el conocimiento de un plan que ellos mismos reconocen
que era clandestino y secreto y que ha sido reconocido ese carácter por
el fallo 13 citado por la Corte …”.

18
Poder Judicial de la Nación

En relación a ello, ROMANO hizo hincapié


nuevamente en el momento en que fueron denunciados los tormentos
padecidos, argumento endeble que ya he valorado reiteradamente
durante el desarrollo del presente decisorio, aunque agrega no haber
advertido en su carácter de fiscal federal que no se le realizaron al
imputado los exámenes médicos solicitados en la audiencia a fin de
constatar los vestigios existentes, lo que a mi entender, más allá de la
intención del descargo, a la luz de la prueba acumulada en autos tal
aspecto no puede valorarse como una conducta aislada, sino como una
actitud disvaliosa asumida frente a la generalidad de los casos aquí
analizados.
Por lo demás, sobre el conocimiento de ROMANO
respecto a la existencia del plan represivo ejecutado por quienes
detentaban el poder central, estimo correcto sostener que si bien es
probable que la magnitud de lo que estaba sucediendo no fuera conocida
USO OFICIAL

como tal en aquella época, ello no podía resultar óbice para que los
actores del sistema judicial promovieran la investigación de los ilícitos que
denunciaban las víctimas o terceros por ellas, porque dicha obligación
surgía directamente de la ley, sin perjuicio que por la función que
desempeñaba el nombrado, carece de entidad el pretendido
desconocimiento de la realidad, alegado por el imputado.
Caso N° 101 respecto de Luz Amanda
Faingold: quien fue detenida para fecha 29 de agosto de 1975 y alojada
en el Departamento de Informaciones de la Policía de Mendoza (D-2), no
habiendo, en su carácter de Fiscal Federal, promovido la investigación de
las presuntas torturas que habría sufrido la entonces menor de 17 años
de edad Luz Amanda Faingold, y que surgirían de su declaración en
sede policial y obrantes a fs. 137 y vta. de los autos N° 34.281-B
caratulados “Fiscal c/ Mochi Prudencio p/ Av. Inf. Art. 189 bis C.P. y
Ley 20.840” y de la declaración indagatoria de León Glogoswski
obrante a fs. 228 de dichos autos.
Así, cuando ROMANO declaró sobre los hechos
detallados supra, manifestó que: “…en el expediente de Luz Faingold,
que es el de Mochi, se puede observar que en dicha causa se tomaron
las declaraciones indagatorias en formas simultaneas … para ello se
utilizaba las cuatro dependencias, dos de las secretarías B y dos de las
Secretaría A, ambas secretarías penales. Por lo tanto los dos
magistrados que actuábamos, el Dr. Luis Miret y yo, nos trasladábamos

19
de una dependencia a otra tratando en lo posible de controlar las
declaraciones y de dirigirlas. La declaración de Luz Faingold se había
tomado el día anterior y comenzó de acuerdo al acta a las 11:30 hs, Luz
Faingold fue asistida por su abogado defensor … se encontraba el Dr.
Miret, el secretario Dr. Guiñazu, y el acta esta firmada tanto por la
mamá como por el padre de Luz Faingold, aquí cuando declara ratifica
la declaración policial y no dice nada de una supuesta violación, más
cuando terminó la audiencia firmé y me retiré rápidamente a la fiscalía
… cuando voy saliendo me para Juan Carlos Blasco, que era una
persona de bien y muy estricta y me comenta, porque él también sabía
que yo era estricto, que alguien estaba diciendo ahí que la había violado.
Yo en ese momento estaba en la puerta de la secretaría, a unos cuatro
metros de donde estaba la chica declarando, entonces me volví y le dije
a la chica que le quería hacer una pregunta que ingresaba en el terreno
de la intimidad, si quería se la formulaba delante de los padres
presentes ahí o si era de su conveniencia hacíamos salir a los padres. La
chica me dijo que no hiciera salir a los padres y le pregunté si durante
su estadía en la policía había sido violada, y ella me dijo que no. El acta
estaba terminada, porque ya estaba firmada por todos y yo me estaba y
como dijo que no, y era una pregunta muy personal, o porque el
secretario Guiñazu era nuevo, no reabrió el acta y dejó constancia de mi
pregunta. Hay que tener en cuenta, que estábamos bajo un gobierno
constitucional, y en ese momento no se sospechaba de que la policía de
mendoza, que era considerada una de las mejores del país y fuera del
país, pudiese cometer este tipo de hechos. Lamentablemente ello no
quedó registrado… Glogoswski declara después y efectivamente dice que
la escuchó gritar algo así como no me ultrajen, que a gritos reclamaba
que no la ultrajaran, que sola podría haber sido de importancia, pero
frente a la manifestación concreta del mismo día de la Srta. Faingold en
sentido distinto, o si no se cree en la versión que estoy dando, frente a
su declaración que no dijo nada, pierde virtualidad…”, a partir de lo
cual, una vez más se advierte que la actitud del sindicado fue
notoriamente esquiva, eludiendo con sus decisiones los lineamientos de la
legislación procesal vigente, en cuanto debía extremar los mecanismos
legales de investigación para obtener la información necesaria que
permitiera dilucidar si una persona menor de edad había resultado
víctima de un delito, y no limitarse a cuestiones formales que en ningún
caso arrojaron resultados concretos.

20
Poder Judicial de la Nación

Caso respecto a la menor Rebeca Celina


Manrique Terrera: del cual surge que en su carácter de Fiscal ante la
Excma. Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, omitió promover la
persecución y represión de los responsables penales del secuestro de la
menor Rebeca Celina Manrique Terrera, al consentir la resolución dictada
en contrario a la ley que expresamente fuera invocada por los jueces de la
Cámara mencionada, que disponía el archivo de las actuaciones nro.
49167-M-2566, donde se investigaba el secuestro de la menor Rebeca
Celina Manrique Terrera, ello por haberse vencido los plazos previstos
por la leyes 23492 y 23521 y no haberse ordenado la citación a prestar
declaración indagatoria de persona alguna en relación a los hechos
denunciados, cuando, conforme las disposiciones de las leyes 23492 art.
5to y 23521 , artículo 2do., estaban exceptuados de tales normativas los
presuntos delitos referidos a “la sustitución de estado civil y de
sustracción y ocultación de menores” y “violación, sustracción y
USO OFICIAL

ocultación de menores o sustitución de su estado civil y apropiación


extorsiva de inmuebles” respectivamente, lo que impidió que se
continuara investigando lo sucedido con Rebeca Celina Manrique Terrera.
En la ocasión, ROMANO argumentó, entre otras
cosas, lo siguiente: “…en el caso de la desaparición yo pedí el
sobreseimiento provisorio de la causa porque no surgía el hecho
probado en el sumario que era la desaparición del matrimonio Manrique
Terrera y de su hija Rebeca, ello porque creo recordar que el papá de
uno de los cónyuges había declarado que con posterioridad había
recibido una carta desde otro país, no recuerdo bien, porque 20 días
después de la fecha, me imagino que de la fecha de desaparición recibía
una carta que venía de Buenos Aires de puño y letra de su hija Noemí
que decía que estaban bien que pronto regresaría, aclaro que la carta
fue destruida por el mismo por temor y miedo a represalias que se vivían
en el país … Luego se dictó la ley de punto final y obediencia debida, la
Cámara lo encuadró en la misma y me notificó y seguramente no advertí
que estaba abierta, según mi dictamen la investigación de la
desaparición de una menor, no advertí la existencia de la menor en el
expediente … Que se trata sin ninguna duda la decisión de la Cámara
archivando el expediente, de un error judicial porque yo no creo que ni
el Dr. Mestre ni el Dr.. Miret que firma la resolución hayan tenido algún
interés en perjudicar a los padres de la niña Terrera y de beneficiar a los
supuestos apropiadores … Yo no hice ninguna observación, primero

21
porque seguro que no me di cuenta pero además el archivo de la causa
no es incompatible con el sobreseimiento provisorio que había pedido
porque ambos causa el mismo efecto, ya que al declarar la ley la
imprescriptibilidad de dicho delito respecto de la menor nunca el
provisorio se hubiera transformado en definitivo y por lo tanto carecía de
toda virtualidad jurídica ...”.
Así las cosas, con respecto a la imputación por la
que Otilio ROMANO prestó declaración indagatoria, esto es, haber omitido
investigar la presunta desaparición de Rebeca Celina Manrique Terrera,
debo expresar que esa sola circunstancia no implica la configuración del
tipo penal que estamos analizando, más allá de que oportunamente se
considerara que existían elementos para sustentar una imputación.
Es que, si bien en base a los elementos de juicio
obrantes en autos podemos sostener que se dan los elementos objetivos
del tipo, distinto es lo que sucede con el aspecto subjetivo, en cuanto el
autor del delito en cuestión debe conocer la existencia o la posibilidad de
existencia de un delito y omitir investigar a sabiendas de ello, extremo
que, a mi entender, hasta aquí no es posible considerar acreditado
respecto del imputado.
Concretamente, entiendo que es probable, tal
como se desprende del descargo del imputado, que teniendo en cuenta las
circunstancias objetivas en las que no se cuestionó la mentada resolución,
no se hayan advertido los pormenores de este caso concreto,
presumiblemente sin ánimo delictivo, por lo que hasta aquí resulta creíble
su descargo.
En este sentido, sostuve antes que en el análisis
de esta figura legal debe, respetarse la posibilidad de equivocarse que les
cabe a los magistrados.
En definitiva, en este estado del proceso no
resulta viable estimar acreditada la malicia o mala fe requerida por el
derecho penal, ni tampoco que el accionar del imputado haya atentado
contra la administración de justicia apartándose de las garantías
otorgadas por la Constitución Nacional, afectando de esta manera el
correcto ejercicio de la potestad jurisdiccional.
A su vez, si bien debemos tener en cuenta que la
infracción legal atribuida a ROMANO fue cometida en el mes de setiembre
del año 1987, cuando ya imperaba el estado de derecho, en mi opinión la
conducta ilícita enrostrada puede ser perseguida porque nos encontramos

22
Poder Judicial de la Nación

ante un presunto ilícito conexo a un delito de lesa humanidad, y por lo


tanto alcanzado también por la imprescriptibilidad de las acciones
penales, aunque la distancia temporal entre el lapso comprendido entre
los años 1975/1983 y el hecho que estamos analizando, permite excluir
el carácter sistemático que se verifica en los demás hechos atribuidos en
autos. En síntesis, es dable sostener que se trataría de un hecho aislado
del conjunto que conforman la base de la presunta culpabilidad del
enrostrado.
Así las cosas, entiendo que corresponde declarar
la inexistencia de méritos suficientes para ordenar el procesamiento ni
tampoco el sobreseimiento de Otilio ROMANO por la presunta comisión del
ilícito previsto por el art. 274 del Código Penal, en relación al caso que
involucraba la situación de la menor Manrique Terrera, por el que fuera
oportunamente indagado.(art. 309 del C.P.P.N.)
Caso N° 4 acerca de la ampliación de imputación
USO OFICIAL

respecto de Rodolfo Daniel Moriña, Olga Julia Yung y la hermana


de Luis Rodolfo Moriña: en relación a la presunta omisión de investigar,
en su carácter de Fiscal Federal, el allanamiento del domicilio sito en calle
Santiago del Estero n° 851 de la Ciudad de Mendoza, cuando en la en la
madrugada del 22 de noviembre de 1975, siendo aproximadamente las
03:00 horas, el causante Luis Rodolfo Moriña fuera secuestrado por un
grupo de unas catorce personas armadas que vestían uniforme de
policías, quienes habrían ingresado al lugar ocasionando daños en la
puerta de ingreso ocasión en la que además habrían privado
ilegítimamente de la libertad a Rodolfo Daniel Moriña, Olga Julia Yung y
la hermana de Luis Rodolfo Moriña, a quienes habrían encerrado en un
baño de la vivienda, conforme surge de los autos nro. 68492-D,
caratulados “Habeas Corpus a favor de Luis Rodolfo Moriña” y autos
68517-D caratulados: “F. c/ Autores Desconocidos s/ Av. Inf. art. 142
bis C.P.”.
Finalmente, en relación a este caso puntual,
ROMANO afirmó lo siguiente: “…con respecto a Luis Rodolfo Moriña
68.517-D por Infracción al art. 142 bis del Código Penal se determina a mi
pedido que el Sr. Moriña había sido detenido a disposición del Poder
Ejecutivo Nacional 68.492-D “Habeas Corpus en F/ de Luis R Moriña”,
por tal razón no se trataba de un secuestro sino de una detención a
disposición del Poder Ejecutivo por lo que solicite el sobreseimiento
definitivo al Sr. Juez, el que accedió al mismo … En cuanto al delito de

23
allanamiento de morada y que encierra a los padres y hermanos en el
baño según autos 68492/A y en los que se consigna dicha circunstancia,
fue suscripto por el Ingeniero Ernesto José Moriña quien no se encontraba
en el lugar, y no lo formula como denuncia. En cambio en la denuncia
formal que hace Rodolfo Daniel Moriña, padre del desaparecido Luis
Rodolfo Moriña y de su hermano Ingeniero Ernesto J Moriña que no
estaba en el lugar, no dice absolutamente nada de todos estos hechos…
De cualquier manera ninguno de estos delitos que me han atribuido y que
no son tales y de los cuales no era competente se encuentran descripto en
el art. 7 del Estatuto de Roma ni son comprendidos por el inc. K de dicho
estatuto… es así que no hay una sola prueba en todo el expediente que yo
conociera la existencia del plan de exterminio… Además yo no era
competente para intervenir por lo que yo no podía aportar ningún tipo de
tranquilidad a los ejecutares del plan, porque no podía intervenir, esta
afirmación basta para haber dictado el sobreseimiento definitivo por
prescripción porque el art. 7 de Estatuto de Roma establece en su inc. 1ro:
“que a los efectos de presente estatuto se entenderá por crimen de lesa
humanidad, cualquiera de los actos siguientes cuando se comentan como
parte de un ataque generalizado o sistemáticos” (léxico este último
utilizado por el Requerimiento Fiscal, citación a indagatoria y auto de
procesamiento, según yo lo afirmo) contra una población civil y con
conocimiento de dicho ataque. Por lo que el propio juez reconoce que no se
ha demostrado que yo supiera de dicho ataque sistemático y es así que
todos los Tribunales del país reconocen que todo esto fue clandestino…”.
De inicio, se advierte que ROMANO comienza su
declaración haciendo alusión a la privación de la libertad padecida por
Rodolfo Moriña, hecho por el cual ya fue procesado, por lo que habré de
remitirme a lo allí expuesto, sin dejar de mencionar que el decisorio en
cuestión se encuentra en crisis.
No obstante lo anterior, afirmó luego el imputado
que el presunto ilícito no fue denunciado por quienes habrían sido
víctimas de ello, argumento que lejos de justificar su conducta omisiva,
demuestra en principio la actitud reticente de una persona que en su
carácter de funcionario público, faltando a la obligación de su cargo,
omitió sistemáticamente promover la persecución y represión de los
delitos que tomaba conocimiento como así la identificación de los
presuntos responsables de ello.

24
Poder Judicial de la Nación

Finalmente, ROMANO intenta excusarse


repitiendo una vez más nociones acotadas de lo que entiende por ´Lesa
Humanidad´, ´clandestinidad´ y´ competencia´, conceptos que a esta
altura ya han sido despejados durante el desarrollo del presente
decisorio, los que en honor a la brevedad procesal, doy aquí por
reproducidos.
En consecuencia, los criterios que se han
expuesto en forma precedente así como la valoración de las constancias
de autos y la prueba incorporada en debida forma, constituyen el
fundamento según el cual corresponde confirmar el grado de sospecha
inicial acerca del imputado Otilio Ireneo Roque ROMANO, ordenando su
PROCESAMIENTO conforme a las previsiones del art. 306 de la ley de
forma por 17 hechos que surgen de los casos identificados con los Nros.
91, 92, 93, 94, 96, 98, 101 y 4, con respecto a los que fuera indagado
haciendo uso de su derecho de defensa material, con excepción del hecho
USO OFICIAL

referido a la desaparición de la menor Rebeca Celina Manrique Terrera,


por lo que entiendo adecuado exclusivamente en cuanto a este último,
dictar la falta de mérito a su favor, conforme a términos del art. 309 del
C.P.P.N.
Finalmente y en torno al procesamiento, cabe
destacar que es una declaración jurisdiccional de la presunta
culpabilidad del imputado como partícipe del delito verificado
concretamente. (VELEZ MARICONDE, “Estudios de Derecho procesal
Penal”).
En efecto, “...si bien significa un avance en
orden al conocimiento de la imputación, no requiere certidumbre
apodíctica por parte del juez acerca de los extremos requeridos para
decretarlo. Basta con la sola probabilidad...”. ( D’ Albora, Francisco,
Código Procesal Penal, Ley 23.984, Anotado, Comentado y Concordado,
pág.295). En virtud del mismo, la imputación se estabiliza respecto de
determinada persona y atiende a fijar el suceso sobre el que posiblemente
versará la etapa contradictoria. De esta suerte encamina la actividad del
imputado o de su defensor, pues sirve de advertencia para acotar la
prueba de descargo en cuanto atañe exclusivamente a dicho episodio.
(Conf.:Claría Olmedo, Tratado de Derecho Procesal Penal de la Nación,
pág. 351 y sgtes).
Finalmente y en torno a la falta de mérito,
comparto que “...consiste en un pronunciamiento intermedio, de alcance

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dubitativo, entre el procesamiento y el sobreseimiento... es decir que
procede cuando el Juez tiene dudas…” (EDWARDS, Carlos, “Régimen del
C.P.P.N. Ley 23.984” 1994, Editorial Astrea, pág. 268). “…La falta de
mérito es una situación intermedia entre el sobreseimiento definitivo y el
procesamiento. Se trata de una resolución sobre el mérito inicial de la
imputación que se inclina por una conclusión no afirmativa de su
existencia o inexistencia; por ende no es conclusiva del proceso. Cuando
los elementos de juicio no autorizan el auto del procesamiento y ,a la
vez, tampoco tienen entidad para descartar la existencia del hecho, su
carácter delictuoso o la responsabilidad del imputado –lo que haría
procedente su sobreseimiento- el juez debe disponer la falta de
mérito…”( DÁLBORA, Francisco J., “Código Procesal Penal de la Nación”,
pág. 297).
Por todo lo expuesto,
RESUELVO:
1) ORDENAR el PROCESAMIENTO de Otilio
Ireneo Roque ROMANO RUIZ –ap. materno-, argentino, nacido en
Mendoza para fecha 03-04-1943, hijo de Nicolás (f) y de Hipólita (f), L.E.
N° 6.903.481, casado, alfabeto, juez de cámara, domiciliado en calle
Necochea N° 473, 7mo piso, Depto 1, Ciudad, Mendoza, por estimarlo
‘prima facie’ penalmente responsable de la presunta infracción al art. 144
bis inc. 1ro., 151 y 274 del Código Penal actualmente vigente y al art. 144
ter inc. 2 del Código Penal (texto según ley 14.616), en calidad de
partícipe secundario (art. 46 del C. Penal), por 17 hechos, en concurso
real (art. 55 del C. Penal), por la presunta omisión sistemática y
prolongada en el tiempo, de promover la persecución y represión de los
delitos que habría tomado conocimiento durante su desempeño como
fiscal federal según las particularidades de cada caso concreto, en los
hechos que habrían cometido miembros de las fuerzas armadas y de
seguridad afectados a la lucha contra la subversión entre los años
1975/1983, en base a las circunstancias fácticas detalladas en cada
caso en particular, facilitando de tal modo, la impunidad de los
responsables de dicho plan y la continuidad del mismo, en las presuntas
torturas, que surgen de los casos identificados con los números 91, 92,
93, 94, 96, 98, 101 y 4, este último sólo con respecto al presunto
allanamiento sin orden del domicilio de Moriña y a la presunta
privación ilegítima de la libertad de las personas que se encontraban
en el lugar el día de los sucesos acontecidos, de acuerdo al dictamen

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Poder Judicial de la Nación

fiscal obrante a fs. 149/321 vta. con los alcances de las imputaciones
dispuestas por el suscripto en autos.
2) Declarar la inexistencia de méritos
suficientes para ordenar el procesamiento ni tampoco el
sobreseimiento de Otilio Ireneo Roque ROMANO, RUIZ -ap. materno-
únicamente por 1 hecho que surge del caso respecto de la menor Rebeca
Celina Manrique Terrera, por el que fuera imputado, ‘prima facie’
calificado como presunta infracción al art. 272 del Código Penal
actualmente vigente, de conformidad con lo establecido por el art. 309 del
C.P.P.N.
3) En cuanto al EMBARGO a trabar en relación al
procesado, estése a lo dispuesto en el resolutivo que glosa agregado a fs.
1180/1273 de esta causa.
4) REMITIR COPIA CERTIFICADA del presente
decisorio a la Excma. Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza como
USO OFICIAL

así también al Honorable Consejo de la Magistratura dependiente del


Poder Judicial de la Nación.
5) Firme que sea la presente, dése cumplimiento
con lo dispuesto por la ley 22.117.-
CÓPIESE, NOTIFIQUESE, OFICIESE y CUMPLASE

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