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El marco histórico

Desde un punto de vista histórico analizaremos que la muerte violenta de Jesús


estaba ya implícita en su vida público precedente.

La muerte violenta de Jesús fue el resultado de la reacción hostil que provocó su


proyecto religioso en sus contemporáneos. Los objetivos y los medios propuestos
por su mensaje, asi como la enorme pretensión de autoridad propia que contenía,
despertaron la oposición de las autoridades judias que le condenaron como
blasfemo. Al final, la sentencia a muerte por sedicioso pronunciada por la
autoridad civil le golpeó como un trágico fracaso.

El itinerario de un fracaso.

Según los Evangelios Sinópticos, la mayor parte del ministerio público de Jesús se
desarrolló en Galilea, la parte norte de la Palestina judía. Por aquellas tierras, su
predicación despertó inicialmente el entusiasmo popular, pero pronto se puso
también de manifiesto la ambigüedad de tal éxito y se hizo presente la
incomprensión y la resistencia al mensaje de Jesús. Los Evangelios nos hacen
asistir al desfile de grupos sociales varios y describen sus reacciones ante Jesús,
que se expresan con una sola palabra: la decepción. Basta con una simple
enumeración de estas reacciones (intenta verificarlas en tu Biblia) para
comprender lo sucedido. Jesús pretendía establecer un Reinado de Dios.

-sin utilidades materiales, con lo que decepciona a las masas populares (Mc 9,
19);

-sin ventajas domésticas, con lo que decepciona a sus familiares (3,20 s. 31 -35);

-sin favoritismos ni «trafico de influencias», con lo que decepciona a sus paisanos


y a sus discípulos (6, 3; 10,35-40);

-sin señales espectaculares, con lo que decepciona a los fariseos (8, 11-13);

-sin Ley ni sabiduría, con lo que decepciona a los doctores y escribas (2,6 s.
16.18.24; cf. Mt 11,25);

-sin Templo, con lo que decepciona a los sacerdotes y saduceos (11,18); (27-33);

-sin dinero, con lo que decepciona a los rizos y poderosos (10,17-27);

- sin alianzas con el poder, con lo que decepciona a Herodes (Lc 13, 31-33; 23,
11);

-sin ira vengativa y sin violencia armada, con lo que decepciona a los zelotes (Mt
26,52; Lc 4,19; 9, 51-56);
- sin privilegios raciales, con lo que decepciona a los judíos (Mt 8,10-12);

-con un estilo paciente, humilde y servicial, con lo que decepciona a sus mismos
discípulos (Mc 8, 31-33; 9, 33-37).

Las causas del fracaso.

La enumeración precedente puede parecer larga, pero es necesaria para


comprender por qué Jesús chocó con el medio socio-religioso en que vivía. Los
textos evangélicos nos permiten fisgar a varias conclusiones:

-Primera: la libertad de Jesus.

Jesús mantuvo en todo momento una soberana libertad ante todos los

grupos y estamentos sociales de su tiempo. Únicamente mostro preferencia por


los marginados: pobres, ignorantes, pecadores. extranjeros.

Y esta independencia fue para Jesús la condición indispensable que le permitió su


actitud crítica frente a todos,

-Secunda: el escándalo ante Jesús.

~Al mensaje y a la persona de Jesús los rodea una incomprensión general desde
el principio de su ministerio, que muy pronto se convierte en escándalo. templos
de esta incomprensión son pasajes como Mt 17,17; Mc 8, 31-33; Lc 9,45. El
escándalo, que Jesús denuncia con frecuencia, consiste en la decepción que
experimentaron sus contemporáneos al comprobar que la oferta religiosa de Jesús
no coincidía en absoluto con sus espectativas (Mt 11,6;13,57; 26,31).

-Tercera: indefensión y rechazo de Jesús.

La lógica consecuencia de todo lo anterior es que Jesús se encuentra en una


soledad creciente. No puede contar con nadie para su defensa.

Unos (los poderosos) no quisieron hacerlo porque Jesús no les pertenecia; otros
(los marginados) no pudieron hacerlo porque Carecían de medios. Así, el
escándalo ante Jesús se agudizó precipitadamente hasta llegar al rechazo frontal
y a su martirio. A este respecto son muy significativos los frecuentes intentos de
acabar con la vida de Jesús ya durante su vida pública (Lc 4, 28-30; Jn 8,59; 10,
31, 39).

El mensaje religioso de Jesús presentaba una novedad tan absoluta y unas


exigencias tan radicales, que desautorizó las concepciones de sus
contemporáneos y amenazó sus sistemas de seguridad, por lo que decidieron
eliminarle apelando a la legalidad vigente.
Los procesos judiciales seguidos contra Jesús

El proceso religioso y la condena por blasfemia.

Los verdaderos motivos de la muerte de Jesús se produjeron en el campo


religioso y fueron el resultado de su enfrentamiento con el judaísmo oficial. Su
pretensión le hizo persona non grata para el Sanedrin, el tribunal supremo judío, y
fue tachado de blasfemo. Ahora bien, ¿en qué consistió propiamente la blasfemia
de Jesús? Se han barajado tres hipótesis como respuesta a esta pregunta:

Haberse declarado Jesús Mesias e Hijo de Dios bendito (Mt 26, 63-66).

Aunque esta declaración-Hijo de Dios y Mesías-podia ser interpretada de forma


ortodoxa en el judaísmo, los evangelistas que lo narran vincularon a ella la
sentencia por blasfemia y la condena a muerte por parte del Sanedrin; señal de
que entendieron esa declaración de Jesús en sentido no aceptable por la tradición
judía: Jesús se habría apropiado de una dignidad mesiánica que no le
Correspondía e incluso se atribuia un carácter divino. siendo hombre.

Haber cometido desacato al santo tribunal del Sanedrin.

El silencio de Jesús en el tribunal, que acentúa con fuerza el Evangelio de Marcos


(14,60 ss), vendría a significar que, callandose, Jesús se negaba a colaborar con
un tribunal religioso que actuaba en nombre de Dios.

Este comportamiento pudo ser para los miembros del tribunal un claro exponente
de la arrogancia de Jesús: pretender estar revestido de una autoridad
sobrehumana en virtud de la cual él solo seria el juez legitimo de su propia causa
o remitirse a la propia autoridad divina por encima de la legítima institución
humana que la representaba. En cualquier caso, Jesús aparecía incurso en el
delito de desacato a un tribunal sagrado, castigado, según Dt 17, 12-13, con la
pena de muerte.

La heterodoxia de las palabras y actuaciones de Jesús.

A los ojos de las autoridades judías, Jesús se había apartado de la religión of icial
de Israel en puntos esenciales: la Ley, el Templo y su misma comprensión del
Reinado de Dios. Sin letras ni delegacion oficial alguna, por ser un laico, se había
atrevido a contradecir a los intérpretes legítimos de la tradición religiosa de Israel y
de los representantes de Dios en la tierra: los sacerdotes, los letrados, etc. Todo
esto era suficiente para considerarlo blasfemo, faiso profeta y embaucador del
pueblo.

El proceso civil y la condena por sedición


Históricamente parecen incuestionables tres datos sobre la muerte de Jesús: la
sentencia definitiva de Pilato; el motivo de la sentencia, hacerse rey de los judíos;
la cruz como instrumento de la ejecución de la sentencia. Estos tres datos hablan
de una condena política, lo que es extramamente llamativo. A pesar de que Jesús
dejo muy claro que su proyecto era estrictamente religioso y no político, al final fue
ejecutado por la autoridad civil de los romanos como perturbador social y
usurpador del poder, en un suplicio reservado a esclavos, criminales o insurrectos.
¿Cómo se explica esta contradicción? Se han avanzado tres hipótesis
explicativas:

- El Sanedrín, autoridad suprema del judaísmo, estaba privado de la potestad de


ejecutar sentencias capitales por la ocupación romana. A este motivo se refiere el
texto del Evangelio de Juan 18, 31. Esta sería la razón por la que las autoridades
judías tuvieron que solicitar de Pilato la condena a muerte de Jesús.

- El Sanedrín no logró la unanimidad en su juicio contra Jesús por blasfemia,


aunque tuviera poder para la lapidación de reos (caso de Esteban, según Hech 7,
54-8, 3). No hay que olvidar que Jesus tenía amigos en el Gran Consejo,
Nicodemo y José de Arimatea. En cualquier caso, el traslado de la causa de Jesús
al poder civil romano suponía la imputación de delitos civiles o políticos contra
Jesús.

- Pilato, el procurador romano, tenía la obligación de tutelar el respeto de la


legalidad vigente. Por eso intervino con todo derecho en el proceso seguido contra
Jesús, lo que demuestra que la pretensión de Jesús en el judaísmo teocrático
poseía una dimensión política inevitable.

La transferencia del juicio de Jesús al poder civil pude deberse, pues, a una hábil
maniobra del Sanedrín o bien a un trámite obligado de la jurisprudencia romana.
Pero en este ámbito civil era preciso apoyar la denuncia en cargos políticos: la
insurrección y el fraude fiscal (Lc 23, 2.5). Por ellos Pilato formula su interrogatorio
(Mt 27, 11 y par) y por ellos condena a Jesús.

Históricamente, parecen indiscutibles tres datos:

- la condena por el Procurador Romano, Pilato;

- la causa de la condena escrita en el letrero sobre la cruz: haberse Rey de los


judíos (Mt 27, 37);

-el sistema de la ejecución: la crucifixión.

Los tres datos nos hablan de una condena política: Jesús muere condenado por el
poder romano y en suplicio de esclavos, reservado entonces a los guerrilleros o
caudillos zelotes que pretendían suplantar la autoridad de Roma. El trueque con
Barrabás parece robustecer esta impresión (Mt 27,15-23).
Jesús ante su propia muerte

Hemos analizado hasta aquí la muerte de Jesús como la Verja objetivamente un


hipotético observador imparcial. Se nos plantean ahora dos preguntas a las que
habrá que hallar una respuesta: ¿Previo Jesús la posibilidad de una muerte
violenta? De ser así ¿cómo pudo integrarla en su proyecto religioso?

Anticipamos la respuesta a estas dos preguntas en forma de una tesis cuyos


extremos habrá aue estudiar a continuación:

Jesús no buscó una muerte violenta; conto, sin embargo, con ella y la aceptó
integrándola en su provecto religioso de servicio al Reinado de Dios.

Jesús no buscó una muerte violenta

Jesús no fue un profeta temerario que buscase su propia exaltación a través del
martirio. Muchos datos evangélicos prueban esta afirmación: para el ejercicio de
su ministerio público escogió la Galilea, una región menos Conflictiva que
Jerusalén; eludía cualquier acto provocativo innecesario, como cuando quisieron
proclamarle rey o cuando rechazaba la confesión pública de mesianidad
imponiendo severamente silencio; se escapaba discretamente ante cualquier
amenaza prematura y hasta sus horas ultimas parece que quiso evitar la muerte
ocultándose en lugares retirados. Puedes ver estas afirmaciones consultando en
tu Biblia los siguientes pasajes evangélicos: Mc 1, 14. 34 y 43s; Jn 6, 15.

Pero vivió con la posibilidad de morir violentamente

Aunque Jesús quisiera evitar su muerte, no quiso hacerlo al precio de claudicar de


sus ideales. Para Él resultaban irrenunciables las lineas basicas que dibujaban su
proyecto. Si quiso mantenerlas a toda costa, Jesús tuvo que ser lo suficientemente
realista como para darse cuenta del peligro que Corría su vida en el tenso marco
social, religioso y político de su ministerio.

Jesús provocó adhesiones sin límite, pero al mismo tiempo suscitó la más dura
Oposición entre sus contemporáneos, a quienes llegó a calificar de «generación
perversa o incrédula» (Lc 9, 41); llamó a los fariseos «hiócritas, sepulcros
blanqueados, serpientes y raza de víboras, insensatos y ciegos» (Mt
23,13.15.17.23a 27 y 33); llamó «zorro» a Herodes (Lc 13,32) y afirmó que las
ciudades de Galilea eran peores que Sodoma (Mt 11, 23).

Estas citas, en su conjunto, reflejan un clímax en la tensión que alcanzó la relación


de Jesus con su medio social y, so pena de hacer de él un ingenuo, tuvo que
darse cuenta de que su vida se hallaba en peligro. Una condena a muerte podía
venirle de tres frentes: el Sanedrín, autoridad judía suprema, que podía ordenar su
lapidación; Herodes Antipas, su soberano político inmediato por ser rey del
territorio de Galilea, que podía ordenar fuera degollado como Juan el Bautista; el
procurador romano Poncio Pilato que podía condenar a muerte y crucificar a todo
revoltoso políticamente indeseable.

Jesús aceptó la muerte...

Esta afirmación puede ser expresada de forma negativa: Jesús no se rebeló


contra su muerte, por injusta que le pareciera, rechazándola orgullosamente o
reaccionando agresivamente contra sus ejecutores. Cuando la muerte violenta se
le presenta como consecuencia inevitable de su servicio al Reinado de Dios,
entonces Jesús la acepta sin claudicar lo más minimo de sus ideales. Esta actitud
de Jesús ante la muerte quedó fijada en la memoria de la comunidad cristiana
primitiva por medio de las palabras de la oración en el huerto de los olivos, cuando
se dirige a Dios diciendo: «¡Abbá! ¡Padre!: todo es posible para ti, aparta de mí
este trago, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú» (Mc 14, 32-
42).

... y la integró como factor de su servicio al Reinado de Dios

La concepción de una muerte abierta a la inmortalidad y causa de salvación y


liberación del pueblo se insinúa en dos imágenes bíblicas que conoció
indudablemente Jesús:

- La imagen del justo perseguido, «siervo paciente» de Dios, en la que


aDarece la idea de la fecundidad de la muerte sufrida en solidaridad con

los hombres está contenida en el libro de Isaías:

"El señor quiso triturarlo con el sufrimiento (al siervo de Jahvé) y


entregar su vida como expiación: verá su descendencia, prolongará
sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Mi siervo
justificará a muchos porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré
una multitud como parte, y tendrá como despodo una muchedumbre.
Porque exposo su vida a la muerte y fue contado entre los
pecadores, él cargó con el pecado de muchos e intercedió por los
pecadores."

(Os 53, 10*12)

La presencia de esta imagen en los textos evangélicos es reiterada. Tomamos,


como referencia sintetiza, el siguiente texto del Evanaelio de Marcos:

" Jesús los reunió (a sus diseipulos) y les dijo:

-Sabéis que los Prefiguran como jefes de los pueblos los tiranizan, y
que los grandes los oprimen, pero no ha de ser así entre vosotros; al
contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro, y el que quiera
ser el primero, sea esclavo de todos, porque tampoco este Hombre
ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en
rescate por todos".

(Mc 10, 42-45)

--- La imagen del sacrificio de alianza como señal de un nuevo pacto o alianza
entre Dios y el pueblo. En la cena última de Jesús con sus discípulos, se destaca
con Vigor esta segunda imagen acerca de la eficacia liberadora y redentora de la
muerte de Jesús en beneficio de los hombres. Su sangre va a ser derramada «por
muchos» (Mc 14,24), «por vosotros» (Lc 22, 19ss), «por la vida del mundo» (Jn
6,51).

Si las primeras comunidades cristianas llegaron a interpretar la muerte de Jesús


con estas imágenes, no hay motivo alguno para suponer que Jesús mismo no
pudiera hacer otro tanto. Es más, cabe pensar que el origen de esta visión de la
vida y la muerte de Jesús esté en el mismo Jesús que orientó, ya en vida, tal
visión de su destino

2.- "... Y resucitó al tercer día"

Jesús había anunciado la llegada del Reinado de Dios, pero esta llegada no se
había producido, y a su anunciador lo Cavaron en una cruz. con la muerte de
Jesús parecía que todo había terminado. Su programa religioso se presentaba
ahora como la utopia de un iluso. Las autoridades nacionales se había quitado de
en medio un problema enojoso. Pero, temiendo cualquier estratagema de los
Apóstoles, tomaron sus precauciones: sellaron la puerta del sepulcro de Jesús y
pusieron guardia (Mt 27, 66). Los discípulos no tengan ya nada que esperar (Lc
24,21 ).

Pero muy pronto volvemos a encontrarlos, coincidiendo entre si en una noticia


inesperada: Jesús estaba vivo. Al principio es solamente un rumor en voz baja,
que enseguida se convierte en una proclamación a los cuatro vientos. ¿Qué habia
pasado en tan corto espacio de tiempo? Que unos y otros habíj8visto glorioso al
Crucificado, y que, en consecuencia, todo volvía a empezar de forma nueva.

A nosotros toca desentrañar el significado que la noticia de la resurrección de


Cristo tiene en la fe cristiana. ¿Cómo lograr este objetivo? Examinando los
pasajes del Nuevo Testamento en los que ha quedado registrada literariamente la
creencia en la resurrección del Señor.

Cuando hoy dia uno se hace cristiano, acepta la fe de la comunidad cristiana en la


persona de Jesus, una fe que se remonta, en una sucesión ininterrumpida de
creyentes, a la fe de la primera comunidad cristiana. Ahora bien, lo que creyeron
los apóstoles y los cristianos primeros sobre la resurrección de Jesús, sólo puede
saberse, a través de los textos del Nuevo Testamento en los que ha quedado
registrada aquella fe apostólica; por ello análizaremos los pasajes biblicos en los
que se expresó la experiencia pascual de la comunidad apostólica.

Vamos a fijarnos en cinco tipos de textos: confesiones primitivas de la fe cristiana;


himnos que cantan a Jesucristo exaltado sobre los cielos; discursos de los
Apóstoles anunciando la muerte y la resurrección de Cristo; los relatos
evangélicos que cuentan las apariciones del Resucitado y la tradición sobre el
sepulcro vacío.

La resurrección de Cristo en las primeras confesiones cristianas de la fe

Las fórmulas más antiguas se encuentran en: 1 Tes, 1,10; Rom 8,34; 10,9 y 14,9.
Verifica estas citas en tu Biblia. La confesión de fe más completa es la que se
halla en 1 Cor 15, 3-5. Su texto es el siguiente:

"Lo que os transmitifue, ante todo, lo que yo había recibido: que el


Mesfas murió por nuestros pecados, como lo anunciaban las
Escrituras, que fue sepultado y que resucitó al tercer dúa, como lo
anunciaban las Escrituras; que se apareció a Pedro y más tardes a
los Doce. Después se apareció... (sigue la lista ofcial de testigos)."

Al lenguaje que utiliza este pasaje lo llamaremos lenguaje «de resurrección»,


porque se fija preferentemente en el hecho de la resurrección, precedido por el de
la muerte, según un esquema temporal de antes/después. Antes: la muerte de
Jesús y su prueba, la sepultura; después: la resurrección de Cristo y su prueba
correspondiente, las apariciones. La sepultura y las apariciones prueban que la
muerte y la resurrección|fueron verdaderas.

Los tiempos verbales empleados son significativos: «Murió» en un pasado puntual,


murió una vez y allí terminó la acción de morir; pero «ha sido resucitado» es un
pasado continuo, ha sido resucitado y permanece vivo para siempre. Que Jesus
murió como inocente, lo prueba el inciso apor nuestros pecados»; al no tener
pecado, Jesús sólo pudo morir por los pecados ajenos. La expresión gal tercer
día», no se refiere a un espacio de tiempo preciso, sino al momento, anunciado
por los profetas, en que se produce la máxima intervención salvadora de Dios en
la historia. Finalmente, la expresión Según las Escrituras» equivale a decir
«conforme al plan previsto y sancionado por Dios» que encuentras en Hech 2,23.

Los himnos a Jesucristo v su exaltación sobre los cielos

Nos referimos aquí a cánticos breves que los primeros cristianos recitaban en
honor de Cristo resucitado y que los autores del Nuevo Testamento insertaron en
sus escritos. Un ejemplo típico es el de Fil 2,6-11.
"A pesar de su condición divina, Jesucristo no se aferró a su
categoría de Dios; al contrario, se despodó de su rango y tomó la
condición de esclavo, haciéndose uno de tantos.

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