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El itinerario de un fracaso.
Según los Evangelios Sinópticos, la mayor parte del ministerio público de Jesús se
desarrolló en Galilea, la parte norte de la Palestina judía. Por aquellas tierras, su
predicación despertó inicialmente el entusiasmo popular, pero pronto se puso
también de manifiesto la ambigüedad de tal éxito y se hizo presente la
incomprensión y la resistencia al mensaje de Jesús. Los Evangelios nos hacen
asistir al desfile de grupos sociales varios y describen sus reacciones ante Jesús,
que se expresan con una sola palabra: la decepción. Basta con una simple
enumeración de estas reacciones (intenta verificarlas en tu Biblia) para
comprender lo sucedido. Jesús pretendía establecer un Reinado de Dios.
-sin utilidades materiales, con lo que decepciona a las masas populares (Mc 9,
19);
-sin ventajas domésticas, con lo que decepciona a sus familiares (3,20 s. 31 -35);
-sin señales espectaculares, con lo que decepciona a los fariseos (8, 11-13);
-sin Ley ni sabiduría, con lo que decepciona a los doctores y escribas (2,6 s.
16.18.24; cf. Mt 11,25);
-sin Templo, con lo que decepciona a los sacerdotes y saduceos (11,18); (27-33);
- sin alianzas con el poder, con lo que decepciona a Herodes (Lc 13, 31-33; 23,
11);
-sin ira vengativa y sin violencia armada, con lo que decepciona a los zelotes (Mt
26,52; Lc 4,19; 9, 51-56);
- sin privilegios raciales, con lo que decepciona a los judíos (Mt 8,10-12);
-con un estilo paciente, humilde y servicial, con lo que decepciona a sus mismos
discípulos (Mc 8, 31-33; 9, 33-37).
Jesús mantuvo en todo momento una soberana libertad ante todos los
~Al mensaje y a la persona de Jesús los rodea una incomprensión general desde
el principio de su ministerio, que muy pronto se convierte en escándalo. templos
de esta incomprensión son pasajes como Mt 17,17; Mc 8, 31-33; Lc 9,45. El
escándalo, que Jesús denuncia con frecuencia, consiste en la decepción que
experimentaron sus contemporáneos al comprobar que la oferta religiosa de Jesús
no coincidía en absoluto con sus espectativas (Mt 11,6;13,57; 26,31).
Unos (los poderosos) no quisieron hacerlo porque Jesús no les pertenecia; otros
(los marginados) no pudieron hacerlo porque Carecían de medios. Así, el
escándalo ante Jesús se agudizó precipitadamente hasta llegar al rechazo frontal
y a su martirio. A este respecto son muy significativos los frecuentes intentos de
acabar con la vida de Jesús ya durante su vida pública (Lc 4, 28-30; Jn 8,59; 10,
31, 39).
Haberse declarado Jesús Mesias e Hijo de Dios bendito (Mt 26, 63-66).
Este comportamiento pudo ser para los miembros del tribunal un claro exponente
de la arrogancia de Jesús: pretender estar revestido de una autoridad
sobrehumana en virtud de la cual él solo seria el juez legitimo de su propia causa
o remitirse a la propia autoridad divina por encima de la legítima institución
humana que la representaba. En cualquier caso, Jesús aparecía incurso en el
delito de desacato a un tribunal sagrado, castigado, según Dt 17, 12-13, con la
pena de muerte.
A los ojos de las autoridades judías, Jesús se había apartado de la religión of icial
de Israel en puntos esenciales: la Ley, el Templo y su misma comprensión del
Reinado de Dios. Sin letras ni delegacion oficial alguna, por ser un laico, se había
atrevido a contradecir a los intérpretes legítimos de la tradición religiosa de Israel y
de los representantes de Dios en la tierra: los sacerdotes, los letrados, etc. Todo
esto era suficiente para considerarlo blasfemo, faiso profeta y embaucador del
pueblo.
La transferencia del juicio de Jesús al poder civil pude deberse, pues, a una hábil
maniobra del Sanedrín o bien a un trámite obligado de la jurisprudencia romana.
Pero en este ámbito civil era preciso apoyar la denuncia en cargos políticos: la
insurrección y el fraude fiscal (Lc 23, 2.5). Por ellos Pilato formula su interrogatorio
(Mt 27, 11 y par) y por ellos condena a Jesús.
Los tres datos nos hablan de una condena política: Jesús muere condenado por el
poder romano y en suplicio de esclavos, reservado entonces a los guerrilleros o
caudillos zelotes que pretendían suplantar la autoridad de Roma. El trueque con
Barrabás parece robustecer esta impresión (Mt 27,15-23).
Jesús ante su propia muerte
Jesús no buscó una muerte violenta; conto, sin embargo, con ella y la aceptó
integrándola en su provecto religioso de servicio al Reinado de Dios.
Jesús no fue un profeta temerario que buscase su propia exaltación a través del
martirio. Muchos datos evangélicos prueban esta afirmación: para el ejercicio de
su ministerio público escogió la Galilea, una región menos Conflictiva que
Jerusalén; eludía cualquier acto provocativo innecesario, como cuando quisieron
proclamarle rey o cuando rechazaba la confesión pública de mesianidad
imponiendo severamente silencio; se escapaba discretamente ante cualquier
amenaza prematura y hasta sus horas ultimas parece que quiso evitar la muerte
ocultándose en lugares retirados. Puedes ver estas afirmaciones consultando en
tu Biblia los siguientes pasajes evangélicos: Mc 1, 14. 34 y 43s; Jn 6, 15.
Jesús provocó adhesiones sin límite, pero al mismo tiempo suscitó la más dura
Oposición entre sus contemporáneos, a quienes llegó a calificar de «generación
perversa o incrédula» (Lc 9, 41); llamó a los fariseos «hiócritas, sepulcros
blanqueados, serpientes y raza de víboras, insensatos y ciegos» (Mt
23,13.15.17.23a 27 y 33); llamó «zorro» a Herodes (Lc 13,32) y afirmó que las
ciudades de Galilea eran peores que Sodoma (Mt 11, 23).
-Sabéis que los Prefiguran como jefes de los pueblos los tiranizan, y
que los grandes los oprimen, pero no ha de ser así entre vosotros; al
contrario, el que quiera subir, sea servidor vuestro, y el que quiera
ser el primero, sea esclavo de todos, porque tampoco este Hombre
ha venido para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en
rescate por todos".
--- La imagen del sacrificio de alianza como señal de un nuevo pacto o alianza
entre Dios y el pueblo. En la cena última de Jesús con sus discípulos, se destaca
con Vigor esta segunda imagen acerca de la eficacia liberadora y redentora de la
muerte de Jesús en beneficio de los hombres. Su sangre va a ser derramada «por
muchos» (Mc 14,24), «por vosotros» (Lc 22, 19ss), «por la vida del mundo» (Jn
6,51).
Jesús había anunciado la llegada del Reinado de Dios, pero esta llegada no se
había producido, y a su anunciador lo Cavaron en una cruz. con la muerte de
Jesús parecía que todo había terminado. Su programa religioso se presentaba
ahora como la utopia de un iluso. Las autoridades nacionales se había quitado de
en medio un problema enojoso. Pero, temiendo cualquier estratagema de los
Apóstoles, tomaron sus precauciones: sellaron la puerta del sepulcro de Jesús y
pusieron guardia (Mt 27, 66). Los discípulos no tengan ya nada que esperar (Lc
24,21 ).
Las fórmulas más antiguas se encuentran en: 1 Tes, 1,10; Rom 8,34; 10,9 y 14,9.
Verifica estas citas en tu Biblia. La confesión de fe más completa es la que se
halla en 1 Cor 15, 3-5. Su texto es el siguiente:
Nos referimos aquí a cánticos breves que los primeros cristianos recitaban en
honor de Cristo resucitado y que los autores del Nuevo Testamento insertaron en
sus escritos. Un ejemplo típico es el de Fil 2,6-11.
"A pesar de su condición divina, Jesucristo no se aferró a su
categoría de Dios; al contrario, se despodó de su rango y tomó la
condición de esclavo, haciéndose uno de tantos.